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Just i n II OWs e técnica de la danza y prevención de lesiones EDITORIAL PAIDOTRIBO O «DUO alltd wraomaa asmoti upsnf salloisari NOIDNAMIld VZNYU VDINDJI Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Título original: Dance technique & Injury Prevention A & C Black (Publishers) Limited (2000) 35 Bedford Row London WC1R 4JH Justin Howse and Shirley Hancock 1998, 1992 Justin Howse, 2000 Traducción: David George Revisión técnica: Caries Puértolas © 2002, Editorial Paidotribo Consejo de Ciento, 245 bis, 1° l a 08011 Barcelona Tel: 93 323 33 11 — Fax: 93 453 50 33 http: //www.paidotribo.com/ E-mail: paidotribo@paidotribo.com Primera edición: ISBN: 84-8019-648-3 Fotocomposición: Editor Service, S. L. Diagonal, 299 — 08013 Barcelona Impreso en España por A & M Grific Índice Prefacio por Dame Ninette de Valois vi' Prólogo 1x Agradecimientos xi Sección 1 • Anatomía y fisiología 1 1.1 El esqueleto 1 El esqueleto axial 1 Las extremidades 4 Las extremidades superiores 4 Las extremidades inferiores 5 1.2 Las articulaciones 6 Tipos de articulaciones 6 Movimientos articulares 7 Las extremidades superiores 9 Las extremidades inferiores 9 1.3 Los músculos 15 Tipos de fibras musculares 15 Músculo estriado o esquelético 15 Músculo liso o involuntario 16 Músculo cardíaco 17 Función de los músculos 17 Músculos y palancas 17 Contracción muscular 19 Coordinación neuromuscular y engramas 19 Fibras musculares rojas y blancas 20 Músculos individuales 20 Músculos del tronco 20 Músculos de la extremidad superior 23 Músculos de la extremidad inferior 23 Músculos que mueven partes concretas del cuerpo 29 Cabeza y tronco 29 La caja torácica 29 La articulación del hombro 29 El codo 30 La cadera 30 La rodilla 31 El tobillo, los pies y los dedos de los pies 32 1.4 El sistema nervioso 33 El sistema nervioso voluntario o somático 34 El sistema nervioso autónomo 35 El sistema sensorial 35 El sentido del tacto 36 El sentido del oído 36 El sentido de la vista 36 1.5 La piel 37 1.6 El sistema cardiovascular 38 La sangre 38 La circulación de la sangre 39 El sistema linfático 42 1.7 El tracto digestivo y la digestión /4.3 El tracto digestivo 43 La digestión 44 Funciones del hígado 45 1.8 El aparato respiratorio 46 Anatomía del aparato respiratorio 46 Respiración: externa, interna o tisular 47 El transporte del oxígeno y del bióxido de carbono 47 El control de la respiración 47 1.9 El aparato excretor 48 1.10 El sistema endocrino 50 Acciones de las glándulas endocrinas 51 1.11 Aspectos anatómicos relevantes para el ballet 52 Postura y grupos musculares 52 Dehors 54 Plié 55 Tendu 57 Relevé 58 Pointe 59 Edad de comienzo del trabajo de pointe 59 IV Técnica de la danza y prevención de lesiones Sección 2. Lesiones: patología, causas, tratamiento, prevención y nutrición 61 2.1 Fisiopatología de la lesión: inflamación y curación 61 Inflamación 61 Signos de la inflamación 61 Cambios tisulares en la inflamación 62 Secuelas de la inflamación 65 Curación de las lesiones 66 Curación por primera intención 66 Curación por segunda intención 66 Factores que afectan a la curación 67 2.2 Tipos de lesiones 67 Lesiones articulares 67 Lesiones óseas 69 Fracturas agudas 69 Fracturas por sobrecarga 70 Lesiones tendinosas 70 Tendinitis 71 Rotura tendinosa 71 Tenosinovitis y peritendinitis 72 Lesiones en la inserción de los tendones 72 Lesiones musculares 72 Desgarros musculares 72 "Agujetas" 73 2.3 Causas y complicaciones de las lesiones de la danza 73 Causas de las lesiones de la danza 74 Lesiones provocadas por una técnica defectuosa 74 Lesiones por causas ambientales 75 Complicaciones generales de las lesiones 76 Efectos sobre todo el cuerpo 76 Efectos locales 77 2.4 El tratamiento de las lesiones: principios generales 78 El objetivo principal del tratamiento 78 Reposo de la zona lesionada 78 Mantenimiento de una circulación adecuada 78 Nutrición adecuada 79 El objetivo secundario del tratamiento 79 2.5 Tratamientos específicos de las lesiones 7o) Medidas de primeros auxilios 80 Tratamientos de fisioterapia 81 Terapia con frío 81 Terapia con calor: métodos y efectos 82 Tratamiento interferencial 86 Faradismo 86 Estimulación nerviosa transcutánea (TENS) 86 Acupuntura 87 Acupresión 87 Tracción 87 Masaje 87 Movilizaciones 88 Manipulaciones 88 Estiramientos 88 Ejercicios: su valor 89 Objetivos del ejercicio 89 Tipos de ejercicio 90 Entrenamiento mediante ejercicios 91 Fatiga 92 Tratamientos médicos y quirúrgicos 92 Fármacos 92 Operaciones 94 Terapias alternativas 94 Acupuntura y acupresión 94 Osteopatía 95 Quiropráctica 95 2.6 La prevención de las lesiones 95 Desarrollo y mantenimiento de una buena técnica 95 Desarrollo y mantenimiento de la fuerza muscular y la movilidad articular 95 Mantenimiento de una buena capacidad cardiorrespiratoria 96 Nutrición correcta 96 Asesoramiento locomotor del bailarín para la prevención de lesiones 96 2.7 Nutrición 100 Necesidades nutritivas 100 La dieta diaria 102 Ingesta previa a una actuación 102 índice V Sección 3. Lesiones específicas: su causa y tratamiento 104 3.1 Esguince del ligamento lateral externo del tobillo 104 3.22 Hallux rigidus 123 3.23 Uña incarnata 124 3.2 Rotura del ligamento lateral externo del tobillo 108 3.24 Callos y durezas 125 3.3 Esguince del ligamento lateral interno del tobillo 109 3.25 Espolones varios, áreas de calcificación, etc. 125 3.26 Fracturas por sobrecarga del peroné 125 3.4 Esguinces crónicos de los ligamentos lateral y media' del tobillo 109 3.27 Fracturas por sobrecarga de la tibia 126 3.5 Esguince capsular anterior del tobillo 109 3.28 Síndrome del compartimiento anterior 128 3.6 Fractura del maléolo externo 109 3.29 Desgarros de los músculos de la pantorrilla 129 3.7 Fractura del maléolo medial 110 3.30 Dolor en la parte anterior de la rodilla 129 3.8 Fractura osteocondral de la cúpula astragalina 111 3.31 Distensiones capsulares de la rodilla 132 3.9 Tendinitis del tendón de Aquiles 112 3.32 Lesión del ligamento lateral interno de la rodilla 132 3.10 Rotura del tendón de Aquiles 113 3.33 Lesión del ligamento lateral externo 3.11 Bursitis del tendón de Aquiles 113 de la rodilla 133 3.12 Hueso trígono y tubérculo posterior del astrágalo agrandado 114 3.34 Lesiones de los ligamentos cruzados de la rodilla 1 33 3.13 Tendinitis y tenosinovitis del tibial posterior 115 3.35 Afectación del menisco interno de la rodilla 133 3.14 Tendinitis y tenosinovitis del flexor largo propio del dedo gordo 115 3.36 Afectación del menisco externo de la rodilla 134 3.37 Roturas del tendón del cuádriceps, del tendón 3.15 Tendinitis del extensor largo propio del dedo gordo 116 rotuliano y fractura de la rótula 135 3.38 Distensiones y desgarros del músculo 3.16 Fracturas por sobrecarga de los metatarsianos 116 cuádriceps 136 3.17 Osteocondritis de la cabeza del 2 elo o del 3er metatarsianos 118 3.39 Distensiones y desgarros de los músculos aductores 136 3.18 Distensión de la fascia plantar 119 3.40 Distensiones inguinales 137 3.19 Distensiones capsulares de la 1 a articulación metatarsofalángica 119 3.41 Distensiones y desgarros de los músculos isquiotibiales 138 3.20 Sesamoiditis 120 3.42 Resalte de la cadera 139 3.21 Hallux valgus y juanetes 121 3.43 Bursitis glútea 139 VI Técnica de la danza y prevención de lesiones 3.44 Dolor de nalgas 139 3.45 Distensiones y luxaciones sacroilíacas 140 3.46 Dolor en la región sacroilíaca 140 3.47 Distensión de losmúsculos insertados en la cresta ilíaca 140 3.48 Afectación del ligamento interespinoso 140 3.49 Sobrecarga de las carillas articulares 141 3.50 Prolapso discal lumbar 142 3.51 Fracturas por sobrecarga de las vértebras lumbares 142 3.52 Dolor en la zona vertebral dorsal y superior 143 3.53 Tortícolis aguda 144 3.54 Problemas del hombro y el brazo 144 Sección 4 • Ejercicios de fortalecimiento 145 La sección cuarta contiene tina serie de ejercicios ilustrados mediante 160 fotografías especiales a medida. Sección 5 • Errores técnicos y variaciones anatómicas: sus causas, consecuencias y tratamiento 178 5.1 Diferencia de altura de los hombros 179 5.12 Falta de elasticidad de los músculos isquiotibiales 194 5.2 Tensión alrededor del cuello y los hombros 180 5.13 Rodillas en hiperextensión 195 5.3 Diferencia de longitud de las clavículas 181 5.14 Falta de elasticidad del tendón de Aquiles 196 5.4 Escoliosis 182 5.15 Tibias arqueadas 197 5.5 Cifosis 183 5.16 Limitación posterior de la articulación 5.6 Lordosis 184 del tobillo 198 5.7 Excesiva rotación externa 187 5.17 Pie pronado 200 5.8 Limitación de la rotación externa de las caderas 190 5.18 Músculos intrínsecos del pie débiles 201 5.19 Diferencias de longitud de los dedos del pie 5.9 Tensión en la parte anterior de las caderas 192 y los metatarsianos 202 5.10 Debilidad de los aductores 193 5.20 Colocación incorrecta del peso 205 5.11 Insuficiencia del cuádriceps 193 índice de materias 207 Prefacio Dame Ninette de Valois Este libro nos proporciona la oportunidad de disfrutar de algunas reflexiones importantes. Está repleto de observaciones muy técnicas sobre el movimiento relacionado con el mundo del ballet y viene acompañado de ilustraciones útiles. Gran parte de su contenido será muy útil para los estudiantes, bailarines, profesores, entrenadores y gente que se dedica al ballet en general. Me atrevo a añadir que, en mi opinión, también dará que pensar a los coreógrafos. Actualmente no es costumbre que los coreógrafos reflexionen en términos científicos ni prácticos sobre sus exigencias coreográficas. Recordemos que el compositor debe mantenerse dentro de la amplitud de la voz del cantante. Así pues, parece correcto que cl coreógrafo estudie con mayor detalle no sólo las limitaciones de las extremidades de los bailarines sino también los límites de su resistencia. Prólogo Hemos escrito este libro en respuesta a varias peticiones por parte de muchas entidades. El contenido y el diseño del libro reflejan la total variedad de intereses y requisitos de estas diversas personas. Hemos intentado por todos los medios cubrir los varios aspectos del conocimiento que nos han sido solicitados. Así, somos conscientes de que una o más secciones tal vez no sean interesantes para algunos lectores, aunque serán de la máxima importancia para otros. Al principio pensamos en publicarlo en más de un tomo pero encontramos que el ahorro económico hubiera sido mínimo y, ciertamente, si alguien hubiera querido adquirir toda la obra le hubiera resultado mucho más cara. El lector debe, por lo tanto, escoger las secciones que le resulten de interés. Cuando decidíamos sobre los contenidos del libro vimos que no había nada en el mercado que satisfaciese las necesidades de los bailarines. Incluso en las áreas de anatomía y fisiología, los libros disponibles eran demasiado simples o excesivamente complicados. Concretamente, no había ninguna obra que se ocupara de las consecuencias de los errores técnicos en la danza o de los problemas que pueden estar asociados con ciertas lesiones del bailarín. De aquí la decisión final de incorporar todos estos aspectos de la anatomía, la técnica y las lesiones en un volumen. La sección 1 tiene un doble propósito. En primer lugar está dirigida a maestros de estudiantes a los que se exige que aprendan anatomía y fisiología en relación con el ballet y que deben superar un examen sobre la materia como parte de la obtención de su diploma de enseñanza. Esta sección debería cubrir todo lo que se les pedirá que sepan. Su objetivo secundario es proporcionar una sección de referencia para aquellos que quieran comprobar los nombres anatómicos utilizados en las secciones posteriores. La sección 2 debería tener algún interés para el médico y el fisioterapeuta, aunque está principalmente orientada a los bailarines y profesores para así proporcionarles comprensión sobre lo que sucede como resultado de una lesión, la causa general de ésta y algunas ideas sobre la gravedad o el tratamiento que puede aplicarse. Actualmente existe tal abundancia de consejos a disposición de quienes sufren cualquier tipo de lesión deportiva (entre las que se deben incluir las lesiones relacionadas con la danza) que, para una persona normal, resulta difícil evaluar la utilidad u otros aspectos del tratamiento propuesto. Desgraciadamente, muchos aspectos del tratamiento que son de conocimiento general y sobre los que se discute ampliamente son completamente inútiles. Rogaríamos encarecidamente a los bailarines que leyeran y pensaran cuidadosamente en la subsección referente a la nutrición y a la ingesta de líquidos. Las secciones 3 y 5 son las más importantes. La sección 3 está centrada en ayudar al bailarín lesionado a que se recupere de una lesión tan rápidamente como sea posible y, a continuación, tome medidas para prevenir una recaída. La sección 5 está enfocada en la prevención de las lesiones mediante la exposición de importantes consecuencias de varios errores técnicos con la esperanza de que se dedicará más atención y esfuerzos a la eliminación de esos errores una vez se comprendan sus consecuencias. La sección 4 se dirige a ayudar a aquellos que quieran diseñar su propio programa de fortalecimiento muscular, aunque el texto y las fotografías nunca podrán sustituir adecuadamente una visita a un fisioterapeuta especializado en ejercicios o a un buen maestro de control corporal. Las ilustraciones, tanto si se trata de dibujos como de fotografías han sido algo exageradas intencionadamente allí donde era necesario enfatizar o aclarar algún aspecto. Especialmente cuando se observa a un bailarín para detectar un error técnico o un problema anatómico, las variaciones respecto a la normalidad pueden ser muy ligeras, así que puede que resulten necesarios un buen ojo y una gran práctica para dilucidar la verdadera causa de la lesión de un bailarín. Con mucha frecuencia, la razón aparente de una lesión consiste meramente en la culminación de causas subyacentes menos obvias con las que tendremos que tratar o que deberemos eliminar si queremos que el restablecimiento sea permanente. Para evitar la confusión entre él/ella, hacemos referencia en todo el texto a "él", aunque las exposiciones generalmente se refieren a ambos sexos, aparte de las pocas ocasiones en las que una indicación hace referencia, de forma muy obvia, a uno de los dos. La mayoría de las fotografías son de bailarines, ya que resulta más fácil apreciar sus contornos musculares. Agradecimientos Los autores quieren reconocer su enorme deuda con toda las personas que han prestado su ayuda y han hecho posible la edición de este libro. Es imposible mencionar a todos, pero querríamos mostrar, especialmente, nuestro agradecimiento a los siguientes: en primer lugar y sobre todo a los bailarines, maestros de danza y estudiantes profesionales sin cuya ayuda no se habría podido dilucidar las varias causas de los distintos problemas ni diseñar las formas de tratamiento más efectivas. Frecuentemente, el bailarín lesionado ha permitido que se probara alguna nueva forma de tratamiento o un enfoque distinto, permitiéndonos así aumentar nuestros conocimientos. Nuestro sincero agradecimiento en la producción de este libro a Joy Ball y a Maureen Spencer por el mecanografiado, el procesado de textos y las modificaciones; a Irene Prenticepor la mayoría de los dibujos y por algunos dibujos adicionales a Sarah Howse; a Mike Ethrington por su enorme ayuda y sus consejos con las fotografías; a Machael de Souter por su actuación como modelo en todas las fotografías de los ejercicios de la sección 4; a Judith Roose por posar en las posturas correctas e incorrectas; a Phil Harris por la lectura de las pruebas, las correcciones y su ayuda en la composición del libro; a Anne Watts de Messrs A. & C. Black por su ayuda, consejos y, particularmente, su paciencia, y finalmente y en particular, a Sherley, Tim y a nuestros hijos por su paciencia y tolerancia cuando dedicábamos al libro el tiempo que realmente deberíamos haber dedicado a la familia. XI I Técnica de la danza y prevención de lesiones SÍNFISIS PÚBICA FALANGES ESCÁPULA ESTERNÓN COSTILLA PELVIS METACARPIANOS FÉMUR HUESOS DEL TARSO METATARSIANOS FALANGES 1.1: El esqueleto. SECCIÓN 1 Anatomía y fisiología 1.1 El esqueleto El esqueleto es el armazón sobre el que se asientan otros tejidos y constituye la base de la forma del cuerpo humano. Muchos animales inferiores carecen de esqueleto y buenos ejemplos de ello son las medusas y los gusanos. Ascendiendo por la escala animal podemos hallar dos for- mas de esqueleto: tenemos el exoesqueleto, que es exterior, como podemos ver en la langosta y en otros crustáceos e insectos, en los que la resistente cubierta corporal forma el armazón y todos los músculos y tejidos blandos se encuen- tran en el interior de esta armadura hueca. En una posi- ción superior en la escala animal se desarrolla el endoes- queleto, o esqueleto interno, que podemos ver en los pe- ces, las aves y los mamíferos. Este endoesqueleto puede en- contrarse, una vez más, en dos formas: cartilaginoso (co- mo en la mayoría de peces) y óseo (como en las aves y los mamíferos). En los seres humanos el esqueleto está constituido por dos tejidos principales: el cartílago y el hueso. El hueso es muy duro y sólo resiste pequeñas torsiones antes de rom- perse. En los niños, la torsión que puede darse antes de que se produzca una fractura es bastante mayor que en los adultos y esta mayor flexibilidad puede dar como resulta- do fisuras o fracturas en tallo verde en los jóvenes. El cartí- lago tiene una dureza menor que la del hueso y admitirá una considerable torsión, lo que permite la realización de movimientos. Esto se puede ver, por ejemplo, en los cartí- lagos costales al final de las costillas, donde éstas se unen al esternón. Allá donde se une un hueso con otro se forma una articulación. Existen varios tipos de articulaciones y nos ocuparemos de ellas en la Sección 1.2. El dibujo (Fig. 1.1) muestra el esqueleto humano y los nombres de los huesos más importantes. El cráneo, que contiene y protege al cerebro, está sostenido por la colum- na vertebral. Ésta contiene y protege la médula espinal. Descendiendo por la columna vertebral hallamos la caja torácica, en cuyo interior encontramos el corazón y los pulmones. En la parte inferior de la columna vertebral está el sacro, un grupo de huesos que, como resultado de la evolución, se han fusionado o unido para formar un único hueso. En el extremo del sacro está el cóccix, que suele ser móvil, aunque sólo pasivamente, y que constituiría una cola rudimentaria. El sacro forma parte de la pelvis, estan- do constituidas las partes laterales de ésta por dos grandes huesos llamados coxales. Éstos se unen, en su parte poste- rior, al sacro, mediante las articulaciones sacroilíacas y en la parte anterior forman la sínfisis púbica. Ambas articula- ciones permiten poco movimiento. A los lados de la pelvis están las articulaciones de la cadera, a partir de las cuales se extienden, distalmente, las extremidades inferiores. En cuanto a las extremidades superiores, la unión de la cintu- ra escapular con el resto del esqueleto no es tan firme ni estable. En el extremo medial de las clavículas existe una articulación con el esternón pero, aparte de ésta, la única conexión con el resto del cuerpo se establece mediante los varios grupos de músculos que se encuentran alrededor de la cintura escapular. Las principales funciones del esqueleto son las siguien- tes: a) Actuar como soporte y proporcionar sostén a todas las partes blandas del cuerpo, dando así su forma al cuerpo. b) Los músculos están unidos a los huesos y es la contrac- ción de los músculos, en combinación con la rigidez de los huesos que forman el esqueleto, lo que permite que se den los movimientos correctos y precisos de las varias partes del cuerpo. c) Tiene un papel protector, ya que reviste el cerebro, la médula espinal, el corazón y los pulmones. De todas formas, el tórax o caja torácica tiene una función secun- daria que se mencionará más adelante y que está relacio- nada con la respiración. d) En el interior de ciertos huesos está la médula roja, que constituye parte de los tejidos hematopoyéticos corpo- rales. Las partes del esqueleto El esqueleto puede dividirse en dos partes: a) El esqueleto axial, que está compuesto por el cráneo, la columna vertebral, el sacro y la caja torácica. b) El esqueleto apendicular, que está compuesto por la cintura escapular, las extremidades superiores, los coxa- les y las extremidades inferiores. EL ESQUELETO AXIAL El cráneo, que aloja al cerebro, junto con el maxilar y la mandíbula, forma la parte más pesada del cuerpo 7 VÉRTEBRAS CERVICALES 2 VÉRTEBRAS TORÁCICAS 5 VÉRTEBRAS LUMBARES 1.2: El cráneo y las vértebras cervicales. ATLAS (I• VÉRTEBRA CERVICAL) APÓFISIS ODONTOIDES AXIS (2• VÉRTEBRA CERVICAL) 2 Técnica de la danza y prevención de lesiones 1.3: Sección sagita] del atlas y el axis (la primera y segunda vér- tebras cervicales). 1.4: Vista lateral de la columna vertebral. (Fig. 1.2). Está asentado en el extremo superior de la co- lumna vertebral. La región cervical de la columna verte- bral está constituida por siete vértebras cervicales. La primera y la segunda están altamente especializadas y son totalmente diferentes al resto (Fig. 1.3). La primera vértebra cervical se llama atlas: este nombre deriva de la mitología clásica y hace referencia al héroe que debía sostener el mundo sobre sus hombros. El atlas soporta todo el peso del cráneo. Tiene una forma muy parecida a la de un anillo y carece del típico cuerpo vertebral. Sólo se produce un movimiento de asentimiento (como cuando hacemos "sí" con la cabeza) entre el cráneo y el atlas. La segunda vértebra cervical se llama axis (eje), ya que permite que se produzca un movimiento de rota- ción entre el atlas y el axis (movimiento de "no"). Este movimiento es posible gracias a una apófisis que se ex- tiende cranealmente desde el cuerpo vertebral del axis. Ésta se introduce en el "anillo" del atlas y se mantiene en posición gracias a un ligamento transverso muy resisten- te. Recibe el nombre de apófisis odontoides y, evolutiva- CARILLA ARTICULAR SUPERIOR CRANEAL APÓFISIS TRANSVERSA APÓFISIS TRANSVERSA APÓFISIS PORCIÓN INTERARTICULAR ESPINOSA CUERPO 1 44-10, r, “e APÓFISIS TRANSVERSA Anatomía y fisiología 3 mente, representa el cuerpo del atlas. Las otras cinco vértebras cervicales son similares a las del resto de la co- lumna vertebral. Tal y como se observa en el dibujo de la columna vertebral (Fig. 1.4), las vértebras tienden a ser gradualmente mayores a medida que descienden. Existen ligeras variaciones en el tamaño y la estructura de las vértebras de las regiones cervical, torácica y lum- bar, pero estas diferencias no nos preocupan. Los dibu- jos (Fig. 1.5) muestran una típica vértebra lumbar (vis- tas superior y lateral) en la que se han nombrado sus di- versas partes. Algunas de estas zonas serán mencionadas en capítulos posteriores de este libro. Como puede apreciarse en el dibujo de dos vértebras lumbares adyacentes (Fig. 1.6), las apófisis articulares o las articulaciones facetarias(mediante facetas) encajan una encima de la otra. Son pequeñas articulaciones sinoviales (véase abajo) que se deslizan una encima de la otra, permi- tiendo un cierto movimiento entre cada vértebra. Entre los cuerpos vertebrales están los discos intervertebrales. És- tos están formados por un fibrocartílago resistente. Actúan entre los cuerpos vertebrales de forma muy parecida a un trozo de caucho, lo que permite alguna compresión y al- gún estiramiento cuando los -cuerpos vertebrales se mue- ven, uno en relación con el siguiente. De todos modos es importante recordar que sólo se produce un pequeño mo- vimiento entre cada vértebra y su vecina. Son estos peque- ños movimientos de movimiento las que, al sumarse, dan lugar al grado de flexibilidad que podemos obtener en la columna vertebral en su conjunto. No obstante, existen diferencias entre las distintas zonas de la columna verte- bral. Las regiones cervical y lumbar son bastante móviles, mientras que la región dorsal o torácica es relativamente inmóvil. Como cabe apreciar en el diagrama lateral de la colum- na vertebral (Fig. 1.7), ésta no forma una línea recta. Exis- ten cuatro curvas claramente visibles. En las regiones torá- cica y sacra esta curva es convexa posteriormente o hacia atrás, mientras que en las regiones lumbar y torácica la curva se dirige en la dirección opuesta, con su parte con- vexa dirigida anteriormente hacia la parte frontal del cuer- po. Inicialmente, en el feto, toda la columna vertebral está curvada en la misma dirección, que es la que conservan las regiones torácica y sacra. Estas dos zonas se conocen con el nombre de curvas primarias. Más adelante aparecen curvas secundarias en las regiones cervical y lumbar. Los puntos de mayor tensión son aquellos en los que las curvas cam- bian de dirección, y estas zonas son más susceptibles a las lesiones. Esto sucede especialmente en las regiones inferio- res, en las que el peso de la parte superior del cuerpo es transmitido hacia abajo (p. ej. la zona más comúnmente afectada cuando hay fracturas de la columna vertebral es la región dorsal inferior/lumbar superior) y en cuanto a los tejidos blandos y las lesiones de los discos intervertebrales, APÓFISIS ESPINOSA CA RI I.1 .A ARTICULAR SUPERIOR APÓFISIS ARTICULAR INFERIOR 1.5: Las partes de una vértebra. La tercera vértebra lumbar es representati- va, pero su forma varía ligeramente en varios aspectos. La región lumbar es de la máxima importancia para el bailarín. SUPERFICIE ARTICULAR SUPERIOR DISCO APÓFISIS VERTEBRAL INTERESPINOSA CARILLA ARTICULAR INFERIOR 1.6: Vista posterior de dos vértebras lumbares. Técnica de la danza y prevención de lesiones se producen más frecuentemente en la región lumbar infe- rior, entre la 4a y la 5a vértebras lumbares y la parte supe- rior del sacro. La columna vertebral acaba en el sacro. Éste forma par- te de la cintura pélvica junto con los dos huesos coxales. La caja torácica (véase la Fig. 1.1 en la página xii) cons- ta de doce costillas a cada lado. En la parte posterior exis- ten articulaciones entre las costillas y las vértebras toráci- cas. En la parte anterior, las dos costillas inferiores, la 1 la y la 12a, no están unidas al esternón. Las otras diez costillas están unidas al esternón mediante porciones de cartílago duro que se conocen con el nombre de cartílagos costales, teniendo la 8a, 9a y loa costillas unas piezas largas de cartí- lago costal que se unen con el de la 7a costilla y, a conti- nuación, acaban en el esternón. Está combinación da lu- gar a la curva que se aprecia en el extremo inferior de la ca- ja torácica que comienza en la parte inferior del esternón y que se va curvando hacia abajo y hacia los lados, en cuyo punto la caja torácica forma la parte superior del abdo- men. LAS EXTREMIDADES Las extremidades superiores (Fig. 1.8) Las extremidades superiores nacen en la cintura escapu- lar. La clavícula es el único hueso que posee una articula- ción con la parte central del esqueleto. Ésta se encuentra en el extremo medial, donde se une al esternón. En el extremo lateral de la clavícula existe una articulación entre ésta y el acromion de la escápula. Estas articulaciones proporcionan poca fuerza a la unión de la cintura escapular con el resto del cuerpo y se encuentra, en realidad, suspendida por unos fuertes músculos unidos, por un extremo, a la columna vertebral y por el otro a la clavícula y la escápula. Los hue- sos de las extremidades superiores comprenden la clavícula y la escápula, que unidas forman la cintura escapular, el hú- mero, el radio y el cúbito, los huesos del carpo, los metacar- pianos y las falanges. De los huesos del carpo, el único que merece una mención especial es el escafoides. Es un lugar frecuente de fracturas en los adolescentes y adultos jóvenes tras una caída con la mano extendida. Estas fracturas son notablemente difíciles de apreciar en una radiografía toma- da durante las dos primeras semanas tras la lesión. CURVA SECUNDARIA CURVA PRIMARIA CURVA SECUNDARIA CURVA PRIMARIA I.7: I .1 rnlumna vertebral muestran las curvas primarias y secundarias. COLUMNA VERTEBRAL CAJA TORÁCICA Anatomía y fisiología 5 POSTERIOR ANTERIOR 1.8: La extremidad superior derecha y la cintura escapular. En el dibujo de la derecha se ha omitido la caja torácica, ya que hubiera tapado la superficie anterior de la escápula, que se asienta sobre la parte posterior de la caja torácica. Las extremidades inferiores (Figs. 1.9 y 1.10) La pelvis está formada por el sacro y el cóccix, que es la parte inferior de la columna vertebral, y por los dos coxales. Éstos se unen en la parte anterior para formar la sínfisis pú- bica (una articulación cartilaginosa) y en la parte posterior con el sacro mediante las dos articulaciones sacroilíacas (muy fuertes y formadas por tejido fibroso y cartílago). Los huesos de las extremidades inferiores comprenden el coxal, el fémur, la tibia, el peroné, los huesos del tarso (tarsianos), los metatarsianos y las falanges. El coxal está formado por tres huesos que se unen para dar lugar a uno: el ilion, el is- quion y el pubis. Debemos dar importancia a dos huesos tarsianos: el astrágalo, que forma parte de la articulación del tobillo, y el calcáneo, que es el hueso del talón. SACRO CÓCCIX HUESO COXAL ARTICULACIÓN SACRO! LIAC.A 5• VÉRTEBRA LUMBAR HUESO COXAL CÓCCIX SÍNFISIS POBICA FÉMUR ROTUIA PERONÉ TIBIA 1_ HUESOS TARSIANOS } METATARSIANOS — FALANGES ASTRÁGALO SACRO 6 Técnica de la danza y prevención de lesiones 1.9: La extremidad inferior y la hemipelvis derechas vistas desde detrás 1.10: La extremidad inferior derecha y la pelvis vistas desde delante (vista (vista posterior). anterior). 1.2 Las articulaciones La función de una articulación es permitir que se pro- duzcan movimientos entre dos huesos, y es la presencia de las articulaciones la que permite que el esqueleto, en su conjunto, sea flexible. Existen varios tipos de articulacio- nes y éstas poseen distintos grados de movilidad: desde la articulación plenamente móvil hasta la fija sin un grado apreciable de movilidad. Tipos de articulaciones El primer tipo de articulación que debemos tener en cuenta es la sinovial (Fig. 1.11). Este tipo permite una gran amplitud del movimiento. Los extremos del hueso es- tán recubiertos por un cartílago hialino. Éste es extrema- damente liso y lustroso, y permite movimientos con una fricción mínima. La articulación está lubricada por un lí- quido sinovial y está rodeada por una capa de tejido llama- CÁPSULA MEMBRANA SINOVIAL HUESO CARTÍLAGO ARTICULAR CÁPSULA Anatomía y fisiología 7 1.11: Sección corona! diagramática de una articulación sinovial típica. da membrana sinovial. Ésta elabora el líquido articular y también ayuda a absorber algunas partículas que pudieran formarse en el interior de la articulación. En el exteriorde la membrana sinovial existe una resistente cápsula de teji- do fibroso. Además de la cápsula, que recubre la articula- ción por completo, existen varios ligamentos. Éstos pue- den consistir en un engrosamiento localizado de la cápsula para dar lugar a una banda de tejido más grueso y resisten- te, o pueden no formar parte de la cápsula, formando una banda fibrosa muy resistente. Los ligamentos están presen- tes para ayudar a limitar la movilidad de una articulación y para proporcionarle estabilidad. Al limitar el movimiento de la articulación previenen su dislocación, ya que deten- drán un movimiento que supere los límites de la estabili- dad. CUERPO VERTEBRAL DISCO INTERVERTEBRAL CUERPO VERTEBRAL 1.12: Disco intervertebral. Otro tipo importante de articulación es el que posee cartílago o fibrocartílago entre los huesos. El principal ejemplo es el del disco intervertebral situado entre los cuerpos de dos vértebras adyacentes (Fig. 1.12). Este tipo de articulación permite un movimiento ligero, ya que el fi- brocartílago es elástico y se puede estirar y contraer ligera- mente. Además, como posee cierta elasticidad, actúa como amortiguador entre los huesos. Así, al saltar, todos los dis- cos intervertebrales ayudan a amortiguar el impacto de la caída que, de otra forma, se transmitiría, vía ascendente, al cráneo y al cerebro, con un efecto de choque mucho más grave. El último tipo de articulación es la verdadera articula- ción fibrosa que permite un movimiento ligero o nulo. Un ejemplo de articulación fibrosa que no permite movimien- tos es la existente entre los huesos planos que forman la bóveda craneal. Un ejemplo de una que permite un movi- miento ligero es la existente entre los extremos inferiores de la tibia y el peroné. Movimientos articulares Sólo las articulaciones sinoviales poseen un grado im- portante de movimiento y esto incluye a todas aquellas que una persona normal consideraría como articulaciones. Para evitar confusiones debemos utilizar el término correc- to para cada plano de movimiento (Figs. 1.13, 1.14, 1.15 y 1.16). Extensión: Consiste en poner recta una articulación de modo que los huesos que la forman tiendan a estar en una línea recta entre ellos. Flexión: Consiste en doblar una articulación de modo que se consiga un ángulo entre los dos huesos que la for- man. Abducción: Es un movimiento que separa la extremi- dad o una parte de ésta de la línea media del cuerpo. Aducción: Consiste en acercar una extremidad o parte de ésta a la línea media del cuerpo. Rotación: Es un movimiento articular en el que una parte del cuerpo puede rotar en torno al eje que atraviesa la articulación. Circunducción: Es la capacidad para mover una parte del cuerpo en torno a un círculo y suele consistir en una com- binación entre flexión, extensión, abducción y aducción. Hay varios tipos de articulaciones sinoviales que pro- porcionan diferentes amplitudes y planos de movimiento. Las esferoideas (articulaciones de "bola y cavidad") permi- ten el movimiento en todas las direcciones (p. ej. la articu- lación de la cadera). Las articulaciones trocleares permiten sólo la flexión y la extensión (p. ej. las articulaciones inter- falángicas de los dedos de las manos y los pies). Es muy importante utilizar la terminología correcta, ya que si no se generarán confusiones y, cuando se trate de le- siones, se podría proporcionar un tratamiento o una reha- bilitación incorrectos. La dificultad se aplica, muy particu- larmente, al caso de los bailarines, quienes se refieren a una buena extensión de la extremidad inferior o de la cadera como a la capacidad para elevar la pierna de forma que quede pegada al tronco. Este movimiento es, de hecho, una flexión de la articulación de la cadera o, si se separa 8 Técnica de la danza y prevención de lesiones 1.13: Flexión y extensión de la articulación de la rodilla. 1.14: Abducción y aducción de la articulación de la cadera. 1.15: Rotación externa e interna de la articulación de la cadera. CIRCUNDUCCIÓN 1.16: Circunducción de la articulación de la cadera. del cuerpo, una combinación entre abducción, rotación externa y flexión. Aunque más adelante en el libro se po- drá ver que los autores han intentado, siempre que ha sido posible, aceptar la terminología utilizada por los bailari- nes, en un ámbito donde podría generar una enorme con- fusión con resultados posiblemente peligrosos, la utiliza- ción de la terminología anatómica correcta es mutuamen- te ventajosa. Existen varios factores que limitan la amplitud del mo- vimiento de cualquier articulación. Desde dentro hacia afuera de la articulación, el primer factor de limitación se produce cuando los huesos que la forman contactan entre sí al moverse ésta en cualquier dirección concreta. De to- dos modos, en la mayoría de las articulaciones, antes de que eso ocurra la cápsula y los ligamentos limitarán la am- plitud del movimiento. Éstos nos proporcionan el segun- ROTACIÓN INTERNA EXTENSIÓN / I FLEXIÓN ROTACIÓN EXTERNA ACROMION APÓFISIS CORACOIDES HÚMERO CAVIDAD GLENOIDLA ESCÁPULA Anatomía y fisiología 9 do factor limitante. Con el entrenamiento precoz, los liga- mentos pueden ser estirados hasta un cierto punto, incre- mentando así la amplitud del movimiento más allá de lo que se esperaría normalmente de una articulación. El si- guiente factor es la tensión de los músculos que controlan el movimiento de la articulación; éstos pueden estirarse con relativa facilidad y los músculos se pueden alargar de forma activa. Finalmente, el contacto de partes blandas puede evitar un mayor movimiento (p. ej., alguien con unos muslos y pantorrillas gruesos será incapaz de flexio- nar la rodilla en el mismo grado que si no poseyera ese ex- cesivo volumen). El trabajo sobre los límites de la ampli- tud del movimiento de una articulación hará que los teji- dos blandos se estiren gradualmente, en especial antes de la pubertad, incrementando así la amplitud del movimien- to disponible. De todos modos existen enormes diferen- cias personales en lo que respecta a la amplitud natural del movimiento de cualquier articulación concreta. Esto es, en parte, debido a las diferencias en la forma anatómica de la articulación, aunque hay personas que, como resultado de su constitución congénita, tienen unos ligamentos muy la- xos y unos tejidos blandos que se pueden estirar mucho, y son estas personas de las que, en términos sencillos, se dice que tienen articulaciones dobles y quienes, en casos extre- mos, pueden convertirse en contorsionistas. Articulaciones importantes LAS EXTREMIDADES SUPERIORES La articulación entre la escápula y el húmero es esferoi- dea (Fig. 1.17). La cavidad es muy plana y parece un plato. Recibe el nombre de cavidad glenoidea. Como resultado de la poca profundidad de la articulación puede darse una gran amplitud del movimiento entre la parte superior del brazo y el tronco. De todos modos, este extenso movi- miento no se produce por entero entre la escápula y el hú- mero: gran parte de él, especialmente la elevación del bra- zo, se consigue mediante el deslizamiento de la escápula sobre la pared torácica. En el extremo inferior del húmero se encuentra la articulación del codo (Figs. 1.18 y 1.19), que se articula con los extremos superiores del radio y el cúbito. La articulación entre el cúbito y el extremo inferior del húmero es una sencilla articulación troclear, pero en el extremo superior del radio, la articulación es bastante más compleja, ya que permite al radio hacer flexión y extensión en relación con el húmero y también permite que el radio rote en relación con el húmero y el cúbito. Se produce un movimiento rotatorio similar en el extremo inferior del ra- dio y el cúbito. Esto permite que se produzcan los movi- mientos de pronación y supinación, mediante los cuales la mano puede tener la palma hacia abajo o hacia arriba, dándose esta rotación enteramente enel antebrazo. Como CLAVÍCULA 1.17: La articulación del hombro derecho. se verá en el dibujo (Fig. 1.19), los huesos de la muñeca y de la mano son complejos. La mayoría del movimiento de la muñeca consiste en un desplazamiento parecido al de una bisagra hacia arriba y hacia abajo, pero existe un cierto movimiento lateral de abducción y aducción (arti- culación condilea). Las articulaciones de los dedos entre los metacarpianos y las falanges también son, todas ellas, de tipo condileo. Las existentes entre las falanges son tro- cleares. No obstante, en la base del pulgar, la articulación entre el metacarpiano y los huesos del carpo admite algo de deslizamiento y rotación, con lo que el pulgar no sólo puede ser flexionado y extendido sino también abducido y aducido, y efectuar un movimiento de circunducción para permitirle acercarse a la mano oponiéndose al resto de de- dos. Sin este movimiento, careceríamos del movimiento de pinza con el que utilizamos la mano y la funcionalidad y los movimientos extremadamente precisos de la mano resultarían imposibles. LAS EXTREMIDADES INFERIORES La pelvis está formada por el sacro, que pertenece al es- queleto axial y, en la parte anterior, por los dos coxales (Fig. 1.20). Existe una articulación a cada lado entre el sa- cro y los coxales. Esta articulación es extremadamente fuerte y tiene muchos ligamentos que se cruzan en su inte- rior y también algo de fibrocartílago. La articulación sa- croilíaca tiene muy poco movimiento. En la parte anterior, los coxales se unen mediante la sínfisis púbica, articulación que tampoco tiene mucha movilidad y donde existe fibro- cartílago entre los huesos. Durante el embarazo, el fibro- cartílago y los ligamentos se vuelven más laxos, proporcio- Técnica de la danza y prevención de lesiones 1.18 A (izquierda): La articulación del codo. Ra- diografia Amero Posterior. 1.18 B (derecha): La articulación del codo. Vista radiográfica lateral. ANTEBRAZO EN SUPINACIÓN ANTEBRAZO EN PRONACIÓN HUESOS DEL CARPO MFFACARPIANOS FALANGES HÚMERO RADIO 1.19: El antebrazo y la mano derechos. ARTICULACIÓN SACROILIACA HUESO COXAL CÁPSULA SUPERIOR DE LA CADERA MEMBRANA SINOVIAL CABEZA DEL FÉMUR CABEZA DEL FÉMUR ACETÁBULO LIGAMENTO PUBOFEMORAL LIGAMENTOS ILIOFEMORALF.S CÁPSULA INFERIOR A II Anatomía y fisiología 11 nando una mayor movilidad y permitiendo que el parto se lleve a cabo. El parto se ve facilitado en la mujer debido a la diferencia entre la forma de su pelvis y la del hombre. A ambos lados de los coxales tenemos las articulaciones de la cadera (Fig. 1.21). Se trata de unas articulaciones es- féricas muy grandes pero, al contrario que en el caso de la articulación del hombro, el acetábulo (que es la cavidad) es muy profundo. La cabeza del fémur tiene forma de una esfera que se asienta en el interior del acetábulo. El resulta- do es que la articulación es muy fuerte y extremadamente estable. Podrá observarse en el dibujo que la cabeza del fé- mur está unida a la diáfisis del hueso por un cuello óseo llamado cuello femoral. Como resultado de esto, la diáfisis femoral queda un poco apartada de la pelvis, proporcio- nando así una gran amplitud de movimiento en todas las direcciones que no seria posible si la cabeza estuviera di- rectamente situada encima de la diáfisis. En el extremo inferior del fémur tenemos la articula- ción de la rodilla. En lo que respecta a su movimiento, se trata de una articulación troclear pero, como se aprecia en el dibujo (Fig. 1.22) es potencialmente una articulación muy inestable porque el extremo superior de la tibia, que forma el otro lado de la articulación respecto al fémur, es casi completamente plano. Estructuralmente es una arti- culación condilea, pero funcionalmente es una articula- ción troclear. Si no fuera por los ligamentos, el extremo 5 VÉRTEBRA LUMBAR 1.20: La hemipelvis derecha y la articulación de la cadera. 1.21: A. Sección de la articulación de la cadera derecha (dibujo). B. Ligamentos de la parte anterior de la articulación de la cadera derecha. Técnica de la danza y prevención de lesiones 12 VISTA ANTERIOR (RÓTULA ELIMINADA) VISTA IAl i RÓTULA CONDI' O FF.MORAI MESETA TIBIAI. RÓTULA A -CRUZADO ANTERIOR B- CRUZAIX) POSTERIOR TENDÓN ROTULIANO LIGAMENTO LATERAL EXTERNO CÓNDILO FEMORAL LIGAMENTOS 'RUZADOS LIGAMEN'l O POSTERIOR LIGAMENTO MEDIAL LIGAMENTO LATERAL INTERNO TIBIA PERONÉ I "Pie NT..e. TENDÓN DEL CUÁDRICEPS B 1.22: Los huesos de la articulación de la rodilla derecha, vista anterior y lateral. 1.23: A. La articulación de la rodilla derecha. Vista anterior con la rodilla flexionada en la que observamos el extremo inferior del fémur y el superior de la tibia. B. Dibujo de una vista lateral de la articulación de la rodilla. LIGAMENTO LATERAL EXTERNO TENDÓN ROTULIANO MÚSCULO CUÁDRICEPS TENDÓN DEL CUÁDRICEPS FÉMUR RÓTULA TIBIA PERONÉ LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR (CORTADO) MENISCO EXTERNO MENISCO INTERNO LIGAMENTO CRUZADO POSTERIOR (CORTADO) Anatomía y fisiología 13 1 1.24: Articulación de la rodilla derecha (vista lateral). inferior del fémur podría deslizarse en cualquier dirección sobre la tibia. Además del movimiento típico de una arti- culación troclear (tipo bisagra), sólo es posible una peque- ña rotación cuando la rodilla está parcialmente flexionada, pero no cuando está completamente extendida. Los dibujos (Figs. 1.23 y 1.24) muestran los ligamen- tos que estabilizan la rodilla. El ligamento lateral externo se extiende desde el extremo inferior del fémur, y lateral- mente, hasta el extremo superior del peroné y tiene forma de cuerda. El ligamento lateral interno va del extremo in- ferior del fémur medialmente al extremo superior de la ti- bia y parece una cinta. En el interior de la articulación en- contramos los ligamentos cruzados, llamados así porque se cruzan entre sí. Se extienden desde la escotadura intercon- dílea del extremo inferior del fémur hasta la parte anterior y posterior de la meseta tibial, que se halla en el extremo superior de la tibia. Pueden apreciarse en el dibujo. La ro- dilla tiene la particularidad de que posee dos meniscos o cartílagos semilunares (aunque no es la única articulación que tiene meniscos) (Fig. 1.25). Éstos están compuestos por fibrocartílago y están sujetos por sus bordes externos a la cápsula articular. Los bordes internos son libres. Ayudan a aumentar algo la profundidad del extremo superior de la tibia, dando lugar a una especie de dos platos ligeramente cóncavos. Además, se mueven un poco cuando se flexiona y extiende la articulación en el transcurso de actividades normales y, como resultado, ayudan a la circulación del lí- ANTERIOR POSTERIOR 1.25: Extremo superior de la tibia derecha. Vista desde arriba para así mostrar los meniscos (cartílagos). TIBIA ASTRÁGALO ESCAFOIDES (O HUESO NAVICULAR) 3 HUESOS CUNEIFORMES 1.26: Articulación del tobillo derecho y pie. quido sinovial por el interior de la articulación. No obs- tante, si una rodilla en semiflexión es rotada mientras so- porta el peso del cuerpo, un menisco puede quedar atrapa- do entre el fémur y la tibia y esa torsión puede provocar un desgarro meniscal. En la parte anterior está el músculo cuádriceps, que acaba en el tendón del cuádriceps, la rótula y el tendón ro- tuliano. Todas estas estructuras ayudan a proporcionar es- tabilidad a la zona anterior. La ayuda en la estabilidad pos- TIBIA ASTRÁGALO LIGAMENTO DELTOIDEO (LIGAMENTO MEDIAL) I er METATARSIANO CALCÁNEO ESCAFOIDES MI Piara asar PERONÉ LIGAMENTO TIBIOPERONEO POSTERIOR MALÉOLO EXTERNO LIGAMENTO CALCANEOPERONEO TIBIA LIGAMENTO TIBIOPERONEO ANTERIOR ASTRÁGALO LIGAMENTO PERONEOASTRAGALINO ANTERIOR CALCÁNEO CUBOIDES 5° METATARSIANO 14 Técnica de la danza y prevención de lesiones CUNEIFORME MEDIAL 1.27: Ligamentos de la cara medialde la articulación del tobillo derecho. 1.28: Ligamentos de la cara lateral de la articulación del tobillo derecho. terior viene dada por la cápsula posterior y los músculos is- quiotibiales. En el extremo inferior de la tibia se encuentra la articu- lación del tobillo. Se trata de una articulación troclear en la que no se dispone de ningún otro tipo de movimiento (Fig. 1.26). Esta articulación es muy estable. La estabili- dad es mantenida, en la parte lateral, por el extremo infe- rior del peroné, que constituye la parte externa de la arti- culación del tobillo. Medialmente existe un saliente óseo distal desde la parte inferior de la tibia que forma el malé- olo interno y que proporciona estabilidad interna. Los li- gamentos colaterales del tobillo son extremadamente im- portantes para mantener su estabilidad y son, frecuente- mente, lugar de lesiones, especialmente lateral externo. El ligamento lateral interno o deltoideo (llamado así por su forma) puede observarse en el dibujo (Fig. 1.27). El ligamento lateral externo es más complejo (Fig. 1.28). La porción que se lesiona más comúnmente es el li- gamento peroneoastragalino anterior. INVERSIÓN 1.29: Inversión y eversión EVERSIÓN NÚCLEO SARCOLEMA LISO (PARED INTESTINAL, ETC.) MÚSCULO INVOLUNTARIO 1 NÚCLEO Anatomía y fisiología 1 5 Al igual que sucede con la mano, las articulaciones del pie son complejas. En la zona tarsiana es posible el movi- miento rotatorio, lo que permite la inversión y la eversión. Esto se produce, en gran medida, por debajo del astrágalo. La parte superior del astrágalo constituye la tróclea de la articulación del tobillo. La zona inferior del astrágalo se ar- ticula con el calcáneo y éste, junto con los otros huesos del pie, puede rotar alrededor del astrágalo. En la parte ante- rior del astrágalo está la cabeza que se articula con la cavi- dad del escafoides o hueso navicular, formando así el eje de rotación para la inversión y la eversión (Fig. 1.29). También se produce un cierto grado de inversión y ever- sión en los huesos tarsianos anteriores y entre los huesos tarsianos y los extremos proximales de los metatarsianos. Al igual que sucede con los dedos de la mano, las articula- ciones entre los metatarsianos y las falanges son condíleas y entre las falanges son trocleares. 1.3 Los músculos Consideraciones generales Los músculos son las partes carnosas del cuerpo y son los responsables de todos los movimientos que se produ- cen en el organismo. TIPOS DE FIBRAS MUSCULARES Existen tres tipos distintos de músculo (Fig. 1.30) y tienen unas funciones muy específicas y diferentes. Músculo estriado o esquelético A este músculo también se le llama voluntario, ya que puede ser controlado a voluntad por el cerebro y el sistema nervioso. Incluye los músculos que controlan las extremi- dades, los de la expresión facial y los de la respiración. Es conocido como músculo estriado, por que cuando se exa- minan secciones de él en el microscopio, las células tienen el aspecto de poseer estrías o bandas (Fig. 1.30). Las fibras de músculo estriado se unen en haces que están rodeados de tejido fibroso, también llamado tejido conjuntivo. Los k diferentes haces de fibras musculares están unidos y discu- rren longitudinalmente en el músculo en su totalidad. Un gran número de haces musculares quedan unidos median- te tejido conjuntivo para formar la estructura anatómica llamada músculo. En los extremos de los músculos tenemos las uniones con los huesos. Pueden ser en forma de unión directa me- diante la cual la parte carnosa del músculo queda unida al hueso. El músculo puede agruparse formando una banda o lámina de tejido fibroso blanco que, a continuación, se unirá al hueso o, como se aprecia especialmente en las ex- ESTRIADO (ESQUELÉTICO) MÚSCULO VOLUNTARIO MÚSCULOS CARDÍACO (CORAZÓN) NÚCLEO 1.30: Dibujos de los tres tipos de fibras musculares. tremidades, este tejido fibroso puede formar un largo ten- dón que suele tener una sección ovalada o redondeada. Es- tos tendones permiten que la acción del músculo sea ejer- cida a cierta distancia sin la presencia de la masa muscular, que daría lugar a un órgano abultado y difícil de manejar. De ahí que la mayoría de los músculos responsables de la flexión y la extensión de los dedos de la mano y del pie se detengan antes de llegar a la muñeca o el tobillo, y la ac- ción del músculo es transmitida distalmente, gracias a un tendón, hasta las puntas de los dedos. Esto permite el de- MEMBRANA INTERÓSEA TIB IA VASO SANGUÍNEO PERONÉ FASCIA PROFUNDA VASOS SANGUÍNEOS TEJIDO CELULAR Y NERVIOS SUBCUTÁNEO (GRASA) 16 Técnica de la danza y prevención de lesiones sarrollo de un órgano mucho más delgado y útil desde el punto de vista funcional. Los grupos de músculos están, a su vez, rodeados por un tejido fibroso denso y resistente conocido como fascia. En el dibujo de una sección transversal de una extremidad (Fig. 1.31), en este caso de una pierna, en el tercio proxi- mal por debajo de la rodilla, es posible ver la distribución de estas capas. La piel rodea completamente la extremi- dad. Bajo ésta tenemos una capa de tejido graso llamado tejido celular subcutáneo. A continuación está la fascia profunda, que es el tejido fibroso denso y resistente. Este envoltorio de fascia profunda contiene los distintos mús- culos. Frecuentemente existen alargamientos de tejido fi- broso desde la fascia profunda que pasan entre los distin- tos músculos. Estas capas suelen ser menos densas que la fascia. A este nivel hay también una capa de tejido fibroso muy denso que conecta los dos huesos de la pierna, la tibia y el peroné, y que se conoce como membrana interósea. Ésta no sólo ayuda a mantener unidos los dos huesos, sino que proporciona un área adicional para la fijación de los músculos. Todo músculo esta fijado por sus extremos; uno de ellos se denomina origen y el otro, inserción. El origen es el extremo que, en el transcurso del uso normal, permane- ce estático, y la inserción es el extremo que se estira y se mueve. Además, el origen, en lo que respecta a las extremi- dades, suele hallarse en el extremo proximal (el extremo más cercano al tronco). [No obstante, estos papeles pue- den verse alterados: por ejemplo, si un objeto se agarra con la mano, el objeto puede ser acercado a un tronco inmóvil, o bien el tronco puede estirarse hacia un objeto estaciona- rio.] La acción de cada músculo en su conjunto está contro- lada por uno o más nervios. Muchos músculos reciben su inervación de varios nervios diferentes. Cuando estos ner- vios se introducen en el músculo, se van dividiendo gra- dualmente hasta que una única fibra nerviosa llega a una fibra muscular. Cuando la fibra nerviosa es estimulada es- timulará, a su vez, la fibra muscular para que se contraiga completamente. No puede estimular la fibra muscular pa- ra que se contraiga parcialmente. Esto se conoce como la ley de todo o nada. Esta contracción acorta la fibra muscu- lar. Dependiendo del número de fibras musculares estimu- ladas, así serán (a) la fuerza ejercida y (b) el grado en que se acortará el músculo. Mediante un sistema de control neuromuscular muy desarrollado y sofisticado, el ser hu- mano (u otros animales, por supuesto) puede conseguir un control increíblemente preciso de sus movimientos. En las zonas del cuerpo en las que es necesario un control muy fino, las fibras musculares y las nerviosas son mucho más numerosas (p. ej., las relacionadas con la utilización de la mano) que en las áreas en las que no es necesaria tan- ta habilidad. 1.31: Sección transversal de la pierna (tercio superior). La estimulación que se transmite por la fibra nerviosa es eléctrica, pero la estimulación entre el extremo del ner- vio y la fibra muscular es de naturaleza química. Incluso en reposo, unas pocas fibras musculares son constante- mente estimuladas y esto ayuda a mantener lo que se co- noce comotono muscular. Existen dos tipos distintos de fibras musculares voluntarias conocidas como fibras rápi- das y lentas. La proporción de las diferentes fibras en un músculo concreto determina si éste, en su conjunto, es más adecuado para un papel de soporte prolongado o para una respuesta rápida. Músculo liso o involuntario Éste es el nombre que se da al músculo que controla varios órganos internos (Fig. 1.30). Este tipo de músculo se halla en todo el tubo digestivo y también alrededor de estructuras de mucho menor tamaño como glándulas y va- sos sanguíneos. La parte consciente del cerebro no tiene ningún control sobre la acción de estos músculos, y de aquí el nombre de músculo involuntario. También se le conoce como músculo liso, ya que al microscopio no exis- ten estrías, como hallábamos en el músculo esquelético. B DIRECCIÓN DE LA FUERZA DE LOS MÚSCULOS DE LA PANTORRILLA A TRAVÉS DELTENDÓN DE AQUILES TIBIA . TIBIAL ANTERIOR TIBIAL POSTERIOR CALCÁNEO TENDÓN DEL FLEXOR LARGO DEL DEDO GORDO V PESO DEL CUERPO ■•1 Piar Anatomía y fisiología 17 1.32: Palanca de primer género (equilibrada con brazos y pesos iguales). 1.33: Palanca de primer género (equilibrada con brazos y pesos distintos). Distancia x carga = distancia x esfuerzo. En este caso, 2 x 2 = 4 x 1. Podemos encontrar esto en el punto en que el cráneo se une a la región cervi- cal de la columna vertebral. La fuerza de los músculos de la zona posterior del cuello equilibra el peso de la parte ante- rior del cráneo, la cara y la mandíbula. 1 1.34: A. Palanca de segundo género. La carga está más cerca del punto de apoyo que el esfuerzo. La fuerza ejercida por la carga será mayor que la necesaria por parte del esfuerzo. B. Palanca de segundo género, tal y co- mo sucede en el pie y el tobillo estando el bailarín en la posición de demi-poince. Músculo cardíaco Éste es el tercer tipo de músculo y sólo se encuentra en el corazón (Fig. 1.30). El músculo cardíaco se contrae involuntariamente, aunque la frecuencia y el ritmo se encuentran bajo el con- trol de impulsos nerviosos. Trataremos el control del mús- culo cardíaco más adelante. las Antes de pasar a los músculos concretos, es importante considerar cómo dan lugar a los movimientos. Músculos y palancas Debe subrayarse que los músculos sólo pueden contra- erse y, por tanto, traccionar, pero nunca pueden empujar. Los movimientos son, así pues, realizados utilizando los huesos como palancas. Existen tres géneros de palancas: una palanca de primer orden es como un balancín (Fig. 1.32), y el punto de balanceo se conoce como punto de apoyo. En un extremo de la palanca está la "resistencia" y en el otro la acción del músculo, que produce un "fuerza" o "fuerza". Si no se produce ningún movimiento, esa parte está en equilibrio y la fuerza aplicada por la "resistencia" y FUNCIÓN DE LOS MÚSCULOS 18 A Técnica de la danza y prevención de lesiones 1.35: A. Palanca de tercer género. El esfuerzo se halla más cercano al punto de apoyo que la carga. la fuerza tiene que ser, por tanto, mayor que la fuerza que ejerce la carga. B. Palanca de tercer género. En este caso, la fuerza tiene que ser mucho mayor (unas siete veces) que la fuerza que ejerce la carga. CARGA la aplicada por el esfuerzo de hallan compensadas, aunque esto no significa que la fuerza ejercida en estos dos puntos sea, necesariamente, la misma. Cualquiera que utilice una palanca para intentar mover algo pesado se dará cuenta de que cuanto más largo sea el brazo de palanca, menos fuer- za será necesario aplicar para mover el objeto. Esto puede dilucidarse muy fácilmente y expresarse en forma de una ecuación: el "fuerza" multiplicado por la distancia existen- te entre éste y el ',tinto de apoyo es igual a la "carga" mul- tiplicada por la distancia entre ésta y el punto de apoyo. Como muestra el dibujo (Fig. 1.33), si la "resistencia" equivale a dos unidades y la distancia entre ella y el punto de apoyo es tres unidades, al multiplicarlas obtenemos seis. Al otro lado del punto de apoyo, si la distancia a la que se halla el "fuerza" es seis unidades, el "fuerza" necesa- rio para mover la "resistencia" será sólo una unidad, ya que la multiplicación del "fuerza" por la distancia también equivaldrá a seis. Un ejemplo de una palanca de primer género es la cabeza, sobre la columna vertebral, donde el peso de la cara es contrarrestado por los músculos de la parte posterior del cuello. En las extremidades, los otros dos tipos de palanca son mucho más comunes. En una palanca de segundo género (Fig. 1.34), el "peso" o "resistencia" estará más cercano al punto de apoyo o punto de apoyo que el "fuerza" (en este caso la contracción muscular). Esto se puede ver fácilmente en el pie cuando un bailarín se eleva en la postura de demi- pointe. El punto de apoyo se encuentra en la zona corres- pondiente a las cabezas de los metatarsianos, el peso del cuerpo es transmitido hacia abajo a través de la tibia y del tobillo, y la fuerza de elevación se realiza mediante los mús- culos poplíteos que se insertan, gracias al tendón de Aqui- les, en la parte posterior del talón. Una vez más, y debido a las palancas, la distancia desde el punto de apoyo (en las ca- bezas de los metatarsianos) hasta la articulación del tobillo es menor que la distancia desde el punto de apoyo hasta la parte posterior del talón, así que el esfuerzo de los músculos poplíteos es ligeramente menor que el peso del cuerpo. Só- lo es ligeramente menor porque la diferencia entre las dos distancias respecto al punto de apoyo es pequeña. Finalmente, en la palanca de tercer género (Fig. 1.35), el "fuerza" o contracción muscular se encuentra entre el CARGA punto de apoyo y el peso o "resistencia". Esto se puede ver en la articulación del codo, en la que los músculos bíceps y braquial están insertados justo delante del codo, pero ef peso que está siendo elevado está situado más alejado del codo, generalmente en la zona de la mano. Debido a la gran diferencia entre las distancias, respecto al punto de apoyo, entre el "fuerza" y la "resistencia", la fuerza necesa- ria para efectuar el levantamiento es mucho mayor que el peso real de la "resistencia". Esto se debe a que la distancia entre el punto de apoyo y la inserción del músculo es muy corta, mientras que la distancia entre el punto de apoyo y la mano, que seguramente soporta el peso, es unas siete ve- ces mayor. Así pues, si el peso que elevamos en la mano es sólo un kilogramo, la fuerza de la contracción en el mús- culo bíceps para elevar dicho peso debe ser del orden de siete kilogramos. Si las mediciones se efectúan en otras zo- nas del cuerpo, especialmente en las extremidades inferio- res, se verá que la fuerza necesaria para contraer el múscu- lo puede ser varias veces superior al peso del cuerpo y, cuando se salta, aquélla puede llegar a los 500-700 kilogra- mos. Otro aspecto importante del uso de las palancas es la diferencia entre las distancias movidas por el "fuerza" y la Anatomía y fisiología 19 «resistencia". En las palancas de primer género, puede ser el "fuerza" o la "resistencia" el que se haya de mover más. En las de segundo género el "fuerza" debe moverse más que la "resistencia", ya que el esfuerzo se halla más alejado del punto de apoyo. Así, los músculos que producen el movimiento tienen que acortarse más que la distancia que se moverá la "resistencia". En las palancas de tercer género, que son las más frecuentes en el cuerpo, el "fuerza" se mueve una distancia mucho menor que la "resistencia". Esto tiene la gran ventaja de permitir un gran movimiento con sólo un ligero acortamiento de los músculos que pro- ducen los movimientos. Contracción muscular Un músculo se contrae en su conjunto mediante la contracción independiente de sus fibras musculares. En reposo, se sumninistran constantemente unos pocos im- pulsos nerviosos a los músculos paraque, de alguna forma, algunas fibras estén siempre contrayéndose y manteniendo el "tono" muscular. En otras palabras el músculo, en con- junto, nunca se relaja por completo. Durante un movi- miento voluntario, y dependiendo de la fuerza necesaria, se contraerá un número creciente de fibras al unísono y, a partir de ahí, en sucesión para así mantener la contracción muscular y para controlar su velocidad. Los grupos musculares no actúan independientemen- te, sino que siempre lo hacen junto con otros. Si no fuera así, el movimiento carecería en gran medida de control. Por ejemplo, cuando cogemos una taza de té para llevár- nosla a la boca, si los grupos musculares que inician la ac- ción se contrajesen por su cuenta, el té acabaría sobre la cara de la persona. Todos los movimientos son controla- dos cuidadosamente. El grupo más importante que inicia el movimiento se llama "primer motor" (o agonista). Los grupos musculares que actúan en dirección opuesta son los antagonistas. Durante un movimiento, el grupo anta- gonista también mantendrá un cierto grado de contrac- ción y se relajará gradualmente y de manera compensato- ria. La gravedad también desempeña un papel importan- te y, frecuentemente, actuará con el agonista o con el antagonista y, a veces, puede anular la acción del antago- nista, especialmente cuando se está efectuando un levan- tamiento. Las pruebas eléctricas musculares actuales (electromio- grama o EMG) han mostrado que, gran parte del tiempo, los músculos antagonistas no son estimulados durante un movimiento y que su acción controladora antagonista se lleva a cabo mediante un retroceso elástico. Tanto si ocurre esto como si hay un grado de contracción activa en el antagonista dependerá del movimiento que se esté efec- mando: si es controlado de forma precisa, si se está dando con o sin la ayuda de la gravedad, etc. Además, el agonista o el antagonista pueden recibir la ayuda de otros grupos de músculos conocidos como sinergistas. Éstos tienden a ac- tuar como coordinadores de los movimientos. También ayudan a contrarrestar cualquier fuerza direccional no de- seada en el agonista. Como ejemplo: el pectoral mayor, cuando se contrae para mover el húmero en relación con la escápula, también ejerce una fuerza de luxación sobre la articulación del hombro (articulación escapulohumeral). El coracobraquial es un músculo sinergista de este movi- miento y, mediante su contracción, no sólo ayuda al movi- miento del brazo, sino que por actuar en un ángulo distin- to al del pectoral mayor contrarresta el componente luxa- dor de la fuerza ejercida por éste. Durante los diferentes movimientos, primero un gru- po y luego otro serán los agonistas, los antagonistas o los sinergistas. Debido a esta acción combinada de los grupos musculares, en los ejercicios de fortalecimento no sólo de- ben ser ejercitados los agonistas, sino también los grupos antagonistas y los sinergistas. Es la acción de los distintos grupos la que da lugar a un movimiento equilibrado y controlado. Aunque los grupos de músculos están todos ellos formados por músculos voluntarios, las acciones an- tagonistas y sinergistas son controladas de forma refleja. Así, al igual que les puede hacer contraer de forma refleja, también pueden ser inhibidos de la misma forma, como ocurre ante una lesión o el dolor. COORDINACIÓN NEUROMUSCULAR Y ENGRAMAS Los músculos concretos rara vez pueden actuar indivi- dualmente. Existe un agonista, hay grupos sinergistas que ayudan al agonista y existen grupos antagonistas que se oponen al agonista. Hay estabilizadores que inmovilizan las articulaciones para permitir que el movimiento se lleve a cabo. El entrenamiento para la coordinación desarrolla unos patrones multimusculares automáticos preprograma- dos que se conocen con el nombre de engramas. Las repe- ticiones exactas y constantes o la práctica darán lugar a un engrama, una situación en la que los músculos o movi- mientos individuales no se activan conscientemente. La retroalimentación(feedback) propioceptiva proporciona un control subconsciente y consciente del movimiento y nos muestra si éste tuvo éxito o no. Estos engramas auto- máticos sólo pueden desarrollarse mediante la repetición voluntaria de ese programa preciso. Éste debe seguirse de forma exacta, ya que si no, la entrada (input) de informa- ción variará cada vez y no se podrá desarrollar el engrama. Como consecuencia el patrón debe ser inicialmente lo su- ficientemente lento para que sea preciso. Un engrama permite la realización de un movimento complicado de forma más rápida de lo que sería posible si hiciera falta pensar de forma consciente en cada parte de la acción. Al mismo tiempo que se producen los movimien- tos, el engrama también producirá la inhibición de movi- mientos no deseados. Esta inhibición es una parte esencial 20 Técnica de la danza y prevención de lesiones de la regulación de la coordinación. La inhibición no pue- de producirse directa y conscientemente y se consigue me- diante la repetición gradual y precisa del patrón deseado de movimientos. La coordinación de las acciones más rápidas, complejas y que requieren la máxima habilidad está auto- matizada por engramas en lugar de por una serie de movi- mientos controlados voluntariamente. La activación del/de los engramais es voluntaria y se halla bajo un control cons- ciente. Al aprender patrones de ejercicios y, por supuesto, y mucho más importante, al aprender la técnica de la danza o, desde este punto de vista, cualquier otra técnica, la preci- sión es absolutamente vital para desarrollar el engrama co- rrecto. Si se permiten las imprecisiones durante el desarro- llo de una técnica, esto dará lugar a "malos hábitos" y estas imprecisiones o malos hábitos se convertirán en un engra- ma. Una vez haya ocurrido esto, la modificación del engra- ma defectuoso será extremadamente difícil y puede que re- sulte necesario aprender desde el principio esa parte de la técnica. De aquí la importancia de aprender cualquier serie compleja de movimientos de forma precisa desde el princi- pio. Como ya se ha especificado, para conseguir la preci- sión, se debe aprender el patrón lentamente. El número de repeticiones necesarias para dar lugar a un engrama verda- deramente bien desarrollado se cuenta por cientos de miles o millones. De todas formas, esto no es tan terrible como pudiera parecer, ya que una acción suele estar formada por una serie de engramas. Es la suma de los engramas la que proporciona el resultado final. Como ya se ha mencionado, el inicio de un engrama se encuentra bajo control volunta- rio y consciente, aunque las partes constituyentes del en- grama no se encuentran, en esa etapa, bajo control volunta- rio. Lo que la mente hace es seleccionar los engramas alma- cenados, juntarlos y producir el resultado deseado. El uso de engramas probablemente se ve y se aprecia mejor cuando se piensa en un músico como un pianista o un organista. En este caso, los símbolos impresos en una página darán lugar al inicio de engramas que permitirán a los dedos (yen el caso del organista también a los pies) eje- cutar la compleja serie de movimientos. Se debe admitir que algunos antiguos proverbios pare- cen tener actualmente una base científica, p. ej. "con la práctica se consigue la perfección" (la formación del engra- ma), "no se pueden enseñar trucos nuevos a un perro vie- jo" (la dificultad de tratar de modificar un engrama). FIBRAS MUSCULARES ROJAS Y BLANCAS Puede parecer que este tema es demasiado complejo, complicado, etc. como para ser incluido en un libro de es- te tipo. No obstante, la razón para incluir unas cuantas frases sobre la materia es debida a que los bailarines suelen hacer preguntas sobre ella, ya que han leído u oído algo re- lativo al tema y creen que deberían hacer algo con las fi- bras rojas y blancas para mejorar sus actuaciones. Debido a la presencia de carne roja y blanca en las aves, se ha pensado durante muchotiempo que podía existir una diferencia entre los tipos de fibras musculares. De to- dos modos, en los mamíferos no existe este aspecto general de carne roja y blanca. Sin embargo, dentro de los múscu- los se ha visto que existen variaciones en cuanto al tipo de fibras musculares, siendo algunas oscuras y otras claras. Las fibras "rojas" también se conocen como lentas o fi- bras de tipo 1. Tienden a proliferar con el entrenamiento para la resistencia. Las fibras "blancas" son también conocidas como rápi- das o fibras de tipo 2 y tienden a proliferar con los ejer- cicios de velocidad (esprint). Ambos tipos de fibras suelen ser extremadamente es- tables y no cambian para transformarse de un tipo en otro. Las fibras de tipo 1 (lentas) tienen un metabolismo por fosforilación oxidativa y, así pues, tienen una alta capaci- dad aeróbica. Tienen una velocidad de contracción lenta (de aquí el nombre de lentas) y tardan en fatigarse. Estas fibras tienen un diámetro pequeño. Tienen un umbral de requerimiento bajo (responden pronto a la estimulación eléctrica de las fibras nerviosas) y generan unas fuerzas ba- jas, pero debido al bajo umbral y al requerimiento precoz se contraen con mayor frecuencia que las fibras de tipo 2. Las fibras de tipo 2 (rápidas) tienen un metabolismo por glucolisis. Poseen una velocidad de contracción rápida (de aquí su nombre de rápidas) y también se fatigan rápi- damente. Estas fibras musculares tienen un gran diámetro. Tienen un alto nivel de requerimiento (necesitan una ma- yor estimulación eléctrica para contraerse) y generan fuer- zas altas. No obstante, se contraen con menor frecuencia que las fibras de tipo 1. Para complicarlo todavía más, existe también un tipci de fibra intermedia, que es un subtipo de la de tipo 2. Se trata de una fibra rápida oxidativa glucolítica (fibra ROG). Estas fibras ROG tienen una velocidad de contracción alta y un índice intermedio de fatiga. • Habiendo dicho esto, el mejor consejo para el bailarín es que se olvide de sus fibras rojas y blancas y que se sienta satisfecho llevando a cabo los programas de ejercicios ade- cuados, dejando que sus varios tipos de fibras cuiden de sí mismas. Músculos individuales MÚSCULOS DEL TRONCO Como se verá en los dibujos (Figs. 1.36, 1.37 y 1.38), existen muchos músculos del tronco. Los dibujos mues- tran los principales músculos y sus nombres. El conoci- miento detallado de los nombres de los músculos no es ne- cesario para los bailarines. Generalmente es más conve- 1.36: Músculos de la parte anterior del tronco. FSTERNOCLEIDOMASTOIDEO RECIO DEL ABDOMEN OBLICUO EXTERNO GLÚTEO MEDIO GLÚTEO MAYOR 1.37: Músculos superficiales de la parte posterior del tronco. Anatomía y fisiología 21 CLAVÍCULA DEITOIDES PECTORAL MAYOR DORSAL ANCHO LÍNEA ALBA RECTO DEL ABDOMEN (CORTADO) EXTREMO CORTADO DEL RECIO DEL ABDOMEN ESTERNOCLEIDOMASTOIDEO TRAPECIO ACRÓM ION DELTOIDES INFRAESPINOSO REDONDO MAYOR TRÍCEPS DORSAL ANCHO I PI nupinc.c COLUMNA VERTEBRAL COSTILLAS ERECTOR DE LA COLUMNA (ERECTOR SPINAE) CUADRADO LUMBAR PELVIS HUMERO CABEZA LARGA DEL TRÍCEPS REDONDO MAYOR DELTOIDES 22 Técnica de la danza y prevención de lesiones 1 1 1.38: Los músculos profundos de la parte posterior del tronco. niente considerar los músculos por grupos y según la for- ma en la que actúan, en lugar de por sus nombres anató- micos. No obstante, es útil estar familiarizado con los nombres y los grupos musculares. El tronco, en su conjunto, es sostenido y estabilizado en la parte posterior por los largos músculos erectores de la columna, que se extienden desde la pelvis hasta la base del cráneo, y por otros muchos pequeños músculos, y en la parte frontal por los músculos anteriores del cuello, los in- tercostales y otros músculos unidos a la caja torácica y, des- de el punto de vista del bailarín, posiblemente por uno de los grupos musculares más importantes del cuerpo: los músculos abdominales. Los músculos de la pared abdomi- nal se encuentran distribuidos en varias capas. En el centro del abdomen tenemos dos robustos músculos, uno a cada lado de la línea media: el recto del abdomen derecho y el izquierdo. A continuación hay dos capas oblicuas: los músculos oblicuo externo (o mayor) y oblicuo interno, es- tando éste situado más profundo que aquél, y finalmente una capa transversal de músculos. La contracción de estos músculos aporta fuerza y sostén a la parte anterior del tronco y juega un papel muy importante en el manteni- miento de las curvaturas adecuadas de la columna verte- bral. A los lados del tronco el músculo cuadrado lumbar ayuda a las porciones laterales de los músculos abdomina- 1.39: (debajo) Músculos del hombro derecho. A. Vista anterior habiendo eliminado la caja torácica (véase Fig. 1.8). B.Vista posterior. ANTERIOR POSTERIOR COLUMNA VERTEBRAL CRESTA ILIACA DE LA PELVIS COLUMNA VERTEBRAL PSOAS MAYOR - ADUCTORES FÉMUR Anatomía y fisiología 23 1.40: Músculos de la cadera derecha (vista anterior). les a proporcionar fuerza lateral. Los grandes músculos de la cintura escapular, es decir, el dorsal ancho, el serrato an- terior (o mayor), el trapecio y el pectoral mayor, desempe- ñan un papel importante en la estabilización de la parte superior del tronco, aunque, como se observa en los dibu- jos (Fig. 1.37), el dorsal ancho tiene su origen en la parte media de la espalda, y a través de la fascia dorsolumbar, hasta llegar a la pelvis. Lo que es extremadamente impor- tante es que también envía una cinta muscular al ángulo inferior de la escápula, ayudando así considerablemente en la estabilización de la escápula sobre el tronco. MÚSCULOS DE LA EXTREMIDAD SUPERIOR Además de los músculos de la cintura escapular de los anteriores dibujos, la Fig. 1.39 muestra varios grupos dis- tintos de músculos situados alrededor de aquélla. El mús- culo deltoides y el resto de músculos cortos que surgen de la escápula y que están insertados en el extremo superior del húmero son todos responsables de los distintos movi- mientos entre el húmero y la escápula. Los movimientos del hombro se producen en esta articulación entre la escá- pula y el húmero, y también en lo que se ha dado en lla- mar articulación escapulotorácica. No se trata de una ver- dadera articulación en sentido literal, aunque la escápula sólo se halla conectada con el resto del tronco mediante las articulaciones de ambos extremos de la clavícula. Por lo demás, está sujeta y suspendida por todos los músculos que van desde el tronco a la escápula o la parte superior del húmero. Como resultado, la escápula tiene libertad pa- ra moverse alrededor de la pared torácica, y la elevación del brazo consiste en una combinación de movimientos en la articulación existente entre la escápula y el húmero y en- tre la escápula y la pared torácica. Debajo de la articulación del hombro los músculos pueden ser considerados como grupos musculares. En el brazo están los flexores y los extensores del codo, en el ante- brazo los flexores y extensores de la muñeca, los músculos que hacen rotar la mano y la muñeca en relación con el co- do y los flexores y extensores de los dedos. Cuando fortale- cemos los músculos para su utilización, como por ejemplo en la elevación de otro bailarin en el ejercicio del pas de dewc, debemos prestar atención al fortalecimento de gru- pos de músculos más que al de músculos individuales. MÚSCULOS DE LA EXTREMIDAD INFERIOR Alrededor de la cadera tenemos varios músculos pe- queños que son responsables de la rotación del fémur, aunque no son muy fuertes. La mayoría hacen rotar al fé- mur externamente (hacen que la pierna se vuelva hacia fuera). En lugar de actuar como rotadores débiles de la cadera, su función es la estabilización de la articulación de la cadera. Su papel puede ser considerado como el de actuar como ligamentos adaptables o ajustables. No obs- tante,
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