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Hipertensión pulmonar

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Hipertensión pulmonar
Vallerie 1/ McLaughlin y Marc Humbert
74
Definición, 1682 
Genética, 1683 
Hemodinámica, 1684
Clasificación de la hipertensión 
pulmonar, 1684 
Registros de hipertensión pulmonar, 1700
Perspectivas futuras, 1701 
Bibliografía, 1701
La hipertensión pulmonar (HP) se define como un aumento de la pre­
sión arterial pulmonar media (PAPm) de 25 mmHg o más en reposo, 
medida por cateterism o cardíaco derecho (CCD). En otros tiempos 
se consideraba que la HP era una enfermedad huérfana, es decir, un 
trastorno que afecta a pocas personas y que suele ser ignorado por los 
profesionales de la medicina, los sistemas asistenciales y las empresas 
farmacéuticas. Aunque es poco frecuente, actualmente no podemos 
considerar que se ignore el concepto de H P De hecho, una serie de 
im portantes descubrimientos recientes nos han permitido mejorar 
nuestros conocimientos acerca de esta enfermedad, nos han ayudado a 
tratar a los pacientes afectados y han establecido las bases para futuras 
investigaciones. Desde mediados del siglo xx se han realizado pro­
gresos importantes en este campo, desde el desarrollo de técnicas de 
CCD hasta la primera descripción de la denominada HP primaria y 
los avances conseguidos gracias al Registro de hipertensión pulmonar 
primaria de los National Institutes of Health (NIH) y los cinco con­
gresos mundiales sobre la hipertensión pulmonar que han tenido lugar 
en 40 años: 1973 (Ginebra, Suiza), 1998 (Evian, Francia), 2003 (Venecia, 
Italia), 2008 (Dana Point, California, EE. UU.) y 2013 (Niza, Francia). 
Las directrices más recientes incluyen una clasificación muy clara de 
las principales subcategorías clínicas de la HP (tabla 74-1), entre las 
que destacan la hipertensión arterial pulmonar (HAP) y la hipertensión 
pulmonar tromboembólica crónica (HPTEC), por haber experimentado 
los progresos más rápidos en términos de conocimientos y opciones de 
tratamiento en las últimas décadas.
D EF IN IC IÓ N
La HP es un trastorno complejo y multidisciplinar. La denominación 
hipertensión pulmonar hace referencia a la presencia de una presión vas­
cular pulmonar elevada y puede ser el resultado final de una serie de 
procesos subyacentes diferentes. Por definición, la HP representa una 
PAPm de 25 mmHg o más.1 La definición de normal o anormal se basa 
en varios factores: 1) la PAPm en reposo de la población es aproximada­
mente de 14 mmHg, y una presión de 20 mmHg abarca dos desviaciones 
estándar por encima de la media; 2) por consiguiente, una presión de 
25 mmHg se sitúa claramente por encima de la distribución normal de 
los valores, y 3) por consenso, se ha establecido la cifra de 25 mmHg 
para identificar a los posibles candidatos a participar en estudios clínicos 
y registros. La definición usada para el grupo 1, o HAP, establece que 
la presión de llenado del corazón izquierdo (presión de enclavamiento 
arterial pulmonar [PEAP], presión telediastólica ventricular izquierda 
[PTDVI] o presión auricular izquierda) sea de 15 mmHg o menos y que 
la resistencia vascular pulmonar (RVP) calculada sea de 3 unidades 
Wood o superior.2
ANATOMÍA
El pulmón dispone de un aporte sanguíneo arterial doble y exclusivo a 
través de las arterias pulmonar y bronquial, y de un drenaje venoso doble 
hacia las venas pulmonar y ácigos. Cada una de las arterias pulmonares 
acompaña al bronquio correspondiente y se divide con el mismo hasta 
alcanzar el nivel de los bronquíolos respiratorios. Las arterias pulmonares 
se clasifican como elásticas o musculares. Las arterias elásticas son vasos 
conductores que se pueden distender considerablemente con una presión 
transmural reducida. Al disminuir el calibre de las arterias, disminuye tam­
bién el número de laminas elásticas y aumenta el músculo liso. En última 
instancia, en los vasos que miden entre 100 y 500 fjum, el tejido elástico 
desaparece de la media y las arterias se convierten en vasos musculares. 
La íntima de las arterias pulmonares está formada por una sola capa de 
células endoteliales con su membrana basal correspondiente. La adventicia 
está compuesta por tejido conjuntivo denso que se continúa directamente
con la vaina de tejido conjuntivo peribronquial. Las arterias musculares 
tienen un diámetro de 500 p,m o menos, y se caracterizan por poseer una 
media muscular limitada por sendas laminas elásticas interna y externa. 
Las arteriolas son arterias precapilares que tienen menos de 100 |j,m de 
diámetro exterior y están formadas exclusivamente por una íntima muy 
fina y una única lamina elástica. Los capilares alveolares están tapizados 
por una capa continua de endotelio que descansa sobre una membrana 
basal continua y está conectada focalmente a pericitos dispersos, locali­
zados bajo la membrana basal. Dentro de las unidades respiratorias, las 
arterias y arteriolas pulmonares ocupan una posición central y dan origen 
a las arteriolas precapilares, de las que parte una red de capilares hacia 
las paredes alveolares. Los capilares alveolares se juntan en la periferia de los 
ácinos y acaban drenando en vénulas situadas en los tabiques interlobuli- 
llares e interlobulares.
La circulación bronquial se encarga de la nutrición de las vías respiratorias. 
Las arterias bronquiales se ramifican, formando una red de capilares que 
van a drenar en las venas bronquiales; algunas drenan en las venas pulmo­
nares y el resto lo hace en el lecho venoso sistémico. Por consiguiente, la 
circulación bronquial constituye una derivación derecha-izquierda fisiológica. 
Normalmente, el flujo sanguíneo a través de este sistema representa apro­
ximadamente el 1 % del gasto cardíaco (GC) y la desaturación resultante 
de la sangre auricular izquierda suele ser insignificante.
ANATO M ÍA PATOLÓGICA
Los diversos grupos de HP clínica se caracterizan por diferentes rasgos 
anatomopatológicos. En la HAP, las lesiones histopatológicas afectan fun­
damentalmente a las arterias pulmonares distales (<500 |xm de diámetro) y 
se caracterizan por hipertrofia de la media, cambios cirróticos y proliferativos 
de la íntima (concéntricos, excéntricos), engrosamiento de la adventicia 
con infiltrados inflamatorios perivasculares moderados, lesiones complejas 
(lesiones plexiformes dilatadas) y lesiones trombóticas (fig. 74-1). Clásica­
mente, las venas pulmonares no resultan afectadas en la HAP, mientras 
que en la enfermedad venooclusiva pulmonar (EVOP) se ven afectadas las 
venas septales y las vénulas preseptales, que muestran lesiones fibróticas 
oclusivas, muscularización venosa, proliferación capilar segmentaria, edema 
pulmonar, hemorragias alveolares ocultas, dilatación linfática con aumento 
de tamaño de los ganglios linfáticos (transformación vascular del seno) 
e infiltrados inflamatorios. En la EVOP, las arterias pulmonares distales 
experimentan hipertrofia de la media, fibrosis de la íntima y lesiones com­
plejas y poco frecuentes.
En la HP secundaria a cardiopatías izquierdas, los cambios histopatológicos 
se caracterizan por aumento del tamaño y el grosor de las venas pulmonares, 
dilatación de los capilares pulmonares, edema intersticial, hemorragias 
alveolares, y aumento del tamaño de los vasos y los ganglios linfáticos. Las 
arterias pulmonares distales pueden experimentar hipertrofia de la media 
y fibrosis de la íntima. En la HP secundaria a trastornos pulmonares y/o 
hipoxia, los cambios histopatológicos consisten en hipertrofia de la media 
y proliferación obstructiva de la íntima de las arterias pulmonares distales. 
También puede producirse una destrucción variable del lecho vascular 
en zonas enfisematosas o fibróticas. En la HPTEC se observan trombos 
organizados y firmemente adheridos a la media de las arterias pulmonares 
elásticas, que reemplazan la íntima normal. Estos trombos pueden llegar 
a ocluir completamente la luz o producir diferentes grados de estenosis, 
membranas y bandas. En las zonas no ocluidas puede desarrollarse una 
arteriopatía pulmonar que no se distingue de la HAP (incluidas las lesionesplexiformes). Pueden formarse vasos colaterales a partir de la circulación 
sistémica (de las arterias bronquiales, costales, diafragmáticas y coronarias) 
que pueden perfundir, al menos en parte, las zonas distales a las obstruc­
ciones completas. En la HP del grupo 5 (v. tabla 74-1) se pueden identificar 
condiciones heterogéneas con diferentes bases histopatológicas cuya causa 
es desconocida o multifactorial.
PATOBIOLOGÍA
La HP tiene una patobiología multifactorial, en la que un desequilibrio 
entre la vasoconstricción y la vasodilatación, la trombosis, la proliferación
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2016. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos
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T ABLA 74-1 Clasificación clínica actualizada de la hipertensión 
pulmonar
1. Hipertensión arterial pulmonar
1.1 HAP idiopática
1.2 HAP hereditaria
1.2.1 BMPR2
1.2.2 ALK-1, endoglina, SMAD9, CAV1, KCNK3
1.2.3 Desconocida
1.3 Inducida por fármacos y toxinas
1.4 Asociada a
1.4.1 Enfermedad del tejido conjuntivo
1.4.2 Infección por VIH
1.4.3 Hipertensión portal
1.4.4 Cardiopatías congénitas
1.4.5 Esquistosomiasis
1'. Enfermedad venooclusiva pulmonar y/o hemangiomatosis 
capilar pulmonar 
1". Hipertensión pulmonar persistente del neonato (HPPN)
2. Hipertensión pulmonar causada por una cardiopatía izquierda
2.1 Disfunción sistólica ventricular izquierda
2.2 Disfunción diastólica ventricular izquierda
2.3 Valvulopatía
2.4 Obstrucción congénita/adquirida al flujo de entrada/salida 
del corazón izquierdo
3. Hipertensión pulmonar causada por enfermedades pulmonares 
y/o hipoxia
3.1 EPOC
3.2 EPI
3.3 Otras enfermedades pulmonares con un patrón mixto restrictivo y 
obstructivo
3.4 Trastornos respiratorios relacionados con el sueño
3.5 Trastornos de hipoventilación alveolar
3.6 Exposición crónica a una altitud elevada
3.7 Enfermedades pulmonares del desarrollo
3.7.1 Hernia diafragmática congénita
3.7.2 Displasia broncopulmonar
4. Hipertensión pulmonar tromboembólica crónica
5. Hipertensión pulmonar con mecanismos multifactoriales pulmonares poco 
claros
5.1 Trastornos hematológicos: anemias hemolíticas crónicas, procesos 
mieloproliferativos, esplenectomía
5.2 Trastornos sistémicos: sarcoidosis, histiocitosis pulmonar de células de 
Langerhans, linfangioleiomiomatosis, neurofibromatosis, vasculitis
5.3 Trastornos metabólicos: enfermedades por depósito de glucógeno, 
enfermedad de Gaucher, trastornos tiroideos
5.4 Otros: HAP segmentaria, obstrucción tumoral, mediastinitis 
fibrosante, insuficiencia renal crónica
ALK1, cinasa parecida al receptor de la activina de tipo 1; BMPR2, receptor de la 
proteína morfogénica ósea de tipo 2; EPI, enfermedad pulmonar intersticial; EPOC, 
enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Tomado de Simonneau G, Catzoulis MA, Adatia I, et al: Updated clinical classification 
o f pulmonary hypertension. JAm Coll Cardiol 62(25 Suppl):D34, 2013.
ce lu lar y la rem odelación de las paredes de las arterias pulm onares 
contribuyen a incrementar la RVP.3 Como ya hemos explicado anterior­
mente, la remodelación vascular pulm onar afecta a la íntima, la media 
y la adventicia de las arterias pulmonares de pequeño calibre (diámetro
< 500 jjum), y en esta alteración pueden desempeñar un papel destacado 
todos los tipos de células (endoteliales, musculares lisas y fibroblastos), 
así como las células in flam atorias y las plaquetas. Se ha considerado 
que la vasoconstricción pulm onar constituye un componente inicial del 
proceso de HP, y se ha correlacionado un exceso de vasoconstricción con 
una función o una expresión anormal de los conductos de potasio, y 
con una disfunción endotelial. La disfunción endotelial se caracteriza por 
una disminución de la síntesis de vasodilatadores, como el óxido nítrico 
(NO) y la prostacidina, ju n to con una expresión excesiva de vasocons­
trictores, como la endotelina 1. Muchas de estas anomalías incrementan 
el tono vascular y favorecen la remodelación de los vasos sanguíneos y, 
por consiguiente, constituyen objetivos farmacológicos lógicos. Estu­
dios genéticos y fis iopatológicos recientes sobre la HP han puesto de 
manifiesto la im portancia de algunos otros mediadores, como las angio- 
poyetinas, la serotonina, las proteínas morfogénicas óseas (BMP) y los 
factores de crecim iento (factor de crecimiento derivado de las plaquetas 
[PDGF], facto r de crecimiento fibroblástico [FGF], facto r de crecimiento 
epidérmico [EGF] y la superfamilia de factores transform ador de creci­
m iento (3 [TGF-pj). Es probable que una proteólisis anormal de la matriz 
© extracelular, la autoinm unidad y la inflamación contribuyan tam bién a
FIGURA 74-1 Lesión plexiforme en un paciente con HAP.
la patobio logía de la HP, y cada vez se publican más trabajos sobre el 
papel que desempeñan las citocinas y las quimiocinas en la remodelación 
vascular pulmonar.
GENÉTICA
La hipertensión arterial pulmonar idiopática (HAPI) representa una 
alteración esporádica sin antecedentes familiares de HAP ni factores 
desencadenantes conocidos. En 1954, Dresdale et al. describieron 
el primer caso de HAP familiar y demostraron la existencia de una 
forma hereditaria de la enfermedad. Desde entonces se han descri­
to muchos casos de HAP familiar, y se ha comprobado que la HAP 
hereditaria/familiar se hereda como un rasgo autosómico dominante 
con penetrancia incompleta (la enfermedad da lugar, a su vez, a =20% 
de portadores de la mutación). Recientemente se ha refutado un posi­
ble fenóm eno de anticipación genética, caracterizado por una edad 
al comenzar la enfermedad significativamente más baja en cada una 
de las generaciones sucesivas, en relación con la HAP hereditaria/ 
familiar.4 En 2000 se identificó el gen BMPR2 (receptor de BMP de tipo
2) como el primer gen que predispone a la HAP. Este gen se localiza 
en el brazo largo del cromosoma 2 (2q31-32) y codifica un receptor de 
tipo II (BMPRH) perteneciente a la superfamilia de receptoresTGF-(3. El 
receptor BMPRII participa en la regulación del crecimiento, la diferen­
ciación y la apoptosis de las células del endotelio y el músculo liso de las 
arterias pulmonares. Cuando la HAP aparece en un contexto familiar, 
se detectan mutaciones de líneas germinales en el gen BMPR2 en el 
70-80% de los casos, aproximadamente. También pueden detectarse 
mutaciones de BMPR2 aproximadamente en el 15-20% de los casos 
aparentemente esporádicos. La existencia de antecedentes personales 
o familiares de telangiectasia hemorrágica hereditaria en pacientes con 
HAP ha permitido identificar otros genes implicados en el desarrollo de 
la misma, como la cinasa 1 parecida al receptor de la activina A de tipo
II (ACVRL1 o ALKT) y la endoglina (ENG). También se han identificado 
mutaciones en otros genes (es decir, BMPR1B, CAVI y SMAD9), aunque 
son mucho menos frecuentes. Cabe destacar que ALK1, ENG y las pro­
teínas Smads intervienen todas en la vía de señalización deTGF-p$. Más 
recientemente, se ha identificado una nueva canalopatía causada por 
una mutación del gen KCNK3 en casos familiares idiopáticos de HAP, 
lo que parece indicar, por primera vez, que en el trastorno hereditario 
pueden intervenir factores aparentemente independientes de la vía de 
señalización de TGF-(3.5
Al igual que la HAPI, la HAP hereditaria/familiar es dos veces más 
frecuente en las mujeres que en los hombres. También hay que des­
tacar que los portadores de la mutación BMPR2 son más jóvenes en el 
momento de diagnosticarles la HAP y sufren un compromiso hemodi­
námico más grave (PAPm superior, GC inferior, RVP inferior y menos 
probabilidades de presentar un componente vasodilatador agudo). Por 
tanto, los portadores de la mutación BMPR2 tienen más probabilidades 
de morir antes o de necesitar un trasplante que sus homólogos con 
HAPI.6 Actualmente, se recomienda ofrecer asesoramiento genético a 1683
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los familiares de los pacientes con HAP hereditaria/familiar. Se puede 
buscar en estos familiares la mutación causal (si existe), y las inves­
tigaciones en curso intentan identificar el mejor método para cribar 
la HAP en portadores asintomáticos de la mutación. Actualmente, se 
recomienda realizar una ecocardiografía Doppler cada 1-3 años o cuando 
aparezcan signos y síntomas de HP en portadores de la mutación o en 
familiares directos de pacientes con HAP hereditaria. Se han descrito 
otras formas hereditarias de HAP con una transmisión aparentemente 
recesiva en pacientes con EVOP/hemangiomatosis capilar pulmonar 
(HCP). Utilizando secuenciación de exorna completo, se ha podido 
comprobar que mutaciones recesivas de EIF2AK4 (también conocido 
como GCN2) cosegregaban con la EVOP en todas las familias estudiadas 
en el registro nacional francés. También se han detectado mutaciones 
bialélicas de EIF2AK4 en cinco de los 20 casos esporádicos de EVOP/ 
HCP confirmados histológicamente. Todas las mutaciones, ya fueran 
homocigotas o compuestas-heterocigóticas, alteraban la función de este 
gen.7 EIF2AK4 codifica una serina-treonina cinasa presente en todas las 
células eucariotas que puede inducir cambios en la expresión genética 
en respuesta a una privación de aminoácidos. Seguimos sin conocer la 
conexión fisiopatológica entre las mutaciones bialélicas de EIF2AK4 con 
pérdida de función y la proliferación celular vascular y remodelación de 
los vasos pulmonares.
H E M O D IN Á M IC A
La circulación pulm onar se caracteriza por un flujo elevado, una 
presión reducida y una resistencia muy baja. En reposo, la PAPm es 
14 ± 3,3 mmHg y ese valor es independiente del sexo y de la raza.8 La edad 
influye ligeramente en la PAPm en reposo (<30 años, 12,8 ± 3,1 mmHg; 
entre 30 y 50 años, 12,9 ± 3 mmHg; >50 años, 14,7 ± 4 mmHg). Por tanto, 
el valor normal de la PAPm en reposo es prácticamente independiente de 
la edad, y no suele sobrepasar los 20 mmHg. De acuerdo con las directrices 
vigentes, la HP se define como una PAPm de 25 mmHg o más en reposo, 
pero hay que seguir investigando para poder conocer mejor la evolución 
natural de los pacientes con una PAPm entre 21 y 24 mmHg. La HP 
puede clasificarse como precapilar si la PEAP es de 15 mmHg o menos, o 
como poscapilar si la PEAP supera los 15 mmHg. Algunos pacientes con 
HP pueden presentar un cuadro mixto que se caracteriza por una PAPm 
y una PEAP elevadas con un gradiente transpulmonar (PAPm - PEAP) 
superior a 12 mmHg.
Durante el ejercicio, la PAPm depende de la intensidad del ejercicio y 
de la edad. Con un ejercicio suave, la PAPm es de 19,4 ± 4 ,8 mmHg en 
las personas menores de 50 años y de 29,4 ± 8,4 mmHg en los mayores 
de 50 años. La PAPm durante el ejercicio guarda relación con la edad, 
y suele superar los 30 mmHg, especialmente en las personas mayores, 
lo que hace difícil establecer unos valores normales de PAPm duran­
te el ejercicio. Debido a estas circunstancias, en 2008 se abandonó el 
diagnóstico de H P inducida por el ejercicio debido a la falta de pruebas 
suficientes. Los datos recopilados desde entonces demuestran que 
el límite normal superior de las relaciones de flujo de la PAPm es de 
3 mmHg/l/min, con una discrecionalidad vascular resistiva del orden 
de una variación del 1-2% del diámetro por cada mmHg de presión, 
y que una presión superior se asocia a una menor capacidad para el 
ejercicio. Debido a ello, la HP inducida por el ejercicio ha resurgido como 
una posible entidad clínica con un sustrato fisiológico, pero sigue siendo 
tema de investigación hasta que sepamos más acerca de la evolución 
natural de este trastorno.
El lecho vascular pulmonar normal ofrece menos de un 10% de resis­
tencia al flujo que el lecho sistémico, y puede equipararse al cociente 
entre el descenso de la presión (en mmHg) y el flujo medio (en 1/min). 
La RVP puede calcularse como el cociente (PAPm - PEAP)/GC, mien­
tras que la resistencia pulmonar total (RPT) equivale al cociente PAPm/ 
GC. Se puede multiplicar el cociente por 80 para poder expresar los 
resultados en dinas-s • cm-5, o puede expresarse en mmHg/l/min, que 
es lo que se conoce como unidad Wood. La RVP calculada en los adultos 
normales es de 67 ± 23 dinas-s • cm-5 (o 1 unidad Wood). Los márgenes 
fisiológicos de la RVP y la RPT, así como las consecuencias del ejercicio, 
la edad y la postura, han sido motivo de debate durante muchos años. 
La RVP en reposo en decúbito supino en las personas de menos de 
24 años, de 24 a 50 años, de 51 a 69 años, y mayores de 70 años es de 
61 ± 23,69 ± 28,86 ± 15 y 90 ± 39 dinas-s • cm-5, respectivamente. La RPT 
correspondiente es de 165 ± 5 0 ,164 ± 46 ,226 ± 64 y 223 ± 45 dinas-s • 
cm-5, respectivamente. Durante el ejercicio moderado en las personas
de 50 años o menos, un aumento del GC del 85% se asocia a una dis­
minución de la RPT del 25% y un descenso de la RVP del 12%. Entre 
los 51 y 69 años de edad no se observa un descenso significativo de la 
RPT y la RVP durante el ejercicio. En las personas mayores de 70 años, 
la RPT puede incluso disminuir un 17%, mientras que la RVP no varía 
de manera significativa. Con un ejercicio más intenso, la RPT disminuye 
en todos los grupos de edades.
CLA SIF ICAC IÓ N DE LA H IPERTENSIÓN PU LM O N A R
La clasificación clínica de la HP ha sido revisada muy recientemente 
durante el Cuarto simposio mundial sobre hipertensión pulmonar cele­
brado en Niza (Francia) en 20139 y se recoge en la tabla 74-1.
G rupo 1. H ipertensión arteria l pu lm onar
Se han introducido cambios en la clasificación para poder reflejar el 
mejor conocimiento de las manifestaciones clínicas histopatológicas de 
la HAP. No se debe considerar que la HAP sea una enfermedad por sí 
misma, sino que constituye un signo cuantificable (elevación de la presión 
arterial pulmonar) de una vasculopatía pulmonar subyacente en la que es 
necesario diagnosticar adecuadamente el contexto clínico. La experiencia 
clínica y las bases de registro de datos formales dejan cada vez más claro 
que las enfermedades reunidas dentro del grupo 1 de la HAP, como las 
cardiopatías congénitas (CC) y las enfermedades del tejido conjuntivo, 
tienen unas características demográficas, unas manifestaciones y un 
pronóstico muy diferentes. La prevalencia de la HAP del grupo 1 oscila 
entre 15 y 50 casos por millón.
Etiología
Hipertensión arteria l pulm onar idiopática
La HAPI, anteriormente conocida como hipertensión pulmonar primaria 
(HPP), es un trastorno poco frecuente de causa desconocida, y constituye 
el tipo más frecuente de las HAP del grupo 1 en los registros actuales. 
La HAPI corresponde a una enfermedad esporádica en la que no existen 
antecedentes familiares de HAP ni se puede identificar un factor de riesgo. 
Muestra una preponderancia femenina (2:1 en el registro de NIH, 4:1 en 
el registro REVEAL actualizado). Aunque la edad media en el momento 
del diagnóstico era de 37 años en el registro NIH y aproximadamente
50 años en los registros más recientes, la HAPI puede afectar a niños y 
adultos mayores de 70 años.
Hipertensión arteria l pulm onar hereditaria
Se ha podido observar una transmisión hereditaria de la HAP en el 6-10% 
de los pacientes con HAP, aproximadamente. Más adelante analizaremos 
los aspectos genéticos de la HAP hereditaria.
Hipertensión arteria l pulm onar inducida 
p o r fármacos y toxinas
En la década de los sesenta se observó por primera vez una asociación 
entre los anorexígenos (fármacos supresores del apetito que incrementan 
la liberación y bloquean la recaptadón de la serotonina) y la HAP, cuando 
se detectó en Europa un brote epidémico de HAPI (conocida entonces 
como HPP) tras la aparición del fumarato de aminorex. En las décadas de 
los ochenta y noventa se demostró igualmente que algunos compuestos 
de estructura similar, como fenfluramina y dexfenfluramina, se asociaban 
también al desarrollo de HAP,que posteriormente fueron retirados del 
mercado. Estudios epidemiológicos han establecido también una conexión 
entre el desarrollo de la HAP y el aceite de colza, el L-triptófano y algunas 
drogas ilegales, como las metanfetaminas. Más recientemente, se ha 
asociado el inhibidor de la tirosina cinasa dasatinib con el desarrollo de 
HAP.10 Desde la aprobación de dasatinib en noviembre de 2006 hasta 
el 30 de septiembre de 2010 se identificaron nueve casos incidentes de 
HAP en pacientes tratados con dasatinib en el registro nacional francés, 
lo que corresponde a una incidencia estimada del 0,45% de los pacientes 
expuestos a dasatinib en Francia. Normalmente, suele observarse una 
mejoría tras la interrupción de la administración de dasatinib.
H ip e rte n s ió n a r te r ia l p u lm o n a r asociada a e n fe rm e da d es de l 
te j id o c o n ju n tiv o . La HAP alcanza su máxima prevalencia entre los 
pacientes con enfermedades del espectro de la esclerodermia, aunque 
la HAP puede aparecer en cualquiera de las enfermedades del te jido 
conjuntivo. En dos estudios prospectivos recientes en los que se ha u ti­
lizado la ecocardiografía como método de cribado, pero que requieren
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confirmación hemodinámica mediante CCD, se com probó que la HAP 
tenía una prevalencia en la población con esclerodermia del 8 -12% , 
aproximadamente. La elevada prevalencia de la HAP en pacientes con 
esclerodermia representa una oportunidad para cribar a un grupo de alto 
riesgo e institu ir un tra tam iento precoz en aquellos pacientes diagnos­
ticados de HAP. Las anomalías clínicas o ecocardiográficas pueden ir 
precedidas de una disminución en la capacidad de difusión del monóxido 
de carbono. Actualm ente, la ecocardiografía constituye el m étodo de 
cribado más utilizado (v. capítulo 14), aunque se están llevando a cabo 
estudios para perfeccionar el proceso de cribado en este grupo de alto 
riesgo. Recientemente, se ha desarrollado un nuevo método de criba­
do que implica un a lgoritm o en dos pasos e incluye variables clínicas, 
ecocardiográficas y de pruebas de la función pulm onar.1' En el primer 
paso del algoritm o se emplean seis pruebas de cribado muy simples para 
determ inar si es necesario derivar al paciente a ecocardiografía. En el 
segundo paso, se utilizan la puntuación de predicción del primer paso y 
dos variables ecocardiográficas para determinar si es necesario derivar al 
paciente para CCD. Este algoritm o tiene una sensibilidad del 96% , una 
especificidad del 48% y unos valores predictivos positivo y negativo del 
35 y del 98% , respectivamente.
Desgraciadamente, el pronóstico de los pacientes con HAP asociada a 
esclerodermia es poco favorable, incluso con los tratamientos actuales. En el 
estudio PAH Quality Enhancement Research Initiative, los pacientes con HAP 
asociada a esclerodermia alcanzaron un índice de supervivencia a los 3 años 
del 60% , y los pacientes con HAPI alcanzaron un índice de supervivencia del 
77% , mientras que en el registro nacional francés el índice de supervivencia 
a los 3 años de los pacientes con HAP asociada a esclerodermia era del 
56% .12,13 Los pacientes con enfermedades del espectro de la esclerodermia 
pueden estar también más expuestos a otros tipos de HP, como disfunción 
diastólica y enfermedad pulmonar hipoxémica.
H ip e rte n s ió n a r te r ia l p u lm o n a r asociada a la in fe c c ió n p o r el 
virus de inm unodefic ienc ia hum ana. La HAP es una complicación poco 
frecuente, pero claramente establecida, de la infección por el virus de la 
inmunodeficiencia humana (VIH). Estudios en poblaciones de individuos 
infectados por el VIH parecen indicar que la incidencia de HAP es del 0,5%, 
aproximadamente, y que no depende del número de células CD4+ y de 
infecciones oportunistas previas. La prevalencia de la HAP asociada al VIH 
no ha variado a pesar del uso generalizado de tratamientos antirretrovíricos 
muy activos.14 Se desconoce el mecanismo, pero las características hemo- 
dinámicas y la evolución clínica son similares a las de la HAPI. El pronóstico 
de la HAP asociada al VIH ha mejorado en los últimos años. En una reciente 
observación en un único centro, el índice de supervivencia era del 88% al 
cabo de 1 año y del 72% a los 3 años, con un índice cardíaco superior a
2,8 l/m in/m2 y un recuento de linfocitos CD4+ superior a 200 células/|xl, 
que han demostrado ser dos factores predictivos de supervivencia inde­
pendientes.15 No se recomienda realizar un cribado rutinario de la HAP en 
pacientes infectados por el VIH debido a su prevalencia relativamente baja 
en estos pacientes, aunque se debe considerar la posibilidad de la HAP en 
los pacientes infectados por el VIH con síntomas de disnea y en los que no 
se puede encontrar otra causa.
H ipertensión a rte r ia l p u lm on a r asociada a h ipe rtens ión p orta l. Se 
conoce como hipertensión portopulm onar el desarrollo de HAP asociado 
a un aum ento de la presión en la circulación porta l. A diferencia de la 
hepatopatía subyacente, la hipertensión portal constituye el factor de riesgo. 
Ni la gravedad de la hepatopatía ni el grado de hipertensión portal permiten 
predecir la aparición o la gravedad de la hipertensión portopulmonar. En 
estudios epidemiológicos se ha podido estimar que la prevalencia de HAP en 
estas personas es del 2-6% , pero podría ser mayor en los pacientes deriva­
dos para un trasplante de hígado. Aunque la ecocardiografía representa un 
método de cribado aceptable en esta población, se requiere confirmación 
hemodinámica. Es necesario diferenciar entre la hipertensión portopulmonar 
verdadera y el estado de flu jo elevado de la enfermedad subyacente o la 
insuficiencia cardíaca de gasto elevado con aumento de las presiones de 
llenado del corazón izquierdo.
La presencia de HAP incrementa el riesgo que conlleva un trasplante de 
hígado. Basándose en grupos de observación, el riesgo perioperatorio de 
los pacientes que se someten a un trasplante de hígado resulta inacepta­
blemente alto cuando la PAPm es de 35 mmHg o superior. Desgraciada­
mente, el tratamiento médico para la HAP solo permite mejorar el estado 
hemodinám ico a valores por debajo de esas cifras en una parte de los 
pacientes con hipertensión portopulmonar.16 Existe una excepción al modelo 
para hepatopatías terminales (MELD, del inglés model fo r end-stage liver 
disease) para pacientes con hipertensión portopulmonar. Para poder acceder, 
los candidatos a un trasplante de hígado deben demostrar una respuesta 
hemodinámica positiva al tratamiento, definida como una PAPm inferior a 
35 mmHg y una RVP inferior a 400 dinas-s • cm-5.
H ipertens ión a rte r ia l p u lm on a r asociada a card iopa tías co ng én i­
tas. La HAP es una complicación bien conocida del aumento no corregido 
del flu jo sanguíneo pulmonar que se observa en las derivaciones sistémico- 
pulmonares congénitas (v. ca p ítu lo 62). El síndrome de Eisenmenger se 
© define como una cardiopatía congénita con una im portante derivación
sistémico-pulmonar inicial que induce una vasculopatía pulmonar progresiva 
con HAP y una inversión posterior de la derivación y cianosis central. El 
síndrome de Eisenmenger es más frecuente cuando el flu jo sanguíneo es 
muy elevado y la derivación expone los vasos pulmonares a una presión de 
valores sistémicos, como la que se observa en las comunicaciones interven- 
triculares, la persistencia del conducto arterioso o el tronco arterioso. No 
obstante, puede producirse también HAP con anomalías de flu jo elevado 
y presión reducida, como las comunicaciones interauriculares, y puede 
manifestarse también años después del cierre, especialmente si este se ha 
producido bastante tarde.
Una característica importante de la HAP en los pacientes con CC es la 
respuesta de adaptación del ventrículo derecho a la HAP elevada. Cuando 
aparece en los primeros momentos de la vida, se produce una hipertrofiamarcada con mantenimiento de un fenotipo similar al fetal. Debido a ello, 
estos pacientes pueden experimentar un aumento de la poscarga con una 
función ventricular derecha mejor durante muchos años o décadas que la 
de aquellos en los que la HAP aparece en un momento posterior de la vida.
La supervivencia de los pacientes con síndrome de Eisenmenger es mejor 
que la de aquellos con HAPI. Los tra tam ientos específicos para la HAP 
aprobados actualmente han demostrado efectos beneficiosos en pacientes 
con síndrome de Eisenmenger.17
H ipertensión a rte ria l p u lm on a r asociada a esquistosomiasis. Diag­
nosticada fundamentalmente en zonas endémicas de Sudamérica y África 
subsahariana, publicaciones recientes parecen indicar que la HP asociada a 
esquistosomiasis tiene unas manifestaciones clínicas e histológicas similares 
a las de la HAPI. Aproximadamente el 5% de los pacientes con esquis­
tosomiasis hepatoesplénica desarrollan HAP, lo que la convierte en una de 
las causas más prevalentes de HAP en todo el mundo.18
Grupo V. Enfermedad venooclusiva pulmonar 
y hemangiomatosis capilar pulmonar
En contadas ocasiones, los hallazgos histológicos típicos de la HAP se 
asocian a EVOP o HCP, una microvasculopatía. Además de las caracterís­
ticas histológicas de la HAP, estos procesos producen también signos 
de hipertensión venosa pulmonar, como hemosiderosis pulmonar, 
edema intersticial y dilatación linfática. Se necesita la confirmación 
histológica para establecer el diagnóstico definitivo de EVOP y HCP, 
pero la biopsia pulmonar quirúrgica es un procedimiento de alto riesgo 
en estos pacientes y, por consiguiente, está contraindicada. Aunque los 
factores de riesgo y las manifestaciones clínicas suelen ser práctica­
mente los mismos que los de la HAP, los pacientes con EVOP pueden 
presentar crepitaciones durante la exploración y a menudo tienen una 
capacidad de difusión del monóxido de carbono y una saturación de 
oxígeno inferiores en reposo.19 En los pacientes con EVOP, la tom o- 
grafía computarizada (TC) torácica de gran resolución se caracteriza 
por una mayor frecuencia de opacidades centrolobulillares esmeriladas, 
líneas septales y adenopatías mediastínicas que en los pacientes con 
HAPI. El rápido desarrollo de edema pulmonar tras la administración 
de un tratamiento específico para la HAP representa a veces la primera 
pista para establecer el diagnóstico correcto y puede salvar la vida al 
paciente. Se han descrito casos familiares de EVOP/HCP, a menudo 
en familias con consanguinidad. M utaciones recesivas de EIF2AK4 
(también conocido como GCN2) han cosegregado con EVOP en el 100% 
de los casos familiares y el 25% de los casos esporádicos de EVOP/
HCP confirmados histológicamente. Estos hallazgos parecen señalar a 
EIF2AK4 como el principal gen asociado al desarrollo de EVOP/HCP, y 
se podría considerar en el futuro como un posible medio de diagnós­
tico para esta enfermedad tan poco frecuente.7 La supervivencia de 
los pacientes con EVOP es reducida, y el tratamiento de elección es el 
trasplante de pulmón.
Diagnóstico clínico
Teniendo en cuenta las numerosas causas potenciales y factores que con­
tribuyen a la aparición de la HP, está justificada una evaluación metódica 
y exhaustiva en la mayoría de los pacientes con síntomas habituales en 
los que se considera la posibilidad de este diagnóstico (fig. 74-2).
Síntomas
Los síntomas iniciales más frecuentes de HP son la disnea de esfuerzo 
o la menor tolerancia al ejercicio, el dolor torácico, el cansancio y los 
mareos. Las manifestaciones de la enfermedad más avanzada consisten 
en sincopes, distensión abdominal y edema de las extremidades inferiores, 
atribuible a una insuficiencia ventricular derecha. Evidentemente, la 
presencia de factores de riesgo de desarrollo de HAP (p. ej., enfermedades 
del tejido conjuntivo, antecedentes familiares, CC, uso de supresores del 1685
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FIGURA 74-2 Directrices generales para la evaluación de la HP. Dado que la sospecha de HP puede provenir de diferentes vías, la secuencia de las pruebas puede variar. No 
obstante, para poder diagnosticar la HAP, es necesario que determinados datos respalden un diagnóstico específico. Además, el diagnóstico de HAPI se alcanza por exclusión de 
todas las demás posibilidades razonables. Las pruebas cruciales son aquellas que resultan esenciales para establecer un diagnóstico de cualquier forma de HAP, ya sea mediante 
la identificación de criterios de una enfermedad asociada o mediante la exclusión de otros diagnósticos al margen de la HAPI. Todas las pruebas cruciales son necesarias para 
alcanzar un diagnóstico definitivo y realizar una caracterización inicial. La detección de una anomalía en una valoración, como enfermedad pulmonar obstructiva en las pruebas 
de la función pulmonar (PFP), no nos permite descartar que exista otra anomalía (enfermedad tromboembólica crónica en una gammagrafía de ventilación-perfusión [V/P] y en 
la angiografía pulmonar) que predomine o pueda contribuir al proceso. Se recomienda realizar pruebas contingentes para esclarecer o confirmar los resultados de las pruebas 
cruciales, aunque solo hay que realizarlas en el contexto clínico apropiado. La combinación de las pruebas cruciales y las pruebas contingentes apropiadas nos ayudará a valorar 
los diagnósticos diferenciales de la columna de la derecha. Hay que tener presente que, para establecer un diagnóstico definitivo, pueden necesitarse otras evaluaciones específicas 
que no se recogen necesariamente en estas directrices generales. 6MM, prueba de marcha durante 6 min; AAD, aumento de tamaño de la aurícula derecha; ANA, anticuerpos 
antinucleares; AR, artritis reumatoide; AVD, aumento de tamaño del ventrículo derecho; CCD, cateterismo cardíaco derecho; CV, cardiopatía valvular; EAC, enfermedad arterial 
coronaria; ECG, electrocardiograma; EP, embolia pulmonar; ETC, enfermedad del tejido conjuntivo; ETE, ecocardiografía transesofágica; GSA, gases en sangre arterial; Htn, 
hipertensión; LES, lupus eritematoso sistémico; PECP, prueba de esfuerzo cardiopulmonar; PFH, pruebas de la función hepática; PFP, pruebas de la función pulmonar; PSVD, 
presión sistólica ventricular derecha; RxT, radiografía torácica; VD, ventricular derecho; VIH, cribado del VIH. (Tomado de McLaughlin W, Archer SL, Badesch DB, et al: ACCF/ 
AHA 2009 expert consensus document on pulmonary hypertension. A report o f the American College o f Cardiology Foundation Task Force on Expert Consensus Documents 
and the American Heart Association developed in collaboration with the American College o f Chest Physicians; American Thoracic Society, Inc.; and the Pulmonary Hypertension 
Association. J Am Coll Cardiol 53:1573, 2009.)
apetito) debe aumentar las sospechas en relación con este trastorno. En 
el registro de NIH, el tiempo medio transcurrido entre el comienzo de los 
síntomas y el diagnóstico era de 2 años (v. «Lecturas clásicas»). Por des­
gracia, los registros actualizados parecen indicar que sigue produciéndose 
una demora en su diagnóstico. En el registro REVEAL, el 21,1% de los 
pacientes experimentó síntomas durante más de 2 años antes de que les 
identificaran la HAP.20 El retraso en el diagnóstico era más frecuente en 
aquellos pacientes cuyos síntomas aparecían a una edad más temprana 
(<36 años) y en aquellos con enfermedad pulmonar obstructiva crónica 
(EPOC) o apnea obstructiva del sueño. Parece que las personas jóvenes 
1 6 8 6 en las que se considera menos probable la existencia de un trastorno
cardiopulmonar o en los casos en los que se piensa en alguna explicación 
alternativa para los síntomas son los más expuestos a un retraso en el 
diagnóstico.
Exploración física
La exploración física puede ser sutil o inespecífica, pero hay algunos 
hallazgos que deben hacernos sospechar una posible HAP.En la 
tabla 74-2 se enumeran los rasgos de la exploración física que tienen 
relevancia en la evaluación de la HP.
En la mayoría de los pacientes con HAP se aprecia un componente 
pulmonar acentuado del segundo tono cardíaco debido a que la elevada
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T A B L A 74-2 Datos de la exploración física concernientes a la evaluación de la hipertensión pulm onar
SIGNO IM PLICACIÓ N
S ig n o s f ís ic o s q u e re f le ja n la g r a v e d a d d e la h ip e r t e n s ió n p u lm o n a r
Componente pulmonar acentuado de S2 (audible a nivel del ápice en >90%) La hipertensión pulmonar incrementa la fuerza de cierre de la válvula pulmonar
Chasquido sistólico precoz Interrupción repentina de la apertura de la válvula pulmonar a una arteria a 
presión elevada
Soplo de eyección mesosistólico Flujo de salida pulmonar transvalvular turbulento
Elevación paraesternal izquierda Presencia de presión ventricular derecha elevada e hipertrofia
S4 ventricular derecho (en el 38%) Presencia de presión ventricular derecha
Onda a yugular aumentada Distensibilidad ventricular derecha reducida
S ig n o s f ís ic o s q u e p u e d e n in d ic a r h ip e r t e n s ió n p u lm o n a r m o d e r a d a o g r a v e
HP moderada o grave
Soplo holosistóiico que aumenta con la inspiración Insuficiencia tricuspídea
Ondas v yugulares aumentadas
Pulso hepático
Soplo diastólico Insuficiencia valvular pulmonar
Reflujo hepatoyugular Presión venosa central elevada
HP avanzada con insuficiencia ventricular derecha
S3 ventricular derecho (en el 23% de los casos) Disfunción ventricular derecha
Distensión de las venas yugulares Disfunción ventricular derecha, insuficiencia tricuspídea o ambas
Hepatoesplenomegalia Disfunción ventricular derecha, insuficiencia tricuspídea o ambas
Edema periférico (en el 32% de los casos)
Ascitis
Hipotensión arterial, presión del pulso reducida, extremidades frías Gasto cardíaco reducido, vasoconstricción periférica
S ig n o s f ís ic o s q u e in d ic a n u n a p o s ib le c a u s a s u b y a c e n t e o a s o c ia c io n e s d e la h ip e r t e n s ió n p u lm o n a r
Cianosis central Cociente ventilación-perfusión anómalo, comunicación intrapulmonar, 
hipoxemia, comunicación pulmonar-sistémica
Dedos en palillo de tambor CC, adenopatía pulmonar
Hallazgos en la auscultación cardíaca, como soplos sistólicos y diastólicos, 
chasquido de apertura y galope
Cardiopatía o valvulopatía congénita o adquirida
Estertores, matidez o ruidos respiratorios reducidos Congestión pulmonar, derrame o ambos
Estertores finos, uso de músculos accesorios, sibilancias, espiración prolongada, 
tos productiva
Enfermedad del parénquima pulmonar
Obesidad, escoliosis, amígdalas aumentadas de tamaño Posible sustrato para una alteración de la ventilación
Esclerodactilia, artritis, telangiectasias, fenómeno de Raynaud, erupciones Enfermedad del tejido conjuntivo
Insuficiencia u obstrucción venosa periférica Posible trombosis venosa
Úlceras por estasis venosa Posible AD
Ruidos vasculares pulmonares HP tromboembólica crónica
Esplenomegalia, angiomas de araña, eritema palmar, ictericia, caput medusae, 
ascitis
Hipertensión portal
AD, anemia drepanocítica; CC, cardiopatfa congénita; HP, hipertensión pulmonar.
Tomado de McLaughlin VV, Archer SL, Badesch DB, et al: ACCF/AHA 2009 expert consensus document on pulmonary hypertension. A report o f the American College o f Car­
diology Foundation Task Force on Expert Consensus Documents and the American Heart Association developed in collaboration with the American College o f Chest Physicians; 
American Thoracic Society, Inc.; and the Pulmonary Hypertension Association. JAm Coll Cardiol 53:1573, 2009.
presión pulmonar provoca un cierre más contundente de la válvula pul­
monar. Si se escucha un S2 escindido en el ápice, P2 puede estar acentuado 
y hay que investigar aún más la posibilidad de la HAP. Los hallazgos de 
la exploración física ayudan a calibrar la gravedad de la HAP y detectar 
posibles trastornos asociados, tal como se resume en la tabla 74-2.
Electrocardiogram a
Aunque el electrocardiograma no es sensible ni específico para la HAP, 
es una prueba barata y no invasiva que puede proporcionar información 
muy útil. Entre los hallazgos electrocardiográficos habituales cabe destacar 
la dilatación de la aurícula derecha, la desviación del eje a la derecha y la 
dilatación del ventrículo derecho, a menudo con un patrón de distensión 
© (fig. 74-3).
Radiografía torácica
Entre los hallazgos de la radiografía torácica que pueden sugerir la exis­
tencia de HP cabe destacar unas sombras extensas de las arterias pulmo­
nares principal e hiliar, con «poda» o atenuación de los vasos periféricos 
(fig. 74-4) y una dilatación del ventrículo derecho, que se aprecia mejor 
en las proyecciones laterales. Hay otros hallazgos de la radiografía torácica 
que pueden apuntar a un diagnóstico asociado, como hiperinsuflación 
con aplanamiento diafragmático (EPOC) o congestión venosa pulmonar 
(cardiopatía izquierda).
E cocard iogra fía
Si se sospecha la posibilidad de HP por la anamnesis, la valoración de 
los factores de riesgo y los resultados de la exploración física, la siguiente 1687
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FIGURA 74-4 Radiografía torácica de un paciente con HAP.
prueba que hay que solicitar es una ecocardiografía (v. capítulo 14). La 
ecocardiografía constituye también una prueba de cribado no invasiva 
muy útil para descartar la HP en grupos de riesgo (p. ej., esclerodermia, 
CC). La ecocardiografía Doppler puede proporcionar simultáneamente 
una estimación aproximada de la presión sistólica ventricular derecha 
y una valoración de las secuelas funcionales y morfológicas de la HP, 
además de aportar pistas sobre otras posibles causas cardíacas de HP 
(v. fig. 1 4 -78). Entre los hallazgos ecocardiográficos más frecuentes de 
la HAP cabe citar la dilatación de la aurícula derecha, la dilatación y 
disfunción del ventrículo derecho, el tamaño reducido de las cavidades 
cardíacas izquierdas que no se llenan totalmente, el aplanamiento del 
tabique interventricular, la insuficiencia tricuspídea con una velocidad 
1 6 8 8 elevada y la m enor excursión sistólica del plano anular tricuspídeo
(TAPSE, del inglés tricuspid annular plane systolic excursion) (v. fig. 14-21). 
Se puede inyectar medio de contraste salino para detectar una deriva­
ción intracardíaca. Hay que tener en cuenta las limitaciones de la presión 
sistólica ventricular derecha estimada debido a que esta medición está 
expuesta a numerosas fuentes de error posible. En un paciente determi­
nado hay que valorar la presión sistólica ventricular derecha estimada 
dentro del contexto de los síntom as del paciente, los antecedentes 
m édicos y otros hallazgos de la ecocardiografía bidim ensional. En 
ausencia de otras posibles causas de HP, como cardiopatía izquierda 
o enfermedad pulmonar hipoxémica, una presión sistólica ventricular 
derecha estimada de más de 40 mmHg suele justificar un estudio más 
exhaustivo en un paciente con disnea inexplicable. Otros hallazgos 
ecocardiográficos que justifican una evaluación m ás exhaustiva son 
la dilatación de la aurícula y el ventrículo derechos y el movimiento 
anormal del tabique interventricular. Recientemente se ha publicado 
una serie de directrices para el estudio ecocardiográfico del corazón 
derecho adulto.21
La ecocardiografía proporciona, a menudo, información sobre la posi­
bilidad de HP del grupo 2, o HP secundaria a una cardiopatía izquierda. 
La ecocardiografía permite valorar fácilmente una disfunción ventricular 
izquierda sistólica o diastólica y las valvulopatías aórticas y mitrales. La 
dilatación de la aurícula izquierda puede ser indicio de una presión de 
llenadodel corazón izquierdo elevada.
En algunos casos, especialmente en un paciente con CC, una ecocardio­
grafía transesofágica puede aportar información adicional. Actualmente, 
la ecocardiografía de esfuerzo tiene una utilidad controvertida.
Los principales indicadores pronósticos ecocardiográficos de HAP son 
la presencia de un derrame pericárdico y la gravedad de la disfunción 
ventricular derecha. La estimación de la presión sistólica ventricular 
derecha tiene menos utilidad pronostica y, de hecho, ese parámetro puede 
disminuir al progresar la enfermedad y aumentar la disfuncionalidad del 
ventrículo derecho.
Gam m agrafía de ven tilac ión -pe rfus ión . En los pacientes con disnea 
inexplicable y HP hay que descartar una posible HPTEC. Se considera que 
la gammagrafía de ventilación-perfusión es la prueba más sensible en estos 
casos.22 Si se obtiene una gammagrafía de ventilación-perfusión normal o de 
probabilidad muy baja, se puede descartar la HPTEC. Muchos pacientes con 
HAP muestran una perfusión ligeramente heterogénea, pero sin defectos 
segmentarios o más extensos. Aunque la TC helicoidal es un medio exce­
lente para evaluar las embolias pulmonares agudas, se puede pasar por alto 
una HPTEC con posible acceso quirúrgico. Si sigue existiendo la posibilidad
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de una HPTEC tras los estudios de imagen no invasivos, hay que recurrir a 
la angiografía pulmonar. Esta prueba debe realizarse con mucho cuidado 
en los pacientes con hemodinámica avanzada. Es muy importante utilizar 
un material de contraste no aniónico y poco osmótico, con el menor flu jo y 
en la menor cantidad posibles. En la angiografía pulmonar, la HPTEC puede 
producir siluetas irregulares de contornos arteriales llenos de contraste, 
bolsas, telarañas, bandas y oclusión vascular completa.
Pruebas de la fun c ió n pulm onar. Las pruebas de la función pulmonar 
permiten valorar posibles neumopatías obstructivas o restrictivas. Si hay que 
estudiar mejor estos posibles trastornos, se puede realizar una gasometría 
arterial o una TC de gran resolución. Los pacientes con HAP del grupo 1 
pueden presentar una restricción modesta y una ligera reducción de la 
capacidad de difusión del monóxido de carbono. En los pacientes con 
esclerodermia, la aparición de HAP puede ir precedida por una disminución 
gradual de la capacidad de difusión del monóxido de carbono.
Resonancia m agnética cardíaca. Aunque no es necesaria para diag­
nosticar la HAP, la resonancia magnética cardíaca (RMC) proporciona una 
excelente valoración de la función ventricular derecha y puede ser muy útil 
para evaluar una CC. En respuesta a la HP crónica, el ventrículo derecho 
se dilata, y disminuyen la función sistólica y el volumen de eyección. El 
tabique interventricular se comba hacia el ventrículo izquierdo durante la 
diástole y la sístole. De acuerdo con esto, un índice de volumen teledias­
tó lico ventricula r derecho in fe rio r a 84 m l/m 2, un índice de volum en 
telediastó lico ventricular izquierdo superior a 40 m l/m 2 y un índice de 
volumen de eyección superior a 25 m l/m2 se asocian a una supervivencia 
más prolongada de los pacientes con HAPI.23 Una fracción de eyección 
ventricular derecha inferior al 35% en la RMC permite predecir una mayor 
mortalidad.24
O xim etría noc tu rna . Además de la anamnesis, la oximetría nocturna 
puede ayudarnos a identificar a los pacientes con apnea obstructiva del 
sueño. En pacientes con una desaturación nocturna significativa, puede 
estar indicada una polisomnografía formal. La apnea obstructiva del sueño 
puede causar una HP modesta, mediada, en parte, por la vasoconstricción 
hipóxica.
Una HAP significativa (PAPm > 35 mmHg) solo puede atribuirse a un 
trastorno respiratorio del sueño en muy pocos casos; sin embargo, si no 
se trata, la apnea obstructiva del sueño puede lim itar la eficacia de otras 
medidas de tra tam iento y, por consiguiente, debe estudiarse y tratarse 
concienzudamente en todos los pacientes con HAP.
Estudios de la bo ra to r io . Debido a las asociaciones epidemiológicas, 
la evaluación diagnóstica debe inclu ir estudios de laboratorio para des­
cartar posibles enfermedades del tejido conjuntivo, enfermedad por VIH 
y hepatopatías. También se pueden medir los péptidos natriuréticos para 
valorar el pronóstico y la respuesta al tratamiento.
Evaluación func iona l. La prueba de 6 min de marcha por la sala (6MM) 
es una importante prueba funcional para cuantificar la capacidad de ejer­
cicio. A pesar de sus limitaciones y de su escasa elegancia técnica, la 6MM 
(cuando se realiza correctamente y de un modo estandarizado) ha demos­
trado una gran utilidad a la hora de predecir el pronóstico y representa 
un parámetro importante que hay que incluir en la valoración clínica de la 
progresión de la enfermedad y de los efectos del tratamiento.
La 6M M ha sido la variable principal de casi todos los estudios clínicos 
publicados hasta la fecha sobre la HAP En un reciente análisis de un 
grupo de pacientes que participaron en un estudio clínico de 16 semanas 
de tada lafilo frente a placebo, se in ten tó defin ir la mínima diferencia 
im portante de la 6M M .25 Utilizando una metodología de distribución y 
anclaje, los autores analizaron la correlación entre las variaciones en la dis­
tancia de 6M M y los cambios en la puntuación resumen de componentes 
físicos del Short-Form Health Survey (SF-36) de 36 apartados, y com­
probaron que la mínima diferencia im portante de la 6M M era de 33 m, 
aproximadamente. En otros dos metaanálisis se ha valorado la correlación 
entre la variación en la distancia de 6M M y los acontecim ientos clínicos 
en estudios clínicos a corto plazo, y se ha observado una correlación 
modesta o ningún tipo de correlación.26'27 Aunque sigue siendo útil para 
la valoración long itud ina l de un paciente determ inado, actualm ente 
se cuestiona la utilidad de la distancia 6M M como criterio principal en 
futuros estudios clínicos.
La prueba de ejercicio cardiopulmonar representa un método más sofis­
ticado para valorar la capacidad de esfuerzo y el intercambio de gases. 
Entre los indicadores de pronóstico desfavorable durante la prueba de 
ejercicio cardiopulmonar cabe destacar una presión sistólica máxima inferior 
a 120 mmHg y una captación de oxígeno máxima inferior a 10,4 ml/kg/min.
Cateterism o cardíaco derecho
El estudio hemodinámico invasivo mediante CCD es una prueba crucial 
en la evaluación de cualquier paciente con posible HAP. El CCD se realiza, 
generalmente, tras la prueba no invasiva para la HP que hemos descrito 
anteriormente. Algunos pacientes en los que se sospecha inicialmente la 
posibilidad de HAP no necesitan un CCD debido a que las pruebas no 
© invasivas han proporcionado ya un diagnóstico alternativo. No obstante,
todos aquellos en los que se sigue sospechando la posibilidad de HAP 
tras la evaluación no invasiva deben someterse a CCD antes de iniciar el 
tratamiento. La utilidad del CCD depende de la obtención de unos datos 
exactos y exhaustivos. Las mediciones fundamentales que se realizan 
durante el CCD son:
• Saturación de oxígeno (venas cava superior e inferior, arterias pulmo­
nares y sistémicas).
• Presión auricular derecha.
• Presión ventricular derecha.
• Presión arterial pulmonar.
• Presión de llenado del corazón izquierdo (PEAP, presión auricular 
izquierda o PTDVI).
• GC/índice cardíaco.
•RVP
• Presión arterial sistémica.
• Frecuencia cardíaca.
• Respuesta a vasodilatadores agudos.
Un peligro habitual durante el diagnóstico invasivo de la HP es la
interpretación errónea de la PEAP. La PEAP debe medirse al final de la 
espiración y en varios segmentos diferentes de los vasos pulmonares. Si 
hay alguna duda sobre la exactitud del registro de la PEAP, o si se obtienen 
unos resultados inesperados en un paciente determinado, es necesario 
medir la PTDVI. Puede que se necesite una sobrecarga de líquidos para 
poner demanifiesto la presencia de una disfunción diastólica.
Se debe realizar una prueba con vasodilatadores agudos a la mayoría 
de los pacientes con HAPI. Entre las excepciones cabe citar los pacientes 
que no serían candidatos al tratamiento prolongado con un antagonista 
del calcio, como aquellos con inestabilidad hemodinámica o insuficiencia 
cardíaca derecha manifiesta. Los pacientes con HAP asociada no suelen 
responder a esta prueba. Los agentes más utilizados para la prueba de res­
puesta a vasodilatadores agudos son óxido nitroso inhalado, epoprostenol 
intravenoso y adenosina intravenosa. Una respuesta aguda se define 
como un descenso de la PAPm de 10 mmHg como mínimo hasta un 
valor absoluto inferior a 40 mmHg en el contexto de un GC que no varía 
o aumenta.2,28
Cum plim iento de las directrices
Desgraciadamente, a pesar de que se han publicado recomendaciones 
de algoritmos diagnósticos en numerosas fuentes, en muchos pacientes 
se utilizan tratamientos específicos para la HAP sin haber completado 
los estudios diagnósticos necesarios. Recientem ente, se ha estudia­
do el cumplimiento del tratamiento con el algoritmo diagnóstico del 
American College of Chest Physicians.29 Esta iniciativa demostró que 
el cumplimiento de las directrices era muy escaso y que los estudios 
que menos se realizaban eran la gammagrafía de ventilación-perfusión 
(57%), la serología para elVIH (29%) y la serología para las enfermeda­
des del tejido conjuntivo (50%). Al 10% de los pacientes se les asignó el 
diagnóstico de HAP sin un CCD. Solo el 7% de los pacientes tratados 
con antagonistas del calcio cumplían los requisitos de pacientes que 
podían responder al tratamiento agudo. Los métodos para mejorar 
el cumplimiento de las directrices pueden ayudar a mejorar el trata­
miento y el pronóstico de los pacientes con HAP. Antes de comenzar 
el tratamiento específico para la HAP, es fundamental establecer un 
diagnóstico correcto.
Tratamiento
El tratamiento de la HAP ha evolucionado considerablemente en la última 
década, debido, en parte, al mejor conocimiento de la enfermedad y a la 
aparición de fármacos que actúan específicamente sobre determinados 
aspectos conocidos del proceso patológico. En los últimos años se han 
publicado numerosos algoritmos de tratamiento. En la figura 74-5 se 
reproduce el algoritmo del simposio mundial celebrado en 2013 en Niza 
(Francia).30 A menudo, se toman las decisiones sobre el tratamiento 
teniendo en cuenta la gravedad de la enfermedad. En la tabla 74-3 se 
revisan algunos factores conocidos que influyen en el pronóstico de los 
pacientes con HAP. Los objetivos actuales del tratamiento consisten en 
m ejorar los síntomas, la tolerancia al ejercicio, la función ventricular 
derecha y la hemodinámica. Aunque nos esforzamos por mejorar la 
supervivencia, los estudios clínicos sobre la HAP tienen, en muchos casos, 
un tamaño y una duración insuficientes para poder demostrar un efecto 
beneficioso sobre la supervivencia, pero un metaanálisis reciente de los 
tratamientos aprobados actualmente parece indicar que tienen efectos 
duraderos sobre el pronóstico.31 1689
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T A B L A 74 -3 Hipertensión arterial pulmonar: factores
determ inantes del pronóstico*
FACTORES 
DETERMINANTES 
DEL RIESGO
RIESGO 
BAJO (BUEN 
PRONÓSTICO)
RIESGO 
ELEVADO (MAL 
PRONÓSTICO)
Indicios clínicos de 
insuficiencia del VD
No Sí
Progresión de los 
síntomas
Gradual Rápida
Clase de la OMS1 II, III IV
Distancia en 6MM* Más larga (>400 m) Más corta (<300 m)
PECP Vo2 máximo 
> 10,4 ml/kg/min
Vo2 máximo 
< 10,4 ml/kg/min
Ecocardiografía Disfunción del VD 
mínima
Derrame pericárdico, 
aumento de tamaño/ 
disfunción del VD 
importante, aumento 
de tamaño de la 
aurícula derecha
Hemodinámica PAD < 10 mmHg,
IC > 2,5 l/min/m2
PAD > 20 mmHg, 
IC < 2 l/min/m2
BNP5 Mínimamente
elevado
Aumentado
significativamente
6MM, prueba de 6 min de marcha; BNP, péptido natriurético cerebral; IC, índice 
cardíaco; PAD, presión auricular derecha; PECP, prueba de esfuerzo cardiopulmonar; 
VD, ventrículo derecho; Vo2 máximo, promedio de captación máxima de oxígeno 
durante el ejercicio.
*La mayoría de los datos disponibles corresponden a la HAPI y son pocos los datos 
que existen sobre otras formas de HAP. No se debe confiar en un único factor aislado 
para realizar predicciones sobre el riesgo.
fLa clase de la OMS es la clasificación funcional para la HAP y representa una modifi­
cación de la clase funcional de la NYHA.
*En la distancia en la 6MM influyen también la edad, el sexo y la estatura.
§Dado que los datos relativos a la influencia del BNP sobre el pronóstico son actualmen­
te muy limitados y puesto que en el BNP pueden influir numerosos factores, como la 
función renal, el peso, la edad y el sexo, no se ofrecen cifras absolutas para esta variable. 
Tomado de McLaughlin VV, Archer SL, Badesch DB, et al: ACCF/AHA 2009 expert 
consensus document on pulmonary hypertension. A report o f the American College o f 
Cardiology Foundation Task Force on Expert Consensus Documents and the American 
Heart Association developed in collaboration with the American College o f Chest Physi­
cians; American Thoracic Society, Inc.; and the Pulmonary Hypertension Association. 
JAm Coll Cardiol 53:1573, 2009.
M edidas generales. El asesoramiento elemental y la información sobre 
la enfermedad son dos componentes importantes de la asistencia de los 
pacientes con HAP. Se recomienda un ejercicio aeróbico suave y escalonado, 
como caminar. Se han podido demostrar los efectos beneficiosos de la 
rehabilitación pulm onar intensiva.32 Se aconseja a los pacientes que no 
realicen esfuerzos físicos muy intensos ni ejercicios isométricos, ya que 
pueden provocar un síncope por esfuerzo. Se recomienda el suplemento 
de oxígeno para mantener la saturación por encima del 92% en reposo, 
y con el esfuerzo, el sueño o la altitud. Esto puede ser inviable en pacientes 
con derivación intracardíaca (como un foramen oval permeable). Conviene 
seguir una dieta hiposódica (<2.400 mg/día), especialmente cuando hay 
que tratar la volemia en los pacientes con insuficiencia ventricular derecha. 
También se recomiendan las vacunaciones rutinarias, por ejemplo, contra 
la gripe y la neumonía neumocócica.
Las fluctuaciones hemodinámicas de la gestación, el parto y el período 
posparto suponen un peligro potencial para la vida de las pacientes con 
HAP, con una mortalidad materna del 30-50%. Las directrices vigentes reco­
miendan evitar o interrumpir prematuramente la gestación en las mujeres 
con HAP.33 En un informe contemporáneo de embarazos en pacientes con 
HAP se describían 26 gestaciones en 13 centros de HAP.34 Se produjeron 
tres fallecimientos (12% ) y una paciente desarrolló insuficiencia cardíaca 
derecha refractaria y tuvo que someterse a un trasplante de corazón-pulmón 
tras el parto. Se produjeron dos abortos espontáneos y seis inducidos. En 
conjunto, el 62% de las gestaciones dieron lugar a niños sanos sin com­
plicaciones maternas. Estas mujeres tenían una HAP adecuadamente con­
trolada (RVP media de 500 ± 352 dinas-s • cm-5). La mitad de ellas respondió 
prolongadamente a los antagonistas del calcio. Es importante hablar sobre 
métodos anticonceptivos eficaces con las mujeres en edad fértil a las que 
se diagnostica HAP.
T ra tam iento de fo n d o . A pesar de la escasez de datos, los diuréticos y 
los anticoagulantes suelen ser tratamientos apropiados para los pacientes 
con HAP. Se ha estudiado el uso de anticoagulantes en tres series de 
observación no controladas, una prospectiva y dos retrospectivas, funda­
mentalmente en pacientes con HAPI (v. «Lecturas clásicas»). En las tres se 
observó un aumento de la supervivencia. En la mayoría de las directrices 
se recomienda la anticoagulación con warfarina, con ajuste de dosisa 
un cociente internacional normalizado (INR) de 1,5-2,5, en pacientes 
con HAPI. Disponemos de pocas pruebas sobre la anticoagulación en 
pacientes con otras formas de HAP, aunque la mayoría de los expertos 
recomiendan la anticoagulación con warfarina en aquellos pacientes con 
la enfermedad más avanzada, como aquellos que reciben tra tam iento 
intravenoso continuo, siempre que no existan contraindicaciones. Los 
diuréticos están indicados para tra tar la sobrecarga de volumen del ven­
trículo derecho. En ocasiones, hay que utilizar diuréticos intravenosos. Es 
necesario controlar estrechamente los electrólitos séricos y la función renal. 
Existen muy pocos datos sobre la digoxina, aunque a veces se utiliza en 
pacientes con insuficiencia cardíaca derecha y GC reducido, y en aquellos 
con arritmias auriculares.
A n tagon is tas de l calcio
Los antagonistas del calcio pueden ser un tratamiento muy eficaz en 
los escasos pacientes que demuestran una respuesta muy intensa a 
la prueba con vasodilatadores agudos, como hemos explicado ante­
riorm ente. El consenso actual define una respuesta positiva como 
un descenso de la PAPm de al m enos 10 m mHg hasta una PAPm 
de 40 mmHg o m enos con mantenim iento o aumento del GC. Los 
pacientes que cumplen estos requisitos pueden ser tratados con un 
antagonista del calcio, y hay que vigilar estrechamente la seguridad y la 
eficacia de este tratamiento. Si los pacientes que cumplen la definición 
de una respuesta aguda no mejoran a una clase funcional I o II con 
los antagonistas del calcio, no hay que considerarlos respondedores 
crónicos y hay que prescribirles un tratamiento alternativo específico 
para la HAP. Son muy pocos los pacientes (<7% ) con HAPI que res­
ponden adecuadamente a largo plazo a los antagonistas del calcio.28 
Los agentes más utilizados son amlodipino, diltiacem y nifedipino de 
acción prolongada. Hay que evitar el verapamilo, debido a sus posibles 
efectos inotrópicos negativos.
Prostanoides
Debido a la menor concentración de prostaciclina sintetasa, los pacientes 
con HAP sintetizan menos prostaciclina I2, un vasodilatador con efectos 
antiproliferativos. La administración de prostanoides ha constituido 
la piedra angular del tratamiento de la HAP durante casi dos décadas. 
Actualmente, se comercializan numerosos prostanoides: epoprostenol
FIGURA 74-5 Algoritmo para el tratamiento de la HAP. Entre los tratamientos de fondo se incluye la anticoagulación con warfarina, recomendada en todos los pacientes con 
HAPI que no tengan ninguna contraindicación. Los diuréticos se emplean para tratar la insuficiencia cardíaca derecha. El oxígeno se recomienda para mantener una saturación 
de oxígeno por encima del 90%. Se deben realizar pruebas con vasodilatadores agudos a todos los pacientes con HAPI que pueden ser candidatos potenciales al tratamiento 
prolongado con antagonistas del calcio (AC). Los pacientes con HAP secundaria a un trastorno que no sea HAPI responden muy poco al tratamiento prolongado con AC orales, 
y en estos casos es necesario individualizar la utilidad de la prueba de vasodilatadores agudos. Los pacientes con HAPI en los que no se considera la posibilidad del tratamiento 
con AC, como aquellos con insuficiencia cardíaca derecha o inestabilidad hemodinámica, no deben someterse a la prueba de vasodilatadores agudos. Los AC están indicados 
únicamente en aquellos pacientes que responden positivamente a los vasodilatadores agudos, y en los que hay que vigilar estrechamente la seguridad y la eficacia del tratamiento. 
En los pacientes que no responden positivamente a la prueba de vasodilatadores agudos y son de bajo riesgo de acuerdo con la valoración clínica (v. tabla 74-3), la primera línea 
de tratamiento recomendada sería el tratamiento oral con un antagonista de receptores de la endotelina (ARE) o un inhibidor de la fosfodiesterasa-5 (IPDE-5). Si no conviene 
utilizar la vía oral, habría que considerar otros posibles tratamientos basándose en el perfil del paciente, los efectos secundarios y los riesgos que conlleva cada tratamiento. En 
los pacientes considerados de alto riesgo de acuerdo con la valoración clínica (v. tabla 74-3), la primera línea de tratamiento recomendada sería la administración continua de 
una prostaciclina intravenosa (epoprostenol o treprostinil). Si un paciente no es buen candidato para el tratamiento intravenoso continuo, habría que considerar otras opciones 
basándose en su perfil y en los efectos secundarios y los riesgos que conlleva cada tratamiento. El epoprostenol mejora la capacidad para el ejercicio, los parámetros hemodinámicos 
y la supervivencia de los pacientes con HAPI, y es la opción de elección para los pacientes en peor estado. Se debe considerar la posibilidad de un tratamiento combinado cuando 
los pacientes no responden adecuadamente a la monoterapia inicial. CF-OMS, clase funcional de la Organización Mundial de la Salud; EGC, estimuladores de la guanilato ciclasa; 
HAPA, HAP asociada; SAB, septostomía auricular con balón. (Tomado de Galié N, Corris PA, Frost A, et al: Updated treatment algorithm o f pulmonary arterial hypertension. J Am 
•1690 Coll Cardiol 62[25 Suppl]:D60, 2013.)
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Entrenamiento de ejercicios 
supervisado (l-A)
Apoyo psicosocial (l-C)
Evite la actividad física agotadora (l-C) 
Evite la gestación (l-C)
Inmunización contra gripe y 
neumococo (l-C)
Medidas generales y tratamiento de apoyo
Derivación a un experto (l-C)
Prueba de vasorreactividad aguda 
(l-C para HAPI) (llb-C para HAPA)
Anticoagulantes orales:
HAPI, HAP hereditaria y HAP 
por anorexígenos (lla-C)
HAP (llb-C)
Diuréticos (l-C)
Oxígeno (l-C)
Digoxina (llb-C)
rVASORREACTIVO-
CF-OMS l-ll 
AC (l-C)
Continúe con AC
Respuesta sostenida 
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NOVASORREACTIVO
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Rojo: morbilidad y mortalidad como criterio primario en estudio controlado aleatorizado o reducción de la 
mortalidad por todas las causas (definida prospectivamente)
* El nivel de evidencia se basa en la CF de la OMS de la mayoría de los pacientes de los estudios
t Aprobado solo en EE. UU. (treprostinil inhalado), en Nueva Zelanda (iloprost i.v.), en Japón y Corea del Sur (beraprost)
* Fármacos en proceso de aprobación reguladora
Recomendación Prueba*
CF-OMS
II
CF-OMS
III
CF-OMS
IV
1 A o B
Ambrisentán
Bosentán
Macitentán*
Riociguat*
Sildenafilo
Tadalafilo
Ambrisentán 
Bosentán 
Epoprostenol i.v.
Iloprost inhalado 
Macitentán*
Riociguat*
Sildenafilo
Tadalafilo
Treprostinil s.c., inhaladot
Epoprostenol i.v.
lia C
Iloprost i.v.t 
Treprostinil IN
Ambrisentán, bosentán 
Iloprost inhalado e i.v.t 
Macitentán*
Riociguat*
Sildenafilo, tadalafilo 
Treprostinil s.c., i.v., inhaladot
Ilb
B Beraprostt
C Tratamiento combinado inicial Tratamiento combinado inicial
Tratamiento combinado secuencial (l-A) 
ARE
Prostanoides--------t -------- IPDE-5 o
EGC*
RESPUESTA CLINICA 
INSUFICIENTE
RESPUESTA CLINICA 
INSUFICIENTE AL 
TRATAMIENTO MÁXIMO
CONSIDERE LA 
VIABILIDAD DEL 
TRASPLANTE DE PULMÓN
DERIVACION PARA 
TRASPLANTE DE 
PULMÓN (l-C)
SAB (lla-C)
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Vllll
1692
(intravenoso continuo), treprostinil (subcutáneo continuo, intravenoso 
continuo, inhalado intermitente) e iloprost (inhalado intermitente). Los 
prostanoides constituyen tratamientos complejos que es mejor administrar 
en centros con experiencia en los complicados sistemas de administración 
y en el tratamiento crónico de sus efectos secundarios y su posología.
El epoprostenol fue el primer tratamiento aprobado por la Food and 
Drug Administration (FDA) estadounidense para lo que en 1995 se 
conocía como HPP. En estudios clínicos controlados aleatorizados en 
pacientescon H P (actualmente denominada HAPI), se demostró una 
mayor tolerancia al ejercicio medida por la distancia 6MM, las pruebas 
hemodinámicas, la calidad de vida y la supervivencia en un período de
12 semanas (v. «Lecturas clásicas»). En series de observación a largo 
plazo se ha evidenciado igualmente un aumento de la supervivencia con 
epoprostenol intravenoso.35,36 Además, se ha estudiado el uso del epo­
prostenol intravenoso para tratar la HAP relacionada con el espectro de 
trastornos esclerodérmicos. En un estudio clínico controlado aleatorizado 
de 12 semanas en esta población se observaron mejoras de la distancia 
6M M y los parámetros hemodinámicos.37 En series de observación se han 
evidenciado también efectos favorables del epoprostenol intravenoso en 
pacientes con numerosas formas de HAP asociada.
El epoprostenol debe administrarse en infusión intravenosa continua. 
Los pacientes deben aprender las técnicas de preparación estéril de 
la medicación, el manejo de la bomba de infusión ambulatoria y los 
cuidados del catéter venoso central. Más recientemente, se ha aprobado 
el uso de un preparado de epoprostenol termoestable con el que no hay 
que utilizar bolsas de hielo y que puede mezclarse con menos frecuencia. 
Normalmente, la administración intravenosa de epoprostenol comienza 
en el hospital con una dosis de 2 ng/kg/min y se va aumentando gradual­
mente la dosis, dependiendo de los síntomas de HAP y de los efectos 
adversos del tratamiento. Aunque la posología varía mucho de unas 
personas a otras, la dosis óptima para la mayoría de los pacientes adultos 
suele ser del orden de 25-40 ng/kg/min. Se ha podido observar un estado 
de GC elevado en una serie de pacientes con HAPI tratados con epopros­
tenol crónico, lo que parece confirmar que este fármaco tiene efectos 
inotrópicos positivos. La aparición de un estado crónico de gasto cardíaco 
elevado podría tener efectos perjudiciales a largo plazo sobre la función 
cardíaca subyacente, por lo que debe evitarse. Los efectos secundarios 
más frecuentes son dolor mandibular, rubor, náuseas, diarrea, erupciones 
y dolores musculoesqueléticos. Las infecciones y las interrupciones de la 
infusión pueden poner en peligro la vida de los pacientes.
El treprostinil es un análogo estable de la prostaciclina que tiene efectos 
farmacológicos similares a los del epoprostenol, pero se diferencia porque 
es químicamente estable a la temperatura ambiente y tiene una vida 
media más larga (4 h). Actualmente, está autorizado su uso en infusión 
subcutánea continua, infusión intravenosa continua o inhalación intermi­
tente. En un primer momento, se investigó su uso en infusión subcutánea 
en un estudio aleatorizado multicéntrico controlado frente a placebo en 
470 pacientes a lo largo de un período de 12 semanas.38 La distancia 
6MM aumentó 16 m, aunque este aumento dependía de la dosis. No 
se ha establecido la dosis óptima de treprostinil, pero suelen utilizarse 
dosis de 75-150 ng/kg/min. El 85% de los pacientes experimentan efectos 
adversos, como dolor y eritema en el lugar de la infusión subcutánea. 
Otros efectos secundarios habituales son cefaleas, diarrea, erupciones y 
náuseas. Basándose en los datos de bioequivalencia, la FDA ha aprobado 
también el uso del treprostinil en infusión intravenosa continua. Se ha 
publicado que la administración intravenosa de treprostinil conlleva una 
mayor incidencia de sepsis por gramnegativos que la infusión intravenosa 
de epoprostenol.
Parece que la eficacia a largo plazo de las prostaciclinas parenterales 
depende, en gran medida, de la estrategia de aumento gradual de la dosis 
del fármaco a lo largo del tiempo. Es importante incrementar la dosis hasta 
el punto en que los pacientes que siguen manifestando síntomas puedan 
tolerar los efectos secundarios, ya que existe una relación directa entre la 
dosis del fármaco y la mejora en las pruebas de ejercicio y los parámetros 
hemodinámicos. Una vez que se ha alcanzado una dosis óptima, hay que 
mantenerla a partir de ese momento. Los pacientes que experimentan un 
deterioro tras un período de estabilidad prolongado no suelen responder 
a nuevos aumentos de la dosis.
Más recientemente, se ha aprobado el uso del treprostinil para la inha­
lación intermitente. En un estudio multicéntrico, aleatorizado, controlado 
frente a placebo en 235 pacientes con HAP que seguían manifestando 
síntomas a pesar del tratamiento con sildenafilo o bosentán oral, la adición 
de treprostinil inhalado permitió mejorar el criterio primario de distancia
6MM.39 Los efectos secundarios habituales consistían en tos, cefaleas, 
náuseas, mareos y rubor. La dietanolamina de treprostinil es una sal del 
treprostinil que libera el fármaco lentamente en comprimidos osmóticos 
de liberación prolongada que se toman dos veces al día. Se ha estudiado 
el uso del treprostinil oral como monoterapia en 349 pacientes con HAP 
durante un período de 12 semanas. Se observó un aumento de 23 m 
(P = 0,0125) en el criterio primario de distancia 6MM.4(1 No mejoraron 
los criterios secundarios de tiempo transcurrido hasta el empeoramiento 
clínico o de la clase funcional. Los efectos adversos más frecuentes fueron 
cefaleas, náuseas, diarrea y dolor mandibular. También se ha estudiado el 
uso del treprostinil oral en 350 pacientes con HAP a modo de tratamiento 
complementario de antagonistas de receptores de la endotelina y/o inhi­
bidores de la fosfodiesterasa (FDE).41 En este estudio de 16 semanas de 
duración, la diferencia media corregida frente a placebo en la distancia 
6MM fue de 11 m (P = 0,07). No se observó ninguna mejora en los criterios 
secundarios de tiempo transcurrido hasta el empeoramiento clínico o en 
la clase funcional, y el perfil de efectos adversos fue similar al observado 
en el estudio de monoterapia. En octubre de 2012, la FDA rechazó la 
aprobación de la nueva aplicación para el treprostinil oral.
El iloprost es un prostanoide inhalado que ha sido investigado en 
un estudio multicéntrico, aleatorizado, controlado frente a placebo, de
12 semanas de duración en 207 pacientes.42 En este estudio se observó 
una mejora en un nuevo criterio compuesto, que incluía una mejoría 
de al menos un nivel de clase funcional, un aumento de la distancia 
6MM de al menos el 10% y la ausencia de deterioro clínico. También se 
ha estudiado el uso combinado del iloprost inhalado con bosentán en 
un estudio multicéntrico, aleatorizado, controlado frente a placebo. Des­
pués de 12 semanas se apreciaron mejoras en la clase funcional y en el 
tiempo hasta el empeoramiento clínico. La combinación resultó apa­
rentemente segura. Los efectos secundarios más frecuentes del iloprost 
inhalado fueron tos, cefaleas, rubor y dolor mandibular. En estudios en los 
que se ha evaluado el uso del iloprost inhalado en pacientes con HAP que 
estaban tomando bosentán, se han obtenido resultados contradictorios. 
En uno de ellos se observó un aumento del tiempo transcurrido hasta el 
empeoramiento clínico y un incremento casi estadísticamente significativo 
de la distancia 6MM de 26 m (P = 0,051), mientras que el otro tuvo que 
terminar prematuramente debido a su inutilidad.
Se ha comprobado que los análogos inhalados de la prostaciclina mejo­
ran la hemodinámica pulmonar y la capacidad funcional, y, en algunos 
casos, permiten posponer el momento del empeoramiento clínico en 
pacientes con HAP. La inhalación ofrece un acceso alternativo adecua­
do para el tratamiento con prostaciclina en pacientes que tienen problemas 
para el tratamiento por infusión continua. Entre las ventajas potenciales 
cabe destacar la facilidad de administración, los menores efectos secun­
darios sistémicos y el acceso limitado a las zonas mejor ventiladas del 
pulmón, lo que reduce la discrepancia ventilación-perfusión. Aunque no 
se ha comparado directamente la eficacia a largo plazo del tratamiento 
con prostanoides inhalados y la de la infusión intravenosa o subcutánea, 
la mayoría de los expertos considera que las dos últimas

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