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Reporte de lectura Edith Stein y Simone de Beauvoir

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REPORTE DE LECTURA 
Por Marcela Gómez Gutiérrez.
Del texto: Edith Stein y Simone de Beauvoir: filosofía, feminismo y experiencia vivida Georgina Aimé TAPIA GONZÁLEZ Programa Universitario de Estudios de Género, Universidad de Colima, México aimetapia@gmail.com
Para la optativa del programa de Maestría del Vasco de Quiroga.
Título tentativo: TRANSGRESORAS PARA NOSOTRAS, TRANSGREDIR DE-POR-PARA TODAS.
El texto aborda tópicos convergentes entre las filósofas Stein y Beauvoir ambas imprescindibles para nosotras como mujeres occidentales “letradas” en la filosofía, en las ciencias y en el mundo de la cultura en general, siempre y cuando nos situemos feministas. Con ello, quienes las conocemos sabemos del impacto social, cultural, simbólico, etcéteras de sus textos, experiencias compartidas y vivencias… a pesar del desconocimiento de su existencia en la generalidad de las mujeres.
Como todas las pensadoras, las filósofas en cuestión son espejos para todas nosotras, nos reflejamos porque ninguna escapamos de enfrentarnos con el eterno femenino impuesto como destino manifiesto. 
Así, el punto de partida es nuestra otredad (ser secundarias y subordinadas) como mujeres en un mundo construido sobre la opresión, desigualdad y esclavitud para la existencia privilegiada de unos cuantos que dominarán a lo que configuran como inferior según categorías dimensionadas como esenciales de lo humano, universalizando los atributos que consideran propios de lo masculino como lo son la libertad y la racionalidad, que históricamente nos han negado por medio de todas las instituciones: familia, escuela-academia, iglesia, lenguaje… etcéteras… por ello, toda trinchera de lucha es válida para ir deconstruyendo ese mundo hegemónico-masculino-falocrático.
La pluma como espada en los haceres intelectuales, las pasiones por la creación escrita y la compartición de vivencias-racionalizadas (sistematizadas-teorizadas) para entrar en diálogo con la sociedad de su tiempo, colocándolas (siempre a todas) como las transgresoras, y claro que eso las vuelve INCOMODAS en todos los tiempos y en todas las geografías. 
Cuestionar el lugar que ocupamos como mujeres en un contexto (sea cual sea), y preguntar por los modos de vincularnos apuntala siempre una incomodidad, los dominadores no quieren ser vistos como tal, muchos se viven como generosos y no consideran que sus privilegios sean a costa de nuestra dominación, desprecio, despojo, explotación y silencio.
De tal modo que, una fenomenología del ser desde la libertad y la universalización de los valores tradicionalmente femeninos, dice Edith Stein, implica una valoración de lo femenino como integral a toda persona humana; tomando en cuenta que ser persona, para la filósofa alemana es ser libre y racional. Así construye un camino propio según el margen de acción que le permiten las circunstancias de la época, no me sorprende su decisión de pertenecer al arquetipo de la sacerdotisa (vida conventual-intelectual) como única vía posible para ser persona: libertad racional. Activista feminista que vuelca su experiencia-vivencia-pensamiento a su espíritu y al de sus hermanas conventuales, creándose a sí misma como la imagen de la madre sabia, que en la teología feminista es piedra angular.
Mientras que, Simone de Beauvoir desde un existencialismo propio del fervor de su época en Francia, la lleva a cuestionar la condición femenina de las mujeres concretas, para encontrarse como constructo social, político y cultural, encontrando así que la desigualdad histórica nos constituye como la otredad sin reciprocidad: el segundo sexo, el otro sexo como subordinado. Así se decide por una vida cotidiana en libertad de pensamiento y acción en la medida de sus posibilidades que eran muchas, dándose luz a ella misma como mujer libre, generando rupturas en los prejuicios de la época e invocando el paradigma académico feminista: la intelectual incómoda que se crea a sí misma como activista feminista.
Ambas, intentaron develar-mostrar la dicotomía hombre-mujer femenino-masculino que sustenta la opresión de nosotras (la dominación toda del mundo por unos cuantos) en pos de una reciprocidad en tanto personas, que aún no lo logramos, pero leerlas a ellas y a todas las realidades “espejo” de resistencias en cualquier ámbito social, en cualquier disciplina académica, en cualquier espacio-institución se vuelve bálsamo y esperanza viva que reaviva.
Como bien dice la autora del texto, la Dra. Tapia Gonzalez, la filosofía y el feminismo reclaman coherencia con la propia existencia, por ello intentamos encarnar los planteamientos propios a la vida concreta y construir desde allí nuevos modos de transgredir la realidad para vincularnos bajo la exigencia de ser y estar en el mundo como mujeres que somos desde la dignidad y la autonomía en la medida de las posibilidades, circunstancias y avatares que nos impone el sistema político-cultural.
Bien sabemos que la coherencia en mención es tensionada y retada a lo largo de la vida por un contexto, varías situaciones que se vuelven rupturas, los modos en que las encaramos y la reflexión que hacemos de la vivencia en sí en pos de un aprendizaje que nos cuestiona y da brújula a los tiempos venideros, así las autoras nos entregan sobre todo ese recorrido vivencial, del cómo las abordemos y para qué es lo que hace que sus aportes sean nutricios para las generaciones subsecuentes.
Lo que sí me parece paradigmático es que sus luchas, sus ideas, sus pensamientos, sus vivencias sigan siendo punto de partida para nosotras, es decir, que tenemos que defendernos de lo mismo, lo que era obvio en su tiempo de hecho y discurso (la dominación del sexo masculino sobre el femenino) ahora se oculta en un aparente estado de derecho que nos iguala como personas, ciudadanas de derecho, y con ello todo enmascaramiento institucional de la subordinación y la desigualdad. Hoy por hoy debemos de argumentar que sigue el regateo a nuestra humanidad, pero nos acompaña la hipocresía y la falta de conciencia del nosotras en contextos donde nos dicen que ya somos incluidas sea por las políticas de paridad, sea porque dicen que ya nos nombran, sea porque ya hay mujeres en cargos públicos, y muchos etcéteras institucionales legaloides… pero que en nuestra realidad concreta, nuestra vivencia y experiencia es la misma, nos sabemos-vivimos negadas, explotadas, discriminadas, silenciadas, acosadas, violadas, asesinadas.
Igual tengo la certeza de que seguiremos en la trinchera muchas, cada vez más como la realidad misma lo manifiesta con las múltiples movilizaciones feministas cada vez más creativas y con más rabia… bien sabemos cada quien buscará el modo de colectivizar y resignificar las resistencias, los saberes y haceres del nosotras desde la digna rabia y el mar de fueguitos que somos como mujeres, colectivas y comunidades.
Para construir un contexto que permita la reciprocidad que ellas proponen, debemos de resignificar nuestros saberes-haceres, nuestro sentipensar construido en el devenir de la historia, valorar los quehaceres de nuestras abuelas-ancestras sus aportaciones en todos los ámbitos, re-valorar sus vivencias, sus creaciones, reconocer sus espacios ganados y defenderlos, cuestionar-denunciar el despojo que hemos sufrido como mujeres históricas, creativas, poéticas, literarias, filósofas, constructoras, matemáticas, astrónomas, cocineras, sanadoras, diseñadoras… alquimistas artífices de la cultura toda, la gastronomía, la indumentaria, la comunidad, la sociedad, la economía, la vida toda.
Las historias, vivencias y pensamientos de las filósofas convergen en el mismo punto en que se espejean con nuestras realidades porque en todas nosotras, sin importar el tiempo y la geografía, se encarna la otredad por el solo hecho de nacer biológicamente mujeres, a todas nos presentan un destino femenino a acatar con variables según nuestro contexto pero esencialmente el mismo: la imposición de un modo de ser mujer; a cada una nos ha tocado la tarea de aceptarlo o cuestionarlo... ambas opciones implicanun esfuerzo, y en ello no hay más o menos brillantez o heroísmo, a mi parecer ambas implican una lucha y en el mayor de los casos un asesinato interno, una negación a muchas potencialidades, a muchas posibilidades, a muchos deseos, en ese sentido cualquier camino puede aniquilarnos en cualquier momento de nuestro caminar pues se internaliza una melancolía, una angustia que ha sumergido a muchas “mentes brillantes” al punto de la petrificación e incluso del suicidio.
Para finalizar, considero relevante el rencuentro con las pensadoras sean filósofas o literatas, científicas o artistas en este esfuerzo-reto que tenemos desde siempre, el de significar nuestro sentipensar la realidad desde nuestras vivencias, desde nuestros haceres y saberes como mujeres que somos, dentro y fuera del ámbito académico, desde la interdisciplinariedad apuntalando y deconstruyendo las paradojas de los paradigmas científicos, filosóficos y religiosos que nos anulan como mujeres para crear otro mundo simbólico sociocultural… en esas andanzas coincidimos siempre muchas mujeres en todos los tiempos y en todas las geografías… mujeres acompañando a otras mujeres, aportando y compartiendo… a pesar de la cultura que nos impone el desdén y la competencia entre nosotras.
 
 
 
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