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VARIABILIDAD DEL GENOMA MITOCONDRIAL El genoma mitocondrial humano (mtDNA) está constituido por una molécula de DNA de doble cadena circular cerrada de 16 569 pb, presente en múltiples copias/célula; se hereda exclusivamente por vía materna y posee una tasa de mutación mayor que la del genoma nuclear. Contiene 13 genes que codifican para polipéptidos de la fosforilación oxidativa, 24 genes para ncRNA (22 tRNA y 2 rRNA) y se han notificado 3 044 variantes cortas (de acuerdo con la secuencia de referencia de Cambridge rCRS, GenBank Accession NC_012920.1). La capacidad del genoma mitocondrial para fijar mutaciones en poco tiempo, aunada a su mecanismo de herencia, ha permitido realizar estudios evolutivos. El análisis de las variaciones en la secuencia del mtDNA en diversos grupos humanos sugiere que el genoma de todos los grupos humanos modernos desciende de una secuencia ancestral única proveniente de una mujer que vivió hace 200 000 años en África oriental y que fue bautizada como la “Eva mitocondrial”. El mtDNA presenta varios SNV en la secuencia codificante, que se detectaron inicialmente como RFLP y que hicieron posible caracterizar su variabilidad entre los individuos. Las poblaciones humanas se pueden dividir en ramas o grupos, denominados haplogrupos, de acuerdo con las variantes del mtDNA que han heredado de un ancestro materno común. La región de control de 1.2kb, llamada asa D, que es altamente polimórfica y contiene tres regiones hipervariables (HV): HV1, HV2 y HV3 que corresponden a los nucleótidos 16090-16362, 76-340, y 440-560, respectivamente. El análisis de las variantes en estas regiones ha permitido determinar con más detalle la diversificación de los haplogrupos. Los haplogrupos de mtDNA se designan con letras mayúsculas del alfabeto. Con los datos obtenidos se realizaron filogenias moleculares en las que se comparan segmentos homólogos dentro de una misma población o entre poblaciones. Las secuencias fundadoras han divergido a medida que los grupos humanos se han establecido en las distintas regiones geográficas del mundo, como lo demuestran los haplogrupos mitocondriales específicos de cada continente (figura 3). Asi fue posible rastrear la historia de las poblaciones humanas a través de las mutaciones acumuladas en los linajes del mtDNA. Los estudios de secuenciación masiva del mtDNA completo han identificado a diversos subgrupos de cada haplogrupo que definen el árbol filogenético contemporáneo. Por ejemplo, el haplogrupo H, el más común en Europa, está compuesto por casi 90 subhaplogrupos diferentes. FIGURA 3 Migraciones humanas a través del análisis de los haplogrupos del DNA mitocondrial. Los haplogrupos principales se originaron hace 40 000 a 150 000 años y definen a diferentes poblaciones que migraron de África y poblaron el resto del mundo. La raíz africana fue la fuente de cuatro linajes específicos para el África subsahariana: L0, L1, L2 y L3. Dos haplogrupos más, M y N, se originaron del haplogrupo africano L3 y poblaron el resto del mundo. En migraciones posteriores, el haplogrupo N se dirigió a Eurasia y los linajes del haplogrupo M se movieron a Asia para dar lugar a los haplogrupos A, B, C, D, G y F. En Europa, el haplogrupo N derivó en el haplogrupo R, que constituye la raíz de los haplogrupos europeos H, J, T, U y V. En Australasia se encuentran los haplogrupos S, P, y Q, mientras que los haplogrupos A, B, C y D poblaron el este de Asia y América. Los números en el mapa indican los años transcurridos desde la aparición de los haplogrupos hasta el presente. En poblaciones indígenas y mestizas mexicanas, las frecuencias de los haplogrupos revelan una variación amplia de 30 a 87.5% para el haplogrupo A, de 14 a 53% para el B, de 0 a 31% para el C y de 0 a 12% para el D. En cuanto a la presencia de los haplogrupos europeos o los africanos, se observaron en baja proporción en una población indígena de Veracruz y en mayor proporción en mestizos. Estudios recientes de análisis de la región hipervariable y secuenciación completa del mtDNA han mostrado que los haplogrupos amerindios son A2, B2, C1, D1 y X2; en 2015, con secuenciación de la región hipervariable completa en 520 indígenas de ocho comunidades mexicanas, se informaron dos haplogrupos adicionales: el B4b1 en mayas (2.5%) y el D4h3a en tzotziles (9.2%), que ya se habían identificado en otros grupos amerindios. La genotipificación de la región control del mtDNA se emplea para el estudio de cantidades minúsculas de restos biológicos históricos y muy degradados. El mtDNA provee una conexión directa entre los parientes por línea materna y permite consolidar hallazgos de arqueología y genética de poblaciones. Por ello, el estudio de las variantes del mtDNA es esencial en filogenética y en genética forense.
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