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ANTECEDENTES FAMILIARES Los antecedentes familiares deben contar siempre con un árbol genealógico o pedigrí (Anexo I), es decir, la representación gráfica de la historia médica familiar mediante la utilización de símbolos que permitan reconocer características o enfermedades en los sujetos que los poseen. Es una herramienta valiosa que suministra información diversa, como apellidos, talla, edad actual, edad al fallecimiento o semanas de embarazo, pero agrega también datos como consanguinidad y grado de parentesco, origen étnico, exposición a agentes ambientales, individuos afectados con otras manifestaciones del padecimiento, personas fallecidas, número de embarazos, abortos espontáneos o inducidos, óbitos, adopción o productos de diferentes parejas. De esta forma se cuenta con un historial lo más completo posible, sin perder de vista que la información de familiares no afectados es tan importante como la de los afectados. El esquema básico incluye tres generaciones y ello posibilita reunir información confiable; no obstante, si ésta es confusa, incompleta o errónea, es frecuente que se requieran varias sesiones para obtener todos los datos, revisiones clínicas e incluso estudios de laboratorio y gabinete de los familiares. Siempre debe regirse en un marco de respeto a la situación sociocultural, religiosa y la autonomía del individuo o la pareja, sin emitir juicios que produzcan culpabilidad o violen la confidencialidad de la información obtenida. Los antecedentes familiares deben mantenerse actualizados y consignar la mayor información de los familiares, incluidos sexo, edad y parentesco; nunca deben pasarse por alto los antecedentes obstétricos ni la edad de los progenitores al nacimiento. En consecuencia, el antecedente de progenitores mayores de 35 años orienta a sospechar patología autosómica dominante de novo en el caso del padre o cromosómica de la madre. La presencia de múltiples abortos, óbitos o mortinatos sugiere que alguno de los padres puede ser portador de una translocación balanceada y, por lo tanto, el estudio citogenético es indispensable, ya que la obtención de un resultado anormal supone la posibilidad de un diagnóstico prenatal en una futura gestación. Asimismo, se ha reconocido una relación de bridas amnióticas en procedimientos de amniocentesis realizados antes de las 15 semanas de gestación y en técnicas de fecundación asistida con el síndrome de Beckwith- Wiedemann, cuya etiología implica una alteración de los procesos de impronta genómica. Es el primer paso para establecer el riesgo de alteraciones genéticas, ya que los datos como la consanguinidad entre los padres obligan a descartar una enfermedad autosómica recesiva o multifactorial; además, la presencia de varones afectados en diferentes generaciones relacionados por la rama materna orientan hacia un problema recesivo ligado al cromosoma X. Sin embargo, puede haber circunstancias que complican su análisis, por ejemplo los casos únicos en familias pequeñas, paternidad ilegítima, adopción, fecundación asistida, expresividad variable, penetrancia reducida, anticipación, endogamia o información falseada. Asimismo, es conveniente considerar otros diagramas familiares que hagan posible obtener un mayor conocimiento del entorno familiar y social del paciente (Anexo II). El genograma representa un documento independiente del árbol genealógico que incluye información demográfica y funcional de la familia, con datos médicos, emocionales, conductuales y de sucesos críticos, así como de otro tipo de relaciones no biológicas, como compañeros de cuarto o trabajo. Se utiliza a menudo en tratamientos personales y familiares, sobre todo de largo plazo, por lo que no debe incluirse en el expediente médico del paciente; emplea símbolos parecidos a los del árbol genealógico, las más de las veces de tres generaciones, pero con líneas de comunicación que representan relaciones distantes o cercanas, abiertas o cerradas, agradables o conflictivas. No influye en riesgos ni en la decisión de pruebas genéticas; tan sólo representa un conocimiento más completo del entorno del paciente y su familia. El formato del ecomapa semeja una rueda, con el caso índice en el centro y las relaciones sociales y agencias trazadas en círculo. Este “círculo de la vida” incluye líneas de comunicación cercanas o distantes con sus jefes, maestros, entrenadores, líderes religiosos, amigos, vecinos y familiares.
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