Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
a Tratamiento de los pacientes con insuficiencia cardíaca y una fracción de eyección reducida Douglas L. Mann 25 Epidemiología, 512 Etiología, 512 Pronóstico, 513 Enfoque del paciente, 515 Tratamiento de la retención de líquidos, í Prevención de la progresión de la enfermedad, 527 Farmacogenómica, 533 Tratamiento de pacientes que permanecen sintomáticos, 533 Tratamiento de la ateroesclerosis, 535 Poblaciones especiales, 535 Tratamiento anticoagulante y antiagregante, 536 Tratamiento de las arritmias cardíacas, 536 Tratamiento mediante dispositivos, 536 Trastornos de la respiración asociados al sueño, 537 Estrategias de control de la enfermedad, 538 Pacientes con insuficiencia cardíaca terminal refractaria, 538 Perspectivas futuras, 539 Bibliografía, 539 Directrices, 540 EP ID EM IO LO G ÍA La prevalencia e incidencia m undiales de la insuficiencia cardíaca (IC) se están acercando a proporciones epidémicas, como ponen de manifiesto el increm ento constante del número de ingresos por IC, la cifra creciente de muertes atribuibles a la IC y los costes crecientes asociados a la asistencia de los pacientes con IC. En todo el mundo, la IC afecta casi a 23 m illones de personas. En EE. UU., los datos epidemiológicos más recientes indican que 5,1 millones de personas de 20 o más años de edad tienen IC, y se calcula que, en 2030, la prevalencia aumentará un 25% respecto a las estimaciones actuales.1 Las prevalencias estimadas de IC sintomática en la población general europea son similares a las de EE. UU., del 0,4 al 2%.2 La prevalencia de IC aumenta exponencialmente con la edad, y esta enfermedad afecta al 4 -8% de las personas mayores de 65 años (fig. 25-1A). Aunque la incidencia relativa de IC es inferior en las m ujeres en todos los grupos de edad (fig. 25 -1B ), estas constituyen, al m enos, la mitad de los casos de IC por su mayor esperanza de vida, y la prevalencia global de IC es m ás alta en mujeres que en hom bres de 80 años y m ás.1 En el estudio A therosclerosis Risk in Com m unities (ARIC), patrocinado por los National Institutes of Health (NIH), la incidencia de IC ajustada por la edad era máxima en hombres negros, seguidos de mujeres negras, hom bres blancos y m ujeres blancas. La mayor incidencia de IC en los negros se atribuyó al nivel más elevado de ateroesclerosis en esta población.3 El estudio M ulti-Ethnic Study of Atherosclerosis (MESA), también promovido por los NIH, arrojó resultados similares: los negros tenían el riesgo más elevado de desa rrollar IC, seguidos de hispanos, blancos y estadounidenses de origen chino1 (fig. 25-2). En Norteamérica y Europa, el riesgo a lo largo de la vida de desarrollar IC es de aproximadamente 1/5 para una persona de 40 años. Se cree que la prevalencia global de IC está aumentando, en parte debido a que los tratamientos actuales de las enfermedades cardíacas, como infarto de miocardio (IM), valvulopatías y arritmias, están permitiendo que los pacientes sobrevivan más tiempo. Apenas se conoce nada respecto a la prevalencia o el riesgo de desarrollar IC en las naciones en desarrollo por la ausencia de estudios poblacionales en esos países.4 Aunque previam ente se consideraba que la IC surge principalmente en un trasfondo de descenso de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI), los estudios epidem iológicos han demostrado que cerca de la mitad de los pacientes con IC tienen una FE normal o conservada (FE > 50% ). En consonancia con este hecho, los pacientes con IC se clasifican actualmente en dos grandes grupos: 1) IC con FE descendida o reducida (ICFER) igual o inferior al 35%, también denominada insuficiencia sistólica, y 2) IC con FE conservada (ICFEC), del 50% o más, conocida, asimismo, como insuficiencia dias tólica. La IC en pacientes cuya FE está entre el 35 y el 50% representa una «zona gris»; es probable que estos pacientes tengan disfunción sis tólica leve como mínimo. El capítulo 27 se ocupa de la epidemiología de la ICFEC. 512 El material en línea está disponible en ExpertConsult Los factores de riesgo para el desarrollo de IC en hombres y mujeres son enfermedad arterial coronaria (EAC), hipertensión, diabetes, obesidad y tabaquismo.5 Hay que destacar que la carga de todos los factores de riesgo en casos de IC ha aumentado con el tiempo, con incrementos significativos de la hipertensión, obesidad y tabaquismo. No obstante, la contribución relativa de los factores de riesgo al desarrollo de la IC sigue suscitando controversias: algunos estudios poblacionales apuntan a que la hipertensión se lleva el mayor riesgo atribuible, y otros indican que la EAC tiene el impacto máximo sobre el desarrollo de IC. En un estudio po- blacional de casos y controles más reciente, el riesgo atribuible en la población de desarrollar IC fue máximo para la EAC, seguida de diabetes, obesidad, hipertensión y tabaquismo (tabla 25-1). Curiosamente, también se apreciaron diferencias entre los sexos respecto a la causa de la IC: la hipertensión era la más importante en las mujeres, y la enfermedad coronaria, en los hombres. Aunque la obesidad es un factor de riesgo de IC, los pacientes obesos con IC parecen tener un pronóstico más favora ble. La asociación entre la obesidad, un factor de riesgo cardiovascular tradicional, y la mejora de los resultados clínicos en los pacientes con IC (es decir, la epidemiología inversa) se ha denominado «paradoja de la obesidad». ETIOLOG ÍA Como se muestra en la tabla 25-2, cualquier trastorno que lleve a una alteración de la estructura o función del ventrículo izquierdo (VI) puede predisponer al paciente a padecer una IC. Aunque la etiología de la IC en los pacientes con una FE conservada difiere de la causa de los pacientes con una FE deprimida (v. capítulo 27), hay un solapamiento considerable entre los mecanismos etiológicos de estos dos trastornos. En los países industrializados, la EAC es la causa predominante en los hombres y las mujeres, y es responsable del 60-75% de los casos de IC. La hipertensión contribuye a la aparición de la IC en un número significativo de pacientes, la mayoría de ellos con EAC. La EAC y la hipertensión interactúan para aumentar el riesgo de IC. La cardiopatía reumática sigue siendo una causa importante de IC en África y Asia, en especial en los jóvenes. La hipertensión es una causa importante de IC en la población africana y en la estadounidense de origen africano. La enfermedad de Chagas es todavía una causa importante de IC en Sudamérica.6 A medida que las naciones pobres se desarrollen socioeconómicamente, las caracterís ticas epidemiológicas de la IC se parecerán a las de Europa Occidental y Norteamérica, con la aparición de la EAC como la causa aislada más común de IC. En el 20 al 30% de los casos de ICFER con depresión de la FE se des conoce la causa exacta. De estos pacientes se dice que tienen una mio cardiopatía dilatada no isquémica o idiopática si la causa se desconoce (v. capítulo 65). La infección vírica previa (v. capítulo 67) o la expo sición a toxinas (p. ej., exceso de consumo de alcohol [v. capítulo 6 8 ] o el uso de fármacos quimioterápicos, [v. capítulo 69]) también pueden llevar a una miocardiopatía dilatada. Aunque el consumo excesivo de © 2016. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. alcohol puede favorecer una miocardiopatía dilatada, por sí mismo no aumenta el riesgo de IC y puede proteger frente a la aparición de la IC cuando se consume con moderación.7 Cada vez está más claro además que un gran número de casos de miocardiopatía dilatada es secundario a defectos génicos específicos, sobre todo en el citoes- PREVALENCIA DE LA INSUFICIENCIA CARDIACA cc LU Q. B 20-39 40-59 60-79 EDAD (años) 80+ INCIDENCIA DE LA INSUFICIENCIA CARDIACA 50 45 40 35- Oc/) 30 H 25 20 15 10- 5- 65-74 75-84 EDAD (años) 85+ queleto(v. capítulo 65). La mayoría de las formas de miocardiopatía dilatada es hereditaria de forma autosómica dominante. Hasta ahora se han identificado mutaciones de genes que codifican proteínas del citoesqueleto (desmina, miosina cardíaca, vinculina) y de proteínas de las membranas nucleares (lamina). La miocardiopatía dilatada también se asocia a las distrofias musculares de Duchenne, Becker y de cinturas (v. capítulo 87). Los trastornos que provocan un gasto cardíaco alto (p. ej., fístulas arteriovenosas, anemia) rara vez son responsables de la aparición de una IC en un corazón normal. Pero, en presencia de una cardiopatía estructural subyacente, estos trastornos conducen a menudo a una insuficiencia cardíaca congestiva. PRONÓSTICO Aunque varios informes han señalado que la mortalidad de los pacientes con IC está remitiendo, la mortalidad global sigue siendo superior a la de muchos tipos de cáncer, como los que afectan a la vejiga, la mama, el útero y la próstata. En el Framingham Heart Study, la mediana de super vivencia fue de 1,7 años en los hombres y de 3,2 años en las mujeres, y solo un 25% de los hombres y un 38% de las mujeres sobrevivieron 5 años. Los estudios europeos han confirmado un pronóstico a largo plazo parecido2 (fig. 25-3). Datos más recientes del Framingham Heart Study han examinado las tendencias a largo plazo de los pacientes con IC y han mostrado una m ejora de la supervivencia en hombres y m ujeres con una declinación global de la mortalidad de alrededor del 12% por decenio desde 1950 a 1999. Además, artículos recientes procedentes de Escocia, Suecia y Reino Unido señalan también que las supervivencias pueden estar mejorando tras el alta hospitalaria.2 La mortalidad de la IC en los estudios epidemiológicos es sustancialmente F IG U R A 25-1 Prevalencia e incidencia de IC en EE. UU. A. Prevalencia de IC según sexo y edad (National Health and Nutrition Examination Survey: 2007-2010). B. Incidencia de IC (basada en revisión por médicos de los historiales clínicos y criterios diagnósticos estrictos) según sexo y edad (Framingham Heart Study: 1980-2003). (Modificado de Go AS, Mozaffarian D, Roger VL, etal: Heart disease and stroke statistics— 2013 update: A report from the American Heart Association. Circulation 127:e6, 2013.) TIEMPO DE SEGUIMIENTO (años) F IG U R A 25-2 Gráficos de Nelson-Aalen de cocientes de riesgos instantáneos acu mulados para el desarrollo de IC congestiva (ICC) según el grupo racial o étnico, en el estudio Multi-Ethnic Study of Atherosclerosis (MESA). (Tomado de Bahrami H, Kronmal R, Bluemke DA, etal: Differences in the incidence of congestive heart failure by ethnicity: The multi-ethnic study of atherosclerosis. Arch Intern Med 168:2138, 2008.) TABLA 25-1 Factores de riesgo de insuficiencia cardíaca (Condado de Olmsted) R IESG O ATR IBU IBLE A LA PO BLACIÓN (IC A L 9 5 % ) FACTOR DE R IESGO OPORTUNIDAD RELATIVA (IC A L 9 5 % ) P G lobal M ujeres Hom bres Enfermedad arterial coronaria 3,05 (2,36-9,35) <0,001 0,2 (0,16-0,24) 0,16 (0,12-0,2) 0,23 (0,16-0,3) Hipertensión 1,44 (1,18-1,76) <0,001 0,2 (0,1-0,3) 0,28 (0,14-0,42) 0,13 (0-0,26) Diabetes 2,65 (1,98-3,54) <0,001 0,12 (0,09-0,15) 0,1 (0,06-0,14) 0,13 (0,08-0,18) Obesidad 2 (1,57-2,55) <0,001 0,12 (0,08-0,16) 0,12 (0,07-0,17) 0,13 (0,07-0,19) Tabaquismo 1,37 (1,13-1,68) 0,002 0,14 (0,06-0,22) 0,08 (0-0,15) 0,22 (0,07-0,37) IC, intervalo de confianza. @ Tomado de Dunlay SM, Weston SA, Jacobsen SJ, et al: Risk factors for heart failure: A population-based case-control study. Am J Med 122:1023, 2009. < o £ 0 0,01 ¿ 9 8= 0 ) 2 LU => = 3 0,01 Afroamericanos Chinos Logaritmo de los rangos, P= 0,01 Tratam iento de los pacientes con insuficiencia cardíaca y una fracción de eyección reducida In su fi c ie n c ia c a r d ía c a Mujeres “ i— i— i— i— i— i— i— i— i— i O 6 12 18 24 30 36 42 48 54 60 MESES DE SEGUIMIENTO Mama - ■ IM 1 Intestino ■ MESES DE SEGUIMIENTO ■ Ovario ■ Insuficiencia cardíaca ■ Pulmón B ---- Mama ---- Próstata ---- IM ---- Insuficiencia cardíaca ---- Intestino ---- Pulmón FIGURA 25-3 Supervivencia en pacientes con IC en comparación con pacientes con cáncer. Se muestra la supervivencia a los 5 años después de un primer ingreso en cualquier hospital escocés en 1991 por IC, IM y cáncer de una de las cuatro localizaciones más frecuentes específicas de hombres y de mujeres. (Modificado de StewartS, MacIntyre K, Hole DJ, etal: More 'malignant' than cancer? Five-year survival following a first admission for heart failure. Eur J Heart Fail 3:315, 2001.) mayor que la publicada en estudios clínicos de IC sobre fármacos o tratamientos con dispositivos, en los que las cifras de morta lidad son a menudo engañosamente bajas debido a que los pacientes reclutados son más jóvenes, tienen una enfermedad más estable y tienden a ser seguidos de forma más estrecha. El papel del sexo en el pronóstico de la IC sigue siendo discutido con respecto a sus resultados. No obstante, los datos acumulados indican que las mujeres con IC tienen un mejor pronóstico global que los hombres.1 Pero las mujeres parecen tener un mayor grado de incapacidad funcional con el mismo grado de disfunción del VI y también una mayor prevalencia de IC con una FE normal (v. capítulo 27). También ha surgido cierta controversia respecto a la influencia de la raza en el pronóstico, y se han publicado mayores mortalidades en los negros en algunos estudios, aunque no en todos. En EE. UU., la IC afecta a alrededor del 3% de los negros, mientras que en la población general mundial la prevalencia es de alrededor del 2% .8 Los negros con IC acuden a una edad más temprana y tienen una disfunción del VI más avanzada y una peor clase funcional de la New York Heart Association (NYHA) en el momento del diagnóstico. Aunque se desconocen las razones de estas diferencias, como se comentó anteriormente, las diferencias en la etiología de la IC podrían explicar algunas de estas observaciones. Puede haber además factores socioeconómicos que potencialmente influyan en los resultados de los pacientes negros, como la localización geográfica y el acceso a la asistencia sanitaria. La edad es uno de los factores pronósticos más fuertes y constantes de un resultado adverso en la IC (v. «Poblaciones especiales», más adelante).9 Muchos otros factores se han asociado a un aumento de la mortalidad en los pacientes con IC (tabla 25-3). La mayoría de los factores enu- TABLA 25-2 Etiología de la insuficiencia cardíaca crónica Enfermedad miocárdica Enfermedad arterial coronaria Infarto de miocardio* Isquemia miocárdica* Sobrecarga crónica de presión Hipertensión* Valvulopatía obstructiva* Sobrecarga crónica de volumen Insuficiencia valvular Cortocircuito intracardíaco (izquierda-derecha) Cortocircuito extracardíaco Miocardiopatía dilatada no isquémica Trastorno familiar/génico Enfermedades infiltrativas* Lesión inducida por tóxico o fármaco Trastorno metabólico* Virus u otros microorganismos infecciosos Trastornos de la frecuencia y el ritmo Bradiarritmias crónicas Taquiarritmias crónicas Cardiopatía pulmonar Corazón pulmonar Trastornos vasculares pulmonares Estados con gasto cardíaco alto Trastornos metabólicos Tirotoxicosis Trastornos nutricionales (beriberi) Necesidad de exceso de flujo sanguíneo Cortocircuito arteriovenoso sistémico Anemia crónica *lndica trastornos que pueden llevar también a una IC con fracción de eyección merados como factores pronósticos ha sobrevivido al menos al análisis unifactorial, y m uchos destacan de forma independiente cuando se aplican técnicas de análisis multifactorial. No obstante, es extraordina riamente difícil determinar qué variable pronostica es más importante para pronosticar el resultado de un paciente individual en estudios clínicos o, lo que es más importante, durante el tratamiento diario de un paciente individual. Para este fin se han ideadoy validado varios modelos multifactoriales para pronosticar la IC. Uno de esto modelos es el Seattle Heart Failure Model, que se obtuvo a partir de una investigación retros pectiva de los factores pronósticos de la supervivencia en los pacientes con IC en estudios clínicos. El Seattle Heart Failure Model proporciona una estimación precisa de las tasas de supervivencia a los 1, 2 y 3 años con el uso de características clínicas, farmacológicas, de dispositivos y de laboratorio fáciles de obtener y está accesible de forma gratuita a todos los profesionales sanitarios como un programa interactivo en internet (http://depts.washington.edu/shfm). Marcadores b io lógicos y pronóstico La observación de que los sistemas de la renina, la angiotensina y la aldosterona, el adrenérgico y el inflamatorio están activados en la IC (v. capítulo 22) ha promovido el estudio de las relaciones entre varias medidas bioquímicas y los resultados clínicos (v. tabla 25-3). Se han comunicado correlaciones inversas fuertes entre la supervivencia y las concentraciones plasmáticas de noradrenalina, la renina, la arginina vasopresina (AVP), la aldosterona, los péptidos natriuréticos auricular y cerebral (ANP y BNP), y pro-péptido natriurético tipo B N-terminal (NT-pro-BNP), endotelina 1 y marcadores inflamatorios como el factor de necrosis tumoral (TNF), receptores solubles de TNF, proteína C reactiva, galectina 3, pentraxina 3 y ST2 soluble (v. tam bién capítulo 23). Los marcadores del estrés oxidativo, como la lipoproteína de densidad baja oxidada y el áddo úrico sérico, también se han asociado al empeoramiento del estado clínico y de la supervivencia en los pacientes con IC crónica. Las concentraciones de troponina T e I, marcadores sensibles de la lesión miocítica, pueden estar elevadas en los pacientes con IC no isquémica y predecir resultados cardíacos adversos. La asociación entre los valores bajos de la hemoglobina o el hematocrito y resultados adversos de la IC también se conoce desde hace tiempo y recientemente ha conseguido una atención considerable después de que varios informes ilustraran el valor pronóstico independiente de la anemia en los pacientes con IC y una FE reducida o normal.111 Las estimaciones publicadas de la prevalencia de anemia (definida como concentración de hemoglobina inferior a 13 g/dl en los hombres y 12 g/dl en las mujeres) en pacientes con IC varían enormemente, desde el 4 al 50%, según la población estudiada y definición de anemia empleada. Por lo general, http://depts.washington.edu/shfm El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. T A B L A 25 -3 Variables pronosticas en los pacientes con insuficiencia cardíaca D em ográ fica s Pruebas de ejercicio Sexo Raza Edad Etio log ía de la insuficiencia cardíaca Evaluación metabólica Respuesta de la presión arterial Respuesta de la frecuencia cardíaca Paseo de 6 min Vo2 máxima EAC MCDI Enfermedad valvular cardíaca Miocarditis Hipertrofia Alcohol Antraciclinas Amiloidosis Hemocromatosis Factores génicos Intercambio ventilatorio/Vco2 Pendiente de captación del oxígeno Factores m etabólicos Sodio sérico Disfunción tiroidea Anemia Acidosis, alcalosis R ad io g ra fía de tó rax T ra stornos asoc ia do s Congestión Cociente cardiotorácico Diabetes Hipertensión sistémica Hipertensión pulmonar Apnea del sueño Obesidad, caquexia (masa corporal) Insuficiencia renal Alteraciones hepáticas EPOC Eva luación clínica ECG Ritmo (fibrilación 0 arritmias auriculares) Voltaje Anchura de QRS Intervalo QT ECG con promediado de la señal (onda T alternante) Variabilidad HR Clase funcional de la NYHA (síntomas) Síncope Angina Disfunción sistólica frente a diastólica Factores hem od iná m ico s FEVI FEVD PAP PECP IC PAP-PECP Hemodinámica en ejercicio M arcad o re s b io lóg ico s NA, ARP, AVP, aldosterona ANP, BNP, NT-pro-BNP, endotelina TNF, sTNFR 1, sTNFR 2, galectina 3, pentraxina 3, SST2 Troponinas cardíacas, hematocrito Biop sia endom iocárd ica Estados inflamatorios Grado de fibrosis Grado de desorganización celular Procesos infiltrativos ARP, actividad de renina plasmática; ECG, electrocardiograma; EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva crónica; FEVD, fracción de eyección del ventrículo derecho; IC, índice cardíaco; IL, interleucina; MCDI, miocardiopatía dilatada idiopática; NA, nora drenalina; PAP, presión de la arteria pulmonar; PAP-PECP, gradiente a través del pulmón; PECP, presión de enclavamiento capilar pulmonar; SST2, receptor 2 de somatostatina; sTNFR, receptor de TNF soluble; VSG, velocidad de sedimentación globular. Modificado de Young JB: The prognosis of heart failure. In Mann DL (ed): Heart Failure: A Companion to Braunwaid's Heart Disease. Philadelphia, Saunders, 2004, pp 489-506. la anemia se asocia con más síntomas de IC, peor estado funcional de la NYHA, mayor riesgo de ingreso por IC y menor supervivencia.10 Sin embargo, no está claro si la anemia es la causa del descenso de la supervivencia o se trata, simplemente, de un marcador de enfermedad más avanzada. La causa subyacente de la anemia es probablemente multifactorial, y sus posibles explicaciones son una menor sensibilidad a los receptores de eritropoyetina, presencia de un inhibidor de la hematopoyesis y/o suministro defectuoso de hierro para la eritropoyesis. En pacientes anémicos con IC debe realizarse un estudio diagnóstico estándar, teniendo en cuenta que, en muchos casos, no se identificará un trastorno causal concreto. Las causas corregibles de la anemia deben tratarse según las directrices de práctica. El uso de transfusiones de sangre en pacientes con enfermedades cardiovasculares es objeto de debate. Aunque, por lo general, se ha aceptado un «umbral de transfusión» para mantener el hematocrito por encima del 30% en pacientes con enfer medades cardiovasculares, esta práctica clínica se basa más en opiniones de expertos que en datos científicos directos que documenten la eficacia de este tratamiento. A la vista de los riesgos y costes de la transfusión de eritrocitos y los beneficios efímeros de las transfusiones de sangre en © pacientes con anemia crónica, junto con el beneficio incierto en pacientes con IC, no se recomienda el uso habitual de transfusiones para tratar la anemia de pacientes con IC estables. La corrección de la ferropenia en aquellos con IC de clase II o III de la NYHA mediante hierro intravenoso (carboximaltosa férrica) mejoraba la evaluación global referida por el paciente (así como la distancia recorrida en 6 min y la calidad de vida asociada a la salud) en el estudio Ferinject Assessment in Patients with Iron Deficiency and Chronic Heart Failure (FAIR-HF).11 El tratamiento de pacientes con IC y anemia leve o moderada (concentración de hemo globina entre 9 y 12 g/dl) con darbepoetina a, análogo de la eritropoye tina, fue evaluado en el estudio Reduction of Events with Darbepoetin Alfa in Heart Failure (RED-HF). Como muestra la figura 25-4A, no hubo diferencias significativas en la variable de resultados primaria de muerte por cualquier causa o ingreso por empeoramiento de la IC (cociente de riesgos instantáneos o hazard ratio en el grupo con darbepoetina a, 1,01; intervalo de confianza [IC] al 95% , 0,9-1,13; P = 0,87) ni en la variable secundaria (fig. 25-4B) de muerte cardiovascular o tiempo hasta el primer ingreso por empeoramiento de la IC (HR en el grupo con darbepoetina a, 10,01; IC al 95% , 0,89-1,14; P = 0,2). La ausencia de efecto de la darbepoetina a fue constante en todos los subgrupos especificados. Hay que destacar que el tratamiento con este fármaco provocó un aumento precoz (antes de 1 mes) y mantenido en la concentración de hemoglobina durante todo el estudio. No se encontraron diferencias en los accidentes cerebrovasculares, mortales o no, entre los grupos de tratamiento y con trol, pero sí se observó un aumento significativo (P = 0,01) de los efectos adversostromboembólicos en el grupo con darbepoetina a (13,5%), comparado con el de placebo (10%). Estos resultados del estudio REF-HF indican que la concentración de hemoglobina, al igual que otros criterios de valoración sustitutos de la IC, podría ser un marcador pronóstico, con correlación entre concentraciones bajas y peor pronóstico, más que un objetivo terapéutico en la IC. Varios estudios clínicos en curso (identifica- doresen ClinicalTrials.gov: NCT00384657, NCT01394562, NCT01453608) están evaluando si el hierro intravenoso produce mejorías sintomáticas en pacientes ferropénicos con IC. Insu ficiencia renal La insuficiencia renal se asocia a malos resultados en los pacientes con IC; pero no está claro si el deterioro renal es simplemente un marcador del empeoramiento de la IC o si podría tener una conexión causal con el empeoramiento de la IC. Aunque es más común en los pacientes ingresados por IC, al menos cierto grado de deterioro renal está todavía presente en alrededor de la mitad de los pacientes ambulatorios con IC estable. Los pacientes con hipoperfusión renal o enfermedad renal intrínseca muestran una respuesta alterada a los diuréticos y a los inhi bidores de la enzima conversora de la angiotensina (ECA), y tienen un mayor riesgo de efectos adversos durante el tratamiento con digital. En un metaanálisis reciente, la mayoría de los pacientes con IC tenía algún grado de deterioro renal. Estos pacientes representaban un grupo de riesgo alto, con un aumento aproximado de un 50% de la mortalidad comparados con los pacientes con una función renal normal.12 Se han encontrado datos similares en el Acute Decompensated Heart Failure National Registry (ADHERE; v. capítulo 25). En el Second Prospective Randomized Study of Ibopamine on Mortality and Efficacy, el deterioro de la función renal resultó un factor predictivo de mortalidad más sólido que la alteración de la función del VI y la clase funcional de la NYHA en pacientes con IC avanzada (fig. 25-5). De esta manera, la insuficiencia renal es un factor pronóstico independiente y fuerte de resultados adver sos en los pacientes con IC. ENFOQUE DEL PACIENTE La IC debe verse como un espectro continuo formado por cuatro fases interrelacionadas, como se muestra en la figura 25-6.13 La fase A com prende los pacientes que están en riesgo alto de sufrir una IC, pero sin daño cardíaco estructural ni síntomas de IC (p. ej., pacientes con diabetes o hipertensión). La fase B comprende pacientes con un daño cardíaco estructural pero sin síntomas e IC (p. ej., pacientes con un infarto de miocardio [IM] previo y una disfunción asintomática del VI). La fase C comprende los pacientes que tienen un daño cardíaco estructural y han presentado síntomas de IC (p. ej., pacientes con un IM previo con disnea y astenia). El estadio D comprende los pacientes con IC refractaria al tratamiento que requieren intervenciones especiales (p. ej., pacientes con IC refractaria en espera de un trasplante cardíaco). La figura 25-7 presenta un algoritmo simplificado de abordaje del paciente con IC. El capítulo 23 se ocupa en profundidad de la valoración clínica de pacientes con ICFER, y el diagnóstico y tratamiento de los pacientes con ICFEC está descrito extensamente en el capítulo 27. 515 Tratam iento de los pacientes con insuficiencia cardíaca y una fracción de eyección reducida MUERTE O INGRESO POR INSUFICIENCIA CARDÍACA - 1 0 0 - > i > 80- ¡ 60- P= 0,87 según prueba del logaritmo de los rangos estratificada S 1 2 3 4 AÑOS DESDE LA ALEATORIZACIÓN FALLECIMIENTO CV O PRIMER INGRESO POR INSUFICIENCIA CARDÍACA O o O if ) o <c ANOS DESDE LA ALEATORIZACION FIGURA 25-4 Efecto del tratamiento con darbepoetina a sobre los resultados clínicos en pacientes con IC y anemia leve o moderada. A. Análisis de Kaplan-Meier de la probabilidad de fallecimiento o ingreso por IC (criterio de valoración primario). B. Análisis de Kaplan-Meier de fallecimiento por causas cardiovasculares (CV) o primer ingreso por IC (criterio de valoración secundario). (Modificado de Swedberg K, Young JB, Anand IS, etal: Treatment of anemia with darbepoetin alfa in systolic heart failure. N Engl J Med 368:1210, 2013.) F IG URA 25-5 Efecto de la función renal sobre los resultados en los pacientes con insuficiencia cardíaca. Este gráfico de barras tridimensional muestra el riesgo de mortali dad (eje vertical [ejey]) correlacionado con la disminución de la clase funcional de la New York Heart Association (NYHA) (eje x) y el cuartil decreciente de la filtración glomerular (FG) («eje» que se prolonga en diagonal desde el eje de abscisas). (Tomado de Hillege HL, Girbes AR, de Kam PJ, et al: Renal function, neurohormonal activation, and survival in patients with chronic heart failure. Circulation 102:203, 2000.) Pacientes con riesgo a lto de su frir una insu ficiencia cardíaca En los pacientes con riesgo alto de sufrir una IC (fase A) debe hacerse el máximo esfuerzo posible para prevenir la IC con las guías de práctica estándar para tratar los trastornos evitables que se sabe conducen a la IC, como la hipertensión (v. capítulo 43), la hiperlipidemia (v. capítulo 45) y la diabetes (v. capítulo 61). A este respecto, los inhibidores de la ECA son particularmente útiles para evitar la IC en los pacientes con antecedentes de ateroesclerosis, diabetes mellitus o hipertensión con factores de riesgo cardiovasculares asociados. Cribado de la población. Hasta la fecha, solo contamos con informa ción limitada para respaldar la detección sistemática de grandes poblaciones con el fin de detectar IC no diagnosticada o disfunción del VI asinto- 516 mática. Aunque los primeros estudios indicaban que la determinación de las concentraciones de BNP o NT-pro-BNP (v. también capítulo 23) podría ser útil como prueba de cribado, el valor predictivo positivo de estas mediciones en una población asintomática y de baja prevalencia con el objetivo de identificar disfunción cardíaca varía según los estudios, y la posibilidad de resultados falsos positivos tiene implicaciones notables para su rentabilidad.14 Los pacientes con un riesgo muy alto de sufrir una miocardiopatía (p. ej., los que tienen fuertes antecedentes familiares de miocardiopatía o reciben intervenciones cardiotóxicas; v. capítulo 69) son objetivos adecuados para un cribado más intensivo, como la ecocardiografía bidimensional para evaluar la función del VI. Pero no se recomienda la evaluación periódica sistemática de la función del VI en otros pacientes. Se han ideado varios sistemas de puntuación clínica avanzados para descartar la IC en estudios poblacionales, como los criterios de Framingham, que criban la IC en función de criterios clínicos, y la National Health and Nutrition Survey (NHANES), que usa la comunicación por parte del propio paciente de síntomas para identificar a los pacientes con IC (tabla 25-4). Pero, como se expuso en el capítulo 23, suelen ser necesarias pruebas de laboratorio adicionales para establecer el diagnóstico definitivo de IC cuando se usan estos métodos. Tratam iento de los pacientes con una insuficiencia cardíaca sintom ática y asintom ática Disfunción ventricular izquierda transitoria Como se señaló en el capítulo 22, el síndrome clínico de la IC con reducción de la FE comienza después de que el acontecimiento índice inicial disminuye el rendimiento sistólico del corazón. Pero es impor tante tener en cuenta que la disfunción del VI puede aparecer de forma transitoria en diferentes marcos clínicos que pueden no llevar siempre a la aparición del síndrome clínico de la IC. La figura 25-8 ilustra la importante relación que hay entre la disfunción del VI (transitoria y mantenida) y el síndrome clínico de la IC (asintomático y sintomático). La disfunción delVI con edema pulmonar puede aparecer transitoriamente en los pacientes con una estructura y función previamente normales del VI. Lo más frecuente es que esto aparezcaen el postoperatorio de una intervención quirúrgica cardíaca, en el marco de una lesión encefálica grave o tras una infección sistémica. El mecanismo fisiopatológico general implicado es alguna forma de «aturdimiento» del miocardio funcional (v. tam bién capítulo 49) o activación de citocinas proinflamatorias que son capaces de deprimir la función del VI (v. capítulo 23). El estrés emocional también puede precipitar una disfunción grave reversible del VI acompañada de dolor torácico, edema pulmonar y shock cardiógeno en pacientes sin enfermedad coronaria (síndrome de takotsubo). En esta situación se cree que la disfunción delVI es secundaria a los efectos perju diciales de las catecolaminas tras un aumento de la activación simpática.15 Es importante notar que la disfunción del VI inducida por el ejercicio, El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. Estadios ACC/AHA IC terminal refractaria Síntomas marcados en / reposo a pesar del tratamiento Olmsted (>45 años) 0 , 2 millones IC establecida Diagnóstico 0,2% ---- Mi li I / c IC sintomática Cardiopatía estructural conocida Disnea y cansancio Tolerancia reducida al ejercicio \ 5 millones / 3 IC asintomática IM previo Disfunción sistólica del VI Valvulopatía asintomática \ 8-10 millones Riesgo elevado de desarrollar IC Hipertensión EAC Diabetes mellitus Antecedentes familiares de miocardiopatía . 50-60 millones Normales 32% F IG U RA 25-6 Fases de la insuficiencia cardíaca y su prevalencia (datos tomados del estudio Olmsted County Epidemiology). Los pacientes con una insuficiencia cardíaca en fase A tienen un riesgo alto de insuficiencia cardíaca pero no tienen ninguna cardiopatía estructural ni síntomas de insuficiencia cardíaca. Este grupo incluye pacientes con hipertensión, diabetes, enfermedad arterial coronaria, exposición previa a fármacos cardiotóxicos o antecedente familiar de miocardiopatía. Los pacientes con insuficiencia cardíaca en fase B tienen una cardiopatía estructural pero ningún síntoma de insuficiencia cardíaca. Este grupo comprende pacientes con hipertrofia ventricular izquierda, infarto de miocardio previo, disfunción sistólica ventricular izquierda o cardiopatía valvular, todos los cuales se considerarían síntomas de la clase I de la New York Heart Association (NYHA). Los pacientes con una insuficiencia cardíaca en fase C tienen una cardiopatía estructural conocida y síntomas previos o actuales de insuficiencia cardíaca. Sus síntomas pueden clasificarse como de las clases I, II o III de la NYHA. Los pacientes con insuficiencia cardíaca en fase D tienen síntomas resistentes de insuficiencia cardíaca en reposo a pesar de un tratamiento médico máximo, están hospitalizados y requieren intervenciones especializadas o asistencia en centros de cuidados paliativos. Se considera que todos estos pacientes tienen síntomas de la clase IV de la NYHA. AHA/ACC, American Heart Association/American College of Cardiology. (Modificado de Ammar KA, Jacobsen SJ, Mahoney DW, et al: Prevalence and prognostic significance of heart failure stages: application of the American College of Cardiology/American Heart Association heart failure staging criteria in the community. Circulation 115:1563, 2007.) F IG URA 25-7 Relación entre la disfunción cardíaca, la insuficiencia cardíaca sintomática y la insuficiencia cardíaca asintomática tras el tratamiento adecuado. ECG, electrocardio grama; RM, resonancia magnética. (Tomado de Swedberg K, Cleland J, Dargie H, et al: Guidelines for the diagnosis and treatment of chronic heart failure: Executive summary (update 2005): the Task Force for the Diagnosis and Treatment of Chronic Heart Failure of the European Society of Cardiology. Eur Heart J 26:1115, 2005.) TABLA 25-4 Criterios diagnósticos de la insuficiencia cardíaca en estudios poblacionales CR ITER IO S PR IN C IP A LE S Criterios de Fram ingham CR ITER IO S S E C U N D A R IO S CR ITER IO S PR IN C IP A LE S O S E C U N D A R IO S Disnea paroxística nocturna u ortopnea Edema en tobillo Pérdida de peso > 4,5 kg en 5 días en respuesta al Distensión de venas del cuello Tos nocturna tratamiento Crepitantes Disnea en el ejercido Cardiomegalia Hepatomegalia Edema pulmonar agudo Derrame pleural Galope S3 Capacidad vital reducida un tercio de la capacidad máxima Aumento de la presión venosa > 16 cm H20 Taquicardia (frecuencia > 120 latidos/min) Reflujo hepatoyugular (Continúa) 517 Tratam iento de los pacientes con insuficiencia cardíaca y una fracción de eyección reducida In s u fi c ie n c ia c a r d ía c a T A B L A 2 5 -4 Criterios diagnósticos de la insuficiencia cardíaca en estudios poblacionales (cont.) CATEGORÍA Criterios de la N H A N ES CRITERIOS PUNTOS Anamnesis Disnea Al subir rápido una rampa 1 Al caminar a paso normal 1 ¿Tiene que parar a recuperar el aliento cuando camina a paso normal? 2 ¿Tiene que parar a recuperar el aliento tras caminar 100 m en terreno llano? 2 Exploración física Frecuencia cardíaca 91-110 latidos/min 1 >110 latidos/min Presión venosa yugular > 6 cmH20 2 Exclusivamente 1 más hepatomegalia o edemas Estertores 2 Estertores basales 1 Estertores de distribución más amplia (no solo basales) 2 Radiografía de tórax Redistribución del flujo a las zonas superiores 1 Edema pulmonar intersticial 2 Edema intersticial más derrame pleural 3 Líquido alveolar más derrame pleural 3 El diagnóstico de IC con los criterios de Framingham exige la presencia simultánea de al menos dos criterios principales o un criterio principal junto a dos criterios secundarios. Los criterios secundarios solo son aceptables si no pueden atribuirse a otro trastorno médico (p. ej., hipertensión pulmonar, enfermedad pulmonar crónica, cirrosis, ascitis o síndrome nefrótico). Con los criterios de la NHANES-1, el diagnóstico de IC se realiza con una puntuación de 3 o más. Modificado de Ho KK, Pinsky JL, Kannel WB, et al: The epidemiology of heart failure: The Framingham Study. J Am Coll Cardiol 22:6A, 1993; and Schocken DD, Arrieta Ml, Leaverton PE, et al: Prevalence and mortality rate of congestive heart failure in the United States. J Am Coll Cardiol 20:301, 1992. FIGURA 25-8 Algoritmo para el diagnóstico de la insuficiencia cardíaca o la disfunción ventricular izquierda (sistólica). (Tomado de Swedberg K, Cleland J, Dargie H, et al: Guidelines for the diagnosis and treatment of chronic heart failure: Executive summary (update 2005): the Task Force for the Diagnosis and Treatment of Chronic Heart Failure of the European Society of Cardiology. Eur Heart J 26:1115, 2005.) habitualmente causada por una isquemia miocárdica, también puede provocar síntomas al aumentar la presión de llenado del VI y reducir el gasto cardíaco sin una disfunción apreciable del VI en reposo. Si la dis- función delVI persiste tras la lesión cardíaca inicial, los pacientes pueden seguir asintomáticos durante un período de meses a años; pero el peso de las pruebas epidemiológicas y clínicas indica que en algún momento estos pacientes sufrirán la transición a una IC sintomática franca. Defin ición de la estrateg ia apropiada Los principales objetivos del tratamiento de la IC son reducir los sín tomas, prolongar la supervivencia, mejorar la calidad de vida y evitar la progresión de la enfermedad. Como se expondrá más adelante, el arsenal farmacológico, técnico y quirúrgico actual para el tratamiento de los pacientes con una reducción de la FE permite a los profesionales sanitarios conseguir estos objetivos en la gran mayoría de los pacientes. Como se muestra en la tabla 25-5, una vez que los pacientes tienen una cardio patía estructural (fases B a D), la elección del tratamiento para los pacientes con IC y una FE reducida depende de su clasificación funcional según la NYHA (v. capítu lo 23 y tabla 23-1). Aunque este sistem a de clasificación es muy subjetivo y m uestra una gran variabilidad entre observadores, hasoportado el paso del tiempo y continúa aplicándose ampliamente en los pacientes con IC. En los pacientes que han sufrido una disfunción sistólica del VI pero siguen asintomáticos (clase I de la NYHA), el objetivo debe ser reducir la velocidad de progre sión de la enfermedad bloqueando los sistemas neurohormonales que llevaron al remodelado cardíaco (v. capítulo 22). En los pacientes que han presentado síntomas (clases II a IV de la NYHA), el principal objetivo debe ser aliviar la retención de líquido, reducir la incapacidad y disminuir el riesgo de progresión adicional de la enferm edad y de muerte. Como se habrá de comentar más adelante, estos objetivos exigen generalmente una estrategia que combine los diuréticos (para controlar la retención de sal y agua) con intervenciones neurohormonales (para minimizar el remodelado cardíaco). Medidas generales La identificación y corrección del trastomo(s) responsable de las alte raciones cardíacas o funcionales es muy importante (v. tabla 25-2), en especial debido a que algunos de los trastornos que provocan altera ciones estructurales y funcionales en el VI son en potencia tratables y/o reversibles. Además, los clínicos deberían tener como objetivo la detección sistem ática y tratam iento intensivos de enfermedades El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. T A B L A 25 -5 Tratamiento con fármacos y dispositivos de los pacientes con insuficiencia cardíaca crónica IN D IC A C IÓ N IE C A A R A D IU RÉT ICO p-BLO Q U EAN TE A N T A G O N IST A S D E LA A L D O ST E R O N A G L U C Ó S ID O S C A R D ÍA C O S TRC D A I Disfundón asintomática del VI (clase I de la NYHA) Indicado Si el paciente es intolerante a IECA No indicado Tras IM Indicado* IM reciente 1) Para control de la frecuencia con fibrilación auricular, o Se puede considerar* Indicado 2) una vez ha mejorado de una IC más grave y está en ritmo sinusal IC sintomática Indicado Indicado con o Indicado si hay Indicado (clase II de la sin IECA retención de NYHA) líquido Empeoramiento Indicado Indicado con o Indicado, Indicado (bajo de IC (clase sin IECA combinado cuidado de lll-IV de la con especialista) NYHA) diuréticos IC terminal Indicado Indicado con o Indicado, Indicado (bajo (clase IV de sin IECA combinado cuidado de la NYHA) con especialista) diuréticos No indicado5 *Podría plantearse en pacientes con FEVI del 30% o menos, de etiología isquémica, en ritmo sinusal, con QRS de 150 ms o más con trazado de BRI. indicado con QRS de 130 ms o más con trazado de BRI, o QRS de 150 ms o más sin trazado de BRI y FE igual o inferior al 30%. indicado con QRS de 120 ms o más con BRI o QRS de 150 ms o más sin trazado de BRI y FE igual o inferior al 35%. §Puede plantearse el uso de un DAI en pacientes con IC de clase IV de la NYHA que vayan a someterse a la implantación de un dispositivo de TRC. DAI, desfibrilador automático implantable; TRC, tratamiento de resincronización cardíaca. En las directrices del capítulo 26 («Tratamiento de resincronización cardíaca y desfibriladores automáticos implantables para la insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida») encontrará información más detallada sobre las recomendaciones referentes a la implantación de DAI y TRC. Modificado de Swedberg K, CielandJ, Dargie H, et al: Guidelines for the diagnosis and treatment of chronic heart failure: Executive summary (update 2005): the Task Force for the Diagnosis and Treatment of Chronic Heart Failure of the European Society of Cardiology. Eur Heart J 26:1115, 2005. concomitantes, hipertensión y diabetes que se consideren subyacentes a la cardiopatía estructural. Aparte de buscar trastornos etiológicos reversibles y enfermedades concomitantes que contribuyan al desa rrollo de la IC, es igual de importante identificar aquellos factores que causan el empeoramiento de la IC en pacientes previamente estables (tabla 25-6). Entre las causas más comunes de descompensación aguda de un paciente previamente estable están la transgresión dietética y la reducción inadecuada del tratamiento de la IC, bien por suspensión de los medicamentos por decisión del paciente o por retirada del médico de un tratamiento eficaz (p. ej., debido a una posible hiperazoemia). A los pacientes con IC se les debe advertir que abandonen el tabaco y limiten el consumo de alcohol a dos bebidas al día en los hombres y una en las mujeres. A los pacientes con sospecha de una miocardiopatía inducida por alcohol se les debe aconsejar que se abstengan del con sumo de alcohol de forma indefinida. Deben evitarse las temperaturas extremas y el ejercicio físico intenso. Se sabe que ciertos fármacos empeoran la IC y deben evitarse. Por ejemplo, los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), incluidos los inhibidores de la ciclooxigenasa 2 (COX-2), no se recomiendan en los pacientes con IC crónica porque el riesgo de insuficiencia renal y retención de líquido está muy acentuado en el marco de una función renal reducida y el consumo de inhibidores de la ECA. D ebe aconsejarse a los pacientes que se pesen de forma periódica para vigilar el aumento de peso y alertar al profesional sani tario o ajustar la dosis de diurético en el caso de un aumento brusco e inesperado de 1,5 a 2 kg de peso en 3 días. Aunque no hay pruebas registradas de los efectos de la vacunación en los pacientes con IC, tienen un riesgo alto de sufrir neumonías neumocócicas y gripe. En función de ello, los médicos deben considerar la recomendación de las vacunas contra la gripe y neumocódca a sus pacientes con IC para evitar infecciones respiratorias. Tiene la misma relevancia educar al paciente y a la familia respecto a la IC y la importancia de una dieta adecuada, así como la im portancia del cumplim iento del régim en médico. La supervisión de la asistencia ambulatoria por personal de enfermería especializado, el ayudante del médico o una clínica especializada en IC se ha demostrado útil, en particular en pacientes con enfermedad © avanzada (v. «Estrategias de control de la enfermedad», más adelante). TABLA 25-6 Posibles factores precipitantes de descompensación aguda en pacientes con insuficiencia cardíaca crónica Transgresión dietética Reducción/interrupción inadecuada de medicamentos para la IC Isquemia del miocardio/infarto Arritmias (taquicardia o bradicardia) Infección Anemia Iniciación de medicamentos que empeoran los síntomas de IC Antagonistas del calcio (verapamilo, diltiacem) p-bloqueantes Antiinflamatorios no esteroideos Tiazolidinedionas Antiarrítmicos: todos los de la clase I, sotalol (clase III) Anticuerpos frente a TNF Consumo de alcohol Embarazo Empeoramiento de la hipertensión Insuficiencia valvular aguda Tomado de Mann DL: Heart failure and cor pulmonale. In Kasper DL, Braunwald E, Fauci AS, et al [eds]: Harrison's Principles of Internal Medicine. 17th ed. New York, McGraw-Hill, 2007, p 1448. Actividad Aunque no se recomienda la actividad física intensa en la IC, el ejercicio ligero habitual ha demostrado ser útil en pacientes seleccionados con IC de clase I-III de la NYHA. El A Controlled Trial Investigating Outcomes of Exercise Training (HF-ACTION) fue un estudio m ulticéntrico de gran tamaño, aleatorizado y controlado, cuyo criterio de valoración primario era un compuesto de mortalidad por todas las causas e ingresos por todas las causas. Los criterios de valoración secundarios incluían mortalidad por todas las causas, ingresos por todas las causas, y los compuestos de mortalidad cardiovascular o ingreso cardiovascular, y 519 Tratam iento de los pacientes con insuficiencia cardíaca y una fracción de eyección reducida In su fi c ie n c ia c a r d ía c a FIGURA 25-9 Efectos beneficiosos potenciales de los diuréticos sobre la función miocárdica. El balance negativo de sodio y agua inducido por los diuréticos puede reducir la dilatación del VI, mejorar la insuficienciamitral funcional, y disminuir la tensión de la pared mitral y la isquemia subendocárdica. No obstante, el tratamiento con diuréticos también tiene el potencial de deteriorar la función renal y empeorar la activación neurohormonal. (Modificado de Schrier RW: Use of diuretics in heart failure and cirrhosis. Semin Nephrol 31:503, 2011.) mortalidad cardiovascular o ingreso asociado a la IC. El HF-ACTION no logró demostrar una mejoría significativa en la mortalidad por todas las causas ni en los ingresos por todas las causas (cociente de riesgos instantáneos [HR], 0,93; IC al 95%, 0,84-1,02; P = 0,13) en los pacientes que realizaron un programa de entrenam iento en ejercicio de 12 semanas (tres veces por semana), seguido de prácticas de 25-30 min en el domicilio en una cinta sin fin o bicicleta estática, autorreguladas, duran te 5 días/semana (fig. e25-lA). Además, tam poco hubo diferencias en la mortalidad por todas las causas (HR, 0,96; IC al 95%, 0,79- 1,17; P = 0,7) (fig. e25-lB ). Sí se observó, no obstante, una tendencia hacia la disminución de la mortalidad cardiovascular o los ingresos asociados a IC (HR, 0,87; IC al 95%, 0,74-0,99; P = 0,06), y la calidad de vida era significati vamente m ejor en el grupo con ejercicio.16 Para los pacientes euvolémicos, un ejercicio isotónico regular como caminar o pedalear en una bicicleta estática ergométrica podría servir de tratamiento complementario con el fin de mejorar el estado clínico, siempre que las pruebas de ejercicio hayan determinado que ese entrenamiento es seguro (es decir, el paciente no desarrolla isquemia significativa ni arritmias). Sin embargo, no se recomienda el ejercicio en pacientes con ICFER que hayan pasado por un episodio o técnica cardiovas cular en las 6 semanas previas; aquellos con dispositivos cardíacos que limiten la capacidad de alcanzar la frecuencia cardíaca objetivo; ni en pacientes con arritmia o isquemia significativa durante las pruebas cardiopulmonares basales de ejercicio. Dieta La restricción dietética de sodio (2 a 3 g diarios) se recomienda en todos los pacientes con el síndrome clínico de la IC y una FE conservada o reducida. Puede considerarse una restricción adicional (<2 g diarios) en la IC moderada a grave. La restricción de líquido suele ser innecesaria a no ser que el paciente esté hiponatrémico (<130 mEq/l), lo que puede surgir por una activación del sistema de la renina y la angiotensina, la secreción excesiva de arginina vasopresina (AVP) o la pérdida de sal m ás que de agua por el uso previo de diuréticos. La restricción de líquido (< 2 1/día) debe considerarse en los pacientes hiponatrémicos (< 130 mEq/l) o en los pacientes en que la retención de líquido sea difícil de controlar a pesar de dosis altas de diuréticos y restricción de sodio. Los complementos calóricos se recomiendan en los pacientes con una IC avanzada y una pérdida de peso intencional o con pérdida de masa muscular (caquexia cardíaca); pero lo esferoides anabólicos no se recomiendan en estos pacientes por los posibles problemas que pueden aparecer de retención de volumen. La medición del equilibrio nitrogenado, la ingesta calórica y la prealbúmina pueden ser útiles para determinar los suplementos nutricionales adecuados. El uso de comple mentos dietéticos («nutracéuticos») debe evitarse en el tratamiento de la IC sintomática por la falta de beneficios demostrados y la posibilidad de interacciones significativas con tratamientos validados de la IC. TRATAMIENTO DE LA RETENCIÓN DE LÍQUIDOS Muchas de las manifestaciones clínicas del síndrome de IC resultan de la excesiva retención de sal y agua que provoca una expansión inapropiada del volumen de los espacios vascular y extravascular. Además, el balance negativo de sodio y agua inducido por los diuréticos puede reducir la dilatación del VI, ayudar a corregir la insuficiencia mitral funcional, y reducir la tensión de la pared mitral y la magnitud de la isquemia subendocárdica (fig. 25-9). Aunque la digital y los inhibidores de la ECA (IECA) en dosis bajas aumentan la excreción urinaria de sodio, pocos pacientes con IC y sobrecarga de volumen m antienen un balance de sodio adecuado sin diuréticos. Ciertamente, los intentos de sustituir los diuréticos por IECA han demostrado que producen edema pulmonar y 520 congestión periférica. En estudios clínicos a corto plazo, el tratamiento con diuréticos conseguía reducciones de la presión venosa yugular, congestión pulmonar, edemas periféricos y peso corporal, todas ellas observadas a los pocos días del inicio del tratamiento. En estudios de plazo intermedio, los diuréticos han demostrado que mejoran la función cardíaca, alivian los síntomas y aumentan la tolerancia al ejercicio en pacientes con IC.17 Hasta la fecha, no se han realizado estudios a largo plazo de los diuréticos en la IC, de modo que no conocemos claramente los efectos de estos fármacos sobre la morbimortalidad. Aunque cier tos análisis retrospectivos de estudios clínicos indican que el uso de diuréticos se asocia con peores resultados clínicos,17 un metaanálisis (revisión Cochrane) señaló que el tratamiento con diuréticos lograba una reducción significativa de la mortalidad (oportunidad relativa (odds ratio) [OR], 0,24; IC al 95%, 0,07-0,83; P = 0,02) y del empeoramiento de la IC (OR, 0,07; IC al 95%, 0,01-0,52; P = 0,01).17 Por su naturaleza retrospectiva, no obstante, este análisis no puede utilizarse como indicio directo para recomendar el uso de los diuréticos con el fin de reducir la mortalidad asociada a la IC. Grupos de d iuréticos Se han propuesto varias formas de clasificación de los diuréticos en función de su mecanismo de acción, localización anatómica de la acción dentro de la nefrona y forma de diuresis que desencadenan («diuresis de solutos» o «diuresis de agua»). La clasificación más frecuente para los diuréticos usa una mezcla de designación química (p. ej., diuré tico tiacídico), lugar de acción (p. ej., diuréticos de asa) y resultados clínicos (p. ej., diurético ahorrador de potasio). Los diuréticos de asa aumentan la excreción de sodio en un 20 a 25% de la carga filtrada de sodio, aumentan la eliminación de agua libre y mantienen su eficacia a no ser que la función renal esté muy reducida. Por el contrario, los diuréticos tiacídicos aumentan la excreción fraccional de sodio solo hasta un 5 a 10% de la carga filtrada, tienden a reducir la eliminación de agua libre y pierden su eficacia en los pacientes con una alteración de la función renal (aclaramiento de creatinina menor de 40 ml/min). En consecuencia, los diuréticos de asa se han situado como los diuréticos preferidos para la mayoría de los pacientes con IC. Los diuréticos que inducen una diuresis de agua («acuaréticos») son la demeclociclina, el litio y los antagonistas de los receptores V2 de la vasopresina, cada uno de los cuales inhibe la acción de la AVP sobre el túbulo colector a tra vés de diferentes mecanismos, lo que aumenta la eliminación de agua libre. Los fármacos que producen una diuresis de solutos se subdividen en dos tipos: los diuréticos osmóticos, que son solutos no reabsorbibles que retienen por osmosis el agua y otros solutos en la luz tubular, y los El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. T A B L A 25 -7 Diuréticos para el tratamiento de la retención de líquido en la insuficiencia cardíaca crónica F Á R M A C O D O S IS D IA R IA IN IC IA L D O S IS M Á X IM A D IA R IA TOTAL D U R A C IÓ N D E LA A C C IÓ N D iurético de a sa * Bumetanida 0,5 a 1 mg una o dos veces 10 mg 4-6 h Furosemida 20 a 40 mg una o dos veces 600 mg 6-8 h Torasemida 10 a 20 mg una vez 200 mg 12-16 h Ácido etacrínico 25 a 50 mg una o dos veces 200 mg 6 h D iurético tiacíd icot Clorotiacida 250 a 500 mg una o dos veces 1.000 mg 6-12 h Clortalidona 12,5 a 25 mg una vez 100 mg 24-72 h Hidroclorotiacida 25 mg una o dos veces 200 mg 6-12h Indapamida 2,5 mg una vez 5 mg 36 h Metolazona 2,5 a 5 mg una vez 20 mg 12-24 h D iurético a h o rra d o r de potasio Amilorida 12,5 a 25 mg una vez 20 mg 24 h Triamtereno 50 a 75 mg dos veces 200 mg 7-9 h A n ta g o n ista de la A V P t Satavaptán 25 mg una vez 50 mg NE Tolva ptán 15 mg una vez 60 mg NE Lixivaptán 125 mg una vez 250 mg NE Conivaptán (i.v.) 20 mg i.v. en dosis de carga seguida de 20 mg/día en infusión continua i.v. 40 mg infusión i.v./día 7-9 h B lo queo secuencial de la ne frona Metolazona 2,5 a 10 mg una vez más diurético de asa Hidroclorotiacida 25 a 100 mg una o dos veces más diurético de asa Clorotiacida (i.v.) 500 a 1.000 mg una vez más diurético de asa Salvo que se indique lo contrario, todas las dosis se refieren a diuréticos orales, i.v., intravenoso. *Dosis equivalentes: 40 mg de furosemida = 1 mg de bumetanida = 20 mg de torasemida = 50 mg de ácido etacrínico. tNo utilizar si el filtrado glomerular estimado es <30 ml/min o si se administran simultáneamente inhibidores del citocromo 3A4. Modificado de Hunt SA, Abraham WT, Chin MH, et al: ACC/AHA 2005 guideline update for the diagnosis and management of chronic heart failure in the adult: A report of the American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines. Circulation 112:e154, 2005. fármacos que inhiben de forma selectiva las vías de transporte de iones a través del epitelio tubular, y que constituyen los diuréticos más potentes y con mayor utilidad clínica. Las clases de diuréticos y sus miembros se enumeran en la tabla 25-7 y sus lugares de acción en el riñón se mues tran en la figura 25-10. Diuréticos de asa Los fármacos clasificados como diuréticos de asa, como la furosemida, la bumetanida y la torasemida, actúan por inhibición reversible del cotransportador unidireccional de Na+-K+-2C1_ situado en la m em brana apical de las células epiteliales en la porción gruesa ascendente del asa de Henle (lugar de acción II en fig. 25-10). Como la furosemida, la bumetanida y la torasemida se unen ampliamente a proteínas del plasma, la llegada de estos fármacos al túbulo por filtración es limitada. Pero estos fármacos los secreta de forma eficiente el sistema trans portador de ácidos orgánicos al túbulo proximal y así acceden a sus lugares de unión en el cotransportador unidireccional de Na+-K+-2C1“ en la membrana luminal de la rama ascendente. De este modo, la eficacia de los diuréticos de asa depende del flujo sanguíneo renal suficiente y de la secreción tubular proximal para que estos fármacos lleguen a su lugar de acción. La probenecida desplaza la curva de concentración plasmática-respuesta para la furosemida hacia la derecha inhibiendo de forma competitiva la excreción de furosemida por el sistema de trans porte de ácidos orgánicos. La biodisponibilidad de la furosemida va del 40 al 70% de la dosis oral. Por el contrario, la biodisponibilidad oral de la bumetanida y la torasemida supera el 80%. En función de ello, estos © fármacos pueden ser más eficaces en la IC avanzada o IC derecha, aunque con un coste considerablemente mayor. Los fármacos de una segunda clase funcional de diuréticos de asa, tipificados como ácido etacrínico, muestran un inicio de acción más lento y tienen una reversibilidad tardía y solo parcial. El ácido etacrínico se puede utilizar de forma segura en pacientes con IC alérgicos a las sulfamidas. Mecanismo de acción de los diuréticos de asa. Se cree que los diuréticos de asa mejoran los síntomas de la congestión a través de diversos mecanismos. Primero, los diuréticos de asa se unen de forma reversible al cotransportador de Na+-K+-2CI"e inhiben de forma reversible su acción, con lo que impiden el transporte de sal en la rama ascendente gruesa del asa de Henle. La inhibición de este cotransportador unidirec cional también inhibe la reabsorción de Ca2+ y Mg2+ al abolir la diferencia transepitelial de potencial que es la fuerza impulsora para la absorción de estos cationes. Al inhibir la concentración de solutos dentro del inters ticio medular, estos fármacos también reducen la fuerza impulsora de la reabsorción del agua en el conducto colector, incluso en presencia de AVP (v. también capítulos 23 y 24). La menor reabsorción de agua por el conducto colector da lugar a la producción de una orina que es casi isotónica con el plasma. El aumento de la llegada de Na+ y agua a los segmentos distales de la nefrona también aumenta mucho la excreción de K+, en particular en presencia de un aumento de las concentracio nes de aldosterona. Los diuréticos de asa también exhiben efectos característicos sobre la presión cardíaca y la hemodinámica sistémica. La furosemida actúa como un dilatador venoso y reduce las presiones auricular derecha y de encla vamiento capilar pulmonar cuando se administra por vía intravenosa (0,5 a 1 mg/kg). Se han encontrado datos parecidos, aunque no tan extensos, de la bumetanida y la torasemida. Esta mejora inicial de la hemodinámica 521 Tratam iento de los pacientes con insuficiencia cardíaca y una fracción de eyección reducida In s u f ic ie n c ia c a r d ía c a Lugar de acción I (túbulo contorneado proximal): inhibidores de la anhidrasa carbónica Lugar de acción II (asa de Henle ascendente): diuréticos de asa Lugar de acción III (túbulo contorneado distal): tiacida y diuréticos tiacídicos Lugar de acción IV (final del túbulo distal y conducto colector): diuréticos ahorradores de potasio, ARM F IG URA 25-10 Lugares de acción de los diuréticos en el riñón. ADH, hormona antidiurética. ARM, antagonistas de receptores de mineralocorticoides. (Modificado de Wile D: Diuretics: A review. Ann Clin Biochem 49:419, 2012.) puede ser secundaria a la liberación de prostaglandinas vasodilatadoras, ya que estudios en animales y seres humanos han demostrado que las acciones venodilatadoras de la furosemida se inhiben con indometacina. Existen informes de aumentos agudos de la resistencia vascular sistémica en respuesta a los diuréticos de asa, que se han atribuido a la activación transitoria del sistema de la renina y la angiotensina (SRA) sistémico o intravascular. El posible aumento perjudicial de la poscarga del VI refuerza la importancia de iniciar el tratamiento vasodilatador con diuréticos en los pacientes con edema pulmonar agudo y una presión arterial adecuada (v. capítulo 24). D iu ré t ic o s t ia c íd ic o s y d e t ip o t ia c íd ic o Las benzotiacidas, también llamadas diuréticos tiacídicos, fueron la primera clase de fármacos sintetizados para bloquear el transportador Na+-Cl“ en la porción cortical del asa de Henle ascendente y el túbulo contorneado distal (lugar de acción III en fig. 25-10). Posteriormente, los fármacos que compartían propiedades farmacológicas similares se denominaron diuréticos tiacídicos, aunque técnicamente no son derivados de la benzotiadiacina. La metolazona, una sulfonamida quinazolíni- ca, es un diurético tiacídico que se emplea junto con la furosemida en pacientes resistentes a los diuréticos (v. más adelante). Como la tiacida y los diuréticos tiacídicos impiden la dilución máxima de la orina, dis minuyen la capacidad del riñón de aumentar la eliminación de agua libre, con la posibilidad de contribuir al desarrollo de hiponatremia. Las tiacidas aumentan la reabsorción de Ca2+ en la parte distal de la nefrona (v. fig. 25-10) por diversos mecanismos, lo que en ocasiones da lugar a un pequeño incremento de las concentraciones séricas de Ca2+. Por el contrario disminuye la reabsorción de Mg2+ y puede aparecer una hipomagnesemia con su uso prolongado. La mayor llegada de NaCl y líquido al conducto colector potencia directamente la secreción de K+ y H+ por este segmento de la nefrona, lo que puede llevar a una hipopotasemia con relevancia clínica. Mecanismos de acción de los diuréticos tiacídicos y de tipo tiacídico. El lugar de acción de estos fármacos dentro de la porción 522distal del túbulo contorneado se ha identificado en el cotransportador unidireccional local Na+-CI". Aunque este cotransportador comparte alrededor de un 50% de homología con el cotransportador unidireccional Na+-K+-2CI~ de la rama ascendente del asa de Henle, es insensible a los efectos de la furosemida. Este cotransportador (o isoformas relacionadas) también está presente en células de los vasos y en muchos tipos de células en otros órganos y tejidos y puede contribuir a otras acciones realizadas por otros fármacos, como su utilidad como antihipertensivos. Al igual que en los diuréticos de asa, la eficacia de los diuréticos tiacídicos depende, al menos en parte, de su secreción tubular proximal que los sitúa en su lugar de acción. Sin embargo, al contrario que los diuréticos de asa, la unión a las proteínas plasmáticas varía considerablemente entre los diuréticos tiacídicos; por ello, este parámetro determinará la contribución que la filtración glomerular hace al reparto tubular de un diurético específico. A n t a g o n i s t a s d e l re c e p to r d e lo s m in e r a lo c o r t ic o id e s Los mineralocorticoides, como la aldosterona, producen retención de sal y agua y aumentan la excreción de K+ y H+ al unirse a receptores específicos de los mineralocorticoides. La espironolactonay la eplerenona son receptores de mineralocorticoides que actúan sobre la parte distal de la nefrona para inhibir la excreción de Na+ y K+ en el lugar de acción de la aldosterona (v. fig. 25-10). Mecanismo de acción de los antagonistas del receptor de los mine ralocorticoides. La espironolactona tiene efectos antiadrenérgicos y del tipo de la progesterona, lo que produce ginecomastia e impotencia en los hombres e irregularidades menstruales en las mujeres. Para superar estos efectos adversos se sintetizó la eplerenona sustituyendo el grupo 17-a-tioa- cetilo de la espironolactona por un grupo carbometoxi. Como resultado de esta modificación, la eplerenona muestra mayor selectividad por el receptor de los mineralocorticoides que por los receptores de los esteroides, y muestra menos efectos adversos sexuales que la espironolactona. La eplerenona se distingue además de la espironolactona por su semivida más corta y por el hecho de que no tiene ningún metabolito activo. Aunque la espironolactona y la eplerenona son diuréticos débiles, los estudios clínicos han demos trado que estos fármacos ejercen efectos profundos sobre la morbilidad y mortalidad cardiovasculares (fig. 25-11) en virtud de su capacidad de antagonizar los efectos perjudiciales de la aldosterona sobre el sistema 0,9 0,85 0,8 0,75 0,7 0,65 0,6 0,55 0,5 0,45 0 1 0,95 Espironolactona Riesgo relativo, 0,7 (IC al 95%, 0,6-0,82) P< 0,001 0 3 6 9 12 15 18 21 MESES 24 27 30 33 36 1 00 60 50 40 30 20 10 0 Cociente de riesgos instantáneos = 0,76 (IC al 95%, 0,62-0,93) P= 0,008 Eplerenona B 0 1 2 3 AÑOS DESDE LA ALEATORIZACIÓN F IG U R A 25-11 Análisis de Kaplan-Meier de la probabilidad de supervivencia entre los pacientes de los grupos placebo y de tratamiento en el estudio RALES (A) con espironolactona y en el estudio EMPHASIS (B) con eplerenona. (Modificado de Pitt B, Zannad F, Remme WJ, et al: The effect of spironolactone on morbidity and mortality in patients with severe heart failure. Randomized Aldactone Evaluation Study Investigators. N Engl J Med 341:709, 1999; and Zannad F, McMurrayJJ, Krum H, et al: Eplerenone in patients with systolic heart failure and mild symptoms. N Engl J Med 364:11, 2011.) cardiovascular (v. capítulo 22). Por este motivo estos fármacos se usan en la IC más por su capacidad de antagonizar el sistema de la renina, la angiotensina y la aldosterona (v. más adelante) que por sus propiedades diuréticas. La espironolactona (v. tabla 25-7) y su metabolito activo, la canrenona, inhiben de forma competitiva la unión de la aldosterona a los receptores de los mineralocorticoides del tipo I en muchos tejidos, como las células epiteliales del túbulo contorneado distal y del conducto colector. Estos receptores citosólicos son factores de transcripción dependientes de ligandos que, cuando se unen al ligando (p. ej., la aldosterona), pasan al núcleo donde se unen a elementos de respuesta de hormonas presentes en el promotor de algunos genes, como algunos implicados en la fibrosis vascular y miocárdica, la inflamación y la calcificación. Diuréticos ahorradores de potasio El triamtereno y la amilorida se denominan diuréticos ahorradores de potasio. Estos fármacos comparten la propiedad común de provocar incrementos leves en la excreción de NaCl, así como sus propiedades ahorradoras de potasio. El triamtereno es un derivado de piracinoil- guanidina, mientras que la amilorida es una pteridina. Los dos son bases orgánicas que son transportadas al túbulo proximal y bloquean la absorción de Na+ en la porción distal del túbulo distal y el conducto colector (lugar de acción IV en fig. 25-10). Pero como la retención de Na+ tiene lugar en lugares más proximales de la nefrona en la IC, ni la amilorida ni el triamtereno consiguen un equilibrio negativo neto del Na+ cuando se administran solos a los pacientes con IC. La amilorida y el triamtereno parecen compartir mecanismos parecidos de acción. Pruebas significativas han indicado que la amilorida bloquea los canales del Na+ en la membrana luminal de las células principales en la porción final del túbulo distal y el conducto colector, quizá compitiendo con el Na+ por zonas con cargas negativas dentro del poro del canal del Na+. El bloqueo de los canales del Na+ lleva a la hiperpolarización de la mem brana luminal del túbulo, lo que reduce el gradiente electroquímico que proporciona la fuerza rectora de la secreción de K+ hacia la luz. La amilorida y sus congéneres también inhiben los cotransportadores bidireccionales de Na+-H+ en las células epiteliales renales y en muchos otros tipos de células, pero solo en concentraciones que son mayores que las usadas en la clínica. Inhibidores de la anhidrasa carbónica La metaloenzima con cinc anhidrasa carbónica desempeña una función esencial en la reabsorción del N aH C 03 y la secreción de ácido en el túbulo proximal (lugar de acción I en fig. 25-10). Aunque diuréticos débiles, los inhibidores de la anhidrasa carbónica (v. tabla 25-7) como la acetazolamida inhiben fuertemente la anhidrasa carbónica, lo que da lugar a una pérdida casi completa de la reabsorción de N aH C 03 en el túbulo proximal. El uso de estos fármacos en los pacientes con IC se limita a una administración temporal para corregir la alcalosis metabó- lica que aparece como un fenómeno de contracción en respuesta a la administración de otros diuréticos. Cuando se usan de forma repetida, estos fármacos pueden provocar una acidosis metabólica, así como una hipopotasemia acentuada. Antagonistas de la vasopresina Como se expuso en el capítulo 22, el aumento de las concentraciones circu lantes de la hormona hipofisaria AVP contribuye al aumento de la resisten cia vascular sistémica y al equilibrio del agua positivo de los pacientes con IC. Los efectos celulares de la AVP están mediados por interacciones con tres tipos de receptores: Vla,Vlb y V2 (v. capítulo 22). Los antagonistas selectivos de receptores Vla bloquean los efectos vasoconstrictores de la AVP sobre las células de músculo liso de los vasos periféricos, mientras que los antagonistas selectivos del receptor V2 inhiben el reclutamiento de los canales de agua acuaporinas a las membranas apicales del epitelio del conducto colector, reduciendo así la capacidad de reabsorber agua de este último (fig. 25-12). Los antagonistas combinados deVla-V2 reducen la resistencia vascular sistémica y evitan la hiponatremia por dilución que aparece en los pacientes con IC.18 Los antagonistas de AVP o «vaptanos» (v. tabla 25-7) se obtuvieron para bloquear el receptor V2 (p. ej., tolvaptán, lixivaptán, satavaptán) de forma selectivao no selectiva bloquear los receptores V 1a-V2 (p. ej., conivaptán). Los cuatro antagonistas de la AVP aumentan el volumen de orina, reducen la osmolaridad urinaria y no tienen ningún efecto sobre la excreción de sodio en 24 h (v. capítulo 24).18 El tratamiento crónico con el antagonista selectivo del receptor de vasopresina V2 tolvaptán no redujo la mortalidad, aunque aparentemente fue seguro en pacientes con IC avanzada (v. capítulo 24).19 Actualmente hay dos antagonistas de la vasopresina autorizados por la U.S. Food and Drug Administration (FDA) (conivaptán y tolvaptán) para el tratamiento de la hiponatremia hipervolémica y euvolémica clínicamente significativa (Na+ sérico < 125) que produzca síntomas y resista a la corrección con restricción de líquidos en pacientes con IC. Sin embargo, ninguno fármaco está específicamente autorizado en la actualidad para el tratamiento de la IC. El uso de estos fármacos es adecuado después de probar las medidas tradicionales para el tratamiento de la IC, como restricción de agua y maximización de los tratamientos médicos, como administración de inhibidores de la ECA o antagonistas del receptor de la angiotensina (ARA), que bloquean o reducen la angiotensina II. El capítulo 24 se ocupa del uso de los vaptanos en pacientes ingresados con IC. Tratam iento d iurético de la insufic iencia cardíaca A los pacientes con signos de sobrecarga de volumen o antecedentes de retención de líquido se les debe tratar con un diurético para aliviar 523 Tratam iento de los pacientes con insuficiencia cardíaca y una fracción de eyección reducida In su fi c ie n c ia c a r d ía c a EXCRECION FRACCIONAL DE Na 0,01 0,1 1 10 FUROSEMIDA (|ig/ml) FIGURA 25-12 Mecanismo de acción de los antagonistas de la vasopresina. La unión de la AVP a los receptores V2 estimula la síntesis de los canales proteínicos del agua acuaporina 2 (AQP) y favorece su transporte a la superficie apical. En la membrana celular, la acuaporina 2 permite la reabsorción selectiva de agua libre en contra del gradiente osmótico, lo que finalmente reduce la osmolaridad y aumenta el equilibrio hídrico. Los antagonistas de V2 actúan evitando que la AVP se una a su receptor afín. AMPc, monofosfato de adenosina cíclico; Gs, proteína G estimuladora de la adenilil ciclasa; PKA, proteína cinasa A. (Modificado de deGoma EM, Vagelos RH, etal: Emerging therapies for the management of decompensated heart failure: from bench to bedside. JAm Coll Cardiol 48:2397, 2006.) sus síntomas. En los pacientes sintomáticos, los diuréticos deben usar se siempre combinados con los antagonistas neurohormonales que se sabe evitan la progresión de la enfermedad. Cuando los pacientes tienen síntomas de IC moderada a grave o insuficiencia renal, suelen necesitarse diuréticos de asa. Los diuréticos deben comenzarse en dosis bajas (v. tabla 25-7) y después aumentarse hasta aliviar los síntomas y signos de sobrecarga de líquido. Una dosis inicial típica de furosemida en pacientes con una IC sistólica y una función renal normal es de 40 mg, aunque a menudo son necesarias dosis de 80 a 160 mg para conseguir una diuresis adecuada. Debido a la curva dosis-respuesta escarpada y el umbral eficaz de los diuréticos de asa (fig. 25-13), es fundamental encontrar una dosis adecuada del diurético de asa que consiga una res puesta diurética clara. Un método usado con frecuencia para encontrar la dosis adecuada es doblar la dosis hasta encontrar el efecto deseado o alcanzar la dosis máxima de diurético. Una vez que los pacientes han alcanzado una diuresis adecuada, es importante registrar su «peso seco» y a partir de entonces los pacientes deben pesarse a diario para mantener este peso ideal. Aunque la furosemida es el diurético de asa que más se usa, la biodis ponibilidad oral de este fármaco es de alrededor del 40 al 79%. Por tanto, pueden ser preferibles la bumetanida o la torasemida por su relativamente mayor biodisponibilidad. Con la excepción de la tora semida, los diuréticos de asa más usados son de acción corta (menos de 3 h). Por esta razón suele ser necesario administrar los diuréticos de asa al m enos dos veces al día. Algunos pacientes pueden presentar hipotensión o hiperazoemia durante el tratamiento diurético. En ese caso, hay que reducir la velocidad de la diuresis, pero el tratamiento diurético debe mantenerse en dosis m enores hasta que el paciente alcance la euvolemia, porque una sobrecarga de volumen mantenida puede com prom eter la eficacia de ciertos antagonistas neurohor monales. Es posible que sea necesario administrar diuréticos por vía intravenosa para mejorar la congestión de forma aguda (v. fig. 25-13B) (v. capítulo 24), y puede hacerse con seguridad en el marco ambulato rio. Después de que se ha alcanzado un efecto diurético con diuréticos de asa de acción corta, aumentar la frecuencia de administración a dos o incluso tres veces al día proporcionará una mayor diuresis con menor 524 perturbación fisiológica que una sola dosis mayor. Una vez aliviada B TIEMPO (h) FIGURA 25-13 C urvas dosis-respuesta de los diuréticos de asa. A. Excreción fraccional de sodio (FENa) en función de la concentración del diurético de asa. Comparados con los pacientes normales, los pacientes con insuficiencia renal crónica (IRC) muestran un desplazamiento hacia la derecha de la curva debido a una menor secreción del diurético. La respuesta máxima se conserva cuando se expresa como FENa, pero no cuando se expresa como excreción absoluta de sodio. Los pacientes con insuficiencia cardíaca (IC) muestran un desplazamiento hacia la derecha y hacia abajo, Incluso cuando la respuesta se expresa como FENa, y de este modo son relativamente resistentes a los diuréticos. B. Comparación de la respuesta en dosis orales e intravenosas de diuréticos de asa en sujetos normales y pacientes con IC. La biodisponibilidad del diurético se muestra en sujetos normales y pacientes con IC. El umbral natriurético necesario para producir una diuresis se muestra para sujetos normales (línea discontinua) y pacientes con IC (línea continua). En un sujeto normal, una dosis oral puede ser tan eficaz como una dosis intravenosa porque la biodisponibilidad del diurético (área bajo la curva) que está por encima del umbral natriurético en los diuréticos orales e intravenosos es aproximadamente igual. Pero si el umbral natriurético aumenta en un paciente con IC, entonces la dosis oral no proporciona suficientes concentraciones séricas para desencadenar una diuresis significativa. ICC, Insuficiencia cardíaca conges tiva. (Modificado de Ellison DH: Diuretic therapy and resistance in congestive heart failure. Cardiology 96:132, 2001.) la congestión, el tratamiento con diuréticos se continúa para evitar la recidiva de la retención de sal y agua con el fin de mantener el peso seco ideal del paciente. Complicaciones del uso de los diuréticos Debe vigilarse de forma periódica a los pacientes con IC que reciben diuréticos en busca de complicaciones derivadas de los diuréticos. Las principales complicaciones del uso de los diuréticos son los trastornos electrolíticos y metabólicos, la pérdida de volumen y el empeoramiento de la hiperazoemia. El intervalo entre las reevaluaciones debe indivi dualizarse en función de la gravedad de la enfermedad y la función renal subyacente, el uso de m edicamentos concom itantes como los inhibidores de la ECA, los ARA o de los antagonistas de la aldosterona, El se vi er . F ot oc op ia r sin au to riz ac ió n es un de lit o. el antecedente de trastornos electrolíticos y la necesidad de una diuresis más intensa. Trastornos electrolíticos y metabólicos El uso de diuréticos puede llevar a una pérdida de potasio, que puede predisponer al paciente a arritmias cardíacas significativas. Las pérdidas renales de potasio por el uso de diuréticos pueden exacerbarse por las mayores concentraciones circulantes de aldosterona
Compartir