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Cardiopatías congénitas

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PARTE VIII
En f e r m e d a d e s d e l c o r a z ó n , 
EL PERICARDIO Y EL LECHO VASCULAR 
PULMONAR
Cardiopatías congénitas
Gary D. Webb, Jeffrey F. Smallhorn, Judith Therrien y Andrew N. Redington
Anatom ía, 1393
Consecuencias patológicas de las lesiones 
cardíacas congénitas, 1394
Evaluación de los pacientes con cardiopatía 
congénita, 1399 
Malform aciones cardíacas específicas, 1407
Bibliografía, 1443
Este capítulo va dirigido a los médicos que practican la cardiología, y es 
compatible con las recomendaciones vigentes de los especialistas1' 3 para 
la asistencia de los pacientes adultos con defectos cardíacos congénitos. 
Aunque nos centrem os en las etapas del final de la adolescencia y 
etapa adulta, los trastornos solo pueden apreciarse en el contexto de un 
conocimiento exhaustivo de la anatomía, fisiología y acontecimientos de 
la infancia, y estos aspectos se abordarán en cada sección. En aquellos 
casos en los que se necesite información más detallada remitiremos 
al lector a otras fuentes .4,5 Los trastornos cardiovasculares congénitos se 
definen como cualquier anomalía de la estructura o la función del sis­
tema cardiocirculatorio presente en el momento del nacimiento, aun 
cuando se descubran mucho más tarde. Las malformaciones cardiovas­
culares congénitas suelen deberse a una alteración en el desarrollo 
embrionario de una estructura normal o a un fallo en la progresión 
de dicha estructura tras una fase precoz del desarrollo embrionario o 
fetal. A su vez, los patrones de flujo aberrante que produce un defecto 
anatómico pueden influir significativamente en el desarrollo estructural 
y funcional del resto del aparato circulatorio. Por ejemplo, la presencia 
intrauterina de una atresia mitral puede impedir el desarrollo normal del 
ventrículo izquierdo, la válvula aórtica y la aorta ascendente. Igualmente, 
una constricción del conducto arterioso fetal puede dar lugar a una 
dilatación ventricular derecha y a una insuficiencia tricuspídea en el 
feto y el neonato, puede contribuir considerablemente al desarrollo de 
aneurismas arteriales pulmonares en presencia de una comunicación 
intraventricular (CIV) y la ausencia de la válvula pulmonar, o puede 
alterar el número y el calibre de los vasos de resistencia vascular pul­
monar fetales y neonatales.
Los acontecimientos posnatales pueden influir considerablemente en 
las características clínicas de una determinada malformación «aislada». 
Los lactantes con una malformación de Ebstein de la válvula tricúspide 
pueden mejorar espectacularmente al disminuir el grado de insuficiencia 
tricuspídea debido al descenso normal de la resistencia vascular pulmonar 
que se produce tras el nacimiento; y los lactantes con atresia o estenosis 
pulmonar grave pueden no desarrollar cianosis hasta que se produce el 
cierre espontáneo normal de un ductus o conducto arterioso persistente 
(CAP). La constricción ductal muchos días después del nacimiento puede 
constituir también un factor crucial en el desarrollo de una coartación 
de la aorta en algunos lactantes. En una fase posterior, los pacientes con 
una CIV pueden experimentar el cierre espontáneo y desarrollar una 
obstrucción al tracto de salida del ventrículo derecho y/o insuficiencia
aórtica al prolongar el seguimiento. Estos ejemplos seleccionados sirven 
para subrayar que los cambios anatómicos y fisiológicos en el corazón 
y la circulación pueden seguir evolucionando desde el período prenatal 
hasta el final de la etapa adulta.
Inc idencia en la in fa n c ia . No es fácil determ inar con exactitud la 
verdadera incidencia de las malformaciones cardiovasculares congénitas, 
debido en parte a problemas con su definición. La incidencia en la etapa 
fetal supera a la correspondiente al inicio de la infancia, porque las lesiones 
muy complejas se asocian con aborto precoz o muerte intrauterina pos­
terior. Aproximadamente en el 0,8% de los nacimientos vivos se producen 
complicaciones debido a una malformación cardiovascular. En esta cifra no 
se incluyen las que podrían ser las dos anomalías cardíacas más corrientes: 
la válvula aórtica bicúspide congénita funcionalmente normal y el prolapso 
de la válvula mitral.
Algunos defectos pueden tener una preponderancia sexual determ i­
nada: el CAP, la anomalía de Ebstein de la válvula tricúspide y la comuni­
cación interauricular (CIA) ostium secundum son más frecuentes en las 
mujeres, mientras que la estenosis de la válvula aórtica, la coartación de 
la aorta, la hipoplasia del corazón izquierdo, la atresia pulm onar y tricus­
pídea, y la transposición de las grandes arterias (TGA) son más corrientes 
en los hombres.
Aproximadamente en un 25% de los lactantes con cardiopatías significati­
vas se detectan anomalías extracardíacas, y su presencia puede incrementar 
significativamente la mortalidad. A menudo, las anomalías extracardíacas 
son múltiples. Un tercio de los lactantes con anomalías cardíacas y extra- 
cardíacas presentan algún síndrome establecido.
Paciente a du lto . Gracias a los excelentes resultados obtenidos por la 
cardiología pediátrica, el número total de pacientes adultos con cardiopatía 
congénita (CC) es ahora mayor que el de casos pediátricos. Así, más del 
90% de los pacientes nacidos en Bélgica en 1990 vivieron hasta alcanzar al 
menos los 18 años de edad.6 En EE. UU., cada año nacen 40.000 niños con 
defectos cardíacos congénitos. Más de 35.000 de estos cumplirán, como 
mínimo, 18 años. En el momento actual, cerca de 1,3 millones de adultos 
estadounidenses tienen defectos cardíacos congénitos, más del 50% de los 
cuales se clasifican como complejos y necesitados de seguimiento por exper­
tos durante toda la vida. Estos pacientes, de moderados a muy complejos, 
tienen un riesgo importante de mortalidad prematura, reintervenciones, o 
complicaciones fu tu ras de sus enfermedades y tratam ientos. Muchos, 
especialmente aquellos con trastornos de moderados a muy complejos, 
deberían visitar a un especialista formado en la asistencia a las CC en adul­
tos. Actualmente no existen suficientes especialistas o centros para que esto 
sea posible en todos los casos. Los pacientes adultos deberían haber sido 
informados durante la adolescencia acerca de su anomalía, su pronóstico y
2016. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos El material en línea está disponible en ExpertConsult
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la posibilidad de nuevas intervenciones quirúrgicas o complicaciones, si es el 
caso, y también deberían haber sido asesorados sobre sus responsabilidades 
en relación con su autocuidado y el seguimiento médico. Los pacientes 
deben ir acompañados de copias de sus informes quirúrgicos y de otros 
documentos esenciales de su ficha pediátrica cuando empiezan a recibir 
asistencia como pacientes adultos.
La tabla 62-1 enumera los tipos de pacientes que deberían considerarse 
«simples» y candidatos a la asistencia comunitaria. Las tablas 62-2 y 62-3 
muestran los diagnósticos de los pacientes «moderadamente complejos» y 
«muy complejos». Estos dos últimos deberían seguirse en centros especia­
lizados durante toda su vida.
Las CC de los adultos no representan una mera continuación de la pato­
logía in fantil. Los patrones de muchas de las lesiones varían en la vida 
adulta. Las arritm ias son más frecuentes y tienen un carácter diferente 
(v. capítulo 37). Las cavidades cardíacas suelen dilatarse, y los ventrículos 
tienden a desarrollar una disfundón sistólica. Las bioprótesis valvulares, que 
son propensas a fallar prematuramente en la infancia, duran más tiempo 
cuando se implantan a una edad superior. Las comorbilidades que tienden a 
aparecer en la vida adulta se convierten a menudo en factores importantes 
que necesitan una atención especial. Debido a ello, las necesidades de 
estos pacientes adultos con CC suelen estar mejor cubiertaspor un médico 
o un equipo médico familiarizado con la cardiología pediátrica y adulta. 
Para conseguir los mejores resultados, la cirugía cardíaca y las técnicas 
intervencionistas de cateterismos congénitos deben realizarse en centros 
con un volumen adecuado, quirúrgico e institucional, de casos cardíacos
*Habitualmente, estos pacientes pueden ser atendidos en la comunidad médica 
general.
Tomado de Webb G, Williams R, A lpert J, et al: 32nd Bethesda Conference: Care 
o f the Adult with Congenital Heart Disease, October 2-3, 2000. J Am Coll Cardiol 
37:1161, 2001.
TABLA 62-2 Tipos de pacientes adultos con cardiopatía 
congénita de gravedad moderada*
*Estos pacientes deberían seguirse periódicamente en centros regionales de CC 
del adulto.
MCOH, miocardiopatía obstructiva hipertrófica.
Tomado de Webb G, Williams R, A lpert J, et al: 32nd Bethesda Conference: Care 
o f the Adult with Congenital Heart Disease, October 2-3, 2000. J Am Coll Cardiol 
37:1161, 2001.
congénitos de cualquier edad. Los pacientes que se operan en centros no 
especializados, incluso por cirujanos cardíacos especialistas en CC, tienen 
el trip le de mortalidad que aquellos atendidos en centros especializados 
en CC.7 En la mayoría de los casos, el centro especializado es un hospital 
in fantil, que probablemente no sea un modelo sostenible de asistencia 
óptima a medida que esta población aumente.
Conviene que un equipo cualificado con la preparación, la experiencia 
y el equipo adecuados se encargue de los estudios ecocardiográficos, 
el cateterismo cardíaco diagnóstico, los estudios e lectrofisiológicos, la 
resonancia magnética (RM) y otras pruebas de imagen en los casos más 
complejos (v. capítulos 14 a 19). Estos pacientes deben recib ir una 
asistencia m ultid iscip linar, si es posible. Son fundam entales los espe­
cialistas en cardiología y ecocardiografía, pero tam bién se debe poder 
acceder a profesionales con otra preparación, experiencia e intereses, 
como cirujanos especializados en CC y sus equipos, personal de enfer­
mería, especialistas en medicina reproductiva, profesionales de la salud 
mental, especialistas en técnicas de diagnóstico por imagen, asesores 
especializados en neumología, etc.
CAUSAS
Las malformaciones cardíacas congénitas pueden tener una herencia men- 
deliana como consecuencia directa de una anomalía genética, mostrar 
una estrecha asociación con un trastorno genético subyacente (p. ej., una 
trisomía), tener una relación directa con el efecto de una toxina ambiental 
(p. ej., diabetes materna, el alcohol) o ser el resultado de una interacción 
entre sistemas genéticos y ambientales multifactoriales demasiado com­
plejos como para poder especificar una sola causa (p. ej., el síndrome 
CHARGE; v. más adelante «Síndromes en las cardiopatías congénitas»). Este 
último grupo está disminuyendo conforme las modernas técnicas genéticas 
permiten identificar nuevas anomalías genéticas como causa subyacente de 
numerosos trastornos.
Factores genéticos. La mutación de un solo gen puede ser la causante 
de las formas familiares de CIA con prolongación de la conducción auri- 
culoventricular (AV), prolapso de la válvula m itral, CIV, bloqueo cardíaco 
congénito, situs inversus, hipertensión pulmonar y los síndromes de Noonan, 
LEOPARD, Ellis-van Creveld y Kartagener (v. «Síndromes en las cardiopatías 
congénitas»). Los genes responsables de algunos defectos han sido mapea- 
dos (p. ej., síndrome de QT largo, síndrome de Holt-Oram) o identificados 
(p. ej., síndrome de Marfan, miocardiopatía hipertrófica, estenosis aórtica 
supravalvular). Puede que la causa subyacente de las malformaciones tron- 
cocónicas de los síndromes velocardiofacial y de DiGeorge sea la presencia 
de defectos en genes contiguos del brazo largo del cromosoma 22. Podemos 
atribuir a aberraciones cromosómicas, a mutaciones genéticas o a defectos 
de la transmisión genética menos del 15% de todas las malformaciones 
cardíacas (v. capítulos 32 a 33).
Es interesante, aunque se desconoce la causa, que distintos defectos 
genéticos puedan provocar la misma malformación cardíaca (p. ej., CIA). 
Además, el hecho de que, salvo contadas excepciones, solo uno de los 
miembros de una pareja de gemelos monocigotos se vea afectado por una 
CC indica que la mayoría de las malformaciones cardiovasculares tienen 
una herencia compleja. No obstante, esta observación podría haber llevado 
en el pasado a subestimar la contribución genética, ya que la mayoría de 
los estudios recientes en gemelos revelan que la incidencia de defectos 
cardíacos en gemelos monocigotos es más del doble, aunque normalmente 
solo afectan a uno de los miembros de la pareja. Estudios familiares indican 
que la incidencia de CC es de 2 a 10 veces mayor en los hermanos de los
TABLA 62-3 Tipos de pacientes adultos con cardiopatía 
congénita de gran complejidad*
Conductos, con o sin válvulas 
CC cianóticas (todas las formas)
Ventrículo de doble salida 
Síndrome de Eisenmenger 
Intervención de Fontan 
Atresia mitral
Ventrículo único (también denominado doble entrada o salida, común o primitivo) 
Atresia pulmonar (todos los tipos)
Enfermedades obstructivas vasculares pulmonares 
Transposición de las grandes arterias 
Atresia tricuspídea 
Tronco arterioso/hemitronco
Otras anomalías de la conexión AV o ventriculoarterial no incluidas en 
las anteriores (p. ej., corazón entrecruzado, isomerismo, síndromes de 
heterotaxia, inversión ventricular).
*Estos pacientes deberían ser atendidos regularmente en centros de CC del adulto. 
AV, auriculoventricular.
Tomado de Webb G, Williams R, A lpert J, et al: 32nd Bethesda Conference: Care 
o f the Adult with Congenital Heart Disease, October 2-3, 2000. J Am Coll Cardiol 
37:1161, 2001.
TABLA 62-1 Tipos de pacientes adultos con cardiopatía 
congénita simple*
Enfermedad orig inal
Valvulopatía aórtica congénita aislada
Valvulopatía mitral congénita aislada (excepto válvula en paracaídas, 
valva hendida)
Foramen oval permeable aislado o CIA pequeña 
CIV pequeña aislada (sin lesiones asociadas)
Estenosis pulmonar leve
Alteraciones reparadas
Conducto arterioso previamente ligado u ocluido
CIA de tipo ostium secundum o seno venoso reparada sin lesiones residuales 
CIV reparada sin lesiones residuales
Fístulas ventriculares aortoizquierdas
Drenaje venoso pulmonar anómalo, parcial o total
Comunicaciones auriculoventriculares (parciales o completas)
Coartación de la aorta 
Anomalía de Ebstein
Obstrucción infundibular relevante del tracto de salida del ventrículo derecho 
CIA por el ostium primum 
CAP (sin cerrar)
Insuficiencia de la válvula pulmonar (moderada o grave)
Estenosis de la válvula pulmonar (moderada o grave)
Fístula/aneurisma del seno de Valsalva 
CIA por el seno venoso
Estenosis aórtica subvalvular o supravalvular (excepto MCOH)
Tetralogía de Fallot 
CIV con los siguientes:
Ausencia de una o más válvulas 
Insuficiencia aórtica 
Coartación de la aorta 
Enfermedad mitral
Obstrucción al tracto de salida del ventrículo derecho 
Válvula mitral/tricúspide con acabalgamiento 
Estenosis subaórtica
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pacientes afectados o en los descendientes de un progenitor afectado. 
Las malformaciones muestran a menudo una concordancia total o parcial 
dentro de una misma fam ilia. Los estudios cardíacos fetales rutinarios 
podrían estar claramente indicados en tales circunstancias.
Factores ambientales. La diabetes y la rubéola materna, la ingestión de 
talidomida e isotretinoína en las fases iniciales de la gestación y el consumo 
abusivo y crónico de alcohol por parte de la madre constituyen factores 
ambientales conocidos que interfieren en la cardiogenia normal de los 
seres humanos. Por ejemplo, la incidencia de tetralogía de Fallot con atresia 
pulmonar es 10 veces más frecuente en los hijos de madres diabéticas. El 
síndrome de la rubéola consiste en cataratas, sordera, microcefalia y, ya 
sea por separado o en combinación, CAP, estenosis valvulary/o arterial 
pulmonar, y CIA. La exposición a ta lidom ida se asocia a deformidades 
importantes de las extremidades y, en ocasiones, a malformaciones cardía­
cas sin predilección por una lesión específica. La ingestión de litio durante 
la gestación se asocia a anomalías de la válvula tricúspide. El síndrome 
alcohólico fetal consiste en microcefalia, micrognatia, microftalmía, retraso 
del crecim iento prenatal, retraso del desarrollo y defectos cardíacos (a 
menudo del tabique ventricular) en el 45% de los lactantes afectados, 
aproximadamente.
PREVENCIÓN
Los médicos que asisten a gestantes han de familiarizarse con los terató- 
genos conocidos y con fármacos (p. ej., inhibidores de la enzima conver- 
sora de la angiotensina [ECA] y desarrollo renal fetal) que pueden tener 
una influencia nociva más funcional que estructural sobre el corazón y la 
circulación fetales y neonatales, y deben tener presente que, en muchos 
casos, la información sobre el potencial teratógeno de esos fármacos es 
insuficiente. Deben utilizar siempre el equipo y las técnicas radiológicas 
adecuadas para reducir la exposición fetal y gonadal a las radiaciones, con 
el objeto de lim itar los peligros potenciales de esta causa más que probable 
de defectos congénitos.
La detección de anomalías genéticas durante la vida fetal es una realidad 
cada vez más frecuente. Se pueden obtener células fetales a partir del líquido 
amniótico o de una biopsia de vellosidades coriónicas. Muchos fetos en 
los que se detecta una CC se someten a pruebas genéticas y la ecografía 
fetal está frecuentemente indicada cuando se diagnostica una anomalía 
cromosómica por otras razones. Son muchas las consideraciones sociales, 
religiosas y jurídicas que influyen en la decisión de interrumpir la gestación 
en estas circunstancias, pero generalmente no se puede utilizar la anoma­
lía cardíaca como única razón para la interrupción debido al pronóstico 
mucho más favorable incluso de las CC más complejas. La inmunización de 
los niños contra la rubéola ha constituido una de las medidas preventivas 
más eficaces contra el síndrome de rubéola fetal y las anomalías cardíacas 
congénitas asociadas al mismo.
A N A T O M ÍA 
A n atom ía cardíaca norm al
La clave para poder comprender bien las CC radica en el enfoque seg­
mentario del diagnóstico de las lesiones simples y complejas.
Situs cardíaco
Este concepto hace referencia al estado de las orejuelas auriculares. La 
orejuela izquierda normal es una estructura parecida a un dedo, con una 
base estrecha y sin cresta protectora. Por otra parte, la orejuela dere­
cha tiene una base amplia y posee una cresta protectora y músculos 
pectinados. Situs solitus o inversus hace referencia a los corazones con 
unas aurículas izquierda y derecha morfológicas. Situs ambiguus hace 
referencia a los corazones con dos orejuelas auriculares izquierdas o 
derechas morfológicas. Estas variantes se describen en la sección dedicada 
al isomerismo, y tienen repercusiones en relación con las anomalías 
intracardíacas y extracardíacas asociadas.
Conexiones auriculoventriculares
Son las com unicaciones entre las aurículas y los ventrículos. Las 
conexiones AV son concordantes si la aurícula izquierda morfológica 
está conectada a un ventrículo izquierdo morfológico a través de la 
válvula m itral y la aurícula derecha m orfológica está conectada al 
ventrículo derecho morfológico a través de la válvula tricúspide. Se 
dice que las conexiones son discordantes en todos los demás casos, 
como laTGA corregida congénitamente (TGA-cc), y univentriculares, 
cuando ambas aurículas se conectan predominantemente a uno de 
los ventrículos.
Conexiones ventriculoarteriales
Son las conexiones entre las válvulas semilunares y los ventrículos. 
© Existe concordancia ventriculoarterial cuando el ventrículo izquierdo
morfológico está conectado a la aorta y el ventrículo derecho morfológico 
está conectado a la arteria pulmonar. Existe discordancia ventriculoarterial 
cuando el ventrículo izquierdo morfológico está conectado a la arteria 
pulmonar y la aorta comunica con el ventrículo derecho morfológico.
Existe un ventrículo derecho de doble salida cuando más del 50% de las 
dos grandes arterias están conectadas al ventrículo derecho morfológico.
Se dice que el corazón tiene una sola salida cuando está conectado úni­
camente a una gran arteria.
Aurículas
La asignación de una aurícula izquierda o derecha morfológica está deter­
minada por la morfología de la orejuela auricular y no por la situación 
del drenaje venoso sistémico pulmonar. La orejuela auricular derecha es 
amplia y triangular, mientras que la izquierda es más pequeña y digiti­
forme. La arquitectura interna es el dato fundamental para el diagnós­
tico exacto, de modo que la derecha tiene músculos pectmeos extensos 
que discurren alrededor del vestíbulo de la aurícula, al contrario de la 
izquierda. Aunque las venas pulmonares habitualmente drenan en una 
aurícula izquierda morfológica y las venas sistémicas en una aurícula 
derecha morfológica, no siempre ocurre así.
Válvulas auriculoventriculares
La válvula mitral morfológica consta de dos valvas; la valva anterior o 
aórtica mantiene una continuidad fibrosa con la cúspide no coronaria de 
la válvula aórtica. Las valvas mitrales están soportadas por dos grupos 
de músculos papilares, uno anterolateral y otro posteromedial. Cada 
uno de los músculos papilares soporta la parte adyacente de ambas 
valvas, observándose una variación considerable en la morfología de 
estos músculos.
La válvula tricúspide es una válvula con tres valvas, aunque con fre­
cuencia puede ser difícil identificar las tres valvas debido a la variabilidad 
de la comisura anteroposterior. En una inspección minuciosa, las cuerdas 
comisurales que nacen de los músculos papilares pueden permitir la 
identificación de las tres valvas. Las tres valvas ocupan una posición 
septal anterior, superior e inferior. Las comisuras entre las valvas son 
la septal anterior, la anteroinferior y la inferior. Los músculos papilares 
que soportan las valvas se insertan fundamentalmente en la trabécula 
septomarginal y sus ramificaciones apicales.
Ventrículo derecho m orfológico
El ventrículo derecho morfológico es una estructura de forma triangular 
con una entrada, un componente trabecular y una salida. La entrada 
del ventrículo derecho tiene inserciones de la valva septal de la válvula 
tricúspide. Por debajo de la misma se encuentra la banda moderadora, 
que nace de la base de la trabécula septomarginal y presenta extensas 
trabeculaciones hacia la punta del ventrículo derecho. La salida del 
ventrículo derecho está constituida por la fusión de tres estructuras: el 
tabique infundibular (que separa la aorta de la válvula pulmonar), 
el pliegue ventriculoinfundibular (que separa las válvulas tricúspide y 
pulmonar) y, por último, las ramas anterior y posterior de la trabécula 
septomarginal.
Ventrículo izquierdo m orfológico
En el corazón normal, el ventrículo izquierdo morfológico es una estructu­
ra de forma elíptica con un fino patrón trabecular, sin inserciones septales 
de la válvula mitral. Consta de una parte interna que contiene la válvula 
mitral y un aparato de tensión, con una zona trabecular apical que se 
caracteriza por unas trabeculaciones muy finas y una zona externa que 
sustenta la válvula aórtica.
Válvulas sem ilunares
La válvula aórtica es una estructura de tres valvas de cuyas cúspides 
izquierda y derecha nacen las arterias coronarias izquierda y derecha, 
respectivamente, mientras que la cúspide no coronaria no comunica con 
ninguna arteria coronaria. Cabe destacar que la cúspide no coronaria 
mantiene una continuidad fibrosa con la valva anterior de la válvula mitral.
La válvula aórtica tiene una inserción semilunar en la unión entre la salida 
ventricular y sus grandes arterias. Las cúspides aórticas poseen un núcleo 
principal de tejido fibroso con un recubrimiento endocárdico en ambas 
superficies. Las cúspides son másgruesas en su punto medio, donde 
forman un nodulo. La válvula pulmonar tiene unas características muy 
parecidas a las de su contrapartida aórtica, pero sin orificios coronarios 
en la parte superior de los senos. 1393
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Cayado aórtico y arterias pulm onares
En un corazón normal, el cayado aórtico suele apuntar hacia la izquierda 
con la primera rama, la arteria innominada, de la que nacen las arterias 
carótida y subclavia derechas. En general, las arterias carótida y subclavia 
izquierdas nacen por separado del cayado aórtico. Por definición, la aorta 
ascendente es proximal al origen de la arteria innominada, mientras que 
el cayado aórtico transversal se extiende desde la arteria innominada 
hasta el nacimiento de la arteria subclavia izquierda. El istmo aórtico es la 
zona situada entre la arteria subclavia izquierda y el ligamento arterioso 
o un CAP.
C onexiones venosas sistémicas
En el corazón normal, las venas innominadas izquierda y derecha forman 
la vena cava superior, que desemboca en el techo de la aurícula derecha. 
La vena cava inferior desemboca en la parte inferior de la aurícula derecha 
morfológica y las venas hepáticas se unen a la vena cava inferior antes 
de su desembocadura auricular. Las venas coronarias drenan al flujo del 
seno coronario, que discurre por el surco AV posterior y desemboca en 
la aurícula derecha. La vena cava inferior está protegida por la válvula de 
Eustaquio y puede variar de tamaño.
Drenaje venoso pulm onar en el corazón normal
Las venas pulmonares drenan en la aurícula izquierda. Normalmente 
hay tres venas pulmonares procedentes del pulmón derecho trilobulado 
y dos venas pulmonares procedentes del pulmón izquierdo bilobulado. 
Las venas pulmonares drenan en puntos superiores e inferiores de la 
aurícula izquierda. Existe un breve segmento extraparenquimatoso de 
vena pulmonar antes de que esta desaparezca en los hilios adyacentes 
de los pulmones.
Card io log ía fe ta l
Cada vez es más frecuente diagnosticar CC durante la vida fetal, y cada vez 
es mayor nuestra capacidad para modificar la evolución de las cardiopatías 
estructurales (mediante intervenciones fetales) y fisiológicas (mediante el tra­
tamiento farmacológico). El conocimiento de los cambios que experimentan 
la estructura, el funcionamiento y el metabolismo cardiocirculatorios durante 
el desarrollo fetal tiene más importancia actualmente que en cualquier 
momento precedente.
Niños y adolescentes. La infancia y la adolescencia son períodos 
de crecim iento somático acelerado y de cambios hemodinámicos muy 
rápidos. Algunas lesiones estenóticas que pueden progresar lentamente 
durante la infancia necesitan una vigilancia más frecuente durante la 
adolescencia. La infancia y la adolescencia es un buen m om ento para 
empezar a inform ar al paciente (no solo a los padres) acerca de su car­
d iopatía y de las responsabilidades que conlleva. Aspectos tales como 
la necesidad de seguir el tratam iento farmacológico, la conveniencia de 
evitar el tabaco y las drogas, y el asesoramiento acerca del embarazo y los 
métodos anticonceptivos no son exclusivos de los adultos con CC, y cada 
vez es más necesario abordarlos también en las clínicas especializadas en 
cardiología pediátrica.
De hecho, se debe considerar que los primeros años de la adolescencia 
forman parte del proceso de transición antes de la transferencia al segui­
miento de adultos. El tratamiento del adolescente mayor y el seguimiento 
de los adultos con CC recién diagnosticada o tratada previamente es una 
nueva subespecialidad en auge que precisará una planificación adecuada 
para garantizar que se disponga de recursos adecuados para el creciente 
número de «graduados» adultos de programas pediátricos. Es evidente que 
es deseable un abordaje coordinado con especialistas de un centro asociado 
de cardiopatías congénitas del adulto.
Adultos. Los pacientes, y a menudo tam bién sus fam iliares, deben 
comprender su situación cardíaca, tan to lo que se ha hecho hasta ese 
mom ento como lo que podría suceder en el fu tu ro . Esto es muy im por­
tante para un paciente joven que está a punto de ingresar en el mundo 
de los adultos. Los pacientes necesitan información y deben participar 
en su propia asistencia.
Se debe explicar a los pacientes con riesgo relativamente alto las posi­
bles complicaciones a largo plazo que pueden sufrir los adultos con CC 
(como arritm ias, insuficiencia ventricular, obstrucción de conductos y 
endocarditis). También hay que explicarles la posible necesidad de futuro 
tratam iento, ya sea médico (antiarrítmicos, anticoagulantes, tratamiento 
para la insuficiencia cardíaca), por medio de catéteres (dilatación valvular, 
endoprótesis, ablación de arritmias) o quirúrgico (repetición de cirugía, 
trasplantes), si pudieran necesitarlos a corto o medio plazo. Hay que expo­
nerles los problemas diarios a los que pueden enfrentarse estos adultos 
jóvenes, como la prescripción de actividades deportivas, las restricciones en 
relación con la conducción y las limitaciones para viajar. Muchos jóvenes 
con CC necesitan asesoramiento acerca de las posibilidades laborales, la
entrada en el mercado laboral, la suscripción de seguros y la esperanza 
de vida.
Muchos de ellos quieren form ar una fam ilia, y habrá que analizar las 
posibilidades reproductivas. Se les debe ofrecer la posibilidad de hablar 
sobre los métodos anticonceptivos más adecuados para cada caso. El 
asesoramiento previo a la concepción acerca del riesgo para la madre y el 
efecto durante el embarazo debe correr a cargo de médicos especializados, 
que deberán tener en cuenta la anatomía cardíaca materna, la capacidad 
funcional de la madre, la esperanza de vida materna, el riesgo de trans­
misión de la CC a la descendencia y el riesgo de parto prematuro. Hay que 
desaconsejar el embarazo a las pacientes de alto riesgo (p. ej., con síndrome 
de Marfan con dilatación de la raíz aórtica, hipertensión pulmonar grave, 
clase III o IV de la New York Heart Association [NYHA] y estenosis aórtica 
grave). Las pacientes de riesgo medio (p. ej., pacientes cianóticas con 
prótesis mecánicas y otras pacientes que necesiten warfarina, obstrucción 
del tracto de salida del ventrículo izquierdo, disfunción ventricular izquierda 
moderada o grave) deben saber que pueden quedar embarazadas, pero 
que su gestación puede presentar complicaciones y deberán someterse a 
un seguimiento muy estricto.
Por ú ltimo, pero no por ello menos im portante, algunas comorbilidades 
como la obesidad, el tabaquismo, la hipertensión arterial, la diabetes y 
la hipercolesterolemia complican aún más la situación de estos adultos 
con el paso del tiem po, y el cardiólogo de estos pacientes debe tenerlas 
en cuenta.
CO N SECU EN C IA S PATOLÓGICAS 
DE LAS LESIO NES C A R D ÍA C A S CO NGÉN ITAS 
Insuficiencia cardíaca congestiva 
(v. cap ítu lo s 21 a 29)
Aunque los mecanismos básicos de la insuficiencia cardíaca son parecidos 
a todas las edades, las causas habituales, el momento de aparición y, a 
menudo, el enfoque terapéutico varían con la edad (v. capítulos 24 a 27). 
El desarrollo de la ecocardiografía fetal ha permitido diagnosticar la 
insuficiencia cardíaca en el interior del útero. Los signos cardinales de la 
insuficiencia cardíaca feta l son el edema de cuero cabelludo, la ascitis, el 
derrame pericárdico y la disminución de los movimientos fetales. Entre los 
lactantes prematuros, especialmente aquellos que pesan menos de 1.500 g 
al nacer, el CAP es la causa más frecuente de descompensación cardíaca, 
siendo poco frecuentes otras formas de cardiopatía estructural. En los 
neonatos a término, las causas iniciales más importantes de insuficiencia 
cardíaca son los síndromes de hipoplasia cardíaca izquierda y de coarta­
ción aórtica, las taquiarritmiassostenidas, las fístulas arteriovenosas cere­
brales o hepáticas y la miocarditis. Las comunicaciones interventriculares 
e interauriculares, la transposición de los grandes vasos, el tronco arterioso 
y los drenajes venosos pulmonares anómalos totales son las lesiones 
que con más frecuencia provocan insuficiencia cardíaca después de la 
primera o la segunda semana de vida, una vez que la disminución de la resis­
tencia vascular permite la formación de cortocircuitos izquierda-derecha 
importantes. Los niños de menos de 1 año con malformaciones cardíacas 
representan el 80-90% de los pacientes pediátricos que desarrollan insu­
ficiencia cardíaca congestiva. En los niños de más de 1 año, la insuficiencia 
cardíaca se debe a menudo a un trastorno adquirido o representa una 
complicación de una intervención quirúrgica a corazón abierto. En el 
primer caso cabe destacar los trastornos reumáticos y endomiocárdicos, 
las endocarditis infecciosas, los trastornos hematológicos y nutricionales 
y las arritmias cardíacas graves.
La distinción entre las insuficiencias cardíacas izquierda y derecha 
es menos clara en los lactantes que en los niños mayores o los adultos. 
Por el contrario, el aumento del llenado o de la presión del ventrículo 
derecho en los lactantes provoca una reducción desproporcionada de 
la distensibilidad ventricular izquierda en comparación con los niños 
mayores o los adultos, y produce signos de congestión venosa sistémica 
y pulmonar.
La asistencia de los lactantes con insuficiencia cardíaca debe incluir 
un estudio minucioso de la anomalía estructural o funcional subyacente. 
Los objetivos generales del tratamiento consisten en incrementar el 
rendimiento cardíaco, mejorar la perfusión periférica y reducir la con­
gestión venosa pulmonar y sistémica. En muchos casos, el tratamiento 
médico no permite controlar los efectos de las cargas anormales que 
conllevan diferentes lesiones cardíacas congénitas. En esos casos puede 
ser necesaria una intervención urgente, quirúrgica o mediante cateterismo 
(v. capítulo 28).
La CC no es frecuente en los adultos con CC, aunque uno de los pro­
blemas más frecuentes es la prevención de la disfunción miocárdica.
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El paciente adulto con una CC puede desarrollar insuficiencia cardíaca 
cuando coinciden un sustrato (p. ej., disfunción miocárdica, insuficiencia 
valvular) y un factor desencadenante (p. ej., arritmia sostenida, gestación, 
hipertiroidismo). Entre los pacientes propensos a desarrollar insuficiencia 
cardíaca congestiva cabe destacar aquellos con una sobrecarga de volu­
men prolongada (p. ej., insuficiencia valvular y cortocircuitos izquierda- 
derecha), aquellos con una depresión primaria de la función miocárdica 
(p. ej., ventrículos derechos sistémicos, ventrículos dañados durante la 
cirugía o por el tratamiento tardío de la presión ventricular o sobrecarga 
de volumen). El tratamiento se basa en un conocimiento exhaustivo de los 
elementos que contribuyen a la descompensación y al abordaje de todos 
los componentes tratables. A menudo se emplean regímenes paliativos 
habituales de la insuficiencia cardíaca del adulto, que pueden consistir 
en inhibidores de la ECA, antagonistas del receptor de angiotensina, 
(3-bloqueantes, diuréticos, marcapasos de resincronización, trasplante y 
otros tratamientos novedosos. Apenas hay indicios de la eficacia de estas 
estrategias, y muchos de los tratamientos comprobados que se usan en 
la insuficiencia cardíaca de pacientes con cardiopatías adquiridas no han 
logrado beneficios demostrables en las CC .8
Las CC suponen el 40% de los trasplantes de corazón pediátricos, pero 
solo el 2% de los adultos.9 Los adultos que reciben un trasplante por CC 
tienen una supervivencia media de 1 1 años, similar a la de los pacientes 
con otros tipos de cardiopatía. Los pacientes a los que se ha realizado la 
operación de Fontan tienden a tener peor evolución, probablemente por­
que tienen una enfermedad multiorgánica.11’Aproximadamente un tercio 
de los trasplantes cardiopulmonares se realizan por CC. La supervivencia 
a los 3 años es de aproximadamente el 50%, pero es mejor en pacientes 
con síndrome de Eisenmenger.
C ianosis
Definición
La cianosis central consiste en una desaturación de oxígeno arterial como 
consecuencia de un cortocircuito o mezcla entre la sangre venosa sis- 
témica y la circulación arterial. El grado dependerá de la magnitud del 
cortocircuito/mezcla y del flujo sanguíneo pulmonar.
M orfo log ía
Los defectos cardíacos que producen cianosis central pueden dividirse 
en dos categorías: 1 ) aquellos que conllevan un aumento del flujo san­
guíneo pulmonar, o 2 ) aquellos que conllevan una disminución del flujo 
sanguíneo pulmonar (tabla 62-4).
Fisiopatología
La hipoxemia estimula la síntesis renal de eritropoyetina, que a su vez 
estimula la producción medular de eritrocitos circulantes, con el consi­
guiente aumento de la capacidad para el transporte de oxígeno.Todos los 
pacientes cianóticos deben manifestar eritrocitosis secundaria, ya que esta 
representa una respuesta fisiológica a la hipoxia tisular. La mejora de la 
oxigenación tisular que se consigue con esta adaptación puede bastar para 
alcanzar un nuevo equilibrio con un hematocrito superior. No obstante, 
este mecanismo de adaptación puede fracasar si la viscosidad de la sangre 
aumenta hasta el punto de que dificulta la distribución del oxígeno.11
M anifestaciones clínicas 
Síndromes de hiperviscosidad
Aunque hoy en día la eritrocitosis es infrecuente por la menor prevalencia 
de CC cianóticas no tratadas, puede causar síntomas de hiperviscosidad, 
como cefalea, síncopes, mareo, cansancio, alteración del estado mental, 
alteraciones visuales, parestesias, acúfenos y mialgias. La ferropenia, un 
hallazgo frecuente en pacientes adultos cianóticos en caso de flebotomías
T ABLA 62-4 Defectos cardíacos que provocan cianosis central
Transposición de las grandes arterias Anomalía de Ebstein
Tetralogía de Fallot Fisiología de Eisenmenger
Atresia tricuspídea Atresia pulmonar crítica o estenosis
Tronco arterioso Ventrículo único funcional
Retorno venoso pulmonar total anormal
Obsérvense las cinco T y las dos E.
repetidas o hemorragias importantes, debe tratarse, porque aumenta el 
riesgo de complicaciones.
Hematológicas
Se han documentado anomalías de la hemostasia en pacientes cianóticos 
con eritrocitosis; estas anomalías pueden aparecer hasta en un 2 0 % de 
los pacientes. La tendencia a las hemorragias puede ser leve y superficial, 
con fácil formación de hematomas, petequias cutáneas y hemorragias 
mucosas, o ser moderada o incluso muy peligrosa, con hemoptisis o 
hemorragias intracraneales, digestivas o postoperatorias. También se ha 
observado un aumento del tiempo de protrombina y el tiempo parcial de 
tromboplastina; un descenso de las concentraciones de factores V,VII,Vm 
y IX; trastornos cualitativos y cuantitativos de las plaquetas, aumento de 
la fibrinólisis y una disfunción endotelial sistémica debido al aumento 
de la fuerza de cizallamiento.
Sistema nervioso central
Se pueden producir complicaciones neurológicas, como hemorragias 
cerebrales, secundarias a los defectos hemostáticos; estas complicaciones 
pueden aparecer en pacientes que reciben anticoagulantes. Los pacientes 
con cortocircuitos derecha-izquierda pueden sufrir embolias cerebrales 
paradójicas, especialmente si tienen deficiencia de hierro. Se debe sos­
pechar la existencia de un absceso cerebral en todo paciente cianótico 
con una cefalea nueva o diferente o con síntomas neurológicos de nueva 
aparición. En los pacientes cianóticos deben utilizarse filtros de aire en las 
líneas venosas periféricas/centrales para evitar las embolias paradójicas a 
través de un cortocircuito derecha-izquierda.
Renales
Una disfunción renal en pacientes con CC cianótica puede manifestarse 
con proteinuria, hiperuricemia o insuficiencia renal. Los estudioshis- 
topatológicos glomerulares demuestran la existencia de anomalías vas­
culares y un aumento de la celularidad y la fibrosis. Es frecuente detectar 
hiperuricemia, que podría deberse fundamentalmente a una menor 
reabsorción del ácido úrico, más que a un aumento de su producción 
asociada a la eritrocitosis. También puede producirse nefropatía por uratos, 
nefrolitiasis por ácido úrico y artritis gotosa.
Artríticas
Entre las complicaciones reumatológicas de la CC cianótica cabe destacar 
la gota y especialmente la osteoartropatía hipertrófica, que probablemente 
es la causante de las artralgias y los dolores esqueléticos que se observan 
hasta en un tercio de los pacientes. En los pacientes con cortocircuitos 
derecha-izquierda, los megacariocitos liberados por la médula ósea pue­
den obviar los pulmones y quedar atrapados en las arteriolas y capilares 
sistémicos, induciendo la liberación de factor de crecimiento plaquetario, 
que favorece la proliferación celular local. Esto da lugar a la formación de 
nuevo tejido óseo, que provoca artralgias y dolores esqueléticos.
Arterias coronarias
Los pacientes con cianosis central tienen arterias coronarias dilatadas, 
y las estenosis ateroescleróticas son infrecuentes. Su concentración de 
colesterol total es también menor que la de la población general.
Posibilidades terapéuticas y resultados 
Reparación completa
La reparación fisiológica o anatómica resulta en una separación total o casi 
total de las circulaciones pulmonar y sistémica en las lesiones cianóticas 
complejas, que da lugar a la mejora de la cianosis y el cortocircuito. Estas 
intervenciones deberían realizarse siempre que sea posible. Las repara­
ciones completas rara vez carecen de secuelas a largo plazo a pesar de su 
nombre, y médicos y pacientes deben ser conscientes de la necesidad de 
seguimiento regular a largo plazo en casi todos los casos.
Cirugía paliativa
En los pacientes con lesiones cianóticas se puede recurrir a la cirugía 
paliativa para incrementar el flujo sanguíneo pulmonar, permitiendo que 
persista la cianosis. En la tabla 62-5 se resumen las diferentes derivaciones 
quirúrgicas paliativas. Actualmente se siguen utilizando las derivaciones 
de Blalock-Taussig-Thomas, central, y de Glenn (también conocida como 
cavopulmonar). Las derivaciones de Blalock-Taussig-Thomas han produ­
cido hipertensión pulmonar con menos frecuencia que los cortocircuitos
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TABLA 62-5 Derivaciones sistémico-pulmonares paliativas 
Arteriales
Derivación de Blalock-Taussig-Thomas (de la arteria subclavia a la AP)
Clásica: terminolateral, pulsos braquiales ipsolaterales ausentes o reducidos 
Actual: injertos tubulares laterolaterales, pulsos braquiales mantenidos 
Derivación central (injertos tubulares laterolaterales, de la aorta a la AP) 
Derivación de Potts (de la aorta descendente a la API)
Derivación de Waterston (de la aorta ascendente a la APD)
Venosas
Derivación de Glenn (de la VCS a la AP ipsolateral sin conexión con el corazón 
u otra AP)
Derivación cavopulmonar (de Glenn) bidireccional (derivación terminolateral 
de la VCS a la API y la APD)
APD, arteria pulmonar derecha; API, arteria pulmonar izquierda; VCS, vena cava 
superior.
centrales, y tienen menor probabilidad de producir distorsión de las 
arterias pulmonares. Las derivaciones de Glenn tienen la ventaja de que 
incrementan el flujo pulmonar sin imponer una sobrecarga de volumen al 
ventrículo sistémico; pero necesitan unas presiones arteriales pulmonares 
reducidas para funcionar, y se asocian al desarrollo de fístulas arterioveno- 
sas pulmonares con el paso del tiempo, lo que puede acentuar la cianosis.
Trasplantes (v. capítu lo 28)
En pacientes cianóticos con o sin paliación que ya no eran aptos para 
otras formas de tratamiento se han realizado trasplantes de corazón, de 
uno o ambos pulmones con reparación cardíaca quirúrgica y de corazón 
y pulmón. En los trastornos constrictivos vasculares pulmonares está 
contraindicado el trasplante aislado de corazón. Cada vez es mayor el 
número de pacientes con CC y tratamiento paliativo previo de insuficien­
cia ventricular que se someten con éxito a un trasplante de corazón.9 Sin 
embargo, uno de los mayores problemas en estos pacientes es la elección 
del momento más adecuado para el trasplante.
O tros tratam ientos de la cianosis 
Flebotomía
El objetivo de la flebotomía es el control de los síntomas. Cuando los 
pacientes manifiestan síntomas problemáticos de hiperviscosidad, tienen 
depleción de hierro (volumen corpuscular medio normal, hematocrito 
>65%), y no están deshidratados, se les debe extraer 250-500 mi de sangre 
a lo largo de 30-45 min y reponer el volumen extraído. Esta intervención 
puede repetirse cada 24 h hasta observar una mejoría sintomática o hasta 
que la concentración de hemoglobina haya descendido por debajo de 
18 a 19 g/dl. La flebotomía no está indicada en pacientes asintomáticos.
Reposición de hierro
Si se detecta la aparición de anemia ferropénica, se deben prescribir 
suplementos de hierro.12 Hay que procurar que los pacientes cianóticos 
no desarrollen ferropenia, que puede provocarles un deterioro funcional, 
aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular y un pronóstico cardio­
vascular adverso.
Diátesis hemorrágica
Para tratar las hemorragias muy intensas se pueden administrar transfu­
siones de plaquetas, plasma fresco congelado, vitamina K, crioprecipitado 
y desmopresina. Debido a la tendencia inherente a las hemorragias de los 
pacientes cianóticos, se debe evitar el ácido acetilsalicílico, la heparina y 
la warfarina, salvo en el caso de que los riesgos asociados al tratamiento 
compensen los de la ausencia de tratamiento. Asimismo, deben evitarse 
los antiinflamatorios no esteroideos para prevenir las hemorragias gas­
trointestinales.
A rtritis gotosa
Para tratar la hiperuricemia sintomática y la artritis gotosa se debe pres­
cribir colchicina, probenecida, antiinflamatorios o alopurinol, según las 
necesidades.
Aspectos reproductivos
En las pacientes con CC cianóticas (excepto el síndrome de Eisenmenger), 
la gestación se asocia a un 32% de complicaciones cardiovasculares mater­
nas y a un 37% de prematuridad fetal. Las gestantes con una saturación
de oxígeno en reposo superior al 85% responden mejor que aquellas que 
tienen una saturación de oxígeno inferior al 85% (v. capítulo 78).
Seguim iento
El tratamiento de todos los pacientes cianóticos debe correr a cargo de 
un cardiólogo especializado en CC, que debe prestar especial atención a 
las cardiopatías subyacentes; los síntomas de hiperviscosidad; las com­
plicaciones sistémicas de la cianosis; las variaciones en el grado de tolerancia 
al ejercicio; los cambios en los niveles de saturación, y la profilaxis contra 
la endocarditis, la gripe y las infecciones neumocócicas. El médico debe 
recordar la medición de la saturación de oxígeno solo después de que el 
paciente haya descansado durante al menos 5 min y determinar la presión 
arterial en el brazo contralateral al lado utilizado para un cortocircuito 
aortopulmonar. En los pacientes cianóticos estables se recomienda un 
seguimiento anual, que debe incluir la vacunación anual contra la gripe, 
vacunaciones periódicas contra los neumococos, análisis hematológicos 
anuales (recuento hematológico completo, ferritina, perfil de coagulación, 
función renal, ácido úrico) y estudios periódicos de ecocardiografía Doppler. 
La terapia domiciliaria con oxígeno puede ser útil para mejorar la saturación 
de oxígeno, aunque ni las indicaciones ni los resultados están claros.
Hipertensión pu lm onar
La hipertensión pulmonar es un acompañante habitual de muchas 
lesiones cardíacas congénitas, 13 y el estado del lecho vascular pulmonar 
representa a menudo el principal factor determinante delas manifes­
taciones clínicas, la evolución y las posibilidades de tratamiento correctivo 
(v. capítulo 74). Declaraciones de consenso recientes ofrecen información 
importante sobre este tema general.14,15 La hipertensión arterial pulmonar 
puede deberse a un incremento del flujo o la resistencia vascular pulmo­
nar; el aumento de la resistencia se debe a veces a un incremento del tono 
vascular, pero normalmente es el resultado de un desarrollo insuficiente 
y/o de cambios estructurales obstructivos/obliterantes en el lecho vas­
cular pulmonar. Aunque la hipertensión pulmonar suele afectar a todo el 
lecho vascular pulmonar, también puede tener una repercusión focal. Por 
ejemplo, se puede observar una hipertensión pulmonar unilateral en un 
pulmón derivado de forma excesiva (el otro pulmón puede estar protegido 
y nutrido por una derivación cavopulmonar de Glenn) o en determinados 
segmentos pulmonares irrigados por flujo colateral aortopulmonar.
Normalmente, la resistencia vascular pulmonar desciende con rapidez 
inmediatamente después del nacimiento, debido al inicio de la ventilación 
y a la consiguiente desaparición de la vasodilatation pulmonar hipóxica. 
Posteriormente, el músculo liso de la media de las arterias pulmonares de 
resistencia disminuye gradualmente de grosor. Este proceso suele demorarse 
varios meses en los lactantes con comunicaciones aortopulmonares o ven- 
triculares importantes, momento en el que la resistencia vascular pulmonar 
sigue siendo algo elevada. En los pacientes con presiones arteriales pul­
monares elevadas desde el nacimiento puede fallar el crecimiento normal 
de la circulación pulmonar, y a menudo se observan cambios anatómicos 
en los vasos pulmonares en forma de una proliferación de las células de 
la íntima y de un engrasamiento de la íntima y la media, de manera que 
en el niño mayor o el adulto se puede alcanzar finalmente una resistencia 
vascular relativamente estabilizada como consecuencia de los cambios 
obliterantes en el lecho vascular pulmonar. Se desconocen las causas de este 
proceso obstructivo vascular pulmonar, aunque se han propuesto diferentes 
posibilidades, como un aumento de la presión arterial pulmonar, una presión 
venosa pulmonar elevada, la eritrotitosis, la hipoxia sistémica, la acidemia y 
las características de la circulación bronquial. Es bastante probable que una 
lesión de las células del endotelio vascular pulmonar ponga en marcha 
una cascada de acontecimientos que incluyan la liberación o activación de 
factores que alteran la matriz extracelular, inducen hipertrofia, hacen prolife- 
rar las células musculares lisas vasculares y estimulan la síntesis proteínica en 
el tejido conjuntivo. En conjunto, estos factores pueden provocar alteraciones 
permanentes en la estructura y la función vasculares.
Mecanismos de desarrollo. Aparentemente, los daños que sufre la 
íntima guardan relación con fuerzas de cizallamiento, ya que el daño de 
las células endoteliales se produce a velocidades de cizallamiento elevadas. 
Una reducción del diámetro luminal en las arteriolas pulmonares, por un 
engrasamiento de la media muscular o por un fenómeno de vasoconstric­
ción, incrementa la velocidad de flujo. La fuerza de cizallamiento aumenta 
también con la viscosidad de la sangre; por consiguiente, los lactantes con 
hipoxemia, un hematocrito alto y un flujo sanguíneo pulmonar elevado están 
más expuestos a desarrollar vasculopatías pulmonares. Los pacientes con 
cortocircuitos izquierda-derecha que no manifiestan hipertensión arterial
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pulmonar durante la lactancia o la niñez pueden no desarrollarla nunca o 
hacerlo a partir de la tercera o cuarta década de la vida. Una vez que apare­
cen los cambios proliferativos de la íntima, con hialinización y fibrosis, estos 
cambios no revierten con la reparación del defecto cardíaco subyacente. En 
pacientes con constricciones vasculares pulmonares graves pueden aparecer 
malformaciones arteriovenosas y predisponer a hemoptisis masivas.
Mayores problemas produce la variabilidad en el momento de aparición y en 
la progresión de la obstrucción vascular pulmonar entre pacientes con lesiones 
cardíacas iguales o parecidas. Aunque pueda haber influencias genéticas (un 
buen ejemplo es la aparente aceleración de la vasculopatía pulmonar en los 
pacientes con CC y trisomía 21), cada vez es mayor el número de pruebas que 
indican la existencia de importantes factores modificadores genéticos, prenata­
les y posnatales del lecho vascular pulmonar que parecen depender, al menos 
en parte, de la lesión. Así, por ejemplo, existe una variabilidad cuantitativa en 
el lecho vascular pulmonar que guarda relación con el número de arterias de la 
circulación pulmonar, y no solo del tamaño y de la estructura de sus paredes, 
todos ellos pueden verse modificados por CC coexistentes.
Síndrom e de E isenm enger
Definición
El síndrome de Eisenmenger, término acuñado por Paul Wood, define una 
vasculopatía obstructiva pulmonar secundaria a un importante cortocircuito 
izquierda-derecha preexistente que hace que las presiones arteriales pulmo­
nares se aproximen a las presiones sistémicas y que el flujo sea bidirectional 
o de derecha a izquierda. Entre las CC que pueden dar lugar al síndrome de 
Eisenmenger cabe destacar algunos defectos «sencillos», como las CIA, las 
CIV y el CAP; y otros defectos más «complejos», como las comunicaciones 
auriculoventriculares, el tronco arterioso, la ventana aortopulmonar y el 
corazón univentricular. La elevada resistencia pulmonar suele establecerse 
al inicio de la infancia (con frecuencia antes de los 4 años, excepto en los 
pacientes con CIA) y, en ocasiones, ya está presente desde el nacimiento.
Evolución natural del paciente no operado
Los pacientes con defectos que permiten una comunicación libre entre los 
circuitos pulmonar y sistémico a nivel aórtico o ventricular suelen tener 
una infancia bastante saludable y van desarrollando gradualmente una 
cianosis manifiesta durante la segunda o tercera década de la vida. La 
intolerancia al esfuerzo (disnea y cansancio) es proporcional al grado de 
hipoxemia o cianosis. Si no se producen complicaciones, estos pacientes 
mantienen generalmente una capacidad funcional buena o excelente 
hasta la tercera década de vida; posteriormente, su capacidad física suele 
declinar de forma lenta y progresiva. La mayoría de los pacientes sobre­
viven hasta la etapa adulta, con unos porcentajes de supervivencia del 77 
y el 42% a los 15 y los 25 años de edad, respectivamente.
Los pacientes con síndrome de Eisenmenger suelen desarrollar insu­
ficiencia cardíaca congestiva después de los 40 años de edad. Las formas 
más frecuentes de muerte son la muerte súbita (30%), la insuficiencia 
cardíaca congestiva (25%) y la hemoptisis (15%). En el resto de los casos, 
la muerte se debe en la mayoría de los casos a la gestación, a la mortalidad 
perioperatoria durante la cirugía extracardíacay a causas infecciosas (abs­
cesos cerebrales y endocarditis).
M anifestaciones clínicas
Los pacientes pueden experimentar las siguientes complicaciones: com­
plicaciones relacionadas con su cuadro danótico; palpitaciones en casi la 
mitad de los pacientes (fibrilación/aleteo auricular en el 35%, taquicardia 
ventricular hasta en un 1 0 %); hemoptisis en el 2 0 % de los casos, aproxima­
damente; tromboembolia pulmonar, angina, síncope y endocarditis en el 
1 0 % de los casos cada uno de ellos, aproximadamente, e insuficiencia car­
díaca congestiva. La hemoptisis se debe habitualmente a hemorragias de 
los vasos bronquiales o a infartos pulmonares. La exploración física revela 
la existencia de cianosis central y deformación en palillo de tambor de los 
lechos ungueales. Los pacientes con síndrome de Eisenmenger y CAP 
pueden tener unos lechos ungueales sonrosados en la mano derecha (más 
que en la izquierda) y cianosis y deformaciones en ambos pies: es lo que 
se conocecomo «cianosis diferencial». Esto se debe a que la sangre venosa 
pasa por el conducto y penetra en la aorta distal a las arterias subclavias. 
Los pacientes con síndrome de Eisenmenger pueden tener una presión 
venosa yugular normal o elevada, especialmente con ondas v prominentes 
cuando manifiestan además insuficiencia tricuspídea. También es típico 
observar signos de hipertensión pulmonar: un impulso ventricular derecho, 
un tono P2 fuerte y palpable, y un tono S4 en el lado derecho. En muchos 
pacientes se percibe un chasquido de eyección pulmonar y un soplo sis- 
© tólico de eyección, suave y raspante, achacables a la dilatación del tronco
pulmonar, y un soplo diastólico de insuficiencia pulmonar, decreciente y 
agudo (soplo de Graham Steell). El edema periférico no aparece hasta que 
se produce una insuficiencia cardíaca derecha.
Pruebas de la bo ra to r io
ECG. Lo habitual es registrar ondas P picudas que indican sobrecarga 
auricular derecha y signos de hipertrofia ventricular derecha con desviación 
del eje a la derecha. También pueden detectarse arritmias auriculares.
Radiografía torácica. Los signos radiológicos característicos del sín­
drome de Eisenmenger son unas arterias pulmonares centrales dilatadas 
con un rápido estrechamiento de los vasos pulmonares periféricos. Se 
puede observar también una calcificación de la arteria pulmonar, lo que 
constituye un signo diagnóstico de hipertensión pulm onar prolongada. 
En el síndrome de Eisenmenger secundario a CIV o CAP se suele observar 
un cociente cardiotorácico normal o solo ligeramente aumentado. En el 
síndrome de Eisenmenger secundario a CIA se observa generalmente un 
cociente cardiotorácico elevado como consecuencia de la dilatación auricular 
y ventricular derecha, junto con una aorta apenas visible, reflejo del bajo 
gasto cardíaco durante toda la vida. En el CAP de Eisenmenger se puede 
observar la calcificación del conducto.
Ecocardiografía. Se debe apreciar fácilmente el defecto intracardíaco 
además de un cortocircuito bidireccional. No es fácil visualizar un CAP por 
hipertensión pulmonar. Se observan signos de hipertensión pulmonar. La 
evaluación de la función ventricular derecha aporta más datos para poder 
establecer el pronóstico.
Cateterismo cardíaco. El cateterismo cardíaco no solo permite medir 
directamente la presión arterial pulmonar y documentar la existencia de 
hipertensión pulmonar grave, sino que permite también evaluar la capaci­
dad de reacción de los vasos pulmonares. Mediante la administración de 
vasodilatadores arteriales pulmonares (0 2, óxido nítrico, prostaglandina l2 
[epoprostenol]) se puede discriminar entre los pacientes en los que está 
contraindicada la reparación quirúrgica y aquellos otros con hipertensión 
pulmonar reversible que pueden beneficiarse de la reparación quirúrgica. 
El material de contraste radiológico puede provocar hipotensión y acentuar 
la cianosis, por lo que se debe usar con precaución.
Biopsia pulm onar abierta. Solo se debe considerar esta posibilidad 
cuando no se puede confirm ar la reversibilidad de la hipertensión pul­
monar basándose únicamente en los datos hemodinámicos. Un experto 
determinará la gravedad de los cambios, para lo que a menudo se utiliza la 
clasificación de Heath-Edwards.
Indicaciones para la intervención
El principio del tratamiento clínico de pacientes con síndrome de Eisen­
menger es evitar todos aquellos factores capaces de desestabilizar el frágil 
equilibrio fisiológico. Por lo general, clásicamente se ha recomendado la 
ausencia de intervención, aunque las investigaciones sobre el tratamiento de 
la hipertensión pulmonar han arrojado indicios del beneficio del tratamiento 
avanzado.16 Por consiguiente, las principales intervenciones van dirigidas a 
prevenir posibles complicaciones (p. ej., vacuna antigripal y vacuna anti- 
neumocócica para reducir la morbilidad de las infecciones respiratorias) o 
a restablecer el equilibrio fisiológico (p. ej., suplementos de hierro para la 
ferropenia, antiarrítmicos para las arritmias auriculares y diuréticos para 
la insuficiencia cardíaca derecha). Como norma general, hay que considerar 
que el primer episodio de hemoptisis constituye una clara indicación para 
realizar nuevas investigaciones. Normalmente se recomienda el reposo en 
cama; y aunque suelen tener una duración limitada, se debe considerar 
que estos episodios representan una amenaza potencial para la vida del 
paciente, y se debe buscar una causa susceptible de tratamiento. Cuando 
los pacientes quedan muy incapacitados por la intensa hipoxemia o la 
insuficiencia cardíaca congestiva, el mejor tratamiento disponible consiste en 
el trasplante de pulmón (más la reparación del defecto cardíaco) o, con unos 
resultados algo mejores, el trasplante de corazón y pulmón. Generalmente, 
esta solución se reserva para aquellos pacientes que no presentan ninguna 
contraindicación y a los que se atribuye una supervivencia al cabo de 1 año 
inferior al 50%. Esa evaluación presenta muchas dificultades, debido a la 
evolución impredecible de la enfermedad y al riesgo de muerte súbita.
Solo deben realizarse intervenciones extracardíacas cuando sea absolu­
tamente necesario, por su elevada mortalidad. Los pacientes con síndrome 
de Eisenmenger son especialmente vulnerables a las alteraciones hemo- 
dinámicas que inducen la anestesia o la cirugía, como un leve descenso 
de la resistencia vascular sistémica que puede incrementar el cortocircuito 
derecha-izquierda y posiblemente potenciar un colapso cardiovascular.
Se recurre a la anestesia local siempre que sea posible. Se recomienda 
evitar el ayuno prolongado y especialmente la deshidratación, prescribir 
antibióticos profilácticos cuando convenga y realizar una monitorización 
intraoperatoria muy minuciosa. La elección entre la anestesia general y 1397
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la anestesia epidural-raquídea es motivo de controversia. La anestesia 
debe administrarla un anestesiólogo cardíaco experimentado que conozca 
bien la fisiología del síndrome de Eisenmenger. Otros riesgos potenciales 
asociados a la cirugía son las hemorragias excesivas, las arritmias post­
operatorias y las trombosis venosas profundas con formación de embolias 
paradójicas. Para la mayoría de las vías intravenosas que se colocan a los 
pacientes cianóticos hay que utilizar un filtro de aire o un sistema de 
«atrapamiento de burbujas». Conviene que el paciente vuelva a caminar 
lo antes posible. Lo mejor en estos casos es la asistencia postoperatoria 
en una unidad de cuidados intensivos.
Posibilidades terapéuticas y resultados 
Oxígeno
Se ha comprobado que el suplemento nocturno de oxígeno no mejora 
la capacidad de ejercicio ni la supervivencia de los pacientes adultos con 
síndrome de Eisenmenger. A menudo se recomienda el suplemento de 
oxígeno durante los vuelos comerciales, aunque esta recomendación 
carece de bases científicas.
Trasplante
Se puede realizar un trasplante pulmonar asociado a la reparación de un 
defecto cardiovascular previo. En otros casos, si no se puede corregir la 
anatomía intracardíaca puede ser necesario un trasplante cardiopulmonar. 
La tasa de supervivencia a los 3 años después de un trasplante cardiopul­
monar por CC es del 50%.17 El subgrupo de pacientes con síndrome de 
Eisenmenger puede tener mejor evolución, con una tasa de supervivencia 
a los 5 años del 50%. Esas operaciones son las que más esperanza ofrecen 
a pacientes con CC terminal que se enfrentan a la muerte y que tienen 
una calidad de vida intolerable.
Tratamiento médico
ANTAGONISTAS DE LOS RECEPTORES DE ENDOTELINA. Un estudio 
aleatorizado con un antagonista no selectivo del receptor de endotelina 
(bosentán) en pacientes con síndrome de Eisenmenger demostró que la 
pulsioximetría era normal. En comparación conplacebo, redujo el índice de 
resistencia vascular pulmonar y la presión en la arteria pulmonar y mejoró la 
distancia recorrida en 6 min y la clase funcional. Un estudio de observación 
más reducido con bosentán 125 mg dos veces al día en nueve pacientes con 
síndrome de Eisenmenger mostró una mejoría de la clase funcional y un 
aumento de la saturación de oxígeno en reposo. En otro estudio el bosentán 
fue menos eficaz en pacientes con síndrome de Down.18
INHIBIDORES DE LA FOSFODIESTERASA. El sildenafilo empleado 
en un estudio comparativo con placebo doble ciego a una dosis variable 
en 278 pacientes con hipertensión arterial pulmonar sintomática de dife­
rentes etiologías durante 1 año aumentó la distancia recorrida en 6 min, 
mejoró la clase funcional y mejoró ligeramente las presiones arteriales 
pulmonares y el gasto cardíaco. Otro estudio similar transversal en un 
grupo más reducido de pacientes obtuvo una mejoría similar. Reciente­
mente se ha descrito una experiencia mayor, 19,20 y se ha puesto de relieve 
la importancia de tener en consideración los problemas de seguridad 
cuando se trate a estos pacientes.21
Seguim iento
Es muy importante educar a los pacientes. Conviene insistir en la nece­
sidad de evitar los medicamentos sin receta, la deshidratación, el tabaco, 
las altitudes elevadas y la actividad física excesiva. Resulta fundamental 
evitar la gestación utilizando métodos anticonceptivos adecuados. Se 
recomienda la vacunación antigripal anual, una dosis única de la vacuna 
antineumocócica y la profilaxis de la endocarditis, además de una higiene 
cutánea adecuada (evitar morderse las uñas). Se debe realizar una revisión 
anual con un recuento hematológico completo y una medición de las 
concentraciones de ácido úrico, creatinina y ferritina para vigilar aquellos 
factores susceptibles de tratamiento que puedan provocar un deterioro.
A rritm ias cardíacas (v. cap ítu lo s 34 a 39)
La mayoría de las arritmias (v. capítulo 37) que se observan en adoles­
centes y adultos jóvenes guardan relación con una CC operada previa­
mente. Las arritmias pueden representar un problema clínico importante 
en los pacientes adolescentes y adultos con CC, y constituyen la razón 
más frecuente de las consultas a los servicios de urgencia y las hos­
pitalizaciones; las arritmias suelen recidivar y pueden empeorar o dejar 
de responder al tratamiento con el paso del tiempo. El tratamiento puede 
ser problemático.
Arritm ias auriculares
Las más frecuentes son el aleteo o flúter auricular y, en menor medida, 
la fibrilación auricular (v. capítulo 38). El aleteo auricular suele reflejar 
una anomalía auricular derecha, mientras que la fibrilación auricular 
refleja normalmente una anomalía izquierda. En estos pacientes, el aleteo 
auricular presenta a menudo un aspecto y un comportamiento atípicos, y 
es mejor utilizar la denominación de taquicardia reentrante intraauricular. 
Puede haber dificultades para reconocer el aleteo auricular, y el observador 
debe permanecer atento para poder identificar una conducción 2 :1 camu­
flada como un ritmo sinusal. Las recidivas son frecuentes, aunque no hay 
que asumir necesariamente que representen un fracaso del tratamiento. 
Las circunstancias en las que es más frecuente el aleteo auricular son 
las reparaciones de Mustard/Senning para la TGA, las comunicaciones 
interauriculares reparadas o sin reparar, la tetralogía de Fallot reparada, la 
anomalía de Ebstein de la válvula tricúspide y después de una operación 
de Fontan. El aleteo auricular puede reflejar un deterioro hemodinámico 
en los pacientes que se han sometido a una reparación de Mustard, de 
Senning, de una tetralogía de Fallot o de Fontan. Su aparición suele 
asociarse a un aumento de los síntomas y las limitaciones funcionales.
Los fármacos más utilizados para su tratamiento son: warfarina, (3- 
bloqueantes, amiodarona, sotalol, propafenona y digoxina. Como norma 
general, a los pacientes con una buena función ventricular se les puede 
administrar sotalol o propafenona, mientras que aquellos con disminución 
de la función ventricular deben recibir amiodarona. Actualmente se están 
utilizando y perfeccionando otros tratamientos, como marcapasos, inter­
venciones de ablación y técnicas quirúrgicas innovadoras. La taquicardia 
ventricular mantenida y la fibrilación ventricular son menos frecuentes, y 
suelen asociarse a dilatación, disfunción y cicatrices ventriculares. Aunque 
la muerte súbita es frecuente en algunas circunstancias, no se conoce bien 
el mecanismo de la misma.
Taquicardia ventricular
Esta arritmia puede ser una manifestación de los efectos proarrítmicos de 
diversos fármacos, o aparecer en pacientes con infarto o lesión miocárdica 
aguda y en pacientes con CC y una disfunción ventricular grave. En 
concreto, se han desarrollado TV sostenidas en pacientes con tetralogía 
de Fallot reparada, en los que se observa como una manifestación de 
los problemas hemodinámicos que precisan reparación; también puede 
reflejar una dilatación y disfunción del ventrículo derecho, o guardar 
relación con alguna cicatriz ventricular.
Muerte súbita (v. capítulo 39)
A diferencia de lo que sucede en los adultos, los niños no suelen morir 
de forma repentina e inesperada como consecuencia de un trastorno 
cardiovascular. No obstante, se han producido casos de muerte súbita en 
pacientes de cualquier edad con arritmias, estenosis aórtica, miocardio­
patía hipertrófica obstructiva, hipertensión arterial pulmonar idiopática, 
síndrome de Eisenmenger, miocarditis, bloqueo cardíaco completo con- 
génito, fibroelastosis endocárdica primaria, y anomalías no diagnosticadas 
de las arterias coronarias.
Bloqueo auriculoventricular
Es frecuente detectar un bloqueo AV de primer grado en pacientes con 
comunicación auriculoventricular, pacientes mayores con CIA, anomalía 
de Ebstein y transposición completa de las grandes arterias (D-TGA). Los 
pacientes con TGA-cc pueden desarrollar un bloqueo cardíaco completo, 
que también puede aparecer tras la cirugía en otros pacientes. Cuando 
hay que colocar marcapasos a un paciente danótico, suelen utilizarse elec­
trodos epicárdicos por el riesgo de embolias paradójicas. Muchos padentes 
adultos con CC suelen tener problemas de acceso vascular debido a inter- 
vendones quirúrgicas previas y a la presencia de electrodos de marcapasos.
Endocard itis in fecciosa (v. cap ítu lo 64)
La endocarditis infecciosa como complicación de una CC es infrecuen­
te antes de los 2 años de edad, excepto en el período postoperatorio 
inmediato. Las recientes directrices para la profilaxis de la endocarditis 
han alterado claramente la práctica clínica .22,23 Se insiste mucho en el 
mantenimiento de una higiene oral excelente. Se recomienda la profi­
laxis antibiótica antes de las intervenciones dentales en pacientes con 
válvulas cardíacas protésicas o cuando se utiliza material protésico para 
la reparación de las válvulas cardíacas; en pacientes con antecedentes 
de endocarditis infecciosa, CC con cianosis persistente o defectos resi­
duales adyacentes a un parche protésico o un dispositivo protésico; en
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los 6 meses siguientes a la colocación de un material o un dispositivo 
protésico por una CC, y en receptores de un trasplante cardíaco que 
presentan una valvulopatía cardíaca.
D o lo r torácico (v. cap ítu lo 50)
La angina de pecho es un síntoma infrecuente de las CC, aunque, en 
pacientes con dolor típico, es preciso un estudio completo en busca de 
anomalías coronarias (p. ej., origen y curso anómalos, estenosis de los 
orificios, puentes miocárdicos). El dolor debido a pericarditis suele ser 
de inicio agudo y acompañado de fiebre, y es posible identificarla por los 
hallazgos físicos, radiológicos y ecocardiográficos específicos. Con más 
frecuencia, el dolor torácico postoperatorio tardío tiene un origen mus- 
culoesquelético y puede reproducirse con el movimientode las extremi­
dades superiores o la palpación.
Síndromes en las cardiopatías congénitas
Síndrome ALCAPA. Este acrónimo ALCAPA (del inglés anomalous I e ft 
coronary artery arising from the pulmonary artery) se traduce por arteria 
coronaria izquierda anómala que nace de la arteria pulmonar. También se 
conoce como síndrome de Bland-White-Garland. (Véanse los vídeos 62-1 
a 62-3.)
Síndrome de A la g ille . Este síndrome autosómico dominante consiste 
en colestasis intrahepática, facies característica, anomalías vertebrales en 
forma de mariposa, y grados variables de estenosis periférica de la arteria 
pulmonar o hipoplasia difusa de la arteria pulmonar y sus ramas. Su causa 
más frecuente son mutaciones puntuales en el gen JAG1 del cromosoma 
20p y, con menos frecuencia, deleciones del cromosoma 20p (7% de los 
casos) o mutaciones puntuales del NOTCH2 (1 %).
Síndrome de d e le tio n de 22q11. Está causado por una microdeleción 
en el cromosoma 22q11, que resulta en una gran variedad de manifes­
taciones clínicas, y se conoce, asimismo, por síndrome de DiGeorge, velo- 
cardiofacial o de Takao. Las alteraciones cardíacas consisten en defectos 
conotroncales, como interrupción del cayado aórtico, tetralogía de Fallot, 
tronco arterioso y ventrículo derecho con salida doble.
S índ rom e CHARGE. CHARGE es el acrónim o de coloboma ocular, 
defectos cardíacos congénitos (del inglés heart), atresia de coanas, retraso 
del crecimiento y desarrollo, hipoplasia genital, y anomalías del oído (ear) 
asociadas a sordera. El fenotipo es muy variable. Los defectos cardíacos 
congénitos observados en la asociación CHARGE son tetralogía de Fallot con 
o sin otros defectos cardíacos, comunicación AV, ventrículo derecho de doble 
salida, ventrículo izquierdo de doble entrada, TGA, interrupción del cayado 
aórtico y otros. La mayoría de los casos están causados por mutaciones 
o deleciones de un gen codificante de una proteína remodeladora de la 
cromatina, CHD7.
Síndrom e de D ow n. Esta es la malformación más frecuente causada 
por la trisomía 21. La mayoría de los pacientes (95%) tienen una trisomía 
completa del cromosoma 21; algunos presentan una translocación o un 
mosaico. El fenotipo tiene carácter diagnóstico (estatura baja, aspecto facial 
característico, retraso mental, braquidactilia, inestabilidad atloaxoidea y 
trastornos tiroideos y leucocíticos). Son frecuentes los defectos cardíacos 
congénitos (40% ) siendo los más observados las comunicaciones AV, las 
CIV y el CAP. También puede producir prolapso mitral e insuficiencia aórtica. 
Los pacientes con síndrome de Down son propensos a desarrollar vas- 
culopatías pulmonares más precoces y graves de lo que cabría esperar como 
consecuencia de las lesiones identificadas. Las directrices de vigilancia de la 
salud para pacientes con síndrome de Down contienen recomendaciones 
de tratamiento y estudio.24
Síndrome de Ellis-van Creveld. Se trata de un síndrome de displasia 
esquelética autosómico recesivo en el que las lesiones cardíacas más fre­
cuentes son aurícula común, CIA por el orificio primero y comunicación AV 
parcial. Este síndrome pertenece al grupo creciente de las «ciliopatías» y 
está causado por mutaciones de ECV1 o ECV2.
Síndrome de Holt-O ram . Este síndrome autosómico dominante consis­
te en anomalías radiales en el antebrazo y la mano junto con CIA de tipo 
ostium secundum (la lesión más frecuente), CIV o, rara vez, otras malforma­
ciones cardíacas. Está causado por mutaciones en el TBX5 y se caracteriza 
por su variabilidad fenotípica inter- e intrafamiliar.
S índrome LEOPARD. Esta enfermedad dominante autosómica está muy 
relacionada con el síndrome de Noonan y comparte un sustrato genético 
similar (deleción del gen PTPN11). Hay /entigo, alteraciones electrocardio- 
gráficas, hipertelorismo ocular, estenosis pulmonar, genitales anormales, 
retraso del crecimiento y sordera (deafness). Algunas veces puede haber 
míocardiopatía o CC complejas.
S índrome de Noonan. Este es un síndrome autosómico dominante que 
produce un fenotipo algo sim ilar al del síndrome de Turner pero con un 
complemento cromosómico normal. El síndrome de Noonan está causado 
por mutaciones del gen PTPN11, así como de KRAS, SOS1, NRAS y RAF1, 
© lo que ha conducido a la hipótesis de que los genes de la vía del sistema
renina-angiotensina contribuyen al síndrome de Noonan y otros relaciona­
dos. Se asocia a anomalías cardíacas congénitas, especialmente a estenosis 
displásica de la válvula pulmonar, estenosis de la arteria pulm onary CIA. Es 
menos frecuente la míocardiopatía hipertrófica. Otra anomalía frecuente 
es un edema linfático congénito.
Síndrome de rubéola. Este trastorno, previamente grave, ha sido erradi­
cado en gran medida en las zonas con programas de vacunación. Abarca un 
amplio espectro de malformaciones causadas por la infección de la rubéola 
en las fases iniciales de la gestación, como cataratas, retinopatía, sordera,
CC, lesiones esqueléticas y retraso mental. El espectro de lesiones cardíacas 
congénitas es muy amplio e incluye estenosis de la arteria pulmonar, CAP, 
tetralogía de Fallot y CIV.
Síndrome de la c im itarra (vídeos 62-4 y 62-5). Se trata de una cons­
telación de anomalías que incluyen un drenaje venoso pulmonar anómalo 
tota l o pardal (DVPAP) entre el pulmón derecho y la vena cava inferior, que 
a menudo se asocia a hipoplasia del pulmón derecho y la arteria pulmonar 
derecha. El segmento inferior del pulmón derecho (lóbulo secuestrado) suele 
recibir un aporte arterial adicional de la aorta abdominal. Este síndrome 
debe su nombre al aspecto que presenta en las radiografías torácicas pos- 
teroanteriores la sombra que forma el drenaje venoso pulmonar anómalo, 
que recuerda una espada turca o cimitarra.
C o m p le jo (s ín d rom e) de Shone. Este com plejo consiste en una 
combinación de diferentes grados de obstrucción a la entrada y la sali­
da ventriculares (obstrucción subvalvular y valvular del tracto de salida 
del ventrículo izquierdo, coartación de la aorta y estenosis mitral [válvula 
mitral en paracaídas y anillo supramitral]) (vídeo 62-6). La base genética 
de las lesiones izquierdas, como estenosis mitral o aórtica, hipoplasia del 
ventrículo izquierdo y coartación, es compartida, pero, en la mayoría de los 
casos, no se han encontrado los genes causales. Las mutaciones de NOTCH 1 
se asocian con estenosis aórtica.
S índrom e de Turner. Este es un síndrome clínico que se debe a un 
cariotipo 45 XO en el 50% de los casos, aproximadamente, correspondiendo 
el resto a otras anomalías diversas del cromosoma X. Produce un fenotipo 
característico pero variable, asociado a diversas anomalías cardíacas congéni­
tas, en especial coartación posductal de la aorta y otras lesiones obstructivas 
del corazón izquierdo, así como DVPAP sin CIA. El fenotipo femenino varía 
dependiendo de la edad de la evaluación inicial, y a veces es similar al del 
síndrome de Noonan.
Síndrome de W illiam s. Este síndrome de genes contiguos se asocia con 
deleciones hereditarias o esporádicas del cromosoma 7q11.23. Las manifes­
taciones cardiovasculares están causadas por la pérdida de función de 
ELASTIN, uno de los aproximadamente 30 genes afectados por la deleción.
El síndrome de Williams cursa con deficiencia intelectual, hípercalcemia en la 
lactancia, un fenotipo característico, y CC, especialmente estenosis aórtica 
supravalvular y múltiples estenosis pulmonares periféricas. En familias con 
feno tipo y desarrollo intelectual normales portadoras de mutaciones en 
ELASTIN, sin la deleción completa, se observa estenosis aórtica supravalvular 
aislada familiar.
EVALU AC IÓ N DE LOS PACIENTES 
CON CARD IO PAT ÍA CO NGÉN ITA 
Exploración física
Aunque los avances tecnológicos han mejorado espectacularmente nues­
tras posibilidades diagnósticas, la exploración clínica detallada sigue 
teniendo un lugar en la evaluación y el seguimiento de los pacientes con 
CC no operadas, paliadas y reparadas. En las secciones correspondientes

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