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EL CAPITALISMO

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El Capitalismo 
3. A largo plazo, Marx creía que el sistema capitalista desaparecería debido a que su tendencia a acumular la riqueza en unas pocas manos provocaría crecientes crisis debidas al exceso de oferta y a un progresivo aumento del desempleo. Para Marx, la contradicción entre los adelantos tecnológicos, y el consiguiente aumento de la eficacia productiva y la reducción del poder adquisitivo que impediría adquirir las cantidades adicionales de productos, sería la causa del hundimiento del capitalismo.
Según Marx, las crisis del capitalismo se reflejarían en un desplome de los beneficios, una mayor conflictividad entre trabajadores y empresarios e importantes depresiones económicas. El resultado de esta lucha de clases culminaría en la revolución y en el avance hacia, en primer lugar, el socialismo, para al fin avanzar hacia la implantación gradual del comunismo. En una primera etapa todavía sería necesario tener un Estado que eliminara la resistencia de los capitalistas. Cada trabajador sería remunerado en función de su aportación a la sociedad. Cuando se implantara el comunismo, el Estado, cuyo objetivo principal consiste en oprimir a las clases sociales, desaparecería, y cada individuo percibiría, en ese porvenir utópico, en razón de sus necesidades.
4. Uno de los principales objetivos de cualquier sociedad, y también de la sociedad capitalista, es sobrevivir, reproducirse en el tiempo. Para hacerlo es necesario satisfacer las necesidades de los miembros que la componen y de la colectividad. Las necesidades pueden ser de muchos tipos (fisiológicas, materiales, afectivas, etc.) y varían en cada sociedad y a lo largo del tiempo. Tienen un fuerte componente social. Es decir, no es lo mismo reproducir una sociedad cazadorarecolectora, que una sociedad feudal, o que una sociedad capitalista actual.
En el marco del sistema capitalista la obtención de los elementos que devienen satisfactores de las necesidades no es directa ni está asegurada. Así por ejemplo, el hecho que una persona tenga la necesidad de alimentarse no presupone que la sociedad capitalista le proporcione los alimentos necesarios para cubrir esta necesidad, o el que una persona tenga la necesidad de disponer de un vivienda para protegerse de los elementos y desarrollar un espacio de sociabilidad propio no significa, bajo ningún concepto, que el capitalismo le proporcionará una vivienda a todo aquel que lo necesite. En el capitalismo, la mayoría de los productos que satisfacen nuestras necesidades, se obtienen a través del mercado, es decir a través de comprarlos por medio de dinero.
Aunque existe un importante abanico de necesidades extremadamente importantes (por ejemplo, las vinculadas a los afectos o los cuidados) que a menudo se cubren en el ámbito familiar o comunitario y no parece que entran directamente en la organización económica, son también afectadas por ella y en las sociedades actuales cada vez es más evidente la mercantilización creciente de la cobertura de estas necesidades.
A fin de acceder al mercado es necesario tener algo con lo que intercambiar; en los mercados modernos, generalmente dinero. ¿De dónde sale ese dinero necesario para acceder al mercado? Esencialmente hay dos vías. Por un lado, una pequeña parte de la población dispone, ya de entrada, de dinero que les permite acceder directamente al mercado. Sin embargo, la riqueza de esta parte de la población generalmente no está materializada sólo en dinero sino que además son propietarios del capital, de los medios de producción, (por eso la llamaremos clase capitalista). Por otra parte, la inmensa mayoría de la población no tiene dinero y con el fin de conseguirlo se verá obligada a vender la única cosa que posee, su fuerza de trabajo, a cambio de un salario pasando por el mercado laboral. Con este salario, podrá acceder al mercado y adquirir aquellos bienes y servicios necesarios para satisfacer sus necesidades. Si no dispone de un trabajo que le proporcione los ingresos necesarios, no podrá comprar los productos que le permitan satisfacer sus necesidades.
En la sociedad capitalista es fundamental que la parte de la población útil para el proceso productivo pueda cubrir sus necesidades básicas, ya que así se asegura la reproducción permanente de la fuerza de trabajo. En este sentido, además de las estrictas necesidades materiales, todas aquellas esferas, de ocio, cuidado, etc., que sirven para mejorar la condición física y psicológica de los trabajadores y trabajadoras o que los ayudan a convertirse en seres integrados en la dinámica productiva y cultural capitalista (educación, comunicación, etc.) se convierten en indispensables para la reposición en condiciones aptas para la reproducción de la fuerza de trabajo.
Por otra parte, es necesario que los trabajadores tengan que comprar los productos necesarios para su sobrevivencia para que la producción que se obtiene en las fábricas encuentre un mercado. ¿Quién compraría las mercancías producidas si no? El consumo cubre las necesidades de sobrevivencia (reproducción) de los trabajadores y las necesidades de reproducción (venta de los productos) del sistema productivo.
Podemos resumir diciendo que a pesar que todas las personas tengamos necesidades que cubrir, la satisfacción de las mismas está vinculada a la posesión del dinero necesario para poder comprar en el mercado los elementos necesarios para ello; con el fin de conseguir dicho dinero se verá obligada a pasar por el mercado laboral vendiendo la única cosa que posee, su fuerza de trabajo, a cambio de un salario.
5. Para Karl Marx las clases sociales pueden entenderse de dos formas, sea como: 1) grupos de individuos que se definen por una misma categorización de sus formas de relacionarse con los medios materiales de producción (particularmente la forma de obtención de sus rentas), o 2) una conciencia de clase entendida como la creencia en una comunidad de intereses entre un tipo específico de relaciones socioeconómicas. La doctrina marxista intenta descubrir la objetividad de la existencia de las clases (clasificaciones) socialmente relevantes a través de la formación de intereses subjetivos yuxtapuestos y en contraposición a otros grupos de intereses comprendidos en forma similar.  Las clases sociales aparecen entonces como dualidades antagónicas en un contexto histórico de conflicto cuyo eje central es el materialismo histórico. De ese enfrentamiento mediado por la historia surge la lucha de clases que es la manifestación misma del conflicto de los intereses económicos de los individuos.
Marx destacó que, a diferencia de todas las anteriores sociedades de la historia de Occidente con múltiples grupos de clases antagónicas, en la moderna sociedad capitalista la repartición desigual del capital se simplifica en la formación de dos grandes clases caracterizadas por esta "distribución": el proletariado y la burguesía. Esta última por su función social originaria dispondría del capital físicamente, esto es: económicamente, y por ende de los medios de producción. Le sería propio a esta clase el modo de producción denominado capitalismo y su apoyo teórico, el liberalismo, comprendido como su epifenómeno ideológico. El marxismo, en tanto teoría y explicación causal de la realidad, ha llegado a autointerpretarse como la ideología de la clase proletaria, pero esto llevó a una paradoja de autorreferencia por la cual la misma noción marxiana de clase y de "ideología de clase" se vuelve la reificación de esta clase particular, noción que es a su vez parte de la doctrina y cuyo criterio de verificación (el éxito en el proceso histórico) se vuelve inverificable. Otras corrientes marxistas han entendido su pensamiento sociológico como un criterio objetivo y universal de análisis de la realidad testeado por su carácter progresista, o bien en términos políticos como un programa filosófico de acción revolucionaria.
En el marxismo, el proletariado, como clase oprimida capaz de superar a la burguesía, debía de unirse contra ésta para romper con su explotación. Siendosu negación dialéctica y sin haber generado dentro de sí nuevas clases opresoras u oprimidas, se volvería el instrumento de la negación de la sociedad con clases. La condición de su transformación en clase política era la superación de sus diferencias geográficas y culturales ("¡Proletarios de todos los países, uníos!" había sentenciado en la última página del Manifiesto Comunista) y el descubrimiento de su conciencia de clase para así superar la alienación. Lograr superar su condición como grupo explotado llevaría a dos etapas finales en la evolución histórica de las formas de producción occidentales (a diferencia del históricamente invariado modo de producción asiático). Las etapas primera y final del comunismo como modo de producción son diferenciadas por el marxismo doctrinario, de manera similar a la categorización de Durkheim, como dos organizaciones sociales diferentes más que como una transición permanente:
Socialismo: Persistencia de las clases sociales no poseedoras y representación política de su consciencia mediante un partido político. Propiedad pública de la producción provisionalmente traspasada al Estado. Distribución por función.
Comunismo: Abolición de la división del trabajo y el dinero. Colectivización total de la sociedad civil. Disolución de cualquier forma de clase y absorción de las funciones colectivas del Estado. Distribución por necesidad.
6. Karl Marx se basó en la teoría del valor trabajo para sus obras, de las cuales la más importante es El capital (Das Kapital), donde, como dice el subtítulo de la obra, establece una "crítica de la economía política". Marx desarrolla su obra, que tiene el propósito de analizar el modo de producción capitalista, a partir de lo que considera la "unidad general" del capitalismo, la mercancía, debido a que el capitalismo se presenta como una "inmensa acumulación" de ellas.
Desde la mercancía, Karl Marx empieza a establecer lo que denomina las "concatenaciones internas", pasando de ésta al valor de cambio y valor de uso, y de éstos al trabajo abstracto y el trabajo concreto que los produjo, para analizar el intercambio de mercancías. Allí, Marx deduce que la proporción en que se intercambian las mercancías, el valor de cambio, siendo aquello que tienen en común, es necesariamente el trabajo que las produjo, ya que lo único que existe en común entre ellas es haber sido producidas por trabajo humano. Ya que un intercambio racional implica intercambiar un valor de uso no necesitado por otro que si es necesitado, lo único que asemeja a estas mercancías intercambiándose es haber sido gastada fuerza de trabajo en su producción.
Marx sostiene que la fuerza de trabajo es medible en horas de trabajo, más estrictamente en tiempo de trabajo socialmente necesario, esto es: no es el tiempo que tardó cierto productor en particular para crear la mercancía, sino el tiempo promedio que, en cierta sociedad, se tarda en producirlo, dependiendo de las condiciones técnicas medias de la época. Por esto, un productor en términos relativos con poca fuerza productiva o con poca intensidad de trabajo, producirá una mercancía cuyo valor de cambio se mostrará en el mercado como inferior (en cantidad de horas de trabajo) a las horas de trabajo que particularmente implicó su producción.
La forma en que se produce el intercambio es una equidad o ecuación expresada de la siguiente manera: X "Mercancía(s) A" = Y "Mercancía(s) B". Marx muestra, para posteriormente explicar el dinero, una doble forma que adopta el valor de cambio en cada una de estas dos mercancías presentes en la ecuación: el valor equivalente y el valor relativo, los cuales varían según la posición del agente de mercado. Para el poseedor de la(s) X mercancía(s) "A", el valor (de cambio) de su(s) mercancía(s) es relativo, esto es, es relativo a la(s) Y mercancía(s) "B"; lo inverso para el caso del poseedor de la(s) mercancía(s) "B". Por otro lado, para el poseedor de la(s) X mercancía(s) "A", el valor (de cambio) de la(s) Y mercancía(s) "B" es el equivalente a sus mercancías, y aquí también, lo inverso para el caso del poseedor de la(s) Y mercancía(s) "B". Dicho de otra manera, para los poseedores de mercancías, el valor de su mercancía ofertada se refleja en el valor de la mercancía ajena que está demandando.
El valor de uso de las mercancías no aparece directamente en la equidad o ecuación ya que no es una cantidad sino una cualidad. Es decir, está abstraído a la hora del intercambio. El valor de uso aparece indirectamente, como lo que justifica para cada agente el intercambio, lo que lo hace racional. Un poseedor de bienes sólo va a vender su(s) bien(es) si no necesita de su uso y, en cambio, sí necesita de uno o varios bienes que otro poseedor oferta en el mercado. Así, el valor de cambio no puede existir sin su valor de uso, pero pueden existir bienes que, al no ser intercambiados, es decir, al no ser mercancías (por ejemplo, un artículo de Wikipedia), poseen valor de uso pero no valor de cambio. Nótese que el valor de cambio existe de forma ideal en la mercancía (existe porque su intención o ideal es ser intercambiada), y es realizado al efectuarse el intercambio. Al contrario, el valor de uso existe realmente en un bien independientemente de si se intercambie o no, pero en el proceso de intercambio el valor de uso, como señalamos antes, es abstraído de la mercancía.
Al intercambiarse mercancías, el hecho de que la proporción en que se intercambien deba ser la misma (que ambas deban tener el mismo valor de cambio) implica que existen limitaciones en el trueque. Por ejemplo, si se supone que 1 pantalón es igual a 10 tomates, y el intercambio se puede realizar, se dice, entonces, que el valor de las mercancías ha sido realizado. Pero pensemos en el caso inverso: 1 tomate = 0,1 pantalón: evidentemente, este trueque no es racionalmente posible debido a que un décimo de pantalón no es útil. Otro ejemplo, más ilustrativo, es suponer que 1,5 par de botas = 1 vaca viva: 1 par de botas más una bota sin su par obviamente no es útil, y viceversa: 1 par de botas no podría ser intercambiado por 2/3 de vaca viva, debido a que el ganado no puede seguir vivo si se lo divide.
Marx entonces deduce que una mercancía particular, que tiende a ser duradera, transportable, divisible, homogénea, y de oferta limitada, empezó a ser espontáneamente utilizada en un gran número de intercambios y poco a poco se convirtió en dinero. El dinero es el "equivalente general" de todas las mercancías, es decir, la mercancía que funciona de equivalente del valor (de cambio) de todas las demás: es una mercancía especial que no tiene valor de uso propio (más que el de ser equivalente general), pero que a través de ella pueden ser intercambiadas todas las demás mercancías. Las mercancías que fueron utilizadas a lo largo de la historia como dinero son muy variadas. Por ejemplo, cabezas de ganado, trigo, metales preciosos, yerba mate y papel moneda. El precio es la cantidad de dinero por el que se intercambia una mercancía, por ejemplo, 1 televisor = 90 dólares. Los precios no son directamente el valor de cambio de la mercancía, sino una oscilación sobre éste, determinada por la dinámica de la oferta y la demanda en el mercado.
7. El fetichismo de la mercancía es un concepto creado por Karl Marx en su obra El Capital que designa el fenómeno social/psicológico donde, en una sociedad productora de mercancías, éstas aparentan tener una voluntad independiente de sus productores, es decir, fantasmagórica.1
El resultado del fetichismo es la apariencia de una relación directa entre las cosas y no entre las personas, lo cual significa que las cosas (en este caso, las mercancías) asumirían el papel subjetivo que corresponde a las personas (en este caso, los productores de mercancías).
En una sociedad productora de mercancías y servicios, el intercambio de las mismas es la única manera en que los diferentes productores aislados se relacionan entre sí. De esta manera, el valor de las mercancías es determinado de manera independiente de los productoresindividuales, y cada productor debe producir su mercancía en términos de la satisfacción de necesidades ajenas. De esto resulta que la mercancía misma (o el mercado) parece determinar la voluntad del productor y no al revés.
Marx afirma que el fetichismo de la mercancía es algo intrínseco a las sociedades productoras de mercancías, ya que en ellas el proceso de producción se autonomiza de la voluntad del ser humano.
El carácter misterioso de la forma mercancía estriba, por tanto, pura y simplemente, en que proyecta ante los hombres el carácter social del trabajo de éstos como si fuese un carácter material de los propios productos de su trabajo, un don natural social de estos objetos y como si, por tanto, la relación social que media entre los productores y el trabajo colectivo de la sociedad fuese una relación social establecida entre los mismos objetos, al margen de sus productores
Marx también argumenta que la economía política clásica no puede salir del fetichismo de la mercancía, pues considera a la producción de mercancías como un hecho natural y no como un modo de producción histórico y, por lo tanto, transitorio. De este fetichismo que se da prácticamente en la producción y el intercambio de mercancías viene la sobreestimación teórica del proceso de intercambio sobre el proceso de producción. De ahí el culto al mercado de parte de algunos economistas, que consideran a la oferta y la demanda como determinaciones fundamentales del movimiento de la economía (ley de la oferta y la demanda).
8. La teoría marxista de la alienación en la filosofía marxista es la interpretación ideológica del concepto psicológico y sociológico de alienación considerando que el trabajador, desde el punto de vista capitalista, no es una persona en sí misma, sino una mano de obra que puede representarse en su equivalente económico: el trabajador es una determinada cantidad de dinero, utilizable, como mano de obra, para la multiplicación del mismo.
Marx, quien fue fuertemente influido por la filosofía hegeliana, toma el término y lo aplica al materialismo; en concreto a la explotación del proletariado y a las relaciones de propiedad privada. En su enfoque, denominó alienación a las distorsiones que causaba la estructura de la sociedad capitalista en la naturaleza humana. Aunque era el actor el que padecía la alienación en la sociedad capitalista, Marx centró su análisis en las estructuras del capitalismo que causaban tal alienación.
Actualmente, como la mayoría de los conceptos filosóficos e instituciones sociales, la alienación -como categoría analítica- se encuentra en una crisis teórica debido a las profundas transformaciones sociales que han dado paso a la sociedad posmoderna. El desarrollo de la sociedad ha complicado el análisis de los mecanismos sociales de alienación dirigiéndolos hacia nuevas y más sutiles formas que precisan ser estudiadas. Entre los autores inspirados por Marx, que efectúan ese análisis, destaca, por ejemplo, Herbert Marcuse.

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