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sis de TAG, destinados tanto al uso en ese tejido, como al paso a la sangre de los lípidos de la dieta en forma de quilomicrones, se hace a partir del producto mayoritario de la digestión de las grasas, el 2-monoacilglicerol (2-MAG). Aunque la especificidad de las acil transferasas que intervienen no lo explique totalmente, un porcentaje muy alto de los TAG tiene un ácido graso saturado (palmítico o esteárico) en el carbono 1 del glicerol, mientras que en los carbonos 2 y 3 suele haber uno insaturado, casi siempre olei- co (∆9C18:1). 15.5.1 Obesidad El equilibrio entre grasa depositada y movilizada está regula- do hormonalmente; no obstante, hay ocasiones en que se pro- ducen descontroles en la ingestión de compuestos de carácter lipídico, o en la regulación hormonal, y el equilibrio puede inclinarse hacia alguno de los extremos. Cuando lo que se pro- duce es un predominio de la deposición de grasas, la persona tiende a sufrir sobrepeso, que a partir de determinados valores puede convertirse en obesidad, problema que en los países ricos supone una grave preocupación sanitaria y estética. En el Recuadro 15-3 se define el concepto de Índice de Masa Corporal (IMC), aceptado universalmente como pará- metro cuyo valor indica el estatus de una persona en relación con el peso, en función de los límites que se indican. Como se puede comprobar, el valor de IMC que marca la frontera entre la normalidad, el sobrepeso y la obesidad es 25. No hay una causa específica de la obesidad; mientras que el color de los ojos viene determinado por uno o dos genes, el peso corporal se determina por muchos; al menos, entre el 60% y el 70% de factores que gobiernan el peso son gené- ticos. En el Recuadro 15-4 se comentan algunos aspectos concretos relacionados con la farmacología de la obesidad, más específicamente en relación con las posibles hormonas reguladoras de la misma. Metabol ismo de los l ípidos y las l ipoproteínas | 265 Recuadro 15-3. ÍNDICE DE MASA CORPORAL Y OBESIDAD ALGUNOS DATOS En la LV Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en Ginebra en 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) volvió a calificar a la obesidad de epidemia y alertó sobre el aumento de la tendencia a padecerla en todos los países; como argumento decisivo se aportó un dato: en esas fechas había, en todo el mundo, 22 millones de niños menores de cinco años con exceso de peso. Un año después, un estudio uni- versitario denunció el aumento de los casos de obesidad infantil en España: en 20 años, la tasa de niños, de entre 4 y 16 años afectados de obesidad había pasa- do del 5% al 12%, mientras que los que, en esas mismas edades, padecían de sobrepeso en sus diferentes grados alcanzaba el 30%. Datos más generales sobre la totalidad de la población espa- ñola, debidos a un estudio del año 2000 de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, hablaban de un 14.5% de personas obesas (un 15.7% de muje- res y un 13.3% de los hombres), con una cota de obesidad mórbida del 0.5% —datos más recientes la multiplican por tres, hasta 1.5%— mientras el sobrepeso afectaba al 39% de la pobla- ción, desglosado en un 32% de mujeres y un 45% de hombres. Habida cuenta de la estrecha relación entre sobrepeso, obesidad y riesgo de padecer enferme- dades como diabetes tipo 2, ya se han llegado a diagnosticar diabetes de este tipo en niños, así como hipertensión, apnea obstructiva del sueño, etcétera. Se calcula que una de cada 11 muer- tes en España tiene que ver con el exce- so de peso y que el impacto económico del tratamiento de todas las enfermeda- des que origina la obesidad en el sistema sanitario representa más del 7% del total de gasto. Son más preocupantes todavía los datos de países como los Estados Unidos o el Reino Unido; existe, pues, la necesidad de luchar activamente contra esta enfermedad en la mayoría de los países desarrollados, que son los que dis- ponen de mayores fondos para la investi- gación, tanto pública como privada. Por si estos acicates no bastaran, datos recientes abonan la idea de que las ges- tantes obesas contribuyen a desencade- nar en sus hijos un mayor índice de mal- formaciones congénitas que las diabéticas. En concreto, el 3.8% de bebés nacidos de madres obesas presen- taron este tipo de malformaciones, por- centaje que dobla el de la población general y es significativamente superior que el de las madres diabéticas. Por todo ello, es lógico que el esfuerzo inversor dedicado a investigar las causas de la obesidad y a ponerle remedio sea muy notable. Tabla 15-3. Índice de masa corporal (IMC) y obesidad Peso (kg) IMC = ————— Altura2 (m2) Situación IMC Peso insuficiente < 18.5 Peso normal 18.5-24.9 Sobrepeso grado I 25-26.9 Sobrepeso grado II 27-29.9 Obesidad tipo I 30-34.9 Obesidad tipo II 35-39.9 Obesidad tipo III (mórbida) 40-49.9 Obesidad tipo IV (extrema) > 50 15 Capitulo 15 8/4/05 11:08 Página 265 BIOQUÍMICA Y BIOLOGÍA MOLECULAR (...) CONTENIDO PARTE I: ESTRUCTURA Y METABOLISMO SECCIÓN III METABOLISMO ENERGÉTICO 15 METABOLISMO DE LOS LÍPIDOS Y LAS LIPOPROTEÍNAS 15.5 BIOSÍNTESIS DE LAS GRASAS 15.5.1 Obesidad
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