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Tratamiento de la enfermedad vascular Q obstructiva no coronaria ^ Scoff Kinlay y Deepak L. Bhatt paciente con enfermedad Planificación de la intervención, 1351 Tratam iento endovascular de la enfermedad ¡rica, 1347 Tratam iento endovascular de la enferm edad venosa, 1362 □vascular, 1348 arterial, 1352 Bibliografía, 1363 M étodo para el arterial perifé Tecnología ende Enfermedad vascular periférica es un término general que comprende procesos patológicos que afectan a arterias, venas y linfáticos (v. también capítulo 58). Este capítulo se centra en el tratamiento endovascular con catéter de las arterias de tamaño medio y grande afectadas de manera predominante por ateroesclerosis, y también de la obstrucción de una vena grande secundaria a enfermedad crónica. Aunque el término enfermedad arterial periférica (EAP) se refiere a enfermedad arterial de las extremida des inferiores, a veces se usa para describir la enfermedad arterial en las arterias medianas y grandes de las extremidades superiores, arterias cer vicales y arterias aortomesentéricas. La incidencia y la prevalencia de EAP aumentan con la edad y con otros factores de riesgo de ateroesclerosis. Por tanto, es probable que estas dos fuerzas demográficas aumenten la EAP en naciones industrializadas y en las que se modernizan con rapidez a lo largo del mundo, donde va en aumento la media de edad y los factores de riesgo son predominantes. La concienciación sobre la EAP, la influencia de la EAP en el ries go vascular y en la calidad de vida, y el desarrollo rápido de técnicas de revascularización percutáneas continúan acelerando el número de técnicas endovasculares para la EAP. El uso apropiado de esta tecnología cara requiere un conocimiento claro de los objetivos de los tratamientos farmacológicos y de revascularización. MÉTODO PARA EL PACIENTE CON ENFERMEDAD ARTERIAL PERIFÉRICA La EAP está asintomática o produce síntomas como claudicación, isque mia crítica de la extremidad o infarto embólico de un órgano distal (p. ej., accidente cerebrovascular). La enfermedad asintomática es frecuente. En las extremidades inferiores, la enfermedad está asintomática al menos en la mitad y hasta en el 80% de las personas con resultados anómalos en las pruebas funcionales indicativos de enfermedad arterial obstructiva (p. ej., índice tobillo-brazo [ITB] anómalo). Incluso la enfermedad asintomática es un marcador de riesgo cardiovascular elevado.1'4 Por esta razón, un objetivo importante del tratamiento es una modificación intensiva de los factores de riesgo de ateroesclerosis para disminuir el riesgo de infarto de miocardio y de accidente cerebrovascular, que son las causas más frecuentes de muerte en pacientes con EAP3,5 El término claudicación se refiere clásicamente a malestar o dolor en la pierna relacionado con el ejercicio que mejora en reposo, pero también se utiliza para describir el malestar en las extremidades superiores causado por isquemia relacionada con esfuerzo. La claudicación afecta a la función (capacidad de andar o de usar una extremidad) y la calidad de vida. Por tanto, el tratamiento de la claudicación va encaminado a mejorar la función y a disminuir el malestar al máximo nivel de actividad deseado por un paciente. Las dos intervenciones más importantes en el estilo de vida para la claudicación son dejar de fumar y caminar. Juntas, estas intervenciones disminuyen los mecanismos responsables del avance de la enfermedad y cambian de manera favorable la biología arterial (p. ej., función vasodilatadora, función muscular y angiogenia).2,3,5 Es impor tante informar a los pacientes de que el dolor o el malestar asociado a la claudicación no son perjudiciales, y que, cuando el malestar desaparece en reposo, deben reiniciar su actividad para mejorar la resistencia. Las técnicas de revascularización intentan mejorar el flujo sanguíneo arterial en arterias de tamaño mediano y grande obstruidas cuando fracasan los tratamientos no invasivos. La intervención con catéter, si está indicada, debe combinarse con modificaciones del estilo de vida y con tratamiento farmacológico.6 La isquemia crítica de la extremidad se refiere a la EAP con dolor isqué mico en reposo o pérdida de tejido (p. ej., úlcera o gangrena).2,3 Este estado es una urgencia clínica debido al riesgo a muy corto plazo de compromi so de la extremidad con necesidad de amputación. La amputación mayor de las extremidades inferiores se refiere a la amputación en o proximal al tobillo, y hace necesario el uso de una prótesis para andar.3 Es deformante y las amputaciones proximales tienen más influencia en la independencia funcional del paciente. Por el contrario, las amputaciones menores (p. ej., dedos o transmetatarsianas) tienen, por lo general, poca influencia en la capacidad de andar del paciente. Las terapias con catéter para la isquemia crítica de la enfermedad intentan mejorar el flujo sanguíneo para lograr la cicatrización del tejido isquémico, conservar la extremidad (evitar una amputación mayor) o permitir un nivel de amputación más distal, que puede tener menos repercusión en la capacidad de andar del paciente. La enfermedad arterial carotídea cervical, vertebral y subclavia, aunque suele ser asintomática, puede causar una embolia de arteria a arteria con un accidente isquémico transitorio o un accidente cerebrovascular. El ries go de accidente cerebrovascular grave es alto poco después de un episodio, pero más bajo varios meses después de un episodio o si la enfermedad es asintomática.7 La enfermedad arterial mesentérica y renal altera la función de estos órganos. La isquemia intestinal crónica causa malestar abdominal posprandial y rechazo de la comida, que conduce a pérdida de peso, pero puede avanzar a un infarto mesentérico patente con una tasa de mortalidad alta.8 La estenosis de la arteria renal puede desencadenar crisis hipertensivas asociadas a edema pulmonar, hipertensión resistente al tratamiento y deterioro rápido de la función renal.9 La enfermedad sintomática que pone en riesgo un órgano distal (p. ej., isquemia crítica de la extremidad, accidente isquémico transitorio o angi na mesentérica) justifica un método más enérgico, porque estas manifes taciones implican el máximo riesgo de pérdida funcional y de muerte sin tratamiento. La EAP asociada a cuadros clínicos menos peligrosos (p. ej., claudicación) puede permitir un método menos enérgico con más tiem po para aplicar intervenciones en el estilo de vida y farmacológicas (fig. 60-1). Pocas veces está justificada una revascularización quirúrgica o con catéter de la EAP en la extremidad superior o inferior, enfermedad mesentérica o enfermedad arterial subclavia o vertebral. La utilidad de revascularizar la enfermedad carotídea extracraneal asintomática, aparte del tratamiento farmacológico, es dudosa, aunque está avalada por direc trices recientes en pacientes con riesgo más alto de accidente cerebrovas cular y riesgo bajo de acontecimientos adversos periintervención.7 C alidad de las pruebas de evaluación de los tra ta m ie n to s endovasculares A diferencia de la enfermedad coronaria, pocos estudios comparativos de calidad óptima han evaluado el tratamiento endovascular de la EAP y de la enfermedad venosa. Muchos estudios solo tienen un grupo, y la mayor parte se centra en la permeabilidad (ausencia de reestenosis) y en la revas cularización repetida durante un período de tiempo relativamente corto. Aunque estos criterios de valoración proporcionan información sobre los mecanismos que probablemente mejoran los síntomas, la función, la calidad de vida y la conservación de los tejidos, no aportan una orientación directa sobre los síntomas y la función en pacientes con claudicación o con isquemia crítica de una extremidad. Los médicos especialistas en técnicas intervencionistas deben ser conscientes de las limitaciones en muchos estudios y deben realizar más estudios para evaluar criteriosde valoración orientados al paciente y resultados cardiovasculares determinados.111,11 2016. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos El m a te r ia l e n lín e a está d is p o n ib le e n E x p e rtC o n su lt 1347 E n f e r m e d a d e s c a r d io v a s c u l a r e s a t e r o e s c l e r ó t ic a s FIGURA 60-1 Método para el paciente con EAP. Este método está basado en la evaluación del riesgo de acontecimientos adversos con y sin tratamiento, teniendo en cuenta los riesgos de la intervención o de la operación y la decisión fundada del paciente para realizar una revascularización. ACV, accidente cerebrovascular; AIT, accidente isquémico transitorio; ARM, arteriografía por RM; ATC, arteriograffa porTC; CV, cardiovascular; ICE, isquemia critica de la extremidad; LDL, lipoproteínas de baja densidad. TECNOLOGÍA ENDOVASCULAR A ngiop lastia con balón La angioplastia con balón sigue siendo la pieza clave de la intervención endovascular para la EAP y la enfermedad venosa (fig. 60-2). La angio plastia remodela la arteria mediante expansión y moldea la placa ateroes clerótica para ampliar la luz del vaso. Esta técnica provoca, habitualmente, una disección de la placa que puede empeorar o no el flujo sanguíneo. La angioplastia es limitada a corto plazo por la retracción aguda de la arteria y por disecciones que disminuyen el flujo, que pueden causar un cierre brusco de la arteria. A medio plazo, la hiperplasia excesiva de la íntima y el remodelado desfavorable de la arteria pueden conducir a una reestenosis sintomática. A pesar de estas limitaciones, la angioplastia con balón puede conseguir resultados duraderos, sobre todo en lesiones cortas, y la probabilidad de obstrucción de las ramas laterales relacionadas con la lesión es más baja que con la colocación de endoprótesis. La mayoría de los especialistas mantienen inflado el balón bastante tiempo (1 min o más).12 Existen plataformas sobre la guía y de intercambio rápido, además de longitudes del cuerpo corta y larga para las lesiones próximas o más alejadas del punto de acceso. Endoprótesis m etálicas Las endoprótesis metálicas son de dos tipos-expansibles por balón (fig. 60-3) o autoexpansibles (fig. 60-4)-. La colocación de una endo prótesis precisa tratamiento con ácido acetilsalicílico y con una tieno- piridina (p. ej., clopidogrel), aunque la información sobre el tratamiento antiagregante doble procede, en gran medida, de la extrapolación de los estudios sobre endoprótesis coronarias. Las endoprótesis expansibles por balón tienen más resistencia radial y menos probabilidad de desplazamiento durante el despliegue -importan- te para la colocación ostial-. Estas endoprótesis pueden quedar aplastadas por compresión externa, y por esta razón no se utilizan fuera del torso. En ocasiones se usan para tratar la enfermedad tibial, pero solo para isquemia crítica de la extremidad, en la que la permeabilidad a largo plazo puede 1348 ser menos preocupante después de lograr la cicatrización del tejido. Las primeras endoprótesis autoexpansibles eran de acero inoxidable, pero, en la actualidad, se usan con más frecuencia las de nitinol.12 Las endoprótesis de nitinol reexpanden después de la compresión y por dicha razón se utilizan fuera del torso, donde hay más probabilidad de compresión. También pueden utilizarse en arterias tortuosas en las que probablemente se adaptan mejor que las endoprótesis expansibles por balón. Sin embargo, su menor resistencia radial aumenta el riesgo de retracción. Los diseños más recientes son más duraderos y tienen menos probabilidad de fractura.12,13 Las endoprótesis de nitinol no pueden sobre- dilatarse si la endoprótesis tiene un tamaño pequeño para la arteria, lo que puede provocar una yuxtaposición anómala o incluso una embolia de la endoprótesis. Endoprótesis periféricas farm acoactivas Los primeros intentos para añadir un recubrimiento a las endoprótesis autoexpansibles periféricas estaban asociados a menos reestenosis a corto plazo, pero resultaron insatisfactorios a largo plazo, en parte porque las plataformas de la endoprótesis eran más propensas a la fractura. Los modelos de endoprótesis más duraderos12'14 y las endoprótesis farma coactivas con everolimús15 o paclitaxel16 tienen una tasa más baja de reestenosis, aunque sigue en fase de investigación la magnitud del efecto beneficioso a largo plazo. Tampoco está clara la duración apropiada del tratamiento antiagregante doble para estas endoprótesis, pero estudios aleatorizados recientes han empleado por lo general 2-6 meses de trata miento con una tienopiridina.15,16 Endoprótesis cubiertas Las endoprótesis cubiertas o la interposición de un polímero como polite- trafluoroetileno (PITE) han demostrado gran utilidad para tratar perfo raciones relacionadas con el tratamiento endovascular o con la exclusión de aneurismas (fig. 60-5). Algunos estudios han señalado que estos modelos pueden disminuir la tasa de reestenosis en el tratamiento de la enfermedad arterial femoral e üíaca,17,18 pero el efecto beneficioso puede asociarse a tasas sorprendentemente altas de reestenosis en los grupos de referencia de estos estudios. Las desventajas de las endoprótesis cubiertas es un de lit o. FIGURA 60-3 Tratamiento de una estenosis ilíaca primitiva izquierda con endoprótesis expansible por balón desde la arteria femoral derecha heterolateral. A. Estenosis en serie en la arteria ilíaca primitiva izquierda (flecha). B. Despliegue de endoprótesis expansible por balón. C. Arteriografía final. son la oclusión accidental de ramificaciones vasculares importantes, la preocupación por el riesgo de trombosis tardía de la endoprótesis y sobre si simplemente retrasa la reestenosis en vez de prevenirla. Balones farm acoactivos Los balones recubiertos de fármacos para evitar la reestenosis (balones far macoactivos) son un avance interesante que se ha producido en los últimos años. Esta tecnología utiliza un sistema sin relación con la endoprótesis para administrar fármacos como el paclitaxel en la pared arterial des pués de una técnica de angioplastia ordinaria. Los estudios iniciales han logrado resultados esperanzadores con esta tecnología para prevenir la reestenosis en las arterias infrainguinales (femoral y distal).19'23 El riesgo de reestenosis está entre el de la angioplastia con balón ordinario y el de la colocación de una endoprótesis farmacoactiva. Este hecho no es sorpren dí dente, porque esta tecnología no va dirigida contra la retracción arterial, ’> uno de los principales factores que contribuyen a la disminución tardía del diámetro de la luz del vaso. Es necesario definir mejor la durabilidad de este © tratamiento en comparación con la angioplastia con balón ordinario y las endoprótesis metálicas o farmacoactivas. Del mismo modo, existen dudas sobre la necesidad de tratamiento antiagregante doble. Trom bólisis y trom becto m ía La trombólisis dirigida por catéter es un tratamiento complementario importante de la trombosis arterial, trombosis de endoprótesis y enfer medad venosa trombótica oclusiva. La trombólisis puede estar indicada en la trombosis aguda con una extremidad en riesgo pero viable, pero si el riesgo de perder la extremidad es inmediato (p. ej., con déficits motores o sensitivos) es necesaria una embolectomía quirúrgica que consigue una reperfusión mucho más rápida. Gran parte de la experiencia con la trombólisis dirigida por catéter procede de su uso en isquemia aguda de la extremidad, trombosis venosa o embolia pulmonar. Es útil como tratamiento complementario de las manifestaciones subagudas, como la trombosis de una endoprótesis periférica. Los resultados a largo plazo suelen ser mejores si la trombólisis pone de manifiesto una estenosis anatómica que probablemente causa la trombosis y es tratable, por ejem plo, mediante angioplastia repetida. 1349 de la E n f e r m e d a d e s c a r dio v a s c u l a r e s a t e r o e s c l e r ó t ic a s FIGURA 60-4 Tratamiento de una oclusión de la porción distal de la arteria femoral con una endoprótesis de nitinol autoexpansible. A. La guía se aproxima al segmento ocluido. B a D. Se retira un poco el catéter aplicador para soltar la endoprótesis autoexpansible. E. Arteriografía final. F IGURA 60-5 Tratamiento de una perforación de la arteria ilíaca externa con una endoprótesis cubierta. A. Perforación (flecha) después de una aterectomía direccional con aumento en el recuadro inferior derecho. B. Despliegue de una endoprótesis cubierta expansible por balón. C. Arteriografía final con la perforación sellada. La trombólisis dirigida por catéter es más efectiva que la trombólisis intravenosa solo si se introduce un catéter de infusión (con varios orificios para infusión) en el vaso trombosado. También es menos efectiva si se realiza más de 14 días después de la trombosis.3,4 Por lo general, la infusión se mantiene durante 12-24 h porque el tratamiento durante 48 h se asocia a disminución del fibrinógeno circulante y a un riesgo más alto de hemorragia grave.24 La trombólisis dirigida por catéter con o sin angio plastia o colocación de endoprótesis disminuye también la incidencia de síndrome postrombótico en pacientes con trombosis venosa profunda proximal (ilíaca),25 y se usa como tratamiento complementario de la embolia pulmonar masiva (v. tam bién capítulo 73) .26,27 El riesgo de hemorragia grave o mortal es bajo con cualquier pauta de trombólisis. Las contraindica ciones absolutas para trombólisis3,26 son: 1) episodio cerebrovascular en los 2 últimos meses; 2) hemorragia activa; 3) hemorragia digestiva en los 10 días previos, y 4) interven ción neuroquirúrgica (intracraneal o intravertebral) o traum atism o en los 3 m eses an teriores. Las contraindicaciones relativas son: 1) reanim ación cardiopulm onar en los 10 días previos; 2) trata miento quirúrgico o traumatismo no vascular en los últimos 10 días; 3) hipertensión resistente al trata m iento (presión arterial sistólica mantenida > 180 mmHg o presión arterial diastólica > 110 mmHg); 4) punción de un vaso no com primible; 5) tumor intracraneal, y 6) tratam iento quirúrgico ocular reciente. La tro m b ecto m ía m ed ian te aspiración con catéter se realiza con un puerto de in tercam bio rápido para dirigir el catéter al trombo y un puerto de aspiración grande para aspirar el catéter con una jeringa grande.3,4,26 Estos catéteres pueden usarse para aspirar trombos m ás pequeños, pero, por lo general, son inadecuados para un trombo muy voluminoso (p. ej., trombosis de endoprótesis femoral larga). La trombectomía mecánica emplea distintos dispositivos, entre los que pueden estar los fármacos trom bolíticos para ayudar a romper el trombo antes de la extracción mediante un catéter de aspiración o catéteres con efecto Venturi.3,4,26 Aunque la trombectomía mecánica es un tratamiento más rápido que la trombólisis dirigida por catéter, la embolia puede ocluir el lecho arterial distal y puede causar infarto y pérdida de tejido. A terectom ía y otros tra ta m ie n to s Los dispositivos de aterectomía, aunque conceptualmente interesantes, no han demostrado su superioridad frente a la angioplastia en compara ciones directas en la mayoría de los lechos arteriales.12,28,29 La aterectomía es una de las distintas técnicas disponibles, que resulta más útil en las arterias muy calcificadas para mejorar la expansión del balón y de la endoprótesis o en regiones en las que los vasos están sometidos a flexión o torsión repetitiva, como sobre las articulaciones, en las que se evitan las endoprótesis (por fruncimiento y aumento del riesgo de fractura). En estas circunstancias, la aterectomía puede mejorar la distensibilidad de una arteria para permitir una expansión adecuada mediante angio plastia con balón sin disección con disminución del flujo. Los balones farmacoactivos han renovado el interés por esta técnica, porque pueden disminuir la contribución a la reestenosis de una hiperplasia neoíntima excesiva. Es necesaria una evaluación formal de esta técnica mediante estudios clínicos. Los dispositivos de aterectomía rotacional coronaria (Rotablator) suelen ser demasiado pequeños para las arterias periféricas más grandes, y no se sabe con certeza cómo afecta a la circulación distal la ablación de un volumen grande de la placa de una lesión periférica larga (fig. 60-6). Los dispositivos de aterectomía rotacional periférica más utilizados son Jets tream, con un perfil de corte de 2, 3,1 y 3,5 mm (fig. 60-7), y Diamond- back, que utiliza una posición excéntrica para conseguir un arco de corte más amplio.12,28,29 Uno de los dispositivos de aterectomía direccional más utilizado es Silverhawk (fig. 60-8).Todos los dispositivos periféricos tienen tendencia a producir una embolia de la placa en los vasos más pequeños. Los dispositivos de protección antiembólica distal puede prevenir esta complicación. La crioplastia consiste en usar una tecnología patentada de balón y de inflado para inflar el balón con óxido nitroso, que se expande a -1 0 °C (fig. 60-9). Un estudio preliminar mostró tasas más bajas de rees tenosis en las arterias femorales al usar endoprótesis de nitinol que al realizar una angioplastia con balón,30 pero los resultados a largo plazo son inciertos.12,28,29 PLANIFICACIÓN DE LA INTERVENCIÓN D iagnóstico vascular por im agen El diagnóstico vascular por imagen es el primer paso de la planifica ción de una intervención endovascular3,4 (fig. 60-10). Hasta hace pocos años se utilizaba la arteriografía invasiva para determinar la extensión y el grado de enfermedad obstructiva. La arteriografía clásica puede usar un número de imágenes por segundo menor que las necesarias R para coronariografía, porque la mayoría de las arterias periféricas son Jflf l relativamente estáticas. Las imágenes de sustracción digital eliminan el ü lf l hueso y las partes blandas de la imagen, dejando la imagen realzada por ^ contraste de la arteria para mayor claridad, siempre que las imágenes 21 sustraídas permanezcan fijas. g Va en aumento el uso de técnicas de diagnóstico por imagen no invasi- jjj' vas para planificar la vía de acceso vascular y determinar el instrumental 3 probablemente necesario para la técnica. Se utiliza la resonancia mag- O nética (RM) con gadolinio o con otros medios de contraste o secuencias de tiempo de vuelo.31 Las secuencias de tiempo de vuelo están basadas — en el flujo sanguíneo laminar y tienen la ventaja de que no es necesario ^ utilizar medio de contraste, que con escasa frecuencia puede tener efectos ^ adversos graves (p. ej., fibrosis esclerosante nefrógena; v. capítulo 17). ® Pero las secuencias de tiempo de vuelo pueden sobrestimar la gravedad 3 de la enfermedad en regiones de flujo alterado cerca de una placa obs- q _ tructiva o no obstructiva. La arteriografía por tomografía computarizada ^ (ATC) con medio de contraste yodado obtiene imágenes con más rapidez, < pero una calcificación abundante puede ocultar las estenosis y dificulta la interpretación de la lesión.32,33 Los medios de contraste yodados pueden £ causar hipersensibilidad y otras reacciones alérgicas, o pueden deteriorar jJ7 la función renal. ^ La RM no puede utilizarse en pacientes con materiales metálicos o - en su interior (p. ej., la mayoría de los marcapasos, metralla). Muchas «-*■ endoprótesis son compatibles con la RM, pero producen un vacío de c flujo que no permite interpretar la enfermedad obstructiva. La TC de alta resolución con contraste puede distinguir la permeabilidad de las SÍ endoprótesis y es la mejor técnica de imagen especializada para evaluar 3 la permeabilidad de una endoprótesis. Tanto la RM como la TC tienden ® a sobrestimar el grado de estenosis en comparación con la arteriografía O invasiva clásica. O La ecografía doble es muy útil para obtener imágenes de las arterias deoí las extremidades, de las arterias cervicales y de las venas. Sin embargo, jjj- esta técnica de imagen necesita mucho tiempo para explorar sistemas arteriales grandes, de ahí el uso más frecuente de la arteriografía por RM o por TC como técnicas no invasivas para planificar las intervenciones endovasculares. Acceso vascular El acceso vascular a la extremidad inferior más utilizado es desde la porción proximal de la arteria femoral heterolateral. Se dirige un catéter desde el lado de acceso sobre la bifurcación aórtica y a las arterias ilíacas mediante una guía de apoyo. Se dirige un introductor hasta y sobre la bifur cación aórtica, y se introduce la punta en la arteria ilíaca deseada (fig. 60-11). Muchos especialistas conocen bien este acceso, que puede usarse para alcanzar la porción proximal de la arteria femoral en su segmento más superficial. También permite comprimir la arteria contra la cabeza femoral para ayudar a la hemos tasia manual después de retirar el intro ductor. El acceso femoral anterógrado emplea una incisión cutánea varios centím e tros superior a la porción proximal de la arteria femoral y se inclina hacia la cabeza femoral (v. fig. 60-11). Esta vía de acceso aumenta la capacidad de empuje para oclusiones totales y está más cerca de las lesiones tibiales distales, pero es difícil en pacientes con sobrepeso, en los que la aguja debe atravesar una dis tancia más amplia a través de la grasa subcutánea. En algunos pacientes, el acceso retró grado desde la arteria poplítea o des de una arteria tibial puede ayudar a pasar una oclusión total que no es posi ble pasar con un acceso anterógrado34'36 (figs. 60-12 y 60-13). Las desventajas del acceso retrógrado son la posibilidad 1351 FIGURA 60-6 Oclusión de la arteria poplítea tratada mediante Rotablator y angioplastia con balón. A. Arteria ocluida. © B. Rotaburr durante la ablación rotacional. C. Angioplastia con balón. D. Resultado final. ft FIGURA 60-7 Estenosis en la arteria poplítea tratada mediante aterectomía rotacional Jetstream. A. Estenosis poplítea. I (flecha). C. Angioplastia con balón complementaria. D. Arteriografía final. . Catéter Jetstream sobre un filtro protector antiembólico FIGURA 60-8 Oclusión de la porción proximal de la arteria femoral tratada mediante aterectomía direccional. A. Oclusión de la porción proximal de la arteria femoral derecha (flecha). B. Catéter de aterectomía direccional. C. Después de ocho pases de corte. D. Angioplastia con balón complementaria. E. Arteriografía final. F. Material ateromatoso extraído mediante el dispositivo de aterectomía. de lesionar la zona de acceso distal debido al menor tamaño arterial (arterias tibiales) y la mayor dificultad para lograr la hemostasia, porque la localización es más profunda (poplítea). Las técnicas que combinan un acceso anterógrado y retrógrado pueden ayudar a pasar oclusiones totales difíciles. Sin embargo, una técnica fallida desde un acceso retró grado puede provocar una úlcera que no cicatriza y una isquemia crítica de la extremidad, y por esta razón habitualmente se utiliza como «último recurso». El acceso por la arteria humeral puede permitir alcanzar las arterias ilíacas, pero, por lo general, está demasiado alejado de la porción distal de las arterias femorales para la mayoría de los balones y de los dis positivos aplicadores de endoprótesis. Las lesiones en las extremidades superiores pueden alcanzarse m ediante un introductor lanzadera desde un acceso femoral o m ediante una técnica retrógrada desde un acceso radial o humeral. El acceso por la arteria humeral o radial proporciona, a menudo, mejor apoyo para las arterias mesentéricas y renales, porque estas arterias presentan, por lo general, una angulación 1352 inferior. TRATAMIENTO ENDOVASCULAR DE LA ENFERMEDAD ARTERIAL E nferm edad a rteria l periférica de las extrem idades in feriores La anamnesis y la exploración física permiten, normalmente, distinguir al paciente con EAP de otras causas de malestar en la extremidad inferior. Las pruebas fisiológicas como el ITB (v. capítu lo 58) son sencillas y rápidas de realizar, pero las presiones segmentarias en la extremidad inferior pueden indicar la localización de la enfermedad obstructiva. La enfermedad infrainguinal debilita habitualmente los pulsos distales y deteriora el ITB en reposo. La presencia de síntomas típicos de EAP con un ITB normal en reposo debe hacer sospechar enfermedad ilíaca o aórtica, en cuyo caso el ITB de esfuerzo suele estar alterado (v. capítulo 58). En general, solo se utilizan técnicas de imagen más especializadas, como RM,TC o arteriografía invasiva, si se prevé realizar una revascularización. La RM o la TC pueden ayudar a identificar la localización, la extensión y el grado de EAP, y ayudan a determinar la probabilidad de éxito del El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. J■ O Q. Q. < O O" FIGURA 60-9 Crioplastia de una estenosis de la arteria poplítea. A. Estenosis de la arteria poplítea. B. Predilatación con balón de crioplastia. C. Inflado del balón de crioplastia. D. Arteriografía final con cierta estenosis residual por retracción adyacente a un segmento muy calcificado de la arteria poplítea (flecha). FIGURA 6 0-10 Comparación de una arteriografía por RM con una arteriografía de sustracción digital (ASD). A. Rotación lateral de una imagen de proyección en intensidad máxima (PIM) de la región distal de la aorta y de las arterias ilíacas. AIED, arteria ilíaca externa derecha; AMI, arteria mesentérica inferior; AMS, arteria mesentérica superior. B. Rotación anteroposterior de una PIM en la que se ve una oclusión en la arteria ilíaca primitiva izquierda (flecha) y las colaterales de la AMI hacia la arteria ilíaca externa. C. Imagen correspondiente de arteriografía clásica con ASD. tratamiento endovascular comparado con el quirúrgico, además de la vía de acceso y técnicas endovasculares complementarias. En general, el tratamiento de la enfermedad proximal tiene un efecto más duradero que el tratamiento de la enfermedad distal. E n fe rm e d a d ao rto ilía ca La enfermedad aortoilíaca se aborda desde la arteria femoral homolateral, arteria femoral heterolateral o arteria humeral. El abordaje femoral homo- lateral es más directo y se asocia a mayor capacidad de empuje a través de una oclusión. Muchos especialistas realizan con frecuencia un abordaje femoral heterolateral con un introductor pequeño, porque esto permite acceder de inmediato a la aorta o a la arteria ilíaca proximal para oclusión provisional con balón si se produce una perforación y una hemorragia rápida. Aunque la angioplastia con balón simple tiene un efecto muy duradero, en la actualidad son más apropiadas las endoprótesis expansi- bles por balón, porque sus efectos son más duraderos a largo plazo, sobre todo en lesiones largas.3,4 Las «endoprótesis en espejo» son una opción apropiada para la afectación de la aorta distal, pero, en muchos pacientes © con enfermedad ilíaca, la colocación de endoprótesis en el origen de la arteria ilíaca obtiene una respuesta óptima. Las endoprótesis expansibles por balón son preferibles habitualmente para la mayoría de las lesio nes debido a su mayor resistencia radial y precisión de colocación, pero las endoprótesis autoexpansibles pueden ser más apropiadas en las lesio nes más tortuosas (fig. 60-14). Aunque las endoprótesis cubiertas evitan el prolapso de la placa, su valor añadido es dudoso y tienen la posible des ventaja de ocluir la arteria ilíaca opuesta si se despliegan en una posición demasiado proximal o de ocluir la arteria ilíaca interna homolateral si el despliegue es demasiado distal. Son útiles para tratar aneurismas y pueden salvar la vida al paciente si se produce una rotura o una perforación de un vaso.12 Las oclusiones en la aorta distal se tratan quirúrgicamente, por lo general, aunque la angioplastia transluminalpercutánea y la colocación de endoprótesis son opciones razonables en pacientes con un riesgo quirúrgico inaceptable e isquemia crítica de la extremidad. La arteria ilíaca externa sale de la pelvis y se une a la porción proximal de la arteria femoral justo por encima de la cabeza femoral. Esta incli nación a la salida de la pelvis es engañosa en la arteriografía y puede estar relacionada con el riesgo más alto de perforación o disección con tratamiento endovascular. Cuando la arteria sale de la pelvis, puede sufrir 1353 u j FIGURA 60-11 A a C. Acceso a una estenosis ilíaca izquierda desde la porción proximal de la arteria femoral derecha. A. Acceso a la arteria femoral derecha. La flecha indica el punto de acceso del introductor femoral. B. Se dirige un catéter Omniflush desde la arteria ilíaca derecha hasta el origen de la arteria ilíaca izquierda. C. Se usa una guía de soporte para dirigir el introductor a la arteria ilíaca primitiva izquierda para la intervención. D. Acceso anterógrado a la porción proximal de la arteria femoral con la punta del introductor dirigida a la arteria femoral superficial. FIGURA 60-12 Acceso anterógrado y retrógrado a una estenosis de la arteria humeral. A. No es posible pasar la estenosis desde un acceso anterógrado con un introductor lanzadera dirigido a la arteria humeral desde un acceso femoral. B. Se ha logrado pasar la guía por vía retrógrada desde un acceso radial. La guía se ha colocado en el introductor lanzadera. C. Angioplastia con balón anterógrada desde el introductor lanzadera. D. Arteriografía final con un resultado funcional excelente a largo plazo. una compresión extema y, por tanto, puede ser más apropiada una endo prótesis autoexpansible. El éxito técnico de la angioplastia endovascular y de la colocación de endoprótesis, sobre todo en lesiones más cortas en la ilíaca primitiva, es muy bueno y duradero (permeabilidad > 80%) durante un período de 5 años, y es parecido al de la revascularización 1354 quirúrgica.3'12 En fe rm e d a d de la a rte ria fe m o ra l-p o p líte a La ateroesclerosis obstructiva es más frecuente en la porción distal de la arteria femoral que en la porción proximal de la arteria femoral o en la arteria poplítea. Habitualmente, la arteria femoral profunda es el ori gen de una circulación colateral abundante para la extremidad inferior en pacientes con enfermedad de la porción distal de la arteria femoral. La El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. ñ ir , \ D \ [d i o Q. Q. < O O" FIGURA 60-13 Acceso anterógrado y retrógrado a una oclusión de la arteria poplítea distal a la rodilla y de la arteria tibial posterior. A. Segmento ocluido (flechas). B. Guía retrógrada desde el acceso a la arteria tibial posterior en el tobillo. C. Guías anterógrada y retrógrada pasando la oclusión. D. La guía anterógrada ha pasado cruzando la oclusión y ha llegado al segmento distal de la arteria tibial posterior. E. Después de la angioplastia con balón se colocó una endoprótesis corta en el segmento ocluido. F. Arteriografía final. i S r FIGURA 6 0-14 Intervención aortoilíaca para una oclusión de la arteria ilíaca primitiva derecha y estenosis en serie en la arteria ilíaca izquierda. A. Arteriografía en fase inicial en la que se ve una oclusión de la arteria ilíaca primitiva derecha. B. Arteriografía en fase tardía en la que se ve la arteria ilíaca externa derecha permeable (flecha). C. Endoprótesis expansible por balón bilateral en espejo en ambas arterias ilíacas primitivas. D. Arteriografía combinada en la que se observa el resultado final. porción proximal de la arteria femoral es más difícil de tratar, porque está sometida a más flexión y extensión al mover la cadera, y es probable que las complicaciones que ocluyen esta arteria provoquen un riesgo agudo para la extremidad como consecuencia de la obstrucción de la arteria femoral profunda y de la porción distal de la arteria femoral. Aunque la angioplastia con balón puede lograr un buen resultado en la enfermedad obstructiva de la porción proximal de la arteria femoral secundaria a ateroesclerosis o a complicaciones del acceso a la porción proximal de la arteria femoral para otras técnicas, la reparación quirúrgica mediante angioplastia con parche es el patrón de referencia para la mayoría de los pacientes con un riesgo quirúrgico aceptable. No deben usarse endo prótesis expansibles por balón en esta zona, debido a la compresión repetitiva por los movimientos de la cadera, y deben evitarse las endo prótesis autoexpansibles por problemas de duración. La arteria femoral profunda es más pequeña y tiene una pared más fina que la porción distal de la arteria femoral, y el riesgo de complicaciones y las pruebas del éxito a largo plazo mediante intervención con catéter son inciertas. La porción distal de la arteria femoral y la arteria poplítea están impli- © cadas en la mayor parte de las intervenciones femorales percutáneas, y las técnicas intervencionistas son parecidas en ambas arterias. La EAP afecta con frecuencia a estas arterias, que está sometidas a torsión y a estiramiento con los movimientos de la extremidad inferior. La arteria poplítea sufre más torsión y fruncimiento, y, por lo general, se evitan las endoprótesis en la región entre el polo proximal de la rótula y la lámina metafisaria tibial proximal con la rodilla en extensión (fig. 60-15). La colocación de una endoprótesis en esta región la somete a flexión, com presión y torsión extremas, y se asocia a fractura de la endoprótesis, rees tenosis y escasa durabilidad. Por tanto, la colocación de endoprótesis en la región de la rodilla debe considerarse solo en pacientes con isquemia crítica de la extremidad y un resultado insatisfactorio de la angioplastia, y en los que tienen un riesgo quirúrgico inaceptable. Las tasas de éxito a corto plazo de las intervenciones con catéter se acercan al 90% en la actualidad, en parte gracias al uso de una amplia variedad de guías, catéteres de paso y catéteres de reentrada para las oclusiones totales. Las tasas de reestenosis son más altas que en la arteria ilíaca, y puede ser necesario repetir la intervención. Las intervenciones con catéter deben considerarse parte de un método de vigilancia a largo plazo para la enfermedad recurrente o nueva e intervenciones repetidas 1355 E n f e r m e d a d e s c a r d io v a s c u l a r e s a t e r o e s c l e r ó t ic a s FIGURA 60-15 La arteria poplítea está sometida a torsión y fruncimiento al flexionar la rodilla. A. Proyección anterior de arteriografía poplítea con la rodilla extendida. B. Aumento de la tortuosidad de la arteria poplítea en proyección anteroposterior con la rodilla en flexión de 90°. Las flechas indican el borde distal de la endoprótesis autoexpansible en la porción distal de la arteria femoral. cuando sea necesario.37,38 La angioplastia con balón sola tiene una dura bilidad parecida a la de la colocación de endoprótesis primaria en lesiones cortas (<50-100 mm de longitud) 30 y, en este contexto, la colocación de una endoprótesis provisional para una oclusión brusca, una disec ción con disminución del flujo o una expansión inadecuada (estenosis residual > 30-50%) es una opción aceptable. En las lesiones más largas (>100 mm), la colocación de una endoprótesis de nitinol autoexpansible primaria puede conseguir más durabilidad y capacidad de andar que la angioplastia con balón combinada con endoprótesis provisional14 (fig. 60-16; v. también fig. 60-4 y vídeos 60-1 a 60-10). Las endoprótesis de nitinol tienen una tasa de reestenosis más baja que las endopró tesis autoexpansibles de acero inoxidable. Los resultados iniciales de estudios con endoprótesis autoexpansibles de nitinol farmacoactivas indican que la tasa de reestenosis es menor que con angioplastia con balón y endoprótesis de nitinol metálica,15,16 pero todavía no se conocen los resultadosa largo plazo. La aterectomía (direccional, rotacional o láser), los balones de corte y la crioterapia tienen pocas ventajas a pesar de su utilidad teórica.14,28 No obstante, la aterectomía puede permitir un aumento de la expansión luminar con balones y endoprótesis en la enfermedad calcificada. La aterectomía produce émbolos en algunos pacientes, y muchos espe cialistas recomiendan usar dispositivos de protección antiembólica. No se han realizado comparaciones directas aleatorizadas entre técnicas complementarias y angioplastia con balón o colocación de endoprótesis en la arteria femoral, pero los datos disponibles y la extrapolación de la experiencia coronaria indican que su uso habitual no disminuye los riesgos de reestenosis a largo plazo. Los balones farmacoactivos tienen tasas de reestenosis más bajas que la angioplastia con balón19,20,22,23 y pueden lograr un resultado duradero con o sin aterectomía en regiones en las que deben evitarse las endoprótesis, como sobre las articulaciones. Los especialistas en intervencionismo deben aplicar sistemas de vigi lancia de los pacientes para detectar enfermedad nueva o recurrente y tratar de manera intensiva los factores de riesgo de ateroesclerosis. La colaboración con especialistas quirúrgicos y en medicina vascular debe mejorar los resultados, aunque esta suposición no se ha evaluado de manera formal. En fe rm e d a d tib ial La arteria poplítea se divide en tres arterias tibiales: tibial anterior, que 1356 se continúa con la arteria dorsal del pie; tibial posterior, que forma la w Arteriografias combinadas en las que se ve una oclusión larga de la de la arteria femoral derecha (flecha y línea discontinua en A). B. Se han desplegado tres endoprótesis autoexpansibles de nitinol en la porción distal de la arteria femoral para restablecer el flujo en dicha arteria. arcada pedia con la arteria tibial anterior; y arteria peronea, que, por lo general, termina justo proximal al tobillo, pero puede ser una colateral importante para el pie. En general, la claudicación es infrecuente incluso con la obstrucción de dos de las tres arterias tibiales. Las intervenciones con catéter tienen unas tasas de reestenosis altas, en parte debido al diámetro pequeño y a la longitud extensa de la lesión, y pocas veces están justificadas en pacientes con claudicación. Con frecuencia, la corrección de una enfermedad proximal obstructiva soluciona la clau dicación incluso si se deja sin tratar la enfermedad tibial extensa. Por el contrario, el tratam iento de la enferm edad tibial grave en pacientes con isquemia crítica de la extremidad puede favorecer la cicatrización de la herida, anular el dolor en reposo y prevenir una amputación mayor (fig. 60-17). Pueden ser necesarias varias interven ciones con catéter durante un período de varios meses para lograr la cicatrización de una úlcera si la reestenosis ralentiza la cicatrización. Sin embargo, una vez cicatrizada la úlcera, la reestenosis es menos preocupante siempre que se aplique un tratamiento y una protección adecuada del pie para evitar la dehiscencia de la piel. El tratamiento de la isquemia crítica de la extremidad con úlcera o gangrena debe incluir un seguimiento riguroso para desbridar el tejido necrótico en zonas ulceradas y facilitar la cicatrización. Los dedos gangrenados pueden dejarse secos normalmente hasta que se momifican y se autoamputan. La gangrena infectada hace necesaria una amputación quirúrgica para evitar la osteomielitis. Por lo general, es necesario un tratamiento en equipo formado por especialistas en heridas, podólogos, cirujanos y especialistas en prótesis. La enfermedad tibial se trata con más frecuencia mediante inflado prolongado del balón, pero las endoprótesis se usan como tratamiento de rescate de la disección con disminución del flujo12 (fig. 60-18; v. también fig. 60-13). Aunque se utilizan endoprótesis farmacoactivas expansibles por balón, son vulnerables a la compresión externa, y los balones farma- coactivos pueden tener un efecto más duradero.21 E nferm edad de las arterias cervicales E n fe rm e d a d ca ro tídea extrac ranea l La enfermedad extracraneal de la arteria carótida primitiva y de la arteria carótida interna puede producir una embolia de arteria a arteria, una de las causas del accidente cerebrovascular isquémico (v. tam bién capítulo 59). En las dos últimas décadas, los avances en las técnicas con catéter han permitido tratar a los pacientes con riesgo alto de accidente cerebrovas cular por esta causa con resultados parecidos a los de la endoarterectomía carotídea clásica.7 Los síntomas son el factor más importante relacionado con el ries go de accidente cerebrovascular discapacitante y con la indicación de revascularización. La enfermedad sintomática se refiere a los pacientes con un accidente cerebrovascular leve o un accidente isquémico transi torio. En la circulación carotídea, los síntomas más frecuentes son dis- fasia, hemiparesia o hemiparestesia heterolateral, y ceguera monocular transitoria homolateral (amaurosis fugaz).40 Los síntomas que duran menos de 24 h sin infarto en los estudios de imagen se clasifican como accidente isquémico transitorio. Los accidentes cerebrovasculares leves están definidos por la presencia o ausencia de déficits clínicos residuales con signos de infarto en los estudios de imagen.40 La mayor sensibilidad de las técnicas de imagen nuevas (p. ej., RM de difusión) comparadas con otras técnicas previas puede haber aumentado la probabilidad de detectar infartos pequeños sin déficits clínicos residuales.40 El segundo factor relacionado con el riesgo de accidente cerebrovas cular es el grado de estenosis de la arteria carótida interna extracraneal. En los pacientes con síntomas recientes y una estenosis mayor del 70%, el riesgo de accidente cerebrovascular en los 5 años siguientes es del 30%, con un riesgo del 10% aproximadamente en los primeros 3 meses.7,40 Sin embargo, después de 3 meses, el riesgo de accidente cerebrovascular baja y se aproxima al riesgo en pacientes asintomáticos con un grado de estenosis similar («2-3% anual).41 La endoarterectomía y la colocación de endoprótesis carotídeas tienen un riesgo bajo de accidente cerebrovascular durante la intervención/ operación que limita su efecto beneficioso a pacientes con riesgo bajo de episodios perioperatorios, pero con un riesgo más alto de accidente cerebrovascular a largo plazo sin revascularización (tablas 60-1 y 60-2). Basándose en estudios comparativos entre tratamiento quirúrgico y far macológico de los 20 años anteriores, se recomienda la endoarterectomía para los pacientes sintomáticos con más del 50-99% de estenosis en la arteriografía invasiva o una estenosis de más del 70% en los estudios de imagen no invasivos y con un riesgo periintervención de accidente cere brovascular o muerte menor del 6%.7,40 En los pacientes asintomáticos, las indicaciones son una estenosis del 80-99% en los que tienen un riesgo periintervención de accidente cerebrovascular o de muerte menor del 3%.7 La colocación de endoprótesis en la arteria carótida con protección antiembólica ha evolucionado hasta convertirse en un tratamiento equiva lente a la endoarterectomía carotídea quirúrgica según las comparaciones directas en estudios aleatorizados de pacientes con un riesgo normal o alto de episodios cardiovasculares perioperatorios.42,43 Lograr un riesgo periintervención aceptablemente bajo depende de la formación adecuada de los especialistas.44 Varios estudios aleatorizados sin certificación de la formación adecuada en colocación de endoprótesis carotídeas mostraron una tendencia al aumento del número de acontecimientos adversos periintervención con la colocación de endoprótesis comparada con el tratamiento quirúrgico,45,46 aunque después de varios años dichos estudios no mostraron diferencias en la tasa de accidente cerebrovascular o de muerte.47,48 Las indicacionesposibles para la colocación de endoprótesis carotídeas son las mismas que las señaladas antes para la endoarterecto mía. Igual que en la endoarterectomía, varios factores determinan el éxito de la colocación de endoprótesis carotídeas. Además de una formación y una experiencia adecuada del médico, es necesario seleccionar pacientes con riesgo bajo de complicaciones asociadas a esta técnica. La selección del paciente es muy importante en pacientes asintomáticos o en los que han pasado varios meses sin síntomas, en los que el efecto beneficioso absoluto de la endoarterectomía quirúrgica o de la colocación de endo prótesis es menor que en los pacientes con síntomas recientes.44 En pacientes asintom áticos, la disminución del riesgo m ediante revascularización se consigue poco a poco a largo plazo y debe compen sar el bajo pero importante riesgo perioperatorio/periintervención. Este efecto beneficioso tarda normalmente varios años en apreciarse y los pacientes asintomáticos deben tener una tasa de supervivencia a 5 años razonable para que la probabilidad de conseguir el efecto beneficioso de la revascularización sea realista. También se seleccionan pacientes con un riesgo bajo de accidente cerebrovascular, infarto de miocardio o muerte periintervención para aumentar el efecto beneficioso a largo plazo. Para la colocación de endoprótesis carotídea se seleccionan pacientes sin tortuosidad excesiva del vaso, calcificación abundante ni déficits cognitivos importantes.44 Los pacientes mayores de 80 años tienen un riesgo más alto de acontecimientos adversos perioperatorios con colocación de endoprótesis o con tratamiento quirúrgico.44 El crite rio principal de valoración del estudio CREST reciente en pacientes con un riesgo quirúrgico medio no mostró diferencias en los resultados a largo plazo entre colocación de endoprótesis y tratamiento quirúrgico.42 Los análisis secundarios detectaron un riesgo ligeramente más alto de accidente cerebrovascular periintervención con colocación de endo prótesis (sobre todo en mayores de 80 años) y un riesgo ligeramente más alto de infarto de miocardio con tratamiento quirúrgico.42 La colocación de endoprótesis carotídea empieza por el acceso a la arteria carótida primitiva con un catéter diagnóstico seguido de un intro ductor aplicador. La protección embólica consiste en protección distal con filtros o balones obstructivos desplegados en posición distal a la estenosis carotídea o dispositivos de oclusión proximal desplegados en posición proximal a la estenosis. Los filtros permiten mantener el flujo sanguíneo al encéfalo y, en teoría, provocan menos isquemia si el polígono de Willis es incompleto. Se colocan endoprótesis autoexpansibles con sistemas aplicadores sobre una plataforma de 0,35 mm para soportar la compresión externa (figs. 60-19 y 60-20). ü F IG U R A 6 0 - 1 7 Revascularización de una arteria tibial anterior completamente ocluida en un paciente con una úlcera persistente en el dedo gordo derecho. A. Oclusión proximal de la arteria tibial anterior (flecha) sin flujo en el pie. B. Guía pasando la arteria tibial anterior en el tobillo. C. Angioplastia con balón de toda la arteria tibial anterior (la imagen muestra un balón en el segmento proximal de la arteria tibial anterior). D. Arteriografía final. P, arteria peronea; TA, arteria tibial anterior. FIGURA 6 0-18 Colocación de endoprótesis de rescate en un paciente con isquemia crítica de la extremidad y gangrena de los dedos. A. Guía pasando una arteria peronea ocluida. Las arterias tibial anterior y tibial posterior estaban ocluidas. B. Angioplastia con balón de la arteria peronea. C. Disección y retracción del segmento proximal de la arteria peronea. D. Despliegue de la endoprótesis. E. Arteriografía final de la arteria peronea. T A B L A 60-1 Factores asociados al aum ento del riesgo de complicaciones con colocación de una endoprótesis en la arteria carótida Cayado aórtico tortuoso Trastorno de la coagulación o de las plaquetas Acceso vascular difícil Lesión o calcificación del vaso Trombo visible Edad avanzada (>75-80 años)* *EI riesgo de accidente cerebrovascular es más alto al colocar una endoprótesis en la arteria carótida, y el riesgo de infarto de miocardio es más alto al realizar una endoarterectomía carotídea. T A B L A 60 -2 Factores asociados al aum ento del riesgo por operación quirúrgica en la arteria carótida Criterios anatómicos Lesión cervical alta o intratorácica Tratamiento quirúrgico o radioterapia cervical previos Oclusión de la arteria carótida heterolateral Endoarterectomía carotídea homolateral previa Parálisis del nervio laríngeo heterolateral Traqueotomía Enfermedades concurrentes Edad > 80 años* Insuficiencia cardíaca congestiva de clase III o IV Angina de pecho de clase III o IV Enfermedad coronaria prindpal izquierda Enfermedad arterial coronaria de dos o tres vasos Necesidad de tratamiento quirúrgico cardíaco abierto Fracción de eyección < 30% Infarto de miocardio reciente Enfermedad pulmonar obstructiva crónica grave *EI riesgo de accidente cerebrovascular es más alto al colocar una endoprótesis en la arteria carótida, y el riesgo de infarto de miocardio es más alto al realizar una 1358 endoarterectomía carotídea. En fe rm e d a d ve rteb ra l y subc la v ia Las arterias vertebrales derecha e izquierda nacen normalmente de las arterias subclavias derecha e izquierda, ascienden a través de las vértebras cervicales hasta la región posterior del cráneo y se unen para formar la arteria basilar. Una arteria vertebral suele ser más grande (dominante) que la otra, y la obstrucción de una de estas arterias se tolera bien en general. La insuficiencia vertebrobasilar es un diagnóstico clínico con síntomas del tronco encefálico y del cerebelo, como mareo, ataxia, diplopia y síncope.40 La ateroesclerosis suele afectar al segmento proximal de las arterias vertebrales, pero la insuficiencia vertebral puede estar causada por una enfermedad proximal más extensa en el tronco braquiocefálico o en las arterias subclavias. Los pacientes con insuficiencia vertebrobasilar tienen un riesgo de accidente cerebrovascular en 5 años del 30% aproxi madamente sin ningún tratamiento. El tratamiento farmacológico de la enfermedad de la arteria vertebral comprende fármacos antiagregantes e inhibidores de 3-hidroxi-3-metil- glutaril-coenzima A (HMG-CoA). La normalización de la presión arterial para prevenir el accidente cerebrovascular isquémico requiere un ajuste meticuloso para evitar la hipotensión arterial y la hipoperfusión, que pueden desencadenar los síntomas. El tratamiento quirúrgico mediante sección y reimplantación en la arteria subclavia adyacente se asocia a una morbilidad alta, como síndrome de Homer (2%), linfocele (10-15%), quilotórax (<1% ) y trombosis (5-10%), con una mortalidad elevada (5%). El tratamiento percutáneo extracraneal, sobre todo con colocación de endoprótesis, tiene bastante menos morbimortalidad a corto plazo, y la mortalidad a largo plazo es parecida a la del tratamiento quirúrgico (10-20% a 3 años), relacionada, en parte, con la prevalencia alta de otras enfermedades concurrentes.49 La estenosis subclavia afecta con más frecuencia el origen de la arteria subclavia izquierda que el tronco braquiocefálico o la arteria subclavia derecha. Esta predilección puede ser consecuencia de la mayor turbulencia del flujo sanguíneo en el origen de la arteria subclavia izquierda. La esteno sis subclavia causa, por lo general, una diferencia de 15 mmHg o más entre las dos extremidades superiores en la presión arterial humeral determinada con métodos no invasivos,50 a menos que exista una enfermedad avanzada bilateral. Sin embargo, la mayoría de las estenosis subclavias permanecen asintomáticas y no es necesaria una evaluación diagnóstica ni una revas cularización. Los síntomas de estenosis subclavia son claudicación de la extremidad superior con la actividad, anginaen pacientes con injerto de arteria torácica/mamaria interna izquierda por derivación arterial coro naria quirúrgica previa31 (fig. 60-21), insuficiencia vertebrobasilar con la / j íjy T V 'J ■ ~ * I < ACI pnH i S a m r O o Q. Q. < O O" FIGURA 60-19 Colocación de endoprótesis carotídea por estenosis carotídea sintomática. A. Estenosis en el origen de la arteria carótida interna izquierda (ACI). I desplegada. Las flechas señalan los marcadores del filtro de protección antiembólica. C. Arteriografía final; las flechas indican los límites de la endoprótesis. , Endoprótesis FIGURA 60-20 Imágenes de arteriografía intracraneal del paciente de la figura 60-19. A. La arteriografía carotídea derecha muestra la arteria carótida interna (ACI) derecha, la arteria cerebral media (ACM) y la arteria cerebral anterior (ACA). Se observa un llenado cruzado a través de la arteria comunicante anterior en la arteria cerebral anterior izquierda de bido a la perfusión débil por la estenosis en el segmento cervical de la arteria carótida interna izquierda (v. fig. 60-19A). B. Arteriografía de la carótida izquierda que muestra escaso relleno de la carótida izquierda en relación con la carótida principal. C. Mejora de la perfusión de la carótida izquierda tras implantar una endoprótesis en la arteria carótida principal (v. fig. 60-19C). FIGURA 60-21 Colocación de endoprótesis en un paciente con angina e isquemia de la pared ventricular izquierda anterior observada en una prueba de esfuerzo. A. Introductor lanzadera colocado en el origen de la arteria subclavia y estenosis. AMI, arteria mamaria interna; Vert., arteria vertebral. B. Endoprótesis desplegada para mejorar el flujo sanguíneo a la AMI. E n f e r m e d a d e s c a r d io v a s c u l a r e s a t e r o e s c l e r ó t ic a s actividad de la extremidad superior por robo vertebral, o síndrome de robo isquémico (mano) en pacientes con una fístula para diálisis.32 Aunque los estudios de imagen no invasivos pueden identificar flujo inverso en la ar teria vertebral distal a una estenosis subclavia, esta anomalía fisiológica no siempre produce síntomas, sobre todo si afecta a una arteria vertebral no dominante o si el flujo sanguíneo en la arteria vertebral heterolate- ral es normal. Por tanto, la inversión fisiológica del flujo en la arteria vertebral sin síntomas no es una indicación de revascularización. El tratamiento farmacológico va dirigido contra el avance de la ateroes clerosis (p. ej., fármacos antiagregantes, inhibidores de la HMG-CoA reductasa, normalización de la presión arterial). Dado que la enferme dad subclavia suele ser proximal u ostial, la técnica de revascularización quirúrgica más utilizada es la derivación subclavia a la carótida primitiva, con un riesgo del 5% de morbilidad, especialmente accidente cerebro- vascular. Por esta razón, para revascularizar la enfermedad subclavia sintomática se emplea con más frecuencia la revascularización percutánea con endoprótesis. Por lo general, se utilizan endoprótesis expansibles por balón, porque permiten una colocación más precisa para cubrir el origen de la arteria y evitar el origen de la arteria vertebral y de la arteria mamaria interna izquierda. Si estas ramas distales quedan cubiertas por la placa de ateroma por efecto «quitanieves» en la ramificación vas cular, las endoprótesis expansibles por balón permiten dilatar a través del soporte de la endoprótesis en la ramificación vascular. El accidente cerebrovascular embólico es poco frecuente, probablemente por el flujo inverso descendente por la arteria vertebral durante la dilatación con balón y la colocación de endoprótesis. Por eso se usa con poca frecuencia la protección antiembólica durante la colocación de endoprótesis en la arteria vertebral o en la subclavia. Los resultados a largo plazo de la colocación de endoprótesis por enfermedad subclavia y braquiocefálica son excelentes (permeabilidad global > 90 %).53 Enferm edad de las arterias m esentérica y renal A rte r ia m esenté rica Tres arterias irrigan las visceras mesentéricas: arteria celíaca, arteria m esentérica superior y arteria m esentérica inferior. Aunque la ate roesclerosis avanzada de la aorta es frecuente, la angina o el infarto mesentérico son muy poco frecuentes, probablemente por las diversas redes colaterales en el m esenterio. La isquemia m esentérica aguda con infarto es una urgencia quirúrgica, porque generalmente se asocia a infarto del intestino delgado o grueso.8 Un émbolo (p. ej., desde un trombo parietal en el corazón asociado a fibrilación auricular) es una causa frecuente y, por lo general, se aloja en el segmento proximal de la arteria mesentérica (normalmente, en la arteria mesentérica superior). Es necesaria una operación quirúrgica urgente en menos de 24 h para resecar el intestino necrótico y revascularizar el intestino isquémico, porque, si el diagnóstico se retrasa más allá de este período, casi todos los pacientes fallecen. La isquemia m esentérica crónica es un síndrome más gradual que produce malestar o dolor abdominal intenso al comer y pérdida de peso considerable, porque el paciente evita comer.8 Casi siempre se observa estenosis u oclusión de más de dos arterias mesentéricas. La enfermedad suele ser contigua e implica ateroesclerosis avanzada de la aorta y de los orígenes de las arterias mesentéricas. La enfermedad asintomática de las arterias mesentéricas no precisa revascularización. Puede emplearse la endoscopia para detectar cambios asociados a isquemia, pero la obtención de imágenes con técnicas no invasivas, como la ecografía doble, o la arteriografía por RM o por TC, identifica, por lo general, la extensión de la enfermedad. La arteriografía invasiva requiere, normalmente, una aortografía lateral para identificar con claridad los orígenes de las arterias mesentéricas. La revascularización quirúrgica con reimplantación de las arterias tiene una morbimortalidad elevada (10-15%) debido a la edad avanzada y a otras enfermedades vasculares concurrentes. La angioplastia percutánea con colocación de endoprótesis tiene menos mortalidad (<5% ) y morbilidad, y corrige los síntomas en un 70-80% de los pacientes aproximadamente durante un período de varios años8 (fig. 60-22). La reestenosis puede hacer necesaria una intervención adicional y puede identificarse mediante ecografía doble o arteriografía p orTC o por RM. A rte r ia renal La estenosis de la arteria renal puede causar hipertensión secundaria o deterioro rápido de la función renal. Los indicios clínicos para diagnosticar FIGURA 60-22 Estenosis mesentérica. A y B. Ambos vasos presentaban una estenosis critica. AMS, arteria mesentérica superior. C. Se realizó una técnica intervencionista para 1 3 6 0 restablecer la permeabilidad en ambas, como se aprecia en D. Los síntomas de la paciente desaparecieron y empezó a aumentar de peso. 1. Inicio de la hipertensión en pacientes <30 años o >50 años 2. Hipertensión resistente, maligna o acelerada 3. Disfunción renal inexplicada 4. Desarrollo de insuficiencia renal o empeoramiento de la función renal tras tratamiento con inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina o de bloqueantes del receptor de angiotensina 5. Edema pulmonar fulminante 6. Riñón atrófico o una diferencia de tamaño >1,5 cm entre los dos riñones 7. Enfermedad coronaria multivaso o enfermedad vascular periférica ú■ o O. Q. < O O" tes con estenosis ateroesclerótica de la arteria renal e hipertensión arterial o insuficiencia renal crónica.61 La reestenosis después de colocación de una endoprótesis renal depen de del tamaño de la arteria, de modo que las arterias más grandes (diáme tro > 6 mm) tienen una tasa más baja de reestenosis que las arterias más pequeñas. La mayoría de las reestenosis se producen durante el primer año, y el 80-90% de las arterias con endoprótesis están libres de reesteno sis a largo plazo.62,63 La respuesta clínica ala colocación de endoprótesis es imprevisible, en parte por otras enfermedades concurrentes que alteran la función renal y la normalización de la presión arterial, como la nefropatía diabética o la neuropatía hipertensiva. Los marcadores propuestos para la probabilidad de respuesta clínica a la colocación de endoprótesis en la arteria renal comprenden los supuestos clínicos mencionados antes, un gradiente translesional alto con vasodilatadores (parecido a la reserva de flujo fraccionario coronario), un péptido natriurético cerebral alto y un índice de resistencia elevado (cociente entre [velocidad sistólica máxima -velocidad telediastólica]/velocidad sistólica máxima) medido en las arterias segmentarias mediante ecografía doble. Sin embargo, estudios más recientes no apoyan la utilidad del péptido natriurético cerebral62 ni del índice de resistencia64 como indicadores de la respuesta de la presión arterial. Aunque algunos pacientes con disfunción renal y estenosis conside rable pueden presentar una mejora de la función renal con la colocación de endoprótesis, alrededor de un tercio de los pacientes no mejoran y otro 20-30% sufre un empeoramiento de la función renal, probablemente por ateroembolia. Aunque muchos médicos intervencionistas usan dis positivos de protección antiembólica durante la colocación de endo prótesis renal, se desconoce su utilidad para prevenir la ateroembolia o el empeoramiento de la función renal. La displasia fibromuscular es una causa más infrecuente todavía de hipertensión arterial y suele afectar a pacientes más jóvenes, con una prevalencia más alta en las mujeres.65 Aunque antes se empleaba una defi nición histológica, una clasificación reciente basada en criterios de imagen de la enfermedad («formación de rosario» multifocal o unifocal) tiene cierto valor pronóstico.66 La displasia fibromuscular afecta, por lo general, el segmento central o distal de la arteria renal, mientras que la ateroes clerosis suele afectar el origen o el segmento proximal de la arteria renal.9 La displasia fibromuscular se acompaña, con frecuencia, de enfermedad similar en otros lechos arteriales (p. ej., arterias carótidas).65 Este diagnós tico tiene una importancia especial, porque la angioplastia con balón sin colocación de endoprótesis suele normalizar de manera muy efectiva la presión arterial con una respuesta duradera. T A B L A 60-3 Predictores clínicos de estenosis de la arteria renal Modificado de Hirsch AT, Haskal ZJ, Hertzer NR, et al: ACC/AHA 2005 guidelines for the management o f patients with peripheral arterial disease (lower extremity, renal, mesenteric, and abdominal aortic): Executive summary: A collaborative report from the American Association for Vascular Surgery/Society for Vascular Surgery, Society for Cardiovascular Angiography and Interventions, Society for Vascular Medicine and Biology, Society o f Interventional Radiology, and the ACC/AHA Task Force on Practice Guidelines (Writing Committee to Develop Guidelines for the Management o f Patients with Peripheral Arterial Disease) endorsed by the American Association o f Cardiovas cular and Pulmonary Rehabilitation; National Heart, Lung and Blood Institute; Society for Vascular Nursing; TransAtlantic Inter-Society Consensus; and Vascular Disease Foundation. J Am Coll Cardiol 47:1239, 2006. la estenosis de la arteria renal son inicio de la hipertensión arterial antes de los 55 años, hipertensión arterial resistente o maligna (sobre todo, en un paciente estable hasta entonces), aumento rápido de la concentración de creatinina durante un período de varios meses o más breve, y edema agudo de pulmón sin una causa cardíaca patente (p. ej., por hipertensión arterial súbita con o sin insuficiencia mitral aguda) ( ta b la 60-3). Las imágenes de ecografía doble, o de arteriografía invasiva, porTC o por RM pueden identificar la estenosis de la arteria renal. La hipertensión arterial resistente a pesar del tratamiento con varios fármacos antihipertensores es un indicador de riesgo cardiovascular alto,34 y la estenosis de la arterial renal no se correlaciona bien por sí misma con descenso de la presión arterial después de colocación de endoprótesis en la arteria renal. La desnervación simpática de la arteria renal es una técnica endovascular prometedora para la hipertensión resistente,35 pero todavía está en fase de investigación56 (v. c a p ítu los 43 y 44). Aunque la estenosis de la arteria renal es bastante frecuente, resulta difícil determinar si es una causa reversible de hipertensión arterial o de deterioro de la función renal.9 El cribado fuera de los supuestos clínicos mencionados tiene un rendimiento escaso probablemente y no está jus tificado, porque el tratamiento no suele modificar la presión arterial ni la función renal.57Varios estudios aleatorizados recientes sobre colocación de endoprótesis en la arteria renal con más del 50% de estenosis en la arteriografía para normalizar la hipertensión arterial resistente o para conservar la función renal no respaldan la intervención fuera de los supuestos clínicos señalados antes.58,59 Sin embargo, muchos expertos critican estos estu dios por incluir pacientes con una enfermedad sin repercusión hemodinámica.9,611 Unos criterios arteriográficos más estrictos (p. ej., estenosis >80% ) o la estenosis con un gradiente trans lesional usando un catéter pequeño (<5 French [5 F]) o una guía de presión pueden identificar lesiones con más probabilidad de respuesta favorable a la colocación de endoprótesis en la arteria renal611 (fig. 60-23). Los actuales criterios hemodinámicos en reposo con catéter son un gradiente sistólico mínim o de 20 m mHg o un gradiente medio mínimo de 10 mmHg. Este método se evaluó en el estudio Cardiovascular Outcom es in Renal A therosclerotic Lesions (CORAL) para ver si la colocación de endo prótesis en la arteria renal mejora la función renal, la presión arterial u otros criterios de valoración clínicos en pacientes identificados con este método. El estudio CORAL mostró que la colocación de endoprótesis en la arteria renal no mejora de manera apreciable la prevención de los episodios clínicos cuando se combina con tratamiento farmacológico intensivo en pacien FIGURA 6 0-23 Endoprótesis en la arteria renal izquierda para hipertensión resistente y gradiente de 20 mmHg a través de la estenosis proximal medido con una guía de presión. A. Renografía izquierda en la que se ve la estenosis ostial (flecha corta) y el dispositivo de filtro antiembólico (flecha larga). B. Despliegue de la endoprótesis que sobresale un poco en la aorta. C y D. Arteriografía final en fase inicial y tardía. 1361 E n f e r m e d a d e s c a r d io v a s c u l a r e s a t e r o e s c l e r ó t ic a s TRATAMIENTO ENDOVASCULAR DE LA ENFERMEDAD VENOSA Trombosis venosa profunda de las extrem idades La trombosis venosa profunda de la extremidades superiores o inferiores está causada por varios factores que a menudo se engloban en la tríada de Virchow (anomalías de la coagulación, flujo hemodinámico lento o lesión endotelial) (v. capítulo 73). Estos factores comprenden estados hipercoagulables, insuficiencia venosa, obstrucción externa, fibrosis o anomalías congénitas de las venas, o lesión venosa. Una distinción clínica importante es si la trombosis venosa profunda está asociada a una causa reversible evidente (provocada) o no (no provocada y con necesidad de anticoagulación más prolongada). El tratamiento principal de la trombosis venosa profunda de la extre midad inferior es farmacológico con anticoagulación, pero el tratamiento endovascular es una opción razonable en los pacientes con trombosis venosa proximal definida como la localizada en la vena femoral o más proximal. La trombosis en esta región está presente en alrededor de un tercio de todos los pacientes con trombosis venosa profunda de la extre midad inferior26 y obstruye el retomovenoso de la extremidad inferior. La trombosis venosa profunda proximal es más frecuente en la extremidad inferior izquierda por la compresión de la vena ilíaca izquierda por la arte ria ilíaca derecha suprayacente (síndrome de May-Thumer). La oclusión venosa profunda proximal grave aguda, caracterizada por una extremidad azul, dolor e isquemia (flegmasía cerúlea dolorosa), se asocia a cáncer con frecuencia. El síndrome postrombótico crónico aparece a lo largo de un período de varios años en alrededor de la mitad de los pacientes con trom bosis venosa profunda iliofemoral,25 y se caracteriza por tumefacción de la extremidad, pesadez y dolor. El tratamiento farmacológico consiste en medias de compresión y anticoagulación. El tratamiento endovascular de la trombosis venosa profunda proximal mediante trombólisis dirigida por catéter con o sin angioplastia con balón y endoprótesis autoexpansibles disminuye alrededor del 20% la incidencia de síndrome postrombótico25 (fig. 60-24). La trombosis venosa profunda de la extremidad superior está rela cionada con trombosis venosa proximal relacionada con el ejercicio en deportistas (síndrome de Paget-Schroetter), síndrome venoso de la abertura torácica superior, trombosis relacionada con catéter o cáncer.67 La trombosis relacionada con ejercicio se asocia, por lo general, a ejercicio vigoroso con la extremidad superior (p. ej., levantar pesas). El síndrome venoso de la abertura torácica superior está relacionado con compresión de la vena subclavia al salir de la jaula torácica entre la clavícula, la primera costilla, el ligamento costoclavicular y los músculos subclavio y escaleno anterior. La trombosis relacionada con catéter está asociada a catéteres perma nentes, puertos y cables de marcapasos o de desfibrilador. El cáncer con obstrucción externa se asocia con más frecuencia a sín drome de la vena cava superior (v. sección siguiente). La anticoagulación es el trata miento más frecuente de la trombosis veno sa profunda de la extremidad superior, pero la terapia endovascular puede mejorar el síndrome postrombótico. La terapia endo vascular comprende trombólisis dirigida por catéter y tratamiento de cualquier causa desencadenante. Por ejemplo, el síndrome de la abertura torácica superior precisa, en general, una descom presión quirúrgica (resección de la primera costilla o de otras estructuras) y venoplastia poco después de la trombólisis, porque las endoprótesis están sometidas a aplastamiento y fractura en esta localización. Los catéteres venosos FIGURA 6 0-24 Flebografía e intervención. La flebografía de la vena femoral izquierda se realizó después de acceder a la vena poplítea con guiado radioscópico. El paciente está en decúbito prono sobre la mesa para poder acceder a la vena poplítea. A. Imagen inicial en la que se observa una oclusión de la vena femoral izquierda. B. Catéter multiperforado a través de la oclusión venosa; se inicia la administración de trombolíticos. C. Imagen 4 h después de la trombólisis tras angioplastia transluminal percutánea y colocación de endoprótesis autoexpansible para restablecer la permeabilidad. FIGURA 6 0-25 Síndrome de la vena cava superior (VCS) secundario a compresión externa de la VCS por un tumor pulmonar y trombosis de la VCS. A. La flebografía inicial muestra compresión de la VCS e imágenes lagunares por el trombo. AD, aurícula derecha. B. Flebografía 24 h después de trombólisis dirigida por catéter con desaparición del 1362 trombo; hay estenosis residual. C. Venoplastia con balón. D. Arteriografía final después del despliegue de una endoprótesis autoexpansible. centrales deben retirarse si ya no son necesarios o el paciente debe man tener un tratamiento anticoagulante a largo plazo. Síndrom e de la vena cava superior El síndrome de la vena cava superior está causado por la obstrucción de la vena cava superior con disminución del retorno venoso de la cabeza y de las extremidades superiores (v. también capítulo 69). Las causas habi tuales son compresión externa, invasión tumoral o trombosis relacionada con un catéter central permanente (p. ej., para quimioterapia), o cables de marcapasos o de desfibriladores.68 Los síntomas son tumefacción y congestión en la cabeza, cefalea, disnea y sensación de ahogo. La angio plastia sola no suele mejorar este trastorno debido a retracción del vaso, pero la colocación de endoprótesis disminuye los síntomas de manera muy efectiva. Suele estar presente una trombosis de la estenosis que hace necesario un tratamiento trombolítico dirigido por catéter antes del tratamiento con balón y endoprótesis (fig. 60-25). Por lo general, debe sobredimensionarse la endoprótesis y extenderse bastante proximal y parcialmente distal a la lesión, de manera que permanezca anclada y tenga menos probabilidad de embolia. Normalmente se emplea anticoagulación, en muchos pacientes de manera indefinida para la obstrucción de la vena cava superior o la trombosis asociada a cáncer. Es habitual una mejoría rápida de los síntomas en menos de 24 h. Lo más apropiado es retirar los catéteres permanentes y los cables de marcapasos antes de colocar una endoprótesis para reimplantarlos después si es necesario. Los resultados a largo plazo dependen más de la causa de la obstrucción de la vena cava superior, pero, en pacientes sin cáncer, la tasa de permeabilidad se mantiene elevada (>80% ) durante varios años.69,70 B ib lio g ra fía Introducción y directrices 1. Aboyans V, Criqui MH, Abraham P et al: Measurement and interpretation of the ankle-brachial index: A scientific statement from the American Heart Association, Circulation 126:2890,2012. 2. 2011 ACCF/AHA Focused Update of the Guideline for the Management of Patients with Peripheral Artery Disease (Updating the 2005 Guideline): A report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on practice guidelines. Circulation 124:2020, 2011. 3. Norgren L, Hiatt WR, Dormandy JA et al: Inter-Sodety Consensus for the Management of Peripheral Arterial Disease (IASC H), JVasc Surg 45(Suppl S):S5,2007. 4. Hirsch AT, Haskal ZJ, Hertzer NR, et al: ACC/AHA 2005 Practice Guidelines for the Management of Patients with Peripheral Arterial Disease (lower extremity, renal, mesenteric, and abdominal aortic): A collaborative report from the American Association for Vascular Surgery/Society for Vascular Surgery, Society for Cardiovascular Angiography and Interventions, Society for Vascular Medicine and Biology, Society of Interventional Radiology, and the ACC/AHA Task Force on Practice Guidelines (Writing Committee to Develop Guidelines for the Management of Patients With Peripheral Arterial Disease): Endorsed by the American Association of Cardiovascular and Pulmonary Rehabilitation; National Heart, Lung, and Blood Institute; Society for Vascular Nursing; TransAtlantic Inter-Society Consensus; andVascular Disease Foundation, Circulation 113:e463,2006. 5. Hamburg NM, Balady GJ: Exercise rehabilitation in peripheral artery disease: Functional impact and mechanisms of benefits, Circulation 23:87,2011.6. Kruidenier LM, Nicolai SP, Rouwet EV et al: Additional supervised exercise therapy after a percuta neous vascular intervention for peripheral arterial disease: A randomized clinical trial, JVasc Intero Radiol 22:961,2011. 7. Brott TG, Halperin JL, Abbara S, et al: 2011ASA/ACCF/AHA/AANN/AANS/ACR/ASNR/CNS/ SAIP/SCAI/SIR/SNIS/SVM/SVS Guideline on the Management of Patients with Extracranial Carotid and Vertebral Artery Disease: Executive summary. A report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines, and the American Stroke Association, American Association of Neuroscience Nurses, American Association of Neurological Surgeons, American College of Radiology, American Society of Neuroradiology, Congress of Neurological Surgeons, Society of Atherosclerosis Imaging and
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