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importantes en sí mismos o como precursores metabólicos, tienen carácter esencial; por ejemplo, los ácidos grasos poliinsaturados. Su catabolismo energético es aerobio, por lo que si las disponibilidades catabólicas son grandes y las fases aerobias (ciclo de Krebs, acceso de oxígeno) son limitantes, se acumularán los intermedios metabólicos cetoacídicos, lo que se conoce como cetosis. Proteínas. El papel de las proteínas en la dieta es más plástico que energético, ya que la existencia de aminoácidos cetógenos y glucogénicos hace que sean unos valiosos pre- cursores metabólicos. Por otra parte, el que un cierto núme- ro de aminoácidos sea esencial hace necesaria la presencia de una mínima cantidad de proteínas, de suficiente valor bioló- gico, en la dieta. Entonces, ¿sería conveniente una alimenta- ción basada casi exclusivamente en las proteínas? Todo lo contrario, sería muy peligrosa por diversas razones. Entre ellas, no es la menos importante la de que en el hígado es donde se cataboliza la mayor parte de los aminoácidos, pero el acceso fisiológico de oxígeno a este órgano es limitado, por lo que su capacidad catabólica aerobia también lo es, y al ser la cantidad de energía que puede obtenerse muy limitada, inferior a la correspondiente al metabolismo basal, se produ- ciría una obligada acumulación de cetoácidos, con la peli- grosa cetosis correspondiente. Una dieta equilibrada de los principales nutrientes, desde el punto de vista, tanto energético, como material, podría tener la siguiente composición: hidratos de carbono: 55-60% de la energía (350 g); lípidos: 25-30% (75 g); proteínas: 15% (75 g). Los ácidos grasos de los lípidos deberían distribuirse homogéneamente entre saturados, monoinsaturados y poliin- saturados. Las proteínas de mayor valor biológico son las animales, pero, en el caso de dietas más vegetarianas, su déficit en aminoácidos esenciales puede compensarse con mezclas de diferentes procedencias (cereales, legumbres) y, sobre todo, con las proteínas de la leche y de los huevos. En todo caso, los requerimientos individuales dependen de fac- tores como el sexo, el peso, la edad y otras circunstancias particulares personales (tipo de actividad, embarazo, conva- lecencia, condicionamientos genéticos y neuroendocrinos, entre otros). Por ejemplo, es evidente que los recién nacidos necesitan un mayor aporte nitrogenado que los niños o ado- lescentes, y éstos uno mayor que los adultos. 11.1.3 Funciones catalíticas En una dieta equilibrada también ha de estar presente otra serie de importantes componentes, con casi nulo papel cuan- titativo desde el punto de vista energético o como precurso- res materiales. Se trata de los iones, oligoelementos y vita- minas, no sintetizables en nuestro organismo, y cuya partici- pación es esencial para el buen funcionamiento de los siste- mas catalíticos e informativos celulares. De los iones ya se ha tratado en el Capítulo 3, y de las vitaminas y coenzimas, en el Capítulo 9. Su déficit puede provocar muy variados pro- cesos patológicos. 11.2 INGESTIÓN Y TRANSFORMACIONES POSTERIORES DE LOS ALIMENTOS No todas las biomoléculas ingeridas en la mezcla de los dife- rentes alimentos de la dieta pueden ser absorbidas directa- mente por las células de la mucosa intestinal, ya que éstas sólo tienen capacidad para captar moléculas de bajo peso molecu- lar, siendo poco capaces de absorber materiales de tipo poli- mérico, como proteínas, ácidos nucleicos o polisacáridos. Por ello, la mayor parte de los componentes poliméricos de la dieta han de transformarse en compuestos más sencillos, que pue- dan ser transportados a través de los enterocitos. Las proteínas (véase el Cap. 7) se deben transformar en sus componentes unitarios, los aminoácidos, compuestos que son absorbibles por el intestino. Las proteínas que no se pue- den degradar no pueden ser absorbidas y aparecen en las heces, siendo generalmente esta fracción fecal una pequeña proporción del total de proteínas ingeridas. Las proteínas de los alimentos, aunque químicamente semejantes, presentan una gran variedad de especies diferentes, relacionadas con el origen de los alimentos. En los alimentos, también existen aminoácidos libres que pueden ser absorbidos sin ninguna modificación, si bien su aporte nitrogenado en relación con el de las proteínas es prácticamente insignificante, así como algún aporte de aminoácidos no proteicos. Los hidratos de carbono sólo pueden absorberse en su forma monomérica. Los monosacáridos (D-glucosa, D-fruc- tosa y D-galactosa, fundamentalmente) constituyen un por- centaje pequeño de los azúcares presentes en los alimentos, siendo mayoritarios en los alimentos los polímeros de gluco- sa, como el almidón (compuesto por amilosa y amilopectina; véase el Cap. 5), de origen vegetal, y el glucógeno, de estruc- tura muy parecida a la amilopectina, aunque con un mayor grado de ramificación, que es de origen animal. Los disacá- ridos sacarosa y lactosa, abundantes en determinados ali- mentos (la lactosa, por ejemplo, es el azúcar de la leche) deben también trasformarse en monosacáridos antes de poder ser absorbidos. Aparte de éstos, hay en los alimentos de origen vegetal una serie de hidratos de carbono (celulosa, hemicelulosa, pectinas, etc.) que no pueden ser degradados por el aparato digestivo humano y que se excretan en las heces, constituyendo la fracción de hidratos de carbono conocida como fibra vegetal. Nutrición, absorción y transporte | 175 11 Capitulo 11 8/4/05 10:20 Página 175 BIOQUÍMICA Y BIOLOGÍA MOLECULAR (...) CONTENIDO PARTE I: ESTRUCTURA Y METABOLISMO SECCIÓN III METABOLISMO ENERGÉTICO 11 NUTRICIÓN, ABSORCIÓN Y TRANSPORTE 11.1 CONSIDERACIONES ENERGÉTICAS Y MATERIALES 11.1.3 Funciones catalíticas 11.2 INGESTIÓN Y TRANSFORMACIONES (...)
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