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Las Dos Janes: Análisis de un cuento feminista y del cuento como 
herramienta de socialización del género 
Alexandre Garrido Pascual | Análisis Feminista del Discurso en la Ciencia y la Cultura 
 
 
Introducción 
 
El lenguaje tiene la capacidad de transformar el funcionamiento mental; así, la literatura 
infantil permite a las infancias construir su comprensión del mundo (Ros, 2012, pp. 330 
y 332). Esto implica que la literatura infantil, entre la que se destacan los cuentos, puede 
servir al sistema patriarcal u oponerse a él. En el presente trabajo analizaré un mismo 
personaje representado en dos momentos y medios distintos, una película de animación 
de 1999 y un cuento feminista de 2015, con el objetivo de entender el papel de los cuentos 
infantiles en la transmisión de valores sexistas o, contrariamente, feministas. 
 
El cuento analizado será el de Yo, Jane, escrito por Patrick McDonnell en el año 2015. 
Pensado para leerse a partir de los seis años, se centra en la infancia de Jane Goodall, 
famosa etóloga británica. Otra Jane aparece en la película de animación de 1999, Tarzán, 
pensada para todos los públicos y basada en la novela Tarzán de los monos, escrita por 
Edgar Rice Burroughs en el año 1912. Esta Jane no está oficialmente basada en la 
científica británica, pero es inevitable establecer un paralelismo con ella ya que se trata 
de una joven británica que viaja a África para estudiar a los gorilas. 
 
El poder transmisor de los cuentos: el caso de la literatura infantil feminista 
 
La infancia no puede aceptar el mundo como las personas adultas lo transmiten. Esto es 
así en parte por el vínculo el mundo de las ideas y la infancia, que tiende a perderse en la 
adultez (Davis, 1994, p. 25). Así, lo visual da a la niñez una herramienta para iniciar su 
entendimiento sobre el mundo y sobre su funcionamiento, dato que queda demostrado en 
la presencia significativa de las imágenes en los libros infantiles (Ros, 2012, p. 336; 
Gómez, 2019, pp. 55). Un ejemplo fundamental de esto nos lo proporcionan los colores. 
Antes de su nacimiento, las criaturas ya vienen condicionadas bajo el entendimiento 
social de que existen colores más indicados para un género u otro. Dado el impacto que 
tiene el género en nuestra sociedad, es innegable que los cuentos infantiles serán también 
transmisores de este tipo de mensajes, si bien esto no implica necesariamente que todos 
los cuentos vayan a tener la misma actitud ante estos estereotipos de género (Carrillo et. 
al., 2020, p. 426). Hasta ahora, los cuentos transmitían esencialmente valores patriarcales, 
pues esa era la esencia de nuestra sociedad. A finales del siglo XX, la ONU se encargó 
de llamar la atención sobre esta cuestión (Vilma, 2004, p. 156). Sin embargo, la literatura 
infantil contemporánea demuestra que los cuentos infantiles pueden transmitir otro tipo 
de mensajes. 
 
Los discursos incluyen relaciones de poder y subjetividades que son transmitidas y 
aprendidas en la comunicación (Davies, 1994, p. 24), por lo que una literatura infantil 
feminista se convierte en una herramienta fundamental para las infancias a la hora de 
combatir los estereotipos de género que reciben por otras vías (Carrillo et al., 2020, p. 
426). Mientras que la literatura infantil destinada a los niños incluye personajes 
exclusivamente masculinos, en la literatura destinada a las niñas hay un 57% de 
personajes masculinos (Vilma, 2004, p. 157). Esto resulta en la construcción de dos 
mundos distintos para niños y niñas: en el de ellos, las mujeres no son importantes; en el 
de ellas, los hombres sí lo son. Esto puede traducirse a la vida infantil a través del 
desprecio que experimentan las niñas que quieren jugar con los niños (Vilma, 2004, p. 
159), el mismo desprecio que experimentarán los niños que disfrutan más de los juegos 
de niñas. Vemos además que el mundo del juego queda dividido de manera sexista y las 
experiencias de niños y niñas dependerán en gran medida de cómo se desarrollen en este 
sistema. La literatura infantil feminista es así una herramienta necesaria para que la niñez 
pueda construir realidades menos sexistas, dotando a las niñas de referentes más sanos y 
no dependientes de lo masculino y permitiendo a los niños una relación menos tóxica con 
las niñas y, por extensión, con la femineidad (Joosen, 2005, p. 30; Gómez, 2019, p. 55). 
Los cuentos feministas pueden ser la semilla de toda una educación que prepare a la 
sociedad para identificar y enfrentar la discriminación sexual y de género (Carrillo et. al., 
2020, p. 428). 
 
El papel del cuento como herramienta de socialización del género no es una cuestión 
aislada, ya que los cuentos forman parte del sistema educativo en el que las infancias se 
sumergen desde su nacimiento (Gómez, 2019, p. 60). Así, a lo largo de este sistema del 
que participan familias, instituciones educativas, personal docente y materiales como los 
cuentos, existen divergencias sobre la importancia de la discriminación por género y el 
papel que se debe adoptar frente a ella de cara a las niñas y los niños. Según una encuesta 
realizada en centros educativos de Vitoria-Gasteiz en 2018, el 84,4% del personal docente 
consideraba que había que reforzar los recursos de los centros para educar en materia de 
la discriminación sexual y de género, mientras que un 7,7% no consideraba que esto fuese 
una competencia de los centros educativos (Carrillo et. al., 2020, p. 425). En un contexto 
como este, los cuentos infantiles pueden ser eficaces contra los valores patriarcales. En 
contextos como este, la eficacia de la literatura infantil feminista no está asegurada, pues 
depende del resto de elementos en el entramado educativo para impactar en menor o 
mayor medida a las infancias. 
 
El caso de las Dos Janes: un mismo personaje, distintos valores 
 
En este apartado analizaré Yo, Jane, un cuento feminista, en base a lo explicado 
anteriormente. Además, podré establecer un análisis comparativo, ya que el personaje de 
Jane fue protagonista en la famosa película de Disney, Tarzán, que data del año 1999. 
Veamos pues qué diferencias y similitudes hay entre las Dos Janes desde un punto de 
vista pedagógico y de género. Yo, Jane es un cuento en el que una niña explora su mundo 
en compañía de un peluche, guiándose por su mayor deseo: visitar África para observar 
a los animales. Se trata de un relato sobre la propia vida de Jane Goodall, etóloga y 
activista medioambiental y por los derechos humanos. 
 
Yo, Jane no es un cuento feminista en sí mismo, también incluye un ejemplo del valor de 
la literatura infantil como herramienta de socialización de género. La niña protagonista 
se detiene a leer Tarzán porque encuentra en esta novela al personaje de Jane, con la que 
comparte el nombre y la pasión por los animales y la naturaleza. Jane ha encontrado un 
modelo a seguir a través de la literatura. Así, Yo, Jane es un cuento feminista porque 
expone a las niñas la importancia de tener referencias de mujeres empoderadas y la 
posibilidad de realizar los sueños propios, pues al final del cuento Jane ha crecido y vive 
en África, estudiando a los animales. El cuento centra las necesidades y experiencias de 
una niña en el relato, excluyendo la omnipresencia masculina que observamos en otros 
cuentos infantiles. Al mismo tiempo, Yo, Jane presenta a la científica Jane Goodall a las 
niñas, proporcionando un potencial referente que escapa a los cánones patriarcales de 
femineidad. 
 
Las Dos Janes, la de 1999 y la de 2015, comparten una historia. Se trata de una muchacha 
británica que ha viajado a África para observar a los animales, pero hay diferencias 
notables entre los dos personajes. En la película Tarzán, Jane siempre va en compañía de 
su padre, un doctor británico que lidera una expedición científica. Si bien es una mujer 
interesada en la ciencia y emprendedora, se ve eclipsada en todo momento por lafigura 
paterna, que, si bien carece de una actitud autoritaria, encarna los valores paternalistas de 
la ciencia que ensalzan al científico por encima de la científica. El único motivo por el 
que Jane ha podido participar en la expedición es la figura de su padre. Este paternalismo 
no existe en el cuento de 2015, que se reduce a la perspectiva de la Jane niña, a su deseo 
de conectar con la naturaleza y a su amor por los animales. Yo, Jane demuestra que un 
cuento feminista puede ayudar a construir un imaginario social más justo y seguro en el 
que las niñas no dependan de figuras masculinas para poder desarrollarse como personas. 
 
Haciendo referencia a la importancia de las imágenes en la literatura infantil, es 
significativo que en Yo, Jane no aparezcan figuras masculinas de las que dependa el 
personaje femenino. Hay una escena en concreto que nos permite hacer un paralelismo 
con una de las escenas más famosas de la película de 1999, en la que Jane se encuentra 
sentada en un árbol. Se trata de la misma imagen, pero son radicalmente opuestas por dos 
razones fundamentales. La primera de ellas es la forma en la que Jane llega al árbol. En 
la película, Jane ha sido perseguida por una manada de monos y rescatada por Tarzán, 
con quien acaba en el árbol, nerviosa y asustada ante la presencia del hombre, pero 
también preocupada por su aspecto físico. En el cuento, Jane llega por voluntad propia al 
árbol para leer un libro tranquilamente, sin que ningún personaje masculino la eclipse. 
Otra gran diferencia en la escena la vamos a encontrar en las actitudes. En la película, 
Jane está agitada y se siente intranquila, su principal objetivo es regresar junto a su padre. 
Él no aparece en la imagen, pero está muy presente en la mente de Jane. En Yo, Jane, la 
niña destaca por estar soñando con su propio futuro, leyendo la novela Tarzán en actitud 
relajada. En el cuento, Jane no está pensando en volver a casa con su padre, el foco está 
puesto sobre ella y sus aspiraciones y no se desvía hacia personajes masculinos, 
omnipresentes y omnipotentes en la película. En definitiva, Jane está rodeada de 
paternalismo a través del personaje de Tarzán y de la figura de su padre en la película de 
1999, mientras que el cuento feminista de 2015 muestra una niña tranquila que sueña con 
ejercer una profesión científica en otro continente, sin tener en cuenta la voluntad 
masculina en ningún momento. 
Conclusiones 
 
Los principales agentes socializadores de las infancias son la familia y las escuelas (Ros, 
2012, p. 333). Así, los roles de género son anteriores a los cuentos en la vida de los niños 
y las niñas, pues llegan a ellos mediante la familia y el círculo más íntimo de las criaturas. 
Dado que normalmente las infancias se familiarizan con los libros y las lecturas una vez 
que han ingresado en el sistema educativo, los libros infantiles suelen tener más peso en 
sus vidas una vez que las escuelas han iniciado su papel en el desarrollo de niños y niñas. 
De este modo, los libros infantiles y el resto de materiales literarios que tengan presencia 
cotidiana en las vidas de los niños van a ser determinantes en el proceso de configuración 
identitaria, aunque con mayor o menos éxito atendiendo a factores secundarios. Esto es 
así por dos motivos fundamentales. Primero porque las imágenes y los conceptos que las 
infancias aprendan de esta literatura infantil tendrán un papel primordial en la 
socialización del género y en el proceso identitario a nivel individual, pero por otra parte 
proporcionarán a niños y niñas las herramientas para identificar el género más allá de sus 
propios cuerpos, en los cuerpos de otros niños y en muchas otras cosas de nuestra vida 
(Ros, 2012, p. 330). No obstante, no podemos olvidar que la literatura infantil forma parte 
de un entramado que condiciona su potencial como agente transformador de la sociedad. 
 
Bibliografía 
 
Carrillo García, M.E. and Marín Conejo, S. (2020) “Coeducación, literatura infantil y 
juvenil y crítica literaria feminista,” en J.C. Suárez Villegas (ed.) Ética, comunicación y 
género. Madrid: Dykinson, pp. 424–431. 
 
Davies, B. (1994) Sapos y culebras (y cuentos feministas): Los niños de preescolar y el 
género. Madrid: Cátedra. 
 
Gómez Díez, L. (2019) Las nuevas feminidades y masculinidades en la literatura infantil 
española contemporánea. Tesis doctoral. Universidad de Auburn. 
 
Joosen, V. (2005) “The apple that was not poisoned: Intertextuality in Feminist Fairy-tale 
Adaptions”. Chapleau, Sebastien (ed.) New voices in Children’s Literature Criticism. 
London: Pied Piper Publishing Ltd 
 
McDonnell, P. (2015) Yo, Jane. Nueva York: Océano Travesía. 
 
Ros García, E. (2012) “El cuento infantil como herramienta socializadora de género,” 
Cuestiones Pedagógicas, 22, pp. 329–350. 
 
Vilma Penagos, C. (2004) “Sexismo en la literatura infantil y juvenil: una exclusión para 
ser cuestionada,” en S. Arcosi (ed.) Género y literatura en debate. Cali, Colombia: 
Universidad del Valle, pp. 152–165.

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