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PRESCRIPCION DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA-W LEMOHN

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WENDELL LIEMOHN, PH. D.
Department of Exercise Science
University of Tennessee
Knoxville, Tennessee
PRESCRIPCIÓN DE
EJERCICIO PARA LA ESPALDA
EDITORIAL
PAIDOTRIBO
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página i
ÍNDICE Colaboradores......................................................VIIPrefacio .................................................................IX
PARTE I
FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS
DE LA ESPALDA
1/ Anatomía y biomecánica del tronco ................3
Wendell Liemohn
2/ Flexibilidad, grado de movilidad y función
de la región lumbar........................................37
Wendell Liemohn / Gina Pariser
PARTE II
EPIDEMIOLOGÍA Y DIAGNÓSTICO
3/ Examen físico funcional para las lesiones de
la región lumbar de los deportistas.................67
Joseph P. Zuhosky / Jeffrey L. Young
4/ Preparación física aeróbica y función de la
región lumbar.................................................89
Wendell Liemohn / Gina Pariser / Julie Bowden
5/ Incidencia de lumbalgias en los deportes.......99
Wendell Liemohn / Marisa A. Miller
PARTE III
PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO
6/ Protocolos para el ejercicio (y diagnóstico) ..137
Wendell Liemohn / Laura Horvath Gagnon
7/ Las técnicas de Feldenkrais y Alexander.......157
Jeanne Nelson
8/ Protocolos de ejercicios para la lumbalgia ...167
Julie M. Fritz / Gregory E. Hicks
9/ Historia y principios de la terapia acuática ..183
Bruce E. Becker
V
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página v
VI
10/ Terapia con ejercicios acuáticos...................197
Bruce E. Becker
11/ Consideraciones para el desarrollo de la fuerza
de los músculos extensores de la espalda ....215
James E. Graves / John M. Mayer
12/ Eficacia del ejercicio terapéutico en la
rehabilitación de la región lumbar ...............229
Wendell Liemohn / Laura Horvath Gagnon
Índice alfabético.................................................241
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página vi
FORMA Y FUNCIÓN
MUSCULOESQUELÉTICAS
DE LA ESPALDA
PARTE I
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 1
ANATOMÍA Y
BIOMECÁNICA
DEL TRONCO
Wendell Liemohn
INTRODUCCIÓN, 4
LA COLUMNA VERTEBRAL, 4
Arquitectura de la columna, 4
Curvaturas de la columna, 5
Lordosis, 5
Cifosis, 6
Escoliosis, 6
Vértebras, 6
Discos intervertebrales, 8
Anillo fibroso, 8
Núcleo pulposo, 8
Carillas vertebrales, 9
Adaptaciones funcionales de los discos, 10
Articulaciones interapofisarias, 11
ESTRUCTURAS DE SOPORTE
MUSCULOLIGAMENTARIAS, 12
Ligamentos de la columna vertebral, 12
Músculos y tejido conjuntivo relacionado, 13
Consideraciones para la prescripción de ejercicios
de flexión del tronco, 13
Estudio de las consideraciones mecánicas, 14
Estudio de las consideraciones fisiológicas, 14
Interacción de las consideraciones
mecánicas y fisiológicas, 14
Otras particularidades de los músculos
abdominales, 16
Fascia y musculatura dorsales, 20
Consideraciones mecánicas del levantamiento de
pesos, 21
Respuesta de flexión-relajación, 23
Presión intraabdominal, 25
Fascia toracolumbar, 25
Nuevas investigaciones sobre el levantamiento de
peso, 26
Protección del tronco, 30
Columna neutra/protección
abdominal/estabilización del tronco, 32
RESUMEN, 32
BIBLIOGRAFÍA, 32
CAPÍTULO 1
3
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 3
INTRODUCCIÓN
El propósito de este capítulo es revisar aquellos as-
pectos de la anatomía y biomecánica pertinentes pa-
ra el funcionamiento de la columna y la lumbalgia.
Esta síntesis comprende una revisión de la anatomía,
una exposición de los ejercicios de flexión del tronco
y una descripción de las sinergias de los tejidos mus-
cular y conjuntivo del tronco. Esta descripción prece-
de a una sucinta exposición de los estudios sobre la
halterofilia y su relación con la estabilización del
tronco (también llamada protección abdominal). El
San Francisco Spine Institute (1) fue una de las pri-
meras entidades en adoptar la estabilización del tron-
co como técnica de rehabilitación. Aprender a esta-
bilizar el tronco en una posición neutra e indolora es
fundamental para los ejercicios terapéuticos de la
mayoría de los programas de rehabilitación de la es-
palda.
LA COLUMNA VERTEBRAL
La columna vertebral, compuesta por segmentos óse-
os móviles, fascia y músculos, se considera una obra
maestra de la biomecánica (2). Su carácter único se
atribuye en parte a su capacidad para equilibrar las
curvas lordóticas de las regiones cervical y lumbar, y
las curvas cifóticas de las regiones dorsal y sacra. El
resultado es una doble curvatura en «S» que permite
a la columna absorber las fuerzas verticales como un
muelle (fig. 1-1).
La colaboración de la columna vertebral es im-
portante en muchos movimientos, si bien dicho
papel pasa muchas veces inadvertido. Después de
apreciar las diferencias insignificantes entre el mo-
vimiento vertebral de un hombre durante la loco-
moción bípeda, y el de un hombre sin piernas
caminando sobre sus tuberosidades isquiáticas,
Gracovetsky afirmó que la columna y los tejidos
circundantes son el «motor» primario de la loco-
moción en la especie humana (3, 4). Existen mu-
chos ejemplos que describen el «papel motor» de
la columna en el deporte; por ejemplo, los lanza-
dores de peso, martillo y disco despliegan concre-
tamente un movimiento de tensión rotatoria de la
columna que contribuye al éxito de sus actividades
(fig. 1-2).
Arquitectura de la columna
La arquitectura de la columna que interesa en esta
sección se compone de las curvaturas vertebrales, los
componentes vertebrales e intervertebrales de los dis-
cos y sus articulaciones, y los ligamentos de la co-
lumna.
4 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
Figura 1-1. Vista lateral de la columna vertebral. (De
Pansky, B. Review of Gross Anatomy. © 1996.
Reproducido con autorización de McGraw-
Hill Companies, Inc.)
Curva cervical Región
cervical
Región
torácica
Región
lumbar
Curva sacra
Curva lumbar
Curva torácica
Sacro
Cóccix
VISTA LATERAL
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 4
Curvaturas de la columna
Las curvaturas naturales de la columna vista de lado
comprenden una concavidad en las regiones cervical
y lumbar, y una convexidad en las regiones dorsal y
sacra. Estas curvas se consideran normales, aunque
se describan como lordóticas y cifóticas, respectiva-
mente (fig. 1-1). Cuando estas curvas son excesivas,
se produce hiperlordosis en el área lumbar, y cifosis
en el área dorsal.
Vista por detrás, la columna adopta una línea ver-
tical casi recta; si hubiera una desviación lateral
apreciable, se llamaría escoliosis. Las desviaciones
lordótica, cifótica y escoliótica son funcionales si de-
saparecen voluntariamente al modificar la postura; se
las considera estructurales si los ajustes posturales no
influyen inmediatamente en la desviación.
Lordosis. La lordosis lumbar depende sobre todo de
dos factores: las formas del disco intervertebral lum-
bosacro y de la V vértebra lumbar (fig. 1-3). El disco
entre L5 y S1 y la vértebra L5 son más gruesos ante-
rior que posteriormente, de unos 6 a 7 mm y 3 mm,
respectivamente (5). Aunque esta posición podría su-
gerir cierto grado de precariedad ante una fuerza de
cizallamiento evidente (p. ej., deslizamiento de L5
sobre S1), se ve contrarrestada por la estructura refor-
zada de las apófisis articulares superior e inferior de
L5, y por una poderosa estructura ligamentaria de re-
fuerzo.
No obstante, si las estructuras de soporte sufren una
lesión, puede producirse la desviación de L5 sobre
S1, o de L4 sobre L5, causando una afección llamada
espondilolistesis. Fujiwara y otros (6) estudiaron la
morfología del ligamento iliolumbar y llegaron a la
conclusión de que su longitud y dirección pueden ser
un factor predisponente para el desarrollo de una de-
generación discal entre L5 y S1 y la subsiguiente es-
pondilolistesis. Nagaosa y otros (7) y Berlemann y
otros (8) llegaron de forma independiente a la con-
clusión de que la orientación de las articulaciones in-
5CAPÍTULO 1 / ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA DELTRONCO
Figura 1-2. (A) En un lanzamiento de peso correctamente ejecutado, la columna actúa como «motor» porque mueve las
partes del cuerpo. (Por cortesía de Vol Sports Information Office.) (B) La columna vertebral del número 94 se
ve obligada a oponer resistencia a una fuerza de torsión, flexión lateral y traslación. (Por cortesía de Football
Time in Tennessee.)
A B
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 5
terapofisarias es un riesgo anatomopatológico predis-
ponente para el desarrollo de espondilolistesis dege-
nerativa.
La curva lordótica lumbar ayuda a los discos a
amortiguar los choques y fuerzas compresivas. Aun-
que ha sido creencia habitual que la lordosis excesi-
va es un factor de riesgo de la lumbalgia, no es evi-
dente una relación entre la forma de la lordosis
lumbar y los síntomas de lumbalgia (9). Caracterís-
ticas intrínsecas determinan la curva lumbar; factores
extrínsecos como el sobrepeso, llevar tacones altos o
el acortamiento de los músculos pueden modificarla.
Aunque los programas de entrenamiento de la fuerza
no hayan sido eficaces en la reducción de la curva
lordótica (10), la tirantez de los flexores de la cadera
(p. ej., el psoas) podría aumentar la curva, mientras
que la tirantez de los músculos isquiotibiales podría
reducirla. El envejecimiento es otro factor que influ-
ye en la curva, dado que la lordosis lumbar suele re-
ducirse con la edad (5).
Cifosis. En las actividades cotidianas, los movimien-
tos y posturas de extensión vertebral son menos fre-
cuentes que los de flexión vertebral. Las posturas
continuas de flexión (p. ej., espalda encorvada) pue-
den causar un aumento de la curva cifótica en el área
dorsal. Esta postura errónea se caracteriza por dese-
quilibrios musculares como (a) estiramiento y debili-
dad de los músculos erector dorsal de la columna y
retractores de la escápula (romboides y trapecio) y (b)
tirantez de los músculos anteriores de la cintura es-
capular (pectoral menor y serrato anterior). Con fre-
cuencia, una cifosis dorsal mayor de lo normal tam-
bién se asocia con un aumento compensatorio de las
lordosis cervical y lumbar; sin embargo, no se ha de-
mostrado que estas posturas predispongan a sufrir
lumbalgia (11).
Escoliosis. Aunque el examen de la mayoría de las
columnas vistas por detrás muestra que no son per-
fectamente rectas, cuando se aprecia una desviación
acusada en una curvatura lateral de la columna, se
denomina escoliosis. Aunque se han identificado
muchas causas para la escoliosis, la etiología suele
ser desconocida (12). No sorprende que la discre-
pancia en la longitud de las piernas, que provoca
oblicuidad pélvica, se asocie con escoliosis y lum-
balgia. No obstante, existen pocas evidencias sólidas
de que la escoliosis cause lumbalgia en la población
general (13). Junghanns (2) reparó en que los lanza-
dores de disco y martillo presentaban un porcentaje
mayor de escoliosis y lumbalgia. Gracias a este dato,
afirmó que un número extremado de lanzamientos al
año causaba (a) un desarrollo asimétrico de la fuerza
del tronco y escoliosis y (b) desgarros anulares de los
discos intervertebrales debido a las sobrecargas de
torsión.
Vértebras
Las siete vértebras cervicales adoptan una curva lor-
dótica y descansan sobre las doce vértebras dorsales.
Las vértebras dorsales despliegan una curva cifótica y
sirven de anclaje a las costillas, que contribuyen a la
estabilidad circunferencial (fig. 1-1). La última vérte-
bra dorsal descansa sobre la primera vértebra lum-
bar; la vértebra lumbar y sus cuatro homólogas se si-
túan lordóticamente sobre el sacro.
Panjabi y otros (14) detallaron las diferencias entre
las vértebras dorsales y las lumbares realizando un
6 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
Figura 1-3. Forma de la lordosis lumbar. La curva
lordótica se debe a la forma de cuña del
disco lumbosacro y la vértebra L5.
C
urva lordótica
Vértebra
L5
Disco
lumbosacro
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 6
estudio tridimensional de la anatomía superficial.
Descubrieron que L4 y L5 semejaban una transición
hacia la región sacra, mientras que L1 y L2 parecían
una transición hacia la región dorsal.
Las curvas primarias (es decir, las presentes al na-
cer) son las curvas dorsal y sacra. Las curvas cervical
y lumbar se consideran curvas secundarias; no están
presentes al nacer y se desarrollan durante el proce-
so de maduración. Los cinco segmentos fusionados
del sacro transmiten lateralmente el peso a través de
las articulaciones sacroilíacas hasta la pelvis; caudal-
mente, el quinto segmento sirve de inserción al cóc-
cix. Como se aprecia en la figura 1-1, las vértebras
aumentan progresivamente de tamaño en sentido
cervical a lumbar a medida que soportan cargas ma-
yores.
Las vértebras son estructuras de hueso esponjoso
(trabecular) con una fina corteza de hueso cortical.
Se adaptan a las tensiones según la ley de Wolff; en
consecuencia, la posición y densidad de las trabécu-
las verticales y transversas dentro de la cortical de ca-
da vértebra cambian según las tensiones que sopor-
tan en la columna (15, 16). De los extremos de la
densidad mineral ósea dan ejemplo los casos (a) de
incapacidad de las vértebras para sostener el peso del
cuerpo y su hundimiento por osteoporosis de la co-
lumna (2) y (b) la capacidad de los halterófilos de ni-
vel mundial para soportar 28.000 N (> 2.700 kg) (16).
Las vértebras suelen dividirse en tres componen-
tes funcionales: el cuerpo, el pedículo intermedio y
los elementos posteriores (fig. 1-4). El conjunto de
dos vértebras y su disco intermedio se denomina seg-
mento móvil (o unidad estructural funcional); un seg-
mento móvil de la columna lumbar aparece en la fi-
gura 1-5. Los segmentos móviles son las unidades
funcionales más pequeñas de la columna; las articu-
laciones que las comprenden son las articulaciones
7CAPÍTULO 1 / ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA DEL TRONCO
Figura 1-4. Vértebras lumbares. (De Pansky, B. Review of Gross Anatomy. © 1996. Reproducido con autorización de
McGraw-Hill Companies, Inc.)
TERCERA VÉRTEBRA LUMBAR
Apófisis articular superior
Pedículo
Apófisis
mamilar
Lámina
Apófisis
articular inferiorApófisis espinosa
Apófisis
accesoria
Apófisis espinosa
Lámina
Apófisis transversa
Agujero vertebral
VISTA SUPERIOR
Apófisis articular superior
Apófisis mamilar
Apófisis articular
superior
VISTA POSTERIOR
Escotadura vertebral inferior
Apófisis accesoria
Apófisis articular inferior
Apófisis espinosa
VISTA LATERAL
Apófisis
mamilar
Cuerpo
Cuerpo
Cuerpo
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 7
anteriores entre los cuerpos de las vértebras, y las ar-
ticulaciones posteriores entre las carillas pareadas
(apófisis articulares superior e inferior).
Discos intervertebrales
Los discos intervertebrales actúan como espaciado-
res y amortiguadores, además de absorber las sobre-
cargas rotacionales (fig. 1-6). Aunque la mayoría de
los problemas lumbares de los deportistas jóvenes se
originan en los elementos posteriores (p. ej., en la
porción interarticular, como se aprecia en la espon-
dilólisis y espondilolistesis o en las lesiones de las ar-
ticulaciones interapofisarias), en los adultos el disco
es el foco de la mayoría de los problemas. El disco se
compone del anillo fibroso, el núcleo pulposo y las
carillas vertebrales.
Anillo fibroso. El anillo fibroso contiene diez o más
anillas concéntricas reforzadas con colágeno y orien-
tadas en ángulos alternantes de alineación; por eso,
si se ejercen sobrecargas rotacionales sobre la co-
lumna, las fibras del disco están orientadas de tal mo-
do que algunas fibras siempre oponen resistencia a
esta deformación (fig. 1-6). Si la deformación es ex-
cesiva, por ejemplo, debido a microtraumatismos re-
petitivos, las fibras externas del anillo cuentan con
nociceptores por los que sentimos dolor. El anillo
contiene un 60%-70% de agua y la concentración de
colágeno es de dos a tres veces la del proteoglicano.
Núcleo pulposo. El núcleo pulposo es una redden-
sa de estructura aleatoria compuesta de fibras colá-
genas y gel de proteoglicanos; no contiene nocicep-
tores. El núcleo pulposo contiene aproximadamente
un 70%-90% de agua, siendo la concentración de
proteoglicanos de tres a cuatro veces la del colágeno
(5). Se sabe que las células de proteoglicanos y sus
propiedades hidroabsorbentes se reducen con la
edad y las lesiones. Como el núcleo pulposo y el ani-
llo fibroso son de composición parecida, sus líneas
de demarcación no son tan evidentes como las que
aparecen en la figura 1-6. In vivo, las capas del anillo
8 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
Figura 1-5. Vistas de perfil (A) y por detrás (B) de un segmento móvil. El segmento comprende la unión del disco
intervertebral con sus dos vértebras adyacentes. En la vista por detrás, se aprecian las articulaciones entre las
apófisis articulares superior e inferior; estas articulaciones son denominadas interapofisarias.
Apófisis
articulares entre
articulaciones
(articulación
interapofisaria)
Apófisis
articular
superior
Cuerpos
vertebrales
(discos) entre
articulaciones
Apófisis
articular
inferior
Vista lateral Vista posterior
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 8
fibroso son menos distinguibles a medida que se
aproximan y convergen con el núcleo. En los discos
con patologías, la diferenciación entre el núcleo y el
anillo es incluso menos evidente.
Carilla vertebral. Un tercer componente de los dis-
cos que no aparece en la figura 1-6 es la carilla ver-
tebral, que separa un disco de su vértebra adyacente.
Cuando se ejercen fuerzas compresivas sobre la co-
lumna, el núcleo pulposo de los discos afectados
ejerce presión en todas direcciones contra la perife-
ria, que es más rígida (fig. 1-7). Un disco que soporte
una carga ejerce presión radial contra el anillo fibro-
so; cefálica y caudalmente, la presión se dirige a las
carillas vertebrales. Aunque los anillos fibrosos se
distiendan para disipar la tensión, si el anillo está sa-
no y la fuerza de compresión es excesiva, algo se ve-
rá obligado a ceder, y ello suele ser la carilla verte-
bral (17). Por tanto, la carilla vertebral suele ser el
eslabón débil de la columna. Una vez que un disco
se lesiona o la degeneración supera su capacidad fi-
siológica, el disco pierde viscoelasticidad. Un dis-
co lesionado no amortiguará los choques como otro
sano.
La disminución de la altura de un disco es un ejem-
plo de deformidad progresiva, una propiedad visco-
elástica del tejido conjuntivo. En este escenario, la
deformidad es temporal, porque la altura del disco
recupera su valor previo en el plazo de una hora o
dos en decúbito (18). Por la mañana, la espalda sue-
le estar más rígida por el largo período de rehidrata-
ción de los discos; no es coincidencia que las lesio-
nes discales sean más corrientes por la mañana (5).
Resulta interesante que, tras largos períodos de in-
gravidez, como los que experimentan los astronau-
9CAPÍTULO 1 / ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA DEL TRONCO
Figura 1-6. Disco intervertebral. La porción externa, el
anillo fibroso, se compone de fibras
colágenas laminadas y orientadas para resistir
las fuerzas de rotación/torsión en cualquier
dirección. Aunque no aparezcan en este
dibujo, las carillas vertebrales terminan de
cerrar el núcleo y anclan el disco a la
apófisis anular. (Adaptado con autorización
de Borenstein, D. G. y Wiesel, S. W. Low
Back Pain–Medical Diagnosis &
Comprehensive Management. 1989,
Filadelfia: W. B. Saunders.)
Figura 1-7. Transmisión del peso por un disco
intervertebral. La compresión eleva
circunferencialmente la presión en el núcleo
pulposo; la tensión en el anillo redirige parte
de esta presión hacia las carillas vertebrales.
(De Pansky, B. Review of Gross Anatomy. ©
1996. Reproducido con autorización de
McGraw-Hill Companies, Inc.)
Núcleo
pulposo
Eje del
disco
Posterior
Anillo
fibroso
Fibra
Láminas
Anterior
Núcleo
pulposo
Ligamento
longitudinal
posterior
Anillo
fibroso
Ligamento
longitudinal
anterior
SECCIÓN SAGITAL: REGIÓN LUMBAR
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 9
tas, la recuperación de líquido por parte de los dis-
cos provoque un aumento del 3% de la altura corpo-
ral (18).
Adaptaciones funcionales de los discos. Como
los discos son avasculares, su nutrición exige una hi-
dratación y rehidratación continuas de sus compo-
nentes; este proceso es óptimo cuando los discos se
someten a cargas pequeñas (p. ej., posturas horizon-
tales, como al dormir) seguidas por períodos de des-
hidratación cuando se soportan cargas durante activi-
dades con movimiento. Como los discos constituyen
casi un cuarto de la altura de la columna vertebral, las
pérdidas de líquido pueden hacer que una persona
sea de 1 a 2 cm más baja al término del día (13). La
nutrición de los discos depende de la difusión a par-
tir de las carillas vertebrales y los anillos fibrosos; el
proceso de transmisión de nutrientes se denomina
imbibición. La contracción de los músculos mejora el
proceso de absorción; por el contrario, el reposo en
cama sería pernicioso para la nutrición y funciona-
miento de los discos. En experimentos con animales,
se ha demostrado de modo concluyente que el ejer-
cicio moderado mejora la nutrición discal (19). Una
buena nutrición discal mejora la elasticidad y la ca-
pacidad de amortiguación, porque el núcleo traslada
verticalmente la presión aplicada circunferencial-
mente contra el anillo (fig. 1-7). A medida que se es-
tira el tejido colágeno del anillo, se reduce la fuerza
transmitida a las vértebras superiores de la cadena ci-
nética. Aunque los discos resisten la mayoría de las
cargas, su fragilidad puede manifestarse más cuando
soportan tensiones que comprometen su integridad.
Si un disco degenera o se rompe, o si se extirpa su nú-
cleo, la pérdida de la altura discal es permanente; en
ese caso, las articulaciones interapofisarias se ven
obligadas a soportar una proporción mayor de la car-
ga. El segmento móvil puede tornarse hipermóvil y
clínicamente menos estable porque los ligamentos
espinales están laxos (20, 21). De forma parecida,
Haughton y otros (21) descubrieron que las roturas ra-
diales de los discos intervertebrales reducen su rigi-
dez y aumentan la movilidad bajo una fuerza rotato-
ria. Es un caso muy parecido al del neumático de un
coche que pierde bastante presión y se vuelve menos
estable al tomar una curva.
En estas circunstancias, los ligamentos capsulares
de la articulación interapofisaria pueden estar estira-
dos y distendidos crónicamente y en exceso; esto
vuelve el segmento móvil más vulnerable a nuevas
lesiones (fig. 1-8). Goel y otros (22) fueron de los pri-
meros investigadores que aportaron datos cuantitati-
vos que demostraron que el aumento del movimien-
to en un segmento móvil vertebral es el primer signo
de un cambio degenerativo. Las cantidades anormal-
mente grandes de movilidad intervertebral pueden
causar la compresión o el estiramiento de los recep-
tores álgicos de los ligamentos espinosos, las cápsu-
las articulares y las fibras anulares (23). La reducción
de la altura discal también reduce el diámetro del
agujero intervertebral; este defecto se llama estenosis
(fig. 1-8). Además del dolor, el siguiente paso del
proceso degenerativo es el anquilosamiento del seg-
mento móvil y la reducción de la magnitud de la mo-
vilidad (21).
10 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
Figura 1-8. La reducción de la altura de un disco
también aminora el tamaño del agujero
intervertebral, proceso este último
denominado estenosis. La reducción de la
altura discal estira asimismo los ligamentos
capsulares de las articulaciones
interapofisarias. (De Pansky, B. Review of
Gross Anatomy. © 1996. Reproducido con
autorización de McGraw-Hill Companies,
Inc.)
Incongruencia
de la
articulación
interapofisaria
Distorsión del
agujero
intervertebral
Estenosis
discal
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 10
Articulaciones interapofisarias
La uniónde las apófisis articulares superior e inferior
conforma una articulación interapofisaria (fig. 1-9).
Estas articulaciones son diartrosis y, por tanto, existe
cartílago articular que reviste las superficies articula-
res. En la figura 1-9 es fácil apreciar que las superfi-
cies de la articulación interapofisaria son verticales
en el plano sagital; esta estructura articular permite
poca rotación. Como las articulaciones interapofisa-
rias también ofrecen un componente adicional con-
tra el cizallamiento, son importantes en el control del
movimiento entre las vértebras y en la mejora de la
estabilidad de la columna.
Las articulaciones interapofisarias son anfiartrosis y,
por tanto, pertenecen a la clasificación de las diartro-
sis, de modo que existe cartílago hialino que reviste la
superficie articular, así como una cápsula articular. Es-
tas superficies articulares y el tejido adyacente presen-
tan profusa inervación y soportan cambios inflamato-
rios si la articulación resulta dañada. Puede haber una
distensión aguda de los ligamentos capsulares y daños
en el cartílago articular cuando resulta forzado en gra-
dos extremos de movilidad o cuando soporta movi-
mientos a gran velocidad (p. ej., actividad balística).
Cuando se adoptan posturas hiperlordóticas, las
articulaciones interapofisarias se ven obligadas a so-
portar una mayor parte de la carga que en una postu-
ra menos lordótica (fig. 1-10). Si se reduce la altura
discal por degeneración o deshidratación, las articu-
laciones interapofisarias se ven igualmente obligadas
a asumir una mayor porción de la carga. La cápsula
articular de una articulación así afectada soportaría
un estiramiento crónico y excesivo. Esto vuelve el seg-
mento móvil más vulnerable a nuevas lesiones. Una
cápsula articular crónicamente distendida puede estar
siempre inflamada y dolorosa durante largos perío-
11CAPÍTULO 1 / ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA DEL TRONCO
Figura 1-9. Articulaciones interapofisarias. Vista posterior
de las articulaciones interapofisarias de L4-
L5. La cápsula de la articulación está intacta
a la izquierda. En el lado derecho, se ha
suprimido la cápsula para mostrar el cartílago
articular y la cavidad. Con la columna
vertebral en hiperextensión, las apófisis
articulares inferiores entran en contacto con
la lámina de la vértebra inferior. La
continuidad de un movimiento de este tipo
puede tener un efecto pernicioso sobre la
cápsula articular de la articulación
interapofisaria.
Figura 1-10. Los movimientos de extensión ejercen una
carga sobre las articulaciones
interapofisarias; estos movimientos extremos
y/o continuos pueden afectar a la función
de dichas articulaciones.
Cartílago
articular
Cápsula
(corte)
Cavidad
articular
Cápsula
articular
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 11
dos. En consecuencia, un problema de movilidad in-
tersegmental a un nivel (p. ej., la articulación entre L4
y L5) podría generar tensión adicional en segmentos
móviles contiguos (p. ej., L3-L4, L5-S1) (24, 25). Es
probable entonces que existan otros problemas de
movilidad; además, puede iniciarse el estadio propi-
cio para el proceso inflamatorio de la artritis (11).
ESTRUCTURAS DE SOPORTE
MUSCULOLIGAMENTARIAS
Las estructuras de soporte de la columna comprenden
ligamentos, músculos, tendones/aponeurosis y fascias.
Existe una integración funcional entre estos tejidos de
soporte cuando la columna goza de buena salud. En el
caso de una columna lesionada o patológica, estos te-
jidos son claves para el proceso de rehabilitación.
Ligamentos de la columna vertebral (fig. 1-
11)
El ligamento longitudinal anterior está especialmen-
te bien desarrollado en la región lumbar, pero tam-
bién se extiende por el sacro y las regiones dorsal y
cervical. Está preparado para resistir fuerzas vertica-
les de separación y, junto con el anillo fibroso, ayu-
da a estabilizar la curva lordótica. El fino y delgado
ligamento longitudinal posterior se extiende a lo lar-
go de toda la columna dentro del conducto verte-
bral, y se inserta en los anillos fibrosos y los bordes
posteriores de los cuerpos vertebrales (5). Este liga-
mento opone resistencia a la separación de los bor-
des posteriores de los cuerpos vertebrales. Como el
ligamento longitudinal posterior está profusamente
inervado y es muy irritable a la presión de un disco
dañado y a las fibras externas del anillo fibroso, pue-
de avisar de una hernia o rotura discales cuando se
somete a tensión. El ligamento amarillo se extiende
justo por detrás del conducto vertebral; su elevado
porcentaje de elastina lo diferencia de otros liga-
mentos vertebrales. Una ventaja de su naturaleza
elástica sobre la de los típicos ligamentos colágenos
es que no sólo permite al ligamento amarillo oponer
resistencia a la separación de las láminas, sino que, a
diferencia de un ligamento colágeno, no es apto pa-
ra combarse y poner en peligro las raíces nerviosas
cuando las láminas se aproximan (p. ej., situarse más
cerca unas de otras en hiperextensión). La posición
del ligamento interespinoso limita los movimientos
de anteroflexión de la columna y se opone a la sepa-
ración de las apófisis espinosas. A esta estabilidad se
suman los ligamentos supraespinosos, los ligamentos
capsulares, el ligamento amarillo y el ligamento lon-
gitudinal posterior. Estos ligamentos contribuyen a la
estabilidad de la columna y se denominan ligamen-
tos de la línea media.
12 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
Figura 1-11. Ligamentos de la columna vertebral. Se identifican cinco de los ligamentos que contribuyen a la estabilidad
de los segmentos móviles de la columna. Los dos ligamentos capsulares (es decir, interapofisarios) también
colaboran. (De Pansky, B. Review of Gross Anatomy. © 1996. Reproducido con autorización de McGraw-Hill
Companies, Inc.)
Ligamento
supraespinoso
Núcleo
pulposo
Ligamento
longitudinal
posterior
Anillo fibroso
Agujero intervertebral
Ligamento amarillo
Ligamento
interespinoso
Apófisis espinosa
Ligamento
longitudinal anterior
Conducto 
de la vena
vertebrobasilar
Núcleo
pulposo
Anillo
fibroso
Cuerpo
vertebral
SECCIÓN MEDIA: REGIÓN LUMBAR SECCIÓN SAGITAL: REGIÓN LUMBAR
Lámina
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 12
El ligamento iliolumbar y el tamaño correspon-
diente de las apófisis transversas de L5 también me-
joran la estabilidad vertebral (fig. 1-12). Los ligamen-
tos iliolumbares conectan la apófisis transversa de la
V vértebra lumbar con el ilion; ofrecen una podero-
sísima fuerza anticizallamiento contra el desplaza-
miento anterior de L5 sobre el sacro. Se cree que el
tamaño de las apófisis transversas responde a las
enormes fuerzas transmitidas por el ligamento ilio-
lumbar (5). Sería éste otro ejemplo de una aplicación
de la ley de Wolff.
Músculos y tejido conjuntivo relacionado
Como la debilidad de la musculatura del tronco ha
sido un indicador de riesgo importante para los pro-
blemas lumbares (26-30), la mayoría de los progra-
mas de ejercicio terapéutico incluyen actividades
que desarrollan estos músculos. Es lógico; antes que
llegar a cualquier técnica cruenta, el componente
muscular constituye el único mecanismo por el cual
podemos influir con eficacia en la estructura y fun-
ción de la columna. Antes de discriminar los matices
propios del componente muscular, deberíamos hacer
algunos comentarios sobre el movimiento de flexión
del tronco por los conceptos erróneos que han circu-
lado respecto a esta función.
Consideraciones para la prescripción
de ejercicios de flexión del tronco
Durante las dos últimas décadas se ha producido un
cambio en la prescripción de actividades para el for-
talecimiento del abdomen. Aunque durante cierto
13CAPÍTULO 1 / ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA DEL TRONCO
Figura 1-12. Ligamentos sacros y pélvicos. (De Pansky, B. Review of Gross Anatomy. © 1996. Reproducido con
autorización de McGraw-Hill Companies, Inc.)
Ligamento iliolumbar
Ligamento inguinal
Espina del pubis
Ligamento sacrotuberoso
Ligamento lacunar 
(de Gimbernat)Ligamento pectíneo 
(de Cooper)
Ligamento
sacroespinoso
Disco interpúbico fibrocartilaginoso
Ligamento púbico
superior
Ligamento arqueado
del pubis
Ligamento longitudinal anterior
Promontorio
Ligamento sacroilíaco anterior
Ligamento supraespinoso
Ligamento sacroilíaco (dorsal) posterior corto
Ligamento
iliolumbar
Espina ilíaca posterosuperior
Espina ilíaca posteroinferior
Agujero ciático mayor
Ligamento sacroilíaco
(dorsal) posterior largo
Ligamento
sacroespinoso
Agujero ciático menor
Ligamento sacrotuberoso
Tuberosidad isquiáticaCóccix
Apófisis falciforme
Ligamento sacrococcígeo posterior superficial
CINTURA PÉLVICA:
ARTICULACIONES
VISTA POSTERIOR
VISTA ANTERIOR
L5
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 13
tiempo ha habido pruebas a favor de cambiar los pro-
tocolos para el entrenamiento de la fuerza abdominal
mediante flexiones y otros tipos de ejercicios como
abdominales carpados (31, 32), no siempre se ha he-
cho ni se ha llegado a entender por qué las flexiones
convencionales siguen todavía en uso (33).
A lo largo de los años, los estudios sobre los ejer-
cicios de flexión del tronco se han realizado desde el
punto de vista mecánico o fisiológico. Más reciente-
mente, algunos excelentes estudios han superado estas
perspectivas mecánica y fisiológica. En los apartados
siguientes ofrecemos estos datos relevantes según tales
perspectivas (es decir, mecánica, fisiológica, y mecáni-
ca/fisiológica combinada).
Estudio de las consideraciones mecánicas. El movi-
miento normal de la columna en todos los planos se re-
presenta en la figura 1-13. La figura 1-13B muestra el
movimiento en el plano sagital; la flexión lumbosacra
está limitada en esencia a la eliminación de la curva
lordótica. El resto de la flexión en el plano sagital se
produce en la articulación iliofemoral, como se aprecia
en la figura 1-13A. Por tanto, debería quedar claro que,
si se levanta el tronco de una posición en decúbito, co-
mo cuando realizamos flexiones de abdominales, los
músculos del abdomen sólo se emplean dinámicamen-
te justo al inicio de la primera fase del movimiento (p.
ej., elevando las escápulas de la superficie del suelo).
Tenemos que tener esto presente siempre que nos plan-
teemos ejercicios para fortalecer el abdomen. En cuan-
to los hombros dejan de tocar el suelo, suele haber ro-
tación posterior simultánea de la pelvis al llegar al final
del grado de movilidad (ROM = range of motion) del
área lumbosacra. Como los músculos abdominales no
cruzan la articulación iliofemoral, está claro que no
pueden flexionar esta articulación. La musculatura fle-
xora de la cadera, en particular los músculos ilíaco,
psoas y recto femoral, adopta entonces el papel domi-
nante si se levanta más el tronco. Aunque los músculos
abdominales siguen trabajando si el movimiento conti-
núa y se lleva hasta el final la flexión de abdominales,
su contracción es isométrica durante el resto del movi-
miento (34). Aunque es poco probable entre los depor-
tistas, las personas con unos músculos abdominales dé-
biles suelen realizar las flexiones totalmente con los
flexores de la cadera (34). El papel de los flexores de la
cadera en este tipo de flexión es incluso mayor si se su-
jetan los pies (35).
Estudio de las consideraciones fisiológicas. Na-
chemson (36), mediante el empleo de transductores
de presión colocados en el núcleo pulposo del disco
intervertebral entre L3 y L4, estudió los efectos de las
posturas del cuerpo sobre las presiones intradiscales.
Al observar los ejercicios de flexión del tronco, se
dio cuenta de que las presiones intradiscales eran
mayores con las piernas dobladas que con las pier-
nas extendidas en las flexiones de abdominales que
se habían adoptado en distintos protocolos para
pruebas de la forma física (fig. 1-14). Más importan-
te fue el hecho de que la investigación de Nachem-
son demostrara que los ejercicios de abdominales
pueden producir presiones intradiscales compara-
bles a las de la tarea de levantar pesos o en otras
posturas contraindicadas para muchas personas con
lumbalgia. De ello se deduce que las flexiones con
las piernas flexionadas o extendidas, que antes eran
recomendadas como ejercicio terapéutico para la re-
gión lumbar, podrían teóricamente exacerbar una
lumbalgia. La investigación posterior y definitiva a
cargo de Axler y McGill (37), y de Juker y otros (38),
ha verificado la opinión de Nachemson de que la ac-
tividad del músculo psoas aumenta las fuerzas de
compresión vertebrales. En los programas de entre-
namiento y rehabilitación, el objetivo principal es
trabajar la musculatura abdominal y reducir al míni-
mo la carga compresiva sobre la columna. Como Ju-
ker y otros (38) apreciaron utilizando electrodos im-
plantados en el psoas, cuando este músculo se
contrae puede ejercer considerables fuerzas de ciza-
llamiento y compresión sobre la columna lumbar. En
otra parte se hablará más de las ventajas e inconve-
nientes de los distintos ejercicios de fortalecimiento
abdominal (32, 34).
Interacción de las consideraciones mecánicas y
fisiológicas. En un estudio muy exhaustivo sobre
ejercicios de fortalecimiento del abdomen, Axler y
McGill (37) observaron los datos electromiográficos
(EMG) y las medidas indirectas de las fuerzas articu-
lares mientras los pacientes realizaban variedad de
ejercicios de fortalecimiento del abdomen. Su objeti-
vo fue determinar el índice de relación entre el traba-
jo y el coste de cada ejercicio; para ello dividieron el
valor EMG máximo de un ejercicio por el máximo
valor correspondiente de la compresión discal que
dicho ejercicio podría causar.
14 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 14
15CAPÍTULO 1 / ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA DEL TRONCO
Figura 1-13. Descripción del grado de movilidad del tronco en todos los planos. (Adaptado con autorización de White, A.
A. y Panjabi, M. M. Clinical Biomechanics of the Spine, 2.ª ed. 1990, Filadelfia: J. B. Lippincott, p. 63.)
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 15
Se observó un momento flexivo máximo durante
la flexión de abdominales con las piernas dobladas,
quedando en segundo lugar la flexión de abdomina-
les con las piernas extendidas; las fuerzas de com-
presión en cada ejercicio fueron casi idénticas, lo
cual respalda la idea de que el músculo psoas es muy
activo durante la ejecución de la flexión con las pier-
nas dobladas. Axler y McGill hallaron que, para de-
sarrollar los músculos rectos del abdomen superior e
inferior, la elevación de piernas extendidas y las fle-
xiones de abdominales con los pies fijos mostraban
el índice máximo (óptimo) de relación entre trabajo y
coste compresivo. Para desarrollar el músculo obli-
cuo externo, la elevación de las piernas extendidas y
las flexiones dinámicas con las piernas cruzadas
mostraban el índice máximo (optimo) de relación en-
tre trabajo y coste compresivo. Su estudio sugiere
que deben sopesarse varios factores al asignar ejer-
cicios de fortalecimiento del abdomen a deportistas
con o sin síntomas de lumbalgia. Con posterioridad,
Juker y otros (38) estudiaron la seguridad de distintos
ejercicios de flexión usando electrodos intramuscula-
res en el psoas y los abdominales laterales (tabla 1-1).
Otras particularidades 
de los músculos abdominales
Los músculos abdominales se muestran en la figura 1-
15. En el plano sagital, el músculo recto del abdomen
representa un poderoso componente flexor. Aunque
los músculos oblicuos interno y externo también co-
laboran en la flexión, el recto del abdomen suele ser
dominante en los ejercicios de abdominales o abdo-
minales carpados (39). Para comprender mejor este
punto, en caso de no estar claro, animamos al lector a
realizar 5-10 abdominales carpados mientras palpa
los músculos abdominales laterales. A continuación,
puede probar una variación de este ejercicio hun-
diendo los músculos abdominales (es decir, el ombli-
go se aproxima al máximo a la columna mientras se
ejecuta el ejercicio). Denuevo, hay que palpar los
músculos abdominales laterales mientras se realiza el
ejercicio. En esta versión del abdominal carpado, de-
bería apreciarse una mayor dependencia de los mús-
culos oblicuos internos y externos. Otra forma de au-
mentar la participación de los músculos abdominales
laterales es mediante un ejercicio isométrico. Aunque
los ejercicios isométricos se hayan considerado pasa-
dos de moda en los programas de ejercicio de los úl-
timos años, pueden ser muy eficaces en el desarrollo
de la musculatura del tronco (36). La mayoría de los
músculos abdominales intervienen en las actividades
isométricas de flexión del tronco. Además, es muy fá-
cil incorporar una actividad isométrica en la ejecu-
ción de un abdominal carpado o una flexión en dia-
gonal. Por ejemplo, pueden realizarse flexiones en
diagonal y aguantar la posición arriba durante 5 a 15
segundos (o más) en cada repetición. A medida que se
16 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
Figura 1-14. La presión intradiscal es una función de la postura y de cualquier carga externa. (Adaptado con autorización
de Nachemson, A. L. Spine 1976, 1: p. 59.)
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 16
adquiere fuerza, puede aumentar el número de repe-
ticiones o la duración de las contracciones isométri-
cas. Estos y otros métodos para desarrollar la muscu-
latura abdominal lateral aparecen en la figura 1-16.
En el lado ipsolateral, los músculos oblicuos in-
ternos y externos adoptan aproximadamente 90 gra-
dos entre sí. Su trabajo en equipo es evidente si con-
sideramos que el oblicuo interno de un lado es una
continuación del oblicuo externo del lado contrala-
teral. Repárese también en que sus aponeurosis en-
vuelven el músculo recto del abdomen. Juntos gene-
ran un poderoso momento de giro gracias a su
distancia del eje de rotación (es decir, la columna).
Por esta razón mecánica, este par de músculos es
más importante en los movimientos de rotación del
tronco que el transverso espinoso (5). El músculo
transverso del abdomen contribuye al «efecto de
corsé» del tronco con los músculos oblicuos inter-
nos y externos; su papel ha empezado a apreciarse
más durante los últimos años y de él se hablará. Los
músculos oblicuos del mismo lado también trabajan
con el erector ipsolateral de la columna (en concre-
to, los iliocostales y el cuadrado lumbar) durante la
lateroflexión (figs. 1-17 y 1-18). Los músculos abdo-
minales también son importantes en actividades co-
tidianas como caminar y levantarse de una posición
sentado. Si se estudia su estructura, es fácil apreciar
que sus túnicas estratificadas y multidireccionales
forman una armadura fuerte y protectora que rodea
las vísceras.
17CAPÍTULO 1 / ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA DEL TRONCO
Tabla 1-1. Trabajo de los músculos psoas, recto del abdomen y oblicuos durante distintos ejercicios de flexión.* % CVM
media (DE)
MÚSCULOS
PSOAS† RECTO DEL ABDOMEN PARED ABDOMINAL‡
PUESTO P1 P2 RA OE OI TA
1 5 (+ 3) 4 (+ 4) Abdominales oblicuos 74 (+ 25) Mano a la rodilla 44 (+ 16) 42 (+ 24) 44 (+ 33) Apoyo lateral dinámico
2 7 (+ 8) 10 (+ 14) Abdominales 62 (+ 22) Abdominales 68 (+ 14) 30 (+ 28) 28 (+ 19) Mano a rodilla isométrico
3 21 (+ 17) 12 (+ 8) Soporte lateral isom. 58 (+ 24) Abdominales oblicuos 43 (+ 13) 36 (+ 29) 39 (+ 24) Apoyo lateral isométrico
4 15 (+ 2) 24 (+ 7) Sentadillas piernas rectas 55 (+ 16) Sentadillas piernas flex. 51 (+ 14) 22 (+ 14) 20 (+ 13) Sentadilla sobre los talones
5 24 (+ 19) 12 (+ 5) Flexiones de brazos 51 (+ 20) Sentadillas sobre los talones 23 (+ 20) 24 (+ 14) 20 (+ 11) Abdominales oblicuos
6 24 (+ 15) 13 (+ 8) Elevación piernas con 48 (+ 18) Sentadillas piernas rectas 44 (+ 9) 15 (+ 15) 11 (+ 9) Sentadillas piernas rectas
rodilla flexionada
7 26 (+ 18) 13 (+ 5) Soporte lateral dinámico 41 (+ 20) Soporte lateral dinámico 43 (+ 12) 16 (+ 14) 10 (+ 7) Sentadillas rodillas flex.
8 17 (+ 10) 28 (+ 7) Sentadillas piernas flex. 37 (+ 24) Elevación piernas rectas 19 (+ 14) 14 (+ 10) 12 (+ 9) Abdominales
9 35 (+ 20) 33 (+ 8) Elevación piernas rectas 32 (+ 20) Elevación piernas flex. 26 (+ 9) 9 (+ 8) 6 (+ 4) Elevación piernas rectas
10 28 (+ 23) 34 (+ 18) Sentadillas sobre los talones 29 (+ 10) Flexiones de brazos 29 (+ 12) 10 (+ 14) 9 (+ 9) Flexiones de brazos
11 56 (+ 28) 58 (+ 18) Mano a la rodilla (mano 21 (+ 13) Soporte lateral isométrico 22 (+ 7) 8 (+ 9) 7 (+ 6) Elevación piernas flex.
derecha rodilla izquierda)
FUENTE: Reproducido con autorización de Juker, D., McGill, S., Kropf, P. y Steffen, T. Quantitative intramuscular myoelectric
activity of lumbar portions of psoas and the abdominal wall during a wide variety of tasks. Med Sci Sports Exerc, 30(2):
301-310.
*Esta tabla presenta el esfuerzo que suponen los ejercicios de flexión para los músculos psoas y abdominales en términos
de porcentajes de la contracción voluntaria máxima (CVM) determinada mediante electrodos intramusculares. El primer
puesto del psoas corresponde al menor nivel de actividad; en los músculos abdominales, el primer puesto corresponde al
nivel de actividad máximo.
†El primer puesto del psoas corresponde al nivel de actividad menor.
‡ El primer puesto de los abdominales corresponde al nivel de actividad máximo.
OE, oblicuos externos; OI, oblicuos internos; TA, transverso del abdomen.
Muntatge 001-254 22/7/05 09:55 Página 17
18 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
Figura 1-15. Los músculos abdominales tienen una trama única. La aponeurosis de los músculos internos y externos, junto
con la del transverso del abdomen, envuelve y crea una vaina para el músculo recto del abdomen. Es más
que evidente en la última figura de la secuencia. Por tanto, si se contraen los tres pares de músculos
abdominales laterales, éstos someten a tensión la vaina de tejido conjuntivo que envuelve el músculo recto
del abdomen. Esta función destacada volverá a mencionarse cuando se expongan los ejercicios de
estabilización. Aunque no se haga hincapié en estas ilustraciones, el músculo oblicuo interno de un lado
puede considerarse una continuación del oblicuo externo del lado contralateral; también trabajan juntos con
la ayuda del músculo transverso del abdomen en la rotación del tronco. (De Pansky, B. Review of Gross
Anatomy. © 1996. Reproducido con autorización de McGraw-Hill Companies, Inc.)
Intersecciones
tendinosas
(inscripciones)
Línea alba
Piramidal
Ombligo
5
6
7
8
5
5
6
7
8
9
10
11
12
6
7
8
9
10
11
12
9
10
11
12
7
8
9
10
11
12
7
8
9
10
11
12
Ligamento
inguinal
Fascia
toracolumbar
Ligamento
inguinal
M. cremáster
Tendón
conjunto
Lámina posterior de la vaina del músculo recto
Intersecciones tendinosas
Músculo recto del abdomen
Lámina anterior de la
vaina del recto
Ligamento inguinal
Músculo transverso
Fascia
toracolumbar
Vaina del recto
Recto del abdomen
Tendón conjunto
Fascia toracolumbar
MÚSCULO TRANSVERSO DEL ABDOMEN
Músculo recto
del abdomen
Pared anterior de la
vaina del recto
Pared posterior de la
vaina del recto
Fascia transversal
Pared anterior del músculo
recto del abdomen
Pared
posterior
1/4 INFERIOR DE LA
PARED ABDOMINAL
Fascia transversalTransverso
Oblicuo interno
Oblicuo externo
Transverso
Oblicuo interno
Oblicuo externo
Anillo inguinal
superficial
MÚSCULO RECTO DEL ABDOMEN
MÚSCULO OBLICUO EXTERNO
MÚSCULO OBLICUO INTERNO
MÚSCULOS ABDOMINALES
Muntatge 001-254 22/7/05 09:56 Página 18
19CAPÍTULO 1 / ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA DEL TRONCO
Figura 1-16. (A) Flexión de abdominales. Repárese en
que los hombros no deben elevarse mucho
del suelo para lograr una flexión lumbar
máxima. (B) Flexión diagonal (u oblicua).
Este ejercicio es particularmente eficaz para
los músculos oblicuos. (Para una mayor
variedad puede incorporarse una postura
isométrica durante 5 a 10 seg en los
ejercicios.)
Figura 1-17. Musculatura dorsal de la columna. (De Pansky, B. Review of Gross Anatomy. © 1996. Reproducido con
autorización de McGraw-Hill Companies,Inc.)
M.
transverso
espinoso
M. longísimo
torácico
M. espinoso
torácico
Erector de la columna
(sacroespinosos)
L1
L5
T1
C2
C7
A B
T1
T12
XII costilla
M. iliocostal
lumbar
M. iliocostal
torácico
M. espinoso
torácico
M. sacroespinosos
M. oblicuo
interno del
abdomen
M. iliocostal
lumbar
XII costilla
M.
longísimo
torácico
L5
MÚSCULOS PROFUNDOS DE LA ESPALDA
Muntatge 001-254 22/7/05 09:56 Página 19
La trama única del grupo de músculos abdomina-
les con sus túnicas estratificadas de músculo y apo-
neurosis forman una armadura protectora en sentido
anterior y lateral. La figura 1-15 también muestra que
la aponeurosis de los músculos abdominales latera-
les envuelve el recto del abdomen; por tanto, estos
músculos pueden tener un efecto de corsé protector
sobre el recto del abdomen.
Fascia y musculatura dorsales
Hay que reparar en que parte de esta cintura muscu-
lar proporcionada por los músculos abdominales la-
terales linda con la fascia toracolumbar por detrás en
una unión que Bogduk (40) denominó rafe lateral.
También puede apreciarse en la figura 1-19 que las
capas internas y superficiales de la fascia de los
músculos abdominales laterales envuelven el múscu-
lo erector de la columna; Williard (41) definió esta
estructura de tejido conjuntivo como una media liga-
mentaria. Esta estructura permite que porciones del
transverso del abdomen y, en menor medida, de los
oblicuos internos ejerzan tensión lateral sobre esta
vaina de «tejido conjuntivo» del erector de la colum-
na. En el apartado siguiente hablaremos de las impli-
caciones.
Tradicionalmente, se ha considerado que la muscu-
latura extensora de la columna cubría el espacio del
área lumbar como un arco desde su origen común has-
ta sus distintas inserciones (42, 43). En contraste, Bog-
duk (5, 40) señaló que el erector de la columna y el
transverso espinoso son en realidad series laminadas de
fibras musculares cortas, cada una con una orientación
20 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
Figura 1-18. Los músculos psoas mayor y cuadrado lumbar son especialmente importantes para la función de la región
lumbar. (De Pansky, B. Review of Gross Anatomy. © 1996. Reproducido con autorización de McGraw-Hill
Companies, Inc.)
XII costillaD
M. intertransverso
M. cuadrado lumbar
M. recto femoral (cortado)
Trócanter mayor
M. psoasilíaco
M. obturador externo
M. psoasilíaco
M. ilíaco
M. psoas mayor
M. psoas menor
MÚSCULOS PSOAS MAYOR E ILÍACOS
Muntatge 001-254 22/7/05 09:56 Página 20
única. También afirmó que las fibras de una vértebra
dada podían contraerse independientemente. Bogduk
(5) apuntó la hipótesis de que los vectores de fuerza del
músculo erector de la columna lumbar eran demasiado
pequeños como para que se pudiesen levantar grandes
pesos del suelo. Tras practicar una microdisección, afir-
mó que ni el iliocostal lumbar ni el longísimo torácico
presentaban el vector de fuerza necesaria para ser efi-
caces extensores de la columna, y que el primero (fig.
1-20) y el último (fig. 1-21) estaban mucho mejor dis-
puestos para la flexión y estabilización laterales que
para la extensión. Aunque pensaba que el transverso
espinoso presentaba un buen vector de fuerza para la
extensión, su masa lo limita sólo a movimientos nomi-
nales de extensión (fig. 1-22).
Aunque no se trate aquí de ello, incluso los músculos
más pequeños de la columna pueden desempeñar un
papel importante en el mantenimiento de la salud
vertebral. Por ejemplo, McGill (30) pensaba que los
músculos rotadores e intertransversos actúan como
transductores posicionales en las articulaciones lum-
bares porque están dotados con gran número de hu-
sos musculares.
Como levantar objetos pesados del suelo genera
tensión excesiva en las estructuras de la columna ver-
tebral, la biomecánica del levantamiento de pesos es
un área de interés para la investigación. Aunque al-
gunas investigaciones dirigidas por los laboratorios
de Bogduk sean menos relevantes para la mecánica
de los levantamientos de lo que se pensaba en prin-
cipio, parecen tener gran importancia para la protec-
ción e inmovilización del tronco, una forma popular
de tratamiento con ejercicio para la columna (1). Por
tanto, pasaremos revista a los estudios pertinentes en
esta área.
Consideraciones mecánicas del
levantamiento de pesos
Posiblemente, muchos tabúes sobre la forma de le-
vantar objetos del suelo se basaban en antiguos mo-
21CAPÍTULO 1 / ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA DEL TRONCO
Figura 1-19. Sección transversal de la musculatura lateral y dorsal del tronco. Nótese que las fibras de los músculos
transverso del abdomen y oblicuo interno se insertan en la fascia toracolumbar; Bogduk lo denomina rafe
lateral. El músculo transverso del abdomen presenta una amplia inserción en esta fascia; por eso puede
ejercer tensión lateral sobre el erector de la columna, lo cual contribuye a la estabilización del tronco. (De
Pansky, B. Review of Gross Anatomy. © 1996. Reproducido con autorización de McGraw-Hill Companies,
Inc.)
Transverso espinoso
Vértebra 
lumbar
Psoas
Longísimo
Iliocostal
Cuadrado
lumbar
Aponeurosis
del transverso
del abdomen
Transverso del
abdomen
Oblicuo
externo
Oblicuo
interno
Dorsal ancho
Fascia toracolumbar
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22 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
Figura 1-20. Vectores de fuerza del músculo iliocostal lumbar. (A) Vista lateral. (B) Vista posterior. (Adaptado de Bogduk,
N. Clinical Anatomy of the Lumbar Spine and Sacrum. 1998, Londres: Churchill Livingstone.)
Figura 1-21. Vectores de fuerza del músculo longísimo. (A) Vista lateral. (B) Vista posterior. (Adaptado de Bogduk, N.
Clinical Anatomy of the Lumbar Spine and Sacrum. 1998, Londres: Churchill Livingstone.)
Muntatge 001-254 22/7/05 09:56 Página 22
delos biomecánicos. Strait y otros (44) calcularon
que si un hombre de 81 kg de peso realiza un levan-
tamiento de peso muerto desde una posición de 60
grados de anteroflexión (es decir, sin levantar nada
más que el tronco), la musculatura erectora de la co-
lumna debe contraerse con una fuerza de 200 kg
(unos 2.000 N) para mantener el equilibrio (fig. 1-
23). Calcularon que el erector de la columna actuaba
en un ángulo medio de sólo 12 grados respecto a la
columna; por tanto, los vectores de fuerza de la rota-
ción-extensión sagital eran pequeños. Los mismos
científicos afirmaron que, si esa persona llevara un
peso de 23 kg en las manos, los mismos músculos de-
berían aumentar un 70% la fuerza de contracción.
Según los cálculos de Strait y otros, podría generarse
una fuerza de compresión de 385 kg (unos 3.800 N)
sobre la V vértebra lumbar. Si su modelo es correcto,
debido a estos limitados vectores de fuerza, el múscu-
lo erector de la columna produciría componentes
extremadamente grandes de compresión sobre las
vértebras y discos intervertebrales al levantar grandes
pesos o realizar ciertas actividades deportivas.
La exposición precedente subraya el hecho de
que la musculatura de la columna no siempre pre-
senta una palanca óptima para la extensión vertebral,
en especial cuando se levantan grandes pesos; inves-
tigaciones posteriores también respaldan esta idea
(29, 40). Aunque haya consenso sobre que el objeto
levantado debe mantenerse lo más cerca posible del
cuerpo para reducir el momento de giro del objeto,
varios factores adicionales influyen en los levanta-
mientos. Los estudios sobre estos temas están siendo
objeto de revisión, y comprenden el papel de la res-
puesta de flexión-relajación, de la presión intraabdo-
minal, y de los extensores activos y pasivos de la co-
lumna, incluida la fascia toracolumbar.
Respuesta de flexión-relajación
Floyd y Silver (45) llegaron a la conclusión, median-
te electrodos de aguja y de superficie, de que, en la
posición inicial de bipedestación, el erector de la co-
lumna se contraía en principio excéntricamente a
23CAPÍTULO 1 / ANATOMÍA Y BIOMECÁNICADEL TRONCO
Figura 1-22. Vectores de fuerza del músculo transverso espinoso. (A) Vista lateral. (B) Vista posterior. (Adaptado de
Bogduk, N. Clinical Anatomy of the Lumbar Spine and Sacrum. 1998, Londres: Churchill Livingstone.)
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medida que se adoptaba la postura de anteroflexión
del tronco; sin embargo, el erector de la columna se
volvía predominante a medida que el movimiento
cambiaba a flexión completa (fig. 1-24). Propusieron
que se trataba de un tipo de mecanismo de inhibi-
ción refleja que confiaba el sostén del tronco a los li-
gamentos de la columna. Descubrieron que, al reco-
brar la posición erecta, el erector de la columna se
activaba en extensión en una posición que se aproxi-
maba a la de la relajación durante la flexión; este da-
to subraya el hecho de que, durante la extensión de
la cadera, cuando el erector de la columna no de-
sempeña papel alguno, pueden ejercer un papel do-
minante en la extensión del tronco, al menos cuando
se levantan cargas moderadas.
El hallazgo de Floyd y Silver sobre la respuesta de
flexión-relajación goza del respaldo de otras investi-
gaciones (46-48). Sin embargo, su inicio y duración
reales difieren según la carga (49, 50) y la postura de
la pelvis (51, 52), y existen diferencias en los pacien-
tes con lumbalgia idiopática crónica (53). Bogduk (5)
24 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
Figura 1-23. Movimientos comparativos de la tracción
gravitacional sobre el tronco en dos
posiciones de flexión.
Centro de
gravedad
Centro de
gravedad
Figura 1-24. Este dibujo describe la respuesta de flexión-relajación en anteroflexión del tronco. Entre 60 y 90 grados de
flexión, los músculos se relajan, y los ligamentos capsulares de las articulaciones interapofisarias y los
ligamentos supraespinosos se ven obligados a sostener la cabeza y el tronco.
Muntatge 001-254 22/7/05 09:56 Página 24
denominó este fenómeno punto crítico y lo definió
como un punto en el que se produce el «bloqueo» de
las articulaciones interapofisarias y aumenta la ten-
sión de los ligamentos posteriores. Además, afirmó
que no se produce en todas las personas. Cuando se
soporta un peso grande, tal vez no se produzca esta
relajación porque la musculatura de la espalda asu-
me un papel activo (51). En un apartado posterior se
hablará de otros estudios más recientes sobre la res-
puesta de flexión-relajación.
Presión intraabdominal
Bartelink (54) señaló que en los cadáveres los discos
cedían ante una fuerza de compresión media de 320
kg (unos 3.150 N). Esbozó la hipótesis de que la pre-
sión intraabdominal (PIA) contrarrestaba gran parte
de la fuerza de compresión. Su estudio EMG con-
cluía que el músculo transverso del abdomen, segui-
do por los oblicuos internos y externos, contribuía
mayormente a la PIA en las maniobras de levanta-
miento. Bartelink llegó a la conclusión de que la PIA
ayudaba a equilibrar los momentos de anteroflexión
del tronco y reducía «varios kilogramos» la carga so-
bre la columna. Morris y otros (55) ampliaron el tra-
bajo de Bartelink estudiando la presión intratorácica,
la PIA y el potencial de acción de los músculos; cal-
cularon que la fuerza compresiva sobre los discos
lumbosacros podría reducirse un 30% por el factor
de la PIA al levantar un gran peso.
Deben abordarse un par de puntos respecto a es-
te estudio sobre la PIA. Un factor significativo es la
densidad mineral ósea de los cuerpos vertebrales.
Granhed y otros (16) descubrieron que en halterófilos
de clase mundial una vértebra podía soportar hasta
38 kN de fuerza compresiva. Aunque no puede espe-
rarse que todos los deportistas tengan semejante den-
sidad ósea, la mayoría debería mostrar una densidad
mucho mayor que la de los cadáveres del estudio de
Bartelink. Además, aunque la PIA sea importante en
los levantamientos (48, 56, 57), también se ha descri-
to que (a) mantiene una buena correlación con con-
diciones de carga estática pero no de carga dinámica
(58); (b) tiene una relación insignificante, cuando
existe, con la fuerza de los músculos abdominales
(59); (c) no reduce las fuerzas de contracción muscu-
lar o las fuerzas de compresión sobre la columna (60,
61), y (d) puede que tenga que ser mayor que la pre-
sión sistólica para facilitar el levantamiento de obje-
tos pesados (3). Aunque estudios posteriores no res-
paldaron la idea original de Bartelink de que la PIA
reducía en gran medida la presión sobre la columna
durante los levantamientos de peso, se cree que su
papel es importante. Más recientemente, Cholewicki
y otros (62) descubrieron que el mecanismo de la PIA
puede aumentar la estabilidad de la columna en tare-
as como levantamientos y saltos, ya que éstos exigen
el movimiento de los extensores del tronco, y este
mecanismo puede hacerlo sin necesitar la coactiva-
ción del músculo erector de la columna.
Fascia toracolumbar
En su intento por explicar el levantamiento de grandes
pesos, Bogduk y Macintosh (63) también procedieron
a una detallada disección de la estructura de la fascia
toracolumbar (dorsolumbar). Afirmaron que la lámina
superficial, sobre todo la aponeurosis del músculo
dorsal ancho (fig. 1-25), se fusiona con las fibras de la
lámina profunda en el borde del músculo erector de
la columna (fig. 1-26). Sostienen que esta unión (es de-
cir, el rafe lateral) permite al músculo transverso del
abdomen (y en menor grado, al músculo oblicuo in-
terno) ejercer tracción lateral sobre esta vaina de tejido
conjuntivo y, por tanto, un modesto momento de anti-
flexión (figs. 1-19 y 1-27) (63, 64). Lo importante es
que el músculo transverso del abdomen y en menor
grado el oblicuo interno son contiguos a la fascia tora-
columbar. Como la fascia toracolumbar encapsula los
músculos erector de la columna y transverso espinoso,
estos dos músculos abdominales laterales tienen una
posición que mejora la estabilización del tronco; teó-
ricamente, actúan tensando la fascia toracolumbar
que envuelve el músculo erector de la columna.
Las disecciones de Bogduk derivaron en el estu-
dio de Gracovetsky y Farfan (65) en el que emplearon
una técnica de optimización para estudiar a un cam-
peón de halterofilia ejecutando el peso muerto (es
decir, levantamiento desde el suelo). El peso muerto
fue elegido porque produce momentos máximos que
la columna puede asumir con actividad voluntaria
(fig. 1-28). Estos investigadores sostienen que los com-
ponentes principales de este modelo matemático de
los levantamientos son pasivos, a saber, el sistema de
ligamentos posteriores (SLP) depende de los podero-
sos extensores de la cadera (es decir, el glúteo mayor
25CAPÍTULO 1 / ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA DEL TRONCO
Muntatge 001-254 22/7/05 09:56 Página 25
ayudado por los isquiotibiales) (fig. 1-29). El SLP se
compone de los ligamentos de la línea media (liga-
mentos supraespinosos, ligamentos capsulares, li-
gamento amarillo y ligamento longitudinal posterior),
así como la fascia toracolumbar, siendo un elemento
primordial las porciones aponeuróticas del músculo
dorsal ancho. Farfan afirmó que el SLP, cuando está
tenso, semeja un cable de acero dominado por los
extensores de la cadera.
Este grupo de investigadores (64-66) sostiene que el
componente pasivo podría suplementarse nominal-
mente con un componente de antiflexión activo, a
saber, la contracción del músculo transverso del ab-
domen y parte del oblicuo interno mediante su ori-
gen en el rafe lateral. Dicho de otro modo, creen que
al contraerse el músculo transverso del abdomen (y
en menor grado el oblicuo interno), aquéllos ejercen
un componente de antiflexión. Sin embargo, estudios
posteriores de McGill y Norman (67) demostraron
que la contribución de este componente activo a la
extensión del tronco era muy pequeña (menos del
4% del la fuerza rotatoria de los extensores). No obs-
tante, la tensión que los músculos transverso del ab-
domen y oblicuo interno ejercen sobre la fascia tora-
columbar a través del rafe lateral es importante en laestabilización del tronco y, por tanto, ayuda a con-
trolar las fuerzas de cizallamiento (68).
Nuevas investigaciones sobre el
levantamiento de peso
Las investigaciones del laboratorio de McGill llega-
ron a la conclusión de que el modelo de Gracovetsky
no explicaba cabalmente cómo se levantaban cargas
muy pesadas. Afirmaron que el momento extensor
pasivo no permitía levantar cargas pesadas porque
ejercería fuerzas excesivas de tracción sobre las es-
tructuras de la línea media situadas cerca del centro
del movimiento; también creían que el mantenimien-
to de la lordosis lumbar era crítica para obtener la
máxima palanca de la musculatura extensora de la
columna (60, 67, 69, 70).
26 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
Figura 1-25. La lámina superficial de la hoja posterior de la fascia dorsolumbar. El músculo dorsal ancho se diferencia en
cuatro segmentos, a saber, (1) las fibras que se insertan en el ilion, (2) las fibras que llegan a L5 y las apófisis
espinosas del sacro, (3) las fibras que llegan a las apófisis espinosas de L3 y L4, y (4) las fibras que cubren el
músculo erector de la columna. (Adaptado de Bogduk, N. Clinical Anatomy of the Lumbar Spine and
Sacrum. 1998, Londres: Churchill Livingstone.)
Apófisis espinosa
lumbar
Cresta ilíaca
Apófisis espinosas
del sacro
Músculo dorsal ancho
Muntatge 001-254 22/7/05 09:56 Página 26
Dolan y otros (52) adoptaron una postura inter-
media a la de Gracovetsky y McGill, porque demos-
traron que el momento extensor pasivo podía ser una
contribución viable en los levantamientos. Dolan y
otros dividieron el momento extensor pasivo en es-
tructuras profundas y otras más superficiales. Las
estructuras profundas comprenden los ligamentos in-
terespinosos y las cápsulas de las articulaciones inte-
rapofisarias, todos ellos muy cercanos al centro de
movimiento. Las estructuras más superficiales son la
fascia dorsolumbar (es decir, toracolumbar), el liga-
mento supraespinoso y el tejido no contráctil de los
músculos erectores de la columna. Descubrieron que
las estructuras profundas generaban menos del 25%
del total del momento extensor pasivo, y que la gran
mayoría dependía de las estructuras superficiales.
Como las estructuras superficiales pueden ofrecer un
elevado momento extensor pasivo sin imponer gran-
des fuerzas de tracción sobre las estructuras profun-
das (p. ej., fuerzas excesivas de compresión sobre los
discos), este estudio confirma el papel de estas es-
tructuras pasivas en los levantamientos. Dolan y otros
también dieron crédito al papel de los extensores de
la cadera en el aumento del momento extensor pasi-
vo, a la importancia de la PIA y a que la respuesta de
flexión-relajación sólo se produce en ausencia de
lordosis lumbar.
Bogduk (5) ha informado de que el efecto amplifica-
dor hidráulico propuesto en su día por Gracovetsky
(3) podía mejorar hasta un 30% la acción de los
músculos de la espalda en las tareas de levantamien-
to. Bogduk también afirmó que la tensión pasiva de
los músculos dorsales de la columna podía ser el
componente principal del SLP en las tareas de levan-
tamiento de peso, cuando el papel del músculo erec-
27CAPÍTULO 1 / ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA DEL TRONCO
Figura 1-26. La lámina profunda de las hojas posteriores de la fascia toracolumbar (dorsolumbar) se representa como
bandas de fibras; las fibras de L4 y L5 se insertan en la cresta ilíaca; las fibras de L2 y L3 acaban en el rafe
lateral, y las fibras de T12 y L1 devienen membranosas sobre el músculo erector de la columna. El músculo
oblicuo interno se inserta en las fibras del rafe lateral enfrente de L3; el músculo transverso del abdomen
surge de la hoja media de la fascia dorsolumbar anterior y por encima del músculo oblicuo interno, y forma
el ligamento lumbocostal. (Adaptado de Bogduk, N. Clinical Anatomy of the Lumbar Spine and Sacrum.
1998, Londres: Churchill Livingstone.)
Músculo erector 
de la columna
Ligamento lumbocostal
Músculo transverso 
del abdomen
Músculo oblicuo interno
Rafe lateral
Fascia dorsolumbar
Muntatge 001-254 22/7/05 09:56 Página 27
tor de la columna es primordial por la respuesta de
flexión-relajación. Gracovetsky y Farfan (65) han po-
lemizado sobre si el SLP se componía sólo de tejido
pasivo (p. ej., ligamentos y fascia); sin embargo, Mc-
Gill y Norman (67) demostraron que no era factible.
Si se considera la fascia de los músculos dorsales de
la columna como parte del SLP, parece que las desa-
venencias entre los postulados de Gracovetsky y los
de McGill (y las cohortes del último) se debilitan.
Bogduk sugirió que había una responsabilidad adi-
cional y muy plausible, aunque importante, a cargo
de los músculos abdominales laterales en las tareas
de levantamiento, a saber, mantener el peso cerca de
la línea media en el plano sagital para abortar movi-
mientos de torsión.
Cuando Toussaint y otros (50) dirigieron un estu-
dio sobre la respuesta de flexión-relajación, asumie-
ron que su procedimiento de normalización EMG
les permitiría detectar la actividad del erector de la
columna durante la flexión completa del área lum-
bar. Aunque no descubrieron actividad EMG en el
área lumbar en ninguno de los sujetos, sí registraron
actividad EMG en el erector de la columna dorsal.
Sus datos coincidieron con la deducción de Bogduk
de que las fibras dorsales del erector de la columna
se insertan en las apófisis espinosas lumbares y sa-
cras por medio de una aponeurosis del erector de la
columna (40); también coincidieron con la opinión
de McGill y Norman (7) de que las fibras dorsales
pueden producir una fuerza rotatoria de extensión
28 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
Figura 1-27. Mecánica de la fascia toracolumbar. Los músculos transverso del abdomen (TA) y en menor grado el oblicuo
interno están en posición de ejercer tensión lateral contra el rafe lateral (RL). Esta tensión se transmite en
sentido ascendente a través de la lámina profunda, y en sentido descendente a través de la hoja superficial;
dada la oblicuidad de estas líneas de fuerza, la lámina profunda genera un vector descendente y la lámina
superficial, un vector ascendente. Los vectores resultantes tienden a aproximar o aumentar la separación de
las apófisis espinosas entre L2 y L4 y entre L3 y L5. (Adaptado de Bogduk, N. Clinical Anatomy of the
Lumbar Spine and Sacrum. 1998, Londres: Churchill Livingstone.)
Músculo
transverso del
abdomen
Músculo oblicuo
interno
Rafe lateral
Fascia
dorsolumbar
Muntatge 001-254 22/7/05 09:56 Página 28
lumbar independiente de las fibras lumbares. Para
que se contraigan independientemente, Toussaint y
otros llegaron a la conclusión de que un «intrincado
mecanismo de coordinación» distribuye la carga
por la porción dorsal activa del erector de la colum-
na y las estructuras lumbares pasivas (es decir, la fas-
cia toracolumbar, las aponeurosis del erector de la
columna). Estos hallazgos tienden a reducir la dis-
tancia entre los argumentos de Gracovetsky y de
McGill por lo que se refiere al papel de la fascia to-
racolumbar en la ejecución de levantamientos des-
de el suelo.
Más recientemente, otros científicos (41, 72) han
estudiado la hoja posterior de la fascia toracolumbar.
Los estudios examinados antes dieron prioridad a la
importancia de las fibras superficiales del músculo
dorsal ancho respecto a la fascia toracolumbar (5, 40,
63, 64); sin embargo, estos estudios pasaron por alto
el papel del músculo glúteo mayor en la mecánica de
la fascia toracolumbar. El punto que Vleeming y otros
destacaron es que el glúteo mayor y el dorsal ancho
contralateral tensan la hoja posterior de la fascia to-
racolumbar (41, 72). Además, afirmaron que esta
fuerza es perpendicular a las articulaciones sacroilía-
cas, y que este mecanismo es un aspecto importante
de la rotación del tronco y la transferencia de cargas
(fig. 1-30). Estos investigadores también creían que,
cuando el erector de la columna se contrae bajouna
carga, aumenta la tensión de la lámina profunda y di-
lata la hoja posterior de la fascia toracolumbar. Esto
también contribuiría a la protección o inmoviliza-
ción del tronco.
El estudio antes mencionado de Toussaint y otros
(50) demostró que las fibras lumbares del músculo
erector de la columna resultaban afectadas por la res-
puesta de flexión-relajación, pero no las fibras dorsa-
les. Cuando se tiene en cuenta este dato junto con la
exposición precedente, tal vez disminuye la polariza-
ción existente sobre el papel del momento extensor
pasivo. Quizá sea ésta la razón por la que Fortin (29)
conjeturó que, desde un punto de vista práctico, po-
día mantenerse cierto grado de lordosis (p. ej., la idea
de McGill) y que podía seguir usándose el momento
extensor pasivo durante el levantamiento de grandes
29CAPÍTULO 1 / ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA DEL TRONCO
Figura 1-28. Las tres fases de la modalidad de peso muerto según el modelo de Gracovetsky. La principal fuerza muscular
que permite el movimiento en la posición inicial (A) hasta la segunda posición (B) corresponde al músculo
glúteo mayor; como no hay lordosis, el sistema ligamentario posterior (SLP) se mantiene tenso mientras se
eleva el torso. La última posición (C) depende de la contracción del músculo erector de la columna (en
concreto, el transverso espinoso).
A CB
Muntatge 001-254 22/7/05 09:56 Página 29
cargas (p. ej., la opinión de Gracovetsky). Debido a la
formación de osteófitos y la hipertrofia interapofisaria
relacionadas con el envejecimiento (36), es posible
que el sistema pasivo (ligamentario) se vuelva más
importante a medida que nos hacemos mayores. Par-
nianpour y otros (51) no abordaron específicamente
el tema de la edad, sino que se centraron en que la
antropometría del halterófilo influye en el estilo de
los levantamientos. Por tanto, con la reducción de la
masa de tejido magro asociada con el envejecimien-
to, el papel del momento extensor pasivo puede te-
ner importancia creciente.
Protección del tronco
El papel estabilizador que desempeñan los músculos
abdominales en la protección del tronco es impor-
tantísimo en el proceso de rehabilitación. Quien se
haya roto alguna vez una o más costillas habrá apre-
ciado su papel en tareas cotidianas como entrar o sa-
lir de un coche. Este tipo de lesión supone una prue-
ba dura para esta tarea en apariencia sencilla, porque
los músculos abdominales son importantes estabili-
zadores de los movimientos de transición como le-
vantarse de una postura sentado. Cuando una perso-
na con varias costillas rotas intenta el movimiento,
los nociceptores del área dañada se adelantan a re-
comendar la interrupción de la acción. Este papel
protector de los músculos del tronco constituye la ba-
se del popular régimen de ejercicio terapéutico para
la región lumbar, que depende de la estabilización
del tronco (1). La base de la estabilización del tronco
se expondrá ahora con brevedad; en el capítulo 6 se
ampliará la exposición, y en el capítulo 8 aparecerán
ejercicios específicos para su uso.
30 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
Figura 1-29. Vistas anterior y posterior de la musculatura de la extremidad inferior. (De Pansky, B. Review of Gross
Anatomy. © 1996. Reproducido con autorización de McGraw-Hill Companies, Inc.)
MÚSCULOS ANTERIORES DEL MUSLO MÚSCULOS POSTERIORES DEL MUSLO
Tensor
de la
fascia
lata
Cintilla
iliotibial
Bíceps
femoral
Fosa poplítea
Plantar
Gemelo
Sartorio
Semimembranoso
Semitendinoso
Recto
interno
Tensor
de la
fascia
lata
Glúteo
medio
Ligamento
inguinal
Psoasilíaco
Ligamento
lagunar
Pectíneo
Aductor largo
Recto
interno
Sartorio
Recto
femoral
Vasto
medial
Tendón del
cuádriceps
femoral
Tendón del
sartorio
Vasto lateral
Cintilla
iliotibial
Glúteo mayor
Muntatge 001-254 22/7/05 09:56 Página 30
31CAPÍTULO 1 / ANATOMÍA Y BIOMECÁNICA DEL TRONCO
Figura 1-30. Este dibujo muestra la relación funcional entre estructuras como (A) el m. dorsal ancho, la fascia
toracolumbar, el m. glúteo mayor y la cintilla iliotibial, y (B) los ligamentos de la línea media/músculo erector
de la columna, el ligamento sacrotuberoso y la cabeza larga del bíceps. (Adaptado de Vleeming, A., Snijders,
C. F., Stoeckart, R., y otros. The role of the sacroiliac joints in coupling between spine, pelvis, legs and arms.
En Vleeming y otros (eds). Movement, stability, and low back pain-the essential role of the pelvis. 1997,
Londres: Churchill Livingstone, p. 63.)
Aponeurosis
del erector
de la
columna
Ligamento
sacrotuberoso
Cabeza larga
del bíceps
femoral
Cintilla
iliotibial
Músculo
glúteo mayor
Articulación
sacroilíaca
Músculo
dorsal ancho
Muntatge 001-254 22/7/05 09:57 Página 31
Columna neutra/protección
abdominal/estabilización del tronco
Al menos inicialmente, la mayoría de los problemas
de espalda podrían aislarse en un segmento móvil,
como son dos vértebras, su disco intervertebral y las
dos articulaciones interapofisarias (fig. 1-5). Si un seg-
mento móvil presenta una lesión o una patología, las
terminaciones nociceptoras existentes en las fibras
anulares del disco, en el ligamento longitudinal pos-
terior o en las carillas articulares recuerdan continua-
mente a la persona lesionada que ciertos movimien-
tos no son adecuados en ese momento. Sin embargo,
si la persona afectada aprende a inmovilizar el tron-
co en una posición sin dolor, el segmento móvil le-
sionado no emitirá señales de dolor y esa persona po-
drá reanudar su actividad habitual. Esto deriva en un
procedimiento basado en los principios de las artes
marciales llamado entrenamiento de estabilización;
a veces, se denomina protección abdominal o técni-
ca de la columna neutra (1).
Richardson y otros (68) explicaron con detalle la
importancia del músculo transverso del abdomen en
el mantenimiento de la tensión del área abdominal.
Describieron su papel en el aumento de la PIA y en la
tensión de la fascia toracolumbar; ambas funciones
son críticas para la protección del tronco, necesarias
en el entrenamiento de la estabilización. Aunque el
entrenamiento de la estabilización pueda usarse en
pacientes con espondilólisis y espondilolistesis, la
mayoría de los estudios que ratifican su eficacia se re-
fieren a pacientes con patologías discales (73). En la
figura 1-31 mostramos ejemplos de ejercicios de es-
tabilización vertebral; en el capítulo 8 ofrecemos
más actividades de estabilización vertebral.
RESUMEN
El propósito de este capítulo ha sido pasar revista a
los aspectos de la anatomía y biomecánica pertinen-
tes para el funcionamiento de la columna y para los
ejercicios terapéuticos de la lumbalgia. Los siguien-
tes capítulos se basan en muchos de los preceptos ex-
puestos en este capítulo.
BIBLIOGRAFÍA
1. White, A.H. «Stabilization of the lumbar spine».
En: Conservative Care of Low Back Pain, A. H.
White y R. Anderson, editors, 1991, Baltimore.
Williams & Wilkins, p. 106-111.
2. Junghanns, H. Clinical Implications of Normal
Biomechanical Stresses on Spinal Function.
1990, Rockville, MD: Aspen. p. 480.
32 PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO PARA LA ESPALDA • FORMA Y FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICAS DE LA ESPALDA
A B
Figura 1-31. Ejemplo de ejercicios de protección/estabilización. Esta actividad debería iniciarse con la extensión
controlada de un solo brazo o pierna; el interés debería centrarse en mantener el tronco en una posición
neutra, con los hombros y la cadera al mismo nivel. (A) Una vez dominado el movimiento, pueden elevarse
lentamente las extremidades contralaterales. (B) La utilización de un balón medicinal aumenta la dificultad
por el mayor énfasis en la estabilización central y la propiocepción.
Muntatge 001-254 22/7/05 09:57 Página 32
FLEXIBILIDAD,
GRADO DE
MOVILIDAD
Y FUNCIÓN DE LA
REGIÓN LUMBAR
Wendell Liemohn
Gina Pariser
INTRODUCCIÓN, 37
CINEMÁTICA, 38
Cinemática de la columna vertebral, 39
Cinemática de la articulación iliofemoral, 39
Factores especiales que afectan a la cinemática, 41
Efectos del envejecimiento

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