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CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco. Javier Benítez Rubio CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 2 ÍNDICE GENERAL Índice general 2 IDEOLOGÍAS 1. PUERTA A o PUERTA B 5 2. CRÍTICA A LA IDEOLOGÍA DE KARL MARX 6 3. LA IDEOLOGÍA POSIDEOLÓGICA 8 4. PREGUNTAS DE DIFÍCIL RESPUESTA 10 5. POSICIONES PREVIAS E IMPLICACIONES 13 LIBERALISMO 17 1. LOS PILARES BÁSICOS 19 2. CONSECUENCIAS 21 3. JANO 28 Epílogo 35 CONSERVADURISMO 37 1. LOS PILARES BÁSICOS 39 2. VISHNU 44 3. CONSECUENCIAS 46 Epílogo 50 SOCIALISMOS 53 1. AVE FÉNIX 55 2. LOS PILARES BÁSICOS 64 3. CONSECUENCIAS 67 Epílogo 69 CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 3 NACIONALISMO 72 1. LOS PILARES BÁSICOS 74 2. CONSECUENCIAS 76 3. PROTEO 79 4. LOS CONFLICTOS Y SU REGULACIÓN 82 Epílogo 87 TOTALITARISMO Y AUTORITARISMO 91 1. GOODWIN:DISOLUCIÓN Y DESCARTE DEL TOTALITARISMO 94 2. WILFORD: ASCENDENCIA DEL FASCISMO 97 3. AUTORITARISMO 100 Epílogo 103 A MODO DE CONCLUSIÓN 104 Bibliografía 109 CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 4 IDEOLOGÍAS Relativité CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 5 1. PUERTA A O PUERTA B En el monumental corpus del pensamiento político, y su praxis, a lo largo y ancho de la historia, la cuestión de la ideología es una de las más recientes. Desde que el hombre comenzó a asociarse hace algunos eones, comenzaron sus dificultades de convivencia en común. A la posteridad han pasado los intentos de aquellos antiguos de arreglarse y ajustar cuentas en su cotidianidad, por ejemplo en el Código de Hammurabi. Luego comenzaron las primeras puestas en práctica de las aporías clave del gobierno de la humanidad. Grecia, y su democracia de las polis, se convirtieron en el primer gran referente; aun siendo una isla en un enorme mar de Imperios impuestos por entidades autoritarias, ha marcado sin duda toda la posterior reflexión política, siendo la fuente primigenia de la mayoría de los conceptos políticos. Tuvieron que pasar un buen puñado de siglos para que Maquiavelo instituyera la teorización consciente y racional de todo aquello que durante siglos había sido realizado más o menos, usando una expresión coloquial, al vuelo. Pero tuvieron que pasar todavía unos siglos más, hasta el XVI – XVII, para que todo ese corpus, y esa praxis, se vieran alineados en varias facciones o modos de pensarlo y llevarlo a cabo. La ideología no es lo primero, genéticamente hablando, en política. La ideología acoge, hace suya, la materia prima elaborada por siglos y siglos de convivencia humana. Lo que ocurre es que ahora parece que no se puede ver el mundo político sin esos filtros. Por eso la mayoría de los manuales de teoría política, incluido este, comienzan por describir esos compartimentos estancos de apropiación de la realidad que llamamos ideologías. Destutt de Tracy pasa por ser el inventor del vocablo (Bealey, 2003:219; Eccleshall, 2004:31; Molina, 2008:62). Para este filósofo francés, autor de 'Elementos de la Ideología', es la ciencia o el estudio de las ideas, un saber enciclopédico y socialmente útil, por la vertiente CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 6 educativa que tendría sobre la ciudadanía. Pero no mucho después, Napoleón Bonaparte denostó a su paisano acusando a la ideología de fervor doctrinario. La ideología era una perspectiva parcial y desfigurada de la sociedad, lo que era absolutamente incompatible con el pragmatismo del conquistador. Desde un primer momento quedan patentes las dos grandes vertientes de la ideología: como marco teórico y como manipulación. )deología puede ser un vocablo lleno de contenido analítico, nuclear, incluso, en la reflexión y análisis de la política. Una somera aproximación nos dice que son un conjunto de ideas características y sistemáticas que manejan cierto grupo de personas. Por este razonamiento toda doctrina política coherente puede ser llamada )deología . Si queremos profundizar algo más podríamos decir incluso que es un conjunto de elementos filosóficos, teóricos y prácticos, que varían según los autores que los piensan y los políticos que los ponen en práctica, y que evolucionan a partir de las tradiciones culturales y los procesos políticos e históricos en los que se insertan (Antón, 2007:104). O ser una mera etiqueta que se aplica a las doctrinas que rechazamos Goodwin, 1997:26), cargada de un sentido peyorativo que tiene más que ver con manipulación , adoctrinamiento 'persuasiones y engaños' 'evocación de sentimientos y de miedos' o dogmatismo . 2. CRÍTICA A LA IDEOLOGÍA DE KARL MARX El análisis profundo del concepto ideología comienza con Marx. En esto están de acuerdo la mayoría de los analistas. Marx no se limita a proponer una definición de la misma sino que la entresaca de todo un estudio de la sociedad y de las relaciones que se establecen en ella. CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 7 Las causas materiales determinan todos los hechos y los fenómenos del mundo. Todo lo que puede o podrá albergar la conciencia del hombre, teorías, pensamientos e ideas, están determinadas por factores materiales y por las circunstancias sociales. Lo económico determina todas y cada una de las estructuras de la sociedad, de cualquier sociedad. Todo lo que conlleva lo económico es contrapuesto a la homogeneidad. Es decir, no todos los miembros de esa sociedad tienen la misma cuota de actividad y participación económica. Así que todo sistema económico da lugar a la existencia de clases en la sociedad. A esto le sigue que el conocimiento y las creencias de las personas vienen a determinarse por su particular posición de clase en la sociedad en la que vive. La realidad social no es que sea heterogénea, es que es contradictoria: existen dos clases en conflicto directo, a saber, la burguesía y el proletariado; y lo están porque sus intereses son opuestos. La raíz de la ideología hay que buscarla en los intereses particulares. Aquí tendremos dos concepciones de ideología , una por cada bando de contendientes: una que preserve el status quo y otra dedicada a criticarlo. Las clases acomodadas querrán resolver el conflicto en el plano abstracto del pensamiento: apelan a esos intereses comunes de todas las clases y también a la naturaleza orgánica de la sociedad, esto es, que cada clase hace lo que le corresponde según el orden natural. Las clases menos desfavorecidas o bien no son capaces de articular su propia ideología o bien nadie les prestaba una mínima atención. Marx indica que aquí la ideología sería un intento de solucionar lo irresoluble: un instrumento de represión de la clase dominante para engañar a las clases subordinadas con la finalidad de perpetuar su dominio. La economía no es más que ideología disfrazada de ciencia (Eccleshall, 2004:32). El trabajador es invadido por dicha ideología lo que lo conduce a CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 8 ser explotado. Y la razón por la que el trabajador quiere mejorar no es otra que convertirse en un acomodado más, disfrutando así de todos sus privilegios y dejando atrás sus penurias. El trabajador debe abandonar esa falsa conciencia y desarrollar la suya propia, asumir su condición de explotado y mostrar sus verdaderos intereses. Constituir una clase para sí y pasar a la acción política. En definitiva, paraMarx, la ideología, es un conjunto de creencias que van asociadas a un grupo o clase social determinada (Eccleshall, 2004:33). Por tanto, será una deliberada distorsión de la realidad, el método más delicado y denigrante método de opresión (Goodwin, 1997:30). 3. LA IDEOLOGÍA POSTIDEOLÓGICA El impacto de la Segunda Guerra Mundial deja heridos de gravedad no sólo a la salud y al espíritu de la Humanidad, también a la economía: hay que reconstruir naciones enteras; y a las ideologías: todos fueron testigos de las masacres cometidas por el nazismo y el estalinismo. En este ambiente posbélico se introduce el análisis keynesiano que ataca al capitalismo autorregulado. Es un tiempo de penuria y el capitalismo del laissez-faire, además de insensible ante la situación crítica de medio mundo, era incapaz de mantener el desarrollo del mismo. La solución pasaba por establecer un modelo mixto entre el capital privado y el Estado. La gran parte del pastel correría a cargo del Estado: nacionalización de las industrias esenciales, inversiones, empleo, salud, educación y servicios sociales. Pero esto no neutralizaba a lo privado que seguía manteniendo una cuota importante de negocio. Esto es lo que se ha llamado Estado del Bienestar , una economía capitalista bajo la protección del CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 9 Estado benefactor. Durante algunas décadas todas las fuerzas políticas y los analistas tomaron por bueno este modelo, o al menos no hubo críticas radicales. Conservadores y socialdemócratas, cada uno por razones diferentes, en un sui generis pacto de no agresión, aceptaron esta especie de consenso o convergencia ideológica. Como propagar creencias con fervor doctrinario era pernicioso para el correcto funcionamiento del mundo, a la teoría política se le pedía, o se le obligó según quién cuente esta historia, a asumir que la ideología ha sido superada por el consenso. La teoría ya no tiene que entrar a valorar; su nuevo papel pasa por analizar los usos y los significados de los términos políticos. Este es el contexto en el que se instaura el fin de las ideologías Eccleshall, 2004:15)1. Ahora bien, no todos los autores ven con buenos ojos esto que ha venido a ser denominado como el fin de las ideologías . Estos acusan a los que lo proclaman de tomar el concepto de ideología de manera peyorativa. Y es que con el uso de ciertas palabras, propagar, fervor y pernicioso, ya están indicando una fuerte animadversión muy ideológica que contrasta con su supuesta cesación ideológica. Para estos autores que critican el 'fin' lo realmente pernicioso es la presencia del pensamiento único. El fin de las ideologías ha supuesto la ausencia de confrontación política, pero bajo esta supuesta calma subyace una ideología opresora. Explica Eccleshall8 que lo que se había acabado era el conflicto ideológico, no la ideología. El fin de las ideologías supone, realmente, la hegemonía ideológica dominante y tecnocrática. Una élite, que se beneficia del consumismo, es la dominadora; que además fomenta la creencia de que no hay necesidad humana que no pueda ser satisfecha mediante la tecnología. 1 Bealey, por su parte, cita en su Diccionario a R. Aron y a D. Bell como los principales defensores de esta interpretación de la ideología. CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 10 Este panorama de confrontación entre dos interpretaciones antagónicas, es el contexto en el que se ha movido el análisis político de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Unos acusan a los otros de promover el pensamiento único y monolítico, otros acusan a los unos de que romper ese consenso es muestra de radicalismo reaccionario. Del consenso se ha pasado al compromiso a una u otra postura. Haciendo un juego de palabras podemos decir que se pasado de la ideología postideológica a la postideología ideologizada. 4. PREGUNTAS DE DIFÍCIL RESPUESTA Dice Eccleshall (2004:13) al comienzo de su libro que las ideologías comparten dos características principales: una representación de la sociedad y un programa político . La definición que propone Goodwin (1997:40) no difiere mucho: una ideología es una doctrina acerca de cuál es el modo correcto o ideal de organizar una sociedad y conducir la política, basada en consideraciones más amplias sobre la naturaleza de la vida humana y el conocimiento . A mi modo de ver el planteamiento de ambos autores británicos respecto a la ideología se parece mucho al de la medicina, al seguir un triple movimiento. En el mundo de la medicina se establece la anamnesis, el diagnóstico y finalmente el tratamiento. En el mundo de la política el primer movimiento de la ideología es capturar el momento real desde una posición determinada; el segundo, exponer el ideal propio al que se aspira a llegar; y el tercer y último movimiento es propiciar la convergencia entre la realidad dada y el ideal propuesto. Y eso ocurre mediante recomendaciones que van desde pequeños retoques hasta la reconstrucción del orden político. La ideología, según este planteamiento, es de una CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 11 utilidad franca: proporciona una perspectiva coherente que permite llegar al conocimiento del mundo social y actuar en consecuencia (Eccleshall, 2004:14). Cada una de las ideologías hace su particular triple movimiento. Respecto al primero, y utilizando un nuevo símil cotidiano, cada ideología fotografía la realidad desde su ángulo particular, con lo que cada toma será diferente aunque el modelo sea el mismo. Luego, cada ideología facilita su propio catálogo de principios y fundamentos. Y finalmente, cada ideología propone las recomendaciones que les parecen convenientes en forma de programa político. El resultado de esto es evidente e inevitable: conflicto y colisión de unas contra otras. A partir de aquí se pueden plantear una serie de preguntas de difícil, o incluso inexistente, respuesta. ¿Hay algún modo racional de determinar la verdad de los contenidos de las ideologías? ¿Son clasificables las ideologías en una escala de veracidad-falsedad? ¿Es posible el conocimiento de la sociedad y la actuación sobre ella de forma imparcial y neutral? Estas cuestiones tienen que ver con el estatus epistemológico de las ideologías (Eccleshall, 2004:33). ¿Son los conflictos sociales los que determinan las ideologías o es al contrario? ¿Reflejan las ideologías en puridad esos conflictos o lo hacen distorsionados? Estas, y otras cuestiones, tiene que ver con la dimensión sociológica de las ideologías (Eccleshall, 2004:34). ¿Qué hay detrás de las proclamas y soflamas de las ideologías? ¿Son clasificables las ideologías en una escala de bondad-maldad? ¿Por cuál ideología se decantan las personas, por la que mejor explica su situación vital, por aquella que le dice lo que quiere oír, por aquella otra a la que aspira a medrar o por aquella que entiende puede mejorar sus condiciones de vida? ¿Es el ser humano un mero receptáculo vacío y acrítico en el que las ideologías vuelcan su CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 12 contenido, es así qué los individuos no poseen criterios y voluntad propios? Éstas, y otras cuestiones, tienen que ver con el aspecto proselitista de las ideologías (Eccleshall, 2004:34). La respuesta a todas estas preguntas, y a esas otras no formuladas que cualquiera puede plantear, es la clara y patente muestra de que las ideologías existen, y que siguen participando de la vida político-social del hombre. Pero, a pesar de las diferencias conflictivas, el fondo de todas ellas sigue siendo común, una especie de lógica interna comunal: los conceptos compartidos , el terreno ling“ístico donde se mueven ylas cambiantes circunstancias sociales . Los conceptos raíces, que veremos más adelante, como son la nación, el estado, el poder, la justicia, la libertad, etcétera, no son monopolizados por un solo grupo. Cada una de las ideologías hace una interpretación sui géneris de las mismas, pero todas lo hacen con un repertorio ling“ístico com’n . Además, y para terminar, sólo hacer mención a lo evidente: las circunstancias sociales cambian. Las ideologías no se anquilosan en posiciones arcaicas inamovibles, sino que van modificando y rectificando sus posturas para adecuarse a los tiempos. Podemos intuir un clásico proceso de retroalimentación: la sociedad influye en la ideología y la ideología influye en la sociedad. Se pregunta Eccleshall (2004:39), a la vista de que cada ideología nos muestra un mundo parcial y unas soluciones partidistas a los problemas que surgen en el mismo, si ¿no deberíamos, pues, dejar de lado la controversia ideológica y perseguir un saber social más fiable? . La respuesta que propone, y que suscribe quien escribe, viene a ser que si eliminamos el debate ideológico de la política, si damos la espalda a la diversidad de interpretaciones de las ideologías, estaremos negando la propia diversidad intrínseca del ser humano en la sociedad. Si no pensamos en el hombre en sociedad como una uniformidad simple, no podemos pensar que no exista la ideología. Una sociedad sin juicios de valor no CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 13 existe, no ha existido nunca, de hecho (Goodwin, 1997:38-39). Por tanto, es imposible concebir la política sin ideología, libre de valores. La política sin valores no existe, no ha existido nunca, de hecho, y una vez más. Se hace necesario, pues, reflexionar sobre qué valores defiende cada ideología y de qué modo lo hace, esto es, a qué argumentos recurre para hacerlo. 5. POSICIONES PREVIAS E IMPLICACIONES Antes de exponer mi propio análisis quisiera hacer una breve mención de los varios puntos de partida que he adoptado. Los paso a enumerar: Molina (2008:62): Conjunto de coherente de ideas, creencias y prejuicios relacionados entre sí que, aunque han sido elaborados por un grupo o un individuo aislado, pretenden influir de manera general sobre la organización y el ejercicio del poder en una sociedad . Rodríguez (2008:30): …tales tensiones existen y continuarán existiendo… a menos que creamos que ha tocado fin el conflicto entre los modelos ideopolíticos rivales, entre las diferentes concepciones generales acerca de cómo debemos organizar la vida en común en las sociedades en que vivimos. Pero tal creencia –como en su momento señaló I. Berlin- es una noción absurda . Caminal (2007:176): Todos los ismos responden a la pregunta sobre cómo se gobierna o tendría que gobernarse una sociedad en todos sus ámbitos y, por consiguiente, sobre que eso tendría que ser la relación entre individuo, sociedad y Estado . Eccleshall (2004:37 : La sociedad se asemeja a un campo de batalla donde compiten las ideologías para quedar victoriosas. Pero esta confrontación no supone un eterno combate entre sistemas de creencias arcanas y terminantes, sino que todas las ideologías se adaptan a las CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 14 cambiantes circunstancias sociales. … Los contendientes ideológicos persiguen una ventaja estratégica sobre los demás mediante una constante redefinición y ajuste de su propia postura . Goodwin (1997:40): Una ideología es una doctrina acerca de cuál es el modo correcto o ideal de organizar una sociedad y conducir la política, basada en consideraciones más amplias sobre la naturaleza de la vida humana y el conocimiento . Existe un fondo común a todas las ideologías. Si hacemos un análisis de las diferentes ideologías podemos trazar una estructura básica y común a todas ellas. Luego, el contenido con que se rellena esa estructura varía según la ideología. La ideología trata de los pensamientos y las actuaciones de los seres humanos, de personas no vistas como entelequias, sino insertas en un entramado de relaciones y tratos al que llamamos sociedad; visto desde ese contexto es normal pensar que todas ellas hablan de las mismas cosas diciendo cosas distintas. La estructura básica de análisis que trataré de exponer se compone de dos áreas tenuemente delimitadas: las Posiciones Previas y las Implicaciones. Toda ideología parte de una serie de presupuestos, de concepciones previas a las que no pide ningún tipo de demostración o verificación: no sólo los da por supuestos y válidos, también por buenos y convenientes. Son una serie de principios fundamentales incuestionables, esto es, aceptados como verdaderos, para la provisión de criterios generales de actuación. Ya Aristóteles dejó escrito que los primeros principios no pueden ser ni derivados ni demostrados2. Es el punto de partida, el núcleo y la zona cero de toda ideología, 2 Aristóteles sabía de seguro que lo que está al comienzo, es decir, los principios, no pueden ser ni derivados ni demostrados en Gadamer, Hans-Georg Mito y Razón, Paidós Studio 126 Barcelona 1993 p.77 CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 15 el tarro de las esencias. Lo que coloquialmente se expresa como su verdad , sus profundas convicciones. En este primer círculo se trata de responder antes que nada a la pregunta antropológica nuclear: ¿Qué es el hombre, qué caracteriza al ser humano? Toda ideología lo primero que hace es trazar un esbozo más o menos claro de lo que entiende por ser humano, apuntando cada una de ellas a una serie de características en su pensamiento y en su comportamiento. La pregunta subsiguiente a esta irá dirigida a la vertiente social del ser humano: ¿Cómo se relaciona el ser humano entre sí? Toda ideología marca también, junto a la antropología, una apuesta sociológica previa de cuáles son los rasgos básicos de comportamiento del hombre en sociedad. Así que, las posiciones previas responden a la pregunta de ¿quién soy, qué somos? Enlazados a estos presupuestos, y emanando necesariamente de los mismos, encontramos una serie de implicaciones subsiguientes. Este otro anillo concéntrico está conformado por las repercusiones que tienen esos principios fundamentales. Por un lado, son la consecuencia de llevar más allá de sí mismos a los principios previos. Por otro, son estrategias de salvaguarda de las ideas primarias. Estos tampoco necesitan de demostración ni de verificación objetiva e indudable, ya que les basta con emanar de la fuente primigenia. Las implicaciones también surgen de la confrontación de los axiomas anteriores con la realidad histórica y cotidiana, también del roce en la arena pública de unos axiomas contra los otros axiomas de las otras ideologías: ¿Cómo se va a gobernar al hombre en la sociedad? En definitiva, toda ideología es un situarse frente al hombre y frente al mundo, mirándolo de una forma particular y tratando que se conduzcan por la realidad de una determinada manera. Este conjunto de axiomas o pilares básicos y sus resultados no han sido siempre inmutables, los acontecimientos históricos por un lado, y los autores CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 16 desarrolladores por otro, han incidido seriamente en ellos. Así cada época histórica y cada autor han añadido raíces a los axiomata y éstas, a su vez, nuevas especificaciones a las implicatio, complementando, o perfilando, o puliendo, o matizando, los contenidos que ya estaban. Con lo que podemos decir que el asunto ideológico no es una vía muerta. Al contrario, aunque la ideología trata de imponer cierta impronta sobre el hombre y su realidad, también es permeable a que las vicisitudes puntualesde la vida se introduzcan en ella modificándola. En el análisis que viene a continuación, la evolución histórica de las ideologías se encuentra muy resumida: básicamente lo que hago es aportar las génesis y los padres fundadores de las diferentes ideologías así como las principales transformaciones que sufrieron hasta llegar a nuestros días. Asumo plenamente lo bueno y lo malo que esto conlleva. Lo que aquí se expone es la caracterización actual, a caballo de los siglos XX y XXI, de las tres ideologías más importantes, a saber, liberalismo, conservadurismo, y socialismo. Y no está de más pararnos, aunque sea brevemente, en otros dos ismos ideológicos de gran peso en el siglo XX, como son el nacionalismo y el autoritarismo. CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 17 LIBERALISMO JANO CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 18 El liberalismo nació reformista. Eso es, al menos, lo que pensaríamos si situados en el siglo XVII escucháramos decir que todas las personas son iguales y poseen de forma natural una serie de derechos: a la vida, a la libertad, y a la búsqueda de la felicidad; y que el gobierno ha de garantizar que se cumplan esos derechos. En su génesis, tras siglos de feudalismo medieval y absolutismo, el liberalismo supuso una ruptura progresista de las jerarquías sociales tradicionales. Efectivamente, frente aquella sociedad feudal teocéntrica y de rigidez estamental orientada al mantenimiento del status quo de los grupos dominantes, frente a una sociedad en la que no tienen vigencia la distinción entre los ámbitos de la vida: público o privado y lo político o lo económico; frente a todo esto es como nace el liberalismo, que se entiende a sí mismo como una “filosofía del progreso y propugna, en su esencia, una liberación total de las potencialidades de los individuos, coordinando así factores idealistas de óptica individual con factores sociales materialistas de desarrollo económico” (Antón, 2007:105). En la misma línea se expresa Vallespín (2009:54): “El liberalismo nace como una nueva ideología capaz de dar cabida y de racionalizar las necesidades de una nueva época. Su fuerza responde a su mismo carácter de novedad, de ruptura con una determinada concepción del mundo; a la plena consciencia del protagonismo de una nueva clase en expansión que se encuentra a sí misma en su soledad histórica, renunciando al pasado, a la tradición, creando el mundo a partir de su propia identidad con la razón como bandera”. CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 19 Luego, la historia que vino a continuación, fue eso mismo, otra historia. 1. LOS PILARES BÁSICOS. Individualismo. El hombre es un ser autónomo. El individuo es un ser que tiene una vida independiente. La preservación del individuo autónomo y el logro de la felicidad individual son objetivos supremos de la teoría liberal. La persona individual se considera inviolable y toda vida humana es sagrada. La violencia se prohíbe, salvo en los casos de salvaguarda de la sociedad liberal. Racionalidad. Otro atributo fundamental del ser humano a los ojos del liberalismo es su capacidad racional de decisión. El individuo es esencialmente racional, está capacitado para conducir su conducta, también para determinar sus necesidades y preferencias. Es el que mejor conoce sus intereses y posee la capacidad de proporcionárselos racionalmente. Además, la razón es el medio de eliminar el oscurantismo y actuar de modo útil y eficaz para alcanzar los fines que se han propuesto. Libertad. El estado natural del hombre es la libertad. El individuo es soberano de sí mismo, posee por sí mismo el derecho natural a la libertad y a la igualdad con todos los otros. El liberalismo siempre ha sido defensor de los derechos fundamentales. Todos los seres humanos por el hecho de serlo, esto es, por su humanidad y dignidad, tienen una serie de derechos morales. Estos derechos son naturales, no son creados u otorgados por el Estado sino sólo reconocidos y garantizados por éste; y universales, se reconocen a todas y cada CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 20 uno de las personas con independencia de su raza, sexo, lengua o religión (Vallespín, 2009:54)3. El instinto de apropiación convierte al individuo en Sujeto Posesivo. La motivación más importante del ser humano, aquella que incluso lo caracteriza, es la satisfacción del interés propio mediante el cálculo racional de beneficio o utilidad. “Cada persona sabe mejor que nadie cuáles son su propios intereses” nos dice Goodwin (1997:55). Todo individuo ha de proteger sus intereses. El ser humano tiene todo el derecho a preservar y salvaguardar su propiedad: su vida, su pensamiento, su libertad, y sus pertenencias privadas. Por tanto, el individuo es propietario. Acumula posesiones y compite con otros. Cuando los liberales ponen el énfasis en el derecho de propiedad, no sólo están instaurando la garantía de la independencia material del individuo, ahora propietario. La propiedad permite al individuo educarse en la autonomía y la responsabilidad de su propio destino. Por el desarrollo de sus capacidades individuales primero, y luego, por la posesión y disfrute de los bienes materiales, es como llega el ser humano a la felicidad. Moral común de autodisciplina y respeto mutuo. Podemos decir que es la culminación del optimismo antropológico del liberalismo. Es el corolario de lo dicho con anterioridad. El paternalismo protector es inaceptable. Aquellos individuos autónomos, autoperfeccionables y dotados de razón, que viven en 3 Según Vallespín los derechos fundamentales se compartimentan en dos grandes bloques, los Derechos Humanos y los Derechos Civiles. Los primeros se desarrollan a través del derecho a la libertad y a la igualdad, los segundos a través de los derechos procesales y las garantías institucionales. CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 21 libertad tendrán más posibilidades de adquirir las virtudes de la confianza en uno mismo, la prudencia, la tolerancia, el esfuerzo por conseguir mejores cosas en la vida, y también, desde el respeto a sí mismo, respetar a todos los demás. 2. CONSECUENCIAS El Contrato y la esfera privada. Ya hemos visto que la vida del ser humano puede ser caracterizada como la búsqueda de la satisfacción del interés propio. Es el interés propio e individual lo que mueve a los hombres en la sociedad. Pero como el individuo no deja de vivir junto a otros pueden surgir varias alternativas que dependen, primero, si la conducta de los ciudadanos es competitiva-agresiva o competitiva-cooperativa; y segundo, si los recursos limitados pueden o no satisfacer a todos. Para manejar todas estas situaciones de trato de unos con otros, de modo racional, el liberalismo aboga por establecer un contrato social sobre bases cooperativas que produzca beneficios para todos. Así podemos decir que el hombre vive en sociedad de forma voluntaria y consensuada. Eso sí, es una concepción débil de sociedad en la que, lo que busca es la armonía o el equilibrio de los intereses privados. La sociedad es un agregado de individuos y no una identidad específica. Es un artificio creado por conveniencia, para hacer posible la vida en común. Las actividades más importantes que el ser humano realiza tienen lugar en las esferas económica y social. Y para el liberalismo, la libertad individual, la racionalidad, la moral autodisciplinada y la satisfacción plena de sus intereses CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 22pertenecen al ámbito privado, no al público. El ámbito político es el medio en el que se dirimen los conflictos, por tanto la política es un medio y no un fin. El constitucionalismo y la ley: el Estado de Derecho. La libertad, connatural al hombre, es la única fuente de legitimidad de la autoridad política. Se elimina a la religiosidad como fuente de legitimación política. La razón nos dice que la legitimidad hay que buscarla en factores pragmáticos: el bien común. La racionalidad del Bien Común lleva a los hombres al contractualismo primero y al constitucionalismo después. La Constitución es la ley de leyes, la norma suprema del ordenamiento jurídico que controla el poder político. Además, debe existir en todo gobierno una separación de poderes para que los derechos de los individuos sean salvaguardados y se evite toda tentativa de tiranía. Las funciones del Estado, que son tres (la función legislativa pertenece al Parlamento, la ejecutiva al Gobierno y la judicial a los Tribunales de Justicia), han de estar debidamente separadas y se mantendrá un sistema de corrección y fiscalización para que cada función realice la actividad que tiene encomendada. La ley no parte del Estado hacia los individuos, sino de éstos hacia aquel. El Estado de Derecho significa tanto el sometimiento del estado a la Ley, como al conjunto de mecanismos procedimentales que garantizan la libertad de los ciudadanos y su participación en la vida política (Vallespín, 2007:79)4. Ese entramado de formalismos legales impide que el gobierno transgreda los acuerdos en detrimento de los individuos. Estos mecanismos son la legalidad de 4 El Estado de derecho vincula la política a la ley y al derecho, somete todo ejercicio de poder estatal al control judicial y garantiza así la libertad de los ciudadanos . CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 23 la Administración, la independencia del poder judicial, la constitucionalidad de las leyes y las garantías procesales e institucionales. En paralelo, la ley impide que los individuos rompan los acuerdos al actuar unos contra otros. La libertad debe ser reconducida en aras de salvaguardarla de la propia libertad. Y esto se puede hacer mediante la ley, una regla jurídica que marque los límites con exactitud. El liberalismo es la respuesta al poder arbitrario de monarcas y aristócratas que dominaron el Occidente durante siglos. Pero lo que nunca abogará el liberalismo es trasladar al otro extremo, el que ocupa el anarquismo, la cuestión de la libertad. La ausencia de ley, y de gobierno, son igualmente lamentables. En opinión de Eccleshall (2004:77), “la solución liberal consistía en cambiar el poder arbitrario, las reglas de una élite aristocrática, por un marco impersonal de derechos y libertades formalmente iguales: la norma de la ley”. La teoría liberal pone el acento en el papel de la ley como reaseguro de la libertad individual. Una libertad sin ley no es tal, es libertinaje, que es tan destructiva como no gozar de libertad alguna. No hay realidad humana sin conflicto, al menos dicen desde el liberalismo, dotémonos de las herramientas necesarias para su resolución: la ley. El propósito de un sistema liberal es establecer procedimientos que mejor contribuyan al logro de los objetivos de felicidad y libertad individuales. Gobierno mínimo y representativo. En el liberalismo, la fundamentación filosófica de la autonomía moral de la persona se desarrolla en el tiempo desde CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 24 un pragmatismo primario basado en la paz y la seguridad (Hobbes) hasta otro pragmatismo mas armado y complejo que tiene en ‘la maximización de la felicidad’ a su postulado central (Bentham y J.S. Mill). En esta ética teleológica, “el bien de las personas y, por extensión, de las instituciones públicas se define como aquello capaz de producir la maximización de sus deseos, placer o felicidad” (Vallespín, 2009:64). El binomio utilidad-felicidad en el plano individual se combina con el reconocimiento de que los otros son igualmente dignos de consideración. Así que, toda reforma social ha de maximizar la utilidad-felicidad al mayor número posible de individuos. El ineludible paso siguiente es la graduación de los bienes-placeres superiores e inferiores y luego, afrontar que la imposición de determinadas políticas puede suponer un quebranto de las tan alabadas autonomía y libertad individuales. Las preguntas que se hacen aquí los liberales son: ¿Qué tipo de fuerza y poder puede ejercerse legítimamente sobre la persona? ¿Se puede mantener la paz y el orden dado el pluralismo y el conflicto inherente a la libre competencia? ¿Cómo proteger los derechos individuales de las interferencias? ¿Cómo tomar decisiones políticas cuando hay tantos intereses individuales en conflicto? Problemas como estos hacen que el liberalismo necesite, como mal necesario, la existencia del Gobierno. La idea que tiene el liberalismo de un gobierno adecuado es minimalista: su función es la salvaguarda de las libertades civiles del hombre. Proteger la vida, la libertad y las posesiones individuales. Usando una metáfora actual, diríamos que debe ser el árbitro en el juego socioeconómico entre individuos. El pueblo es quien legitima, dando su CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 25 consentimiento, al gobierno. Nunca al contrario. El Estado es un instrumento al servicio de los ciudadanos y no al contrario, el Gobierno es necesario pero no natural. El Estado desde la esfera pública ha de proteger al máximo a la esfera privada. Este consentimiento se expresa mediante el libre acto de votar. Generalmente el gobierno basado en el consentimiento debe ser democrático. Aunque no lo implique directamente, la democracia es la mejor garantía del liberalismo, ya que la democracia como forma constitucional que limita los poderes del gobierno, salvaguarda los derechos del pueblo contra toda tentativa de tiranía, la que evidentemente coartaría la libertad. Respecto a la libertad, el gobierno deberá proporcionar las condiciones para que el hombre pueda gozar del máximo posible de libertad dentro de un marco de legalidad. Toda aquella disposición social que haga depender unos seres humanos de otros (bien sea la esclavitud o el trabajo no asalariado) es condenada. Así que, el gobierno autoritario es contrario a la libertad y ha de ser rechazado. Es en este punto donde más clara se ve la evolución del pensamiento liberal, porque ese espíritu primigenio minimalista de gobierno se ha ido convirtiendo con el paso del tiempo en una concepción más absorbente. El programa político que tiene que ser implementado tiene en cuenta la promoción de la igualdad de oportunidades, las reformas educativas, el desarrollo de las potencialidades de la persona y finalmente, las políticas sociales redistributivas. Respecto al sujeto racional, para el liberalismo el hombre político maximiza sus utilidades a través de la participación y la elección juiciosa. Con este planteamiento, está plenamente justificada la existencia de un gobierno CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 26 participativo y no autoritario. Respecto al sujeto posesivo, el gobierno de espíritu liberal tendrá la tarea de ayudarlo a satisfacer sus intereses, nunca a lo contrario. Especialmente en lo que se refiere a lo económico. Se nota mucho el ejercicio de equilibrismo que los autores liberales han tenido que hacer para poder mantener una proporcionalidad entre la dicotomía individuo y sus derechos y el Estado y sus poderes. Para evitar la concentración de poder en manos de una persona o un monopolio. Para hacerlo la forma másadecuada es el gobierno representativo, que no tendrá un papel esencial, sino instrumental; un mecanismo que preserve otros fines que sí son esenciales. Libertad de elección y de acción. Que la libertad es el valor primario para el liberalismo, y que se ha de suprimir todo lo que impide o frene la libertad individual, ya ha sido apuntado. Pero tras esto, los diversos autores liberales apuntalan la idea de que al ser la libertad la gran necesidad humana es un bien y un fin en sí misma, y no un medio para lograr un fin. La concepción liberal de la libertad ha sido identificada con la elección material como norma general y con el laissez-faire en el vértice económico: mínima regulación y máxima libertad de acción. El hombre sociopolítico verdaderamente libre, consumidor según sus posibilidades y votante racional, busca siempre el máximo en el mercado social en el que habita. Es un sujeto autónomo que quiere y sabe buscarse la vida. Contrario a subsidios e intervenciones que coartarían esa capacidad resolutiva e independiente. CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 27 Por esto, el liberalismo, desde muy pronto, unió su suerte a la del capitalismo. En un sistema de competencia económica autorregulada, el capitalismo, la independencia económica origina no sólo riqueza y la consiguiente mejora en las condiciones de vida, también independencia moral. Así, el ideal de la comunidad es que con independencia de las riquezas y el patrimonio personal que uno pueda conseguir a lo largo de su vida, por sus capacidades y méritos, todos los individuos de la sociedad liberal comparten esa misma moral, apuntada anteriormente. Por tanto, la empresa capitalista es el elemento clave del autogobierno y el principal instrumento liberal, es piedra angular de la construcción de la sociedad, a los ojos del liberalismo. La libre competencia y los méritos. Para el liberalismo todos comenzamos la vida en las mismas condiciones. Se defiende la igualdad jurídica de todos los hombres. En su teoría todos los individuos nacen con la misma razón y con los mismos derechos ante la ley. Esta igualdad no anula la competencia entre individuos, antes bien, la potencia en un contexto de igualdad de oportunidades que garantiza un resultado justo: los individuos más valiosos obtienen las recompensas. Ahora bien, como el liberalismo ha aparecido asociado siempre al capitalismo, algunos autores dudan de que alguna vez haya existido esa igualdad sustancial que luego pueda favorecer realmente la igualdad de oportunidades. Para Goodwin (1997:54-56) “la teoría liberal iguala formalmente a CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 28 los individuos, aunque los individuos reales tengan diferentes niveles de riqueza, competencia e inteligencia”5. En la teoría liberal todo parece encajar como una magnífica maquinaria de relojería. Tenemos la igualdad y la libertad de elección, tenemos individuos independientes que saben perfectamente qué quieren y cómo conseguirlo, tenemos el libre mercado y tenemos la competencia legislada, todo esto produce una justa distribución de los ingresos y los bienes. “La teoría liberal y su puesta en práctica social creen haber descubierto la clave del progreso humano. Se ha creado un sistema de organización social en donde la búsqueda individual de riquezas produce el bien común. Razón por la que se deja a las esferas económica y social que se regulen por sí mismas” (Antón, 2007:111). Lo que queda por encajar es que los individuos ganen recompensas en directa proporción a su talento y a sus méritos. El input es todo aquello que el individuo mete de provechoso en la sociedad, el output que extrae es la recompensa moral y monetaria. En teoría, el sistema liberal quiere provocar que todos los individuos, sea cual fuere su extracción social y nivel económico meta en la sociedad lo mejor de sí mismo y saque como recompensa, de este mérito, 5 Abstractas, de ficción y mitológica son los adjetivos con los que Goodwin califica la igualdad de oportunidades. CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 29 algo tangible y cuantificable. Se recompensa mejor a quien lo merece, de modo que gana más quienes más lo merecen6. 3. JANO.7 Varios han sido los padres y diversas las cunas del liberalismo. Dentro de la larga historia de la política, podemos aventurarnos a afirmar que inaugura el campo de las ideologías. Fue la primera ideología que logró estandarizarse, que escribió su propio corpus de directrices. Tras ella fueron surgiendo las otras, con su propia idiosincrasia, pero también, y en buena medida, como respuesta al liberalismo. Ese debut, parece haberle dado una posición hegemónica en el pensamiento político de la civilización occidental desde la Modernidad8. 6 Una vez más Goodwin objeta con firmeza. Meritocracia o justificación ad hoc de las diferencias irreconciliables entre ricos y pobres. Goodwin, 1997. Op. cit. pp. 54 y 55. 7 JANO. Deidad peculiar de los romanos que no corresponde a ningún dios helénico. Supone Jano un símbolo de totalización, de anhelo de dominación general. Tenía dos cabezas, por lo que se le ha considerado como el dios de las puertas, el que las abría y cerraba, protegiendo así la entrada y salida de las casas de la ciudad. Román, Mª. Teresa Diccionario de las Religiones Alderabán Madrid 1996 p. 174. 8 Sobre esta hegemonía parece haber consenso entre los autores: Goodwin, . Op. cit. p. . La corriente principal del liberalismo, perfeccionado de acuerdo a los cambios históricos, continúa siendo la ideología dominante en Occidente . Eccleshall, . Op. cit. p. . … el liberalismo es la ideología que está más íntimamente ligada con el resurgimiento y la evolución del mundo capitalista moderno. De suerte que en determinado aspectos… es la ideología hegemónica de la sociedad posfeudal… . Roberto Rodríguez, R. La Tradición Liberal en Ciudad y Ciudadanía. Senderos contemporáneos de la Filosofía Política. Edición de Fernando Quesada. Trotta 2008 p. . De hecho, constituye aquella tradición de pensamiento político que ha gozado de amplia hegemonía en la civilización occidental casi desde sus propios orígenes en la modernidad, y quizás por ello mismo, ha sido la corriente ideopolítica contra la cual se han definido y conformado buena parte de las restantes . Vallespín, . Op. cit. p. . No hay que olvidar que la misma idea de constitucionalismo moderno, con todos los contenidos que abarca –declaraciones de derechos, separación de poderes, estado de derecho, etc.- es ya una aportación liberal. Su contingencia en tanto que mera ideología política se ve compensada así por el trato de favor que en cierto sentido ha recibido por parte de la CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 30 Convirtiéndola en una especie de ideología entre ideologías, el sustrato básico y natural de todas ellas. Este tema, peliagudo y tormentoso, ha ocupado y ocupa innumerables páginas de análisis político. Tratando de delimitar claramente las líneas que se entrecruzan, dejaremos para otro momento las cosas que tienen que decirse las ideologías unas a otras9. Y nos centraremos en si el liberalismo ha sufrido el impacto de la historia en sus creencias. Comenzamos el capítulo tildando al primer liberalismo como reformista. Es cierto que la génesis del liberalismo se produjo en un entorno revolucionario (Rodríguez, 2008:9-10). La Revolución científica, la Reforma protestante, la Revolución económica con la instauración del capitalismo y, finalmente las Revoluciones políticas (en Inglaterra, Estados Unidos y Francia) son el contexto donde brota el liberalismoen la pluma y el genio de Locke, Montesquieu, Hume, Bentham, Constant, Paine y algunos otros. Los autores liberales fueron tomando elementos e interpretando de la realidad que les tocó vivir hasta dar con un núcleo ideológico y un novedoso discurso filosófico. tradición política occidental. Lo queramos o no, el liberalismo es la ideología creadora de las reglas de juego en las democracias modernas 9 Eccleshall, 2004. Op. cit. p. 51. Para Eccleshall es posible rastrear en las otras dos grandes ideologías, un buen puñado de ideas tomadas prestadas del liberalismo: Son tantas las ideas que en principio fueron liberales y que posteriormente se han moldeado en el seno de perspectivas sociales alternativas, que la ideología liberal puede aparecer hoy como desmembrada: un revoltijo de creencias que se derraman por doquier. Lo cierto es que los actuales liberales parecen estar sentados, y no muy cómodos por cierto, a caballo entre dos mundos ideológicos existentes: el conservador y el socialista . Rodríguez, . Op. cit. p. . Este acercamiento… quizá tenga su origen en la condición fronteriza entre el conservadurismo y el socialismo; condición que ha facilitado la absorción de buen parte de su ideario por aquellas tradiciones, en especial a causa de la respectiva proximidad a ellas de cada uno de sus rostros . CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 31 En el siglo XVIII a la teoría política se añade la teoría económica y el liberalismo adquiere ya una extraordinaria cota de influencia. Estamos en tiempos de Adam Smith y del nacimiento del liberalismo económico o economía política clásica. La economía se rige por una serie de leyes naturales con sus propios mecanismos de autorregulación. Efectivamente, existe una clara analogía entre el individuo y la economía. El ser humano se rige por una serie de leyes naturales como son la individualidad, su instinto de apropiación, el afán de lucro y la racionalidad. Si se le deja en libertad y sin trabas puede autorregularse y llegar a ser feliz, conviviendo razonablemente bien con los otros individuos. Del mismo modo existe una mano invisible que autorregula el mercado, la división del trabajo, la ley de la oferta y la demanda y la libre competencia. El mercado, según A. Smith, es el “punto de encuentro de los distintos intereses y voluntades individuales” (Vallespín, 2009:70). El mercado es una especie de mecanismo automático capaz de captar, si no tiene constricciones, lo esencial de las distintas necesidades e intereses. Actúa como una fuerza subliminal totipotente que surge de la conciencia colectiva de los propietarios que lo conforman, y de ese modo es el único que puede convertir el egoísmo del propio interés y de la ganancia propia en bienestar general. Pero luego de la génesis encontramos los requiebros del liberalismo. Para algunos es un pensamiento compacto y sin transformaciones, por lo tanto universalizable a todas las épocas y sociedades. Por contra, entiende Eccleshall (2004:50) que el liberalismo no es “un conjunto de creencias estáticas e intemporales que se mantiene al margen de la historia”; y Rodríguez (2008:7) que CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 32 “la tradición liberal dista mucho de constituir un cuerpo homogéneo o cerrado de ideas”. Y sigue argumentando Eccleshall (2004:71) que se equivocan los que piensan que no se ha mostrado permeable a los avatares de la historia:”El primer liberalismo, o liberalismo clásico, como ya vimos, se asociaba a la idea de un estado minimalista, es decir, la creencia de que únicamente la economía de libre mercado, sin interferencias políticas, podía salvaguardar los derechos y las libertades individuales. El liberalismo moderno, o posclásico, por el contrario, defiende ciertas medidas para la supervisión estatal de la economía y también para liberar a las personas de las intolerables condiciones sociales”. El espíritu de la época tiene mucho que ver en todo esto10. El ajetreado siglo XIX supone un serio aldabonazo al optimismo, antropológico y político, del liberalismo. Lo que comenzó como reformismo del Antiguo Régimen se ha terminado por transformar en otro monolito omnicomprensivo. El tiempo de los últimos es otro, puede, quizás quién sabe, si esa percepción positiva, por hiperracionalista, de los seres humanos esté algo desencajada, ¡son tantas cosas las que han pasado! El mundo es otro también, entre otras razones porque ese primer liberalismo ayudó a modificarlo. Y sobre todo, porque ha entrado en diálogo y confrontación con otras formas ideológicas de ver y tratar al mundo del hombre. Este último liberalismo puede desdoblarse en dos tradiciones 10 La cita es larga, pero explica perfectamente esto de que el mundo es, desde luego, otro mundo. Rodríguez, 2008. Op. cit. p. 15 …las sociedades a que da lugar el capitalismo industrial imperante hacia mediados del siglo XIX son ya muy diferentes de aquellas en las que nación el liberalismo hacia mediados del siglo XVII. El enorme desarrollo de la industria, el fin del capitalismo individual y la creación de gigantescas; la creciente importancia de las instituciones bancarias; la aparición de grandes sociedades anónimas; los nuevos métodos de organización del trabajo; a la emergencia de nuevos problemas económicos, sanitarios, educativos y laborales; la creación de diversos sistemas asistenciales y de seguridad social; el desarrollo del capital monopolista, la progresiva ampliación de los sujetos de derechos políticos y el consiguiente acceso de la ciudadanía a la política; el nacimiento de los partidos y los sindicatos de masas; la creciente racionalización, burocratización y oligarquización de la vida económica y política, o, en fin, el aumento de la intensidad y conflictividad de la lucha por el poder y la influencia política, … . CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 33 distinguibles: el liberalismo social y el neoliberalismo conservador. Diferentes programas de desarrollo, un mismo ideal. Se mantienen las praevia positio, se reinterpretan las implicatio. Estos distintos movimientos tratarán de apuntalar, unos, y reformar, otros, ese liberalismo omnipresente al que ya acosan otras ideologías. Nos encontramos con el Liberalismo Democrático defendido por Toqueville o John S. Mill por ejemplo, de corte ilustrado, que “propugnaban la libertad de pensamiento, de expresión y de asociación, la seguridad jurídica y política de propiedad y el control de las instituciones políticas mediante una opinión pública informada. Todo ello debería alcanzarse mediante gobiernos constitucionales basados en el concepto clave de la soberanía popular” (Antón, 2007:116). Frente a estos el Liberalismo Doctrinario en De Maistre o Guizot, por ejemplo, que se enrocan en lo más clásico de lo clásico, mirando hacia el conservadurismo. La llegada del siglo XX, ahora sí, cambia por completo la fisionomía del liberalismo. El mundo es ya un lugar muy grande y son varias las ideologías que se ocupan de su funcionamiento y que pugnan por habitar en los pensamientos de los ciudadanos. Las relaciones entre los países se vuelven cada más compleja, hasta el punto de que aparecerán terribles totalitarismo de diverso cuño. En los países democráticos se reordena el ámbito de la representatividad política y la redistribución de la riqueza es intervenida, en mayor o menor medida, por el Estado. Con el crack del 29 muchos reconocieron que el liberalismo económico clásico dejado a su libre albedrío era catastrófico. El Estado erallamado irremediablemente a intervenir económicamente y corregir la deriva del CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 34 capitalismo. F. D. Roosevelt y su New Deal, en la Norteamérica de entreguerras, es el ejemplo más conocido de esto. Tras la Segunda Guerra Mundial se llega a una especie de entente tácito para remar en la misma dirección: es el tiempo de gloria de J. Maynard Keynes y el Estado del Bienestar. Pero como en todo armisticio que es inestable, la paz política se truncó con la Crisis del petróleo de la década de los setenta. El neoliberalismo que surgirá de esta época retoma en cierta medida el mismo doble camino del s. XIX, que había sido semiabandonado en gran parte del s. XX. Frente a la misma realidad sociopolítica, los liberales hacen una valoración crítica diametralmente opuesta. Para algunos teóricos, Hobhouse, Hobson, Dewey, Keynes, Rawls, Bobbio o Dworkin entre otros, habría que dar una respuesta al endurecimiento de las condiciones vitales y laborales. No se podía seguir manteniendo impasiblemente esas posturas clásicas que lo que realmente hacían eran dar cobertura al enriquecimiento de una minoría frente al empobrecimiento de la mayoría. Pero otros teóricos, Spencer, Croce, von Mises, Hayek, Sartori o Nozik entre otros, lo que veían era una proliferación del intervencionismo, un reformismo social desembocante en el Estado del Bienestar, y el fomento de la pasividad del individuo que se ha convertido en adicto dependiente de las subvenciones del Estado. En tiempos del eje transoceánico Reagan-Thatcher, estos últimos son los claros vencedores y los que marcan los destinos de la geopolítica mundial: desregulación del mercado laboral, privatización del sector público, autorregulación del mercado y CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 35 militarismo imperialista. Responder a todo los nuevos sucesos con las consideradas seguras recetas de siempre, parece ser el espíritu del neoliberalismo conservador hegemónico, más aún tras la catástrofe del 11S. El liberalismo no ha intervenido en la realidad previa a su primera conformación, se amoldó a lo que en ella iba surgiendo, la fue interpretando para luego ir conformándose. Pero sí que ha intervenido, y mucho, en la realidad que desembocó en las segundas de sus definiciones. Ambas posiciones liberales han ido desgranado sus enmiendas al modelo clásico a lo largo del siglo XIX y XX. Y todavía ahora, en el incipiente siglo XXI ambas líneas siguen progresando y separándose. Y es que son tan diametralmente opuestas que cuesta creer que tengan ancestros intelectuales comunes; y que la conclusión de Eccleshall (2004:74) de que “los primeros y los últimos liberales han defendido programas distintos para lograr el ideal de una comunidad uniclasista de ciudadanos que se gobiernan a sí mismos”; sea difícil de entender. Aunque como veremos en el siguiente capítulo, el neoliberalismo clásico, puede ser perfectamente enclavado en la ideología conservadora. Epílogo Deliberadamente he dejado para el final de esta disertación sobre el liberalismo el asunto del talante liberal. Aquella actitud mental de una persona civilizada y tolerante, de ‘mente abierta’, defensor acérrimo de la libertad, contrario enérgico contra todo aquello que signifique prohibir y clausurar, que se CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 36 siente y ejerce como sujeto racional, libre de todo prejuicio, incluso defensor de causas en las que los derechos de las minorías se ven menoscabados. Ese prohombre que está en contra de todo tipo de autoritarismo, que se opone con firmeza a aquellas prácticas que descalifican a determinados grupos sociales como postergados. Creo importante distinguir esta hexis11 liberal del liberalismo como conjunto de creencias o credo político. Cierto es que en sus orígenes, sus primeros partidarios quisieron cultivar esa imagen de sujetos magnánimos que preferirían el diálogo racional a la imposición abstrusa o al extremismo ideológico. Pero este talante no ha sido siempre, ni es ahora actualmente, una propiedad exclusiva de los adeptos al liberalismo. Seguro que un buen puñado de socialistas estarán de acuerdo con este temperamento o, incluso, dirán de él que es el modo de ser del auténtico progresista. Entonces llegará la confrontación por los derechos de apropiación y legitimidad sobre ese talante. Ese es, a mi entender, otro debate. 11 Aranguren, J.L.L. Ética. Alianza Editorial AUT/19. Páginas 22 y 23. El filósofo español distingue en su caracterización etimológica de la ética entre el êthos y la hexis. La hexis, como talante, modo de vivir anímico, temperamento o constitución, es el sentido previo y natural del êthos. Éste es mucho más profundo que el anterior y tiene que ver con el modo de ser del individuo, de situarse en la vida; es el carácter del hombre forjado a través de su vida por los actos. CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 37 CONSERVADURISMO Vishnu CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 38 El comienzo de la reflexión sobre el conservadurismo comienza con la determinación de si es o no es una ideología propiamente dicha12, si es un cuerpo estructurado de ideas y directrices o son un conjunto, más o menos coherente, de intuiciones o disposiciones. No parece éste, desde luego, un tema menor habida cuenta de las opiniones encontradas al respecto. Algunos autores no ven impedimentos para situarlo en la lista de las ideologías y otros dan el visto bueno para poder encajonarlo en su sitio pero con matices. Si seguimos los parámetros de los que entienden que el conservadurismo es más un hábito mental que una doctrina política, y que prefiere ceñirse a lo concreto en vez de teorizar; entonces, dice Eccleshall (2004:84) que, encajaría en los parámetros de una preferencia subjetiva hacia una forma de vida establecida. Pero este autor no está de acuerdo con este aserto. A primera vista sí que puede parecer simple, pero al revisar los conceptos evitando el maleado uso diario que se hace de la etiqueta ‘conservador’ aparecerá otra cosa. Estamos otra vez en nuestra escalera de Escher al encontrarnos con que cada ideología habla favorablemente de sí misma y en forma contraria de las demás, desde sus también posturas ideológicas. No parecen quedar instancias prístinas de argumentación y crítica objetiva. Volvamos a nuestro asunto, para 12 Goodwin, B. El uso de las ideas políticas. Península Barcelona 1997; y también Lleixá, J. El Conservadurismo en Manual de Ciencia Política. Miquel Caminal Badia (Editor) Tecnos 3ª Edición Madrid 2007. Goodwin, apoyándose en Mannheim, afirma (p. 181), que el conservadurismo no es una ideología explícita o constructiva. Más adelante, (p. 206), lo denomina como una especie de camaleón entre las ideologías, diciendo además que es una ideología esencialmente incompleta e insatisfactoria. Lleixá también aporta la conceptuación de Mannheim (p. 124 y p. 126) en ‘El pensamiento conservador’ (1929), que afirma que es un estilo de pensamiento, que a continuación adoptará una u otra coloración, uno u otro contenido ideológico concreto a lo largo de la historia. Bealey en la entrada ‘conservadurismo’ de su Diccionario, en la página 90 para ser exactos, va mucho más lejos y determina que es la negación de la ideología. CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 39 Eccleshall (2004:85) sí es con pleno derecho, una ideología, por ser un conjunto de creencias que determinados grupos socialesempezaron a articular en un momento histórico concreto. Goodwin (1997:182) argumenta sobre este asunto de forma hipotética: Si el conservadurismo puede ser presentado como una ideología, esto se debe a que se deriva de un pequeño número de creencias e intuiciones que forman una concepción del mundo coherente. El conservadurismo tiene un punto de origen en la historia: el tiempo posterior a las revoluciones, el pensamiento ilustrado y todo el entramado ideológico que surgió a raíz de las mismas. La ideología política conservadora surge como un impulso reactivo frente a estas revoluciones (Lleixá, 2007:125). Una reacción que abarca lo social, lo político, lo intelectual y lo moral. Los conservadores entienden que la Revolución rompió el orden natural de las cosas. Las rupturas revolucionarias desencajan las estructuras del gran organismo que es la sociedad. La época de las Luces, su racionalismo, la defensa de los derechos naturales del hombre, truncaban el funcionamiento ordenado de la sociedad. ¿Cuáles son, entonces, estas creencias, de las que hablan los expertos? 1. LOS PILARES BÁSICOS. La imperfección humana. Los conservadores suponen que la naturaleza humana es débil, egoísta e irracional. La debilidad del ser humano, su fragilidad y tendencia al egoísmo y al juicio erróneo, es algo que no podemos dejar de tener en cuenta. Eccleshall (2004:101) rastrea estas ideas hasta el siglo XVI y R. Hooker con su teoría del pecado original como razón del pesimismo humanista. El hombre es incapaz de autogobernarse CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 40 o incluso llevar una conducta sociable y moral, cuando falta un elemento coercitivo. En este contexto es celebérrima la sentencia de Thomas Hobbes: homo hominis lupi, el hombre es un lobo para el hombre. La desigualdad es ineludible. La igualdad es antinatural e imposible. Existen tres niveles de desigualdad: Los hechos inmutables de la biología humana en cuanto a la corporeidad, las habilidades y destrezas y las energías. La diversidad individual en el carácter, el talento, el pensamiento y las ambiciones. Las diferencias económicas en cuanto al acaparamiento de recursos, propiedades, dinero y, por tanto, de poder. El hombre no posee derechos naturales. El hombre pre-social (Lleixá, 2007:126-127) y su libertad no existen, no existieron nunca; el contrato acordado in illo tempore, por tanto, tampoco ocurrió. Por consiguiente, los derechos naturales del hombre, y la libertad abstracta, son una falacia del racionalismo iluminista. Lo que existe son los derechos y las libertades concretas recibidas en herencia de nuestros antepasados. Contra el cambio. Respecto a este punto existe una importante divergencia entre los autores expertos. La propia etiqueta de la ideología adelanta el concepto clave sobre el que pivotará gran parte de la reflexión conservadora: preservar el orden. Por eso la ideología conservadora se siente interpelada a criticar y a enfrentarse de manera sistemática con las otras ideologías, tratando de impedir que éstas alteren lo que CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 41 consideran el rumbo natural de las cosas. Es importante, y antes que nada, reafirmar las instituciones naturales existentes (Molina, 2008:27-28), incluso defenderlas de todos aquellos que quieran modificarlas. ¿Es posible que la sociedad pueda algún día eliminar sus imperfecciones mediante el progreso? Los conservadores creen que no y para apuntalar su creencia argumentan con la experiencia histórica. La Historia es una gran maestra que ofrece importantes lecciones a quien quiera oírla. Los conservadores la prefieren a un hipotético futuro de progreso. Pero a decir de Eccleshall (2004:87), el oponerse al cambio está lejos de ser una instancia inamovible, y por supuesto, que no se trata del ingrediente crucial del conservadurismo. Goodwin argumenta que el estar en contra del cambio sí es una posición nuclear del conservadurismo. Rastreando a lo largo de la historia de la filosofía y la política respecto a las creencias e intuiciones de corte conservador, podemos llegar a concluir que los conservadores no gustan del cambio. Es más, cuanto mayor sea el cambio, peor el mal. Y es que piensan que todo cambio equivale a la decadencia o presagia la disolución el caos. Visto desde otro ángulo: están convencidos de que la estabilidad, la paz y el orden son los ideales que hay que promover y defender, los que conformarán la mejor de las sociedades. La estabilidad en el orden natural de las cosas es el objetivo a perseguir. A lo sumo, se permiten los ajustes, ya que no se pueden predecir las implicaciones que traerán los cambios. Goodwin (1997:183-184) ofrece los que supone son argumentos conservadores contra el cambio. Estos pueden resumirse como sigue: CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 42 Imprevisibilidad. Nada ni nadie puede asegurar a ciencia cierta que los cambios producirán mejoras en la sociedad. Todo cambio es arriesgado, puesto que el efecto de la reforma no puede predecirse con precisión, y por consiguiente no puede determinarse por anticipado si es deseable o no. No se puede prever los resultados que tendrá una innovación social. Hay que respetar a la tradición. Las formas políticas y sociales existentes, si están basadas en la solemne y sagrada tradición, deberían conservarse sin alteraciones. Es la tradición la que crea la continuidad social, y ésta su vez, fomenta la tranquilidad y la seguridad, que es lo que en el fondo desean los seres humanos. El tiempo es el mejor de los jueces. Entonces, lo que se preserva en el tiempo será, por supuesto, el mejor los sistemas posibles. Por lo que no deben realizarse cambios porque lo que existe es bueno ¿A qué se debe este tesón tan contrario al cambio, hasta el punto de pensar que cambiar es degenerar? Los conservadores están convencidos de que la realidad posee una esencia inmutable y de valor (Goodwin, 1997:185), esencia que hay que proteger y preservar de los cambios. Existen, ciertamente, una serie de verdades inmutables que han de ser las guías para la moral y la política para todas las épocas. Este asunto no queda zanjado aquí, como se verá a continuación sigue estando presente. Dios e Historia. El pensamiento conservador tiene profundas raíces en la historia de la humanidad. Y aunque en su moderna constitución optara por anatemizar la ideología política por ser ponzoñosa y manipuladora del orden correcto que ha de estar justamente CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 43 establecido, nunca jamás, en su historia, parece haberse desprendido de la impronta que la ideología religiosa impregna en todas sus creencias, véase si no el indeleble sello que Hooker ha dejado en las almas de los conservadores. Efectivamente, el conservadurismo y la religión cristiana son corrientes paralelas que, incluso vistas de cierto punto de vista cenital, pueden ser una y la misma. Sabemos que comparten la misma concepción pecaminosa del ser humano: la humanidad está fundamentalmente podrida y débil (Goodwin, 1997:196). Junto a esto encontraremos, eso lo veremos a continuación, la proverbial necesidad de un mesías político que guía a los descarriados al orden justo. Si de Hooker incorporaron, a la ordenación del mundo, los principios morales establecidos por Dios; de Burke incorporan, algo que no es abstracto, la experiencia de la historia, la herencia adquirida. Si la individualidad es imperfecta, en la tradición y el acumulo corporativo de costumbres está la sabiduría. Por eso la tradición es el reservorio de sabiduría13, un depósito de la inteligencia colectiva y de los valores auténticos, acumulada durante siglos que hay que conservary reverenciar. Porque además, las leyes y las instituciones son su magno resultado. En la historia están los ejemplos que lo corroboran. Así que, para los conservadores la sociedad debe evolucionar dentro de un orden moral trascendente. En la retórica conservadora los conceptos ‘evolución’ o ‘ajustes’, quizás ‘reforma’ son plenamente admisibles. Sin embargo, ‘progreso’ y ‘cambio’ tiene una carga de radicalismo inaceptable. Desechar la sabiduría práctica de las 13 Eccleshall. Op. Cit. Págs. 102 y 104. También en Lleixá. Op. Cit. Pág. 127. Finalmente, del orbe anglosajón salta este pensamiento hasta el orbe germano del romanticismo. Savigny afirma que el origen del derecho radica en la ‘consciencia común del pueblo, y la costumbre crea históricamente su propio régimen (Lleixá. Op. Cit. Pág. 128). CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 44 generaciones (Eccleshall, 2004:104) a favor de quimeras sin contrastar históricamente es intolerable para el conservadurismo de todos los tiempos y lugares. 2. VISHNU.14 No solamente el conservadurismo es una ideología, sino que, para Eccleshall (2004:102-104)15, en lo referente al modelo de Estado y Sociedad, tiene dos articulaciones clásicas: la variante libertaria y la variante orgánica. El conservadurismo libertario adopta ideas que han sido promovidas por el liberalismo: aboga porque el Estado no intervenga en la economía, defiende el mercado libre y la propiedad privada. ¿Por qué ocurre esto?: la economía libre fomenta la autodisciplina y vigoriza la fibra moral de los individuos (Eccleshall, 2005:90). El conservadurismo orgánico no comparte este modelo social. Abogan por una sociedad interconectada jerárquicamente que se vincula mediante un entramado de derechos y obligaciones. En su cúspide nos encontramos a los ricos y pudientes, que además de tener el poder tienen la responsabilidad del bienestar y protección del resto de la pirámide. Este modelo de origen claramente medieval y se fundamenta en la ‘nobleza obliga’ y en el paternalismo benefactor aristocrático. 14 VISHNU ‘El Conservador’ es la más importante deidad hindú, que junto con Brahma (‘El Creador’) y Shiva (‘El Destructor’) forman la Trimurti. Se nos aparece como el gran protector del universo, cada vez que se tambalea el orden, él se encarna para restablecerlo. [Román, Mª. Teresa Diccionario de las Religiones Alderabán Madrid 1996 Pág. 312] Se le representa en forma humana, como un hermoso joven sonriente de piel azul intenso, cuatro brazos y tiara en la cabeza; cabalga sobre el águila celeste Garuda y reposa sobre la serpiente de mil cabezas, símbolo de lo infinito. [Román, Mª. Teresa Sabidurías orientales de la antigüedad Alianza Ensayo 235 Madrid 2004 Pág. 252] 15 En la página 97, Eccleshall, también aduce que rara vez se manifiestan en estado puro. CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 45 ¿No hay, entonces, un choque entre ambas posturas? Eccleshall (2004:93) soluciona este problema negándole a la ideología conservadora una identidad-eje central sobre la que pivote todo el entramado ideológico. Así el auténtico pensamiento conservador se presenta como un híbrido entre ambas tendencias. Goodwin lo llama, simple y llanamente, pragmatismo. Hay que preservar el orden a cualquier precio y evitar las reformas radicales. Ese fin justifica los medios. El pragmatismo es el único método político válido. Los conservadores pueden abogar por políticas diferentes, incluso contradictorias en épocas distintas, en pos de un objetivo: preservar lo bueno de la sociedad, la cohesión y el status quo. Este pragmatismo es el vínculo que existe entre el conservadurismo y el neoliberalismo clásico (Goodwin, 1997:197,202-206)16. Si contamos con la concepción negativa del hombre, la posición central de la autoridad, y el papel de la religión en la sociedad y el gobierno de los hombres, Hobbes es, desde luego, un conservador al pié de la letra. Edmund Burke, en el siglo XVIII, es considerado como el más importante de los teóricos políticos conservadores, más si cabe si tenemos en cuenta su papel fundamental, no directa pero sí ‘espiritual’, en la Carta fundacional de los Estados Unidos de América. También John Adams en Estados Unidos y Joseph de Maistre en Francia son afamados conservadores de su época dorada. Ya en el s. XX, se considera al neoliberal conservador Frederik von Hayek como el más importante representante de esta ideología; pero para ilustrar hasta qué punto puede ser difícil 16 A Goodwin le parece que el conservadurismo no tiene suficiente empaque para dar forma a un corpus original, así que ha de tomar de las otras fábricas de ideas lo que ella no tiene, especialmente en lo que a la economía se refiere. Este es lo que ha difuminado la frontera entre el conservadurismo y los liberales. CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 46 etiquetar como conservadores a determinados autores y a determinadas obras, el inglés Michael Oakeshott, conservador de corte más clásico, critica duramente al anterior por introducir la racionalización en las entrañas del conservadurismo. 3. CONSECUENCIAS Sociedad de estructura dominante. La sociedad es un organismo históricamente regulado que se vertebra de forma natural por una jerarquía (Lleixá, 2007:137). Efectivamente, los conservadores abogan por una sociedad clasista o jerárquica, en donde la autoridad de la élite ha de derramarse hasta el fondo de la pirámide, el pueblo. Algunos hombres son innatamente “superiores” a otros, así que no sólo es lógico que gobiernen, sino que es lo natural. La élite del gobierno y la sociedad jerárquica no igualitaria dividida en clases son consecuencias necesarias de la naturaleza humana. Las diferencias de clases no tienen que dar forzosamente lugar a conflictos sociales o desórdenes puesto que todos pertenecerán a clases a las que por naturaleza les corresponde pertenecer, y la armonía orgánica reinará entre las clases. Cada clase ejerce su función y ocupa su sitio correspondiente en el orden social. Es el modo en el que éste funcionará correctamente y en armonía: es la analogía orgánica en palabras de Goodwin (1997:190). El conservadurismo no se contempla a sí mismo como una forma excluyente de plantear la sociedad. Todos tienen sitio en la sociedad conservadora, pero cada uno debe estar en el lugar que la naturaleza y la tradición dispongan. Por tanto, la nivelación social es imposible y si se intenta de llevar a cabo el resultado será la tiranía. Por tanto, también CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA II IDEOLOGÍAS Fco Javier Benítez Rubio 47 la nivelación económica es impracticable y si se intenta de llevar a cabo el resultado será el estancamiento socioeconómico. Así que no hay nada loable en una sociedad igualitaria. Ha de existir un orden social donde cada cual ha de jugar el papel que le corresponde. Sociedad de estructura meritocrática. El debate entre el conservadurismo y la democracia ha ido adquiriendo, a lo largo de la historia, tintes de ferocidad dramática que sobrepasan con mucho las pretensiones de este trabajo. Sí podemos apuntar que si la democracia es aquella forma de gobierno que trata de imponer el igualitarismo de masas, que es una igualdad antinatural para los conservadores, y encierra además un principio nivelador que trata de sustituir la virtud del esfuerzo y la búsqueda de méritos por la mediocridad y el plebeyismo (Lleixá, 2007:137), entonces, los conservadores no estarán nunca a favor de ese modelo de democracia. Si el pueblo no se esfuerza, no trata de mejorar y medrar aceptando el lugar
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