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S É E J E M P L O T I M C H A L L I E S Sé ejemplo Traducido con permiso del libro Set an Example© Tim Challies 2017 publicado por Crusiform Press, Minneapolis, Minesota. Copyright© Monte Alto Editorial, 2021 Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación o transmitida en forma alguna por ningún medio, ya sea electrónico, mecánico, fotocopiado, grabado o de otro tipo, sin el permiso previo del editor, excepto en los casos previstos por la ley de derechos de autor de los Estados Unidos. Traducción al Español: Liliana Fajardo Editor General: Rudy Ordoñez Canelas Primera lectura de prueba: Juan Sebastián Rojas Segunda lectura de prueba: Nedelka Medina Revisión del libro: Silvia Burbano Diseño y maquetación: David Studio Co. Agradecemos la ayuda brindada por Diego y Nedelka Medina, como también a Tim Challies en Español por hacer posible la traducción y publicación de este libro. Primera impresión 2021 en Colombia A menos que se indique lo contrario, las citas de las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas LBLA Copyright © 2005 por The Lockman Foundation. ISBN Impreso: 9 789584 945 686 Monte Alto Editorial www.montealtoeditorial.com/ http://www.montealtoeditorial.com/ ACERCA DEL AUTOR Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo Blog (challies.com) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 6000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos hijas adolescentes y un hijo que le espera en los cielos. Ha escrito libros como El Caracter del Cristiano y El Mandamiento Olvidado, entre otros. Sirve como pastor en la iglesia Grace Fellowship de Toronto, Ontario. Índice Introducción 11 1. Sé ejemplo 15 2. Sé ejemplo en palabra 21 3. Sé ejemplo en conducta 27 4. Sé ejemplo en amor 33 5. Sé ejemplo en fe 39 6. Sé ejemplo en pureza 45 Palabras finales 51 Notas 52 INTRODUCCIÓN El llamado de un artista Siempre fui pésimo pintando, se podría decir que, sin ningún tipo de esperanza en esta área. En mis clases de arte de la escuela secundaria, la profesora nos daba el tipo de tarea que consistía en estudiar un auto o una forma humana o un tazón de fruta, nuestra asignación consistía en observar y luego pintar. Yo hacía lo que ella decía: miraba el objeto, lo estudiaba, observaba su forma, sus curvas, sus ángulos, sus colores, sus sombras. Pero cuando ponía el pincel sobre el papel, el resultado nunca era el que debía ser, pues no parecía realista, ni impresionista, ni abstracto, sim plemente era un desastre. De modo que con buena razón me salté las bellas artes en la universidad para poder dedicarme a las artes liberales: inglés, historia, humanidades. Era ahí donde realmente pertenecía. Sin embargo, todavía hay un área en la que sé que tengo el llamado del artista. Puede que no tenga el ojo, la mano y la habilidad para la pintura, pero creo que Dios me ha dado todo lo que necesito para tener éxito en esta otra forma de arte. Francis Schaeffer lo describe así: “Ninguna obra de arte es más importante que la propia vida del cristiano, y todo creyente está llamado a ser un artista en este sentido... La vida del cristiano ha de ser una cuestión verdadera y también una cuestión de belleza en medio de un mundo perdido y desesperado”. Esa es una obra de arte que quiero crear, ya que es una a la que Dios llama a cada uno de nosotros y nos equipa para tal labor. Eso te incluye a ti. He preparado este pequeño libro pensando en los cristianos más jóvenes. Si tienes dieciséis o dieciocho años o si estás en los veinte, ya sea que estés en el colegio o en la universidad o acabas de casarte y estás ejerciendo una carrera, quiero hablarte a tí. Quiero hablar contigo, y espero que estés atento a lo que digo y me escuches. Por sobre todo espero que leas los pasajes de las Escrituras a los que me refiero, que ores sobre ellos y que le pidas a Dios que te ayude a aplicarlos en tu vida. Ya que al fin y al cabo, son palabras de Dios, destinadas a conducirte su voluntad. A medida que avanzamos, quiero centrarme en un versículo clave. Será nuestro tema y volveremos a él una y otra vez. “No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12). En estas palabras nos encontramos con el arte, con las ideas de modelar e imitar, de estudiar una forma e intentar recrearla. Pero este arte no existe en el papel o en el lienzo, sino que en la vida, específicamente, en la vida cristiana. Así es, tu vida es el lienzo. Antes de terminar esta introducción, debemos retroceder unos pocos versículos. En el versículo 7 del mismo capítulo, Pablo emplea una metáfora diferente él camina por el pasillo desde la sala de arte hasta la sala de pesas. “Disciplínate a ti mismo para la piedad; porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura.” (1 Timoteo 4:7b-8). El entrenamiento físico es bueno, tanto si se trata de fuerza, velocidad, agilidad o distancia. Pero este tipo de entrenamiento físico debe quedar subordinado respecto al entrenamiento espiritual: el entrenamiento para la piedad. Queda claro que formar tu carácter es mucho más importante que formar tu cuerpo. El tipo de formación que más le interesa a Dios no es la física, sino la espiritual. Ambas son buenas, pero una es mejor. Hay muchas buenas maneras de invertir tu tiempo en esta etapa de la vida, pero ninguna es mejor que la búsqueda de la piedad. Como vimos en nuestro versículo clave, la Biblia te llama a ser un ejemplo en palabra, conducta, amor, fe y pureza. Veremos que estos cinco términos se refieren a tu interior y a tu exterior, a lo que piensas y a lo que dices, a lo que está oculto en tu corazón y a lo que se muestra en tu vida. Veremos que Dios quiere que tu vida sea un lienzo, el escenario de una hermosa obra de arte. Él espera que esta obra de arte sea vista, admirada e imitada. Espero que te quedes conmigo mientras aprendemos cómo puedes entrenarte para ser un ejemplo para los demás, incluso para personas mayores que tú. CAPÍTULO 1 Sé ejemplo Como saben, nuestro versículo clave es 1 Timoteo 4:12: “No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza”. Lo que queremos hacer es empezar a profundizar en esas cinco palabras, esas cinco maneras en las que Pablo desafía a Timoteo a ser ejemplar. Pero antes de llegar a ellas, tenemos que resolver otros asuntos. ¿Qué quiere decir Pablo cuando se refiere a Timoteo como un joven? ¿Por qué Timoteo tiene que preocuparse al ser menospreciado? ¿Y qué significa para Timoteo ser ejemplo? Sólo después de haber respondido a estas preguntas estaremos preparados para discutir los rasgos de carácter que Timoteo debe ejemplificar: palabra, conducta, amor, fe y pureza. LA CUESTIÓN DE LA JUVENTUD Tenemos que retroceder un poco para situar el contexto de nuestro pasaje. Estamos leyendo una carta de hace 2.000 años escrita por el apóstol Pablo al pastor Timoteo. Pablo es el hombre mayor, el mentor, mientras que Timoteo es el hombre más joven, el discípulo. Pablo ha viajado con Timoteo, ha enseñado con él, sufrido con él, plantado y pastoreado con él. Han estado juntos tanto tiempo y han pasado por tantas cosas que, más adelante, Pablo puede recordarle: “pero tú has seguido mi enseñanza, conducta, propósito, fe, paciencia, amor, perseverancia, persecuciones, sufrimientos”(2 Timoteo 3:10-11). Pablo ha sido un modelo de vida cristiana y Timoteo lo ha imitado. Ahora Timoteo se está estableciendo como pastor de la iglesia de Éfeso, mientras que Pablo se ha trasladado para llevar el evangelio aún más lejos, para plantar aún más iglesias. Pero Pablo es un buen mentor, un buen amigo, pues aunque ha cambiado de lugar, no ha olvidado a Timoteo. Conoce sus puntos fuertes y débiles, sus luchas y tentaciones, también conoce su vocación como pastor, como líder de la iglesia. Todo eso viene a la mente de Pablo cuando se sienta a escribir esta carta de ánimo, orientación e instrucción. Al ir a nuestro versículo, oímos que Pablo le dice a Timoteo: “No permitas que nadie menosprecie tu juventud”. Es un mandato, una orden. “¡No lo permitas! No permitas que nadie en esa iglesia te menosprecie por tu juventud”. Hoy en día, al leer la palabra “joven”, nos imaginamos a Timoteo como un chico de veintitantos años, una persona en el grupo de jóvenes o tal vez empezando la universidad y su profesión. Pero cuando leemos sobre la vida de Pablo y hacemos un poco de matemáticas básicas, nos damos cuenta de que Timoteo era bastante mayor, probablemente cercano a los treinta años. Para nosotros, eso es ser un adulto, pero en aquella cultura podría haber sido un joven de rostro fresco que acababa de obtener su título universitario. En la época de Timoteo, los cuarenta años se consideraban la edad de la madurez y los mayores no estaban dispuestos a pensar bien de los más jóvenes. Ciertamente, no eran propensos a pensar que los más jóvenes pudieran ser un ejemplo digno de seguir. Incluso los cristianos estarían tentados a creer que la madurez de carácter exigía al menos cuarenta años de edad. En aquella época, en aquella ciudad, Timoteo era joven. NO TE RINDAS A LAS BAJAS EXPECTATIVAS Pero aun así Pablo le dice: “no permitas que nadie menosprecie tu juventud”. Si la palabra “menosprecie” parece un poco fuerte, entonces podemos ofrecer algunas alternativas como: “mirar por encima del hombro” o “despreciar”. Ahora lo ves, ¿verdad? Pablo no quiere que Timoteo dé motivos para que la gente lo desprecie porque es joven. Él no quiere que Timoteo carezca de la convicción de que incluso a su edad puede servir como modelo de madurez cristiana. Él no quiere que Timoteo se rinda a las bajas expectativas de los demás, que haga cosas pecaminosas y les dé motivo para decir: “¡lo sabía! ¡sabía que haría eso porque es muy joven”. ¿Has sentido alguna vez algo así? ¿Has sentido el peso o el dolor de esas bajas expectativas? ¿Te has encontrado con personas mayores que actúan como si no hubiera nada que pudieran aprender de ti porque solamente tienes dieciséis, dieciocho o veintidós años? ¿Te has sentido como si no tuvieras nada que aportar, como si cualquier cosa que digas sólo generará silencios incómodos o miradas torcidas? ¿Te has convencido de que las personas mayores te miran por encima del hombro sin más razón que tu juventud? Probablemente lo hayas experimentado en algún momento. Si es tu caso, te ánimo a que sigas leyendo. Sigue leyendo porque lo que Pablo expresa a continuación es hermoso y contracultural. No le dice a Timoteo que exija el respeto de esos cristianos mayores, ni le permite que se compadezca de sí mismo, tampoco que suplique a esas personas mayores que le respeten. No, Pablo tiene una solución mucho mejor. COMO DAR EJEMPLO “No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes...”. ¿Cómo puede Timoteo erradicar la tendencia a la falta de respeto por parte de los ancianos? ¿Cómo puede evitar llegar a una posición en la que ha metido la pata y todos le miran con esa mirada de “te lo dije”? Siendo ejemplo. Sirviendo como modelo de piedad. Debe ser el tipo de persona que los cristianos mayores tendrán que respetar porque verán su carácter humilde y piadoso, y su conducta pura y desinteresada. Timoteo debe “ser ejemplo”. Este es un término relacionado con el arte. Cuando estás en clase de arte, el profesor suele poner un modelo en el centro de la sala y decirte que lo pintes o esculpas. Ese es el ejemplo y tú, el artista, debes estudiarlo, aprender todo sobre él y luego hacer tu mejor reproducción. En este caso, la obra de arte es la vida de Timoteo. Él debe vivir una vida de piedad pública y ser semejante ejemplo que los demás vean esta obra de arte y quieran imitarla, incluso las personas mayores que tienden a faltarle el respeto, verán su vida y entenderán que está modelando el pensamiento y el andar cristiano, a tal punto que, se sentirán atraídos por su ejemplo, ya que supera con creces sus escasas expectativas. Timoteo no debe preocuparse por lo que los demás piensen de él, tampoco debe exigir respeto por la fuerza de voluntad o por su personalidad. Sino que, debe ganarse el respeto por la forma en que vive. John Stott dice: “La gente no despreciaría su juventud si pudiera admirar su ejemplo”. Y esto también es cierto para ti, las personas que te rodean, sean viejos o jóvenes, no se distraerán por tu juventud si pueden admirar tu ejemplo. Sin duda alguna tú, como Timoteo, puedes ser realmente un ejemplo, de hecho, Dios te llama a serlo de modo que, tu juventud no es excusa para la impiedad o la inmadurez espiritual. Ahora mismo, hoy, Dios te llama a ser un ejemplo; de piedad, de carácter, de madurez. Hay muchas formas de servir a tu iglesia. Puedes cuidar a los niños en el salón de bebés, puedes apilar las sillas en el fondo de la sala, puedes dirigir los automóviles en el estacionamiento. Todas estas son cosas buenas y maneras adecuadas de servir a los demás, no desistas, sigue haciendo estas actividades y continúa buscando oportunidades para servir. Pero la manera más grande, la mejor y principal forma de servir a tu iglesia es buscar la piedad, crecer en sabiduría y conocimiento, en carácter y obediencia. Da ejemplo. Sé ejemplo. Haz de tu vida una hermosa obra de arte. En nuestro próximo capítulo comenzaremos a ver los rasgos que Timoteo debe ejemplificar: palabra, conducta, amor, fe y pureza. Comenzaremos, por supuesto, con la frase: “Sé ejemplo de los creyentes en palabra”. Pero primero, aquí hay algunas preguntas que puedes considerar al iniciar a aplicar las verdades que hemos aprendido. PREGUNTAS A CONSIDERAR 1. ¿Puedes pensar en ocasiones en las que hayas sentido que los cristianos de edad avanzada te miraron con desprecio por tu edad? ¿Tenían una buena razón para hacerlo? ¿Cómo respondiste? 2. Lee Filipenses 2:1-11 y considera lo que Jesús modela allí. ¿Exigió respeto o se contentó con ser ejemplo? ¿De qué manera sirvió Jesús a la Iglesia? 3. Pablo invirtió tanto tiempo en Timoteo, que éste comenzó a imitar al apóstol en su pensamiento y comportamiento. ¿Hay alguien en tu vida que te gustaría que fuera tu mentor en ese sentido? ¿Qué puedes hacer al respecto? ¿Hay alguien en tu vida que desearía que te ofrecieras para ser su mentor? ¿Qué puedes hacer al respecto? 4. ¿De qué manera crees que estás dando un buen ejemplo a la gente de tu iglesia? Ora y da gracias a Dios por cada una de ellas. ¿De qué manera crees que no estás dando un buen ejemplo a la gente de tu iglesia? Ora y pide a Dios que te cambie con su gracia. CAPÍTULO 2 Sé ejemplo en palabra El verano del 2016 pasé un hermoso día en Cambridge, Inglaterra. Estaba allí para participar en un taller de escritura y ese día nos dieron una tarde para hacer lo que quisiéramos. Como no me sentía especialmente creativo en ese momento, decidí explorar la ciudad, mientras lo hacía, encontré por casualidad un museo y, como era gratis, pensé en echarle un vistazo. Estando dentro, recorrí una exposición tras otra, admirando antigüedades y objetos medievales: cerámicas, esculturas, momias, armas, etc.; casi se me había acabado el tiempo cuando llegué a una última sala que contenía una colección de pinturas. Me sorprendió encontrarme de repente entre los maestros, ya que en la pared había cuadros de Rubens, Monet, Matisse y muchosmás. No tenía ni idea de que este pequeño museo hubiera reunido una colección tan impresionante. Había algo inspirador al estar en presencia de la grandeza, a centímetros de las obras de los artistas más renombrados de la historia. Respondemos con asombro y respeto cuando estamos en presencia de quienes están en la cima de su campo, los admiramos y queremos ser como ellos. Por eso nos esforzamos en este estudio ampliado de 1 Timoteo 4:12. Hasta aquí hemos echado un vistazo a la primera parte de nuestro texto: “No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes...”. Vimos que Pablo, el mentor, le decía al joven Timoteo que no cediera a las bajas expectativas de la gente que lo rodeaba. Timoteo tenía que entender que, incluso siendo joven, debía hacer de su vida una obra de arte que los demás pudieran ver, admirar e imitar. Ahora empezamos a ver las formas específicas en que Timoteo debe ser ejemplo, ser esa obra de arte. “No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza”. Hay 5 áreas en las que Timoteo debe servir de ejemplo a otros creyentes: • en su palabra • en su conducta • en su amor • en su fe • en su pureza Estos rasgos se dividen en dos grupos: la palabra y la conducta se manifiestan principalmente en el exterior; mientras que el amor, la fe y la pureza son rasgos del interior. Por lo tanto, Timoteo debe asegurarse de que sus palabras y actos son admirables y, también debe examinar su corazón para asegurarse de que su amor, fe y pureza son igualmente ejemplares. Tiene que entender que estos rasgos internos se mostrarán eventualmente a través de lo que dice y hace. Vamos a examinar estos rasgos uno por uno y hacerlos aplicables a ti y a mí, en esta labor, nuestro primer reto es considerar lo que significa dar ejemplo en tu palabra (hablar). EL PODER DE LAS PALABRAS No hace falta leer mucho en la Biblia para ver el poder de las palabras. En realidad, basta con llegar al tercer versículo del primer libro para verlo. En Génesis 1:3, Dios habla y comienza a crear el mundo, al final del capítulo 2, Él ya ha dado vida a todo lo que existe, incluida la humanidad y ha declarado que todo lo que ha hecho es bueno y muy bueno. ¡Las palabras de Dios son poderosas! Luego viene el capítulo 3 y empezamos a ver el peligro de usar mal las palabras. Aquí se habla mucho. Satanás habla con palabras destinadas a engañar a los seres humanos, Adán habla con palabras destinadas a culpar a su esposa por su propio pecado, Eva habla con palabras destinadas a desviar la culpa de sí misma. Al final, el mundo ya no será el mismo. Nos movemos a Génesis 4 y descubrimos que los hermanos están matando a sus hermanos y mintiendo a Dios sobre ello, Lamec está haciendo alardes escandalosos sobre su propia importancia, y a partir de ahí todo empeora. Las palabras pueden causar mucho bien, al mismo tiempo, las palabras pueden causar mucho daño. No es de extrañar, pues, que la Biblia se dirija a nuestras palabras. No es sorpresa que Pablo se dirija a las palabras de Timoteo: “sé ejemplo de los creyentes en palabra”. Cuando Pablo dice esto, utiliza una de esas palabras griegas que quizá ya conozcas: logos. Es la palabra para palabra, para la comunicación que sale de nuestra boca o, por extensión, las palabras que salen a través de nuestros pulgares o dedos cuando tecleamos y pulsamos en lugar de hablar. FUERA DEL DESBORDAMIENTO Pablo quiere que el joven pastor Timoteo sepa que sus palabras tienen el poder de construir o romper su ministerio. Sus palabras pueden ayudar a otros o perjudicarlos, pueden animar a otros o destruirlos. Como predicador y líder, Timoteo hablará muchas palabras, y cada una de ellas tendrá el poder de demostrar que es un ejemplo a seguir o un desastre a evitar. ¿Por qué son tan importantes las palabras? Jesús da la respuesta en Lucas 6:45: “porque de la abundancia del corazón habla la boca”. La verdad alarmante es que la boca revela lo que hay en el corazón, por eso, hablar es como si el corazón se desbordara y lo que hay en él saliera a borbotones por la boca. Las palabras feas revelan una fealdad interior y las palabras bellas revelan una belleza interior. Santiago pregunta: “¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?” (Santiago 3:11). Es evidente que no. El agua salada sale de un manantial salado, al igual que las palabras saladas salen de un corazón salado. Pablo sabía todo esto y quería que Timoteo lo supiera también. En sus otras cartas, Pablo insiste en que algunas formas de hablar son completamente inapropiadas para los cristianos y deben evitarse a toda costa. Estos son los tipos de discurso asociados con el viejo hombre, la vieja manera de vivir: la falsedad, la ira, la amargura, la calumnia, la malicia, el discurso abusivo, y las malas palabras. Todo esto es inadecuado para los cristianos y dañará su credibilidad. Hay que buscar otras formas mejores de hablar, y éstas son las que se asocian con el hombre nuevo, la nueva forma de vivir: la verdad, la edificación, la amonestación, la ternura, el perdón y el agradecimiento. Éstas son adecuadas para los cristianos y dan prueba de su santidad y madurez espiritual¹. El reto de Timoteo era dar muerte a todas esas viejas formas de hablar y dar vida a todas esas nuevas maneras de expresarse. Debía asegurarse de que cada palabra que saliera de su boca fuera buena, verdadera y ejemplar. Su ministerio, su credibilidad y su utilidad para Dios dependían de ello. El reto de Timoteo es tu reto. El mundo de hoy te da más oportunidades que nunca de usar tus palabras: para expresarlas cara a cara, por supuesto, pero también para escribirlas en Facebook, para introducirlas en un mensaje de texto, para hablarlas a través de Snapchat. Te comunicas constantemente y cada una de tus palabras importa. Cada una de tus palabras muestra tu corazón. ¿Son tus palabras un ejemplo para que otros las imiten? PREGUNTAS A CONSIDERAR 1. ¿A quién has conocido que haya dado un ejemplo en su hablar como la Biblia recomienda? 2. El patrón bíblico para vencer el pecado es siempre “despojarse” y luego “revestirse”, o es “hacer morir” viejos patrones y hábitos y luego “dar vida” a nuevos patrones y hábitos. Cuando se trata de tu hablar, ¿cuáles son algunas maneras pecaminosas de hablar de las que tú necesitas despojarte o darles muerte? ¿Cuáles son algunas formas virtuosas de hablar de las que tú necesitas revestirte o darles vida? 3. Considera cómo algunos de estos proverbios deberían desafiarte. “En las muchas palabras no falta pecado” (Proverbios 10:19). “El que guarda su boca guarda su alma” (Proverbios 13:3). “El corazón del justo piensa para responder; Mas la boca de los impíos derrama malas cosas.” (15:28). “Al que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio” (18:13). ¿Por qué no pides a otra persona que te evalúe a la luz de estos proverbios? 4. ¿De qué manera crees que estás dando un buen ejemplo a la gente de tu iglesia en tu forma de hablar? Ora y da gracias a Dios por cada una de ellas. 5. ¿De qué manera crees que no estás dando un buen ejemplo a la gente de tu iglesia en tu forma de hablar? Ora y pide a Dios Su gracia para que te cambie. CAPÍTULO 3 Sé ejemplo en conducta Quiero asustarte un poco, como mínimo, quiero intimidarte. En realidad, deseo que la Biblia te asuste e intimide, que te plantee un reto tan difícil que sepas que no puedes cumplirlo por ti mismo. A estas alturas ya conoces las palabras que Pablo, el mentor de mayor edad, escribió a Timoteo, su discípulo más joven: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12). Ya hemos visto que Pablo quiere que Timoteo haga de su vida una obra de arte que otras personas puedan ver e imitar. Incluso siendo joven, Timoteo debe ser ejemplar, ser digno de imitar.Ya hemos visto lo que significa que Timoteo sea un ejemplo en palabra y, por extensión, lo que significa que tú seas un ejemplo en tu hablar. Ahora tenemos que ver lo que significa ser ejemplo en conducta. EL PODER DEL EJEMPLO Estoy seguro de que sabes que, como cristiano, debes vivir como un ejemplo en la forma en que te comportas. A los hermanos mayores se les advierte que deben ser un buen ejemplo para sus hermanos menores; de igual modo a los jóvenes cristianos se les habla de la importancia de vivir como cristianos ante un mundo de incrédulos que los observa. Cuando estás en la escuela y en el trabajo, cuando te relacionas con vecinos y clientes, incluso cuando estás en una reunión familiar, debes comportarte de manera claramente cristiana. No harás lo que los incrédulos hacen, no mirarás lo que los incrédulos miran, no te reirás de lo que los incrédulos se ríen. Debes vivir como la sal y la luz, sobresaliendo del mundo que te rodea (Mateo 5:13-16). Ya lo sabes. Se te ha dicho. Pero, ¿sabías que también debes ser un ejemplo de carácter y madurez cristiana ante otros cristianos, incluso cuando estos son mayores, más sabios y más piadosos que tú? Ese es un pensamiento aterrador, un desafío intimidante. Sin embargo, este fue exactamente el desafío de Pablo a Timoteo. Timoteo era un hombre joven, lo suficiente como para que los cristianos de más edad pudieran despreciarlo, convencidos de que no podrían aprender nada de alguien mucho menor. No obstante, Pablo le dijo que era su responsabilidad darles ejemplo con su conducta. Conducta es una palabra general. Es una palabra amplia que se refiere a toda la vida. En todo lo que hace, en todo su comportamiento, Timoteo debe ser un ejemplo. En cada ámbito de la vida debe ser ejemplar. No hay área de la vida que no esté cubierta por “dar ejemplo a los creyentes en su conducta”. Esto era cierto para Timoteo y es cierto para ti. No estás exento de servir como ejemplo de conducta cristiana simplemente porque eres joven. Debes ser un ejemplo “en casa, en la iglesia, en la tienda de comestibles, en la autopista, en el patio de recreo, en la barbería”.² Bryan Chapell dice: “En el día a día de la existencia - en la gasolinera, en la cola de la tienda de comestibles, en el partido de fútbol, lavando el cochedebes ser un ejemplo para todos los que creen”.³ Todo el tiempo, en todas las formas, en toda la vida, Dios te desafía a ser un ejemplo de piedad para otros cristianos. ¿Eres tú ese ejemplo de piedad? ¿Otros creyentes te miran como alguien que modela lo que significa conducirse como cristiano? Dejaré que consideres la totalidad de tu vida porque quiero enfocarme en una sola área: la forma en que te comportas cuando estás con tu iglesia local. Cuando te reúnes con otros cristianos, ¿te ven modelando una conducta cristiana? ¿Otros cristianos, incluso los más viejos, te ven como un modelo de piedad? Esta es la tarea que Dios te ha dado. Desde la perspectiva de un cristiano mayor, que acaba de entrar en la madurez, puedo dar fe de que pocas cosas me animan más que estar rodeado de jóvenes que ejemplifican el carácter cristiano. Me encanta ser desafiado al ver a los jóvenes llevar vidas piadosas, lo creas o no, su piedad es una tremenda bendición y un desafío para mí y para otros como yo. Quiero desafiarte a que te esfuerces por dar un ejemplo de conducta a los creyentes allí mismo, en tu familia de la fe. Permíteme ofrecer algunas maneras en que los jóvenes cristianos pueden hacer esto. Haz presencia. Asiste a todos los servicios. Haz que la asistencia a la iglesia sea una prioridad que sólo se interrumpa en las circunstancias más inusuales. Si un deporte u otra actividad te va a impedir asistir a la iglesia semana tras semana, debes pensar detenidamente si es un intercambio justo. No dejes que cualquier tos o resfriado te retenga en casa un domingo por la mañana. Haz tus deberes el sábado para poder dedicar el domingo al Señor. Pregunta a tu jefe si puedes tener los domingos libres. Sólo puedes ser un ejemplo para otras personas si estás cerca de ellas. Involúcrate por completo. Una vez que llegues a la iglesia, involúcrate por completo. Una de las mejores maneras de hacerlo es ser amable, conocer a la gente y entablar una conversación con cada persona. Tu tentación será gravitar hacia las personas más parecidas a ti, así que desafíate a conocer a personas diferentes a ti: mucho más mayores o más jóvenes, de una etnia diferente, personas con discapacidades. Busca a personas que de otro modo pasarían desapercibidas y conócelas. Hablando una vez más como alguien mayor que tú, puedo testificar que es una gran bendición ser saludado por cristianos más jóvenes y que entablen una conversación conmigo. Sé un servidor. Busca formas de servir en la iglesia, especialmente en aquellos ministerios que son poco visibles. Mucha gente se siente especialmente llamada y equipada para cantar o tocar un instrumento en la parte delantera del salón, pero la mayoría de nosotros estamos mucho mejor equipados para sacar la basura o colocar las sillas. Ofrécete como voluntario para los trabajos más bajos, los que nadie quiere hacer; y luego hazlos con alegría y sin exigir gratitud. Conténtate cuando te pasen por alto. Sé visible. Aunque estés dispuesto a ser invisible, no temas ser visible. Cuando adores, sé ejemplo a los creyentes con tus cantos alegres. Cuando escuches los sermones, sé ejemplo a los creyentes escuchando con atención. Al poner en práctica lo que has aprendido, sé ejemplo a los creyentes con tu humildad y diligencia. Cuando tengas una comunión, sé ejemplo a los creyentes en tu disposición a salir de tu zona de comodidad. Recuerda que la idea de ser un ejemplo es ser visto, ser visto para ser imitado. Esto es sólo un comienzo, sólo algunas sugerencias. De estas maneras y de muchas más puedes dar ejemplo a los creyentes en tu conducta. Este es el alto y santo llamado de Dios para ti, el joven cristiano. ¿Acudirás a ese llamado? PREGUNTAS A CONSIDERAR 1. ¿Te intimida saber que estás llamado por Dios a servir de ejemplo en tu conducta, incluso (¡y especialmente!) ante otros cristianos? ¿Por qué? 2. ¿De qué manera crees que sirves de buen ejemplo en tu conducta? Ora y da gracias a Dios por ellas. 3. ¿De qué manera crees que estás dando un mal ejemplo en tu conducta? Ora y pide a Dios que te perdone y te dé la gracia para cambiar. 4. ¿Cuáles son algunas de las formas en las que sirves en tu iglesia local? ¿Cuáles son algunas de las formas en las que crees que deberías servir en tu iglesia local? 5. ¿Te resulta difícil o antinatural convivir con personas que son diferentes a ti? ¿Por qué crees que es así? ¿Qué vas a hacer al respecto? CAPÍTULO 4 Sé ejemplo en amor El arte se presenta en muchas formas diferentes, lo puedes comprobar si visitas un museo o una galería de arte, en donde verás esculturas, cerámicas, caligrafías y, por supuesto, pinturas. Aunque cada una de ellas es hermosa y valiosa a su manera, la Biblia recomienda una forma de arte muy diferente, que es más importante y duradera. Es un arte vivo, la obra de arte única del cristiano. Como dijo Francis Schaeffer, “Ninguna obra de arte es más importante que la propia vida del cristiano, y todo cristiano está llamado a ser un artista en este sentido”. Ninguna obra de arte es más bella, más preciosa, que una vida vivida para Dios en imitación a su Hijo. En 1 Timoteo 4, Pablo escribe a Timoteo para decirle que es responsable de hacer de su vida una obra de arte. Debe “ser ejemplo” a los demás cristianos, especialmente a los de su iglesia local. Aunque todavía es joven, debe tener confianza en su capacidad para vivir una vida ejemplar. Ahora que hemos visto lo que significa para Timoteo ser ejemplo en su palabra y conducta, estamos preparados para considerar su amor. Y a través de Timoteo, por supuesto, consideraremos tu amor. EL JEFE DE TODAS LAS GRACIAS “Ninguno tenga en poco tu juventud”, dijo Pablo, “sino sé ejemplo delos creyentes en palabra, conducta, amor...” Ya hemos visto que la palabra y la conducta se refieren a las dos formas en que el comportamiento de Timoteo se manifestará externamente: a través de sus palabras y de sus acciones. Timoteo debía asegurarse de que todo lo que dijera y todo lo que hiciera fuera digno de imitar. Pablo comienza ahora a desafiar a Timoteo en sus cualidades interiores, ya que, incluso en el hombre interior debe ser ejemplar, sirviendo como modelo de virtud y madurez cristiana. No es de extrañar que el amor encabece la lista de virtudes interiores de Pablo, ya que este es la principal de todas las gracias. Como dice en otro lugar, “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13:13). El amor es un rasgo que define al cristiano: “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (1 Juan 4:7-8). El amor debe marcar todo lo que hacemos: “Todas vuestras cosas sean hechas con amor” (1 Corintios 16,14). Pero, ¿qué es el amor? ¿Cuál es el amor que debía tener Timoteo? Si has sido parte de la vida de las iglesias durante algún tiempo, probablemente has escuchado la palabra griega que Pablo utiliza aquí: ágape (a-GOP-ay). Probablemente también sepas que el griego tiene varias palabras diferentes que traducimos como “amor”, cada una con sus propios matices. Ágape es una palabra muy sencilla, se refiere a la estima o el afecto, la consideración o la preocupación. Timoteo debía escudriñar su corazón para asegurarse de que se preocupaba por la gente de su iglesia, que deseaba lo mejor para ellos, que estaba ansioso por equiparlos y protegerlos, e incluso que sentía afecto por ellos. Su corazón debía ser cálido, no frío, hacia la gente de su iglesia. Al mismo tiempo, debía saber que lo que sentía y creía internamente acabaría manifestándose externamente. MÁS QUE UN SENTIMIENTO Tenemos que entender que, según la Biblia, el amor no es sólo un sentimiento o una emoción, sino algo que se traduce en acción. El amor no es menos que lo que sentimos, pero ciertamente es más. ¿No te alegras de que Jesús no sólo sintiera amor por ti, sino que al final actuara con amor por ti? Sus sentimientos por sí solos no te habrían servido de mucho. Del mismo modo, la medida definitiva de tu amor no es lo que sientes por los demás, sino lo que haces por ellos. Por esta razón, encontramos que la preocupación de Pablo no era sólo que Timoteo sintiera amor por los demás, sino que actuara con amor a favor de ellos. ¿Por qué era necesario que Pablo mencionara esto específicamente? Porque la gente es difícil de amar. Amar a los demás es el tipo de desafío que pone a prueba al mejor de los hombres. Es un desafío debido al pecado: nosotros somos pecadores y ellos son pecadores, y siempre hay problemas cuando el pecado se encuentra con el pecado. Sin embargo, amando a los difíciles de amar es como demostramos nuestra obediencia a Dios, también es la manera de mostrar que estamos siendo transformados a la semejanza de Cristo, ya que, después de todo, Cristo nos amó aunque fuéramos difíciles de amar. Así es como mostramos la humildad de Cristo. En definitiva, es la forma en que damos pruebas de nuestra salvación. El amor que extendemos a los demás es el mismo amor que Dios nos ha extendido a través de Cristo. UN AMOR EJEMPLAR El joven Timoteo debía ser un ejemplo de amor cristiano, un amor que sentía internamente y un amor que actuaba externamente. El escenario especial para su amor era su iglesia local, pues era allí donde debía ser ejemplo a los demás creyentes. El reto de Timoteo es tu reto. Tú también estás llamado a amar. Estás llamado a amar a las personas de tu iglesia local y a servir de modelo de lo que significa amarlas bien, amarlas creativamente, amarlas a fondo, amarlas incluso ¡especialmente! si son difíciles de amar. Pueden ser difíciles de amar porque son muy diferentes a ti: más viejos, más jóvenes, están en una etapa diferente de la vida, son educados de una manera diferente, de una etnia diferente. Puede ser difícil amarlos porque tú eres tímido y ellos son atrevidos. Pero el reto permanece. Cada uno de nosotros tiene una zona de comodidad. Cada uno de nosotros tiene un grupo de personas que nos hacen sentir cómodos y otros grupos que nos hacen sentir incómodos. Dentro de la iglesia, nuestro amor necesita extenderse más allá de cualquier zona de comodidad, tu amor necesita ir más allá de tu espacio seguro. La iglesia debe ser una comunidad de personas que se aman a pesar de las diferencias, que se aman a través de las diferencias, que se aman a causa de las diferencias. Es el lugar donde Dios muestra lo que está haciendo en este mundo llamando a todo tipo de personas a sí mismo y uniéndolas en una familia espiritual. Tu iglesia necesita que seas un ejemplo de cristiano marcado por el amor, un cristiano que muestre la transformación interior mediante acciones exteriores. Tu iglesia necesita que sirvas a Cristo sirviendo a su pueblo, al pueblo que él compró con su sangre. Permíteme proponerte un reto. Trata de iniciar una amistad una verdadera amistad con alguien de tu iglesia que sea por lo menos 10 años mayor que tú e intentalo también con alguien que sea al menos 10 años más joven que tú. De igual modo, trata de comenzar una amistad con alguien que sea discapacitado. No es necesario que hagas todo esto hoy o esta semana, pero en las próximas semanas y meses, trata de entablar una amistad genuina con personas que son diferentes a ti. Tú te beneficiarás, ellos se beneficiarán y Dios recibirá la gloria. PREGUNTAS A CONSIDERAR 1. ¿A quién conoces que da ejemplo a los creyentes en su amor? ¿Cómo muestra esa persona su amor por los demás? ¿Qué ves en su vida que puedas imitar? 2. Considera lo que dice A.W. Pink: “La medida de nuestro amor por los demás puede determinarse en gran medida por la frecuencia y la seriedad de nuestras oraciones por ellos”. ¿Oras tú por los demás? ¿Cómo puedes orar por ellos con mayor frecuencia y seriedad? 3. ¿Quién en tu iglesia es ignorado o no es amado? ¿Hay algo que puedas hacer al respecto? 4. ¿De qué manera crees que estás dando un buen ejemplo a la gente de tu iglesia en la forma en que amas a los demás? Ora y da gracias a Dios por cada una de ellas. 5. ¿De qué manera crees que no estás dando un buen ejemplo a la gente de tu iglesia en la forma en que amas a los demás? Ora y pide a Dios que te cambie con su gracia. CAPÍTULO 5 Sé ejemplo en fe Los niños son imitadores, esto se debe a que los seres humanos aprenden por imitación. Aprendemos a hablar oyendo hablar a nuestros padres. Aprendemos a lavar los platos viendo a mamá y papá lavar los platos. Incluso aprendemos a amar (o no amar) a Jesús viendo a nuestros padres amar (o no amar) a Jesús. Tanto en el vicio como en la virtud, los hijos comenzarán a parecerse a sus padres. Por tal motivo, los padres se dan cuenta rápidamente de la importancia de dar un buen ejemplo, de ser dignos de imitación. Cuando Pablo escribió instrucciones al joven pastor Timoteo, le dijo que sirviera de ejemplo a su iglesia. “No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12). Timoteo debía ser un modelo de pensamiento y vida piadosa, y saber que su iglesia lo imitaría inevitablemente. Para bien o para mal, empezarían a parecerse a su pastor. He estado haciendo todo lo posible para desafiarte a que atiendas este mismo llamado, para que des ejemplo a los creyentes. Aunque seas joven, aunque la gente tenga en poco tu juventud, eres responsable ante Dios y ante tus hermanos y hermanas cristianos de servir de ejemplo. Ahora ha llegado el momento de considerar lo que significa tener una fe ejemplar, el tipo de fe que, si es imitada por otros, les llevará a parecerse más a Cristo. ¿Tú tienesese tipo de fe? Si la gente te imita, ¿estará de hecho imitando a Jesús? Esto no es un reto menor. UNA FE FIEL Aunque estamos considerando la fe, debemos tener cuidado de no separar la fe del amor, la palabra que le precede. En las cartas de Pablo, a menudo se combinan estas dos palabras, lo hace dos veces en Tesalonicenses, tres en sus cartas a Timoteo y una en su escrito a Filemón. He aquí un par de ejemplos: “Pero ahora Timoteo ha regresado de vosotros a nosotros, y nos ha traído buenas noticias de vuestra fe y amor“ y, “Doy gracias a mi Dios siempre, haciendo mención de ti en mis oraciones, porque oigo de tu amor y de la fe que tienes”. No sabemos por qué Pablo relaciona tan a menudo estas palabras, pero supongo que es porque ambas son marcas necesarias de un cristiano. Un cristiano debe tener fe y mostrarla. Un cristiano debe tener amor y mostrar amor. Un cristiano sin fe y sin amor no es cristiano en absoluto. Cuando vemos que Pablo le dice a Timoteo que dé a los creyentes un ejemplo de amor, no es de extrañar que inmediatamente mencione también la fe. Al considerar lo que Pablo quería decir por fe, nos encontramos con dos opciones: puede que Pablo le está diciendo a Timoteo que sea ejemplo en la fe: en su seguridad, confianza y en su dependencia en Dios para salvación y todo lo que esto conlleva, estos son aspectos internos; por otra parte, puede ser que Pablo le está pidiendo a Timoteo que sea un ejemplo de fidelidad, al vivir en su fe salvífica, su compromiso a la vida cristiana, fidelidad a todos los mandamientos bíblicos de su parte como cristiano y como ministro. El original en griego avala ambas opciones y los comentarios de teólogos expertos están duramente divididos entre los dos. John Stott dice que la palabra en griego “puede significar tanto confiar en Dios o en Cristo o confianza, una fidelidad cristiana fundamental o ambas”⁴. Pero me pregunto si de hecho debemos escoger entre estas opciones, dado que están estrechamente relacionadas. Se debe tener fe para ser fiel y no se puede tener una fe verdadera sin demostrar fidelidad. La más profunda fe, conduce a una vida cristiana de mayor fidelidad. Así que lo mejor es concluir que Pablo desea que Timoteo sea ejemplo en su fe, en su inamovible fe en Cristo Jesús, en su confianza en la Palabra de Dios, en su dependencia en las promesas de Dios y en todo lo que Pablo le ha enseñado como su amigo, pastor y mentor. Charles Spurgeon dice: “Fe es creer que Cristo es lo que dice ser, y que hará lo que ha prometido hacer, y entonces esperar esto de él”⁵. Ciertamente Pablo no quería menos que eso para su querido amigo, quería que Timoteo tuviera una fe ejemplar. Si una persona en su iglesia preguntara, ¿qué significa tener fe?, deberían poder mirar a Timoteo para encontrar la respuesta. EL CRISTIANO FIEL Pablo sabía que la persona que tiene este tipo de confianza incondicional en Dios, vivirá necesariamente una vida firme. Su fe conducirá a la fidelidad. Jerry Bridges dice: “la persona fiel es aquella que es confiable, digna de confianza y leal, en quien se puede confiar en todas sus relaciones, y que es absolutamente honesta y ética en todos sus asuntos”.⁶ Su firme seguridad en Dios no se limita a su hombre interior, sino que fluye en toda la vida y en cada una de las decisiones y responsabilidades. Su fe es demasiado buena y fuerte para permanecer oculta. Timoteo debe mostrar esta fidelidad ejemplar, tener un compromiso total de vivir cada palabra de las Escrituras, él debe comprometerse a la obediencia, a la santidad y al amor. Si una persona en su iglesia preguntara: ¿qué significa ser fiel? Ellos deberían ser capaces de mirar a Timoteo para encontrar la respuesta. Pablo quería que Timoteo supiera que mientras viviera, sirviera y ministrara ante su iglesia, debía ser un ejemplo de fe y fidelidad. Debía tener tanto esa fuerte fe interior como la evidencia de la obra exterior de esta. Aunque era más joven que muchos miembros de su iglesia, debía ver esto como su responsabilidad. Y confiar en que, incluso siendo un hombre más joven, podía tener una fe y una fidelidad dignas de imitar. La fe de Timoteo comenzaría con las Escrituras, con una confianza inquebrantable en la verdad y la veracidad de la Biblia. Las siguientes palabras que Pablo escribe a Timoteo son: “ocúpate en la lectura de las Escrituras, la exhortación y la enseñanza... Reflexiona sobre estas cosas; dedícate a ellas, para que tu aprovechamiento sea evidente a todos”. Timoteo debía llenarse de la Palabra, y luego dejar que esa Palabra fluyera fuera de él. Su fe en la Palabra y en el Dios de la Palabra se desbordaría en fidelidad. Y este es tu reto como joven en la iglesia hoy. Debes tener fe, una fe arraigada y cimentada en Dios que se revela a través de la Palabra. Llénate de la Palabra. Sé un hombre o una mujer de la Palabra. Dedícate a las Escrituras. Al hacer esto, tu fe crecerá, y al crecer tu fe, también lo hará tu fidelidad. Timoteo, el hombre de la Palabra, fue capaz de dar a los creyentes un ejemplo de fe y fidelidad. Así también puedes hacerlo tú. PREGUNTAS A CONSIDERAR 1. No se puede ser fiel sin fe y no se puede tener fe sin la Biblia. Entonces, ¿amas la Biblia? ¿Estás llenando tu corazón y tu mente con la Biblia? ¿Estás reforzando tu fe con un conocimiento creciente del carácter y las obras de Dios, tal como se revela a través de la Biblia? 2. Existe la tentación de creer que la fidelidad se demuestra mejor en formas grandiosas y públicas. Sin embargo, la Biblia elogia la fidelidad en las cosas pequeñas y luego invita a la oportunidad de ser fiel en cosas más grandes (Lucas 16:10). F.B. Meyer ofrece este desafío: “No pierdas tu tiempo esperando y anhelando grandes oportunidades que quizás nunca lleguen. Pero maneja fielmente las pequeñas cosas que siempre reclaman tu atención”. ¿Cuáles son algunas “pequeñas cosas” en las que puedes demostrar tu fidelidad hoy o esta semana? 3. ¿De qué manera crees que estás dando un buen ejemplo a la gente de tu iglesia en tu fe y fidelidad? Ora y agradece a Dios por cada una de ellas. 4. ¿De qué manera crees que no estás dando un buen ejemplo a la gente de tu iglesia en cuanto a tu fe y fidelidad? Ora y pide a Dios que te cambie con su gracia. CAPÍTULO 6 Sé ejemplo en pureza Hay mucho que amar de la Biblia, a tal punto que, podría seguir hablando durante horas de lo increíble y única que es. La Biblia nos ofrece algo tan diferente de lo que obtenemos en cualquier otro lugar, algo tan opuesto a nuestras expectativas demasiado humanas. Cuando vivimos según la Biblia, nuestras vidas son completa y radicalmente contra-culturales. Estamos llegando al final de nuestro análisis de 1 Timoteo 4:12. Durante todo este tiempo te he estado desafiando a que contemples un poco de ti mismo en Timoteo, el joven que el apóstol Pablo guió hacia el ministerio. Específicamente, hemos estado considerando el desafío de Pablo a su joven amigo: “No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza”. Hemos visto el hablar y la conducta, hemos apreciado el amor y la fe, y nos queda ahora la simple palabra pureza. Timoteo debe ser ejemplar en su pureza. POCAS EXPECTATIVAS Ya hemos discutido que uno de los desafíos de ser un joven cristiano es determinar que no sucumbirás a las bajas expectativas de aquellos que son mayores que tú. Y si hay un área de la vida en la que los cristianos mayores tienen bajas expectativas de los más jóvenes, es en la pureza. Seamos sinceros: esto no es del todo inmerecido. No es por nada que Proverbios, un libro escrito con los jóvenes en mente, dice tanto sobre las consecuencias del pecado sexual y las alegrías de la pureza sexual. No en vano, pocos versículos después, Pablo insistirá en que Timoteo trate “a las ancianas, como a madres; a las más jóvenes, como a hermanas, con toda pureza” (1 Timoteo 5:2), y cuando escribe a Tito, insiste que las jóvenes deben: “ser prudentes,puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada” (Tito 2:5). No debe sorprender, pues, que el viejo Pablo le diga al joven Timoteo: “sé ejemplo en pureza”. ¿Qué espera la cultura que nos rodea de los jóvenes, de las personas que están en la adolescencia o en sus veintitantos años? Espera que utilicen estos años para explorar, para experimentar, incluso para explotar. Espera que vivan estos años de forma salvaje y libre, que lleven una vida sexual desordenada. Un millón de comedias, películas y canciones pop insisten en que estos son los mejores años de tu vida y que te los perderás, que serás menos que una persona completa, si suprimes o reprimes esos deseos. Sólo tienes unos pocos años antes de estar atado a las responsabilidades, así que, mientras tanto, ¡enloquecete! Sé libre. Sé ejemplo en la búsqueda del placer hedonista. GRANDES EXPECTATIVAS Frente a estas expectativas tan bajas, la Biblia se presenta con expectativas más altas. Pablo mira al joven Timoteo y le encarga que sea ejemplar en su actitud, su imaginación y sus acciones. Cuando las personas mayores de tu iglesia pregunten “¿Qué significa vivir una vida de pureza?” deben poder señalar al joven Timoteo para encontrar su ejemplo. Eso es un gran desafío, pero exactamente el tipo de desafío que es digno de la Biblia. La Biblia nunca permite que la juventud sea una excusa para la impureza sexual o para cualquier otra falta de santidad. ¿Ves lo contra-cultural que es la Palabra de Dios? ¿Dónde sino en la Biblia podríamos encontrar algo tan inesperado como esto? Joven cristiano, tú, de entre todas las personas debes ser el modelo mismo de pureza sexual. Dios espera que las personas mayores que están luchando con la pureza sexual puedan mirarte y decir: “Quiero ser como él” o “Quiero ser como ella”. Los cristianos más jóvenes que están luchando con el pecado deberían poder mirarte para encontrar su ejemplo. Todos deberían estar de acuerdo: él, ella, es ejemplo. PUREZA INTERIOR, PUREZA EXTERIOR ¿Pero cómo? ¿Cómo dar este tipo de ejemplo? ¿Y qué implica esta vida ejemplar? Cuando Pablo le pide a Timoteo que sea puro, sin duda está pensando en la vergüenza y la desgracia que caerían sobre Timoteo y toda su iglesia si se le encontrara cometiendo pecado sexual. Sin embargo, sabemos por la lectura de la Biblia que Pablo no sólo quería que Timoteo se abstuviera de cometer pecados. Primero quería que enfatizara una pureza interior. Después de todo, lo que está en el exterior es siempre un reflejo de lo que está en el interior. El deseaba que Timoteo tuviera manos puras, pero también un corazón puro y una mente pura. Manos puras. “Manos” simboliza todo el cuerpo, por supuesto. Tus acciones deben estar marcadas por la pureza. No debes cometer pecado sexual, pero en el mundo de Dios no es suficiente no pecar. No, debes realizar acciones que sean consistentes con una vida pura y santa. Necesitas vivir de tal manera que no expreses lujuria hacia otros, sino que expreses amor hacia ellos. Esto es sentenciar el pecado a muerte y dar vida en la justicia. Corazón puro. Por supuesto, las acciones que realices serán un reflejo de lo que ocurre dentro de tu corazón. Cuando la Biblia habla del corazón se refiere a los deseos, a la parte interna de ti que anhela la realización. Tus anhelos eventualmente se manifiestan en tu vida, así que necesitas asegurarte de que estás anhelando lo que es correcto y bueno, lo que es puro y santo. Mente pura. Para tener un corazón puro y unas manos puras debes tener primero una mente pura. Debes tener cuidado con lo que permites en tu mente: lo que ves, lo que lees, lo que oyes. Como escribió Pablo en otra parte, “todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad” (Filipenses 4:8). No debes permitirte vivir en un mundo de fantasía, en el que imaginas y reflexionas sobre lo que Dios prohíbe. La pureza consiste en acciones puras, por supuesto, pero también en deseos puros y pensamientos puros, Charles Simeon lo dice bien: “Cada palabra y cada mirada, sí, y cada pensamiento deben estar bien guardados para que Satanás no se aproveche de nosotros, y para que ni siquiera el soplo del escándalo pueda levantarse contra nosotros”⁷. Existe el estándar de Dios: ni siquiera el menor aliento de escándalo. Pero recuerda siempre que lo que Dios desea, él provee. Si Dios desea tu pureza él te da lo que necesitas para ser puro, y para que ames ser puro. Él lo da con su Espíritu Santo que habita dentro de ti, el Espíritu Santo quien te está llamando ahora mismo de una vida de pecado hacia una vida de pureza. Joven cristiano, Dios te encomienda una importante tarea: “sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza”. Él no te exigirá lo que no puedas hacer. Al menos, no te exigiría lo que no puedes hacer cuando estás habitado por el Espíritu Santo de Dios, el Espíritu Santo que está mucho más comprometido con tu santidad que tú con tu pecado. Su alegría es hacerte santo. Se complace en ayudarte a ser un ejemplo en tu pureza y, por supuesto, en palabra, conducta, amor y fe. PREGUNTAS A CONSIDERAR 1. ¿Cuál es tu mayor lucha cuando se trata de la pureza? ¿Qué acciones estás tomando para combatir este pecado y acercarte a lo recto? ¿A quién has reclutado para que te ayude en esta lucha a través de la conversación y la oración? 2. ¿Crees realmente que puedes ser un ejemplo de pureza? ¿Crees realmente que tu ejemplo puede marcar la dife- rencia para los demás? 3. ¿De qué manera crees que estás dando un buen ejemplo a la gente de tu iglesia en tu pureza? Ora y agradece a Dios por cada una de ellas. 4. ¿De qué manera crees que no estás dando un buen ejemplo de pureza a la gente de tu iglesia? Ora y pide a Dios que te cambie con su gracia. Palabras finales Al llegar al final de este libro, quiero volver a un versículo que encontramos al principio. Pablo le dijo al joven Timoteo: “Más bien disciplínate a ti mismo para la piedad; porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura” (1 Timoteo 4:7b-8). Este es también tu reto. Ahora mismo, en estos años, en esta etapa de la vida, entrénate para la piedad. Hay muchas cosas que atraen y deben captar tu atención. Hay muchas prioridades que compiten por tu tiempo. Ninguna de ellas es más importante que ésta: entrenarte para la piedad. Y mientras aprendes a ser piadoso, confía en mostrar esa piedad para que tú, como Timoteo, puedas dar un ejemplo en todo lo que haces, en todo lo que dices, en todo lo que modelas ante una iglesia que te observa. ¡Sé para los creyentes un ejemplo de piedad! Notas 1. George Knight, The Pastoral Epistles: New International Greek Testament Commentary. 2. Philip Ryken, 1 Timothy: Reformed Expository Commentary. 3. Bryan Chapell, 1–2 Timothy and Titus: Preaching the Word Commentary. 4. John Stott, The Message of 1 Timothy & Titus: The Bible Speaks Today. 5. Charles Spurgeon, Todo Gracia. 6. Jerry Bridges, The Practice of Godliness. 7. Charles Simeon, Horae Homileticae. Otras Publicaciones El Carácter del Cristiano Tim Challies En este libro Challies explora la Biblia a fin de considerar cómo podemos ser mejores ejemplos de las más altas virtudes cristianas. Al considerar el carácter del cristiano, nos estimularemos unos a otros al amor, a las buenas obras y a la semejanza de Cristo. Próximamente más titulos de la Serie Tim Challies ¿Qué es la Teología Bíblica? James M. Hamilton Jr. En ¿Qué es la teología bíblica?, Jim Hamilton nos introduce a esta narración, ayudándonos a entender la visión del mundo de los escritores bíblicos para que podamos leer el Antiguo y el Nuevo Testamento como esos autorespretendían. Principios de Conducta John Murray En este libro, Murray señala al lector una y otra vez a toda la Escritura como la autoridad básica en asuntos de conducta cristiana. Teología Bíblica en la vida de la Iglesia Michael Lawrence Este libro distingue entre el poder de la narración en la teología bíblica y el poder de la aplicación en la teología sistemática, pero también hace hincapié en la importancia de su colaboración en el ministerio. La Gloria de Dios en la salvación a través del Juicio [Vol. 1] James M. Hamilton Jr. Hamilton se mueve a través de la Biblia libro por libro, mostrando que hay un centro teológico para toda la Biblia. El método sistemático y el alcance del volumen lo convierten en un recurso único para pastores, profesores y estudiantes. El Templo y la Misión de la Iglesia G. K. Beale Esta estimulante exposición traza el tema del tabernáculo y el templo a lo largo de la historia de la Biblia, iluminando también muchos textos y temas estrechamente relacionados. Predicando a Cristo desde Génesis Sidney Greidanus Predicando a Cristo desde Génesis ofrece más de la sólida y práctica homilética de Greidanus. Incluye útiles apéndices como: “Diez pasos del texto al sermón”, “Una modelo de sermón expositivo” y tres de los sermones propios del autor desde Génesis este volumen será un recurso invaluable para predicadores y maestros de la Biblia. El Reino de Dios: el bien supremo Herman Bavinck En un sentido amplio, podemos decir que Dios es el bien supremo para todas las criaturas. Porque Dios es el Creador y sustentador de todas las cosas, la fuente de todo ser y vida, la fuente abundante de todo bien. Pero el concepto de bien supremo suele incluir la idea de que también es conocido y disfrutado por las criaturas. Este libro nos permitirá ver que el mayor bien del hombre es Dios, y solo Dios. El Cristiano frente al Odio del Mundo Ps. Julio César Benitez Este libro relata una exposición concisa de los capítulos 16 y 17 del libro de Juan, allí el autor expone como el cristiano es odiado por mundo y cuál debe ser la respuesta que debe dar. Síguenos en redes sociales como @montealtoes También puedes visitanos en: www.montealtoeditorial.com MONTE ALTO E D I T O R I A L http://www.montealtoeditorial.com/
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