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El Príncipe Juguetón……. 1 El Príncipe Juguetón……. 2 El Príncipe Juguetón……. 3 "Un hombre no puede someterse a una mujer y seguir llamándose a sí mismo hombre." — Rey Attor de Var. Los Príncipes fueron criados por un hombre muy severo quien les enseño que el amor no existe...especialmente en el de amar a una sola mujer. Educados para nunca tener a una compañera de vida, estos hombres haran todo lo posible por cumplir con las expectativas del desaparecido Rey Attors y nunca se enamoraran. Arriesgarse... El Embajador Real, El Príncipe Quinn, no está en búsqueda de una relacion seria. De hecho esta satisfecho con solo divertirse, nunca toma nada en serio excepto su trabajo. sin embargo, cuando la Dra. Tori Elliot es enviada al palacio para realizar una pruebas de unas armas biologicas, parece que no puede permanecer lejos de ella. O no hacerlo ... Tori Elliot justo acaba de terminar su ultimo trabajo y esta a punto de tomar una vacaciones que tanto necesita. Pero cuando la Agencia de Inteligencia Humana detiene su nave y la obliga a que sea lider de un equipo en algun remoto planeta, ella sabe que por su propio bien es mejor que no lo rechace. Como siempre siendo una profesional, sabe que esta ahi para hacer su trabajo no importa cual sea, actuara como una profesional Al encontrarse con el Príncipe Quinn, su cuerpo es presionado contra otra mujer en los salones del Palacio, Tori sabe que no es hombre para ella. El Embajador es demasiado insoportable y demasiado sexy. Luchando contra su deseo, Tori intenta hacer su trabajo mientras intenta no ceder ante el inquieto Príncipe Var... El Príncipe Juguetón……. 4 Capítulo Uno Tori Elliot, una importante científica, abrió la boca. El corazón le latía furiosamente en el pecho, golpeando con tanta fuerza que le hacía eco en los oídos. Por un momento, no pudo emitir sonido alguno mientras mantenía los ojos fijos al frente. Hubo una dramática pausa y todo a su alrededor estaba completamente en silencio. De repente, la música terrestre del siglo veinte subió y su cuerpo desnudo se puso en movimiento. Cantando la melodía en el frasco de enjuague bucal convertido en micrófono con su espejo como audiencia. Después de unos cuantos compases, dejó caer el enjuague bucal y bailó y cantó alrededor de la cabina metálica. Lanzando sus brazos al aire, salvaje y despreocupadamente, mientras se vestía lentamente. La nave en la que estaba, pertenecía a la Comisión de Ciencia Exploratoria. La ESC1 contrataba personal y científicos independientes para las grandes corporaciones, mayormente contratando trabajo ecológico con las empresas mineras y grupos ambientalistas ricos. La nave había estado viajando a través del profundo espacio durante semanas y justo ahora estaban alcanzando el borde exterior del cuadrante Y. A Tori, realmente no le importaba dónde se encontraban. Su último trabajo, probando compuestos minerales, catorce mil pies por debajo de la superficie de hielo de Sintaz, había sido un gran éxito. Con los bonos que la empresa de perforación le había dado, había conseguido suficiente crédito espacial como para mantenerse con gran estilo durante al menos un par de años. Tomaría ese dinero y tendría un largo tratamiento de spa durante todo un mes en Quazer mientras descubría cual sería su próximo movimiento. El material negro, pegado a la piel, se estiraba mientras empujaba sus brazos dentro. El traje se moldeaba a su cuerpo, cubriendo sus brazos y piernas por completo. Aun cuando técnicamente no trabajaba para la ESC, siendo una profesional independiente, se esperaba de ella que vistiera el uniforme cuando era contratada a través de ellos. Todos venían con un transmisor cosido en el cuello en V, por lo que la compañía podía encontrarles si alguien se perdía. Había siempre cierta cantidad de riesgo en lo que ella hacía, pero las recompensas científicas bien valían la pena. Además, ella nunca tomaba riesgos innecesarios. —Dra. Elliot. —¡Ah! ¡Mierda! —Tori brincó—. La música terrestre se apagó automáticamente al tiempo que la voz invadía su privacidad. Volviéndose hacia el espejo redondo de la cabina, rápidamente se alisó el pelo revuelto y lo arrojó sobre sus hombros. Se puso de pie, mirando la brillante superficie. Brillaba ligeramente, convirtiéndose en una pantalla. Su reflejo fue sustituido por el del asesor principal de la nave del ESC, el doctor Fontaine. —Buenos días, doctor Fontaine, —respondió Tori, manteniendo una rígida expresión profesional—. Su corazón patinaba alrededor de su pecho al asustarse en medio de su número de 1 Siglas en ingles Exploratory Science Commission. El Príncipe Juguetón……. 5 baile improvisado. Eso sería lo último que ella querría que vieran sus colegas. —¿Está todo bien, Dra. Elliot?, —Preguntó Fontaine—. Era un hombre mayor con pelo negro canoso. Llevaba el traje negro de la empresa cubierto por una bata blanca de laboratorio. Tori no había tenido mucho contacto con él en Sintaz, ya que él se quedaba en la superficie mientras ella iba debajo del suelo con su equipo. —Se ve sonrojada. —Estuve corriendo durante mis tempranas horas de gimnasio. —Respondió Tori obedientemente—. Ok, era una extensión de la verdad, pero ella había sudado. Además, realmente odiaba correr en sus horas de gimnasio. —Ah, muy bien, —respondió Fontaine, despidiendo fácilmente su pregunta. —Escuche, tenemos una pequeña situación. La Agencia de Inteligencia Humana viene a bordo para comandar nuestra nave. Ellos han solicitado que todos los registros del personal les sean entregados de forma inmediata y nosotros hemos accedido. Nos han asegurado que esto sólo debería retrasar el viaje por unos días como mucho. —¿Qué quiere la HIA2 con un grupo de científicos? —preguntó Tori, ligeramente preocupada.—¿Sospechan de algo a bordo? —No tengo todos los detalles, doctora, pero parecían insistentes en que se trata de una emergencia intergaláctica. Han solicitado que usted dirija el equipo. —Espere, ¿qué equipo? —Exigió Tori—. ¡Maldita sea! Ella estaba de vacaciones a partir de finalizar de su última asignación. No estaba lista para tomar otro trabajo tan pronto. Además, no había firmado un contrato con la ESC. ¡No podían obligarla a hacer nada! Manteniendo su nivel de voz, dijo: —Yo no soy del personal. ¿Por qué fueron entregados mis registros privados? A partir de la finalización de mi última misión, soy técnicamente un pasajero civil. —Lo siento, doctora, ellos tienen una orden intergaláctica. No tuvimos otra opción más que darles todas las aptitudes profesionales de los científicos a bordo. —La expresión de Fontaine no decía nada, pero ella tampoco lo esperaba. Si la HIA quería que ella dirigiera un equipo, ella sabía que tendría que dirigirlo. Podrían pagarle, pero no estaba feliz por ser obligada a hacer un trabajo. Técnicamente, le estarían brindando una „elección‟, pero si se negaba ellos podrían convertir el resto de su carrera en una pesadilla. Cuando terminaran con ella, tendría suerte de conseguir trabajo enseñando a niños escolares en una división científica en algún planeta remoto. De acuerdo a Fontaine que dijo que tan sólo serian unos días de retraso por lo que no debería ser tan malo. Probablemente tendría una nave cisterna de mineral líquido accidentado en una zona aislada o algún otro tipo de desastre ecológico. ¿Por qué, qué otro ploblema la necesitarían? Sus especialidades eran la biología alienígena y la geología. Permaneciendo profesionalmente en calma, afirmó, —Muy bien, doctor Fontaine. Por favor, infórmenme cuando lleguen. Me gustaría recibir la información sobre mi nueva asignación tan pronto comosea posible para poder prepararme. —Gracias, doctora, — dijo Fontaine—. Su buena voluntad será tomada en cuenta y apreciada. —Doctor, — dijo Tori, asintiendo con la cabeza—. El espejo destelló y ella estaba una vez más a solas con su reflejo. 2 Siglas en ingles La Agencia de Inteligencia Humana. El Príncipe Juguetón……. 6 Conteniendo el aliento, dijo entre dientes, —Buena voluntad: ¡mi culo! ¿Qué era lo que la HIA quería con ella? No tenía ganas de trabajar. Necesitaba un descanso, unas largas y relajantes vacaciones, en un lugar que no tenga temperaturas árticas durante todo el año. Tori suspiró, su buen humor enfriado por el giro de los acontecimientos. La música comenzó de nuevo en donde se había apagado, pero ella ya no estaba de ánimo. Irritada, llamó, —Música fuera. Cama. La música se apagó y una estrecha cama se deslizó fuera de la pared metálica de la cabina. Se arrojó sobre el rígido colchón con un ruido sordo. Gimiendo pesadamente, se quedó mirando fijamente el techo de metal con abatimiento. Con un gruñido, se volteo de espalda a la habitación, mirando a la pared de metal. —Falta mucho para mí tiempo libre. **** —Este es el planeta Qurilixen, —dijo Franklin, como le pidió a Tori que le llamase. Franklin señaló en un mapa de tercera dimensión que flotaba por encima de la mesa. La pequeña esfera, de color rojo transparente, giraba lentamente entre ellos. No había muchos cuerpos de agua que pudiera ver, pero había una cadena de montañas y abundante superficie forestal. Era muy posible que los densos bosques escondieran ríos y pantanos. Por la altura aparente de los árboles, Tori suponía que estaban rodeados por un exceso de humedad. Franklin era el director de misiones con la ESC. De acuerdo con él, Tori era ahora una empleada temporal de la HIA y el su nuevo jefe temporal. Su pelo bien recortado, marrón oscuro estaba estilizado en un perfecto corte militar y caminaba con rígido propósito. Era joven para ser un director, pero eso no le impedía darle órdenes confiadamente a quienes le rodeaban. Tori había conocido a los de su clase con anterioridad, todo trabajo, nada de juegos. No es que hubiera nada malo en ello. Ella era de la misma manera, mientras estuviera trabajando, Okey, la mayoría de las veces lo era. —Y aquí, —continuó Franklin— la cadera de Frank encaramada en el borde del escritorio, mientras señalaba en la esfera flotante —está el palacio Var. Donde vamos a aterrizar y hacer contacto con mi agente. —Discúlpeme, señor, —interrumpió Tori—. Miró el mapa y luego a él. —Pero porqué, exactamente, ¿estamos aterrizando en Qurilixen? Tengo que escoger y preparar un equipo, empacar mis suministros, trabajar en obtener los permisos. Con el fin de hacer todo eso, necesito saber con qué nos enfrentamos. —Todo lo que necesita ya se ha montado para usted, Dra. Elliot. En cuanto a su equipo, usted estará al mando de todos los científicos a bordo de esta nave por la duración de esta misión. — Franklin hizo una pausa y Tori instantáneamente llenó el silencio. —Pero, hay cerca de un centenar de científicos en esta nave, tal vez más. Usted no puede pretender que yo los comande a todos. —Sí, lo creo, —declaró con facilidad, como si fuera un hecho cotidiano recibir una enorme asignación capaz de romper con su carrera como esta. El Príncipe Juguetón……. 7 Tori tragó. Incluso si fuera sólo por unos días, el hecho de que la HIA la escogiera de entre cientos para manejar su "Emergencia intergaláctica" haría volúmenes por su expediente, por no hablar de sus exigencias de pago. Trató de no estar nerviosa. Ella no podía estropear esto, lo que fuera. Se preguntó qué parte de su expediente laboral les había impresionado. ¿La categorización biológica en Denat 7? ¿El tiempo en que ella fue el segundo al mando y ayudó a limpiar el derrame de minerales en Merca? ¿Sus numerosas publicaciones sobre la secuenciación del ADN y su aplicación a la ciencia moderna de exploración? —Es una tarea sencilla y será provista con los mejores equipos y equipo de protección que la HIA puede ofrecer. — Franklin le sonrió—, pero la mirada apenas pasó como agradable. —Yo le ofreceré toda la ayuda que pueda. Todo lo que le pedimos es que sea rápida y eficiente. Quiero que entres y salgas de allí rápidamente. La discreción es una clave vital en este asunto. Tori ocultó su sonrisa. ¿Cómo de discreto era el enviar a bajar un centenar de científicos a un planeta primitivo? —¿Y cuál sería esa "simple" asignación? —Tori insistió. —Uno de nuestros agentes ha detectado un armamento biológico de Ranoz. Creen haber encontrado el arma intacta. Será su trabajo examinar el palacio Var y a todos los que han entrado en contacto con esa caja para ver si han sido contaminados. También será su trabajo asegurarse de que la situación está contenida. —Franklin una vez más hizo una pausa y Tori se preguntó si lo estaba haciendo para el efecto dramático. En realidad, no era necesario. Lo que dijo fue lo suficientemente dramática por si solo. —Va a tener el equipo abajo con usted por un día. Espero que los utilice de manera eficiente y consiga hacer el trabajo en ese tiempo. Tori asintió, ya haciendo una lista de la cadena de comandos en su cabeza. —¿Eso es todo? —No, —continuó Franklin—. Después de un día la mayor parte de los científicos volverá a bordo. Nos gustaría que usted se quedara atrás con un equipo de no más de tres. Necesitamos que ejecute una exploración de los alrededores de la zona pantanosa para ver si hay algo que mi agente pueda haber pasado por alto. Estimo que sólo debería tomar poco más de un mes explorar los alrededores. Tori le escucho con una sensación de asombro. —Está bromeando. Me informaron que el trabajo solo tardaría unos días. No tengo tiempo para… —Nunca bromearía sobre algo tan serio, —respondió Franklin con firmeza. Tori dudaba que el hombre bromeara acerca de cualquier cosa. —Y la ESC me aseguró que no se le espera en ningún otro lugar. Dijeron que se negó a firmar otro contrato y que estaba planeando tomar unas vacaciones. Yo diría que salvar vidas tiene prioridad sobre esos planes, Dra. Elliot. Me tomé la libertad de cancelar su habitación de hotel en Quazer y todos los planes de vuelo. Los rembolsos se han acreditado a su cuenta, así como un fuerte adelanto de la HIA para hacer esto. Le sugiero que acepte la tarea como voluntaria, Dra. Elliot. Si tenemos que obligarla a que lo haga, no se le pagara. Tori frunció el ceño. Esas eran opciones encantadoras. Hágalo y se le paga, Hágalo y no se le paga. En su cabeza se echó a reír con sarcasmo, pero no se atrevió a hacerle ningún sonido. —Pero... ¿por qué yo? —preguntó, confundida—. Yo nunca he tratado con una amenaza de armas biológicas antes. Me he especializado en derrames de productos químicos y las pruebas de ambientes. Creo que ha sido un error. Seguro que hay alguien a bordo más calificado para El Príncipe Juguetón……. 8 manejar… —Lo hay, pero usted tiene cualidades únicas que creemos ayudará en esta situación particular. Queremos que usted esté a cargo. —Franklin se paró, pareciendo incómodo—. Estiró la mano, recogiendo un portapapeles electrónico. Apretó un botón y se puso a leer su expediente. — Su historial como científica es impecable y usted tiene experiencia en los campos que necesitamos para esta tarea en particular. Sus registros indican que usted es una autoridad líder en la geografía física y la biogeografía, por no hablar de su experiencia en una amplia gama de áreas: ciencias de la atmósfera, la química, la oceanografía, la física, la botánica y microbiología. Asimismo, consideramos que su experiencia en bio… —Sí, —interrumpió Tori—. Soy muy consciente de mi campo de estudio. Yo realmente no necesito que me leanmi pasado educativo y mi historial laboral. Lo que sí necesito saber es cuales son exactamente mis cualidades únicas que me harían la mejor candidata para este trabajo. Franklin se aclaró la garganta y fijo el portapapeles en el escritorio. Pulso el botón para reducir el mapa 3D. La esfera roja desapareció. —¿Director? —Insistió al ver que estaba en silencio. —¿Cuánto sabe usted de Qurilixen? —Franklin se frotó el puente de la nariz. —No mucho —admitió Tori—.Incluso dudo que haya oído hablar de él antes de hoy. —Qurilixen es un planeta predominantemente de hombres. Debido a la radiación azul de uno de sus tres soles, es casi genéticamente imposible para ellos producir niñas. Hay dos razas principales: los Var, con quienes vamos a estar en contacto, y los Draig. Ambos son monarquías. — Franklin levantó una carpeta de papel de su escritorio y se la entregó a ella. —Aquí, hice que inteligencia preparara esto para usted. Dado que este planeta no es parte del tratado intergaláctico, no tenemos mucho más para seguir adelante. Sin embargo, hemos tenido un agente trabajando en el planeta durante varios meses y aseguró que los Var cooperaran con nuestros esfuerzos. Lo que tenemos de ellos está ahí dentro. Le sugiero que lo lea cuidadosamente. Tori asintió y metió la carpeta bajo su brazo. —Necesitamos que usted tenga lista una propuesta científica para presentarla al Rey Var y los demás funcionarios que pudiera haber. Como ya he dicho, no son parte del tratado intergaláctico. Sería mejor para todos los interesados si consiguiéramos la autorización para revisar sus pantanos y cuevas en primer lugar. Eso disminuiría grandemente el riesgo de cualquiera que este hurgando ahí abajo el tener ese permiso. Voy a ser franco. Si tenemos que hacerlo en secreto, lo haremos, pero el riesgo de vida aumentaría en gran medida. —Es decir para mí. —Sí, doctora, es decir, para usted y cualquier que este con usted. —¿Existe alguna razón para creer que este es un territorio hostil? —Preguntó, manteniendo su voz tranquila, aunque por dentro estaba tensa por los nervios. —Honestamente no lo sé. Si lo hay, son escaramuzas territoriales, aislados al planeta mismo. — Franklin se aclaró la garganta, audazmente encontrando su mirada. —Manténgase neutral y no tome partido. El Príncipe Juguetón……. 9 —Yo todavía no entiendo cómo eso me califica para esto, —dijo Tori, tirando de la carpeta de debajo de su brazo—. Miró a la cubierta con el sello de Top secret, pero no lo abrió. —No estoy entrenada para territorio hostil y sé muy poco acerca de negociaciones intergalácticas. ¿No necesitarían a alguien con antecedentes políticos para esto? —Es muy sencillo, Dra. Elliot. —Franklin hizo todo lo posible por no sonreír, pero era capaz de ver el humor en sus ojos. Magnífico, ahora decide tener sentido del humor, pensó. —Son un planeta de hombres, —continuó Franklin—. Y usted es la más joven, más atractiva, más calificada científico femenina que tenemos. **** Estudios científicos avanzados desde que pudo leer, un doctorado en dos campos de la ciencia para el momento en que cumplió doce años y varias maestrías en muchos otros desde entonces, diez años de intensa experiencia en el trabajo, innumerables recargas del cerebro, y aquí estaba ella reducida a haber sido usada por la HIA, porque ella era una mujer. Si su hermana Playmate Galaxy, 'Sapphire', se enteraba de esto, ella nunca conocería el final del asunto. Era demasiado humillante siquiera decirlo. —Oh, esto es demasiado bueno, —murmuró Tori—. Pierden una estúpida arma del gobierno y yo estoy reducida a sonreír bobamente y coquetear con un grupo de salvajes para que puedan asegurarse de recuperar todo de nuevo. Tori tomó un trago de vino y miró el contenido de la carpeta "Top secret" que le habían dado. La mayoría de las fotografías eran vistas aéreas tomadas desde un satélite. Había unas cuantas páginas de especificaciones sobre la superficie del planeta, algunos gráficos de las lecturas de la atmósfera, y notas misceláneas sobre el clima y la cultura. Todo eso era bastante básico y le hizo preguntarse qué tan inteligentes la "inteligencia" de la HIA era en realidad. Tori resopló, bajando hasta el suelo para vaciar la botella de vino en su copa. Ella estaba en el camino de emborracharse, pero no le importaba. Ya que no llegarían a Qurilixen hasta la mañana siguiente y tenía un montón de tiempo para dormir la borrachera. Los Var eran una raza de cambia-formas gatos. Al parecer, no se sabía mucho acerca de ellos, pero sí que estaban en el proceso de negociación de paz con los Draig: su vecinos cambia- formas dragón. Los Qurilixian, en general, fueron clasificados como una clase de guerreros que tenía muchas escaramuzas territoriales que se producían cada quince años más o menos entre los reinos rivales. La mejor comparación que cualquiera podría hacer es que los hombres eran como los guerreros bárbaros de la edad media de la tierra. Ambas razas adoraban a muchos dioses y preferían las comodidades naturales a las modernas comodidades tecnológicas. Inteligencia asume, que debido a las áreas de concentración de tierras de cultivo y manadas de animales tipo ganado en el extremo norte y sur, preferían criar, sembrar y cocinar su propio alimento. El Príncipe Juguetón……. 10 Tori suspiro, empujando los papeles. Nada de la información era realmente de ayuda. A menos, que ella fuera a asumir que la sociedad bárbara, se dejara influenciar fácilmente por el coqueteo y el meneo de caderas. ¿Qué sabia ella del mundo del coqueteo? No era fea, pero tampoco nunca votarían por ella como un Playmate Galaxy del año como su tonta hermana. Cuando Sapphire estaba aprendiendo a maquillarse, ella había estado construyendo modelos de quásares y realizando pruebas científicas, mientras reestructuraba su densidad. —Era Medieval, —musitó, pateando la carpeta y el contenido de su cama con su pie desnudo mientras se acostaba. Estirándose hacia un lado de la cama, colocó la copa de vino en el suelo. —No es exactamente una descripción halagadora — enfermedades, ignorancia, superstición, mala higiene, falta de dientes, forúnculos, picaduras de viruela... Tori continuó murmurando su larga lista, mientras cerraba los ojos. La imagen mental que tenía de la gente de Qurilixian no era halagadora exactamente. Ella estaba acostumbrada a tratar con tipos de negocios corporativos y otros científicos, no campesinos supersticiosos. En su mente, decidió recapitular lo que había aprendido del delgado archivo. El palacio de Var era una magnífica estructura, que domina la ciudad que lo rodea en el valle debajo de ella. De acuerdo a las mujeres humanas que habían venido a vivir en el palacio a través de los siglos, les recordaba la estructura básica de los castillos medievales que se encontraron hace tiempo en la tierra, con una mezcla del antiguo Marruecos en el diseño arquitectónico. La gente de Var eran hábiles y notables artesanos. Puesto que un hombre Var viviría durante cientos de años, tenía un montón de tiempo para perfeccionar sus habilidades. En el interior, el palacio tenía alfombras tejidas a mano fantásticamente para los pisos y camas. Las hermosas paredes con incrustaciones de azulejos eran de intrincados patrones simétricos. Los azulejos mostraban una muestra excepcional de colores: azul, rojo, naranja, oro, verde. Las puertas de arco fueron talladas a la perfección y con gran detalle. Pero, el palacio no sólo era hermoso, sino funcional. Los pasillos eran como un laberinto y era fácil para quienes no están familiarizados con ellos perderse. La computadora central está integrada en cada habitación y salón, incluso en el patio central que la familia utiliza en privado. Siren, nombre al programa de la computadora central, podía responderpreguntas, leer funciones básicas, abrir puertas, preparar comida, cualquier cosa que un ocupado príncipe de Var pudiera necesitar. Con el nivel adecuado de control de seguridad, una persona podría incluso ordenar a Siren que localizara a cualquier persona en los alrededores o alertar a los guardias de palacio. Fue aquí, en este exuberante, cómodo paraíso, que los cinco príncipes de Var crecieron. El mayor, Kirill, era ahora el rey. Recientemente fue nombrado regente tras la muerte de su padre, el rey Attor. El siguiente en la línea, es Falke, el comandante de la guardia. Reid era comandante de las Tierras Exteriores y también tenía un hermano gemelo llamado... Tori frunció el ceño y se sentó. Mirando por encima del borde de la cama, vio el papel que estaba buscando y lo recogió. Escaneando con sus ojos la hoja en la penumbra, leyó, —Hermano gemelo llamado Jarek, personalidad y situación desconocida. Dejó caer el papel y volvió a recostarse. Los gemelos eran los únicos príncipes con la misma madre. Jarek estaba en el espacio, así que no tenía que preocuparse por él. —Dorable cultura, —reflexionó ella, riendo ebriamente—. Está bien, Tori, enfócate. Mientras más sepas, mejor preparada estarás. El Príncipe Juguetón……. 11 El Príncipe Quinn, el más joven de los hermanos Var, era el embajador. Los embajadores, en su experiencia, por lo general eran pesados: feos y aburridos, tediosos pomposos aburridos. —Hmm, el príncipe Quinn. Bueno, siendo como soy extranjera, probablemente tendré que tratar contigo , —murmuró Tori, pensativa—. Esperemos que tenga cierto conocimiento de las costumbres, ¿de acuerdo? Tori resoplo, riendo para sí misma. Cerró los ojos, muy cerca de quedarse dormida. Su mente se arremolinaba con el placentero adormecimiento del licor. —Mmm…, esperemos que sepa cómo bañarse. El Príncipe Juguetón……. 12 Capítulo Dos El Príncipe Quinn de Var sonrió juguetonamente a la hermosa mujer a su lado. Inclinando la cara hacia adelante, le acarició la mejilla con ligeros, seductores besos, moviendo la lengua por su piel hasta que ella se estremeció. —Te dije que el rey estaba enamorado. Él no va a tomar otras amantes. Lo siento, Linzi, pero tendrás que buscar en otra parte. —En otros lugares, ¿como aquí? —Se rió Linzi. Ella sonrió graciosamente, mientras su mano iba directo a la gran erección de Quinn. Batiendo traviesamente sus oscuras pestañas al apuesto príncipe, le acariciaba a través de sus ropas. Su mirada era de pura invitación, manifestando claramente que ella estaba más que lista para cumplir con los deseos del joven príncipe en ese mismo momento y lugar en el pasillo del palacio. Se lamió los labios e inclino su boca hacia él, ofreciéndosela. Quinn se echó a reír. Linzi era una mujer hermosa y por suerte él no tenía el mismo problema que su hermano mayor Kirill. Kirill estaba enamorado de su amante, una agente encubierto de la Agencia de Inteligencia Humana. Si Kirill jugaba su mano correctamente, Ulyssa pronto sería su reina y el estaría acoplado a una mujer por el resto de sus días, dándole la capacidad de vivir tanto tiempo como él. Linzi lo acarició más fuertemente cuando el no tomo inmediatamente la oferta de sus labios. La mirada de Quinn se ensombreció, llegando a ser endiabladamente traviesa en su intento mientras se inclinaba por un beso. Sus dedos se levantaron para tomar un pecho firme, haciendo a la mujer gemir. Él no tenía esos planes de acoplarse de por vida a una mujer. Le gustaba estar libre de preocupaciones. A él le gustaba jugar, divertirse. El matrimonio no parecía muy divertido para él. Además, ¿que era lo que su padre decía siempre? Las mujeres son como la fruta de la vid, cada pieza más dulce que la primera. ¿Por qué tener solo una, cuando las puedes probar a todas? Quinn gimió ligeramente. Si jugaba su mano correctamente, Linzi pronto estaría apretada contra la pared del palacio satisfaciendo sus muy masculinos deseos. Profundizó el beso, metiendo su lengua con audacia más allá de sus labios. —Disculpe, señor, ¿podría decirme dónde... ¡Oh, buen Dios en el cielo! Quinn se retiro de los labios de Linzi y susurró: —Sólo un momento, cariño. No vayas a ninguna parte. Linzi se rió. Ella estaba apretada contra la pared por el cuerpo de Quinn por lo que no podía moverse si quisiera. Por la mirada en su cara, ella definitivamente no quería. Sonriendo, el príncipe se inclinó hacia atrás lo suficiente para ver el portador de la mortificada voz. Quinn no estaba muy sorprendido al ver que era una científica. Los científicos de la HIA se arrastraban por todo el palacio, comprobando para asegurarse de que todos estaban bien y no contaminados. Su padre: el rey Attor, había ordenado un arma biológica de la Mafia Médica, almacenándola en una cueva en los pantanos. La Agente encubierta de la HIA, Ulyssa Payne, la amante de Kirill, lo descubrió. Con la ayuda combinada de las casas reales de Var y Draig, se las arreglaron para recuperar el arma para que la HIA pudiera radicarlo de Qurilixen. El hecho de que los Draig, sus antiguos enemigos, se habían unido para ayudarlos era un gran momento histórico. Attor siempre se había esforzado por conquistar a los Draig, pero su último acto de comprar el arma El Príncipe Juguetón……. 13 biológica podría hacer que las dos casas encontraran la paz. Forzó a los Draig y los Var a trabajar juntos, a confiar el uno en el otro con las vidas de sus seres queridos. Los príncipes Draig y sus esposas eran ahora huéspedes del palacio y se habían quedado para asegurarse de que el arma realmente se fuera. Nadie quería que el arma se quedara en el planeta y todos estaban más que felices de ver que se fuera. Si parte de ello significaba lidiar con un grupo de científicos, que así sea. Era mejor que te revisaran, en lugar de no saber hasta que fuese demasiado tarde de que el palacio había sido contaminado. La mujer científica desvió la mirada hacia un lado, frunciendo el ceño en señal de desaprobación. Linzi sacó su mano fuera de su excitación y la apoyó en cambio en el brazo. Quinn se quedó donde estaba, sin mover la palma de la mano de su pecho. No tenía nada de qué avergonzarse. El sexo era tan natural para su pueblo como la respiración. Además, la doctora se había metido en su salón privado. —¿Puedo ayudarle? —preguntó cortésmente, como si hubiera sido sorprendido mirando una nube en el cielo azul verdoso de Qurilixen y no manoseando a una desaliñada mujer. Él no podía creer que fuera posible, pero las bronceadas facciones de la científica se sonrojaron en un oscuro tono de rojo. Echó un vistazo a la planta luego de nuevo a la pared. Sus dedos se aferraron al portapapeles electrónico que llevaba. Quinn, finalmente dejo ir a Linzi cuando vio que la mujer no estaba ni siquiera tentada de mirar de nuevo hacia ellos. Sonrió. No tenía sentido continuar con el espectáculo si ya no había una audiencia. —Le veré más tarde, mi señor, —dijo en voz baja Linzi—. Quinn apenas le prestó atención mientras ella se iba corriendo por el pasillo hacia el harén del palacio donde vivía. Ella había sido una de las mujeres del Rey Attor, aunque ella en realidad nunca había dormido con el rey muerto, era apenas un miembro olvidado de lo que una vez fue su masiva colección. Cuando su padre murió en la batalla contra los Draig, Kirill había instado a las mujeres a encontrar maridos y dejar el palacio. Muchas lo habían hecho felizmente. Las que se quedaron estaban todavía técnicamente en busca de pareja. Sin embargo, hasta que ese día llegara estaban más que felices de tomarse su tiempo en el harén, coqueteando y acostándose con los guapos, ricos príncipes. La científica no hablo rápidamentecuando Linzi desapareció al doblar la esquina. Quinn se apartó de la pared y cruzó los brazos sobre su pecho. Ahora que estaba más cerca, obtuvo una mejor visión de ella. Ella no era demasiado delgada como un junco, pero tampoco estaba demasiado gorda. Las exuberantes curvas de su cuerpo llamaban a sus manos. Sus palmas le picaban de ganas de tocarla, para comprobar su suavidad femenina. Sus redondeadas caderas, sus grandes pechos: pechos hechos para sofocar la cara de un hombre de placer. Quinn no creía que fuera posible, pero su erección se tambaleó y se volvió más dura, dolorosa en su tamaño y necesidad. La científica respiró hondo y se esforzó por hablar. Por último, declaró: —Estoy buscando el príncipe Quinn. Me dijeron que estaba en esta dirección. Quinn sonrió. —La mujer una vez más agarró nerviosa el portapapeles electrónico en sus manos, trabajando sus dedos a lo largo de los lados. Dejando que su voz se profundizara, dijo: —Yo soy Quinn. —¿Usted...? — Ella parpadeó con sorpresa, girando sus oscuros ojos hacia él. Ella lo evaluó de una manera fría que en realidad no hizo nada para reprimir su excitación. En todo caso, se excito más por ello. —No puede ser... quiero decir... eres... ¿un príncipe? El Príncipe Juguetón……. 14 Sus palabras se fueron apagando mientras sus ojos finalmente viajaban hasta su elevada ingle. Un chirrido extraño sonaba en la parte posterior de su garganta. Quinn sonrió, olfateando el aire. El repentino derramamiento de femenino interés emanaba de sus muslos y olió el perfume inconfundible de su deseo, su inconfundible lujuria. Le llamaba. Antes de que él supiera lo que estaba haciendo, se adelantó y fue hacia ella. **** Tori se había sorprendido al descubrir al príncipe Quinn haciéndolo con una mujer en el pasillo a la vista de todos, pero no podía decir que ella estaba terriblemente sorprendida. Su "novia" no parecía tan orgullosa de ser agarrada en público y Tori vio que la mujer prácticamente salió disparada para alejarse de ellos. Tori tomo una tranquilizadora respiración, evaluando en silencio al príncipe. Él era un hombre guapo de ojos azules que brillaban con malicia inconfundible. Él era demasiado joven, mucho más joven que cualquier embajador que jamás hubiera visto. Su cuerpo era delgado pero musculoso, sin duda. Incluso inmóvil, podría decir que él se movía con la gracia líquida de los de su clase. Había algo lento y seductor en la forma en que se conducían los Var, al igual que los cazadores agazapados, acechando a su presa, listos para atacar. Eran realmente como gatos salvajes. Su camisa parecía ser una pieza de material, con dos correas estrechas sobre los hombros. La camisa se mantenía unida por cordones negros cruzados por debajo de sus brazos, dejando sus lados musculosos y su cintura al descubierto. Sus pantalones eran del mismo material que la camisa, suave, sin embargo, moldeados a su firme, delicioso cuerpo. Una correa colgaba de su estrecha cintura. Más cordones se abrían camino hasta las rodillas, a lo largo de la longitud exterior de sus muslos, sin dejar ningún margen de músculo firme a la imaginación, mientras revelaba carne bronceada. Los músculos a lo largo de su cadera se flexionaban eróticamente cuando él cambió su peso y formo un seductor hoyuelo. Sujetó el portapapeles, deseosa de alcanzarle, empujar los cordones de la abertura de su pantalón para sentir su cuerpo magro ella misma. Sus ojos fueron atraídos a sus caderas, moviéndose a lo largo de su estrecha cintura. De pronto, se detuvieron. Entre sus muslos se alzaba la más masiva protuberancia que jamás había visto a un hombre. Se le secó la boca. Su cuerpo respondió al instante, hormigueando con el calor y el deseo. El traje de la ESC se convirtió en una extraña constricción en su piel, haciendo que sus pezones brotaran desde sus pechos. Ella se volvió caliente, casi sudando. La humedad se agrupaba entre sus muslos, preparándose para él. Ella estaba agradecida de que llevaba la bata blanca de laboratorio por lo que la violenta reacción estaba oculta. Sin darse cuenta del acto, ella tiró de la parte frontal de la capa para cerrarla. Tori siempre había sido una persona cargada de sexualidad, pero normalmente se ocupaba de los asuntos ella misma. Su vida profesional no dejaba demasiado espacio para encontrar amantes. Cuando se aislaba con la misma gente durante meses a la vez, a menudo no era prudente comenzar un romance. Siempre había alguien que terminaba celoso, se producía una competencia ya que a menudo era la única mujer, y las peleas empezarían. Sin embargo, si ella tenía una aventura amorosa, siempre era con alguien de su nivel académico y siempre, siempre fueron discretos. Una ola de indignación se apoderó de ella al pensar en este salvaje haciéndolo a la vista El Príncipe Juguetón……. 15 de todos, ¡y él era un príncipe en eso! Vergonzoso. Total y absolutamente vergonzoso. Su repentino movimiento le llamó la atención y se dio cuenta de que había dado un paso hacia ella. Levantó la mano, como si fuera a tocarla. Tori se estremeció y dio un paso atrás. —Señor, —balbuceó Tori—. Quiero decir, mi... ¿ah? —Quinn, —el suplió con una sonrisa desenfadada. —Sí, mi Quinn... espera, no. —Dio otro paso hacia atrás a medida que el avanzaba agresivamente hacia adelante. La expresión de su rostro le hizo palpitar el corazón de emoción. —¿Su Quinn? —Reflexionó en una voz baja que envió escalofríos por su columna vertebral. —¿Quieres que sea tu Quinn? —¡Deténgase! —exigió levantando la mano. Hizo una pausa en su búsqueda para llegar a ella y le sonrió, esperando. Tori tragó, nerviosa y distraída. —Príncipe Quinn. Soy la Dra. Elliot con ESC... Bueno, en realidad con la HIA, bueno, no realmente, técnicamente, con excepción de la HIA o ESC… ¿Estaba balbuceando? Tori estaba bastante segura de que sonaba como si estuviera balbuceando. Los científicos no balbuceaban. No era apropiado. El ceño de Tori se profundizó. Oh, ¿por qué Quinn seguía mirándola así? —Bueno, Dra. Elliot no técnicamente con la HIA o la ESC, —dijo Quinn, bajando la mandíbula mientras se inclinaba hacia adelante—. Estoy C—A—L—I—E—N—T—E y tú eres extremadamente bonita. —¿C—A—L—I...? ¡Oh! ¡En serio! —Jadeó Tori, consternada. Ella negó con la cabeza en señal de desaprobación. —¿Qué? ¿Estas realmente tan sorprendida? ¿Puedes culparme, Dra. Elliot? Me mira muy fijamente a… —Quinn comenzó a moverse hacia abajo, actuando como si la conversación fuera un tema cotidiano. Tori levantó la mano y sacudió la cabeza frenéticamente para detenerle. Tomando una respiración profunda, centro sus pensamientos e hizo una silenciosa promesa de nunca beber la noche antes de una gran asignación otra vez. Seguramente por eso su corazón latía tan fuerte y era por lo que sus piernas temblaban. Tragando, obligó su voz a una rígida calma. —¿Hay alguien con quien pudiera hablar acerca de obtener el permiso para buscar en los sistemas de cuevas en los que la arma biológica fuer descubierta? La HIA ha solicitado que yo clarifique las cuevas y sus alrededores de cualquiera y todas las amenazas de contaminación. Alguien más aparte de ti. Pensó ella, sin importarle si la veía disgustada por su lujuria. La sonrisa de Quinn se desvaneció y para su sorpresa, se puso serio. —¿Crees que hay algo más? —Honestamente no estoy segura. El arma recuperada parece estar intacta y contiene suficiente producto químico para acabar con al menos cinco planetas. A partir de esa pequeña información, yo deduciría que sólo quedaba una, a menos que las cuevas fueran utilizadas como una unidad de almacenamiento de algún tipo, que, dado el clima político de su reino, no es El Príncipe Juguetón……. 16 probable. Por lo que entiendo, su padre estaba luchando una guerracon.... Tori se detuvo, dándose cuenta de que ella podría estar hablando muy cándidamente. Que era por lo qué ella odiaba estar en situaciones políticas. Los hechos eran los hechos y estaba acostumbrada a declararlos, independientemente de su popularidad. En su trabajo, los hechos eran lo único que importaba. En política, una persona tenía que decir las cosas diplomáticamente, retorciendo las palabras en la frase justa. Era una habilidad que le faltaba. Ella levantó la vista hacia el príncipe. Su rostro no había cambiado. Tragó saliva con nerviosismo. El hizo un gesto levemente con su mano para que ella continuara, no pareciendo nada ofendido por sus palabras. Tori dijo débilmente. —Mi control sería simplemente una medida de precaución para todos los involucrados, especialmente su gente. No les costará nada, si ese es su preocupación. La HIA está ocipandose de mi sueldo y los de los otros científicos. Quinn asintió, un movimiento que ella esperaba fuera de acuerdo. —Mi equipo casi ha terminado con los habitantes del palacio, y hasta ahora todos han dado negativo. Creo que están a punto de terminar. —Tori miró su portapapeles y fingió buscar a través de los datos. Este hombre la ponía nerviosa. Ella no podía concentrarse en lo que le estaba diciendo. Se estaba repitiendo a ella misma, ¿estaba él siquiera escuchando? ¿Le dijo ya que casi habían terminado con los habitantes del palacio? Ella pensaba que sí, ¿pero lo dijo? Maldita sea, tenía los ojos azules más brillantes que había visto en su vida. Aclarándose la garganta delicadamente, dijo: —Pero, todavía nos gustaría hacer un análisis exhaustivo de las cuevas. No tiene sentido que dejemos nada atrás. Quinn parecía contemplar sus palabras. Tori bajó la voz y dio un paso más cerca. Él no se movió, a excepción de aquellos ojos azules. La siguieron, manteniéndose fijos en su rostro. Entusiasmándose, Tori se olvidó de su nerviosismo, mientras admitía en un secreto susurro, —También hubo algo más. Me tomé la libertad de analizar el extraño barro oscuro en la caja del arma biológica. Yo creo que es de sus pantanos, porque he encontrado un poco de musgo fresco que me lleva a creer que no estaba ya en la caja cuando fue traído hasta aquí. De todos modos, hubo un nivel extremadamente alto de lo que parece ser el compuesto DTH12, que estoy segura que no es autóctona de este planeta en particular, siendo que su suelo se clasifica como pantano GR13H y no TDH14. Lo que no tiene sentido es que el DTH12 se encuentra principalmente en el rastro de baba de babosas amarillas del noreste en el planeta de Fluk en el H... ¿Qué? ¿Te estás riendo de mí? Quinn estaba de hecho riéndose. Sacudiendo la cabeza, dijo: —Mujer, no tengo ni idea de lo que acabas de decir. Tori frunció el ceño. Ella debería haberlo sabido. Sarcásticamente, arrastrando las palabras, dijo: —Su barro es nitido y me gustaría verlo. Bueno, tal vez eso fue un poco demasiado condescendiente. Quinn hizo una mueca pero no parecía demasiado ofendido. Por suerte para ella, porque tendría que ser el hombre que tenía que impresionar. ¡Condenada política! Al darse cuenta de que se había acercado a él, ella dio un paso atrás y recuperó una distancia profesional. Su rostro se volvió impacible sin mostrar sus emociones. —¿A quien tengo que preguntar para obtener permiso para acampar en los pantanos cercanos a los sistemas de cuevas? El Príncipe Juguetón……. 17 Creo que es tierra de Var y que necesitaríamos primero cualquier permiso que su reino requiera antes de empezar un estudio científico de las características geológicas y la fauna que lo rodea, de lo contrario nunca voy a ser capaz de aplicar para posterior financiación si encuentro algo digno de estudio. De la forma en que lo veo, puedo hacer mi investigación y depurar las cuevas, al mismo tiempo. Puedo garantizar personalmente que no vamos a ser una molestia para nadie. —Hmm, para eso, será mejor que busque una audiencia con el rey. Él será quien dé su aprobación final ya que los sistemas de cuevas se encuentran en tierras de Lord Myrddin, — respondió Quinn. La sonrisa volvió a aparecer en su juguetona boca y dudaba que alguna vez tomara algo en serio. —Ahora, acerca de esta atracción entre nosotros. El ceño de Tori se profundizó y la sonrisa de Quinn se amplió. Sus brillantes ojos azules brillaban con buen humor. —Príncipe Quinn, — abrió la boca para decirle sus razones, deteniéndose al recordar que su meta era que se les permitiera quedarse en el planeta. Tori no estaba mintiendo cuando dijo que el barro del pantano le resultaba realmente interesante como científico. Aunque en el momento odiaba su sentido del deber cívico, ella si quería asegurarse de que el sistema de cuevas se depurara. No sería capaz de vivir consigo misma si se enteraba diez años después de que todos en el planeta morían debido a que ella se había ido de boca con un insufrible pícaro príncipe y la echaran del planeta. En su tono más profesional, dijo: —Gracias por su tiempo. Estoy segura de que su...— Tori agitó la mano en la dirección de la sala donde su novia había desaparecido —deber real le llama. —Dra. Elliot. —La cabeza de Quinn se inclinó ligeramente hacia adelante. Ella se daba cuenta de que él quería decir algo más, así que en su lugar, se apresuró y asintiendo dijo: —Buenos días. Tori giró sobre sus talones y corrió por el pasillo para alejarse de él. Quinn vio a la mujer irse con paso airado lejos de él y sonrió. La hermosa científica era sin duda un extraño personaje. Riéndose, él caminó tras ella a un ritmo más lento. Estaba claro que ella lo quería. El olor de su deseo estaba en su cabeza, burlándose de él. No había esperado que cayera en sus brazos, pero eso no le impidió intentarlo. Estaba tan seria, tan perturbada, que él no pudo evitarlo. El hecho de que ella se resistía le hizo desearla más aún. La sonrisa de Quinn se amplió, tratando de ver su figura a través del vaivén de la holgada bata de laboratorio. Sintiéndose alegre, comenzó a silbar y se dirigió a la sala principal para unirse a sus hermanos. **** El salón de banquetes era un espléndido affair con un alto techo abovedado de cristal que dejaba entrar la difusa luz de los tres soles. Largas mesas y asientos en fila estaban por todo el piso para comer en grupo. En la parte delantera de la sala, sobre una elevada plataforma, estaba la mesa del rey. Tori respiro profundamente, demasiado cansada para mirar el patrón de mosaico en las El Príncipe Juguetón……. 18 paredes o el piso de precioso mosaico. Estuvo trabajando desde antes del amanecer. Revisando muestras de sangre, coordinando informes de laboratorio y a los científicos, supervisando las pruebas sobre el arma biológica que ahora estaba almacenada de forma segura en la nave de la HIA. Había sido un día largo, y sería una velada aun más larga. Tori tendría suerte si llegaba a la cama antes de medianoche. Tomando una profunda respiración, se alisó el oscuro cabello en el moño, con la esperanza de parecer profesional. Al menos había sido capaz de salir del engranaje blanco de protección que se había puesto al llegar. Odiaba los trajes de contaminación. El casco de plástico y los rígidos guantes le hacían difícil moverse en un entorno de laboratorio. El rey Kirill estaba en su mesa, pero no estaba solo. El príncipe Reid y el príncipe Quinn estaban con él. Reid, quien recordó era un gemelo, era el más oscuro de los hermanos y muy buenmozo, aunque había una presunción en él que le hizo hacer una mueca. —Por favor, no dejes que el resto de los príncipes sean como él, —susurró en voz baja, mientras miraba al guapo Quinn—. Los hombres Var no eran para nada como Tori se los había imaginado la noche anterior. Eran fuertes, guapos y demasiado encantadores para su propio bien. Al realizar los exámenesfísicos de los guardias, había rechazado más propuestas de matrimonio de lo que nunca había imaginado conseguir en cinco cursos de vida, mucho menos en un día. Sin duda, habían estado bromeando, pero había hecho maravillas por su ego femenino. —¿Dra. Elliot? —preguntó un técnico cercano—. El técnico estaba en medio de firmar un portapapeles cuando escucho a Tori hablar. Tori se aclaró la garganta, —Nada. Continúe. Tori hizo todo lo posible por parecer digna, mientras se dirigía a presentarse ante la mesa principal. El rey parecía estresado, no es que ella pudiera culparlo. Tener tu reino asediado por científicos extranjeros y el personal de la HIA no podía ser un momento fácil. Tori se detuvo y esperó hasta que obtuvo la atención del rey. Cuando él se volvió para mirarla, ella bajó la cabeza en señal de respeto. —El palacio está despejado, su alteza, —afirmó con claridad—. Un par de los científicos se detuvieron a mirar con curiosidad. Hizo un gesto hacia ellos para que continuaran. Tori hizo una pausa, esperando a que ellos rodaran el pesado carro de equipo antes de volverse hacia adelante una vez más. Lo último que quería era una audiencia en estos momentos. Sus nervios estaban disparados y necesitaba hasta lo último de su energía para asegurarse de que no incitara al príncipe Quinn una oportunidad para avergonzarla. —Mis científicos han hecho una limpieza final de los terrenos y están cargando el equipo de nuevo en nuestra nave. —Gracias, doctora, —respondió Kirill, asintiendo desde la mesa. El príncipe Falke se acercó. El comandante se sentó junto a sus hermanos. Tori se estremeció. Él era realmente el más aterrador de los príncipes: grande, militante, y sin emociones. Descubrió que no podía mirarle directamente a los ojos. Dio un vacilante paso hacia delante y bajó la voz. —Su alteza, solicito permiso para quedarme en su tierra. Me gustaría explorar las cuevas donde se encontró la caja y hacer algunas pruebas. —¿Ha habido alguna fuga? — Kirill preguntó alarmado. Su largo pelo negro caía sobre sus hombros, casi igualando el color de sus ojos marrón. La miró, preocupado. El Príncipe Juguetón……. 19 Tori movió la cabeza negándolo. —No, pero nunca está de más estar seguros. —La Dra. Elliot encontró un pedazo de barro apelmazado en el cajón y lo analizó. Ella cree que hay algo extraño en nuestros pantanos. Desea hacer algunas pruebas, —Quinn contestó. Tori esperaba que él hablara, pero no estaba preparada para ello. Su corazón se agitó nerviosamente. No podía dejar de mirar en su dirección. El hermoso rostro de Quinn se iluminó con picardía y le guiñó un ojo, soplando un beso suave con los labios. Ella sabía que él solo se burlaba de ella, pero consiguió que ella perdiera su tren de pensamiento. Fortificándose a sí misma, tragó nerviosamente y oró por que nadie viera cómo él la incomodaba. —Todo esto, naturalmente, estará en mi informe, su alteza. La HIA también hará una exploración planetaria. Es sólo una precaución y sólo con su permiso, por supuesto. Estableceré un campamento con un equipo de tres personas. No les molestaremos. Somos científicos y no causaremos ningún problema. Queremos analizar la cueva para asegurarnos de que hemos conseguido todas las armas biológicas del planeta que podría pasarse por alto con una exploración. Sin duda, puede ver lo sabio de ello. Al mismo tiempo, me gustaría hacer un conciso análisis de la tierra. En todo caso, mis hallazgos en realidad podrían beneficiarle y a su gente, haciendo más viables las tierras de labranza. —¿Qué dice su Agencia?— Preguntó Kirill. —Yo no trabajo para la Agencia. Me contrataron para este único trabajo. Su gente no pudo llegar a tiempo. —Tori hizo una pausa, negándose a mirar a Quinn a pesar de que podía sentir sus ojos en ella—. Sin embargo, si prefiere tener al gobierno cortando a tajos su reino.... — Tori se encogió de hombros. —Escriba su propuesta, doctora, —respondió Kirill, reprimiendo una sonrisa, pero no antes de que ella lo viera—. Entréguesela a mi hermano, el príncipe Quinn. Él le dará su aprobación y supervisara el proyecto. —¡Pero, su alteza! —comenzó, antes de poder detener las palabras. —Ella miró a Quinn—. Él no sonreía, pero la malicia estaba todavía en su mirada azul brillante. Se estremeció, preguntándose cómo un hombre tan irritante podía tener un efecto tan profundo en ella. Tenía que ser la privación del sueño. No había otro razonamiento. Despacio, ella asintió, —Gracias. Quinn observo a la bella científica alejarse, suprimiendo su sonrisa. Él sabía que la había molestado, pero no podía evitarlo. Había algo en ella que le hacía desear, no necesitaba, molestarla. Cuando veía su rostro serio, se sentía... travieso. Cuando estuvieron solos, Kirill le dijo a Quinn, —Aprueba su plan de ser posible. Necesitamos tener esas cuevas revisadas y es la única experta que conocemos en este planeta. Además, tiene una cara honesta. Me parece que podemos confiar en ella. Quinn asintió. Estaba secretamente contento de que alguien fuera a revisar las cuevas para asegurarse de que estaban a salvo. Y si la pequeña doctora quería jugar en el barro mientras ella estaba en ello, entonces él sólo tendría que asegurarse de estar cerca para jugar con ella. **** El Príncipe Juguetón……. 20 Tori suspiró, mirando alrededor de la cabina metálica de la nave de ESC. Levantando su mochila por encima del hombro, dio la vuelta para irse. Después de hablar con Franklin, los Var aceptaron que ella y su equipo se quedaran sin su propuesta por escrito. Parecía que cuando la HIA quería algo, lo conseguían. Era mejor así. Odiaba el papeleo burocrático. No muchos de los científicos del ESC estaban dispuestos a acampar en la superficie Qurilixen con ella. La mayoría eran contratados y no podían dejar la corporación de todos modos, aunque hubiesen querido. El Dr. Simón Martens, un caballero de edad, estuvo de acuerdo debido a su apasionado interés en documentar las especies de insectos alienígenos. Simón tenía una redonda, y calva figura, que bizqueaba los ojos al hablar y con frecuencia se distraía de su propósito. Sin embargo, tenía una larga y sólida reputación que sería muy útil, cuando llegara el momento de dar legitimidad a cualquier proyecto que deseara financiar. El Dr. Grant y el Dr. Vitto eran los científicos más jóvenes, no tan experimentados, pero ambos personajes suficientemente simpáticos. Había trabajado con ambos de ellos en sus últimos trabajos, y muchos otros, por lo que no estaba preocupada. El doctor Grant era rubio y bronceado, incluso después de pasar meses lejos del sol debajo de la superficie helada de Sintaz. El Dr. Vitto tenía corto cabello marrón oscuro y la apariencia audaz que hablaba de su herencia de la vieja Europa en la tierra. Parte de ella quería patearse a sí misma por tomar otro proyecto, cambiando sus planes de un merecido viaje de relajación para pasar quien sabía cuántos meses en un planeta salvaje, recogiendo muestras de lodo para su análisis. Había acampado antes y podría hacerlo fácilmente de nuevo. Tori pensó en el príncipe Quinn. Él estaba más que contento de dar su aprobación a su proyecto. Tenía la sensación de que vería mucho más del príncipe. Suspirando, Tori se abrió paso por el largo pasillo. Sabía que lo único que hacia soportable la tarea era que no estaría en el palacio durante su estancia. El Príncipe Juguetón……. 21 Capítulo Tres —Dra. Elliot, esta será su habitación durante la duración de su estancia. Tori le frunció el ceño al guardia Var antes de entrar en la suite del lujoso palacio después de él. La mochila cayó de su hombro para aterrizar en el suelo de baldosas con un ruido sordo. La dejó donde estaba, dando un paso hacia adelantepara mirar alrededor. Se quedó anonadada, mientras miraba hacia el techo. Una gran araña de cristal colgada por debajo de una cúpula de vidrios polarizados. Se necesitarían cinco hombres, con los brazos extendidos, sólo rodear la fachada. Los fragmentos de cristal colgaban como gotas de lluvia, iluminando el gran salón oval. El guardia recorrió el camino hacia la pared lateral. Tori cerró la boca y le siguió con sus cansados ojos. La suite era simplemente increíble. —Simulador de Alimentación, —declaró, mostrándole donde el botón estaba oculto en la pared junto a una larga bandera con el símbolo real de Var de un gato salvaje en posición erguida. —Yo solo debo extenderle una invitación del rey de que podrá participar de las comidas en el salón de banquetes del palacio mientras están aquí, si lo prefiere. Muchos en el palacio eligen reunirse en la sala. El guardia, quien hizo de extraño guía turístico, la miró expectante. Tori asintió entendiendo la invitación. Una pequeña sonrisa iluminó su rostro, brillando en las profundidades de sus ojos. Era la misma mirada que todos los guardias Var le habían estado dando desde su llegada. Era una mirada de abierta invitación. —Por aquí, —continuó el guardia, trasladándose a donde una cortina de terciopelo morado colgaba del techo. Se acercó a la plataforma y corrió la cortina. —Va a encontrar un baño. Tori vio una gran bañera redonda, rodeada de ventanas con cortinas. Las cortinas de terciopelo podían ser movidas hacia atrás para tener iluminación o alrededor y sobre las ventanas para privacidad. —La luz del techo le mantendrá débilmente iluminada dentro de las cortinas, si desea tenerlas extendidas. Ella asintió una vez más al guardia. Sus ojos vagaron por sobre su cuerpo con la mirada vidriosa. Aclarándose la garganta para llamar su atención fuera de sus pechos, le lanzó una expectante mirada. Lo último que necesitaba era este hombre imaginándosela en el baño. Estaba cansada y sólo quería arrojarse en la cama más cercana. Quería oscuridad y una almohada. Eso era todo. Era casi medianoche y la luz del sol se había reducido a sólo una suave neblina. Volvió a mirar hacia el techo. —La chimenea se enciende por comando, —dijo el hombre, pasando alrededor de la gran chimenea circular, al otro lado de la puerta principal. Estaba diseñada para calentar toda la habitación a la vez hasta el baño, los sofás delante de ella, o el lado opuesto al baño, lo que suponía El Príncipe Juguetón……. 22 era una cama oculta por más cortinas de color púrpura. El guardia se detuvo y, señalando a la última serie de cortinas, confirmó su sospecha. —Esta es la cama. Si desea oscuridad, todo lo que tienes que hacer es correr las cortinas alrededor como lo están ahora. Tori nuevamente asintió. El hombre le sonrió, sin moverse de la habitación. —Navid, ¿verdad? —Tori preguntó. —Sí, — sonrió el guardia, mirándola con extrañeza. —Gracias, Navid, por la gira. —Tori le dirigió una sonrisa timida. —Hmm, sí... Oh, sí , —dijo—. Muy bien. Si necesita cualquier cosa en absoluto, simplemente solo pidaselo a Siren. Navid se dirigió a la puerta. Tori se movió para seguirlo, mirándolo inclinarse mientras cerraba la puerta detrás de él. Se movió para dar un paso atrás, se detuvo y luego cerró la puerta por si acaso. Sin molestarse en recoger su bolso del suelo, se quitó los zapatos y caminó hacia la cama con cortinas. Su bata de laboratorio se deslizó por sus brazos y flotó hacia el suelo detrás de ella. No se molestó en quitarse el mono negro. No sería la primera vez que dormía con él. Luchando con el pesado terciopelo púrpura, finalmente encontró un hueco. Sus ojos se cerraron antes de que ella golpeara el blando y espeso colchón. Grandes almohadas de seda la rodearon y un gemido escapó de sus labios mientras se relajaba a su alrededor. —Mm, por fin. Pensé que nunca llegarías. Los ojos de Tori se abrieron sorprendidos. Se quedo perfectamente inmóvil, sin atreverse a creer lo que oía. Una mano salió de la oscuridad para rozar su estómago, disparando fuego caliente a través de su cuerpo, haciéndola hormiguear con líquida conciencia. De un manotazo aparto los dedos que se retrajeron con una ligera protesta. Sentándose en la cama, con retraso gritó y se lanzo a las cortinas. Tori se tiro de la oscura cama de vuelta al suelo. Se volvió, resoplando con furia, fulminó con la mirada al Príncipe Quinn. Al menos, Tori se convenció así misma de que era la ira lo que le hacía latir el corazón enloquecido y que su sangre hierva. La alternativa era demasiado inaceptable. —¿Qué estás haciendo aquí? —Exigió, con las manos en las caderas. —¿Qué? — El pícaro príncipe se encogió de hombros. Sonrió, recostándose en los codos para descansar en la cama. Su pelo castaño claro estaba revuelto eróticamente sobre sus hombros. Sus ojos azules le invitaban de nuevo a su lado. Miro sus fuertes manos, le hormigueaba el estomago donde se había atrevido a tocarla. Cada nervio en su interior zumbaba con vida, rogándole que le permitiera salirse con la suya. Su tono era un rumor sordo, seductor en su pecho. —¿No está feliz de verme, Dra. Elliot? Su tono fácil la enfurecía, tanto más cuando lo encontraba increíblemente sexi sentado encima del gran mar de seda púrpura y oro. Una sonrisa sexi y juguetona envuelta en sus labios, confiado y seguro. Su pecho estaba desnudo: tonificado y oh tan definido. Un impulso primario creció en su interior de saltarle encima. Su cuerpo latía a la vida. La sonrisa de Quinn se ensanchó. —¿Qué? ¿por qué iba a estar feliz de verte—, los ojos de Tori se ampliaron con incredulidad. El Príncipe Juguetón……. 23 Feliz no era exactamente la palabra para lo que estaba sintiendo en ese momento. Sus ojos recorrieron de nuevo su larga figura, vacilante ante la evidente excitación entre sus muslos. Le tomo un gran esfuerzo evitarle jadear como una tonta y lamerse los labios. —Bueno, antes, en el pasillo… —empezó a decir, con un ligero y significativo gesto. —Antes, ¿qué? —Tori interrumpió—: Me oíste decir: oye, príncipe, ¿ven a mi habitación esta noche? ¿Reúnete conmigo en la cama para que podamos continuar? Yo no lo creo, amigo. Quinn se echó a reír, un irritantemente rico sonido para sus oídos. Tori se estremeció de nuevo, con la boca seca. Sentándose, él se encogió ligeramente de hombros. —Bueno, no exactamente con las palabras, Dra. Elliot. Era más bien en la forma en que me miró, fijamente en verdad. En la manera como su cuerpo llegó a la vida con fragante deseo. La boca de Tori se abrió, pero no salió nada. Por su propia vida, no podía pensar en una sola cosa que decir a eso. Los hermosos rasgos del príncipe se torcieron en una mueca, mientras se ponía de rodillas ante ella. —Ven, Dra. Elliot, no me hicieron el reconocimiento físico. Necesito que me examine para ver si he sido contaminado. El cuerpo de Tori dio un vuelco. Desenfrenado deseo la lleno, recorriendo su sangre para calentar todos los rincones de su cuerpo. Su estómago y muslos se tensaron por la anticipación. Tragó, luchando contra la reacción de su cuerpo. Sería tan fácil saltar sobre la cama y jugar su pequeño juego. Corrección. Sería tan divertido jugar su pequeño juego. —Ah, sí, ese es el olor que recuerdo. —El príncipe tomó una profunda respiración, haciendo un gran espectáculo de oler el aire antes de hacer un gesto hacia la cama. —¿Qué dice, doctora? ¿Qué tal un poco de diversión? Quiere mover esas manos sobre mi tenso cuerpo y examinar a su paciente? Te ves tensa. Ven, te daré un masaje en cambio. Yo seré el doctor y tú puedes ser la paciente. Su sonrisa era en conjunto, demasiado lascivo. La punta de su lengua se poso por un lado de su labio inferior. Su cuerpo se tambaleó de nuevo, y de nuevo él pareció olerla. ¡Sí! Oh, sí!Su mente gritaba. La cara de Tori se puso roja de la mortificación. Ella señaló hacia la puerta. —¡Fuera! —Pero… —No, no quiero oírlo. Fuera. De donde yo vengo, esto simplemente no es un comportamiento aceptable —Tori sacudió el dedo hacia la puerta una vez más y golpeó el pie con fastidio Verdaderamente estaba más molesta por su reacción hacia él, que por él. —En mi cultura, si quieres llegar a conocer mejor a alguien, le invitas a salir en una correcta cita. Le llevas a un lugar agradable: comida, música, acampadas, y obras de teatro, lugares agradables para hacer cosas agradables, civilizadas. ¡Tu simplemente no te apareces en su cama sin haber sido invitado! —Mm, briallen, ¿no es este lugar agradable? —La voz de Quinn se acercaba en una mueca agónicamente traviesa. Llegó ante ella, dando un audaz paso, mientras levantaba la mano para frotar su cuello. —Y créeme, lo que tengo en mente hacer va a ser muy agradable. Te prometo que vas a disfrutar tanto que estarás gritando mi nombre por más. El Príncipe Juguetón……. 24 Su tacto era cálido, sus ojos también. Calor, puro e intenso, todo lo que sus dedos le provocaron. Sus labios se separaron para tomar aliento. Ella no podía moverse, no podía hablar, mientras la mantenía paralizada con sus brillantes ojos azules. Quinn era realmente un hombre apuesto, con un rostro amable y risueño. Sus facciones no eran demasiado duras y definidas, no como sus hermanos, pero tampoco eran demasiado blandas. Su cuerpo, por el contrario, era definido y tonificado, y hermoso. Se movía con relajada gracia y podía imaginárselo descansar ante el fuego, tan cálido y cómodo como para acurrucarse en él cómo en una gruesa manta. —Déjame que te de placer, Dra. Elliot. Dime que sí. Déjame hacerte el amor aquí mismo, en esta cama.— Su boca se acercó más—. O en el baño, el piso, el sofá, donde y como tú lo desees. —No, —susurró ella, débil—. Su boca se cernió cerca de la de Tori por un momento. Sus ojos comenzaron a cerrarse, a la espera anticipando ese contacto. —Oh, muy bien, Dra. Elliot. —Quinn alejo su mano y dio un paso atrás. Tori no cerró los ojos, al pararse delante de él, sin aliento. El dejo ir un pesado suspiro. —Descansa un poco. Te veré mañana. Podemos discutir más esto entonces. Un pequeño sonido estrangulado de decepción salió de atrás de su garganta. Sus labios se movieron en señal de protesta, pero Quinn ya se había dado la vuelta y caminaba hacia la puerta. Tori no pudo evitarlo sus ojos cayeron desde la fuerte línea de su columna a su duro trasero. Este hombre era demasiado. —No hay nada que discutir, su... prínci—alteza, — Replicó tras una larga pausa, una muy larga pausa. —Buenas noches doctora. Dulces sueños y que sean de mí: desnudo y enterrándome en ti — los dedos de Quinn se levantaron para saludarla y soltó una risita. Sin mirar atrás, la dejó sola. —Oh mi dios, —dijo Tori suavemente, sintiendo como si su cuerpo estuviera en llamas. Estaba casi demasiado asustada como para moverse por lo que se quedó congelada en su lugar. Su toque le había hecho algo, algo que hacía que su cuerpo se contrajera y palpitara en todos los lugares correctos. Sus pechos se estremecían y dolían. Los músculos de su sexo apretados. Un roce de sus dedos y estaba cerca de tener un orgasmo. Sin aliento, jadeaba, —Oh, ¿que demonios ha sido eso? Tori lentamente se arrastró sobre la cama. La seda se sentía bien en su piel y antes de detenerse a pensar, se despojo de todo hasta quedar desnuda. Sus dedos recorrieron su cuerpo, pellizcando y apretando por toda su demasiado sensible longitud. Cerrando los ojos, pensó en Quinn. Su sexi y azul mirada bailando delante de ella, y no podía dejar de evocar la imagen de su cuerpo definido encima de ella, enterrándose dentro de ella, pellizcando con sus dedos sus pezones. Tori se aferró a la imagen de él, alcanzando entre sus muslos para estrujar su tierna carne. Con una pequeña ayuda de sus dedos, llegó al clímax contra su mano. Su cabeza se volvió y mordió la almohada a su lado para no gritar. A pesar de que había encontrado la liberación, sentía un vacío en lo más profundo y con ganas de más, mucho más. Cuando los temblores desaparecieron y su cuerpo estaba temporalmente saciado, lo único en que podía pensar en susurrar era —Oh mí dios. **** El Príncipe Juguetón……. 25 —Disculpe, ¿qué quiere decir con que cancelaron nuestro viaje al bosque? — Tori coloco sus manos sobre las caderas y miró al guardia. Este día no iba según lo planeado. —¿Ha pasado algo? El rey nos dijo que podíamos irnos hoy. Estamos listos para partir hoy. No entiendo. Si ha habido un incidente, tengo que salir ahí fuera para contenerlo. Tori le frunció el ceño al guardia. Había pasado sólo una noche en el palacio y toda la mañana empacando sus suministros, haciendo todo lo posible para no toparse con el príncipe Quinn antes de irse. Tori no quería "Discutir" nada con él. Ese hombre era más una complicación que lo que cualquier mujer necesitara, especialmente una mujer como ella que tenía más de dos células de cerebro en su cabeza. Para su vergüenza, Tori soñó con el príncipe la noche anterior y no había sido completamente inocente. Bueno, no había habido nada inocente acerca de lo que habían estado haciendo en su mente, o en qué posiciones lo habían estado haciendo. Tori ocultó el rubor en sus mejillas por el recuerdo. Ella nunca admitiría ante alguien alguna vez acerca de eso. Algunas cosas era mejor llevarlas hasta la tumba. —Tengo todos mis suministros preparados, —dijo Tori sin necesidad, señalando las cajas detrás de ella. —No ha ocurrido ningún incidente, —dijo el guardia en voz baja—. Él le sonrió, haciendo que el ceño de Tori se profundizara. Cada vez que uno de los hombres Var la miraba, se sentía como un pedazo de carne sobre el que estaban a punto de abalanzarse. —Hoy es un día de celebración, no de trabajo. Nadie del palacio va a viajar hasta el día siguiente, quizás al día siguiente si la celebración se hace bien. No se puede prescindir de un guardia para guiarles. —¿Qué celebración? —Preguntó Tori. —Escuche que el rey va a casarse, —indico Simón a su lado. El Dr. Grant y el Dr. Vitto se acercaron por detrás del científico mayor. Ellos no parecían estar listos para salir. Estaba claro que alguien ya les había informado acerca del cambio de planes. Tori se mordió el labio irritada. ¡Ella estaba a cargo, no estos payasos! Definitivamente tendría una charla con alguien para señalar este hecho. Temblando, se dio cuenta de que probablemente ese alguien seria Quinn. —Sí, se espera que todos los invitados asistan a la fiesta.— Grant se frotó las manos, lanzándole una sonrisa despreocupada, de niño bonito a ella. Era la forma en que miraba a todos, así que ella lo ignoró. Girándose hacia Vitto, él se echó a reír: —He oído que tienen un harén lleno de mujeres hermosas que van a estar presentes. Vitto sonrió, pero no dijo nada. Tori se giró a mirarlo fijamente. —¿Qué? —Exigió Vitto, levantando las manos en alto como un niño regañado. Poniendo los labios hacia fuera en un puchero, le preguntó: —¿Qué hice? Grant lo dijo. —Hey, — Grant empujo a Vitto en el costado. A continuación, encogiéndose de hombros, se rió, —Es verdad sin embargo. Ellos tienen un harén. Dijeron que las mujeres se sienten solas ya que el viejo rey murió y están buscando... er... comodidad varonil. El Príncipe Juguetón……. 26 Vitto se echó a reír. Incluso los oídos de Simón parecieron animarse. Tori suspiró. Entre dientes, murmuró al techo, —Me han enviado niños. Les pedí científicos y me dieron niños. —Que pasa, todos somos adultos, —dijo Grant, sabiendo que Tori sólo les tomaba el pelo. Ellos habían pasado mucho tiempo juntos y se sentían más como hermanosque como colegas. — Oye, me he estado congelado en un bloque de hielo por solo Dios sabe cuántos meses con sólo ustedes chicos. — Tori levantó una ceja y él se apresuró a añadir—: Lo siento, Elliot, pero tú no cuentas porque tú me rechazaste. Ahora, te cuento como a un tipo por eso. A menos que, por supuesto, ¿quisieras reconsiderar mi muy tentadora oferta? Tori hizo un gesto de náuseas y él se encogió de hombros. Vitto le dio un ligero golpe en el hombro. —Tu te lo pierdes, bizcochito, —respondió Grant, fácilmente. —Yo sé que no acabas de llamarme bizcochito, —Tori hizo una mueca, tratando de ocultar su risa. —¿Qué? yo? No, dulzura, nunca sería tan irrespetuoso. Eres la científico principal en esta expedición y todos sabemos que el orden debe ser mantenido en todo momento, cierto, bomboncito? — Grant sonrió—. Tori abrió la boca y él se precipitó antes de que ella pudiera interferir. —Hemos estado trabajando muy duro y todos nos merecemos un poco de S y M, Dra. Elliot, señor, señora. Sé que podría utilizar alguno. —¿No quieras decir D y R?, —preguntó Vitto, riéndose entre dientes. —Oh, sí, — se rio Grant de buen humor, encogiéndose de hombros. —Esa es. Tan fácil de conseguir que se confundan. Pero, estoy seguro de que Elliot aquí sabe todo acerca de eso, ¿no es así, Elliot? —¿D y R? Tori se congeló. El Príncipe Quinn tenía que mostrarse en ese momento. Miró a su alrededor, preguntándose si podría escabullirse con elegancia antes de que la viera. Demasiado tarde. Sus ojos estaban directamente en su cara. Ella se ruborizó ligeramente. —Príncipe Quinn, — Tori reconoció cortésmente, de manera profesional, cuando él no aparto la mirada de ella. —Dra. Elliot —respondió Quinn, no tan profesionalmente. Un extraño silencio se apoderó del grupo mientras él la miraba fijamente. Su mente eligió ese momento para recordar la intensidad de sus sueños y los detalles de su pecho desnudo, mientras él se arrodillaba juguetonamente en su cama. Sus mejillas trataron de encenderse con vergüenza, pero ella se la trago, haciendo todo lo posible para mantenerse profesional y calmada. Su corazón se le aceleró en el pecho, corriendo por liberarse. ¿Qué tenía este hombre que enviaba sus sentidos al borde? Se aclaró la garganta, incómoda. Vitto se le acerco un paso, parándose un poco, demasiado cerca. —D y R es descanso y relajación, —Vitto ofreció con una sonrisa—. Es lo que decimos cuando necesitamos un muy merecido descanso después del trabajo. El Príncipe Juguetón……. 27 —¿Ah, y S y M? , —Preguntó Quinn, volviendo a mirar a Tori. —Sueño y m... —Tori balbució. No podía pensar en nada. Miró desesperadamente a Grant, pero él sólo se encogió de hombros y no ofreció ninguna ayuda. —Ma—masajes. Quinn abrió la boca. Vitto disparó su mano hacia adelante. —Hola, no creo que nos hayamos conocido. Todo el mundo me llama Vitto. Este es el Dr. Grant, ignore todo lo que diga, nada es cierto. No estamos realmente seguros de que sea un médico de verdad, pero lo dejamos venir de todos modos. Y este distinguido caballero es el Dr. Simón Martens. Quinn asintió cortésmente a todos ellos, sonriendo ante la animada introducción. — Entonces, ¿He escuchado que los señores hablaban de nuestro harén? Tori palideció, ligeramente disgustada y giro los ojos. Peor que lo del harén era el hecho de que el príncipe había escuchado toda la conversación. Ella estaba segura de que se iba a enfermar, inmediatamente después de que matara a Grant. Grant se aclaró la garganta, —Sí, lo siento... —No tiene importancia, —Quinn se rió entre dientes gratamente. —Las mujeres son libres de hacer lo que quieran. Nosotros no las poseemos. En realidad, creo que mi hermano desea para ellas que encuentren maridos, así que por favor, siéntase libre de sacárselas de las manos. —¿Su hermano el Rey?, —Preguntó Grant—. Aquel cuya boda es esta noche. —En realidad, su... Ah, boda, como lo llama, técnicamente fue ayer. Yo creo que ellos se aparearon en el balcón lateral. —¿Tú crees? —Preguntó Tori, con el ceño fruncido. ¿Aparearon? ¿Todo el mundo simplemente se baja los pantalones y se aparea en cualquier lugar a su antojo? Quinn vio su mirada y se rió. —Apareado al igual que Casaron, Dra. Elliot. Tori jadeo ligeramente. Entonces, dado que su boca ya estaba abierta, le preguntó: —¿No sabes dónde su hermano se caso? —Encontrara que nuestra cultura no es tan meticulosa en lo que se refiere a ceremonias. Una vez que se toma una decisión, no hay razón para esperar o posponerla para más adelante. El matrimonio sólo necesita dos personas que lo deseen. Lo dicen, se hace. Simple. Esta noche es el banquete de la coronación de la reina. El rey y la reina también estarán anunciando oficialmente el embarazo de la reina. Nos encantaría si todos se nos unen en la celebración de la buena fortuna de nuestra familia. —Sera un honor para nosotros, —respondió Simón por ellos, palmeando su pelo gris hacia abajo. Grant le lanzó una mirada significativa a Vitto y movió las cejas. Tori los miró y suspiró. Los chicos habían estado trabajando tan duro como ella y todos ellos merecían un descanso. Vitto se volvió hacia ella con la mirada de "Por favor, por favor, por favor" mendigando en sus ojos. Despacio, Tori asintió. —Será un honor para nosotros, —imitó Tori, forzando una sonrisa. —¡Maravilloso! —Exclamó Quinn—. Ahora bien, si lo desean, vengan a la sala a cenar con nosotros. Nos encantaría tenerles… El Príncipe Juguetón……. 28 —No, gracias, —intervino Tori, agarrando un portapapeles electrónico de la parte superior de la caja—. Todas las miradas se volvieron hacia ella cuando se alejó unas pulgadas. —Ustedes vayan adelante. Si no nos vamos, tengo algunos detalles que trabajar y un informe que empezar. Tori se volvió para alejarse por el pasillo. —Ah, Dra. Elliot, —dijo Quinn—. Un momento, por favor. Tori se detuvo y cerró los ojos. Tomó una respiración profunda y lentamente se giró sobre sus talones para hacerles frente a los hombres. —Sería un honor para mí escoltarla esta noche a la celebración, —dijo el príncipe Quinn, sin ninguna vergüenza de que todos los hombres alrededor de ellos oyera su ofrecimiento—. Las mejillas de Tori se sonrojaron ligeramente. —No, no creo que sea necesario. Estoy segura de que puedo encontrar mi camino hacia la sala muy bien. Gracias, —dijo irónicamente. —En realidad, Dra. Elliot, esto sería una cita, —declaró el príncipe Quinn, sonriendo. La travesura brillaba en sus ojos. —Eso de ir a algún lugar agradable para hacer cosas agradables. Creo que "cita" es la palabra que acostumbran en la tierra. —Oh, sí, —ofreció Grant, no ayudando en nada—. Esa es la correcta. Tori se quedó inmóvil, mortificada. Vitto y Grant se miraron fijamente y después a Tori con los ojos bien abiertos del asombro. ¿O fue con los ojos abiertos de burla? La boca de Tori se abrió, luego se cerró, se abrió de nuevo. El príncipe Var le pedía una cita. ¿Cómo en la galaxia iba a decir que no sin arriesgarse a su enojo? Y que en la galaxia esperaba que sucediera en esta cita? Un sonido débil salió de su garganta cuando Tori comenzó a sacudir la cabeza. Buscando desesperadamente a Vitto, dijo, —Gracias, pero creo que el Dr. Vitto me escoltará esta noche. —No esta vez, —dijo Vitto, con una sonrisa de oreja a oreja y haciéndole una insolente cara a ella a espaldas del príncipe. Sonriendo, dijo: —Ya tengo una cita. Grant me lo ha pedido Vitto le dio un codazo a Grant y sonrió más ampliamente para que el príncipe Quinn no lo viera. Grant le hizo un guiño. Tori hizo una mueca, volviendo su suplicante mirada a Grant en busca de ayuda. Ella debería de haberlo sabido mejor. Grant le dirigió una maliciosa sonrisa, le sopló un beso, y movió lentamente la cabeza en
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