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See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/39206310 El aula de música ante el reto de la interculturalidad Article · January 2003 Source: OAI CITATIONS 3 READS 1,117 1 author: Josep Marti Spanish National Research Council 40 PUBLICATIONS 108 CITATIONS SEE PROFILE All content following this page was uploaded by Josep Marti on 28 April 2016. The user has requested enhancement of the downloaded file. https://www.researchgate.net/publication/39206310_El_aula_de_musica_ante_el_reto_de_la_interculturalidad?enrichId=rgreq-8326a49638c066eae0f5d568d345d6aa-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM5MjA2MzEwO0FTOjM1NTc3MTg3MjIzNTUyMkAxNDYxODM0MDMzMDA5&el=1_x_2&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/publication/39206310_El_aula_de_musica_ante_el_reto_de_la_interculturalidad?enrichId=rgreq-8326a49638c066eae0f5d568d345d6aa-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM5MjA2MzEwO0FTOjM1NTc3MTg3MjIzNTUyMkAxNDYxODM0MDMzMDA5&el=1_x_3&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/?enrichId=rgreq-8326a49638c066eae0f5d568d345d6aa-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM5MjA2MzEwO0FTOjM1NTc3MTg3MjIzNTUyMkAxNDYxODM0MDMzMDA5&el=1_x_1&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Josep-Marti-5?enrichId=rgreq-8326a49638c066eae0f5d568d345d6aa-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM5MjA2MzEwO0FTOjM1NTc3MTg3MjIzNTUyMkAxNDYxODM0MDMzMDA5&el=1_x_4&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Josep-Marti-5?enrichId=rgreq-8326a49638c066eae0f5d568d345d6aa-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM5MjA2MzEwO0FTOjM1NTc3MTg3MjIzNTUyMkAxNDYxODM0MDMzMDA5&el=1_x_5&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/institution/Spanish_National_Research_Council?enrichId=rgreq-8326a49638c066eae0f5d568d345d6aa-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM5MjA2MzEwO0FTOjM1NTc3MTg3MjIzNTUyMkAxNDYxODM0MDMzMDA5&el=1_x_6&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Josep-Marti-5?enrichId=rgreq-8326a49638c066eae0f5d568d345d6aa-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM5MjA2MzEwO0FTOjM1NTc3MTg3MjIzNTUyMkAxNDYxODM0MDMzMDA5&el=1_x_7&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Josep-Marti-5?enrichId=rgreq-8326a49638c066eae0f5d568d345d6aa-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzM5MjA2MzEwO0FTOjM1NTc3MTg3MjIzNTUyMkAxNDYxODM0MDMzMDA5&el=1_x_10&_esc=publicationCoverPdf 1 El aula de música ante el reto de la interculturalidad Josep Martí CSIC, Barcelona Sin duda alguna, el musicólogo no puede quedar impasible ante los actuales procesos de globalización que, entre otros efectos, posee el de acentuar notablemente los movimientos migratorios. El musicólogo se interesa, evidentemente, por los nuevos canales de difusión de las diferentes manifestaciones musicales que hoy nos proporciona la globalización, pero también entra dentro de sus objetivos indagar el papel que puede realizar la música en el complejo ámbito de las relaciones interculturales. Y si la escuela constituye una de las arenas más sensibles por lo que respecta a la interculturalidad, no tiene nada de extraño que docentes del ámbito musical y musicólogos aúnen esfuerzos para que la enseñanza musical no quede al margen de las iniciativas que nuestra sociedad emprende para lograr una satisfactoria integración de sus nuevos ciudadanos. A primera vista, parece ser que esta empresa no tenga que resultar tan difícil para el docente de música. El mercado discográfico actual pone al alcance de cualquiera músicas de los más diferentes rincones del planeta; de manera que no es demasiado complicado dotar de un cierto sabor multicultural las enseñanzas del aula de música. Sucede, no obstante, que las cosas son mucho más complejas, y este sabor multicultural, según cómo se conciba, puede no tan sólo ser poco efectivo sino incluso contraproducente para lo que en realidad pretende la interculturalidad. En principio, podemos suponer que es positivo el hecho de introducir en el aula conocimientos sobre músicas con las que identificamos la población inmigrada. Este conocimiento puede contribuir evidentemente a este acercamiento que reclama la interculturalidad. Pero por otra parte, deberemos ser siempre muy conscientes del tipo de mensajes que se vehiculan mediante la inclusión en nuestras aulas de músicas diferentes a la occidental, ya que siempre existe el peligro de que se incorporen discursos sobre la otredad que resulten poco adecuados para conseguir una apropiada sensibilidad intercultural. Josep Martí, –El aula de Música ante el reto de la interculturalidad, “Cuadernos de Pedagogía” 328,2003 (ISSN: 0210-0630), pp. 55-58 2 Todos sabemos que la música es un poderoso elemento de enculturación. Pero, de hecho, el poder enculturador de la música no radica tanto en aquello que refleja una partitura sino en su realización, es decir, en el conjunto de prácticas sociales que constituyen su performance y todo lo que la envuelve. Para el caso concreto de la utilización de materiales musicales en las escuelas, aquello que deberemos tener en cuenta es la articulación de dos diferentes niveles de producción de sentido: El producto musical en sí y el de su presentación en las aulas. Está claro que todo producto musical posee unas significaciones socialmente atribuidas. A eso nos referimos habitualmente cuando hablamos de los mensajes de la música, aunque la vehiculación de mensajes no se limite ni mucho menos al nivel del producto. Una música habla a través de los textos que se le asocian (canción), a través de la categoría estilística o de género al cual la adscribimos o a través de significaciones muy concretas que atribuimos a piezas determinadas (por ejemplo, un himno nacional). No todos los textos son inocentes, ni todos los estilos poseen el mismo valor social, así como hay piezas más apropiadas que otras para transmitir determinados mensajes. Y eso es algo que los pedagogos difícilmente pasan por alto. Pero la misma performance, con los elementos simbólicos y rituales que la acompañan contribuye asimismo a generar significaciones. Estos elementos que podemos calificar de marco de aquello que suena constituyen un verdadero metalenguaje que nos dice cómo debemos entender la música. En ocasiones, el tipo de mensajes vehiculados por estos dos diferentes niveles de significación –el del producto musical en sí y el de la performance- son los mismos o complementarios. La idea elitista que asociamos a un oratorio de Händel se refuerza con el tipo de performance habitual con que se representa. Pero en ocasiones esto no es así, y entonces se obtiene una inevitable complejización o incluso disonancia semántica: es el caso de las representaciones populares de ópera realizadas en grandes estadios, el canto gregoriano bailado en discotecas o el Canto de la Sibila propio de algunas catedrales del ámbito catalán interpretado con estética New Age. Todas estas reflexiones son importantes para el tema que nos preocupa. No es lo mismo querer representar la cultura musical propia de nuestros inmigrantes 3 africanos a través de la audición de viejos materiales etnomusicográficos que a través de una grabación del conocido músico senegalés Baaba Maal con sus valores estéticos contemporáneos. Digamos que el producto musical de ambas audiciones puede sonar africano a nuestros alumnos. Pero mientras el tipo de performance del documento etnográfico nos transporta mentalmente a un contexto sociocultural que para el oyente occidental rezuma primitivismo y atavismo, la audición de Baaba Maal, con una estética que dentro de la controvertida etiqueta de la World Music suena muy actual, se percibe como algo mucho más cercano a nuestras experiencias vitales de hoy día.Para el caso concreto de la enseñanza musical en las aulas, especialmente importante como elemento productor de significaciones será la presentación por parte del docente de los diferentes ejemplos musicales. Y según cómo se realice esta presentación se contribuirá a desarrollar una adecuada sensibilidad pluricultural o bien se obtendrá todo lo contrario. Interculturalidad implica compartir; compartir unas determinadas informaciones en el sentido más amplio de la palabra. Pero importante no es tan sólo aquello que compartimos -unas músicas- sino que también tendrá una relevancia crucial el hecho de cómo lo compartamos. Si no somos conscientes de este hecho es muy posible que el docente contribuya a difundir una imagen negativa y contradictoria por lo que se refiere a las relaciones interculturales de la alteridad. En este último caso, las principales consecuencias negativas de una presentación de materiales musicales procedentes de culturas diferentes a la nuestra pueden ser las siguientes (véase Martí, 2002: 55-60): 1. Exotización. El hecho de representar determinadas culturas mediante músicas que aunque posean valor etnográfico no son las músicas socialmente más relevantes para estas sociedades. ¿Se sentiría por ejemplo el actual emigrante español en un país escandinavo identificado con una canción de trilla andaluza procedente de la conocida Antología del Folklore Musical de España de Manuel García Matos con materiales recogidos a mediados del siglo XX?. 2. Infravaloración. En nuestra sociedad, existe hoy todavía una percepción evolucionista unilinial de la historia de la humanidad que entiende las diferentes 4 muestras de la diversidad cultural como supervivencias de etapas anteriores. De esta manera, se identifica fácilmente la diversidad cultural como retraso, y dada la importancia que nuestra sociedad otorga a la idea de progreso está claro que atraso cultural es considerado como algo negativo, cosa que comporta automáticamente la infravaloración de toda cultura que se halle fuera de la línea evolutiva occidental. 3. El malentendido. En todo proceso de comunicación intercultural, el malentendido ocasional es la norma y esto es algo que también debemos tener en cuenta en la enseñanza. No resulta difícil de entender que el hecho de englobar un producto musical procedente de otra cultura dentro de nuestro worldview particular genera a menudo malentendidos. Ideas como, por ejemplo, la de música como arte o música autónoma son típicamente occidentales, y resulta claro que si estas ideas constituyen el prisma a través del cual percibimos y valoramos otras músicas, la naturaleza de éstas a la fuerza resultará tergiversada. 4. Encapsulamiento del inmigrante. Al identificar los inmigrantes con la cultura de sus orígenes, encapsulándolos en aquel contexto cultural que les atribuimos, nos costará verlos como verdaderos participantes y competidores de nuestra propia arena social. Existe, además, la tendencia de querer ver a un inmigrado (y a sus hijos!) siempre como un inmigrante. Un inmigrado o un descendiente de inmigrados del cual esperamos que sepa -por ejemplo- tocar el darbuka si es de procedencia norteafricana pero del cual no esperamos que pueda acabar siendo un buen intérprete de Bach o de música de su nuevo país de residencia. Entender unos productos culturales -y por tanto las personas que las suponemos portadoras de este legado- a través de una óptica deformada por el exotismo, la infravaloración etnocéntrica, el malentendido o el encapsulamiento significa, en definitiva, definir estas personas en beneficio de las pretensiones de discursos sociales caracterizados por su noción de una sociedad jerarquizada en base a presupuestos étnicos. Es muy posible que para los hijos de los inmigrantes que comparten pupitre con los nuestros, las muestras musicales que recogió el etnomusicólogo en el país de sus padres les parezcan mucho más alejadas que lo que nosotros pensamos. Y esto, el docente lo deberá tener en cuenta. La 5 infravaloración a la que aludíamos antes sólo puede ser neutralizada mediante unas buenas dosis de relativismo etnomusicológico. Es decir, conviene tener muy presente que la idea de música con la que habitualmente operamos es fruto de la historia de una sociedad muy concreta, la occidental, pero las significaciones, funciones y valores asociados a la música son sumamente diversificados según la cultura de la cual se trate. Los malentendidos se pueden evitar no tan sólo profundizando nuestros conocimientos sobre las culturas musicales en cuestión sino también conociendo bien -y relativizando- los presupuestos intraculturales a partir de los cuales nuestra sociedad entiende y valora la música. Y por último, hay que tener también bien presente que las competencias y expectativas culturales de la población inmigrada, y especialmente de la de sus hijos, ya no son las propias de su sociedad de partida. Es mucho más fácil que un adolescente español de padres marroquíes sueñe con presentarse algún día al conocido concurso televisivo de Operación Triunfo que a convertirse en un buen intérprete de nouba andalusí. A modo de conclusión, podemos pues pensar que, en vistas a lograr una adecuada sensibilidad pluricultural en nuestras aulas de música, deberíamos tener en cuenta lo siguiente: 1. Es importante que el docente sea plenamente consciente del hecho de que a través de la enseñanza musical, sea del tipo que sea, contribuimos a construir los individuos jóvenes de nuestra sociedad para integrarlos en el sistema social. Los objetivos explícitos de la enseñanza musical en nuestras aulas no deben, pues, limitarse a querer impartir determinados conocimientos socialmente neutros (que en realidad nunca lo serán) sino incluir también estrategias que contribuyan a la formación integral de los alumnos, que para el caso concreto que nos ocupa, tengan que ver con la asimilación de valores que propicien la convivencia pluricultural. 2. Tan importante es lo que se dice acerca de otras culturas musicales como la manera de decirlo. Si no se es consciente de este hecho es muy posible que el resultado del mensaje final sea muy diferente o incluso contradictorio de lo que se pretendía decir. 6 3. Una verdadera sensibilidad pluricultural se desarrolla no tan sólo a partir del conocimiento de culturas diferentes a la occidental sino a través de una labor de introspección de nuestra propia cultura musical que permita deconstruir sus componentes etnocéntricos. Los tipos de actividades pedagógico musicales que el docente puede desarrollar en el aula son potencialmente muy variados. Por lo que se refiere a la problemática de la interculturalidad, podemos tomar en consideración actividades que nos permitan deconstruir visiones jerarquizadoras sobre nuestro propio universo musical como también –obviamente- trabajar con ejemplos musicales procedentes de otras sociedades. Pero en este caso, además de tener muy en cuenta las reflexiones a las que aludía en líneas anteriores sobre el cómo, especialmente importante es el hecho de otorgar en estas presentaciones la debida importancia al valor primario funcional que posee toda música, pudiendo pasar la función meramente representativa a un segundo plano. Es decir, aunque estos ejemplos musicales sirvan también como ilustración para determinadas tradiciones musicales de otros países, aquello que sobre todo deberá ser tenido en cuenta es su valor estético, lúdico o socializador. En este tipo de actividades, no se trata de dar prioridad al criterio de querer ofrecer (las siempre sospechosas) autenticidades étnicas o pretender una estricta fidelidad etnomusicológica dado que no estamos hablando de la realización de un seminario etnomusicológico sino de aquellas actividades docentes que lo que pretenden es impartir sencillamente "música",y en este caso concreto, pensando en la problemática de la interculturalidad. Teniendo todo esto bien presente, las actividades pedagógico musicales pueden basarse en: 1. Audición y comentarios pertinentes hacia géneros manifiestamente híbridos como aquellos pertenecientes a la etiqueta de la World Music. La característica principal de estos tipos de música es que a pesar de tener sus raíces en tradiciones diferentes a la occidental están pensadas -y por ello debidamente formateadas- para un público internacionalizado. Son, pues, músicas que desde la perspectiva estética pueden interpelar fácilmente a nuestros alumnos, al mismo tiempo que no ignoran otros códigos expresivos procedentes de ámbitos culturales diferentes al occidental. 2. Aprovechamiento de las experiencias y legados musicales que puedan aportar escolares procedentes de familias inmigradas. Nada impide que en las clases de música se incluyan canciones, debidamente adaptadas (por ejemplo, en lo que se refiere a la lengua), que sean enseñadas por estos escolares al resto de sus compañeros. Pero es preciso insistir que lo importante en este caso no es transmitir la idea de que estas canciones sirven para darnos una imagen de una cultura exótica sino dejar bien claro que estas músicas pueden servir para el disfrute tanto de los alumnos que las enseñan como de los que las aprenden. 3. Y por último, hay que contar asimismo con los numerosos recursos que nos ofrece la literatura etnomusicológica. Los denominados juegos de garganta de los inuit (Nattiez 1999), por ejemplo, constituyen un caso claro para una actividad que debidamente adaptada para nuestros propósitos, puede ofrecer tanto una vertiente pedagógico-musical, como lúdica y formativa por lo que a otras culturas musicales se refiere. Resulta evidente que no podemos desligar la música de muchas de las problemáticas sociales que nos preocupan. Esto se comprende mucho mejor si somos conscientes de la necesidad de entender la música como todo lo que realmente es, y no solamente como una mera combinación de sonidos con la finalidad de producir belleza. No podemos ignorar el hecho de que a través de la 7 música construimos también el mundo (Marti, 2000). Y no podemos ignorar esta realidad por una doble razón. Porque por una parte, al no ser conscientes de este poder que posee la música, difícilmente llegaríamos a poder comprender todo lo que significa la música para el género humano; y, por la otra, porque quizás, con nuestras prácticas musicales, contribuimos a construir un mundo que no es precisamente el que todos desearíamos que fuese. La antropóloga Mary Douglas escribió: "Olvidaros de que las cosas son buenas para comer, para vestirse o para dar abrigo a las personas; olvidaros de su utilidad e intentadlo en cambio con la idea de que las cosas son buenas para pensar. Tratadlas como un medio no verbal para la facultad creativa de la persona." (citado en Layton, 1997: 97) Y esto es sin duda también aplicable al ámbito musical. La música, además de su dimensión estética o lúdica sirve también para pensar. No tan sólo para pensar sobre nuestra sociedad sino también -dentro de una perspectiva constructivista- para pensar esta misma sociedad. De ahí, precisamente, que tenga mucho sentido la relación que podemos establecer entre música y problemas sociales o, más concretamente, entre música e interculturalidad. Bibliografía citada: Layton, Robert (1997): An introduction to theory in anthropology, Cambridge: Cambridge University Press Martí, Josep (2000): Más allá del arte. La música como generadora de realidades sociales, Sant Cugat del Vallès: Deriva Id. (2002): "Ensenyament musical i sensibilitat pluricultural", en Cristina Fuertes (ed.), Músiques del Món, Barcelona: Generalitat de Catalunya, pp. 53-64 Nattiez, Jean-Jacques (1999): "Juegos de garganta de los inuit y cantos de garganta siberianos: una aproximación comparativa, histórica y semiológica", en: Carlos Sánchez Equiza (ed.) Actas del IV Congreso de la Sociedad Ibérica de Etnomusicología, Pamplona: Gráficas Aralar 1999, pp.15-46 View publication stats https://www.researchgate.net/publication/39206310
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