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Negociación empresarial Tácticas y estrategias en entornos corporativos La negociación empresarial es una parte fundamental de la vida en el mundo corporativo. Desde la adquisición de empresas hasta acuerdos de distribución, pasando por contratos de empleo y negociaciones de precios, la habilidad para negociar en un entorno empresarial es esencial. Aquí, exploraremos algunas de las tácticas y estrategias clave utilizadas en las negociaciones empresariales. Tácticas comunes en la negociación empresarial: Anclaje: Esta táctica implica hacer la primera oferta en una negociación. La idea es "anclar" la discusión en un punto que favorezca a la parte que hace la oferta inicial. Por ejemplo, en una negociación salarial, un empleador podría ofrecer un salario inicial más bajo de lo que está dispuesto a pagar para tener margen de maniobra. Concesiones graduales: Hacer concesiones de manera gradual puede ayudar a construir una relación de reciprocidad con la otra parte. A menudo, se comienza con concesiones pequeñas antes de llegar a las cuestiones más sustanciales. Táctica del "cierre": Esta táctica se refiere a la utilización de plazos límite o la creación de una sensación de urgencia para presionar a la otra parte a tomar una decisión rápida. Por ejemplo, un vendedor podría ofrecer un descuento especial si el comprador toma una decisión en el acto. Divide y vencerás: Si hay varias partes involucradas en la negociación, esta táctica implica tratar de dividirlas para obtener una ventaja. Por ejemplo, un negociador podría enfocarse en ganarse el apoyo de una parte antes de negociar con el resto del grupo. Silencio: A veces, el silencio puede ser una táctica efectiva. Al hacer una oferta o una solicitud, el negociador puede quedarse en silencio y esperar a que la otra parte responda. Esto puede crear presión para que la otra parte haga una concesión o dé una respuesta. Estrategias en la negociación empresarial: Preparación: Antes de entrar en una negociación empresarial, es esencial realizar una preparación meticulosa. Esto incluye investigar a la otra parte, comprender sus necesidades e intereses, y definir objetivos claros. Cuanto mejor se prepare un negociador, más fuerte será su posición. Enfoque en intereses, no en posiciones: En lugar de centrarse en posiciones rígidas, las partes deben centrarse en los intereses subyacentes. Esto implica buscar soluciones que satisfagan las necesidades de ambas partes en lugar de insistir en una posición particular. Construcción de relaciones a largo plazo: En muchos entornos empresariales, las relaciones a largo plazo son fundamentales. La construcción de relaciones sólidas y la generación de confianza pueden facilitar futuras negociaciones y colaboraciones. Enfoque en la creación de valor: En lugar de simplemente dividir un pastel preexistente, las partes pueden enfocarse en la creación de valor adicional. Esto implica buscar oportunidades para expandir el pastel y beneficiar a ambas partes. Desarrollo de un plan B: Si la negociación no tiene éxito, es importante tener un plan de contingencia o una alternativa para evitar quedar atrapado sin opciones.
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