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Modificación de la conducta r s o y A Kay y Margaret Traducción: A g u st ín C ontin S a n z Revisión Ticnica: Luis Ferrer P érez Doctor en Psicología Organizacional Universidad de la Sorbona, París, Francia Modificación de la conducta organizacional Fred Luthans Robert Kreitner Catalogación en la fuente Luthans, Fred Modificación de la conducta organlzaclonal. - México : Trillas, 1979 (relmp. 1991). 264 p . ; 25 cm. - (Teoría y práctica organlzaclonal) Traducción de: Organizatíonal behavlor modlfícatlon Bibliografía: p. 251-256 Incluye índices I5BN 968-24-0755-2 1. Psicología Industrial. 2. Industria - Administración. 5. Personal - Dirección. I. t. II. 5er. LC- HD58'L8.5 D- 658.4'L288m 815 Título de esta obra en Inglés: Organizatíonal Behavlor Modlfícatlon Versión autorizada en español de la primera edición publicada en Inglés por © 5cott, Foresman and Company Qlenvlew, Illinois, E. U. A. La presentación y disposición en conjunto de MODIFICACIÓN DE LA CONDUCTA ORGANIZACIONAL son propiedad del editor: Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida o trasmitida, mediante ningún sistema o método, electrónico o mecánico (Incluyendo el fotocopiado, la grabación o cualquier sistema de recuperación y almacenamiento de Información), sin consentimiento por escrito del editor Derechos reservados en lengua española © 1979, Editorial Trillas, 5. A. de C. V., Av. Río Cnurubusco 585, Col. Pedro María Anaya, C.P. 05540, México, D. F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial. Reg. núm. 158 Primera edición en español, 1979 (15BH 968-24-0753-2) Reimpresiones, 1980, 1984, enero y junio 1987, 1988 y 1989 Séptima reimpresión, enero 1991 Impreso en México Printed In México Esta obra se terminó de Imprimir y encuadernar el día 11 de enero de 1991, en los talleres de Rotodlseño y Color, 5. ó. de C. V., 5an Felipe núm. 26, Col. Aoco, C.P. 05540, México, D. F., se tiraron 1 500 ejemplares, más sobrantes de reposición • •• • • 1 : • ■ - i - . ! '• ■ 1 1 ; Preiaeio Esta obra forma parte de una serie (Management Applica tions) que se ocupa de la aplicación de investigaciones, teorías y técni cas contemporáneas. Hay muchas obras excelentes que contienen niveles avanzados de conocimientos; pero hay muy pocas que se ocu pan de las aplicaciones de esos conocimientos. Los autores están debidamente preparados para ese fin, puesto que son expertos ave zados en la aplicación de los cambios a organizaciones reales por medio de los métodos sobre los que escriben. El presente volumen se ocupa de un tema simple desarrollado con gran profundidad. Cuando se debe elegir entre presentar muchos enfoques en forma breve o uno solo en forma completa, optamos por lo último. Así, después de leer la obra, el estudiante o el practicante deberá saber aplicar la metodología descrita. La selección de temas se basó en la importancia actual de las prácticas administrativas y en la existencia de un autor experto y, al mismo tiempo, capaz de escribir a un nivel básico de comprensión. Este libro se puede utilizar de varias maneras; por ejemplo, para complementar libros de texto de cursos básicos sobre adminis tración, conducta* organizacional, psicología y sociología industrial o del personal. Los estudiantes se darán cuenta de que los temas son aplicables inmediatamente. Tal vez los gerentes en funciones utilicen este libro para in crementar sus capacidades, ya sea mediante el autoestudio, o bien, relacionando aquél con programas de desarrollo gerencial, dentro o fuera de la organización. Alan C. Filley *Salvo mejor juicio autorizado etimológica, filológica y científicamente en la ma teria, y atendiendo a la ideología de los autores de esta obra, el término conducta indica “ una acción que conduce a . . sin ser sometido a un juicio social éticamente, por el con trario el término comportamiento implica, por lo menos en nuestro lenguaje popular, una conducta sobre la que se emite una apreciación social o moral. En otras palabras, hemos pre ferido emplear a lo largo de esta obra el término conducta cuando se haga referencia a un enfoque científico contemporáneo. (N. del R. T.) 5 .1 Prólogo La conducta organizacional es una función de sus consecuen cias. Pensamos que se trata de una declaración importante en la ad ministración de los recursos humanos. En la mayoría de los casos se ha pasado por alto la importancia de las consecuencias en el estudio de la conducta organizacional. Los expertos y los profesionales de la administración han dependido primordialmente de teorías de la mo tivación, al buscar las huidizas causas de la conducta organizacional. Como resultado de ello, han intentado mirar en el “ interior” del in dividuo para identificar causas tales como actitudes, impulsos, deseos y motivos; sin embargo, ninguna de dichas causas son observables directamente. Sólo se pueden inferir de la conducta organizacional que, de cualquier forma, es observable. Por consiguiente, enfocamos nuestro estudio en la conducta observable de la organización y del medio ambiente externo, más que en el estado de las motivaciones internas de los individuos. Sobre todo, creemos que la conducta orga nizacional es una función de sus consecuencias contingentes. Las metas clásicas de cualquier tarea científica son la com prensión, la predicción y el control. El estudio de la motivación de los participantes en la organización constituye una etapa que conlleva a la comprensión de la conducta organizacional. No obstante, ¿puede lograr el estudio de las motivaciones humanas las metas de predicción y control? O bien, dando un paso más adelante, ¿debe preocuparse alguna vez de esas metas la administración de los recursos humanos? Las respuestas a esas preguntas nos parecen claras. No creemos que el estudio de la motivación conduzca directamente a la predicción y el control; pero estimamos que se trata de metas deseables para la admi nistración de los recursos humanos. Por ende, nos volvemos hacia la teor ía del aprendizaje operante y los principios de modificación de la conducta como medios para lograr mejor comprensión, precisión y control de la conducta organizacional. No creemos que el amplio trabajo realizado en psicología y educación en un enfoque de base operante para abordar la conducta humana, pueda aplicarse directamente a la administración de los re cursos humanos. Desde luego, entendemos que la administración de 7 8 Prólogo los recursos humanos se ocupa ue ambientes mucho más complejos, de temas y problemas aún más difíciles que los que han abordado los psicólogos de la conducta o quienes abogan por la modificación de la conducta en la educación. Por otra parte, estamos convencidos de que se puede aprender mucho de sus teorías, sus investigaciones y sus aplicaciones. Debido a tal convicción, hemos tratado de integrar la teoría del aprendizaje operante y los principios de la modificación de la conducta en el campo de la administración de la conducta organi- zacional. El resultado de esta integración es lo que se conoce como modificación de la conducta organizacional. El libro está constituido por diez capítulos. En el primero de ellos se hace hincapié en el enfoque externo y científico para abordar el estudio y la práctica de la administración de los recursos humanos. En el capítulo 2 se presenta una investigación general de la teoría del aprendizaje. Se enfatizan primordialmente las contribuciones de Wat- son, Thorndike y Skinner. El capítulo 3 se dedica a los principios de la modificación de la conducta, que se derivan de la teoría del apren dizaje operante. Se presta gran atención a la identificación de los even tos de conducta observables, el uso de la frecuencia de los eventos de conducta como datos básicos, y la importancia de considerar la con ducta dentro de un contexto de contingencia. En el capítulo 4 se presentan y se dan ejemplos del modelo de solución de problemasen cinco etapas sobre la administración de las contingencias de la con ducta. Este modelo en cinco etapas (identificar, medir, analizar, inter venir y evaluar) representa una aplicación específica de la modifica ción de la conducta organizacional para lograr una administración más eficiente de los recursos humanos. Los capítulos 5 y 6 están formados por un examen estrecho del control positivo (de refuerzo) y negativo (de castigo) de la conducta organizacional. En el capítulo 7 se brinda un estudio detallado de las estrategias de intervención de moldeamiento y modelado. En el capítulo 8 se señalan algunos casos reales de utilización de la modificación de la conducta organizacional y los enfoques relacionados. Se incluyen la producción, el servicio, el desarrollo organizacional general y las aplicaciones distintas de los negocios. En el capítulo 9 se presentan y analizan implicaciones éticas de la modificación de la conducta organizacional. Finalmente, en el capítulo 10 se ven las condiciones preparatorias, tanto académicas como administrativas y organizacionales, para el desarrollo futuro de la modificación de la conducta organizacional. Este volu m en representa las ideas y los esfuerzos combinados de muchos de nuestros colegas. Ante todo, estamos agradecidos con el profesor Robert Otteman, de la Universidad de Nebraska, Omaha, que participó desde el comienzo en el desarrollo teórico, la investiga- Prólogo 9 ción y la aplicación de la modificación de la conducta organizacional. También nos gustaría reconocerle a David Lyman sus contribuciones a la formulación temprana de nuestras ideas. Estamos en deuda con el doctor John Fry, de la Human Resources Research Organization, por permitirnos adaptar parte de sus trabajos en uno de los casos del capítulo 8. Lo mismo puede decirse de Sam McPherson y Robert Es- posito, dos practicantes de la modificación de la conducta organi zacional que han contribuido a nuestras ideas y a la obra misma. Le damos las gracias al profesor Art Baars, de la Western Illinois Univer- sity, por leer fragmentos del manuscrito. Finalmente, gracias a nues tras adorables esposas por brindarnos el refuerzo positivo necesario para escribir este volumen. Fred Luthans Robert Kreitner Advertencia Revisar la traducción a nuestro idioma de obras técnicas sobre ciencias de la conducta, extrapoladas o no al dominio de otras disciplinas (por ejemplo a las de administración), es una labor que re quiere, por parte del lector, comprensión del estado actual por el que atraviesan las susodichas ciencias en el mundo hispanoamericano. Si bien es cierto que la traducción de los términos técnicos ha sido muy escasa hasta nuestros días, sería conveniente que nos aboca- ramos ala elaboración de un diccionario técnico-ideológico científico, y literariamente autorizado y exhaustivo, con el fin de unificar criterios en cuanto a la grafía y el empleo de los términos mencionados, y así evitar que el lector tenga confusiones en asunto de tan singular tras cendencia. Por mi parte, si me he apartado un tanto de otras traducciones comunes de ciertos términos técnicos de las ciencias de la conducta, ha sido con un doble propósito: ser fiel al pensamiento délos autores, y ser cuidadoso de nuestro idioma en cuanto es dado lograrlo. Luis Ferrer Pérez 11 * Indice de contenido Prefacio 5 Prólogo 7 Advertencia 11 Capítulo 1. Una nueva perspectiva 17 Perspectivas científicas, 18. Conducta organiza- nal: interna en función de la externa, 19. Mo tivación: la explicación interna tradicional, 23. Aprendizaje: un enfoque alternativo, 28. Modifi cación de la conducta organizacional, 29. Obser vaciones preliminares sobre el control de la conducta, 33. Capítulo 2. Bases de la teoría del aprendizaje 35 Definición del aprendizaje, 36. Conductismo de Watson, 37. Teorías del aprendizaje por refuerzo, 41. Conductismo de Skinner, 43. Modificación de la conducta, 49. Modificación de la conducta or ganizacional: integración histórica, 50. 14 Indice de contenido Capitulo 3. Principios de modificación de la conducta 53 Principios fundamentales, 54. Técnicas y procedi mientos específicos, 65. Aplicación de principios y técnicas, 79. Capitulo 4. Administración de las contingencias de conducta 83 El gerente en ejercicio como especialista en cien cias de la conducta, 83. Conducta organizacional en función de las actividades organizacionales, 85. Experiencia de la Emery Air Freight, 91. Modelo de administración de las contingencias de la con ducta, 93. Capitulo 5. Control positivo 111 £ fe Depuración técnica del refuerzo, 112. El refuerzo positivo y la administración de los recursos huma nos, 117. Identificación de reforzadores positivos, 119. El dinero como recompensa para el desem peño, 135. Capitulo 6. Control negativo 141 Definiciones funcionales de los términos, 141. Po pularidad del control negativo, 149. Argumentos en contra del control negativo, 152. Opciones para determinar una aplicación más eficiente, 159. r Indice de contenido 15 Capítulo 7. Capítulo 8. Capítulo 9. Capítulo 10. Bibliografía Moldeamiento, modelado y autocontrol 167 Proceso del moldeamiento, 167. Proceso del mo delado, 176. El autocontrol de la modificación de la conducta organizacional, 184. Modificación de la conducta organizacional casos reales 191 Caso de la producción, 191. Caso de servicio, 202. Caso de desarrollo organizacional general 207. Caso militar, 214. Análisis de cuestiones éticas 219 Tema general del control de la conducta, 219. Papel de la modificación de la conducta organiza cional en la administfación de los recursos huma nos, 228. Modificación de la conducta organiza cional: ¿administración o manipulación?, 230. Tema específico: medición de la conducta en el trabajo, 232. Precondiciones para el desarrollo futuro 235 Condiciones preparatorias académicas, 235. Con diciones organizacionales preparatorias, 238. 251 índice analítico 257 í í Una nueva perspectiva Como todo lo que nos rodea en el mundo moderno, el enfo que de la administración según las ciencias de la conducta está su friendo un cambio drástico.. Los antiguos enfoques para administrar a las personas en las organizaciones modernas ya no son adecuados. Los enfoques tradicionales de relaciones humanas, que tratan de man tener a los empleados contentos mediante dinero, buenas condicio nes y seguridad, son sencillamente inútiles. Sobre todo, los métodos tradicionales no han dado como resultado empleados satisfechos y, en segundo lugar, la suposición de que los empleados contentos son productivos no se ha confirmado ni mediante las investigaciones rea lizadas ni en la práctica común. En la actualidad, abundan los problemas humanos en las. or ganizaciones. En un reciente y completo informe del gobierno: Work in America (El trabajo en los Estados Unidos) (1973, pág. xvi) se observa que la productividad del trabajador es baja si se mide por medio del ausentismo, los índices de cambios de empleo, las huel gas no aprobadas, los sabotajes, los productos de baja calidad y la renuencia de los trabajadores a entregarse a sus tareas de trabajo. Esos problemas no se limitan a los obreros y, como lo señala el informe, puede ser un factor importante que contribuye a la disminución de la salud física y mental, la menor estabilidad familiar, la reducción de la cohesión y la participación en la comunidad, la disminución de las actitudes sociopolíticas “ equilibradas” y un aumento de la adicción al alcohol y las drogas, así como a la agresividad y a la delincuencia. No hay muchas dudas acerca de que la eficiencia del trabajo de los seres humanos es importante, tanto desde el punto de vista de la organización como de la sociedad. Aunque es seguro que las anti guas teorías y técnicas de administración de los recursos humanos no 17 18 Cap. 1. Una nueva perspectiva están totalmente equivocadas, parece haber suficientes justificacionespara la exploración de nuevas alternativas y el desarrollo de nuevas técnicas. La finalidad de esta obra consiste en proporcionar a estu diantes y practicantes de la administración, nuevas perspectivas, ade más de algunas técnicas específicas para administrar, de modo más eficiente, a las personas en las organizaciones modernas. PERSPECTIVAS CIENTÍFICAS Una de las principales fallas de los métodos tradicionales para administrar a las personas, ha sido la falta de perspectivas científicas, tanto en lo que se refiere a la teoría como a la práctica. En el estu dio de la conducta humana en general, se ha producido un paso de finido de una perspectiva filosófica a otra científica. Un método científico se caracteriza por las definiciones operacionales, la for mulación precisa de problemas y la reunión de datos, su análisis y su interpretación rigurosa. En el transcurso relativamente breve del últi mo siglo, los especialistas en las ciencias de la conducta han efectuado lo que implica su nombre, o sea, un estudio científico de la conducta humana. Como sucede en el caso de la mayoría de las disciplinas aca démicas, Iás ciencias de la conducta se han fragmentado en divisiones y subdivisiones, de manera que cada grupo incluye sus propias filoso fías, sus axiomas y sus técnicas. Actualmente en las ciencias de la conducta se incluyen la psicología, la sociología y la antropología, prestando especial atención a la conducta individual, el comporta miento social y el efecto que ejerce la cultura sobre la conducta. En lo pasado, los teóricos de la administración ignoraron una explicación con bases científicas de la conducta y el papel que pueden desempeñar las ciencias de la conducta. No obstante, en la actuali dad, dichas ciencias están recibiendo aún más atención. A partir de los escritos populares de Douglas McGregor, hace cerca de 15 años, las ciencias de la conducta se han ido haciendo cada vez más impor tantes y, en la actualidad, son la base reconocida de teoría e investi gación para el enfoque de la administración según las ciencias de la conducta. No obstante, a pesar del reconocimiento amplio de estas ciencias como un todo, ha habido un evidente desequilibrio en lo que se refiere a las explicaciones posibles de la conducta organizacional. En las ciencias de la conducta y, de modo más específico, en la psicología, hay dos explicaciones generales de la conducta humana. Uno de esos enfoques, que pudiera denominarse interno, explica la conducta en función de estados mentales y procesos cognoscitivos. En esta explicación, los estados internos causan la conducta. El otro Conducta organizado nal 19 enfoque, que pudiera denominarse externo, explica la conducta en función de las consecuencias ambientales. (El enfoque interno es pri mordialmente una explicación “ de motivaciones” de la conducta humana y el externo es una explicación “ de aprendizaje” .) Así, el en foque externo, que no se ocupa de estados internos no observables, es mucho más adaptable a las explicaciones científicas que el interno. No obstante, la administración ha pasado casi completamente inad vertida la explicación externa de la conducta organizacional, aun cuando una de las características de una perspectiva científica es la de ocuparse de datos observables. La perspectiva adoptada en este libro es la de la explicación externa de la conducta con su orientación científica. La obra se basa firmemente en la premisa de que la conducta es una función de sus consecuencias. El significado preciso de esta importante afirmación se explicará en los capítulos que siguen. Por ahora, se puede decir que el método externo se basa en un caudal de conocimientos dedu cidos científicamente y que se designan como conductismo, teoría de la. conducta del aprendizaje,, psicología operante, modificación de la conducta y análisis de la conducta aplicada. CONDUCTA ORGANIZACIONAL: INTERNA EN FUNCIÓN DE LA EXTERNA Provisto de una nueva perspectiva científica, el enfoque de la administración según las ciencias de la conducta, que suele denomi narse conducta organizacional, ha pasado por gran cantidad de teorías, investigaciones y enseñanzas. No obstante, con demasiada frecuencia, la búsqueda ha sido de un solo lado, centrada en las causas teóricas de la conducta. Por otra parte, los gerentes en ejercicio se han tenido que enfrentar a las realidades pragmáticas de controlar la conducta en el trabajo. Las observaciones de la introducción sugieren que el enfoque interno no ha dado resultado. Debido a esto, se ha iniciado un movimiento para hacer que los eruditos y los practicantes de la administración se ocupen directamente de la conducta manifiesta y sus consecuencias, en lugar de los estados internos. Toma de conciencia del enfoque externo Considérese la representación que sigue acerca de la conducta organizacional com o ejemplo ilustrativo de este nuevo enfoque (ex terno). Un individuo llega a una organización (grande o pequeña, pú 20 Cap. 1. Una nueva perspectiva blica o privada) con la suficiente capacidad para conducirse de muy di versas maneras. Basándose en su experiencia, preparación, educación formal y estilo general de vida, un individuo posee un repertorio úni co en su conducta. Desde el punto de vista de la organización, parte de la conducta del empleado puede ir de acuerdo con objetivos enun ciados formales, mientras que otra parte puede no conformarse a ellos en absoluto. Provisto del conocimiento de la conducta conveniente (la que se requiere para alcanzar los objetivos de la organización), el gerente practicante puede tratar de acelerar la conducta deseable de un nuevo empleado y desacelerar la indeseable. Este aspecto impor tante del trabajo de un gerente se puede realizar mediante el conoci miento de algunas leyes del aprendizaje legitimadas científicamente. En este punto, será interesante para el lector someterse a la prueba simple que se da en la figura 1.1. (Por favor, hágase inmediata mente.) Sin que importe si el lector ha tenido mucha, poca o ninguna preparación formal en administración, es muy probable que los con ceptos 1, 4, 5, 6, 8 y 10 tengan una calificación promedio mucho más alta que los 2, 3, 7 y 9.* El primer grupo de conceptos procede del lenguaje del enfoque interno para explicar la conducta, haciendo hincapié en los estados mentales, los procesos cognoscitivos y las construcciones hipotéticas. El último grupo de términos, por otra parte, procede del lenguaje del enfoque externo, con su hincapié en la conducta manifiesta, las condiciones antecedentes y las concecuen- cias ambientales. Tanto si estamos conscientes de ello como si no es así, la ma yoría de nosotros hablamos el lenguaje cognoscitivo del enfoque in terno al explicar la conducta humana. Sin que sea motivo de sorpresa, es simplemente el resultado de la exposición constante al lenguaje de la escuela psicoanalítica y la cognoscitiva del pensamiento, el enfoque interno. Es una cuestión de cultura y condicionamiento o, como lo *Como corolario interesante, lo que sigue les dará a los lectores una base para comparar sus calificaciones con las de otros que han tenido que realizar la misma prueba. Como prueba previa general del instrumento de la figura 1.1, los autores investigaron a 92 graduandos quienes no tenían trabajo administrativo formal alguno, asi'como a otros 58 que habían tomado uno o más cursos de administración. En orden de disminución de la fami liaridad, el primer grupo clasificó los términos como sigue: 1. Actitud; 2. Motivo; 3. Impulso; 4. Reforzador; 5. Expectativa; 6. Necesidad; 7. Factores de higiene; 8. Extinción; 9. Contingencia y 10. Evento de conducta. El segundo grupo, más experimentado, clasificó los términos en el orden siguiente de dismi n u c i ó n de la familiaridad: 1. Actitud; 2. Motivo; 3. Impulso; 4. Necesidad; 5. Reforzador; 6. Expectativa; 7. Factores de higiene; 8. Contingencia, 9. Extinción y 10. Evento de conducta. Los dosgrupos de graduandos expresaron una mayor familiaridad con la terminología psico- anali'tica y cognoscitiva que con la conductista. Esto se demuestra de modo convincente por el hecho de que el octavo, el noveno y el décimo lugar, en los dos grupos, los ocupan tres de los cuatro términos conductistas. Conducta organizacional 21 Instrucciones: Después de tener cuidadosamente en consideración los térm inos siguientes, en relación con la conducta en el traba jo , califiqúese cada uno de ellos con " 2” , " 1" o " 0" . 2 = té rm ino muy conocido 1 = té rm ino poco conoc ido o en form a vaga 0 = té rm ino no conocido 1. Expectativa 2 . Extinción 3. Reforzador 4 . Impulso 5. A c titu d 6. M otivo 7. Evento de conducta 8 . Necesidad 9. Contingencia 10. Factores de higiene F IG U R A 1.1. Prueba de reconocimiento de palabras. dirían los conductistas, del reforzamiento diferencial del uso de la terminología mental. Quizá el lector estará dispuesto a probar lo que sigue como experimento personal. Durante unos cuantos días escuche con cui dado lo que dice usted mismo, su profesor o jefe inmediato, sus com pañeros de trabajo y sus subordinados, y anote el número de veces que se emplean las palabras “ necesidad” , “ motivo” , “ actitud” , “ im pulso” y “ deseo” al analizar la conducta de las personas, sobre todo de los participantes en la organización. Luego, dando un paso más adelante, oriente su atención a las cuatro palabras pertenecientes a la terminología conductista que están escritas en la figura 1.1: “ re forzador” , “ extinción” , “ evento de la conducta” y “ contingencia” y registren el número de veces que se escucha cada uno de esos térmi nos en relación con la conducta. Si nuestra pequeña prueba es un indicador confiable, obtendrá más de lo pfimero que de lo último. Consecuencias de la conducta organizacional El empleado ve la organización como fuente de muchas con secuencias, algunas convenientes y otras indeseables. Algunas de las consecuencias comunes de su conducta organizacional incluyen di nero, seguridad, reconocimiento, respaldo social, sanciones formales 22 Cap. 1. Una nueva perspectiva e informales, reprimendas y despidos. Mediante instrucciones, la ob servación de los compañeros de trabajo y de los supervisores y, sobre todo, mediante las experiencias personales al experimentar las con secuencias, el empleado aprende las conductas en el trabajo que tienen consecuencias convenientes y las que conducen a resultados indeseables. De manera ideal, la organización obtiene la conducta que se requiere para el alcance de las metas de la organización y los em pleados reciben consecuencias convenientes desde el punto de vista personal. Desgraciadamente, esto no siempre sucede en las organiza ciones actuales. Aunque este examen inicial de las consecuencias de la con ducta moderna organizacional es demasiado simple, es la descripción misma la que tiene un interés particular para este análisis. Debido a la naturaleza de la mayor parte de la bibliografía sobre administración, los teóricos y los practicantes de la administración encuentran pocos análisis y pocas descripciones de la conducta organizacional que no contengan alusiones a explicaciones internas de la conducta. Con fre cuencia se utilizan palabras como las que se mencionaron anterior mente en el texto (impulsos, actitudes, motivos y necesidades) para sugerir que son las “ causas” reales de la conducta organizacional lo que se analiza y se describe. Este último enfoque sugiere que los gerentes pueden facilitar la conducta conveniente llegando de alguna manera a las causas que determinan tal o cual conducta; sin embargo, cuando se descubre que estas causas son sólo hipotéticas, el modelo causal adquiere un significado diferente. Como lo señaló B. F. Skinner (1969): No es una buena práctica científica el explicar la conducta acudiendo a variables independientes que se han inferido de la conducta explicada en esa forma; aunque esto es algo que se hace comúnmente, sobre todo por parte de los psicoanalistas, los teóricos cognoscitivos y los analistas de factores (pág. 264). Puesto que la biliografía en administración de la conducta del pasado utilizaba predominantemente la jerga de las escuelas de pensa miento psicoanalítica y cognoscitiva, la observación de Skinner pa rece ser particularmente pertinente para esta exposición. Causas huidizas de la conducta En la descripción que se dio de la conducta organizacional, en la sección anterior, pudo apreciarse que no se mencionaron las causas de la conducta. Se hizo hincapié en las relaciones entre la conducta Motivación 23 y sus consecuencias, dándole en esa forma una orientación externa. ¿Podemos decir, entonces, que las causas reales de la conducta, son inexistentes o carentes de importancia? De ninguna manera. Nos limi tamos a indicar que los teóricos y los practicantes de la administración se han visto confundidos con frecuencia al buscar las causas huidizas de la conducta. Estamos proponiendo el enfoque externo alternativo, que implica la identificación y la administración del ambiente exter no que mantiene, fortalece o debilita las conductas observables. El enfoque externo sugiere que los gerentes se deben concentrar en el ambiente, en lugar de mirar “ al interior” del individuo, para deter minar las causas complejas de la conducta. Una vez más, el mejor modo de ilustrar la diferencia entre el modelo causal interno de la conducta y el ambiental, externo, es por medio de las perspectivas científicas. Las metas principales de la cien cia son las de comprender, predecir y controlar el fenómeno de que se trata. La dependencia del modelo interno ha contribuido defini tivamente a la comprensión de la conducta organizacional; pero gene ralmente no ha logrado predecirla y controlarla. Cuando se tiene en - consideración el hecho de que la esencia misma de la administración de los recursos humanos es predecir y controlar el alcance de los objetivos de la organizador!, se hace evidente la importancia de la búsqueda de un modelo alternativo. MOTIVACIÓN: LA EXPLICACIÓN INTERNA TRADICIONAL Por dos razones importantes, las teorías de la motivación tra dicionalmente han sido con particularidad atractivas como explica ciones de la conducta organizacional. En primer lugar, han contribuido a explicar la razón por la cual los empleados son productivos o acti vos, o bien, en otras palabras, lo que impulsa su conducta. En segundo lugar, las teorías de la motivación han intentado explicar la dirección que toma la conducta organizacional una vez que se activa. En gene ral, han surgido dos enfoques de la motivación que se conocen común mente com o teorías de contenido y teorías de procesos (Luthans y O ttem an, 1 9 7 3 ). Las teorías de contenido de la motivación tratan de especi ficar lo que impulsa a la conducta. De un m odo más refinado y com pleto, las teorías de procesos de la motivación pretenden identificar los procesos cognoscitivos que le dan a la conducta una dirección y un propósito determinados. Sin embargo, los dos enfoques pueden remontarse al concepto del hedonismo, o sea, la búsqueda del placer 24 Cap. 1. Una nueva perspectiva y la supresión del dolor. El hedonismo lo propusieron originalmente los antiguos filósofos griegos y, más tarde, lo popularizó el utilitarista inglés Jeremy Bentham. Puesto que la dicotomía de los eventos en agradables o dolorosos resultaba cada vez más difícil, se propusieron extensiones y refinamientos más elaborados. Finalmente, el hedo nismo evolucionó hasta las teorías modernas de contenido y procesos de la motivación. Teorías de contenido En el método de contenido, la jerarquía de necesidades de Maslow y las teorías de motivación e higiene de Herzberg son las que han obtenido una mayor popularidad, pues identifican a los activa dores de la conducta organizacional. Según Maslow, la conducta se ve impulsada por una jerarquía quese inicia con las necesidades fisio lógicas' y que, a continuación, pasan de una necesidad de seguridad al amor o afecto, a la estima y, finalmente, a una necesidad de autorrea- lización (Maslow, 1943). Por otra parte, Herzberg propone dos nive les de necesidades, en oposición a los cinco de Maslow (Herzberg y colaboradores, 1959). Los factores de higiene de Herzberg (los que evitan la falta de satisfacción pero no motivan) incluyen la adminis tración y las normas de una compañía, la supervisión, los salarios, las relaciones interpersonales y las condiciones de trabajo. Los motiva- dores incluyen realización, reconocimiento, responsabilidad, ascensos y el trabajo mismo. El orden concebido de necesidades, tanto de Mas low como de Herzberg, es sumamente atractivo por su simplicidad relativa y la facilidad de su aplicación. Sus contribuciones desem peñan un papel importante tanto en la teoría como en la aplicación del enfoque moderno de la conducta para tratar la administración. No obstante, es necesario observar que ninguna de esas teorías ha pasado la prueba de las investigaciones empíricas. El mismo Mas low nunca proporcionó investigaciones que respaldaran sus teorías, y los pocos estudios que se han dedicado a su comprobación han pro porcionado, en el mejor de los casos, resultados inconclusos (Beer, 1966). La teoría de Herzberg es todavía más discutible, ya que él mis mo apoya tenazmente su teoría, utilizando un método de investiga ción de incidentes críticos (los sujetos recuerdan incidentes en los que se sintieron o no satisfechos); sin embargo, al utilizar otras meto d o log ía s de investigación , la teoría carece de sustento. A lgunos in vestigadores afirman que, cuando se utiliza en forma adecuada, ni siquiera el método de incidentes críticos respalda la teoría de los dos factores (Schneider y Locke, 1971). En el mejor de los casos, basán- I Motivación 25 dose en las evidencias disponibles de investigaciones, las teorías de contenido son explicaciones de la satisfacción y no de los motivos y las causas de la conducta. Teorías de procesos En general, los académicos se han alejado de las teorías de contenido y utilizan los enfoques de la teoría de procesos (por ejem plo, las teorías de los impulsos* y expectativas) para explicar la moti vación. Las teorías de los impulsos, al explicar la conducta, tienen en consideración las experiencias anteriores, por ejemplo, uno délos con ceptos clave de la teoría históricamente importante de Clark Hull, sobre la reducción de los impulsos, era la fuerza del hábito. Según Hull, la fuerza del hábito era el resultado del número de intentos de entrenamiento reforzados previamente. Los refuerzos previos le per mitían a un organismo aprender a satisfacer los impulsos fundamen tales. Ahora bien, uno de los mayores problemas de esta teoría era el hecho de que Hull no distinguiera entre las respuestas aprendidas y las no aprendidas, lo cual implicaba que todas las conductas eran funciones de estados impulsivos. Sin embargo, el beber un trago de agua y el tomar una decisión administrativa compleja son conductas muy distintas, que requieren explicaciones diferentes. La conducta de toma de agua se debe a una privación fisiológica, mientras que la de toma de decisiones es aprendida. Un gerente moderno no se ve impulsado a tomar una decisión de la misma forma que un organismo sediento a beber agua. Otro método de procesos para abordar la motivación, pero considerablemente más complejo y refinado que las teorías de los im pulsos, son las teorías de las expectativas. Mientras que las teorías de los impulsos se orientan hacia el pasado, las de las expectativas se orientan hacia el futuro. Vroom (1964) y Porter y Lawler (1968) han desarrollado importantes teorías contemporáneas de motivación, ba sadas en las expectativas. Ambas teorías dependen mucho de los pro cesos cognoscitivos. Vroom sugiere que la motivación (fuerza) es una función de la interacción entre el valor de los resultados particulares (valencia), las probabilidades subjetivas de conductas y resultados (expectativas), y la creencia de que los resultados del primer nivel (por ejemplo, el trabajar según las normas de la compañía) condu cirán a resultados del segundo nivel (por ejemplo, un ascenso). Vroom *E1 término impulso (drive en inglés) se refiere a la fuente de energía que se forma en el organismo durante cierto espacio de tiempo, hasta llegar a un punto tal en el que tiene que dársele una respuesta, reduciendo así la energía acumulada, (N. del R. T.) 26 Persona que tiene preferencias entre varios resultados Metas y resultados asociados íwi rr?Cl * y C- rreíC rtSC ÍO S¡ / \ Acción acom pañada por las p ro b a b ilid a des percibidas de varias acciones que conllevan a d ife re n te s resultados (m od ificac ión de preferencias) Valencia neta o valores de todos los resultados (satisfacción -descontento) Fuente: Dunnette, M .D . " The Motives o f Industrial M anagers". Organizational Behavio rand Human Performance (mayo de 1 9 6 7 ), pág. 178. A dap tado de la obra de V ro o m , V . H., W ork and M otiva tion r John W iiey & Sons„ 1964. Reproducido con au to rizac ión . F IG U R A 1.2. Modelo de expectativas de Vroom, según su teoría acerca de la motivación. denominó instrumentalidad a la relación de un resultado del primer nivel que lleva a otro resultado del segundo nivel. En la figura 1.2 se muestra el modelo de expectativas de Vroom. Porter y Lawler extienden el modelo de Vroom. El modelo de nueve elementos de la figura 1.3 está todavía más orientado hacia el futuro que el modelo de Vroom, pues muestra que Porter y Lawler no equiparan el esfuerzo al desempeño. Los rasgos y las capacidades de la persona y sus percepciones de papeles intervienen entre el es fuerzo y el desempeño. En otras palabras, aun cuando una persona atribuya un gran valor a la recompensa (1) y espere que haya una al ta probabilidad entre el esfuerzo y la recompensa (2), por lo que dedica a la tarea mucho esfuerzo (3),,ello puede no conducir todavía a un alto desempeño (6). La razón puede ser que la persona no tenga la capacidad o cualidad necesaria (4) para un buen desempeño o que percibe en forma equivocada su papel (5) y, por ende, su desempeño sea deficiente. , ,4 la autorización de Porter y Lawler, Manageriai m h u u l Z o l Z f e Z ^ o Z l . Richard D. , -w -n .W . -9 6 8 .© .. P * - 66. FIGURA 1.3. Modelo de expectativas de Porter y Lawler, según su teoría de la motivación. 28 Cap. 1. Una nueva perspectiva Lo que es todavía más importante es que Porter y Lawler in vierten la suposición tradicional de las relaciones humanas, de que la satisfacción provoca desempeño, ya que el modelo demuestra que si éste se recompensa adecuadamente, conduce a la satisfacción. Aun que ha habido ciertas evidencias de investigaciones que respaldan esa teoría, proporcionadas por Porter y Lawler y otros (Kuhn, Slocum y Chase, 1971; Lawler, 1971; Porter y Lawler, 1968; Schuster, Ro géis y Clark, 1971), la dependencia del modelo de los procesos psi cológicos internos no observables, como la percepción, hace que sea muy difícil aislar y comprobar experimentalmente las relaciones de causa y efecto. Tanto las teorías de motivación de contenido como las de pro cesos dependen de estados y procesos internos para explicar la con ducta; ayudan a entender la conducta, y los modelos más recientes de expectativas comienzan a mostrar cóm o se adquieren las expec tativas y los condicionamientos instrumentales (Graen, 1969). Ade más, algunos teóricos podrían afirmar que el modelo de expectativas ayuda a entender el papel que desempeñan las consecuencias en la conducta organizacional. Sin embargo, al ocuparse de los problemas humanos a los que se enfrenta la administración actual, no es sufi ciente la sola comprensión, , sino que también se debe hacer algo para cambiar la conducta en las organizaciones. El cambiode la conducta requiere técnicas comprobadas desde el punto de vista científico de las cuales, evidentemente, carece el enfoque motivacional. • APRENDIZAJE; UN ENFOQUE ALTERNATIVO El enfoque externo o de aprendizaje para la comprensión, la predicción y el control de la conducta organizacional se ofrece como alternativa (pero no como reemplazamiento completo) al método de motivación (Aldis, 1961; Luthans, 1973a ; Luthans y White, 1971; Nord, 1969). En el enfoque externo, la conducta observable en las organizaciones y sus consecuencias son la clave. El modelo externo o ambiental de la conducta organizacional se basa primordialmente en el trabajo precursor de B. F. Skinner. Entre el gran número de con tribuciones de Skinner, la más importante es su distinción entre la conducta respondiente (no aprendida) y la operante (aprendida). So bre la base de las investigaciones científicas, llegó a la conclusión de que la conducta operante es una función de sus consecuencias. De modo sorprendente, los eruditos y los practicantes de la administración estaban tan embebidos en las explicaciones internas incluidas en la teori'a de la motivación que pasaron por alto las con Modificación de la conducta 29 tribuciones posibles de Skinner. Esta omisión es comentada por Nord (1969) como sigue: Puesto que la principal preocupación de los administradores de recursos humanos es la predicción y el control de la conducta de los participantes en las organizaciones, es curioso descubrir que esas personas, con tales necesidades, estén tan enteradas acerca de McGregor y Maslow y conoz can tan poco a Skinner. Sin embargo esto no es sorprendente, puesto que los principales eruditos del campo, que pudieran denominarse de las ciencias de la conducta aplicadas, han elaborado innumerables libros, artículos y antologías, con pocas menciones de las contribuciones de Skinner al diseño de sistemas sociales. Sólo últimamente se han hecho intentos para corregir la omi sión. Sin embargo, el enfoque externo para abordar la conducta orga- nizacional se ha enfrentado a cierta resistencia al cambio, puesto que gran parte del enfoque se opone directamente al enfoque interno más tradicional. El enfoque del aprendizaje para tratar la conducta organiza d o nal no tiene com o fin convertirse sencillamente en otra más de una larga serie de panaceas. No obstante, ofrece una base teórica y un conjunto de técnicas que, si se aplican adecuadamente, pueden con vertirse en una alternativa viable a la teoría y la práctica actual. Para designar la aplicación del enfoque externo, ambiental o de aprendi zaje a fin de estudiar la conducta humana en las organizaciones, se creó el término: modificación de la conducta organizacional. MODIFICACIÓN DE LA CONDUCTA ORGANIZACIONAL El término modificación de la conducta organizacional lo uti lizó originalmente Luthans (1973a) y luego fue ampliado por Lut- hans y Kreitner (1973 y 1974), Luthans y Lyman (1973) y Luthans y Ottemann (1973). En él, se trata de integrar los conocimientos del campo de la conducta organizacional con la modificación de la con ducta. La premisa es que, a pesar del empleo fundamental de la mo dificación de la conducta a la conducta relativamente controlable de los niños y los adultos desviados, puede adaptarse para la conducta más compleja organizacional de los adultos normales. Por lo general, todas las conductas organizacionales son apren didas. Por ende, los amplios conocimientos acerca de las conductas aprendidas que existen en las ciencias de la conducta deben poderse adaptar con facilidad a la conducta organizacional. En lugar de pro- 30 Cap. 1. Una nueva perspectiva porcionarlc a un administrador en activo, gracias a los enfoques in ternos, un entendimiento general de la conducta organizacional, la modificación de la conducta organizacional, cuando se formula ple namente, debe darle a la administración abordada, según el enfoque de la conducta, tanto bases teóricas sólidas com o una gran variedad de métodos para moldear, cambiar y dirigir la conducta organizacional hacia el alcance de los objetivos. Control de la conducta organizacional Con bases generales en la teoría del aprendizaje operante o de la conducta y, de manera más precisa, en el caudal de conocimientos teóricos y prácticos que se conocen como modificación de la conduc ta, la modificación de la conducta organizacional trata de relacionar sistemáticamente los efectos que ejerce el ambiente sobre la conducta organizacional. La premisa fundamental establece que la conducta or ganizacional depende de sus consecuencias. En los capítulos que siguen se trazarán el desarrollo histórico y el estado contemporáneo de al gunos de los conceptos más importantes y pertinentes del aprendizaje. Esos conceptos describen el m odo en que el ambiente controla en realidad la conducta aprendida. La palabra clave es controles y no causas. Puede concebirse que la conducta remontada a sus comienzos reales debe tener una o varias causas especificas y que quizá sea im portante aislar las causas de las conductas; pero lo cierto es que, al menos hasta ahora, muchos intentos a través de los años han produ cido sólo construcciones hipotéticas en la búsqueda de causas. Mien tras la búsqueda continúa, se puede obtener una utilidad práctica mucho mayor para la administración de los recursos humanos, reco nociendo los efectos que tienen las consecuencias ambientales sobre la conducta. Este último discernimiento se puede ilustrar gráficamente como en la figura 1.4. F IG U R A 1.4. Contingencia básica de la conducta. Modificación* de la conducta 31 Mientras que las causas de la conducta, como las conocemos actualmente, son primordialmente hipotéticas, los mecanismos am bientales de control y la conducta misma se pueden observar con fa cilidad. En la terminología de la figura 1.4, los indicios establecen la oportunidad para conductas organizacionales que, cuando el partici pante en la organización las da subsecuentemente, lleva aparejadas varias consecuencias, las cuales, a su vez, incrementan, reducen o man tienen las probabilidades de que se repitan las conductas. La clave para entender este modelo se centra en cóm o y por qué las diversas sugerencias le señalan al individuo que habrá ciertas consecuencias que seguirán a determinadas conductas o a patrones de la conducta dados. Para facilitar una mejor comprensión del modelo simple de la figura 1.4, debemos examinar más de cerca las relaciones entre suge rencias, conductas y consecuencias. Sugerencias, conductas y consecuencias Las sugerencias, tal com o se utiliza el término en el modelo, representan condiciones ambientales o estímulos específicos. Even tualmente, los indicios se aparean, mediante experiencias personales o vicarias, con varias consecuencias pertenecientes a la conducta. Las sugerencias presentan muchas formas: las conductas de los supervi sores, los compañeros del trabajo y los subordinados, así com o obje tos físicos, reglas, informaciones, comunicaciones formales y extra oficiales, instrucciones, programas, órdenes, tiempo e instrumentación tecnológica. En forma individual o colectiva, esos objetos y esas con ductas sirven para sugerir conductas organizacionales. A su vez, las conductas basadas en sugerencias pueden tener muchas consecuencias. El dinero es una consecuencia común de la conducta organizacional; pero, quizá de manera más importante, hay también otras consecuen cias como la aprobación social, la atención, la posición, los privilegios y la retroalimentación sobre el desempeño. También son comunes en las organizaciones modernas muchas consecuencias adversas, como las sanciones sociales, el ostracismo, las reprimendas, los despidos, las transferencias, las retenciones de pagos y los descensos de categoría. A pesar del evidente debilitamiento del enlace entre el desem peño y las recompensas en las organizaciones contemporáneas, se su pone que tanto lasconsecuencias positivas com o las negativas son el resultado del desempeño apropiado o de la carencia de éste. Sean cuales fueren las intenciones de los administradores, esas consecuen cias se asocian a condiciones ambientales (sugerencias) y controlan las probabilidades de que se produzcan las conductas relacionadas. 32 Cap. 1. Una nueva perspectiva En términos de la posible predicción de las conductas en curso, hay una gran diferencia en cuanto a si las relaciones entre las sugerencias, las conductas y las consecuencias se administran sistemáticamente o, en forma simple, si se dejan al azar. Un enfoque de la modificación de la conducta organizacional no deja nada al azar, sino que realiza un análisis sistemático y una aplicación de los tres elementos: suge rencias, conductas y consecuencias. Las reacciones a lo expuesto pueden ser: a) ¿no es de simple sentido común todo lo dicho sobre las sugerencias, las conductas y las consecuencias?, o bien, b) ¿por qué confundir el tema de la conducta organizacional con sugerencias y consecuencias? Se puede responder a estas preguntas observando que todas las conductas organizacionales tienen sugerencias y consecuencias, sin tener en consideración los co nocimientos o las intenciones de quienes participan en la organización (supervisores o subordinados). Con demasiada frecuencia, las relaciones entre sugerencias, conductas y consecuencias son poco sistemáticas, inconsistentes y no contingentes. En una situación no contingente de trabajo, el su pervisor puede considerar que cierta conducta de un subordinado tiene relación con determinada sugerencia y se encuentra bajo con trol de determinada consecuencia. Por otra parte, el subordinado ha aprendido a asociar una sugerencia distinta y una consecuencia dife rente a la conducta que desea el supervisor. Por ejemplo, un gerente de oficinas consideraría que una amenaza puede estimular el desem peño de un empleado, mientras que, en realidad, la intervención del gerente puede limitar el desempeño. En otras palabras, el gerente no toma en consideración las relaciones dinámicas entre sugerencias, conductas y consecuencias. En una situación contingente de trabajo, las relaciones entre sugerencias, conductas y consecuencias las entienden tanto los su pervisores como los subordinados, porque se identifican de manera sistemática y constante y se administran en fonna adecuada. Los sub ordinados aprenden a asociar ciertas sugerencias con determinadas consecuencias que son contingentes u ocurren como resultado directo de un desempeño conveniente. Los gerentes como controladores directos o indirectos de muchas consecuencias aimbientales, deben ser sistemáticos y constantes en la administración de las relaciones entre las sugerencias, las conductas y las consecuencias. Por su parte, los gerentes practicantes deben estar plenamente conscientes de la importancia de las sugerencias y las consecuencias y, por ende, admi nistrar por contingencias. La modificación de la conducta organizacional se ha formu lado para ayudar a los gerentes practicantes a administrar de manera Control de la conducta 33 sistemática y consistente las relaciones entre sugerencias, conductas y consecuencias. El término técnico para estas relaciones de tres ele mentos es el de contingencia de la conducta. Las contingencias de la conducta se analizan detalladamente en el capítulo 3, y la técnica es pecífica de la administración de contingencias de la conducta se anali za en el capítulo 4. Una vez que los teóricos y los practicantes de la administración entiendan cómo se mantiene, refuerza o debilita por el ambiéntela conducta organizacional, podrán comenzar a desarrollar estrategias eficientes de intervención para facilitar el aprendizaje de la conducta organizacional que conduce al alcance de las metas. OBSERVACIONES PRELIMINARES SOBRE EL CONTROL DE LA CONDUCTA Puesto que los términos de “ control” , “ modificación de la conducta” y, en menor grado, “ administración de recursos humanos” tienen un gran valor, se dedica el capítulo 9 a las implicaciones éticas del cambio de la conducta organizacional, en lo que se refiere a las teorías y las técnicas que se describen en esta obra. A pesar de la ex posición específica y completa del capítulo 9, parece apropiado dar aquí unas cuantas observaciones preliminares. Cuando se aborda el tema del control de la conducta, se suelen oír preguntas como las que siguen: “ ¿Qué derecho tiene una persona para controlar la con ducta de otra?” “ ¿Quién controlará a los controladores?” “ ¿No son manipulantes la modificación de la conducta de una persona y su de rivada, la modificación de la conducta organizacional?” En lugar de descargar desde el principio un golpe mortal al tema principal de este volumen, esas preguntas deben impulsar al lector a examinar la natu raleza de la modificación de la conducta organizacional. En seguida se representan los puntos de vista de los autores respecto a la aplicación de la modificación de la conducta organiza cional y sus técnicas relacionadas con los problemas de la conducta organizacional: 1. Los administradores tienen que afrontar, en la actualidad, muchos problemas de la conducta (que los teóricos y los practicantes pueden considerar com o problemas de raíces sociales, mentales o de actitudes). En resumen, muchos de quienes participan en las organi zaciones no se conducen de un modo compatible con el alcance efi ciente de las metas de administración y organización; sin embargo, es importante recalcar que los autores no presuponen que todas las me tas de las organizaciones, tal como existen en la actualidad, son co rrectas (desde un punto de vista moral o de eficiencia). 34 Cap. 1. Una nueva perspectiva 2. La finalidad de predecir y controlar la conducta organiza- cional se encuentra de manera implícita en las teorías y las prácticas adminis trativas. 3. La conducta es función de sus consecuencias y se puede modificar mediante la administración de esas consecuencias. Las téc nicas de modificación de la conducta derivadas de la teoría del apren dizaje operante se han aplicado ya con éxito en una gran variedad de ambientes. Lo cierto es que se puede controlar eficientemente la con ducta por medio de la administración sistemática del ambiente. 4. Mediante el fenómeno de la conducta llamado contracon- trol, el supuesto controlador de la conducta se ve controlado tanto com o la persona cuya conducta se supone que se controla. Cada uno constituye una parte importante del ambiente consecuente del otro. El autocontrol desempeña también un papel importante en la modi ficación de la conducta organizacional. 5. La conducta de los participantes en organizaciones está sujeta ya a relaciones de indicios, conductas y consecuencias (o con tingencias). Los que participan en una organización tratan constan temente de controlar las contingencias de otros, aunque, por desgracia, lo hacen sin los beneficios de un conocimiento de trabajo de la mo dificación de la conducta organizacional. La administración no sis- temática de las contingencias puede ser muy caprichosa, impredecible y peijudicial. No se pueden pasar por alto los principios básicos del aprendizaje según el enfoque de la conducta para tratar el tema de la administración, en tanto se sigan utilizando recompensas y castigos para inducir el rendimiento en las organizaciones. 6. En la mayoría de los casos el ambiente organizacional es muy adverso. Los castigos son probablemente las estrategias de cam bio de la conducta más utilizadas y menos comprendidas. La modifi cación de la conducta organizacional ayuda a entender los castigos, a apreciar sus efectos secundarios frecuentemente pasados por alto y a aprender a aplicarlos apropiada y eficientemente, cuando es absolu tamente necesario. No obstante, la modificación de la conducta orga nizacional hace hincapié en el empleo más eficiente de los reforza mientos positivos,al cambiar la conducta organizacional. Los puntos anteriores tienen sólo como fin demostrar la ra zón por la que se necesita un enfoque basado en el aprendizaje para abordar la administración de los recursos humanos y cómo puede funcionar ese enfoque. En los capítulos que siguen se presta atención detallada a esos puntos, términos y conceptos. Bases de la teoría del aprendizaje La pregunta “ ¿Cómo aprenden las personas?” es una variante importante de “ ¿Qué hace que la gente se com porte bien?” . Es pro bable que todos, en grados variables de refinamiento, tengan su propia teoría acerca del aprendizaje. Asimismo, alguien podrá admitir qué sabemos algunas cosas y desconocemos otras, sin tener ninguna idea real de cómo aprendimos las cosas que sabemos. Tanto filósofos como especialistas en ciencias de la conducta han propuesto numerosas teorías del aprendizaje. Hay poco acuerdo entre ellos y no hay ninguna teoría simple del aprendizaje, aceptada umversalmente. No obstante, uno de los aspectos comunes en la tra ma de las definiciones dél aprendizaje, por medio de las ciencias de la conducta, es la observación de que se producen cambios en la con ducta. Después de aceptar los cambios de conducta, resulta más difícil el acuerdo sobre otros aspectos del aprendizaje. En este capítulo definiremos, en primer lugar, lo que se en tiende por aprendizaje. El resto del libro se dedica a los antecedentes históricos de la teoría del aprendizaje. El análisis histórico es impor tante para la modificación de la conducta organizacional, porque in dica el modo en que el enfoque externo puede proporcionar contri buciones importantes al caudal de conocimientos que se posee. Sin conocimientos prácticos de la teoría del aprendizaje, el lector y, fi nalmente, el que pondrá en práctica dichos conocimientos sobre la modificación de la conducta organizacional, adquirirían un conjunto aparentemente disperso de términos y técnicas. Además, el sentido de la historia resalta la credibilidad de cualquier tema “ nuevo” ; aun cuando la novedad de la teoría del aprendizaje de la conducta, tal co mo' se aplica en la administración de los recursos humanos, es simple mente una función de su falta de exposición adecuada. 35 36 DEFIN IC IÓ N DEL APRENDIZAJE Una de las controversias más acaloradas sobre el aprendizaje se deriva de los mismos enfoques internos en función de los externos, que vimos en el capitulo anterior. Las teorías de aprendizaje cognos citivas o de método interno explican la adquisición de conocimientos, pero no necesariamente la conducta, mediante la percepción, el pen samiento, la emisión de juicios y el razonamiento. Las teorías del aprendizaje de la conducta o de método externo se ocupan única mente de la adquisición de conocimientos de cambio de la conducta, el cual no es cognoscitiva, o sea, no es una adquisición de conocimien tos no observables. Los teóricos del aprendizaje de la conducta o conductistas hicieron primeramente una distinción cuidadosa entre la conducta respondiente (refleja y no aprendida) y la operante (voluntaria y aprendida). Por definición, la conducta operante es más importante al ocuparse del aprendizaje. Después de dar ejemplos de la conducta respondiente, como el hecho de derramar lágrimas al pelar cebollas, Keller (1954) ofrece un enunciado profundo sobre lo que signifícala conducta aprendida (operante): La conducta operante (voluntaria) incluye una cantidad todavía mayor de actividades humanas —desde las risitas, los gemidos y las exclamacio nes de los lactantes, en sus cunas, hasta la perfección y la complejidad más alta del poder de razonamiento y las capacidades de los adultos. Incluye todos los movimientos de un organismo que puede decirse que, en algún momento, ejercen algún efecto sobre el mundo exterior. La conducta operante actúa en ese mundo, por así decirlo, directa o indi rectamente (pág. 2). La conducta que actúa en el medio ambiente y lo modifica es lo que se denomina aprendizaje. Por ende, en este libro se define y utiliza el aprendizaje com o un cambio en una conducta que da como resultado un cambio en el medio ambiente. Com o lo indica Keller (1954), no siempre es fácil determinar cómo cambia el medio ambiente mediante la conducta operante. “ Sólo al examinar la historia de esa conducta, se descubre que, en algún momento, alguna forma de la respuesta de que se trata hizo que ocurriera algo” (pág. 2). Puesto que la conducta aprendida se define en el sentido de que ejerce efectos sobre el medio ambiente, los conductistas se ocu pan primordialmente de la conducta objetiva u observable. El llanto de un niño, el golpeteo de las teclas de una máquina de escribir por una secretaria y el oprimir el botón de arranque de un torno de to- Conductismo de Watson 37 rreta por el operario, son conductas observables que ejercen efectos sobre el medio ambiente. Por otra parte, la necesidad de atención del niño, la actitud de la secretaria hacia el trabajo y el impulso de reali zación del operario son características subjetivas y no observables. Sin embargo, una interpretación amplia del aprendizaje podría ocuparse también de las necesidades, las actitudes y los impulsos aprendidos, porque pueden ejercer también efectos sobre el medio ambiente. CONDUCTISMO DE WATSON En 1913, un joven psicólogo norteamericano, John B. Wat- son, inició un campo completamente nuevo de pensamiento en el estudio de la conducta humana, en los Estados Unidos. Su artículo Psychology as the Behaviorist Views It (La psicología como la ve el conductista) llegó a conocerse como “ Manifiesto del conductista” . Tom ó el método de reflejos condicionados o de estímulo y respuesta (E -R) para abordar el estudio de la conducta, donde lo hab ían de jado los fisiólogos rusos Sechenov y, sobre todo, Ivan Pavlov. Aunque el artículo desencadenó una verdadera revolución en la psicología norteamericana, no era completamente original (Razran, 1965). El conductismo de Watson y la fisiología rusa tenían en común algunas características, tales como el empleo de la conducta objetiva como variable dependiente y-los reflejos condicionados como mecanismos explicativos de la conducta objetiva. Mecanismo clásico de estímulo y respuesta La doctrina de Watson sostiene que la conciencia (o sea, los pensamientos y las sensaciones) pertenece al campo de la fantasía; la conducta humana se puede entender mejor mediante el estudio de hechos prácticos, objetivos y observables. En otras palabras, Watson deseaba abordar el estudio de la conducta desde la perspectiva de la ciencia, y no a partir de la introspección y las experiencias conscien tes. El último de estos métodos había predominado en la psicología hasta ese momento; pero Watson estaba desafiando a los estructura- listas europeos y a los filósofos norteamericanos que adoptaban ese método, para que fueran más científicos. Watson creía que todas las conductas aprendidas consistían en respuestas provocadas por estímulos anteriores. Se suponía que los estímulos procedían tanto del interior del organismo com o del ambiente exterior y bombardeaban constantemente al organismo. 38 Cap. 2 . Bases de la teoría del aprendizaje Según las palabras de VVatson (1924): “ El organismo hace algo cuan do le llegan estímulos. Responde y se mueve. La respuesta puede ser tan ligera que sólo sea posible observarla mediante el empleo de ins trumentos” (pág. -13). Las respuestas humanas típicas iban de una gran actividad motora a cambios muy sutiles de la respiración o la presión sanguínea y todas ellas podían observarse en las condicio nes apropiadas. Puesto que VVatson creía que la mayoría de las conductas hu manas eran aprendidas, dejó de emplear el concepto del instinto (ten dencias innatas para comportarse de ciertos modos), que era en aquel entonces la explicación más popular de la conducta. Sustituyó el ins tinto por el hábito. Un hábito era simplemente una respuesta aprendida que, finalmente, se unía a estímulos capaces de provocarla. Por consiguiente, según VVatson, un conductista capaz podía predecir y controlar la conducta, identificando los pares apropiados estímu lo-respuestas (E-R). Las intenciones de VVatson resultaron evidentes cuando declaró: “ El interés del conductista por los hechos humanos es mayor al del espectador —desea controlar las reacciones huma nas, en la misma forma en que los especialistas en ciencias físicas quieren controlar y manipular otros fenómenos naturales” (VVatson, 1924, pág. 11). Experimentos clásicos de estímulo-respuesta Es probable que el conductismo de VVatson se explique mejor mediante el ejemplo de un experimento citado con frecuencia por VVatson y Rayner (1920). El objetivo del experimento clásico consis tía en producir una respuesta emocional condicionada en un niño de 11 meses de edad, llamado Albert. Según los métodos característicos de VVatson, se observó en forma cuidadosa y sistemática la conducta del sujeto, antes del experimento. Se llegó a la consideración de que Albert era indolente y estaba sano. Respondió sin temor a las presen taciones sucesivas de estímulos neutros con los que no estaba fami liarizado, tales como un mono, un perro, una rata blanca, un conejo, algodón, lana, máscaras con o sin pelo y periódicos ardiendo. Por sí solo, esto tendía a rechazar o, por lo menos, a poner en duda algunas de las ideas populares sobre el medio instintivo. Sin embargo, los ex perimentadores descubrieron un estímulo aversivo no condicionado cuando golpearon con un martillo una barra metálica, por encima y detrás de la cabeza del sujeto. Albert, habitualmente tranquilo, co menzó a llorar con desesperación al tercero de esos estímulos. 39 ’ j * » Con estos antecedentes, Watson y R ayner (1 9 2 0 ) se i ron la siguiente pregunta hipotética: “ ¿P odem os condicionar a un animal, por ejemplo a una rata blanca, presentándole en visual y golpeando s.muitaneamente una barra de acero?” L os exT e rimentadores comenzaron a presentar al su jeto los estím ulos apm ea' dos, uno de ellos naturalmente avers.vo y el o tro neutro. D e s p i de' varias repeticiones de aparéam ete, A lbert lloraba con só lo ver 1 rata blanca. Habra aprend.do a asomar la rata blanca con el Z d o naturalmente espantoso que producá el m artillo que golpeaba la™ama de acero. Según la terminología de W atson, se había condicionado una respuesta emocional de temor mediante la m anipulación sisted á tica de estímulos ambientales Ademas, su m iedo condicionado a la rata blanca se generalizo a otros animales y objetos peludo como un conejo, un perro y una mascara barbuda df> « — - F.n términos de un —^«jiiad o a 1 — recaes y objetos pelud os, tale J~. 5 un perro y una máscara barbuda de Santa Claus. como un conejo, de un paradigma (u n m od elo ideal) condicio- £ n term Watson y Rayner condicionaron una respuesta nado o aPren ¿ bért, de manera muy sim ilar a com o Pavlov había emocional en perros a secretar saliva al ver un círcu lo lum inoso condicionado a o^ ¿nCipi0? el llanto de A lb ert al ver una rata blan- en una pantal a. ^ como el hecho de que un perro secretaba ca era tan PoC°cl'rcUi0 luminoso. Sin em bargo, m ediante la presenta- saliva al ver un ^ estl'muios apareados, e l n iño aprendió a asociar la ción sistemática ant0S0j y jos perros de Pavlov aprendieron a aso- rata conunrui o juminoSo con los alim entos. E n la figura ciar la visión e ^ paradigma de condicionam iento qu e se aplicó 2.1 se b° sqUê imento de Watson y Rayner con A lbert. durante el expe la tradición de Pavlov, la figura 2 .1 m uestra que se S,e§Ujr neutro (E .N .),la rata blanca, a un estím u lo aversivo unió un estimu tg A.N.), que era el sonido de un m artillo a l golpear no condiciona [ p eSpUés de cierto núm ero de apaream ientos de es- una barra de acer^ anteriormente neutro (la rata blanca), al presen- tímulos, el 1ue caba una respuesta em ocional condicionada (R .E .C .),tarse solo, proVOC rnndicionamiento, indicado por m edio de líneas O sea, el Uanto. u 40 Cap. 2. Bases de la teoría del aprendizaje de puntos en la figura 2.1, le dio a un estimulo ¿interiormente neutro propiedades aversivas. Tal como se sostenía en la hipótesis, los expe rimentadores lograron condicionar una respuesta de temor en Albert. Contribuciones de Watson A pesar de las críticas legítimas a la elección poco reflexiva de sujetos por Watson, sus diseños de investigaciones, relativamente toscos, y sus generalizaciones excesivas, es indiscutible que propor cionó varias contribuciones valiosas para el estudio de la conducta humana. Al conocerse los trabajos de Watson, muchos psicólogos nor teamericanos adoptaron sus ideas. Su popularidad fue el resultado de la simplicidad firme y llena de confianza con la que Watson presentó sus ideas acerca de la conducta. El enfoque de Watson atrajo, en for ma especial, a quienes se habían sentido decepcionados por los enfo ques estructurales y funcionales y que se interesaban en el estudio de la mente. Como se dice con frecuencia, con cierta sorna, Watson hizo que la psicología se volviera loca. En retrospectiva, el conductismo de Watson se convirtió en una moda y, como todas las modas, se hizo obsoleto casi con la mis ma rapidez con la que se impuso. Según Hilgard (1962): Como tienden a hacerlo los partidarios entusiastas de tales sistemas, (los conductistas) se fueron a los extremos; pero la excitación causada por el conductismo ha ido disminuyendo en forma gradual. Quedan to davía unos cuantos conductistas ardientes; pero la mayoría de los psi cólogos contemporáneos no son firmes partidarios del conductismo (pág. 17). Aunque, en general, los psicólogos modernos no son conduc tistas watsonianos, el campo de la psicología se ha visto influido con siderablemente por sus trabajos. Es probable que el máximo efecto singular de éstos, proceda del hecho de que Watson reconoció el valor científico que tiene el estudio de la conducta observable. Watson ofreció una alternativa científica viable. Incitó al campo de la psico lo g ía a q u e fuera c ie n t í f ic o , co n las palabras siguientes: ¿Por qué no nos dedicamos, en cuanto nos sea posible, a observar el campo real de la psicología? Limitémonos a las cosas que se pueden observar y a formular leyes relativas, exclusivamente, a las cosas obser vadas. Ahora bien, ¿qué podemos observar? Podemos examinar la con ducta — lo que hacen o dicen los organismos (Watson y McDougall, 1929, pág. 18). Teorías del aprendizaje 41 Muchos psicólogos modernos han aceptado su invitación en cuanto a ocuparse sólo de las conductas observables. Por otra parte, se ha puesto en duda su preocupación por las conexiones estímulo- respuesta. Los conductistas contemporáneos no aceptan la explicación de estímulos y respuestas que daba Watson para todas la conductas aprendidas. Actualmente se dedica mayor atención a los efectos de los estímulos subsiguientes sobre las conductas objetivas que a los estímulos causales anteriores. En gran parte, los teóricos del apren dizaje por refuerzo son responsables de este cambio de enfoque. TEORÍAS DEL APRENDIZAJE POR REFUERZO Al igual que el conductismo de Watson, las teorías del re fuerzo se ocupan de la conducta objetiva en lugar de los procesos conscientes o cognoscitivos; sin embargo, salvo Edwin R. Guthrie que, como Watson, creía que el aprendizaje era el resultado del aparea miento de estímulo-respuesta, los conductistas sucesores de Watson hicieron cada vez más hincapié en el empleo de refuerzos o recom pensas en el aprendizaje. Esto marcó una desviación importante del paradigma E-R de Watson, en el que los estímulos anteriores provo caban o hacían que se produjeran las respuestas. En general, el refuerzo sólo puede tener efectos, si se produce antes la respuesta. Esto ha implicado una inversión del paradigma E-R tradicional. Puesto que un eventoreforzador del ambiente se podría interpretar com o estímulo, apareamiento R-E reemplazó realmente al E-R com o tema predominante del conductismo. Entre los teóricos del aprendizaje que se asocian con mayor frecuencia a la orientación R-E se encuentran: Edward L. Thorndike, Clark Hull, Neal Miller y, sobre todo, B. F. Skinner. Los teóricos del refuerzo se convencieron de que el conduc tismo de Watson no constituía una explicación adecuada de la con ducta compleja. Consideraron que la conducta aprendida se fortalecía o reforzaba por medio de recompensas. El efecto del refuerzo sobre la conducta se propuso inicialmente en el concepto del hedonismo. No obstante, los teóricos del aprendizaje por refuerzo fueron más allá del hedonismo simple. Ley del efecto La primera teoría completa del refuerzo del aprendizaje se encuentra en la ley del efecto de Edward L. Thorndike. Mediante va- 42 Cap. 2 . Bases de la teoría del aprendizaje ríos años de investigaciones científicas con animales, descubrió el efecto de las consecuencias conductuales. En lugar de depender ex clusivamente de estímulos incitadores previos, com o factores causales de la conducta aprendida, com o lo había hecho Watson, Thorndike se volvió hacia las consecuencias com o explicación de la conducta. La ley del efecto resultante la describió Thorndike (1913) com o sigue: Cuando se establece una conexión modificable entre una situación y una respuesta, acompañada o seguida por un estado de cosas satisfactorio, aumenta la fuerza de dicha conexión; cuando se realiza y va acompa ñada o seguida por un estado de cosas lamentable, su fuerza disminuye (pág. 4). De acuerdo con la interpretación de Thorndike, las conexio nes de estímulo-respuesta se ven reforzadas o fortalecidas por las consecuencias satisfactorias. Su ley ha tenido un efecto duradero sobre la comprensión, la predicción y el control de la conducta. Por ejemplo, Millenson (1967) afirma que la ley del efecto . . perdura en la actualidad como principio fundamental en el análisis y el con trol de la conducta de adaptación” (pág. 10) y Vroom (1964), des pués de revisar la bibliografía sobre la motivación, llegó ala conclusión siguiente: No hay duda de que La-ley del efecto o el principio del refuerzo se debe incluir entre los descubrimientos más sustanciados de la psicología expe rimental y que, al mismo tiempo, se encuentra entre los hallazgos más útiles para la psicología aplicada que se ocupe del control de la con ducta humana (pág. 13). Teoría de la reducción del impulso Otro de los primeros teóricos del refuerzo fue Clark L. Hull, psicólogo de Yale con preparación de ingeniero, que formuló una teoría científica compleja de la psicología, que completó con postu lados matemáticos, lógica y teoremas. Hill (1963) observó que “ Hull no consideraba que su teoría fuera un enunciado final de la natura leza del aprendizaje. En lugar de ello, estimaba que se trataba de una formulación provisional, sujeta siempre a revisiones, para adaptarse a los nuevos datos o a las nuevas ideas” (pág. 132). Hull propuso una teoría de la reducción del impulso que sos tenía que las causas de la conducta eran las variables independientes de las privaciones, la estimulación dolorosa, la magnitud de las recom pensas, y el número de intentos de adiestramiento reforzados previa mente. Consideró que esas cuatro variables independientes condujeron Conductismo de Skinner 43 a tres variables intermedias: los impulsos, como resultado de las pri vaciones y el dolor, la motivación de incentivos, ligada a la magnitud de las recompensas, y la fuerza del hábito, derivada del número de intentos de adiestramiento reforzados previamente. Finalmente, una combinación de impulsos, motivación de incentivos y fuerza del hábito, genera un potencial de excitación, es decir, una tendencia a responder de cierta manera en presencia de un estímulo apropiado. A pesar de que era más elaborada que la interpretación me cánica de Watson, la teoría de Hull se apegaba en gran parte a las ideas de Watson, sosteniendo que todas las conductas tienen conexio nes estímulo-respuesta. Simplemente, a diferencia de Watson, Hull tomó en consideración los efectos del refuerzo. Fue la variable de la fuerza del hábito, basada en el número de intentos preparatorios reforzados previamente, la que califica a Hull como teórico del apren dizaje por refuerzo. De otro modo, se le consideraría com o teórico de la motivación. Neal Miller, otro psicólogo de Yale, amplió la teoría de Hull. Dividió el aprendizaje en cuatro elementos básicos: impulsos, indicios, respuestas y recompensas. Como Thorndike y Hull, Miller tomó en consideración los efectos que ejercían sobre la conducta tanto los es tímulos anteriores com o los posteriores. Según Miller, los estímulos subsiguientes, en la forma de eventos de recompensa, tienen capaci dad para fortalecer la conducta. Por ejemplo, un niño puede aprender a correr para recibir a su padre cuando regresa de algún viaje. Si se di vide esta conducta en los elementos de Miller, al niño le gustan los dulces (impulso) de m odo que cuando oye que se cierran las puertas del garaje de su casa (indicio), corre (respuesta) hacia su padre, para recibir dulces (recompensa). Si el niño recibe realmente dulces, esto hará que se refuerce la probabilidad de que, en lo futuro, corra a re cibir a su padre. Miller estaba convencido de que es posible dividir en esta forma todas las conductas aprendidas. CONDUCTISMO DE SKINNER Al igual que los psicólogos antes mencionados, B. F. Skinner, psicólogo de Harvard, podría considerarse como teórico del refuerzo; sin embargo, en términos de investigaciones empíricas, libros escritos, formulaciones conceptuales o controversias, Skinner merece atención especial. Es tan importante que, hace unos cuantos años, la American Psychological Association lo designó com o el psicólogo vivo más in fluyente. De manera expresiva y lógica, Skinner fusionó su propio 44 Cap. 2. Bases de la teoría dei aprendizaje trabajo y el de sus predecesores en una tecnología práctica de la con ducta aprendida (véase Skinner, 1969; Skinner, 1971). Watson y Thorndike establecieron los fundamentos históricos primarios para el trabajo de Skinner. Desde el punto de vista concep tual, se puede remontar el enfoque de Skinner a la preocupación de Watson por la conducta objetiva y observable, y al hincapié que ha ce Thorndike en los efectos de las consecuencias de la conducta. Más de 40 años de investigaciones laboriosas en el laboratorio y el campo, realizadas por Skinner, sus discípulos y sus partidarios conceptuales, han producido una base teórica y empírica impresionante para el esta blecimiento de una teoría completa del aprendizaje de la conducta. En el corazón mismo del conductismo de Skinner se encuentra una premisa simple: La conducta es función de sus consecuencias. La explicación de Skinner se basa en el enfoque exterior; realza los efec tos de las consecuencias ambientales sobre las conductas objetivas y observables. Según el mismo Skinner (1953): La práctica de buscar dentro del organismo la explicación de la conducta ha tenido tendencia a oscurecer las variables inmediatamente disponibles para el análisis científico. Esas variables se encuentran fuera del orga nismo en su medio inmediato y su historia ambiental (pág. 31). En esta declaración se ve con claridad la influencia colectiva de Watson y Thorndike. No obstante, antes de ocuparnos de los as pectos más técnicos del conductismo. de Skinner, puede ser intere sante analizar las razones ~por las que Skinner y sus trabajos son tan controvertibles. La controversia en torno de Skinner Búsquese una docena de personas que hayan oído hablar de B. F. Skinner y será muy probable que un número soprendente ele vado de ellas lo critiquen a él mismo o a sus trabajos. Si se analiza el tema más a fondo y se les pregunta a los críticos hasta qué punto están familiarizados
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