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16.4.1 Regulación del ciclo de la urea No cabe duda de que un proceso de tanta repercusión para el buen funcionamiento del metabolismo nitrogenado tiene que estar convenientemente regulado. De hecho, así es, en dos niveles diferentes. A largo plazo, el control, por regulación genética, se ejerce sobre las concentraciones de las enzimas que intervienen. Si se ingieren dietas ricas en proteínas, las enzimas del ciclo se incrementan y, consecuentemente, se fabrica bastante urea; si las dietas son pobres, ocurre todo lo contrario. Hay, pues, una relación directa entre los niveles de proteínas en la dieta, la síntesis de las enzimas del ciclo de la urea, la fabricación de este producto y su excreción renal en la orina. En la regulación a corto plazo, no varía la cantidad de las enzimas del ciclo, sino que se activan (o inactivan, según el caso), fundamentalmente la que abre la ruta, la CPS I, cuya velocidad regula la del proceso en su conjunto. Conviene destacar su activación alostérica ejercida por un metabolito, N-acetil-glutamato, que no participa en el ciclo de la urea pero que, con su presencia, regula su actividad. Dicho meta- bolito resulta de la actuación de una enzima mitocondrial, N- acetil-glutamato sintetasa, que cataliza su síntesis. La enzi- ma necesita, para ser activa de la presencia de niveles altos de arginina, lo que implica que la síntesis en las mitocondrias de fosfato de carbamoilo, vital para la puesta en marcha del ciclo de la urea, depende de las concentraciones mitocon- driales de glutamato y arginina, cuyos niveles altos señalan a la célula la presencia de un exceso de aminoácidos en la misma y, por tanto, la necesidad de eliminar el NH4 + que su catabolismo está produciendo. Los estudios evolutivos abonan la idea de que el ciclo de la urea apareció como una reconversión necesaria de la ruta biosintética de la arginina, en respuesta a la necesidad que hubo, en un momento evolutivo dado, de eliminar los altos niveles de NH4 + y HCO3 – producidos como consecuencia de la degradación proteínica; el ciclo, como puede deducirse, constituye además una vía indirecta de regulación del equili- brio ácido-base y del mantenimiento del pH corporal, lo que también es importantísimo para los mamíferos. 16.4.2 Alteraciones del ciclo Ni que decir tiene que si por cualquier razón el ciclo de la urea no funciona correctamente, habrá una inevitable hipera- monemia, acompañada de otros problemas eventuales, como citrulinemia, aciduria arginosuccínica, hiperargine- mia, entre otros, según la o las enzimas que fallen. Los indi- viduos congénitamente afectados por cualquiera de estas deficiencias mueren en las primeras semanas de vida o, en los casos más leves, manifiestan un retraso mental durante su existencia, como consecuencia de los altos niveles de amoníaco y de su grave repercusión en el desarrollo cere- bral, fundamental al comienzo de la vida. Si estas enferme- dades se detectan precozmente sus efectos pueden paliarse mediante la adopción de dietas especiales, bajas en proteí- nas, y con el uso de fármacos que disminuyan el nivel de amoníaco. También puede haber problemas si la carencia congénita es de una enzima, la N-acetil-glutamato sinteta- sa, que no participa en el ciclo, pero que es fundamental en la regulación, a corto plazo, del mismo. Su deficiencia tam- bién conduce a una hiperamonemia, y el tratamiento más adecuado es, tras su diagnóstico precoz, suministrar al afec- tado fármacos que aportan moléculas parecidas al N-acetil- glutamato. 16.5 DESTINO GENERAL DEL ESQUELETO CARBONADO DE LOS AMINOÁCIDOS El catabolismo de los esqueletos carbonados de los aminoá- cidos se realiza en cada caso particular mediante cadenas de reacciones más o menos específicas que desembocan en moléculas participantes del ciclo del citrato o del metabolis- mo intermedio (piruvato, acetilCoA). Como se representa en la Figura 16-7 y teniendo en cuenta el carácter gluconeogé- nico de los intermedios del ciclo del citrato (véase el Cap. 13), los aminoácidos cuyo producto final único es un inter- medio del ciclo o el piruvato se consideran aminoácidos glu- cogénicos, mientras que la leucina y la lisina, al generar en su degradación únicamente acetilCoA, se clasifican como ami- noácidos cetogénicos. El resto de los aminoácidos son mix- tos, ya que junto a un precursor gluconeogénico también conducen a acetilCoA. Las características cinéticas de las aminotransferasas, primeras enzimas de su metabolismo, hacen necesarias con- centraciones relativamente altas de los aminoácidos para su adecuado procesamiento. Por tanto, el catabolismo está regu- lado en buena parte por la concentración intracelular de cada aminoácido, de modo que, a pesar de su teórico carácter glu- coneogénico, se ha demostrado para algunos de ellos que, en concentraciones normales o ligeramente superiores a las nor- males, no incrementan realmente la gluconeogénesis hepáti- ca. En todo caso, los mejores precursores gluconeogénicos son la alanina y la serina. En concreto, la gluconeogénesis que se produce a partir de la alanina tiene un extraordinario interés en fases avanzadas de ayuno, en las que el hígado se convierte fundamentalmente en un órgano gluconeogénico para fabricar glucosa, para el consumo cerebral a partir de la alanina procedente de las células musculares, donde se ori- gina en un proceso de reconversión a partir de aminoácidos ramificados. Metabol ismo ni trogenado | 283 16 Capitulo 16 8/4/05 11:12 Página 283 BIOQUÍMICA Y BIOLOGÍA MOLECULAR (...) CONTENIDO PARTE I: ESTRUCTURA Y METABOLISMO SECCIÓN III METABOLISMO ENERGÉTICO 16 METABOLISMO NITROGENADO 16.4 CICLO DE LA UREA 16.4.1 Regulación del ciclo de la urea 16.4.2 Alteraciones del ciclo 16.5 DESTINO GENERAL DEL ESQUELETO (...)
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