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Infecciones por nemátodos de importancia médica menor Varias infecciones de nemátodos de baja a moderada prevalencia presentan graves con- secuencias clínicas dondequiera que ocurren, y merecen mención. La Tabla 26.1 enumera su distribución geográfica, los principales efectos patológicos, los modos de infección, los métodos de diagnóstico y las terapias. Una breve descripción de los precedidos por un asterisco se da en el texto a continuación. Mansonella ozzardi (Manson 1897) El Mansonella ozzardi es una infección filarial encontrada en las islas del Caribe, espe- cialmente en Haití, Centro y Suramérica. En algunas regiones altamente endémicas, hasta el 70% de la población puede albergar micro- filarias circulantes.1,5 Los vectores incluyen mosquitos picadores y moscas negras del género Simulium.6 Los gusanos adultos se localizan en el tejido adiposo visceral, la cavidad peritoneal o torácica, e incluso en los tejidos linfáticos. Las microfilarias son no periódicas y poseen una cola afilada car- acterística. Pueden encontrarse circulando en el torrente sanguíneo. Esta infección puede producir síntomas de tipo alérgico, como la urticaria y la linfadenopatía, aunque general- mente resulta en eosinofilia asintomática. La infección ha sido considerada como una posi- ble causa de la artritis crónica. El diagnóstico depende de encontrar las microfilarias en un frotis de sangre manchada, o en una biopsia de piel. La ivermectina es el tratamiento de elección para la infección por M. ozzardi y se ha demostrado que reduce significativa- mente el número de microfilarias circulantes y los síntomas.7,10 Ni la dietilcarbamazina ni los bencimidazoles son eficaces contra el M. ozzardi.8,11 Mansonella perstans (Manson 1891) El Mansonella perstans es un parásito filarial encontrado en África, en el noreste de América del Sur y en partes del Caribe. Se transmite de persona a persona por mos- quitos picadores. En África, los gorilas y los chimpancés pueden ser depósitos significati- vos. Altas tasas de prevalencia de infección se reportaron recientemente en zonas rura- les de Senegal.12 Los adultos viven libres en cavidades serosas como las cavidades pleu- ral, pericárdica o peritoneal, donde produ- cen microfilarias que circulan en la sangre. La infección por M. perstans suele ser asin- tomática, pero se sabe que en África causa nódulos indoloros en la conjuntiva con hinchazón de los párpados, donde se le conoce como gusano ocular ugandés o gusano ocular de Kampala.13 El organismo también puede dar como resultado síntomas que son similares a la infección de Loa loa, como angioedema e hinchazones de Calabar. Las microfilarias de M. perstans se pueden observar en la sangre periférica, y pueden detectarse mediante el examen de un frotis de sangre manchado o mediante la prueba de Knott. La mayoría de las terapias antihelmínticas estándar han sido ineficaces para el M. perstans.14,16 El descu- brimiento que este parásito filarial alberga wolbachia endosymbionts sugirió que la dox- iciclina podría ser una opción de tratamiento efectiva.17,19 El uso subsiguiente de doxicic- lina ha demostrado ser una terapia altamente efectiva. Las co-infecciones con M. perstans no parecen alterar significativamente los patrones de reacción post-tratamiento a dosis únicas de ivermectina/albendazol en pacien- tes con filariasis linfática.21 Mansonella streptocerca (Macfie y Corson 1922) El Mansonella streptocerca es un parásito filarial con una distribución restringida a las selvas tropicales en África Central. Los gusa- nos adultos se localizan en los tejidos subcu- táneos, al igual que las microfilarias.22,23 Los mosquitos picadores son sus vectores. La principal manifestación clínica de esta infec- ción es una dermatitis prurítica con máculas hipopigmentadas que pueden parecerse a la oncocercosis. A menudo existe una linfad- enopatía axilar o inguinal asociada. El diag- nóstico se realiza mediante la identificación microscópica de microfilarias en biopsias de piel o frotis de impresión realizadas a partir de ellas. Se ha desarrollado una prueba de reacción en cadena de polimerasa anidada que puede ayudar a la detección de las micro- filarias en muestras de biopsia de piel.24 Las microfilarias deben diferenciarse de las de Onchocerca volvulus, usualmente intentando identificar la cola característica en forma de gancho, algunas veces denominado como “pastorcito mentiroso”.25 La dietilcarbama- zina es el fármaco de elección, pero puede exacerbar el prurito; en cuyo caso, pueden ser necesarios agentes antiinflamatorios y antihistamínicos. Aunque la ivermectina tam- bién puede ser eficaz, especialmente contra las microfilarias, pero no contra los gusanos adultos, hay algunas preocupaciones acerca de los efectos secundarios.26,27 Dirofilaria immitis (Leidy 1856) y otros Dirofilaria spp. El Dirofilaria immitis, el gusano del corazón del perro, es un parásito accidental de los seres humanos, por lo general infectando los pulmones donde produce nódulos solitar- ios. La lesión pulmonar es probablemente el resultado de un gusano muerto que es lavado en la arteria pulmonar desde el ventrículo derecho, seguido de una embolización pulmo- nar.28 Estos nódulos son frecuentemente diag- nosticados en radiografías de tórax como una “lesión de monedas” que imita el carcinoma pulmonar. El diagnóstico de la dirofilariasis pulmonar suele hacerse después de encontrar un gusano calcificado en un granuloma en la lesión extirpada. Este parásito se transmite por la picadura de un mosquito infectado y no se transmite directamente de persona a persona o de perro a persona.29 Existe la preocupación que el cambio climático esté impulsando un aumento en la incidencia del Dirofilaria spp. tanto en animales como en seres humanos.29 Se han identificado varios casos en los Esta- dos Unidos, particularmente en Texas, Florida y Luisiana, pero este patógeno se ha exten- dido hasta muy al norte, incluso Alaska.28,30 La seroprevalencia en seres humanos u otros animales se puede estimar mediante pruebas de inmunodiagnóstico utilizando productos excretores secretores o antígenos somáticos del gusano adulto.31 El Dirofilaria tenuis, un parásito de mapaches y especies relacionadas de Dirofilaria, causan infecciones zoonóti- cas subcutáneas en humanos que resultan en nódulos aislados.32 El diagnóstico típicamente Figura 26.1 Adultos de Capillaria philippinensis. La hembra es de 3 mm x 45 μm, y el macho es de 2,5 mm x 30 μm. Tabla 26.1. Infecciones por nemátodos de menor importancia Parásito Distribution Consecuencias Modo de Diagnóstico geográfica patólogicas infeción *Capillaria hepatica Mundial Lesiones Necróticas en hígado Via oral Biopsia *Capillaria philippinensis Filipinas Síndrome de malabsorción, Via oral Examen de heces diarrea para larvas y huevos Dioctophyma renale Norte, Suramérica, Destrucción completa Via oral Urine examination for eggs China de los riñones *Mansonella perstans Centro y Suramérica, Ninguna Picadura de midge Prueba de sangre o Knott y Africa infectado para Microfilarias *Mansonella streptocerca Africa Dermatitis prurítica Picadura de midge Manchas de impresión de infectado biopsias de piel para microfiliarias *Mansonella ozzardi Centro y Suramérica, Artritis crónica Picadura de midge Prueba de sangre o Knott y Caribe infectado para Microfilarias *Oesophagostomum Africa oriental Nódulos intestinales Via oral Exámen de heces para huevos bifurcum Syngamus laryngeus Suramérica, Asma, hemoptisis Desconocida Exámen de heces y esputo Caribe y Filipinas para huevos *Ternidens diminutus Africa Anemia por falta de hierro Desconocida Exámen de heces para huevos Trichostrongylus spp. Mundial Anemia Via oral Exámen de heces para huevos *Discutida en el texto. se establece cuando el parásito se observa en una sección histopatológica del tejido. Algu- nos pacientes tienen eosinofilia. Capillaria hepatica(Bancroft 1893) El Capillaria hepatica es un parásito de roedores, en particular de la rata, que en raras ocasiones puede infectar a seres huma- nos.33 Se han reportado casos en Asia, Norte y Suramérica, Europa Oriental y Occiden- tal.33,34 Los gusanos adultos viven y ponen huevos en el parénquima hepático dentro de un sincitio. Estos huevos no son liberados en el medio ambiente hasta tanto el animal infectado muere o es comido por un depreda- dor. Una vez liberados en el medio ambiente, los huevos se embrionan y se convierten en infecciosos para otro huésped. Los huevos infecciosos son ingeridos, y eclosionan en el intestino delgado. Finalmente, las larvas mad- uran a adultos y llegan al hígado. Después del apareamiento, comienzan a poner huevos, completando el ciclo de vida. El hígado sirve como fuente de alimento para los adultos. Si hay suficientes parásitos, el huésped puede sufrir insuficiencia hepática y morir. Rara vez este patógeno puede transmitirse a los seres humanos si accidentalmente ingieren huevos embrionados en agua contaminada o animales poco infectados. El diagnóstico requiere biopsia hepática y la visualización de adultos o huevos en las muestras, aunque ahora se dispone de pruebas serológicas.35 Muchas veces la enfermedad pasa inadver- tida y sólo es descubierta en la autopsia o por casualidad a través de una biopsia hep- ática. Ocasionalmente, los pacientes pueden ser asintomáticos y sacan los huevos de C. hepatica a través de sus heces, pero se cree que es el paso a través del tracto intestinal de los huevos ingeridos, ya que la infección ver- dadera no da lugar a liberación de huevos en las heces. (Fig. C.55) Numerosos regímenes de tratamiento, incluyendo el disofenol (2-6-diyodo-4-nitrofenol), el albendazol y la prednisona se han utilizado con éxito en el tratamiento de esta infección.37,39 Capillaria philippinensis (Chitwood, Valásquez y Salazar 1968) El género Capillaria tiene cuatro miem- bros capaces de infectar a los seres huma- nos; C. philippinensis, C. hepatica, C. plica y C. aerophila.40 Sólo el C. philippinensis es un importante problema regional de salud pública. La infección con C. philippinensis ocurre principalmente en partes de Tailandia y Filipinas, donde la infección puede conducir a la muerte.41 Un número de muertes se asoció con un brote de gastroenteritis crónica en el centro de Luzón. También se han reportado casos en Japón, Taiwán y Corea, y la infec- ción ha surgido recientemente en Egipto.42 Los gusanos adultos se asemejan a los deL Trichinella spiralis tanto en tamaño (Fig. 26.1) como en biología general. Al igual que la triquina y el tricocéfalo, los adultos tienen un extremo anterior aminorado con un esófago rodeado por una hilera de células secretoras llamadas esquilocitos.40 Los gusa- nos se ubican en el compartimento intrace- lular del epitelio columnar del intestino del- gado y depositan allí larvas vivas infecciosas dentro del mismo huésped. En este sentido, su biología imita al ciclo autoinfeccioso del Strongyloides stercoralis. En contraste, no hay evidencia que los pacientes que albergan al C. philippinensis son inmunosuprimidos. A medida que la infección progresa, el paciente primero comienza a expulsar huevos embrio- nados y luego no embrionados en las heces. El Capillaria philippinensis muy prob- ablemente es un parásito de las aves acuáti- cas que se alimentan de peces y crustáceos, los cuales son huéspedes intermedios de este nemátodo. Los seres humanos se infectan por comer pescado o camarones infectados crudos o poco cocinados. En Filipinas, se piensa que la ingestión de la “jumping salad”, consistente en verduras y en una variedad de animales acuáticos vivos incluyendo el camarón, es una fuente común de esta infec- ción. La infección por C. philippinensis tam- bién ha surgido en Egipto. La enfermedad clínica consiste en una diarrea desenfrenada asociada con malestar, anorexia y vómitos. Los pacientes desarrollan frecuentemente una enteropatía y una malabsorción proteínica de grasas y carbohidratos, que a su vez, conduce a un síndrome de emaciación. Los pacientes , por más de varios meses sin tratamiento, desarrollan un profundo desequilibrio elec- trolítico.40 La muerte resulta en caquexia, insuficiencia cardíaca e infecciones bacte- rianas secundarias. La tasa de mortalidad se aproxima al 10% en algunas zonas endémi- cas. En autopsias pueden ser identificados numerosos gusanos de C. philippinensis en todas sus etapas presentes en el lumen y en la mucosa intestinal. Hasta 200.000 gusanos se han recuperado en 1 litro de líquido intestinal, como consecuencia de la autoinfección.40 El diagnóstico depende del hallazgo de huevos o larvas en las heces o de la detec- ción del parásito en la biopsia del intestino delgado.43 Por lo general, están presentes en pacientes con dolor abdominal, diarrea y pérdida de peso.40 Los huevos guardan cierto parecido con los de Trichuris trichiura Fig. C.58). El mebendazol o el albendazol son trata- mientos eficaces para el Capillaria philippi- nensis.40 El albendazol es preferible, ya que el fármaco parece actuar tanto en las larvas como en los adultos, y no se reportan recaí- das.41,42 Todos los pacientes infectados deben ser tratados debido al riesgo de autoinfección,. Durante una epidemia en Luzón central, las lagunas fueron contaminadas con sábanas untadas con heces de pacientes infectados.40 Esta situación ayudó a propagar el ciclo de vida en peces y otros huéspedes intermedios. Se recomienda evitar el consumo de pescado y crustáceos crudos o semicocidos para pre- venir la infección. Los hábitos alimenticios culturales son, sin embargo, extremadamente difíciles de cambiar. Oesophagostomum bifurcum (Creplin 1849) El Oesophagostomum bifurcum es un nemátodo que infecta principalmente pri- mates no humanos en África y Asia. En el norte de Togo y en el noreste de Ghana, el O. bifurcum infecta hasta el 30% de estas pobla- ciones humanas, con un estimado de 250.000 casos.44,47 También se han descrito casos esporádicos en otras partes de África, Asia y Sudamérica.46 En estas regiones, los adul- tos de 30-40 años de edad tienen la mayor prevalencia. Estos nemátodos son a menudo llamados gusanos nodulares porque causan la formación de nódulos en la pared del intes- tino. Los gusanos adultos producen alrededor de 5.000 huevos por día, que pasan con heces y maduran en larvas infecciosas L3 en el suelo.48 Los huevos se asemejan morfológi- camente a los de los anquilostomas. Los seres humanos se infectan cuando ingieren larvas infecciosas, que luego penetran en la pared del intestino delgado donde se desarrollan en adultos. Algunos pacientes desarrollan una enfermedad multi-nodular, mientras que en otros se produce una sola masa nodular.45 Los nódulos en los pacientes varones son más grandes que en las mujeres.45 La enfermedad nodular de la infección esofagostómica suele presentarse como una masa abdominal que puede ser dolorosa, semejante a un abdomen quirúrgico. A menudo la masa es asintomática. Como resultado, la infección se diagnostica con frecuencia en la biopsia, aunque la eco- grafía también es de gran valor.49 El examen fecal es el método diagnóstico de elección en pacientes individuales, mientras que la PCR se ha desarrollado y se utiliza en estudios de prevalencia.50 El pamoato de pirantel es el fármaco recomendado para el tratamiento de infecciones debidas a O. bifurcum, y el alben- dazol también es eficaz.51 A veces es nece- saria la extracción quirúrgica de los nódulos. Ternidens diminutus El Ternidens diminutus es una infección por nemátodos en humanos que se asemeja al O. bifurcum. Los huevos de Ternidens se parecen a los huevos del anquilostoma, por lo que al T. diminuutus se le conoce a veces como “el falso anquilostoma”.52 El cual se principalmente un parásito de primates no humanos, pero se ha demostrado que causa infecciones humanasen Zambia, Zimbabwe, Tanzania y Asia.53,54 El T. diminutus puede resultar en ulceraciones colónicas y lesiones nodulares, pero generalmente hay pocos sín- tomas. Tanto el pamoato de pirantel como el tiabendazol se han utilizado para tratar a los pacientes, otros bencimidazoles también pueden ser efectivos.52,55,56 References 1. Marinkelelle, C. J.; German, E., Mansonelliasis in the Comiasria del Vaupes of Colombia. Trop Geogr Med 101 1970, 22 2. Raccurt, C. P.; Brasseur, P.; Ciceron, M.; Boncy, J., Epidemiologic survey of Mansonella ozzardi in Corail, Haiti. Am J Trop Med Hyg 2014, 90 (6), 1167-9. 3. Veggiani Aybar, C. A.; Dantur Juri, M. J.; Zaidenberg, M. 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