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1. INTRODUCCIÓN Hasta la década de los 60, los trastornos de la con- ducta alimentaria (TCA) constituían entidades clíni- cas de diagnóstico casi anecdótico. La situación ha cambiado de manera radical. En la actualidad no sólo son enfermedades con un alto impacto en los siste- mas sanitarios de los países industrializados sino que su relevancia ha traspasado el ámbito estrictamente médico y son objeto de atención y amplificación por los medios de comunicación. Se trata de trastornos prototípicos en cuya etiología intervienen claramente factores biológicos, psicológicos y socioculturales y cuyo tratamiento es difícil y, a veces, infructuoso. 2. CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN Los TCA se dividen en tres categorías diagnósticas: anorexia nerviosa (AN), bulimia nerviosa (BN) y tras- tornos parciales o atípicos de la conducta alimentaria (trastornos de la conducta alimentaria no específicos, TCANE). Las tablas 1 y 2 recogen, de forma esquemá- tica, los criterios de diagnóstico de la CIE-10 y DSM-IV. Los TCANE constituyen una categoría diagnóstica hete- rogénea con formas clínicas que no cumplen uno de los criterios de uno de los síndromes mayores, AN o BN1. Aunque carecen de criterios diagnósticos propios, y deberían ser una categoría residual constituyen Trastornos de conducta alimentaria CIE-10 A Pérdida significativa de peso (IMC< 17,5) B La pérdida de peso es autoinducida, por evitación de alimentos de alto contenido calórico C Distorsión específica de la imagen corporal, como idea sobrevalorada e intrusa de miedo intenso y persis- tente a la obesidad D Trastorno endocrino generalizado. En la mujer postmenárquica cursa con amenorrea y en el varón con impotencia y disminución de la libido E No se cumplen los criterios D y E de la bulimia nerviosa DSM-IV A Negativa a mantener el peso por encima del valor mínimo normal B Miedo intenso a ganar peso aun teniendo un peso inferior al normal C Alteración de la percepción del cuerpo o silueta. Exageración de su importancia en la autoevaluación. Negación del peligro que comporta un bajo peso D En mujeres pospuberales, amenorrea (3 ciclos) Tipos Restrictivo: el paciente no incurre en atracones o purgas Compulsivo/purgativo: el paciente incurre regularmente en atracones o purgas TABLA 1. Criterios CIE-10 y DSM-IV para el diagnóstico de anorexia nerviosa IMC= índice de masa corporal= peso (Kg)/altura2 (m2) Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 509 19/1/09 12:56:41 Luis Rojo Moreno, Teresa Rubio Granero y Lorenzo Livianos Aldana510 34 el diagnóstico más frecuente en la práctica clínica1. Tanto DSM-IV como la ICD-10 recogen seis supues- tos diferentes de TCANE, sin que haya correspon- dencia entre ambas clasificaciones. Se ha propues- to, como un TCA específico, al trastorno por atracón2 (TA), ya que su sintomatología (diferente frecuencia de atracones, ausencia de conductas compensato- rias sistemáticas), mayor comorbilidad con obesidad, tratamiento y curso difieren sustancialmente del de los otros grupos diagnósticos. 3. EPIDEMIOLOGÍA Hay evidencias de un incremento de la incidencia de AN hasta los años 70 y de BN en las últimas décadas del pasado siglo3,4. Aunque ello demuestra la influen- cia etiológica de los factores socioculturales, influyen además en su mayor visibilidad un conocimiento mé- dico y social más amplio, que facilita su detección, la menor estigmatización, la mayor oferta y demanda de servicios y los cambios en los criterios diagnósticos5. Su prevalencia es mayor en sociedades occidenta- les y en la raza blanca pero, se está incrementando en sociedades orientales expuestas a la influencia de Occidente. La distribución por sexos desfavorece más a mujeres que a varones con una proporción estimada de 10:16, mayor incluso en la BN. En el TA el género tiene menor impacto, afectando casi por igual a ambos6. La mayor prevalencia se acumula entre mujeres adolescentes y jóvenes. La prevalencia de AN en mujeres jóvenes se estima en torno al 0,3%7. La de la BN en mujeres y varones jóvenes se sitúa en torno al 1% y 0,1% res- pectivamente. Los TCANE afectan entre el 3 y el 5%7, y son más del 50% de las consultas por trastornos alimentarios en medio ambulatorio8,9. La prevalencia del TA no está bien determinada; se manejan cifras en torno al 3-5%, un 5-8% en población obesa10. 4. ETIOPATOGENIA En la génesis de los TCA intervienen tanto la pre- disposición genética como un abanico de factores psicológicos y ambientales. Poco se sabe aún sobre cómo interaccionan y su papel en el inicio y manteni- miento de los TCA. Estamos lejos de disponer de un modelo causal unificado. Factores genéticos. Los trastornos alimen- tarios y ciertos rasgos asociados se acumulan CIE-10 A Episodios frecuentes de hiperfagia, ingiriendo grandes cantidades de alimento en corto tiempo B Preocupación persistente por la comida junto a un deseo intenso de comer C Intentos de compensar la repercusión sobre el peso de los atracones mediante uno o más de los siguientes síntomas: vómitos autoinducidos, abuso de laxantes, ayunos, fármacos anorexígenos, diuréticos D Los atracones se llevan a cabo al menos dos veces a la semana, durante tres meses E Distorsión de la imagen corporal, con miedo intenso a la obesidad DSM-IV A Atracones recurrentes, caracterizados por: Ingestión en poco tiempo de más comida que la ingerida por la mayoría en circunstancias similares Sensación de pérdida de control sobre tal ingesta B Conductas compensatorias repetidas: vómitos, laxantes, enemas, ayuno, ejercicio físico excesivo C Los atracones y compensaciones tienen lugar al menos dos veces por semana durante tres meses D La autoevaluación está exageradamente influida por el peso y la silueta E Esta alteración no aparece exclusivamente en el curso de una anorexia nerviosa Tipos Purgativo: durante el episodio se incurre regularmente en vómitos o en el uso de laxantes, diuréticos o enemas No purgativo: las conductas compensatorias consisten exclusivamente en ayuno y ejercicio físico TABLA 2. Criterios CIE-10 y DSM-IV para el diagnóstico de bulimia nerviosa Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 510 19/1/09 12:56:41 Trastornos de conducta alimentaria 511 34 en familias. La heredabilidad de las formas com- pletas es superior a la de las formas parciales y parece existir una transmisión cruzada entre AN, BN y trastornos alimentarios atípicos, su- gestivo de una susceptibilidad familiar compar- tida11. Entre los familiares de pacientes bulími- cos la prevalencia de abuso de sustancias y de depresión están aumentadas. Existe evidencia de co-agregación familiar de anorexia y rasgos obsesivos y perfeccionistas. Datos de registros poblacionales de gemelos indican que tanto la heredabilidad de la AN (56%) como de la bulimia nerviosa (28 – 54%) son elevadas3,12. En ningún caso la herencia es suficiente para explicar toda la variabilidad de la expresión fenotípica de estos trastornos, y es muy significativa la influencia del entorno. Los estudios de ligamiento han hallado alguna asociación entre AN y un marcador del cromosoma 113, mientras que entre los familia- res de pacientes con AN restrictiva existe una evidencia de ligamiento al cromosoma 1p. En el campo de la genética molecular los estudios de asociación se han centrado en los polimorfismos de los genes relacionados con la serotonina. Los estudios en este campo aún adolecen de impor- tantes limitaciones metodológicas, entre ellas las dificultades en la fenotipificación de los casos14. Hallazgos neurobiológicos. Se tiene cons- tancia de disfunción del sistema serotoninér- gico (niveles alterados de 5-HIAA en LCR) en pacientes con AN y BN. Aunque probablemente es secundaria a la desnutrición y a las anoma- lías alimentarias, su persistencia tras la remisión abre la posibilidad de que estas anomalías pue- dan asociarse al desarrollo de TCA o a alguno de sus rasgos asociados, como el perfeccionismo. Alteraciones encontradas en lossistemas opioi- de noradrenérgico, dopaminérgico, en el neuro- péptido Y o en la leptina, parecen secundarios a la malnutrición. Ya establecidos pueden tener un papel en el mantenimiento de los TCA. Factores neonatales y del neurodesarrollo. Hay evidencias rigurosas de la influencia de las complicaciones neonatales (prematuridad, cefa- lohematoma, anemia maternal, diabetes mellitus maternal, preeclampsia, infarto placentario, alte- raciones cardiacas neonatales) en el incremento del riesgo para el desarrollo ulterior de anorexia nerviosa15,16. Factores psicológicos. Las teorías psicoló- gicas específicas que actualmente tienen más peso, dadas sus implicaciones terapéuticas, tie- nen una orientación cognitivo-conductual17. Se- gún éstas, la restricción de las ingestas, que ca- racteriza el inicio de los trastornos alimentarios, tiene dos orígenes. El primero es la necesidad de sentir la vida bajo control, que se desplaza al hecho concreto de controlar la alimentación. El segundo es la sobreevaluación de la silueta y el peso. Los individuos con rasgos de perfeccio- nismo y baja autoestima serían, en base a estos dos postulados, especialmente vulnerables al desarrollo de TCA y así lo ponen de manifiesto de manera sistemática estudios sobre factores de riesgo de estas patologías. Posteriormente, otros procesos comenzarían a operar como fac- tores de mantenimiento del trastorno alimentario, como el retraimiento social y la aparición de atra- cones secundariamente a dietas extremadamen- te restrictivas, y su consiguiente efecto negativo tanto en la silueta como en la sensación de pér- dida de control. Factores familiares. En las primeras formu- laciones teóricas se consideraba que la familia era el núcleo en el que se gestaba el trastorno alimentario, a través de las dificultades en el pro- ceso de individuación-separación o de autono- mía de las pacientes18,19. En los últimos años, se tiende a considerar que la familia, más que cau- sar el trastorno alimentario, es el contexto donde éste se desarrolla, se le atribuye un papel central como transmisora del modelo corporal de delga- dez20. El estilo de crianza, especialmente la falta de afecto y el rechazo parental, y otras adversi- dades precoces también parecen vincularse con estos trastornos21,22. Factores socioculturales. Los modelos socio- culturales ponen el acento etiológico en el papel que desempeña el actual ideal de belleza femeni- na de las culturas occidentales y la objetificación del cuerpo de la mujer23,24. Los medios de co- Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 511 19/1/09 12:56:41 Luis Rojo Moreno, Teresa Rubio Granero y Lorenzo Livianos Aldana512 34 municación contribuyen de manera evidente en la transmisión de los estereotipos de belleza25. Estos modelos describen la influencia de estos aspectos en varias etapas26: a. Exposición al ideal de delgadez. b. Internalización del ideal. c. Experimentación de discrepancias entre el propio cuerpo y el ideal, con la consiguiente insatisfacción corporal. d. Aparición de restricciones dietéticas y con- ductas inapropiadas de control de peso. Los modelos socioculturales se sustentan en evi- dencias, tales como: prevalencia más alta de anorexia y bulimia en las mujeres, incremento en su incidencia coincidente con la dismi- nución de la talla femenina ideal, diferencias transculturales de la prevalencia de los TCA y la relación significativa entre internalización del ideal de delgadez y los trastornos alimen- tarios. La mayor incidencia en sujetos de nivel socioeconómico alto es un tema aún en de- bate27. • Morbilidad psiquiátrica. Constituye uno de los factores de riesgo de TCA mejor documentados, especialmente los trastornos de ansiedad y depre- sivos28,29. Otros factores de riesgo de naturaleza psicosocial pueden incrementar el riesgo de TCA merced a su capacidad para facilitar el desarrollo de trastornos emocionales. Esto es aplicable al caso de los estilos de crianza anómala22, a la ex- periencia de abusos emocionales o físicos en la in- fancia30 o al papel de las burlas o del estrés31 como desencadenante de trastornos alimentarios. 5. MANIFESTACIONES CLÍNICAS 5.1. PSICOPATOLOGÍA Anorexia y bulimia comparten un síntoma común que actualmente se considera esencial en el proceso etiopatogénico de todos los TCA: la sobrevaloración de la figura y del peso32. Los pacientes con trastor- nos alimentarios forjan su auto-concepto casi exclu- sivamente en función de su peso y su figura y en la capacidad para mantenerlos bajo control5. Mientras en la AN esto se lleva a cabo a través de una actitud mantenida de búsqueda de pérdida de peso, en la BN los intentos de control de peso se ven frecuen- temente frustrados por episodios descontrolados de sobreingestas o atracones que intentan compensar con conductas extremas de control de peso (vómi- tos, laxantes, diuréticos). Otros fenómenos psicopatológicos comunes en los TCA son los síntomas afectivos con sus alteraciones cognitivas, síntomas obsesivos, disminución de la libi- do e insomnio. Pueden ser secundarios a la ansiedad y disforia generada por la insatisfacción corporal. Una constante histórica en la clínica de la anorexia nerviosa es la negación de la enfermedad33. Se trata, en parte, de una idea sobrevalorada secundaria a la “distorsión de la propia imagen corporal” y en parte de un intento de evitar las consecuencias derivadas de su actitud. Permite diferenciar a la AN de otros trastornos con disminución voluntaria de las ingestas34. En los TCANE1 la sobrevaloración de la figura y el peso también está presente en la mayoría de los pa- cientes, aunque en una pequeña proporción de ellos el interés primario se centra más en el mantenimiento de las ingestas que en su control estricto. Los pacientes con trastorno por atracón, con su ten- dencia a las sobreingestas y a la obesidad, también presentan comúnmente insatisfacción con su ima- gen corporal y síntomas depresivos, pero suelen ser menos graves que en la bulimia nerviosa. 5.2. MANIFESTACIONES FÍSICAS Las anormalidades físicas en la AN35 son secunda- rias a la desnutrición. La mayoría son reversibles, una vez recuperados los hábitos nutricionales salu- dables y el peso36. Por el contrario, en la BN suelen ser secundarias a los vómitos y al abuso de laxantes o diuréticos37. Los pacientes con TCANE presentan Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 512 19/1/09 12:56:42 Trastornos de conducta alimentaria 513 34 alteraciones físicas variables en función del subtipo de que se trate. En el TA se presentan alteraciones físicas secundarias a la obesidad comórbida. Son síntomas físicos generales frecuentes, la hiper- sensibilidad al frío, los mareos y síncopes, el estreñi- miento y la amenorrea (más constante en AN). Otros signos físicos habituales son la piel seca y el lanugo (en la AN), hipertrofia de parótidas y glándu- las salivales submaxilares y alteraciones dentarias38 (si hay vómitos frecuentes). Como hallazgos en la exploración cardiovascular se encuentran: bradicardia, hipotensión ortostática y al- teraciones en ECG39 (sobretodo, secundarias a alte- raciones electrolíticas), con alteraciones de la conduc- ción y alargamiento del intervalo Q-T. En el aparato digestivo es frecuente hallar retraso en el vaciado gástrico, una disminución en la motilidad in- testinal (por abuso de laxantes). Más rara es la presen- tación de dilatación gástrica aguda, relacionada con atracones y con el síndrome de la arteria mesentérica superior40. En el hemograma suele existir un recuento disminui- do de las tres series. Son frecuentes las alteraciones electrolíticas asociadas a vómitos o abuso de laxantes y diuréticos: los vómitos dan lugar a alcalosis meta- bólica e hipokalemia y el abuso de laxantes ocasiona acidosis metabólica e hiponatremia. Son también des- tacables: la disminución de LH, FSH y estradiol, bajas cifras de T3, incremento ligero de cortisol y de GH, hipoglucemia, hipercolesterolemiae hipofosfatemia. La osteopenia y la osteoporosis son especialmente comunes en pacientes con anorexia grave de larga evolución y se asocian con aumento del riesgo de fracturas. Por último se han encontrado alteraciones del SNC tanto en los estudios de neuroimagen estructural (sig- nos compatibles con pseudoatrofia, con aumento de los ventrículos y del espacio del LCR), como en los de neuroimagen funcional, con alteraciones metabólicas en la sustancia blanca del lóbulo frontal41, relaciona- dos con la desnutrición y potencialmente reversibles. 6. COMORBILIDAD PSIQUIÁTRICA Es muy frecuente la asociación entre los TCA y otros trastornos psiquiátricos tanto del eje I como del eje II28. Supone una complicación en el abordaje clínico de estos pacientes, tanto diagnóstico como terapéu- tico. La depresión es el trastorno comórbido más común en los trastornos alimentarios, hasta el punto de considerarse un factor de riesgo de TCA29. La de- presión mayor se llega a diagnosticar en el 50% de los pacientes con TCA, en el 60% de los casos de BN o de AN, especialmente en el tipo purgativo. La ansiedad es un factor central en la etiología y el man- tenimiento de los TCA. Globalmente hasta un 37% de estos pacientes pueden estar diagnosticados de algún trastorno de ansiedad42. Se ha descrito asociación entre conductas bulímicas y el abuso de sustancias. Hasta un 22% de las BN realizan abuso de alcohol y un 28%, consumo oca- sional de otras sustancias. No obstante, el abuso de sustancias no es tan común en la BN como se pen- saba. Parece relacionado con la presencia de sín- tomas depresivos y trastornos de personalidad del Cluster B. La relación entre TCA y trastorno de personalidad es motivo de debate; el trastorno de personalidad pue- de ser un precursor de la patología alimentaria, una consecuencia de la misma43 o compartir ambos una causa común. Entre un 20 y un 40% de los pacien- tes con anorexia presentan un diagnóstico comórbido de trastorno de personalidad19. En su mayoría se co- rresponden con el Cluster C (sobre todo obsesivos y por evitación). Los trastornos de personalidad entre los pacientes bulímicos son también muy frecuentes. Para algunos autores, hasta un cuarto de los pacien- tes bulímicos están diagnosticados de un trastorno de personalidad del Cluster B, siendo el más frecuen- te el trastorno límite, seguido del histriónico44. 7. CURSO Y EVOLUCIÓN La mitad de los pacientes con TCA presentan una remisión de los síntomas principales, un 30% mejo- ran parcialmente y el 20% restante tiene una mala Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 513 19/1/09 12:56:42 Luis Rojo Moreno, Teresa Rubio Granero y Lorenzo Livianos Aldana514 34 evolución. La recuperación psicosocial completa es más controvertida45. La AN típicamente se inicia en la adolescencia con restricciones dietéticas, al prin- cipio controladas. A veces, sobretodo en pacientes muy jóvenes, tiene una duración breve y es autolimi- tada. En un 10-20% de pacientes el trastorno tiende a hacerse resistente e intratable. Es común que reste sintomatología residual, en lo concerniente a peso, silueta y alimentación. Con fre- cuencia desarrollan atracones y en muchos casos una BN completa. Son factores de buen pronóstico la edad precoz al inicio del trastorno y de mal pro- nóstico una enfermedad prolongada, la pérdida de peso grave y la presencia de atracones y vómitos. La AN es uno de los trastornos psiquiátricos con mor- talidad más elevada, su tasa de mortalidad, 10 años tras el diagnóstico, está en torno al 10%. Las causas de muerte principales son las complicaciones médi- cas y el suicidio46. La BN se presenta a una edad algo mayor. De forma similar a la AN, comienza con restricciones dietéticas interrumpidas eventualmente por atracones. El trastorno tiende a autoperpetuar- se. La enfermedad persiste tras diez años entre el 33-50% de los pacientes. No se han identificado de forma consistente factores de buen pronóstico. Factores de pronóstico desfa- vorable son: obesidad infantil, baja autoestima y tras- tornos de personalidad. Poco se sabe de la evolu- ción de los trastornos alimentarios atípicos. Algunos casos evolucionan hacia AN o BN. El TA presenta tasas de remisión más altas, aunque su curso típico es prolongado con recaídas relacionadas con estrés ambiental. 8. MANEJO TERAPÉUTICO El pronóstico a largo plazo es mejor en los pacientes tratados en unidades donde se contemplan progra- mas terapéuticos específicos47. El tratamiento varía para la AN y la BN. En la AN el primer objetivo terapéutico es la recupera- ción metabólica y nutricional. Se intenta inicialmente de modo ambulatorio. En caso de empeoramiento o estancamiento se recomienda un régimen de hospital de día o de hospitalización completa. Las evidencias sobre la eficacia de tratamientos tanto psicológicos como farmacológicos, en ensayos controlados, son débiles. La terapia familiar resulta más útil en meno- res de 18 años, que conviven con sus padres y cuya enfermedad tiene una duración menor de tres años48. La alternativa terapéutica en los pacientes de más edad es la terapia cognitivo-conductual. En la BN hay evidencias más sólidas sobre la efi- cacia tanto de los tratamientos psicológicos como farmacológicos. La fluoxetina, a dosis de 60 mg/día, reduce a corto plazo los atracones y purgas y me- jora el humor49. El beneficio es menor que con tera- pia cognitivo-conductual, más eficaz a medio y largo plazo5,50. Consigue al menos una mejoría sustancial de los síntomas en el 33-50% de los pacientes. La psicoterapia interpersonal, parece ser tan efectiva en estos pacientes como la cognitivo-conductual, pero a más largo plazo51. En el trastorno por atracón hay evidencias favorables al tratamiento con ISRS y topiramato. Se han descrito beneficios con diferentes abordajes psicoterapéuti- cos, incluyendo la terapia cognitivo-conductual, la te- rapia interpersonal y los programas conductuales de pérdida de peso y de autoayuda52. No obstante, estos pacientes tienen una notable respuesta al placebo53. Los trastornos alimentarios atípicos apenas han sido objeto de investigación. Se acepta, como recomen- dación general, aplicar las pautas del tratamiento de la BN en los pacientes con atracones y las del trata- miento de la AN cuando los pacientes muestran un peso muy bajo. 9. BIBLIOGRAFÍA 1. Fairburn CG, Bohn K. Eating disorder NOS (EDNOS): an example of the troublesome not otherwise specified (NOS) cat- egory in DSM-IV. Behav Res Ther 2005; 43: 691-701. 2. Devlin MJ, Goldfein JA, Dobrow I. What is this thing called BED? Current status of binge eating disorder nosology. Int J Eat Disord 2003; 34: 2-18. 3. Bulik C, Sullivan PF, Tozzi F, et al. Prevalence, heredability and prospective risk factors for anorexia nervosa. Arch Gen Psychiatry 2006; 63: 305-12. Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 514 19/1/09 12:56:43 Trastornos de conducta alimentaria 515 34 4. Hudson JI, Hiripi E, Pope HG, et al. 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