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Tendlarz, S García C Tiempos violentos

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'llA ... , ' 
'QUIEN 
',MATA 
EL 
ESINO? 
l'' 
11111 
-
• 
• 
121 
Silvia Elena Tcndlnrz l Cnrlos [)ante Gnrcú1 
penal -·"basado en la protección del lazo social-"· y se vuelve un crünen 
contra la humanítiad en su conjtu1to. 
Más allá de la fascinación n1ediática que generan los crímenes en un 
inundo donde el dar a ver co11voca al espectador, a través de este estu-
dio intcnt¡irernos aprehender la estructura particular de los criminales 
psicótícos, que escapan al sentido, y se inscriben irren1ediablen1ente e11 
vidas encarnadas en singulares posiciones subjetivas. 
Buenos Aires, n1arzo de 2008 
Silvia Elena Tendlorz y Carlos Dante García 
,, 
Tie1npos violentos 
El fe11ó111eno de la violencia 
La violencia fortT1.a parle de nuestra contcn1porant:idad. St~ ha vuel-
to c111nuchos lugares parle de la vida cotidiana --robos, secuestros, ase-
sinatos y clístintas fo1111as de ttltraje a las libcrlí1dc.s individuales--, así 
con10 ta1T1bién, un inc¡uietante fenórneno social (lllf' trasciende nuestro 
ticn1po y se expresa a través de 111at(lnzas y genocidios. 
l,a st1bjetividad de la época está, en gran pilrtc, afccladil por el fcnú" 
n1eno de la violencia y detern1inada por ella, con10 nn significante 
"an10" qtte se ha in1puesto e11 el ciiscurso socinL En forrna dírccta o ii1di-
recta1 la violencia eslá 01nnipresente c11 el discurso clL' lu:; 1ncdios de~ 
con1u11icación de n1asas y en los cspecLÍ.culos tanto públicos corno prí-
vados. 
La violencia co1no fenó1ncno 1nnnificsta la acción de una fuerza. Su 
ctitnología así lo indica: derivada de vi"olo, y ésta dP vis, qul' en latín sig-
nifica fuerza. Por otra parle, no hay una unidad ('ll \;1 vinlcncia :;inn t1n;1 
v;1ricd0d de fcnón1cnos que pueden estudiarse> dPsdt• di~;t·inlt)~ ;·thon.{;1--
jes teóricos. Existen actos de diferente rnagnitud que ('ni rilf1;in Vil riada:; 
clasc:s de violencia. 
La proble111álica de la violencia en los sínlon1as cnn!Prnpor<lncos nns 
obliga a ubicar las coordena(ias desde donde pueda ser pensada por PI 
psicoanálisis en su espccíficidad. Esto uos lleva a inh'rrog;1rnos acerca 
de la estructurJ de la violencill y la de las subjctivicL1dl'~.; i11vPlucrad,1s, 
n1ás alltl de líl diversidad de los fcnún1erHis l'll !ns qut> aqu('lla ¡-n.icda 
n1anifcstarsc. 
Estudios conten1poráncos, co1no los reallzadus por \·V;1ltcr l1c11jan1ín 
o Wolfgang Sofsky, sociólogo a\en1án este liltin10, .<::l' ocupiln de in\~c.(;li­
gtlr este terna. 
Wolfgang Sofsky en su libro La era del espanto P:x.;11T1Ín;1 L1 vio!euci;1 ;1 
partír del uso de la fuerz<1 ejPrcida sobrt' el otro dentro de un n1arcu sin1-
búlico, y tarnbién, <.1quella sostenid<1 en un fil\, por ejc1nplo, el del 
Eslr1do, que Sl' ocupa ele preservar un orden SLH.:·i.-11. Sit1 l'n1b,irgo, \·u,in-
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',1/u1a l.ll'11a !t'1ut!dr!. J ('urlos [)ante C11rc(o 
do rJ(J l'\Í:;tt• 11i un 1n.1rcu siinbó!ico ni un fin que sosh_:ngan la violencia 
Y sv ¡>,1'.;d ,¡ _'iU t'jc1\'Ít'Ú¡ en sí n1isn10, se pone en juego en fonna directa 
l<t s.ili:;LH't'h)~1 oh(t'llid,1 p\)r quien lll. L:jert\: sobre la víctirna. El paradig-
llld dt' l''..,t~1 ln,:-;·1i.\1 (';; L1 rnasacre, l:n la que apareniernt:ntc~ se rnata en el 
llLuYo de tllld )'1 ll\'lT<l; vn rc;_ilidad, en ellc1 se ejerce Ja satisfacción de 
IH.ltdr. 
1\hurc1 l)ivn, t'n principio, en csll' caso quedaría excluido L'l ejercicio 
dl' u11c1 ';,l(j_,:L1t·1.·1ni1 persondl ch_· ,·ualquier índole, ya sea del orden dL~ ld 
Vl'llg,111z,1, d(·l odlu o d('! rencl)r y, rnucho nH.:nos, la satisfacción de 
111;iL1r. Lct:-; r,1zo1tt"; dt' Est,1do, l~n vi rnarco dt'. una le,galidad deterrnina-
lLl, rvcnrLii1 lcl~J tr<1sgrcsirH11..'s y los castigos prt:senles o inherL:ntes en 
tod,1 silt1aci(\n hvlil'd. 
Sl!fsky indi(\I que L1 gul'rr.-1 salvaje es aquella en la que se practica la 
(Tll('!ddd. '!(lJJL\ t'()!llO eje1rlp!o las n1asacres de tutsis en r<.uancl:L Los 
orgcH1izddtJn"; dt' l'~->ds rnatanza~ dieron la orden de no rnatar con arn1as 
<H1to1n<-ilit"1s si110 t'tJn hachcis y cuchillos, bl!scando logra1~ de este 
n1odor unc1 L'\:pvrivncia n1tis vívida en el cuc:rpo a cuerpo de la guerra y 
un \'Í<'l'lo dt' lt'rroi: snhre Lis VÍL:lin1as. Se percibe en su descripción que 
:,(_'. Lr;1L·1 d~, ,1!gd :n,1s que> la nieta dl:' g.1nar una aldea o un poblzido, n1<:is 
bien, de Li Sdt1·;L1cc1¡\n dl' rnatar hacil•ndo sufrír a la.'> víctilTtas. 
!)l' v~iLl llldJHTd, l<t víoh~ncia puede ofrecer una ga1Tl<:l de satisfaccio-
JIL'S q11e V<111 n1tul1u rn,Ü; _¡JJ.i d(_~l lu_'cho de n-latar. 
Ll pldn!-eu l¡,. V\1c1llvr Benj:1n1ín en su libro Para ll/'111 crttica de 111 violen-
i'i11 l'o11cierrh' :-;,_Jhn_· lodo .tl t'studio dl' la ntonopolización dt:• Lt viok•nci¡:¡ 
por p.1rtv d~'i t·:.c;tc1dn. 1\lt-~unos histori,1dorL'.S se han aplic~ido i:l estudiar 
L1 rvL1ción «11trv \1 ioh'11cü1 y dt:recho, con10 len1a acuciante. cl~it el caso 
d~: l':ric .! ftJb~;h,l\V1T11 quit:n pl<lnteil la necesídad de instituir reglas de Ja 
v1nh"1h'Jd }ld!'d 1·vitdr que 1.•I poder dt>l Estado actúe en fonn;-1 indiscrirni-
nadc1 y, de esh• llH)du, podt•r 1nitig;ar Lt L'reciente violenci<t dl~nt-ro de Lis 
so1.·i~_·tl.hfes, }Hlt's, c1 Slt l'ntvndc·i~ "L1 peor cL1se dL' violencia l:'S Ja que 
nad1t• pu('de CtintrnL1r". 
Es d co1nit'llZO';. dt'I siglo XX cuando podt:inos observar la gestación 
,~vi dvcl1ve_d.c L1 J1gur<1 p¿itern,-1, que h;1 conducido y ha producido la 
lt('Scoi n_¡ )Osll ·ll-H l dv _!ns idea les, los cu a les funcionaban !en1 pt~rando la 
;igresividíld .Y lt'llciH)fl propi.is dl:' la civilización. 
1] 111.-ile_,;t,-1r ,·11 Id ,·tillura exd1ninndo por Sigrnund Freud, tal el norn-
!}rv dl' U!HJ lll' :,tr·, t\.',l·ritos., li.1 advt'rlido tl:'1nprdnan1entt:-nos rL•ferin1os 
i1 la dl'c.itL1 d('l '.lO- sobre los riesgos lÍl: la desrnczcla pulsional: sin la 
b.irreL1 t'tin Lt qul' ll)H'1«1 Li pulsión de vida, de acuerdo a los térn1inos 
ín•udict110.';, Li p1il_,;j¡'1n de llHH'rlt': Sl'. l:'xpresa co1no la tendencia a la des-
trLH'tivid<1d l',lr<1,·lvrístil·a de los hornhrL'S. 
1 
1 
) 
! 
¿!\ lfllÚ'11 11wt11 el asesino? 
Jacques Lac~u1, sitúd el punto de exceso <t nivel del ernpuje del "goce 
su¡}l~ryoico", propio del discHrso cdpitalista que, a inodo de una 
"1naquinari,i enloLp_H~•:ida", no solo ilnpo1H' l'l dL'ber del ¡i11r11 todos l'arac .. -
teríslico del consu1no, síno que gL~nera sus propios 1nargin<J1es por ful'.ra 
del siste1na social, los llarnados seres hurnanos "desechables" o, cuino 
los clenurrlina el sociólogo Zyg1nunt Baurnan, "sobr<111tt•s hun1anos". 
Las n1odalidades que adnpL1 este pur fuera de la ley1 c¡tn'. regula los 
lazos sociales, irrun1pen en la aprupiación del otro: ya sea d1.~ sus obje-
tos, de su t.ic:1T1pu, th~ su cut'rpo y hasta de· su propia vida. 
La agresividad en psicoan<i.lisis no es sinónirno dL! ch~strucción. La 
agrl:'sividad l:'S pro1)ia ele la relació11 in1agi11ari<1 espl~l'ular. El par;Jdign1c1 
de Ja agresividad n1ortífera está representado por la figura rnítica de 
Narcü;o, que al languidect•r de an1or frente ,1 su in1agt~n reflejada en el 
agua1 intenta alcanzarla, pL'ro cae y n1uerc a causa de ese nn1or. La des-
lructividad, en carnbio/ se ínscrib•: l'n otro registro. Freud la planlt:¡t 
con10 expresión de J;1 I)tilsión de 1nuer(-e, en tanto atraviesa la !Jnagen y 
se dirige al ser del otro. La rnisn1a se inscribe t.:n las di(1.:rentes rnudali-
(L1des de L'xpresil'ln del odio, que v;_u1 dL\sde el rechazo <11 otro hasta su 
licstrucción. 
La prugrt'.siva L'.Xtl~nsión dL' la violencia lleva a interrogo:irnos si ac<1so 
ésta es corn~lativa de alguna especificidad de la subjetívÍtL1d de la 
época, o se tr<ctta rn<is bien, dl' una t)struclur<l particular lJlH' se n1anlfies-
t;1 t.:•n furrna diferente, de c1cul'rdo a los distintos períodos dt: la historia 
hLt1nan,i. 
l.us "a11orn1n!cs" 
¿Quién l'S un crirninal? ;.Sl~ trat<-1 de un sujl:'to 11 dno1Tn;.d"? ¿Pnede 
p1,:nsarse la crin1indlidad cornouna patología? 
El pensador franci?s c;eorgl:S (._~anguilhern, l'H Lo nor111af y lo pato!ógi~ 
cu (1943), define an1bos tér1ninos a partir de la hist()ria bio-rnédic(L Ln 
nnrrnal es un térrnino derivüdo de las institucionl's pedagógica y sani-
taria, cuyas refrnTl1dS se producen cuino CtH1secue11cia de la [(evolución 
Francesa. Lo norrnal refiere a la norn1a, <t la rl'.gla que t1nifica lo diverso 
y reabsorbe las diferencias. Lo heterogéneo sufre una norn1aliza(·it)n 
l'Uando es sonu.>tido a una L'xigencia qut: dt.:bt: c11n1plirsl'. "I,o norrnal1 
(iíce C',lnguilhl'!ll, L:'S el efecto obtenido por L1 ejecuclón del proyecto 
norn1ativo, es la norntd exhibida t~n lil hecho". Es un concepto din<iini-
,_~o y polérnico. Lo dllOtTnctl, corno negación lógica., es anterior en tanto 115 
gl:'nL'rador de la intención rh)rn1ativa. Por otrd parte, las norn1ds son 
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Silvia E/0111 Te11d!nrz 1 Carlo,s [)ante Garc{a 
correlativas a un sisten1a social, puesto que su u_nidad virtttal tiende a 
una organización. Michel Fottcault, filósofo francés conte111poráneo, 
subr<1ya acerca de! texto 1nencionado anteriorn1enle, qtte ia norrna per-
n1ite fundar y legitin1ar cierto ejercicio del poder, por lo que puede con-
siderársela un concepto político. 
¿Qué lugar se puede conferir, entonces, a lo patológico? Lo patológi-
co es defin.ido corno aqut'llo que se aplica a la enfer1ncdad_. En realidad, 
lo norn1al se opone a lo anor1nal, no a lo patológico; no obstante, la opo-
sición entre arnbos térrninos enunciados por Canguilhen1 es so_lidaria 
de la introducci6n de un nuevo concepto en patología, el de "error". 
C:anguill1ern trabaja el concepto de. salud a partir del de error, de la 
anon1alía, de las 111onstruosidades1 de las variaciones, para explorar los 
lín1ites de la lla111ada norn1nlidad. L,a salud deja, así, de ser considerad<l 
un concepto universal para en1pezar a co11ten1plar las particularidades. 
La salud es un "caer cnfern10 y poder recuperarse". No se trata enton-
ces de una rnera capacidad adaptativa, si.no de poder lnstat1rar nuevas 
norn1as en situaciones adversas. La adaptación correspo11de a la nor-
1nalidad: u11 organistno es norn1al si se adapta en su funcionan1iento. 
Sin en1bargo, puede no estar sano. El lín1ite entre lo norn1al y lo patoló-
gico es Jn1preciso porque lo norn1al supo11e criterios estadísticos que en 
ret1lidad correspon_<Jen a las norrr1as es ti pu ladas por una socieda({ 
deterrninada. Más allá de 1.as n1ediciones cuantitativas, Ja salucl conlle-
V<l la posibilidad de instaurar nuevas norn1as. 
Lo nonnal responde a criterios estadísticos y llpos, y se construye <1 
p'-1rlír de <1qucll.o que f'.S considerado dcse<ible en tu1 n10111ent-o y en una 
socicdctd dclcrn1inados. En definitiva, la norrna l~S el elen1cnto discipli-
nario regulador de las rcf;-1ciones sociales. 
Lo norn1al, cnteudído con10 valor, no se opone a la enfern1c_~dad y a 
la n1ucrle 1 sino a la llan1ada "n1onslruosid;:id", en tanto fenún1eno inter-
tnedio entre lo Jll(~dico y lo jurídico, según el análisis re<iliz;:1do por 
Miclwl Foucault. 
En dctern1inndo 111on1cnto lo 11orn1al pé!sa a estar vinculado a la 
salud, y la ano1nalía, a lo patológico. Pero si se considera la diversidad, 
la frontera entre lo norn1al y lo p<llológico, deberá ser t~Xí'l!Ilinad<l en la 
singulnridad de cada sujeto. 
La enferrnedad no es una caída, algo a lo que se cede, sino el fruto 
del azar con10 efecto de las 1.eycs inis111as de la n1ultiplici1ción de la vida. 
No se trata de una in1prudencia, de una responsabilidad individual o 
colectivt1, sino del hecho n1is1110 de que son1os únicos. Es por eso que 
161 (~anguilht>n1 prPficre hablar de "error" y no ele enfern1edad o 1nal. 
Rechaza entonces defiuir lo norn1al o lo patolúgíco en relaci,'>n a la 
¿A q11ié11 n1nfa el ascsi110? 
adaptación. La defh1ición psicosocial de lo norn1al en esos' l{'nninos 
supone describirlos de acuerdo al sisten1a de deterrninisinos qnr- se des-
prenden de las obligaciones en una comunidad delern1i11ada. En rPa!i-
daclr la a1nenaza de la enfer1nedad es uno de los co1nponentcs de la 
salud. De allí que la salud del 11ombre norn1al no sc;:1 111Js que una fir·· 
ciún, y lo norrr1nl, no otra cosa que un ideal. 
No obstante, (~anguil11crn afir1na quf~ nadie se dice inocente "inoccn-
ten1er1te", puesto que conocer la adecuación a la rcgl¡¡ pt>nnilc co1n-
prender las razones por las cuales esta regla se vuelvP necesari<L 
En 1974-1975, Michel Foucault dictó un curso en el Colegio de 
Francia, que Da11iel Defert reto1nó en sus notas y publicú con t~J título 
Los n11orn1nles. Este curso, realizado en la ci'Ítedra de "I listori<l del pen-
sa11liento", interroga en ese11cia a qt1é tipo de discurso fH'r!Pnccen las 
pericias psiquiátricas en rnateria penal; ta1nbién, cún10 se relacionan el 
crin1e11 y la locura, la perversidad y Ja puerilidad.;\ partir del análisis 
discursivo de las pericins psiquiátricas en n1ateria penal, Foucault 
extrae un tipo de discurso que presenta la particulmidad de poder 
deter1nin<ir directa o indirectan1e11te nn fallo de la justici<1 que concier-
ne a la libertad y a la vidél de un hombre. El discurso de liis pericias psi-
<JLÜátricas obtiene su poder ele la institución judicial, por el hecho de 
que funciona co1no discurso de verdad, posee nn estatuln cicn!ífico v ('S 
forn1tilado _por personas calificad<Is dentro de una instítucir'H1 cientíÍica. 
Fottcault se dedica a investigar cón10 se v<i transforn1ando c'l acto 
sinrazón a lo Jnrgo de la historia de la psiquiatría. Rcsutla parc1d(Jjico 
que la }1Siquiatría se constituya a partir de los crírncncs, y no de las 
enfern1edades inentales. Esto se debe a que algunos casos requiPre11 la 
intervención de saberes diferentes, ya que el judicial no alcan/.;1 par;i 
dar cuenta de estos actos. 
Poucault se ocupa de disccr11ir diferentes rnon1cntos. La cueshún se 
centra prüneran1ente en el castigo, luego, en el crin1cn en ~~í 111ís1no y, 
posteriorn1ente -en la 1nedida en riue se trata de encontrar la rnTÓll del 
crin1en~, nos encontramos con el criininal. El desliz.arnicnto conducl.' 
del crünen que tiene una razún a] que no la tiene y finaln1cnle, al ;1ctn 
instintivo. La crin1inología se abre así a la organicidad
1 
<l los signo~~ 
orgt'inicos que pucd<ln establecer las carJctcrísticas del potencia[ rrirni-
nal. 
Foucault (_listingue tres figuras en el 8111bito de l;;:is anorn;1lícis: el 
n1onslruo, el individuo que debe ser corregido y el niilo n1'1sturbador. 
La noción de n1onstruo está en referencia a la ley; refiere qlle: "su exis- J'l"l 
tencia 111isn1a y su forn1a, no solo es violación de ras leyes de {tl socie-
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dád ,;[110 L11nhién de Lis leyes de la naturaleza". ('orresponde a un 
dobll' rcgi.';tro: jurídil'tl y bioll)gico. El n1onstruo es un fenón1e"J10 extre-
1110 y L1ni. Es 11nd t'\c~·pción, dondP lo irnposibh.-: se con1bina y n1ezcld 
cou !ti prohíbldo_ L:; L\ persona que hay que corregir. 
Ln t'l si~')u '\V!IJ dpd'rece Lt l:l)n.1bi11ación de dos figuras, el indi.vi(luo 
11.1uns\ruo_-.;u y t·! desviado sexual. El n1onstruo interroga el sislcrna 
11tt'dil'(i )'el judici;d_ ;\Jrc•dedor de los afios 'JH20-1830 van a exponerse 
vi Cd~;u dt'. ]¡¡ nuijcr ,1ntropófaga de Séh:stat, l-Ienriette ('urner, el de 
!.t?gt'r, el de P.ipdVOÍ!H', <'ntrl~ olros. 
1\'lou:;fruo \'S Ul\d 11ución jurídica que proviene del derecho ron1ano, 
v! l·ual distingtH' dos Cdtegorítis: la defonniddd y la lisladura
1 
el defeclo 
y el 1nonstruo. Las ~-1fin-r1aL'ionL'.S de Foucault se basa11 en el libro de E. 
J'vL.1rtln llisturio ile f1JS n1011struos IÍt'Sde In ant1;~iiedndhasta ntfr'sfros d(as 
( l 8HO). Fl 1nllll:,lrt10 ,.,, considl:rado desdl: 1a Edad Media hasta el sjgio 
XVlll, l'o·1no l<1 1nvZl-'ld de lo hurnano y lo animal; la curnbinación de dos 
t.'.c;¡ H'('lcs - el t'l:rdn con C<Üll~Z<l de carnero-
1 
de los sexos -hornbre y 
!lll!Jt'r, <1 l,1 ve1. , )' dl· !<1s l'orrnt1s --sin brazos ni piernas-. C'.onstit11ye la 
trdsgrvsión dt.' !(JS lf1nites natur,dl'S, de las clasificaciones y de In ley. 
l L·1bL1111t),', dv trasgn>sión cuando el desorden naturril ,1fecta el derecho 
t-ivil, l'i c<u1ó1ticn o t•l n'ligioso. 
l·:n c:td<i épüt'~1, St'gún Foucault, existen forn1as privilegiadas de~ 
"n1ti11~;tnios": en L1 L'.d<1d Media, el ho1nbre bestial; en el I\.enacin1iento, 
los her1na110~> '.)i;1n1l'S1.'s; en la époc<J cl/i.sica, los hern1afroditas. 1-Iash:t 
1nedl,1dos d('I ~-iiglo XL\, existía un estatuto criininal de la rnonstruosi-
tL1d; la crir11i11;did<1d se vnlvi(1 un ele111ento necesario dl• la 111onstruosi-
d<1d. l~stn rige lt,¡~,ta t'ornienzos del siglo X!X, donde conlienza a apare-
cer 1.1 hgur-i dvl "r11011struo rnoral''. l.a rnonstniosidad hasta entonces 
co11lk•vi1ba un t\'1tíg111,1 de crin1inalidod. El par individuo-n1onstruo 
con~;tituíc1 !a kl1-:it\l del crirnen posible. En el siglo X!X la reL1ción Sl' 
invit'rle: de allí qut' J,l .c;ospcch,1 sistL"n1<ílica de 111onstrunsidad esté sub-
yacent-v vn lodo dChl LTirni11aL 
l] c;:nnbio S(' produjo cuando el hecho n1is1no del castigo pasó a <1rti-
cularsl' con L1 na! urdlcza del crin1en. flasta el siglo XIX se casligaba no 
por la ncltur,dvza dl'\ crin1en sino en forrna puntual, por el ataque al 
soberand. Por In Lu1tu el castigo era arbitrario y rilual. Posteriorrnente, 
se lr~lió de en,·ontrilr en lo posible cierta n1edida de unidad enlre el cri-
lllCn y el c;1stigt>. ~l' L',1stigaba lo necesario, con el fin de que el crÍ.111en 
no \l(J!vi<:rd ,i ocurrir, o st'a, para evitar su reiteración. Por ello, la nueva 
tvcno!ogL1 del siglo xtx se vio obligada a buscar lo que los teóricos del 
dl'rl~t:·ho pv1.1<d y los nlisrnus jueces lla1nan "intt~rés o razón del crin1en", 
t'l principio dv sti ~1p,1rición y repetición. 
¿¡-'\ 1¡111i11 11111lí1el11se¡;iuu? 
C'.orno consecuencia de l"iln, lo nláS in1portante ya no senin las cir~ 
L·unstancias del crirnen, ni siquiera la l'ctsuística dé la intención tTitninal, 
sino la n1ec<-1nica y el juego de intereses que pudieron volver crirninal a 
un individuo. No l1ay ni entorno ni intención de crirnen, sino racionali-
dad inn1c1ru:-11te a la conducta crin1inal1 su inteligibilidad nntur;il. El cri,. 
nH~n crüo11L·es SL'rá concl•bido con10 ,1lgo que ht•ne una naturaleza y el 
cri11linal, un ser natural caracterizado. l)e l~sle n1odo, el LTirnen habrá 
logrado hacer inteligible el acto crirninal. 
(Jn fragn1ento (h:l Nut•vo (~'ódigt) f\~nal de la épt)Cd de la RL:volnción 
francesa, de 1790-9l dice: "Los asesinos son L:xcepcione-s a las ley(;s de 
1<1 naturaleza, tocio su ser n101«11 est/1 apagado ( .. ) estcin al n-1argen de 
L1s proporciones corrientes ( ... ) Un asesino es un ser enÍL'rn10 en el que 
una organización viciadil ha corron1pido todo~; los <1fectos". Este es uno 
dL~ los textos en PI que progTl~sivan1ente se n1aniflesta un inovinliento 
que !lt'.Va a hacer de la (·onducta crin1inal una _pa.lología. Esos 1T1uns-
truos, por otra p<lrh:, eran inc('stnosos y antropófagos, pues trasgrt~dían 
las dos prohíbiciones: la alinH:nti:!ria y la sexuaL Esta pt:rspl~ctivd fue 
ilustrada por diversos casos. El prírnero fue el de la n1ujer de Sélestat, 
llue rnató a Sll hija y cocinó el n\uslo con repollo blanco, en 1817. Aquí 
se encuentran Jos dos rasgos, los dos perfiles del rnonstruo de ese 
t>ntonces: antropófago e incesluoso. f)e esta n1anera, Sl~ observa córno el 
concepto de n1011struo dorninó los prin1eros años de la psiquú1tría f>l~tHd 
y la psicología crirnini.11. 
Las investigaciones de estos casos tenían co1no interés aislnr 1<1 rncio·" 
nalid,1d del crirnen y c1sí poder justificar las 111edidas punitiv<ls. J)e aquí 
se deriva el acto con o si11 razón, explicitado en el arth:ulo ú4 del C'ódigo 
fr11ncés: "Nn hdy crirnt:'n ni delito si el individuo se c11ctH_~ntrd e11 esta·· 
do de den1encia t'.n t~l 1non1ento dt~l acto". Para castigar debv d1:tvrn1i-
11,\rSL' la racionalidad intrín,•;eca del crirnen rnis1110, cardc!eríslil'i.1 de 
toda L1 n1ec~1rÜL'a penal desde l'l siglo xrx hasta la dctualid•lli. 
Progrcsiva1nente c•l código y la ley se orientan hacia la n'ÍerL:ncia y 
hacia Ld saber psiqui<í.trico, según la hipótesis dernostrada l)or Foucault. 
Al Slljeto en el dl'S<'.O de! crinien se k'. supone una falla, ruptur<1, inca· 
pacidad o debilidad. lJiversas nociones co1T10, por ejernplu, lcis de infe-
rioridad, pobrl"Zii1 fealdad, inn1adurez, falta de desilrrollo, etc., no están 
destinadas a. responder por la l'tH:stiún de la rl'Sponsabilidad del sujeto 
sino, por el contrario, ci 110 responder pur l~lla. Se est<1blt>Ct', en l'Onse-
cuer1cia, alrededor del autor de la infracl'ión una zona de "indisccrnibi·" 
lici<1d jurídica". El psiquiatra poco a poco Sl~ ha convertido L'n juez y el 
juez, en n1édico. 
Se desplaza nuevarnenll' la cuestión: en lugar de que !a sanción 
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Sii'vi11 Llena Tcndlnrz ! Carlos [)1111le Gan:(11 
penal recaiga sobre un sujeto de derecho reconocido co1no responsable, 
nos hallan1os frente a u11 individuo peligroso, inadaptado o enfcrn10, al 
qne hay que corregir y norn1alizar. 
La hipótesis que estudia Michel Foucault se basa en que las técnicas 
y los poderes de la norn1alización no son el resultado de la arn1oniza-
ción del saber n1édico y el judicial, sino de otro poder. 
Al estudiar aq11ello que dice la ley en los térn1inos del Código T)enal 
de 1810, según su artículo 64, se disciernen rnuy bien cutíles so111as fun-
ciones de la pericia psiquiátrica: debe pcrn1itir re<1lizar ur1a clara divi-
sión entre enfern1edad y responsabilidad, entre causalidad patológica y 
libertad del sujeto jurídico, entre terapéutica y castigo, entre rnedicina y 
penalidad, entre hospital y prisión. l~s el principio de la "puerta girato-
ria": cuando lo patológico entra e-n escena, la crin1inalidad, de acuerdo 
con la ley, debe d~_'saiJarecer. 
i\cting out y pasaje 11/ acto 
l_,aca11, en "Introducción teórica a las funciones del psicoa11álisis en 
criminología" (1950), propone que hay que extraer una estructura tal 
que deterrrline un tipo de realidad para los actos de los sujetos. El acto 
a través del cual se destruye a otro es la n1anifestación de la estrt1ctt1ra 
fundarnental del ser hun1ano, sin llegar por eso, a ser cri1T1inal. Se trata 
de destruir a quien es la sede de la alienación itnaginaritL "El gesto de 
c:nín --dice Lacart,.- no requiere de gran culpabilidad". Asf, exa1nina el 
con1porta1niento de una nifin que le- rornpe- la cabeza con una piedra a 
otro niiio sin inattgltrarsc por ello un destino de crin1inal. 
Así corno Foucau ll sefla la que lo sin raztln abre el terreno hacia la 
psiquiatría, lo inn1olivado conduce al exan1e11 de la lógica, que se orien-
ta al pasaje al acto ho1nicida. El acto nlisrno de n1atar n1arca un <1ntes y 
un dcspu{>s, .rl~prescnla un punto de discontinuidad; estatuto del acto 
por el cual cainbia ln posición del sujeto. 
¿ C~órno poclen1os pensar el pasaje al aclo en relación con las estruc-
turas clínicas? ¿l)ifieren ellas entre sí, o guardan esencialn1e11te la 
n1is1na correspondencia? 
El pasaje al acto no es un concepto anGlítico surgido de la práctica y 
ensef\anza de Lacan, sü10 una noción proccdc11te de ln clínica psiqui<:í-
lrica cl;,lsica, introducida en el siglo XIX por Ja crinlinología. En ese 
1110111ento de su conc('ptualización denotaba itnpulsividacl de co11duc-
201 tas auto o heteroagresivas, crin1ina!es, violentas, o delincuentes. 
c:onllcvaba en ese <ÍITtbito una connotación patológica en térrninos de 
¿A quién 11rnf11. el nsesi110? 
locura, den1encia, o perversión. Dicho térni_ino sufre postcrionncnl(' 
una transforn1ación conceptual, por la cual conlicnzaa incluir y ab;HTdr 
fenón1enos 1nuy variados entre sí, dando lugar a quP se diluya in distin-
ción entre lo norn1al y lo pt1tológico. 
c;rAcias a Lncan, a partir de la teorú1 del significnnt.c, el p;1s;1jc ;)[ ilClo 
concebido por la psiquialrí;i, pasa a convertirse en un conrl'pto de fun-
da1nental inlportancia. ·ranlo en el acting out corno Pn t'l pé1s<ijc ;11 acto 
poden1os enctn1trar una estructura significante qt1e p(>rrnilP "leer" al 
sujeto en relación al acto, así conlo ta1nbién, u11a dinH'1u-;i(Jn libidinal o 
de satisfacción, que conte1nplc1 la inclusión del objeto. En dc~finitiv<l, !ns 
conceptos de significante, objeto, ()tro y satisfacci(Jn, h;in creado un;i 
concepción de pasaje al acto n1uy alejada de !J tcoriz<1tL1 por ta psiquia-
tría. Así corno Freud introdujo esa acci6n que cscapab;1 a J;1 volunl<1d y 
constituía un desecho del discurso --el acto fallido--, L;1can 1'xlrnjo e[ 
pasaje al acto del n1undo de la psiquiatría y lo inlcgrli e inc<lrporó ,1] 
can1po del psicoanálisis, despsiquiatriz<lndolo y gc1H'rali1./i.11dolo, ptH'S 
entendía t]Ue "el pasaje al acto devela la estructur;:1 f11nd;n11('n!al d(•l 
acto", según nos lo transnlite Jacques-i\lnin Miller c11 /IJacquc~; Lnc;111: 
observaciones sobre su concepto de pastlje nl acto". 
f\.esulta ftu1da1T1ental pties, subrayar los rasgos del pas,1jt> ni <H:lo. 
Este reviste el n1o(lo ten1poral de la urgencia, con la caracll'rÍstic;1 sub-
jetiva de la perentoriedad. En su fcnorncnología o condurt;1 obs('rvablc, 
se co11st-atn una discontinuidad; una ruptura de la conducL1 contínu<l, 
regular y constante, de 1<1 subjetividad, de la cadena de !l1otivos; que 
queda por fuera del c;:llculo y de lo prcn1cditado por C'l sujeto n1i(~n10. 
Se deduce de psto que lo que se dice, o lo dicho de 11n p;1sajc ;1] acto, 
surgP 11 J'OSf'criori del n1isn10. Prirnero tcncn1os el pas;1je ill acto y !tn'r-~0 1 
su construcciún. Las consecuencias del n1is1no no conl!ev;111 1H'ce;;¡¡ri;1-
n1ente el bienestar del sujeto. Lo que lo acon1pailt1 por lo gcrH'r;1] es el 
pC'rjuicío de sí y no un fin útil. Sin crnbargo, a pnrtir de L1 rvfonn.ulaci<\n 
de ~~slc concepto por p.1rtc de Lacan, vcrPn1os que bien puede servir r1 
una llHJdificación de la cconornía subjetiva, a una tnut-aci(ln subjetiva 
que conlleve un can1biu radica! en la posición de dicho sujeto)-" no de la 
persona. [)e ahí que podnn1os preguntarnos si un suj('lo t's vl rnisn10 
antes y después del pasaje al acl.o: el sujeto, luego del pasaje <il <1clo1 Y" 
no sertí el inis1nn. 
El pasaje al acto no es 111olivado en el se11tido de una C<lusa o 1noti-
vo psicológico ni es ocasion;:idu, por un hecho exterior. c:uando puede 
ser reconstruido, se ctnnprueba que es dcscnca<-Jenado por palabras o 
frases. (~on1prender esto es fundan1cntHl yc1 qu(', a~;f co1nci :-JP deserll'il- 121 
denn una psicosis por dctcrn1inadas coordenadas subjctiv;is coyunlur¡¡-
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22\ 
:l1fei11 Llt·1111 ii'1111!11rL 1 Cortos [)1111/i' C1nní1 
les/ y SL' co11:-;t·i! tiyv un síntorna neurótíco a partir de cierlas palabnis 
1·~;\'t1t'h,llL1~;1 !(J inis1no ocurre ron el pa.saje al acto_ El pasajL: al acto til'ne 
l<11nhil'.'ll sti ,-oyu11lur'-l dran1,)tica y sus cuordl'nad.is significantes. 
L..i\·,1111 l'll su ~;1'i11i1111rio dl'i 15 dt~ n()vien1bre de 1967, n1enciona las 
di:;tii1L1c; g<JnL1s dv! dC!o: at'lo fallido, pasaje al Jeto, llcfing out, dCto an~1-
lítico. f)ivvr:;n:; dl'll\S. ¿Existe t·a1nbién una garna de los pasajes al acto? 
l,'.l ¡),i~,tjL' dl ;ll'to l't-> un acontecinliento que en la vida de u11 sujeto sie1n-
prc .11.",1rrv.1 ('Ul)st·cut~11cias. En t:Sl~ sl•ntido supone una presencia rt:no-
v.td:1 dvl sujvlo yd qul-' este no es el 1nisrno antes y dc>spués. El pasaje al 
,ll'lo incidt:' :,ul)n' el sujcln pero h1rnbién .. ,.·princípalrnente-·, subre el deli-
rio, t,d t'OHtt> [_t1l'il11 lu verifil~d en el c.:tso J\irnl'l~; o sobrl: 1a ídc•a fija, en 
L'l 1',L':>º dt' f(icdrdo BarrtcLL Pndría decirse que en estos casos el pasaje 
,¡] :ictíi lu1' exit\'):io, t:n tanto inodificó !,1 fuente de goce. 
Fn e! t'd.:-;() i\inH.°'V t'! pilsaje al acto resllitó exitoso JJlll'.S rn~rrnitió la 
n'dtH'i'Ú,HI dt' l,J:; sí u tornas rnórbidos, alivi;indola así de los efectos dL! su 
;\v!iric!. :li /\iirtt'-1' ;d ,ltllcar al objl~lo se alaca a sí nlis1Tl<l, se plantea 
vn!o11L·c:; vi prohlt·1Hd del estatuto del objt'to: ¿de qué objeto SL' trata en 
('l )Jú:-,;1/t' '11 delo?; Jll"l'gunL1 ;1fí11 L'tH1 el título elegido para este volun1en 
"¿_r\ quit'n nL1L1 vi <i:>vsino?". ¿t:urií! es t:l objvto gl-'ntTddor del crin1cn? 
Bivn jlll('dc ,,(·r 11na voz, unz1 in1.igen, u otro objeto. Esto sugiere que 
í·xi: 1 lL'li dt:,ti1\L1:; l1innas de pdsajt' al actn y nu tndds resultan exitosas, si 
por ('':\Ílo >L' t'nti1·1Hle 1:1 nnitación ~:iubjetiv<l que iinplit:a un C<nnbin en Ja 
rvL1cit)11 th•l >>ltjvto ,·011 lc1 (11vnle de goce. 
l'.I 1 ld,'<ljt• ,ii ,iclo (_·s t111 intz,ntn de resolución de algo que Lacan duno-
1n111¡¡ ru1 ''t'cdivjl\11 sin sdlida subjetivo". Si L1 angustia es, entre otras 
L'o:;c1s, (11li(·.i !LtduL\:ión subjctivc1 de la presencia del objeto a, y !a dt~pre­
;-;ión, 1T1,1ni!v.:;LH'!t)n dt' rnon1vntos de vacilación de la relación del suje-
to t'Oll el ohjetn, el pdc;;1je al tlt'.!-O Sl'. inscribe Pll lln n1odo dQ relación que 
l'Xl'luv1' ;d (_){ro pvro, .d 1nis1no tlc'nlpd, preserva un nHiy partícular vín-
culo l'11ln' :;l1jc·tn y objt'tn. ¿Puede t'l pasajt' al acto l'Onstituir un¡1 scril' 
,',in !l(',1'.,d!' d .',t'r 1flld ~,olución d! l'a!!ejón sin s,11ida subjetivo'? ¿_El rasgu 
del ¡>.i:;c1jt' ,d c1, l\ i lo constituye el LJ110 solo o put:dt'. consistir en una serie 
d<' l Jno<? 
l·'.l pd:,.ijl' ,il .1cltl se prvsentd en las diversas estructuras clínicas pero 
su !u1h'1ún ~v f iudrí.1 considl'rar que no es la rnisn1a en cada estructura. 
Put·dc l1~·d1vr tiasdjes c!l dcto en la estructura de las psicosís qul' no ten-
gdn unJ funcir':i11 rt'~,olutoria J'l'Spc·cto del dc,lirio, que .Sl' rL~pitl'n: de ahí 
la in1por ldlll'!d dt' l'\',duar la pt'ligrosidad de aquel que con1etl: un L:ri·· 
l11l'l l. 
Lus ,u1_os de dc 1 lirio dt' Airnée -por esto hay que evaluar 1nuch,1s 
VL'l\~s los p.isdjl's ¿¡¡ aclo durante el transcurso de varios afios--, aparecen 
¿A iJllién 11111tt1 l'f n;;i:c>i110? 
y se presentdn con10 una reacción de fuga frente al actll agresivo. 
Mientras delira, ella no Sl' acerca al objeto y1 en este alejarse de su objt:~· 
tu real, su.spt'ndt~ el <1ctu. Si se dirige h.1cia el acto podrá l.:'ncontrar una 
resolución a su delirio. 
I)entro del pasaje al acto se puede distinguir und din1ensión de nect:-
.sidad de la estructura y otra, de contingencia. An1bos datos tienen que 
estar perrnanenten1ente presentes en el exa1nen de lo acontecido. 
·ranto el "acting out" con10 el 11 pasaje al acto 1' son nociones propias 
del psicoanálisis y no S<)n específicas de ninguna estructura en partícu-
lar. 
No obstante, existen distintas particularidades del pdsaje al acto 
hon1icida que diferencian la l)osicíón del sujeto perverso, neurútico y 
psicóticn, Esto concierne no solo a la relación del acto con la fantasía, 
sino tan1bién a la satisfaccíón involucrada y a los rasgos distintivos de 
las víctünas. 
La característica del pasaje al acto en la perversión, a diferencia de la 
psicosis, involucra la puesta en juego de un fr1ntas1T1a en la escena, por 
Jo que la elecció11 dl' las víclirnas obedece y responde a una condición 
erótica particular. 
En cainbio, en el pasaje al acto psicótico está preserite la fuerza, el 
e111puje desarticulado, iIYtposible de contornear, del fantasn1a. 
In neurótico es un critnina} inconsciente1 dice Freud; no obstante, el 
crin\l'n fantaseado puede volverse real bajo detern1inadas circunstan-
cias. 
En todos los casos se trata de puntuar la in1plicación subjetiva rela-
tiva al crin1en, antes y después del acto1 y si acaso ella verdaderarnenté 
can1bia. Se trala de analiza1~ de acuerdo al psicoanálisis, elgrado de res-
ponsabilidad del sujeto, de n1odo tal q1te pueda eval'uarse la adecua-
ción -o no- de su res1)uesta al acto. 
No toclos los hon1icidas pueden situarse en una estructura clínica 
deter1ninada, de acuerdo a la clfnica chisica, por lo que de n1odo senci-
llo y habitual se los califica con10 "canallas" o "crinlinales", sin n1<i.S. 'ral 
vez sea necesario recurrir en la n1ayoría de los casos o en una gran can-
tidad de casos al concepto conten1poráneo de ''psicosis ordinaria", 
donde los fenó1T1enos positivos resultan n1ás con1plejos de aislar o 
donde no se puede situar un franco desencadenan1ie11to de la psicosis; 
esto no significa afirn1ar que en todos los casos se trate de situaciones 
analizables, 
En los casos de los asesinos seriales psicóticos, la presencia de la ace-
leración en los tien1pos transcurridos entre uno y otro crirnen, y que 123 
n1uchas veces pern1ite identificarlos, como en el caso Dahn1e1~ lleva a 
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Sih1in Elena Tc11dl11rz 1 Cnrlo;:; f)mitc Garcú1 
interrogarnos <1cerca de si esta aceleración tnodifica la te111poralidad del 
pasaje al acto. V'11e decir, ¿cui:'indo se puede decir fehacienteinente que 
este ha concluido y cuándo, que ha retornado <l su funcionatniento? 
El acl'ins orl.t, d_cntro del disposilivo analítico, es un llamado al ana-
lista, a su interpretación. Consiste en el 1nontajc de un escenario que 
t1ucda c11 relaci6n al lugar sin1bó1ico del ()tro. E11 el pasaje al acto, por 
el contrario, no hay Otro. En el prin1er caso, el acto puede ser incluido 
e11 una tn:una discursiva; en el segundo, se produce una discontinuidad 
que afecta la posición del st1jeto. 
I ,acar1 caracteriza el pasajP al acto con dos rasgos: salida de la esce-
na y una reducción o it1clinación hacia el objeto a. El sujeto sale del 
(Jtro dir.igiéndosc hacia el objeto: estructura y 1novin1íento direccional 
del pasnje al acto. I.,acan lo eje1nplifica co11 el caso fret1di<l.110 de la 
"joven hon1osexnal'1 , que al dej;:irse caer en las vías del ferrocarril, en 
su intento de suicidio, sale de la escena an1orosa en la que estaba invo-
lucrada. 
I.__.a estruclura ten1poral que se pone en juego en el pasaje al acto en 
la psicosis es L1 de la a11ticípaci6n. No obstante, pt1ede ser diferente, 
según los distintos tipos de psicosis: esquizofrenia, paranoia, delirio 
pasional o n1elar1colía. Esta din1ensión ten1poral puede apreciarse con 
justeza si se la ctHnpnra con la estructura te1nporal de la decisión. Una 
dPcisión resulta de un procl~So subjetivo, caracterizado por Lacan, por 
Ja presencia de tres ticn1pos llarnados lógicos: el instante de ver, el tien1-
po de co1nprendcr y el 1no1nento de concluir. El prin1ero y el últüno 
funcionan en la insta11taneídad. En can1bio, el segu11lio, el tie1npo de 
ron1prendc1~ en la continuidad. La decisión que conduce al acto respe-
la la secuencia de estos trPs tiernpos, puesto que es to1nada luego de 
11aber agotado y pasado por el i111pa5sc que supone el ticn1po de con1-
prender. 
l~l pas!lje al acto presenta Ja característica de crnpujar al Sltjcto desde 
el instante de ver al n1e.Hncnto de concluir, prodttcie11do un cortocircui-
to en el tienipo de con1prender. En ese sentido se prodltce una a11ticipa-
ción. Así, la ausencia del tiernpo de comprender es correlativa de una 
certeza que dirige las acciones. 
No todo past1je al acto presenta ln característica ten1poral de la 
estructura de la psicosis. 
En la serie de asesinatos llevados adelante por asesinos seriales exis-
te un efecto n1eto11ünico, porque ·-a diferencia de otros tipos de crírr1e-
nes---, no hay nir1guna sustitución, ni extracción de goce qt1e produzca 
241 nlgún alivio o suplencia. Se plaJ1tea 1nás bien co1T10 "uno n1ás, uno n1ás, 
y l'odavín uno rnás". En los otros casos se trata de "un n1enos", con10 en 
¿A quién 111a/.a el asesi110? 
el caso de Barreda o el de Aünée, ql1e se asen1cjan a un punto de ci!pi-
tó11. Es un sín1.il de la operación lógica llainadn por Lacan ",t.;cparacit'Jn", 
propia de la constitución del sujeto. l~s con10 si tuvil>rarnos un é>·i'n1il de 
sujeto. La serie de asesinatos los hace arlarPcer COJ11l) todos iguale',<;, 
con10 la repetición de lo n1isn10: nuevan1cnte, la escena del crlnien con 
su trazo específico. Eso lo diferencia de la rcpetici(H1 en la nPurosis en 
donde el fracaso de la repetición introduce sie1npr0 algn nuevo. 
En el caso de la perversió11 la repetición n1uestra que la estructura 
del acto perverso es exactarnente la mistna, porque goza dC' esn, s;1bc de 
qué goza e intenta reencontrar el n1isn·10 goce. 
Ahora bien, en algunos hon1icidas no resulta claro si el pas;·1je al ;1cto 
se sitúa lientro del inarco de una psicosis o el de un¡¡ pcrvt'r~;ión. Fallan 
los fenó1ne11os positivos de la psicosis, no hay alucin<1cioncs ni delirios 
y a veces, hasta se busca producir la división subjetiva de! otro, con10 
en la perversión. La 1nanera en que se presenta el sujclo pone Pll sus-
pe11so el diagnóstico. Se traU1, entonces, de situ<1r en cada cJso el Psla-
tuto del ho11lici<.1io. 
Desde la perspectiva psicoanalítica no es posible consl rui r un uni~ 
versal del criinert co1no tn1npoco de la clínica. Los crfn1P1H.'S son unos 
fen(nnenos en. los que se rnanifiesta en exl-ren10 un a\l'jarnicnto de los 
signos naturales de la enferrnedad y del saber establecido. 
·roela. una serie de con1posicioncs sociales y de ~;ubjetivitL1dcs que-
dan involucradas en un hon1icidio, y estos n1alices deben ser interroga-
dos uno por uno para no eclipsar las singularidtides. 
Ln cslmclura de In maldnd 
P.obert r~esslet~ er1 su libro [)entro del 1no11struo, DlliC'Stra cú1no se u li-
liza en la actualidad el térn1ino "111onstruo", a partir del caso del asesi-
no serial Jeffrcy Dh<ln1er. Ante la ause11cia de cxp.licaci('n1 sobre c:I con1-
porta1niento de este individuo dice: "'rie11e algo de satiinico, puesto que 
escapa a toda explicación racional. aunque se dcn1ucstrc que tales 
conductas tienen su origen en la infancia y en presiones gcnl'ticc1s". Por 
olra parte, prcse11ta al asesino serial John Wayne C~ncy ron un sublilu-
lo: "¿r'or qué un n1onstruo?". La respuesta que da es: "porque asesin() 
a 33 rnucl1achos entre 1972 y 1978, y sus crín1cnes cr<1n aterradores'', 
An.te la falta de explicación, se los non1ina con el térrnino "rnonsl ruo". 
Estas consideraciones han dado higar a térn1inos co111u: "pervcrsos 1', 
"depravados'1 , o "n1alvados", a1 referirse a lc1s Llscsinos. 125 
Cuanto 1nás brutal e injustificado se presenta el crlnv'n, nu'ís se t-icn-
261 
)/lV/1/ tte1111 Ú'!ldílll'Z f Carlos f)n11tt' c;urc(¡¡ 
de"a usar lo~_.térrninos dl' "rnal", "1nalcL'ld" 1 "perversjdad" 0 "diabóli-
c'o ~)ara cald1t'i1rl\l~'. ¿(~ué lugar ocupan todns estas calificaciones? 
Ln el af'lo '.!.()()5 Benedict Carey, del Ne11; Yórk 'T'iJnes Especial, publica 
una l1lJL.1 dnndc l1;icc referencia a un debate realizado en los EE.UU., 
dCl:l'l'<l dl; L1 !Hvnte de los asesinos nHls brutales y la pertinl'ncia del con-
cepto dl' "n1allL-1d 11 dsociada n ellos. 
_[)ice: "!V1uch,1s vvces, los asesinos hacen algo n1ás que co111eter un 
cn1r1cn._ Algunos -~educen a sus víctin1as y las someten a torturas pro-
[(.H,1gadas. (Jtn>:; tienen gustos exóticos por la vivisección y la hun1illa-
c~ion st'xt.ta,I. -~uc:hos realiz<-~11 sus rituales horrorosos tanto por placer 
L<H110 l_"H)! ~ Udllpller otra raznn. Algunos científicos forenses se pusieron 
.. 1 peris.ir eu est.1 gL•nte no sin1plen1c11te con10 personas perturbadas sino 
cou~o perst:1,1_c1~'.. 'n-~alas', ~n L~l se1~tid<~ _de que su salvajisn10 deliberado y 
h.i.httu,d dcs.if1d l lld!q1ner L~xphcac1on psicológica o intento de trata-
n'.1~·nt-o. La _1n,1.yorL1 dt:. l~)S psiquiatras suele evitar la palabra 'rrialo': 
dJC c·n '}lH'. ~u u~o(). prl:c1p1taría un juicio moral que podría derivar en 
pe11,ls de. rnucrtc llHll'.Cesarias y oscurecería la con1prensión de los crí-
ine~ies violent_os. ;~unasí, rnuL'hos forenses dicen que su trabajo los 
obli¡.4,1 c1 n·l!ex1un¡¡r sobre' t~l conct.•pto del n1al y algunos hasta adn1 ite11 
qtH' no ptll';tvn vnconlrar o_tro té-rn1ino para ciertos individuos que har1 
t'.\'d!t1ddo. 1:11 u11 vsíul•rzu por estandarizar qué hace q1u.--: un crünen se 
lor'.1v p_arttcuL1rrnenü~ atroz, un grupo de investigildore.s de la 
lJnrvers1d,1d.de Nuev<1 \'urk ha desarrollado lo que llan1an una 'escala 
dL' dvpr;1vch'JOt1', qul~ califica el horror de un acto por la sun1a de sus 
det.'1lll:S. 1nac1bro> Por ~)tra parte, un experto en personalidad de Ja 
LJnivt'rs1ddd dl' ( o!n1nll1a publicó una jerarquía de 22 niveles de conl-
rorLn~Ul~uto !llidv,1do, l{llt'. deriv,1 de biografías detalladas de rn<-Í.S de 
.)00 c11uu11od('~; v1t"Jlt'ntos". 
r1_ n_·s1dtddo d,'! d.ebtttl' revela distintos puntos de vista. Para algu-
nu~., el n~t1l cei l'Hdt>1H1co, constante y potencial en todos. ()trot-J afirtnan 
l!L'.~: no Ue1H'. f-.;<'1.it1d_o ~:onsiderar la noción de n1aldad desde la perspec-
t1\¡l·',l.1~ L1 p~,1qu1aln<1 lorL~nse~ dado que dicha noción se sitúa a partir de 
t.i VJSiü!I t~t>l tlh:>vrv<tdor y se encuentra 1noldeada por valores cultura-
le~ Y. ~·el~g1l)So:-;. L~1 rH·u~·oc~~1:cia tan1bién tiene su opinión: los psicópa-
L1s !I~_nl n t1nd dlll.'rl'lll'la fis1cd en la función cerebral. La discusión s-• 
lliSl'r1h1.: c·n 1_.1 tvn>;i()n _l:xistente entre los factores gt~néticos y los socia~ 
ll_'s1,,<''.,!os t1_lt11nn> Ctlllt.'l:'.-r~ientes a los problernas fan1iliares y a los ITau-
!llcL> 1'.1f.d11tt!cs. l•.n d~f1rutiva, concluyen que el concepto de Hlaldad es 
lo ~;t.1t1t:a·11'.en1v11le "!uerte" en tanto ocultaría los problemas nlentales y 
l~)-s 1 <isgu:-; '.Hll'!l.'t'l u,dl's q Ul'. n1oti v Zlll los <-1ctos brutales de estos ase.sinos. 
Lit lodlls los l'dsus, Pl criterio ¡H.1rarnente cu·-1nt1·¡·1¡1·v<> y "St j' ¡· ¡ { < e at lS ICO Jl(l(_ a 
{-'' '/""·" '"'""'' .. ~ ... ~ .... ,. 
dice verdaderan1ente acerca de aquello que estci ii1volucrado en el acto 
crin1inal. 
¿I~esulta legítin10 establect:_•r diferenciaciones entre diversos tipos de 
crín1enes y sucesos crirninales'? 
El concepto Lie rnaldad fue· exarninado recienterr1e11te fH)f el psicoa-
nalista inglés Cl1ristopher Bollas en su conferencia "La estructura de la 
n1aldad". Plantea distintos pasos en la constitución de la n1aldad. 
En un pri.n1er n1on1cnto la bondad es presentada como .sugestión, 
con10 seducción. J\ continuación, se crea un es1)acio potencial falso, 
donde se le ofrece a la víctin1a algo de lo cual carece. Esto produce una 
dependencia n1aligna puesto que el sujeto espera recibir verdadera-
n1ente a<-1ucl10 que le fuera ofrecido. lnevitable1nenlc emerge la "escan-
dalosa traició11", que per1nite a la víctüna percatarse de que el seductnr 
no es lo que aparento.ha ser. J)e allí se desprende la "n1uerte psíquica" 
de la víctin1a, por la experiencia de n1uerle que produce el asesinato de 
s11 propio ser. Vivencia que antecede al hornicidio. Se trata de obtener 
la división subjetiva, 11acerle experitnentar el dolor de existir y hacer 
e1nerger así la a11gttstia. Esta secuencia concluye con el '1 dolor intl'r1ni-
nable", que hace que eventualn1ent(· la víctin1a o sus fan1iliares nunca 
logren sobreponerse al fatal desenlace. 
La falta de pasión tlel lado del asesino es lo que produce el horror 
ele! lado de la víctin1a, que queda paralizada ante el shock de lo que 
parece increíblt.>. _Para Bollas, la estructura de Ja rnaldad tiene su funda-
rncnlo en una vinlación de la fe del niíl.o en rt.>laciún a la bondad de sus 
pndres. El se~f de este ni\1o fue asesiuado siendo rnuy pequeüo, por una 
experiencia de abandono por parte de los padres o por un n1altrato 
extren10. l)e adt1lto, hace experirnentar entonces a sus víclin1as la n1uer--
te del sel¡· que experin1entó en su infancia, identificándose fina!n1ente 
con el se~f asesinado de sus víclirnas. 
Esta perspectiva identificatoria se diferencia de una aprehensión del 
problen1a concer)tllalizada desde el lado del goce, puesto que invo!t1c1·a 
un ele111.ento real. Los pasos detallados en su deS(Tipción ch~ la estructu-
ra de ia n1aldad n1iis bien dan cuenta de la estructt1ra de la perversión, 
en donde tiene cabida el "acto n1alvado": voluntad de goce con la que 
se intenta producir la división subjetiva y su consecuente angustid. Del 
lado del neurótico pod.enios contar con fantaslnas })Crversos o i..'On la 
existencia de un pasaje al acto hon1icída pasional, pero la angustia, en 
definitiva, queda del lado del sujeto. 
El "sinvergüenza" que ejecuta el acto rnalvado logra, paradójica-
n1ente, prod11cir la "vergüenza" del lado de la víctin1d, quien la asu1ne 127 
subjetiv<:nnente ante la ausencia de vergüenza de su verdugo. 
Sift1i11 Elena Tc11dlarz 1 Carlos [)anlc García 
Existe er1 Lacan una "teoría del 111al 1' no desarrollada; sin embargo, 
podrfru1 difcrenciarBe tres nlon1entos conceptuales. 
El prir11cro corrcspond.e al concepto de Ull mal interior, representado 
por el kakon. Este objeto particular es relon1ado por l,aca11 en distintos 
lugares. En "La agresividad en psicoanálisis" (1949) se refiere al kakoll 
que ptoducc las reacciones agresivas en la psicosis. I~n otro párrafo, al 
co1nentar el lugar prirnordic1l que ocupa la posición depresiva en la teo-
ría de Melanie Klein, subraya que la subjetivación del kakon correspon-
de a la constitución del superyó. En "Acerca de la causalidad psíqttica" 
(1945) retoina este concepto a la 1nanera ele su tesis acerca de la para-
noia de autopunición: el enfern10 golpea en el otro el kakon de su pro-
pio ser. En definitiva, este objeto no es n1ás que el objeto a, plus de goce, 
objeto éxtimo -al ckcir de ).-A Miller-, del que el psicótico se libera a 
través de su pasaje al acto. 
Al1ora bien, utilizando este tér1nino, Lacan sitúa de11tro del án1bilo 
especular a t111 enen1igo interior que afecta a otro, la víctüna. E11 el terre-
110 inH1git1ario, el sujeto -por acción de tendencias autopunitivas, con10 
en e] caso Ain1ée--, se agrede a sí n1isn10 a través de la perso11a a la que 
dirige su acto hon1icida. Sin e111bargo, dentro de este án1bito iinaginario 
se trata de i..1roducir la extracción de un mal real. El inal es un objeto 
real, el kakon, que se presenta en la relación iinaginaria co11 el otro. 
La can afirnla en su texto sobre psicoilnálisis y criminología: "A esos 
111ales y a esos gestos, la significación del autocastigo los cubre por con1-
pleto. ¿l-{abrá, pues, que extenderlos a todos los crin1inalcs, c11 la n1cdi-
da en que, según la fór1nula en que se expresa el hun1or gélido del Jegis-
lacior, con10 se supone que nadíe ignora Ia ley, todos pueden prever su 
incid('ncia y se los puede considerar, <le ahí, con10 buscadores de sus 
golpes?". F.esporH.h'.tnos, desde Lacan, que la autopunición no significa 
que el sujeto busque sus golpes, por lo que no puede exte11derse esta 
afir1nación a todos los crirninales. 
La segunda "teoría del nial", es enunciada por Lac;_u1. en el Se1ni11ario 
7. Lacan 11os enseña acerca de un goce 111asjvo al que se accede a través 
de una trasgresión. El das [)í¡¡g, la Cosa, objeto primordial, es velaLlo por 
la acción del Ideal. A partir del exan1en del arnor al prójin10, concepto 
elaborado por Fretui, Lacan concluye que el goce es un n1al, pueslo que 
cntraíl.a el i11al del otro y, en definitivn, el llan1ado del preceplo bíblico a 
an1ar al prójin10 hace oídos sordos a la tentiencia del hon1bre a la 1nal-
dad, a la agresión, a la destrucción y a la crueldad. Esta teoría del mal no 
co1nporta el recurso de lo ín1aginario para acceder a lo real, sino que el 
281 real queda ya incluido en el das [)ins;. En la rnedida en que el goce corno 
n1al .-;e enlazél al sen1ejanlP nos enconlran1os con la /{n1aldad". 
¿A q1tíé11 n1afa el asesino? 
Esta perspectiva se aclara en la tC'rccr<t f'SC<tnsión n t'I !ercf'r n101n('!l-
to tPórico que se puede llevar a cabo en relación ni 111<\l. En t'l Sc111i1101 io 
17 el objeto a se vuelve plus de goce y rcsjgnifica¡¡;~(los dos ti('rnpos 
anteriores. La pérdida de goce que se produce por la acci6n de lo ,<>iin-
bó1ico conlleva una recuperación de goce n trav(~S del objeto plus dC' 
goce. Al n1isrno tien1p(\ la inclusión del sujeto en un discurso dt'l('l"Ini" 
na un lazo social en el qtlc se aloja el objeto plus de goc(' en .su rc!ticiún 
al otro. Si este objeto/ autoeróticu, encarna el goce corno 1nal, snlo a tra-
vés del lazo social, en su acción sobre el otro, podrcí to111;1r la fonna de 
la n1aldtld o la crueldad. 
/\ porlir de estos desarrollos poden1os prcgunt<1.rno:;, dL»<.;dc Jns npnr--
tcs de Lacan1 cuál será el "enc1nigo ü1tcrior", el kakn11, que S(' l'linlina ;1 
través del acto hornicida y qué destino tendrá sobre el sujeto ltl suhjPli-
vació11 de Stl crin1e11. 
:.T 
¡29 
Crin1e11 y castigo' 
Los actos de· un individuo no snn_ ~>in cons1.:cui.,~ncüis, st•a tanto p<-1r<1 
l_'.llos n1isn1os corno pdra otros. Fn el co_1so de un crírnen, st.'.r<i prioritario 
situar la posición de quien lo ejecuta en rel~ición a lo l:ll'Ontecidu. 
Frenle d un <lClo crin1indl tas lcgislacíon(•s vigentes d1.:tenninan 1<1 
eventual culpabilidad del t1cusadn y cuúl el castigo d aplicar. Para la jus-
ticia penal, la prern.ediL.1ción y l.:l estado dL· l:onciencía duranlt' el ,1(to 
crin1inal, contribuyen, entn.: otros aspt•ctos, a establecer el grüdo de rv~,­
ponsabílidad lh~l inculpado. Pero la responsabilidad invocaLLi desde ld 
lt'gislación no es h1 rnisnH1 qul' L1 drgurnell\-acL1 Lh~sde í'.I p~_;icodn,1lisi:-;. 
No existe ninguna sociedc1d en la que Id relaciún vnlrc vl cri1tH'll y Li 
ley no se nianifieste a través del castigl). Por olra p.trte, tod<1 socit'dad 
exige· al castigado nn c1sentirnú:ntn subjt~livo rl:spl:'l'lo del lTirnvn l'Otne· 
tido y de su castigo. 
P,1rd FntH\1tdt la respons~ibilidad y L1 culpa son L1s dl)s reg!ds orch• 
nadoras del dcrL·chn. EsLis, adL'HhÍs, co1Tl'Spondt1 n d dos pcincipills psi-
coa11Edítir'l)S fundc·u·nentdles. Sir1 crnbargo, llU t)OSt'.l'n el 1ni.-,1no vcilor en 
uno y otro <únbito. 
Por lo tanto debtnloS difcrencinr, pnr un lado1 los "lugdrcs" del cri-
nH'n: el del crinlinal, l'I d.t:'l psiquiatr<1 y el dt'I jut'Z, y por tilro1 L1 l':ulp.11 
Li rl:spo11s<illllidad, L1 s~'llll·ncid y t:l cctstigo, co11sidvrdd,)~; L1nlo dc.c;de 
Li ¡)t:rspectiv;1 del dl'rechn cnn10 dc1sde L1 del psico¡1n.íli~;is. 
i lou1if'Ítlios 
El derecho pennJ distingut: L'l concepto de dL)lito rl:spvcto dl'l dl: 
hornicídio; este últirno, cuy~1 significación .tlude a 1n,1t,1r a otra persona, 
derivd etirnulógicanH~ntL: de ho1110 (ho111bre) y 1'idi11111 (derivildu de t·nrde .. 
re, n1'ltar). 
* Agradect'.nlos Ja coL1bor;1ción de !os doctores Nicolás l-':;izik y f<',1biu I'ic1ligor::J:.y 
t:n la ori.:ntación relativa dl derL>cho penal del pn·st~nte f'<1píi1do. 
131 
Siftrin Flc11r1 n'11d!ar2 1 Carlos J)a11f!' Cllrcta 
f_':n rcalilL1d no pueden distinguirse an1bos conceptos porqtte perte-
l'H'CPll a categorías distintas, El ho1n_icidio es uno de los tantos delitos 
previstos {~n las leyes penales, tales corno el hurto, la estafa, el robo o 
las JcsionPs. 
En cuanto a las nociones de critncn y delito, usadas frecucnte1nente 
con10 equivalentes, se diferencian en que este últ-in10 11nce referencia a 
algo tnás gcnfirico, 1nientras que el pri111cro sugiere u11a acción n18s 
grave y específica realizada en contra de las per.so11as. En for1na ht1bí-
tual, delito y criinr•n son considerados categorías universales, an1én de 
que existan actitudes que gent.~raltnente constituyan delilos, co1110 la 
conducta 1T1ala per se (con10 n1atar) y la n1ala i11 prohihita11z. 'Paradójica-
nH:nte, hny conductas n1alas per se que puedc11 no estar prohibid<1s, con 
lo qut1 nos adcntran1os de este tnodo en u11 terreno más filosófico que 
jurídico. 
El delito puede definirse co1no una conduela antijurídica, culpable y 
punible, que una sociedad decide sancionar, de acuerdo a los diferentes 
órdenes jurídicos y sis tenias políticos vi gen les en un tcrri torio y 
1nonlenlo histórico detcr1ninados. C:ircunscribirlo a una época específi-
ca y puntual nos per1nite sortear las paradoj<1s y diferencias culturales 
que dificultt1n tula dcfinició111T1<:1s abarcadora. 
La definición de delito es "condttcla típicJ, anlijurí(iica, culpable y 
punible", Al tratarse el delito de una construcción norn1ativa, para que 
un acto l1tnnano sea considerado con10 tal debe cu1nplir con ciertos 
ret1uisitos. En prin1cr lugar, el hecho debe constituir una conducta (acto 
hun1ano voluntario destinado a un fin). En segundo luga1~ esta condue-
la debe ser típica, es decir, debe estar prevista en las leyes pc11ales. En 
el caso del ho1nicidio, por cjen1plo, el "tipo penal" PS "el que n1atnre n 
otro", En tercer lugar, la conducta típica debe ser antijurídica. Esto sig-
nifica que no debe haber ninguna ot-ra nor111a en el ordena11llento jurí-
dico que pcr1nita realizar la conducta típica. For cjen1plo, la legítit11a 
defpnsa. lJn hornicidin con1etido en_ legítin1a defensa, no es delito. En 
cuarto lugar, !a conducta típica y antijurídica debe ser culpable. Esto 
requiere que el sujeto haya actuado de for1na tal que pueda re11rochár-
sel<' la conducta que realiz.<:1. Por otra pnrte, para la ley el sujeto ch~be 
saber lan1bi6n que la conduela que realiza es típica y antijurídica. Por 
ültin10, dl't-:ic ser t;_1n1bién punible. Esto .significa que la ley no prevea 
un;1 t1 xcus¡_1 absolutoria. El Pjcn1plo 1ni-Ís usual es que los cónyuges no 
son rcsponstiblcs d(' los hurtos y dt:fraudaciones que rec.íprocarnente 
rca!izan:11 contra ellos (art. 185 del Código Penal). 
12
1 l,e lPgislación argentina utiliza cl tr-r111ino de "delito", y en particu-
la1~ el de ''delito contra las pcrsonJsu, y no el de crin1cn o asesiní'lto. 
¿A quién rnal.ll el asesino? 
En re<1lidad es una clasificación de los delitos con fines ~;islcn1,íticos. 
El térn1ino delito no se utíliz.a solo, sino que los tipos pPnnles se prcv(>n 
en los códigos ordenados de acuerdo al bien jurídico qu(' prolegl'tt. 
I~n fornla general y denlro de un conl:ext:o coloqui<1!, se ulili:1.<1 lt1 
palabra hon1icidio como equivale11te a asesinato, pero jurídican1cntc 
hablando, el tér1nino correcto es el de hon1icidio. La palahr<1 "ascsin<l-
to" proviene de asesino, y esta, a su vez de un vocablo ;Írabt', fu1ch{chi11}, 
11ombre de los miembros de una secta religiosa <ie fun1adon1 s de hJch1s 
que, al ingresar en ella, hacían el voto ele n1¡itar a t11i.ic11 su jPfc les orde-
nara. 
Si bien el ho111icidio reniite a un solo y único aclo, la ley cst<:iblcce 
diferentes categorías a efectos de lograr un<:t regulación de la p('11,1. lJn 
hon1icidio puede ser jt1stificable legalmente si se prollucc por ;:ilguna dv 
las causas t111e conten1plan una ause11cia de resp<n1s;;1b1l1drHi penal. 
Entre ellas, se enc1u~11tran: Ja defensa propi<1, la prevenci(1n dC' un deli-
to n1ás grave y el cu1nplinliento de un deber legal. 
En térn1inos generales, una clasificaciú11 del lun1ücidio tic~1c l'n 
cue11la las siguientes categorías: 1) el ho111icidio doloso, cu0ndo existe la 
intención de n1alar a la víctin1a; 2) el ilivolu11lario, liln1bién l.L1n1,1do cul-
poso o 11egligc11.fe, cua11do aun conociendo el posible n•sultado dP la 
nlucrte el individuo cree poder evitarlo, pero faHa y t'slél SP prodttcl'; y 
3) el prctcri11f'enc1:onal, que refiere a las intenciones del bunúcid,1, (p1ien 
en principio buscó el perjuicio de una persona, sin pcnsc1r que esta 
acciú11 })Odría llegar a causar su n1ucrte. "E1l es el ca~:;o de u1.1;1 persona 
que en1pt1ja a otr<1, ngrcdiéndola, y la víctirna tropieza y C<ll' golr1c;l11clo-
se fatahnente su cabeza. 
La lcgislaci(n1 argentina difcrenci;1 varias categoríds ('.r-' h_o111icid.'1s, 
con la finali(lad de establecer una graduaciún de la pPnti. ~e d1fc·n'nc1a11 
las clases de honüciclios, no las clases de honlicidas. Fl tipo pl'n;il gl'lll'·" 
ral (horn.icidio a secas), está previsto en el artículo 79, "l'l que n1;1L1rc a 
otro será penado ... ". La pc11a prcvisL1 es de 8 <t 25;it1os dl' prisión. 
Luego, el arl. 80 prevé las distintas circunstancias agr;1v;1ril(:s, l~('Jl<i1:i:1s 
con prisión o reclusión perpetua. El artículo _81 prcv{• _una (!ts1n1_nuc1011 
de pena para los casos de hon1icidios co1ncl1dos en c11Yt1n~;ta'.H"ltlS ,1tc·· 
nuantes o crnociún violenta. El prin1cr inciso del 80 (vl cn11ot"1do c<.1n10 
parricidio), no solo conlc1npla el hon1icidio de padres, hijos y cónvt_igt•s, 
sino el de los ascendü~ntcs y dcscendicntt\ por lo que abuelos _Y !ll('!os 
tarr1bién estarían incursos en la pena agravada. El ;1rlícu!o (HJ del 
Código Fenal indica que Sl' in1pondr<l la pdsión pt•r¡H'lua t'n lns c,1sns 
de hornicidio de un padre, cónyuge o hijo; cuando se produ?.ca con 
cnsatla1nienlo, alevosía, veneno u otro procedinúento insi<linso; por 
133 
:341 
·J1U'111 t:tn111 í1'!11llitr"t. ¡ (_'(lrfus f)1111te (,'onfr1 
''_prvc1n o ¡iu.i11_ll'~;¡¡ ren1unt_~r,1tori.:1"; por placer, cndlcia y odio racial; y 
Ílll,dnH'Hll', .'>t :-,t' !lvv<i d cabo con el propósito ele ocult-,1r otro delito. No 
i:li:_;'.._,tnte, t'.~~ ltJ~ c,1:->os d~: __ 1:1uc·rh' _de un fa1niliar (en los que se aplican 
l 11 t1L 10 d __ ) dJal:, dv pn~11on) esta vonten1plada una dis1rlinución de la 
pvnd _c,ltd!Hln ':x.1~-;l,111 circunsLn1cias atenuantes, conHi son el dar1o o Ja 
('lH<>ClOll VtOJ('l!Ll 
L,_'. '"d('Vt>.·->í.,·1" cnnsi.._,te c'n el ernpleo de n1edios o n1odos de ejt~cución 
qu('.t 1vndc1n d1n'l'fa y espt·cialnu:nte a asegurar li-t con1isión de un deli-
l_t_i. :-)\l!:1,c.L'1os dv ;ilcvnsía <1qul:l!os l~n los que se aprovecha la particular 
·'·.:tucJ,~l'.H~ ,l'.t'. _dt-~¡~,1li1niento e indefensión del agredido; cudndo Ia ejecu-
L !l)11 l s s11h1t1 e 1nL'Sperach1, pur sorpresa 1 o cuando se hace 111ediante 
,JCL'Ch,_1n,z;i, tr;11npd, cinboscada o celada. 'I'a1nbién lo son la nocturnidacl 
º,el L.l1sf'r,1zj qtt\~ iinpíden el ret:onncin1iento del autor del crirnen. Este 
lr>riruno h,~ :provoc,idn L"n la doctrina jurídica rnuchas polénücas act~rca 
d~-· ~,u_ ; 1g111JH·.ido prvciso. LJsua!nH_~nle la alevosía presunone la ¡)retne-
d1L1c1nn. r 
,. 1;1 p_r~:cit) o pro1,1H:sa.ren1uneratoria es una circunstancia que le otor-
f-~d. '.d h_l:L h(~ ,u11 l_·'.1;·,H·ter a~e_lt~diblenH.~nle econón1ico. No es n(·cesario que 
l.i 'llnl_i il ]1 1 { sL1l 'to'.1_c'L·o1101n1ca St'd previa a Ja con1isión del hechn dclic-
lt vt_>r l\J .qtH'.S(' vvnlic!t,lt' objt:'t~va1nente. Lo dett~rn1inanll' es qut:• el sujetu 
c1t t1~0 ( tH11.vLL ~;_11 dl'C1on n1(iv1dn por l'Sta intencionalidad 1:~conóJnica. 
Ll ('ns¡¡n;111ut·111ti .dude a una inlención ch,liberadd e inhun 1,1na de 
;¡cn·cvnL1r!L) el d\l!or ,1 !a víctirna. Excluye los a(·tos rea!izaclos sobi~e el 
¡·,1¡Líver, o SL'<L H¡uetl) · · ¡· 1 .. ·. _ , . , _, . ,l ~) rl'd c1.<1c os con posterioridad a la rnuerte de l;i 
vít :.1 ~n,t (<':-,t()~; !)udndn constituir otro delito diferente, con10 es Ja profa-
!\J( iun dt' Cd(L1vvrvs). 
¡:¡ 1rtículo ''I 1 1 < ':í !' !' ¡ · ' ,) .t '.' _ "l l 1go en~1 contt•n1pla una st>rie de causas ate-
1:H1.'1.11/'{':-; que _poc;d:1:1t;in d('Sdt: Ullil di.srninución de la pt~na hdsta una 
i_,H !1hlv exc<llL\'ldcJ\)J.l. l,d exc;\l\_·eh1ci6n es un beneficio que no se reLl-
l-lllll,l (\JJi ld ¡n'n,i, sino con{:'! inodo en que c~l procesado transitará el 
pnH't,>;,u, ,1 S .. 1h1T, ('fl [ihl'rtnd O f'lfÍVadn dt' l'lf·¡ S'1' ))!.('Il ]·1s }J(')l · _ ,. , . . . , · ~ · ·- - ', .1 <: s pn.:v1s-
Li.~ 'u lo:--:;. 1.-!e!th)', que_ Sl' 1111rnitdn son facton.~s a tener en cuenL.1 para 
("Vdludr dll ild ('1.1-cun:;l<1Jh'i<1, no es la única. Por esa r¡¡zón, no es corree-
:,º hdliL1r dv dt'lill),'; \:Xc<1rcvlablt'S y delitos no cxcarcelables. Entre ellas: 
vi qitv !l\dLll\' ,1 u[H) l't1co1\lr;)ndosi.: en un esL.ido de en1oción violenta 
V que• Lis c' 1r1·un'-;L1nc·i,-1.<-; hicierl'n t'Xl'LLSdble"· Jo...: L'lS<>s clci11 ·¡, · · t t . . . ~ , ·-' e - , t L t,l: 111 en ;,1 
t,dus,~r uu_ (LlrHi, per1J en vez de ello, se n1ata a la person<l L'n cuestión; 
( ucindn ~l~ produce l'.t n1uc•rte de1 hijo al nact:r o t:n el estado puerperal. 
!·:11 ~,t_is '.lllIL'tdu:--; _._,ig:11~'11ll:s S(? legisla en torno a la eutanasüi y al aborto. 
, _¡¡ liH'.ll v_l liu1n1ctd10 us c.onsiderado delito en todas L:ls J~gislaciones, 
\ l llLll,u <I utro 1.:'s l'll(L'nd1do y C<lsligado corno hon·licídio solo bajo 
{' ' '/" '"' """" 
estrictas condiciones, dado que la n1uerll.' tarnbi,~n está prt'Sl'nlc en la 
gul'rra L) en la deh:1tsz1 personal. l)e cualquier 1nodo, c>xistt,n dt·litos y 
crírnt>nes CtJnsider<1dos universales por \¡_¡ legislación intt~rncicionaL 
('ntrl'. t.:llos, t'.l genocidio. Por otra parlt:.:, para que la dl•fensd persundl no 
sea considerada un delito, debe probarse que no hubo un "exceso en Lt 
iegítirna defensa". 
Pu(:de seil.alarsc que aquel crirnen que no recibe su castigo corn.:s-
pondiente, se transforn1;1 tan solo en un reproche n·1oral iníurioso contra 
un,1 persona. Solo t'.l cast-igu t:onstituye a alguien en delinClll:~nh: o crin1i--
ual, y es lo que transforrna la vagd noción de delito en u11 hecho cnncre-
lo. Est;,1blecer qut~ y cu;:iles conductas configuran delitos, crí111enes y cas-
tigos, son facultades suberanas de quienes esl<:in a Ia cabeza de.: un .sish> 
1na norn1ativo. El concepto de "cri1nen" es establecido y c1\:>ado por el 
poder co1npete11le
1 
y resulta indisoluble de la aplicación dt~l castigo. 
Crin1en y castigo se vuelven así, las dos caras d(: una rnisrna nHll'1t'.da. 
Lll rcsponsnbilidod penal 
Para que un juez pueda dcter111in<'lr la responsdb"ilid;_¡d pen,11 de un 
ü11pulado es indispensable que tenga en cul:nla la conjunción de dn~ 
elen1entos:]) la inteligencia o discernüni1~nto del individuo, que le per-
1nill~ a este c1cceder a L1 noción del bil'l1 y el rnal, y 2) ];1 libre vnlunt¡1d o 
libertdd, que le posibilita l'.Scnger entre uno u otro. 'rodo f;_iclor qu'-: 
prive de una u olr¿1 cundiclún suprin1e la irnpulabililLid. 
El crih;rio de inrputrtbilidad reside en la "conciencia" y en la libertad 
de actuar. .Algunos considL'.ran que la iinputabílidad es !a consecuencia 
del libre albedrío, L~l cual, seglin el filósofo alent.'in (;oufried W. Leibniz 
"t•s Ln1~1 propit'dad de la voluntad hurnana que pernlite <:legir entre dos 
accinnc~s: ésta quiero, é:sl,1 no quiero". 
Santo 'l'oin;'ís dL•nonüna líbn: albedrío c1 la fuerza o Í.ll'ttlL.Hl que pl:r-
n1ite elegir entre dos actos y dtjd ,11 hornbn: en una indetcr1ninación 
,:i_ctiva
1 
quv puede sL:r: a) de inicidtiva: libertad de cj~J'l'icio o contradit'-
ción, por la cual puedt> obrar o no obr,n~ aclu¡tr n inhibirse; h) Lh~ espe-
cificc1ci6n: pLH:'.cle ejecular uno y otro acto, l.~s dl'.t'ir, elet;ir t-érntinos espL:--
cíficarnente distinlos
1 
por eje1nplo: socorrl:'r a un lu:rido o rcrnat¡¡rlo; e) 
de cuntrariedad: puL'de ejecutar un d.cto lícito o ilícilo. Par.1 sus segui-
dorL'S, el libre a!b{'drío es Id piedra '1lltjllldr del lh~recho, t:I funddrnvnto 
de las iru~ludibles nociones de culpabllicüid, in1pl1tabilúLld y rl'spo11s<1-
bilidad. El hrnnbn' es libre y due11o cite sus actns (lil!er/us 11rl>itr11), p1wde 135 
currH~tt•r un delito o evitarlo. 
Silvia Elena Th11l/11rz 1 Carlos [)a11le Garcfa 
Según Aristóteles y S<lnl.o ·n_nnás, el deJito es un acto hun1ano, racio-
rla! y libre. A est:a corriente, se ha opuesto el deterrninismo de Martú1 
Lutero, quien sostiene la idea de una lucha con la libertad del querer. 
f)elern1inisrno quiere decir negación de ln libcrtad hu1nana y proclama~ 
ci(Jn del principio de que nuestros actos obedecen a una causa intrínse-
ca o extrínseca y t'sl<ln clelernünados por distintos factores: naturales, 
con10 Pl estado de nuestro cuerpo (del.ern1inisn10 fisiológico); por el 
n1otivo que pesa sobre nuestra decisión (dctern1irlisn10 psicológico) o 
por el rnedio social (detern1inísrno social). Sin en1bargo, en la pr;.ictica 
esta corriente adn1itc el libre albedrío, pues sí se consideraran los crín1e-
11cs y delitos corno hechos plenarnente deterrrlinados, entonces todo 
acto devendría irresponsable. 
(:ontlnuandoesta línea de pensan1iento, la psiquiatría S(~ ·interesa 
por el abordaje de estos problen1as1 e intenta responder a la pregu11ta 
acerca de quién t~s in1putable y quién 110 Jo cs. 
La psiquiatría en gencr81 concibe al hornbre con10 alguien libre y, 
por lo tanto, culpable- y responsnble de sus actos. Pero si quien delir1qne 
;i causíl de una enfcr1nedíld, es incapaz de comprender lo ilícito ele su 
actuación o, conociéndolo, es incapaz de inhibirse, no será considerado 
rPspnn.c::abJc ni cnlpr1ble. 
En lo quP concierne a los s11jc•tos que pad.ccen una enfcrn1cdad n1en-
!ai, el C:ódigo Penal argentino, en su nrlículo 34, scllal<1 su no punibili-
<h1d: " ... el c1ue no hllyil podido en el n1on1cnto del hecho, ya sea por 
insuficiencia de su facultades, por altera:ciones n1orbosas de h1s n1isn1as 
o por su estado de inconsciencia, error o ignorancia de hecl10 no in1pu-
i-ablc, co1npr<'ndcr 1.1 cri1Ttlnalidad del acto o dirigir sus acciones". 
En caso de co1nprobarse !a alicnaciún rncnlal el tribunal puede orde-
nar la reclusión en u11 "n1anicon1io", que en la actualidad corresponde 
a los hospitales psiquitítricos o ncuropsiquiátricos, durante el lieni.po 
que se juzgue conveniente, p<Jra no poner en peligro la vida del cnfr~r­
\1)0 y l<i de los denuts. 
La culpabilidad jurklica está enlazacla al concepto de responsabíli-
déld y ;1 la posibilidad de gobC'rnar sus acciones, por lo que todos aque-
llos que pucda11 "con1prcndcr [a criininalidad del acto o clirígir sus 
arcioncs'1 , se>rtín considerados irnputt1b\es. Por ello, sostcneinos que la 
culpa íurídica se presenta y adviene luego de con1etido el crirncn, cuan-
do a lrav0.s de un juicio, el individuo se vuelve rcsponsílble de su acto. 
J_.a palabra "rcsponsalJilidad" deriva del verbo latíno respondco, que 
signífica pnJnH'ter, ob\ig;:1r a, pagar su turno o a su vez. 
361 I ,a 1nisrnn se íundanH'nl'a ('ll las nociones dP irnputabilidc1d y culpa" 
bilhL1d. Es rcspnns;1blc entonces solo quien tenga l<1 capacidad parr1 
¿A qr1ién 1nal11 el ascsí110? 
sufrir las consecuencias del acto delictivo: sujeto ünpulable y culpablt'. 
Ahora bien, 1-;j bien los sujetos declttrados inin1pntablcs son ~~icrnprc 
irresponsables, puede ocurrir que, personas irnputa~)h's, con co11oci-
ni.iento y voluntad plena del h_echo que ejecutan, sean 1rre~-;pons;1blc's en 
aquello~ casos particular<~s especificados en el C:6digo Pcn.:11: el que 
obra bajo la prcsi6n de una fuerza psíquica irresistible o ani.cn¡¡zado de 
un 1nal grave o inni.inente; quien trnta de evit<tr un 1nal n1<1yor; aquel 
que actú~ en cumplünicnto ''ele su deber o en el lcgítiino cj<'rcicin de su 
clerecho, autoridad o cargo"; el que lo hact~ por "obcdicnrí;1 d('bidél", en 
defensa propia o en defensa de otras personas. 
Esta serie de casos no es hon1ogénca. 1\lgunos se ccntrar1 en la rJro~ 
pia persona y su posibilidad de rc.spne.sla, y otras, en J.1 relación del 
individuo co11 1u1 agente exterior. En cada caso pndrú interrogarse ('n 
qué incdida el sujeto qucd;:l incluido ---·o no-- en su accionar, l;-i\ el. casu 
de la llan1ada "obedie11cia debid;J"; esto, no solo lnvesligando o inda-
gando el efectivo conscntin1icnto del sujeto a ejecutar ~·1 acto, sino tan'.-
bién itr1pidienclo que dicho ü1slrun1ento legal se convierta en un<l lcg1·-
tin1aci6n_ del crin1e11. 
Los n1enores cie edad tan1bié11 son considerados ini1nputablcs; cs1o 
da 111gar a deliberaciones acerca de la edad en que dcjar<ín dl' serlo, Y 
las disposiciones que debPrrín aplicarse en caso de un crirn_c1: .llcv<1do <1 
cr1bo por un n1enor. Esta inin1putnbilidad del rncnor ha p(l~;1l-Jil1L1do que 
el uso de Jos nifios con10 asesinos se consht11y;1 en un instruinento c<ldt1 
vez 111ás expandido en nuestro n1undo contcn1por,)11('0, t<1l conto se 
observa en n1uchos países latinoan1crlcanos. La f;:1Ha de Ull<l rc.c;puc~ta 
legal no reducida sola11H.~nte a una privt1ción de la libcrL1d en t:! c;)n!Tx-
to dP inst-ilntos correccionales que los estign1aliz¡:in coino \TU11111;1l('s, 
deja ;i los niños y a los adolescentes en un ú11p11ssc legal, problcn\a qtt(' 
aün no ha encontrado una resoluciún adecuada, 
Pu.r<l <llgunos autores, la culpabilidad sería la rcprohaci('111 th1 l rigen--
te porque no ha obrado confonne n su deber. 
Le justicia diferencia el delito culposo (culpa) del doloso (d11l11) l:n 
(~ste últin10, el elernento funda1nental es Ja inlenriún de prodttt-ir un 
daúo, n1ientras que en el pri1nero no Jo ('S, pues se al·ti'1,1 <'n f(lr111a cu!~ 
posa bas¡índosc en cuatro ele1nentos: negligencia, itn¡H'ricial i1nprudc11-
cia e inobservancia de los regl'11nentos. 
Por otra parte, existe un dolo directo y otro indirecto. F! din'clo se 
produce cuando se quien,: n1alar a alguien; el indirl'ctn, Clld!ld(.1 ,1[ intt'n-
lar rnatar a una y.Jersona se rnala sir11ult<lnean1enle a olr;·1, a S<1h1cndt1s de 
que tan·tbién va a n1orir. El dolo directo, para cualqui('r delito, l'.S ctE\11"· 
(lo la acciún que se realiza csl'<l dircctrllnenle dirigid<1 ;1 c,H1~~,1r el r('sul-
137 
381 
Ji1u111 1.11'1111 1(·11111ar2 1 t.nr!os tJ1111/¡ 1 <:11rcú1 
Lo !'11/¡){1 (OJ110./~'llÓ111e110 y co111u e::Jfr11r:t11n1 
"l <'1ilpd .. es t.".1 t'l'i!ICL'plo que' reviste cil"rla co1n¡>l"1··,,¡.,,i y·1. . 
J ·, ¡ . . - ..... ' , que su s1v~ 
lll ¡¡ d< () Vdlld t (Jl1:;1dvrilble11H-'UÜ~ SVP(¡n se fl) L"'i"l! ¡,· ·j .. j ' 
1
, ,·,. .' ·, .· ... . -n · " le Ll'SLV un punl:o 
{ < \,t.,ld.JlllJl!Ho( 1)~,H¡u1atr1co o p:;icoanalflico. 
1
- Ll11 .. ';1l nli~;ino co11shtuye un ter.nfl central en las relig-iones, inherente 
;i <h ric; u•.; ';{'r "' !·1t1n. . F· 11 1 ' .·. . ." \ ·.' . tdnos. _¡1 e' ,)s, a culpa rerni!e a un n1odo de rcl·-1-
t.~1 .. 1n dt'l :;u¡elu < n1\ Id verdad cou10 l'ilusa; en el crist-i<inisnit\ dicha rel;-1-
l ton, ddopL1 L1 forrna de· la culpa. 
l·,n ").,¡ l"Íl'llCÍd y j • · j j" j, •.. · , .. ,1 vc1 e d( , ,,1can d1fercnc1a tres sujetos: el rt>Iirio-
:-,_1'., l'! d\' L1 CH'llt'i'.1 V i·l sufriente. El sujeto n.:'ligioso corH.iuce al ra¡'i(~~1<'l·· 
IL.»Jl'Ul, l[!H' o1·g.'111Jz,_1 t>l P('nsa1niento teüJó¡ricu Y la funciór1 ¡ ',__, - -,-
d 1 ¡) ). ¡, .. , 1 .·, I' , . . n l csc1npcna·· 
'. -.\ i - .'l,tt vt_· .Jt Jo!L '.l an.i'.1s1s del sujeto de la ciencia hace presente en 
f:i1 i:t.i llH.ludilJ]e lo:, rnc'cdn1sn1os de la obsesión y las ¡)arado1·~1s del ser1-
lJJn1vnlo dl' ·t J) 11 ·r 1 -¡ ¡· · · ,· l ¡ ! e 11 }\ dl que 'l".l'li.d cornparú con la religión. r-:1 su1'eto 
sul11v11te l'I de I·1 cun-· lt· ¡· · , , - , ,,u .i ana itrc<1, es aquel qul:' se declara cul 1able 
1 
i_~.n el ii1u11do C1HÜt'll1})0.ril_nec.' l_a Iglesia se ha pronunciado enl-l 1 lú1~·1 
( l' !l'COJl{)('('t' i f · ' -< I " . . . un t t."'iP\'L aZdllllt'nto global genertido pl)r la desigualdad 
l)., dnlc1¡.:,on1~,rno.c; idL·ológicos y la discrin1inación, entre otras ;·azones~ 
(' ' '/'"~" ,,, .. , .. ' .. 
La rdÍZ de estas divisionc's es "una herida t.'11 lo 1Y1c1,c, ínti1no cltd lion1· 
brc1", St~gún L1~; palabras de Jt1dn l-\1b!o 11. Esil herida es lLnu,_hld l)\'.t'<1do 
d la luz d1.: !d ft~ ljlil'. "cadll uno lll~V<l dt:sde su n.icin1icn!1J, l'tlllHl una 
herencia rt:cibida por sus prOtJ/'llÍtorP:-;1 h<1sta el pccadn que l\hl,1 tu10 
co111etl~". 
'f'odo docurncnlo de la lglesid p<u·tt: del supuv:-;to de l.1 Íl', L1 cu<d 
forn)a parte: del racionali.-;1no nrg,1nizddnr d1.•l pensatnicnto tc1ológico. 
Ld fe cristic111d 110 es ld cre1.,:11cid v¡H·i\ante dt'l llL.'Hrótict), sino la ¡·crtez¿¡ 
i.,h; 1.1 cn~l;n(:i<1 dt: qut: 1<1 Vl.'l"t..LH.l 1.:st-ci. y se htlild presi.,~nte t'l1 bis cusas sen-
siblt'.S. Segln1 Santo 'fornAs, L1 ccrt1.~:t.cl de creencia v~:i lo q11<: produc(: el 
;1cto de fe. 
L,1 vt:rdad del sufri1niento nl.'urótico hace' n~ferc>nci,1 <.t tontdr a la vvr· 
ddd con10 cdus,1
1 
por esn, fr:nonH'J1()tógic•11nentc~ 1 coincide con 1'1 verdad 
1.Tisti;111<=1, donde la cu!pil ¡ipan'l'C conHi hipótesi~; c<nts<1l dl· Li desgracid. 
El neurótico, sujetu sufrien.te, v~1cila en dist·inhis rnornculos, Pntn_' i.llri~ 
huir}¡¡ culpa i:ll ütro o atribuírSl'Lla sí rni~;1-r10. /\1T1bos coinci(h:n en ¡¡Jgo: 
la verdad de la Clilt)ª rc~sidlría i.:'n la culpa rnisn·ia. Por eso Lact1n .. 1firn1a 
que la culpabilidad St' transforn1<1 c•n un senti.tnien!·o de alcance l'pist{, .. 
rnico, d,1do que la causa en el cristiano c1sun1c J.1 fl)rJT\a de Ja culp~i. El 
lll:'Urólico hac(~ lo n1is1no, al asignnrl(:_' a la culpa un v;_-dor de Vl:'rdad. 
1~1 psicoant'ílisis CLH:stiona L:i relaci15n dl~ L.t nc:urosis l"t)l1 la culp;1 
put•sto que e~;ta no ocupa el lugar ch' la Vl:rd;,1d ni vl de la l'í.lu~;.-1. Fst<l 
confusión y t->uperposición proviene> del psicod11tilisis niisino, de L1 afir-· 
1nnción freudiana (ll' que' algunus delincucn.tes nu :1011 culp;,1bles dL'l 
delito que con1cteu, sino que es una t'ulpil previa la que los en1pLrj.1 a 
F)l:rpct-rdr!n. La culpa se vuL~lve así 1'1 causa que prvccdv lll crirnvn, y(-~! 
castigo que' rccj\Jl-:' el crünlual es t•l efl'cto buscado in<:onscicnlt'n1cnll'. 
Sin ernbargo, si bien la culpa fr(~ttdidna !'iene un carácterciJusal, t<11n·· 
hiC'n l'.S irH:onscicntl' y desconucidd. En ese punlo no coincide con Li 
l'uip,1 crish<ln<l. La l'tdpa, en tanto r;1zún de t'SlruL:tur-1, resu!L.1 de L1 
constiltu:ión del sujeto del iuconsciC'nte. El padecirnienlo nc·urótico de 
la culp.1 es ld forn1a siuton1<i.tic;1 con !a qut'. vi sujeh) intenta finiquiL1r 
dich<1 culp<-1, corno estructura int:lin1inablc'. 
l~xisten divl.:'rsas forrnas de tratainit:nto dl~ la culpa a nivel fenun1l•·-
nico. lJna ele ellas es la creación del sínlorna. Las dift:rentc>s estructuras 
clínicas siguen e! prncesarnicnto de L1 culpa por c<nnlnns diversos: la 
vacil,H:ión en alribulrta al ()trn o al yn1 en h1 neurosis; lil L't'rtezc1 psit'(\· 
tica de su propia culpa, en la n1ela11cu!fa; o del ()tro, en la paranoi~1; y la 
negación de la n1isrna, en el pl'rverso. El exarnen dt:; los hunlicidios nos 
conduce a pn~star especial atención 11 !;1s psicosis y a la pervt"rsión; esto 139 
no significa que en la neurosis nn existan aL'Ciotll'.S crin1inak:s. Sin 
Silvia Llena Tc11dlarz 1 Car!vs L)1111le Garc{a 
c1nbargo, cuando no se trata de un crii11c1i. asociado a fines de lucro, lo 
inás habitu<d es que e! nt~urótico se presente como un crüninal inccH1s-
ciente o itTiaginario. 
Afinnar que la culpa posee ltn carácter cstructurtll resulta de cón10 
es concebido el goce en la constitución subjetiva, pues dicha culpa pivo-
tca entre el dt'seo y el goce. La faltn, qtic da cuenta tanto de la "castra-
ción" freudiana ton10 de la inclusión del sujeto en la estructura, es sttb-
jPtivada nccesariatTH-~nte co1no culpa por parte de 1111 sujeto, sea este 
nc'urútico o no. El Sl~ntirnil~nto <.le culpabilidad no se deriva de ninguna 
<'xperiencin vivida o aconlPcida sino de un afecto producido por la 
estruct11.ra: con ese afecto se intentará cubrir la falta en c1 Otro. 
Esl<~s considcr<iciones refutan una supuesta identidad en_ ln n1anc-
ra Pn que ps abordada la culr>a en_ el neurótico, el cristi<1no y (:~1 psico-
análisis. 'L1nlo el neurótico con10 el cristiano cre(:~n que la cuJpa es la 
causa de sus desgracias y esta "culpa in1<lginada" constituye la verdad 
para Pllos. Para el psicoanálisis la culpa PS algo que va 1n<'is allú del 
fcnón1cno, en la rnedida de que cuestiona que la verdad de la culpa 
llfirn1ada o rcconoci({a sea la culpa rnis1na. Si bien constituye la cansn 
que cn1puja al crin1cn, la culpa no es necesaria1nente as1tn1ida por e] 
asesino, ni scfíalada por sus entrevistadores --·salvo que estos posean 
una íonnación <1nalítica que les pern1ita aprehend<'r que la falla de 
rcconncin1icnto no es sin6nin10 dP y 110 significa ausencia dt' culpabi-
lidad--. 
l)csde !a perspectiva del psicoant'ílisis Ja culpa puede ser enlcndi(la 
pc'rfech111H'nlc con10 aque/Jn que t'1npuja <11 sujeto al ;1scsinnlo, o a los 
suct>sivo.~ ast'.'--;Jn;üosr sin que el yo o la persona <1ue los lleva a cabo sea 
cnncic1üe dl' ello an!-cs, durant(' y después dC' su Zlccíón. Se trata de una 
culpa sin rcconocilnicnto yoico, ni afirn1ada en llnn verdad, sino desco-
nocida C' inconsciente, sin razón ni por qué: una "culpa-goce". 
La rnzá11 del cri111cn 
Fl psico;1n;·Hisis subvierte la conc{•pción popular de la culpabilidad 
al introducir la noción de scntírnicnto inconsciente de culpabilidad. 
Esto conduce a Frcud J exanünar, de un n1odo novedost\ el crin1cn en 
rclnci(n1 a su castigo. 
Para Frcud, el punto de partida n1Hico de la sociedad es el crín1cn 
tolé1nico: los hcrn1anns Sl-: sublev<1n frente al padre prin1ordial qtte con-
40! serva todas las n111jcres para sí, lo n1aL1n y, al hacerlo, e11 lugar de acce-
der a l;1s 1nujcrcs deseadas, caen bajo el in1pacto de la obedic11cia retro-
¿A r¡itiót nwfa el asesino? 
activa, por el influjo del retorno del an1or oculto tras el odio. Ese crirnPn 
prirnordial n1arca el origen de la ley y funda la hase del scntíini.vnto de 
culpa ("Tótem y tabú", 1912). 
l.,<1can reto1na el rnito de "Tótern y tabú" en el Sc1ninnrio 7, La <'f-in1 del 
psicoanálisis, y n1uestra cún10 el asesinato fue en vono: L1 ;;11nbivtilcncia 
se pone al descubierto luego del crin1en, y el a1nor al padre cn1puj.1 ;i la 
culpa y a la obediencia retroactiva. J)e e.sta n1anera, P] <lrnor ;1 l p;idrc Sl' 
vuelvt~ el reverso del superyó. 
Este análisis introduce una doble perspectiva: la subjctivació11 dP la 
falla del padre y el en1puje del superyó. El padre ideal frcudi;1110 re,c;ul-
ta interpelado aquí por Lacan. El ghosl ele l.la11Ilet le revela a este que el 
padre ha rn.ucrto en la "flor de sus pecados". L,a falta del padre h;1cc así 
su aparició11. I~ntonccs, si nos identific<1111os con el p;_idrl' p;ira s('r tnn 
s~:veros co11 nosotros rnisn1os, ¿qué falta incorporarnos <-:uaudo lo i11cor-
pora1nos a él, <.1tte nos atorn1enta tanto a través de la culpd'? 
En ''l~l n1alestar en la cultura" (1932) Frt_:ud seí\ala Psta extn1í'í.a par;i·· 
doj3. (=uanto ll1<ÍS renuncia el sujeto a lo puJsionaJ ·Cl fin de rc~~punder íl 
los nu1ndatos del superyó y hacerse an1ar por él con10 csper;1 ser <lnl<1do 
por el padre·-, 111ás aun1enta la severidt1d del supPryó. El ('1npujP al gnce 
y s11 contra1Jartida, la culpa, la falta, la fall;i a gozar, dan cu1'n!-;1 de cst<1 
paradoj<1. 
En 1915 Frcud escribe un l('Xlo titulado" Algtinos l!pos de c;1r<irler 
investigados })Or el trabajo psicoanalítico", donde inclu_vc un subtipo 
que es "Los que delh1quen por scntirniento de culpabill(LHi'', ocup<1n-
d.ose así especfficnn1ente (lel tenia de la dclincue11cia. J\llí planll'd los 
casos en los que el acto delictivo o crin1inU.l t>s el Pfcctn de u11t1 co1H'iP11-
ci<1 de culp;i qnc lo precede. t;a culpa es, entn11ccs, anterior ;1 L-1 f;dt<l. Los 
sentirnientos de culpa que (:n1ergen a C<lllSa de los deseos r'dípicll;.; de 
poseer a la tTladrc y n1aU1r a] padre hacf'll de todo 11curúti1·0 11t1 criini 
nal. En este Sl'ntído, la novt~la (~ri111cn y castigo Cl8úh}. de F('dor [)o:~­
toievski, resulta un paradign1a del pla11h~o freudiano. Fl proto1gonista 
con1ete u11 crin1e11 en busca de un c<tstigo por la culpa que lo prccvdc. 
L,<l necesidad de castigo deviene, de ese n1odo, (~l rnúvil del crinH'll o t'I 
n1óvil que conduce al acto crin1inal. l~sto concierne a la //r;11,ón del cri-
1ncn" que luego, desde la psiquiatría, será entendido y lcori1,;1do co1no 
los "n1otivos del crirnen". Frcud ubica en el lugar de la ~;in razón al 
inconscie11te, y la ntnnbra culpa inconsciente. 
Ei1 ese sentido Freud invierte la relación: no se es culpable después 
de haber con1(~tido e] <lelo sino que la culpa "inconsciL'Illl'" es pn'vl;1 y 
la que crnpuja al n1isn10. Sl~ nos prcsc11t;1 entonces el problcrna de Lts 1111 
distintas inanifcst.:1cioncs de la. culpa, que no nccesariarucntc ;-;e c.xpn.>· 
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';1fu111 Lli'1fll l1'1111111rf. 1 cortos !J1111te Lurna 
:;,in< t11n,n ~il'll! iH1ic'.1to dl' ('ulpa, sino que pueden eint:rger <l trdvés de y 
~Hn· L1 v1,1 dv un (Tll)ll'n o un robo. 
¡,:11 lt1 ¡·udrld .de· Lis "NtH"VdS confl:rencias de introducción al psicoa" 
1tci.li:,1:,'' (J\)J~ .J.J), J:n:ud nos

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