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Tecnica de la Danza

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Just i n II OWs e 
técnica de la danza 
y prevención de lesiones 
EDITORIAL 
PAIDOTRIBO 
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Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas 
en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía 
y el tratamiento informático y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. 
Título original: Dance technique & Injury Prevention 
A & C Black (Publishers) Limited (2000) 
35 Bedford Row 
London WC1R 4JH 
Justin Howse and Shirley Hancock 1998, 1992 
Justin Howse, 2000 
Traducción: David George 
Revisión técnica: Caries Puértolas 
© 2002, Editorial Paidotribo 
Consejo de Ciento, 245 bis, 1° l a 
08011 Barcelona 
Tel: 93 323 33 11 — Fax: 93 453 50 33 
http: //www.paidotribo.com/ 
E-mail: paidotribo@paidotribo.com 
Primera edición: 
ISBN: 84-8019-648-3 
Fotocomposición: Editor Service, S. L. 
Diagonal, 299 — 08013 Barcelona 
Impreso en España por A & M Grific 
Índice 
Prefacio por Dame Ninette de Valois vi' 
Prólogo 1x 
Agradecimientos xi 
Sección 1 • Anatomía y fisiología 1 
1.1 
	
El esqueleto 1 
El esqueleto axial 1 
Las extremidades 4 
Las extremidades superiores 4 
Las extremidades inferiores 5 
1.2 Las articulaciones 6 
Tipos de articulaciones 6 
Movimientos articulares 7 
Las extremidades superiores 9 
Las extremidades inferiores 9 
1.3 Los músculos 15 
Tipos de fibras musculares 15 
Músculo estriado o esquelético 15 
Músculo liso o involuntario 16 
Músculo cardíaco 17 
Función de los músculos 17 
Músculos y palancas 17 
Contracción muscular 19 
Coordinación neuromuscular y engramas 19 
Fibras musculares rojas y blancas 20 
Músculos individuales 20 
Músculos del tronco 20 
Músculos de la extremidad superior 23 
Músculos de la extremidad inferior 23 
Músculos que mueven partes concretas 
del cuerpo 29 
Cabeza y tronco 29 
La caja torácica 29 
La articulación del hombro 29 
El codo 30 
La cadera 30 
La rodilla 31 
El tobillo, los pies y los dedos de los pies 32 
1.4 El sistema nervioso 33 
El sistema nervioso voluntario o somático 34 
El sistema nervioso autónomo 35 
El sistema sensorial 35 
El sentido del tacto 36 
El sentido del oído 36 
El sentido de la vista 36 
1.5 La piel 37 
1.6 El sistema cardiovascular 38 
La sangre 38 
La circulación de la sangre 39 
El sistema linfático 42 
1.7 El tracto digestivo y la digestión /4.3 
El tracto digestivo 43 
La digestión 44 
Funciones del hígado 45 
1.8 El aparato respiratorio 46 
Anatomía del aparato respiratorio 46 
Respiración: externa, interna o tisular 47 
El transporte del oxígeno y del bióxido 
de carbono 47 
El control de la respiración 47 
1.9 El aparato excretor 48 
1.10 El sistema endocrino 50 
Acciones de las glándulas endocrinas 51 
1.11 Aspectos anatómicos relevantes para el ballet 52 
Postura y grupos musculares 52 
Dehors 54 
Plié 55 
Tendu 57 
Relevé 58 
Pointe 59 
Edad de comienzo del trabajo de pointe 59 
IV 	 Técnica de la danza y prevención de lesiones 
Sección 2. Lesiones: patología, causas, tratamiento, prevención y nutrición 61 
2.1 	Fisiopatología de la lesión: inflamación 
y curación 61 
Inflamación 61 
Signos de la inflamación 61 
Cambios tisulares en la inflamación 62 
Secuelas de la inflamación 65 
Curación de las lesiones 66 
Curación por primera intención 66 
Curación por segunda intención 66 
Factores que afectan a la curación 67 
2.2 Tipos de lesiones 67 
Lesiones articulares 67 
Lesiones óseas 69 
Fracturas agudas 69 
Fracturas por sobrecarga 70 
Lesiones tendinosas 70 
Tendinitis 71 
Rotura tendinosa 71 
Tenosinovitis y peritendinitis 72 
Lesiones en la inserción de los tendones 72 
Lesiones musculares 72 
Desgarros musculares 72 
"Agujetas" 73 
2.3 Causas y complicaciones de las lesiones 
de la danza 73 
Causas de las lesiones de la danza 74 
Lesiones provocadas por una técnica defectuosa 74 
Lesiones por causas ambientales 75 
Complicaciones generales de las lesiones 76 
Efectos sobre todo el cuerpo 76 
Efectos locales 77 
2.4 El tratamiento de las lesiones: 
principios generales 78 
El objetivo principal del tratamiento 78 
Reposo de la zona lesionada 78 
Mantenimiento de una circulación adecuada 78 
Nutrición adecuada 79 
El objetivo secundario del tratamiento 79 
2.5 Tratamientos específicos de las lesiones 7o) 
Medidas de primeros auxilios 80 
Tratamientos de fisioterapia 81 
Terapia con frío 81 
Terapia con calor: métodos y efectos 82 
Tratamiento interferencial 86 
Faradismo 86 
Estimulación nerviosa transcutánea (TENS) 86 
Acupuntura 87 
Acupresión 87 
Tracción 87 
Masaje 87 
Movilizaciones 88 
Manipulaciones 88 
Estiramientos 88 
Ejercicios: su valor 89 
Objetivos del ejercicio 89 
Tipos de ejercicio 90 
Entrenamiento mediante ejercicios 91 
Fatiga 92 
Tratamientos médicos y quirúrgicos 92 
Fármacos 92 
Operaciones 94 
Terapias alternativas 94 
Acupuntura y acupresión 94 
Osteopatía 95 
Quiropráctica 95 
2.6 La prevención de las lesiones 95 
Desarrollo y mantenimiento de una buena técnica 95 
Desarrollo y mantenimiento de la fuerza muscular 
y la movilidad articular 95 
Mantenimiento de una buena capacidad 
cardiorrespiratoria 96 
Nutrición correcta 96 
Asesoramiento locomotor del bailarín 
para la prevención de lesiones 96 
2.7 Nutrición 100 
Necesidades nutritivas 100 
La dieta diaria 102 
Ingesta previa a una actuación 102 
índice 	 V 
Sección 3. Lesiones específicas: su causa y tratamiento 104 
3.1 Esguince del ligamento lateral externo 
del tobillo 104 
3.22 Hallux rigidus 123 
3.23 Uña incarnata 124 
3.2 Rotura del ligamento lateral externo 
del tobillo 108 3.24 Callos y durezas 125 
3.3 Esguince del ligamento lateral interno 
del tobillo 109 
3.25 Espolones varios, áreas de calcificación, etc. 125 
3.26 Fracturas por sobrecarga del peroné 125 
3.4 Esguinces crónicos de los ligamentos lateral 
y media' del tobillo 109 3.27 Fracturas por sobrecarga de la tibia 126 
3.5 Esguince capsular anterior del tobillo 109 3.28 Síndrome del compartimiento anterior 128 
3.6 Fractura del maléolo externo 109 3.29 Desgarros de los músculos de la pantorrilla 129 
3.7 Fractura del maléolo medial 110 3.30 Dolor en la parte anterior de la rodilla 129 
3.8 Fractura osteocondral de la cúpula astragalina 111 3.31 Distensiones capsulares de la rodilla 132 
3.9 Tendinitis del tendón de Aquiles 112 3.32 Lesión del ligamento lateral interno 
de la rodilla 132 
3.10 Rotura del tendón de Aquiles 113 
3.33 Lesión del ligamento lateral externo 
3.11 Bursitis del tendón de Aquiles 113 de la rodilla 133 
3.12 Hueso trígono y tubérculo posterior del 
astrágalo agrandado 114 
3.34 Lesiones de los ligamentos cruzados 
de la rodilla 1 33 
3.13 Tendinitis y tenosinovitis del tibial posterior 115 3.35 Afectación del menisco interno de la rodilla 133 
3.14 Tendinitis y tenosinovitis del flexor largo 
propio del dedo gordo 115 
3.36 Afectación del menisco externo de la rodilla 134 
3.37 Roturas del tendón del cuádriceps, del tendón 
3.15 Tendinitis del extensor largo propio del dedo 
gordo 116 
rotuliano y fractura de la rótula 135 
3.38 Distensiones y desgarros del músculo 
3.16 Fracturas por sobrecarga de los metatarsianos 116 cuádriceps 136 
3.17 Osteocondritis de la cabeza del 2 elo o del 3er 
 metatarsianos 118 
3.39 Distensiones y desgarros de los músculos 
aductores 136 
3.18 Distensión de la fascia plantar 119 3.40 Distensiones inguinales 137 
3.19 Distensiones capsulares de la 1 a articulación 
metatarsofalángica 119 
3.41 Distensiones y desgarros de los músculos 
isquiotibiales 138 
3.20 Sesamoiditis 120 3.42 Resalte de la cadera 139 
3.21 Hallux valgus y juanetes 121 3.43 Bursitis glútea 139 
VI 	 Técnica de la danza y prevención de lesiones 
3.44 Dolor de nalgas 139 
3.45 Distensiones y luxaciones sacroilíacas 140 
3.46 Dolor en la región sacroilíaca 140 
3.47 Distensión de losmúsculos insertados en la 
cresta ilíaca 140 
3.48 Afectación del ligamento interespinoso 140 
3.49 Sobrecarga de las carillas articulares 141 
3.50 Prolapso discal lumbar 142 
3.51 Fracturas por sobrecarga de las vértebras 
lumbares 142 
3.52 Dolor en la zona vertebral dorsal y superior 143 
3.53 Tortícolis aguda 144 
3.54 Problemas del hombro y el brazo 144 
Sección 4 • Ejercicios de fortalecimiento 145 
La sección cuarta contiene tina serie de ejercicios ilustrados mediante 160 fotografías especiales a medida. 
Sección 5 • Errores técnicos y variaciones anatómicas: sus causas, consecuencias y tratamiento 178 
5.1 Diferencia de altura de los hombros 179 5.12 Falta de elasticidad de los músculos 
isquiotibiales 194 
5.2 Tensión alrededor del cuello y los hombros 180 
5.13 Rodillas en hiperextensión 195 
5.3 Diferencia de longitud de las clavículas 181 
5.14 Falta de elasticidad del tendón de Aquiles 196 
5.4 Escoliosis 182 
5.15 Tibias arqueadas 197 
5.5 Cifosis 183 
5.16 Limitación posterior de la articulación 
5.6 Lordosis 184 del tobillo 198 
5.7 Excesiva rotación externa 187 5.17 Pie pronado 200 
5.8 Limitación de la rotación externa 
de las caderas 190 
5.18 Músculos intrínsecos del pie débiles 201 
5.19 Diferencias de longitud de los dedos del pie 
5.9 Tensión en la parte anterior de las caderas 192 y los metatarsianos 202 
5.10 Debilidad de los aductores 193 5.20 Colocación incorrecta del peso 205 
5.11 Insuficiencia del cuádriceps 193 
índice de materias 207 
Prefacio 
Dame Ninette de Valois 
Este libro nos proporciona la oportunidad de disfrutar 
de algunas reflexiones importantes. Está repleto de 
observaciones muy técnicas sobre el movimiento 
relacionado con el mundo del ballet y viene acompañado 
de ilustraciones útiles. Gran parte de su contenido será 
muy útil para los estudiantes, bailarines, profesores, 
entrenadores y gente que se dedica al ballet en general. 
Me atrevo a añadir que, en mi opinión, también dará que 
pensar a los coreógrafos. Actualmente no es costumbre 
que los coreógrafos reflexionen en términos científicos ni 
prácticos sobre sus exigencias coreográficas. Recordemos 
que el compositor debe mantenerse dentro de la amplitud 
de la voz del cantante. Así pues, parece correcto que cl 
coreógrafo estudie con mayor detalle no sólo las 
limitaciones de las extremidades de los bailarines sino 
también los límites de su resistencia. 
Prólogo 
Hemos escrito este libro en respuesta a varias peticiones 
por parte de muchas entidades. El contenido y el diseño 
del libro reflejan la total variedad de intereses y requisitos 
de estas diversas personas. Hemos intentado por todos los 
medios cubrir los varios aspectos del conocimiento que 
nos han sido solicitados. Así, somos conscientes de que 
una o más secciones tal vez no sean interesantes para 
algunos lectores, aunque serán de la máxima importancia 
para otros. Al principio pensamos en publicarlo en más 
de un tomo pero encontramos que el ahorro económico 
hubiera sido mínimo y, ciertamente, si alguien hubiera 
querido adquirir toda la obra le hubiera resultado mucho 
más cara. El lector debe, por lo tanto, escoger las 
secciones que le resulten de interés. 
Cuando decidíamos sobre los contenidos del libro 
vimos que no había nada en el mercado que satisfaciese 
las necesidades de los bailarines. Incluso en las áreas de 
anatomía y fisiología, los libros disponibles eran 
demasiado simples o excesivamente complicados. 
Concretamente, no había ninguna obra que se ocupara 
de las consecuencias de los errores técnicos en la danza 
o de los problemas que pueden estar asociados con ciertas 
lesiones del bailarín. De aquí la decisión final de 
incorporar todos estos aspectos de la anatomía, 
la técnica y las lesiones en un volumen. 
La sección 1 tiene un doble propósito. En primer 
lugar está dirigida a maestros de estudiantes a los que se 
exige que aprendan anatomía y fisiología en relación con 
el ballet y que deben superar un examen sobre la materia 
como parte de la obtención de su diploma de enseñanza. 
Esta sección debería cubrir todo lo que se les pedirá que 
sepan. Su objetivo secundario es proporcionar una sección 
de referencia para aquellos que quieran comprobar los 
nombres anatómicos utilizados en las secciones 
posteriores. 
La sección 2 debería tener algún interés para el 
médico y el fisioterapeuta, aunque está principalmente 
orientada a los bailarines y profesores para así 
proporcionarles comprensión sobre lo que sucede como 
resultado de una lesión, la causa general de ésta y algunas 
ideas sobre la gravedad o el tratamiento que puede 
aplicarse. Actualmente existe tal abundancia de consejos 
a disposición de quienes sufren cualquier tipo de lesión 
deportiva (entre las que se deben incluir las lesiones 
relacionadas con la danza) que, para una persona normal, 
resulta difícil evaluar la utilidad u otros aspectos del 
tratamiento propuesto. Desgraciadamente, muchos 
aspectos del tratamiento que son de conocimiento 
general y sobre los que se discute ampliamente son 
completamente inútiles. Rogaríamos encarecidamente a 
los bailarines que leyeran y pensaran cuidadosamente en 
la subsección referente a la nutrición y a la ingesta de 
líquidos. 
Las secciones 3 y 5 son las más importantes. La 
sección 3 está centrada en ayudar al bailarín lesionado a 
que se recupere de una lesión tan rápidamente como sea 
posible y, a continuación, tome medidas para prevenir 
una recaída. La sección 5 está enfocada en la prevención 
de las lesiones mediante la exposición de importantes 
consecuencias de varios errores técnicos con la esperanza 
de que se dedicará más atención y esfuerzos a la 
eliminación de esos errores una vez se comprendan 
sus consecuencias. 
La sección 4 se dirige a ayudar a aquellos que quieran 
diseñar su propio programa de fortalecimiento muscular, 
aunque el texto y las fotografías nunca podrán sustituir 
adecuadamente una visita a un fisioterapeuta especializado 
en ejercicios o a un buen maestro de control corporal. 
Las ilustraciones, tanto si se trata de dibujos como de 
fotografías han sido algo exageradas intencionadamente 
allí donde era necesario enfatizar o aclarar algún aspecto. 
Especialmente cuando se observa a un bailarín para 
detectar un error técnico o un problema anatómico, 
las variaciones respecto a la normalidad pueden ser muy 
ligeras, así que puede que resulten necesarios un buen 
ojo y una gran práctica para dilucidar la verdadera causa 
de la lesión de un bailarín. Con mucha frecuencia, la 
razón aparente de una lesión consiste meramente en la 
culminación de causas subyacentes menos obvias con 
las que tendremos que tratar o que deberemos eliminar 
si queremos que el restablecimiento sea permanente. 
Para evitar la confusión entre él/ella, hacemos 
referencia en todo el texto a "él", aunque las exposiciones 
generalmente se refieren a ambos sexos, aparte de las 
pocas ocasiones en las que una indicación hace referencia, 
de forma muy obvia, a uno de los dos. La mayoría de las 
fotografías son de bailarines, ya que resulta más fácil 
apreciar sus contornos musculares. 
Agradecimientos 
Los autores quieren reconocer su enorme deuda con toda 
las personas que han prestado su ayuda y han hecho 
posible la edición de este libro. Es imposible mencionar 
a todos, pero querríamos mostrar, especialmente, nuestro 
agradecimiento a los siguientes: en primer lugar y sobre 
todo a los bailarines, maestros de danza y estudiantes 
profesionales sin cuya ayuda no se habría podido 
dilucidar las varias causas de los distintos problemas 
ni diseñar las formas de tratamiento más efectivas. 
Frecuentemente, el bailarín lesionado ha permitido que se 
probara alguna nueva forma de tratamiento o un enfoque 
distinto, permitiéndonos así aumentar nuestros 
conocimientos. 
Nuestro sincero agradecimiento en la producción de 
este libro a Joy Ball y a Maureen Spencer por el 
mecanografiado, el procesado de textos y las 
modificaciones; a Irene Prenticepor la mayoría de los 
dibujos y por algunos dibujos adicionales a Sarah Howse; 
a Mike Ethrington por su enorme ayuda y sus consejos 
con las fotografías; a Machael de Souter por su actuación 
como modelo en todas las fotografías de los ejercicios de 
la sección 4; a Judith Roose por posar en las posturas 
correctas e incorrectas; a Phil Harris por la lectura de las 
pruebas, las correcciones y su ayuda en la composición del 
libro; a Anne Watts de Messrs A. & C. Black por su 
ayuda, consejos y, particularmente, su paciencia, y 
finalmente y en particular, a Sherley, Tim y a nuestros 
hijos por su paciencia y tolerancia cuando dedicábamos al 
libro el tiempo que realmente deberíamos haber dedicado 
a la familia. 
XI I Técnica de la danza y prevención de lesiones 
SÍNFISIS 
PÚBICA 
FALANGES 
ESCÁPULA 
ESTERNÓN 
COSTILLA 
PELVIS 
METACARPIANOS 
FÉMUR 
HUESOS DEL TARSO 	 
METATARSIANOS 
FALANGES 
1.1: El esqueleto. 
SECCIÓN 1 
Anatomía y fisiología 
1.1 El esqueleto 
El esqueleto es el armazón sobre el que se asientan 
otros tejidos y constituye la base de la forma del cuerpo 
humano. Muchos animales inferiores carecen de esqueleto 
y buenos ejemplos de ello son las medusas y los gusanos. 
Ascendiendo por la escala animal podemos hallar dos for-
mas de esqueleto: tenemos el exoesqueleto, que es exterior, 
como podemos ver en la langosta y en otros crustáceos e 
insectos, en los que la resistente cubierta corporal forma el 
armazón y todos los músculos y tejidos blandos se encuen-
tran en el interior de esta armadura hueca. En una posi-
ción superior en la escala animal se desarrolla el endoes-
queleto, o esqueleto interno, que podemos ver en los pe-
ces, las aves y los mamíferos. Este endoesqueleto puede en-
contrarse, una vez más, en dos formas: cartilaginoso (co-
mo en la mayoría de peces) y óseo (como en las aves y los 
mamíferos). 
En los seres humanos el esqueleto está constituido por 
dos tejidos principales: el cartílago y el hueso. El hueso es 
muy duro y sólo resiste pequeñas torsiones antes de rom-
perse. En los niños, la torsión que puede darse antes de 
que se produzca una fractura es bastante mayor que en los 
adultos y esta mayor flexibilidad puede dar como resulta-
do fisuras o fracturas en tallo verde en los jóvenes. El cartí-
lago tiene una dureza menor que la del hueso y admitirá 
una considerable torsión, lo que permite la realización de 
movimientos. Esto se puede ver, por ejemplo, en los cartí-
lagos costales al final de las costillas, donde éstas se unen al 
esternón. Allá donde se une un hueso con otro se forma 
una articulación. Existen varios tipos de articulaciones y 
nos ocuparemos de ellas en la Sección 1.2. 
El dibujo (Fig. 1.1) muestra el esqueleto humano y los 
nombres de los huesos más importantes. El cráneo, que 
contiene y protege al cerebro, está sostenido por la colum-
na vertebral. Ésta contiene y protege la médula espinal. 
Descendiendo por la columna vertebral hallamos la caja 
torácica, en cuyo interior encontramos el corazón y los 
pulmones. En la parte inferior de la columna vertebral está 
el sacro, un grupo de huesos que, como resultado de la 
evolución, se han fusionado o unido para formar un único 
hueso. En el extremo del sacro está el cóccix, que suele ser 
móvil, aunque sólo pasivamente, y que constituiría una 
cola rudimentaria. El sacro forma parte de la pelvis, estan-
do constituidas las partes laterales de ésta por dos grandes 
huesos llamados coxales. Éstos se unen, en su parte poste-
rior, al sacro, mediante las articulaciones sacroilíacas y en 
la parte anterior forman la sínfisis púbica. Ambas articula-
ciones permiten poco movimiento. A los lados de la pelvis 
están las articulaciones de la cadera, a partir de las cuales se 
extienden, distalmente, las extremidades inferiores. En 
cuanto a las extremidades superiores, la unión de la cintu-
ra escapular con el resto del esqueleto no es tan firme ni 
estable. En el extremo medial de las clavículas existe una 
articulación con el esternón pero, aparte de ésta, la única 
conexión con el resto del cuerpo se establece mediante los 
varios grupos de músculos que se encuentran alrededor de 
la cintura escapular. 
Las principales funciones del esqueleto son las siguien- 
tes: 
a) Actuar como soporte y proporcionar sostén a todas las 
partes blandas del cuerpo, dando así su forma al cuerpo. 
b) Los músculos están unidos a los huesos y es la contrac-
ción de los músculos, en combinación con la rigidez de 
los huesos que forman el esqueleto, lo que permite que 
se den los movimientos correctos y precisos de las varias 
partes del cuerpo. 
c) Tiene un papel protector, ya que reviste el cerebro, la 
médula espinal, el corazón y los pulmones. De todas 
formas, el tórax o caja torácica tiene una función secun-
daria que se mencionará más adelante y que está relacio-
nada con la respiración. 
d) En el interior de ciertos huesos está la médula roja, que 
constituye parte de los tejidos hematopoyéticos corpo-
rales. 
Las partes del esqueleto 
El esqueleto puede dividirse en dos partes: 
a) El esqueleto axial, que está compuesto por el cráneo, la 
columna vertebral, el sacro y la caja torácica. 
b) El esqueleto apendicular, que está compuesto por la 
cintura escapular, las extremidades superiores, los coxa-
les y las extremidades inferiores. 
EL ESQUELETO AXIAL 
El cráneo, que aloja al cerebro, junto con el maxilar y 
la mandíbula, forma la parte más pesada del cuerpo 
7 VÉRTEBRAS 
CERVICALES 
2 VÉRTEBRAS 
TORÁCICAS 
5 VÉRTEBRAS 
LUMBARES 
1.2: El cráneo y las vértebras cervicales. 
ATLAS 
(I• VÉRTEBRA CERVICAL) 
APÓFISIS 
ODONTOIDES 
AXIS 
(2• VÉRTEBRA CERVICAL) 
2 	 Técnica de la danza y prevención de lesiones 
1.3: Sección sagita] del atlas y el axis (la primera y segunda vér-
tebras cervicales). 1.4: Vista lateral de la columna vertebral. 
(Fig. 1.2). Está asentado en el extremo superior de la co-
lumna vertebral. La región cervical de la columna verte-
bral está constituida por siete vértebras cervicales. La 
primera y la segunda están altamente especializadas y 
son totalmente diferentes al resto (Fig. 1.3). La primera 
vértebra cervical se llama atlas: este nombre deriva de la 
mitología clásica y hace referencia al héroe que debía 
sostener el mundo sobre sus hombros. El atlas soporta 
todo el peso del cráneo. Tiene una forma muy parecida a 
la de un anillo y carece del típico cuerpo vertebral. Sólo 
se produce un movimiento de asentimiento (como 
cuando hacemos "sí" con la cabeza) entre el cráneo y el 
atlas. La segunda vértebra cervical se llama axis (eje), ya 
que permite que se produzca un movimiento de rota-
ción entre el atlas y el axis (movimiento de "no"). Este 
movimiento es posible gracias a una apófisis que se ex-
tiende cranealmente desde el cuerpo vertebral del axis. 
Ésta se introduce en el "anillo" del atlas y se mantiene en 
posición gracias a un ligamento transverso muy resisten-
te. Recibe el nombre de apófisis odontoides y, evolutiva- 
CARILLA ARTICULAR 
SUPERIOR CRANEAL 
APÓFISIS 
TRANSVERSA 
APÓFISIS 
TRANSVERSA 
APÓFISIS 
PORCIÓN INTERARTICULAR 	
ESPINOSA 
CUERPO 
1 44-10, r, “e 
APÓFISIS 
TRANSVERSA 
Anatomía y fisiología 
	
3 
mente, representa el cuerpo del atlas. Las otras cinco 
vértebras cervicales son similares a las del resto de la co-
lumna vertebral. Tal y como se observa en el dibujo de 
la columna vertebral (Fig. 1.4), las vértebras tienden a 
ser gradualmente mayores a medida que descienden. 
Existen ligeras variaciones en el tamaño y la estructura 
de las vértebras de las regiones cervical, torácica y lum-
bar, pero estas diferencias no nos preocupan. Los dibu-
jos (Fig. 1.5) muestran una típica vértebra lumbar (vis-
tas superior y lateral) en la que se han nombrado sus di-
versas partes. Algunas de estas zonas serán mencionadas 
en capítulos posteriores de este libro. 
Como puede apreciarse en el dibujo de dos vértebras 
lumbares adyacentes (Fig. 1.6), las apófisis articulares o las 
articulaciones facetarias(mediante facetas) encajan una 
encima de la otra. Son pequeñas articulaciones sinoviales 
(véase abajo) que se deslizan una encima de la otra, permi-
tiendo un cierto movimiento entre cada vértebra. Entre 
los cuerpos vertebrales están los discos intervertebrales. És-
tos están formados por un fibrocartílago resistente. Actúan 
entre los cuerpos vertebrales de forma muy parecida a un 
trozo de caucho, lo que permite alguna compresión y al-
gún estiramiento cuando los -cuerpos vertebrales se mue-
ven, uno en relación con el siguiente. De todos modos es 
importante recordar que sólo se produce un pequeño mo-
vimiento entre cada vértebra y su vecina. Son estos peque-
ños movimientos de movimiento las que, al sumarse, dan 
lugar al grado de flexibilidad que podemos obtener en la 
columna vertebral en su conjunto. No obstante, existen 
diferencias entre las distintas zonas de la columna verte-
bral. Las regiones cervical y lumbar son bastante móviles, 
mientras que la región dorsal o torácica es relativamente 
inmóvil. 
Como cabe apreciar en el diagrama lateral de la colum-
na vertebral (Fig. 1.7), ésta no forma una línea recta. Exis-
ten cuatro curvas claramente visibles. En las regiones torá-
cica y sacra esta curva es convexa posteriormente o hacia 
atrás, mientras que en las regiones lumbar y torácica la 
curva se dirige en la dirección opuesta, con su parte con-
vexa dirigida anteriormente hacia la parte frontal del cuer-
po. Inicialmente, en el feto, toda la columna vertebral está 
curvada en la misma dirección, que es la que conservan las 
regiones torácica y sacra. Estas dos zonas se conocen con el 
nombre de curvas primarias. Más adelante aparecen curvas 
secundarias en las regiones cervical y lumbar. Los puntos 
de mayor tensión son aquellos en los que las curvas cam-
bian de dirección, y estas zonas son más susceptibles a las 
lesiones. Esto sucede especialmente en las regiones inferio-
res, en las que el peso de la parte superior del cuerpo es 
transmitido hacia abajo (p. ej. la zona más comúnmente 
afectada cuando hay fracturas de la columna vertebral es la 
región dorsal inferior/lumbar superior) y en cuanto a los 
tejidos blandos y las lesiones de los discos intervertebrales, 
APÓFISIS ESPINOSA 
CA RI I.1 .A ARTICULAR SUPERIOR 
APÓFISIS ARTICULAR 
INFERIOR 
1.5: Las partes de una vértebra. La tercera vértebra lumbar es representati-
va, pero su forma varía ligeramente en varios aspectos. La región lumbar 
es de la máxima importancia para el bailarín. 
SUPERFICIE ARTICULAR SUPERIOR 
DISCO 	 APÓFISIS 
VERTEBRAL 	 INTERESPINOSA 
CARILLA ARTICULAR INFERIOR 
1.6: Vista posterior de dos vértebras lumbares. 
Técnica de la danza y prevención de lesiones 
se producen más frecuentemente en la región lumbar infe-
rior, entre la 4a y la 5a vértebras lumbares y la parte supe-
rior del sacro. 
La columna vertebral acaba en el sacro. Éste forma par-
te de la cintura pélvica junto con los dos huesos coxales. 
La caja torácica (véase la Fig. 1.1 en la página xii) cons-
ta de doce costillas a cada lado. En la parte posterior exis-
ten articulaciones entre las costillas y las vértebras toráci-
cas. En la parte anterior, las dos costillas inferiores, la 1 la y 
la 12a, no están unidas al esternón. Las otras diez costillas 
están unidas al esternón mediante porciones de cartílago 
duro que se conocen con el nombre de cartílagos costales, 
teniendo la 8a, 9a y loa costillas unas piezas largas de cartí-
lago costal que se unen con el de la 7a costilla y, a conti-
nuación, acaban en el esternón. Está combinación da lu-
gar a la curva que se aprecia en el extremo inferior de la ca-
ja torácica que comienza en la parte inferior del esternón y 
que se va curvando hacia abajo y hacia los lados, en cuyo 
punto la caja torácica forma la parte superior del abdo-
men. 
LAS EXTREMIDADES 
Las extremidades superiores (Fig. 1.8) 
Las extremidades superiores nacen en la cintura escapu-
lar. La clavícula es el único hueso que posee una articula-
ción con la parte central del esqueleto. Ésta se encuentra en 
el extremo medial, donde se une al esternón. En el extremo 
lateral de la clavícula existe una articulación entre ésta y el 
acromion de la escápula. Estas articulaciones proporcionan 
poca fuerza a la unión de la cintura escapular con el resto 
del cuerpo y se encuentra, en realidad, suspendida por unos 
fuertes músculos unidos, por un extremo, a la columna 
vertebral y por el otro a la clavícula y la escápula. Los hue-
sos de las extremidades superiores comprenden la clavícula 
y la escápula, que unidas forman la cintura escapular, el hú-
mero, el radio y el cúbito, los huesos del carpo, los metacar-
pianos y las falanges. De los huesos del carpo, el único que 
merece una mención especial es el escafoides. Es un lugar 
frecuente de fracturas en los adolescentes y adultos jóvenes 
tras una caída con la mano extendida. Estas fracturas son 
notablemente difíciles de apreciar en una radiografía toma-
da durante las dos primeras semanas tras la lesión. 
CURVA SECUNDARIA 
CURVA PRIMARIA 
CURVA SECUNDARIA 
CURVA PRIMARIA 
I.7: I .1 rnlumna vertebral muestran las curvas primarias y secundarias. 
COLUMNA 
VERTEBRAL 
CAJA 
TORÁCICA 
Anatomía y fisiología 
	
5 
POSTERIOR 
	
ANTERIOR 
1.8: La extremidad superior derecha y la cintura escapular. En el dibujo de la derecha se ha omitido la caja torácica, ya que hubiera tapado la superficie 
anterior de la escápula, que se asienta sobre la parte posterior de la caja torácica. 
Las extremidades inferiores (Figs. 1.9 y 1.10) 
La pelvis está formada por el sacro y el cóccix, que es la 
parte inferior de la columna vertebral, y por los dos coxales. 
Éstos se unen en la parte anterior para formar la sínfisis pú-
bica (una articulación cartilaginosa) y en la parte posterior 
con el sacro mediante las dos articulaciones sacroilíacas 
(muy fuertes y formadas por tejido fibroso y cartílago). Los 
huesos de las extremidades inferiores comprenden el coxal, 
el fémur, la tibia, el peroné, los huesos del tarso (tarsianos), 
los metatarsianos y las falanges. El coxal está formado por 
tres huesos que se unen para dar lugar a uno: el ilion, el is-
quion y el pubis. Debemos dar importancia a dos huesos 
tarsianos: el astrágalo, que forma parte de la articulación 
del tobillo, y el calcáneo, que es el hueso del talón. 
SACRO 
CÓCCIX 
HUESO 
COXAL 
ARTICULACIÓN 
SACRO! LIAC.A 
5• VÉRTEBRA 
LUMBAR 
HUESO 
COXAL 
CÓCCIX 
SÍNFISIS POBICA 
FÉMUR 
ROTUIA 
PERONÉ 	 TIBIA 
1_ HUESOS TARSIANOS 
} 
METATARSIANOS 
— FALANGES 
ASTRÁGALO 
SACRO 
6 
 
Técnica de la danza y prevención de lesiones 
 
1.9: La extremidad inferior y la hemipelvis derechas vistas desde detrás 	1.10: La extremidad inferior derecha y la pelvis vistas desde delante (vista 
(vista posterior). 	 anterior). 
1.2 Las articulaciones 
La función de una articulación es permitir que se pro-
duzcan movimientos entre dos huesos, y es la presencia de 
las articulaciones la que permite que el esqueleto, en su 
conjunto, sea flexible. Existen varios tipos de articulacio-
nes y éstas poseen distintos grados de movilidad: desde la 
articulación plenamente móvil hasta la fija sin un grado 
apreciable de movilidad. 
Tipos de articulaciones 
El primer tipo de articulación que debemos tener en 
cuenta es la sinovial (Fig. 1.11). Este tipo permite una 
gran amplitud del movimiento. Los extremos del hueso es-
tán recubiertos por un cartílago hialino. Éste es extrema-
damente liso y lustroso, y permite movimientos con una 
fricción mínima. La articulación está lubricada por un lí-
quido sinovial y está rodeada por una capa de tejido llama- 
CÁPSULA 
MEMBRANA 
SINOVIAL 
HUESO 
CARTÍLAGO 
ARTICULAR 
CÁPSULA 
Anatomía y fisiología 
	
7 
1.11: Sección corona! diagramática de una articulación sinovial típica. 
da membrana sinovial. Ésta elabora el líquido articular y 
también ayuda a absorber algunas partículas que pudieran 
formarse en el interior de la articulación. En el exteriorde 
la membrana sinovial existe una resistente cápsula de teji-
do fibroso. Además de la cápsula, que recubre la articula-
ción por completo, existen varios ligamentos. Éstos pue-
den consistir en un engrosamiento localizado de la cápsula 
para dar lugar a una banda de tejido más grueso y resisten-
te, o pueden no formar parte de la cápsula, formando una 
banda fibrosa muy resistente. Los ligamentos están presen-
tes para ayudar a limitar la movilidad de una articulación y 
para proporcionarle estabilidad. Al limitar el movimiento 
de la articulación previenen su dislocación, ya que deten-
drán un movimiento que supere los límites de la estabili-
dad. 
CUERPO 
VERTEBRAL 
DISCO 
INTERVERTEBRAL 
CUERPO 
VERTEBRAL 
1.12: Disco intervertebral. 
Otro tipo importante de articulación es el que posee 
cartílago o fibrocartílago entre los huesos. El principal 
ejemplo es el del disco intervertebral situado entre los 
cuerpos de dos vértebras adyacentes (Fig. 1.12). Este tipo 
de articulación permite un movimiento ligero, ya que el fi-
brocartílago es elástico y se puede estirar y contraer ligera-
mente. Además, como posee cierta elasticidad, actúa como 
amortiguador entre los huesos. Así, al saltar, todos los dis-
cos intervertebrales ayudan a amortiguar el impacto de la 
caída que, de otra forma, se transmitiría, vía ascendente, al 
cráneo y al cerebro, con un efecto de choque mucho más 
grave. 
El último tipo de articulación es la verdadera articula-
ción fibrosa que permite un movimiento ligero o nulo. Un 
ejemplo de articulación fibrosa que no permite movimien-
tos es la existente entre los huesos planos que forman la 
bóveda craneal. Un ejemplo de una que permite un movi-
miento ligero es la existente entre los extremos inferiores 
de la tibia y el peroné. 
Movimientos articulares 
Sólo las articulaciones sinoviales poseen un grado im-
portante de movimiento y esto incluye a todas aquellas 
que una persona normal consideraría como articulaciones. 
Para evitar confusiones debemos utilizar el término correc-
to para cada plano de movimiento (Figs. 1.13, 1.14, 1.15 
y 1.16). 
Extensión: Consiste en poner recta una articulación de 
modo que los huesos que la forman tiendan a estar en una 
línea recta entre ellos. 
Flexión: Consiste en doblar una articulación de modo 
que se consiga un ángulo entre los dos huesos que la for-
man. 
Abducción: Es un movimiento que separa la extremi-
dad o una parte de ésta de la línea media del cuerpo. 
Aducción: Consiste en acercar una extremidad o parte 
de ésta a la línea media del cuerpo. 
Rotación: Es un movimiento articular en el que una 
parte del cuerpo puede rotar en torno al eje que atraviesa 
la articulación. 
Circunducción: Es la capacidad para mover una parte del 
cuerpo en torno a un círculo y suele consistir en una com-
binación entre flexión, extensión, abducción y aducción. 
Hay varios tipos de articulaciones sinoviales que pro-
porcionan diferentes amplitudes y planos de movimiento. 
Las esferoideas (articulaciones de "bola y cavidad") permi-
ten el movimiento en todas las direcciones (p. ej. la articu-
lación de la cadera). Las articulaciones trocleares permiten 
sólo la flexión y la extensión (p. ej. las articulaciones inter-
falángicas de los dedos de las manos y los pies). 
Es muy importante utilizar la terminología correcta, ya 
que si no se generarán confusiones y, cuando se trate de le-
siones, se podría proporcionar un tratamiento o una reha-
bilitación incorrectos. La dificultad se aplica, muy particu-
larmente, al caso de los bailarines, quienes se refieren a una 
buena extensión de la extremidad inferior o de la cadera 
como a la capacidad para elevar la pierna de forma que 
quede pegada al tronco. Este movimiento es, de hecho, 
una flexión de la articulación de la cadera o, si se separa 
8 Técnica de la danza y prevención de lesiones 
1.13: Flexión y extensión de la articulación de la rodilla. 
1.14: Abducción y aducción de la articulación de la cadera. 
1.15: Rotación externa e interna de la articulación de la cadera. 
CIRCUNDUCCIÓN 
1.16: Circunducción de la articulación de la cadera. 
del cuerpo, una combinación entre abducción, rotación 
externa y flexión. Aunque más adelante en el libro se po-
drá ver que los autores han intentado, siempre que ha sido 
posible, aceptar la terminología utilizada por los bailari-
nes, en un ámbito donde podría generar una enorme con-
fusión con resultados posiblemente peligrosos, la utiliza-
ción de la terminología anatómica correcta es mutuamen-
te ventajosa. 
Existen varios factores que limitan la amplitud del mo-
vimiento de cualquier articulación. Desde dentro hacia 
afuera de la articulación, el primer factor de limitación se 
produce cuando los huesos que la forman contactan entre 
sí al moverse ésta en cualquier dirección concreta. De to-
dos modos, en la mayoría de las articulaciones, antes de 
que eso ocurra la cápsula y los ligamentos limitarán la am-
plitud del movimiento. Éstos nos proporcionan el segun- 
ROTACIÓN 
INTERNA 
EXTENSIÓN 
/ I 
FLEXIÓN 
ROTACIÓN 
EXTERNA 
ACROMION 
APÓFISIS 
CORACOIDES 
HÚMERO 
CAVIDAD 
GLENOIDLA 
ESCÁPULA 
Anatomía y fisiología 9 
do factor limitante. Con el entrenamiento precoz, los liga-
mentos pueden ser estirados hasta un cierto punto, incre-
mentando así la amplitud del movimiento más allá de lo 
que se esperaría normalmente de una articulación. El si-
guiente factor es la tensión de los músculos que controlan 
el movimiento de la articulación; éstos pueden estirarse 
con relativa facilidad y los músculos se pueden alargar de 
forma activa. Finalmente, el contacto de partes blandas 
puede evitar un mayor movimiento (p. ej., alguien con 
unos muslos y pantorrillas gruesos será incapaz de flexio-
nar la rodilla en el mismo grado que si no poseyera ese ex-
cesivo volumen). El trabajo sobre los límites de la ampli-
tud del movimiento de una articulación hará que los teji-
dos blandos se estiren gradualmente, en especial antes de 
la pubertad, incrementando así la amplitud del movimien-
to disponible. De todos modos existen enormes diferen-
cias personales en lo que respecta a la amplitud natural del 
movimiento de cualquier articulación concreta. Esto es, en 
parte, debido a las diferencias en la forma anatómica de la 
articulación, aunque hay personas que, como resultado de 
su constitución congénita, tienen unos ligamentos muy la-
xos y unos tejidos blandos que se pueden estirar mucho, y 
son estas personas de las que, en términos sencillos, se dice 
que tienen articulaciones dobles y quienes, en casos extre-
mos, pueden convertirse en contorsionistas. 
Articulaciones importantes 
LAS EXTREMIDADES SUPERIORES 
La articulación entre la escápula y el húmero es esferoi-
dea (Fig. 1.17). La cavidad es muy plana y parece un plato. 
Recibe el nombre de cavidad glenoidea. Como resultado 
de la poca profundidad de la articulación puede darse una 
gran amplitud del movimiento entre la parte superior del 
brazo y el tronco. De todos modos, este extenso movi-
miento no se produce por entero entre la escápula y el hú-
mero: gran parte de él, especialmente la elevación del bra-
zo, se consigue mediante el deslizamiento de la escápula 
sobre la pared torácica. En el extremo inferior del húmero 
se encuentra la articulación del codo (Figs. 1.18 y 1.19), 
que se articula con los extremos superiores del radio y el 
cúbito. La articulación entre el cúbito y el extremo inferior 
del húmero es una sencilla articulación troclear, pero en el 
extremo superior del radio, la articulación es bastante más 
compleja, ya que permite al radio hacer flexión y extensión 
en relación con el húmero y también permite que el radio 
rote en relación con el húmero y el cúbito. Se produce un 
movimiento rotatorio similar en el extremo inferior del ra-
dio y el cúbito. Esto permite que se produzcan los movi-
mientos de pronación y supinación, mediante los cuales la 
mano puede tener la palma hacia abajo o hacia arriba, 
dándose esta rotación enteramente enel antebrazo. Como 
CLAVÍCULA 
1.17: La articulación del hombro derecho. 
se verá en el dibujo (Fig. 1.19), los huesos de la muñeca y 
de la mano son complejos. La mayoría del movimiento de 
la muñeca consiste en un desplazamiento parecido al 
de una bisagra hacia arriba y hacia abajo, pero existe un 
cierto movimiento lateral de abducción y aducción (arti-
culación condilea). Las articulaciones de los dedos entre 
los metacarpianos y las falanges también son, todas ellas, 
de tipo condileo. Las existentes entre las falanges son tro-
cleares. No obstante, en la base del pulgar, la articulación 
entre el metacarpiano y los huesos del carpo admite algo 
de deslizamiento y rotación, con lo que el pulgar no sólo 
puede ser flexionado y extendido sino también abducido y 
aducido, y efectuar un movimiento de circunducción para 
permitirle acercarse a la mano oponiéndose al resto de de-
dos. Sin este movimiento, careceríamos del movimiento 
de pinza con el que utilizamos la mano y la funcionalidad 
y los movimientos extremadamente precisos de la mano 
resultarían imposibles. 
LAS EXTREMIDADES INFERIORES 
La pelvis está formada por el sacro, que pertenece al es-
queleto axial y, en la parte anterior, por los dos coxales 
(Fig. 1.20). Existe una articulación a cada lado entre el sa-
cro y los coxales. Esta articulación es extremadamente 
fuerte y tiene muchos ligamentos que se cruzan en su inte-
rior y también algo de fibrocartílago. La articulación sa-
croilíaca tiene muy poco movimiento. En la parte anterior, 
los coxales se unen mediante la sínfisis púbica, articulación 
que tampoco tiene mucha movilidad y donde existe fibro-
cartílago entre los huesos. Durante el embarazo, el fibro-
cartílago y los ligamentos se vuelven más laxos, proporcio- 
Técnica de la danza y prevención de lesiones 
1.18 A (izquierda): La articulación del codo. Ra-
diografia Amero Posterior. 
1.18 B (derecha): La articulación del codo. Vista 
radiográfica lateral. 
ANTEBRAZO EN SUPINACIÓN 
	
ANTEBRAZO EN PRONACIÓN 
HUESOS DEL CARPO 
MFFACARPIANOS 
FALANGES 
HÚMERO 
RADIO 
1.19: El antebrazo y la mano derechos. 
ARTICULACIÓN SACROILIACA 
HUESO 
COXAL 
CÁPSULA SUPERIOR 
DE LA CADERA 
MEMBRANA 
SINOVIAL 
CABEZA DEL 
FÉMUR 
CABEZA DEL FÉMUR 
ACETÁBULO 
LIGAMENTO PUBOFEMORAL 
LIGAMENTOS 
ILIOFEMORALF.S 
CÁPSULA 
INFERIOR 
A II 
Anatomía y fisiología 	 11 
nando una mayor movilidad y permitiendo que el parto se 
lleve a cabo. El parto se ve facilitado en la mujer debido a 
la diferencia entre la forma de su pelvis y la del hombre. 
A ambos lados de los coxales tenemos las articulaciones 
de la cadera (Fig. 1.21). Se trata de unas articulaciones es-
féricas muy grandes pero, al contrario que en el caso de la 
articulación del hombro, el acetábulo (que es la cavidad) 
es muy profundo. La cabeza del fémur tiene forma de una 
esfera que se asienta en el interior del acetábulo. El resulta-
do es que la articulación es muy fuerte y extremadamente 
estable. Podrá observarse en el dibujo que la cabeza del fé-
mur está unida a la diáfisis del hueso por un cuello óseo 
llamado cuello femoral. Como resultado de esto, la diáfisis 
femoral queda un poco apartada de la pelvis, proporcio-
nando así una gran amplitud de movimiento en todas las 
direcciones que no seria posible si la cabeza estuviera di-
rectamente situada encima de la diáfisis. 
En el extremo inferior del fémur tenemos la articula-
ción de la rodilla. En lo que respecta a su movimiento, se 
trata de una articulación troclear pero, como se aprecia en 
el dibujo (Fig. 1.22) es potencialmente una articulación 
muy inestable porque el extremo superior de la tibia, que 
forma el otro lado de la articulación respecto al fémur, es 
casi completamente plano. Estructuralmente es una arti-
culación condilea, pero funcionalmente es una articula-
ción troclear. Si no fuera por los ligamentos, el extremo 
5 VÉRTEBRA LUMBAR 
1.20: La hemipelvis derecha y la articulación de la cadera. 
1.21: A. Sección de la articulación de la cadera derecha (dibujo). 	B. Ligamentos de la parte anterior de la articulación de la cadera derecha. 
Técnica de la danza y prevención de lesiones 12 
VISTA ANTERIOR 
(RÓTULA ELIMINADA) 
VISTA IAl i 
RÓTULA 
CONDI' O 
FF.MORAI 
MESETA TIBIAI. 
RÓTULA 
A -CRUZADO ANTERIOR 
B- CRUZAIX) POSTERIOR 
TENDÓN ROTULIANO 
LIGAMENTO LATERAL 
EXTERNO 
CÓNDILO 
FEMORAL 
LIGAMENTOS 
'RUZADOS 
LIGAMEN'l O 
POSTERIOR 
LIGAMENTO 
MEDIAL 
LIGAMENTO LATERAL 
INTERNO 
TIBIA 
PERONÉ 
I "Pie NT..e. 
TENDÓN DEL CUÁDRICEPS 
B 
1.22: Los huesos de la articulación de la rodilla derecha, vista anterior y lateral. 
1.23: A. La articulación de la rodilla derecha. Vista anterior con la rodilla flexionada en la que observamos el extremo inferior del fémur y el superior de 
la tibia. 
B. Dibujo de una vista lateral de la articulación de la rodilla. 
LIGAMENTO 
LATERAL 
EXTERNO TENDÓN 
ROTULIANO 
MÚSCULO 
CUÁDRICEPS 
TENDÓN DEL 
CUÁDRICEPS 
FÉMUR 
RÓTULA 
TIBIA 
PERONÉ 
LIGAMENTO CRUZADO 
ANTERIOR (CORTADO) 
MENISCO 
EXTERNO 
MENISCO INTERNO 
LIGAMENTO CRUZADO POSTERIOR (CORTADO) 
Anatomía y fisiología 	 13 
1 
1.24: Articulación de la rodilla derecha (vista lateral). 
inferior del fémur podría deslizarse en cualquier dirección 
sobre la tibia. Además del movimiento típico de una arti-
culación troclear (tipo bisagra), sólo es posible una peque-
ña rotación cuando la rodilla está parcialmente flexionada, 
pero no cuando está completamente extendida. 
Los dibujos (Figs. 1.23 y 1.24) muestran los ligamen-
tos que estabilizan la rodilla. El ligamento lateral externo 
se extiende desde el extremo inferior del fémur, y lateral-
mente, hasta el extremo superior del peroné y tiene forma 
de cuerda. El ligamento lateral interno va del extremo in-
ferior del fémur medialmente al extremo superior de la ti-
bia y parece una cinta. En el interior de la articulación en-
contramos los ligamentos cruzados, llamados así porque se 
cruzan entre sí. Se extienden desde la escotadura intercon-
dílea del extremo inferior del fémur hasta la parte anterior 
y posterior de la meseta tibial, que se halla en el extremo 
superior de la tibia. Pueden apreciarse en el dibujo. La ro-
dilla tiene la particularidad de que posee dos meniscos o 
cartílagos semilunares (aunque no es la única articulación 
que tiene meniscos) (Fig. 1.25). Éstos están compuestos 
por fibrocartílago y están sujetos por sus bordes externos a 
la cápsula articular. Los bordes internos son libres. Ayudan 
a aumentar algo la profundidad del extremo superior de la 
tibia, dando lugar a una especie de dos platos ligeramente 
cóncavos. Además, se mueven un poco cuando se flexiona 
y extiende la articulación en el transcurso de actividades 
normales y, como resultado, ayudan a la circulación del lí- 
ANTERIOR 
POSTERIOR 
1.25: Extremo superior de la tibia derecha. Vista desde arriba para así 
mostrar los meniscos (cartílagos). 
TIBIA 
ASTRÁGALO 
ESCAFOIDES 
(O HUESO 
NAVICULAR) 
3 HUESOS 
CUNEIFORMES 
1.26: Articulación del tobillo derecho y pie. 
quido sinovial por el interior de la articulación. No obs-
tante, si una rodilla en semiflexión es rotada mientras so-
porta el peso del cuerpo, un menisco puede quedar atrapa-
do entre el fémur y la tibia y esa torsión puede provocar 
un desgarro meniscal. 
En la parte anterior está el músculo cuádriceps, que 
acaba en el tendón del cuádriceps, la rótula y el tendón ro-
tuliano. Todas estas estructuras ayudan a proporcionar es-
tabilidad a la zona anterior. La ayuda en la estabilidad pos- 
TIBIA 
ASTRÁGALO 
LIGAMENTO DELTOIDEO 
(LIGAMENTO MEDIAL) 
I er METATARSIANO 
CALCÁNEO 
ESCAFOIDES 
MI Piara asar 
PERONÉ 
LIGAMENTO TIBIOPERONEO POSTERIOR 
MALÉOLO EXTERNO 
LIGAMENTO CALCANEOPERONEO 
TIBIA 
LIGAMENTO TIBIOPERONEO ANTERIOR 
ASTRÁGALO 
LIGAMENTO PERONEOASTRAGALINO ANTERIOR 
CALCÁNEO 
CUBOIDES 5° METATARSIANO 
14 	 Técnica de la danza y prevención de lesiones 
CUNEIFORME 
MEDIAL 
1.27: Ligamentos de la cara medialde la articulación del tobillo derecho. 
1.28: Ligamentos de la cara lateral de la articulación del tobillo derecho. 
terior viene dada por la cápsula posterior y los músculos is-
quiotibiales. 
En el extremo inferior de la tibia se encuentra la articu-
lación del tobillo. Se trata de una articulación troclear en 
la que no se dispone de ningún otro tipo de movimiento 
(Fig. 1.26). Esta articulación es muy estable. La estabili-
dad es mantenida, en la parte lateral, por el extremo infe-
rior del peroné, que constituye la parte externa de la arti-
culación del tobillo. Medialmente existe un saliente óseo 
distal desde la parte inferior de la tibia que forma el malé-
olo interno y que proporciona estabilidad interna. Los li-
gamentos colaterales del tobillo son extremadamente im-
portantes para mantener su estabilidad y son, frecuente-
mente, lugar de lesiones, especialmente lateral externo. El 
ligamento lateral interno o deltoideo (llamado así por su 
forma) puede observarse en el dibujo (Fig. 1.27). 
El ligamento lateral externo es más complejo (Fig. 
1.28). La porción que se lesiona más comúnmente es el li-
gamento peroneoastragalino anterior. 
 
INVERSIÓN 
1.29: Inversión y eversión 
EVERSIÓN 
NÚCLEO 
SARCOLEMA 
LISO (PARED INTESTINAL, ETC.) 
MÚSCULO INVOLUNTARIO 
1 
NÚCLEO 
Anatomía y fisiología 	 1 5 
Al igual que sucede con la mano, las articulaciones del 
pie son complejas. En la zona tarsiana es posible el movi-
miento rotatorio, lo que permite la inversión y la eversión. 
Esto se produce, en gran medida, por debajo del astrágalo. 
La parte superior del astrágalo constituye la tróclea de la 
articulación del tobillo. La zona inferior del astrágalo se ar-
ticula con el calcáneo y éste, junto con los otros huesos del 
pie, puede rotar alrededor del astrágalo. En la parte ante-
rior del astrágalo está la cabeza que se articula con la cavi-
dad del escafoides o hueso navicular, formando así el eje 
de rotación para la inversión y la eversión (Fig. 1.29). 
También se produce un cierto grado de inversión y ever-
sión en los huesos tarsianos anteriores y entre los huesos 
tarsianos y los extremos proximales de los metatarsianos. 
Al igual que sucede con los dedos de la mano, las articula-
ciones entre los metatarsianos y las falanges son condíleas 
y entre las falanges son trocleares. 
1.3 Los músculos 
Consideraciones generales 
Los músculos son las partes carnosas del cuerpo y son 
los responsables de todos los movimientos que se produ-
cen en el organismo. 
TIPOS DE FIBRAS MUSCULARES 
Existen tres tipos distintos de músculo (Fig. 1.30) y 
tienen unas funciones muy específicas y diferentes. 
Músculo estriado o esquelético 
A este músculo también se le llama voluntario, ya que 
puede ser controlado a voluntad por el cerebro y el sistema 
nervioso. Incluye los músculos que controlan las extremi-
dades, los de la expresión facial y los de la respiración. Es 
conocido como músculo estriado, por que cuando se exa-
minan secciones de él en el microscopio, las células tienen 
el aspecto de poseer estrías o bandas (Fig. 1.30). Las fibras 
de músculo estriado se unen en haces que están rodeados 
de tejido fibroso, también llamado tejido conjuntivo. Los 
k
diferentes haces de fibras musculares están unidos y discu-
rren longitudinalmente en el músculo en su totalidad. Un 
gran número de haces musculares quedan unidos median-
te tejido conjuntivo para formar la estructura anatómica 
llamada músculo. 
En los extremos de los músculos tenemos las uniones 
con los huesos. Pueden ser en forma de unión directa me-
diante la cual la parte carnosa del músculo queda unida al 
hueso. El músculo puede agruparse formando una banda 
o lámina de tejido fibroso blanco que, a continuación, se 
unirá al hueso o, como se aprecia especialmente en las ex- 
ESTRIADO (ESQUELÉTICO) 
MÚSCULO VOLUNTARIO 
MÚSCULOS CARDÍACO (CORAZÓN) 
NÚCLEO 
1.30: Dibujos de los tres tipos de fibras musculares. 
tremidades, este tejido fibroso puede formar un largo ten-
dón que suele tener una sección ovalada o redondeada. Es-
tos tendones permiten que la acción del músculo sea ejer-
cida a cierta distancia sin la presencia de la masa muscular, 
que daría lugar a un órgano abultado y difícil de manejar. 
De ahí que la mayoría de los músculos responsables de la 
flexión y la extensión de los dedos de la mano y del pie se 
detengan antes de llegar a la muñeca o el tobillo, y la ac-
ción del músculo es transmitida distalmente, gracias a un 
tendón, hasta las puntas de los dedos. Esto permite el de- 
MEMBRANA 
INTERÓSEA 
TIB IA 
VASO 
SANGUÍNEO 
PERONÉ 
FASCIA 
PROFUNDA 
VASOS SANGUÍNEOS 
TEJIDO CELULAR Y NERVIOS 
SUBCUTÁNEO (GRASA) 
16 	 Técnica de la danza y prevención de lesiones 
sarrollo de un órgano mucho más delgado y útil desde el 
punto de vista funcional. 
Los grupos de músculos están, a su vez, rodeados por 
un tejido fibroso denso y resistente conocido como fascia. 
En el dibujo de una sección transversal de una extremidad 
(Fig. 1.31), en este caso de una pierna, en el tercio proxi-
mal por debajo de la rodilla, es posible ver la distribución 
de estas capas. La piel rodea completamente la extremi-
dad. Bajo ésta tenemos una capa de tejido graso llamado 
tejido celular subcutáneo. A continuación está la fascia 
profunda, que es el tejido fibroso denso y resistente. Este 
envoltorio de fascia profunda contiene los distintos mús-
culos. Frecuentemente existen alargamientos de tejido fi-
broso desde la fascia profunda que pasan entre los distin-
tos músculos. Estas capas suelen ser menos densas que la 
fascia. A este nivel hay también una capa de tejido fibroso 
muy denso que conecta los dos huesos de la pierna, la tibia 
y el peroné, y que se conoce como membrana interósea. 
Ésta no sólo ayuda a mantener unidos los dos huesos, sino 
que proporciona un área adicional para la fijación de los 
músculos. 
Todo músculo esta fijado por sus extremos; uno de 
ellos se denomina origen y el otro, inserción. El origen es 
el extremo que, en el transcurso del uso normal, permane-
ce estático, y la inserción es el extremo que se estira y se 
mueve. Además, el origen, en lo que respecta a las extremi-
dades, suele hallarse en el extremo proximal (el extremo 
más cercano al tronco). [No obstante, estos papeles pue-
den verse alterados: por ejemplo, si un objeto se agarra con 
la mano, el objeto puede ser acercado a un tronco inmóvil, 
o bien el tronco puede estirarse hacia un objeto estaciona-
rio.] 
La acción de cada músculo en su conjunto está contro-
lada por uno o más nervios. Muchos músculos reciben su 
inervación de varios nervios diferentes. Cuando estos ner-
vios se introducen en el músculo, se van dividiendo gra-
dualmente hasta que una única fibra nerviosa llega a una 
fibra muscular. Cuando la fibra nerviosa es estimulada es-
timulará, a su vez, la fibra muscular para que se contraiga 
completamente. No puede estimular la fibra muscular pa-
ra que se contraiga parcialmente. Esto se conoce como la 
ley de todo o nada. Esta contracción acorta la fibra muscu-
lar. Dependiendo del número de fibras musculares estimu-
ladas, así serán (a) la fuerza ejercida y (b) el grado en que 
se acortará el músculo. Mediante un sistema de control 
neuromuscular muy desarrollado y sofisticado, el ser hu-
mano (u otros animales, por supuesto) puede conseguir 
un control increíblemente preciso de sus movimientos. En 
las zonas del cuerpo en las que es necesario un control 
muy fino, las fibras musculares y las nerviosas son mucho 
más numerosas (p. ej., las relacionadas con la utilización 
de la mano) que en las áreas en las que no es necesaria tan-
ta habilidad. 
1.31: Sección transversal de la pierna (tercio superior). 
La estimulación que se transmite por la fibra nerviosa 
es eléctrica, pero la estimulación entre el extremo del ner-
vio y la fibra muscular es de naturaleza química. Incluso 
en reposo, unas pocas fibras musculares son constante-
mente estimuladas y esto ayuda a mantener lo que se co-
noce comotono muscular. Existen dos tipos distintos de 
fibras musculares voluntarias conocidas como fibras rápi-
das y lentas. La proporción de las diferentes fibras en un 
músculo concreto determina si éste, en su conjunto, es 
más adecuado para un papel de soporte prolongado o para 
una respuesta rápida. 
Músculo liso o involuntario 
Éste es el nombre que se da al músculo que controla 
varios órganos internos (Fig. 1.30). Este tipo de músculo 
se halla en todo el tubo digestivo y también alrededor de 
estructuras de mucho menor tamaño como glándulas y va-
sos sanguíneos. La parte consciente del cerebro no tiene 
ningún control sobre la acción de estos músculos, y de 
aquí el nombre de músculo involuntario. También se le 
conoce como músculo liso, ya que al microscopio no exis-
ten estrías, como hallábamos en el músculo esquelético. 
B 
DIRECCIÓN DE LA 
FUERZA DE LOS 
MÚSCULOS DE LA 
PANTORRILLA A 
TRAVÉS DELTENDÓN 
DE AQUILES 
TIBIA . 
TIBIAL 
ANTERIOR 
TIBIAL 
POSTERIOR 
CALCÁNEO 
TENDÓN DEL FLEXOR 
LARGO DEL DEDO GORDO 
V PESO DEL 
CUERPO 
■•1 Piar 
Anatomía y fisiología 	 17 
1.32: Palanca de primer género (equilibrada 
con brazos y pesos iguales). 
1.33: Palanca de primer género (equilibrada 
con brazos y pesos distintos). Distancia x 
carga = distancia x esfuerzo. En este caso, 
2 x 2 = 4 x 1. 
Podemos encontrar esto en el punto 
en que el cráneo se une a la región cervi-
cal de la columna vertebral. La fuerza de 
los músculos de la zona posterior del 
cuello equilibra el peso de la parte ante-
rior del cráneo, la cara y la mandíbula. 
1 
1.34: A. Palanca de segundo género. La carga 
está más cerca del punto de apoyo que el 
esfuerzo. La fuerza ejercida por la carga 
será mayor que la necesaria por parte del 
esfuerzo. 
B. Palanca de segundo género, tal y co- 
mo sucede en el pie y el tobillo estando 
el bailarín en la posición de demi-poince. 
Músculo cardíaco 
Éste es el tercer tipo de músculo y sólo se encuentra en 
el corazón (Fig. 1.30). 
El músculo cardíaco se contrae involuntariamente, 
aunque la frecuencia y el ritmo se encuentran bajo el con-
trol de impulsos nerviosos. Trataremos el control del mús-
culo cardíaco más adelante. 
las Antes de pasar a los músculos concretos, es importante 
considerar cómo dan lugar a los movimientos. 
Músculos y palancas 
Debe subrayarse que los músculos sólo pueden contra-
erse y, por tanto, traccionar, pero nunca pueden empujar. 
Los movimientos son, así pues, realizados utilizando los 
huesos como palancas. Existen tres géneros de palancas: 
una palanca de primer orden es como un balancín (Fig. 
1.32), y el punto de balanceo se conoce como punto de 
apoyo. En un extremo de la palanca está la "resistencia" y 
en el otro la acción del músculo, que produce un "fuerza" 
o "fuerza". Si no se produce ningún movimiento, esa parte 
está en equilibrio y la fuerza aplicada por la "resistencia" y 
FUNCIÓN DE LOS MÚSCULOS 
18 
A 
Técnica de la danza y prevención de lesiones 
1.35: A. Palanca de tercer género. El esfuerzo se halla 
más cercano al punto de apoyo que la carga. la 
fuerza tiene que ser, por tanto, mayor que la 
fuerza que ejerce la carga. 
B. Palanca de tercer género. En este caso, la 
fuerza tiene que ser mucho mayor (unas siete 
veces) que la fuerza que ejerce la carga. 
CARGA 
la aplicada por el esfuerzo de hallan compensadas, aunque 
esto no significa que la fuerza ejercida en estos dos puntos 
sea, necesariamente, la misma. Cualquiera que utilice una 
palanca para intentar mover algo pesado se dará cuenta de 
que cuanto más largo sea el brazo de palanca, menos fuer-
za será necesario aplicar para mover el objeto. Esto puede 
dilucidarse muy fácilmente y expresarse en forma de una 
ecuación: el "fuerza" multiplicado por la distancia existen-
te entre éste y el ',tinto de apoyo es igual a la "carga" mul-
tiplicada por la distancia entre ésta y el punto de apoyo. 
Como muestra el dibujo (Fig. 1.33), si la "resistencia" 
equivale a dos unidades y la distancia entre ella y el punto 
de apoyo es tres unidades, al multiplicarlas obtenemos 
seis. Al otro lado del punto de apoyo, si la distancia a la 
que se halla el "fuerza" es seis unidades, el "fuerza" necesa-
rio para mover la "resistencia" será sólo una unidad, ya que 
la multiplicación del "fuerza" por la distancia también 
equivaldrá a seis. Un ejemplo de una palanca de primer 
género es la cabeza, sobre la columna vertebral, donde el 
peso de la cara es contrarrestado por los músculos de la 
parte posterior del cuello. 
En las extremidades, los otros dos tipos de palanca son 
mucho más comunes. En una palanca de segundo género 
(Fig. 1.34), el "peso" o "resistencia" estará más cercano al 
punto de apoyo o punto de apoyo que el "fuerza" (en este 
caso la contracción muscular). Esto se puede ver fácilmente 
en el pie cuando un bailarín se eleva en la postura de demi-
pointe. El punto de apoyo se encuentra en la zona corres-
pondiente a las cabezas de los metatarsianos, el peso del 
cuerpo es transmitido hacia abajo a través de la tibia y del 
tobillo, y la fuerza de elevación se realiza mediante los mús-
culos poplíteos que se insertan, gracias al tendón de Aqui-
les, en la parte posterior del talón. Una vez más, y debido a 
las palancas, la distancia desde el punto de apoyo (en las ca-
bezas de los metatarsianos) hasta la articulación del tobillo 
es menor que la distancia desde el punto de apoyo hasta la 
parte posterior del talón, así que el esfuerzo de los músculos 
poplíteos es ligeramente menor que el peso del cuerpo. Só-
lo es ligeramente menor porque la diferencia entre las dos 
distancias respecto al punto de apoyo es pequeña. 
Finalmente, en la palanca de tercer género (Fig. 1.35), 
el "fuerza" o contracción muscular se encuentra entre el 
CARGA 
punto de apoyo y el peso o "resistencia". Esto se puede ver 
en la articulación del codo, en la que los músculos bíceps y 
braquial están insertados justo delante del codo, pero ef 
peso que está siendo elevado está situado más alejado del 
codo, generalmente en la zona de la mano. Debido a la 
gran diferencia entre las distancias, respecto al punto de 
apoyo, entre el "fuerza" y la "resistencia", la fuerza necesa-
ria para efectuar el levantamiento es mucho mayor que el 
peso real de la "resistencia". Esto se debe a que la distancia 
entre el punto de apoyo y la inserción del músculo es muy 
corta, mientras que la distancia entre el punto de apoyo y 
la mano, que seguramente soporta el peso, es unas siete ve-
ces mayor. Así pues, si el peso que elevamos en la mano es 
sólo un kilogramo, la fuerza de la contracción en el mús-
culo bíceps para elevar dicho peso debe ser del orden de 
siete kilogramos. Si las mediciones se efectúan en otras zo-
nas del cuerpo, especialmente en las extremidades inferio-
res, se verá que la fuerza necesaria para contraer el múscu-
lo puede ser varias veces superior al peso del cuerpo y, 
cuando se salta, aquélla puede llegar a los 500-700 kilogra-
mos. 
Otro aspecto importante del uso de las palancas es la 
diferencia entre las distancias movidas por el "fuerza" y la 
Anatomía y fisiología 	 19 
«resistencia". En las palancas de primer género, puede ser 
el "fuerza" o la "resistencia" el que se haya de mover más. 
En las de segundo género el "fuerza" debe moverse más 
que la "resistencia", ya que el esfuerzo se halla más alejado 
del punto de apoyo. Así, los músculos que producen el 
movimiento tienen que acortarse más que la distancia que 
se moverá la "resistencia". En las palancas de tercer género, 
que son las más frecuentes en el cuerpo, el "fuerza" se 
mueve una distancia mucho menor que la "resistencia". 
Esto tiene la gran ventaja de permitir un gran movimiento 
con sólo un ligero acortamiento de los músculos que pro-
ducen los movimientos. 
Contracción muscular 
Un músculo se contrae en su conjunto mediante la 
contracción independiente de sus fibras musculares. En 
reposo, se sumninistran constantemente unos pocos im-
pulsos nerviosos a los músculos paraque, de alguna forma, 
algunas fibras estén siempre contrayéndose y manteniendo 
el "tono" muscular. En otras palabras el músculo, en con-
junto, nunca se relaja por completo. Durante un movi-
miento voluntario, y dependiendo de la fuerza necesaria, 
se contraerá un número creciente de fibras al unísono y, a 
partir de ahí, en sucesión para así mantener la contracción 
muscular y para controlar su velocidad. 
Los grupos musculares no actúan independientemen-
te, sino que siempre lo hacen junto con otros. Si no fuera 
así, el movimiento carecería en gran medida de control. 
Por ejemplo, cuando cogemos una taza de té para llevár-
nosla a la boca, si los grupos musculares que inician la ac-
ción se contrajesen por su cuenta, el té acabaría sobre la 
cara de la persona. Todos los movimientos son controla-
dos cuidadosamente. El grupo más importante que inicia 
el movimiento se llama "primer motor" (o agonista). Los 
grupos musculares que actúan en dirección opuesta son 
los antagonistas. Durante un movimiento, el grupo anta-
gonista también mantendrá un cierto grado de contrac-
ción y se relajará gradualmente y de manera compensato-
ria. La gravedad también desempeña un papel importan-
te y, frecuentemente, actuará con el agonista o con el 
antagonista y, a veces, puede anular la acción del antago-
nista, especialmente cuando se está efectuando un levan-
tamiento. 
Las pruebas eléctricas musculares actuales (electromio-
grama o EMG) han mostrado que, gran parte del tiempo, 
los músculos antagonistas no son estimulados durante un 
movimiento y que su acción controladora antagonista se 
lleva a cabo mediante un retroceso elástico. Tanto si ocurre 
esto como si hay un grado de contracción activa en el 
antagonista dependerá del movimiento que se esté efec-
mando: si es controlado de forma precisa, si se está dando 
con o sin la ayuda de la gravedad, etc. Además, el agonista 
o el antagonista pueden recibir la ayuda de otros grupos de 
músculos conocidos como sinergistas. Éstos tienden a ac-
tuar como coordinadores de los movimientos. También 
ayudan a contrarrestar cualquier fuerza direccional no de-
seada en el agonista. Como ejemplo: el pectoral mayor, 
cuando se contrae para mover el húmero en relación con 
la escápula, también ejerce una fuerza de luxación sobre la 
articulación del hombro (articulación escapulohumeral). 
El coracobraquial es un músculo sinergista de este movi-
miento y, mediante su contracción, no sólo ayuda al movi-
miento del brazo, sino que por actuar en un ángulo distin-
to al del pectoral mayor contrarresta el componente luxa-
dor de la fuerza ejercida por éste. 
Durante los diferentes movimientos, primero un gru-
po y luego otro serán los agonistas, los antagonistas o los 
sinergistas. Debido a esta acción combinada de los grupos 
musculares, en los ejercicios de fortalecimento no sólo de-
ben ser ejercitados los agonistas, sino también los grupos 
antagonistas y los sinergistas. Es la acción de los distintos 
grupos la que da lugar a un movimiento equilibrado y 
controlado. Aunque los grupos de músculos están todos 
ellos formados por músculos voluntarios, las acciones an-
tagonistas y sinergistas son controladas de forma refleja. 
Así, al igual que les puede hacer contraer de forma refleja, 
también pueden ser inhibidos de la misma forma, como 
ocurre ante una lesión o el dolor. 
COORDINACIÓN NEUROMUSCULAR Y ENGRAMAS 
Los músculos concretos rara vez pueden actuar indivi-
dualmente. Existe un agonista, hay grupos sinergistas que 
ayudan al agonista y existen grupos antagonistas que se 
oponen al agonista. Hay estabilizadores que inmovilizan 
las articulaciones para permitir que el movimiento se lleve 
a cabo. El entrenamiento para la coordinación desarrolla 
unos patrones multimusculares automáticos preprograma-
dos que se conocen con el nombre de engramas. Las repe-
ticiones exactas y constantes o la práctica darán lugar a un 
engrama, una situación en la que los músculos o movi-
mientos individuales no se activan conscientemente. La 
retroalimentación(feedback) propioceptiva proporciona 
un control subconsciente y consciente del movimiento y 
nos muestra si éste tuvo éxito o no. Estos engramas auto-
máticos sólo pueden desarrollarse mediante la repetición 
voluntaria de ese programa preciso. Éste debe seguirse de 
forma exacta, ya que si no, la entrada (input) de informa-
ción variará cada vez y no se podrá desarrollar el engrama. 
Como consecuencia el patrón debe ser inicialmente lo su-
ficientemente lento para que sea preciso. 
Un engrama permite la realización de un movimento 
complicado de forma más rápida de lo que sería posible si 
hiciera falta pensar de forma consciente en cada parte de la 
acción. Al mismo tiempo que se producen los movimien-
tos, el engrama también producirá la inhibición de movi-
mientos no deseados. Esta inhibición es una parte esencial 
20 	 Técnica de la danza y prevención de lesiones 
de la regulación de la coordinación. La inhibición no pue-
de producirse directa y conscientemente y se consigue me-
diante la repetición gradual y precisa del patrón deseado de 
movimientos. La coordinación de las acciones más rápidas, 
complejas y que requieren la máxima habilidad está auto-
matizada por engramas en lugar de por una serie de movi-
mientos controlados voluntariamente. La activación del/de 
los engramais es voluntaria y se halla bajo un control cons-
ciente. Al aprender patrones de ejercicios y, por supuesto, y 
mucho más importante, al aprender la técnica de la danza 
o, desde este punto de vista, cualquier otra técnica, la preci-
sión es absolutamente vital para desarrollar el engrama co-
rrecto. Si se permiten las imprecisiones durante el desarro-
llo de una técnica, esto dará lugar a "malos hábitos" y estas 
imprecisiones o malos hábitos se convertirán en un engra-
ma. Una vez haya ocurrido esto, la modificación del engra-
ma defectuoso será extremadamente difícil y puede que re-
sulte necesario aprender desde el principio esa parte de la 
técnica. De aquí la importancia de aprender cualquier serie 
compleja de movimientos de forma precisa desde el princi-
pio. Como ya se ha especificado, para conseguir la preci-
sión, se debe aprender el patrón lentamente. El número de 
repeticiones necesarias para dar lugar a un engrama verda-
deramente bien desarrollado se cuenta por cientos de miles 
o millones. De todas formas, esto no es tan terrible como 
pudiera parecer, ya que una acción suele estar formada por 
una serie de engramas. Es la suma de los engramas la que 
proporciona el resultado final. Como ya se ha mencionado, 
el inicio de un engrama se encuentra bajo control volunta-
rio y consciente, aunque las partes constituyentes del en-
grama no se encuentran, en esa etapa, bajo control volunta-
rio. Lo que la mente hace es seleccionar los engramas alma-
cenados, juntarlos y producir el resultado deseado. 
El uso de engramas probablemente se ve y se aprecia 
mejor cuando se piensa en un músico como un pianista o 
un organista. En este caso, los símbolos impresos en una 
página darán lugar al inicio de engramas que permitirán a 
los dedos (yen el caso del organista también a los pies) eje-
cutar la compleja serie de movimientos. 
Se debe admitir que algunos antiguos proverbios pare-
cen tener actualmente una base científica, p. ej. "con la 
práctica se consigue la perfección" (la formación del engra-
ma), "no se pueden enseñar trucos nuevos a un perro vie-
jo" (la dificultad de tratar de modificar un engrama). 
FIBRAS MUSCULARES ROJAS Y BLANCAS 
Puede parecer que este tema es demasiado complejo, 
complicado, etc. como para ser incluido en un libro de es-
te tipo. No obstante, la razón para incluir unas cuantas 
frases sobre la materia es debida a que los bailarines suelen 
hacer preguntas sobre ella, ya que han leído u oído algo re-
lativo al tema y creen que deberían hacer algo con las fi-
bras rojas y blancas para mejorar sus actuaciones. 
Debido a la presencia de carne roja y blanca en las aves, 
se ha pensado durante muchotiempo que podía existir 
una diferencia entre los tipos de fibras musculares. De to-
dos modos, en los mamíferos no existe este aspecto general 
de carne roja y blanca. Sin embargo, dentro de los múscu-
los se ha visto que existen variaciones en cuanto al tipo de 
fibras musculares, siendo algunas oscuras y otras claras. 
Las fibras "rojas" también se conocen como lentas o fi-
bras de tipo 1. Tienden a proliferar con el entrenamiento 
para la resistencia. 
Las fibras "blancas" son también conocidas como rápi-
das o fibras de tipo 2 y tienden a proliferar con los ejer-
cicios de velocidad (esprint). 
Ambos tipos de fibras suelen ser extremadamente es-
tables y no cambian para transformarse de un tipo en 
otro. 
Las fibras de tipo 1 (lentas) tienen un metabolismo por 
fosforilación oxidativa y, así pues, tienen una alta capaci-
dad aeróbica. Tienen una velocidad de contracción lenta 
(de aquí el nombre de lentas) y tardan en fatigarse. Estas 
fibras tienen un diámetro pequeño. Tienen un umbral de 
requerimiento bajo (responden pronto a la estimulación 
eléctrica de las fibras nerviosas) y generan unas fuerzas ba-
jas, pero debido al bajo umbral y al requerimiento precoz 
se contraen con mayor frecuencia que las fibras de tipo 2. 
Las fibras de tipo 2 (rápidas) tienen un metabolismo 
por glucolisis. Poseen una velocidad de contracción rápida 
(de aquí su nombre de rápidas) y también se fatigan rápi-
damente. Estas fibras musculares tienen un gran diámetro. 
Tienen un alto nivel de requerimiento (necesitan una ma-
yor estimulación eléctrica para contraerse) y generan fuer-
zas altas. No obstante, se contraen con menor frecuencia 
que las fibras de tipo 1. 
Para complicarlo todavía más, existe también un tipci 
de fibra intermedia, que es un subtipo de la de tipo 2. Se 
trata de una fibra rápida oxidativa glucolítica (fibra ROG). 
Estas fibras ROG tienen una velocidad de contracción alta 
y un índice intermedio de fatiga. • 
Habiendo dicho esto, el mejor consejo para el bailarín 
es que se olvide de sus fibras rojas y blancas y que se sienta 
satisfecho llevando a cabo los programas de ejercicios ade-
cuados, dejando que sus varios tipos de fibras cuiden de sí 
mismas. 
Músculos individuales 
MÚSCULOS DEL TRONCO 
Como se verá en los dibujos (Figs. 1.36, 1.37 y 1.38), 
existen muchos músculos del tronco. Los dibujos mues-
tran los principales músculos y sus nombres. El conoci-
miento detallado de los nombres de los músculos no es ne-
cesario para los bailarines. Generalmente es más conve- 
1.36: Músculos de la parte anterior del tronco. 
FSTERNOCLEIDOMASTOIDEO 
RECIO DEL ABDOMEN OBLICUO EXTERNO 
GLÚTEO MEDIO 
GLÚTEO MAYOR 
1.37: Músculos superficiales de la parte 
posterior del tronco. 
Anatomía y fisiología 
	
21 
CLAVÍCULA 
DEITOIDES 
PECTORAL MAYOR 
DORSAL ANCHO 
LÍNEA ALBA 
RECTO DEL ABDOMEN (CORTADO) 
EXTREMO CORTADO 
DEL RECIO DEL ABDOMEN 
ESTERNOCLEIDOMASTOIDEO 
TRAPECIO 
ACRÓM ION 
DELTOIDES 
INFRAESPINOSO 
REDONDO MAYOR 
TRÍCEPS 
DORSAL ANCHO 
I PI nupinc.c 
COLUMNA 
VERTEBRAL 
COSTILLAS 
ERECTOR DE 
LA COLUMNA 
(ERECTOR SPINAE) 
CUADRADO 
LUMBAR 
PELVIS 
HUMERO 
CABEZA 
LARGA 
DEL TRÍCEPS REDONDO MAYOR 
DELTOIDES 
22 
	
Técnica de la danza y prevención de lesiones 
1 1 
1.38: Los músculos profundos de la parte posterior del tronco. 
niente considerar los músculos por grupos y según la for-
ma en la que actúan, en lugar de por sus nombres anató-
micos. No obstante, es útil estar familiarizado con los 
nombres y los grupos musculares. 
El tronco, en su conjunto, es sostenido y estabilizado 
en la parte posterior por los largos músculos erectores de la 
columna, que se extienden desde la pelvis hasta la base del 
cráneo, y por otros muchos pequeños músculos, y en la 
parte frontal por los músculos anteriores del cuello, los in-
tercostales y otros músculos unidos a la caja torácica y, des-
de el punto de vista del bailarín, posiblemente por uno de 
los grupos musculares más importantes del cuerpo: los 
músculos abdominales. Los músculos de la pared abdomi-
nal se encuentran distribuidos en varias capas. En el centro 
del abdomen tenemos dos robustos músculos, uno a cada 
lado de la línea media: el recto del abdomen derecho y el 
izquierdo. A continuación hay dos capas oblicuas: los 
músculos oblicuo externo (o mayor) y oblicuo interno, es-
tando éste situado más profundo que aquél, y finalmente 
una capa transversal de músculos. La contracción de estos 
músculos aporta fuerza y sostén a la parte anterior del 
tronco y juega un papel muy importante en el manteni-
miento de las curvaturas adecuadas de la columna verte-
bral. A los lados del tronco el músculo cuadrado lumbar 
ayuda a las porciones laterales de los músculos abdomina- 
1.39: (debajo) Músculos del hombro derecho. 
A. Vista anterior habiendo eliminado la caja torácica (véase Fig. 
1.8). 
B.Vista posterior. 
ANTERIOR 
	
POSTERIOR 
COLUMNA 
VERTEBRAL 
CRESTA ILIACA 
DE LA PELVIS 
COLUMNA 
VERTEBRAL 
PSOAS MAYOR 
- ADUCTORES 
FÉMUR 	 
Anatomía y fisiología 	 23 
1.40: Músculos de la cadera derecha (vista anterior). 
les a proporcionar fuerza lateral. Los grandes músculos de 
la cintura escapular, es decir, el dorsal ancho, el serrato an-
terior (o mayor), el trapecio y el pectoral mayor, desempe-
ñan un papel importante en la estabilización de la parte 
superior del tronco, aunque, como se observa en los dibu-
jos (Fig. 1.37), el dorsal ancho tiene su origen en la parte 
media de la espalda, y a través de la fascia dorsolumbar, 
hasta llegar a la pelvis. Lo que es extremadamente impor-
tante es que también envía una cinta muscular al ángulo 
inferior de la escápula, ayudando así considerablemente en 
la estabilización de la escápula sobre el tronco. 
MÚSCULOS DE LA EXTREMIDAD SUPERIOR 
Además de los músculos de la cintura escapular de los 
anteriores dibujos, la Fig. 1.39 muestra varios grupos dis-
tintos de músculos situados alrededor de aquélla. El mús-
culo deltoides y el resto de músculos cortos que surgen de 
la escápula y que están insertados en el extremo superior 
del húmero son todos responsables de los distintos movi- 
mientos entre el húmero y la escápula. Los movimientos 
del hombro se producen en esta articulación entre la escá-
pula y el húmero, y también en lo que se ha dado en lla-
mar articulación escapulotorácica. No se trata de una ver-
dadera articulación en sentido literal, aunque la escápula 
sólo se halla conectada con el resto del tronco mediante las 
articulaciones de ambos extremos de la clavícula. Por lo 
demás, está sujeta y suspendida por todos los músculos 
que van desde el tronco a la escápula o la parte superior 
del húmero. Como resultado, la escápula tiene libertad pa-
ra moverse alrededor de la pared torácica, y la elevación 
del brazo consiste en una combinación de movimientos en 
la articulación existente entre la escápula y el húmero y en-
tre la escápula y la pared torácica. 
Debajo de la articulación del hombro los músculos 
pueden ser considerados como grupos musculares. En el 
brazo están los flexores y los extensores del codo, en el ante-
brazo los flexores y extensores de la muñeca, los músculos 
que hacen rotar la mano y la muñeca en relación con el co-
do y los flexores y extensores de los dedos. Cuando fortale-
cemos los músculos para su utilización, como por ejemplo 
en la elevación de otro bailarin en el ejercicio del pas de 
dewc, debemos prestar atención al fortalecimento de gru-
pos de músculos más que al de músculos individuales. 
MÚSCULOS DE LA EXTREMIDAD INFERIOR 
Alrededor de la cadera tenemos varios músculos pe-
queños que son responsables de la rotación del fémur, 
aunque no son muy fuertes. La mayoría hacen rotar al fé-
mur externamente (hacen que la pierna se vuelva hacia 
fuera). En lugar de actuar como rotadores débiles de la 
cadera, su función es la estabilización de la articulación 
de la cadera. Su papel puede ser considerado como el de 
actuar como ligamentos adaptables o ajustables. No obs-
tante,

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