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& Fisiopatología de la insuficiencia cardíaca Gerd Hasenfuss y Douglas L. Mann 22 Generalidades, 454 Patogenia, 454 La insuficiencia cardíaca como un modelo progresivo, 454 Perspectivas futuras, 471 Bibliografía, 471 G EN ER A L ID A D ES A pesar de los intentos repetidos de descubrir el mecanismo fisiopa- tológico único que explique de forma precisa el síndrome clínico de la insuficiencia cardíaca (IC), ningún paradigma conceptual único ha soportado la prueba del tiempo. Mientras que los médicos inicialmente consideraban que la IC era un problema de retención excesiva de sal y agua debido a alteraciones del flujo sanguíneo renal (el denominado modelo cardiorrenal) o de una capacidad anormal de bombeo del corazón (modelo cardiocirculatorio o hemodinámico),1 estos modelos no explican adecuadamente la implacable progresión de la enfermedad que se pro duce en este síndrome. Este capítulo se centra en los cambios moleculares y celulares que subyacen a la IC con una depresión de la función sistólica, poniendo énfasis en el papel de la activación neurohormonal y el remodelado del ventrículo izquierdo (VI) como determinantes primarios de la progresión de la enfermedad en la IC. Los trastornos hemodinámicos, contráctiles y del movimiento de la pared en la IC se exponen en los capítulos sobre eco- cardiografía (v. capítulo 14), cateterismo cardíaco (v. capítulo 19), estudios de imagen con radioisótopos (v. capítulo 16) y evaluación clínica de los pacientes con IC (v. capítulo 23). La patogenia de la IC con una fracción de eyección normal se expone en otra parte de este libro (v. capítulo 27). PATOGENIA Como se muestra en la figura 22-1 A, la IC puede verse como un trastorno progresivo que se inicia después de que un acontecimiento índice dañe el músculo cardíaco, con la pérdida resultante de los miocitos cardíacos fun cionantes, o, alternativamente, la pérdida de la capacidad del miocardio de generar fuerza, lo que impide que el corazón se contraiga con normalidad. Este acontecimiento índice puede tener un inicio brusco, como es el caso del infarto de miocardio; puede tener un inicio gradual o insidioso, como es el caso de la sobrecarga hemodinámica de presión o volumen, o puede ser hereditario, como es el caso de muchas miocardiopatías hereditarias. Independientemente de la naturaleza del acontecimiento iniciador, lo que es común a todos estos acontecimientos iniciadores es que todos ellos producen de alguna manera una disminución de la capacidad de bomba del corazón. En la mayoría de los casos los pacientes seguirán asintomáticos o con muy pocos síntomas tras la reducción inicial de la capacidad de bomba del corazón, o presentarán síntomas solo des pués de que la disfunción haya estado presente durante algún tiempo. Aunque las razones precisas por las que los pacientes con disfunción del VI permanecen asintomáticos no están claras, una posible explicación es que varios mecanismos compensadores se activan en el marco de la lesión cardíaca o el gasto cardíaco reducido y parecen modular la función del VI dentro de unos límites fisiológicos/homeostáticos, de manera que la capacidad funcional del paciente se conserva o solo se reduce muy poco. Pero, a medida que los pacientes pasan a la IC sintomática, la activación mantenida de los sistemas neurohormonal y citocínico lleva a una serie de cambios de órgano final dentro del miocardio, a los que se llama, en conjunto, remodelado del VI. Como se comenta más adelante, el remodelado del VI es suficiente para liderar la progresión de la enfermedad en la IC independientemente del estado neurohormonal del paciente. LA IN SU F IC IEN C IA C A R D ÍA C A C O M O UN M O D ELO PRO GRESIVO M e can ism os neurohorm onale s Cada vez más datos experimentales y clínicos indican que la IC avanza como consecuencia de la sobreexpresión de moléculas biológicamente activas que pueden ejercer efectos perjudiciales sobre el corazón y la circulación (fig. 22-IB ).1 El conjunto de mecanismos compensadores que se han descrito hasta ahora son la activación del sistema nervioso sistémico adrenérgico y del sistema de la renina y la angiotensina (SRA), que son responsables del mantenimiento del gasto cardíaco mediante una mayor retención de sal y agua, una vasoconstricción arterial periférica y un aumento de la contractilidad, y los mediadores inflamatorios res ponsables de la reparación y el remodelado cardíacos. Conviene reseñar que el término neurohormona es, en gran medida, un término histórico, reflejo de la observación inicial de que muchas de las moléculas elaboradas en la insuficiencia cardíaca se producían en el sistema neuroendocrino y actuaban sobre el corazón de forma endocrina. Pero se ha hecho evidente que muchas de las sustancias conocidas como neurohormonas clásicas, como la noradrenalina (NA) y la angiotensina n, son sintetizados direc tamente dentro del miocardio por los miocitos y así actúan de forma autocrina y paracrina. No obstante, el concepto unificador importante que surge del modelo neurohormonal es que la expresión aumentada de grupos de moléculas con actividad biológica contribuye a la progresión de la enfermedad en virtud de los efectos perjudiciales que estas moléculas ejercen sobre el corazón y la circulación. Activación del sistema nervioso simpático La reducción del gasto cardíaco en la IC activa una serie de adap taciones com pensadoras que pretenden m antener la hom eostasis cardiovascular. Una de las adaptaciones más importantes es la acti vación del sistema nervioso simpático (adrenérgico), que se produce en las primeras fases de la IC. La activación del sistem a nervioso simpático en la IC se acompaña de una inhibición concomitante del tono parasimpático (fig. e22-l). Aunque estos trastornos en el control autónomo se atribuyeron inicialmente a la pérdida de los impulsos inhibidores procedentes de los reflejos de los barorreceptores arteriales y cardiopulmonares, cada vez hay m ás pruebas de que los reflejos excitadores también podrían participar en el desequilibrio autóno mo que aparece en la IC .2 En condiciones norm ales, los impulsos inhibidores procedentes de los barorreceptores de «presión alta» del seno carotídeo y el cayado aórtico y de los mecanorreceptores cardio pulmonares de «presión baja» son los principales inhibidores de los impulsos simpáticos resultantes, mientras que la descarga procedente de los quimiorreceptores periféricos no relacionados con los reflejos de presión y de los metabolorreceptores musculares son los principales impulsos excitadores de la descarga simpática. La rama vagal del reflejo barorreceptor de la frecuencia cardíaca también es responsable de los im pulsos inhibidores aferentes barorreceptores. Los sujetos sanos m uestran una descarga sim pática baja en reposo y m uestran una variabilidad alta de la frecuencia cardíaca. No obstante, en pacientes con insuficiencia cardíaca, los impulsos inhibidores procedentes de barorreceptores y m ecanorreceptores disminuyen y los excitadores aumentan, con resultado neto de aumento generalizado del tráfico nervioso simpático y atenuación del tráfico nervioso parasimpático, con pérdida resultante de la variabilidad del ritmo cardíaco y aumento de la resistencia vascular periférica.2 Como resultado del aum ento del tono sim pático se produce un increm ento de las concentraciones circulantes de NA, un potente neurotransmisor adrenérgico. Las elevadas concentraciones de NA se deben a una combinación de aumento de liberación de NA de las terminaciones nerviosas adrenérgicas y su consiguiente «liberación» al plasma, así como a una menor captación de NA por las terminaciones nerviosas adrenérgicas. En los pacientes con una IC avanzada, las concentraciones circulantes de NA en pacientes en reposo son dos a tres veces las que se encuentran en pacientes normales. De hecho, las concentraciones plasmáticas de NA predicen la mortalidad en los 454 Elmaterial en línea está disponible en ExpertConsult 2016. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. g TIEM PO (años) — ► . E ASINTOMÁTICO---- ► SINTOMÁTICO A F IG URA 22-1 Patogenia de la insuficiencia cardíaca (IC). A. La IC comienza después de que un «acontecimiento índice» provoque una reducción de la capacidad de bomba del corazón. B. Tras esta reducción inicial de la capacidad de bomba del corazón, se activan varios mecanismos compensadores, como el sistema nervioso adrenérgico, el sistema renina-angiotensina y los sistemas citocínicos. A corto plazo estos sistemas pueden restaurar la función cardiovascular a unos límites homeostáticos normales, con el resultado de que el paciente permanece asintomático. Pero, con el tiempo, la activación mantenida de estos sistemas puede conducir a una lesión secundaria final dentro del ven trículo, con un empeoramiento del remodelado del ventrículo izquierdo y la consiguiente descompensación cardíaca. Como resultado de estos cambios, los pacientes sufren una transición desde la IC asintomática a la sintomática. ANP/BNP, péptido natriurético auricular/péptido natriurético cerebral; NOS/ROS, óxido nítrico sintasa/especies reactivas del oxígeno; SNS, sistema nervioso simpático. (Tomado de Mann DL: Mechanisms and models in HF: a combinatorial approach. Circulation 100:99, 1999; and Kaye DM, Krum H: Drug discovery for heart failure: A new era or the end of the pipeline? Nat Rev Drug Discov 6:127, 2007.) pacientes con IC. Mientras que el corazón normal suele extraer la NA de la sangre arterial, en los pacientes con IC moderada las concentraciones de NA en el seno coronario superan las concentraciones arteriales, lo que indica un mayor estímulo adrenérgico del corazón. Pero, a medida que la IC progresa, hay una reducción significativa de la concentración miocárdica de NA. El mecanismo responsable del vaciado cardíaco de NA en la IC grave no está claro y podría relacionarse con el fenóm e no de «agotamiento» debido al estímulo adrenérgico prolongado de los nervios adrenérgicos cardíacos en la IC. Además hay una menor actividad de la tirosina hidroxilasa miocárdica, que es la enzima que limita la velocidad de síntesis de la NA. En los pacientes que presentan una miocardiopatía, la metayodobencilguanidina marcada con yodo 131 (MIBG), un radiofármaco que captan las terminaciones nerviosas adrenérgicas, no se capta normalmente, lo que indica una alteración en la recaptación de la NA en la IC. El aumento de la activación simpática del receptor pa-adrenérgico aumenta la frecuencia cardíaca y la fuerza de la contracción miocárdica, con un aumento resultante del gasto cardíaco (v. capítulo 21). Además, la actividad aumentada del sistema nervioso adrenérgico conduce a una estimulación de los receptores a!-adrenérgicos del miocardio, lo que desencadena un débil efecto inótropo positivo, así como una vasoconstric ción arterial periférica (fig. 22-2). Aunque la NA aumenta la contracción y la relajación y mantiene la presión arterial, aumentan las necesidades de energía del miocardio, lo que puede intensificar la isquemia cuando el transporte de 0 2 al miocardio está limitado. El impulso adrenérgico aumentado procedente del sistema nervioso central también puede desencadenar una taquicardia ventricular o incluso una muerte cardíaca súbita, en particular en presencia de una isquemia miocárdica. De este modo la activación del sistema nervioso simpático proporciona un apoyo a © corto plazo que tiene la posibilidad de convertirse en una mala adaptación a largo plazo (v. fig. 22-2). Por otro lado, son crecientes las evidencias que indican que, además de los efectos nocivos de la activación simpática, la inhibición parasimpática también contribuye a la patogenia de la insufi ciencia cardíaca. La inhibición de la estimulación nerviosa parasimpática se ha asociado a reducción de las concentraciones de óxido nítrico (NO), aumento de la inflamación, aumento de la actividad simpática y deterioro del remodelado del VI. Dos estudios en curso, Increase of Vagal Tone in CHF (INOVATE-HF) (NCT01303718) y Neural Cardiac Therapy for Heart Failure Study (NECTAR-HF) (NCT01385176), están analizando los efectos de la estimulación nerviosa vagal en la estructura del VI y los resultados clínicos en pacientes con insuficiencia cardíaca de la clase III de la New York Heart Association (NYHA). Activación del sistema renina-angiotensina Al contrario que el sistema nervioso simpático, los componentes del sistema renina-angiotensina (SRA) se activan más tarde en la IC. Los mecanismos propuestos de activación del SRA en la IC son la hipo- perfusión renal, la reducción del sodio filtrado que alcanza la mácula densa en el túbulo distal y el aumento del estímulo simpático del riñón, 10 que aumenta la liberación de renina en el aparato yuxtaglomerular (fig. 22-3). Como se muestra en la figura 22-4, la renina escinde cuatro aminoácidos del angiotensinógeno circulante, que se sintetiza en el hígado, para formar el decapéptido desprovisto de actividad biológica angiotensina I. La enzima conversora de la angiotensina (ECA) escinde dos aminoácidos de la angiotensina I para formar el octapéptido con actividad biológica (1-8) angiotensina II. La mayoría (cerca del 90%) de la actividad de la ECA en el cuerpo se encuentra en los tejidos; el 10% restante se encuentra en una forma soluble (no membranaria) en el intersticio del corazón y la pared de los vasos. La importancia de la actividad tisular de la ECA en la IC la indica la observación de que el ARN mensajero (ARNm) de ECA, las zonas de unión de la ECA y la actividad de la ECA están aumentados en corazones humanos explan tados.3 La angiotensina II también puede sintetizarse por medio de vías independientes de la renina, mediante la conversión enzimática del angiotensinógeno en angiotensina I por la calicreína y la catepsina G (v. fig. 22-4). La producción tisular de angiotensina II también puede ocurrir por medio de vías independientes de la ECA, mediante la activación de la quimasa. Esta vía puede tener gran importancia en el miocardio, en particular cuando las concentraciones de renina y angiotensina I estén aumentadas por el uso de inhibidores de la ECA. La propia angiotensina 11 puede sufrir una proteólisis adicional para generar tres fragmentos con actividad biológica, la angiotensina III2'8 y la angiotensina IV,3'8 que favorecen la vasoconstricción,4 así como la angiotensina,1'7 que puede actuar contrarrestando los efectos perjudiciales de la angiotensina II sobre la función endotelial. La angiotensina II ejerce sus efectos al unirse a dos receptores aco plados a las proteínas G denominados angiotensina de tipo 1 (ATj) y angiotensina de tipo 2 (AT2). El receptor de la angiotensina que predomina en los vasos es el receptor AT}. Aunque en el miocardio se encuentran los dos tipos de receptores ATa y AT^ predomina este último en una relación molar de 2:1. La localización celular del receptor ATa en el corazón es más abundante en los nervios distribuidos en el miocardio, mientras que el receptor AT2 se localiza más específicamente en los fibroblas tos y el intersticio. La activación del receptor AT} lleva a la vasocons tricción, el crecimiento celular, la secreción de aldosterona y la liberación de catecolaminas, mientras que la activación del receptor AT2 lleva a la vasodilatación, la inhibición del crecimiento celular, la natriuresis y la liberación de bradicinina. Los estudios han demostrado que el receptor ATi y las concentraciones de ARNm están disminuidas en los corazones humanos que tienen insuficiencia, mientras que la densidad del receptor AT2 está aumentada o no cambia, con lo que el cociente de receptores AT^AT2 disminuye.4 La angiotensina II tiene varias acciones importantes que son críticas para el mantenimiento de la homeostasis circulatoriaa corto plazo (v. más adelante). Pero la expresión mantenida de angiotensina II está mal adaptada y conduce a la fibrosis cardíaca, renal y de otros órganos. La angiotensina II también puede empeorar la activación neurohormonal al aumentar la liberación de NA en las terminaciones nerviosas simpáticas, así como la estimulación de la zona glomerular de la corteza supra rrenal para producir aldosterona. Análoga a la angiotensina II, la aldos terona proporciona un apoyo a corto plazo a la circulación al favorecer la reabsorción de sodio a cambio de potasio en los segmentos distales de la nefrona. Pero la expresión mantenida de aldosterona puede ejercer 455 Fisiopatología de la insuficiencia cardíaca In su fi c ie n c ia c a r d ía c a Sistema nervioso simpático ¿Sensibilidad de los p-AR Hipertrofia de los miocitos Necrosis y apoptosis de los miocitos, fibrosis ¿Depósitos de noradrenalina ¿Inervación simpática Arritmias Deterioro del funcionamiento diastólico y sistólico T Reabsorción tubular de Na+ Activación del SRA t Resistencia vascular renal ¿Respuesta a factores natriuréticos ÍLiberación de renina Vasoconstricción neurógena Hipertrofia vascular F IG URA 22-2 Activación del sistema nervioso simpático. El aumento de la actividad del sistema nervioso simpático puede contribuir a la fisiopatologta de la insuficiencia cardíaca congestiva por múltiples mecanismos, en los que está implicado el funcionamiento cardíaco, renal y vascular. En el corazón, el aumento de las diferencias del sistema nervioso simpático puede producir desensibilización de los receptores p-adrenérgicos (p-AR), hipertrofia de los miocitos, necrosis, apoptosis y fibrosis. En los riñones, el aumento de la activación simpática induce vasoconstricción arterial y venosa, activación del sistema renina-angiotensina (SRA), aumento de la retención de sal y agua y atenuación de la respuesta a los factores natriuréticos. En los vasos periféricos, el aumento de la actividad nerviosa simpática Induce vasoconstricción neurógena e hipertrofia vascular. (Tomado de Nohria A, Cusco JA, Creager MA: Neurohormonal, renal and vascular adjustments in heart failure. In Colucci WS [ed]: Atlas of Heart Failure. 4th ed. Philadelphia, Current Medicine LLC, 2008, p 106.) F IG URA 22-3 Activación del sistema renina-angiotensina. El sistema renina-angiotensina está activado en pacientes con insuficiencia cardíaca. El principal foco de liberación de la renina circulante es el aparato yuxtaglomerular del riñón, donde múltiples estímulos pueden contribuir a la liberación renal de renina hacia la circulación sistémica; entre ellos están: actividad eferente simpática renal, disminución de la llegada de sodio al túbulo distal, disminución de la presión de perfusión renal y tratamiento con diuréticos. Los péptidos natriuréticos (ANP, BNP) y la vasopresina (flechas discontinuas) pueden inhibir la liberación de renina. La renina produce escisión enzimática del angiotensinógeno para formar angiotensina II a partir de la angiotensina I. La angiotensina II es un potente vasoconstrictor y favorece la reabsorción de sodio mediante el aumento de la secreción de aldosterona y por un efecto directo sobre los túbulos. La angiotensina II también estimula la ingesta de agua mediante su acción directa sobre el centro de la sed. (Tomado de Nohria A, Cusco JA, Creager MA: Neurohormonal, renal and vascular adjustments in heart failure. In Colucci WS [ed]: Atlas of Heart Failure. 4th ed. Philadelphia, Current Medicine LLC, 2008, p 107.) efectos perjudiciales al provocar la hipertrofia y fibrosis dentro de los vasos y el miocardio, lo que contribuye a reducir la distensibilidad vascular y aumentar la rigidez ventricular. Además, la aldosterona provoca una dis- función de la célula endotelial, una disfunción de los barorreceptores y una inhibición de la captación de NA, que por separado o en conjunto pueden empeorar la IC. En el mecanismo de acción de la aldosterona en el sistema cardiovascular parece intervenir el estrés oxidativo con la inflamación resultante de los tejidos diana. Estrés oxidativo. Las especies reactivas del oxígeno (ROS) son un producto normal del metabolismo aeróbico. En el corazón, las posibles fuentes de ROS son las mitocondrias, la xantina oxidasa y la nicotinami- da adenina dinucleótido fosfato (NADPH) oxidasa (fig. 22-5). Las ROS pueden modular la actividad de varias proteínas intracelulares y vías de transmisión de señales como proteínas esenciales implicadas en el aco plamiento de la excitación y la contracción miocárdicas, como canales iónicos, canales de liberación de calcio del retículo sarcoplásmico (RS) y proteínas miofilamentosas, así como vías transmisoras de señales ligadas al crecimiento del miocito.5 El «estrés oxidativo» se produce cuando la producción de ROS supera la capacidad de los sistemas de defensa 456 antioxidantes, lo que lleva a un exceso de ROS dentro de la célula. Hay datos importantes que indican que el nivel de agresión oxidativa está aumentado tanto a nivel sistémico como en el miocardio de pacientes con IC. El estrés oxidativo en el corazón puede deberse a una capaci dad antioxidante reducida, a un aumento de la producción de ROS o ambos, lo que puede dar lugar a una tensión mecánica del miocardio, un estímulo neurohormonal (angiotensina II, agonistas a-adrenérgicos, endotelina 1 [ET-1 ]) y/o citocinas inflamatorias (factor de necrosis tumoral [TNF], interleucina [IL] 1). El exceso de ROS mitocondrial en los miocitos cardíacos se ha demostrado en modelos experimentales de IC y puede contribuir a la disfunción contráctil en la IC avanzada. El aumento de la expresión y actividad de la xantina oxidasa se ha descrito en la IC inducida con marcapasos rápidos en perros y en pacientes con una IC terminal. Además, la mayor expresión y actividad de NADPH oxidasas miocárdicas se ha demostrado recientemente en IC experimentales y humanas.5 En miocitos cardíacos cultivados, las ROS estimulan la hipertrofia del miocito, la reexpresión de programas génicos fetales y la apoptosis. Las ROS también pueden modular la proliferación de los fibroblastos y la síntesis de colágeno y pueden desencadenar una mayor abundancia y activación de la metaloproteinasa de la matriz. Las ROS influyen en los vasos periféricos en la IC reduciendo la biodisponibílidad de óxido nítrico (NO). Estas y otras observaciones han llevado a señalar el posible valor terapéutico en pacientes con IC de las estrategias encaminadas a reducir El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. Sistémico (circulatorio) Hígado Tejido (local) Tejido (corazón, encéfalo, riñón, vasos) Interiorización Inactivación Respuesta celular Contracción Secreción Regulación génica Angiotensinógeno Renina ECA Receptor de la angiotensina F IG URA 22-4 Componentes sistémico y tisular del sistema de la renina y la angio tensina. Varios tejidos, como el miocardio, el riñón y el encéfalo, tienen la capacidad de generar angiotensina II con independencia del sistema de la renina y la angiotensina circulante. La angiotensina II producida en estos tejidos puede desempeñar una función importante en la fisiopatología de la insuficiencia cardíaca. Ang, angiotensina; ECA, enzima conversora de la angiotensina. (Modificado de Timmermans PB, Wong PC, Chiu AT et al: Angiotensin II receptors and angiotensin II receptor antagonists. Pharmacol Rev 45:205, 1993.) ¿ Xantina oxidasa Alopurinol Oxipurinol T ( n r ^ ) ( e Í ) ( a p Í ) Desacoplamiento de la NOS Genes de crecimiento y remodelado cardíacos F IG URA 22-5 Fuentes celulares de ROS y de transducción de señales mediada por ROS en la hipertrofia cardíaca. Los sistemas generadores de ROS se muestran a la izquierda e incluyen xantina oxidasa, NADPH oxidasas (NOX2, NOX4), óxido nítrico sintasa (NOS) y complejos mitocondriales. La activación de las ROS tiene múltiples efectos sobre el manejo del calcio,el funcionamiento de los miofilamentos, la activación de la matriz, la estimulación de cinasas y fosfatasas, y la regulación transcrlpcional de las metaloproteinasas de la matriz (MMP). Akt, proteína cinasa B; ASK-1, cinasa 1 reguladora de la señal de la apoptosis; CCTL, canal del calcio de tipo L; ETR, receptor de endotelina; 5HTMF, 5 hidrotetrametilfolato; MAPK, proteína cinasa activada por mitógenos; NF-kB, factor nuclear kappa B; PKC, proteína cinasa C; PI3K, fosfatidilinositol 3 cinasa; PLB, fosfolambán; RyR, receptor de rianodina; SERCA2, Ca2+-ATPasa del retículo sarcoplásmico. (Modificado de McKinsey TA, Kass DA: Small-molecule therapies for cardiac hypertrophy: moving beneath the cell surface. Nat Rev Drug Discov 6:617, 2007.) las ROS. El ensayo EXACT-HF (NCT00987415), patrocinado por los NIH, está analizando el papel del alopurinol en pacientes con insuficiencia cardíaca de las clases II a IV de la NYHA, con concentraciones de ácido úrico sérico de 9,5 mg/dl o superiores (marcador de estrés oxidativo). La importancia de la aldosterona, independiente de la angiotensina II, se ha demostrado en estudios clínicos (v. capítulo 25) que demuestran que las dosis bajas de espironolactona aumentaron la supervivencia de los pacientes con IC sistólica de clase II a IV de la NYHA y mejoraron la supervivencia tras el infarto de miocardio, independiente de los cambios en el volumen o los electrólitos.6 Alteraciones neurohormonales de la función renal Un signo de la IC progresiva es el aumento de la retención de sal y agua por los riñones. Las teorías tradicionales han adscrito este incremento al fracaso «anterógrado», que atribuye la retención de sodio a una perfusión renal inadecuada como consecuencia de la reducción del gasto cardíaco, o una insuficiencia «retrógrada», que subraya la importancia del aumento de la presión venosa en el favorecimiento de la trasudación de sal y agua desde el interior del vaso al compartimiento extracelular. Estos mecanis mos han sido sustituidos en gran medida por la idea del volumen sanguíneo arterial eficaz reducido, que propone que a pesar de la expansión del volumen sanguíneo en la IC, el gasto cardíaco inadecuado percibido por los barorreceptores del árbol vascular lleva a una serie de adaptaciones neurohormonales que imitan la respuesta homeostática a la pérdida aguda de sangre.7 Como se ilustró en la figura 22-6, los barorreceptores del VI, el cayado aórtico, el seno carotídeo y las arteriolas aferentes renales perciben la disminución del gasto cardíaco y/o la redistribución del volu men sanguíneo circulante. La pérdida del impulso inhibidor procedente de los reflejos barorreceptores arteriales y cardiopulmonares lleva a una activación mantenida del sistema nervioso simpático y SRA. El ensayo XR-1 (NCT01484288), actualmente en curso, está utilizando un dispositivo de baroestimulación implantable que activa los barorreceptores de la carótida, con objeto de reducir la activación simpática en pacientes con insuficiencia cardíaca sintomática, a fin de determinar si dicho dispositivo restaura el desequilibrio simpático-vagal. Existen pocos datos que indiquen que una anomalía renal primaria sea responsable de la excesiva retención de sodio en la IC. En cambio, la sobrecarga de volumen en la IC proba blemente sea secundaria a una alteración funcional de la fisiología renal en res puesta a varios factores, todos los cuales pueden causar un aumento de la reab sorción de sodio como la activación del sistema nervioso simpático, la activación del SRA, la reducción de las presiones de perfusión renal y la amortiguación de la respuesta renal a los péptidos natriuré- ticos. El aumento de la vasoconstricción renal mediada por el simpático lleva a una reducción del flujo sanguíneo renal, así como a un aum ento de la reabsor ción tubular renal de sodio y agua en la nefrona. El estímulo simpático renal puede conducir también a la liberación no osmótica de la arginina vasopresina (AVP) en la hipófisis posterior, lo que reduce la excreción de agua libre y contri buye al empeoramiento de la vasocons tricción periférica, así como al aumento de la producción de ET.' Arginina vasopresina. La AVP es una hormona hipofisaria que desempeña una función central en la regulación de la eli minación de agua libre y la osmolalidad plasmática (v. fig. 22-6). En circunstancias normales, la AVP se libera en respuesta a un aumento de la osmolalidad plasmática, lo que lleva a un aumento de la retención de agua en el túbulo colector. La AVP cir culante está elevada en muchos pacientes con IC, incluso después de la corrección en función de la osmolalidad plasmática AT1R, a-AR, ETR Fisiopatología de la insuficiencia cardíaca In su fi ci en ci a c a rd ía c a Centro cardiorregulador F IG URA 22-6 La descarga de los barorreceptores de presión alta (círculos) en el ventrículo izquierdo, el seno carotídeo y el cayado aórtico genera señales aferentes que estimulan los centros cardiorreguladores en el encéfalo, lo que activa las vías eferentes en el sistema nervioso simpático. El sistema nervioso simpático parece un integrador primario de la respuesta vasoconstrictora neurohormonal al llenado arterial bajo. La activación de los nervios simpáticos renales estimula la liberación de arginina vasopresina (AVP). La activación simpática también provoca una vasoconstricción renal y periférica, como la angiotensina II. La angiotensina II constriñe los vasos sanguíneos y estimula la liberación de aldosterona a partir de la glándula suprarrenal, y también aumenta la reabsorción tubular de sodio e induce el remodelado de los miocitos cardíacos. La aldosterona también puede tener efectos cardíacos directos, además de aumentar la reabsorción de sodio y la secreción de potasio e iones hidrógeno en el túbulo colector. Las flechas negras señalan las hormonas circulantes. (Modificado de Schrier RW, Abraham WT: Hormones and hemodynamics in heart failure. N Engl J Med 341.577, 1999.) (es decir, liberación no osmótica)7 y puede contribuir a la hiponatremia que aparece en la IC. Los efectos celulares de la AVP están mediados sobre todo por interacciones con tres tipos de receptores: V ia, V2a y V2. El receptor V2 es el subtipo más generalizado y se encuentra sobre todo en las células musculares lisas vasculares. El receptor V1b tiene una distribu ción más limitada y se localiza sobre todo en el sistema nervioso central. Los receptores V2 se encuentran sobre todo en las células epiteliales del conducto colector renal y la rama ascendente gruesa. Los receptores de la AVP son miembros de los receptores acoplados a la proteína G. Los receptores V1a median la vasoconstricción, la agregación plaquetaria y la estimulación de los factores de crecimiento miocárdicos, mientras que los V1b modulan la secreción de hormona adrenocorticótropa (ACTH) por la hipófisis anterior y el receptor V2 media los efectos antidiuréticos estimulando la adenilato ciclasa para aumentar la inserción de vesículas que contienen canales de agua en la membrana apical. Como los canales de agua contienen canales de agua funcionales preformados, denomi nados acuaporinas, su localización en la membrana apical en respuesta al estímulo de V2 aumenta la permeabilidad al agua de la membrana apical, lo que lleva a retener agua. Los «vaptanos», antagonistas de los receptores de la vasopresina con selectividad V 1a (relcovaptán) o V2 (tolvaptán, lixivaptán) o actividad V1a/V2 no selectiva (conivaptán), se ha demostrado que reducen el peso corporal y la hiponatremia en estudios clínicos (v. también capítulos 24 y 25). El aumento de la actividad simpática renal conduce a un aumento de la producción de renina por los riñones, con una activación mantenida resultante del SRA, a pesar de un volum en extracelular expandido (v. fig. 22 -3 ). La angiotensina II ayuda a retener sodio y agua por m últiples mecanism os renales como un efecto tubular proximaldirecto y a través de la activación de la aldosterona, lo que lleva a un aumento de la retención de sodio en el túbulo distal. La angiotensina II también estimula el cen tro de la sed en el encéfalo y provoca la liberación de AVP y aldosterona, lo que puede llevar a una alteración de la regulación de la homeostasis del agua y la sal. Varios sistemas neurohormonales contrarregu- ladores se activan en la IC con el fin de compen sar los efectos perjudiciales de las neurohormonas vasoconstrictoras (tabla e22-l). Los metabolitos de las prostaglandinas vasodilatadoras como la pros- taglandina E2 (PGE2) y la prostaciclina (PGI2) están elevados en los pacientes con IC. Además de ser vasodilatadora, la PGE2 potencia la excreción renal de sodio y modula la acción antidiurética de la AVP. Entre los sistemas neurohormonales contrarregula- dores más importantes que se activan en la IC están los péptidos natriuréticos como el péptido natriuré tico auricular (ANP) y el péptido natriurético cere bral (BNP). En condiciones fisiológicas, el ANP y el BNP funcionan como hormonas natriuréticas que se liberan en respuesta a un aumento del estiramiento auricular o miocárdico, a menudo secundario a una ingestión excesiva de sodio. Una vez liberados, estos péptidos cardíacos actúan sobre el riñón y la circula ción periférica para descargar al corazón, mediante la excreción aumentada de sodio y agua, mientras inhiben la liberación de renina y aldosterona. En el marco de la activación del SRA, la liberación de ANP y BNP puede servir de mecanismo contrarregulador importante que mantenga la homeostasis del sodio y el agua. Pero, por razones que no están del todo claras, los efectos renales de los péptidos natriuréticos parecen amortiguados con el avance de la IC, lo que deja los efectos del SRA sin oposición.8 Las posi bles razones de esta amortiguación son la reducción de la presión de perfusión renal, el déficit relativo o las formas moleculares alteradas de los péptidos natriuréticos o la reducción de las concentraciones de receptores natriuréticos. Péptidos natriuréticos. El sistema de péptidos natriuréticos consta de cinco péptidos con una estruc tura parecida denominados ANP, urodilatina (una isoforma de ANP), BNP, péptido natriurético de tipo C (CNP) y péptido natriurético dendroaspis (DNP)9 (fig. 22-7A). ANP, una hormona peptídica de 28 aminoácidos, se produce principalmente en las aurículas cardíacas, mientras que BNP, un péptido de 32 aminoácidos aislado originalmente de encéfalo porcino, se identificó más tarde como una hormona que producían principalmente los ventrículos cardíacos.9 ANP y BNP se secretan en respuesta al aumento de la tensión de la pared cardíaca; pero otros factores como las neurohormonas (p. ej., angiotensina II, ET-1) o factores fisiológicos (p. ej., edad, sexo, función renal) pueden intervenir también en su regulación. La biosíntesis, secreción y eliminación de BNP difiere de ANP, lo que hace pensar que estos dos péptidos natriuréticos tienen funciones fisiológicas y fisiopatológicas distintas. Mientras que ANP se secreta en brotes cortos en respuesta a cambios agudos en la presión auricular, la activación de BNP está regulada a nivel de la transcripción en respuesta a aumentos mantenidos de la presión auricular/ventricular. ANP y BNP se sintetizan inicialmente como prohormonas que después son escindidas por proteólisis por corina y furina, respectivamente, para dar lugar a fragmentos N terminales (NT-ANP y NT-BNP) y péptidos más pequeños con actividad biológica (ANP y BNP). ANP tiene una semivida relativamente corta de unos 3 min, mientras que BNP tiene una semivida plasmática de unos 20 min. CNP, que se localiza sobre todo en los vasos, también se libera en forma de prohormona que es escindida en una forma sin actividad biológica (NT-CNP) y en una forma de 22 aminoácidos activa (es decir, CNP). La figura 22-7B ilustra la vía de transmisión de señales del sistema de péptidos natriuréticos. Los péptidos natriuréticos estimulan la producción del segundo mensajero intracelular monofosfato de guanosina cíclico (GMPc) a través de la unión al receptor A del péptido natriurético (NPR-A), que se une 458 El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. F IG URA 22-7 Pépt ¡dos natriuréticos. A. Anillos disulfuro de 17 aminoácidos similares en los péptidos natriuréticos A, B, C y D. Las secuencias de aminoácidos idénticas están marcadas en negro. B. Acción y eliminación de los péptidos natriuréticos. GTP, trifosfato de guanosina; NPR, receptor de péptidos natriuréticos; SRAA, sistema renina-angiotensina- aldosterona. (Modificado de Gardner RS, Chong KS, McDonagh TA: B-type natriuretic peptides in heart failure. Biomark Med 1:243, 2007.) Degradación lisosómica de forma preferente a ANP y BNP, y al receptor B del péptido natriurético (NPR-B), que se une preferentemente a CNP. Los receptores NPR-A y NPR-B se acoplan a la guanilato ciclasa particulada. La activación de NPR-A y NPR-B da lugar a natriuresis, relajación vascular, inhibición de la renina y la aldosterona, inhibición de la fibrosis y aumento de la lusitropía. El receptor C del péptido natriurético (NPR-C) no está ligado al GMPc y sirve de receptor de eliminación para los péptidos natriuréticos. A los péptidos natriuréticos los degrada la endopeptidasa neutra (NEP) 24.11 (neprilisina) que se expresa ampliamente en múltiples tejidos, donde se localiza a menudo junto a la ECA. La inhibición de la NEP puede potenciar más las acciones renales de ANP y BNP. La experiencia con omapatrilat, inhibidor de la endopeptidasa neutra y la ECA, puso de manifiesto que el fármaco no era más efectivo que un inhibidor de la ECA solo en pacientes con insuficiencia cardíaca.'0 Sin embargo, el uso de una combinación de antagonista del receptor AT, y un inhibidor de neprilisina (LCZ696) demostró ejercer un efecto favorable en la estructura del VI en pacientes con insuficiencia cardíaca y fracción de eyección preservada (v. capítulo 27). La importancia biológica de los péptidos natriuréticos en el manejo renal del sodio se ha demostrado recientemente en múltiples estudios que emplean antagonistas del receptor del péptido natriurético, así como en la expresión elevada de ANP y BNP. En modelos experimentales de IC, el bloqueo agudo de los receptores natriuréticos A y B o el bloqueo génico crónico del receptor A del péptido natriurético amortiguan la respuesta natriurética renal a la expansión aguda del volumen, lo que demuestra la acción renal protectora de la activación del péptido natriurético. La infusión de ANP y BNP recombinante humano ejerce efectos hemodiná- micos beneficiosos que se caracterizan por descensos en las presiones arterial y venosa, un aumento del gasto cardíaco y una supresión de la activación neurohormonal en seres humanos, dando lugar a su desarrollo clínico como sustancias terapéuticas para la IC humana (v. capítulo 24). Además de su importante función biológica, los péptidos natriuréticos han proporcionado importante información diagnóstica y pronóstica en la IC (v. capítulo 23). Alteraciones neurohormonales en los vasos periféricos En los pacientes con IC, las interacciones complejas entre el sistema nervioso autónomo y los mecanismos reguladores locales tienden a conservar la circulación al encéfalo y el corazón mientras reducen el flujo sanguíneo a la piel, los músculos esqueléticos, los órganos esplácnicos y los riñones. Esta vasoconstricción visceral intensa durante el ejercicio ayuda a dividir el gasto cardíaco limitado al músculo en el ejercicio pero contribuye a la hipoperfusión del intestino y los riñones. El estímulo más poderoso para la vasoconstricción periférica es la activación simpática, que libera el potente vasoconstrictor NA. Otros vasoconstrictores que contribuyen a mantener la homeostasis circulatoria son la angiotensina II, la ET, el neuropéptido Y, la urotensinan , el tromboxano A2 y la AVP (v. tabla e22-l). El mayor estímulo adrenérgico simpático de las arterias periféricas y las mayores concentraciones de vasoconstrictores circulantes contribuyen a la vasoconstricción arteriolar y al mantenimiento de la presión arterial, mientras que la estimulación simpática de las venas contribuye a un aumento del tono venoso, lo que ayuda a mantener el retomo venoso y el llenado ventricular y a apoyar el rendimiento cardíaco según la ley de Starling del corazón (v. capítulo 21). Endotelina. Hay tres péptidos de endotelina (ET-1, ET-2 y ET-3), y todos ellos son potentes vasoconstrictores. Aunque los liberan sobre todo las células endoteliales, la ET también pueden sintetizarla y liberarla otros tipos de células como los miocitos cardíacos. La ET-1 es la isoforma predominante de la familia de péptidos ET y se expresa de forma ubicua. La ET-1 se sintetiza en forma de una proteína precursora llamada preproendotelina 1 (prepro-ET-1). La prepro-ET-1 la procesan múltiples proteasas en un proceso que implica la liberación proteolítica de proendotelina 1 («endotelina grande») seguida del recorte C terminal por una carboxipeptidasa y un procesamiento adicional por una enzima conversora de la endotelina (ECE) para generar el péptido ET-1 de 21 aminoácidos con actividad biológica. Pero estudios en ratones con el gen de la ECE anulado han confirmado la presencia de concen traciones significativas de ET-1 madura, lo que indica que puede haber vías alternativas independientes de la ECE (p. ej., quimasa, metaloproteinasas diferentes a la ECE) que generan ET-1. Se han identificado al menos dos subtipos de receptores de ET (A y B) en el miocardio humano. Los receptores de la endotelina ET(A) median la vasoconstricción, la proliferación celular, la hipertrofia patológica, la fibrosis y el aumento de la contractilidad, mientras que los receptores ET(B) participan en la eliminación de la ET-1 y la liberación de NO y prostaciclina. La liberación de ET de las células endoteliales en el laboratorio puede potenciarse con varias sustancias vasoactivas (p. ej., NA, angiotensina II, trombina) y citocinas (p. ej., TGF-p, TNF e IL-1). Varios informes han demostrado un aumento de las concentraciones circulantes de ET-1 en pacientes con IC y han demostrado que las concentraciones de ET-1 se correlacionan con el pronóstico del paciente. Además, las concentraciones plasmáticas de ET se correlacionan directamente con la presión en la arteria pulmonar y la resistencia vascular pulmonar. Basándose en las propiedades biológicas de la ET se han obtenido antagonistas del receptor de la ET para el tratamiento de los pacientes con IC. Aunque los primeros estudios experimentales demostraron que los antagonistas del receptor ET(A) inhibían la hipertrofia miocárdica en las ratas con una hipertrofia inducida por una sobrecarga de presión con la colocación de bandas aórticas y evitaban el remodelado en ratas con infarto de miocardio, y aunque los primeros estudios clínicos confirmaron la capacidad de estos nuevos fármacos de mejorar la hemodinámica, los efectos del antagonismo continuo de la ET no han resultado beneficiosos en estudios clínicos de IC y la utilización de estos fármacos han llevado a peores resultados en algunos marcos.11 Neuropéptido Y. El neuropéptido Y (NPY) es un péptido vasoconstrictor que se libera junto con la NA en las terminaciones nerviosas simpáticas. Es abundante en la corteza cerebral, hipocampo, tálamo, tronco del encéfalo e hipotálamo, donde está colocalizado con la proteína relacionada con el agutí 459 Fisiopatología de la insuficiencia cardíaca In su fi c ie n c ia c a r d ía c a (AgRP) y modula positivamente la ingesta de alimento. El NPY es liberado por los nervios simpáticos en el corazón e influye en la constricción arterial coronaria y en la contracción del miocardio. Además, potencia los efectos vasoconstrictores de otros mensajeros extracelulares, como los agonistas a-adrenérgicos y la angiotensina II, e inhibe la liberación de acetilcolina de las terminaciones nerviosas parasimpáticas en el corazón. Hasta la fecha, se han identificado seis subtipos de receptores de NPY (NPY [1-6]), de los que NPY(1), NPY(2) y NPY(5) parecen ser responsables de la mediación de las respuestas funcionales en el corazón.12 En estudios recientes, se ha indicado que el NPY ejerce importantes efectos mitógenos e hipertróficos en células endoteliales y de músculo liso vascular, así como en miocitos. Aunque se desconoce la función del NPY en la insuficiencia cardíaca, las concentraciones circulantes de sustancias con una inmunorreactividad similar a NPY están significativamente elevadas en las formas moderadas o graves de insuficiencia cardíaca y se correlacionan con las concentraciones circulantes de NA.12 Urotensina II. La U-ll de los mamíferos es el péptido cardioestimulador endógeno más potente identificado hasta hoy, con una potencia 8 a 11 veces mayor que la ET-1. Los efectos de la urotensina II están mediados por la unión al receptor de la urotensina. La urotensina II media el tono vascular y ha aumentado la fuerza contráctil en la aurícula y el ventrículo humanos. Análoga a ET-1, la urotensina II provoca acciones tróficas y/o mitógenas en las células musculares lisas vasculares, los miocitos cardíacos y los fibroblastos cardíacos. Pero, al contrario que la ET-1, que siempre constriñe la mayoría de los vasos sanguíneos, los efectos vasoactivos de la U-ll dependen de la especie y del lecho vascular. La expresión del receptor de la urotensina (GPR14) está aumentada en los miocitos cardíacos, las células endoteliales y los fibroblastos en el corazón múrido tras la ligadura de la arteria coronaria. El tratamiento con urotensina II aumentó el ARNm del colágeno y las concentraciones de la proteína en fibroblas tos cardíacos, así como la hipertrofia cardíaca en miocitos cardíacos neonatales cultivados tras la transfección del receptor recombinante II de la urotensina.13 Las concentraciones plasmáticas de urotensina II se han encontrado elevadas en algunos estudios de pacientes con IC pero no en todos. La iontoforesis de la urotensina II en la piel demostró que la urotensina II media una respuesta vasodilatadora dependiente de la dosis en los sujetos normales, mientras que la urotensina II medió una respuesta vasoconstrictora dependiente de la dosis en los pacientes con IC, lo que señala que la urotensina II puede contribuir al mayor tono vas cular periférico que aparece en la IC.13 Como se dijo antes, las neurohormonas vasoconstrictoras contra- rregulan las respuestas vasodilatadoras como la liberación de péptidos natriuréticos, NO, bradicinina, adrenomedulina, apelina y las prostaglan- dinas vasodilatadoras PGI2 y PGE2 (v. tabla e 2 2 -l) . En circunstancias normales, la liberación continua de NO (factor relajante derivado del endotelio) por el endotelio contrarresta los factores vasoconstrictores y permite respuestas vasodilatadoras adecuadas durante el ejercicio. Pero a medida que la IC avanza, hay una pérdida de la reactividad vasodila tadora mediada por el endotelio, lo que contribuye a la vasoconstricción arterial periférica excesiva que es emblemática de la IC avanzada. La respuesta vasodilatadora puede restaurarse mediante la administración de L-arginina, un precursor del NO derivado del endotelio, lo que es un dato interesante. Óxido nítrico El radical libre gaseoso NO lo producen tres isoformas de óxido nítrico sintasa (NOS). Las tres isoformas están presentes en el corazón, incluidas NOS1 (NOS neuronal [nNOS]), NOS2 (NOS inducible [iNOS]) y NOS3 (denominado NO S endotelial constitutiva [eNOS]). La NOS1 se ha detectado en el tejido de conducción cardíaco, las neuronas intracardíacas y el RS de los miocitos cardíacos; la NOS2 es una isoforma inducible que se expresa normalmente en el miocardio pero se sintetiza de nuevo en casi todas las células del corazónen respuesta a citocinas inflamatorias, mien tras que la NOS3 se expresa en el endotelio coronario, el endocardio y en el sarcolema y los túbulosT de los miocitos cardíacos. La NOS1 y la NOS3 pueden activarse por el calcio o la calmodulina, mientras que la inducción de la NOS2 no depende del calcio. El NO activa la guanilato ciclasa soluble (fig. e22-2A). En circunstancias normales, la liberación continua de NO (factor relajante derivado del endotelio) desde el endotelio con trarresta el efecto de los factores vasoconstrictores y permite una respuesta vasodilatadora adecuada durante el ejercicio. Esta activación conduce a la producción de GMPc, que a su vez activa a la proteína cinasa G y a una cascada de diferentes acontecimientos transmisores de señales. En los sujetos normales, el NO liberado por las células endoteliales media la 460 vas°dilatación en l°s vasos periféricos a través de una relajación mediada por GMPc del músculo liso vascular. En los pacientes con IC, la dilatación dependiente del endotelio y mediada por el NO de los vasos periféricos está amortiguada, lo que se ha atribuido a una reducción en la expresión y actividad de NOS3. Las acciones del NO sobre el miocardio son complejas y comprenden alteraciones a corto plazo en la función, la energía y efectos a largo plazo sobre la estructura. El NO modula la actividad de varios canales del calcio clave implicados en el acoplamiento entre la excitación y la contracción, así como en los complejos respiratorios mitocondriales. Este tipo de regulación se consigue mediante la localización espacial de diferentes formas de NOS en diferentes microdominios celulares implicados en el acoplamiento entre la excitación y la contracción. En concreto, la NOS1 se localiza en el RS cerca del receptor de rianodina (RyR) y de la Ca2+- ATPasa del RS (SERCA2a) y NOS3 en las vesículas sarcolémicas compar- timentadas con receptores de superficie celular y el canal del Ca2+ de tipo L (fig. e22-2B). El NO también participa en la respiración mitocondrial, el proceso que alimenta el acoplamiento entre la excitación y la con tracción. Las diferentes isoformas de NOS también pueden participar en el proceso del remodelado cardíaco. El remodelado del VI se redujo y la supervivencia mejoró tras un infarto de miocardio en los ratones trans- génicos que carecían de NOS2.14 Por el contrario, la expresión aumentada de NOS3 mejoró el remodelado tras el infarto de miocardio. Estos efectos enfrentados de la NOS2 y la NOS3 pueden reflejar las diferencias en la cantidad del NO producido, que es mucho mayor con la NOS2. Cada vez más datos indican que existe desequilibrio entre la producción de radicales libres y la generación de NO en la insuficiencia cardíaca, lo que se ha denominado desequilibrio nitroso-redox.15 El desacoplamiento de la NOS secundario a deficiencia de tetrahidrobiopterina puede estar implicado en este desequilibrio14, que, probablemente, contribuye a la progresión de la enfermedad en la insuficiencia cardíaca inducida por aumento del estrés oxidativo, así como a la pérdida de los efectos vasodilatadores periféricos del NO. Bradicinina. Las cininas son vasodilatadores que se liberan a partir de precursores proteínicos (cininógenos) a través de la acción de enzimas proteolíticas llamadas calicreínas. Las acciones biológicas de las cininas están mediadas por la unión a los receptores B, y B2. La mayoría de las acciones cardiovasculares las inicia el receptor B2, que se distribuye de forma amplia en los tejidos, donde se une a la bradicinina y la calidina. La estimulación del receptor B2 lleva a la vasodilatación, que está mediada por la activación de la NOS3, la fosfolipasa A2 y la adenilato ciclasa. Los estudios señalan que la bradicinina desempeña una función importante en la regulación del tono vascular en la IC.16 El metabolismo de la bradicinina está catalizado por la ECA, de forma que esta enzima no solo lleva a la formación de un potente vasoconstrictor (angiotensina II) sino que media en el metabolismo de un vasodilatador (bradicinina). El aumento de las concentraciones de bradici nina contribuye probablemente a las acciones beneficiosas de los inhibidores de la ECA (v. capítulo 25). Adrenomedulina. La adrenomedulina es un péptido vasodilatador de 52 aminoácidos que se descubrió en tejido de feocromocitoma humano. Después se descubrieron concentraciones altas de sustancias con reac tividad cruzada con la adrenomedulina en la aurícula cardíaca y en las glándulas suprarrenal e hipófisis.17 La adrenomedulina se une a varios receptores acoplados a la proteína G como el receptor similar al receptor de la calcitonina y uno específico del péptido adrenomedulina. Los receptores de la adrenomedulina están en múltiples lechos tisulares, así como en las células musculares lisas vasculares y endoteliales. Las concentraciones circulantes de adrenomedulina están elevadas en las enfermedades cardio vasculares y en la IC en proporción a la gravedad del deterioro cardíaco y hemodinámico. Hay cada vez más pruebas que indican que la adrenome dulina podría intervenir en la IC compensando los efectos perjudiciales de la excesiva vasoconstricción periférica. En la insuficiencia cardíaca crónica, las concentraciones plasmáticas de adrenomedulina están elevadas, en proporción a la gravedad de la afectación. En el ensayo Biomarkers in Acute Heart Failure (BAC),18 se ha demostrado que los inmunoanálisis que detectan la prohormona de la adrenomedulina predicen la muerte relacionada con insuficiencia cardíaca. Apelina. La apelina es un péptido vasoactivo que es un ligando endó geno del receptor APJ acoplado a la proteína G. En el sistema cardiovas cular, la apelina provoca una relajación vascular dependiente del endotelio y mediada por el NO y reduce la presión arterial. Además, la apelina muestra una potente actividad inótropa sin una hipertrofia concomitante del miocito cardíaco. La apelina también produce diuresis por inhibición de la actividad de la AVP. En animales experimentales, las concentra ciones de apelina están significativamente reducidas en los corazones en insuficiencia y aumentan tras el tratamiento con un bloqueante del receptor de la angiotensina. Además, las concentraciones de apelina están significativamente reducidas en los pacientes con IC cuando se comparan con los controles y significativamente aumentadas tras la resincronización cardíaca. El receptor similar al de la apelina, el receptor APJ, es un receptor de la proteína G bifuncional que transmite señales citoprotectoras tras la estimulación de ligandos endógenos y actúa, también, como mecanosen- sor para delimitar la hipertrofia cardíaca después de una sobrecarga de presión hemodinámica.19 Adipocinas. Aunque en otro tiempo se consideraba que el tejido adiposo era únicamente un depósito de grasa, actualmente se sabe que sintetiza y segrega una familia de proteínas denominadas, en conjunto, adipocinas (fig. e22-3). Entre ellas están la adiponectina, el TNF, el inhi bidor del activador del plasminógeno de tipo 1 (PAI-1), el factor trans formador del crecimiento-0 y la resistina. La leptina es una hormona proteínica de 16 kDa que desempeña un papel esencial en la regulación de la ingesta y el gasto de energía. Producto del gen ob, la leptina se sintetiza y segrega predominantemente en los adipocitos, aunque también es sintetizada en el corazón. Inicialmente se pensaba que la función de la leptina era reducir el apetito por estimulación del hipotálamo y, en consecuencia, regulando la ingesta de alimento. Sin embargo, las concen traciones circulantes elevadas de leptina, que actúa a través de una familia de isoformas de un receptor (ob.R), parecen desempeñar una función importante en la hipertensión, la hipertrofia y la insuficiencia cardíaca.20 La leptina influye en el funcionamiento miocárdico, mediante sus efectos periféricos directos o a través de respuestas secundarias mediadas porel sistema nervioso central. La ausencia de leptina y/o la resistencia a ella pueden producir acumulación de lípidos en tejidos periféricos no adiposos y diversos efectos «lipotóxicos», como apoptosis de los miocitos cardíacos. En ciertos estudios se ha observado que la leptina induce directamente hipertrofia de los miocitos cardíacos, tanto de seres humanos como de roedores.20 La adiponectina es un polipéptido de 224 aminoácidos que modula numerosos procesos metabólicos, como la regulación de la glucosa y la oxidación de ácidos grasos. Aunque al principio se pensaba que se producía exclusivamente en el tejido adiposo, estudios recientes han constatado expresión de adiponectina en el corazón. Estudios en ratones con carencia de adiponectina mostraron que había remodelado cardíaco progresivo después de una sobrecarga de presión hemodinámica, mien tras que la administración de adiponectina reducía el tamaño del infarto, la apoptosis y la producción de TNF inducidos por isquemia-reperfusión miocárdica, tanto en ratones naturales como en ratones con carencia de adiponectina. Es interesante reseñar que numerosos estudios corre lacionaron la disminución de las concentraciones de adiponectina con la aparición de insuficiencia cardíaca ligada a la obesidad. Por tanto, se ha planteado la hipótesis de que esta hormona sea un posible biomarcador de insuficiencia cardíaca, además de una potencial diana terapéutica en su tratamiento.20 Mediadores de la inflamación. Uno de los recientes avances con ceptuales en relación con nuestro conocimiento actual de la patogenia de la insuficiencia cardíaca ha sido la constatación de que el corazón adulto responde a la lesión tisular sintetizando una serie de proteínas que favorecen la homeostasis, activando los mecanismos que facilitan la reparación de los tejidos o, alternativamente, regulando al alza los que fomentan las respuestas citoprotectoras cardíacas. Un conjunto de ato cinas proinflamatorias, como TNF, IL-10 e IL-6, actúan como «efectores» anterógrados del sistema inmunitario innato, facilitando la reparación del tejido del corazón. Lo que hasta hace poco no se sabía con precisión era el modo en el que estas respuestas inmunitarias innatas del miocardio se coordinan tras una lesión tisular. El descubrimiento, relativamente reciente, de una familia de receptores, denominados receptores de tipo ío//(TLR) y receptores de tipo NOD (NLR), ha incrementado sensiblemente nuestros conocimientos sobre los componentes moleculares «anterógrados» que regulan la respuesta inmunitaria innata.21 Aunque la principal función de estas moléculas es iniciar la reparación del miocardio lesionado, cuan do se expresan durante períodos prolongados y/o en concentraciones elevadas, estas moléculas son suficientes para resumir prácticamente todos los aspectos del fenotipo de la insuficiencia cardíaca, induciendo cambios perjudiciales en los miocitos cardíacos y en células distintas a los miocitos, además de modificaciones de la matriz extracelular miocárdica (resumidas en la tabla 22-1).2' Además, en modelos experimentales hay una importante interacción entre las citocinas proinflamatorias y el SRA, de modo que la angiotensina II activa la expresión del TNF por medio de una vía dependiente del factor nuclear k -B (NF-k B), y la expresión de los mediadores inflamatorios da lugar a una activación del SRA mediada por un aumento de la activación de la ECA y la quimasa miocárdicas. En pacientes con insuficiencia cardíaca, se registra aumento de las concen traciones circulantes de citocinas proinflamatorias, como TNF e IL-6, que se correlaciona con pronóstico desfavorable de los pacientes.21 Por el contrario, en pacientes con insuficiencia cardíaca, se aprecia reducción de la concentración plasmática de citocinas antiinflamatorias, como IL-10, y esta reducción guarda una relación más directa con el grado de gravedad de la enfermedad, lo que indica que el desequilibrio entre la expresión Alteraciones de la biología de los miocitos Hipertrofia de los miocitos Expresión de genes fetales Efectos inotrópicos negativos Aumento de la agresión oxidativa Alteraciones de la biología de células distintas a miocitos Conversión de fibroblastos y miofibroblastos Activación de receptores AT, de fibroblastos Aumento de la secreción de MMP por fibroblastos Alteraciones de la matriz extracelular Degradación de la matriz Fibrosis miocárdica Pérdida progresiva de miocitos Necrosis Apoptosis T A B L A 22-1 Efecto de los mediadores inflamatorios sobre el remodelado ventricular izquierdo de citocinas proinflamatorias y antiinflamatorias puede contribuir a la progresión del proceso patológico. R em ode lado del ventrícu lo izquierdo Aunque el modelo neurohorm onal explica muchos aspectos de la progresión de la enfermedad del corazón que se está haciendo insu ficiente, cada vez hay más datos clínicos que indican que nuestros modelos neurohormonales actuales no explican por completo la pro gresión de la enfermedad en la IC. Es decir, aunque los antagonis tas neurohormonales estabilizan la IC y en algunos casos revierten algunos aspectos del proceso patogénico, la IC seguirá avanzando en la inmensa mayoría de los pacientes, aunque con una velocidad menor. Se ha propuesto que el proceso de remodelado del VI se relaciona directamente con el futuro deterioro del rendimiento de VI y con una evolución clínica menos favorable en pacientes con IC (se encuentra disponible una revisión publicada al respecto22). El remodelado delVI es influido por factores hemodinámicos, neurohormonales, epigenéticos23 y genéticos (fig. e22-4), así como por enfermedades concomitantes. Aunque tradicionalmente los complejos cambios que se producen en el corazón durante el remodelado del VI se han descrito en relación con la anatomía, el proceso de remodelado del VI también afecta mucho a la biología del miocito cardíaco, a las modificaciones en el volumen de los componentes miocítico y no miocítico del miocardio, y la geometría y la arquitectura de la cavidad delVI (tabla 22-2). TABLA 22-2 Generalidades del remodelado del ventrículo izquierdo Alteraciones en la biología del miocito Acoplamiento entre la excitación y la contracción Expresión de genes (fetales) de cadena pesada de la miosina Desensibilización (3-adrenérgica Hipertrofia Miocitólisis Proteínas del citoesqueleto Cambios miocárdicos Pérdida de miocitos Necrosis Apoptosis Autofagia Alteraciones en la matriz extracelular Degradación de la matriz Fibrosis miocárdica Alteraciones en la geometría de la cámara del ventrículo izquierdo (VI) Dilatación del VI Aumento de la esfericidad del VI Adelgazamiento de la pared del VI Incompetencia de la válvula mitral Fisiopatología de la insuficiencia cardíaca In su fi c ie n c ia c a r d ía c a Alteraciones en la biología del miocito cardíaco Numerosos estudios han indicado que los miocitos cardíacos en insufi ciencia sufren diversos cambios importantes que es de esperar lleven a una pérdida progresiva de la función contráctil, incluida una reducción de la expresión del gen de la cadena pesada de la miosina a con un aumento concomitante en la expresión de la cadena pesada de la miosina (3, altera ciones en las proteínas del citoesqueleto, alteraciones en el acoplamiento entre la excitación y la contracción y en el metabolismo energético, y una desensibilización de la transmisión de señales p-adrenérgicas (v. tabla 22-2). Hipertrofia del miocito cardíaco Se producen dos patrones básicos de hipertrofia del miocito cardíaco en respuesta a la sobrecarga hemodinámica (fig. 22-8). En la hiper trofia por sobrecarga de presión (p. ej., con una estenosis aórtica o una hipertensión), el aumento de la tensión en la pared sistólica conduce a la adición de sarcómeros en paralelo, un aumento del área trans versal del miocito y un incremento del espesor de la pared del VI. Este patrón de remodelado se conoce como hipertrofia «concéntrica»(v. fig. 22-8A) y se ha asociado a alteraciones de señalización dependiente de la proteína cinasa II, a su vez dependiente de Ca2+/calmodulina24 (fig. 22-9). Por el contrario, la hipertrofia por sobrecarga de volumen (p. ej., con insuficiencia aórtica o mitral), el incremento de la sobre carga diastólica de la pared conduce a un aumento de la longitud del miocito con la adición de sarcómeros en serie, lo que engendra una dilatación del VI. Este patrón de remodelado se ha denominado hiper trofia «excéntrica» (así llamada por la posición del corazón en el tórax), o fenotipo «dilatado» (v. fig. 22-8A) y se ha asociado a la activación de Akt (v. fig. 22-9).24 Los pacientes con IC presentan habitualmente un VI dilatado con o sin un adelgazamiento de la pared del mismo. Los miocitos de estos ventrículos en insuficiencia tienen un aspecto alargado que es característico de los miocitos obtenidos de corazones sometidos a una sobrecarga continua de volumen. La hipertrofia de los miocitos cardíacos también lleva a un cambio en el fenotipo biológico del miocito secundario a la reactivación de un grupo de genes que normalmente no se expresan después del nacimiento. La reactivación de estos genes fetales, el también conocido como programa génico fetal, también se acompaña de una reducción en la expresión de varios genes que se expresan normalmente en el corazón adulto. Como se comenta más adelante, la activación del programa génico fetal puede contribuir a la disfunción contráctil que aparece en el miocito en fracaso. Como se muestra en la figura 22-9, los estímulos para la reprogramación génica del miocito son el estiramiento/tensión mecánica del miocito, las neurohormonas (p. ej., NA, angiotensina II), las citocinas inflamatorias (p. ej.,TNF, interleucina 6 [IL-6]), otros péptidos y factores de crecimien to (p. ej., ET) y especies reactivas del oxígeno (p. ej., superóxido, NO). Estos estímulos aparecen tanto dentro del miocardio, donde ejercen efec tos autocrinos/paracrinos, como a nivel sistémico, donde ejercen efectos endocrinos. La primera fase de la hipertrofia del miocito cardíaco se caracteri za por un aumento en el número de miofibrillas y mitocondrias, así como por un aumento de tamaño de las mitocondrias y los núcleos. En esta fase los miocitos cardíacos son más grandes de lo normal y tienen conservada su organización celular. A medida que la hipertrofia progresa, hay un aumento del número de mitocondrias, así como la adición de nuevos elementos contráctiles en zonas localizadas de la célula. Las células sometidas a una hipertrofia prolongada muestran rupturas más obvias de la organización celular, como un aumento de tamaño acentua do de los núcleos con membranas muy lobuladas, acompañado de un desplazamiento de las miofibrillas adyacentes con pérdida del registro normal de las bandas Z. La última fase de la hipertrofia se caracteriza por una pérdida de los elementos contráctiles (miocitólisis) con una ruptura acentuada de las bandas Z y una ruptura intensa de la disposición paralela normal de los sarcómeros, acompañada de una dilatación y aumento de la tortuosidad de los túbulosT. Alteraciones en el acoplamiento entre la excitación y la contracción Como se expuso en el capítulo 21, el acoplamiento entre la excitación y la contracción (EC) se refiere a la cascada de acontecimientos bio lógicos que comienza con el potencial de acción cardíaco y termina con la contracción y relajación del miocito (v. fig. 21-1). La alteración Respuestas a la sobrecarga hemodinámica F IG U R A 22-8 El patrón de remodelado cardíaco que se produce en respuesta a la sobrecarga hemodinámica depende de la naturaleza del estímulo incitador. A. Cuando la sobrecarga se debe sobre todo a un aumento de la presión (p. ej., en la hipertensión sistémica o la estenosis aórtica), el aumento de la presión sis tólica en la pared conduce a la adición paralela de sarcómeros y al ensanchamiento de los miocitos cardíacos, lo que da lugar a una hipertrofia cardíaca concéntrica. Cuando la sobrecarga se debe predominantemente a un aumento del volumen ven tricular, el aumento de la presión diastólica en la pared lleva a la adición en serie de sarcómeros, el alargamiento de los miocitos cardíacos y la dilatación del ventrículo izquierdo, lo que se denomina hipertrofia cameral excéntrica. B. Se producen cambios fenotípicos diferentes en la forma de los miocitos en respuesta al tipo de sobrecarga hemodinámica que se les impone. Cuando la sobrecarga se debe predominantemente a un aumento de la presión, el aumento de la tensión en la pared sistólica lleva a la adición paralela de sarcómeros y al ensanchamiento de los miocitos cardíacos. Cuando la sobrecarga hemodinámica se debe predominantemente al aumento del volumen ventricular, el aumento de la presión diastólica en la pared lleva a la adición en serie de sarcómeros y, así, al alargamiento de los miocitos cardíacos. La expresión de genes embrionarios de mala adaptación (v. tabla 22-2) aumenta en la hipertrofia excéntrica y concéntrica, pero no en la hipertrofia fisiológica del miocito que se produce con el ejercicio. (A, tomado de Colucci WS [ed]: Heart Failure: Cardiac Function and Dysfunction. 2nd ed. Philadelphia, Current Medicine, 1999, p 4.2. B, modificado de Hunter JJ, Chien KR: Signaling pathways for cardiac hypertrophy and failure. N Engl J Med 341:1276, 1999.) de la contracción y la relajación del corazón con insuficiencia es más pronunciada cuando la frecuencia cardíaca es elevada, lo que determina depresión de la relación fuerza-frecuencia. Ello se ha verificado tanto en tiras de miocardio humano aisladas como en observaciones clínicas de pacientes (fig. 22-10). Normalmente, una mayor frecuencia de con tracción aumenta el rendimiento cardíaco, por los incrementos transi torios, dependientes de la frecuencia, del Ca2+ intracelular. En cambio, muscular normal Hipertrofia excéntrica Hipertrofia Aumento de la expresión de genes embrionarios El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. Catecolaminas Angiotensina II i Expresión génica Fenotipo FIGURA 22-9 Vías de transducción de señales en la hipertrofia cardíaca miocítica. Muchas vías de transducción de señales pueden regular el crecimiento de las células cardíacas mediante su acción a través de una red cada vez más compleja de cadenas de transducción de señales intracelulares. Los agonistas de los receptores a-adrenérgicos, la angiotensina y la endotelina se acoplan con la fosfolipasa C (PLC) y los canales de entrada de calcio (CC) gracias a las proteínas G. La activación de la PLC da lugar a la generación de dos segundos mensajeros, trifosfato de inositol (IP3) y diacilglicerol (DAG). El IP3 da lugar a la liberación de calcio desde los depósitos intercelulares, y el DAG activa la proteína cinasa C (PKC). Los cambios de los depósitos intracelulares de calcio pueden activar las cinasas dependientes de Ca27calmodulina (CaCMK II), así como la calcineurina, lo que puede afectar a la expresión génica de múltiples formas. La PKC y las proteínas G pueden afectar a la expresión génica mediante la activación de cadenas en las que participa la proteína cinasa activada por mitógenos (MAPK). Los complejos de histona desacetilasa (HDAC) se están convirtiendo en importantes reguladores negativos de los genes implicados en la hipertrofia cardíaca. Las citocinas y los factores de crecimiento peptídicos, como el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF), pueden ser elaborados por diversas células cardíacas y actuar de forma autocrina o paracrina. Estos factores de crecimiento activan los receptores celulares, que suelen presentar actividad de tirosina cinasa receptora (RTK), y están acoplados a una cas cada de proteína cinasa. La deformación mecánica de miocitos cardíacos por interacciones matriz-integrina puede provocar activación o modulación de varias vías de señalización, al menos en parte, por acciónautocrina de los agonistas liberados, como la angiotensina. Es posible que, tras la estimulación de las vías de señalización, se produzcan tanto NO como estrés oxidativo, y se module la actividad de las cascadas de cinasas y factores de transcripción, con las consiguientes alteraciones del fenotipo contráctil, y con crecimiento y muerte de miocitos. Akt, proteína cinasa B; C/EBPp, CCAAT/proteína de unión potenciadora-p; GATA4, proteína de unión a GATA; gp130, glucoproteína 130; GPCR, receptor acoplado a la proteína G; HDAC, histona desacetilasas; JAK, cinasa de Janus; MEF2, factor potenciador de miocitos; NFAT, factor nuclear de linfocitos T activados; NF-kB, células del factor nuclear kappa B; NPR, receptor de péptidos natriuréticos; P, fosforilación; PDE5, fosfodiesterasa de tipo 5; PGC1a, coactivador 1a, receptor -y activado por receptores activados por proliferadores de peroxisomas; PKA, PKD, PKG, proteína cinasas A, D, G; RE, retículo endoplásmico; SRF, factor de respuesta sérica; STAT, transductor de señal y activador de la transcripción. (Tomado de Shah AM, Mann DL: In search of new therapeutic targets and strategies for heart failure: Recent advances in basic science. Lancet 378:704, 2011.) con insuficiencia cardíaca, en el miocardio se observa disminución en la generación de fuerza con frecuencias cardíacas m ás elevadas, secundaria a una disminución de la amplitud del Ca2+ intracelular, reducción prolongada del aumento transitorio de Ca2+ e incremento de la concentración del calcio diastólico. El menor aumento transitorio del Ca2+ intracelular es subsiguiente al agotamiento del Ca2+ del RS, consecuencia de tres defectos principales en el ciclo del calcio que se producen en la insuficiencia cardíaca: 1) aumento de la pérdida de calcio a través del RyR; 2) deterioro de la captación de calcio del SR por dis minución de la concentración y la función de las proteínas SERCA2a (bomba de calcio del RS), y 3) aumento de la expresión y la función del intercambiador Na+/Ca2+ (NCX) del sarcolema. Aumento de la pérdida de Ca2+ El calcio penetra en la célula durante el potencial de acción a través de los canales del calcio de tipo L, y genera la liberación de una cantidad bas tante mayor de calcio procedente del RS por medio de los RyR. Aunque existe cierta controversia sobre los niveles de expresión de los RyR en la insuficiencia cardíaca, así como sobre el acoplamiento de los canales RyR a los canales de Ca2+ de tipo L, hay, en cambio, acuerdo generalizado en lo que respecta a que la pérdida de Ca2+ diastólico en la insuficiencia © cardíaca es consecuencia de la apertura de los RyR durante la diástole. La pauta con la que se produce la consiguiente liberación de calcio del RS se designa como de «chispas de Ca2+». El mecanismo fisiopatológico que subyace a la pérdida de Ca2+ diastólico en la insuficiencia cardíaca se ha atribuido a un aumento de la fosforilación del RyR, por acción de la proteína cinasa A (PKA), la cinasa dependiente de Ca2+/calmodulina (CaMKII) y/o la disminución de la unión a la proteína estabilizadora del RyR calstabina 2 (FKBP12.6).25,26 Estudios experimentales indican que la fosforilación dependiente de PKA del RyR puede provocar pérdida de Ca2+ por desestabilización de la asociación entre calstabina y RyR (v. también capítulo 21). Es interesante reseñar que los bloqueantes p-adrenérgicos evitan el desarrollo de insuficiencia cardíaca en perros, restableciendo la estabilización del RyR mediante FKBP12.6.26 Esta observación condujo al planteamiento de la hipótesis de que el incremento de la función contráctil tras un tratamiento con p-adrenérgicos es secundaria a la estabilización del RyR. La función del exceso de fosforilación del RyR dependiente de PKA en la etiología de la IC parece, en cierto modo, paradójica, por el hecho de que el (3-receptor es regulado a la baja en la insuficiencia cardíaca. En la actualidad, en este contexto se ha propuesto la posibilidad de que existan microdominios en estrecha proximidad con el RyR, en los que se registren aumento de fosforilación de PKA, mayor producción de AMP cíclico y disminución de la actividad de la fosfodiesterasa de tipo 4 (PDE4D3) ?7 Los fármacos con capacidad para unirse a RyR y estabilizarlo 463 Fisiopatología de la insuficiencia cardíaca 0,5 1 1,5 2 2,5 3 FRECUENCIA (Hz) 80 100 120 140160 FRECUENCIA CARDÍACA (latidos/min) FIGURA 22-10 Relación entre la frecuencia de contracción y el rendimiento cardíaco (relación fuerza-frecuencia) en la insuficiencia cardíaca. A. Relación entre la frecuencia de estimulación y la generación de fuerza en preparaciones de corazón humano sin y con insuficiencia. En el miocardio sin insuficiencia, la fuerza contráctil aumenta hasta alcanzar una tasa de estimulación de unos 2,5 Hz (150 latidos/min), mientras que no se incrementa significativamente en el miocardio insuficiente. (* indica P < 0,05 frente a 0,25 Hz; # indica P < 0,05 entre miocardios con y sin insuficiencia.) B. Indice cardíaco frente a frecuencia cardíaca en pacientes con y sin insuficiencia. La frecuen cia cardíaca fue modificada con un marcapasos temporal durante un cateterismo cardíaco, y el gasto cardíaco se midió por termodilución. En pacientes sin insuficiencia, el índice cardíaco aumentó con frecuencias cardíacas mayores, de hasta 120 latidos/min, aunque disminuyó de forma continua en pacientes con insuficiencia. (* indica P < 0,05 y **, P < 0,01 frente a la velocidad del marcapasos más lenta.) MCD, miocardiopatía dilatada. (A, modificado de Pieske B, Maier LS, Bers DM, Hasenfuss G: Ca2+ handling and sarco plasmic reticulum Ca2* content in isolated failing and nonfailing human myocardium. Circ Res 85:38, 1999. B, modificado de Hasenfuss G, Holubarsch C, Hermann HP, et at: Influence of the force-frequency relationship on haemodynamics and left ventricular function in patients with non failing hearts and in patients with dilated cardiomyopathy. Eur Heart J 15:164, 1994.) (designados con el acrónimo RYCAL), como el derivado de diltiacem JTV 519, han demostrado que atenúan la insuficiencia cardíaca experimental,26 por lo que, en la actualidad, se están desarrollando como nueva clase de terapéutica para tratar la insuficiencia cardíaca. Recaptación de Ca2+ en el retículo sarcoplásmico y eliminación de Ca2+ en el sarcolema La relajación de las proteínas contráctiles se produce tras la disociación del Ca2+ a partir de la troponina C y la eliminación de Ca2+ del citosol. En el corazón humano hay dos mecanismos principales responsables de la eliminación de Ca2+ dtosólico: 1) captación de Ca2+ en el RS por la bomba de calcio de SERCA2a, y 2) eliminación de Ca2+ transarcolémico por medio del intercambiador de Na+/Ca2+ (NCX). En condiciones normales, hasta el 75% del Ca2+ es captado por el RS y el 25% es extraído de la célula a través del intercambiador Na+/Ca2+. En la insuficiencia cardíaca hay una reducción de la captación de Ca2+ por el RS, secundaria a disminución de las concentraciones de proteína SERCA2a y de su función. Además, en el corazón con insuficiencia, la fosforilación de fosfolambán está redu cida, lo que da lugar a una mayor inhibición de la bomba de Ca2+ del RS dependiente de fosfolambán.28 La reducción de la captación de Ca2+ del SR en el corazón con insuficiencia determina un incremento relativo de la eliminación de Ca2+ transarcolémico por el NCX, probablemente inducido por un aumento de la expresión de la proteína del NCX. Se ha demostrado experimentalmente que el restablecimiento de SERCA2a deficitario por transferencia génica mejora la función contráctil y restaura la estabilidad eléctrica. En el ensayo Calcium Upregulation by Percutaneous Adminis tration of Gene Therapy in Cardiac Disease (CUPID) (NCT00454818), se ha confirmado que este abordaje resulta seguro y potencialmente beneficioso.29 Aunque el aumento de la actividad de NCX induce una mayor eliminación de Ca2+ del miocito, preservando
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