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Estudios de clínica psicoanalítica sobre la sexualidad

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Colecci6n · Psicologfn Contemporánea 
,~, L. r· d J 
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~\o-V I 1 C)C)4 , 
Ricardo H. Etchegoyen 
Bernardo Arenshurg 
Estudios de clínica 
psicoánalitica 
sobre la sexualidad 
.J 
· Ediciones Nueva Visión 
Buenos Aires 
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9 1977 por Ediciones Nueva Visión S.A.I.C. 
fucumán 3748, Buenos Aires, Rep. Argentina 
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 
Impreso en la Argentina / Printed in Argentina 
Prohibida su reproducción total o parcial 
INTilODUCCION 
Los cuadros clínicos que tienen relación manifiesta con la vi<. 
·• sexual se agrupan en aos clases, Hªs perversiunes ¡Y 1os trastorm 
neuróticos ae la sexualida~. lin l_':!~_. P~E"'.~Fstones 1 .~ _aesvwcwne 
el tipo comente de vida sexual se ·auera marcaaameme y quec 
rÚmplazado --pár" otro muy distinto; en los trastornos neuróticc 
de la se~ualidaa~ ·o· nll.urosis. sexuales, en cambio, se registra sol 
'!!!nte un~!r:.!.!!IPJ!F.ÍQl1_ . d~ la .fimción sexual. Las perversion, 
mas-liñpórtantes son la homosexualidad, el sadismo, el masoqui 
mo, el exhibicionismo, el "voyeurísmo" (escoptofilia) y el fetichi 
mo. Entl'<! los trastornos neuróticos de la sexualidad los más Ir 
portantes son l~ -i~p~t~~cic~_en ~I ho~b~~- -y· ¡~ )rigfdez en la muie 
~-~ ·--.... -- ·--,,.·· 
El estudio de las perversiones y de los trastornos neurótic· 
de la sexualidad reviste un doble interés: se trata, por una par; 
de cuadros frecuentes que es .necesario conocer y tratar; por 0 1 
parte, su psicopatologfa abre un camino de especial valor para 
estudio de la mente humana. 
Antiguamente las perversiones y ·neurosis sexuales se veí 
( có~o vicios o _pecados y no como enfe:medades. Los grandes r 
:_ quiatras del siglo XIX, como Kra!ft·Ebing, Westphal y· Kraepel 
lucharon contra este prejuicio y las estudiaron cientf/icamen 
Carentes de los necesarios fundamentos psicológicos y f isiológic 
estas investigaciones brillaron más por sus descripciones que ~ 
su capacidad explicativa, reducida por lo general a una monóto 
referencia a los factores hereditarios y a la teoría de la degene1 
ción mental de Morel. Krafft-Ebing, ,sin embargo, atempera es 
? 
tendencia y. da un paso adelante al atribuir im ortancia a los fac-
tores adquiridos, lo mismo que met, quien insiste en que a .per-
versi6n puede deberse a factores accidentales, observaci6n que ha 
de tener después en cuenta Freud. Bloch, por su parte, combate la 
teoria de .la degeneración mentái en los perversos afirmando que 
a veces no presentan ningún otro rasgo patológico: 1 
-c-- o- ,¡ -1 1 ,t;, I-~!·-
1 En la lúcida respuesta de Freud (1895) a las críticas de Léiwenfeld sobre 
la etiología de la neurosis de angustia es, tal vez, donde pueden encontrarse 
los argumentos más sólidos a favor" de la especificidad en la etiología de la 
enfermedad mental, que vuelve a perderse más tarde con el concepto freu-
diano de series complementarias. 
u 
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1 
PERVERSIONES. PARTE GENERAL 
El punto de partida de la investigación moderna de las perversio-
nes y las neurosis sexúales se encuentra en los estudios de Sigmund 
Freud realizados a comienzos del siglo. El descubrimiento de Ir 
sexualidad infantil permitió a Freud contemplar la vida eróticz 
normal y patológica desde uria perspectiva unitaria y explicar a Ir 
vez las perversiones y los síntomas neuróticos. Graci~s a él sabemo~ 
hoy que todas las neurosis son, en cierto modo, "neurosis sexua-
les", en cuanto siempre está en ellas implicada la vida sexual. fü 
obvio, sin embargo, que al hablar en este libro de "neurosis sexua 
les" lo hacernos desde el punto de vista clínico y no etio~ 
nico; es decir, llamamos neurosis sexuales a las que tienen que V": 
directa manifiestamente con la función sexual. Por .esto, serf; 
preferible darle e nom re, menos conciso pero más exacto, de tras 
. tornós neuróticos de la sexualidad. 
· l 
El concepto de perversi6n en Freud 
Si nos basamos en un criterio puramente descriptivo, parece fác 
definir la perversión sexual; pero si aspiramos a ser más estricto 
tropezamos de inmediato con dificultades, algunas de las cuate 
no están todavía resueltas. 
La simple observación o, mejor dicho, la observación slmplh 
ta diferencia claramente la .i:onducta sexual. def-ñonn;¡-y· cieT -pe1 
---··· . ·····-···--....... " " "" ··~ ·-··~· ... ···~ ··-· ~ •-•>- · ·· " ""·-·--~--·· ·--- --·-· ·····"•" '''- ·~ · · · · · ·· ·- ····· ·· · ~ - ., ...... ~-·· - · ---" .·•····· ....... ~ . ....... ····" ·· ·-················· 
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verso: el norm_ªl encuenti.:.a_Ja_satisfacción_en __ eLc.o.i,to, y su objetivo 
~; ·¡~ . procreación; -el -¡)~~verso. en cambio, no busc-;;·-·a ·-;::oifo nC la 
finaHaaci-pfóciiiitiva. • 
Estas diferencias, sin embargo, son más aparentes que reales. 
Al definir la salud sexual por la "norma" incurrimos en. una pe-
tición de principio y caemos en contradicciones. En determinadas 
culturas o, más simplemente, en ciertas circunstancias la no'.ma 
no coincide con la conducta "normal". Recordemos la pederastia 
en ciertos grupos sociales de la Grecia Antigua o la frecuencia de 
la homosexualidad en las cárceles. Estos ejemplos, que podrían 
multiplicarse, muestran ~~-~I_?_c_!_!yl~~ no~~~~-_per~--~º 
siempre transitan caminos divergentes. En la Grecia Antigua, aon-
de, pi:fr '"i:Iivei'sós--fíicfüres socio-ecoñómicos y culturales, la mujer 
ocupaba un lugar· subalterno, el acto sexual con un -púber resul-
taba más · aceptable, más "estético", al menos en El banque/e.3 
Solo la tradición judeo-cristiana, señala Pnul Friedman (1959), 
ubica el factor "ético" de la repro.ducción en el lugar de la norma 
en la vida sexual. Si pretendiéramos ser consecuentes con este pun-
to de vista, sin embargo, deberíamos catalogar corno perversión el ' 
coitus interrupt14s; la masturbación y hasta Ja vida sext.ial de un 
matrimonio que utiliza técnicas anticonceptivas. Nadie de hecho 
sostiene este criterio, con lo cual et fin _Ero~~-e_!tiv~ ___ det instinto 
s~~ual no puede tomarse como un factor incuestionabfo--para-oe-
(iniiJ~~~c_oñª~~t""it def.ill.4~-Y!~~º ¡.¡;;·m.i_~r~ --- ----·- -·-- --- --· -·· -·· 
En su célebre libro "Tres ensayos sobre la teoría sexual" 
(1905), Frl{ud afirma que la sexualidad humana es un fenómeno 
sumamente complejo y sostiene que las ideas entonces aceptadas 
por los hombres de ciencia no se ajustan a la realidad. No es 
ci~r:to, afirma, que la P.l1l~i6n sexual_ sea_. unitaria e inequív"Oea --ni 
2 
La procreación por sí misma no puede ser un c~iterio ' de normalidad para 
11' especie umana, ya que epen e a a vez de (muchísimos actores so-
ciales, culturales. y económicos (con inevitables ingredientes ideológicos) y 
de otros tantos factores psicológicos. La situación demográfica de un deter-
minado grupo social influye grandemente en su actitud sobre el nacimiento 
y la procreación, como afirma convincentemente Reisman (1950). Incluso 
el acto tnismo de procrear puede satisfacer .u erso fetichista , 
como sefialan y erner 
e a 1stor a de la Ciencia, donde George Sarton es-
tudia rigurosamente, y .con su reconocida valentía Intelectual, la homose· 
. xualidad (latente) de Platón. 
10 
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t,@!P_()_~Q_q!,1~ J.a~-ªb.~_tr!l~J_o_f!~~-~~~-l!!l I e~.P.~!!.9_ll__I?: . ~~P..~ra rse . tajan temen-
te de la . norma. Si esto es asf, concluye, deben . cxisdr·-·iormas- de 
~~~f~~-~~~t~~-J~s~~J_!?.:i_rl. ___ ~~~-~-~l1 ... ~~Y-~r.y_;~~-y=~~-~-~jii_b~i;~_-ti;i 
Y~-~-'--º°-'~J.l.!~nt~_somjn..J>.~!:.ª,lª.~--.dos. 
Entre otras razones, la gran complejidad de la sexualidad se 
debe a que el_~~!Q__J' ... ~Lfi!! ___ ~.~J.~LRU!fil9n .. ~~'S~.!!Lpueden adquirir 
com~~-~utono_!llía; y sobre es~~_ base, Freud_ili_sting~e-e-n efprimer 
ensayo dos tipos de aber:.rnciQit~S-si::x.uales. __ __ __ --·---
Dent~--¡;;-aberraciones en que está@turbado el ~bTaa; .. ::'.'.~ 
sexual se clasificanla homosexualidad, la paidofilia y él besttarrs:-' 
mo (o zoofilia) , a los que se puede agregar la necrofilia, que Freud 
no menciona expresamente. en estas perversiones el objeto de la 
pulsión es, respectivamente, una persona del mismo sexo, un ni-
ño, un animal o un cadáver, en lugar de un individuo del · sexo 
~·-·----
opuesto. Entre las aberraciones que se refieren al Qin sexuñl) se ....___ ___ ---
registran todas aquellas prácticas que no se proponen la coñ¡unción 
de los órganos sexuales durante la cópula, entre las cuales pueden 
mencionarse el uso de las membranas mucosas de la bo·ca y del 
ano para obtener el placer sexual, lo mismo que el exhibicionismo, ' 
el voyeurismo (escoptofilia), el sadismo y el masoquismo, etcétera. 
El fetichismo ocupa un lugar especial en este grupo, como se verá 
. más adelante. 
Cuando al final de . su primer ensayo Freud pasa revista a 
los hechos observados, llega a importantes conclusiones. Las teo-
. rías clásicas .trataron · de separar nítidamente las perversiones como 
producto innato de la degeneración mental; pero la versatilidad de 
, es tos trastQt:.OQ~_,_c_on._p.as.osJr.ecuet:ites...de...Jo....n.ormru_JL!.Q..R~~~ i co, 
1 
1 n9_ ª .Y1Qd!;!U!!lDJe.p,ar.ru:j.ó.n_ah.s.olu_tt. Es!e punto de vista se apoya 
¡ e.n el estudio de la neurosis. Los síntomas neurótico. s . . hab. fa .. º r. eye-
! lado a Freud ~!!._a_inesQerada rel.ªs:J.9.!L~_®..la vida sexual, de In que 
) 1 ~~~~;~~t:~~ ~~;onr¿~;}~·5-}! ~~~~~~~~~[{!~l~l:~l~·-~: . ·-· .. ' . . ..... """··· ·~-·-- - ·· ,_,_,.,,_~ __ '....P.,,~.-----··1?·-··-.. -·--·· · -~"9 .. ,.~ ,. .. .,._.,.,,, .......... ~ 
acuerdo con los consisterttes result.ados de su investigación, Freud 
comprueba que la sexualidad de los neuróticos se remonta siempre 
a los psi.meros afiOsTe~Id'a-;-yes"te ·e·s -·a ·j)üiüo ·· ae--p-arTiaa-Cief des-
Ctíbrimien~<lelii--se~~~ti<lacCfni a~·ú¡·;-·rileñté ·· caniúri -ae-· 13 sexua-
l 1añdd~1-;i~1i-c>J..Yüe·a:_ñónñªJ~:~ii~.!!i~.1¡~Q:~ _P.~iY.ir.~~. - · ·· · ---
La sexualidad infantil, que Freud estudia en el segundo en-
sayo, se caractenZilpor- una gran cantidad de pulsiones parciales 
' ·---. ..... ······-"'··~- .. l 1 
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1 
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1: 
'Í)) ! .. (' 
(ver, tocar, oler, mostrar, golpear, morder; etcétera), surgidas de 
diversas zonas erógenas (la boca, el. ano, la piel en geiieraC los 
gffiffa1efliiismos·;·· etc"étera) , ql,!~ -~~()¿ __ !!l'~!~_je un lar¡;_9 _Y • com-
pl_~esarroJ.lo Jl~.Rf!!l_~-~~~~~~-~-~E-~-~!~-~!.Qª_g:xu~L<!~[.~.~ul_!_o. 
Si este proceso se. realiza satisfactoriamente, las pulsiones P~Esiales 
se--suboraiiiánala-prifnacla genTl<iT; pero--Sí est0Tracasa;· 1as pul-
-------····-··-···---·· ··- · ·------~---·~·--··· --·---· -----.-,__ 
siones narciales compiten con el- impulso gemtaiy·ocupan-sutrrgar. ----=-----... ---;-:¡--·--·-·-·-----·-·--···--------- -·-
/
! En las pervers1oñes Ja_ - ~§fS~2._n._~E_~r~i~.~ --dor_n__i_~~~!_ .:_-~: ex ___ ter. i~-:~~~-~i-
; bremente; enl~-~ __ Q_('.uros1s, en cambio, queda repnm10oy aparece el 
\' sl11tQ.ma. De aquí deri.va--el famóso áforismo -freüéHano ... de. que 
la neurosis es el negativo de la perversión .. Corolario de los hallaz-
gos es que Freud califique a la sexualidad infantil de pq_lj_rno_rf a, · 
en cuanto e.ii.r·c_o.:~~t-~üíaa·e:o.~ .. -J?.iilsfü.~tj-~{ <~E(é_ Jfütte.·ñ ~siil ()rd.en ni 
CQ.RCÍertO de diversas zoñas er6genas, y de perversa, ya que SUS 
fines se. apartan de -la meta procread.va de la cópula sexuaC . 
f:L r_igor_cJe .. .. es_tp_s _con_~e¡>!Q~ . se modifica, sin embargo, e!l.JO.s 
años posteriores a la publicacióri. de ·10s··--mrres ensayos"' a medida 
que·F -reua: --RarCAbrahani-.. y .. ofros·-maesfros ···aei ··¡;sicóánálisis px:q-
siguen el estudio de la sexualidad infantil, dado .. que descµ~ren un 
cierto orden en)as caóticas . pulsi<mes .PªEciales. En "La disposi-
ción a la neurosis obsesiva" (1913), Freud describe la etapa anal 
(o anal-sádica) de la sexualidad infantil, que ubica en el segundo 
año de la vida y cuyo órgano . efector es el ano; y en la tercera 
edición de los "Tres ensayos" (1915), delimita la etapa oral, pre-
via a la anterior, que abarca el primer año. Quedan así definidas 
·dos organizaciones pregenitales que se desarrollan una después de 
la otra y culminan en la etapa fálica de la sexualidad infantil, que 
nbarca los tres años siguientes de la infancia, en la cual se 
desarrolla el complejo de Edipo, es decir, la relación erótica del 
niño con sus padres. Solo después, en la pubertad, el individuo 
logra una verdadera rel~ción (no incestuosa) de objeto y accede 
a lo que puede llamarse etapa genital (o genital secundaria, si se 
reserva el nombre de primaria a' la fálica) . 
So~~-- la pJ!§~ .. <leJa t€.9!Í.Cl. <!.<:. la libido, formulada P()r Ereud 
~- ~brahaf.1:1_ .. eñ la . segunda décatja def siglo,"í~s 'pci:veisfories.:Se ex-
plican como procesos el.~ f ijaci6n y regresión a los niveles prege-
nltaies --deT~Ci~.iúi~ifo, . con el consiguiente reforzamiento ~ .4e .. una 
dete®-i!1Jl.<liLpuJ;;ióq~p~~ci_iai .. que d~;plaza h o;ga~i~~~fori · ·ge11,i,tf!l y 
se.--~oI1:sti.tu)!e en el marcapasÓ de i~ ~Yi_~:a.:·· s~xual ó~[per~erso . En el /)__ . . . . ..... . 
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individuo normal, en cambio, la sexualidad infantil, que ee reactiva 
en la adolescencia, evoluciona hacia la sexualidad normal del adul-
to, con su primacía genital y la integración de las pulsiones par· 
ciales. 
2 
La teoría de las perversiones después de los "Tres ensayos" 
La teoría que se acaba de exponer contiene una base de verdnd, 
pero no da cuenta de todos los fenómenos. La simple fónnula 
<l~..9.1:.1.~.J.~- .11~1J.'. .. C>.~~--~.:> .. tl.!}~g~_t_!Y2. .. ~~.l!! . ..Pl'. ryEr~J.Q.ii::JmiÜE.~=.9.t:~~=§~ et 
perverso no existe la represión de la sexualidad infantil y que U-ña 
-········ ............ T . . .... ..... ........ - ....... ., .. , ....... .... - ---·-·-···--· ·····--· .. .... ... ......... ,.-.. · ....... -., ...... , . 
d_eterminaua pulsión-·parcial persiste desde la infancia hasta la ad .. ul-
teZ- ·sin que riada se cfüce ··¿fi-su·. éamiño: üñ·-·esti.i"éHo m¡s-deieñido 
ñiQsfró, -sfo-:-e-mbargo;-·q:µ¡;~ ·iambié·~· ·T; -~~·;~~1\ci-;;~C íi1r anüC"cié ·1os 
perversos sucumbe a la represión. . -------·-··--· ···----·--···· 
. ·· ·· ·Ya~· eñ .. ' ' üñrecuerd·o-·Iñrañfirde Leonardo da Vinci" < 191 O) • 
Freud descubre que la homosexualidad masculina tiene por base 
una identificación con la .madre, que rechaza de la conciencia el 
. componente heterosexual de la libido. Esto importa reconocer que 
en la perversión uedan re rimidas determinadas ulsiones arcia-
es e a sexualidad infantil, igua que en a neurosi~ 
El cambio decisivo en esta dirección sobreviene en "Pegan a 
!!..ll. niño" (1919), donde ):re.ud_J!_studj!:\_'!..1!._J.!P-º--~....e.~Lg_~_J-ªn· 
tª~(!ls __ pei:.versas sadomasoquistas y las encuentra claramente vincu-
ladas a la . represióñ .... <lei""cóm.¡;Ie]o-J~-ifcü¡;~ :--L~--Per~ersióñ-- sado-
masoquista no. d~riva ;- -¡;ties:-siñipfome;:.;te ¿~ · la persistencia de los 
impulsos agresivos en la estructura mental del paciente: estos im-
pulsos eluden. justamente la represión porqué se los emplea para 
mantener inconsciente el conjunto de la sexualidad infantil y el 
complejo de Edipo. 
A partir de este trabajo, la perversión y la neurosis ya no se 
C.Q!!.s.{<1.exañ=·~a.~~~Lpositivo y el _ !i~~tiyQ_~~---t!fi.: '!!1Eiiñ6"'_p.roceso. 
La perversión d~~~ . es_tE°4!~f~~:; :~P~6.! .. ~g"-1º ... IJ n f en6nú!ñó-·iñ-¡ff·com-
plejo, donde partici an a Ja vez ulsiones y defensas. 
. o re esta ase surge el valioso aporte e Han11~ §ac~. Zur 
Gene se der Perversionen --( t 923),- que-·-graOlece el . vínculo . enfre 
perversióil; complefo-ae"Ea1poy repres.ióñ~ T.a '" puisi6·¡.¡ · ·¡;3~Cfa1 de 
·· -· ¡3_ 
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~r ~: : ( 
la sexualid~g_JI_lfa_I_I_t_i_l_ q.9.!!~- E<?~na en la _Eerversi?E.~'.1~.¿ontinúa 
' dfreC:t_~ffi_~t~ _~esae la inilincla - ha~ta , l~ . adt.iJtez, sino ' ue p~sa - n-
~-~- .9t el .C!Qlll Jsi~L~!!:.Jic!_i,Rg_,~-perv~i:_~Q_I_l_~~- -~2.!E ___ ~ - P._~_r. e 
consciente de . todo un sistema _<_:_ h~~-~,9§ ___ r,,~pri.m!9.:os, y en este 
sentido 'ya no sé ' Ja puede ' contraponer sencillamente a la neurosis. 
· La dif;rencia eptre pirver::s~ó.n .. r .. ne1,1ros~s ;adi~a, ~ás q J.?i:.!1• J>~ra 
Sacfís, en que el síntoma neurótico es . e,_$~_9!~!-~9~E'? (extrano al tn· 
ii :~d~~~~ m~~~~~ci!- ·~üe . ~~::~:~º~ªd~ert!~~i.-~~- ~ig{1¡f:7Je~%~·-;!~ 
'gemta: . · ri"Cü'ifnfO"resiCtúos ·--de' '}a- sexualidad infantil, en cÜanto 
'cñStiílízación consciente de impulsos reprimidos, neurosis y per.:-
vers1 n no son radica mente rntmtas. e a que se vea mue as 
veces a a ternancia de síntomas neuróticos erversos. ac s men-
ciona, por e1emplo, e cas e 'una o in a los golpes que en. el 
curso del análisis se trueca en masturbación compulsiva con fanta-
sías masoquistas. El caso opuesto no es,. por cierto,. menos fre-
cuente. Hemos visto, por ejemplo, una mujer que al abandonar la 
perversión homosexual (que satisfacía un impulso inconsciente de 
meterse dentro del objeto y confundirse con él) presentaba una 
claustrofobia, claro equivalente neurótico de dicho impulso. En 
un paciente cuya vida sexual antes del . análisis se reducía a la mas-
turbación con fantasías sadomasoquistas, el comienzo de la vida de 
pareja adquirió una fuerte ton11Iidad de ese tipo, con peleas y 
agresiones frecuentes, que resultaban . la dramatización de las fan-
tasías masturbatorias. La práctica de todo analista puede ofrecer 
innumerables ejemplos de este tipo de transformaciones. Vale Ja 
pena mencionar aquí un ejemplo de Gillespie (1964) en eJ que 
al reman fantasías o actos perversos de flagelación con una fobia 
a las víboras, donde el látigo y la víbora resultan ser un indudable 
símbolo del pene (p. 131). 
E~ Ja perversión~ffice Sachs, solo es consciente un fragmento 
de la Jeiyalldad inít; ltil; si el yo franquea el camino a este im-
pulso es; precisamente; para reprimir el resto. El yo "divide para 
reinar", y en esto ve Sachs el mecanismo fundam.eñiai de las per-
versiones. '<' '. · , 
L!i~. _n~evas ideas 
1
~arcan una diferencia· nota.ble eón las ante. · 
riores. Si bien se apoyan en Ja sexualidad infantil y la teoría de 
la libido, tienen fundamentalmente en cuenta la estructura psí-
quica. No es casual que el trabajo de Sachs aparezca en 1923, año 
11 
r 
,, 
en que Freud publica "El yo y el ello", donde establece la clásica 
división del aparato mental. en tres instancias. 
Las investigaciones ulteriores siguen esta orientación y ex· 
plican la t~~~~!:.~.i.® como una especial técnica defensiva con!r~_la 
angustia (de castración) y el sentimiento de culpa (que proviene d·ersüvei-Y6f-:.---------·-·--·--... -- .. ------· .. -----
un desarrollo consistente de este punto de vista se puede 
encontrar en Teoría psicoanalftica de las neurosis (1945f, de Otto · 
Fenichel uien considera a la erversión como una técnica (de- 1 \ 
fensiva) ara a an ustta de castración el sentimi to l ' 
de cu pa) con el fin de alcanzar el or asmo enital. §.i~l..Rs.rv~.rso 
;ª::;;;e.e.s~!}0!q~~n~ifr:;:t: ·1~:r!;;;~*~r~Yªs~i~-g~~·tf~~Y~~rl~~llr1;a~eii~~ 
· · Ie'Iiiii)IClen eT c;·r-sasiño'"ienitaí. JiorralJ.cíó ·í)0-;· compfoto ·ra-<Hsffñción 
eiifre' sfüto'rna ·neuf6Hco' y actó pervers·? ; yen~~hel"iOduye "la's---per­
versiOñff -eñffe~Iiis"ñetiFósis"'impulsivai, c omo también lo hicieron 
reciente.mente José Bleger, Natalio Cvik y Beatriz Grünfeld (1973). 
Con esto, sin embargo, no se resuelve totalmente el problema. 
El neto perverso es, sin duda, egosintónico, como el acto 
impulsivo del psicópata, p~ro también son sintónicos el síntoma 
psicótico, la adicción a las drogas y los rasgos patológicos del ca-
rácter, sin que nadie piense por esto en colocar a todos en la misma 
bolsa. A diferencia de Jos otros, el acto perverso se acompaña 
siempre de una descarga genital, y estolo-"destii'i:a cfínic:ifrñen'fe "élel 
¡:es·10:-tampocó-;s-ésta _u_ña.,afirmaci6n absoluta, ya que la perver-
sión puede acompaña.rse de una inhibición del orgasmo; por ejem-
plo: el ' caso -frecuente-= 'de~1a "' iiñpoteñd~'' é~ ·~~""homosexual 
activo. 
Lo que separa a la sexualidad normal de la perversa es, como 
dice Fenichel, .que esta última opera con una descarga genital rígi-
damente subordinada a una tendencia parcial de la sexualidad in· 
Cantil: si esta tendencia parcial no es satisfecha, el orgasmo genital 
se hace imposible. Esta delimitación es clara, pero también discu-
tible. 
La vida sexual del individuo normal es sumamente- complica-
da, y eri ella las pulsiones parciales encuentran una . adecuada sa-
tisfacción en el llamado placer preliminar. Los juegos sexuales 
que inician· el acto sexual :normal responden obviamente a las ten-
dencias pregenitales (besos, caricias, contemplación y exhibición 
15 
del cuerpo, etcétera) y contribuyen a aumentar la excitación hasta 
que el orgasmq genital provoca el clímax de la satisfacción y la 
descarga, No hay límite neto entre la predilección por ciertos jue-
gos (o ritos) sexuales y la .conducta aer:;Pcrverso, que tamfüén 
culmina, al fin. y al cabo, en un orgasmo genital. Las diferencias 
son de grado y no de índole: los juegos sexuales del adulto normal 
son más vatiados flexibles, mientras que en los .perversos son 
r idos e imperiosos. En los casos extremos la diferencia es notoria, 
como cuando el fetichista ·logra la excitación y el placer aferrán-
dose al zapato de una mujer .cualquiera; pero, por ejemplo, ¿qué 
individuo normal deja de derivar cierta excitación sexual de la 
ropa de su mujer? ·se entiende, con razón, que este rasgo "feti-
chista" del individuo normal nunca es determinante y podrá ser 
obviado cuando las circunstancias lo exigen, de modo que la exci-
tación preliminar se alcanzará por otro cambo; pero, como señala 
Balín (1956), la línea divisoria entre lo i;..:rmal y lo patológico se 
hace aquí muy tenue y no autoriza una clara delimitación con-
ceptual. 
Hay, pues, una zona imprecisa entre las actividades pregeni-
tales del individuo normal (sobre todo durante el placer prelimi-
nar) y los rígidos recursos del perverso para alcanzar el placer or-
gástico. El problema se vuelve todavía más difícil porque los hechos 
clínicos obligan a se arar la erversión, en sentido estricto, de los 
.ac os perversos de los individuos . neuróticos, on e se o servan 
rasgos o actividades perversas sin que la primacía genital quede 
susfancralmente alterada, Al contrario, gracias· a dichos actos per: 
versos el individuo neurótico puede alcanzar la sátisfacci6n sexual 
en un coito genital "normal". (Si se investiga a fondo la vida se-
xual de los neuróticos se encuentran siempre, de hecho, rasgo~ 
perversos, que se consideran -convencionalmente-. síntomas de 
la enfermedad.) · 
En resumen, podemos decir que la teoría psicoanalítica de las 
perversiones después de los "Tres ensayos" fue · imponiendo gra- . 
dualrnente un punto de vista estructural, según el cual el acto per-
verso tiene la estructura de un síntoma especial, egosintónico y pla-
centero, con lo que se borraron los límites entre perversión y neti~ 
rosis. · · 
Las investi~aciones de Gillespie sobre las perversiones se-
xuales en sus trabajos de 1956 y 1964 desarrollan las líneas de 
16 
Freud y de Sachs en el marco de un creciente interés por la psi-
cología del yo. Gillespie parte de las ideas ele Sachs y sostiene 
que el yo del perverso admite un fragmento de Ja sexualidad in-
fantil como parte de su propia estructura para reprimir el resto, 
y principalmente el complejo de Edipo. Sachs había sostenido que 
esta tendencia tiene qu~ ser admitida justamente por su fuerza, 
que hace imposible que\cl yo Ja reprima totalmente; pero Q!.:: 
llespie agrega que en la estructura de Ja perversión también de-
sempeñ'a Un papel importante la· peculiar conformación del Sll· 
pery6, que uede mostrarse más ermeable en esa área. dillesp1e 
entien e, con razón, ue al admitir una arte de la sexualidad 
in anti para re rimir el resto el o sufre un roceso deciación a como sabemos, Freud mismo 
'portancia. 
· También Gustavo Bychowski (1956) ,_al estudiar la rela· 
ción entre homosexualidad sicosis,Jl.firma la importancia de 
l procesos e isociactón el o erverso . En este y en otros tra 
oa1os 1945, 1954), Bychowski se ocupa del yo del homosexua! 
y lo describe corno profundamente dividido, como el yo esqui:zo 
frénico, en el que una fuerte constelación homosexual es un ele· 
mento constante y especialmente significativo. Esta constelaciór 
homosexual se basa en una identificación con la madre, que sr 
mantiene disociada. En términos más generales, esta disociación ex 
presa la lucha, dentro del yo, del introyecto materno con el intro 
yecto paterno, para usar la nomenclatura del autor. 
·3 
Las perversiones y In tcorfo de lns rclncioncs objctalcs 
El descubrimiento de la sexualidad infantil llevó a FreUd a otro no 
· menos importante, eJ de que el niño establece .. . desde muy tempran o 
relaciones eróticas con otras p¡;:rsonas, y éste es el punto ge .P.f!X~i.do 
de la teoría .de las··;.eiadonés~de objeto del psiéoanálisis, que ha sido 
especialmente desarrollada por la llamada Escuela lnglesa. donde 
figuran Melaine Klein, Fairbairn, Winnicott, Balint y muchos otro'.> 
investigadores. 
En los "Tres ensayos"', y en realidad antes, en "La interpre 
tación de los sueños" ( 1900) , Freu<l había descubierto que el rasgcJ 
H 
rnás importante y sorprendente de la sexualidad infantil es que está 
dirigida hacia los padres, es decir, que es incestuosa.4 Así se confi-
gura el llamado complejo' de Edipo, según el cual todo niño atra-
viesa un período en que toma al progenitor del sexo opuesto como 
objetb sexual y entra en rivalidad con el de su mismo sexo, tal co-· 
mo lo hace el personaje de la tragedia de Sófocles. A este complejo 
de Edipó positivo (o heterosexual) se agrega el complejo de Edipo 
negativo (homosexual) , donde el objeto de amor es el progenitor 
del mismo sexo y la rivalidad se' dirige al opuesto. Dada la natu· 
raleza bisexual del ser humano, estas dos _configuraéiones coexis-
fénen· t6do· iri-dividu~ :Y. -p~r t~ñto, .~l ~complejo de .Edipo .. siempr.e .. es 
~omplejo · {hétero y hom.\?.~~xuaL aJa .. xc::.:z;L,_~omo afirma Freud en 1923:---------·-------·---··- . 
Al complejo de Edipo continúa el llamado período de latencia 
sexual, que abarca la segunda infancia, durante el cual las puls-io-
nes sexuales disminuyen marcac;lamente. Con los cambios fisiológi-
cos (y culturales) de la pubertad sobreviene un incremento de 
las pulsiones sexuales y se llega, por fin, a la fase genital, en la que 
el individuo normal logra una elección de objeto no incestuosa. 
La fase fálica del desarrolJo infantil coincide con el complejo 
de E9ipoj péro -· las etal?as pregenfraies .. no son -prÓpiamente" ob-
fet~l~~ -P~.r__~¡::!~~~-: _ _l_a~:_p1.1_!s~o.n~s parciales .pasan por gos moJ:llentos 
eypJ.!,J.!j_vos, autoerótico y narcisista. La~ etapa autoer6tica consiste 
e'.1 }ª actividad anárquica de las zonas et6géi1au_~~Jasjmlsi?nes 
parciales, que se descargan sin · que haya todavía una relación de 
objeto. Se opone, así, la sexualidad autoerótica a la aloer6ticg, que 
viene después, con un paso intermedio entre ambas', la et~p~ nar• 
cisista, donde el propio yo del _ su jet~ es el objeto sexmd. De esta 
mariet'li, ·segú·n· Freud Jo formula en su "Introducci6n al narcisis-
mo" (1914), el_ primer objeto de"la libido sexual es siempre el pro-
pio sujeto, y solo- af"coilipás del desarrollo de · Ja personalidad -la 
. - .. . .. - .. 
• En la carta n? 69 del 21 de setiembre de 1897 de su correspondencia con 
Fliess, Freud (1950) señala que, de confirmarse su teoría de la sedúcci6n, 
habría que concluir que hay más (padres) perversos• que histerias; y agrega 
su primera intuici6n con respecto al complejo de Edipo y a la fantasía in· 
consciente al decir que queda abierta, as{, la posible explicación de que la 
fantasfa sexual adopte invariablemente el terna de los padres. Poco después, 
en la carta n? 71, del 15 de octubre, Freud mencionará por primera vez a 
Edipo Rey, de Sófocles. 
1~ 
r· 
libido se desliga del yo y se dirige resueltamente al objeto (exter-
no), en la etapa"fálic1c · ·· . . -·-··· ------·-· ·· ···-······--·· "···· ---
Durante la segunda década del siglo sobrevienen los funda-
. mentales aportes de Abraham, quien complementa la teoría de la 
libido de Freud y destaca especialmente la relación de objeto. 
EQ cada etapa_. del desarrollo, Abrnham distingue dos fases: 
etapa oraLprimaria (o de sucdón)'; .. etapa orñl secundaria . (o 'cañ·i-
balística), etapa anal primaria (o de expulsión) , etapa anal secun· 
daria (o ·de retención), etapa genital primaria (o fálica) y etapa 
genital secundaria (o genital propiamente dicha). 
No vamos a entrar en la descripción de estos descubrimientos, 
que el lector podrá encontrar en el "Breve estudio de la libido a la 
luz de Jos trastornos mentales", que Abraham escribió en 1924, po-
co antes de su muerte. Ba~ta decir que las d_escrlpciones de Abra-
h~~ tienen en cuenta no sol.o la zona erÓgena la ulsión corre's-
pon 1ente en su aspecto 1 idinoso y agresivo, sinp también los ob-
je7os a ue esas ulsiones se aplican: e_lpecho, la madre, los pa~~es 
um · 9~ .. en <:Lacto sexua a amad.a escena primaria) , etcét~ra. 
El concepto - de~·retadón - de"-objeto que aparece en los trabajos 
de Freud y de Abraham de la segunda década del siglo abarca 
no solo las relaciones con los objetos que configuran el entorno real 
de la vida del niño, sino también los procesos a través de los cuales 
esos objetos ingresan en el mundo interno para desempeñar un pa-
pel estructurante en el •psiquismo inconsciente. 
. La comprensión de estos fenómenos había sido alcanzada ya, 
en parte, por Freud en "Duelo y melancolía" (1917), donde sos-
tiene que el proceso de duelo se debe a In pérdida del objeto y 
está acompañado por un mecanismo específico para recuperarlo. la 
introyecci6n del objeto en el yo.G Cuando el objeto se instala en el 
yo, se establece una relación narcisista, en la medida en que no se 
trata de una simple representación puntual del objeto introyectado 
sino de una imago deformada por atributos que perienecen al su- ' 
a En realidad, muchas de los ideas de Freud en esos años tienen su punto 
de partida en "Tótem y tabú" (1913) ,: una obra que, a nuestro juicio, es 
fundamental en el desarrollo de1 pensamiento psicoanalítico, ya que sin ella 
resulta poco menos que imposible comprender el valor estructurente del 
complejo de Edipo a partir de la identificación (introyectivn) con la ima-
go paterna. -1'9 
jeto y, sobre todo, porque tnhora el objeto está incluido en la e~­
tructura yoica. 
L_a_f!@!:.~Lffi#§.jm,pg.rJª!l~~---º~·J-ª .. e.s~ue).¡¡_ .~e. .. i~.s": ~~~~9_i~_i:i,~~L.~P:­
j_eta~~-·-~iün_dJ..1da,_Me.lª-!iJ~ _Iq~J..!1,. Siguiendo los trabajos de Freud 
y de Abraham, Melariie Klein estudió el desarrollo temprano me-
diante Ja técnfr:a del juego~ que le permitió analizar a niños muy 
pequeños. Según esta autora, la estructura psíquica aparece desde 
el comienzo de la vida, y con ella, también la relación de objeto. 
Es decir que el__g!fí.9-t .. 2~~-~-~ .. q1:1e __ Qªc;e_. .. ~:füp()t1eAt< .µp __ ,Y.Q . P!P;t~ . ~ 
diE.i.gi~ --~-u-~_J!PP.l!lso~ y de vinc_1:1Ia,rlg_s cqn Q}?jetºs •.. ~n primer lugar 
el pecho de la madre. ---
·--··-·15¡;·9c-ü-erdo .. con. Abraham, Melanie Klein sostiene que en las 
primeras etapas del desarrollo los objetos son parciales (pecho, 
·pene, boca~ nalgas, ano, manps, ojos, etcétera), y que constituye un 
logro valioso del desarrollo integrarlos en un objeto total, la.madre. 
La relación del niño con .. el pecho, primera relación de objeto 
y modeló de todas las demás, es el campo fundamental de la inves-
tigación kleiniana, que conduce a la teoría de las posiciones, desa-
rrollada en el _curso de unos veinte año~;. a partir de El psicoaná-
lisis de niños ( 1932) , y expuesta con rigor en Algunas conclusiones 
teóricas sobre la vida emocional del lactante (1952).Presionado por sus impulsos de amor y. de odio, el recién 
naddo recurre a mecanismos de defensa sumainerite prim1t1vos, · 
uno de los cuales consiste en dividir al pecho en buenq (gratifica-
dor, idealizado) y malo (frustrador, perseguidor). Esto configura 
la posición esquizo-paranoide, que abarca los tres primeros meses 
de la vida, donde la principal defensa es la disociación, y la an-
gustia es de tipo persecutorio (paranoide). 
A medida que el desarrollo progresa y la capacidad de inte-
gración del niño aumenta, esta configuración' cede su lugar a la 
posición depresiva. El niño comprende que el objeto de su amor 
(el pecho bueno) es también el objeto malo que odia y quiere 
destruir, con lo que ingresa a una situación ele duelo (similar a la 
que Freud describió en 1917), en la que siente que ha perdido el 
pecho porque sus impulsos agresivos lo destruyeron, y trata de re-
pararlo por todos los medios a su alcance. Como puede verse por 
esta breve descripción, en la posición depresiva la persona adquiere 
conciencia de su conducta (insight) , siente culpa por su maldad y 
trata de reparar lo que su fantasía dañó recurriendo como principal 
20 
r 
defensa a la introyección del objeto, para identificarse con él (iden-
tificación intro_yectiva) .ª 
·Esto lleva a distinguir dos tipos de identificación, lo que es 
fundamental para comprender el aporte de Melanie Klein y sus dis-
cípulos al estudio de las perversiones. Durante la posición esquizo-
paraooide, el yo del niño, sumamente lábil, tiende a desintegrarse 
ante la intensidad de la angustia y recurre a un tipo especial de 
defensa, la identi/ica<¡ión proyectiva: coloca mágicamente sus im· 
pulsos, especialmente la agresión y la envidia, junto con partes de su 
yo en el pecho de la madre, con el que queda identificado. A través 
de la identificación proyectiva el niño se libera de todo lo bueno y 
lo malo que no puede toleror dentro de él; borrada así la diferencia 
entre objeto y sujeto, con la consiguiente pérdida de la identidad, 
surge In vivencia (omnipotencia) de ser él mismo el objeto, es de-
cir, en primer lugar, el pecho de la madre, tan necesitado y admi-
rado, como temido y odiado. La identificación proyectiva está acom-
pañada siempre de una vivencia de control sobre el objeto y de falsa 
sensación de poder. Desempeña un papel fundamental para luchar 
contra la angustia persecutoria y la envidia, ya que permite colocar 
en el objeto (el pecho de ln madre) los aspectos peligrosos y des-
tructivos del yo y los objetos internos, o las partes buenas del yo 
· y los objetos que deben ser preservados. Es clara, pues, la diferencia 
con la identificación introyectiva, ·propia de la posición depresiva, 
que siempre va acompañada de vivos sentimientos de depresión y 
culpa,' como también de esperanza y deseo de reparar.
1 
Sobre la base de estos descubrimientos se desarrollan las inves-
tigaciones más recientes de la escuela kleiniana (Rosenfeld, Hanna 
Segal, Bion, Esther Bick, Betty Joseph, Meltzer, Money-Kyr\c y 
otros) sobre las perversiones y tei:nas afines, como la adicción a las 
drogas, lá psicopatía, etcétera. 
·En su libro Estados sexuales de la mente (1973), Donald Melt-
~ 
o Grinberg (1971) 
depresiva, una cu! 
qu1zo1e1es oa10 et 
del seu. 
7--pa¡:¡¡-una exposición detallada y r'igurosa, véase Introducción a la obra 
de Melanie Klein, de Hanna Sega! (1964). :2) 
·:· 
r 
zer parte de los dos tipos de identificación recién señ~lados ª para ). / 
·diferenciar la sexualidad del adulto, del niño y del perverso. Su 
empresa es, sin embargo, más ambiciosa, en cuanto propone una 
revisión de la teoría sexual de Freud a la luz de los descubrí· 
mientos de Melanie Klein y sus discípulos. / 
Sin duda, . la idea_ más .original de Meltzer, la que impregna 
toda su investigación, . consiste~en-distingüír:ta rncualidad del ,adul· 
to, básicamente introyecti~'a.-de la del nmo y el erverso, fuñ:i 
amentalmente royecfivas, impu s1vas. ste contraste no toma 
so amente como parametros os pr de identificación ya seña· 
lados, sino también las ansiedades correspondientes, persecutoria y 
depresiva, los impulsos y los objetos. De esta forma, Meltzer se 
procura una base teórica, firme y a la vez móvil, para comprender 
las variadas identificaciones del sujeto en la escena primaria como 
fundante de la estructura psíquica. Puede contemplar, así, la se-
xualidad del adulto, no ya desde .el ángulo un poco victoriano de la 
primacía genital, sino en todo str rico, su inagotable, su inédito poli-
. modismo. La sexualidad del adulto es, pues, polimorfa, como la 
del niño y el perverso, pero su significado es propio, en cuanto 
las angustias depresivas configuran un nuevo mundo de. objetos y 
el individuo puede desarrollar armónicamente su bisexuali<lad, es 
decir, integrar el otro sexo a la estructura del self sin perder por 
esto su identidad de hombre o mujer. · 
En su minucioso estudio de la escena primaria con todos sus 
integrantes (o actores), M~ltzer sigue casi al pie de la letra las 
geniales observadones de Freud (1918) al describir la escena 
primaria de "El hombre de los lobos", al final del capítulo VIII. 
Allí señala Freud las complejas identificaciones del paciente, que 
identifica su pene con un bebé que, dentro de la madre, va a ser 
copulado por el padre; a la vet que este mismo pene es, también, 1 
el niño que posee a la madre. Quedan así definidos ~Metfür' ;. 
cinc-~ a -tici antes en la-escena pri® ia: el J!dre lamaClre el 
niño rla niña y, mamen e. e fnterno- ~ntro ele! cuerpo"de 
la maW'.e.'.) !. 
. - ~J.f._xaalidcrd aciUll~@n~ a tñ~canisrnos introy_ectivos a ~~ 
partir del-duelo poda~pare1a-{sexual) de~ los..padres en la escena'"" )' 
,, 
8 Veremos más ndelnnte otro tipo de identificación narcisista, In identifi-
cación adhesiva, corolario de la rela~ión del niño con In piel de la madre 
(Esther Bick [1968]; Mcltzer [1975]). 
22-
. ·.!?.··· 
. /í /,/ ~· / ,y . 
r-i\0S:;:;;;;: 
_.0/"/ 
rpri~a_..:Solo~uandCJelabofif' su comple ¡O"' d-e E-dipo, superando 
sus ~s y su rivalidad, el individuo uede intro ectar a los pafües 
re ara os como una pareja eliz y unida~ Esto implica e ue o por 
los pa res como o Je os e amor sexua y la discriminación entre 
el sujeto (el niño) y los adultos (la pareja parental), a través de 
un proceso simbólico en el cual el superyó introduce sus valores.8 bt• 
Una vez reparada, la pareja de los padres puede funcionar en el 
mundo interno del sujeto con plena autonomía, en un intercambio 
sexual que es para ambos placentero y benéfico. ~Con estos padres 
~troyecrados se identifica el su'eto norma-1 .. durante su propia d· 
periend a sexual para · obtener su satisfacción y procurárse a a su 
~~~ -
La sexualidad infantil es, en cambio, impulsiva: trata de des-
cargar los impulsos sexuales para aliviar la angustia que proviene 
de los celos y de la rivalidad con la pareja de los padres; bus~a 
el placer sin preocuparse del compañero sexual, a través de me-
canismos proyectivos . El predominio de 'las pulsiones parciales 
lleva a uha constante confusión. de las. zonas erógenas y de sus 
distintos modos de gratificación, lo que equivale a decir que la 
primacía genital no se ha establecido con plenitud. A pesar de su 
carácter impulsivo, .@'SeXUalidad 1nfant_iLe_s,~para Meltzer,- oásica-
mente buena, ya ue buscJLllnte todo aliviar las tensiones causa· 
as- por la-escena primatia~•~c_on su~cnrolario d_e excitación e insal 
~1Sfacd6n, celos edípicos y odig:--Oa!o no solo 'COfilra los padres, 
sino~también _f.ontra el bebé, interno, gue imagina participando y 
gozando del espectáculo ae Ilr1!"seeññ primaria ; 
ba~sexualidad infontil es, pues, egocéntrica y se caracteriza 
por su movilidad y polimorfismo, que no solo se expresan en la 
variedad de~zonas excitadas. excitables sino or la confusión~ de 
la~ mismas y de los~ mooos de satis acción! 
J n la sexualidad perversa, por fin, el vínculo e~ fundamental-
mente narcisi~tO_~e un nuevo objeto interno, un sexto per-
a bh Para Melt.zer lasexualidad del adulto es simb6\iCR, en cuanto deriva 
de un roceso de identificación intro cctiva con os n res internos Des e 
e c s1co trn ªJº e anna Segal (1957), esta escue a nceptn que el proceso 
slmb61ico está ínsitamente ligado a la posición depresiva. También Lncnn 
afinna que el complejo de Edipo introduce ni sujeto en el orden simbólico, si 
bien su reflexión se desarrolla en un campo teórico muy diferente del de 
Hannn Segal y Meltzer·. · 2 3 
r \ o\:¡ef.. l'~.swlor r"''tecfe._.b 
rl A~ ... .- l" f"'e •r;.. c..6 /'e,íi<.,, 
t 
sortaje, el outsider, el tirano, que entra en complicidad con las par· 
tes mlantilesjful self del sujeto .. para atacar envidiosamente a los 
padres internos º· con más exacfttuó, a toda la lam1lia.9 creemos 
que el tirano de Meltzer no debe destacarse como un nuevo per~ 
sonaJ~la escena primaria, sino más bien cpmo un_ papel asig-
nado, a alguno de los cinco miembros ya descritos; según este 
c'r1terio -que coincide, creemos; con las ideas de Rosenf eld que 
vienen a continuación-, el tirano puede tomar el papel de un pa-
dre, de un · hermano o del propio sujeto. Al asumir el lugar de un 
padre (o del pecho, el pezón, el pene, etcé~~ra), el tirano se con-
funde con el superyó; una confusión que también alcanza al pensa-
miento teórico de algunos analistas. 
En el mundo externo (real) este conflicto estructural se tra-
duce por conductas en las cuales_ el compañero· sexual es el reflejo 
de .este ligamen narcisista. La relacíOn externa es "mdilerente", con 
lo cual queremos decir, a la vez, que no hay diferencia entre sujeto 
y ob'eto a ue el objeto puede ser cual uier cosa (y es siempre 
" e~ ' y, por otra par e, quej o 1eto es~tivamente indife-
rente parael sujeto perverso, que lo usa para slis propios fines y lo 
~ 7' 1 :ZA -
9 Ver Los estados sexuales de la mente, cap. 14: "Terror, persecución· y te-
mor", y cap. 20: "Tiranía". 
10 Al estudiar la pareja perversa desde otro enfoque teórico, Clavreul ! 
( 1966) afirma que se constituye como una forma deliberada de desconocer 
Ja inte~ci6n del otro •. de modo que c?da uno de sus integrantes es para el 
companero un_ mero_ iuguete que consiente. 
11 "Qn the psichopnthology of nnrcissism:-8 clinical approach", en Psy: 
chotic States, cap. 11, p. 169. 
-i.4 
r 
' 
t. 
~ 
•:. 
¡): 
t· 
t. 
oscila, así, entre depender del pecho o entregarse al yo narcisista. 
Este esquema de Rosenfeld, preciso y exacto, es de fácil apli· 
cación clínica. 
Money-Kyrle- (197 t) habla en este contexto del 
4 
Teoría de la perversión según la Escuela Francesa 13 
La Escuela Francesa enfoca el concepto de perversión desde otro 
ángulo, más que antagónico, complementario de los anteriores, lla-
12 Veremos en seguida algunas coincidencias de este punto de vista con los 
de· la Escuela Frnnéesa. 
1s Agradecemos cordialmente al doctor . Guillermo Mocci las valiosas suge-
. renclns que nos ofreció para este capítulo. 
:i!G 
I 
\ 
mando la atención sobre la existencia de un es ecial mecanismo de 
defensa, la renegacz n o reprobación), Verleugnung, como e ave. 
· del proceso. Es un concepto que Freud introduce en 1923 y emplea 
con cierta laxitud hasta 1938, cuando recisa su significación en 
e "Esquema del psicoanáli'iis", publicado póstuniamente os anos 
después. 
En el seminario sobre "La relación objeta! y las estructuras 
freudianas" (195q/57), Lacan retoma el problema de la relación 
de objeto que plantea Fretid en los "Tres ensayos" (1905), y se 
·pregunta cuál es su función en diversos cuadros clínicos. Estudia 
la histeria de Dora · (Fr,eud [1905]) y la fobia de Juanito (Freud . 
[ 1909]) contrastándolas con las perversiones, que ilustra también 
con los escritos de Freud (1919, 1920, 1927). Para Lacan, como 
para muchos otros autores dentro y fuera de la Escuela Francesa(• 
el fetichismo es el ineludible punto de parhda para una teoria 
general de las pervers1one~.1ª · · ··· 
Lacan sostiene que la noción de objeto en Freud solo puede 
comprenderse cuando se abandonan a la vez los enfoques empi-
rista y epistémico. ,, 
En su versión empírica, como lo postula sobre todo la psicolo-
gía del yo a partil' de Hartmann (1939), la relación de objeto '' 
supone un ajuste radical entre la pulsión y el medio (el objeto). En 
el tercer ensayo (p. 222), sin embargo, Freud (1905) habla más 
bien de un hallazgo del objeto (Objektfiiúíüñg) y no d.e-un1 'éi'es· 2 
cubrimiento"; y este "füillñzgo-'es"t"á- siempré- iñarciiClo'-porl"a"-'iiiisen-' ' ' 
cfá~1a- falta.-·Freud habfa .. deuíiob}eto-~n e~é-ncia':~~g~~@=gue { 
el sujeto busca retrosp_ect!,v.:~.m~nte!.. ~'-:~ nostalgia. :gt~_l_i_llfü!:z_g9:'._p9p.e '.· 
el reencuentro bajo el signo de ur.ia .re¡J.efidón Íll1J?.~~~~!!!....P.~~9.~: l 
la naturaleza del objeto pertenece al registro (simbólico) de la 
repetfCi6ñ y- n~ :d_eia n.ecesidacL.Nada lo p~eba mejü;-qüelasper-
veisiones, donde la idea de necesidad (biológica) no tiene cabida. 
Tampoco se puede comprender lo que significa objeto en tér-
minos epistémicos, es decir de r.elaci6n sujeto/objeto, porque es 
u En este trabajo se entiende por Escuela Francesa el aporte de todos los 
investigadores de ese país, sin desconocer las diferencias entre ellos. Es 
una nómenclattira más geográfica que teórica, que hace justicia al pensl!- . 
miento de los psicoanalistas de ese país. 
l
5 Véase, por ejemplo, Gillespie (1964). 
:lb 
r· 
innegable que Freud no se refiere al objeto del conocimiento, sino 
a la dialéctica del deseo. Es éste un problema de alcance filosófico 
que puede encontrarse en pensadores anteriores a Freud, como He-
gel,10 pero que Freud plantea en toda su profundidad porque parn 
él se trata de un deseo inconsciente. 
Podríamos considerar al sujeto como agente que busca lo a.ue 
le falta; ·pero ta;mpoco es así: k~S~!l. va más lejos todavía. Afirma 
que el;<~bjeto, atme~a.l..s.uli!.t9,..Y . 1:!0 al.).:~yés. El sujeto no sabe -íoque 
busca·. porque el deseo incon~ci~!1t~.,~~~- .11J_g;-qu-e-·éCñ(; "';eifüJ.:ii'> -'El 
sujeto· busca ·argo-que .. es.siempre ausencia; e·s üria .. blEqúeda en la 
que el sujeto se ve arrastrado or el Otro en la ue el obºeto co-
mo causa e eseo, lo re u a determina. El sujeto aparece pues 
su¡e a o a o Jeto de su deseo, al . Otro (el orcle·n · sin1o6HcO; la 
culturaf. . ' ' .. . .. ·-· . ... ' - <' • _ . . ... .. -- • 
Con el objeto faltante se da la paradoja de que una falta es 
causa, tiene una eficacia, estructura la relación, y se puede decir 
que esta causación es metonímica, en cuanto la causa está ausente, 
como en la metonimia, donde hay un significante que está faltando 
a través de su deslizamiento sintagmático. Como dice Lacan en 
~no de sus Eáits (1966) ,17 es la estructura metonímica, en cuanto 
conexión del significante con el significante, lo que permite la eli· 
si6n por la cual "le signifiant installe le manque de ntre dans la 
relation d'obiet, en se servant de la valeur de renvoi de la signifi-
cation pour !'investir du désir visant ce manque qu'il supporte", 
p. 515.18 ' 
En "La organización genital infantil" 1923 Freud dice ue 
los ninos ren egan o reprue an la falta del • · 
- .._ - Hu - -- _t - - - "• • .. - ' 1 - • f - ' 
.. 
ie En el Diálogo del amo y el esclavo, de la Fenomenologta del espfritu, 
Hegel considera que el objeto queda mediatliado por el deseo del otro. 
17 "L'instance de la lettre dans l'inconscient ou la raison depuis Frcud", 
pp. 493-528. 
is "El significante instala la falta del ser en la relación de objeto utilizan-
do el valor de remisión de In significación para llenarlo con el deseo que 
apun'ta hacia esa falta a la que sostiene." Lectura estructuralista de Freud, 
Siglo XXI, México, 1971, p. ~OO. 
2?, 
realidad exterior, y en este sentido se acerca a un mecanismo psi-
cótico, sin serlo ca6almente.1 " La represión, Verdriingung, en cam-
6io, opera contra la representación, confinándola al sistema Inc:-· 
Debe también distinguirse la Verleugnung de la Verneinung, nega-
ción o denegación, que fieud estudió en 1925, a la que considerauna for~a es ecial de tomar conocimiento de lo reprimido sin acep-
taro como tal en Ja conciencia. a negac1 n anu a e aspecto mte-
lectual de la represión, aunque lo esencial de . la represión persiste 
(p. 236). Según Ana Freud (1936), la negación ·puede operar a 
través de la fantasía, el acto o la palabra. 
En 1927, en el ensayo sobre fetichismo, Freud muestra cómo, 
gracias al mecanismo de la renegación, el fe ti chista hace coexistir 
e! desconoc1m1enfo y el reconocimiento de la castración femenina. 
Critica . allí el con ce t de escotomización, introducido por Lafor-
gue, ya que en estos casos la percepción tuvo lugar y persiste· en a 
mente, pero no lle a a ser ace tada, justamente · or ue se reniega 
e e a. e esto refiere Freud una consecuencia estructural muy im:-
portante, la escisión del yo, ue retom !m..J últimos ·trabajos 
( orno consecuencia de la angustia de castración, e yo no 
soporta la inexistencia del pene en la mujer y se divide, negando y 
afirmando simultáneamente. · 
La presencia de este mecanismo complementa la línea teórica se-
guida por el estudio de Sachs y contribuye a que se haga todavía 
más discutible el concepto de la neurosis como negativo de la 
perversión. 
En relación con los estudios de Sachs se dan coincidencias 
y diferencias~ Este autor destacó la existencia de alteraciones de 
la conciencia en el perverso, la Escuela Francesa demuestra el 
carácter específico de estas alteraciones, ligadas a la renegaci6n; 
Es así como puede superarse un enfoque puramente genético y re~ 
mitirse a lo tópico y estructural, lo que enriquece la comprensión 
de estos cuadros. En relación con la neurosis como negativo de la 
t9 El mismo Freud, en "Neurosis y psicosis" (1924) y en "La pérdida de 
realidad en la neurosis y en Ia psiCosis (1924), usó Verleugnung para la 
realidad exterior en la psicosis. 
20 Siguicnd · l el 
es in ras sUmlco (dentro del vQl y 
pcryo ni al ello). 
28 
[ 
•! 
~.· . 
t ~ 
perversión, nos muestra el vínculo ctiopatogénico de los trastornos 
· neuróticos y perversos y hace comprensible su coexistencia en un 
solo individuo, como nos Io muestra a diario la experiencia clínica. 
A partir de estas precisiones sobre la rcnegación (que, dicho 
sea de paso, no preocupan demasiado a otros .autores), la Escuela 
Francesa · estudia la relación del perverso con la realidad y llega a 
conclusiones interesantes . 
Aquí el punto de partidn es que la organización genital infan-
til, tal como Ja describió Freud en 1923, es escnci.almcntc fálica: 
tanto el niño como la niña admiten que hay un solo y único órgano 
genital, el falo. Sobre esta base0, Lacan (1958, etcétera) desarrolla 
su idea sobre la castración como corte simbólico, como "ley del 
padre" que rige la diferencia (y la relación) entre Jos sexos. Por 
medio del Edipo el niño asume el fofo como significante y ncccde 
(¡se sujeta!) al orden simb6Úco: admite que no es el falo descodo 
por la madre. . -
Puede decirse, entonces, con Rosolato (1966), que en el 
verso redomina un hedonismo ue marca el fracaso del rincí ío 
de a realidad frente al principio del placer. El establecimiento del 
principio de la realidad (en el sentido de realidad psíquica) im-
plica reconocer y aceptar la prohibición del incesto, ley que ordena 
los sexos y sus diferencias. El castigo por coptravcnir esta ley es el 
riesgo de In castración, y se. sobrentiende que aceptarla supone 
el sacrifiico narcisista de reconocer la condición fálica de la madre. 
El infante depende de la madre no solo en sentido biológico, sino 
también en sentido amoroso: él es el objeto del deseo de ella, 
básicamente su deseo por el falo, y el deseo del bebé es ser de-
seado por ella como falo, como aquello que colma su falta. 
Desde una posici.9n en que la ilusión narcisista impera en 
su vida sexual, el" perverso crea, a partir de la rene ación una 
1 alidad particular, que relaciona eseo, placer le de u 
tal que, como. ice oso ato (1966 , e lacer es el si no de 
Ja ey es su deseo" ("la 01 est mon ésir") . 
Este deseo subvierte el orden simbólico instaurado por el 
complejo de Edipo. El perverso crea una sexualidad que escapa a las 
reglas del lenguaje del sexo. y se constituye en un discurso sexual 
pnvaao, que suprime todas las diferencias que se podnan sacar al 
29 
su'eto del mundo ima inario in en el cual se reencuentra e ma-
nentemente C0m0 Objeto del deseo de la ml'ldrP nn .. ""' 1-I- --
héroe de tin trl11nln ""~•~- '- "L -----·~ rv-• "' •a1v y CO!llO _ -- ----•uv VVULLQ JQ Jey del adre", 
Esta perspectiva permite compren er aspectos importantes del 
fetichismo en particular y de las perver~iones en general. El objeto 
del deseo perverso es el falo materno. en la wedjda en que éste ea 
el núcleo de la jdeptificru:ión narcjsjsta.~ecular) y de la uniQ.Q 
imaginaria del sujeto con aquello en lo cual se condensa y se des. 
plaza el deseo de la. madre, en oposición a la "le~ del padre" -[Lac"in 
(1966)]. 
21 
Imaginario quiere decir para Lacan 1o que depende de una reJaCI6n 
especular,: de imagen, con 111 madre. Véase "El estadio del espejé (1949). 
30 
II 
PERVERSIONES. PARTE ESPECIAL · 
Una vez esbozados Jos conceptos" básicos sobre la . perversión, nos 
toca ahora estudiar los casos partir;ulares: 
1 
Homos_exunlidnd 
La homosexualidad es, sin duda, la m~recuente de las perver· 
sioneS--..y la que ha merecido li:>s estudios más amplios. Su conoci-
miento es, por tanto, de importancia teórica y práctica. A pesar 
de los avances logrados, se está topavfa lejos, sin embargo, de 
haber solucionado los problemas que plantea. 
Como entidad clfnica, la homosexualidad co!!?prende formas 
~saS).y es posible que el progreso de In investigación lleve a 
distinguir cuadros muy diferentes/ Meltzer¡ por ejemplo, en su libro 
" --- .!:'...: ' Esfiii!os sexuales.de la mente ( r9r3) , · intenta aisctiiñinar algunos 
fü~':"\, Es posible también, sin embargo, que a medida que se 
vaya precisando el concepto de perversión pueda destacarse su 
unidad más allá de sus (contingentes) vari,edades. 
tDesde•ielit}'.>~~§taiaji_ijjmlc.o,~·s:~:>~djs:ttnguen'.~1ttesi4ip.e.s.,;,,q~ 
<ffOlñl)$exualid@~bsoluta, anfígena y esporádica . 
. -~; ~;hfl~:hóffrót~ij~J#j$1fft~~~a:ñli{f) J S la de las per· 
sanas que (Solo ti-enfilíié'lac10nes sex.u~s ~ol}JU mismo sexo~ 
mientras que el opuesto las deja indiferentes. ($i intentan a-Jgú 
acercamientó heterosexual es más por deseo de ser "normales.!L, de 
3> 
ep-tteeto.¡¡sea~ 
Fliess y fue una de las 
humana. 
33 
.,., 
./ 
34 
. 
.,;¡,sµ;~}a!!r :eµ~Q;~~pri~~~'ti~s~ieff~é§:te~é'a'íñ'pojf~cc&h:~p1.1o;t~~chcr¡· · 
•·•"""""···.·-d·e•'"l·a· -~~~:l.Rl'Afi'i%íC\'.;f.~l!i:l~l-~l.Wíff~~ét~::E\ 9.~·~· .. :~ . ,,,," ,, . . . em:e-rl'l'!!D ··"'' . '·' . ,..,. ' .. . . '" . ,,., 
[.,a~~fJiít,L@-n: 
~~ ~-- : ~--.¡;¡.·~~!-.. ,. 
q~j:ijdJi~nli.\li~g1<n'fNlV¡¡¡.l_<!f!.l"llWl'>"'=""'W,a.; ' . 
La bisexunlidad como hecho 'clínico es indiscutible, pero es 
difícil decidir con precisión si debe entendérsela como un factor 
exclusivamente biológico. Una mejor comprensión de las relaciones 
tempranas de objeto, con stt calidoscópico juego de identificacio-
nes, puede hacer que en un futuro próximo delimitemos y preci-
semos lo que debe entenderse por biológico y por psicosocial en la 
tendencia del ser humano a orientar su libido hacia los dos sexos. 
~erse encuenta, por ejemplO,la O'íñfüR-º-t~ncia.infantiLcomo 
~rtante jaCtOr psicglógjco en el _de..§..CQ de abarcar los ®s sJ<xoS: 
de ser a la vez hombre y mujer, CY:TOJñiS'mocaoe· decir para la 
~idia_,_que-no~a.c_e_pta~que . otrosªp~n.lo gue uno no tien~ Esta 
discusión se inserta, en realidad, en un problema mucho más am-
plio, como es el ·de los modelos biológicos en psicoanálisis.
23 
Franz J. Kallman ( 1959) y ot~os autores han aportado datos 
estadísticos que prueban una incidencia significativamente mayor 
de la homosexualidad en los gemelos univitelinos; pero estos da-
tos ·deben revisarse a la luz de la teoría de la seudoherencia. Es 
obvio que en estos casos serefuerza notablemente la elección nar-
cisista -especular, cabría decir- de objetos~qlle~gr,!'vita no-
tablemente en todo el desarrollo psicológico.\~p~P;fl@~e-Jobn.J). 
~-- -~~~~~~~iá9!!_.se -d~ij~,l~,ttn 
. . · -~"",, .. . ·:"'·':· :· ··~: . • . ":: ,)!'f ... º . ~¡';4{ · ·~~::,;.s, ,, ' . , ..... · ,., :!l! · u•~"''"ue • .. ac· ~-_-J.'1L.,} ....... ~._t 
· · ;tm\'(;l)'G!!:\~!f>i1.\P~~J:~~~®~~d·c 
22 Véosc "Introducción_ ni pslcoant\lisis" (1916/17), pnrte tercero, conferen· 
3 .!i> 
Con el objeto de lograr una mayor precisión conviene estu-
diar la homosexualidad por separado en hombrüs y mujeres. 
a) /iQ]Jlosex.udlida<i. mascpli,na 
Al estudiar la g6nesis de las elecciones de objeto de un homosexual mns-
!ino, Liberman (19.51) expone claramente estas fluctuaciones. 
~~ 
i 
~/ 
:~~ iiíiilllliii:;;~;= 
"'-~~~ ·de Ferenczi se apoyan en un hecho que ya hemos 
discutido. La diferencia entre el tipo activo y el pasivo de la ho-
mosexualidad masculina es menos firme de lo que parece, y en 
esto radica el punto más débil de su argumentación . Con matices 
distintos, sin embargo, veremos ªP.arec~r estos conccptosTcn"'"otros 
·autoFes-;--como~Fenicflcl) -
·En el "Análisis de la fobia de un niño de cinco ai1os" (1909) 
31 .,. 
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42-
43 
.3 TíEIVfro5 OEL Ff>IPO :>[GÚN lACAIJ 
t 
:n Las formaciones del inconsciente, pp. 84/91. 
n Notable coincic1encin con el objeto combinndo de Melnnie Kl~n . ,,¡5 
b) Homosexualidad femenina 
16 
/ 
V/ 
tipo: una mujer seducida en su infancia por el padre que la obli-
gaba· a masturbarlo inicia su homosexualidad haciendo que su 
hermana menor la estimue en el clítoris. 
La clínica demuestra, sin embargo, que estos dos tipos polares 
no son los únicos ni los más frecueºntes. Más común es que la pareja 
homosexual · femenina desta ue los apeles de la madre y la hiia, 
como escri ió originariamente He!erie DetitséE ·en 193~. ·Estcrtm-
plica ue rla ide · icación ató ena rinci al en la mu'er lesbiana 
¡rue e ser con- a ma re y ng con el padre. Marie Lan_g~9481 
- Etch~en ( 1970) subrayan la im,.eortiiiéiadel pecho destrui-
do ae la maClre en la hOinosexu-alidao femeninal 
Las fallas- que señalamos a la clasificación de Fenichel al es-
tudiar la homosexualidad masculina surgen aquí de nuevo, y con 
más fuerza. Se trata, en realidad, de dos modalidades caractero-
16gicas, activa y pasiva, que corresponden al carácter fálicO-nar-
cisista.y al pasiyo-femenino. En la lesbiana de carácter fálico-narcisis-
ta la identificación .fundamentl!J es con el padre (o con la madre 
fálica) . y está a_c m añada de la fantasía. de ser un hombre 
de tener un ene homoer tica-su eta · . La mujer ho-
mosexual pasivo-femenina. en ~ªmbiº'-Il_Q.J!..lterª_ru;cesariamente los 
· atributos femeninos d~arácter y hl.!sca_una....bamasexual "i.rili-
zada como objeto de amor íhom®róti~e.tQl. 
El juego de las identificaciones es, pues, más complejo que 
lo que dicen Freud y Fenichel, de modo que tla horllQ.SS:xualidad 
f~nina ~arse: 1) a partir de una identificación con er 
piclre en busca Cle la madre o la bii!!.;_))~n la madre (activa, 
. fálica) frente al bebé,..:Y 3) con el ocbé ante- la madre, ' 
. En todos estoscasos~ desde lueg;, lo~ pap~i"es pueden quedar 
fijados, y' en esto influye, sin duda, la rigidez de la estructura ca-
racterológica; pero lo m)1s corriente es que alternen, lo mismo que 
en la homosexualidaéf masculina. Como enseñó Helen Deutsch, en 
las parejas homosexuales donde juegan principal~ente los pape-
les de la madre y la hija la regla es la alternancia.23 
----=-------·- --------·-·- -. 
De acuerdo con lo dicho anteriormente, es fácil deducir que 
en las lesbiam1s, al revés que en el hombre, el carácter f állco-nar· 
cisiStaó1recera ·mayorfa-(feé8sü;~-b;o/~~i~;, ¡;~;-~~-;;nto_ es e_n éstos 
donde es más temida y rechazada la situación pasiva (y masoquis-
28 Véase ni respecto el trabajo de Luis Rnvskovsky (1953). 
Lll 
:_, 
l 
ta). El tipo anf ígeno, en cambio, ~~--_y~ó1~ lo general en· los ca-
racterespas1vo-femenino, ya que en estos casos es posible el. co-
merc10 sexual con mujeres masculinas o maternales al par que con 
hombres. Estas mujeres llegan a veces a casarse y a tener hijos para 
alejarse de la homosexualidad. -
En el caso descrito por uno de nosotros en 1970 estos tipos se 
van sucediendo uno a otro, a medida que el análisis modifica la 
personalidad de la paciente, que primero se comporta como un 
1ombre con las otras mujeres que representan a una madre sufrien-
:e, luego como una madre frente·a ellas y, por fin, antes de aban-
Ionar la perversión, acepta ser hija en sus relaciones homose-
ma1es . · 
A pa~tir del trabajo de Freud de 1920 aumenta el interés de los 
>sicoanalistas por la sexualidad de la mujer. Algunos autores, 
orno Karen Horney, Ernest Janes y Melanic Klein, discrepan con 
~reud en cuanto no consideran que la enyidia fálica sea el hecho 
Central de la sexualidad ·de la niña (y por consiguiente de la ho-
nosexualidad de. la mujer), mientras que otros, como Helene 
,eutsch (1932) y Ruth Mack-Brunswick (1940), se mantienen ads-
ritos al pensamiento del maestro, que él mismo reafirma en 1931 
1933. Lacan y sus discípulos volvieron a estudiar este tema en 
>s últimos años. 
Karen Horney (1924, 1926, 1933) fue la primera en afirmar 
' ···'ue el d~-~~Q--~~--S.~.1'.. .. ~.QillPE~ .. Y .... 9~--t~~~r .. _ u~ .... Pl;:.l!!~ _JJ_Q.J~s __ ~Limpµlso 
·úginario . de la mujer; hay un . periodo previo . en., .. eLqu.e . .la~niña_ se 
Jentifica con la madre y toma el pene del padre e.orno. objetq. 
:;xµ¡;¡J. Solo P9...L.i;:L.Ji-ac;.i:i_s.o Ae estos impulsos (y como defensa 
ente a ellos) sl,!_~~!_a <:_nvid~~- f~!-~~~-j~_ el_~~orrip~j_~-i~---~~~5~t~n . .. 
n su famoso trabajo de fgJ3, esta autora afirma que la niña tiene } 
'i. ·iginariamente conciencia de su vagina, aunque la niegue, punto 
. ~ vista que tamfüén sosUeñe1Vfelame Kieín desde sus primeros... 
• • .• .1 :i5ajos, y que más tarde fue igualmente defendido por muchos au-
. res, entre eIIos Arminda Aberas~ (1964). En su comentario al 
~bajo de Rosolato (1966) sobre el fetichismo, Jean-Paul Vala-
ega señala inteligentemente que Karen -Horney utiliza el término 
?rleugnung para definir la actitud de la niña frente a sus órga-
1s sexuales. De esto se puede deducir que d desconocimiento de 
vagina en la niña es tan Verleugnet como en el varón el descono-
L)~ - ('. 
cimiento de que la mujer no tiene pene, punto que retomaremos 
más adelante. 
Jones (1927), coincidiendo básicamente con Karen Horney, afir- ,\ 
ma que el impulsópr1mor<lial dilaniña.Trente al pene del padre ¡. \ 
es el de incorporarlo por Ja boca (/ellatw), el ano o la vagina, y no \ \ 
de poseerlo como parte de S~Jlli1S_QIQQ!11l. Cuando este intento 
falla, la niña abandona al adre y busca su sustituto exogámico 
(desarrollo normal) Ó- abandona a vagma y sus representantes 
pregenitales: laboCá y el ano) para identificarse con el padre: 
solo entonces desarrollará la envidia fálica, 5as~ del desarrollo anor-
mal y la homoaüXUalidad . · - ... \ -
Melanie
1
Klein) (1928) afirma que la njíia percibe desde muy 
temprano su vagiíÍa, se identifica con la .. madre cuando se instala 
el complejo de Edipó temprano y fantasea con atacar su cuerpo 
para vaciarla de süs valiosos contenidos: el pene del padre," los 
bebés, eJc;;.~~~ra: En el capítulo 11 de Et psicoanálisis · de .11iíios 
(1932), Melanie Klein señala que el miedo más profundo de la niña, / 1 
es sentir distruido y vaciado el interior de su cuerpo, como ven- V 
ganza de la madre. El compleio de Ed1po temprano se 1mcia, pues, 
en la niñacon er deseo de atacar el cuerpo de la madre para apro-
piarse del pene del padre en la llamada fase femenina. Sobre la 
base de estos estudios y los de P~ula Heimann (1952), que Jos 
continúan, postula Arminda Aberastury (1964) la existencia de una 
fase genital p_revia en la mitad del primer año de Ja vida . Todos 
estos autores .afirman explícita o implícitamente que Ja niña conoce 
su cuerpo a través de sensaciones éxtero, íntero y propioceptivas y 
de las fantasías concomitantes. Del mismo modo, el niño tiene un 
conocimiento temprano de la vagina como órgano que ha de conte· 
ner el pene (como la boca contine el pezón y el recto el cilindro 
fecal). De igual manera, la niña imagina la existencia del pene. Un 
desarrollo lúcido de estas' ideas puede encontrarse en "La natura-
leza y función de la fantasía", de Susan Jsaacs (1948), especial-
mente en el acápite sobre las fantasías y la experiencia sensorial, 
página 91. 
j 
En resumen, podemos concluir que l,g_ ho~_Q§!;2S_t,!.?JL<J.?_gJ~m~nina .. se 
e__structur_~ ~1l.,d9s pl1mQ¡; _ Q!~.tinJQ~ .• _.~l..cJ~J_<_1 ._e_l]yj_c:UaJálica, donde el 
complé,fo _4~ .. E.dip.Q_tardfo ... :v~!__g9_11fü.fto .. s;9n. gLp_~ ~ r~ ·-· ~c:i.n ... rel eva n tes, 
y el de la e!lyidia .l:!.lélJJJad.rs: , __ ª _-~u .Eecho y a su cuerpo, doride"lYte-····--····--···--·. . . .. ····-·· ····· ·-··-···----·······-···--·· · 4 9 
\',/ 
dominan los factores pregenitales y el complejo de Edipo temprano. 
En . este úl ti_II!() _ l2J~!].O_ es dond~ --~~-.Y.~--~911 . !!l!Í~_!ii~-rzEL_ el sonfücto 
de iae'i:itida d de la mujer"hüillos~xual (y de lo~ homq_~e.!11._a.Ies en ge- . 
ner-aü, que se traduce por un impulso continuo .. a bon.:<1i]:?iCª!fe--
rencia·s (entre sujeto y objeto, entre hombre y mujer, entre padres 
e hijos, etcétera). · · ··· · · · ~: :,;· ·--- ----· ·------ --···" · · ·· :~:-.... ·-;-. ·~- -~~-~-: .. - : ... 
2 
Fetichismo 
Casi· exclusivo del hombre, el fetichismo es una curiosa perversión_ 
donde cristalizan transposiciones del fin y del objeto sexual para 
formar un iebche como objeto de amor o, me1or dicho, como tuente 
de placer sexual. La palabra fetiche viene del francés jétiche y del 
portugués feitico, y ésta a su vez del latíñ ·facticiys. lo hecho, lo 
artificial. Según el Diccionario de la Lengua Espafíola, 1956, el fe-
tiche es un "ídolo u objeto de culto supersticioso en algunos pue-
blos primitivos" . El término proviene, pues, de la antropología y 
se emplea por extensión para cualquier tipo de veneración o ido-
latría . 
ri) Descripción clínica 
El. fetiche es una "cosa" que ejerce sobre el perverso un es ecial 
:stímu o . < n cuanto a su origen, pue e ser un o Jeto natura. 
) artificial; ero será siempre artificial en tanto es creado por el 
)erverso para lograr e p acer. 
De acuerdo con esta definición, se comprende que el número 
le fetiches sea infinito y que cada fetichista cQn1_truya el propLo; 
>ero la clínica si uiátrica muestra ue al unas partes del cuer¡:o 
·cierta~ rendas de vestir son los más comunes: e pie, la mano, la 
11 \tanz, e cabel o (especialmente las trenzas) y, en general, las fane-
as entre los anatómicos, lo mismo que los producfos corporales 
orina, heces) ; el za ato, la media, el cálz6n y otras prendas de 
,¡ estir entre los manufactura os, 1gua que as alhajas (aros, ani-
11 ~Hay aun fetiches más anonadadores: el pie maloliente, la ropa 
'. ) lCia, la expresión de los ojos o de los labios, como por ejempTo 
so 
r 
1 
i 
la cojera, etcétera. Los objetos de goma y las piele;;_~on_l~.!~hes 
corrientes. ------ ---- ----· ·- .. ....... -· --
Toda relación amorosa normal, decía Krafft-Ebing (1906), im-
plica un cierto rado de fetichismo, ya que, s1 bien se mira, el ieti-
c e es simplemente algo que se destaca en el interés del individuo, 
algo que lo atrae ' y e9canta. Cuanto más poderosa, selectiva y 
excluyente sea esta afinidad, cuanto más excéntrica y extraña, tanto 
más se pasa de las veleidades del hombre normal al entusiasmo 
irracional, incomprensible y muchas veces grotesco del perverso. 
En el "fetichismo" del individuo normal una parte del cuerpo , 
del serarñaa21_ª_fsü~ntQ.mQ_Q_ULiui .. nfi:1b-úfu-s se valora CSIJ!" ' , 
· cíaTmente por su sentido· nostálgico o cvoca<lor, que puede girar 
desde lo más sofisticado, personal y alegórico hasta el mecanismo 
innato de liberación que describe el etólogo como patrimonio ins- , 
tintivo de la especie. Como dice Gillespie (1964), el fetichismo es_ 
en esencia la caricatura de ciertos ras os im ortantes_Q_tl_!!~ 
xua normal. No advertimos que es así porque damos por sentado 
que debe haber siempre un alto grado de selectividad en la elec-
. ci6n del compañero sexual. No consideraríamos humano, por cierto, 
al individuo que para enamorarse solo exigiera que su objeto de 
amor tuviera los órganos dd otro sexo. 
En el fetichismo patológico, es · decir, en el fetichismo a secas 
parece que la diversidad de los estímulos ·se va circunscribiendo 
gradualmente, y Krafft-Ebing señala, con razón, que hay partes 
del cuerpo, atributos corporales y objetos que acceden privile-
giadamente a la condición de fetiches. Más allá de las infinitas 
formas de tránsito, la e_~~Y.-~_::_i?.n fetichi~!~ _se --~-~~~_ca claratnent. e \ 
por su índole monocorde_J su rj_gidez, así como__porgue la vida 
sexual del sujeto Ié-estátotiliíílente subordinada. Para- elperv·e-rsó; · 
la presencia -del fetiche es neo solo condición necesaria sino sufi-
ciente de la excitación y la descarga genital: el fetiche contiene 
po.r e?_ter9 la id~ay _la pos_ibili_qad ,dyLpJacer se;~~[' ETfetici{i~ta. 
dice Krafft-Ebing, es un monstrum per defectuum: le sobra el 
resto, todo lo que no sea el fetiche. En et individuo normal, apun- ' , 
ta con acierto Paul Friedm_an (1959) . el interés por el objeto de 
amor puede desplazarse hacia sus partes o sus ropas, mientras ¡ 
que en el fetichista el interés se concentra en Jo parciaT;-y-Soío / 
secundariamente en el todo. · 
. De cualquier forma; es innegable que el fetiche n~ actúa por 
5 1 
s~alidad objetiva, sino por su valor significativo; ocupa un 1\.1~ 
gar en una cadena de desplazamientos sTgnificm1tes gue, en última 
instancia, remiten a un significado único, el falo femenino.~º 
b) El pene femenino 
Es aquí donde se inserta el descubrimiento freudiano: el fetiche,. 
efectivamente, es el .significante del falo, y .específicamente del falo 
deTa-mu}er~de-la-m-;d~~' y por e~tensÍón significª-._gue no existe la 
castración de la mujer. En la parte general nos he~ referido a 
la-- illiportañCia·-a;;·este descubrimiento de Freud, en su artículo de 
1927, para la teoría de las perversiones y en cuanto forma de 
funcionamiento mental de toda la vida sexual. Aquí corresponde 
estudiarlo en relación con la psicodinamia del fetichismo. 
El fetiche es, pues, el sustituto del pene¡ pero no del pene 
como tal, sino de una conee ción del ene en la infancia, ~ne 
que e niño cree que tiene la mujer, l.? ma re, y esta creencia Je 
sirve para vencer su angustia de castración. Cuando ·el niño con-
templa por primera vez los genitales femeniop-; (de su madre o 
hermanas, de alguna compa.ñerita de juegos, etcétera), sufre una 
fuerte impresión y tiene que desconocer el hecho. Lo hace por 
medio de dos mecanismos de defensa: reprime el afecto y reniega 
(repudia) la idea ubicadª en esa percepción de la realidad ex-
terna.ªº La percepción de la realidad se conserva, pero se mantiene 
p-eññanentemente repudiada, renegada. De esta forma, después de 
la experiencia traumática de ver el genital de la mujer, la~ 
del falo femenino se mantiene a la vez que se abandona. En . el 
m"'ündo de la realidad sí uica ]a muje.r tiene el ene que e~ 
le adiudica. oero este nene va no es e mismo -
!I fetiche, ha venido a ocu_Qar su rn1rnr y subsiste co~10 emblema 
fel triunfQ sobre la amenaza de castra~iQ.lL Freud va más lejos tO: 
!avía y afirma gue el fetiche protege al sujeto de Ja homosexuifi-
--... . 
' Locon gusta de este ejemplo para apuntalar la tesis de que la relaciónle objeto no es de ajuste, de necesid11d: ¿qué necesidad (biológica) llena el 
etiche? 
' En el cap. v111 del "Compendio del psicoanálisis" (1940), Freud preci-
ará ésta delimitación: In represión se 11p!ica a los estímulos internos, ins-. 
ntivos; la re_negación, a la· realidad exterior o, mejor dicho, a la idea ubi-
ada en la realidad exteriQr. 
52 
dad, ya gue gracias a él r:uedc buscar e~1 el genital de la 
müfer. La ráctica muestra sin embargo, que las dos perversiones 
mue as veces coincidcn.-11 
En el fetichismo, dice Freud, arraigan dentro del yo dos co-
rrientes distintas, una que conoce y otra que desconoce que la mu-' 
jer no tiene pene: aqu~lla es consistente con Ja realidad, ésta se 
conforma al deseo, y ambas coexisten paralelamente. La aceptación 
y el rechazo de la castración femenina se abren paso, pues, en la 
mente del fetichista a través de un singular proceso psíquico, la 
renegaci6n: v2 el fetiche significa, a la vez, que la mujer tiene pene 
y está castrada. Un claro ejemplo de esto es el caso del fetichismo 
del suspensorio que menciona Freud en su artículo. El suspenso-
rio expresa, n In vez que oculta, el pene; y es todavía más clara 
su significación en cuanto su antecedente pudo ser rastreado hasta 
· la experiencia del sujeto en la infancia al ver una estatua con una 
hoja cubriendo los genitales. 
En sü artículo dé 1927 Freud da también un ejemplo del em-
pleo de la rencgación para aceptar y renegar a la vez la muerte 
del padre en la infancia, en un caso de neurosis obsesiva; y este 
ejemplo no es casual, ya qu; la renegación de la muerte del padre 
está íntimamente Jigada a la amenaza de castración y a la injuria 
narcisista.33 La muerte del padre se reniega en la medida en que 
aceptarla implica para el sujeto la certeza de la propia castración co-
mo castigo por su fantaseada participación en esa múerte. Freud 
emplea también el mismo concepto para referirse a la actitud del 
psicótico frente a la realidad en "La pérdida de la realidad en la 
neurosis y en la psicosis" (1924), p. 184.34 
3 1 En el caso de Luisa de Urtubey las prácticos fetichistas, las más antiguas 
y firmes, no evitaron al sujeto el tránsito por la homoscxunlidad. En un 
caso supervisado por uno de nosotros, la homosexualidad dominante co-
existía con prácticas fetichistas 4ue culminaban en la masturbación. El 
ejemplo más convincente de esta coincidencia se observa en el interesante 
estudio de Masud Khan (1965), donde el prepucio como fetiche no solo no 
prevenía de la homosexualidad sino que la condicionnbn. 
a2 Como explicamos en la parte general, distinguimos aqu{ VerleugHen y 
Verleugnung (renegar y renegnción; reprobar y reprobación) de Verdriigung 
(represión), etcétera. 
s3 Veremos, al hablar de impotencia, In relación entre la amenaza de cas-
tración y la muerte del padre en el caso de "el hombre de las ratas". 
s• Para Freud la renegaci6n, Verleugnung, no parece ser tan específica del 
fetichismo o de las perversiones como para la Escuela Francesa. · 
S3 
l 
}j 
d) Factores pregenitales 
Los procesos de identificación recién descritos y los conflictos ora-
les subyacentes vuelven la aten~ión a los factores . pregenitales en el 
f etidiismo. · Y a el mismo Freud había señalado en los "Tres ensa-
yos" que el olfato desempeña un papel importante en esta perver-
sión, y la clínica muestra a menudo que el fetiche tiene mucho que 
ver con tendencias ..12arciales anales y uretrales (y tambi~n orales}. 
Abraham ( 191 O) señaló la im ortancia de los im ulsos co-
profílicos y esco¡:to í icos en el fetichismo del pie y el corsé, Y. más 
recientemente. Balint (1956) reafirma igualmente que el fetiche 
puede representar no solo el 12_ene sino t~mbién los genitales feme-
ninos, el útero y las heces.37 De la misma opción es S. M. Payn~ 
(1939), quien, enfocando el fetichismo a la luz de la teoría de los 
objetos parciales de Abraham y Melanie Klein , concluye que e~ 
tiche por ella estudiado, el perramus, representa todas las instancias 
de la sexualidad infantil. Así, el olor de la goma tiene que ver 
con impulsos olfativos frente a los olores 'corporales y las heces, y 
con impulsos oral-canibalísticos a través de su enlace con la goma 
de mascar; la textura del perramus alude a la piel y a las bomba-
chas de goma que usó el paciente en la época de su educación 
esfinteriana, etcétera. En el interesante caso de Luisa de Urtubey 
(1971 /72) , el fetiche no tenía una significación fi ja e inmutable, 
de modo qÚe su significado fue evolucionando según los diferen· 
tes momentos del análisis (p. 412). 
Casi contemporáneo del trabajo de S. M. Payne (y también in~ 
fluido por Melanie Klein), el estudio de Gillespie ( 1940) sub-
raya la importancia de los factores pregenitales (y de los fenó-
menos de introyetción y proyección) en el fetichismo . En el inte· 
resante caso que relata Gillespie, en un joven de 21 años, que s 
analizó tres veces, hasta que estalló la guerra de 1939, eran visible. 
las fantasías de atac_ª-!:_.Y_!Obar d ~g~~E_~j~-~-~~-~- 9J!:_i_g~as espe: 
,;1 Freud mismo, en una nota al pie de la p. 155 de la S.E., agregada a los 
"Tres ensayos", en 1910, contrasta el simbolismo fálico del 'pie con la zapa-
tilla y el zapato ccimo símbolos del genital femenino. Digamos, de paso, que 
en el caso de Abraham, recién mencionado, aparece por primera vez el feti-
che como símbolo del ene de la m~_(el taco), aungue no explícitamen-
te como e ensa frente a la angustia de castraci6n . . 
S"6 
cialmente contra el~ del padre. Las fantasías fetichistas con el 
perramus no solo estaban vinculadas n fa -angustia de castración si-
no tamfüen a la tctma del biberón y al destete~ene femenino 
se buscaba no solo para vencer la angustia de castración; sino tam-
bién como fuente de alimento (lo 9.!lL?Ctl!.ªlment.Lfu!.mariamos 
confusión de modos y zon~ . 
También Qarma ( 1956) señala la importancia de lo~ iwpul-
sos pregenitales en el fetichismo, reactivados por la fuerte angustia 
de castración causante de la regresión genital. En el caso que des-
cribe, ei cilindro fecal y el chorro de orina representan el 1Jene 
fe.menino, que se transforma en fetiche. 
En un trabajo reciente, Bett~ J oscph (1971) penetra aguda-
mente en los mecanismos disociativos del fetichismo, subrayando la 
importa{lcia dclTetiche como reemplazante espurio de la (unción 
continente de la madre, en el sentido de Bion (1962, 1963) _se En-
cuentra que el fetiche como oh.jeto inanimado ofrece 1!1ejores posi-
bilidades de relación ara el erverso, ue teme a su ro · ia exci-
tac1 n vital y sexual) y solo puede vincularse con un objeto sin 
vida (y que al mismo tiempo lo separe de la vida) , en cuanto 
vida representa excitación sexual, dolor psíquico, dependencia, ce-
los, envidia y, en fin, una serie de sentimientos difíciles de aceptar. 
De ahí, señala Betty Joseph, que una forma específica de la rela-
ción objeta! de estos pacientes sea colocar en el otro sus propios 
sentimientos y quedar entonces inerte y desvitalizado , como el fe~ 
tiche con el cual puecle finalmente excitarse. Esto crea dificultades 
técnicas muy específicas. 
También en el caso presentado por Luisa de Urtubey (1971-
72) son conspicuos los factores pregenitales . Esta autora encuen-
tra que la imago de la mujer fálica ocupa un lugar importante en 
la psicodinamia del fetichismo, pero piensa que la mujer con pene 
no es simplemente un_~_Q~f:..~D.~~nt!'a la _~!'.lg\j_~_ti.a __ :cf~_~as~rnCíón. 
·s.ino que expresa, más bien, el complejo de Edip~J~-~E.~~.!1~~0~_ :1 
pene del padre e,n __ ~L~l!.~!P-º de Jg __ ffi{l~t:_~. de acuerdo con la 
teoría de ·Ja figura combinada d~ Melanie Klein. Cuando este con-
flicto aparecía en la transferencia, su paciente recurría a las prác-
ticas fetichistas , en un intento de separar y controlar el pene del 
~a También Gillespie, en su trabajo de 1940, cncµcntra que el impermeable 
representaba para su enfermo el cuerpo de la madre, donde él se meda para 
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