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Análisis cualitativo de Fluencias Verbales en población bonaerense de hijos asintomáticos de personas con Enfermedad de Alzheimer esporádica de 40 a 60 años

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TESIS DE LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA 
 
Análisis cualitativo de Fluencias Verbales en población 
bonaerense de hijos asintomáticos de personas con 
Enfermedad de Alzheimer esporádica de 40 a 60 años. 
 
Alumna: Geraldine Aylén Sequeyra 
L.U.: 363285490 
Tutora: Dra. Leticia Fiorentini 
D.N.I. Tutora: 26.571.716 
Firma Tutora: 
 
Área temática: Área clínica 
 
Buenos Aires, Argentina 
2018 
ÍNDICE 
 
1. RESUMEN ................................................................................................... 3 
2. INTRODUCCIÓN ......................................................................................... 4 
3. MARCO TEÓRICO ...................................................................................... 9 
3.1 NEUROPSICOLOGÍA ........................................................................... 9 
3.2 ENFERMEDAD DE ALZHEIMER ........................................................ 11 
3.3 FUNCIONES EJECUTIVAS ................................................................ 14 
3.4 MEMORIA SEMÁNTICA ..................................................................... 17 
3.5 FLUENCIA VERBAL ........................................................................... 20 
3.6 CLUSTERING Y SWITCHING ............................................................ 22 
4. OBJETIVOS ............................................................................................... 25 
5. MÉTODO Y MATERIALES ........................................................................ 26 
5.1 DISEÑO Y MUESTRA ............................................................................ 26 
5.2 DESCRIPCIÓN DE INSTRUMENTOS Y ADMINISTRACIÓN ................ 27 
5.3 ANÁLISIS ESTADÍSTICO ....................................................................... 32 
6. PRESENTACIÓN DE RESULTADOS ....................................................... 32 
7. COMENTARIOS Y CONCLUSIONES ....................................................... 35 
8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .......................................................... 37 
9. ANEXO ...................................................................................................... 45 
 
 
1 
 
AGRADECIMIENTOS: 
Agradezco especialmente a Carolina Abulafia, quien me ayudó voluntariamente 
en la confección de esta tesis, y a mi tutora Leticia Fiorentini. 
Agradezco a mi papá y a mi mamá, que me dieron todo lo necesario para que 
pueda estudiar, al igual que mi hermana Betina, mis ejemplos a seguir. 
Agradezco, por último, a mi fiel compañero Felipe, que sin su apoyo hubiese 
sido mucho más difícil. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La presente tesis sigue los lineamientos del 
Manual de estilo de la APA, 6ta. Edición. 
2 
 
1. RESUMEN 
 
El objetivo de la presente tesis es investigar las estrategias utilizadas en 
las pruebas de Fluencia Verbal Semántica y Fonológica en una población de 
hijos asintomáticos de pacientes con Enfermedad de Alzheimer Esporádica, en 
comparación a un grupo control. 
La variante semántica de esta prueba neuropsicológica, requiere que los 
participantes generen la mayor cantidad de palabras dentro de una categoría 
semántica específica, en este caso “animales”, y dentro de un tiempo limitado 
(un minuto). Para la versión fonológica del test, se pretende que los sujetos 
produzcan palabras que comiencen con una letra particular, en este caso la 
letra P, también en un tiempo de un minuto. 
Se utilizará el concepto de clustering para abordar el análisis cualitativo 
de las estrategias cognitivas utilizadas por las personas para desempeñarse 
correctamente en las pruebas de Fluencia Verbal. El clustering describe al 
agrupamiento de palabras dentro de categorías (semánticas o fonológicas), 
formando conjuntos llamados clusters. Se espera encontrar diferencias 
significativas entre grupos (hijos de pacientes con Enfermedad de Alzheimer 
vs. controles), donde los hijos utilicen menos estrategias o estrategias menos 
efectivas que los controles. 
El test de Fluencia Verbal fue administrado a 25 hijos con por lo menos 
un progenitor con Enfermedad de Alzheimer esporádica y 25 sujetos sanos 
(controles), de nacionalidad argentina (bonaerenses) y escolaridad ≥12 años. 
Ningún participante presentaba deterioro cognitivo (MMSE>27) ni 
sintomatología depresiva significativa (BDI-II<14). 
 
 
 
 
3 
 
2. INTRODUCCIÓN 
 
La demencia es un síndrome clínico, de comienzo insidioso y evolución 
progresiva, que implica una declinación cognitiva desde un nivel previo más 
alto de funcionamiento, manifestado por deterioro de varias funciones 
cognitivas (memoria, atención, función ejecutiva, lenguaje, funciones visuo-
espaciales, praxias, habilidades psicomotoras, conducta). Este deterioro 
deberá ser lo suficientemente severo como para interferir con las actividades 
de la vida diaria (instrumentales y básicas). La expresión clínica de cualquier 
demencia es a través del compromiso de las funciones cognitivas o de alta 
integración. Si bien, el síntoma más frecuente y presente en casi todos los 
casos es el trastorno de memoria, no es el único. Las alteraciones ejecutivas 
son también muy frecuentes (enlentecimiento psicomotor, trastornos en la 
atención, dificultad en resolver problemas y en organizarse) (Fontán, 2012). 
La Enfermedad de Alzheimer (EA) o Demencia Tipo Alzheimer es la 
causa más común de demencia. El síntoma inicial de la EA en el 95% de los 
casos es el trastorno de memoria. A medida que progresa la enfermedad, 
avanza la afectación especialmente de las Funciones Ejecutivas (FFEE) y 
también del lenguaje, praxias y gnosias (Fontán, 2012). 
Las pruebas de Fluencia Verbal están entre las medidas más usadas 
para evaluar el funcionamiento cognitivo de personas con daño neurológico 
(Henry, Crawford y Phillips, 2004). La tarea de Fluencia Verbal es muy sensible 
a todo tipo de daño cerebral, afectándose precozmente en procesos que 
condicionan deterioro cognitivo y en especial en la EA. Esta circunstancia junto 
con su facilidad de aplicación, justifican su presencia en las baterías 
neuropsicológicas más utilizadas (Carnero-Pardo y Lendínez-González, 1999). 
Las pruebas de Fluencia Verbal Semántica (FVS) y Fluencia Verbal 
Fonológica (FVF) son usadas para evaluar la capacidad de almacenamiento 
semántico, la habilidad de recuperación y la indemnidad de las FFEE (Butman, 
Allegri, Harris y Drake, 2000). Las tareas se centran en la capacidad de 
organizar el pensamiento y generar palabras, lo que refleja la actividad cerebral 
del hemisferio izquierdo. La región frontal, relacionada con las FFEE se 
4 
 
destacan en la parte fonológica de la tarea, y la región temporal, relacionada 
con el sistema mnésico semántico, se asocia con la parte semántica de la tarea 
(Teng et al., 2013). Aunque ambas partes de la tarea estén relacionadas más 
con una función que con otra, se piensa que la FVS impone mayor demanda 
sobre la totalidad del almacenamiento semántico, pero que ambas medidas son 
equivalentes en sensibilidad a los procesos de control ejecutivo como la 
recuperación forzada (Henry et al., 2004). 
Se ha encontrado que en la fluidez verbal influyen variables 
demográficas como la edad, el sexo y el nivel educativo. Estos efectos son 
importantes para interpretar los resultados de las pruebas de FV. Hay 
controversias acerca de qué variables influyen, y en qué grado. En términos 
generales, según Butman et al. (2000) ambas partes de la tarea tienen 
correlación positiva con los años de educación (más años de educación, mejor 
puntúan); y tienen correlación negativa en la adultez (a mayor edad, menor 
fluencia verbal). Por otro lado, no hay diferencias significativas con el sexo, si 
bien los datos en la literatura son contradictorios. 
Con respecto a la edad, las investigaciones de los efectos de esta 
variable arrojan resultados inconsistentes. Algunos han demostrado queel 
rendimiento es estable con la edad, o que la edad tiene un efecto mínimo, 
mientras que otros estudios reportan un declive significante debido al paso de 
los años (Lanting et al., 2009). Un estudio de Barry, Bates y Labouvie (2008) 
indicó que adultos mayores tendrán un rendimiento en FV más pobre que 
jóvenes adultos y su desempeño será más variable. Otro estudio sugiere que 
hay un declive de la FV relacionado con la edad, posiblemente debido a la 
influencia del Coeficiente Intelectual verbal del sujeto en el desempeño general 
de la prueba. El hecho de que algunas muestras no evidencian efectos de 
edad, puede haber sido porque las utilizaron en una población con una 
inteligencia verbal general alta (Loonstra, Tarlow y Sellers, 2001). 
En relación a la escolaridad, estudios con participantes con bajas 
habilidades verbales, ya sea por baja educación, por inteligencia más pobre o 
por ambos, mostraron resultados sustancialmente bajos. La investigación de 
Loonstra et al. (2001) arrojó diferencias significativas entre aquellos que 
5 
 
continuaron más allá del secundario y aquellos con una escolaridad ≤12, 
confirmando que los puntajes se incrementan cuando aumenta el nivel 
educativo. 
El género representa un determinante en el efecto de la educación. En 
un estudio, hombres con escolaridad ≥13, tuvieron un mejor desempeño que 
aquellos con escolaridad ≤12. No hubo diferencias entre hombres con 13 a 15 
años de escolaridad, con respecto a aquellos que tenían 16 años de educación 
o más. Los resultados fueron diferentes para las mujeres, que mostraron 
diferencias significativas según el grado de educación. No se diferenciaron de 
los hombres en grupos con escolaridad ≤15, pero hubo diferencias 
significativas de mejor desempeño para las mujeres con educación≥16 (Ruff, 
Light, Parker y Levin, 1996). 
Además de los puntajes obtenidos a partir de los test de FVS y FVF, se 
puede analizar información adicional observando el desempeño del sujeto en la 
prueba. La tarea de FV nos brinda detalles cualitativos como, por ejemplo, las 
estrategias utilizadas por los participantes para generar palabras, así como 
también los tipos de errores que cometió (de perseveración, de intrusión, 
respuestas de tipo supraordinal) (Troyer, Moscovitch y Winocur, 1997). 
La estrategia de clustering se refiere al hecho de producir palabras 
dentro de categorías semánticas o fonológicas, es decir, de agrupar las 
palabras generadas en clusters o conjuntos. Esta medida se relaciona 
fuertemente con el lóbulo temporal, la memoria verbal y el almacenamiento de 
palabras o semántico. La estrategia de switching describe la habilidad para 
cambiar entre clusters o saltar eficientemente a una nueva subcategoría, 
realizando switches. Esta habilidad de alternar entre subcategorías semánticas 
o fonológicas se relaciona con el lóbulo frontal, con el proceso estratégico de 
búsqueda, la flexibilidad cognitiva y el cambio (Troyer et al., 1997). Un error de 
perseveración es cualquier continuación o recurrencia de una respuesta verbal 
anterior sin un estímulo intermedio apropiado (Pekkala, Albert, Spiro y 
Erkinjuntti, 2008). Una intrusión es una repetición inadecuada de una respuesta 
previa al test, generada después del estímulo que interviene en la tarea, 
mientras que otro tipo de error es generar palabras que se encuentran dentro 
6 
 
de categorías supraordinadas como “pájaro, pez, insecto, etc” (Shindler, 
Caplan y Hier, 1984). 
Pacientes con EA muestran déficits en ambas tareas de fluencias, pero 
varios estudios indicaron que los daños en la FVS son desproporcionadamente 
más severos (Rinehardt et al., 2014). El rendimiento de pacientes con EA que 
propone la literatura, a grandes rasgos, se destaca por un desempeño con 
menor cantidad de palabras en ambas fluencias, siendo más pobre aún en la 
parte semántica, menor cantidad de switches y, clusters más pequeños en la 
parte fonológica, comparados con controles (Weakley y Schmitter-Edgecombe, 
2014). Con respecto a las perseveraciones, no hay consenso en la literatura. 
Algunos investigadores consideran que los errores por intrusiones, 
perseveraciones o respuestas de tipo supraordinal, aparecen únicamente en 
las fases moderadas y severas de la EA, o incluso no encuentran diferencias 
significativas entre individuos con envejecimiento normal y EA (León y Pérez, 
2011). Sin embargo, un estudio demostró que estos errores aparecen 
precozmente en el curso de la EA, en apariencia debido al deterioro temprano 
de las regiones temporales. Las perseveraciones aumentan en cantidad al igual 
que la enfermedad progresa de Deterioro Cognitivo Leve a EA (Pekkala et al., 
2008). 
El desempeño anteriormente caracterizado se evidencia marcadamente 
cuando la persona cumple los criterios diagnósticos para EA, es decir, cuando 
las alteraciones patológicas son irreversibles y los mecanismos compensatorios 
como la plasticidad neuronal son limitados. La evidencia indica que ya es 
demasiado tarde para prevenir, revertir y controlar la inexorable progresión del 
deterioro cognitivo, conductual y funcional (Berthier y Dávila, 2010). Estudios 
recientes sugieren que la acumulación de beta-amiloide puede ser evidente 20 
años antes del estadio de demencia, acarreando una sustancial pérdida 
neuronal (Sperling, Mormino y Johnson, 2014). 
La EA comienza con una fase preclínica, la cual se puede definir como 
un continuo donde las anormalidades neuropatológicas de la enfermedad se 
empiezan a acumular pero las capacidades y habilidades cognitivas son 
normales (Tan, Yu y Tan, 2014). Los procesos neuropatológicos se inician 
7 
 
décadas antes de que sean detectables síntomas, pero posibles marcadores 
cognitivos pueden ser útiles en la detección precoz y prevención de la 
demencia (García Ribas, Moreno y García Caldentey, 2014). La EA preclínica 
ha sido caracterizada por tres estadios sucesivos hasta llegar al Deterioro 
Cognitivo Leve. En el tercer estadio aparece un cambio cognitivo muy sutil que 
podría indicar el inicio de futuros problemas cognitivos en sujetos 
cognitivamente normales que de otra manera serían indetectables con pruebas 
estandarizadas del desempeño cognitivo. Este ligero cambio cognitivo, si bien 
aún no puede ser considerado un déficit, es caracterizado por una declinación 
casi imperceptible, pero que afecta a múltiples dominios cognitivos, incluyendo 
memoria episódica, habilidades verbales y aprendizaje, funciones 
visuoespaciales, atención y FFEE (Tan et al., 2014). 
A partir del estudio de biomarcadores para la EA, la identificación de 
demencia latente en individuos cognitivamente normales sería posible. 
Información respecto del estadio de la EA preclínica es crucial para el 
entendimiento de la fisiopatología y el diseño de pruebas secundarias de 
prevención (Vos et al., 2013). Es necesario disponer de herramientas 
neuropsicológicas que faciliten su diagnóstico en fases tempranas o previas a 
la enfermedad, y que permitan implementar los tratamientos farmacológicos y 
no farmacológicos que han demostrado retraso o desaceleración de las 
alteraciones cognitivas (Romero-Vanegas, Valencia-Marín, Aguirre-Acevedo, 
Buschke y Lopera, 2010). 
En torno a lo anterior, surge el interés por analizar la administración de 
las tareas de FV, como herramienta para identificar déficits en el 
funcionamiento cognitivo en una población con riesgo aumentado de presentar 
EA y poder detectar mínimos indicios de dichos marcadores cognitivos en fases 
anteriores al deterioro cognitivo por EA. Algunos autores ya han comenzado a 
abordar esta temática, como el estudio longitudinal de Weinstein et al. (2013), 
que enfatizó la importancia de la disfunción ejecutiva como un indicador 
temprano del progreso del declive cognitivo. En la primera muestra de sujetos 
del estudio, el mejor predictor cognitivo de la EA fue, de hecho, el puntaje de 
FVF medida por el "ControlledOral Word Association Fluency Test" de Benton 
8 
 
y Hamsher (1976), sugiriendo que el deterioro en el desempeño ejecutivo es un 
predictor central, y no adicional, de EA (Ballard y O'sullivan, 2013). 
La presente tesis abordará los temas de Memoria Semántica (MS) y 
Funciones Ejecutivas (FFEE), evaluadas a partir de las pruebas de Fluencia 
Verbal Semántica (FVS) y Fluencia Verbal Fonológica (FVF), teniendo en 
cuenta un análisis cualitativo de las estrategias utilizadas por los sujetos para el 
buen desempeño de dichas pruebas. La población estudiada son hijos 
asintomáticos de personas con EA esporádico, de edades entre los 40 años a 
60 años de la región metropolitana de Buenos Aires. 
La población evaluada en este trabajo no presenta antecedentes 
psiquiátricos o historial psicofarmacológico, ni quejas subjetivas de posibles 
problemas cognitivos, por lo que se esperan puntajes normales en las pruebas 
de FV de acuerdo a las normas locales. Es necesario, en consecuencia, un 
análisis de enfoque cualitativo que indague con más detalle el desempeño 
logrado, para poder pesquisar diferencias a nivel subclínico. Es precisa una 
exploración de las estrategias utilizadas en las tareas de fluencia, debido a que 
la evaluación estándar y el puntaje bruto no permiten detectar signos 
indicativos de EA preclínica, por lo que lo investigado en este trabajo es un 
análisis detallado para dar cuenta de la calidad y los atributos de las mismas. 
 
Palabras claves: Enfermedad de Alzheimer, Funciones Ejecutivas, Memoria 
Semántica, Test de Fluencia Verbal, Clustering. 
 
3. MARCO TEÓRICO 
 
3.1 NEUROPSICOLOGÍA 
 
El marco teórico de la presente tesis es el de la neuropsicología. Esta 
rama de la Psicología, que converge entre dicha ciencia y la neurología, se ha 
9 
 
expandido notablemente en los últimos años, con aportes, además, de las 
ciencias cognitivas y neurobiológicas. Estudia la relación entre las estructuras y 
el funcionamiento del sistema nervioso central y los procesos cognitivos y 
comportamentales. Es una especialidad clínica que se encarga del diagnóstico 
y tratamiento de los problemas cognitivos, conductuales y emocionales que 
pueden ser el resultado de una disfunción cerebral (Burin, Drake y Harris, 
2016). 
Comenzó siendo una disciplina fundamentalmente clínica, como 
asistente en el diagnóstico neurológico, para hoy adentrarse al terreno del 
tratamiento, el cuidado y la rehabilitación de los pacientes. Actualmente su 
aplicación puede desplegarse en el área clínica, experimental o teórica 
(Almagro Cardenete, 2002). 
Dentro de esta rama, la evaluación neuropsicológica es la principal 
herramienta a la hora de estudiar la relación entre el cerebro y la conducta, 
detectar la alteración mental orgánica y descartar otros trastornos psiquiátricos, 
diferenciar tipos de alteración, valorando el deterioro y el estado actual de las 
funciones. También, a partir de esta, se puede establecer la evolución del 
paciente, para poder así planificar estrategias y planes de rehabilitación junto 
con indicaciones terapéuticas. Asimismo, se podría estimar el resultado final o 
pronóstico y, luego, evaluar la eficacia del tratamiento (Rains y Campos, 2004). 
La evaluación neuropsicológica es indispensable para arribar al 
diagnóstico clínico probable de enfermedades neurodegenerativas como la EA, 
junto con una serie de estudios de neuroimágenes y pruebas complementarias. 
Es un requisito imprescindible dentro de los criterios NINCDS-ARDRA (National 
Institute of Neurological and Communicative Disorders and Stroke - Alzheimer’s 
Disease and Related Disorders Association) para el diagnóstico clínico de la EA 
probable (McKhann et al., 1984), mostrándose a veces más sensible a la 
presencia de una patología cerebral que otros estudios de imagen (Ardila y 
Rosselli, 2007). 
Del mismo modo, a partir de las pruebas neuropsicológicas de FV, junto 
con otras técnicas incluidas dentro de baterías estandarizadas para la 
evaluación, es que se puede conocer y cuantificar el deterioro (o no) de 
10 
 
algunas de las funciones cognitivas como la MS y algunos aspectos de las 
FFEE, pertinentes en el abordaje de esta tesis (Burin, Drake y Harris, 2016). 
 
3.2 ENFERMEDAD DE ALZHEIMER 
 
La EA es la causa más común de demencia, abarcando entre un 60% y 
un 70% de los casos. La demencia se define como el deterioro adquirido en las 
capacidades cognitivas que entorpece la realización satisfactoria de actividades 
de la vida diaria. Es un síndrome que implica déficit en la memoria, el intelecto 
y el comportamiento en general. Si bien afecta principalmente a las personas 
mayores, la demencia no constituye una consecuencia normal del 
envejecimiento (Flint Beal, Richardson y Martin, 1998). 
La EA es una enfermedad neurodegenerativa que se caracteriza por la 
presencia de deterioro cognitivo y conductual de inicio insidioso y curso 
progresivo de aparición en la edad adulta, principalmente en la vejez (Valls-
Pedret, Molinuevo y Rami, 2010). 
Según Romano, Nissen, Del Huerto y Parquet (2007), el perfil 
neuropsicológico de la EA recibe el nombre de Triple A o Tríada afasia-apraxia-
agnosia, donde las alteraciones neuropsicológicas que van surgiendo conforme 
avanza la enfermedad, además del deterioro de la memoria, tienen que ver con 
funciones como la comprensión, denominación, fluencia y lectoescritura 
(afasia), con la apraxia tipo constructiva, del vestirse, ideomotora e ideacional, 
y con alteraciones perceptivas y espaciales (agnosia). 
La EA se clasifica, habitualmente, según dos criterios: la edad de inicio 
de la sintomatología y la existencia de historia familiar. Según la edad de inicio 
es frecuentemente clasificada como de inicio temprano o precoz, si el inicio es 
antes de los 65 años, y a partir de esa edad, de inicio tardío. La EA familiar es 
una forma especial de EA de inicio temprano con una herencia autosómica 
dominante (Lladó y Molinuevo, 2006). La presentación esporádica es la forma 
más común de manifestación de la enfermedad, mientras que la forma familiar 
de EA representa un 10% del total de los casos (Lopera Restrepo, 2012). La 
11 
 
población trabajada en este estudio refiere tener al menos un progenitor con 
EA esporádica. 
Según datos de la OMS, en el mundo hay 47 millones de personas que 
padecen demencia, y cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos 
casos debido a que la expectativa de vida en los países desarrollados se ha 
prolongado notablemente. A medida que la población anciana se incrementa, lo 
hacen también las enfermedades que aquejan a este sector etario. Se estima 
que a inicios del siglo XXI, el número de sujetos mayores a 65 años constituirá 
del 15 al 20% de la población (Drake, 2006). Los altos índices de longevidad 
humana se relacionan en forma directa con la creciente frecuencia de la 
presentación de la EA. Se calcula que entre un 5% y un 8% de la población 
general de 60 años o más sufre demencia en un determinado momento (Más y 
González, 2000). 
Actualmente, el diagnóstico de la EA se realiza a partir de ciertos 
criterios clínicos a cumplir, siendo los del grupo de trabajo del NINCDS-ADRDA 
los más aplicados internacionalmente (McKhann et al., 1984). Según estos 
criterios, la EA probable se diagnostica si existe una demencia comprobada por 
examen clínico y neuropsicológico, y ausencia de alteraciones sistémicas u 
otras enfermedades cerebrales que pudieran producir el deterioro progresivo 
observado de la memoria y de las otras funciones cognitivas, entre otros 
aspectos. El diagnóstico de EA posible se establece en caso de que existan 
otras enfermedades que pueden explicar el deterioro, pero la EA se considera 
la principal responsable. Mientras que el diagnóstico de EA definitivo se 
concretaría con los criterios clínicos de la EA probable y la comprobación 
histopatológica, a través de biopsia o autopsia (Valls-Pedretet al., 2010). 
Los criterios diagnósticos actuales de EA conllevan algunos 
inconvenientes importantes. El principal de ellos es que cuando los pacientes 
cumplen los criterios mencionados ya han desarrollado una demencia, 
presentando un deterioro significativo en varias áreas cognitivas, por lo que el 
grado de patología presente en el cerebro ya es generalizado (Valls-Pedret et 
al., 2010). Por esta razón, recientemente en investigaciones para el diagnóstico 
de la EA se propusieron nuevos criterios, cuyo principal cambio es que la 
12 
 
presencia de deterioro significativo de la memoria episódica, 
independientemente del grado de pérdida funcional, junto con la presencia de 
al menos un biomarcador anormal, constatados por neuroimágenes, son 
suficientes para el diagnóstico de EA probable (Herrera-Rivero, Hernández-
Aguilar, Manzo y Aranda-Abreu, 2010). 
Existen cambios neuropatológicos propios de la EA que se caracterizan 
fundamentalmente por la agregación anormal de proteínas, que se perciben a 
través de diferentes estudios. En concreto, tau hiperfosforilada intraneuronal en 
forma de ovillos neurofibrilares y β-amiloide extraneuronal en forma de placas 
seniles. Gradualmente, estos cambios conllevan pérdida de sinapsis y 
neuronas que se manifiestan clínicamente como alteraciones cognitivas (Valls-
Pedret et al., 2010). El concepto de EA preclínica se sustenta en la evidencia 
anteriormente mencionada de que el proceso patológico de la EA empieza 
años antes de la manifestación clínica de la enfermedad. Es un período 
asintomático en el que se lleva a cabo las primeras alteraciones moleculares 
que terminan con un proceso de degeneración neuronal, concluyendo en daño 
cerebral extenso e irreversible. Aunque es la menos estudiada, esta fase 
preclínica de la enfermedad es la más importante para llevar a cabo 
investigaciones que logren una detección precoz de la enfermedad y 
tratamientos tempranos de la misma (Vos et al., 2013). La presente tesis 
ahonda en dichos cambios cognitivos imperceptibles, como una especie de 
biomarcadores cognitivos, que son todavía insuficientes para contemplarlos 
como los primeros síntomas, pero que pueden llegar a ofrecer la oportunidad 
de iniciar tratamientos a lo largo del curso evolutivo de la enfermedad antes de 
llegar a un daño cerebral irreversible. 
Según García Ribas et al. (2014), se pueden definir tres estadios de la 
EA: el estadio preclínico, el Deterioro Cognitivo Leve (DCL) debido a EA y 
demencia por EA. El DCL es considerado la fase transicional entre el 
envejecimiento normal y la demencia. Es un estado de riesgo para demencia o 
“pre-demencial”, en donde existen trastornos de memoria y de otras funciones 
cognitivas, de leve a moderada entidad, pero que no llegan a afectar las 
actividades de la vida diaria o lo hacen de manera muy leve. Inicialmente fue 
descrito sólo en pacientes con déficit de memoria, extendiéndose el concepto a 
13 
 
otros dominios cognitivos, pudiendo verse comprometidas varias funciones en 
un mismo paciente. Pacientes con DCL exhiben patrones similares en FV a 
pacientes que desarrollaron EA (Fontán, 2012). 
Sin embargo, actualmente hay contradicción en la literatura acerca de 
este constructo. Algunos autores piensan que es necesaria una revisión crítica 
de los criterios tanto del DCL como de la EA. Aunque la contribución principal 
del constructo sindrómico DCL en las dos décadas pasadas ha sido 
concientizar a los clínicos acerca de la necesidad de diagnosticar la EA en 
fases tempranas, los autores señalan que es imperativo abandonar el concepto 
de DCL, pues un porcentaje considerable de los pacientes que satisfacen los 
criterios diagnósticos actuales de DCL no desarrollan EA (Berthiery Dávila, 
2010). 
 
3.3 FUNCIONES EJECUTIVAS 
 
Los lóbulos frontales son el asiento anatomofisiológico de procesos 
cognitivos altamente especializados en la especie humana, llevados a cabo por 
una red de circuitos córtico-corticales y fronto-subcorticales. 
Las funciones frontales pueden resumirse en cinco grandes grupos: a) el 
movimiento voluntario; b) el lenguaje expresivo o habla y la prosodia motora; c) 
los procesos cognitivos necesarios para el cálculo, la atención y la memoria; d) 
el “comportamiento”, la motivación y cierta inclinación inconsciente que puede 
guiar la conducta y que llamamos la intuición, y e) las denominadas FFEE 
(Estévez-González, García-Sánchez y Barraquer-Bordas, 2000). 
Estas últimas se asientan en su mayor parte en zonas prefrontales, 
siendo el córtex prefrontal la región cerebral con el desarrollo filogenético y 
ontogenético más reciente. En consecuencia, se considera a los lóbulos 
frontales como la zona más evolucionada de la especie humana, la que más 
nos diferencia de otros seres vivos y la que mejor refleja nuestra especificidad. 
Los procesos cognitivos subyacentes a los lóbulos frontales (como las FFEE), 
14 
 
por ende, son los más humanamente superiores, complejos y evolutivamente 
desarrollados (Tirapu-Ustárroz, Muñoz-Céspedes y Pelegrín-Valero, 2002). 
Luria (1964) dio cuenta de una serie de trastornos provenientes de 
lesiones frontales, los cuales afectaban a la iniciativa, la motivación, la 
formulación de metas y planes de acción, y el autocontrol de la conducta. Ya 
existía la noción de FFEE aunque sin llamarlas de esa manera. Por su parte, 
Shallice (1982) las definió como procesos que asocian ideas, movimientos y 
acciones simples y los orientan a la resolución de conductas complejas. 
Lezak (1982) les dio el nombre de FFEE y las definió como las 
capacidades de formular metas, planificar y llevar a cabo planes efectivamente 
(controlar, corregir y autoregular el tiempo y la intensidad). Son esenciales para 
un comportamiento independiente, creativo y socialmente constructivo. 
Sohlberg y Mateer (1989) también agregan la anticipación, elección de 
objetivos, planificación, selección de la conducta, autorregulación, autocontrol y 
uso de retroalimentación (feedback). Todos los autores que discuten en la 
materia, en general están de acuerdo en ciertos puntos: el control de la 
cognición y la regulación de la conducta (Tirapu-Ustárroz et al., 2002). 
Se le dio tanta importancia a la zona prefrontal y a sus funciones, que 
quedaron relegadas el resto de las funciones frontales, de manera que en la 
actualidad se denomina funciones frontales para referirse, en realidad, sólo a la 
zona prefrontal y a las FFEE. Este término se ha empleado para describir un 
conjunto demasiado amplio de procesos, como la resolución de problemas, la 
planificación o la memoria prospectiva, por lo que se piensa que se ha 
convertido en un “paraguas” conceptual (Tirapu-Ustárroz et al., 2002). 
Las FFEE son las encargadas de transformar los pensamientos en 
acciones, organizando ideas simples para convertirlas en comportamientos 
complejos, proceso necesario para la adaptación a situaciones nuevas, para la 
autonomía personal y para poder interactuar productivamente con otros. 
Forman parte también de (fenómenos) como la personalidad, la conciencia, la 
empatía, la conducta moral y la sensibilidad social (Estévez-González et al., 
2000). Están encargadas de modular la atención y la actividad mental, 
15 
 
focalizando sobre estímulos relevantes e inhibiendo los irrelevantes (Stroop), 
permitiendo pasar de una tarea a otra fácilmente. Esta flexibilidad de respuesta 
adapta al ser humano a las demandas de un contexto variable que no admite 
respuestas de rutina (Tirapu-Ustarroz y Muñoz-Céspedes, 2005). Estas 
funciones prefrontales seleccionan, planifican y organizan temporalmente los 
procesos cognitivos, y dotan a la conducta de una cronología, de su “estructura 
temporal”. A su vez, no solamente programan la conducta sino que 
comprueban que lo que se ha hecho esté bien, monitorizando la información 
(memoria de trabajo) y la ejecución (Estévez-González et al., 2000).Siguiendo a Lezak (1982) y sus estudios en FFEE, dio cuenta de que 
pacientes que tienen una lesión significativa o enfermedad en la región 
prefrontal del cerebro, se someten a cambios de comportamiento y 
personalidad que evitan que conduzcan su vida de forma normal, socialmente 
responsable. Aquellos con lesiones leves pueden experimentar cambios en el 
manejo, la intensidad, estabilidad o flexibilidad de respuesta, o en la 
sensibilidad social. Las FFEE generalmente fueron atribuidas al lóbulo frontal, 
sin embargo, el daño en otras áreas del cerebro pueden también interferir en 
ellas. 
Con respecto a la EA, hasta hace algunos años, los desórdenes de las 
FFEE raramente se consideraban como una de las características tempranas 
de la enfermedad. Varios estudios sugerían que, en el típico síndrome de EA, 
las FFEE estaban relativamente preservadas durante las primeras etapas. El 
deterioro ejecutivo estaba relacionado con la severidad y la duración de la EA y 
simplemente reflejaban un deterioro cognitivo avanzado. Sin embargo, en los 
últimos años, se reportó que pacientes con EA estaban deteriorados 
tempranamente en una variedad de tareas que podían ser consideradas una 
medida de las FFEE (Allain, Etcharry-Bouyx y Verny, 2013). 
Hoy se considera que el deterioro de las FFEE es común en desórdenes 
neurodegenerativos como la EA. Los déficits ejecutivos caracterizan las fases 
iniciales de la EA y del DCL, y están clínicamente correlacionados con 
síntomas neuropsiquiátricos y pérdida funcional (da Costa Armentano, Porto, 
Nitrini y Brucki, 2013). En distintos estudios, pacientes con EA mostraron 
16 
 
deterioro en la memoria de trabajo, la iniciación, perseveración, resolución de 
problemas, dificultades desarrollando estrategias lógicas y ejecutando planes 
predeterminados. La inhibición es probablemente la función ejecutiva más 
alterada en la EA (Traykov, Marcie, Dalla Barba y Boller, 1999). 
Según el equipo de Allain, los déficits en la memoria son 
tradicionalmente considerados los más tempranos y más profundos síntomas 
de la EA, del DCL y de la EA preclínica. Sin embargo, junto a los déficits de la 
memoria, las alteraciones ejecutivas ocurren en las primeras etapas de la 
enfermedad y son anteriores a daños en el lenguaje, la atención sostenida y 
praxia. El declive de las FFEE puede ser detectado muy tempranamente en el 
curso de la EA y estas dificultades podrían ser predictores del desarrollo de 
demencia. Estudios longitudinales demostraron que desempeños 
anormalmente bajos en pruebas cognitivas, incluyendo medidas de FFEE, 
pueden ser evidenciados años antes del diagnóstico clínico de EA en varios 
aspectos de la cognición, no solo de la memoria, prestando especial 
importancia a los 3 años anteriores al diagnóstico clínico, donde se evidencia 
una aceleración del decaimiento. Medidas de la inhibición, del switching y del 
mecanismo de coordinación del ejecutivo central parecen ser marcadores 
relevantes para una detección temprana de la EA (Allain et al., 2013). 
 
3.4 MEMORIA SEMÁNTICA 
 
La MS es aquella vinculada al uso del lenguaje y se define como el 
conjunto organizado de los conocimientos culturales y lingüísticos que carecen 
de contexto (Tulving, 1972; Drake, 2006). Es el conocimiento semántico el que 
integra nociones como el significado de las palabras, el conocimiento de 
objetos o elementos concretos y, contenidos didácticos como principios de 
física, acontecimientos históricos o geográficos (Dalmás, 1993; Llorente 
Vizcaíno y Cejudo Bolívar, 2001). La información almacenada en este sistema 
mnésico, reúne las proposiciones generalizadas sobre el mundo, las 
características y atributos que definen los conceptos, así como los procesos 
17 
 
que permiten su recuperación de forma eficiente para su utilización en el 
pensamiento y el lenguaje (Martin y Chao, 2001; Harris, 2007). 
La MS refiere a un almacén permanente de conocimiento 
representacional que incluye hechos, conceptos, así como palabras y sus 
significados, y un normal desempeño en tests de MS se apoya en un almacén 
de memoria intacto y un fácil acceso a la información (Mueller, 2015). Las 
evidencias de la alteración de la MS en la EA, se obtienen en el contexto de 
una evaluación neuropsicológica, a partir de los resultados de las tareas de 
denominación, de FV y de asociación semántica (Harris, 2007; Martínez Cuitiño 
y Jaichenco, 2012). De todas las pruebas, se ha reportado que la fluidez verbal 
es una de las medidas más sensibles para detectar alteraciones semánticas 
(Peraita y Moreno, 2003). 
Fallas en FVS sugieren una alteración en el acceso al significado de las 
palabras y un déficit subyacente en la organización y/o recuperación interna del 
léxico, cuando denotan un caudal verbal reducido al intentar producir o generar 
nombres de categorías semánticas (Allegri et al., 2002). En las personas con 
EA, los lóbulos frontales se encuentran afectados, ocasionando dificultades en 
el procesamiento de la información semántica (Rubinstein, Martínez Cuitiño y 
Grasso, 2014). 
A pesar del deterioro en este sistema de memoria, en los estadios leves 
y moderados de la enfermedad, esta disminución no alcanza a producir una 
interrupción significativa de la MS. Algunos componentes del sistema 
semántico permanecen intactos y los pacientes con EA pueden llevar a cabo 
algunas tareas semánticas con relativa normalidad, siempre que no requieran 
de ellos manipular la información semántica intencional o conscientemente. Es 
por eso que cuando deben auto-iniciar un esquema de codificación nuevo o 
inusual, como la codificación de palabras por su pertenencia a una categoría 
semántica, presentan dificultades (Nebes et al., 1989). 
Hay consenso en la literatura con respecto a que uno de los primeros 
signos de la EA son los trastornos mnésicos. A medida que la EA avanza, los 
déficits semánticos van, progresivamente, en aumento (Harris, 2007). Según 
Patterson y Hodges (1997), muchos de los trastornos de la memoria y de la 
18 
 
comunicación, reflejan alguna disfunción de la MS. Sin embargo, la MS no ha 
sido estudiada ni utilizada lo suficiente, comparada con memoria episódica, y 
no es considerada un cambio cognitivo temprano en la trayectoria de la EA. 
Tanto la MS como la episódica, integran el subsistema de memoria explícita, 
aquella que contiene todo conocimiento que el sujeto puede comunicar 
explícitamente bajo una forma de evocación verbal o no verbal, para lo cual 
debe referirse a los conocimientos adquiridos previamente (Allegri et al., 2005). 
A pesar de su escasa exploración, recientes observaciones indican que 
la degradación en la organización semántica, es un signo destacado a medida 
que progresa la EA y que, si bien en fases iniciales y leves no es tan grave 
como la memoria episódica, se infravalora por la afectación de ésta (Llorente 
Vizcaíno y Cejudo Bolívar, 2001). La memoria episódica es ampliamente 
considerada como el déficit más temprano y severo de la EA. A pesar que hay 
mucha evidencia que acuerda que la EA es también caracterizada por un déficit 
prominente de MS, permanece un desacuerdo generalizado (Henry et al., 
2004). La medida de MS fue el primer indicador de un deterioro cognitivo, 12 
años antes del diagnóstico de EA en un estudio de Amieva et al., (2008). 
Además, se ha demostrado recientemente que medidas de MS del test de FVS 
es uno de los parámetros más sensibles estadísticamente para evaluar la 
progresión desde una cognición normal a un estado clínico de EA (Papp, 
Rentz, Orlovsky, Sperling y Mormino, 2017). Estudios en la misma población de 
la presente tesis, proporcionaron evidencias de diferencias significativas en 
materia de memoria. Los hijos de pacientes con EA tuvieron puntajes más 
bajos en memoria episódica verbal (RAVLT) y en la capacidad de 
conceptualización (subtest de Vocabulario – WAIS III), la cual está 
estrechamenterelacionada con la MS. Estas alteraciones podrían representar 
manifestaciones tempranas de EA de inicio tardío, en relación a cambios 
neuropatológicos en el cerebro (Abulafia et al., 2017). 
 
 
 
19 
 
3.5 FLUENCIA VERBAL 
 
La fluidez verbal es la capacidad de producir un habla espontáneamente 
fluida, sin excesivas pausas ni fallas en la búsqueda de palabras. La fluidez 
verbal mide principalmente la velocidad y facilidad de producción verbal del 
sujeto (Butman et al., 2000). 
El test de FV fue desarrollado por Arthur Benton hace 40 años. Luego 
fue incluido en la prueba Multilingual Aphasia Examination en un formato 
diferente y con un nuevo nombre, Controlled Oral Word Association Test 
(COWAT) (Benton y Hamsher, 1976), como se conoce hoy comúnmente a la 
parte fonológica de la tarea. Hay distintos formatos del test, pero las versiones 
más utilizadas actualmente en las comunidades anglosajonas son F, A, S en la 
parte fonológica y “animales” en la parte semántica o categórica (Brickman et 
al., 2005). 
El test de FV evalúa la capacidad de almacenamiento semántico, la 
habilidad de recuperación de la información y la indemnidad de las FFEE 
(Butman et al., 2000). Las tareas de FV determinan la disponibilidad del sujeto 
para iniciar una conducta en respuesta ante una tarea novedosa. Asimismo, 
valora las funciones del lenguaje como denominación y amplitud del 
vocabulario, la velocidad de respuesta, la organización mental y las estrategias 
de búsqueda. También se ha propuesto que influyen en la ejecución, la 
atención y vigilancia, el almacén léxico o semántico, los mecanismos de 
recuperación y la memoria de trabajo (Ramirez, Ostrosky-Solís, Fernández y 
Ardilla-Ardilla, 2005). 
La evaluación se centra en la capacidad de organizar el pensamiento y 
las estrategias utilizadas para la búsqueda de palabras. Esta capacidad de 
generar palabras refleja la actividad de las regiones cerebrales frontal (FFEE) y 
temporal (sistema mnésico semántico) del hemisferio izquierdo. La parte 
fonológica de la evaluación se relaciona más fuertemente con la zona prefrontal 
del cerebro y por ende con las FFEE; mientras que la tarea semántica 
correlaciona en mayor medida con la memoria (semántica). Se generan 
típicamente más palabras en FVS porque en la variante fonológica las 
20 
 
respuestas no están todavía agrupadas en presentaciones organizadas y, 
reglas más restrictivas hacen que incremente la demanda en el monitoreo y en 
la memoria de trabajo por lo que requiere un control ejecutivo mayor. La FVF 
necesita estrategias de búsqueda basadas principalmente en representaciones 
lexicales amplias mientras que la FVS requiere buscar ítems de una categoría 
supraordinal y recae en asociaciones semánticas dentro de la categoría misma 
(Teng et al., 2013). 
El test de FV es una de la pruebas de mayor uso en la valoración 
neuropsicológica, tanto clínica como experimentalmente. Debido a que es fácil 
y rápido de administrar, y por la importancia de los procesos cognitivos que 
puntúa, es parte habitual de toda evaluación neuropsicológica. La tarea 
consiste en generar tantas palabras como sea posible, fonológica y 
semánticamente, en un determinado tiempo. Para ello se separa en FVS, 
donde lo que se pretende generar son palabras de un mismo campo semántico 
(animales), y FVF en la cual se pide palabras que empiecen con una letra 
preestablecida por el examinador (letra P, en países hispanohablantes) 
(Ramirez et al., 2005). 
El puntaje total se obtiene sumando las palabras correctas generadas en 
el minuto dado, teniendo en cuenta las reglas de puntuación para cada una de 
las partes de la tarea. Una aproximación más detallada de la calificación, 
consiste en prestar atención a los errores que produce el sujeto al cometer 
repeticiones, perseveraciones, intrusiones de otras letras o categorías, 
parafrasias, etc. Deben ser revisados cuidadosamente dado que ellos proveen 
una valiosa información cualitativa de ciertos tipos de trastornos cognitivos 
(Butman et al., 2000). 
Pacientes con EA, por ejemplo, muestran déficits en ambas fluencias, 
pero varios estudios indicaron que los daños en la FVS son 
desproporcionadamente más severos. Se ha visto en la EA un desempeño 
mucho más pobre en FVS comparado tanto con la prueba de FVF como con el 
rendimiento de adultos mayores sanos (Rinehardt et al., 2014). Este patrón 
permanece estable con el incremento de la severidad de la enfermedad y 
puede reflejar el rol importante de los lóbulos temporales en la MS y la 
21 
 
tendencia a cambios neurodegenerativos en el lóbulo temporal en la EA (Teng 
et al., 2013). 
Algunos autores propusieron que esta discrepancia que se encuentra en 
los tests de FVS y FVF en pacientes con EA también puede estar presente, en 
grado menor, en controles sanos, y por lo tanto podría representar una 
tendencia normal. Además, los índices de FV en conjunto, son peores que los 
índices de FVS o FVF tomados por separado para detectar pacientes con EA, 
sugiriendo que las pruebas de FV no tienden a proveer utilidad adicional para 
predecir el pasaje del DCL a la EA (Teng et al., 2013). Otros autores postulan 
que las pruebas de FV no son equivalentes para diferenciar pacientes con EA 
del envejecimiento normal ya que no son de igual sensibilidad ni especificidad; 
la FVS es superior a la fonológica en esta discriminación, aún con pacientes 
con demencia leve (Monsch et al., 1992). 
Por otro lado, otros autores sugieren que la discrepancia entre las 
pruebas de fluencias surge de la fuerte vinculación de la prueba de FVS con la 
MS, la cual está dañada en la EA. Y que dicha discrepancia ha servido para 
diferenciar la EA de la demencia frontotemporal y los puntajes de la FVS han 
anticipado el pasaje del daño preclínico a la EA, lo que puede sugerir el rol 
importante de la desigualdad entre las fluencias en el diagnóstico diferencial 
(Herbert, Brookes, Markus y Morris, 2014). 
 
3.6 CLUSTERING Y SWITCHING 
 
La puntuación de las pruebas de FV teniendo en cuenta solamente la 
suma total de las palabras, no captura totalmente todos los aspectos 
importantes del desempeño de los participantes. Por esto hay estudios que 
observan los errores de perseveración, de intrusión, la producción de grupos 
categóricos (en contraposición a ejemplos específicos) y el número de 
ejemplos generados en cada categoría (Troyer et al., 1997). Se 
conceptualizaron así, dos importantes componentes cualitativos disociables del 
desempeño en las pruebas de FV, las estrategias de clustering y de switching. 
22 
 
La estrategia de clustering se refiere al hecho de producir palabras 
dentro de categorías semánticas o fonológicas, es decir, de agrupar las 
palabras generadas en clusters o conjuntos. Esta medida se relaciona 
fuertemente con el lóbulo temporal, la memoria verbal y el almacenamiento de 
palabras o semántico (Troyer et al., 1997). 
La estrategia de switching describe la habilidad para cambiar entre 
clusters o saltar eficientemente a una nueva subcategoría. Esta habilidad de 
alternar entre subcategorías semánticas o fonológicas se relaciona con el 
lóbulo frontal, con el proceso estratégico de búsqueda, la flexibilidad cognitiva y 
el cambio (Troyer et al., 1997). 
Un desempeño eficiente en las pruebas de FV implicaría utilizar dichas 
estrategias, elaborando clusters con palabras relacionadas semántica o 
fonológicamente y, cuando se agota la subcategoría, cambiar a otra 
(switching). Para un rendimiento óptimo en ambos tests es necesario de buena 
MS así como un proceso de búsqueda efectivo (Troster et al., 1998). 
El patrón de desempeño de pacientes con lesiones en el lóbulo frontal, 
comparados con un grupo control, demostró una menor frecuencia de 
alternancia con clusters de tamaño normal en ambas fluencias. El desempeño 
de pacientes con lesiones temporales, en FVF, fue normal para ambas 
estrategias; enFVS, tuvieron problemas en switching en comparación con 
controles normales y, pacientes con lesiones temporales izquierdas produjeron 
clusters más pequeños que pacientes con lesiones derechas. Por lo tanto, los 
mejores indicadores para discriminar los grupos de pacientes fueron el 
switching de FVF y el clustering de FVS. Estos datos son consistentes con 
investigaciones previas donde los mismos índices diferencian a grupos con 
demencia. El switching de la FVF estaba alterado solo en demencia tipo 
Parkinson, donde está involucrada la región frontal predominantemente; 
mientras que en la EA el clustering de la FVS estaba dañado, donde predomina 
el lóbulo temporal (Troyer, Moscovitch, Winocur, Alexander y Stuss, 1998b). 
Estudios sobre envejecimiento normal demostraron que la vejez tiene un 
efecto particularmente significativo en FVS. Adultos mayores tuvieron en 
promedio, clusters de tamaño más grande comparados con jóvenes adultos en 
23 
 
FVS. Este efecto puede corresponder a un incremento de los conocimientos 
semánticos debido a la edad (Lanting, Haugrud y Crossley, 2009). Sin 
embargo, en otro estudio se comparó a adultos mayores sanos y pacientes con 
EA, y ambas poblaciones mostraron un pobre desempeño en la producción de 
palabras, clusters y switchings, evidenciando un patrón temporal similar. 
Teniendo en cuenta un dato relevante, que los adultos mayores sanos tenían 
más edad que los pacientes con EA, este estudio sugiere que los pacientes con 
EA (de menor edad) se acercaron a las fluencias de una manera similar que el 
envejecimiento normal (Weakley y Schmitter-Edgecombe, 2014). 
El rendimiento de pacientes con EA que propone la literatura describe un 
desempeño de menor cantidad de palabras y switches en ambas fluencias, 
implicando FFEE pobres y daño en el lóbulo frontal; el total de palabras es más 
pobre en FVS que en FVF, sugiriendo un daño en el lóbulo temporal; y el 
tamaño de los clusters es menor comparado con controles en FVS y no en 
FVF, lo que sugiere una distorsión del sistema semántico en lugar de un déficit 
en la habilidad de producir clusters estratégicamente (Weakley y Schmitter-
Edgecombe, 2014). Estudios anteriores mostraron que pacientes con EA 
produjeron menos palabras en ambas fluencias, clusters más pequeños (mitad) 
en ambas fluencias, y no hubo diferencias significativas en el número de 
switches en FF, mientras que en FS alternaron menos. Estos hallazgos de 
clusters más pequeños en FVS entre pacientes con EA son consistentes con la 
idea de que el empobrecimiento de la MS contribuye con el deterioro de la 
fluencia en esta población. Es decir, producir palabras dentro de clusters 
semánticos requiere la habilidad de identificar subcategorías semánticas y 
generar ejemplos de esas subcategorías, y esa habilidad semántica está 
dañada en la EA. Inesperadamente, pacientes con EA alternaron con menos 
frecuencia que los controles en FVS. Es posible que el deterioro de la MS en la 
EA resulte en una dificultad de distinguir subcategorías de animales y, así, en 
una dificultad para alternar entre estas subcategorías. Daños semánticos 
severos, en otras palabras, pueden afectar potencialmente tanto a la estrategia 
de clustering como al switching en FVS (Troyer, Moscovitch, Winocur, Leach y 
Freedman, 1998a). 
24 
 
Una explicación alternativa para el daño en el switching de la FVS es 
que ese switching disminuido puede reflejar procesos de búsqueda 
defectuosos dentro de la MS, más relacionado con las FFEE. Otra explicación 
en la misma línea, teniendo en cuenta que los clusters se relacionan con el 
lóbulo temporal y el switching con el lóbulo frontal, es la secuencia de los 
cambios neuropatológicos en EA: empiezan por el temporal y el parietal y 
después por el frontal, lo que explica la disminución del tamaño del cluster en 
ambas fluencias y la disminución del switching en la FVS únicamente (Troyer et 
al., 1998a) 
Un estudio longitudinal de sujetos con quejas de la memoria de Fagundo 
et al., (2008) reveló que, en la primera evaluación, el subgrupo de pacientes 
que padecieron posteriormente EA en el seguimiento, produjeron 
significativamente menos palabras correctas y clusters más pequeños que el 
subgrupo que no terminó con demencia. No hubo diferencias en switching en 
estos 2 subgrupos. Los déficits en FVS han demostrado ser sensibles y 
específicos en diferenciar entre controles sanos y pacientes con EA y se 
encontró que predicen el desarrollo de la enfermedad en personas con quejas 
en la memoria antes de un diagnóstico clínico, así como el progreso de 
individuos sanos a DCL y demencia (Pakhomov y Hemmy, 2014). El desarrollo 
de EA fue mejor pronosticado por el tamaño del cluster que por el total de 
palabras generadas o por el switching, por lo que un análisis de los clusters 
puede mejorar la exactitud del diagnóstico temprano de EA (Fagundo et al., 
2008). La información cualitativa en las palabras de FVS es útil para predecir el 
declive cognitivo y funcional entre adultos mayores en riesgo de desarrollar EA 
(Clark et al., 2014). 
 
4. OBJETIVOS 
 
El objetivo general del presente estudio es comparar el uso de 
estrategias y el desempeño cognitivo en tareas específicas de Fluencia Verbal 
en los dos grupos de estudio (hijos de personas con EA y controles). 
25 
 
1. Objetivo específico: indagar sobre el uso de estrategias cualitativas 
1. Hipótesis: se espera que el grupo de hijos de personas con EA utilice 
menos estrategias o estrategias menos efectivas que el grupo control. 
2. Objetivo específico: analizar el nivel de productividad y la presencia de 
perseveraciones. 
2. Hipótesis: el grupo de hijos de personas con EA va a presentar mayor 
número de perseveraciones en comparación con el grupo control. 
 
5. MÉTODO Y MATERIALES 
 
5.1 DISEÑO Y MUESTRA 
 
Para la realización de la presente investigación, se llevó a cabo un 
diseño cuasi experimental de tipo transversal. 
El diseño cuasi experimental es una derivación de los estudios 
experimentales, en los cuales la asignación de los pacientes no es aleatoria 
aunque el factor de exposición es manipulado por el investigador (Segura 
Cardona, 2003). Kirk (1995) afirma que los diseños cuasi-experimentales son 
similares a los experimentos excepto en que los sujetos no se asignan 
aleatoriamente a la variable independiente. Se trata de diseños que se utilizan 
cuando la asignación aleatoria no es posible o cuando por razones prácticas o 
éticas se recurre al uso de grupos naturales o preexistentes como, por ejemplo, 
sujetos con una determinada enfermedad. 
Los diseños transversales se caracterizan porque estudian el fenómeno 
en un momento temporal concreto, de manera que la variable de respuesta o 
variable dependiente se mide en un único momento temporal. Se trata de 
diseños en los que se comparan grupos (Arnau, 2003). 
26 
 
Para el análisis y desarrollo de la actual tesis, se tomó una muestra de 
25 hijos con por lo menos un progenitor con EA esporádica y 25 sujetos sanos 
(controles), apareados por edad y nivel educativo, entre 40 a 60 años de edad, 
de nacionalidad argentina (bonaerenses) y escolaridad ≥12 años. 
Los criterios de inclusión fueron un puntaje mayor a 27 en MMSE para 
descartar deterioro cognitivo y una puntuación menor a 14 en el BDI para 
descartar sintomatología depresiva. Los criterios de exclusión fueron 
antecedentes neurológicos, psiquiátricos o farmacológicos que pudieran 
eventualmente comprometer la función cognitiva. 
Se obtuvo un consentimiento informado de todos los colaboradores 
antes de comenzar con su participación en el estudio, brindándoles 
conocimiento de que podían finalizar la prueba cuando quisiesen. 
 
5.2 DESCRIPCIÓN DE INSTRUMENTOS Y ADMINISTRACIÓN 
 
A todos los participantes se les administró un consentimiento informado 
para proteger sus derechos, el cual se puede ver en el Anexo. 
Una vez firmadoel consentimiento, se procedió a administrar el Mini-
Mental State Examination o MMSE (Folstein, Folstein y McHugh, 1975), un 
formulario simplificado, con puntaje, de la examinación del estado cognitivo 
mental desarrollado por Folstein en 1975. Este test es una evaluación tipo 
screening para realizar un rastreo general de alteraciones cognitivas y detectar 
los signos iniciales de un síndrome demencial. El MMSE consiste en una serie 
de tests que evalúan orientación (autopsíquica, en tiempo y lugar), memoria de 
corto y largo plazo (fijación y recuerdo diferido), atención, lenguaje (compresión 
verbal y escrita, expresión verbal –repetición y articulación- y expresión 
escrita), praxias (por comando escrito y verbal) y habilidad visuoconstructiva. El 
puntaje de corte más aceptado de la literatura es el de 23/24 (27-30=normal; 
25-26=dudoso o posible demencia; 10-24=demencia leve a moderada; 6-
9=demencia moderada a severa; y 0 a 6=demencia severa). Es fácil de 
administrar, tiene amplia aceptación y es el más usado en rastreos iniciales, 
27 
 
pero es criticado por su baja sensibilidad, especificidad y el sesgo relacionado 
con el predominante componente lingüístico de la prueba. En nuestro país se 
cuenta con una versión original traducida al español y armonizada para los 
modismos rioplatenses (Allegri et al., 1999). Esta herramienta se incluyó en la 
batería de tests utilizados para la presente tesis, con el fin de descartar sujetos 
que pudieran tener algún grado de deterioro cognitivo. El criterio de inclusión 
para este estudio fue un puntaje mayor a 27 para descartar deterioro cognitivo. 
Luego se administró otro instrumento de screening, el Inventario de 
Depresión de Beck-II o BDI-II (Beck, Steer y Brown, 1996) cuya finalidad es 
medir la severidad de la depresión en adultos y adolescentes a partir de los 13 
años con diagnóstico psiquiátrico. No especifica un diagnóstico clínico, sino 
que identifica síntomas típicos de la depresión severa o de la depresión que 
requiere hospitalización de acuerdo a los criterios diagnósticos de los 
trastornos depresivos del DSM-IV, 1994. Es una prueba de autoadministración 
o autoinforme, compuesto por 21 ítems, cuya puntuación total máxima es 63 
(puntajes de corte: 0-13 mínimo, 14-19 leve, 20-28 moderado, 29-63 severo). 
Es uno de los instrumentos más utilizados y aceptados para detectar casos de 
depresión en poblaciones normales, y es reconocido por su alta confiabilidad 
(Beck, Steer y Brown, 2006). El propósito de agregar este cuestionario se debe 
a que la depresión suele tener impacto en la memoria, la atención, la velocidad 
de procesamiento y en las FFEE. Un nivel moderado o grave de depresión 
podría impactar en el desempeño de los tests cognitivos utilizados. El criterio 
de inclusión para este estudio fue un puntaje menor a 14 para descartar 
sintomatología depresiva clínicamente significativa. 
Finalmente, se evaluó a los sujetos con el test de Fluencia Verbal 
Semántica (animales) y Fonológica (letra “P”). Se utilizó la versión para sujetos 
de habla hispana, en el ámbito del Río de la Plata, Argentina, validada por 
Butman et al., (2000) donde se emplea la letra “P” dada la alta frecuencia en la 
producción de palabras concretas para hispanoparlantes que se pueden 
producir con esa letra, y la categoría “animales”. 
28 
 
La instrucción para la tarea semántica es: “Le voy a pedir que me diga 
todos los nombres de animales que se le ocurran. Tiene un minuto, yo le voy a 
decir cuando tiene que parar”. 
La instrucción para la tarea fonológica es: “Le voy a decir una letra y le 
voy a pedir que me diga todas las palabras que se le ocurran que empiecen 
con esa letra. Pero hay ciertas reglas: no se permiten números, ni derivados 
(casa, casita, casona), ni nombres propios. Tiene un minuto, yo le voy a decir 
cuando tiene que parar. La letra es la letra P”. 
Criterios de puntuación objetiva: para ambas tareas, el tiempo se 
contabiliza al terminar la instrucción. Luego de especificar la consigna no se 
deben proporcionar ejemplos. Los puntajes de cada prueba es el conjunto de 
todas las palabras admisibles, es decir, se suma el número total de palabras 
correctas. Los nombres propios, las palabras no pertenecientes a la categoría, 
las variaciones, y las repeticiones, son considerados errores y no son 
contabilizadas en el puntaje final de ninguna de las 2 pruebas. Para la parte 
semántica no se toman en cuenta las palabras que no pertenecen a la 
categoría semántica requerida, las repeticiones, los nombres derivados (perro, 
perrito), las categorías supraordinales (pájaro), las intrusiones, las variaciones 
de denominación intraespecie (caballo/yegua), las variaciones dentro de una 
misma especie (dogo, pastor alemán), ni nombres propios de un animal dado 
como “Tom” o “Rocco”. Se admiten aún nombres de animales extintos (ej: 
tiranosaurio Rex), imaginarios o mágicos. Para la parte fonológica no se toman 
en cuenta las palabras que no cumplan las reglas explicitadas en la consigna. 
Análisis cualitativo: Para realizar una observación más detallada y 
cualitativa de las pruebas de FV, se utilizará como medida la estrategia de 
clustering propuesta por Troyer et al., en 1997. Se tienen en cuenta las 
siguientes reglas de puntuación propuestas por los autores en el apéndice: 
Clustering 
Tamaño promedio del cluster: el tamaño del cluster fue contado 
empezando con la segunda palabra en un cluster. Es decir, a una sola palabra 
se le dio un tamaño de cluster=0, dos palabras tuvieron el tamaño de cluster=1, 
29 
 
tres palabras tuvieron un tamaño=2 y así sucesivamente. Los errores y las 
repeticiones fueron incluidos para calcular el tamaño del cluster. Esta medida 
fue computada para ambas partes de la prueba, semántica y fonológica. 
En FVF, un cluster es un grupo de palabras sucesivas que empiezan 
con: 
Primeras letras: palabras que comienzan con las primeras 2 letras 
iguales, como por ejemplo “piso, pibe, pintor”. 
Rimas: palabras que riman, como por ejemplo “pesado, prado, pelado”. 
Primero y último sonido: palabras que difieren solo por un sonido de 
vocal, sin importar su deletreo o cómo se escriba, como por ejemplo “pala, 
pela, pila”. 
Homónimos: palabras con 2 o más formas de deletreo, como por 
ejemplo “pozo, poso”; “paces, pases”; “peces, peses”, siempre que el sujeto 
indique que se trata de 2 palabras con significados diferentes. 
En FVS (animales), un cluster es un grupo de palabras sucesivas 
pertenecientes a la misma subcategoría semántica. Aunque el listado no es 
exhaustivo o puede variar para cada adaptación de la prueba, las 
subcategorías que sugieren los autores están organizadas por: 
Ecosistema o medioambiente: África, Australia, Norteamérica, 
Ártico/Polo Norte, granja, agua, como por ejemplo “gallina, vaca, cerdo”. 
Uso humano: animales de carga, animales para pieles y mascotas, por 
ejemplo “gato, perro, conejo”. 
Categorías zoológicas: aves, bovinos, caninos, venados, felinos, peces, 
insectos, insectívoros, primates, conejos, reptiles/anfibios, roedores, 
comadrejas, como por ejemplo “gato, tigre, puma”. 
Reglas generales de puntuación de los clusters en FVS y FVF: 
En el caso en que dos categorías se sobrepongan con algunos ítems 
perteneciendo a ambas categorías, algunos perteneciendo exclusivamente a la 
30 
 
primera categoría y algunos perteneciendo exclusivamente a la segunda 
categoría, los ítems en común son asignados a ambas categorías. Por ejemplo, 
para “perro, gato, tigre, león” los primeros 2 ítems fueron puntuados como 
mascotas y los últimos 3 como felinos. “Gato” fue incluido en ambos, la 
categoría de mascotas y la categoría de felinos. 
En el caso en que un cluster más pequeño haya quedado incorporado 
dentro de un cluster más grande, o 2 categorías se hayan sobrepuesto, pero 
todos los ítems pueden ser asignados correctamente a una sola categoría, solo 
la categoríamás grande y común fue puntuada. Por ejemplo, “palo, paso, 
pantano, pagano” todos empiezan con “pa” pero el cluster adicional de las 2 
últimas palabras que riman, no fue puntuado, sino integrado al cluster general. 
Siendo pertinente para la presente tesis, se puntuaron también 
correctamente, clusters semánticos dentro de la tarea fonológica, como por 
ejemplo “pan, pebete” ó “pantalón, pulover” y, clusters fonológicos dentro de la 
tarea semántica, como por ejemplo “caballo, canguro, camello”. 
 
Modelo de análisis de clusters en FVS: 
 
 
 
 
31 
 
Modelo de análisis de clusters en FVF: 
 
 
 
 
5.3 ANÁLISIS ESTADÍSTICO 
 
Variables continuas fueron resumidas por medias y desvíos estándar. 
Variables categoriales fueron resumidas como frecuencias y porcentajes. Las 
diferencias entre grupos fueron calculados usando Test de T para muestras 
independientes, y diferencias de sexo y grupo por medio del test de chi-
cuadrado. Se reportaron diferencias significativas en p<0.05. Todos los análisis 
estadísticos fueron desarrollados usando SPSS versión 21. 
 
6. PRESENTACIÓN DE RESULTADOS 
 
Ambos grupos de estudio (hijos de pacientes con EA y sujetos sanos 
controles) estaban compuestos por 25 personas. Fueron comparables en edad. 
 
32 
 
La Tabla 1 muestra las características demográficas. 
 
Tabla 1. 
Resultados. 
 
Grupo 
 
Hijos EA (n=25) Controles (n=25) 
Variables 
Media o 
Frecuencia DS o % 
Media o 
Frecuencia DS o % 
 
Sexo Femenino 18 72,00% 21 84% 
Edad 52.8 7.03 52.5 7.54 
Escolaridad 17.0 3.23 17.7 2.92 
BDI 8.6 6.88 10.3 10.52 
MMSE 29.0 1.08 29.6 .71 
Nota. BDI-II, Inventario de Depresión de Beck segunda versión; MMSE, Mini Mental State 
Examination. (Test de Chi-cuadrado para variables categóricas, Test de T para variables 
numéricas). 
 
 
La tabla 2 muestra la comparación de las estrategias de Fluencia Verbal 
utilizada por ambos grupos. Se presentan en dicha tabla las medias y desvíos 
estándar de las variables dependientes analizadas. 
 
 
 
 
 
 
 
33 
 
Tabla 2. 
Resultados. 
 
Grupo 
 
Hijos EA (n=25) Controles (n=25) 
Variables 
Media o 
Frecuencia DS o % 
Media o 
Frecuencia DS o % 
 
 
FS 20.7 3.45 21.7 4.99 
FS Clusters 5.7 1.51 6.3 1.84 
FS pal/Cluster 1.9 .52 1.9 .62 
FS Perseveraciones .6 .71 .5 .59 
FS Supraordinal .7 .79 .9 .83 
FF 18.6 4.09 18.4 3.54 
FF Clusters 4.6 1.73 4.2 1.55 
FF pal/Cluster* 1.5 .61 1.2 .27 
FF Perseveraciones .4 .82 .4 .64 
FF Incorrectas .5 .82 .2 .41 
*Nota. FS, test de Fluencia Verbal Semántica; FF, test de Fluencia Verbal Fonológica. 
FFpal/cluster* p<0,05. El resto de las variables presentaron diferencias no significativas. (Test 
de T para variables numéricas). 
 
Los resultados del análisis estadístico no mostraron diferencias 
significativas entre los grupos en ninguna variable demográfica (edad, 
escolaridad). No se observaron diferencias significativas respecto del MMSE, 
BDI. Respecto de las variables relacionadas a la Fluencia Verbal, se halló 
diferencia significativa en Palabras por Cluster en la Fluencia Fonológica 
(p=0.038), a favor del grupo de hijos de personas con EA. Respecto al número 
de perseveraciones, no se hallaron diferencias estadísticamente significativas 
entre los grupos en ninguna de las dos tareas de FV empleadas. 
 
 
 
34 
 
7. COMENTARIOS Y CONCLUSIONES 
 
La presente tesis se propuso indagar acerca de potenciales cambios 
sutiles en el estadio preclínico de la EA, evaluando la MS y las FFEE a través 
de las pruebas de FV. En dichas pruebas, tanto respecto de la FVS como 
fonológica, se obtuvieron puntajes normales, dentro de los valores esperados 
para la población según parámetros como la edad y la escolaridad. Esto resulta 
esperable ya que se trata de sujetos sanos, asintomáticos, por lo que se realizó 
un análisis más detallado del desempeño, debido a que con la evaluación 
estándar y el puntaje bruto no se logra divisar las potenciales diferencias que 
podrían distinguir grupos de pacientes preclínicos de controles. 
Los resultados arrojados por el análisis cualitativo de las pruebas de FV, 
por medio de la estrategia de clustering específicamente, no arrojaron 
diferencias significativas entre los grupos en ninguna de las variables 
propuestas. Se esperaba que los hijos utilicen menos estrategias o estrategias 
menos efectivas que los controles y que presenten mayor número de 
perseveraciones, como un posible indicador preclínico de la EA. Por otro lado, 
se observó que los hijos de personas con EA produjeron mayor cantidad de 
palabras por cluster que los controles en FVF, lo cual también iría en contra de 
la hipótesis propuesta. Una posible explicación para este hallazgo podría 
asociarse al alto nivel de instrucción que poseen los sujetos estudiados. Es 
sabido que la educación es un factor protector contra el declive asociado a la 
edad en el desempeño cognitivo, como lo sugiere el concepto de reserva 
cognitiva (Bolla, Lindgren, Bonaccorsy y Bleecker, 1990). La reserva cognitiva 
es la habilidad conservada para realizar tareas cognitivas a pesar de la pérdida 
de funciones neuronales debido a un enfermedad neurológica. Muchos factores 
influyen en la reserva cognitiva, incluyendo la educación, el trabajo y la 
participación en actividades sociales. En personas con EA, la reserva cognitiva 
es pensada como un factor que explica por qué, pacientes con igual severidad 
de la enfermedad, pueden rendir de forma marcadamente distinta en pruebas 
neuropsicológicas (Darby, Brickhouse, Wolk y Dickerson, 2017). 
35 
 
Una inteligencia verbal más elevada se relaciona con un mejor 
desempeño en FV. Aquellos con inteligencia verbal alta probablemente 
emplean estrategias de recuperación más efectivas, tienen mejores habilidades 
de organización, conocimiento de vocabulario más amplio, y facilidad 
semántica y lingüística a su disposición (Bolla et al., 1990). 
Por otro lado, podría resultar que la evaluación cualitativa de la FV por 
medio de los clusters y las perseveraciones elaborada en la presente tesina, no 
haya arrojado datos sustanciales para detectar diferencias significativas a nivel 
subclínico, debido a que la parte de la población estudiada que posiblemente 
en un futuro desarrolle EA, se encuentra en un estadio demasiado temprano de 
la enfermedad donde todavía no hay afectación de las áreas cognitivas aquí 
estudiadas. 
La detección temprana de casos de EA, antes de que surjan alteraciones 
cognitivas, es un desafío. Estos deben ser descubiertos tempranamente antes 
de que los cambios neuropatológicos sean tan avanzados que no puedan ser 
revertidos, para poder en un futuro desarrollar tratamientos y métodos de 
prevención (Abulafia et al., 2017). En este sentido, resulta necesario realizar 
numerosos análisis cualitativos de otros tests neuropsicológicos en poblaciones 
similares para avanzar sobre el conocimiento del perfil cognitivo de la EA en 
estadios subclínicos, con el objetivo de ayudar a identificar indicadores 
tempranos de cambios cognitivos. Estos marcadores cognitivos servirán para 
promover intervenciones tempranas de bajo costo y de uso masivo, para 
abordar esta enfermedad de relevancia. Como limitación, cabe señalar que 
siendo muy sutiles las diferencias esperadas entre los grupos, sería deseable 
extender el estudio a muestras de mayor número de sujetos que los incluidos 
en el presente trabajo. Por otro lado, por tratarse de un estudio de corte 
transversal no se puede establecer la evolución que presenten los hijos de 
pacientes con EA. En este sentido, se sugiere realizar un seguimiento de la 
población, y efectuar nuevamente en un futuro un análisis cualitativo similar, en 
pos de pesquisar potenciales indicios de alteración cognitiva que determine en 
qué momento comienzan a afectarse las funciones estudiadas. 
 
36 
 
8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 
 
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