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Fibrosis quística ybronquiectasias no asociadasa f ibrosis quística FIBROSIS QUÍSTICA La primera descripción clínica de la fi brosis quística (FQ) la realizó en el año 1938, la patóloga Dorothy Andersen, quien publicó una revisión de los signos de esta enfermedad, si bien la atribuyó a una defi ciencia de vitamina A. Farber, en 1943, propuso el término de mucovisci- dosis, con base en los hallazgos observados en las ne- cropsias de pacientes fallecidos por FQ, un nombre que se utiliza todavía en la actualidad. Bodian elaboró en 1952 la teoría patogénica en la cual las lesiones que se observaban en el páncreas, pulmón, hígado y conductos deferentes se debían a secreciones anormales espesas que tapaban los con- ductos excretores de las glándulas exocrinas, lo que producía de modo secundario dilatación quística, fi - brosis y destrucción de la glándula. Este autor fue el primero en describir la lesión patognomónica de la FQ en el hígado, esto es, la cirrosis biliar focal. En el mismo año, durante una ola de calor en Nue- va York, se observó que muchos pacientes con FQ su- frían deshidrataciones con alcalosis hipoclorémicas y postración. Di’Sant Agnese, al investigar las causas de las pérdidas excesivas, concluyó que se debían a la eli- minación anormal de cloro en el sudor. Debido a esto, la determinación del cloro en sudor se convirtió en el mejor método diagnóstico de FQ; pero, no fue sino hasta el año de 1959, mediante la prueba de iontofore- sis con estimulación a base de pilocarpina diseñada por Gibson y Cook, cuando se pudo realizar en forma segura; hasta la fecha este análisis diagnóstico no se ha superado. EPIDEMIOLOGÍA La fi brosis quística es la enfermedad hereditaria de causa genética más frecuente en la población de ori- gen caucásico. La incidencia varía de acuerdo con la población considerada. La prevalencia de la FQ en la mayoría de los países desarrollados se aproxima a 7/100 000 habitantes. En EUA su frecuencia es de 1 900 a 2 500 nacidos vivos. En grupos no caucásicos, la incidencia es muy variable: en la población afroamericana es de 1/15 300 nacidos vi- vos y en la hispana que radica en EUA es de 1/9 000 nacidos vivos. En la población mexicana no se cuenta con datos estadísticos. Sin embargo, desde el año 1974 Arrendares et al. ya hacen referencia a la fi brosis quís- tica como el padecimiento autonómico recesivo princi- pal, en una serie de 3 421 necropsias. En los últimos años se han realizado estudios que han tratado de establecer el perfi l epidemioló- gico. Uno de ellos fue un análisis comparativo de las características epidemiológicas y evolutivas de 863 pacientes seguidos en cuatro hospitales pediátricos latinoamericanos (Ricardo Gutiérrez de Argentina, Luis Calvo Malena de Chile, Universitario de Belo Horizonte, Brasil y Asociación Mexicana de FQ). En este estudio fue notable la elevada edad del diagnóstico, con una media de cuatro años, casi coincidente con la edad al http://booksmedicos.org Fibrosis quística y bronquiectasias no asociadas a fi brosis quística 281 ingreso en el centro hospitalario donde se confi rmó el diagnóstico. Con base en los resultados del anterior estudio y otros similares se formó el Registro Latinoamericano de Fibrosis Quística, que inició un estudio retrospectivo entre los años 1960 y 1989. Se evaluaron datos de 1 827 pacientes provenientes de 10 países de Latinoa- mérica, con los que se analizó la situación hasta el mo- mento. Hoy en día, este registro muestra una media y mediana de 10 años y tres meses y ocho años y seis meses, respectivamente. En comparación con los regis- tros mundiales, el registro de EUA (1999) tiene una me- dia de 16 años y siete meses y una mediana de 14 años y cinco meses y el europeo (1998) cifras similares. Con respecto a la edad de fallecimiento, existe una gran diferencia al comparar los registros; en el registro latinoamericano se observa una mediana de cinco años y siete meses, mientras que el registro de EUA (1999) se informa una de 23 años, casi idéntica a la del registro europeo (1998). Estas cifras refl ejan la dife- rencia de un diagnóstico temprano y un seguimiento adecuado del paciente, en comparación con un diag- nóstico tardío y un seguimiento irregular debido a las pobres posibilidades del paciente latinoamericano o los recursos sanitarios disponibles (cuadro 20-1). GENÉTICA MOLECULAR La búsqueda del gen de la FQ se inició a principio del decenio de 1980, cuando ya se conocía la existencia de un defecto en el transporte iónico. Sin embargo, a pe- sar de numerosos trabajos de investigación dirigidos a defi nir la proteína anómala de la FQ, ésta no se había identifi cado, por lo que diversos especialistas decidie- ron buscar de manera directa el genoma. El gen de la FQ ha sido el primer gen humano ais- lado sin conocer la proteína que codifi caba, ni dispo- ner de claves citogenéticas que posibilitaran un rápido avance en su identifi cación. La metodología utilizada para reconocer el gen se basó en estudios de liga- miento genético en familias con más de un hijo afecto y la aplicación de técnicas de clonación y secuencia- ción de DNA. En 1989 terminó un largo trabajo de investigación con la publicación en la revista Science de la identifi ca- ción del gen que produce la FQ. En el mismo número de la revista se describe la clonación de la molécula del mRNA del gen y la estructura de la proteína a la que da lugar. También se describe la deleción de un triplete de bases en este gen en individuos enfermos. Estudios de análisis de ligamiento basados en el empleo de nume- rosos marcadores polimórfi cos de DNA asignaron el locus FQ al brazo largo del cromosoma 7, banda q31 (fi gura 20-1). Dicho gen de 250 kb de DNA genómico (250 000 pares de bases) está constituido por intrones y 27 exones que codifi can un mRNA de 6.5 kb, el cual produce una proteína de 1 480 aminoácidos conocida como factor de conductancia transmembranal de fi - brosis quística (CFTR). La secuencia del DNA en el gen de la FQ demostró la ausencia de un triplete de bases que codifi ca una fenilalanina en la posición 508 de la proteína CFTR. Esta mutación, conocida como delta F508, se encuentra en el 70% de la población caucásica con FQ. En estudios conducidos en México, la frecuen- cia de esta mutación fue del 30.57%. Se han descrito hasta el momento más de 900 mu- taciones del gen CFTR con frecuencias variables entre los diferentes grupos étnicos (cuadro 20-2). ETIOPATOGENIA Y FISIOPATOLOGÍA La FQ se caracteriza por presentar grandes variaciones en la expresión clínica, desde la edad en que se diag- nostica hasta la variabilidad en la gravedad y ritmo de progresión de la enfermedad en los órganos afectados. A pesar de que la mayoría de los pacientes desarrolla Cuadro 20―1. Edades al diagnóstico actual y al fallecimiento REGLAFQ CFF ERCF X mediana X mediana X mediana Edad al diagnóstico 3a11m 1a11m 3a 6m 2a4m 1a Edad actual 10a3m 8a6m 16a7m 14a5m 15a5m 14a Edad al fallecimiento 5a7m 23a 23a2m X, media; a, años; m, meses; REGLAFQ, Registro Latinoamericano de Fibrosis Quística; CFF, Cystic Fibrosis Foundation, EUA; ERCF, Epidemiologic Registry of Cystic Fibrosis. http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 20)282 enfermedad pulmonar e insufi ciencia pancreática du- rante los primeros años de la vida, el acceso al análisis de mutaciones en el gen CFTR ha permitido establecer el diagnóstico en adultos con cuadros clínicos atípicos. La alteración del transporte de los iones cloro, en la membrana apical de las células epiteliales de las glándulas exocrinas, es la anomalía principal en la FQ y da lugar a que las secreciones de diversos órganos se tornen espesas de forma anormal y deshidratadas, lo que provoca obstrucción de los conductos del pán- creas, glándulas salivales, epidídimo, intestino, bron- quios y bronquiolos, en donde existe un fl ujo alterado de iones cloro, sodio y agua. Las mutacionesse pueden clasifi car de acuerdo con el fenotipo relacionado: ● Fenotipo grave: existe un bloqueo del 100% de la síntesis de CFTR, es decir, que la actividad bio- lógica es nula. ● Fenotipo benigno: hay una disminución de la calidad o cantidad de la proteína CFTR (menor actividad biológica). El genotipo resulta de la combinación de dos alelos y en condiciones normales cada uno aporta un 50% del total de la proteína con actividad biológica. Si el paciente presenta la misma mutación en los dos alelos es un homocigoto para la mutación; si las mutaciones presentes en los dos alelos son diferentes, el genotipo es un doble heterocigoto o heterocigoto compuesto. Existen tres genotipos posibles con respecto a la gravedad alélica del fenotipo: ● Grave/grave: inhibición del 100% de la síntesis del CFTR. ● Grave/benigno: la inhibición de la síntesis de CFTR con actividad biológica no es total, por lo que aquí se puede establecer la presencia de un alelo benigno que mejora el fenotipo respecto del grave. ● Benigno/benigno: hay un mayor porcentaje de CFTR con actividad biológica, por lo cual el feno- tipo es más leve. Las mutaciones en el gen CFTR se han agrupado en cinco clases generales que refl ejan la etapa de la bio- síntesis afectada y la función de la proteína mutada (fi gura 20-2). Clase I: la mutación determina que no se sintetice la proteína o se produzca un péptido truncado de me- nor peso molecular sin actividad biológica (G542X, R553X, W1282). Clase II: estas mutaciones posibilitan la síntesis de un mRNA normal que se traduce de manera correcta, pero está alterada la glucosilación en el aparato de Golgi; la proteína se reconoce como una estructura anormal y es retenida, por lo que no puede fi jarse en la membrana plasmática (delta F 508 y N1303K). Clase III: en este grupo se encuentran las mutaciones en las cuales la proteína se sintetiza y glucosila de modo correcto y se fi ja en la membrana plasmática; no obstante, debido a la presencia de la mutación, carece de actividad biológica porque no puede res- ponder, por ejemplo, al aumento de la concentra- ción intracelular de cAMP (G551D). Cuadro 20―2. Frecuencia de las mutaciones más comunes del gen CFTR Mutación Mundial % México % Delta F508 66 30.57 G542X 2.4 5.39 G551D 1.8 0.35 W1282X 1.5 0.0 N1303K 1.2 1.79 R553X 0.9 0.35 S549,G551S 0.1 2.14 G85E,I507 0.2 2.5 Cuadro comparativo entre la frecuencia promedio mundial de las principales mutaciones del gen CFTR y las identifi cadas en México. Cromosoma 7 Brazo corto (p) Brazo largo (q) Gen fibrosis 7 q 31,3 3 3 2 2 1 1 22i2,1!151´4113112111 11 21 22 31 36 Figura 20―1. Localización cromosómica del gen de la FQ en el brazo largo del cromosoma 7. http://booksmedicos.org Fibrosis quística y bronquiectasias no asociadas a fi brosis quística 283 Clase IV: en este grupo se incluyen las mutaciones que implican cambios de sentido de un codón en los do- minios transmembranales de CFTR; se registra una alteración en la conductividad del canal de Cl-, a pe- sar de que existe una proteína CFTR que puede for- mar un complejo con cAMP y el canal puede abrirse (R117H, R334W, R347P y A455E). Clase V: estas mutaciones determinan un defecto cuantitativo en la producción de mRNA con activi- dad biológica. En resumen, las mutaciones I, II y III que determinan una inhibición del 100% de la actividad biológica de CFTR se relacionan con fenotipos graves. Las mu- taciones de las clases IV y V, en las que existe acti- vidad parcial de CFTR, se relacionan con fenotipos benignos. Algunas hipótesis relacionan el grado de mutación de la fi brosis quística, es decir, la alteración del CFTR con el incremento de la susceptibilidad a las infeccio- nes bacterianas. Los factores etiopatológicos pueden simplifi carse en tres grandes grupos (fi gura 20-3): ● Disminución de la movilización de patógenos de la vía respiratoria. ● Incremento de la infl amación bronquial intrínseca. ● Reducción de la actividad antibacteriana. La disminución de la movilización bacteriana es se- cundaria a la mutación del CFTR, ya que hay un in- cremento de la adherencia bacteriana consecutiva a la alteración de la glucosilación de las células epiteliales, o bien de la mayor disponibilidad de receptores como el asialo GM1. El aumento de la infl amación en los pacientes con FQ es resultado de una disminución de las citocinas antiinfl amatorias, con un incremento de las proinfl a- matorias, todo lo cual es efecto de la colonización bacteriana. Algunas hipótesis actuales postulan una reducción de la superfi cie de la vía respiratoria de las concentraciones de glutatión que pueden provocar le- siones oxidativas. Lo anterior es limitado, dado que los estudios en los que se asume esta hipótesis no se rea- lizaron in vivo. La disminución de la actividad antibacteriana se debe a la inactivación de péptidos antimicrobianos salinosensi- bles (β defensinas, HBD1, HBD2) y menor actividad de factores inmunitarios innatos y óxido nítrico. En suma, las anormalidades secretoras que produ- cen la FQ tienen profundas consecuencias clínicas y una etiología compleja, pero muestran como base un de- fecto genético que impide la secreción del Cl- y una absorción anormal del Na y HCO3. Este desbalance electrolítico restituye el contenido de agua en el moco y cambia su contenido iónico, de tal modo que se modifi can las propiedades reológicas del moco. Un defecto en la composición de fosfolípidos contribuye a alterar estas propiedades y reduce la capacidad de las secreciones para limpiar la vía respiratoria de patóge- nos comunes, lo que causa un estado de infección re- currente e infl amación crónica de la vía respiratoria y rebasa los mecanismos de defensa y otros sistemas ho- meostáticos del huésped. Se observa la atracción exce- siva de neutrófi los a la vía respiratoria, los cuales liberan grandes cantidades de elastasa y DNA procedente de la destrucción de células de infl amación (neutrófi los); de esta forma se incrementa la viscosidad de las secrecio- nes y se atenúa más todavía la depuración pulmonar y ello contribuye a perpetuar el círculo vicioso. Clase 1: se sintetiza un péptido truncado en la traducción Clase 2: CFTR no se glucosila correctamente y es retenida en el Golgi Clase 3: CFTR no corresponde a los mecanismos de regulación citoplasmáticos Clase 4: falla el canal iónico de transporte de cloruro Clase 5: hay una menor producción de mRNA en el núcleo Figura 20―2. Clasifi cación de las mutaciones de acuerdo con la etapa afectada en la biosíntesis de la proteína. http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 20)284 MANIFESTACIONES CLÍNICAS Historia clínica La edad de comienzo de los síntomas respiratorios es muy variable y no hay diferencias clínicas o bioquí- micas claras entre quienes desarrollan la enfermedad pulmonar de forma temprana o tardía, aunque sí exis- ten algunas mutaciones genéticas que parecen relacio- narse con enfermedad respiratoria menos grave, pero incluso dentro de la misma familia con la misma alte- ración genética se encuentran hermanos con una afec- tación pulmonar grave y otros con alteración más leve. Algunos niños comienzan con síntomas respirato- rios durante el periodo neonatal, mientras que en otros pueden aparecer hasta los 10 o 20 años. En algunos ca- sos se identifi can síntomas respiratorios notorios duran- te los primeros dos años, para experimentar luego una gran mejoría y pasar un periodo más o menos amplio sin síntomas, con recurrencia durante la adolescencia. Muchas veces, el primer síntoma es una tos persis- tente, las más de las veces exacerbada por las infecciones virales; la tos se resuelve mal, incluso con los antibióticos, y su frecuencia es progresiva para ser al fi nal continua. En ocasiones, la tos es paroxística y produce vómito. La pro- ducción de esputo no suele ser evidente hasta que el niño es mayor, dado que lactantes y niños pequeños de- gluten a menudo“las fl emas”. De forma inicial, es un es- puto claro que se espesa cada vez más y cambia a color amarillo o verdoso cuando se infecta. En niños mayores puede estar manchado de sangre durante las infecciones, pero es poco frecuente la he- moptisis franca. A la edad de 15 años, 50% de los niños produce esputo cada día y 85% intermitentemente. Los episodios de disnea son comunes durante los primeros años de vida, por lo que al principio estos niños se diagnostican con frecuencia con bronquiolitis o asma. En un estudio realizado en Australia en 580 niños se observó que 37% de ellos se presentó con diagnóstico de infecciones respiratorias con disnea du- rante el primer año de vida. Por lo general, estos episodios de difi cultad respi- ratoria durante los primeros años de la vida responden mal a broncodilatadores, en tanto que en niños mayo- res sí existe con frecuencia una obstrucción de la vía respiratoria reversible. La tolerancia al ejercicio depen- de sobre todo de la gravedad de la enfermedad. Exploración Los hallazgos de la exploración física dependen de la gravedad de la enfermedad. Según sea la progresión de la obstrucción de la vía respiratoria, se desarrolla una hiperinsufl ación pulmonar que produce deformi- Disminución bactericida Disminución de movilidad bacteriana Alteración líquidos periciliar Alteración de factores inmunitarios innatos Infección bacteriana Disminución de eliminación bacteriana Tapones mucosos Disminución de movilidad ciliar Incremento de adherencia Inactivación de los factores de defensa Presentadores o proteasas bactericidas Inflamación Incremento de inflamación intrínseca Daño pulmonarINFECCIONES VIRALES Figura 20―3. Patogenia de la enfermedad pulmonar en pacientes con fi brosis quística. http://booksmedicos.org Fibrosis quística y bronquiectasias no asociadas a fi brosis quística 285 dad torácica, con más facilidad en los niños pequeños debido a la gran elasticidad de su caja torácica, y a continuación un abombamiento del esternón (pectum carinatum; fi gura 20-4). Por lo regular, la aparición de acropaquias o dedos en palillo de tambor es más evidente a medida que evoluciona la enfermedad pulmonar. Aunque la etiolo- gía de las acropaquias no se conoce, se presupone que podrían deberse al incremento de las prostaglandinas F2 y E. Algunos autores han encontrado útil cuantifi car la intensidad de las acropaquias como medida de la progresión de la enfermedad. Los niños con enfermedad avanzada pueden sufrir cianocis central y disnea incluso en reposo. Muchos ni- ños que no experimentan fatiga muestran sin embargo una fatiga clara si se les solicita realizar un poco de ejercicio. La auscultación torácica depende también de la extensión de la enfermedad. Lo más común es reco- nocer estertores crepitantes al fi nal de la inspiración y espiración y sibilancias espiratorias. Durante las infec- ciones pueden identifi carse zonas de hipoventilación que llevan a sospechar la existencia de condensación. En los niños mayores es importante pedirles que tosan y aclaren las secreciones para poder auscultarlos de modo adecuado. Es necesario explorar también nariz y faringe. Si bien los pólipos nasales son raros en los niños peque- ños, son relativamente frecuentes en los niños mayores de cinco años. Manifestaciones clínicas en el adolescente y el adulto Es raro que la FQ se presente en el adolescente o adul- tos jóvenes sin síntomas previos, pero puede suceder y estos pacientes suelen mostrar características menos comunes. En el individuo con antecedentes o síntomas pre- vios, lo más frecuente es que predominen los síntomas respiratorios, una vez que la colonización por Pseudo- monas aeruginosa se ha establecido de forma crónica. Los signos clínicos de la enfermedad obstructiva cróni- ca son evidentes, con un síndrome de supuración pul- monar, acropaquia, deformidad torácica y disnea en grados variables. Las pruebas de función pulmonar ma- nifi estan una alteración notoria de la relación VR/VCPT, con aumento de los cortocircuitos, disminución de la capacidad pulmonar total (CPT), así como VEF1 y FEF. La radiografía de tórax muestra datos sobresa- lientes de sobredistensión, con bronquiectasias ge- neralizadas, imágenes nodulares o quísticas, bullas, atelectasias, enfi sema, fi brosis y destrucción avanzada del tejido pulmonar. Radiodiagnóstico La radiografía de tórax puede ser normal en los niños pequeños con enfermedad leve. Los primeros cam- bios radiológicos en la FQ son los engrosamientos peribronquiales, sobre todo en los lóbulos superiores, que pueden verse como líneas paralelas, ramifi cadas o densidades redondeadas por el engrosamiento de la pared bronquial (fi gura 20-5). También es fre- cuente encontrar desde el principio de la enfermedad respiratoria hiperinsufl ación pulmonar generalizada, expresada como abombamiento esternal, aumento del diámetro anteroposterior, aplanamiento diafrag- mático y cifosis dorsal (véase fi gura 20-6). Con pos- terioridad aparecen zonas de atelectasias laminales y condensación segmentaria. Algunas veces se pueden observar opacidades redondeadas de 0.5 cm de diá- metro con centro radiopaco en los campos pulmo- nares periféricos, que representan abscesos o áreas de bronquiectasias infectadas (fi gura 20-7). Después aparecen bronquiectasias saculares periféricas y zonas Figura 20―4. Deformidad torácica con aumento del diámetro anteroposterior y abombamiento del esternón (pectum carinatum). http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 20)286 de condensación lobular. Se han diseñado varias cali- fi caciones para valorar la alteración radiológica: la más utilizada es la de Brasfi eld que califi ca las radiografías de 0 (grave) a 25 (normal). Por desgracia, son sistemas subjetivos y con gran variabilidad intraobservador e interobservador. No obstante, existe una buena corre- lación entre la afectación pulmonar valorada mediante las califi caciones radiológicas y la función pulmonar de los pacientes con FQ. La TAC torácica tiene mucha más sensibilidad y es- pecifi cidad para detectar bronquiectasias que la radio- grafía de tórax (fi gura 20-8). Pruebas de función pulmonar Son posibles de determinar en forma adecuada en los pacientes mayores de seis años. De modo inicial hay un aumento del volumen residual (alteración de la re- lación volumen residual/capacidad pulmonar total VR/ CPT), con incremento de los cortocircuitos, disminu- ción del fl ujo espiratorio forzado del 25 al 75% de la capacidad vital (FEF), representativo de una enferme- dad obstructiva de vía respiratorias pequeñas. DIAGNÓSTICO El diagnóstico de fi brosis quística se establece al de- mostrar un fenotipo indicativo (cuadro clínico) más la evidencia de disfunción en el CFTR por uno de los si- guientes métodos: ● Dos pruebas de sudor en días alternados, realiza- das por iontoforesis con pilocarpina por el méto- do de Gibson y Cooke, en el que se demuestre elevación de los valores de Cl-. ● Identifi car la mutación de ambos alelos. ● Diferencia en el potencial transepitelial de la membrana nasal. Debe apoyarse el diagnóstico con otros estudios de laboratorio y gabinete a fi n de identifi car los órganos Figura 20―5. Radiografía de tórax posteroanterior de un pa- ciente de cuatro años de edad en la cual se observa engrosamiento peribronquial con pre- dominio superior. Figura 20―6. Radiografía de tórax de un paciente de un año de edad en la que se observa hiperinsufl ación pulmonar generalizada. Figura 20―7. Radiografía posteroanterior de tórax de un paciente de ocho años de edad. Se observan opacidades redondeadas (centro radioopaco) en campos pulmonares periféricos sugestivas de bronquiectasias, imágenes reticulonodulares generalizadas y distensión de cono de la pul- monar indicativa de hipertensión pulmonar. http://booksmedicos.org Fibrosis quística y bronquiectasias no asociadas a fi brosis quística 287 afectados en cada caso,si se considera que la fi bro- sis quística es una enfermedad importante y no puede diagnosticarse sin evidencia o datos concluyentes. Estudio del sudor En la actualidad, “la prueba de oro” para el diagnóstico es el estudio del sudor cuantitativo que describieron Gibson y Cooke. El estudio del sudor consta de tres etapas básicas: 1. Estimulación: se realiza por iontoforesis con pilo- carpina. 2. Colección del sudor: se puede efectuar con papel de fi ltro, gasa o capilar. 3. Análisis del sudor. La etapa de estimulación se efectúa por iontoforesis con un generador de corriente galvánica haciendo cir- cular durante 5 min una corriente de 3 mA de intensi- dad; en el electrodo positivo se coloca una solución de clorhidrato de pilocarpina y en el electrodo negativo una solución de ácido sulfúrico. Este procedimiento se efectúa casi siempre en el antebrazo, aunque también puede efectuarse en la pierna; no se aconsejan el tron- co o la cabeza. En la etapa de colección de sudor deben tenerse en cuenta las siguientes variables: ● Tiempo. ● Área de estimulación. ● Intensidad de corriente. ● Tamaño del electrodo. Se considera un requerimiento fi siológico apropiado la obtención de al menos 1 g de sudor por m2 de superfi cie por minuto. Con este requerimiento, y tras presuponer que se trabaja con electrodos de 4 cm2 de área, con una superfi cie de estimulación de 25 cm2 de área y aplicación de una corriente de 3 mA durante 5 min, la recolección mínima de sudor debe ser de 75 mg en 30 min o de 150 mg en 60 min. No es conveniente extenderse más allá de estos tiempos porque la muestra puede concentrarse y dar lugar a resultados falsos positivos. La recolección de sudor debe efectuarse en una sola etapa. El cálculo de concentración de cloruros se efectúa por titrimetría, de acuerdo con el método de Schalles y Shalles. El 98% de los enfermos con FQ tiene valores de concentración de cloruros en sudor que superan los 60 mEq/L. Sólo 1 a 2% de los afectados de FQ tiene valo- res menores a los 60 mEq de Cl-/L. En estos últimos casos se debe tratar de efectuar el diagnóstico por otros métodos, como la diferencia de potencial nasal o el análisis molecular. Los valores de referencia normales son aquellos que no superan los 40 mEq/L, patológicos los mayores de 60 mEq/L y dudosos los que se encuentran entre 40 y 60 mEq/L. Debe recordarse que la administración de ciertos fármacos (esteroides, diuréticos), soluciones parente- rales o alimentación parenteral pueden alterar los re- sultados, así como otras alteraciones patológicas del paciente (desnutrición avanzada, prematurez, edema). Otro punto importante para abordar en la inter- pretación de un estudio del sudor es la consideración de falsos positivos y negativos, que ocurren en alre- dedor de 15% de los casos en diversas situaciones Figura 20―8. TC de tórax contrastada en la que se observan imágenes de bronquiectasias, zonas quísticas confl uentes apicales y basales, así como áreas de condensación. http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 20)288 (cuadro 20-3). Para evitar lo anterior es conveniente observar lo siguiente: ● El paciente debe tener buen estado de nutrición e hidratación. ● La piel debe hallarse en óptimas condiciones. ● Hay que evitar el uso de mineralocorticoides. Tras considerar lo anterior, puede concluirse que la ele- vación del cloruro de sodio en el sudor es casi patog- nomónica de FQ, aunque existen algunas situaciones y afección que, en diversas ocasiones, también pueden arrojar una concentración elevada de cloruro en el su- dor (cuadro 20-4). TRATAMIENTO El tratamiento de la FQ no es curativo y por lo tanto debe mantenerse de por vida. El objetivo es lograr la mayor sobrevida media con la mejor calidad de vida posible, de tal modo que el objetivo del tratamiento médico está dirigido a asegurar un crecimiento ópti- mo, frenar el deterioro pulmonar progresivo y alentar un estado psicológico adecuado. El tratamiento debe tener en cuenta edad, grado de afección de la enfermedad mediante valoraciones clínicas frecuentes y exhaustivas, tipo de bacterias que colonizan la vía respiratoria y pruebas de función pul- monar periódicas. Tratamiento del problema digestivo Los cambios patológicos del páncreas en la FQ inclu- yen obstrucción de los ductos pancreáticos proxima- les, pobre desarrollo y destrucción de células acinares, fi brosis, acumulación de grasa y formación de micro- quistes, con destrucción fi nal del tejido pancreático exocrino. Son posibles también estenosis de grandes ductos y formación de litos. En la FQ, la gravedad de la alteración histológica y funcional es variable y tiende a incrementarse con la edad. La más común de las manifestaciones de enfer- medad pancreática es la insufi ciencia pancreática exo- crina, la cual se presenta en 85% de los pacientes. Existe una secreción insufi ciente de enzimas lipolíticas (lipasa y colipasa) y proteolíticas (tripsina y quimiotrip- sina) para la digestión y absorción normal de grasas y proteína. La presencia de esteatorrea se relaciona con una secreción pancreática menor del 10% de lo normal. La importancia del estado nutricional en la sobrevida se ha documentado bien; los pacientes con insufi ciencia pan- creática, esteatorrea y pobre estado nutricional tienen peor pronóstico en términos de crecimiento, infección pulmonar y sobrevida, en comparación con aquéllos sufi cientes desde el punto de vista pancreático. El tratamiento debe basarse en el grado de afecta- ción respiratoria y requerimientos energéticos del pa- ciente, de acuerdo con las recomendaciones generales (cuadro 20-5). Tratamiento de la enfermedad respiratoria El tratamiento de las manifestaciones pulmonares comprende lo siguiente: a) Tratamiento de la infección respiratoria; adminis- tración de antibióticos orales, intravenosos y ne- bulizados. Cuadro 20―3. Causas de falsos positivos y negativos en la prueba de sudor Falsos positivos Falsos negativos Lesiones en piel Presencia de edema Desnutrición Colección de escasa cantidad de sudor Deshidratación Errores técnicos Evaporación de la muestra Errores técnicos Cuadro 20―4. Alteraciones en las que se presentan electrólitos en sudor elevados VIH Insufi ciencia adrenal Síndrome de Down Displasia ectodérmica Síndrome de colestasis familiar Hipoparatiroidismo familiar Fucosidosis Enfermedad por almacenamiento de glucógeno tipo I Defi ciencia de glucosa-6-fosfato Hipotiroidismo Hipoparatiroidismo Síndrome de Mauriac Mucopolisacaridosis Diabetes insípida nefrogénica Nefrosis Administración de esteroides Alimentación parenteral o soluciones hipertónicas http://booksmedicos.org Fibrosis quística y bronquiectasias no asociadas a fi brosis quística 289 b) Mejoría de la depuración (clearance) de la vía res- piratoria; fi sioterapia respiratoria y ejercicio físico. c) Control de la infl amación; uso de antiinfl amatorios orales, inhalatorios y control de la viscoelasticidad de las secreciones. d) Tratamiento de la obstrucción bronquial secunda- ria a espasmo bronquial con broncodilatadores en aerosol o en nebulización. Las medidas terapéuticas mencionadas se resumen en el cuadro 20-6. El esputo del enfermo con FQ contiene grandes cantidades de glucoproteínas y DNA (>6 mg/mL), pro- cedente de la degradación de neutrófi los que migran de la vía respiratoria como respuesta al proceso infec- cioso crónico; éste es causante de la viscoelasticidad y gelifi cación del moco, característico de la enferme- dad. La rhDNasa (dornasa α recombinante humana), una proteína obtenida mediante ingeniería molecular (aprobada por la FDA en 1994), rompe las cadenas de DNA, lo que provoca como efecto inmediato la licue- facción del moco, un mejor transporte mucociliar y por tanto alivio de la obstrucción respiratoria, ade- más de permitir que penetren los antibióticos inha- lados. A largo plazo disminuye la carga bacteriana y por ende las exacerbaciones;las pruebas de función pulmonar presentan mejoría y se retarda la progresión del daño pulmonar. La infección crónica pulmonar, sobre todo por Sta- phylococcus aureus, Pseudomonas aeruginosa y Burkhol- deria cepacia, es la mayor causa de morbimortalidad en los pacientes con FQ. Si bien el tratamiento antimicrobiano no erradica la infección del tracto respiratorio bajo, sí es capaz de reducir la carga bacteriana, la producción de factores microbiológicos de virulencia y la reacción infl amatoria e inmunitaria local relacionada, con la consecuente mejoría de la función pulmonar y el estado general del paciente. La infección bronquial crónica por Pseudomonas aeruginosa es en esencia la causa primaria del dete- rioro pulmonar y se inicia entre el primero y segundo años de vida. Entre 60 y 80% de los pacientes con FQ están colonizados por Pseudomonas aeruginosa, un bacilo gramnegativo con predilección por medios acuosos y en especial adaptados para sobrevivir en el ambiente de la vía respiratoria del paciente con FQ. Produce una gran cantidad de factores de virulencia, incluidas dos proteasas, las cuales juegan un impor- tante papel en la patogenia de la enfermedad pul- monar crónica. Una vez que la bacteria se adhiere al epitelio respiratorio, forma una cubierta de un exo- polisacárido llamado alginato, el cual le confi ere re- sistencia a determinados antibióticos, sobre todo a los aminoglucósidos y es refractaria al transporte mucociliar. Una de las características principales del paciente con FQ es la infección crónica, que se presenta con exacerbaciones periódicas, y que es importante identi- fi car en el paciente a fi n de iniciar el tratamiento y re- ducir al mínimo la progresión del daño pulmonar. Los signos y síntomas de exacerbación pulmonar son: Cuadro 20―5. Control digestivo y nutricional de pacientes con FQ a) Enzimas pancreáticas. Cápsulas con cubierta entérica (dosis, 1 500 a 2 500 UI/kg/alimento); administrar la mitad de la dosis en cada refrigerio b) Aporte adicional de vitaminas liposolubles: - Vit A, 5 000 UI/día - Vit D, 400 UI/día - Vit E, 200 a 800 UI/día - Vit K, 5 mg VO (en caso de tiempo de protrombina elevado) c) Dieta hiperproteica e hipercalórica (100 a 150% más de las necesidades diarias), con contenido normal de grasa en forma de triglicéridos de cadena media. Ácidos grasos esenciales (5% de las calorías en la dieta). d) En el recién nacido alimentado al seno materno deben utilizarse fórmulas complementarias para aumentar el valor proteínico y electrolítico e) Incrementar el aporte de sal en climas cálidos f) Uso de bloqueadores H2 para mejorar la acción de las enzimas y modifi car el pH duodenal g) Evaluación periódica de laboratorio y gabinete (PFH, GGTP, colesterol, ultrasonido abdominal, etc.) Cuadro 20―6. Puntos básicos del tratamiento pulmonar en los pacientes con FQ Inhaloterapia dos a tres veces al día Broncodilatadores Mucolíticos (utilidad limitada) Esteroides tópicos (enfermedad rinosinusal) Dornasa α recombinante humana (dosis, 2.5 mg/día) Fisioterapia tres veces al día Drenaje postural Autodrenaje y PEEP Flúter Ejercicio Antiinfl amatorios Budesonida, fl uticasona Ibuprofeno (en investigación) Cromoglicato de sodio Antibioticoterapia, VO, IV o inhalada Cíclica Durante las exacerbaciones Administración de oxígeno nocturna (VEF1 <30% o PaO2 <50%) http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 20)290 ● Incremento de la tos. ● Mayor producción de esputo o cambio de su apariencia. ● Fiebre (inconstante). ● Pérdida de peso >5% en relación con anorexia o disminución de la ingestión calórica; incapacidad para crecer. ● Polipnea o aumento del trabajo respiratorio. ● Postración. ● Nuevos hallazgos en la exploración de tórax (es- tertores, tiros intercostales, etc.). ● Disminución de la tolerancia al ejercicio. ● Reducción del volumen espiratorio forzado en el primer segundo (VEF1) de 10% con respecto al valor basal previo. ● Reducción de la saturación de oxígeno >10%. ● Nuevos hallazgos en la radiografía de tórax. Para considerar una exacerbación infecciosa debe ha- ber por lo menos tres de los anteriores signos o sínto- mas. Los cultivos de expectoración con antibiograma son útiles e imprescindibles para el tratamiento del pa- ciente con FQ. El cultivo faríngeo o de expectoración, cuando resulta positivo, es representativo de la fl ora pulmonar en más del 60% de los casos. El tratamiento con antibióticos ha sido un compo- nente vital en el control de la FQ desde la descripción original de la enfermedad y ha contribuido a mejorar las esperanzas de vida de estos pacientes, administrados en forma continua o cíclica por vías oral, intravenosa o in- halada. Muchos de los esquemas antimicrobianos se han utilizado en forma empírica, es decir, cuando no hay un cultivo previo y sólo con base en la experiencia y conocimiento de la evolución natural del padecimiento. Cuando éste sea el caso se recomienda el uso de un aminoglucósido en combinación con una cefalosporina de tercera generación o un agente betalactámico. En las exacerbaciones pulmonares graves es ne- cesaria la prescripción de antibióticos intravenosos. El tratamiento intravenoso inicial debe realizarse en el hospital, con doble esquema antimicrobiano, por un mínimo de 14 días; sin embargo, éste puede extender- se hasta que se observe una mejoría clínica, mejores pruebas de función pulmonar y menor gravedad de la enfermedad. En términos generales debe considerarse conti- nuar el tratamiento hasta que las pruebas de función pulmonar regresen a los valores basales. En la FQ se produce un aumento de la eliminación de diversos antibióticos, debido a un incremento de la fi ltración glomerular, reducción de la absorción tubular y aumento de la depuración no renal (hígado) y la secre- ción tubular. Ello infl uye de manera directa en la dosis y tiempo de administración de un antibiótico; es necesa- rio considerar además que el tratamiento intravenoso en la FQ debe realizarse con un esquema de doble anti- microbiano para favorecer la sinergia y evitar la apari- ción de cepas resistentes de Pseudomonas aeruginosa. El tratamiento antimicrobiano oral e intravenoso se resume en los cuadros 20-7 y 20-8. Cuadro 20―7. Antibióticos orales en FQ Fármaco Germen Dosis (mg/kg/día) Administración (horas) Amoxicilina H. infl uenzae 50 8 Amoxicilina/clavulanato H. infl uenzae S. aureus 50 a 100 8 Cefalexina S. aureus 100 8 Cefuroxima H. infl uenzae S. aureus 50 8 a 12 Ciprofl oxacina (aprobado por FDA en 1995) >5 años P. aeruginosa H. infl uenzae 30 12 Levofl oxacina P. aeruginosa H. infl uenzae 15 12 Eritromicina S. aureus 50 6 a 8 Trimetoprim/sulfametoxozol H. infl uenzae S. aureus 10/20 12 Cloranfenicol H. infl uenzae 75 a 100 6 http://booksmedicos.org Fibrosis quística y bronquiectasias no asociadas a fi brosis quística 291 Está demostrado que los aminoglucósidos pene- tran en forma muy pobre en las secreciones bronquia- les y alcanzan sólo 12% de la concentración sérica. La administración de antibioticoterapia en forma inhalada y en dosis altas es una alternativa, ya que se logra una mayor concentración directa en el sitio de la infección (luz bronquial), con pobre absorción sistémica, y re- ducción al mínimo del riesgo de ototoxicidad o nefro- toxicidad. Puede utilizarse en forma inhalada tobramicina a dosis de 300 mg cada 12 h en ciclos de 28 días de tra- tamiento por 28 de descanso, aunque este producto no está disponible en México. Otras opciones pueden ser ceftazidima en dosis de 2 a 4 g/día, amikacina a 500 mg dos veces al día o gentamicina en dosis de 160 mg dos veces al día. COMPLICACIONES Hemoptisis: la expectoración hemoptoica es común en la infección crónica, pero también puede indicar un empeoramiento y por tanto debe cultivarse el esputo y considerarse tratamiento antibiótico intravenoso; la hemoptisis profusa o masiva secundaria a la rotura de un vaso puede amenazarla vida (>250 mL/24 h). Esto ocurre en 1% de los pacientes. Neumotórax: su incidencia aumenta con la edad y es un marcador de enfermedad pulmonar grave (3 a 8%). El colapso pulmonar completo es raro debido a adherencias pleurales y a un pulmón poco elástico. Cuando es “a tensión” requiere tratamiento urgente. Un neumotórax pequeño asintomático puede contro- larse mediante observación y resolverse, pero en un paciente ya hipóxico dicha pérdida puede causar una descompensación y requerir oxígeno, drenaje pleural y aun la cirugía. Las recurrencias son comunes (>50% ip- solaterales y hasta 40% contralaterales). Diabetes mellitus: la diabetes mellitus (DM) ocu- rre en 10 a 15% de los pacientes con FQ y casi siempre es de difícil tratamiento. Es rara antes de los 12 años de edad. Con el aumento de la expectativa de vida pue- den presentarse complicaciones de la DM. El comienzo es insidioso, marcado por pérdida de peso, control in- adecuado de la infección, poliuria y polidipsia. La ce- toacidosis es rara en extremo. Sinusitis, pólipos nasales y mucocele: la hiper- trofi a de la capa mucosa de los senos paranasales, la producción abundante de un moco espeso y la poste- rior colonización crónica de los senos por bacterias son sucesos comunes en la FQ, de manera tal que la presencia de senos normales en la radiografía o la to- mografía computarizada lleva a dudar del diagnóstico. La sinusitis crónica es una afección que se encuentra en 90% de los casos de los niños mayores. Los pólipos nasales aparecen con una incidencia del 10% en niños pequeños y >40% en el niño mayor. En general son asintomáticos, pero también pueden presen- tarse con obstrucción nasal, anosmia y goteo retronasal. El mucocele es una complicación rara; se trata de quistes cubiertos de epitelio y ocupados por secrecio- nes mucoides, de crecimiento lento y progresivo, que comprimen estructuras contiguas. Su localización más frecuente son los senos maxilares y etmoidales; las ma- nifestaciones clínicas incluyen proptosis, paresia de músculos oculares, epífora, diplopía y cefalea. Para el tratamiento de todas estas afectaciones se emplean corticoides tópicos inhalatorios (fl uticasona) y antibió- ticos en las reagudizaciones. Trasplante pulmonar Hoy en día, el trasplante secuencial bilateral aplicado a enfermedades como la FQ constituye una modali- dad terapéutica aceptada ampliamente en algunos países desarrollados. Los sujetos aptos para trasplante pulmonar por fi brosis quística deben presentar signos clínicos y enfermedad pulmonar fi siológica grave con insufi ciencia respiratoria terminal e irreversible, ausen- cia de disfunción o enfermedad de otros órganos vi- Cuadro 20―8. Antibióticos intravenosos usados en exacerbación por Pseudomonas aeruginosa Fármaco Dosis (mg/kg/día) Administración (horas) Ticarcilina 400 6 Piperacilina 400 6 Ceftazidima 200 a 300 8 a 12 Cefpiroma 100 12 Imipenem 100 12 Aztreonam 150 6 Ciprofl oxacina 30 8 a 12 Meropenem 100 a 150 6 a 8 Gentamicina 10 8 a 12 Tobramicina 10 a 20 8 a 12 Amikacina 15 a 30 8 a 12 Se deben combinar con aminoglucósidos para producir un efecto sinérgico. http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 20)292 tales y un perfi l psicosocial estable. La selección del receptor se fundamenta en los siguientes parámetros: ● Expectativa de vida no mayor de 18 a 24 meses. ● Hospitalizaciones reiteradas por infecciones res- piratorias. ● VEF1 <30% - PaO2 <60 mm Hg - PaCO2 >50 mm Hg.● Prueba de la marcha en 12 min <500 m. ● Caída de la curva ponderal. ● Prueba de Schwachman <40. ● Deterioro de la calidad de vida. No existen datos de sobrevida de los pocos pacientes trasplantados en Latinoamérica. La sobrevida del trasplante pulmonar bilateral en los centros internacionales informada es de 61% a cua- tro años, de 48% a cinco años y de 37% a nueve años. BRONQUIECTASIAS NO RELACIONADAS CON FIBROSIS QUÍSTICA Las bronquiectasias no relacionadas con fi brosis quís- tica han cobrado interés en las últimas tres décadas y pertenecen a un grupo de pacientes muy heterogéneo, ya que tienen diferentes causas, a diferencia de lo que sucede con el grupo de pacientes con bronquiectasias, cuyo origen es el mismo. Laënnec describió por pri- mera vez las bronquiectasias como entidad nosológica en 1819 y se conoce desde entonces como una alte- ración anatómica del árbol bronquial, que consiste en segmentos bronquiales dilatados, con alteraciones del epitelio ciliar, manifestada en clínica como una enfer- medad pulmonar supurativa irreversible y progresiva. Se defi ne como bronquiectasia la dilatación anormal e irreversible del diámetro interno de los bronquios, el cual supera en diámetro al del vaso acompañante de dichos bronquios. Aunque una bronquiectasia también se acompaña de engrosamiento de la pared, este últi- mo signo no se considera parte de la defi nición porque no es específi co, ya que aparece en otras entidades como la bronquitis crónica o el asma crónica. Las bronquiectasias no son una enfermedad en particular; se trata de una lesión estructural del árbol bronquial que es resultante fi nal de enfermedades di- ferentes. El comportamiento clínico de las bronquiec- tasias varía de un paciente a otro y en algunos casos pueden presentarse síntomas intermitentes y en otros se manifi esta como una enfermedad de síntomas constantes, que limita la funcionalidad del paciente y la tolerancia al ejercicio, deteriora la calidad de vida por signos como tos y expectoración crónicos y exige hos- pitalizaciones por exacerbaciones de los síntomas, una o varias veces al año. La prevalencia de bronquiectasias en el mundo varía en las diferentes poblaciones; las más bajas per- tenecen a Nueva Zelanda (3.7/100 000) y Finlandia (3.9/100 000) y la mayor se encuentra en Asia. En EUA se registran 52/100 000. Es más frecuente en el sexo feme- nino, aumenta con la edad y es mayor después de los 80 años. Se considera que en EUA la población de 18 a 34 años tiene una prevalencia de 4.2 por cada 100 000, en comparación con una población mayor de 72 años en la cual se incrementa hasta 272 por cada 100 000. Además, las estadísticas se incrementan también en poblaciones indígenas. Registros basados en hospitaliza- ción en el Reino Unido muestran una disminución de su prevalencia a partir de 1950; en ese año se determinó una cifra de 100 casos por cada 100 000 habitantes, pero en la actualidad no se cuenta en este país con registros de prevalencia. Contrario a esta tendencia a la baja, do- cumentos de la American Thoracic Society mencionan un incremento anual de la prevalencia de 8.74% del 2000 al 2007. En México se desconoce la prevalencia y se calcula que puede variar de 10 a 160/100 000 habitantes. A diferencia de la confusa información relacionada con la incidencia y la prevalencia, la mortalidad ha mejo- rado con claridad gracias al uso de antibióticos, ya que se ha registrado que la sobrevida promedio de los pacientes con bronquiectasias en la década de 1940 era de 40 años, pero en el decenio de 1960 se incrementó a 55 años. Sin embargo, los avances en el diagnóstico, detección y atención han producido un incremento de los índices de diagnóstico, mortalidad y gasto público dedicados a esta enfermedad. Reid publicó en 1950, en un estudio de piezas qui- rúrgicas, la primera clasifi cación de bronquiectasias y las dividió en cilíndricas, saculares y varicosas. FISIOPATOLOGÍA La etiología de las bronquiectasias puede ser múltiple pero siempre están incluidos algunos elementos como infección, colonización, infl amación y acción enzimáti- ca. En un estudio británico se ha informado que hasta en 26 a 52% de los casos el origen puede permanecer desconocido. En los casos en que se encuentra una causa, la más frecuente es posinfecciosa. El árbol res- piratorio se encuentra expuesto de forma constante a factores ambientales lesivos e infecciosos; en cambio, se presenta un sistema de defensainnato y adquirido muy complejo. El fracaso de alguno de estos meca- http://booksmedicos.org Fibrosis quística y bronquiectasias no asociadas a fi brosis quística 293 nismos de defensa puede causar infl amación crónica, acción enzimática, daño estructural de las vías respi- ratorias, colonización crónica por microorganismos y alteraciones de la depuración bronquial; todos estos factores pueden crear un círculo vicioso que puede concluir en el estado patológico que caracteriza a las bronquiectasias, como se menciona en la fi gura 20-9. Algunos de los factores etiológicos referidos en la formación de bronquiectasias pueden actuar como ele- mento inicial en alguno de los eslabones de este círculo vicioso. Como ejemplo se menciona el de las micobac- terias atípicas, las cuales se encuentran con relativa fre- cuencia en pacientes con bronquiectasias, por lo cual se han propuesto como factor etiológico; sin embargo, se ha considerado que algunos pacientes presentan un fe- notipo inmunológico específi co con desbalances en las citocinas, lo cual puede favorecer la colonización por micobacterias atípicas o bien se han notifi cado casos en los cuales el origen del daño estructural que dio origen a las bronquiectasias puede tener un origen diferente, como tuberculosis, y con posterioridad desarrollar colo- nización por micobacterias atípicas. ETIOLOGÍA Causas congénitas La etiología congénita puede estar presente en el síndrome de William-Capmbell, que consiste en defi - ciencia congénita del cartílago de la pared bronquial, o el síndrome de Mounier-Kuhn, el cual representa tra- queobroncomegalia congénita. Pueden aparecer por broncoaspiración crónica en el caso de fístulas congé- nitas traqueoesofágicas o bien pueden desarrollarse secundarias a reacción infl amatoria de una enferme- dad de origen congénito, como un secuestro pulmo- nar o una enfermedad adenomatoidea quística. El síndrome de uñas amarillas se ha descrito como un caso en el que se presentan dos de los tres siguien- tes síntomas: talla baja, uñas amarillas, derrames pleu- rales y linfedema. Algunos de los pacientes con esta enfermedad pueden presentar síntomas compatibles con exacerbaciones de bronquitis de manera repetida y presentar en estudios de imagen bronquiectasias. La afectación del tracto respiratorio se ha descrito en el 29% de los casos. Los trastornos de movimientos ciliares son enfer- medades congénitas con alteraciones estructurales de los cilios de la mucosa respiratoria. Los casos pueden presentar infertilidad, anosmia, sinusitis crónica, otitis crónica media y después síntomas relacionados con las bronquiectasias. En algunas personas, alteraciones res- piratorias desde el periodo neonatal pueden sugerir el diagnóstico. Ciertas afecciones congénitas adjuntas como dextrocardia, atresia esofágica, atresia biliar o hi- drocefalia pueden estar presentes. El más conocido es el síndrome del cilio inmóvil o síndrome de Kartagener o discinesia ciliar primaria. Inhalación En algunos casos, la inhalación de cuerpos extraños puede pasar inadvertida, como en los accidentes au- tomovilísticos, aspiración de cuerpos extraños en pa- cientes con retraso mental o demencia en pacientes seniles de casas hogares y otros, en cuyo caso la per- manencia prolongada de un cuerpo extraño en el árbol respiratorio puede ocasionar infl amación crónica y al fi nal bronquiectasias. Asimismo, pueden aparecer como efecto de la in- halación de gases tóxicos. De manera característica, la inhalación de humo y gases derivados de la combus- tión de productos complejos puede dar origen a bron- quiolitis constrictiva; no obstante, la inhalación crónica o aguda de algunos productos nocivos puede provo- car bronquiectasias. Posinfeccioso Dado que el origen posinfeccioso de las bronquiecta- sias es el más frecuente, debe concederse atención al Daño estructural del árbol bronquial Daño estructural del árbol bronquial Depuración bronquial Reclutamiento de neutrófilos y proteasas Infección bacteriana Inflamación Colonización Figura 20―9. Esquema que ejemplifi ca la hipótesis de la patogenia de las bronquiectasias como un círculo vicioso. http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 20)294 antecedente infeccioso en la anamnesis de todo pa- ciente con bronquiectasias. Algunas infecciones pare- cen tener mayor participación que otras en el desarrollo de bronquiectasias. Las infecciones bacterianas que producen con mayor frecuencia bronquiectasias son la infección por Bordetella pertussis, Micoplasma pneumo- niae y Micobacterium tuberculosis. En el caso de Bordete- lla pertussis, vale la pena mencionar que aparece como una enfermedad emergente que se puede presentar en adultos y en algunos casos la toxina puede lesionar áreas del árbol traqueobronquial que tardan semanas en recuperarse y hay formación de bronquiectasias. En la tuberculosis, la distribución de las bronquiectasias suele ser lobular o segmentaria y tiende a ocupar las regiones apicales pulmonares. En las infecciones virales destaca la infección por adenovirus o la infección pulmonar por virus del sa- rampión o virus sincitial respiratorio manifestadas en la forma de un cuadro de bronquiolitis aguda de origen infeccioso. Las infecciones por adenovirus de los se- rotipos 7, 14 y 21 tienen la capacidad de desarrollar secuelas respiratorias crónicas y relacionarse con for- mación de bronquiectasias en la niñez. Estas infeccio- nes pueden aparecer como un antecedente en la niñez con formación de bronquiectasias mucho tiempo des- pués o en la vida adulta. En cuanto a los microorganismos oportunistas, el origen referido con más frecuencia son las micobacte- rias atípicas, en particular el complejo Micobacterium avium. Hasta 2 a 10% de los pacientes con bronquiec- tasias han presentado micobacterias atípicas en la ex- pectoración. Aun cuando se ha relacionado la presencia de micobacterias atípicas en pacientes con bronquiec- tasias, o bien los individuos con micobacterias de ma- nera crónica terminan por desarrollar bronquiectasias, la relación causa-efecto del binomio bronquiectasias- micobacterias no es clara. Las micobacterias más encontradas son el comple- jo Micobacterium avium y Micobacterium kansasii y Mi- cobacterium malmoense. Inmunodefi ciencias Las inmunodefi ciencias congénitas pueden causar in- fecciones recurrentes del árbol respiratorio o coloni- zación crónica de éste, sobre todo por Streptococcus pneumoniae, Haemophilus infl uenzae y Moraxella ca- tarrhalis, lo que perpetúa la infl amación en la pared bronquial. Estos procesos de infección crónica, con continuos procesos de reparación y al fi nal daño es- tructural de la pared bronquial, se han descrito en la defi ciencia congénita de inmunoglobulinas específi cas o panhipogammaglobulinemia. Los trastornos congé- nitos más notifi cados en los casos de defi ciencias de inmunoglobulinas se mencionan en el cuadro 20-9. Aunque el défi cit congénito de antitripsina α1 no es una defi ciencia congénita de inmunoglobulina, su défi cit es causa de enfi sema congénito que en algún caso puede desarrollar bronquiectasias de manera se- cundaria. Identifi car estos défi cits congénitos tiene la impor- tancia de instituir tratamiento de reemplazo para evitar la aparición y progresión de bronquiectasias. Por des- gracia, esta forma terapéutica no tiene el efecto bene- fi cioso esperado en la totalidad de los casos. Alérgicos La aspergilosis broncopulmonar alérgica se revisa en el capítulo correspondiente, pero debe mencionarse como una causa de bronquiectasias secundarias a la infl amación generada por una respuesta atópica a la presencia de Aspergillus fumigatus. Casi sin excepción se trata de pacientes con asma y el diagnóstico se establece con criterios específi cos: a) presencia de anticuerpos IgE e IgG con epitopos es- pecífi cos contra A. fumigatus, b) aislamiento de A. fu- migatus por cultivo, c) reacción cutánea positiva,d) eosinofi lia en lavado bronquioloalveolar y periférica. En la tomografía axial computarizada de tórax (TAC de tórax) pueden observarse distribución homo- génea de las bronquiectasias, de predominio central y en lóbulos superiores. Cierto grupo de pacientes con asma pueden desa- rrollar bronquiectasias, lo cual puede observarse en estudios tomográfi cos en los que se encuentra en- grosamiento de la pared bronquial en el 82% de los pacientes con asma, en comparación con la TAC de pacientes sanos. Sin embargo, como se ha menciona- do ya, el engrosamiento de la pared bronquial no es exclusivo de las bronquiectasias y de manera típica se considera que el paciente con asma que tiene bron- quiectasias es un individuo con remodelación de la vía Cuadro 20―9. Inmunodefi ciencias congénitas más señaladas en la etiología de las bronquiectasias Entidad patológica Porcentaje de casos con bronquiectasias Gammaglobulinemia ligada al X 7 a 20 Inmunodefi ciencia común variable 18 a 68 Defi ciencia congénita del IgA 3 a 71 http://booksmedicos.org Fibrosis quística y bronquiectasias no asociadas a fi brosis quística 295 respiratoria con asma crónico, pese a lo cual el grado de engrosamiento de la pared bronquial se relaciona de forma directa con la gravedad del asma, ya que en el asma leve se encuentran bronquiectasias cilíndricas en el 20% de los casos respecto de 50% en el caso del asma grave. En tal situación parece necesario descartar otras causas de bronquiectasias concomitantes con el asma, pero no existen estudios publicados que analicen este punto. Parece haber evidencia de un nexo de asma alérgica grave con bronquiectasias varicosas (60%). EPOC La EPOC es una enfermedad infl amatoria progresiva del árbol respiratorio ocasionada por una reacción in- fl amatoria anormal a la exposición crónica de humos derivados de la combustión de biomasa, en especial al hábito tabáquico y, en algunos individuos, se puede relacionar con la presencia de bronquiectasias, descri- ta hasta en 29% de los casos. Estos pacientes parecen considerarse en algunos estudios como biotipos espe- cífi cos de EPOC y responden bien al tratamiento con inhibidores de la 4-fosfodiesterasa. Existen entidades específi cas bronquiolares que se tratan en un capítulo correspondiente de este libro y que también son causa de bronquiectasias; el lector puede consultar las secciones particulares. Enfermedades autoinmunitarias Las enfermedades autoinmunitarias reumatológicas son de manera característica causa de afección pulmo- nar intersticial, pero también bronquiolar y bronquial. Es el caso de pacientes con artritis reumatoide (AR), en quienes la afección pulmonar, que sucede en condicio- nes normales en el 5% de las ocasiones, parece causar afecciones, como enfermedades fi brosantes pulmonares de histología usual o no específi ca o neumonía organiza- da, pero también pueden aparecer otras como pleuritis, nódulos pleurales y también bronquiectasias descritas en 3.1% de los enfermos. A pesar de que existe debate sobre el hecho de que algunos fármacos para el tra- tamiento de las enfermedades reumatológicas pueden causar enfermedades infecciosas de repetición y que éstas son en realidad la causa de las bronquiectasias, los estudios publicados hasta ahora parecen indicar que la enfermedad reumatológica es el origen de las bronquiectasias. Estudios que analizan anticuerpos de histocompatibilidad muestran una relación de HLA-DR1 y HLA-DR4 presente en pacientes con bronquiectasias y con AR, lo cual no se observa en sujetos normales o con bronquiectasias sin AR. Asimismo, los individuos con relación de bronquiectasias y AR poseen antígenos de histocompatibilidad DQA1 0501 (p = 0.039), DQB1 0201 (p = 0.0017) y DQB1 0601 (p = 0.0001) en compa- ración con pacientes que sólo tenían AR. La afectación pulmonar en personas con síndrome de Sjögren varía de 7 a 75%; las enfermedades pulmo- nares relacionadas con más frecuencia son neumopatía intersticial linfoidea, seudolinfoma, linfoma, hiperten- sión arterial pulmonar y bronquiectasias. El mecanismo de la formación de las bronquiectasias no es claro, pero se ha sugerido que puede ser la atrofi a de las glándulas mucosas por formación de nodulaciones linfoideas lo que produce oclusión de las vías respiratorias e infl ama- ción crónica. También se ha propuesto como mecanismo una variable de la neumonitis linfoidea con afectación predominante bronquiolar, conocida como bronquioli- tis folicular. La espondilitis anquilosante produce con frecuen- cia variable complicaciones pleuropulmonares; se con- sidera de incidencia baja pero el porcentaje varía de 1.2 a 30%. Esta diferencia puede deberse al método de detección usado. De forma característica, las alteracio- nes respiratorias encontradas son trastornos restricti- vos por afectación de la distensibilidad de la caja torácica, pero también pueden observarse enfermeda- des pleurales y bullas apicales. Con el advenimiento de la tomografía de tórax se han identifi cado adenome- galias mediastinales, neumonía organizada y afecta- ción de las vías respiratorias como bronquiectasias hasta en 23% de los casos. La policondritis recidivante es una enfermedad que causa infl amación de los cartílagos y afecta en particular a la glotis, laringe, tráquea y también los bronquios para originar bronquiectasias hasta en 56% de los casos, con áreas de estenosis, infecciones agre- gadas e insufi ciencia respiratoria con alta mortalidad. El lupus eritematoso sistémico (LES) es un tras- torno que afecta al pulmón y la pleura de diferentes maneras; se han manifestado derrames pleurales y pleuritis, pero también enfermedad parenquimatosa, como neumonía organizada, neuropatía intersticial, hi- pertensión arterial pulmonar, vasculitis y hemorragia pulmonar. También puede complicar la función pulmo- nar de manera secundaria como tromboembolia pul- monar o secundaria a insufi ciencia renal. En un estudio en el que se analizan alteraciones pulmonares por to- mografía de alta resolución en pacientes con LES se en- contraron alteraciones en 32% de los casos. En cuanto a las bronquiectasias, algunos autores notifi can su pre- sencia en 21% de las veces, si bien el mecanismo de formación de las bronquiectasias no es claro. La colitis ulcerosa crónica inespecífi ca (CUCI) y la enfermedad de Crohn (EC) son enfermedades autoin- http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 20)296 munitarias intestinales en las que se ha descrito un nexo con bronquiectasias. En la CUCI son muchas las afecciones sistémicas pulmonares o de otros órganos que muestran artritis, colangitis esclerosante, uveítis, bronquiectasias y otras. El mecanismo a través del cual la enfermedad afecta a los bronquios no es claro, pero se ha propuesto algún mecanismo similar de lesión en- tre la mucosa bronquial y la colónica. La presencia de bronquiectasias en la población con CUCI se ha infor- mado en 21%. La presencia de bronquiectasias en la población con EC no es tan frecuente como en CUCI y los casos publicados parecen ser sólo informes de ca- sos, tal y como sucede con la enfermedad celiaca. PRESENTACIÓN CLÍNICA Los pacientes con bronquiectasias sufren casi siempre tos crónica en más de 90% de las ocasiones y son pro- ductores de expectoración en 75 a 100%, con episodios en los que aumenta la tos y la cuantía de la expectora- ción. Estos episodios de exacerbación de los síntomas se relacionan a menudo con infecciones virales de vías respiratorias superiores. La producción regular de ex- pectoración puede variar de paciente a paciente y hay estudios que cuantifi can el volumen de expectoración desde 25 hasta 300 mL por día. Los pacientes pueden presentar hiperreactividad bronquial y acompañarse de síntomas como disnea de esfuerzo en el 75% de los casos y sibilancias, por lo cual pueden confundirse con asma. A diferencia del asma, no presentan episodios de remisión asintomáti- cos.Cualquier paciente considerado como asmático que muestre difi cultad para controlar sus síntomas es sospechoso de presentar bronquiectasias. Las bronquiectasias son una causa de hemoptisis en 45 a 51% de los casos, por lo que hemoptisis o pre- sencia de hemoptoicos hacen sospechar bronquiecta- sias (fi gura 20-10). La disnea varía de un paciente a otro según sea la gravedad con la que las bronquiectasias afectan el pa- rénquima pulmonar y se correlaciona bien con la me- dición espirométrica del VEF1. Puede presentarse dolor torácico inespecífi co en 31% de los casos y también fi ebre. Un procedimiento regular en los pacientes pro- ductores de expectoración de manera crónica consiste en cultivar las secreciones. Cuando en un cultivo apa- rezcan microorganismos inhabituales como entero- bacterias, micobacterias no tuberculosas, Pseudomonas aeruginosa o Acinetobacter, con complejo de Burkhol- deria cepacia, deben sospecharse bronquiectasias. En la exploración física, el signo más encontrado son los estertores crepitantes que se presentan hasta en 70% de las veces. Un signo no frecuente ni exclusivo pero característico de las bronquiectasias es la presen- cia de acropaquias en 34% de los casos. Los fenómenos bronquiales pueden manifestarse en la forma de sibi- lancias o roncus que aparecen en 30 a 40% de los casos. Estudios de imagen Al principio de la descripción de las bronquiectasias como entidad patológica, el diagnóstico se establecía por pieza anatómica o por broncografía. Esta última era un método que consistía en instilar material de contraste a través de los bronquios y a continuación obtener radiografías de tórax posteroanteriores o la- terales u otras. La razón por la que se realizaba este método contrastado de rayos X era que las bronquiec- tasias son una enfermedad bronquial y los bronquios no se pueden apreciar en una radiografía simple de tó- rax. La radiografía de tórax posteroanterior es un mé- todo inicial de estudio en todo paciente con afección pulmonar y en los individuos con bronquiectasias pue- 46% 25% 62% 70% 90% Dolor Hemoptisis Sin hemoptisis Disnea Sin disneaSin dolor Esputo Sin esputo Tos Sin tos Síntomas Figura 20―10. Frecuencia aproximada de la presentación de los síntomas en bronquiectasias. http://booksmedicos.org Fibrosis quística y bronquiectasias no asociadas a fi brosis quística 297 de solicitarse de modo inicial y observarse imágenes anulares que son sugestivas de la enfermedad pero no concluyentes y pueden confundirse con el patrón vascular normal del pulmón. En la actualidad, con el advenimiento de la tomo- grafía de tórax, los métodos contrastados no se usan con regularidad. Los estudios que justifi can el despla- zamiento de la broncografía por la tomografía fueron confusos en un principio en el informe de sensibilidad y especifi cidad, con sensibilidad variable de 43 al 100% y especifi cidad de 85 a 100%. Estos estudios analizaron sobre todo bronquiectasias varicosas y saculares y de distribución lobular y segmentaria (fi gura 20-11), y la variabilidad puede consistir en el uso de diferentes téc- nicas tomográfi cas, con variación de cortes de 10 a 3 mm. Se han realizado estudios que comparan la bron- cografía con la tomografía de tórax de alta resolución y se ha registrado sensibilidad de 84% y especifi cidad de 82%. En la actualidad, el protocolo óptimo para el estu- dio tomográfi co de bronquiectasias recomienda cortes de 1.5 mm con intervalos de 10 mm, 120e140 kV, 100e180 mA. El dato radiográfi co más importante para defi nir la presencia de bronquiectasias es un aumento del diámetro interior de un bronquio el cual sobrepasa el diámetro de la arteria pulmonar que acompaña a dicho bronquio, sea lobular o segmentario (fi gura 20- 12). El engrosamiento de la pared bronquial es un dato radiográfi co frecuente en la mayor parte de los casos, pero no parece indispensable por dos razones; la pri- mera es que no es un signo exclusivo de las bronquiec- tasias y el segundo es que no se ha caracterizado en los diferentes estudios. La presentación y distribución de las bronquiecta- sias pueden sugerir el origen de la enfermedad en cier- ta medida; en el cuadro 20-10 se muestra un resumen de los signos tomográfi cos. Sin embargo, algunos au- tores han demostrado que esta distribución en la pre- sentación no tiene valor estadístico comprobado. Figura 20―11. Paciente femenino de 53 años de edad con diagnóstico de enfermedad mixta del tejido conjuntivo con síntomas bronquiales crónicos por enfermedad bronquiolar inespecífi ca. La TAC revela una exacerbación respiratoria secundaria a suspensión de inmunosupresores. A) Bronquiectasia tubular. B) Bronquiectasias saculares (fl echa sólida) y tubulares con signo del “riel” (fl echa hueca). C) Patrón de la vía respiratoria pequeña con nódulos centrolobulillares y atrapamiento aéreo (fl echa negra), con patrón en mosaico. Figura 20―12. Tomografía de tórax en corte axial. Las fl echas muestran bronquio intermedio y arteria acom- pañante en su trayecto interlobular. El diámetro del bronquio supera al del vaso acompañante. CBA http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 20)298 Es recomendable realizar una tomografía de tórax como estudio de seguimiento cada dos años o cuando aparezcan complicaciones, como lesiones nuevas en las radiografías, progresión de la enfermedad o hemoptisis. Microbiología Las alteraciones estructurales de las bronquiectasias, con cambios en el epitelio respiratorio normal y alte- raciones en los mecanismos de depuración bronquial, son por sí mismos condiciones que favorecen la pre- sencia de microorganismos, lo cual se ha considera- do como colonización. El término de colonización no describe con exactitud la gran variedad en que se presentan los microorganismos en el árbol respirato- rio de un paciente con bronquiectasias, ya que la po- blación bacteriana puede tener diferente densidad; la colonización misma, aun cuando no invade el epitelio, promueve infl amación local; los tipos de bacterias son variables de un paciente a otro y por últimos se han descrito formas complejas en la colonización como la formación de biopelículas que consisten en estructu- ras microscópicas formadas de bacterias que erigen verdaderos edifi cios bacterianos, excluidos del medio interno, rodeados de material poroso de mucopo- lisacáridos u otros, que les da protección, con escasa penetración para los antimicrobianos. Esta comple- jidad tanto estructural como comportamental de los microorganismos en las bronquiectasias hace difícil defi nir la diferencia entre colonización e infección; no obstante, con una intención operacional, las diferentes guías internacionales de tratamiento de las bronquiec- tasias han realizado cierta clasifi cación que se explica a continuación. Se considera como colonización la presencia de microorganismos en un paciente con bronquiectasias cuando haya microorganismos aislados por cultivo de expectoración, sin identifi cación de respuesta infl amato- ria, manifestado por ausencia de una repercusión clínica, como aumento de la tos, cambios en el color de la expec- toración, características infecciosas de la expectoración, deterioro de la función pulmonar, astenia, adinamia, pér- dida de peso o fi ebre. Parte integral de un tratamiento inicial de un paciente con bronquiectasias es un cultivo de expectoración inicial. Se considera una colonización inicial cuando en un cultivo se aísla uno nuevo. Se considera colonización crónica cuando en un pe- riodo de un año se obtienen al menos dos muestras del mismo microorganismo con diferencia de tres meses en cada cultivo del microorganismo antes no aislado. En algunos casos puede presentarse un microor- ganismo de forma intermitente con cultivos positivos y negativos, lo cual sugiere poca cuantía de este mi- croorganismo y ello reduce la sensibilidad del cultivo; esto se considera colonización intermitente. Cuando entres o más cultivos consecutivos se presenta un mis- mo microorganismo en un periodo menor a seis meses debe considerarse una colonización crónica. Del mismo modo, cuanto haya signos clínicos de infección y cultivos positivos, se considera infección, que puede ser también inicial, intermitente o crónica. El microorganismo identifi cado con más frecuencia es Haemophilus infl uenzae, que se describe en un 35%; con menos frecuencia se reconocen Moraxela catarrha- lis y Streptococus pneumoniae y, en casos crónicos y gra- ves, S. aureus y Pseudomonas aeruginosa, esta ultima de manera variable, en 5 a 31%; en algunos casos particu- lares se puede aislar especies de Aspergillus y micobac- terias atípicas en 20% de los casos. Cuadro 20―10. Resumen de las características radiográfi cas de las bronquiectasias que sugieren su posible origen Etiología Características Distribución Aspergilosis broncopulmonar alérgica Apicales y centrales respetando bronquios periféricos Inmunodefi ciencias congénitas Importante engrosamiento de la pared bronquial Media e inferior Síndrome de cilio inmóvil Lóbulo medio Fibrosis quística Lóbulo superior Síndrome de Mounier Kuhn Bronquiectasias Grandes bronquios Presencia de micobacterias atípicas Prominente signo del árbol en yema y nódulos centrolobulillares Lóbulo medio y lingual http://booksmedicos.org Fibrosis quística y bronquiectasias no asociadas a fi brosis quística 299 La obtención de muestra se efectúa mediante ex- pectoración, de preferencia de la mañana; cuando hay sospecha de micobacterias, se recomienda realizarla en tres días consecutivos. Se aconseja inducir expecto- ración con micronebulización de solución hipertónica o bien se considera como método alternativo la bron- coscopia con lavado bronquioloalveolar en los casos en que no sea posible obtener muestra. En la expectoración obtenida debe descartarse la posibilidad siempre latente de una contaminación de la vía respiratoria superior, lo cual debe cumplirse en el plano microscópico con una muestra que tenga más de 25 leucocitos y menos de 10 células epiteliales por campo de bajo aumento. La tinción de Gram antes del cultivo puede ser de utilidad en algunos casos y por ello se sugiere realizarla siempre. Según sea la sospe- cha clínica, deben solicitarse cultivos para piógenos, los más frecuentes, o cultivos con medios específi cos para hongos, micobacterias o Nocardia. Es recomendable repetir controles de expectora- ción cada mes a cada seis meses de acuerdo con la gravedad de la enfermedad, valorados con base en la manifestación clínica de la enfermedad y, sin duda al- guna, es necesario cultivar siempre que se exacerben los síntomas. Pruebas de función pulmonar La alteración ventilatoria típica correspondiente a las bronquiectasias es obstructiva; el patrón debe corres- ponder a una relación VEF1/CVF baja (<0.70), con dis- minución variable del VEF1 según sean la gravedad de la enfermedad, fl ujos máximos y fl ujos intermedios (FEF, 25 a 75%) bajos, y un aumento del volumen residual (VR) o del índice de volumen residual/capacidad pulmo- nar total (VR/CPT). Sin embargo, en algunos casos en que predomine la fi brosis del árbol respiratorio por las bronquiectasias, o un patrón obstructivo de tipo atrapa- miento aéreo, puede aparecer en la espirometría un pa- trón restrictivo o mixto. Se ha informado que en el 30% de los pacientes con bronquiectasias puede presentarse una espirometría normal, alteración ventilatoria de tipo obstructiva en 48% y algunos estudios señalan hasta > 80% y restrictiva en 22%. La respuesta positiva a bronco- dilatador se ha documentado en 31 a 72% de los casos, lo cual traduce hiperreactividad adjunta. Dado que la disminución del VEF1 se relaciona con gravedad de la enfermedad, la espirometría es un estudio recomendado de forma inicial en todo paciente con bronquiectasias. Además, existe un nexo con coloniza- ción por Pseudomonas cuando el VEF1 es menor del 30%. Las pruebas de difusión (DLCO) pueden ser nor- males o estar disminuidas según sea la gravedad de la enfermedad. Tanto la pletismografía con medición de volúmenes estáticos como las pruebas de difusión no son estudios recomendados de manera sistemática sino en casos seleccionados. Las pruebas de ejercicio no son parte integral del estudio de un paciente con bronquiectasias, pero son necesarias si el paciente ingresará a un programa de rehabilitación. Contrario a lo que sucede con la pletismografía y las pruebas de difusión y ejercicio, la espirometría es un estudio que debe efectuase de modo inicial en to- dos los casos y se realiza en consultas subsecuentes, cuando menos cada año, para determinar la progre- sión de la enfermedad y se ha documentado que se modifi ca antes y después del tratamiento antibiótico. Estudios específi cos Además del diagnóstico radiográfi co, que confi rma la presencia de bronquiectasias, siempre deben realizarse los estudios necesarios para identifi car el origen de las bronquiectasias. A pesar de que en un gran porcentaje de los individuos no se esclarece el factor etiológico, en algunos casos es importante conocerlo dado que defi ne el tratamiento y el pronóstico, razón por la cual se justifi ca su búsqueda. En el cuadro 20-11 se resu- men los métodos diagnósticos útiles para estudiar al- gunas causas conocidas de bronquiectasias. ESTRATIFICACIÓN DE LA GRAVEDAD El pronóstico de las bronquiectasias varía de acuerdo con la etiología y la enfermedad subyacente que las originó, pero también con otros factores como el esta- do de la función respiratoria en el momento del diag- nóstico, la colonización crónica de la vía respiratoria, la gravedad y frecuencia de las exacerbaciones. Con la intención de estratifi car la gravedad de la afección pulmonar por las bronquiectasias se han crea- do puntuaciones radiográfi cas de gravedad, pero en la mayor parte de los casos se han descrito en casos de fi brosis quística. Estas mismas escalas se han utilizado para los casos no relacionados con fi brosis quística. La correlación entre la gravedad tomográfi ca de las bron- quiectasias y la presentación clínicas se ha demostrado por medios espirométricos; no obstante, en estudios en población pediátrica la correlación con la tolerancia al ejercicio no parece mostrar una correlación tan estrecha. Para estratifi car de manera multidimensional la gravedad de las bronquiectasias se ha creado la califi - http://booksmedicos.org Diagnóstico y tratamiento en neumología (Capítulo 20)300 cación FACED que evalúa las características clinicorra- diográfi cas que se describen en seguida: ● VEF1 registrado en la espirometría (F = VEF1).● Edad del paciente (A = age). ● Presencia de colonización crónica por Pseudomo- nas aeruginosa (C = chronic colonization). ● Extensión radiográfi ca de las bronquiectasias (E = extension). ● Grado de disnea evaluado con la escala del Medi- cal Research Conucil (D = disnea). En el caso del VEF1, se califi ca con 1 punto si es <50% y 0 si es >50%; la edad tiene un puntaje de 0 si es <70 años y 1 punto si es ≥70 años; la colonización de Pseudomonas confi ere un punto más. La extensión ra- diográfi ca se califi ca con base en lóbulos afectados; en caso de estar afectados uno a dos lóbulos, la puntua- ción es de 0, pero con más de dos lóbulos es de 1. De- bido al número de puntos obtenidos se divide en los grupos leve (0 a 2 puntos), moderado (3 a 4 puntos) y grave (5 a 7 puntos). Este sistema se validó sobre todo como pronóstico de mortalidad; el parámetro que más se relaciona con la mortalidad es el VEF1. Otras colonizaciones por mi- croorganismos como las micobacterias atípicas y Sta- phylococcus aureus tienen por sí mismas un valor en la mortalidad, si bien con la intención de lograr una pun- tuación práctica la califi cación FACED sólo toma en cuenta a Pseudomonas aeruginosa. Esta califi cación tie- ne una puntuación mínima de 0 y máxima de 7 puntos. Los porcentajes de mortalidad
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