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TESIS DE LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA Análisis cualitativo de Fluencias Verbales en población bonaerense de hijos asintomáticos de personas con Enfermedad de Alzheimer esporádica de 40 a 60 años. Alumna: Geraldine Aylén Sequeyra L.U.: 363285490 Tutora: Dra. Leticia Fiorentini D.N.I. Tutora: 26.571.716 Firma Tutora: Área temática: Área clínica Buenos Aires, Argentina 2018 ÍNDICE 1. RESUMEN ................................................................................................... 3 2. INTRODUCCIÓN ......................................................................................... 4 3. MARCO TEÓRICO ...................................................................................... 9 3.1 NEUROPSICOLOGÍA ........................................................................... 9 3.2 ENFERMEDAD DE ALZHEIMER ........................................................ 11 3.3 FUNCIONES EJECUTIVAS ................................................................ 14 3.4 MEMORIA SEMÁNTICA ..................................................................... 17 3.5 FLUENCIA VERBAL ........................................................................... 20 3.6 CLUSTERING Y SWITCHING ............................................................ 22 4. OBJETIVOS ............................................................................................... 25 5. MÉTODO Y MATERIALES ........................................................................ 26 5.1 DISEÑO Y MUESTRA ............................................................................ 26 5.2 DESCRIPCIÓN DE INSTRUMENTOS Y ADMINISTRACIÓN ................ 27 5.3 ANÁLISIS ESTADÍSTICO ....................................................................... 32 6. PRESENTACIÓN DE RESULTADOS ....................................................... 32 7. COMENTARIOS Y CONCLUSIONES ....................................................... 35 8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .......................................................... 37 9. ANEXO ...................................................................................................... 45 1 AGRADECIMIENTOS: Agradezco especialmente a Carolina Abulafia, quien me ayudó voluntariamente en la confección de esta tesis, y a mi tutora Leticia Fiorentini. Agradezco a mi papá y a mi mamá, que me dieron todo lo necesario para que pueda estudiar, al igual que mi hermana Betina, mis ejemplos a seguir. Agradezco, por último, a mi fiel compañero Felipe, que sin su apoyo hubiese sido mucho más difícil. La presente tesis sigue los lineamientos del Manual de estilo de la APA, 6ta. Edición. 2 1. RESUMEN El objetivo de la presente tesis es investigar las estrategias utilizadas en las pruebas de Fluencia Verbal Semántica y Fonológica en una población de hijos asintomáticos de pacientes con Enfermedad de Alzheimer Esporádica, en comparación a un grupo control. La variante semántica de esta prueba neuropsicológica, requiere que los participantes generen la mayor cantidad de palabras dentro de una categoría semántica específica, en este caso “animales”, y dentro de un tiempo limitado (un minuto). Para la versión fonológica del test, se pretende que los sujetos produzcan palabras que comiencen con una letra particular, en este caso la letra P, también en un tiempo de un minuto. Se utilizará el concepto de clustering para abordar el análisis cualitativo de las estrategias cognitivas utilizadas por las personas para desempeñarse correctamente en las pruebas de Fluencia Verbal. El clustering describe al agrupamiento de palabras dentro de categorías (semánticas o fonológicas), formando conjuntos llamados clusters. Se espera encontrar diferencias significativas entre grupos (hijos de pacientes con Enfermedad de Alzheimer vs. controles), donde los hijos utilicen menos estrategias o estrategias menos efectivas que los controles. El test de Fluencia Verbal fue administrado a 25 hijos con por lo menos un progenitor con Enfermedad de Alzheimer esporádica y 25 sujetos sanos (controles), de nacionalidad argentina (bonaerenses) y escolaridad ≥12 años. Ningún participante presentaba deterioro cognitivo (MMSE>27) ni sintomatología depresiva significativa (BDI-II<14). 3 2. INTRODUCCIÓN La demencia es un síndrome clínico, de comienzo insidioso y evolución progresiva, que implica una declinación cognitiva desde un nivel previo más alto de funcionamiento, manifestado por deterioro de varias funciones cognitivas (memoria, atención, función ejecutiva, lenguaje, funciones visuo- espaciales, praxias, habilidades psicomotoras, conducta). Este deterioro deberá ser lo suficientemente severo como para interferir con las actividades de la vida diaria (instrumentales y básicas). La expresión clínica de cualquier demencia es a través del compromiso de las funciones cognitivas o de alta integración. Si bien, el síntoma más frecuente y presente en casi todos los casos es el trastorno de memoria, no es el único. Las alteraciones ejecutivas son también muy frecuentes (enlentecimiento psicomotor, trastornos en la atención, dificultad en resolver problemas y en organizarse) (Fontán, 2012). La Enfermedad de Alzheimer (EA) o Demencia Tipo Alzheimer es la causa más común de demencia. El síntoma inicial de la EA en el 95% de los casos es el trastorno de memoria. A medida que progresa la enfermedad, avanza la afectación especialmente de las Funciones Ejecutivas (FFEE) y también del lenguaje, praxias y gnosias (Fontán, 2012). Las pruebas de Fluencia Verbal están entre las medidas más usadas para evaluar el funcionamiento cognitivo de personas con daño neurológico (Henry, Crawford y Phillips, 2004). La tarea de Fluencia Verbal es muy sensible a todo tipo de daño cerebral, afectándose precozmente en procesos que condicionan deterioro cognitivo y en especial en la EA. Esta circunstancia junto con su facilidad de aplicación, justifican su presencia en las baterías neuropsicológicas más utilizadas (Carnero-Pardo y Lendínez-González, 1999). Las pruebas de Fluencia Verbal Semántica (FVS) y Fluencia Verbal Fonológica (FVF) son usadas para evaluar la capacidad de almacenamiento semántico, la habilidad de recuperación y la indemnidad de las FFEE (Butman, Allegri, Harris y Drake, 2000). Las tareas se centran en la capacidad de organizar el pensamiento y generar palabras, lo que refleja la actividad cerebral del hemisferio izquierdo. La región frontal, relacionada con las FFEE se 4 destacan en la parte fonológica de la tarea, y la región temporal, relacionada con el sistema mnésico semántico, se asocia con la parte semántica de la tarea (Teng et al., 2013). Aunque ambas partes de la tarea estén relacionadas más con una función que con otra, se piensa que la FVS impone mayor demanda sobre la totalidad del almacenamiento semántico, pero que ambas medidas son equivalentes en sensibilidad a los procesos de control ejecutivo como la recuperación forzada (Henry et al., 2004). Se ha encontrado que en la fluidez verbal influyen variables demográficas como la edad, el sexo y el nivel educativo. Estos efectos son importantes para interpretar los resultados de las pruebas de FV. Hay controversias acerca de qué variables influyen, y en qué grado. En términos generales, según Butman et al. (2000) ambas partes de la tarea tienen correlación positiva con los años de educación (más años de educación, mejor puntúan); y tienen correlación negativa en la adultez (a mayor edad, menor fluencia verbal). Por otro lado, no hay diferencias significativas con el sexo, si bien los datos en la literatura son contradictorios. Con respecto a la edad, las investigaciones de los efectos de esta variable arrojan resultados inconsistentes. Algunos han demostrado queel rendimiento es estable con la edad, o que la edad tiene un efecto mínimo, mientras que otros estudios reportan un declive significante debido al paso de los años (Lanting et al., 2009). Un estudio de Barry, Bates y Labouvie (2008) indicó que adultos mayores tendrán un rendimiento en FV más pobre que jóvenes adultos y su desempeño será más variable. Otro estudio sugiere que hay un declive de la FV relacionado con la edad, posiblemente debido a la influencia del Coeficiente Intelectual verbal del sujeto en el desempeño general de la prueba. El hecho de que algunas muestras no evidencian efectos de edad, puede haber sido porque las utilizaron en una población con una inteligencia verbal general alta (Loonstra, Tarlow y Sellers, 2001). En relación a la escolaridad, estudios con participantes con bajas habilidades verbales, ya sea por baja educación, por inteligencia más pobre o por ambos, mostraron resultados sustancialmente bajos. La investigación de Loonstra et al. (2001) arrojó diferencias significativas entre aquellos que 5 continuaron más allá del secundario y aquellos con una escolaridad ≤12, confirmando que los puntajes se incrementan cuando aumenta el nivel educativo. El género representa un determinante en el efecto de la educación. En un estudio, hombres con escolaridad ≥13, tuvieron un mejor desempeño que aquellos con escolaridad ≤12. No hubo diferencias entre hombres con 13 a 15 años de escolaridad, con respecto a aquellos que tenían 16 años de educación o más. Los resultados fueron diferentes para las mujeres, que mostraron diferencias significativas según el grado de educación. No se diferenciaron de los hombres en grupos con escolaridad ≤15, pero hubo diferencias significativas de mejor desempeño para las mujeres con educación≥16 (Ruff, Light, Parker y Levin, 1996). Además de los puntajes obtenidos a partir de los test de FVS y FVF, se puede analizar información adicional observando el desempeño del sujeto en la prueba. La tarea de FV nos brinda detalles cualitativos como, por ejemplo, las estrategias utilizadas por los participantes para generar palabras, así como también los tipos de errores que cometió (de perseveración, de intrusión, respuestas de tipo supraordinal) (Troyer, Moscovitch y Winocur, 1997). La estrategia de clustering se refiere al hecho de producir palabras dentro de categorías semánticas o fonológicas, es decir, de agrupar las palabras generadas en clusters o conjuntos. Esta medida se relaciona fuertemente con el lóbulo temporal, la memoria verbal y el almacenamiento de palabras o semántico. La estrategia de switching describe la habilidad para cambiar entre clusters o saltar eficientemente a una nueva subcategoría, realizando switches. Esta habilidad de alternar entre subcategorías semánticas o fonológicas se relaciona con el lóbulo frontal, con el proceso estratégico de búsqueda, la flexibilidad cognitiva y el cambio (Troyer et al., 1997). Un error de perseveración es cualquier continuación o recurrencia de una respuesta verbal anterior sin un estímulo intermedio apropiado (Pekkala, Albert, Spiro y Erkinjuntti, 2008). Una intrusión es una repetición inadecuada de una respuesta previa al test, generada después del estímulo que interviene en la tarea, mientras que otro tipo de error es generar palabras que se encuentran dentro 6 de categorías supraordinadas como “pájaro, pez, insecto, etc” (Shindler, Caplan y Hier, 1984). Pacientes con EA muestran déficits en ambas tareas de fluencias, pero varios estudios indicaron que los daños en la FVS son desproporcionadamente más severos (Rinehardt et al., 2014). El rendimiento de pacientes con EA que propone la literatura, a grandes rasgos, se destaca por un desempeño con menor cantidad de palabras en ambas fluencias, siendo más pobre aún en la parte semántica, menor cantidad de switches y, clusters más pequeños en la parte fonológica, comparados con controles (Weakley y Schmitter-Edgecombe, 2014). Con respecto a las perseveraciones, no hay consenso en la literatura. Algunos investigadores consideran que los errores por intrusiones, perseveraciones o respuestas de tipo supraordinal, aparecen únicamente en las fases moderadas y severas de la EA, o incluso no encuentran diferencias significativas entre individuos con envejecimiento normal y EA (León y Pérez, 2011). Sin embargo, un estudio demostró que estos errores aparecen precozmente en el curso de la EA, en apariencia debido al deterioro temprano de las regiones temporales. Las perseveraciones aumentan en cantidad al igual que la enfermedad progresa de Deterioro Cognitivo Leve a EA (Pekkala et al., 2008). El desempeño anteriormente caracterizado se evidencia marcadamente cuando la persona cumple los criterios diagnósticos para EA, es decir, cuando las alteraciones patológicas son irreversibles y los mecanismos compensatorios como la plasticidad neuronal son limitados. La evidencia indica que ya es demasiado tarde para prevenir, revertir y controlar la inexorable progresión del deterioro cognitivo, conductual y funcional (Berthier y Dávila, 2010). Estudios recientes sugieren que la acumulación de beta-amiloide puede ser evidente 20 años antes del estadio de demencia, acarreando una sustancial pérdida neuronal (Sperling, Mormino y Johnson, 2014). La EA comienza con una fase preclínica, la cual se puede definir como un continuo donde las anormalidades neuropatológicas de la enfermedad se empiezan a acumular pero las capacidades y habilidades cognitivas son normales (Tan, Yu y Tan, 2014). Los procesos neuropatológicos se inician 7 décadas antes de que sean detectables síntomas, pero posibles marcadores cognitivos pueden ser útiles en la detección precoz y prevención de la demencia (García Ribas, Moreno y García Caldentey, 2014). La EA preclínica ha sido caracterizada por tres estadios sucesivos hasta llegar al Deterioro Cognitivo Leve. En el tercer estadio aparece un cambio cognitivo muy sutil que podría indicar el inicio de futuros problemas cognitivos en sujetos cognitivamente normales que de otra manera serían indetectables con pruebas estandarizadas del desempeño cognitivo. Este ligero cambio cognitivo, si bien aún no puede ser considerado un déficit, es caracterizado por una declinación casi imperceptible, pero que afecta a múltiples dominios cognitivos, incluyendo memoria episódica, habilidades verbales y aprendizaje, funciones visuoespaciales, atención y FFEE (Tan et al., 2014). A partir del estudio de biomarcadores para la EA, la identificación de demencia latente en individuos cognitivamente normales sería posible. Información respecto del estadio de la EA preclínica es crucial para el entendimiento de la fisiopatología y el diseño de pruebas secundarias de prevención (Vos et al., 2013). Es necesario disponer de herramientas neuropsicológicas que faciliten su diagnóstico en fases tempranas o previas a la enfermedad, y que permitan implementar los tratamientos farmacológicos y no farmacológicos que han demostrado retraso o desaceleración de las alteraciones cognitivas (Romero-Vanegas, Valencia-Marín, Aguirre-Acevedo, Buschke y Lopera, 2010). En torno a lo anterior, surge el interés por analizar la administración de las tareas de FV, como herramienta para identificar déficits en el funcionamiento cognitivo en una población con riesgo aumentado de presentar EA y poder detectar mínimos indicios de dichos marcadores cognitivos en fases anteriores al deterioro cognitivo por EA. Algunos autores ya han comenzado a abordar esta temática, como el estudio longitudinal de Weinstein et al. (2013), que enfatizó la importancia de la disfunción ejecutiva como un indicador temprano del progreso del declive cognitivo. En la primera muestra de sujetos del estudio, el mejor predictor cognitivo de la EA fue, de hecho, el puntaje de FVF medida por el "ControlledOral Word Association Fluency Test" de Benton 8 y Hamsher (1976), sugiriendo que el deterioro en el desempeño ejecutivo es un predictor central, y no adicional, de EA (Ballard y O'sullivan, 2013). La presente tesis abordará los temas de Memoria Semántica (MS) y Funciones Ejecutivas (FFEE), evaluadas a partir de las pruebas de Fluencia Verbal Semántica (FVS) y Fluencia Verbal Fonológica (FVF), teniendo en cuenta un análisis cualitativo de las estrategias utilizadas por los sujetos para el buen desempeño de dichas pruebas. La población estudiada son hijos asintomáticos de personas con EA esporádico, de edades entre los 40 años a 60 años de la región metropolitana de Buenos Aires. La población evaluada en este trabajo no presenta antecedentes psiquiátricos o historial psicofarmacológico, ni quejas subjetivas de posibles problemas cognitivos, por lo que se esperan puntajes normales en las pruebas de FV de acuerdo a las normas locales. Es necesario, en consecuencia, un análisis de enfoque cualitativo que indague con más detalle el desempeño logrado, para poder pesquisar diferencias a nivel subclínico. Es precisa una exploración de las estrategias utilizadas en las tareas de fluencia, debido a que la evaluación estándar y el puntaje bruto no permiten detectar signos indicativos de EA preclínica, por lo que lo investigado en este trabajo es un análisis detallado para dar cuenta de la calidad y los atributos de las mismas. Palabras claves: Enfermedad de Alzheimer, Funciones Ejecutivas, Memoria Semántica, Test de Fluencia Verbal, Clustering. 3. MARCO TEÓRICO 3.1 NEUROPSICOLOGÍA El marco teórico de la presente tesis es el de la neuropsicología. Esta rama de la Psicología, que converge entre dicha ciencia y la neurología, se ha 9 expandido notablemente en los últimos años, con aportes, además, de las ciencias cognitivas y neurobiológicas. Estudia la relación entre las estructuras y el funcionamiento del sistema nervioso central y los procesos cognitivos y comportamentales. Es una especialidad clínica que se encarga del diagnóstico y tratamiento de los problemas cognitivos, conductuales y emocionales que pueden ser el resultado de una disfunción cerebral (Burin, Drake y Harris, 2016). Comenzó siendo una disciplina fundamentalmente clínica, como asistente en el diagnóstico neurológico, para hoy adentrarse al terreno del tratamiento, el cuidado y la rehabilitación de los pacientes. Actualmente su aplicación puede desplegarse en el área clínica, experimental o teórica (Almagro Cardenete, 2002). Dentro de esta rama, la evaluación neuropsicológica es la principal herramienta a la hora de estudiar la relación entre el cerebro y la conducta, detectar la alteración mental orgánica y descartar otros trastornos psiquiátricos, diferenciar tipos de alteración, valorando el deterioro y el estado actual de las funciones. También, a partir de esta, se puede establecer la evolución del paciente, para poder así planificar estrategias y planes de rehabilitación junto con indicaciones terapéuticas. Asimismo, se podría estimar el resultado final o pronóstico y, luego, evaluar la eficacia del tratamiento (Rains y Campos, 2004). La evaluación neuropsicológica es indispensable para arribar al diagnóstico clínico probable de enfermedades neurodegenerativas como la EA, junto con una serie de estudios de neuroimágenes y pruebas complementarias. Es un requisito imprescindible dentro de los criterios NINCDS-ARDRA (National Institute of Neurological and Communicative Disorders and Stroke - Alzheimer’s Disease and Related Disorders Association) para el diagnóstico clínico de la EA probable (McKhann et al., 1984), mostrándose a veces más sensible a la presencia de una patología cerebral que otros estudios de imagen (Ardila y Rosselli, 2007). Del mismo modo, a partir de las pruebas neuropsicológicas de FV, junto con otras técnicas incluidas dentro de baterías estandarizadas para la evaluación, es que se puede conocer y cuantificar el deterioro (o no) de 10 algunas de las funciones cognitivas como la MS y algunos aspectos de las FFEE, pertinentes en el abordaje de esta tesis (Burin, Drake y Harris, 2016). 3.2 ENFERMEDAD DE ALZHEIMER La EA es la causa más común de demencia, abarcando entre un 60% y un 70% de los casos. La demencia se define como el deterioro adquirido en las capacidades cognitivas que entorpece la realización satisfactoria de actividades de la vida diaria. Es un síndrome que implica déficit en la memoria, el intelecto y el comportamiento en general. Si bien afecta principalmente a las personas mayores, la demencia no constituye una consecuencia normal del envejecimiento (Flint Beal, Richardson y Martin, 1998). La EA es una enfermedad neurodegenerativa que se caracteriza por la presencia de deterioro cognitivo y conductual de inicio insidioso y curso progresivo de aparición en la edad adulta, principalmente en la vejez (Valls- Pedret, Molinuevo y Rami, 2010). Según Romano, Nissen, Del Huerto y Parquet (2007), el perfil neuropsicológico de la EA recibe el nombre de Triple A o Tríada afasia-apraxia- agnosia, donde las alteraciones neuropsicológicas que van surgiendo conforme avanza la enfermedad, además del deterioro de la memoria, tienen que ver con funciones como la comprensión, denominación, fluencia y lectoescritura (afasia), con la apraxia tipo constructiva, del vestirse, ideomotora e ideacional, y con alteraciones perceptivas y espaciales (agnosia). La EA se clasifica, habitualmente, según dos criterios: la edad de inicio de la sintomatología y la existencia de historia familiar. Según la edad de inicio es frecuentemente clasificada como de inicio temprano o precoz, si el inicio es antes de los 65 años, y a partir de esa edad, de inicio tardío. La EA familiar es una forma especial de EA de inicio temprano con una herencia autosómica dominante (Lladó y Molinuevo, 2006). La presentación esporádica es la forma más común de manifestación de la enfermedad, mientras que la forma familiar de EA representa un 10% del total de los casos (Lopera Restrepo, 2012). La 11 población trabajada en este estudio refiere tener al menos un progenitor con EA esporádica. Según datos de la OMS, en el mundo hay 47 millones de personas que padecen demencia, y cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos casos debido a que la expectativa de vida en los países desarrollados se ha prolongado notablemente. A medida que la población anciana se incrementa, lo hacen también las enfermedades que aquejan a este sector etario. Se estima que a inicios del siglo XXI, el número de sujetos mayores a 65 años constituirá del 15 al 20% de la población (Drake, 2006). Los altos índices de longevidad humana se relacionan en forma directa con la creciente frecuencia de la presentación de la EA. Se calcula que entre un 5% y un 8% de la población general de 60 años o más sufre demencia en un determinado momento (Más y González, 2000). Actualmente, el diagnóstico de la EA se realiza a partir de ciertos criterios clínicos a cumplir, siendo los del grupo de trabajo del NINCDS-ADRDA los más aplicados internacionalmente (McKhann et al., 1984). Según estos criterios, la EA probable se diagnostica si existe una demencia comprobada por examen clínico y neuropsicológico, y ausencia de alteraciones sistémicas u otras enfermedades cerebrales que pudieran producir el deterioro progresivo observado de la memoria y de las otras funciones cognitivas, entre otros aspectos. El diagnóstico de EA posible se establece en caso de que existan otras enfermedades que pueden explicar el deterioro, pero la EA se considera la principal responsable. Mientras que el diagnóstico de EA definitivo se concretaría con los criterios clínicos de la EA probable y la comprobación histopatológica, a través de biopsia o autopsia (Valls-Pedretet al., 2010). Los criterios diagnósticos actuales de EA conllevan algunos inconvenientes importantes. El principal de ellos es que cuando los pacientes cumplen los criterios mencionados ya han desarrollado una demencia, presentando un deterioro significativo en varias áreas cognitivas, por lo que el grado de patología presente en el cerebro ya es generalizado (Valls-Pedret et al., 2010). Por esta razón, recientemente en investigaciones para el diagnóstico de la EA se propusieron nuevos criterios, cuyo principal cambio es que la 12 presencia de deterioro significativo de la memoria episódica, independientemente del grado de pérdida funcional, junto con la presencia de al menos un biomarcador anormal, constatados por neuroimágenes, son suficientes para el diagnóstico de EA probable (Herrera-Rivero, Hernández- Aguilar, Manzo y Aranda-Abreu, 2010). Existen cambios neuropatológicos propios de la EA que se caracterizan fundamentalmente por la agregación anormal de proteínas, que se perciben a través de diferentes estudios. En concreto, tau hiperfosforilada intraneuronal en forma de ovillos neurofibrilares y β-amiloide extraneuronal en forma de placas seniles. Gradualmente, estos cambios conllevan pérdida de sinapsis y neuronas que se manifiestan clínicamente como alteraciones cognitivas (Valls- Pedret et al., 2010). El concepto de EA preclínica se sustenta en la evidencia anteriormente mencionada de que el proceso patológico de la EA empieza años antes de la manifestación clínica de la enfermedad. Es un período asintomático en el que se lleva a cabo las primeras alteraciones moleculares que terminan con un proceso de degeneración neuronal, concluyendo en daño cerebral extenso e irreversible. Aunque es la menos estudiada, esta fase preclínica de la enfermedad es la más importante para llevar a cabo investigaciones que logren una detección precoz de la enfermedad y tratamientos tempranos de la misma (Vos et al., 2013). La presente tesis ahonda en dichos cambios cognitivos imperceptibles, como una especie de biomarcadores cognitivos, que son todavía insuficientes para contemplarlos como los primeros síntomas, pero que pueden llegar a ofrecer la oportunidad de iniciar tratamientos a lo largo del curso evolutivo de la enfermedad antes de llegar a un daño cerebral irreversible. Según García Ribas et al. (2014), se pueden definir tres estadios de la EA: el estadio preclínico, el Deterioro Cognitivo Leve (DCL) debido a EA y demencia por EA. El DCL es considerado la fase transicional entre el envejecimiento normal y la demencia. Es un estado de riesgo para demencia o “pre-demencial”, en donde existen trastornos de memoria y de otras funciones cognitivas, de leve a moderada entidad, pero que no llegan a afectar las actividades de la vida diaria o lo hacen de manera muy leve. Inicialmente fue descrito sólo en pacientes con déficit de memoria, extendiéndose el concepto a 13 otros dominios cognitivos, pudiendo verse comprometidas varias funciones en un mismo paciente. Pacientes con DCL exhiben patrones similares en FV a pacientes que desarrollaron EA (Fontán, 2012). Sin embargo, actualmente hay contradicción en la literatura acerca de este constructo. Algunos autores piensan que es necesaria una revisión crítica de los criterios tanto del DCL como de la EA. Aunque la contribución principal del constructo sindrómico DCL en las dos décadas pasadas ha sido concientizar a los clínicos acerca de la necesidad de diagnosticar la EA en fases tempranas, los autores señalan que es imperativo abandonar el concepto de DCL, pues un porcentaje considerable de los pacientes que satisfacen los criterios diagnósticos actuales de DCL no desarrollan EA (Berthiery Dávila, 2010). 3.3 FUNCIONES EJECUTIVAS Los lóbulos frontales son el asiento anatomofisiológico de procesos cognitivos altamente especializados en la especie humana, llevados a cabo por una red de circuitos córtico-corticales y fronto-subcorticales. Las funciones frontales pueden resumirse en cinco grandes grupos: a) el movimiento voluntario; b) el lenguaje expresivo o habla y la prosodia motora; c) los procesos cognitivos necesarios para el cálculo, la atención y la memoria; d) el “comportamiento”, la motivación y cierta inclinación inconsciente que puede guiar la conducta y que llamamos la intuición, y e) las denominadas FFEE (Estévez-González, García-Sánchez y Barraquer-Bordas, 2000). Estas últimas se asientan en su mayor parte en zonas prefrontales, siendo el córtex prefrontal la región cerebral con el desarrollo filogenético y ontogenético más reciente. En consecuencia, se considera a los lóbulos frontales como la zona más evolucionada de la especie humana, la que más nos diferencia de otros seres vivos y la que mejor refleja nuestra especificidad. Los procesos cognitivos subyacentes a los lóbulos frontales (como las FFEE), 14 por ende, son los más humanamente superiores, complejos y evolutivamente desarrollados (Tirapu-Ustárroz, Muñoz-Céspedes y Pelegrín-Valero, 2002). Luria (1964) dio cuenta de una serie de trastornos provenientes de lesiones frontales, los cuales afectaban a la iniciativa, la motivación, la formulación de metas y planes de acción, y el autocontrol de la conducta. Ya existía la noción de FFEE aunque sin llamarlas de esa manera. Por su parte, Shallice (1982) las definió como procesos que asocian ideas, movimientos y acciones simples y los orientan a la resolución de conductas complejas. Lezak (1982) les dio el nombre de FFEE y las definió como las capacidades de formular metas, planificar y llevar a cabo planes efectivamente (controlar, corregir y autoregular el tiempo y la intensidad). Son esenciales para un comportamiento independiente, creativo y socialmente constructivo. Sohlberg y Mateer (1989) también agregan la anticipación, elección de objetivos, planificación, selección de la conducta, autorregulación, autocontrol y uso de retroalimentación (feedback). Todos los autores que discuten en la materia, en general están de acuerdo en ciertos puntos: el control de la cognición y la regulación de la conducta (Tirapu-Ustárroz et al., 2002). Se le dio tanta importancia a la zona prefrontal y a sus funciones, que quedaron relegadas el resto de las funciones frontales, de manera que en la actualidad se denomina funciones frontales para referirse, en realidad, sólo a la zona prefrontal y a las FFEE. Este término se ha empleado para describir un conjunto demasiado amplio de procesos, como la resolución de problemas, la planificación o la memoria prospectiva, por lo que se piensa que se ha convertido en un “paraguas” conceptual (Tirapu-Ustárroz et al., 2002). Las FFEE son las encargadas de transformar los pensamientos en acciones, organizando ideas simples para convertirlas en comportamientos complejos, proceso necesario para la adaptación a situaciones nuevas, para la autonomía personal y para poder interactuar productivamente con otros. Forman parte también de (fenómenos) como la personalidad, la conciencia, la empatía, la conducta moral y la sensibilidad social (Estévez-González et al., 2000). Están encargadas de modular la atención y la actividad mental, 15 focalizando sobre estímulos relevantes e inhibiendo los irrelevantes (Stroop), permitiendo pasar de una tarea a otra fácilmente. Esta flexibilidad de respuesta adapta al ser humano a las demandas de un contexto variable que no admite respuestas de rutina (Tirapu-Ustarroz y Muñoz-Céspedes, 2005). Estas funciones prefrontales seleccionan, planifican y organizan temporalmente los procesos cognitivos, y dotan a la conducta de una cronología, de su “estructura temporal”. A su vez, no solamente programan la conducta sino que comprueban que lo que se ha hecho esté bien, monitorizando la información (memoria de trabajo) y la ejecución (Estévez-González et al., 2000).Siguiendo a Lezak (1982) y sus estudios en FFEE, dio cuenta de que pacientes que tienen una lesión significativa o enfermedad en la región prefrontal del cerebro, se someten a cambios de comportamiento y personalidad que evitan que conduzcan su vida de forma normal, socialmente responsable. Aquellos con lesiones leves pueden experimentar cambios en el manejo, la intensidad, estabilidad o flexibilidad de respuesta, o en la sensibilidad social. Las FFEE generalmente fueron atribuidas al lóbulo frontal, sin embargo, el daño en otras áreas del cerebro pueden también interferir en ellas. Con respecto a la EA, hasta hace algunos años, los desórdenes de las FFEE raramente se consideraban como una de las características tempranas de la enfermedad. Varios estudios sugerían que, en el típico síndrome de EA, las FFEE estaban relativamente preservadas durante las primeras etapas. El deterioro ejecutivo estaba relacionado con la severidad y la duración de la EA y simplemente reflejaban un deterioro cognitivo avanzado. Sin embargo, en los últimos años, se reportó que pacientes con EA estaban deteriorados tempranamente en una variedad de tareas que podían ser consideradas una medida de las FFEE (Allain, Etcharry-Bouyx y Verny, 2013). Hoy se considera que el deterioro de las FFEE es común en desórdenes neurodegenerativos como la EA. Los déficits ejecutivos caracterizan las fases iniciales de la EA y del DCL, y están clínicamente correlacionados con síntomas neuropsiquiátricos y pérdida funcional (da Costa Armentano, Porto, Nitrini y Brucki, 2013). En distintos estudios, pacientes con EA mostraron 16 deterioro en la memoria de trabajo, la iniciación, perseveración, resolución de problemas, dificultades desarrollando estrategias lógicas y ejecutando planes predeterminados. La inhibición es probablemente la función ejecutiva más alterada en la EA (Traykov, Marcie, Dalla Barba y Boller, 1999). Según el equipo de Allain, los déficits en la memoria son tradicionalmente considerados los más tempranos y más profundos síntomas de la EA, del DCL y de la EA preclínica. Sin embargo, junto a los déficits de la memoria, las alteraciones ejecutivas ocurren en las primeras etapas de la enfermedad y son anteriores a daños en el lenguaje, la atención sostenida y praxia. El declive de las FFEE puede ser detectado muy tempranamente en el curso de la EA y estas dificultades podrían ser predictores del desarrollo de demencia. Estudios longitudinales demostraron que desempeños anormalmente bajos en pruebas cognitivas, incluyendo medidas de FFEE, pueden ser evidenciados años antes del diagnóstico clínico de EA en varios aspectos de la cognición, no solo de la memoria, prestando especial importancia a los 3 años anteriores al diagnóstico clínico, donde se evidencia una aceleración del decaimiento. Medidas de la inhibición, del switching y del mecanismo de coordinación del ejecutivo central parecen ser marcadores relevantes para una detección temprana de la EA (Allain et al., 2013). 3.4 MEMORIA SEMÁNTICA La MS es aquella vinculada al uso del lenguaje y se define como el conjunto organizado de los conocimientos culturales y lingüísticos que carecen de contexto (Tulving, 1972; Drake, 2006). Es el conocimiento semántico el que integra nociones como el significado de las palabras, el conocimiento de objetos o elementos concretos y, contenidos didácticos como principios de física, acontecimientos históricos o geográficos (Dalmás, 1993; Llorente Vizcaíno y Cejudo Bolívar, 2001). La información almacenada en este sistema mnésico, reúne las proposiciones generalizadas sobre el mundo, las características y atributos que definen los conceptos, así como los procesos 17 que permiten su recuperación de forma eficiente para su utilización en el pensamiento y el lenguaje (Martin y Chao, 2001; Harris, 2007). La MS refiere a un almacén permanente de conocimiento representacional que incluye hechos, conceptos, así como palabras y sus significados, y un normal desempeño en tests de MS se apoya en un almacén de memoria intacto y un fácil acceso a la información (Mueller, 2015). Las evidencias de la alteración de la MS en la EA, se obtienen en el contexto de una evaluación neuropsicológica, a partir de los resultados de las tareas de denominación, de FV y de asociación semántica (Harris, 2007; Martínez Cuitiño y Jaichenco, 2012). De todas las pruebas, se ha reportado que la fluidez verbal es una de las medidas más sensibles para detectar alteraciones semánticas (Peraita y Moreno, 2003). Fallas en FVS sugieren una alteración en el acceso al significado de las palabras y un déficit subyacente en la organización y/o recuperación interna del léxico, cuando denotan un caudal verbal reducido al intentar producir o generar nombres de categorías semánticas (Allegri et al., 2002). En las personas con EA, los lóbulos frontales se encuentran afectados, ocasionando dificultades en el procesamiento de la información semántica (Rubinstein, Martínez Cuitiño y Grasso, 2014). A pesar del deterioro en este sistema de memoria, en los estadios leves y moderados de la enfermedad, esta disminución no alcanza a producir una interrupción significativa de la MS. Algunos componentes del sistema semántico permanecen intactos y los pacientes con EA pueden llevar a cabo algunas tareas semánticas con relativa normalidad, siempre que no requieran de ellos manipular la información semántica intencional o conscientemente. Es por eso que cuando deben auto-iniciar un esquema de codificación nuevo o inusual, como la codificación de palabras por su pertenencia a una categoría semántica, presentan dificultades (Nebes et al., 1989). Hay consenso en la literatura con respecto a que uno de los primeros signos de la EA son los trastornos mnésicos. A medida que la EA avanza, los déficits semánticos van, progresivamente, en aumento (Harris, 2007). Según Patterson y Hodges (1997), muchos de los trastornos de la memoria y de la 18 comunicación, reflejan alguna disfunción de la MS. Sin embargo, la MS no ha sido estudiada ni utilizada lo suficiente, comparada con memoria episódica, y no es considerada un cambio cognitivo temprano en la trayectoria de la EA. Tanto la MS como la episódica, integran el subsistema de memoria explícita, aquella que contiene todo conocimiento que el sujeto puede comunicar explícitamente bajo una forma de evocación verbal o no verbal, para lo cual debe referirse a los conocimientos adquiridos previamente (Allegri et al., 2005). A pesar de su escasa exploración, recientes observaciones indican que la degradación en la organización semántica, es un signo destacado a medida que progresa la EA y que, si bien en fases iniciales y leves no es tan grave como la memoria episódica, se infravalora por la afectación de ésta (Llorente Vizcaíno y Cejudo Bolívar, 2001). La memoria episódica es ampliamente considerada como el déficit más temprano y severo de la EA. A pesar que hay mucha evidencia que acuerda que la EA es también caracterizada por un déficit prominente de MS, permanece un desacuerdo generalizado (Henry et al., 2004). La medida de MS fue el primer indicador de un deterioro cognitivo, 12 años antes del diagnóstico de EA en un estudio de Amieva et al., (2008). Además, se ha demostrado recientemente que medidas de MS del test de FVS es uno de los parámetros más sensibles estadísticamente para evaluar la progresión desde una cognición normal a un estado clínico de EA (Papp, Rentz, Orlovsky, Sperling y Mormino, 2017). Estudios en la misma población de la presente tesis, proporcionaron evidencias de diferencias significativas en materia de memoria. Los hijos de pacientes con EA tuvieron puntajes más bajos en memoria episódica verbal (RAVLT) y en la capacidad de conceptualización (subtest de Vocabulario – WAIS III), la cual está estrechamenterelacionada con la MS. Estas alteraciones podrían representar manifestaciones tempranas de EA de inicio tardío, en relación a cambios neuropatológicos en el cerebro (Abulafia et al., 2017). 19 3.5 FLUENCIA VERBAL La fluidez verbal es la capacidad de producir un habla espontáneamente fluida, sin excesivas pausas ni fallas en la búsqueda de palabras. La fluidez verbal mide principalmente la velocidad y facilidad de producción verbal del sujeto (Butman et al., 2000). El test de FV fue desarrollado por Arthur Benton hace 40 años. Luego fue incluido en la prueba Multilingual Aphasia Examination en un formato diferente y con un nuevo nombre, Controlled Oral Word Association Test (COWAT) (Benton y Hamsher, 1976), como se conoce hoy comúnmente a la parte fonológica de la tarea. Hay distintos formatos del test, pero las versiones más utilizadas actualmente en las comunidades anglosajonas son F, A, S en la parte fonológica y “animales” en la parte semántica o categórica (Brickman et al., 2005). El test de FV evalúa la capacidad de almacenamiento semántico, la habilidad de recuperación de la información y la indemnidad de las FFEE (Butman et al., 2000). Las tareas de FV determinan la disponibilidad del sujeto para iniciar una conducta en respuesta ante una tarea novedosa. Asimismo, valora las funciones del lenguaje como denominación y amplitud del vocabulario, la velocidad de respuesta, la organización mental y las estrategias de búsqueda. También se ha propuesto que influyen en la ejecución, la atención y vigilancia, el almacén léxico o semántico, los mecanismos de recuperación y la memoria de trabajo (Ramirez, Ostrosky-Solís, Fernández y Ardilla-Ardilla, 2005). La evaluación se centra en la capacidad de organizar el pensamiento y las estrategias utilizadas para la búsqueda de palabras. Esta capacidad de generar palabras refleja la actividad de las regiones cerebrales frontal (FFEE) y temporal (sistema mnésico semántico) del hemisferio izquierdo. La parte fonológica de la evaluación se relaciona más fuertemente con la zona prefrontal del cerebro y por ende con las FFEE; mientras que la tarea semántica correlaciona en mayor medida con la memoria (semántica). Se generan típicamente más palabras en FVS porque en la variante fonológica las 20 respuestas no están todavía agrupadas en presentaciones organizadas y, reglas más restrictivas hacen que incremente la demanda en el monitoreo y en la memoria de trabajo por lo que requiere un control ejecutivo mayor. La FVF necesita estrategias de búsqueda basadas principalmente en representaciones lexicales amplias mientras que la FVS requiere buscar ítems de una categoría supraordinal y recae en asociaciones semánticas dentro de la categoría misma (Teng et al., 2013). El test de FV es una de la pruebas de mayor uso en la valoración neuropsicológica, tanto clínica como experimentalmente. Debido a que es fácil y rápido de administrar, y por la importancia de los procesos cognitivos que puntúa, es parte habitual de toda evaluación neuropsicológica. La tarea consiste en generar tantas palabras como sea posible, fonológica y semánticamente, en un determinado tiempo. Para ello se separa en FVS, donde lo que se pretende generar son palabras de un mismo campo semántico (animales), y FVF en la cual se pide palabras que empiecen con una letra preestablecida por el examinador (letra P, en países hispanohablantes) (Ramirez et al., 2005). El puntaje total se obtiene sumando las palabras correctas generadas en el minuto dado, teniendo en cuenta las reglas de puntuación para cada una de las partes de la tarea. Una aproximación más detallada de la calificación, consiste en prestar atención a los errores que produce el sujeto al cometer repeticiones, perseveraciones, intrusiones de otras letras o categorías, parafrasias, etc. Deben ser revisados cuidadosamente dado que ellos proveen una valiosa información cualitativa de ciertos tipos de trastornos cognitivos (Butman et al., 2000). Pacientes con EA, por ejemplo, muestran déficits en ambas fluencias, pero varios estudios indicaron que los daños en la FVS son desproporcionadamente más severos. Se ha visto en la EA un desempeño mucho más pobre en FVS comparado tanto con la prueba de FVF como con el rendimiento de adultos mayores sanos (Rinehardt et al., 2014). Este patrón permanece estable con el incremento de la severidad de la enfermedad y puede reflejar el rol importante de los lóbulos temporales en la MS y la 21 tendencia a cambios neurodegenerativos en el lóbulo temporal en la EA (Teng et al., 2013). Algunos autores propusieron que esta discrepancia que se encuentra en los tests de FVS y FVF en pacientes con EA también puede estar presente, en grado menor, en controles sanos, y por lo tanto podría representar una tendencia normal. Además, los índices de FV en conjunto, son peores que los índices de FVS o FVF tomados por separado para detectar pacientes con EA, sugiriendo que las pruebas de FV no tienden a proveer utilidad adicional para predecir el pasaje del DCL a la EA (Teng et al., 2013). Otros autores postulan que las pruebas de FV no son equivalentes para diferenciar pacientes con EA del envejecimiento normal ya que no son de igual sensibilidad ni especificidad; la FVS es superior a la fonológica en esta discriminación, aún con pacientes con demencia leve (Monsch et al., 1992). Por otro lado, otros autores sugieren que la discrepancia entre las pruebas de fluencias surge de la fuerte vinculación de la prueba de FVS con la MS, la cual está dañada en la EA. Y que dicha discrepancia ha servido para diferenciar la EA de la demencia frontotemporal y los puntajes de la FVS han anticipado el pasaje del daño preclínico a la EA, lo que puede sugerir el rol importante de la desigualdad entre las fluencias en el diagnóstico diferencial (Herbert, Brookes, Markus y Morris, 2014). 3.6 CLUSTERING Y SWITCHING La puntuación de las pruebas de FV teniendo en cuenta solamente la suma total de las palabras, no captura totalmente todos los aspectos importantes del desempeño de los participantes. Por esto hay estudios que observan los errores de perseveración, de intrusión, la producción de grupos categóricos (en contraposición a ejemplos específicos) y el número de ejemplos generados en cada categoría (Troyer et al., 1997). Se conceptualizaron así, dos importantes componentes cualitativos disociables del desempeño en las pruebas de FV, las estrategias de clustering y de switching. 22 La estrategia de clustering se refiere al hecho de producir palabras dentro de categorías semánticas o fonológicas, es decir, de agrupar las palabras generadas en clusters o conjuntos. Esta medida se relaciona fuertemente con el lóbulo temporal, la memoria verbal y el almacenamiento de palabras o semántico (Troyer et al., 1997). La estrategia de switching describe la habilidad para cambiar entre clusters o saltar eficientemente a una nueva subcategoría. Esta habilidad de alternar entre subcategorías semánticas o fonológicas se relaciona con el lóbulo frontal, con el proceso estratégico de búsqueda, la flexibilidad cognitiva y el cambio (Troyer et al., 1997). Un desempeño eficiente en las pruebas de FV implicaría utilizar dichas estrategias, elaborando clusters con palabras relacionadas semántica o fonológicamente y, cuando se agota la subcategoría, cambiar a otra (switching). Para un rendimiento óptimo en ambos tests es necesario de buena MS así como un proceso de búsqueda efectivo (Troster et al., 1998). El patrón de desempeño de pacientes con lesiones en el lóbulo frontal, comparados con un grupo control, demostró una menor frecuencia de alternancia con clusters de tamaño normal en ambas fluencias. El desempeño de pacientes con lesiones temporales, en FVF, fue normal para ambas estrategias; enFVS, tuvieron problemas en switching en comparación con controles normales y, pacientes con lesiones temporales izquierdas produjeron clusters más pequeños que pacientes con lesiones derechas. Por lo tanto, los mejores indicadores para discriminar los grupos de pacientes fueron el switching de FVF y el clustering de FVS. Estos datos son consistentes con investigaciones previas donde los mismos índices diferencian a grupos con demencia. El switching de la FVF estaba alterado solo en demencia tipo Parkinson, donde está involucrada la región frontal predominantemente; mientras que en la EA el clustering de la FVS estaba dañado, donde predomina el lóbulo temporal (Troyer, Moscovitch, Winocur, Alexander y Stuss, 1998b). Estudios sobre envejecimiento normal demostraron que la vejez tiene un efecto particularmente significativo en FVS. Adultos mayores tuvieron en promedio, clusters de tamaño más grande comparados con jóvenes adultos en 23 FVS. Este efecto puede corresponder a un incremento de los conocimientos semánticos debido a la edad (Lanting, Haugrud y Crossley, 2009). Sin embargo, en otro estudio se comparó a adultos mayores sanos y pacientes con EA, y ambas poblaciones mostraron un pobre desempeño en la producción de palabras, clusters y switchings, evidenciando un patrón temporal similar. Teniendo en cuenta un dato relevante, que los adultos mayores sanos tenían más edad que los pacientes con EA, este estudio sugiere que los pacientes con EA (de menor edad) se acercaron a las fluencias de una manera similar que el envejecimiento normal (Weakley y Schmitter-Edgecombe, 2014). El rendimiento de pacientes con EA que propone la literatura describe un desempeño de menor cantidad de palabras y switches en ambas fluencias, implicando FFEE pobres y daño en el lóbulo frontal; el total de palabras es más pobre en FVS que en FVF, sugiriendo un daño en el lóbulo temporal; y el tamaño de los clusters es menor comparado con controles en FVS y no en FVF, lo que sugiere una distorsión del sistema semántico en lugar de un déficit en la habilidad de producir clusters estratégicamente (Weakley y Schmitter- Edgecombe, 2014). Estudios anteriores mostraron que pacientes con EA produjeron menos palabras en ambas fluencias, clusters más pequeños (mitad) en ambas fluencias, y no hubo diferencias significativas en el número de switches en FF, mientras que en FS alternaron menos. Estos hallazgos de clusters más pequeños en FVS entre pacientes con EA son consistentes con la idea de que el empobrecimiento de la MS contribuye con el deterioro de la fluencia en esta población. Es decir, producir palabras dentro de clusters semánticos requiere la habilidad de identificar subcategorías semánticas y generar ejemplos de esas subcategorías, y esa habilidad semántica está dañada en la EA. Inesperadamente, pacientes con EA alternaron con menos frecuencia que los controles en FVS. Es posible que el deterioro de la MS en la EA resulte en una dificultad de distinguir subcategorías de animales y, así, en una dificultad para alternar entre estas subcategorías. Daños semánticos severos, en otras palabras, pueden afectar potencialmente tanto a la estrategia de clustering como al switching en FVS (Troyer, Moscovitch, Winocur, Leach y Freedman, 1998a). 24 Una explicación alternativa para el daño en el switching de la FVS es que ese switching disminuido puede reflejar procesos de búsqueda defectuosos dentro de la MS, más relacionado con las FFEE. Otra explicación en la misma línea, teniendo en cuenta que los clusters se relacionan con el lóbulo temporal y el switching con el lóbulo frontal, es la secuencia de los cambios neuropatológicos en EA: empiezan por el temporal y el parietal y después por el frontal, lo que explica la disminución del tamaño del cluster en ambas fluencias y la disminución del switching en la FVS únicamente (Troyer et al., 1998a) Un estudio longitudinal de sujetos con quejas de la memoria de Fagundo et al., (2008) reveló que, en la primera evaluación, el subgrupo de pacientes que padecieron posteriormente EA en el seguimiento, produjeron significativamente menos palabras correctas y clusters más pequeños que el subgrupo que no terminó con demencia. No hubo diferencias en switching en estos 2 subgrupos. Los déficits en FVS han demostrado ser sensibles y específicos en diferenciar entre controles sanos y pacientes con EA y se encontró que predicen el desarrollo de la enfermedad en personas con quejas en la memoria antes de un diagnóstico clínico, así como el progreso de individuos sanos a DCL y demencia (Pakhomov y Hemmy, 2014). El desarrollo de EA fue mejor pronosticado por el tamaño del cluster que por el total de palabras generadas o por el switching, por lo que un análisis de los clusters puede mejorar la exactitud del diagnóstico temprano de EA (Fagundo et al., 2008). La información cualitativa en las palabras de FVS es útil para predecir el declive cognitivo y funcional entre adultos mayores en riesgo de desarrollar EA (Clark et al., 2014). 4. OBJETIVOS El objetivo general del presente estudio es comparar el uso de estrategias y el desempeño cognitivo en tareas específicas de Fluencia Verbal en los dos grupos de estudio (hijos de personas con EA y controles). 25 1. Objetivo específico: indagar sobre el uso de estrategias cualitativas 1. Hipótesis: se espera que el grupo de hijos de personas con EA utilice menos estrategias o estrategias menos efectivas que el grupo control. 2. Objetivo específico: analizar el nivel de productividad y la presencia de perseveraciones. 2. Hipótesis: el grupo de hijos de personas con EA va a presentar mayor número de perseveraciones en comparación con el grupo control. 5. MÉTODO Y MATERIALES 5.1 DISEÑO Y MUESTRA Para la realización de la presente investigación, se llevó a cabo un diseño cuasi experimental de tipo transversal. El diseño cuasi experimental es una derivación de los estudios experimentales, en los cuales la asignación de los pacientes no es aleatoria aunque el factor de exposición es manipulado por el investigador (Segura Cardona, 2003). Kirk (1995) afirma que los diseños cuasi-experimentales son similares a los experimentos excepto en que los sujetos no se asignan aleatoriamente a la variable independiente. Se trata de diseños que se utilizan cuando la asignación aleatoria no es posible o cuando por razones prácticas o éticas se recurre al uso de grupos naturales o preexistentes como, por ejemplo, sujetos con una determinada enfermedad. Los diseños transversales se caracterizan porque estudian el fenómeno en un momento temporal concreto, de manera que la variable de respuesta o variable dependiente se mide en un único momento temporal. Se trata de diseños en los que se comparan grupos (Arnau, 2003). 26 Para el análisis y desarrollo de la actual tesis, se tomó una muestra de 25 hijos con por lo menos un progenitor con EA esporádica y 25 sujetos sanos (controles), apareados por edad y nivel educativo, entre 40 a 60 años de edad, de nacionalidad argentina (bonaerenses) y escolaridad ≥12 años. Los criterios de inclusión fueron un puntaje mayor a 27 en MMSE para descartar deterioro cognitivo y una puntuación menor a 14 en el BDI para descartar sintomatología depresiva. Los criterios de exclusión fueron antecedentes neurológicos, psiquiátricos o farmacológicos que pudieran eventualmente comprometer la función cognitiva. Se obtuvo un consentimiento informado de todos los colaboradores antes de comenzar con su participación en el estudio, brindándoles conocimiento de que podían finalizar la prueba cuando quisiesen. 5.2 DESCRIPCIÓN DE INSTRUMENTOS Y ADMINISTRACIÓN A todos los participantes se les administró un consentimiento informado para proteger sus derechos, el cual se puede ver en el Anexo. Una vez firmadoel consentimiento, se procedió a administrar el Mini- Mental State Examination o MMSE (Folstein, Folstein y McHugh, 1975), un formulario simplificado, con puntaje, de la examinación del estado cognitivo mental desarrollado por Folstein en 1975. Este test es una evaluación tipo screening para realizar un rastreo general de alteraciones cognitivas y detectar los signos iniciales de un síndrome demencial. El MMSE consiste en una serie de tests que evalúan orientación (autopsíquica, en tiempo y lugar), memoria de corto y largo plazo (fijación y recuerdo diferido), atención, lenguaje (compresión verbal y escrita, expresión verbal –repetición y articulación- y expresión escrita), praxias (por comando escrito y verbal) y habilidad visuoconstructiva. El puntaje de corte más aceptado de la literatura es el de 23/24 (27-30=normal; 25-26=dudoso o posible demencia; 10-24=demencia leve a moderada; 6- 9=demencia moderada a severa; y 0 a 6=demencia severa). Es fácil de administrar, tiene amplia aceptación y es el más usado en rastreos iniciales, 27 pero es criticado por su baja sensibilidad, especificidad y el sesgo relacionado con el predominante componente lingüístico de la prueba. En nuestro país se cuenta con una versión original traducida al español y armonizada para los modismos rioplatenses (Allegri et al., 1999). Esta herramienta se incluyó en la batería de tests utilizados para la presente tesis, con el fin de descartar sujetos que pudieran tener algún grado de deterioro cognitivo. El criterio de inclusión para este estudio fue un puntaje mayor a 27 para descartar deterioro cognitivo. Luego se administró otro instrumento de screening, el Inventario de Depresión de Beck-II o BDI-II (Beck, Steer y Brown, 1996) cuya finalidad es medir la severidad de la depresión en adultos y adolescentes a partir de los 13 años con diagnóstico psiquiátrico. No especifica un diagnóstico clínico, sino que identifica síntomas típicos de la depresión severa o de la depresión que requiere hospitalización de acuerdo a los criterios diagnósticos de los trastornos depresivos del DSM-IV, 1994. Es una prueba de autoadministración o autoinforme, compuesto por 21 ítems, cuya puntuación total máxima es 63 (puntajes de corte: 0-13 mínimo, 14-19 leve, 20-28 moderado, 29-63 severo). Es uno de los instrumentos más utilizados y aceptados para detectar casos de depresión en poblaciones normales, y es reconocido por su alta confiabilidad (Beck, Steer y Brown, 2006). El propósito de agregar este cuestionario se debe a que la depresión suele tener impacto en la memoria, la atención, la velocidad de procesamiento y en las FFEE. Un nivel moderado o grave de depresión podría impactar en el desempeño de los tests cognitivos utilizados. El criterio de inclusión para este estudio fue un puntaje menor a 14 para descartar sintomatología depresiva clínicamente significativa. Finalmente, se evaluó a los sujetos con el test de Fluencia Verbal Semántica (animales) y Fonológica (letra “P”). Se utilizó la versión para sujetos de habla hispana, en el ámbito del Río de la Plata, Argentina, validada por Butman et al., (2000) donde se emplea la letra “P” dada la alta frecuencia en la producción de palabras concretas para hispanoparlantes que se pueden producir con esa letra, y la categoría “animales”. 28 La instrucción para la tarea semántica es: “Le voy a pedir que me diga todos los nombres de animales que se le ocurran. Tiene un minuto, yo le voy a decir cuando tiene que parar”. La instrucción para la tarea fonológica es: “Le voy a decir una letra y le voy a pedir que me diga todas las palabras que se le ocurran que empiecen con esa letra. Pero hay ciertas reglas: no se permiten números, ni derivados (casa, casita, casona), ni nombres propios. Tiene un minuto, yo le voy a decir cuando tiene que parar. La letra es la letra P”. Criterios de puntuación objetiva: para ambas tareas, el tiempo se contabiliza al terminar la instrucción. Luego de especificar la consigna no se deben proporcionar ejemplos. Los puntajes de cada prueba es el conjunto de todas las palabras admisibles, es decir, se suma el número total de palabras correctas. Los nombres propios, las palabras no pertenecientes a la categoría, las variaciones, y las repeticiones, son considerados errores y no son contabilizadas en el puntaje final de ninguna de las 2 pruebas. Para la parte semántica no se toman en cuenta las palabras que no pertenecen a la categoría semántica requerida, las repeticiones, los nombres derivados (perro, perrito), las categorías supraordinales (pájaro), las intrusiones, las variaciones de denominación intraespecie (caballo/yegua), las variaciones dentro de una misma especie (dogo, pastor alemán), ni nombres propios de un animal dado como “Tom” o “Rocco”. Se admiten aún nombres de animales extintos (ej: tiranosaurio Rex), imaginarios o mágicos. Para la parte fonológica no se toman en cuenta las palabras que no cumplan las reglas explicitadas en la consigna. Análisis cualitativo: Para realizar una observación más detallada y cualitativa de las pruebas de FV, se utilizará como medida la estrategia de clustering propuesta por Troyer et al., en 1997. Se tienen en cuenta las siguientes reglas de puntuación propuestas por los autores en el apéndice: Clustering Tamaño promedio del cluster: el tamaño del cluster fue contado empezando con la segunda palabra en un cluster. Es decir, a una sola palabra se le dio un tamaño de cluster=0, dos palabras tuvieron el tamaño de cluster=1, 29 tres palabras tuvieron un tamaño=2 y así sucesivamente. Los errores y las repeticiones fueron incluidos para calcular el tamaño del cluster. Esta medida fue computada para ambas partes de la prueba, semántica y fonológica. En FVF, un cluster es un grupo de palabras sucesivas que empiezan con: Primeras letras: palabras que comienzan con las primeras 2 letras iguales, como por ejemplo “piso, pibe, pintor”. Rimas: palabras que riman, como por ejemplo “pesado, prado, pelado”. Primero y último sonido: palabras que difieren solo por un sonido de vocal, sin importar su deletreo o cómo se escriba, como por ejemplo “pala, pela, pila”. Homónimos: palabras con 2 o más formas de deletreo, como por ejemplo “pozo, poso”; “paces, pases”; “peces, peses”, siempre que el sujeto indique que se trata de 2 palabras con significados diferentes. En FVS (animales), un cluster es un grupo de palabras sucesivas pertenecientes a la misma subcategoría semántica. Aunque el listado no es exhaustivo o puede variar para cada adaptación de la prueba, las subcategorías que sugieren los autores están organizadas por: Ecosistema o medioambiente: África, Australia, Norteamérica, Ártico/Polo Norte, granja, agua, como por ejemplo “gallina, vaca, cerdo”. Uso humano: animales de carga, animales para pieles y mascotas, por ejemplo “gato, perro, conejo”. Categorías zoológicas: aves, bovinos, caninos, venados, felinos, peces, insectos, insectívoros, primates, conejos, reptiles/anfibios, roedores, comadrejas, como por ejemplo “gato, tigre, puma”. Reglas generales de puntuación de los clusters en FVS y FVF: En el caso en que dos categorías se sobrepongan con algunos ítems perteneciendo a ambas categorías, algunos perteneciendo exclusivamente a la 30 primera categoría y algunos perteneciendo exclusivamente a la segunda categoría, los ítems en común son asignados a ambas categorías. Por ejemplo, para “perro, gato, tigre, león” los primeros 2 ítems fueron puntuados como mascotas y los últimos 3 como felinos. “Gato” fue incluido en ambos, la categoría de mascotas y la categoría de felinos. En el caso en que un cluster más pequeño haya quedado incorporado dentro de un cluster más grande, o 2 categorías se hayan sobrepuesto, pero todos los ítems pueden ser asignados correctamente a una sola categoría, solo la categoríamás grande y común fue puntuada. Por ejemplo, “palo, paso, pantano, pagano” todos empiezan con “pa” pero el cluster adicional de las 2 últimas palabras que riman, no fue puntuado, sino integrado al cluster general. Siendo pertinente para la presente tesis, se puntuaron también correctamente, clusters semánticos dentro de la tarea fonológica, como por ejemplo “pan, pebete” ó “pantalón, pulover” y, clusters fonológicos dentro de la tarea semántica, como por ejemplo “caballo, canguro, camello”. Modelo de análisis de clusters en FVS: 31 Modelo de análisis de clusters en FVF: 5.3 ANÁLISIS ESTADÍSTICO Variables continuas fueron resumidas por medias y desvíos estándar. Variables categoriales fueron resumidas como frecuencias y porcentajes. Las diferencias entre grupos fueron calculados usando Test de T para muestras independientes, y diferencias de sexo y grupo por medio del test de chi- cuadrado. Se reportaron diferencias significativas en p<0.05. Todos los análisis estadísticos fueron desarrollados usando SPSS versión 21. 6. PRESENTACIÓN DE RESULTADOS Ambos grupos de estudio (hijos de pacientes con EA y sujetos sanos controles) estaban compuestos por 25 personas. Fueron comparables en edad. 32 La Tabla 1 muestra las características demográficas. Tabla 1. Resultados. Grupo Hijos EA (n=25) Controles (n=25) Variables Media o Frecuencia DS o % Media o Frecuencia DS o % Sexo Femenino 18 72,00% 21 84% Edad 52.8 7.03 52.5 7.54 Escolaridad 17.0 3.23 17.7 2.92 BDI 8.6 6.88 10.3 10.52 MMSE 29.0 1.08 29.6 .71 Nota. BDI-II, Inventario de Depresión de Beck segunda versión; MMSE, Mini Mental State Examination. (Test de Chi-cuadrado para variables categóricas, Test de T para variables numéricas). La tabla 2 muestra la comparación de las estrategias de Fluencia Verbal utilizada por ambos grupos. Se presentan en dicha tabla las medias y desvíos estándar de las variables dependientes analizadas. 33 Tabla 2. Resultados. Grupo Hijos EA (n=25) Controles (n=25) Variables Media o Frecuencia DS o % Media o Frecuencia DS o % FS 20.7 3.45 21.7 4.99 FS Clusters 5.7 1.51 6.3 1.84 FS pal/Cluster 1.9 .52 1.9 .62 FS Perseveraciones .6 .71 .5 .59 FS Supraordinal .7 .79 .9 .83 FF 18.6 4.09 18.4 3.54 FF Clusters 4.6 1.73 4.2 1.55 FF pal/Cluster* 1.5 .61 1.2 .27 FF Perseveraciones .4 .82 .4 .64 FF Incorrectas .5 .82 .2 .41 *Nota. FS, test de Fluencia Verbal Semántica; FF, test de Fluencia Verbal Fonológica. FFpal/cluster* p<0,05. El resto de las variables presentaron diferencias no significativas. (Test de T para variables numéricas). Los resultados del análisis estadístico no mostraron diferencias significativas entre los grupos en ninguna variable demográfica (edad, escolaridad). No se observaron diferencias significativas respecto del MMSE, BDI. Respecto de las variables relacionadas a la Fluencia Verbal, se halló diferencia significativa en Palabras por Cluster en la Fluencia Fonológica (p=0.038), a favor del grupo de hijos de personas con EA. Respecto al número de perseveraciones, no se hallaron diferencias estadísticamente significativas entre los grupos en ninguna de las dos tareas de FV empleadas. 34 7. COMENTARIOS Y CONCLUSIONES La presente tesis se propuso indagar acerca de potenciales cambios sutiles en el estadio preclínico de la EA, evaluando la MS y las FFEE a través de las pruebas de FV. En dichas pruebas, tanto respecto de la FVS como fonológica, se obtuvieron puntajes normales, dentro de los valores esperados para la población según parámetros como la edad y la escolaridad. Esto resulta esperable ya que se trata de sujetos sanos, asintomáticos, por lo que se realizó un análisis más detallado del desempeño, debido a que con la evaluación estándar y el puntaje bruto no se logra divisar las potenciales diferencias que podrían distinguir grupos de pacientes preclínicos de controles. Los resultados arrojados por el análisis cualitativo de las pruebas de FV, por medio de la estrategia de clustering específicamente, no arrojaron diferencias significativas entre los grupos en ninguna de las variables propuestas. Se esperaba que los hijos utilicen menos estrategias o estrategias menos efectivas que los controles y que presenten mayor número de perseveraciones, como un posible indicador preclínico de la EA. Por otro lado, se observó que los hijos de personas con EA produjeron mayor cantidad de palabras por cluster que los controles en FVF, lo cual también iría en contra de la hipótesis propuesta. Una posible explicación para este hallazgo podría asociarse al alto nivel de instrucción que poseen los sujetos estudiados. Es sabido que la educación es un factor protector contra el declive asociado a la edad en el desempeño cognitivo, como lo sugiere el concepto de reserva cognitiva (Bolla, Lindgren, Bonaccorsy y Bleecker, 1990). La reserva cognitiva es la habilidad conservada para realizar tareas cognitivas a pesar de la pérdida de funciones neuronales debido a un enfermedad neurológica. Muchos factores influyen en la reserva cognitiva, incluyendo la educación, el trabajo y la participación en actividades sociales. En personas con EA, la reserva cognitiva es pensada como un factor que explica por qué, pacientes con igual severidad de la enfermedad, pueden rendir de forma marcadamente distinta en pruebas neuropsicológicas (Darby, Brickhouse, Wolk y Dickerson, 2017). 35 Una inteligencia verbal más elevada se relaciona con un mejor desempeño en FV. Aquellos con inteligencia verbal alta probablemente emplean estrategias de recuperación más efectivas, tienen mejores habilidades de organización, conocimiento de vocabulario más amplio, y facilidad semántica y lingüística a su disposición (Bolla et al., 1990). Por otro lado, podría resultar que la evaluación cualitativa de la FV por medio de los clusters y las perseveraciones elaborada en la presente tesina, no haya arrojado datos sustanciales para detectar diferencias significativas a nivel subclínico, debido a que la parte de la población estudiada que posiblemente en un futuro desarrolle EA, se encuentra en un estadio demasiado temprano de la enfermedad donde todavía no hay afectación de las áreas cognitivas aquí estudiadas. La detección temprana de casos de EA, antes de que surjan alteraciones cognitivas, es un desafío. Estos deben ser descubiertos tempranamente antes de que los cambios neuropatológicos sean tan avanzados que no puedan ser revertidos, para poder en un futuro desarrollar tratamientos y métodos de prevención (Abulafia et al., 2017). En este sentido, resulta necesario realizar numerosos análisis cualitativos de otros tests neuropsicológicos en poblaciones similares para avanzar sobre el conocimiento del perfil cognitivo de la EA en estadios subclínicos, con el objetivo de ayudar a identificar indicadores tempranos de cambios cognitivos. Estos marcadores cognitivos servirán para promover intervenciones tempranas de bajo costo y de uso masivo, para abordar esta enfermedad de relevancia. Como limitación, cabe señalar que siendo muy sutiles las diferencias esperadas entre los grupos, sería deseable extender el estudio a muestras de mayor número de sujetos que los incluidos en el presente trabajo. Por otro lado, por tratarse de un estudio de corte transversal no se puede establecer la evolución que presenten los hijos de pacientes con EA. En este sentido, se sugiere realizar un seguimiento de la población, y efectuar nuevamente en un futuro un análisis cualitativo similar, en pos de pesquisar potenciales indicios de alteración cognitiva que determine en qué momento comienzan a afectarse las funciones estudiadas. 36 8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Abulafia, C., Duarte-Abritta,B., Villarreal, M., Ladrón-de-Guevara, M., García, C., Sequeyra, G., ...y Vigo, D., (2017). Relationship between Cognitive and Sleep–wake Variables in Asymptomatic Offspring of Patients with Late-onset Alzheimer’s Disease. Frontiers in aging neuroscience, 9. Allain, P., Etcharry-Bouyx, F. y Verny, C., (2013). Executive functions in clinical and preclinical Alzheimer’s disease. Revue Neurologique (Paris); 169(10): 695-70. 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