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Análisis de la inhibición en neuropsicología

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UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES 
FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
TESIS DE LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA 
 
Análisis de la inhibición en neuropsicología 
 
Área temática: Neuropsicología 
Alumno: Andrés Christian Emina 
L.U: 37332271-0 
Fecha: 22 de octubre de 2018 
 
Tutor: Sandra Inés Vanotti 
DNI Tutor: 16.785.254 
Firma: 
 
1 
 
Índice 
1. Introducción .................................................................................................... 2 
2. Objetivos ......................................................................................................... 2 
2.1 Objetivo general ......................................................................................... 2 
2.2 Objetivos específicos ................................................................................. 2 
3. Metodología .................................................................................................... 3 
4. Marco Teórico ................................................................................................. 4 
4.1 Funciones Ejecutivas ................................................................................. 4 
4.2 Atención ..................................................................................................... 6 
4.3 Memoria de Trabajo ................................................................................... 9 
5. Resultados .................................................................................................... 11 
5.1 Revisión bibliográfica del mecanismo de inhibición ................................. 11 
5.1.1 Inhibición perceptiva ....................................................................... 12 
5.1.2 Inhibición cognitiva ......................................................................... 13 
5.1.3 Inhibición comportamental .............................................................. 15 
5.2 Desarrollo del proceso de control atencional ........................................... 18 
5.3 Descripción de los paradigmas de evaluación de inhibición .................... 21 
5.3.1 Paradigma Stroop .......................................................................... 21 
5.3.2 Paradigma Flanker ......................................................................... 22 
5.3.3 Paradigma Go/No-Go y Stop-Signal .............................................. 24 
5.3.4 Paradigma Demora de la gratificación............................................ 25 
6. Conclusiones ................................................................................................ 28 
7. Bibliografía .................................................................................................... 31 
La presente tesis sigue los lineamientos del Manual de estilo de la APA, 
6ta. Edición 
2 
 
1. Introducción 
En la siguiente tesina se desarrollará una revisión bibliográfica del concepto 
de inhibición. La función principal que cumple este mecanismo es la de controlar la 
atención, los pensamientos, el comportamiento y las emociones frente a 
predisposiciones internas o estímulos externos, a modo de hacer lo más apropiado 
o necesario frente a una determinada situación (Diamond, 2013). La inhibición 
pertenece a un grupo de operaciones cognitivas denominadas funciones ejecutivas, 
cuyo propósito es el de ordenar las ideas, movimientos y acciones simples en 
conductas complejas y dirigidas a un fin (Estévez-González, García-Sánchez y 
Junqué, 1997). Por esta razón, resultará necesario describir las características 
principales de dicho conjunto para lograr una comprensión más exhaustiva del 
mecanismo inhibitorio. Asimismo, se explorará la estrecha relación existente entre 
la inhibición y los procesos atencionales, en particular se desarrollará el concepto 
de control atencional. Finalmente, se realizará una revisión de los paradigmas de 
evaluación más representativos y de mayor utilidad clínica. 
2. Objetivos 
2.1 Objetivo general 
• Analizar el concepto de inhibición. 
2.2 Objetivos específicos 
• Realizar una revisión bibliográfica del mecanismo de inhibición. 
• Desarrollar el proceso de control atencional en relación a las funciones 
ejecutivas y la atención. 
• Describir los paradigmas de evaluación más representativos. 
 
 
3 
 
3. Metodología 
En el análisis de la bibliografía se empleó un método exploratorio y 
descriptivo. La metodología utilizada para el desarrollo de esta tesis fue la búsqueda 
y recopilación de bibliografía referente al tema de la inhibición, la atención y las 
funciones ejecutivas. Estos conceptos fueron abordados principalmente a partir de 
la investigación sobre funciones ejecutivas realizada por las autoras Introzzi I., 
Canet Juric L. y colegas; publicada en el año 2016. Las fuentes de información 
primaria se adquirieron a través de libros procedentes de la biblioteca de la Facultad 
de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA). La bibliografía analizada 
se encontraba publicada en inglés y en español. 
Asimismo, se obtuvieron fuentes de información secundaria en la base de 
datos Pubmed. Las palabras claves utilizadas en la búsqueda consistieron de los 
paradigmas de evaluación, tales como Stroop, Flanker, Go/No-Go, Stop-Signal y 
delay of gratification; y adicionalmente los nombres de sus respectivos autores, tales 
como Stroop J. R., Eriksen B. A. y Eriksen C. W., Newman J. P., Logan G. D. y 
Mischel W. 
A partir de las fuentes mencionadas el programa de trabajo consistió del 
estudio bibliográfico, seguido del análisis y finalizando con la redacción de la tesis 
de licenciatura. 
 
4 
 
4. Marco Teórico 
4.1 Funciones Ejecutivas 
El término funciones ejecutivas (FEs) refiere a un conjunto diverso de 
operaciones cognitivas complejas que se agrupan por una serie de características 
en común y un propósito compartido. Se trata de procesos cognitivos que ordenan 
las ideas, movimientos y acciones simples en conductas complejas y dirigidas a un 
fin (Estévez-González et al., 1997). Por consenso se evidencian tres FEs centrales, 
tales como inhibición, memoria de trabajo (MT) y flexibilidad cognitiva, de las cuales 
se desarrollan funciones más complejas como la planificación, el razonamiento y el 
auto-monitoreo (Diamond, 2013). Asimismo, las FEs están involucradas en la 
resolución de tareas novedosas y/o complejas y constituyen un sistema superior 
que media la planificación, iniciación, eficiencia y adecuación tanto en la resolución 
de dichas tareas como en comportamientos de la vida cotidiana (Sohlberg y Mateer 
2001). También permiten la capacidad de mantener una conversación o interacción 
productiva con otras personas, dando lugar a fenómenos tales como la empatía, la 
autonomía personal, la personalidad y el comportamiento apropiado para la 
situación (Estévez-González et al., 1997). En síntesis, las FEs posibilitan las 
conductas que más distinguen al ser humano de otros animales, tales como 
considerar diferentes ideas, pensar antes de actuar, enfrentar situaciones 
novedosas o desafiantes, resistir tentaciones y mantener la concentración 
(Diamond, 2013). 
Mateer (como se citó en Sohlberg y Mateer, 2001) propone un modelo clínico 
basado en teorías neuroanatómicas y cognitivas en el que categoriza seis tipos de 
FEs en base a su funcionalidad. Estas categorías se clasifican en (a) la iniciación, 
concepto que refiere a la necesidad de activar el sistema cognitivo para responder 
a la información; (b) la inhibición de la respuesta, la cual posibilita la inhibición de 
estímulos externos o automáticos, permitiendo la flexibilidad cognitiva y la 
capacidad de actuar independientemente del medio ambiente y de las propias 
representaciones, evitando perseveraciones, respuestas impulsivas y fijación a los 
estímulos; (c) la persistencia de la tarea, la cual se refiere a la capacidad de sostener 
5 
 
la atención hasta lograr el cumplimiento satisfactorio de unameta o tarea y depende 
de la MT y la inhibición para utilizar la información y evitar las interferencias; (d) la 
organización, la cual permite secuenciar la información de manera apropiada, 
inhibiendo las respuestas a estímulos irrelevantes y manteniendo la MT libre de 
interferencias; (e) el pensamiento generativo, definido como la habilidad de generar 
soluciones a los problemas y poder comprender perspectivas diferentes a la propia, 
evitando el pensamiento rígido y (f) el auto-monitoreo, relacionado a la capacidad 
de analizar las propias acciones y sentimientos, aprendiendo de los errores, para 
poder adaptarse al ambiente y a la situación. 
Esta clasificación resulta fundamental para comprender el complejo 
entramado que constituye a las FEs. Un mismo subtipo de FEs desempeña en 
diversas categorías y ejerce varios roles en simultáneo. Por esta razón, resulta 
pertinente referirse a las FEs como un conjunto de procesos, para lograr así 
entender a mayor profundidad cada función en particular, y no considerarlas 
únicamente de manera aislada. El subtipo de inhibición ilustra el concepto 
anteriormente descripto, dado que se involucra en varios niveles del 
funcionamiento, como la inhibición de la respuesta, la persistencia de la tarea y la 
organización. Este funcionamiento se observa en el análisis del mecanismo de 
resolución de situaciones complejas o problemas nuevos. Para lograr un 
desempeño eficaz de este mecanismo es fundamental la capacidad de 
concentrarse en el objetivo, suprimiendo pensamientos que no se encuentran 
relacionados al problema, los estímulos externos distractores y las emociones que 
puedan interferir en la tarea, como por ejemplo la frustración. De esta manera es 
posible comenzar a delimitar la inhibición como función de control, que actúa en 
conjunto con las demás FEs para regular o modular otros procesos psicológicos 
como la atención y lograr así el cumplimiento satisfactorio de metas (Sohlberg y 
Mateer, 2001). 
 
6 
 
4.2 Atención 
Los procesos cognitivos suelen ser categorizados y distinguidos en base a 
sus funciones para facilitar su comprensión, sin embargo, es importante considerar 
que en la práctica estos actúan de manera conjunta. Por este motivo, resulta 
necesario describir algunas propiedades y características elementales de la 
atención para definir más adelante el rol que cumple la inhibición. En consecuencia, 
las maneras de conceptualizar la atención han sido modificadas a medida que 
nuevas investigaciones y tecnología presentaron más evidencia, la cual afirma o 
refuta las hipótesis, conduciendo a la necesidad de construir nuevos modelos 
teóricos, o bien, modificar los existentes. Resulta importante notar que no existe una 
definición compartida del concepto de atención debido a la naturaleza del concepto, 
y por este motivo los autores tienden a dar una caracterización del fenómeno más 
que una definición, centrándose en aspectos específicos del mecanismo (García-
Sevilla, 1997). 
Desde la década del ’50 han resurgido las investigaciones sobre la atención 
y lo que ocurre con la información no atendida, suscitando un debate acerca de las 
características principales de la atención (Pashler, 1998). Los primeros modelos 
teóricos entienden la atención como un filtro y señalan que los mensajes no 
atendidos son analizados únicamente en un nivel físico, como el tono y/o la 
ubicación, sin llegar al procesamiento a nivel semántico (Cherry, 1953; Broadbent 
1958; como se citó en Pashler, 1998). A partir de evidencias, las cuales señalan que 
en algunas ocasiones los estímulos no atendidos son efectivamente procesados, se 
desarrolla un nuevo modelo teórico, denominado teoría de selección tardía, el cual 
opera con la hipótesis de que todos los estímulos son procesados a nivel semántico 
(Duncan, 1980; Norman, 1968; como se citó en Pashler, 1998). Finalmente se 
concluye, frente a nuevos hallazgos, que la selección perceptual es posible hasta 
cierto punto (Kahneman y Triesman, 1984), respaldando la perspectiva planteada 
por Treisman (1960), quien afirma que la atención funciona a modo de filtro, pero 
no logra hacerlo de manera eficaz, haciendo que los estímulos no atendidos sean 
procesados de una manera incompleta (Pashler, 1998). Estas investigaciones 
7 
 
permiten comenzar a delimitar la función de la atención en el ámbito perceptivo, sin 
embargo, resulta posible observar que la atención se involucra con otras 
operaciones psicológicas además de la percepción. Este mecanismo actúa a lo 
largo de todas las etapas del procesamiento, y, en consecuencia, tiene una relación 
directa con la mayoría de los procesos psicológicos restantes (García-Sevilla, 1997). 
Considerando los mecanismos implicados, Taylor (como se citó en García-
Sevilla, 1997) explica que las principales funciones de la atención se involucran con 
la activación y el funcionamiento de procesos de selección, distribución y 
mantenimiento de la actividad psicológica. Estos mecanismos permiten responder 
a un único estímulo o tarea evitando distracciones, atender varios aspectos del 
ambiente en simultáneo y lograr la concentración durante períodos de tiempo 
prolongados. Se enumeran además cuatro características básicas que encuadran 
las funciones de la atención, éstas son la amplitud, la intensidad, el oscilamiento y 
el control. A partir de este conjunto de características se divide la atención en cuatro 
dimensiones, denominadas atención intensiva, selectiva, dividida y controlada 
(García-Sevilla, 1997). Esta caracterización de la atención da lugar a nuevos 
modelos teóricos, los cuales consensuan que el concepto de atención refiere a una 
variedad de mecanismos que actúan en diferentes momentos del procesamiento de 
la información, es decir que está formado por un sistema complejo de componentes 
que trabajan de manera coordinada. 
Uno de dichos modelos, el cual posee gran utilidad clínica, es desarrollado 
por Sohlberg y Mateer (2001), clasificando la atención en cinco componentes 
interdependientes, denominados atención focal, sostenida, selectiva, alternante y 
dividida. Dichos componentes requieren el funcionamiento correcto del nivel anterior 
y aumentan en complejidad, lo que implica un incremento en la participación de las 
FEs (Bakker, Russo y Gonzalez, 2016). El primer nivel, atención focal, refiere a la 
capacidad de responder a estímulos visuales, auditivos o táctiles, tanto internos 
como externos. Se trata de un proceso automático, por lo que no es intervenido por 
las FEs. Los demás niveles cuentan con la característica de ser guiados por las 
intenciones u objetivos del sujeto, es decir, son controlados voluntariamente. Todas 
8 
 
las FEs participan en cierta medida en cada nivel atencional, sin embargo, el rol que 
cumplen se observa de manera más evidente en diferentes niveles específicos. 
El segundo nivel descripto es la atención sostenida, el cual implica la 
habilidad de mantener una respuesta consistente a lo largo de una tarea continua o 
repetitiva. Esta operación atencional es dividida en dos sub-componentes, el 
primero de ellos es la vigilia o capacidad de mantener la atención enfocada por 
largos períodos de tiempo, proceso que dependerá del mecanismo inhibitorio para 
regular las distracciones que tienden a capturar el foco atencional (Schmeichel y 
Baumeister, 2010; como se citó en Bakker, Russo y González, 2016). El segundo 
sub-nivel incluye a la MT, implicando el mantenimiento y manipulación activa de 
información. Los puestos de vigilancia son un ejemplo donde resulta posible 
observar este nivel atencional, dado que el sujeto debe centrar su atención en un 
monitor durante muchas horas y deberá evitar las distracciones para lograr cumplir 
con su trabajo de manera efectiva. 
El tercer nivel atencional descripto, la atención selectiva, refiere a la habilidad 
de mantener la atención focalizada en un estímulo o tareafrente a la presencia de 
otros estímulos distractores, o bien, a la capacidad de seleccionar una propiedad de 
un estímulo ignorando otras propiedades (Diamond, 2013). El rol del mecanismo 
inhibitorio frente a este tipo de atención será entonces el de dominar las tendencias 
prepotentes, ignorando otros aspectos que llaman la atención y centrándose en un 
subconjunto del entorno (Bakker, Russo y González, 2016). Este tipo de atención 
puede hallarse en múltiples situaciones de la vida cotidiana, por ejemplo, cuando un 
sujeto trabaja en una oficina y se encuentra rodeado por conversaciones de sus 
compañeros, teléfonos que suenan y otros tipos de distracciones, y aun así logra 
concentrarse en su labor. 
El cuarto nivel es designado atención alternante y, tal como su nombre 
sugiere, implica a la flexibilidad cognitiva para cambiar el foco de atención entre 
diferentes tareas, de manera selectiva. Por último, la atención dividida es definida 
como la capacidad de responder a múltiples tareas de manera simultánea y por lo 
9 
 
general al menos una de dichas tareas se ejecuta de manera automatizada 
(Sohlberg y Mateer, 2001). 
Resulta importante notar que las concepciones teóricas actuales sobre la 
atención la consideran como parte de un sistema modular, es decir, que actúa junto 
con otros mecanismos de manera coordinada (García-Sevilla, 1997). Este modelo 
clínico resalta la importancia del rol que cumplen las FEs en la regulación de los 
procesos atencionales desarrollados. De esta manera, resulta posible afirmar que 
la inhibición incide principalmente a nivel de la atención sostenida y la atención 
selectiva, mientras que la atención alternante y la dividida dependen en mayor 
medida de la flexibilidad cognitiva y la MT. Dicho funcionamiento coordinado es 
denominado control atencional y resulta apropiado describir las características 
específicas de los mecanismos inhibitorios implicados antes de profundizar en la 
complejidad de este concepto. Estas características serán especificadas en el punto 
5.1. 
4.3 Memoria de Trabajo 
La MT es considerada una de las principales FEs (Diamond, 2013) y se 
relaciona asimismo con la atención y la memoria. El concepto comenzó a ser 
estudiado a partir de la década del ’60, dónde el foco de las investigaciones estaba 
puesto en las limitaciones estructurales, su relación con la memoria y su función 
como almacén temporal de información a corto plazo (Baddeley, 1998; Canet Juric 
y Burín 2016). Miller (1956, como se citó en Canet Juric y Burín 2016) condujo 
investigaciones sobre la estructura de la MT concluyendo que su capacidad es de 
unos 7 (+/- 2) elementos y que estos se mantienen de manera activa durante 
aproximadamente 30 segundos. Además, Miller observó que el uso de ciertas 
estrategias permite aumentar este número de manera artificial, gracias a la 
capacidad de agrupar unidades de información en “chunks” que le son significativos 
a la persona, facilitando el recuerdo y la retención. 
Con el transcurso del tiempo, tomó relevancia el desempeño de la MT en el 
procesamiento de la información y la forma en que la misma opera como enfoque 
principal de las investigaciones. De esta manera, Baddeley (1998) describe la MT 
10 
 
como un conjunto de subsistemas, compuesto por un sistema atencional al que 
denomina ejecutivo central, encargado de regular otros sistemas subordinados. Los 
sub-sistemas principales que describe son el bucle articulatorio o fonológico, el cual 
procesa información basada en el lenguaje; y la agenda viso-espacial, encargada 
de la manipulación de imágenes visuales (Baddeley, 1998). A partir de esta 
taxonomía se amplía la definición de MT, al redefinirla como un almacén de 
información a corto plazo a un sistema dónde se utiliza y manipula dicha información 
de manera activa para lograr el cumplimiento de una meta o tarea (Canet Juric y 
Burín, 2016). El sistema ejecutivo central cumple el rol de controlador atencional, es 
decir que mantiene el foco de la atención puesto en la meta o tarea con el fin de 
mantener activa la información para que la misma pueda ser utilizada 
eficientemente. Es posible observar a partir de este funcionamiento la necesidad de 
un mecanismo inhibitorio que actúe en conjunto con la MT a fin de suprimir aquellos 
estímulos distractores y mantener la atención puesta en la información relevante, 
dado que la estructura de la MT es limitada (Canet Juric y Burín, 2016) 
 
11 
 
5. Resultados 
5.1 Revisión bibliográfica del mecanismo de inhibición 
Tal como fue explicado previamente, el consenso general ubica la inhibición 
como una de las tres FEs principales, destinada a suprimir las interferencias para 
lograr un funcionamiento apropiado (Diamond, 2013). Este mecanismo es definido 
como la capacidad de controlar la atención, el comportamiento, los pensamientos y 
las emociones frente a predisposiciones internas o estímulos externos, con el fin de 
actuar de la manera apropiada en una determinada situación (Diamond, 2013). Los 
impulsos, malos hábitos, pensamientos, respuestas condicionadas y estímulos del 
ambiente captan la atención e interfieren con las metas del sujeto. Para evitar las 
respuestas automáticas, impulsivas e instintivas se necesita del control inhibitorio, 
el cual disminuye dichas interferencias, posibilitando la elección y la toma de 
decisiones. Esta definición plantea dos aspectos fundamentales del mecanismo de 
inhibición. En primer lugar, Diamond (2013) explica que la inhibición opera en tres 
niveles del procesamiento tales como el perceptivo, el cognitivo y el 
comportamental. Definir a la inhibición desde una perspectiva multidimensional 
permite lograr un análisis más completo, dado que históricamente la mayoría de las 
investigaciones se enfocaron en la dimensión comportamental, incurriendo en una 
simplificación del término. En segundo lugar, hace mención de la importancia de la 
inhibición para el funcionamiento cotidiano y el afrontamiento de situaciones 
novedosas. De esta manera posibilita la articulación a otros procesos como las FEs 
y la atención. 
La utilización del modelo multidimensional permite realizar un análisis 
diferenciado de cada nivel en el que actúa la inhibición, distinguiendo su 
funcionamiento a nivel perceptivo, cognitivo y comportamental. El tipo de 
información inhibida no siempre es el mismo y se encuentra relacionado al momento 
del procesamiento de la información. En un primer momento la inhibición perceptiva 
es la que interviene sobre la información de un estímulo o input. La inhibición 
cognitiva opera sobre las representaciones producto de la información. Finalmente, 
la inhibición comportamental tiene su efecto en la respuesta u output. Cada 
12 
 
dimensión opera sobre un tipo de información diferente y por ende los mecanismos 
específicos utilizados en cada una varían (Canet Juric, Introzzi y Zamora, 2016), 
generando la necesidad de un análisis a mayor profundidad, el cual se describe a 
continuación. 
5.1.1 Inhibición perceptiva 
Este tipo de inhibición tiene su efecto en el primer momento del 
procesamiento de la información, es decir, sobre la información que ingresa por vía 
de los sentidos. El ambiente natural contiene muchos estímulos que compiten por 
ser atendidos y, como fue explicado anteriormente, la atención se trata de un 
recurso limitado. La inhibición a nivel perceptivo permite atender de manera 
selectiva, concentrarse en una tarea o suprimir estímulos distractores que afectan 
negativamente el desempeño (Diamond, 2013). Esta dimensión de la inhibición 
también es denominada como control de la interferencia (Nigg, 2000). Para Nigg, el 
rol principal que desempeña es el de suprimir estímulos externos que provocan 
respuestas motoras que compiten con las respuestas primarias, así como también 
la supresión de estímulos internos que interfieren con el funcionamiento de la MT. 
De esta maneraubica el control de la interferencia como un proceso de filtrado 
general que ocurre antes de que la información irrelevante logre irrumpir a modo de 
distracción. La capacidad de inhibir las interferencias permite poner en marcha 
procesos básicos del aprendizaje tales como la atención selectiva y la atención 
sostenida y por esta razón se articula al concepto de control atencional o atención 
ejecutiva (Posner y DiGirolamo 1998, Theeuwes 2010; como se citó en Diamond 
2013). Estos procesos posibilitan una resolución eficiente de tareas novedosas o 
complejas, además de ser vitales para el funcionamiento cotidiano (García-Sevilla, 
1997). En caso contrario, la atención se encontraría a la merced de todos los 
estímulos ambientales, con la imposibilidad de mantener la concentración 
focalizada, afectando negativamente el desempeño y generando errores en el 
procesamiento (Canet Juric, Introzzi y Zamora, 2016). 
 
13 
 
5.1.2 Inhibición cognitiva 
Este tipo de inhibición se desempeña en el nivel cognitivo, interviniendo en 
el control de recuerdos y pensamientos no deseados, es decir, sobre aquellas 
representaciones automáticas que se imponen frente a otras representaciones 
(Nigg, 2000). Para poder comprender la importancia de este mecanismo inhibitorio 
es fundamental remarcar su relación con la MT. Resulta necesario destacar, como 
se especificó en el marco teórico, que la MT se trata de un sistema que posee una 
capacidad de almacenamiento limitada y se ocupa de utilizar de manera activa dicha 
información, así como también de mantener la atención focalizada en aquella 
información que resulta relevante. En muchas situaciones hay información 
irrelevante que no logra ser inhibida a nivel perceptivo, la cual tiende a captar 
automáticamente la atención y por lo tanto interfiere con la tarea. De esta manera, 
el rol que cumple la inhibición cognitiva será el de suprimir aquellos estímulos que 
interfieren con la MT a partir de una serie de procesos cognitivos como el olvido 
intencional y la resistencia a la interferencia proactiva. 
El primero de dichos procesos, denominado olvido intencional o dirigido, es 
desarrollado por Nigg (2000). Para explicar este concepto el autor considera una 
experiencia realizada por Wilson & Kipp (1998) en la que se les presenta a los 
sujetos una lista de palabras. A un grupo de sujetos se les pide que ignoren la lista, 
dado que se trata de una práctica, mientras que al otro grupo se le pide que la 
recuerden. Luego se les presenta una segunda lista de interferencia. Más adelante 
se les solicita a ambos grupos que enumeren la mayor cantidad de palabras que 
puedan recordar de la primera lista, y en este caso los sujetos del segundo grupo 
logran un mejor desempeño. Sin embargo, cuando se les presenta a los sujetos la 
lista de palabras para realizar una tarea de reconocimiento, el desempeño en ambos 
grupos es similar. Estos resultados sugieren que la información logró ser eliminada 
de la MT pero fue almacenada al nivel de la memoria de reconocimiento. A partir de 
esta evidencia resulta posible marcar la distinción entre la inhibición a nivel 
perceptivo y a nivel cognitivo. La inhibición a nivel cognitivo actúa suprimiendo la 
información involucrada con la MT, mientras que la inhibición perceptiva, o control 
14 
 
de la interferencia según Nigg, ocurre en una etapa previa (Nigg, 2000). Otro 
mecanismo de la inhibición cognitiva es la resistencia a la interferencia proactiva 
(Canet Juric, Introzzi y Zamora, 2016). Este mecanismo refiere a la capacidad de 
descartar la información que deja de ser relevante, logrando de esta manera evitar 
la acumulación de proposiciones en la memoria que generaría numerosas 
representaciones sostenidas (Zacks y Hasher, 1994; como se citó en Canet Juric, 
Introzzi y Zamora, 2016). Estos mecanismos son los que posibilitan la atención 
sostenida, es decir la capacidad de mantener la concentración durante períodos de 
tiempo prolongados, logrando facilitar tanto el funcionamiento cotidiano como la 
resolución de tareas complejas o novedosas. 
Tanto en el olvido dirigido como en la resistencia a la interferencia proactiva, 
resulta necesaria la capacidad de cambiar la estructura de la información en relación 
a la nueva información que se presenta. El cambio estructural de la información 
puede ocurrir de diversas formas. Algunas dificultades que se presentan en esta 
área son explicadas a través de la teoría de la inercia atencional, la cual propone a 
la inhibición cognitiva como uno de los principales procesos involucrados en la 
capacidad de cambio entre objetivos o tareas. La teoría refiere al fenómeno de la 
inercia atencional como la tendencia del sistema cognitivo a quedar fijado a un 
atributo que ha sido atendido inicialmente, generando una dificultad, por ejemplo, al 
momento de cambiar las reglas de un juego (Kirkham, Crues y Diamond, 2003). De 
este modo, para poder cambiar de manera flexible los puntos de vista es 
imprescindible la habilidad para inhibir rápida y eficientemente la información de la 
tarea anterior, la cual pierde relevancia. 
La importancia del rol de la inhibición cognitiva también puede ser 
comprendida analizando los fenómenos que ocurren cuando la misma falla. Se trata 
de dos procesos denominados ensoñación diurna y rumiación mental. La 
ensoñación diurna, o mind-wandering, es definida como una producción de una 
serie de pensamientos nuevos encadenados, autogenerados, los cuales generan 
un déficit en el desempeño observable en varios contextos. Ha sido demostrado que 
la ensoñación diurna afecta de manera negativa a la comprensión lectora, perjudica 
15 
 
la habilidad de retener respuestas automatizadas e irrumpe en el desempeño de 
pruebas de inteligencia y MT. Sin embargo, existe evidencia que sugiere un rol 
adaptativo de este mecanismo, dado que beneficia al pensamiento generativo y la 
resolución creativa de problemas (Mooneyham y Schooler, 2013). Este fenómeno, 
denominado cotidianamente como “soñar despierto”, ocurre ante el fallo de la 
capacidad de inhibir representaciones distractoras en pos de una meta a largo 
plazo. Por otro lado, la rumiación mental es descripta como un patrón de 
pensamiento donde el sujeto centra de manera recurrente la atención en su estado 
emocional, sus causas y sus consecuencias, generando una interferencia de 
manera constante (Nolen-Hoeksema, 1991; como se citó en Canet Juric, Introzzi y 
Zamora, 2016). 
En síntesis, la inhibición cognitiva interviene en diversos fenómenos y permite 
la focalización de la atención en la información relevante para el logro de metas. 
Además, evita aquellos lapsus atencionales que inducen errores y fallos en la 
resolución de tareas. 
5.1.3 Inhibición comportamental 
La inhibición comportamental es definida como el control deliberado de 
acciones motoras primarias en respuesta a estímulos o cambios en el ambiente 
(Nigg, 2000). Esta dimensión de la inhibición, involucra el control de la propia 
conducta y, adicionalmente, el control de las emociones y la motivación a favor de 
regular dicha conducta (Diamond, 2013). Asimismo, se relaciona con el concepto 
de auto-control, el cual se define como una reacción del sujeto que sirve para 
modificar futuras respuestas, tanto internas como externas, hacia un evento, 
produciendo un cambio o ganancia en los resultados a largo plazo (Barkley, 1997). 
A partir de esta definición resulta pertinente distinguir dos aspectos de la 
conducta en los que se desenvuelve el mecanismo inhibitorio. Por un lado, refiere a 
poseer la disciplina necesaria para completar una tarea a pesar de los estímulos y/o 
tentaciones externas, postergando la gratificación inmediata con el fin de obtener 
una mayor recompensa más adelante (Mischel et al., 1989; como se citó en 
Diamond, 2013). Un típico ejemplo utilizado para ilustrar este aspecto de la 
16 
 
inhibición es la dieta,que es entendida como una meta a largo plazo. En el caso de 
que se le presente al sujeto una porción de torta, el mismo deberá resistir la 
tentación de obtener una gratificación inmediata para poder cumplir dicha meta a 
largo plazo. En este tipo de situaciones se genera un conflicto interno entre dos 
fuerzas antagónicas, donde la motivación y el control emocional desempeñarán un 
rol crucial en la resolución del conflicto (Hofmann, et al., 2008; como se citó en 
Introzzi, 2016). Por otro lado, la inhibición comportamental también se desenvuelve 
frente a situaciones emocionalmente neutras, en donde el conflicto interno 
mencionado previamente no ocurre. Estas situaciones son, por ejemplo, decir lo 
primero que viene a la mente cuando reflexionar durante un tiempo podría haber 
producido una respuesta más apropiada; o bien, entrar en un cuarto y prender la luz 
cuando ocurre un corte de electricidad. En los ejemplos mencionados resulta posible 
destacar dos fenómenos frente a los que se impone la inhibición comportamental, 
denominados control de la impulsividad y de los hábitos, respectivamente. La 
impulsividad es definida como la predisposición a actuar de manera rápida y 
desmedida, sin reflexionar acerca de las consecuencias de las propias acciones. 
Los errores cometidos por la impulsividad evidencian la incapacidad de esperar, 
dado que en distintas pruebas de laboratorio se pudo observar que el rendimiento 
de los sujetos mejora cuando se les solicita esperar antes de responder (Diamond, 
2013). Los hábitos, por otra parte, son respuestas automatizadas que han sido 
repetidas innumerables veces y cumplen un rol adaptativo, dado que minimizan el 
monto de energía requerido por el sistema para ejecutar las conductas cotidianas. 
En un gran número de situaciones los hábitos e impulsos atentan contra el 
cumplimiento de las metas a largo plazo. En este sentido, el hábito de comer torta 
como postre obstaculiza la realización de una dieta y/o responder de manera 
impulsiva a un jefe sin pensar puede causar la pérdida de un empleo. Frente a estas 
situaciones el auto-control y los mecanismos inhibitorios desempeñan un rol 
adaptativo decisivo (Canet Juric, Introzzi y Zamora, 2016). 
En conclusión, el rol principal que desempeña la inhibición comportamental 
es la supresión de una acción inmediata o automática, generando un espacio de 
reflexión. Durante este período, el sujeto puede estudiar sus opciones y evaluar con 
17 
 
mayor atención las consecuencias de sus acciones, permitiendo de este modo un 
análisis de sus metas a largo plazo y la elección de un curso de acción apropiado 
para lograr su realización (Barkley, 1997). Más adelante Mischel (2010) expande 
este concepto, argumentando que los tres tipos de inhibición actúan en la instancia 
descripta, dado que el bloqueo de la entrada de información no deseada y la 
supresión de pensamientos que interfieren –inhibición perceptiva y cognitiva- 
también cumplen un papel fundamental para generar dicho espacio de reflexión. De 
esta manera la inhibición puede ser definida como el acceso hacia las demás FEs, 
dado que se trata del primer paso necesario para la reflexión, la planificación y la 
resolución de problemas, posibilitando un funcionamiento adecuado en todos los 
aspectos de la vida cotidiana (Barkley, 1997; Diamond, 2013). 
18 
 
5.2 Desarrollo del proceso de control atencional 
La atención y las FEs han sido conceptualizadas de manera aislada, tanto en 
el desarrollo de este trabajo como en la bibliografía analizada, dado que esto facilita 
su estudio y comprensión. Sin embargo, como fue explicado anteriormente, los 
componentes cognitivos implicados en ambas funciones se superponen e 
interactúan de manera compleja, y en consecuencia resulta prácticamente 
imposible describir un proceso sin referir a los demás (Sohlberg y Mateer, 2001). 
Esto se debe a que las FEs son procesos de control, los cuales tienen la finalidad 
de orientar el comportamiento de un sujeto hacia el logro de metas que le resulten 
valiosas. Para lograr esto, la atención debe estar al servicio de un proyecto o de una 
planificación, la cual le será otorgada por vía de las FEs (Bakker, Russo y González, 
2016). Como fue explicado anteriormente (ver punto 4.2), los diferentes niveles de 
la atención cuentan con la característica de ser intervenidos por las FEs, es decir, 
son controlados voluntariamente por las intenciones, objetivos y expectativas del 
sujeto. La inhibición incide de forma notoria a nivel de la atención sostenida y la 
atención selectiva, mientras que la atención alternante y la dividida dependen en 
mayor medida de la flexibilidad cognitiva y la MT (Sohlberg y Mateer, 2001). De esta 
manera, resulta posible considerar el control atencional como el producto generado 
a partir del trabajo conjunto de los mecanismos desarrollados de la atención y las 
FEs. Este proceso es denominado de múltiples maneras, tales como el control 
atencional, la inhibición atencional, la atención endógena, atención top-down, 
atención activa, voluntaria, dirigida hacia una meta, volitiva o ejecutiva (Posner y 
DiGirolamo 1998, Theeuwes 2010; como se citó en Diamond, 2013). Esto sugiere 
una falta de consenso general sobre el tópico. A pesar de la multiplicidad de 
denominaciones que recibe el concepto, la mayoría de autores concuerdan en las 
características principales que lo definen, las cuales se describen a continuación. 
García-Sevilla (1997) ubica el control atencional como uno de los 
mecanismos psicológicos de mayor relevancia, dado que lo sitúa como un proceso 
vertical implicado en el procesamiento de la información, permitiendo una mejor 
recepción y análisis de sucesos del ambiente y la realización eficaz de tareas. Dicha 
19 
 
verticalidad remite a los dos mecanismos de procesamiento principales 
considerados en el estudio de la atención, denominados top-down (arriba-abajo) y 
bottom-up (abajo-arriba). El mecanismo de procesamiento top-down refiere a 
procesos de selección dirigidos hacia un objetivo, los cuales se encuentran 
regulados por las expectativas, metas o conocimientos previos del sujeto. De esta 
manera, se produce una mayor activación neuronal frente a la aparición de 
estímulos relevantes para el cumplimiento de una meta o tarea. Este mecanismo 
puede ejemplificarse con un estudio de neuroimágenes llevado a cabo por Ress, 
Backus y Heeger (2000; como se citó en Ruiz-Contreras y Casino, 2005). En dicho 
estudio, los sujetos debían detectar, luego de una señal auditiva, si un anillo sobre 
un fondo de bajo contraste se había presentado o no. Se observó una activación de 
las mismas regiones cerebrales frente a la presencia o ausencia del anillo, indicando 
que la señal auditiva produjo una expectativa en el sujeto para procesar el estímulo, 
independientemente de su aparición (Ruiz-Contreras y Casino, 2005). Por otro lado, 
el mecanismo bottom-up se vincula a los procesos atencionales que se activan 
frente a características propias del estímulo, tales como su infrecuencia, novedad, 
intensidad o relevancia en el contexto particular. Resulta necesario aclarar que 
estos mecanismos no deben ser considerados como una dicotomía, dado que 
actúan de manera conjunta a fin de lograr el procesamiento eficiente de la 
información. Asimismo, dichos procesos se ocupan tanto de la activación de ciertas 
regiones cerebrales, como también de la disminución de la actividad en otras a fin 
de atender a los estímulos apropiados para la resolución de tareas y metas (Ruiz-
Contreras y Casino, 2005). Estos mecanismos ilustran el rol que cumplen las FEs 
sobre la atención, dado que permiten un manejo más eficiente de los recursos 
atencionales, preparando al sistema cognitivo para atender a la información 
relevante y suprimir las distracciones. De esta manera, García-Sevilla (1997) explica 
que las principales funciones que cumple el control atencionalson inhibir las 
respuestas inapropiadas, como así también dirigir la forma en que se orienta la 
atención, guiar los procesos de exploración y búsqueda, utilizar al máximo los 
medios de concentración, suprimir al máximo las distracciones y mantener la 
atención a pesar del cansancio. 
20 
 
En conclusión, el fenómeno denominado control atencional ocurre cuando 
las FEs manipulan a la atención, orientándola hacia una meta y otorgándole un 
propósito. Este proceso posibilita tanto el aumento de la atención hacia estímulos 
relevantes para el cumplimiento de una tarea, como la inhibición de distracciones, 
resultando en un procesamiento de la información mucho más eficiente. La 
capacidad de controlar la atención por vía de las FEs también da lugar a otros 
procesos atencionales, tales como la atención sostenida, selectiva, alternante y 
dividida; los cuales son de gran importancia en la resolución de tareas novedosas o 
complejas, el aprendizaje y el desempeño en situaciones cotidianas. En este 
sentido, algunos autores también afirman que la atención pertenece a las FEs, 
argumentando que se trata de un proceso ejecutivo (Carr 1984; como se citó en 
García-Sevilla, 1997), lo que permite ilustrar el alto grado de vinculación que 
presentan estos mecanismos. 
 
21 
 
5.3 Descripción de los paradigmas de evaluación de inhibición 
A lo largo del desarrollo realizado se describieron los principales modelos 
teóricos utilizados para la conceptualización del mecanismo inhibitorio. Sin 
embargo, resulta fundamental la comprobación empírica de los constructos a fin de 
otorgarle corroborar la validez del constructo. Por esta razón, se presentan a 
continuación los paradigmas más representativos en el marco de la evaluación de 
la inhibición y sus subtipos, utilizados en gran medida tanto en la clínica como en la 
investigación. 
5.3.1 Paradigma Stroop 
El test de colores y palabras desarrollado por Stroop en el año 1935 es 
considerado uno de los instrumentos de mayor utilización clínica actual. El autor de 
la tarea observó que la identificación de colores era siempre más lenta en adultos 
que sabían leer en comparación a la lectura de los nombres de colores. Este efecto, 
denominado “efecto de interferencia color-palabra”, se define por el aumento del 
tiempo requerido para la identificación de los colores de la tinta en palabras con 
significados contradictorios al color impreso. En cambio, cuando se les solicita a los 
sujetos la lectura del significado de las palabras, éstos no presentan ningún tipo de 
disminución en la velocidad. De esta manera, el sujeto puede realizar ambas tareas 
secuencialmente, o bien, suprimir mediante control voluntario la respuesta 
automática de lectura de palabras (Golden, 1976). 
La versión más frecuentemente utilizada cuenta con tres láminas que se 
presentan en orden sucesivo. Cada lámina cuenta con 100 palabras distribuidas en 
cinco columnas de 20 elementos, las cuales deben ser leídas verticalmente. El 
contenido de las láminas siempre se encuentra ordenado al azar, sin que se repita 
dos veces seguidas la misma palabra o color a nombrar. El sujeto cuenta con un 
tiempo límite de 45 segundos en el cual debe leer la mayor cantidad posible de 
palabras. La primera lámina contiene las palabras “rojo” “verde” y “azul” impresas 
en tinta negra. La segunda lámina está compuesta por “XXXX” impresas en tinta de 
color. Por último, la tercera lámina cuenta con las palabras “rojo”, “verde” y “azul”, 
22 
 
presentadas de manera tal que nunca coincide el color impreso de la tinta con el 
significado de la palabra y el sujeto deberá nombrar el color de la tinta. 
El efecto de la prueba Stroop radica en el hecho de que la palabra coloreada 
produce una respuesta verbal automática más rápida, la cual compite con muchas 
de las funciones necesarias para nombrar el color de la tinta (Golden, 1978; Nigg, 
2000). Suprimir el estímulo de interferencia es necesario a fin de lograr nombrar el 
color de la manera más rápida posible, aunque el mecanismo preciso subyacente 
para lograr esta operación aún se encuentra en debate (MacLeod, 1991; como se 
citó en Nigg, 2000). Diferentes estudios de neuroimágenes realizados vinculan el 
efecto Stroop a las áreas cognitivas encargadas del control deliberado de la 
atención y la conducta, indicando una relación con los procesos ejecutivos 
inhibitorios (Nigg, 2000). Por esta razón, el paradigma es utilizado en la clínica para 
medir la flexibilidad cognitiva, el control de la interferencia y el control intencional de 
respuestas motoras o vocales automáticas que compiten. Nigg (2000) argumenta 
que esta técnica no permite evaluar la inhibición cognitiva, dado que no requiere de 
la utilización de la MT. De esta manera, el efecto Stroop interfiere en las 
dimensiones perceptivas y comportamentales de la inhibición, dado que requiere 
tanto la supresión del estímulo distractor, como de la respuesta automática 
prepotente de nombrar el significado de la palabra en lugar del color de la tinta. 
Finalmente, resulta importante remarcar que existen conocidas limitaciones 
de la tarea de Stroop. Por ejemplo, esta cuenta con la característica de solicitarle a 
los sujetos que extraigan rasgos específicos del estímulo objetivo, en lugar de 
estímulos específicos. De esta manera, la tarea refleja aspectos del control de la 
interferencia utilizados con poca frecuencia en situaciones cotidianas y deberá ser 
acompañada por otras tareas, tales como la tarea de “flanker”, a fin de lograr un 
diagnóstico más preciso (Treisman, 1969; como se citó en Nigg, 2000). 
5.3.2 Paradigma Flanker 
La tarea “flanker” desarrollada por Eriksen y Eriksen (1974) se vincula 
principalmente a los conceptos de inhibición perceptiva, atención y control 
atencional. La tarea consiste en medir el tiempo de reacción requerido para detectar 
23 
 
un estímulo específico, el cual se presenta de manera visual en una pantalla, 
rodeado de estímulos distractores. El estímulo a identificar es una letra, la cual varía 
entre cuatro letras posibles (H y K; S y C) que se agrupan en dos pares en base a 
sus características compartidas. El sujeto cuenta con dos palancas que debe subir 
o bajar a fin de indicar su respuesta, dependiendo de la letra presentada. La 
particularidad que posee esta versión de la prueba se trata de que el estímulo a 
identificar siempre se encuentra ubicado en el mismo lugar, y lo que se modifica en 
cada ensayo es el contenido del estímulo, las características de los distractores que 
lo rodean y la distancia entre los distractores y el objetivo. Los distractores 
presentados se categorizan de la siguiente manera: (a) distractores idénticos a la 
letra objetivo; (b) distractores del mismo par que el objetivo; (c) distractores del par 
opuesto; (d) distractores similares al objetivo, seleccionados a partir de una lista que 
compara las propiedades físicas de las letras desarrollada por Gibson (1969); o bien 
(e) distractores disímiles al objetivo, determinados por la misma lista de Gibson. De 
esta manera resulta posible analizar el efecto que tienen sobre el tiempo de 
respuesta las características y ubicación de los distractores, dado que se elimina el 
factor azaroso relacionado a ubicar la letra objetivo. 
En primer lugar, la evidencia confirma que las características del estímulo 
distractor afectan el tiempo de respuesta. Los distractores de pares opuestos o 
características disímiles incrementan notablemente el tiempo de respuesta, 
mientras que aquellos de características similares no. En segundo lugar, la 
ubicación de los distractores en relación al estímulo objetivo efectivamente impacta 
al tiempo de respuesta, de una manera no lineal. Cuanto más cercanos se 
encuentren los distractores más aumenta el tiempo requerido para identificar la letra 
y a medida que estos se alejan el tiempo se disminuye gradualmente. A partir de 
cierto puntoel aumento de la distancia pierde su relevancia y deja de afectar el 
tiempo de respuesta. 
A partir de la evidencia presentada resulta posible afirmar un número de 
conclusiones. El hecho de que las características de los distractores influyan en el 
tiempo de respuesta implica que éstos son procesados, hasta cierto punto, dado 
24 
 
que el efecto no ocurre únicamente por la mera presencia o ausencia de un 
distractor. Esto se articula al modelo atencional presentado previamente, el cual 
postula que la atención funciona a modo de filtro y procesa la información no 
atendida de manera incompleta (Treisman, 1960). Asimismo, esta experiencia 
indica que existe una limitación de cuánto es posible reducir la capacidad visual 
atencional y dicho límite excede la medida de una letra individual. Finalmente se 
infiere la necesidad de un mecanismo inhibitorio que se ocupe de seleccionar y 
descartar los estímulos no deseables para lograr un desempeño eficaz. Este 
mecanismo se relaciona tanto a la ubicación espacial como a las propiedades del 
estímulo, por lo que requerirá un menor esfuerzo para lograr la discriminación a 
medida que los estímulos distractores se alejen del objetivo y dependerá de las 
características de los mismos (Eriksen y Erisken, 1974). 
5.3.3 Paradigma Go/No-Go y Stop-Signal 
Las tareas denominadas en inglés “Go/No-Go” y “Stop-Signal” fueron 
desarrolladas con el fin de medir la inhibición comportamental y permitieron 
asimismo conceptualizar el funcionamiento de la misma (Nigg, 2000). La primera 
tarea, denominada “Go/No-Go”, consiste en repetir una acción frente a un estímulo 
determinado y frenar el impulso de repetirla frente a la aparición de un estímulo 
menos frecuente. Múltiples versiones de esta tarea han sido desarrolladas a lo largo 
de numerosas investigaciones. En una de las versiones más básicas se le instruye 
al sujeto presionar una tecla frente a la aparición de un estímulo, generando una 
respuesta motora automática. Frente a la aparición de un estímulo menos frecuente 
el sujeto debe evitar presionar dicha tecla. De esta manera resulta posible tanto la 
medición de la cantidad de aciertos como del tiempo requerido para inhibir la 
respuesta automática. Otras versiones de esta tarea, tales como la Tarea de 
discriminación Go/No-Go (Yechiam, Goodnight, Bates, Busemeyer, Dodge y Pettit 
et al., 2006) y el Juego de azar de Iowa (Bechara et al., como se citó en Yechiam et 
al., 2006) introducen recompensas y/o castigos, en muchos casos monetarios, 
generando una situación análoga a la vida cotidiana. Dichas modificaciones a la 
tarea permitieron cuantificar por un lado la inclinación por los sujetos a priorizar las 
25 
 
recompensas y por el otro, la tendencia a evitar los castigos. De esta manera resultó 
posible evaluar, además del tiempo de respuesta y la cantidad de aciertos, el efecto 
que tienen las emociones sobre la capacidad de inhibir (Yechiam et al., 2006). 
Por otro lado, el paradigma de la “Stop-Signal”, desarrollado por Logan y 
colegas (1984) permitió profundizar los procesos involucrados en la inhibición 
comportamental. La tarea “Stop-Signal” consiste en presionar una de dos teclas 
posibles en base al estímulo que se presenta en la pantalla. Esta respuesta se 
transforma en la respuesta motora predominante. En un número muy bajo de los 
casos, y de manera imprevista, se presenta junto con el estímulo una señal auditiva 
de “parar”, la cual obliga al sujeto a detener dicha respuesta predominante. La 
principal diferencia entre esta tarea y la tarea de “Go/No-Go” consiste en que en 
este caso el estímulo que provoca la respuesta automatizada no es modificado, 
salvo por que se presenta acompañado de la señal auditiva. La novedad que 
presenta esta tarea es el requisito de inhibir una acción motora preparada a punto 
de ser ejecutada, permitiendo medir con mayor precisión la velocidad de inhibición 
de la respuesta. A partir de la evidencia obtenida utilizando este paradigma resulta 
posible describir este mecanismo como una carrera, argumentando que el proceso 
de respuesta y el de frenado de la respuesta son independientes. De esta manera 
la velocidad con la que se logre activar el proceso de inhibición de la respuesta 
determinará el éxito de la misma (Verbruggen y Logan, 2008). 
5.3.4 Paradigma Demora de la gratificación 
El test de Demora de la gratificación se trata de otra técnica validada para el 
estudio de la inhibición, principalmente su dimensión comportamental. Desarrollada 
por Mischel en la década del ’60, esta prueba consiste en darle a un niño de edad 
preescolar una golosina e informarle que, si es capaz de esperar a que el 
investigador regrese, recibirá una golosina adicional. Aproximadamente un tercio de 
los sujetos logró cumplir con el tiempo de espera requerido, dado que la tarea de 
resistir la tentación representa un gran desafío para un niño a esa edad. A partir de 
esta experiencia, Mischel comenzó un estudio longitudinal, realizando un 
seguimiento de los sujetos y concluyendo que su desempeño en esta prueba 
26 
 
funciona a modo de predictor para determinar el bienestar económico, social, físico 
y cognitivo. Este hallazgo evidencia la presencia de estrategias cognitivas utilizadas 
por los sujetos, las cuales serían empleadas también en diversas situaciones de la 
vida cotidiana, permitiendo un mejor manejo de los impulsos y los hábitos. 
El autor destaca dos estrategias principales que fueron aplicadas para la 
resolución satisfactoria de esta prueba. La primera estrategia se trata del bloqueo 
de la entrada de información acerca del estímulo desde el nivel perceptivo, es decir, 
lograr una distracción para reducir el monto de frustración generado por la espera. 
La segunda estrategia consta de inhibir los pensamientos relacionados a las 
cualidades atractivas del estímulo. En este sentido, se observó que los niños que 
se concentraban en los aspectos “cálidos” o tentadores del estímulo, por ejemplo, 
su sabor o dulzura, presentaron mayores dificultades para postergar la gratificación. 
Por otro lado, aquellos niños que pudieron enfocarse en cualidades tales como su 
forma fueron capaces de esperar el tiempo necesario para obtener la recompensa. 
Estudios preliminares indicaron además que dichas estrategias podrían ser 
aprendidas. De esta manera, la capacidad de postergar la gratificación depende de 
la habilidad para controlar los aspectos de la situación que son atendidos y la 
manera en la que es representada mentalmente. Esta habilidad requiere que los 
sujetos codifiquen únicamente la información del ambiente que resulta significativa, 
conservando la información relevante de manera activa en la MT y suprimiendo 
además aquella información no deseada y seleccionando las respuestas deseables 
en lugar de aquellas no óptimas (Mischel, 2010). 
La capacidad de postergación de la gratificación es considerada una forma 
de control cognitivo, definido como la habilidad de suprimir respuestas atencionales 
y comportamentales que compiten. No existe evidencia suficiente aún para 
determinar si la postergación de la gratificación es lograda gracias al bloqueo de 
información no deseada, la supresión de pensamientos que interfieren o el frenado 
de una acción (Mischel, 2010). Sin embargo, estudios de neuroimágenes han 
demostrado que los patrones cerebrales activados varían dependiendo de la etapa 
del procesamiento de la información en el que actúa el control (Casey, 2005; como 
27 
 
se citó en Mischel, 2010). De esta manera resulta posible afirmar que la inhibición 
no se trata de un conjunto unitario, al contrario, corresponde a un conjunto de 
funciones asociadas a diferentes procesos neurobiológicos, las cuales actúan de 
manera recíproca (Nigg, 2000; Friedman y Miyake, 2004). 
En resumen, cada paradigma presentado evalúa un conjunto de funciones 
entre los cuales se infieren los tipos de inhibicióninvolucrados, tales como (a) 
inhibición perceptiva y comportamental en el paradigma de Stroop, (b) inhibición 
perceptiva en el paradigma “flanker”, (c) inhibición comportamental en los 
paradigmas “Go/No-Go” y “Stop-Signal” y (d) la utilización de estrategias 
relacionadas a la inhibición perceptiva y cognitiva para lograr la inhibición 
comportamental en el paradigma de Demora de la gratificación. En este punto, 
resulta necesario destacar la problemática planteada por los autores Friedman y 
Miyake (2004), quienes observan bajas correlaciones entre los paradigmas de 
evaluación utilizados y las funciones inhibitorias que proponen medir. Dichos 
autores conducen una investigación en la que plantean tres problemas principales 
en la evaluación de la inhibición, tales como (a) la falta de validez de constructo, es 
decir, en muchos casos se asume la participación de las funciones inhibitorias; (b) 
dada la naturaleza compleja de las FEs, su medición resulta más confiable frente a 
una tarea nueva y disminuye a medida que se desarrollan estrategias que facilitan 
la resolución; y por último (c) la impureza en la medición, dado que la misma no es 
evaluada de manera aislada e involucra el funcionamiento de otras operaciones 
psicológicas, por lo cual, los resultados podrían verse influenciados por otros 
factores ajenos a la inhibición. Las dos posibilidades propuestas a fin de solucionar 
esta problemática consisten del diseño de pruebas que permitan medir con mayor 
exactitud las dimensiones específicas de la inhibición en lugar de evaluarla como 
un conjunto unitario, o bien, la utilización y contrastación de múltiples tareas 
existentes (Friedman y Miyake, 2004). 
 
28 
 
6. Conclusiones 
A lo largo del presente trabajo se desarrollaron los conceptos más importantes 
que definen al mecanismo inhibitorio. Teorizada inicialmente como una función 
singular, las investigaciones recientes demuestran la necesidad de redefinir el 
concepto, subdividiéndolo en inhibición perceptiva, cognitiva y comportamental. De 
esta manera, la inhibición perceptiva opera sobre la información que ingresa por vía 
de los sentidos, la inhibición cognitiva actúa sobre las representaciones y suprime 
las interferencias de la MT y, por último, la inhibición comportamental es definida 
como el control deliberado de acciones en respuesta a estímulos o cambios en el 
ambiente. Dichas categorías permiten dar cuenta de las diferentes etapas del 
procesamiento de la información en los que la inhibición actúa, y también, establecer 
los mecanismos específicos que ocurren en cada fase. 
El control inhibitorio es uno de los componentes principales del conjunto de 
operaciones cognitivas denominado FEs (Diamond, 2013). Estas funciones tienen 
como finalidad ordenar las ideas y acciones simples en conductas complejas 
dirigidas hacia una meta (Estévez-González et al., 1997). En este contexto, el 
mecanismo inhibitorio es definido como el acceso hacia las demás funciones 
ejecutivas (Barkley, 1997; Diamond, 2013), dado que, para lograr la adaptación a 
cambios en el ambiente o la meta, el primer paso necesario es el frenado del 
pensamiento o acción actual (Logan, 1984; Nigg, 2000). Resulta crucial el estudio 
de la inhibición en relación a las demás funciones, puesto que es un mecanismo de 
control, cuya función principal es la de regular otros procesos a fin de lograr un 
desempeño más eficiente en el afrontamiento de situaciones novedosas, la 
resolución de problemas y el cumplimiento de objetivos. Esto se evidencia en el 
análisis de la relación existente entre la atención y las FEs, cuyo desempeño 
conjunto habilita niveles de atención de mayor complejidad gracias a la utilización 
eficiente de los recursos atencionales (Bakker, Russo y González, 2016). De esta 
manera, la intervención de las FEs posibilita el desarrollo de la atención sostenida, 
selectiva, alternante y dividida; procesos cognitivos encuadrados bajo el concepto 
de control atencional. 
29 
 
En relación a los paradigmas de evaluación de la inhibición, son el Stroop, el 
“flanker”, el “Go/No-go”, el “Stop-Signal” y el test de demora de la gratificación, los 
más representativos tanto en la clínica como en la investigación. Cada uno de ellos 
evalúa una determinada inhibición, de esta manera, se infiere la relevancia de la 
inhibición perceptiva y comportamental en Stroop, la inhibición perceptiva en 
“flanker”, la inhibición comportamental en “Go/No-go” y “Stop-Signal” y la presencia 
de los tres tipos de inhibición en el test de demora de la gratificación. 
Una limitación que se presentó de manera recurrente en la revisión bibliográfica 
de los conceptos analizados fue la falta de consenso en sus definiciones. Tanto en 
la inhibición como en el control atencional, se hallaron numerosas maneras de 
denominar los conceptos, lo que resulta en una dificultad al momento de delimitarlos 
y consultar diferentes fuentes para lograr una definición acertada. Asimismo, en la 
bibliografía citada acerca de las dimensiones de la inhibición pudieron encontrarse 
múltiples taxonomías propuestas por los autores, las cuales consideran hasta ocho 
dimensiones diferentes (Nigg, 2000). Por esta razón, se manifiesta la necesidad de 
operacionalizar el concepto a fin de poder lograr una taxonomía adecuada. 
El análisis de los paradigmas de evaluación evidencia la necesidad de adaptar 
las técnicas a los avances conceptuales logrados en el área. Como fue explicado, 
existen actualmente limitaciones en la evaluación, dado que en muchos casos no 
permiten dar cuenta de la multidimensionalidad de la inhibición, y la misma suele 
ser inferida a posteriori en el análisis de los datos (Friedman y Miyake, 2004). Por 
esta razón, una recomendación propuesta es la revisión de los instrumentos 
utilizados actualmente. Como señalan Friedman y Miyake (2004), las posibles 
soluciones a esta problemática serían el diseño de técnicas que permitan medir la 
inhibición y sus dimensiones de manera específica, o bien, la utilización conjunta de 
múltiples técnicas que den cuenta de las diferentes dimensiones para dar un 
diagnóstico más acertado. Cabe destacar que la limitación evidenciada a partir del 
análisis de los instrumentos de evaluación se arraiga a la primera limitación 
mencionada, y, por ende, resulta necesario en primera instancia lograr la 
30 
 
operacionalización del concepto de inhibición para lograr más adelante el desarrollo 
de nuevos paradigmas más apropiados. 
31 
 
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