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Ochy Curiel - EL VI Encuentro Lésbico Feminista

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EL VI Encuentro Lésbico Feminista: 
De la paranoia a la reinstalación del pensamiento crítico 
 
Ochy Curiel 
 
 
 
¿Cómo sintetizar lo que pasó durante 4 días intensos a finales del mes de noviembre en la 
ciudad de México en el VI Encuentro de Lesbianas Feministas de América Latina y El Caribe? 
Yo, lo catalogo, como mucho de paranoia y la reinstalación del pensamiento crítico y radical. 
 
Un poco del perfil de las participantes 
 
Éramos aproximadamente 100 en promedio, algunos días más otros días menos. Comparado 
con el anterior en Brasil en el 1998 que éramos aproximadamente 400, esta reducción deja 
mucho que decir si vemos que el número de lesbianas visibles y de grupos y colectivos en todo 
el continente ha crecido. Las razones que me doy son tres fundamentales: el costo elevado del 
encuentro, sobre todo para las mexicanas, unos de los movimientos donde más historia 
organizativa lésbico-feminista ha habido (incluyendo la realización de dos marchas lésbicas en 
los últimos dos años); por otro lado los conflictos políticos y personales existentes en México de 
polarización, de negación a las otras que impide niveles de articulación necesarias para un 
fortalecimiento del movimiento lésbico-feminista; y una tercera, la cerrazón del Comité 
Organizador (CO), de no colocar el encuentro en México a través de un proceso previo de 
preparación, debates, reflexiones que permitiera ir calentándonos para el encuentro 
internacional, cuestión que fue demandada por una parte de nosotras pero que fue rechazada 
por el CO acusándonos que queríamos bajarle líneas, como si de partidos políticos se tratara. 
Resultado: un encuentro pobre en número y en contenidos. 
 
Las participantes eran de todo tipo: las que son solo lesbianas no feministas sin ninguna 
experiencia política y que se acercaban al encuentro para aprender o quien sabe si para ligar 
(aunque muchas buscamos esto no importa en cual pensamiento político nos encontremos); las 
que tienen una experiencia política lésbica feminista paradas en la esfera de la institucionalidad 
(partidos, estados, ongs, etc.,), lesbianas del movimiento LGTTBQ, lesbianas por los derechos 
sexuales, lesbianas que tenían más práctica en el feminismo, más que en el movimiento lésbico-
feminista, lesbianas feministas más autónomas, con colectivos, grupos, en sus respectivos 
países y otras situadas lo que llaman desde la política del afuera. Es decir, la variedad en el VI 
Encuentro era obvia no solo en el perfil de las participantes sino en la posicionalidad política si es 
que ésta se hacía explicita. 
 
De dónde veníamos? De Chile, Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia, El Salvador, Guatemala, 
Honduras, Colombia, Venezuela, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, México, Puerto Rico, Cuba, 
latinas en Estados Unidos, algunas de otras tierras que vivimos en México, una Argentina 
viviendo en Canadá, una española, y una italiana viviendo en Chile... No contamos con la 
presencia de ninguna del Caribe Anglófono, ni francófono. Extrañe las argentinas, que en este 
momento parece ser construyen un movimiento más articulado y más politizado en comparación 
con otros países del continente. Esta variedad de orígenes fue algo rico del encuentro, sin 
embargo en torno a los posicionamientos políticos no tanto. Mi impresión general en torno a la 
gran mayoría de las participantes, es que una gran parte de ellas están despolitizadas a nivel 
teórico y del accionar político, muchas no pertenecen a colectivos u organizaciones y la gran 
mayoría promueve una política de identidad lésbica esencialista y muy poco problematizada. 
Otras muy ligadas al pensamiento de la diversidad sexual que promueve el movimiento 
LGBTTBQ. De otro lado, sin embargo me dio gusto encontrarme con lesbianas feministas 
jóvenes que sí están construyendo en otra dirección, más politizada, con proyectos articuladores, 
críticas y radicales. Entre ellas destaco a muchas de las chilenas, además de las autónomas que 
venimos asistiendo desde encuentros anteriores. 
 
Otro indicador de la despolitización del movimiento es que en los espacios de debate éramos 
100, en la fiesta que se hizo abierta para otras lesbianas del Distrito Federal éramos alrededor 
de 500 lesbianas, lo cual deja ver que la política del alcohol, del consumo y de los bares es la 
que más prevalece en nuestros países. 
 
 El tema del dinero: un punto de conflicto 
 
A pesar de que nosotras mismas (muchas lesbianas feministas y feministas organizadoras de 
encuentros anteriores) habíamos reconocido el error político de hacer nuestros encuentros en 
hoteles caros, cerrados, fijos e inamovibles, otra vez se cayó en lo mismo. Estábamos en un 
hotel en el centro de la ciudad de México compartiendo nueva vez con otros huéspedes, servidas 
por meseros y meseras, asumiendo las lógicas capitalistas de esos espacios, asumiendo las 
lesbianas feministas las normas patriarcales y mercantiles de esos negocios. Un espacio donde 
nuestro cuerpo como espacio creativo, político, histórico, no encontró casi ninguna manera de 
expresarse y moverse que no fuera en las grandes plenarias cuando la pasión del debate lo 
sugería, colocadas unas tras otra sin vernos el rostro, por tanto desencontradas. Y sobre todo 
llenas de paranoia cuando alguien se expresaba en una posición distinta. 
 
El costo del encuentro era de 233 dólares para aquellas que dormían en el hotel, las que no 
pagaban 200 dólares. Las que iban por un día pagaban 45 dólares. Si lo comparamos con el 
costo de encuentros anteriores no era el más caro, sin embargo aquí el problema era el costo 
que suponía para aquellas lesbianas que querían participar y no tenían dinero o que quisieron 
participar de alguna plenaria o algún taller, o aquellas (en su mayoría) que no podían pagar un 
peso. Este fue un tema conflictivo durante todo el encuentro, ya que si bien se entendía los 
costos económicos que debió asumir el Comité Coordinador, sus actitudes hacia muchas 
lesbianas que quisieron entrar fue violenta y agresiva, colocándose como vallas humanas 
muchas veces peor que la policía que encontramos en nuestras ciudades. Algunas compañeras 
jóvenes fueron violentadas y no la dejaron pasar ni siquiera al lobby del hotel. A algunos casos 
se le buscó solución individual gracias a la solidaridad de algunas compañeras. Cuando el 
Comité Organizador quiso buscar salidas por la presión que tenía de una gran cantidad de 
participantes, ya era tarde, estábamos a un día de terminarse el encuentro. Un manejo bien 
manipulador para ese momento. 
 
El CO previamente había definido unos criterios para otorgamientos de becas que si lo vemos , 
aunque con muy buena intención, eran en parte contradictorios. Por un lado se priorizaba a 
aquellas lesbianas de países más pobres de la región, a lesbianas jóvenes, negras o indígenas, 
lo cual creo que era un buen criterio pues generalmente son las más marginalizadas y excluidas 
en nuestros encuentros elitistas. El problema fue que esta clasificación , según mi punto de vista, 
partía de una visión del desarrollo muy apegada a las lógicas de Naciones Unidas o del Banco 
Mundial. Sabemos todas que en cada uno de nuestros países hay lesbianas con pocas 
posibilidad de asistir a esos encuentros por su situación de clase, aunque el Indice de Desarrollo 
Humano contabilizado por el PNUD u otras instituciones ubiquen a algunos de estos países en 
situación de mejor ventaja comparado con otros. ¿Por qué entonces Brasil por ejemplo para el 
otorgamiento de becas tenía menor puntuación que algún país de Centroamérica? Por otro lado, 
un criterio que tenía más puntuación era que si había alguna lesbiana sola en su país y que no 
había asistido a ningún encuentro era también priorizada. A eso yo le llamo populismo, pues aquí 
el criterio político no fue tomado en cuenta en tanto que los encuentros regionales son espacios 
de confluencia, de revisión, de análisis de un activismo político que se hace a nivel local y 
nacional. 
 
El tema de las becas tomó su punto álgido de discusión enpasillos y plenarias cuando nos 
enteramos de que no obstante el CO haber definido esos "rigurosos" criterios, finalmente hubo 
becas para gente que no la solicitó, entre ellas la mayoría de ponentes y algunas amigas de 
algunas del Comité Coordinador, muchas de ellas sorprendidas de haber aparecido en la lista de 
becadas. Peor aún cuando también conocimos el testimonio de una joven nicaragüense que fue 
becada y que había inscrito un baile en una de las noches culturales y a la mera hora se enfermó 
y una representante del CO le presionó para que bailara recordándole que fue becada para ello. 
Ese gran orgullo que el CO asumió públicamente como lo novedoso, lo justo y lo transparente , 
fue desde antes de comenzar el encuentro, cuestionado, todo lo cual nos coloca en la urgencia 
de continuar buscando salidas justas, factibles y alternativas ante la cantidad de dinero que 
gastamos en estos encuentros, la imposibilidad de que muchas compañeras puedan participar y 
las contradicciones ético-políticas en que entramos. El tema del dinero debe ser nueva vez 
politizado y urge que en los próximos encuentros busquemos alternativas más autogestionadas y 
construidas de manera colectiva. 
 
Nueva vez una metodología jerárquica 
 
La metodología del encuentro fue así: mesas de exposiciones de temas centrales en la mañana , 
talleres en las tardes y en algunas noches actividades artísticas-culturales. 
 
De nuevo nos encontramos con las ponentes, activistas académicas o no, muy capaces de 
articular un discurso ( la mayoría de ellas becadas, no importaba de que país fuera o si tenía o 
no posibilidades de pagar) dirigiéndose al resto, especie de alumnas de cualquier espacio 
académico verticalista. Si bien asumo de que hay compañeras que tienen experiencia en la 
sistematización del pensamiento y que es rico, respetuoso, ventajoso incluso escucharles, nos 
parece que las maneras en que colocamos el pensamiento entre nosotras sigue siendo elitista, 
desproporcionado y desigual. 
 
No obstante lo anterior, un punto positivo es que en las mesas de exposiciones se garantizó la 
presencia de diferentes pensamientos políticos y eso permitió que algunos debates fueran 
también interesantes. 
 
El primer día el tema de las mesa era Movimiento Lesbico y Globalización. Desde allí ya se 
dejaban ver las diferencias políticas. Irene León planteó que la globalización neoliberal era un 
mostruo, una dictadura económica que empobrece a los países llamados del tercer mundo, en 
especial a las mujeres y lesbianas y propuso la articulación con los demás movimientos sociales: 
mujeres, indígenas, movimiento altermundista y LGTTB, Ana Rivera proponía centrarse en los 
derechos sexuales apegándose a los acuerdos que los gobiernos han asumido en las diversas 
conferencias mundiales realizadas por la ONU y la posición de Margarita Pisano que colocada 
desde la política del afuera, propone una política que se construye sin seguir las lógicas 
masculinistas y planteó la necesidad de crear un pensamiento propio. 
 
En la plenaria generada por esta mesa dos puntos fundamentales surgieron: cómo hacerle frente 
a la globalización económica, social y cultural generando otras lógicas del no consumo, de 
autogestión, la necesidad de hacer alianzas también globales y otra posición que planteaba que 
había que sacarle algunas "ventajas" a la globalización pues ya estaba instalada. Desde aquí 
también se explicitaron diferencias en torno a cómo asumimos el lesbianismo: unas, las más, 
asumiéndolas como una identidad, otras como una posición política frente a la heterosexualidad 
obligatoria. 
 
El segundo día abordamos el tema de las Alianzas del Movimiento Lésbico con otros 
Movimientos Sociales como el LGTTB y otros. Contamos con la exposición de Yuderkys 
Espinosa, quien hizo una crítica a la pérdida de radicalidad del lesbianismo feminista cuando 
aparece el movimiento LGTTB, la desaparición de la lesbiana en la política androcéntrica y 
misógina de este movimiento y también la crítica al heterofeminismo que anula la lesbiana en la 
construcción política feminista. Denunció también cómo la institucionalización del feminismo hizo 
perder su radicalidad y evidenció la necesaria relación entre lesbianismo y feminismo. Neusa 
Dos Dores, planteó la ausencia del tema del lesbianismo dentro del movimiento negro en Brasil, 
la despolitización de muchas lesbianas, además de exponer su desacuerdo con que los trans, 
trasvestis entren a nuestros espacios de lesbianas feministas. Tatiana Cordero por su parte 
planteó la necesidad de analizarnos como sujetos políticos colectivos, mas que desde una 
identidad esencialista, asume la crisis del movimiento feminista y lésbico feminista de la región y 
coloca la necesidad de continuar haciendo alianzas con el movimiento LGTTB, guardando 
nuestra autonomía. 
 
A pesar de que el tema proponía otros muchos movimientos sociales el análisis se centro en el 
LGTTB y en alguna parte con el feminismo a los que muchas llamaban una alianza "natural". 
Esto nos tomó una buena parte del debate de todo el encuentro pues más que alianzas, el 
debate central era si se dejaba entrar a las transexuales a los encuentros lésbicos feministas, 
unas trans que algunas llamaban "translesbianas". Paradójicamente una parte de las 
participantes planteaban que el cuerpo no podía definir la posición política y que no dejarle entrar 
era una actitud de exclusión que estábamos asumiendo las lesbianas feministas. Otras, 
planteábamos que precisamente por ser el cuerpo una construcción social no podíamos perder 
de vista lo que ha significado el cuerpo para las lesbianas y mujeres, explotado, discriminado por 
años y por siglos y que solo cambiarse el sexo de la noche a la mañana no cambiaba las 
historias, y que habían diferencias en las construcciones políticas de las trans y de las lesbianas 
feministas. Se cuestionó esa visión esencialista y biológica del cuerpo y de la política, además de 
que defendíamos el espacio político de los encuentros lésbicos feministas como una 
construcción colectiva nuestra y que no íbamos a permitir que nueva vez la masculinidad fuera o 
dentro del cuerpo atentara con esos nuestros espacios, aunque no descartábamos las alianzas 
estratégicas y coyunturales. Al final del encuentro el dejar entrar o no a las transexuales no fue 
consenso, no obstante nos tomo una gran parte del tiempo que debimos aprovechar en otros 
temas más importantes para las lesbianas feministas, y a pesar de que ni siquiera se había 
discutido en el encuentro el tema, unas trasnsexuales ya habían participado en el segundo día 
en la noche de poesía lésbica erótica, situación que algunas denunciamos en el plenario. 
 
El tercer tema de las mesas centrales fue Nuestra Ciudadanía y Derechos Humanos en las 
Democracias de América Latina y El Caribe. Las posiciones eran antagónicas. La exposición de 
Ximena Bedregal colocaba en cuestionamiento el sistema patriarcal y cómo muchas feministas y 
lesbianas feministas hacían el juego a sus normativas y sus lógicas proponiendo nueva vez la 
necesidad de pensar lo no pensado, hacer lo no hecho, soñar incluso lo no soñado. Por otro lado 
Barbara Yllán, procuradora del Ministerio de Seguridad en México proponía que debemos entrar 
a ese poder y saber utilizarlo y Claudia Hinojosa proponía aprovechar los derechos humanos 
como una herramienta política para poder las lesbianas ejercer la ciudadanía plena. A pesar de 
la excelente ponencia de Ximena Bedregal, los debates fueron pobres, no sabemos si por el 
cansancio que ya traíamos o porque ya no había mucho más que decir. No se discutió por 
ejemplo qué entendemos por ciudadanía, por derechos humanos, cuales visiones hay de fondo 
en todo esto. En ese momento habíamos cambiado de lugar de la plenaria y resulto ser un 
teatro, bien feo e incómodo del PRI, partido de ultraderecha, corrupto, que gobernó en México 
por más de 70 años, hecho que muchas denunciamos en la plenaria final por ser una vergüenza 
para el pueblo mexicano, para lasmujeres y para las lesbianas. 
 
Además de las mesas principales en las mañanas en las tardes habían diversos talleres. Los 
temas iban desde ejercicios corporales como taichi, masajes, defensa personal entre mujeres, 
hasta otros temas como sujetos lésbicos y diálogos colectivos, las leyes y derechos humanos, 
jóvenes lesbianas y nuevos activismos, violencia entre lesbianas, invisibilidad lésbica en la 
literatura, socialización de investigaciones sobre lesbianas, imágenes lésbicas en los medios de 
comunicación, arte y lesbianismo, relaciones abiertas vs parejas, entre otros. Muchos talleres no 
se llevaron a cabo, algunos no fueron las responsables de inscribirlos, otros no asistieron las 
participantes. 
 
Lesbianas Feministas en Colectiva, la colectiva a la que pertenezco desarrollo un foro 
permanente que se llamó Lesbianas Insumisas y Utopías Feministas. En él reflexionamos y 
debatimos sobre las líneas políticas del lesbianismo feminista, la cuestión de la autonomía, las 
alianzas, el feminismo, entre otros temas. Participaron un promedio de 25 lesbianas durante los 
tres días. Esta experiencia a muchas de nosotras nos aportó de manera personal y colectiva por 
haber profundizado en los análisis y haber expuesto críticamente nuestras propias 
contradicciones. A través de este foro logramos entre todas un acercamiento personal que no 
logramos en el resto del encuentro y se crearon lazos personales que fue una gran ganancia 
política. Nuestra colectiva también en una de las noches presentamos una propuesta artístico-
.política llamada POESICA: música y poesía lésbica feminista en la que también posicionamos 
nuestra visión lesbico-feminista autónoma, antineoliberal, antirracista, anticlasista y la necesidad 
de repensar nuestra política llamando a retomar la radicalidad llena de discurso y contenido 
político. En algunas de las noches hubo también un performace por parte de las compañeras 
venezolanas y un baile de una compañera nicaragüense, participantes del encuentro. La primera 
noche se inauguró con un espectáculo de Liliana Felipe y Jesusa Rodríguez en el Hábito, que si 
bien son buenas artistas representan la élite económica del lesbianismo en México, además de 
haberse hecho en "su" bar sumamente caro. Algunas no asistimos como forma de protesta pues 
nos parecía que la inauguración debió ser en el lugar del encuentro y más politizado. 
 
El reposicionamiento del pensamiento crítico 
 
Uno de los balances positivos que saco de este encuentro es que logramos, algunas que nos 
denominamos autónomas, otras de pensamiento crítico, otras del afuera, articularnos en el 
pensamiento y en la voz. Lo hicimos a través de las exposiciones, en las actividades que 
organizamos, la visión del arte que colocamos allí. Sin proponérnoslo y aunque fuese coyuntural, 
analizamos, debatimos, defendimos la autonomía de las lesbianas feministas en el encuentro en 
relación a la posibilidad de entrada de los transexuales, proponíamos otras maneras del actuar 
fuera de las jerarquías patriarcalizadoras, propusimos otras maneras de ver y del hacer en el 
mundo. Hicimos ruido con tambores, cantamos, hicimos poesía, hicimos discursos políticos y 
esto nos permitió posicionarnos frente al encuentro de manera más o menos colectiva. Esto 
también permitió un reencuentro personal entre muchas que por conflictos anteriores no se 
habían vuelto a dirigir la palabra y todo ello nos colocó en una posibilidad de que el pensamiento 
crítico aunque no seamos muchas en cantidad, se reinstale en el lesbianismo feminista y en el 
feminismo institucionalizado, cooptado y tomado por la masculinidad. Esto a muchas nos ha 
situado en un gran reto de profundizar las diferencias, pero sobre todo potencializar aquellos 
puntos en que podemos articularnos. 
 
Del Foro Lesbianas Insumisas y Utopias Feministas salió la propuesta de organizar un encuentro 
de lesbianas feministas autónomas o algo parecido para continuar profundizando. Esta es la 
parte mas rica, humana y políticamente que saco de este encuentro, que aunque no les toco 
mucho al resto, a otras sí nos toco la piel, el corazón y el pensamiento y aún a tres días de pasar 
el encuentro nos mantiene en una actitud esperanzadora. 
 
Por supuesto que no dejaron de oirse las voces que descalificaban nuestras posturas 
acusándonos de revoltosas y muchas veces de irrespetuosas. Aquí otra vez la paranoia, pues a 
pesar de que hablamos cuando nos tocaba el turno y colocábamos nuestra postura con 
discursos políticos y sin dirigirnos a nadie de manera personal, algunas nos gritaban que 
estábamos faltando al respeto. La pasión, la creatividad y las maneras de posicionarnos fueron 
asumidas por algunas como que nuestra radicalidad era irrespeto, siendo una actitud simplista 
que no reconoce que las autónomas, las críticas y las radicales nos posicionamos con más 
argumentos políticos, propuestas mejores trabajadas y mucho más creatividad. 
 
Lo que sigue 
 
En la plenaria final se decidió que el próximo encuentro será en Chile en el 2006, asumida por 
las compañeras chilenas que constituyen en Bloque Lesbico. Hubo una propuesta de que los 
encuentros lésbicos pasen a ser realizados días antes o después de los feministas por dos 
razones: para lograr mayor participación de lesbianas feministas en ambos espacios y para 
poder incidir en el feminismo desde la propuesta lésbica feminista. Como el próximo encuentro 
feminista será en Brasil el próximo año, era ya difícil entrarnos a esa nueva modalidad. Se 
decidió entonces que en el próximo encuentro feminista se hará un espacio de las lesbianas 
feministas como una especie de transición y que en el próximo encuentro lésbico feminista a 
celebrase en Chile se determinará el país del próximo encuentro según se decida XI Encuentro 
Feminista Latinoamericano y El Caribe. 
 
Esperemos que en este proceso podamos politizar más nuestro movimiento lesbico feminista 
porque lo que hay hasta ahora es mucho de lo contrario, por tanto tenemos mucho por hacer en 
cada uno de nuestros países y a nivel regional. 
 
Agradezco, a pesar de mis grandes diferencias con una gran parte del Comité Coordinador, 
haber asumido el reto de realizar este encuentro, el apoyo y la admiración que encontré por 
parte de algunas de ellas y la actitud de cerrazón de otra parte, sobre todo las de mayor 
experiencia política, pues su actitud paradójicamente, fue la que permitió el reposicionamiento de 
la radicalidad y del espíritu crítico de muchas de nosotras. 
 
Ojalá que el próximo sea más rico de contenidos y propuestas políticas, menos tenso y más 
creativo. Eso depende de todas nosotras. 
 
México. 1 de diciembre, 2004

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