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UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE PSICOLOGÍA TESIS DE LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA Análisis de la inhibición en neuropsicología Área temática: Neuropsicología Alumno: Andrés Christian Emina L.U: 37332271-0 Fecha: 22 de octubre de 2018 Tutor: Sandra Inés Vanotti DNI Tutor: 16.785.254 Firma: 1 Índice 1. Introducción .................................................................................................... 2 2. Objetivos ......................................................................................................... 2 2.1 Objetivo general ......................................................................................... 2 2.2 Objetivos específicos ................................................................................. 2 3. Metodología .................................................................................................... 3 4. Marco Teórico ................................................................................................. 4 4.1 Funciones Ejecutivas ................................................................................. 4 4.2 Atención ..................................................................................................... 6 4.3 Memoria de Trabajo ................................................................................... 9 5. Resultados .................................................................................................... 11 5.1 Revisión bibliográfica del mecanismo de inhibición ................................. 11 5.1.1 Inhibición perceptiva ....................................................................... 12 5.1.2 Inhibición cognitiva ......................................................................... 13 5.1.3 Inhibición comportamental .............................................................. 15 5.2 Desarrollo del proceso de control atencional ........................................... 18 5.3 Descripción de los paradigmas de evaluación de inhibición .................... 21 5.3.1 Paradigma Stroop .......................................................................... 21 5.3.2 Paradigma Flanker ......................................................................... 22 5.3.3 Paradigma Go/No-Go y Stop-Signal .............................................. 24 5.3.4 Paradigma Demora de la gratificación............................................ 25 6. Conclusiones ................................................................................................ 28 7. Bibliografía .................................................................................................... 31 La presente tesis sigue los lineamientos del Manual de estilo de la APA, 6ta. Edición 2 1. Introducción En la siguiente tesina se desarrollará una revisión bibliográfica del concepto de inhibición. La función principal que cumple este mecanismo es la de controlar la atención, los pensamientos, el comportamiento y las emociones frente a predisposiciones internas o estímulos externos, a modo de hacer lo más apropiado o necesario frente a una determinada situación (Diamond, 2013). La inhibición pertenece a un grupo de operaciones cognitivas denominadas funciones ejecutivas, cuyo propósito es el de ordenar las ideas, movimientos y acciones simples en conductas complejas y dirigidas a un fin (Estévez-González, García-Sánchez y Junqué, 1997). Por esta razón, resultará necesario describir las características principales de dicho conjunto para lograr una comprensión más exhaustiva del mecanismo inhibitorio. Asimismo, se explorará la estrecha relación existente entre la inhibición y los procesos atencionales, en particular se desarrollará el concepto de control atencional. Finalmente, se realizará una revisión de los paradigmas de evaluación más representativos y de mayor utilidad clínica. 2. Objetivos 2.1 Objetivo general • Analizar el concepto de inhibición. 2.2 Objetivos específicos • Realizar una revisión bibliográfica del mecanismo de inhibición. • Desarrollar el proceso de control atencional en relación a las funciones ejecutivas y la atención. • Describir los paradigmas de evaluación más representativos. 3 3. Metodología En el análisis de la bibliografía se empleó un método exploratorio y descriptivo. La metodología utilizada para el desarrollo de esta tesis fue la búsqueda y recopilación de bibliografía referente al tema de la inhibición, la atención y las funciones ejecutivas. Estos conceptos fueron abordados principalmente a partir de la investigación sobre funciones ejecutivas realizada por las autoras Introzzi I., Canet Juric L. y colegas; publicada en el año 2016. Las fuentes de información primaria se adquirieron a través de libros procedentes de la biblioteca de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA). La bibliografía analizada se encontraba publicada en inglés y en español. Asimismo, se obtuvieron fuentes de información secundaria en la base de datos Pubmed. Las palabras claves utilizadas en la búsqueda consistieron de los paradigmas de evaluación, tales como Stroop, Flanker, Go/No-Go, Stop-Signal y delay of gratification; y adicionalmente los nombres de sus respectivos autores, tales como Stroop J. R., Eriksen B. A. y Eriksen C. W., Newman J. P., Logan G. D. y Mischel W. A partir de las fuentes mencionadas el programa de trabajo consistió del estudio bibliográfico, seguido del análisis y finalizando con la redacción de la tesis de licenciatura. 4 4. Marco Teórico 4.1 Funciones Ejecutivas El término funciones ejecutivas (FEs) refiere a un conjunto diverso de operaciones cognitivas complejas que se agrupan por una serie de características en común y un propósito compartido. Se trata de procesos cognitivos que ordenan las ideas, movimientos y acciones simples en conductas complejas y dirigidas a un fin (Estévez-González et al., 1997). Por consenso se evidencian tres FEs centrales, tales como inhibición, memoria de trabajo (MT) y flexibilidad cognitiva, de las cuales se desarrollan funciones más complejas como la planificación, el razonamiento y el auto-monitoreo (Diamond, 2013). Asimismo, las FEs están involucradas en la resolución de tareas novedosas y/o complejas y constituyen un sistema superior que media la planificación, iniciación, eficiencia y adecuación tanto en la resolución de dichas tareas como en comportamientos de la vida cotidiana (Sohlberg y Mateer 2001). También permiten la capacidad de mantener una conversación o interacción productiva con otras personas, dando lugar a fenómenos tales como la empatía, la autonomía personal, la personalidad y el comportamiento apropiado para la situación (Estévez-González et al., 1997). En síntesis, las FEs posibilitan las conductas que más distinguen al ser humano de otros animales, tales como considerar diferentes ideas, pensar antes de actuar, enfrentar situaciones novedosas o desafiantes, resistir tentaciones y mantener la concentración (Diamond, 2013). Mateer (como se citó en Sohlberg y Mateer, 2001) propone un modelo clínico basado en teorías neuroanatómicas y cognitivas en el que categoriza seis tipos de FEs en base a su funcionalidad. Estas categorías se clasifican en (a) la iniciación, concepto que refiere a la necesidad de activar el sistema cognitivo para responder a la información; (b) la inhibición de la respuesta, la cual posibilita la inhibición de estímulos externos o automáticos, permitiendo la flexibilidad cognitiva y la capacidad de actuar independientemente del medio ambiente y de las propias representaciones, evitando perseveraciones, respuestas impulsivas y fijación a los estímulos; (c) la persistencia de la tarea, la cual se refiere a la capacidad de sostener 5 la atención hasta lograr el cumplimiento satisfactorio de unameta o tarea y depende de la MT y la inhibición para utilizar la información y evitar las interferencias; (d) la organización, la cual permite secuenciar la información de manera apropiada, inhibiendo las respuestas a estímulos irrelevantes y manteniendo la MT libre de interferencias; (e) el pensamiento generativo, definido como la habilidad de generar soluciones a los problemas y poder comprender perspectivas diferentes a la propia, evitando el pensamiento rígido y (f) el auto-monitoreo, relacionado a la capacidad de analizar las propias acciones y sentimientos, aprendiendo de los errores, para poder adaptarse al ambiente y a la situación. Esta clasificación resulta fundamental para comprender el complejo entramado que constituye a las FEs. Un mismo subtipo de FEs desempeña en diversas categorías y ejerce varios roles en simultáneo. Por esta razón, resulta pertinente referirse a las FEs como un conjunto de procesos, para lograr así entender a mayor profundidad cada función en particular, y no considerarlas únicamente de manera aislada. El subtipo de inhibición ilustra el concepto anteriormente descripto, dado que se involucra en varios niveles del funcionamiento, como la inhibición de la respuesta, la persistencia de la tarea y la organización. Este funcionamiento se observa en el análisis del mecanismo de resolución de situaciones complejas o problemas nuevos. Para lograr un desempeño eficaz de este mecanismo es fundamental la capacidad de concentrarse en el objetivo, suprimiendo pensamientos que no se encuentran relacionados al problema, los estímulos externos distractores y las emociones que puedan interferir en la tarea, como por ejemplo la frustración. De esta manera es posible comenzar a delimitar la inhibición como función de control, que actúa en conjunto con las demás FEs para regular o modular otros procesos psicológicos como la atención y lograr así el cumplimiento satisfactorio de metas (Sohlberg y Mateer, 2001). 6 4.2 Atención Los procesos cognitivos suelen ser categorizados y distinguidos en base a sus funciones para facilitar su comprensión, sin embargo, es importante considerar que en la práctica estos actúan de manera conjunta. Por este motivo, resulta necesario describir algunas propiedades y características elementales de la atención para definir más adelante el rol que cumple la inhibición. En consecuencia, las maneras de conceptualizar la atención han sido modificadas a medida que nuevas investigaciones y tecnología presentaron más evidencia, la cual afirma o refuta las hipótesis, conduciendo a la necesidad de construir nuevos modelos teóricos, o bien, modificar los existentes. Resulta importante notar que no existe una definición compartida del concepto de atención debido a la naturaleza del concepto, y por este motivo los autores tienden a dar una caracterización del fenómeno más que una definición, centrándose en aspectos específicos del mecanismo (García- Sevilla, 1997). Desde la década del ’50 han resurgido las investigaciones sobre la atención y lo que ocurre con la información no atendida, suscitando un debate acerca de las características principales de la atención (Pashler, 1998). Los primeros modelos teóricos entienden la atención como un filtro y señalan que los mensajes no atendidos son analizados únicamente en un nivel físico, como el tono y/o la ubicación, sin llegar al procesamiento a nivel semántico (Cherry, 1953; Broadbent 1958; como se citó en Pashler, 1998). A partir de evidencias, las cuales señalan que en algunas ocasiones los estímulos no atendidos son efectivamente procesados, se desarrolla un nuevo modelo teórico, denominado teoría de selección tardía, el cual opera con la hipótesis de que todos los estímulos son procesados a nivel semántico (Duncan, 1980; Norman, 1968; como se citó en Pashler, 1998). Finalmente se concluye, frente a nuevos hallazgos, que la selección perceptual es posible hasta cierto punto (Kahneman y Triesman, 1984), respaldando la perspectiva planteada por Treisman (1960), quien afirma que la atención funciona a modo de filtro, pero no logra hacerlo de manera eficaz, haciendo que los estímulos no atendidos sean procesados de una manera incompleta (Pashler, 1998). Estas investigaciones 7 permiten comenzar a delimitar la función de la atención en el ámbito perceptivo, sin embargo, resulta posible observar que la atención se involucra con otras operaciones psicológicas además de la percepción. Este mecanismo actúa a lo largo de todas las etapas del procesamiento, y, en consecuencia, tiene una relación directa con la mayoría de los procesos psicológicos restantes (García-Sevilla, 1997). Considerando los mecanismos implicados, Taylor (como se citó en García- Sevilla, 1997) explica que las principales funciones de la atención se involucran con la activación y el funcionamiento de procesos de selección, distribución y mantenimiento de la actividad psicológica. Estos mecanismos permiten responder a un único estímulo o tarea evitando distracciones, atender varios aspectos del ambiente en simultáneo y lograr la concentración durante períodos de tiempo prolongados. Se enumeran además cuatro características básicas que encuadran las funciones de la atención, éstas son la amplitud, la intensidad, el oscilamiento y el control. A partir de este conjunto de características se divide la atención en cuatro dimensiones, denominadas atención intensiva, selectiva, dividida y controlada (García-Sevilla, 1997). Esta caracterización de la atención da lugar a nuevos modelos teóricos, los cuales consensuan que el concepto de atención refiere a una variedad de mecanismos que actúan en diferentes momentos del procesamiento de la información, es decir que está formado por un sistema complejo de componentes que trabajan de manera coordinada. Uno de dichos modelos, el cual posee gran utilidad clínica, es desarrollado por Sohlberg y Mateer (2001), clasificando la atención en cinco componentes interdependientes, denominados atención focal, sostenida, selectiva, alternante y dividida. Dichos componentes requieren el funcionamiento correcto del nivel anterior y aumentan en complejidad, lo que implica un incremento en la participación de las FEs (Bakker, Russo y Gonzalez, 2016). El primer nivel, atención focal, refiere a la capacidad de responder a estímulos visuales, auditivos o táctiles, tanto internos como externos. Se trata de un proceso automático, por lo que no es intervenido por las FEs. Los demás niveles cuentan con la característica de ser guiados por las intenciones u objetivos del sujeto, es decir, son controlados voluntariamente. Todas 8 las FEs participan en cierta medida en cada nivel atencional, sin embargo, el rol que cumplen se observa de manera más evidente en diferentes niveles específicos. El segundo nivel descripto es la atención sostenida, el cual implica la habilidad de mantener una respuesta consistente a lo largo de una tarea continua o repetitiva. Esta operación atencional es dividida en dos sub-componentes, el primero de ellos es la vigilia o capacidad de mantener la atención enfocada por largos períodos de tiempo, proceso que dependerá del mecanismo inhibitorio para regular las distracciones que tienden a capturar el foco atencional (Schmeichel y Baumeister, 2010; como se citó en Bakker, Russo y González, 2016). El segundo sub-nivel incluye a la MT, implicando el mantenimiento y manipulación activa de información. Los puestos de vigilancia son un ejemplo donde resulta posible observar este nivel atencional, dado que el sujeto debe centrar su atención en un monitor durante muchas horas y deberá evitar las distracciones para lograr cumplir con su trabajo de manera efectiva. El tercer nivel atencional descripto, la atención selectiva, refiere a la habilidad de mantener la atención focalizada en un estímulo o tareafrente a la presencia de otros estímulos distractores, o bien, a la capacidad de seleccionar una propiedad de un estímulo ignorando otras propiedades (Diamond, 2013). El rol del mecanismo inhibitorio frente a este tipo de atención será entonces el de dominar las tendencias prepotentes, ignorando otros aspectos que llaman la atención y centrándose en un subconjunto del entorno (Bakker, Russo y González, 2016). Este tipo de atención puede hallarse en múltiples situaciones de la vida cotidiana, por ejemplo, cuando un sujeto trabaja en una oficina y se encuentra rodeado por conversaciones de sus compañeros, teléfonos que suenan y otros tipos de distracciones, y aun así logra concentrarse en su labor. El cuarto nivel es designado atención alternante y, tal como su nombre sugiere, implica a la flexibilidad cognitiva para cambiar el foco de atención entre diferentes tareas, de manera selectiva. Por último, la atención dividida es definida como la capacidad de responder a múltiples tareas de manera simultánea y por lo 9 general al menos una de dichas tareas se ejecuta de manera automatizada (Sohlberg y Mateer, 2001). Resulta importante notar que las concepciones teóricas actuales sobre la atención la consideran como parte de un sistema modular, es decir, que actúa junto con otros mecanismos de manera coordinada (García-Sevilla, 1997). Este modelo clínico resalta la importancia del rol que cumplen las FEs en la regulación de los procesos atencionales desarrollados. De esta manera, resulta posible afirmar que la inhibición incide principalmente a nivel de la atención sostenida y la atención selectiva, mientras que la atención alternante y la dividida dependen en mayor medida de la flexibilidad cognitiva y la MT. Dicho funcionamiento coordinado es denominado control atencional y resulta apropiado describir las características específicas de los mecanismos inhibitorios implicados antes de profundizar en la complejidad de este concepto. Estas características serán especificadas en el punto 5.1. 4.3 Memoria de Trabajo La MT es considerada una de las principales FEs (Diamond, 2013) y se relaciona asimismo con la atención y la memoria. El concepto comenzó a ser estudiado a partir de la década del ’60, dónde el foco de las investigaciones estaba puesto en las limitaciones estructurales, su relación con la memoria y su función como almacén temporal de información a corto plazo (Baddeley, 1998; Canet Juric y Burín 2016). Miller (1956, como se citó en Canet Juric y Burín 2016) condujo investigaciones sobre la estructura de la MT concluyendo que su capacidad es de unos 7 (+/- 2) elementos y que estos se mantienen de manera activa durante aproximadamente 30 segundos. Además, Miller observó que el uso de ciertas estrategias permite aumentar este número de manera artificial, gracias a la capacidad de agrupar unidades de información en “chunks” que le son significativos a la persona, facilitando el recuerdo y la retención. Con el transcurso del tiempo, tomó relevancia el desempeño de la MT en el procesamiento de la información y la forma en que la misma opera como enfoque principal de las investigaciones. De esta manera, Baddeley (1998) describe la MT 10 como un conjunto de subsistemas, compuesto por un sistema atencional al que denomina ejecutivo central, encargado de regular otros sistemas subordinados. Los sub-sistemas principales que describe son el bucle articulatorio o fonológico, el cual procesa información basada en el lenguaje; y la agenda viso-espacial, encargada de la manipulación de imágenes visuales (Baddeley, 1998). A partir de esta taxonomía se amplía la definición de MT, al redefinirla como un almacén de información a corto plazo a un sistema dónde se utiliza y manipula dicha información de manera activa para lograr el cumplimiento de una meta o tarea (Canet Juric y Burín, 2016). El sistema ejecutivo central cumple el rol de controlador atencional, es decir que mantiene el foco de la atención puesto en la meta o tarea con el fin de mantener activa la información para que la misma pueda ser utilizada eficientemente. Es posible observar a partir de este funcionamiento la necesidad de un mecanismo inhibitorio que actúe en conjunto con la MT a fin de suprimir aquellos estímulos distractores y mantener la atención puesta en la información relevante, dado que la estructura de la MT es limitada (Canet Juric y Burín, 2016) 11 5. Resultados 5.1 Revisión bibliográfica del mecanismo de inhibición Tal como fue explicado previamente, el consenso general ubica la inhibición como una de las tres FEs principales, destinada a suprimir las interferencias para lograr un funcionamiento apropiado (Diamond, 2013). Este mecanismo es definido como la capacidad de controlar la atención, el comportamiento, los pensamientos y las emociones frente a predisposiciones internas o estímulos externos, con el fin de actuar de la manera apropiada en una determinada situación (Diamond, 2013). Los impulsos, malos hábitos, pensamientos, respuestas condicionadas y estímulos del ambiente captan la atención e interfieren con las metas del sujeto. Para evitar las respuestas automáticas, impulsivas e instintivas se necesita del control inhibitorio, el cual disminuye dichas interferencias, posibilitando la elección y la toma de decisiones. Esta definición plantea dos aspectos fundamentales del mecanismo de inhibición. En primer lugar, Diamond (2013) explica que la inhibición opera en tres niveles del procesamiento tales como el perceptivo, el cognitivo y el comportamental. Definir a la inhibición desde una perspectiva multidimensional permite lograr un análisis más completo, dado que históricamente la mayoría de las investigaciones se enfocaron en la dimensión comportamental, incurriendo en una simplificación del término. En segundo lugar, hace mención de la importancia de la inhibición para el funcionamiento cotidiano y el afrontamiento de situaciones novedosas. De esta manera posibilita la articulación a otros procesos como las FEs y la atención. La utilización del modelo multidimensional permite realizar un análisis diferenciado de cada nivel en el que actúa la inhibición, distinguiendo su funcionamiento a nivel perceptivo, cognitivo y comportamental. El tipo de información inhibida no siempre es el mismo y se encuentra relacionado al momento del procesamiento de la información. En un primer momento la inhibición perceptiva es la que interviene sobre la información de un estímulo o input. La inhibición cognitiva opera sobre las representaciones producto de la información. Finalmente, la inhibición comportamental tiene su efecto en la respuesta u output. Cada 12 dimensión opera sobre un tipo de información diferente y por ende los mecanismos específicos utilizados en cada una varían (Canet Juric, Introzzi y Zamora, 2016), generando la necesidad de un análisis a mayor profundidad, el cual se describe a continuación. 5.1.1 Inhibición perceptiva Este tipo de inhibición tiene su efecto en el primer momento del procesamiento de la información, es decir, sobre la información que ingresa por vía de los sentidos. El ambiente natural contiene muchos estímulos que compiten por ser atendidos y, como fue explicado anteriormente, la atención se trata de un recurso limitado. La inhibición a nivel perceptivo permite atender de manera selectiva, concentrarse en una tarea o suprimir estímulos distractores que afectan negativamente el desempeño (Diamond, 2013). Esta dimensión de la inhibición también es denominada como control de la interferencia (Nigg, 2000). Para Nigg, el rol principal que desempeña es el de suprimir estímulos externos que provocan respuestas motoras que compiten con las respuestas primarias, así como también la supresión de estímulos internos que interfieren con el funcionamiento de la MT. De esta maneraubica el control de la interferencia como un proceso de filtrado general que ocurre antes de que la información irrelevante logre irrumpir a modo de distracción. La capacidad de inhibir las interferencias permite poner en marcha procesos básicos del aprendizaje tales como la atención selectiva y la atención sostenida y por esta razón se articula al concepto de control atencional o atención ejecutiva (Posner y DiGirolamo 1998, Theeuwes 2010; como se citó en Diamond 2013). Estos procesos posibilitan una resolución eficiente de tareas novedosas o complejas, además de ser vitales para el funcionamiento cotidiano (García-Sevilla, 1997). En caso contrario, la atención se encontraría a la merced de todos los estímulos ambientales, con la imposibilidad de mantener la concentración focalizada, afectando negativamente el desempeño y generando errores en el procesamiento (Canet Juric, Introzzi y Zamora, 2016). 13 5.1.2 Inhibición cognitiva Este tipo de inhibición se desempeña en el nivel cognitivo, interviniendo en el control de recuerdos y pensamientos no deseados, es decir, sobre aquellas representaciones automáticas que se imponen frente a otras representaciones (Nigg, 2000). Para poder comprender la importancia de este mecanismo inhibitorio es fundamental remarcar su relación con la MT. Resulta necesario destacar, como se especificó en el marco teórico, que la MT se trata de un sistema que posee una capacidad de almacenamiento limitada y se ocupa de utilizar de manera activa dicha información, así como también de mantener la atención focalizada en aquella información que resulta relevante. En muchas situaciones hay información irrelevante que no logra ser inhibida a nivel perceptivo, la cual tiende a captar automáticamente la atención y por lo tanto interfiere con la tarea. De esta manera, el rol que cumple la inhibición cognitiva será el de suprimir aquellos estímulos que interfieren con la MT a partir de una serie de procesos cognitivos como el olvido intencional y la resistencia a la interferencia proactiva. El primero de dichos procesos, denominado olvido intencional o dirigido, es desarrollado por Nigg (2000). Para explicar este concepto el autor considera una experiencia realizada por Wilson & Kipp (1998) en la que se les presenta a los sujetos una lista de palabras. A un grupo de sujetos se les pide que ignoren la lista, dado que se trata de una práctica, mientras que al otro grupo se le pide que la recuerden. Luego se les presenta una segunda lista de interferencia. Más adelante se les solicita a ambos grupos que enumeren la mayor cantidad de palabras que puedan recordar de la primera lista, y en este caso los sujetos del segundo grupo logran un mejor desempeño. Sin embargo, cuando se les presenta a los sujetos la lista de palabras para realizar una tarea de reconocimiento, el desempeño en ambos grupos es similar. Estos resultados sugieren que la información logró ser eliminada de la MT pero fue almacenada al nivel de la memoria de reconocimiento. A partir de esta evidencia resulta posible marcar la distinción entre la inhibición a nivel perceptivo y a nivel cognitivo. La inhibición a nivel cognitivo actúa suprimiendo la información involucrada con la MT, mientras que la inhibición perceptiva, o control 14 de la interferencia según Nigg, ocurre en una etapa previa (Nigg, 2000). Otro mecanismo de la inhibición cognitiva es la resistencia a la interferencia proactiva (Canet Juric, Introzzi y Zamora, 2016). Este mecanismo refiere a la capacidad de descartar la información que deja de ser relevante, logrando de esta manera evitar la acumulación de proposiciones en la memoria que generaría numerosas representaciones sostenidas (Zacks y Hasher, 1994; como se citó en Canet Juric, Introzzi y Zamora, 2016). Estos mecanismos son los que posibilitan la atención sostenida, es decir la capacidad de mantener la concentración durante períodos de tiempo prolongados, logrando facilitar tanto el funcionamiento cotidiano como la resolución de tareas complejas o novedosas. Tanto en el olvido dirigido como en la resistencia a la interferencia proactiva, resulta necesaria la capacidad de cambiar la estructura de la información en relación a la nueva información que se presenta. El cambio estructural de la información puede ocurrir de diversas formas. Algunas dificultades que se presentan en esta área son explicadas a través de la teoría de la inercia atencional, la cual propone a la inhibición cognitiva como uno de los principales procesos involucrados en la capacidad de cambio entre objetivos o tareas. La teoría refiere al fenómeno de la inercia atencional como la tendencia del sistema cognitivo a quedar fijado a un atributo que ha sido atendido inicialmente, generando una dificultad, por ejemplo, al momento de cambiar las reglas de un juego (Kirkham, Crues y Diamond, 2003). De este modo, para poder cambiar de manera flexible los puntos de vista es imprescindible la habilidad para inhibir rápida y eficientemente la información de la tarea anterior, la cual pierde relevancia. La importancia del rol de la inhibición cognitiva también puede ser comprendida analizando los fenómenos que ocurren cuando la misma falla. Se trata de dos procesos denominados ensoñación diurna y rumiación mental. La ensoñación diurna, o mind-wandering, es definida como una producción de una serie de pensamientos nuevos encadenados, autogenerados, los cuales generan un déficit en el desempeño observable en varios contextos. Ha sido demostrado que la ensoñación diurna afecta de manera negativa a la comprensión lectora, perjudica 15 la habilidad de retener respuestas automatizadas e irrumpe en el desempeño de pruebas de inteligencia y MT. Sin embargo, existe evidencia que sugiere un rol adaptativo de este mecanismo, dado que beneficia al pensamiento generativo y la resolución creativa de problemas (Mooneyham y Schooler, 2013). Este fenómeno, denominado cotidianamente como “soñar despierto”, ocurre ante el fallo de la capacidad de inhibir representaciones distractoras en pos de una meta a largo plazo. Por otro lado, la rumiación mental es descripta como un patrón de pensamiento donde el sujeto centra de manera recurrente la atención en su estado emocional, sus causas y sus consecuencias, generando una interferencia de manera constante (Nolen-Hoeksema, 1991; como se citó en Canet Juric, Introzzi y Zamora, 2016). En síntesis, la inhibición cognitiva interviene en diversos fenómenos y permite la focalización de la atención en la información relevante para el logro de metas. Además, evita aquellos lapsus atencionales que inducen errores y fallos en la resolución de tareas. 5.1.3 Inhibición comportamental La inhibición comportamental es definida como el control deliberado de acciones motoras primarias en respuesta a estímulos o cambios en el ambiente (Nigg, 2000). Esta dimensión de la inhibición, involucra el control de la propia conducta y, adicionalmente, el control de las emociones y la motivación a favor de regular dicha conducta (Diamond, 2013). Asimismo, se relaciona con el concepto de auto-control, el cual se define como una reacción del sujeto que sirve para modificar futuras respuestas, tanto internas como externas, hacia un evento, produciendo un cambio o ganancia en los resultados a largo plazo (Barkley, 1997). A partir de esta definición resulta pertinente distinguir dos aspectos de la conducta en los que se desenvuelve el mecanismo inhibitorio. Por un lado, refiere a poseer la disciplina necesaria para completar una tarea a pesar de los estímulos y/o tentaciones externas, postergando la gratificación inmediata con el fin de obtener una mayor recompensa más adelante (Mischel et al., 1989; como se citó en Diamond, 2013). Un típico ejemplo utilizado para ilustrar este aspecto de la 16 inhibición es la dieta,que es entendida como una meta a largo plazo. En el caso de que se le presente al sujeto una porción de torta, el mismo deberá resistir la tentación de obtener una gratificación inmediata para poder cumplir dicha meta a largo plazo. En este tipo de situaciones se genera un conflicto interno entre dos fuerzas antagónicas, donde la motivación y el control emocional desempeñarán un rol crucial en la resolución del conflicto (Hofmann, et al., 2008; como se citó en Introzzi, 2016). Por otro lado, la inhibición comportamental también se desenvuelve frente a situaciones emocionalmente neutras, en donde el conflicto interno mencionado previamente no ocurre. Estas situaciones son, por ejemplo, decir lo primero que viene a la mente cuando reflexionar durante un tiempo podría haber producido una respuesta más apropiada; o bien, entrar en un cuarto y prender la luz cuando ocurre un corte de electricidad. En los ejemplos mencionados resulta posible destacar dos fenómenos frente a los que se impone la inhibición comportamental, denominados control de la impulsividad y de los hábitos, respectivamente. La impulsividad es definida como la predisposición a actuar de manera rápida y desmedida, sin reflexionar acerca de las consecuencias de las propias acciones. Los errores cometidos por la impulsividad evidencian la incapacidad de esperar, dado que en distintas pruebas de laboratorio se pudo observar que el rendimiento de los sujetos mejora cuando se les solicita esperar antes de responder (Diamond, 2013). Los hábitos, por otra parte, son respuestas automatizadas que han sido repetidas innumerables veces y cumplen un rol adaptativo, dado que minimizan el monto de energía requerido por el sistema para ejecutar las conductas cotidianas. En un gran número de situaciones los hábitos e impulsos atentan contra el cumplimiento de las metas a largo plazo. En este sentido, el hábito de comer torta como postre obstaculiza la realización de una dieta y/o responder de manera impulsiva a un jefe sin pensar puede causar la pérdida de un empleo. Frente a estas situaciones el auto-control y los mecanismos inhibitorios desempeñan un rol adaptativo decisivo (Canet Juric, Introzzi y Zamora, 2016). En conclusión, el rol principal que desempeña la inhibición comportamental es la supresión de una acción inmediata o automática, generando un espacio de reflexión. Durante este período, el sujeto puede estudiar sus opciones y evaluar con 17 mayor atención las consecuencias de sus acciones, permitiendo de este modo un análisis de sus metas a largo plazo y la elección de un curso de acción apropiado para lograr su realización (Barkley, 1997). Más adelante Mischel (2010) expande este concepto, argumentando que los tres tipos de inhibición actúan en la instancia descripta, dado que el bloqueo de la entrada de información no deseada y la supresión de pensamientos que interfieren –inhibición perceptiva y cognitiva- también cumplen un papel fundamental para generar dicho espacio de reflexión. De esta manera la inhibición puede ser definida como el acceso hacia las demás FEs, dado que se trata del primer paso necesario para la reflexión, la planificación y la resolución de problemas, posibilitando un funcionamiento adecuado en todos los aspectos de la vida cotidiana (Barkley, 1997; Diamond, 2013). 18 5.2 Desarrollo del proceso de control atencional La atención y las FEs han sido conceptualizadas de manera aislada, tanto en el desarrollo de este trabajo como en la bibliografía analizada, dado que esto facilita su estudio y comprensión. Sin embargo, como fue explicado anteriormente, los componentes cognitivos implicados en ambas funciones se superponen e interactúan de manera compleja, y en consecuencia resulta prácticamente imposible describir un proceso sin referir a los demás (Sohlberg y Mateer, 2001). Esto se debe a que las FEs son procesos de control, los cuales tienen la finalidad de orientar el comportamiento de un sujeto hacia el logro de metas que le resulten valiosas. Para lograr esto, la atención debe estar al servicio de un proyecto o de una planificación, la cual le será otorgada por vía de las FEs (Bakker, Russo y González, 2016). Como fue explicado anteriormente (ver punto 4.2), los diferentes niveles de la atención cuentan con la característica de ser intervenidos por las FEs, es decir, son controlados voluntariamente por las intenciones, objetivos y expectativas del sujeto. La inhibición incide de forma notoria a nivel de la atención sostenida y la atención selectiva, mientras que la atención alternante y la dividida dependen en mayor medida de la flexibilidad cognitiva y la MT (Sohlberg y Mateer, 2001). De esta manera, resulta posible considerar el control atencional como el producto generado a partir del trabajo conjunto de los mecanismos desarrollados de la atención y las FEs. Este proceso es denominado de múltiples maneras, tales como el control atencional, la inhibición atencional, la atención endógena, atención top-down, atención activa, voluntaria, dirigida hacia una meta, volitiva o ejecutiva (Posner y DiGirolamo 1998, Theeuwes 2010; como se citó en Diamond, 2013). Esto sugiere una falta de consenso general sobre el tópico. A pesar de la multiplicidad de denominaciones que recibe el concepto, la mayoría de autores concuerdan en las características principales que lo definen, las cuales se describen a continuación. García-Sevilla (1997) ubica el control atencional como uno de los mecanismos psicológicos de mayor relevancia, dado que lo sitúa como un proceso vertical implicado en el procesamiento de la información, permitiendo una mejor recepción y análisis de sucesos del ambiente y la realización eficaz de tareas. Dicha 19 verticalidad remite a los dos mecanismos de procesamiento principales considerados en el estudio de la atención, denominados top-down (arriba-abajo) y bottom-up (abajo-arriba). El mecanismo de procesamiento top-down refiere a procesos de selección dirigidos hacia un objetivo, los cuales se encuentran regulados por las expectativas, metas o conocimientos previos del sujeto. De esta manera, se produce una mayor activación neuronal frente a la aparición de estímulos relevantes para el cumplimiento de una meta o tarea. Este mecanismo puede ejemplificarse con un estudio de neuroimágenes llevado a cabo por Ress, Backus y Heeger (2000; como se citó en Ruiz-Contreras y Casino, 2005). En dicho estudio, los sujetos debían detectar, luego de una señal auditiva, si un anillo sobre un fondo de bajo contraste se había presentado o no. Se observó una activación de las mismas regiones cerebrales frente a la presencia o ausencia del anillo, indicando que la señal auditiva produjo una expectativa en el sujeto para procesar el estímulo, independientemente de su aparición (Ruiz-Contreras y Casino, 2005). Por otro lado, el mecanismo bottom-up se vincula a los procesos atencionales que se activan frente a características propias del estímulo, tales como su infrecuencia, novedad, intensidad o relevancia en el contexto particular. Resulta necesario aclarar que estos mecanismos no deben ser considerados como una dicotomía, dado que actúan de manera conjunta a fin de lograr el procesamiento eficiente de la información. Asimismo, dichos procesos se ocupan tanto de la activación de ciertas regiones cerebrales, como también de la disminución de la actividad en otras a fin de atender a los estímulos apropiados para la resolución de tareas y metas (Ruiz- Contreras y Casino, 2005). Estos mecanismos ilustran el rol que cumplen las FEs sobre la atención, dado que permiten un manejo más eficiente de los recursos atencionales, preparando al sistema cognitivo para atender a la información relevante y suprimir las distracciones. De esta manera, García-Sevilla (1997) explica que las principales funciones que cumple el control atencionalson inhibir las respuestas inapropiadas, como así también dirigir la forma en que se orienta la atención, guiar los procesos de exploración y búsqueda, utilizar al máximo los medios de concentración, suprimir al máximo las distracciones y mantener la atención a pesar del cansancio. 20 En conclusión, el fenómeno denominado control atencional ocurre cuando las FEs manipulan a la atención, orientándola hacia una meta y otorgándole un propósito. Este proceso posibilita tanto el aumento de la atención hacia estímulos relevantes para el cumplimiento de una tarea, como la inhibición de distracciones, resultando en un procesamiento de la información mucho más eficiente. La capacidad de controlar la atención por vía de las FEs también da lugar a otros procesos atencionales, tales como la atención sostenida, selectiva, alternante y dividida; los cuales son de gran importancia en la resolución de tareas novedosas o complejas, el aprendizaje y el desempeño en situaciones cotidianas. En este sentido, algunos autores también afirman que la atención pertenece a las FEs, argumentando que se trata de un proceso ejecutivo (Carr 1984; como se citó en García-Sevilla, 1997), lo que permite ilustrar el alto grado de vinculación que presentan estos mecanismos. 21 5.3 Descripción de los paradigmas de evaluación de inhibición A lo largo del desarrollo realizado se describieron los principales modelos teóricos utilizados para la conceptualización del mecanismo inhibitorio. Sin embargo, resulta fundamental la comprobación empírica de los constructos a fin de otorgarle corroborar la validez del constructo. Por esta razón, se presentan a continuación los paradigmas más representativos en el marco de la evaluación de la inhibición y sus subtipos, utilizados en gran medida tanto en la clínica como en la investigación. 5.3.1 Paradigma Stroop El test de colores y palabras desarrollado por Stroop en el año 1935 es considerado uno de los instrumentos de mayor utilización clínica actual. El autor de la tarea observó que la identificación de colores era siempre más lenta en adultos que sabían leer en comparación a la lectura de los nombres de colores. Este efecto, denominado “efecto de interferencia color-palabra”, se define por el aumento del tiempo requerido para la identificación de los colores de la tinta en palabras con significados contradictorios al color impreso. En cambio, cuando se les solicita a los sujetos la lectura del significado de las palabras, éstos no presentan ningún tipo de disminución en la velocidad. De esta manera, el sujeto puede realizar ambas tareas secuencialmente, o bien, suprimir mediante control voluntario la respuesta automática de lectura de palabras (Golden, 1976). La versión más frecuentemente utilizada cuenta con tres láminas que se presentan en orden sucesivo. Cada lámina cuenta con 100 palabras distribuidas en cinco columnas de 20 elementos, las cuales deben ser leídas verticalmente. El contenido de las láminas siempre se encuentra ordenado al azar, sin que se repita dos veces seguidas la misma palabra o color a nombrar. El sujeto cuenta con un tiempo límite de 45 segundos en el cual debe leer la mayor cantidad posible de palabras. La primera lámina contiene las palabras “rojo” “verde” y “azul” impresas en tinta negra. La segunda lámina está compuesta por “XXXX” impresas en tinta de color. Por último, la tercera lámina cuenta con las palabras “rojo”, “verde” y “azul”, 22 presentadas de manera tal que nunca coincide el color impreso de la tinta con el significado de la palabra y el sujeto deberá nombrar el color de la tinta. El efecto de la prueba Stroop radica en el hecho de que la palabra coloreada produce una respuesta verbal automática más rápida, la cual compite con muchas de las funciones necesarias para nombrar el color de la tinta (Golden, 1978; Nigg, 2000). Suprimir el estímulo de interferencia es necesario a fin de lograr nombrar el color de la manera más rápida posible, aunque el mecanismo preciso subyacente para lograr esta operación aún se encuentra en debate (MacLeod, 1991; como se citó en Nigg, 2000). Diferentes estudios de neuroimágenes realizados vinculan el efecto Stroop a las áreas cognitivas encargadas del control deliberado de la atención y la conducta, indicando una relación con los procesos ejecutivos inhibitorios (Nigg, 2000). Por esta razón, el paradigma es utilizado en la clínica para medir la flexibilidad cognitiva, el control de la interferencia y el control intencional de respuestas motoras o vocales automáticas que compiten. Nigg (2000) argumenta que esta técnica no permite evaluar la inhibición cognitiva, dado que no requiere de la utilización de la MT. De esta manera, el efecto Stroop interfiere en las dimensiones perceptivas y comportamentales de la inhibición, dado que requiere tanto la supresión del estímulo distractor, como de la respuesta automática prepotente de nombrar el significado de la palabra en lugar del color de la tinta. Finalmente, resulta importante remarcar que existen conocidas limitaciones de la tarea de Stroop. Por ejemplo, esta cuenta con la característica de solicitarle a los sujetos que extraigan rasgos específicos del estímulo objetivo, en lugar de estímulos específicos. De esta manera, la tarea refleja aspectos del control de la interferencia utilizados con poca frecuencia en situaciones cotidianas y deberá ser acompañada por otras tareas, tales como la tarea de “flanker”, a fin de lograr un diagnóstico más preciso (Treisman, 1969; como se citó en Nigg, 2000). 5.3.2 Paradigma Flanker La tarea “flanker” desarrollada por Eriksen y Eriksen (1974) se vincula principalmente a los conceptos de inhibición perceptiva, atención y control atencional. La tarea consiste en medir el tiempo de reacción requerido para detectar 23 un estímulo específico, el cual se presenta de manera visual en una pantalla, rodeado de estímulos distractores. El estímulo a identificar es una letra, la cual varía entre cuatro letras posibles (H y K; S y C) que se agrupan en dos pares en base a sus características compartidas. El sujeto cuenta con dos palancas que debe subir o bajar a fin de indicar su respuesta, dependiendo de la letra presentada. La particularidad que posee esta versión de la prueba se trata de que el estímulo a identificar siempre se encuentra ubicado en el mismo lugar, y lo que se modifica en cada ensayo es el contenido del estímulo, las características de los distractores que lo rodean y la distancia entre los distractores y el objetivo. Los distractores presentados se categorizan de la siguiente manera: (a) distractores idénticos a la letra objetivo; (b) distractores del mismo par que el objetivo; (c) distractores del par opuesto; (d) distractores similares al objetivo, seleccionados a partir de una lista que compara las propiedades físicas de las letras desarrollada por Gibson (1969); o bien (e) distractores disímiles al objetivo, determinados por la misma lista de Gibson. De esta manera resulta posible analizar el efecto que tienen sobre el tiempo de respuesta las características y ubicación de los distractores, dado que se elimina el factor azaroso relacionado a ubicar la letra objetivo. En primer lugar, la evidencia confirma que las características del estímulo distractor afectan el tiempo de respuesta. Los distractores de pares opuestos o características disímiles incrementan notablemente el tiempo de respuesta, mientras que aquellos de características similares no. En segundo lugar, la ubicación de los distractores en relación al estímulo objetivo efectivamente impacta al tiempo de respuesta, de una manera no lineal. Cuanto más cercanos se encuentren los distractores más aumenta el tiempo requerido para identificar la letra y a medida que estos se alejan el tiempo se disminuye gradualmente. A partir de cierto puntoel aumento de la distancia pierde su relevancia y deja de afectar el tiempo de respuesta. A partir de la evidencia presentada resulta posible afirmar un número de conclusiones. El hecho de que las características de los distractores influyan en el tiempo de respuesta implica que éstos son procesados, hasta cierto punto, dado 24 que el efecto no ocurre únicamente por la mera presencia o ausencia de un distractor. Esto se articula al modelo atencional presentado previamente, el cual postula que la atención funciona a modo de filtro y procesa la información no atendida de manera incompleta (Treisman, 1960). Asimismo, esta experiencia indica que existe una limitación de cuánto es posible reducir la capacidad visual atencional y dicho límite excede la medida de una letra individual. Finalmente se infiere la necesidad de un mecanismo inhibitorio que se ocupe de seleccionar y descartar los estímulos no deseables para lograr un desempeño eficaz. Este mecanismo se relaciona tanto a la ubicación espacial como a las propiedades del estímulo, por lo que requerirá un menor esfuerzo para lograr la discriminación a medida que los estímulos distractores se alejen del objetivo y dependerá de las características de los mismos (Eriksen y Erisken, 1974). 5.3.3 Paradigma Go/No-Go y Stop-Signal Las tareas denominadas en inglés “Go/No-Go” y “Stop-Signal” fueron desarrolladas con el fin de medir la inhibición comportamental y permitieron asimismo conceptualizar el funcionamiento de la misma (Nigg, 2000). La primera tarea, denominada “Go/No-Go”, consiste en repetir una acción frente a un estímulo determinado y frenar el impulso de repetirla frente a la aparición de un estímulo menos frecuente. Múltiples versiones de esta tarea han sido desarrolladas a lo largo de numerosas investigaciones. En una de las versiones más básicas se le instruye al sujeto presionar una tecla frente a la aparición de un estímulo, generando una respuesta motora automática. Frente a la aparición de un estímulo menos frecuente el sujeto debe evitar presionar dicha tecla. De esta manera resulta posible tanto la medición de la cantidad de aciertos como del tiempo requerido para inhibir la respuesta automática. Otras versiones de esta tarea, tales como la Tarea de discriminación Go/No-Go (Yechiam, Goodnight, Bates, Busemeyer, Dodge y Pettit et al., 2006) y el Juego de azar de Iowa (Bechara et al., como se citó en Yechiam et al., 2006) introducen recompensas y/o castigos, en muchos casos monetarios, generando una situación análoga a la vida cotidiana. Dichas modificaciones a la tarea permitieron cuantificar por un lado la inclinación por los sujetos a priorizar las 25 recompensas y por el otro, la tendencia a evitar los castigos. De esta manera resultó posible evaluar, además del tiempo de respuesta y la cantidad de aciertos, el efecto que tienen las emociones sobre la capacidad de inhibir (Yechiam et al., 2006). Por otro lado, el paradigma de la “Stop-Signal”, desarrollado por Logan y colegas (1984) permitió profundizar los procesos involucrados en la inhibición comportamental. La tarea “Stop-Signal” consiste en presionar una de dos teclas posibles en base al estímulo que se presenta en la pantalla. Esta respuesta se transforma en la respuesta motora predominante. En un número muy bajo de los casos, y de manera imprevista, se presenta junto con el estímulo una señal auditiva de “parar”, la cual obliga al sujeto a detener dicha respuesta predominante. La principal diferencia entre esta tarea y la tarea de “Go/No-Go” consiste en que en este caso el estímulo que provoca la respuesta automatizada no es modificado, salvo por que se presenta acompañado de la señal auditiva. La novedad que presenta esta tarea es el requisito de inhibir una acción motora preparada a punto de ser ejecutada, permitiendo medir con mayor precisión la velocidad de inhibición de la respuesta. A partir de la evidencia obtenida utilizando este paradigma resulta posible describir este mecanismo como una carrera, argumentando que el proceso de respuesta y el de frenado de la respuesta son independientes. De esta manera la velocidad con la que se logre activar el proceso de inhibición de la respuesta determinará el éxito de la misma (Verbruggen y Logan, 2008). 5.3.4 Paradigma Demora de la gratificación El test de Demora de la gratificación se trata de otra técnica validada para el estudio de la inhibición, principalmente su dimensión comportamental. Desarrollada por Mischel en la década del ’60, esta prueba consiste en darle a un niño de edad preescolar una golosina e informarle que, si es capaz de esperar a que el investigador regrese, recibirá una golosina adicional. Aproximadamente un tercio de los sujetos logró cumplir con el tiempo de espera requerido, dado que la tarea de resistir la tentación representa un gran desafío para un niño a esa edad. A partir de esta experiencia, Mischel comenzó un estudio longitudinal, realizando un seguimiento de los sujetos y concluyendo que su desempeño en esta prueba 26 funciona a modo de predictor para determinar el bienestar económico, social, físico y cognitivo. Este hallazgo evidencia la presencia de estrategias cognitivas utilizadas por los sujetos, las cuales serían empleadas también en diversas situaciones de la vida cotidiana, permitiendo un mejor manejo de los impulsos y los hábitos. El autor destaca dos estrategias principales que fueron aplicadas para la resolución satisfactoria de esta prueba. La primera estrategia se trata del bloqueo de la entrada de información acerca del estímulo desde el nivel perceptivo, es decir, lograr una distracción para reducir el monto de frustración generado por la espera. La segunda estrategia consta de inhibir los pensamientos relacionados a las cualidades atractivas del estímulo. En este sentido, se observó que los niños que se concentraban en los aspectos “cálidos” o tentadores del estímulo, por ejemplo, su sabor o dulzura, presentaron mayores dificultades para postergar la gratificación. Por otro lado, aquellos niños que pudieron enfocarse en cualidades tales como su forma fueron capaces de esperar el tiempo necesario para obtener la recompensa. Estudios preliminares indicaron además que dichas estrategias podrían ser aprendidas. De esta manera, la capacidad de postergar la gratificación depende de la habilidad para controlar los aspectos de la situación que son atendidos y la manera en la que es representada mentalmente. Esta habilidad requiere que los sujetos codifiquen únicamente la información del ambiente que resulta significativa, conservando la información relevante de manera activa en la MT y suprimiendo además aquella información no deseada y seleccionando las respuestas deseables en lugar de aquellas no óptimas (Mischel, 2010). La capacidad de postergación de la gratificación es considerada una forma de control cognitivo, definido como la habilidad de suprimir respuestas atencionales y comportamentales que compiten. No existe evidencia suficiente aún para determinar si la postergación de la gratificación es lograda gracias al bloqueo de información no deseada, la supresión de pensamientos que interfieren o el frenado de una acción (Mischel, 2010). Sin embargo, estudios de neuroimágenes han demostrado que los patrones cerebrales activados varían dependiendo de la etapa del procesamiento de la información en el que actúa el control (Casey, 2005; como 27 se citó en Mischel, 2010). De esta manera resulta posible afirmar que la inhibición no se trata de un conjunto unitario, al contrario, corresponde a un conjunto de funciones asociadas a diferentes procesos neurobiológicos, las cuales actúan de manera recíproca (Nigg, 2000; Friedman y Miyake, 2004). En resumen, cada paradigma presentado evalúa un conjunto de funciones entre los cuales se infieren los tipos de inhibicióninvolucrados, tales como (a) inhibición perceptiva y comportamental en el paradigma de Stroop, (b) inhibición perceptiva en el paradigma “flanker”, (c) inhibición comportamental en los paradigmas “Go/No-Go” y “Stop-Signal” y (d) la utilización de estrategias relacionadas a la inhibición perceptiva y cognitiva para lograr la inhibición comportamental en el paradigma de Demora de la gratificación. En este punto, resulta necesario destacar la problemática planteada por los autores Friedman y Miyake (2004), quienes observan bajas correlaciones entre los paradigmas de evaluación utilizados y las funciones inhibitorias que proponen medir. Dichos autores conducen una investigación en la que plantean tres problemas principales en la evaluación de la inhibición, tales como (a) la falta de validez de constructo, es decir, en muchos casos se asume la participación de las funciones inhibitorias; (b) dada la naturaleza compleja de las FEs, su medición resulta más confiable frente a una tarea nueva y disminuye a medida que se desarrollan estrategias que facilitan la resolución; y por último (c) la impureza en la medición, dado que la misma no es evaluada de manera aislada e involucra el funcionamiento de otras operaciones psicológicas, por lo cual, los resultados podrían verse influenciados por otros factores ajenos a la inhibición. Las dos posibilidades propuestas a fin de solucionar esta problemática consisten del diseño de pruebas que permitan medir con mayor exactitud las dimensiones específicas de la inhibición en lugar de evaluarla como un conjunto unitario, o bien, la utilización y contrastación de múltiples tareas existentes (Friedman y Miyake, 2004). 28 6. Conclusiones A lo largo del presente trabajo se desarrollaron los conceptos más importantes que definen al mecanismo inhibitorio. Teorizada inicialmente como una función singular, las investigaciones recientes demuestran la necesidad de redefinir el concepto, subdividiéndolo en inhibición perceptiva, cognitiva y comportamental. De esta manera, la inhibición perceptiva opera sobre la información que ingresa por vía de los sentidos, la inhibición cognitiva actúa sobre las representaciones y suprime las interferencias de la MT y, por último, la inhibición comportamental es definida como el control deliberado de acciones en respuesta a estímulos o cambios en el ambiente. Dichas categorías permiten dar cuenta de las diferentes etapas del procesamiento de la información en los que la inhibición actúa, y también, establecer los mecanismos específicos que ocurren en cada fase. El control inhibitorio es uno de los componentes principales del conjunto de operaciones cognitivas denominado FEs (Diamond, 2013). Estas funciones tienen como finalidad ordenar las ideas y acciones simples en conductas complejas dirigidas hacia una meta (Estévez-González et al., 1997). En este contexto, el mecanismo inhibitorio es definido como el acceso hacia las demás funciones ejecutivas (Barkley, 1997; Diamond, 2013), dado que, para lograr la adaptación a cambios en el ambiente o la meta, el primer paso necesario es el frenado del pensamiento o acción actual (Logan, 1984; Nigg, 2000). Resulta crucial el estudio de la inhibición en relación a las demás funciones, puesto que es un mecanismo de control, cuya función principal es la de regular otros procesos a fin de lograr un desempeño más eficiente en el afrontamiento de situaciones novedosas, la resolución de problemas y el cumplimiento de objetivos. Esto se evidencia en el análisis de la relación existente entre la atención y las FEs, cuyo desempeño conjunto habilita niveles de atención de mayor complejidad gracias a la utilización eficiente de los recursos atencionales (Bakker, Russo y González, 2016). De esta manera, la intervención de las FEs posibilita el desarrollo de la atención sostenida, selectiva, alternante y dividida; procesos cognitivos encuadrados bajo el concepto de control atencional. 29 En relación a los paradigmas de evaluación de la inhibición, son el Stroop, el “flanker”, el “Go/No-go”, el “Stop-Signal” y el test de demora de la gratificación, los más representativos tanto en la clínica como en la investigación. Cada uno de ellos evalúa una determinada inhibición, de esta manera, se infiere la relevancia de la inhibición perceptiva y comportamental en Stroop, la inhibición perceptiva en “flanker”, la inhibición comportamental en “Go/No-go” y “Stop-Signal” y la presencia de los tres tipos de inhibición en el test de demora de la gratificación. Una limitación que se presentó de manera recurrente en la revisión bibliográfica de los conceptos analizados fue la falta de consenso en sus definiciones. Tanto en la inhibición como en el control atencional, se hallaron numerosas maneras de denominar los conceptos, lo que resulta en una dificultad al momento de delimitarlos y consultar diferentes fuentes para lograr una definición acertada. Asimismo, en la bibliografía citada acerca de las dimensiones de la inhibición pudieron encontrarse múltiples taxonomías propuestas por los autores, las cuales consideran hasta ocho dimensiones diferentes (Nigg, 2000). Por esta razón, se manifiesta la necesidad de operacionalizar el concepto a fin de poder lograr una taxonomía adecuada. El análisis de los paradigmas de evaluación evidencia la necesidad de adaptar las técnicas a los avances conceptuales logrados en el área. Como fue explicado, existen actualmente limitaciones en la evaluación, dado que en muchos casos no permiten dar cuenta de la multidimensionalidad de la inhibición, y la misma suele ser inferida a posteriori en el análisis de los datos (Friedman y Miyake, 2004). Por esta razón, una recomendación propuesta es la revisión de los instrumentos utilizados actualmente. Como señalan Friedman y Miyake (2004), las posibles soluciones a esta problemática serían el diseño de técnicas que permitan medir la inhibición y sus dimensiones de manera específica, o bien, la utilización conjunta de múltiples técnicas que den cuenta de las diferentes dimensiones para dar un diagnóstico más acertado. Cabe destacar que la limitación evidenciada a partir del análisis de los instrumentos de evaluación se arraiga a la primera limitación mencionada, y, por ende, resulta necesario en primera instancia lograr la 30 operacionalización del concepto de inhibición para lograr más adelante el desarrollo de nuevos paradigmas más apropiados. 31 7. Bibliografía • Ardila, A., Ostrosky, F. (2012). Guía para el Diagnóstico Neuropsicológico. Recuperado de http://www.ineuro.cucba.udg.mx/libros/bvguiaparaeldiagnosticoneuropsicolo gico.pdf. • Baddeley, A. (1998). 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