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Anatomía humana (1414)

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SENTIDO DE LA VISTA 421
fija en el reborde superior de la órbita. La aleta ligamentosa del recto inferior, menos 
desarrollada, se fija en la parte media del reborde orbitario inferior. La prolongación or­
bitaria del músculo oblicuo menor, la más desarrollada de todas, tiene la forma de un 
reloj de arena, se desprende del borde anterior de la vaina de este músculo y se dirige 
hacia abajo, adelante y afuera para insertarse en la parte anterior de la apófisis orbi­
taria del malar. El músculo oblicuo mayor no tiene aleta ligamentosa, debido a que es un 
músculo reflejo, y, como todos los músculos de esta clase, ejecuta su acción como si se 
insertara en el punto donde se refleja; ahora bien, precisamente el papel de estas pro­
longaciones orbitarias es hacer que la contracción muscular se oriente en sentido de ha­
cer girar al ojo sin desplazarlo de su sitio, como se estudia más adelante, al tratar de 
los músculos de la órbita. (Figs. 377 y 378.)
Vainas tendinosas. Los dos músculos oblicuos y los cuatro rectos tienen unas vainas 
conjuntivas que envuelven a sus tendones respectivos en todo su trayecto a través del 
espacio de Tenon, es decir, desde el momento en que perforan la cápsula, hasta su inser­
ción escleral. Son más fuertes las vainas que corresponden a los tendones de los músculos 
rectos y, además, están unidas entre sí por expansiones laterales que también toman adhe­
rencias en la cara profunda de la cápsula de Tenon. Estas adherencias, al cortarse el ten­
dón de un músculo recto, puede el músculo seccionado seguir teniendo influencia en los 
movimientos oculares, ejerciéndose la tracción por intermedio de la vaina muscular y de 
las vainas tendinosas.
M U S C U L O S D E L A O R B I T A
Dentro de la cavidad orbitaria, existen siete músculos estriados, cuya contracción 
produce los movimientos del ojo, si se exceptúa el elevador del párpado, colocado en un 
plano superior, cuya contracción determina el ascenso del párpado superior y la consi­
guiente apertura de ]a hendidura palpebral. Se conocen estos músculos con el nombre de 
músculos extrínsecos del ojo, en oposición a los mús cu l os in t r ínsecos que son aquellos que 
se hallan situados en el espesor de las capas del ojo, como el músculo ciliar y los músculos 
del iris. Los primeros, los músculos extrínsecos o músculos de la órbita propiamente di­
chos, son: el ya mencionado elevador del párpado superior, los cuatro músculos rectos 
que, según su situación, se distinguen en recto superior, recto interno, recto inferior y 
recto externo y los dos músculos oblicuos; estos son: el oblicuo mayor u oblicuo superior 
del ojo y el oblicuo menor, llamado también oblicuo inferior.
Elevador del párpado superior. Es un músculo aplanado, acintado, más ancho en 
su parte anterior que en su parte posterior, que se extiende desde el vértice de la órbita 
basta el espesor del párpado superior. Se inserta por atrás en la porción de la cara in­
ferior del ala menor del esfenoides que está inmediatamente por arriba y por delante del 
agujero óptico y en la vaina del nervio óptico. Se dirige iuego hacia adelante, inmedia­
tamente por debajo del periostio que cubre la bóveda orbitaria; en su parte anterior se 
continúa con una aponeurosis ancha que penetra en el espesor del párpado superior y 
se resuelve en una multitud de fascículos elásticos, algunos de los cuales terminan en la 
cara profunda de la piel del párpado y, otros, en la cara anterior del cartílago tarso su­
perior; éste es el t e nd ón f ibroso o t endón c o n j u n t i v o del elevador. En la cara profunda 
del tendón conjuntivo aparece una capa de fibras musculares lisas que acaba en el borde 
superior del cartílago tarso, así como en el fondo de saco superior de la conjuntiva; cons­
tituye el llamado t e n d ó n m us cu la r d d e l evador o múscu lo pa lpcbra l super ior de Mii l ler.
Este músculo está en relación por su cara superior con el paquete vaseulonervioso 
supraorbitario y con la bóveda de la órbita. Por su cara inferior se halla en contacto 
con el músculo recto superior, del que se separa hacia delante, cuando el recto va a 
tomar su inserción esclerótica!; sin embargo, como se indicó antes, las vainas musculares 
de los dos músculos, dependientes de la cápsula de Tenon. tienen adherencias bien ma­
nifiestas. Kl borde interno del músculo se pone en relación con el nervio nasal, la arteria 
oftálmica y el músculo oblicuo mayor del ojo El borde externo se relaciona con la ar­
teria y el nervio lagrimales y con el borde superior del músculo n^cto externo.

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