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Xochitl Dixon-Dios te escucha

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365 devocionales
de mujeres para mujeres
Nuestro Pan Diario
Prólogo
Porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocará en todos mis días.
—Salmo 116:2
¿C ómo sabes que Dios te oye cuando clamas a Él? Me refiero a oírte de
verdad.
Puedo contar con los dedos de una sola mano las veces en las que a lo largo
de mi vida, Dios reveló de manera específica y personal que, sin duda,
escucha mi clamor:
mis oraciones por un hijo —como las que hacía Ana— fueron respondidas
después de casi cinco años a través de la adopción;
mis ruegos nocturnos por un adolescente que no respetaba el horario de
volver a casa fueron respondidos cuando ese hijo por fin regresó;
mis oraciones —junto con las de otros— por la necesidad financiera de un
ministerio fueron respondidas cuando llegó por correo un generoso cheque
(y todos estallamos en alabanza);
mis clamores desesperados para que Dios protegiera a mi esposo de una
crisis de salud y me llevara de regreso a su lado desde otro continente, y
llegué y lo encontré con vida.
En cada momento, percibí cómo Dios se acercaba a asegurarme que, por
cierto, Él oye. Y no sólo oye, sino que también responde.
A pesar de estos recuerdos que apuntalan la fe, en gran parte de mi vida
cotidiana, todavía me siento desoída, mientras me quejo y lucho y hasta a
veces lloriqueo. Cuando el silencio de Dios desciende, voy más allá de mi
propia historia para ver cómo Él ha escuchado a su pueblo a través de las
generaciones.
Grabados a lo largo de los milenios, encontramos miles de instancias del
oído de Dios inclinado a escuchar:
a Lea y Raquel, cuando clamaban pidiendo un hijo (Génesis 30:17, 22);
a Israel, cuando gemía en la esclavitud (Éxodo 2:24);
a Moisés, cuando intercedía por su pueblo en el Monte Sinaí
(Deuteronomio 9:19);
a Josué, cuando lideraba la batalla en Gilgal (Josué 10:14);
a David, cuando clamaba para ser librado de Saúl (2 Samuel 22:7).
Y más adelante, en el Nuevo Testamento, cuando el Verbo —Jesús— se
hizo carne, caminó por esta tierra y escuchó (Juan 1:14).
Hoy el Espíritu de Dios escucha los gemidos de toda su creación, mientras
aguardamos nuestra unión final con Él (Romanos 8:26-27).
Dios oye.
En 1 Juan 5:14, leemos: «si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él
nos oye». La palabra griega traducida «oye», akoúo, significa prestar
atención y responder a lo que se escuchó. Más que sugerir una «fórmula»
que garantice que Dios concederá todas nuestras peticiones, Juan nos insta a
orar con confianza, porque el corazón de Dios está inclinado hacia nosotras.
Dios oye de una manera orientada a la acción, y desea responder en amor.
Akoúo. Dios oye.
El título y el primer artículo de este libro celebran la realidad de que Dios
oye a la mujer. Una y otra vez en la Biblia, Dios oye las necesidades de las
mujeres —tanto a las que se llama por nombre como a las que aparecen
anónimas— y responde para suplirlas. Jesús interactúa con mujer tras
mujer, ofreciéndole agua a una ultrajada mujer junto a un pozo,
devolviéndole un hijo que estaba poseído por demonios a su madre
angustiada, recibiendo la ofrenda derramada de María de Betania,
consolando en el primer encuentro luego de la resurrección el corazón roto
de María Magdalena.
Que a medida que leas las palabras de cada devocional en este libro, escrito
por mujeres como tú para mujeres como tú, puedas percibir cómo Dios
inclina su oído a tu corazón. Dios oye. Dios oye a la mujer. Y como Dios
oye y oye a la mujer, puedes estar segura de que Dios te oye a ti. Esto sí que
es algo bien personal.
Elisa Morgan
1 de enero
Dios oye
1 Samuel 1:9-20
Pero Ana hablaba en su corazón, […] y su voz no se oía…
—1 Samuel 1:13
Un día, le dije que iba a leer durante un rato uno para adultos, y que
después, volveríamos a ver otras historias juntas. Abrí mi libro y empecé a
leer en silencio. Poco después, ella me miró extrañada y observó: «Mami,
me parece que no estás leyendo de verdad». Supuso que, como no hablaba,
no estaba procesando las palabras.
Tal como sucede con la lectura, la oración también puede ser silenciosa.
Ana, que anhelaba tener un hijo, visitó el templo y «hablaba en su corazón»
mientras oraba. Movía los labios, pero «su voz no se oía» (1 Samuel 1:13).
El sacerdote Elí vio lo que pasaba, pero no entendió. Entonces, ella le
explicó: «he derramado mi alma delante del Señor» (v. 15). Dios oyó el
pedido de oración silencioso de Ana y le dio un hijo (v. 20).
Nuestro Dios omnisciente escudriña nuestro corazón y nuestra mente, y oye
cada plegaria; incluso las silenciosas. Podemos orar con confianza,
sabiendo que Él oirá y responderá (Mateo 6:8, 32). Por esta razón, podemos
alabar a Dios, pedirle que nos ayude y agradecerle por todas sus
bendiciones; aun cuando nadie más nos oiga. Si alguien nos ve hablando
con el Señor, puede afirmar con seguridad: «¡Dios la escucha!». Jennifer
2 de enero
Lo viejo y lo nuevo
Gálatas 5:16-23
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
—2 Corintios 5:17
Los buenos propósitos en enero son perder peso, hacer más ejercicio, dejar
de hablar por el teléfono móvil mientras se está conduciendo.
Queremos cambiar las cosas en nuestra vida que nos hacen infelices… aun
cuando la mayoría de los buenos propósitos para el año nuevo no duran más
de tres semanas.
¿Qué pasaría si pudieras preguntarle a Dios qué es lo que Él quiere que
cambies, mejores o comiences a hacer este año? Podría ser que Él te dijera
que:
muestres más del fruto del Espíritu en tu vida, el cual es «amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza» (Gálatas
5:22-23);
ames a tus enemigos, bendigas a los que te maldicen, hagas bien a los que te
aborrecen, y ores por los que te persiguen (Mateo 5:44);
vayas por todo el mundo y prediques el evangelio a toda criatura (Marcos
16:15);
estés «contenta con lo que tienes ahora (Hebreos 13:5);
Como creyentes y nueva creación, podemos ser libres de los antiguos
patrones y fracasos. Debemos pedirle a Dios que nos ayude a vivir cada día
en el poder del Espíritu Santo. Entonces, podemos desechar lo viejo y
adoptar lo nuevo (2 Corintios 5:17). Cindy
3 de enero
Sin apetito
Nehemías 8:1-12
Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para
que por ella crezcáis para salvación.
—1 Pedro 2:2
Cuando los israelitas volvieron después de 45 años de exilio en la lejana
Babilonia, su apetito espiritual estaba debilitado (Nehemías 8:1-12) . Se
habían alejado de Dios y sus caminos. Para que el pueblo recuperara la
salud espiritual, Nehemías organizó un seminario bíblico, y Esdras fue
el maestro.
Esdras leyó del libro de la ley de Moisés desde el amanecer hasta el
mediodía, para alimentar al pueblo con la verdad de Dios (Nehemías 8:3), y
todos escucharon atentamente. Es más, su apetito por la Palabra de Dios se
despertó de tal manera que los jefes de familia, los sacerdotes y los levitas
se reunieron al día siguiente con Esdras para estudiar la ley de manera más
detallada, porque querían entenderla mejor (v. 13).
Cuando nos sentimos separadas de Dios o espiritualmente débiles, podemos
hallar alimento espiritual en su Palabra. «Desead, como niños recién
nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para
salvación» (1 Pedro 2:2). Pídele al Señor que renueve tu deseo de tener
comunión con Él, y empieza a alimentar tu corazón, alma y mente en su
Palabra. Poh Fang
4 de enero
La esperanza nozomi
2 Corintios 4:7-18
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del
poder sea de Dios…
—2 Corintios 4:7
En 2011, un terrible terremoto y el sunami resultante destruyeron 230.000
hogares y cerca de 19.000 vidas en una región al noreste de Tokio. Luego
del desastre, nació The Nozomi Project [El proyecto nozomi ], llamado así
por la palabra japonesa para «esperanza», a fin de brindar un ingreso
sostenible, y recuperar la comunidad, la dignidad y la esperanza en un Dios
que provee.
Las mujeres de este proyectobuscan entre las ruinas para descubrir
fragmentos de vajilla, los cuales lijan y engarzan para crear joyas, las cuales
se venden en todo el mundo. Esto brinda sustento a estas mujeres y
comparte símbolos de su fe en Cristo.
En la época del Nuevo Testamento, se acostumbraba esconder objetos de
valor en el insólito contenedor de una simple vasija de arcilla. Pablo
describe cómo el tesoro del evangelio está contenido en la fragilidad
humana de los seguidores de Cristo: vasos de barro (2 Corintios 4:7). Esto
sugiere que las vasijas débiles —incluso rotas— que son nuestras vidas
pueden revelar el poder de Dios al contrastarlo con nuestras imperfecciones.
Cuando Dios habita en las piezas imperfectas y rotas de nuestras vidas, la
esperanza sanadora de su poder suele hacerse más visible. Su obra
reparadora en nuestro corazón no esconde nuestras imperfecciones, pero
quizá esas marcas hacen que los demás puedan ver el carácter de Dios.
Elisa
5 de enero
Tiempo a solas con Dios
Mateo 14:13-23
… [Jesús] subió al monte a orar aparte…
—Mateo 14:23
Casi una docena de niños hablaban y jugaban. Con tanta actividad, empezó
a hacer calor en la habitación, y abrí la puerta. Un muchachito consideró
que esa era su oportunidad de escaparse. Cuando estaba por alcanzarlo, no
me sorprendió que estuviera yendo derecho hacia los brazos de su papá.
Este niño hizo lo que todos necesitamos hacer cuando la vida se vuelve
ardua y angustiosa: se escabulló para estar con su padre. Jesús buscaba
oportunidades para pasar tiempo en oración con su Padre celestial. Podría
decirse que esta era la manera en que soportaba las demandas que
consumían su energía humana. Una vez, fue a un lugar solitario cuando lo
seguía una multitud. Al ver sus necesidades, los sanó y les dio de comer.
Sin embargo, después de eso, «subió al monte a orar aparte» (Mateo 14:23).
Aunque Jesús ayudó muchas veces a una gran cantidad de personas, no
permitió que esto lo agotara ni lo apresurara, sino que alimentaba su
comunión con Dios por medio de la oración. ¿Y tú? ¿Dedicarás tiempo a
estar a solas con Dios para experimentar la fortaleza y la satisfacción que
solo Él ofrece? Jennifer
6 de enero
Motivadas por Dios
1 Reyes 8:54-63
Incline nuestro corazón hacia él, para que andemos en todos sus caminos…
—1 Reyes 8:58
Hace unos meses, recibí un email donde me invitaban a unirme a una
comunidad de «personas motivadas». Busqué la palabra «motivado», y
descubrí que se refiere a alguien determinado a triunfar y a trabajar duro
para lograrlo.
¿Es bueno ser una persona motivada? Hay una prueba que nunca falla:
«hacedlo todo para la gloria de Dios» (1 Corintios 10:31). Piensa en lo que
sucedió después del diluvio de la época de Noé. Algunas personas
decidieron construir una torre para hacerse famosas y evitar ser esparcidas
por el mundo (Génesis 11:4). Su motivación era incorrecta.
En cambio, cuando el rey Salomón dedicó el arca del pacto y el templo
recientemente edificado, declaró: «he edificado la casa al nombre del
Señor» (1 Reyes 8:20). Después, oró: «Incline nuestro corazón hacia él,
para que andemos en todos sus caminos, y guardemos sus mandamientos»
(v. 58). Salomón estaba motivado por Dios.
Que sea «perfecto [nuestro] corazón para con el Señor nuestro Dios,
andando en sus estatutos y guardando sus mandamientos» (v. 61). Entonces,
seremos la clase de mujeres con una motivación correcta. Keila
7 de enero
El Rey pudo hacerlo
Mateo 19:16-26
… para Dios todo es posible.
—Mateo 19:26
De niña, tenía un libro preferido de versos infantiles. Recuerdo en particular
a Humpty Dumpty, al que me imaginaba como una criatura grande, con
cuerpo en forma de huevo, cara pintada y brazos y piernas delgados,
balanceándose alegremente sobre un muro. Entonces, se cayó y se rompió
en incontables pedazos. De niña, sentía lo desesperanzado de la situación
siempre que leía que «no pudieron componer a Humpty Dumpty otra vez».
He conocido a Cristo como Salvador y Señor desde la niñez. He
experimentado su poder y sus manos tiernas restaurando las piezas rotas de
mi vida y de las vidas de otros. He sentido el gozo de ver a muchos mal
llamados «desesperanzados adictos a las drogas» hechos nuevas personas
en Cristo. Como resultado, le he agregado una línea a los versos de Humpty
Dumpty: «Lo que los caballos y los hombres del rey no pudieron hacer, el
Rey pudo hacerlo!».
¿Te sientes destrozada y quebrantada hoy, o está así alguien que amas?
Recuerda, no hay nadie irremediable ni por encima del auxilio salvador de
Dios. Jesús dijo: «Para Dios todo es posible» (Mateo 19:26).
Cuando las piezas rotas de la vida parecen irreparables, no desistas.
Tenemos un Rey que puede volver a componer a toda persona. Joanie
8 de enero
Pasión desatada
Hechos 9:1-9
… prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por
Cristo Jesús.
—Filipenses 3:12
Emmett J. Scanlan, el actor que hizo de Saulo en la serie de televisión A.D.
The Bible Continues [d.C., La Biblia continúa], representó los esfuerzos de
Saulo por eliminar a los creyentes en Jesús de una manera que me hizo
estremecer. ¡Me costaba entender que este hombre se transformaría en el
amado apóstol Pablo!
Sin embargo, cuando Saulo se encontró con Jesús mientras iba a Damasco,
todo cambió. Y apenas le fue restaurada la vista y se confirmó su llamado,
Pablo, con su nuevo nombre, volvió a zambullirse con pasión en su tarea.
Solo que, esta vez, estaba a favor de Jesús en lugar de en su contra (Hechos
9:21).
Pablo era un hombre de convicción y de pasión irrefrenable. Hoy, personas
de todo el mundo leen sus cartas para hallar guía e instrucción en la fe
cristiana. Su pasión sigue haciendo eco a través de las edades (Filipenses
3:12).
¿Cómo sería el mundo si viviéramos para Dios con pasión, convicción y
celo? El mundo aguarda la respuesta: «Porque el anhelo ardiente de la
creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios» (Romanos
8:19).
Que al igual que con Pablo, ¡la pasión por Dios fluya de nosotras mientras
la creación se regocija en la revelación de la maravillosa obra de Dios!
Remi
9 de enero
No se olvida de mí
Salmo 13
Nuestra alma espera al Señor; nuestra ayuda y nuestro escudo es él.
—Salmo 33:20
Esperar resulta siempre difícil; pero cuando pasan días, semanas y meses
sin que nuestras oraciones parezcan tener respuesta, es fácil creer que Dios
se ha olvidado de nosotros. Las preocupaciones parecen inmensas, y las
horas de oscuridad, interminables. El agotamiento hace que parezca
imposible enfrentar el nuevo día.
El salmista se angustiaba con la espera (Salmo 13:1). Se sentía abandonado,
como si sus enemigos estuvieran triunfando (v. 2). Es fácil desanimarse
cuando esperamos que Dios resuelva una situación difícil o responda una
oración repetida varias veces.
Satanás susurra que el Señor nos ha abandonado y que nada cambiará. Tal
vez seamos tentadas a caer en la desesperación. ¿Para qué molestarnos en
leer la Biblia u orar? ¿Para qué esforzarnos para adorar junto con otros
creyentes en Cristo? Sin embargo, en la espera es cuando más necesitamos
nuestros salvavidas espirituales, ya que estos nos mantienen aferradas al
amor de Dios y nos vuelven sensibles a su Espíritu.
El salmista tenía un remedio: se centraba en todo lo que sabía sobre el amor
de Dios, evocaba las bendiciones del pasado y alababa deliberadamente al
Señor, quien no se olvidaría de él. Nosotras podemos hacer lo mismo
porque nunca somos olvidadas. Marion
10 de enero
Mezcla de fe y duda
Salmo 42
¿Por qué te abates, alma mía…? Espera en Dios, pues he de alabarle otra
vez…
—Salmo 42:11
Cuando mi buena amiga Sharon murió en un accidente automovilístico, se
me destrozó el corazón. Me da vergüenza admitirlo, pero cuando las
circunstancias de la vida duelen tanto, mi fe a menudo se mezcla con la
duda. Cuando Sharon murió, clamé a Dios con estas preguntas:
Señor, la verdad no te entiendo. ¿Por qué has permitido esta muerte? [El]
entendimiento [del Señor] es inescrutable» (Isaías 40:28). «Porque mis
pensamientosno son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis
caminos, dice el Señor» (Isaías 55:8).
Señor, no te puedo comprender. Me pregunto si has dado la espalda al
mundo. «Sentado está Dios en su santo trono» (Salmo 47:8) y «domina con
su poder para siempre» (Salmo 66:7).
Señor, sé que estás gobernando este mundo, pero ¿no te importa el dolor?
¿Te has olvidado de ser bueno? Yo soy «bueno y perdonador, abundante en
misericordia para con todos los que [me] invocan» (Salmo 86:5).
Sí, Señor, has sido bueno conmigo en incontables maneras, incluso cuando
escuchas mis dudas y preguntas sobre ti.
Puede que las respuestas que Dios nos da en su Palabra no alejen nuestra
tristeza, pero siempre podemos descansar en la verdad de que Él es sabio,
soberano y bueno. Anne
11 de enero
Alguien en quien confiar
Proverbios 20:6
… un hombre digno de confianza, ¿quién lo hallará?
—Proverbios 20:6 (
lbla
)
«N o puedo confiar en nadie —sollozó mi amiga—. Cada vez que lo hago,
me lastiman». Su historia me hizo enojar. Un exnovio, en el cual pensaba
que podía confiar, había empezado a esparcir rumores sobre ella cuando se
alejaron. Como le costaba confiar después de una infancia dolorosa, esta
traición pareció confirmar que no se puede confiar en nadie.
Su historia me dolió y me recordó momentos de traición inesperados en mi
propia vida. La Escritura habla con franqueza sobre la naturaleza humana.
En Proverbios 20:6, el autor expresa el mismo lamento que mi amiga,
dejando constancia para siempre del dolor de la traición.
Lo que sí pude decirle es que la crueldad de los demás es tan solo parte de
la historia. Aunque las heridas que nos infligen son reales y dolorosas, a
través de Jesús, el amor genuino es posible. En Juan 13:35, Jesús les dijo a
sus discípulos que el mundo sabría que eran sus seguidores debido al amor
que ellos demostraran. Aunque algunos quizá nos lastimen, también habrá
personas que nos muestren el amor del Señor, nos apoyen de forma
incondicional y nos cuiden. Al descansar en su amor infalible, podemos
hallar sanidad, comunión y valor para amar a otros como Él nos amó.
Monica
12 de enero
Compasión completa
2 Corintios 1:3-7
[Dios] nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos
también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación…
—2 Corintios 1:4
Después de una época tumultuosa en su vida, Bethany Haley Williams
luchaba con la vergüenza y la desolación. La travesía fue difícil, pero a
través de Jesús, experimentó una sanidad que transformó su vida.
Impulsada por la gracia y la misericordia que había recibido, Bethany fundó
Exile International, una organización sin fines de lucro que implementa
terapia artística-expresiva y cuidado rehabilitador a largo plazo para
restaurar y fortalecer a los niños afectados por la guerra en África. Respecto
a sus esfuerzos, Bethany dijo: «Cuando tu mayor dolor se transforma en tu
mayor ministerio, la gracia completa el ciclo».
Hoy, Bethany dedica su vida a poner en práctica las palabras de 2 Corintios
1:3-4. Después de recibir el consuelo de Dios, ahora puede darles a otros
«el mismo consuelo que Dios [le] ha dado a [ella]» (v. 4 NTV).
Dios conoce nuestros sufrimientos y desgracias, y nos acompaña en el
dolor. Él es misericordioso, amoroso y está atento a nuestras necesidades; y
puede usar cualquier experiencia para levantar y ayudar a otros que lo
necesiten.
No importa lo que hayamos hecho o lo que estemos enfrentando, Dios está
allí para prodigarnos su compasión y su amor… regalos que podemos
compartir con los demás. Roxanne
13 de enero
Sin público
Mateo 6:1-7
Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos
de ellos…
—Mateo 6:1
Según una leyenda, una noche de invierno, el programa anunciaba que el
compositor Juan Sebastián Bach interpretaría una obra nueva escrita por él.
Llegó a la iglesia pensando que estaría repleta, pero se enteró de que no
había ido nadie. Sin dudar un instante, Bach les dijo a sus músicos que
harían la presentación tal como lo habían planeado. Todos se ubicaron en
sus lugares, Bach tomó la batuta, y de inmediato, la magnífica música llenó
todo el edificio.
Esta historia me hizo reflexionar: ¿Escribiría yo si Dios fuera mi único
público? ¿En qué cambiarían mis escritos?
Cuando escribo artículos devocionales, trato de mantener en mente a los
lectores porque deseo expresar algo que ellos quieran leer y que los ayude
en su sendero espiritual.
Dudo que David, el «escritor de devocionales» cuyos salmos leemos en
busca de consuelo y aliento, tuviera en mente a los «lectores». Al único al
que apuntaba era a Dios.
Ya sea que nuestras «justicias», mencionadas en Mateo 6, sean obras de arte
o acciones serviciales, debemos mantenernos enfocadas en que son algo
entre nosotras y Dios. No importa si los demás las ven o no. Él es nuestro
público. Julie
14 de enero
Anillos y gracia
Hebreos 8:6-13
… nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.
—Hebreos 8:12
Cuando me miro las manos, recuerdo que perdí mis anillos de compromiso
y de boda. Estaba haciendo varias cosas mientras empacaba para un viaje, y
todavía no tengo idea de dónde terminaron.
Me aterraba contarle mi error a mi esposo, porque me preocupaba cómo lo
afectaría la noticia. Sin embargo, respondió con más compasión e interés
por mí que preocupación por los anillos. No obstante, ¡a veces, todavía
quiero hacer algo para ganarme su favor! Él, por el contrario, no me lo echa
en cara.
Muchas veces, recordamos nuestros pecados y sentimos que tenemos que
hacer algo para ganarnos el perdón de Dios. Pero el Señor dijo que es por
gracia, y no obras, que somos salvas (Efesios 2:8-9). Tenemos un Dios que
perdona y no recuerda más el mal que hicimos.
Tal vez nos dé tristeza nuestro pasado, pero tenemos que confiar en su
promesa y creer que su gracia y su perdón son reales a través de la fe en
Jesucristo. Esta noticia debe llevarnos a la gratitud y la seguridad que son
resultados de la fe. Cuando Dios perdona, olvida. Keila
15 de enero
Preparativos
Juan 14:1-6
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí
mismo…
—Juan 14:3
Mientras veíamos el cuerpo de mi suegro en su ataúd en la funeraria, uno de
sus hijos puso el martillo de su padre al lado de sus manos. Años después,
cuando murió mi suegra, uno de sus hijos deslizó un par de agujas de tejer
entre sus dedos. Esos tiernos gestos nos reconfortaron, al recordar la
frecuencia con que ellos habían usado esos elementos durante sus vidas.
Sabíamos, por supuesto, que no iban a necesitar esas cosas en la eternidad.
¡No podemos llevarnos nada! (Salmo 49:16-17; 1 Timoteo 6:7).
Sin embargo, mis suegros sí habían necesitado cierta preparación para la
eternidad, que llegó años antes cuando confiaron en Jesús como su
Salvador. Los preparativos para la vida futura no pueden comenzar cuando
morimos. Cada persona debe preparar su corazón, aceptando el regalo de la
salvación que se hizo posible por el sacrificio de Jesús en la cruz.
Dios también ha hecho preparativos: «Vendré otra vez, y os tomaré a mí
mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis» (Juan 14:3). El
Señor ha prometido prepararnos un lugar para que vivamos eternamente
con Él.
¿Has hecho preparativos para Él? Cindy
16 de enero
Destruir lo que divide
Josué 7:1-12
… No seguiré más con ustedes a menos que destruyan esas cosas […]
destinadas para ser destruidas. —Josué 7:12 (NTV)
Se aproximaba una fecha de entrega, y una discusión que había tenido con
mi esposo me daba vueltas por la cabeza. Me quedé mirando el cursor
parpadeante, mientras pensaba: Él también estuvo equivocado, Señor.
Cuando la pantalla de la computadora se apagó, vi mi reflejo enfadado. Mis
errores sin reconocer entorpecían mi trabajo y dañaban mi relación con mi
esposo y con Dios. Tomé el teléfono, me tragué el orgullo y pedí perdón.
Saboreando la paz de la reconciliación, le di gracias a Dios y terminé mi
artículo a tiempo.
Los israelitas experimentaron el dolor del pecadopersonal y el gozo de la
restauración. Josué les advirtió que no se enriquecieran en la batalla por
Jericó (Josué 6:18), pero Acán robó y escondió en su tienda algunas cosas
del botín (7:1). Solo después de que su pecado fue descubierto y juzgado
(vv. 4-12), la nación pudo reconciliarse con Dios.
Como Acán, no siempre pensamos que «guardar pecado en nuestra tienda»
aleja nuestro corazón de Dios y afecta a quienes nos rodean. Reconocer a
Jesús como Señor, admitir nuestro pecado y pedir perdón proporcionan el
cimiento para relaciones saludables con Dios y los demás. Al someternos a
diario a nuestro amoroso Creador, podemos servirlo y disfrutar de su
presencia… juntos. Xochitl
17 de enero
Una vida coherente
Job 40:1-14
¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?…
—Job 38:4
Cuando preparo mi casa para algún evento especial, me desanimo porque
creo que mis invitados no se dan cuenta de que limpio; solo notan cuando
ven algo sucio. Esto me trae a la mente una pregunta filosófica y espiritual
más importante: ¿Por qué los humanos ven con más facilidad lo que está
mal que lo que está bien?
Pero luego, me doy cuenta de que actúo igual con Dios. Suelo concentrarme
en lo que no ha hecho, en lo que no tengo y en las situaciones que todavía
están sin resolver.
El libro de Job me recuerda que al Señor no le gusta esto, al igual que a mí.
Después de años de prosperidad, Job sufrió una serie de desastres. De
repente, estas cosas se transformaron en el centro de su vida y sus
conversaciones. Por último, Dios intervino y le hizo a Job varias preguntas
difíciles, recordándole su soberanía y todo lo que aquel patriarca no sabía ni
había visto (Job 38–40).
Cuando empezamos a concentrarnos en lo negativo, procuremos detenernos
a considerar la vida de Job, y notar las maravillas que Dios ha hecho y sigue
haciendo. Julie
18 de enero
Amor sin fronteras
3 Juan 1-11
Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los
hermanos, especialmente a los desconocidos.
—3 Juan 5
La primera vez que experimenté la belleza del cuerpo global de Cristo fue
cuando viajé de Sudáfrica a Malasia como maestra. En aquel país, con sus
diversas religiones y creencias culturales, descubrí un hogar espiritual lejos
de mi hogar. Desde que entré a la pequeña iglesia al final del camino, me
recibieron con calidez y me trataron como parte de la familia. A miles de
kilómetros del lugar donde crecí, conocí personas con el mismo espíritu y el
mismo amor por Jesús.
Dios le da gran valor a nuestro trato favorable hacia los creyentes que no
están en nuestra iglesia local, y eso nos lleva a Gayo, en 3 Juan. Juan lo
felicitó por su fidelidad a la verdad del evangelio, expresada mediante su
cuidado generoso y su recibimiento a los maestros itinerantes (vv. 3-6) que
iban de una ciudad a otra enseñando el evangelio (vv. 7-8).
No hay nada como viajar a una ciudad o país distinto y encontrarse con otro
creyente en Jesús. Dios anhela que nos concentremos en Él y nos recibamos
unos a otros con alegría. ¡Esto es el amor sin fronteras! Ruth
19 de enero
Círculos de oración
Lucas 18:9-14
Cualquiera que se enaltece, será humillado.
—Lucas 18:14
Las niñas de sexto grado hicieron un círculo y oraron unas por otras en el
grupo de estudio bíblico. «Padre que estás en el cielo —oró Ana—, por
favor, ayuda a Antonia que no esté tan loca por los muchachos». Antonia
añadió con una risita: «Y ayuda a Ana a que deje de actuar tan mal en la
escuela y que no moleste a otros niños». Luego, Talía oró: «Señor, ayuda a
Antonia a escuchar a su mamá en vez de responderle mal siempre».
Aunque las peticiones eran reales, las niñas parecían disfrutar molestando a
sus amigas, señalando sus errores delante de los demás en vez de
preocuparse por su necesidad de la ayuda de Dios. La líder del grupo les
recordó sobre la seriedad de hablar con el Dios todopoderoso y la
importancia de evaluar sus propios corazones.
Si usamos la oración para señalar las faltas de los demás mientras
ignoramos las nuestras, somos como el fariseo en la parábola de Jesús, que
oró: «Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones,
injustos, adúlteros, ni aun como este publicano» (Lucas 18:11). En cambio,
debemos ser como el hombre que le pidió a Dios que tuviera misericordia
de él, «un pecador» (v. 13).
La forma más elevada de oración proviene de las profundidades de un
corazón humilde. Anne
20 de enero
Tu lugar seguro
Proverbios 18:10-11
El nombre del Señor es torre fuerte, a ella corre el justo y está a salvo.
—Proverbios 18:10 (LBLA)
Mi hija y yo estábamos preparándonos para ir a una reunión familiar. Como
ella estaba nerviosa por el viaje, me ofrecí para conducir. «Está bien. Pero
me siento más segura en mi auto. ¿Puedes conducirlo?», preguntó. Supuse
que prefería su vehículo porque era más grande que el mío, así que
respondí: «¿El mío es demasiado chico?», a lo que contestó: «No, es que mi
auto es mi “lugar seguro”; y no sé por qué me siento protegida».
Su comentario me desafió a considerar cuál era mi «lugar seguro». De
inmediato, pensé en Proverbios 18:10: «El nombre del Señor es torre fuerte,
a ella corre el justo y está a salvo» (LBLA). En la época del Antiguo
Testamento, los muros y la torre de una ciudad advertían sobre los peligros
de afuera, y protegían a sus ciudadanos adentro. La idea del escritor es que
el nombre de Dios, que refleja su carácter, su esencia y todo lo que Él es,
brinda verdadera protección a sus hijos.
¿Cuál es tu «lugar seguro»? Cada vez que busquemos protección, la
presencia de Dios con nosotras es ese lugar que da la fortaleza y la
seguridad que necesitamos. Elisa
21 de enero
Fe verdadera
Hebreos 11:6, 24-29
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se
acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
—Hebreos 11:6
En el internado en Nigeria, donde yo asistía, los alumnos más grandes
dirigían a los más jóvenes. Una vez, perdí un tazón que le pertenecía a un
alumno mayor bastante malhumorado. Recibí un ultimátum para encontrar
y devolver el tazón la mañana siguiente, así que me fui a dormir llena de
miedo. Le pedí a Dios que me ayudara, antes de sumirme en un sueño
inquieto. ¡Imagina mi asombro al día siguiente cuando el tazón apareció
misteriosamente en el casillero del alumno!
Los israelitas experimentaron un asombro mucho mayor cuando Dios
dividió el Mar Rojo para que ellos cruzaran, antes de vencer al ejército de
Faraón con esas mismas aguas (Éxodo 14:15-28; Hebreos 11:29). Sin
embargo, al poco tiempo, se quejaban del agua amarga (Éxodo 15:24), y
más adelante, adoraron un becerro de oro en lugar de a Dios (Éxodo 32:4).
La verdadera fe puede aumentar con las experiencias en la cima del monte.
Pero la fe que agrada a Dios no se apoya en cosas visibles (Hebreos 11:1).
La verdadera fe nos ayuda a confiar en Él sin importar lo que suceda. Remi
22 de enero
Una fragancia misteriosa
2 Corintios 2:12–3:6
Porque para Dios somos grato olor de Cristo…
—2 Corintios 2:15
La mayoría de nosotras conoce a alguien —tal vez un pariente o amigo—
que se distingue por un perfume en particular. Aun sin ver a esa persona,
sabemos si está cerca. Sin decir palabras, su fragancia nos da la bienvenida
a su compañía.
Todo cristiano debería ser conocido también por llevar un perfume en
particular: la fragancia de Cristo. Pero esta fragancia no se puede comprar
donde venden cosméticos. Ni siquiera se puede embotellar y vender en la
iglesia. Este misterioso perfume surge única y exclusivamente de nuestra
íntima relación con Cristo, y emana por el aire una influencia sutil pero
notoria hacia los demás.
Alguien dijo de un cristiano en su pequeña ciudad: «Ese hombre nunca
cruza por mi camino sin que yo mejore en algo por ello». Otro comentó
sobre él: «Solamente tienes que estrechar su mano para saber que está lleno
de Dios». Lo más probable es que este admirado creyente haya dado un
testimonio verbal en algún momento. Pero sin el aroma de Cristo, su
testimonio nohabría sido eficaz.
El apóstol Pablo preguntó: «Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?» (2
Corintios 2:16). La respuesta es llana: nuestra fragancia, toda nuestra
suficiencia, viene de Cristo solamente, no de nosotros. ¿Qué perfume te vas
a poner hoy? Joanie
23 de enero
Limpieza en el pasillo 9
Efesios 4:11-32
… de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí […] recibe su
crecimiento para ir edificándose en amor.
—Efesios 4:16
Con el corazón apesadumbrado, me sentí tentada a interrumpir la
conversación. Aunque no había escuchado toda la ácida discusión, capté lo
suficiente como para entender que los cuatro compradores estaban
profundamente insatisfechos con personas de su iglesia local. No los
conocía, pero me dolía esta carnicería verbal del cuerpo de Cristo en un
pasillo público de una tienda.
Destruir verbalmente a alguien que fue creado a imagen de Dios no solo es
incoherente con el carácter de Cristo, sino que entristece al Espíritu Santo
(Efesios 4:30). Las palabras que les decimos a los demás son una ventana
directa a nuestro corazón (vv. 15, 29; Lucas 6:45).
La marca distintiva de la transformación que Jesús produce en nosotras es
la forma en que abordamos las diferencias dentro del cuerpo. Pablo nos
insta a quitar de nosotras «toda amargura, enojo [e] ira» (Efesios 4:31).
Debemos ser un pueblo singular que valore y respete a sus miembros,
mientras decimos «la verdad en amor» (v. 15). A medida que nos
sometamos al Espíritu Santo, las palabras que honran a Cristo fluirán de
nuestro corazón y nuestra boca. Regina
24 de enero
¿Hasta cuándo, Dios?
Habacuc 1:1-4
¿Hasta cuándo, oh Señor, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de
la violencia, y no salvarás?
—Habacuc 1:2
Hace un tiempo, estaba segura de que Dios nos estaba llevando a mi esposo
y a mí en cierta dirección. Estábamos animados y emocionados porque lo
que nunca habíamos soñado se estaba materializando ante nuestros ojos.
Mientras empapábamos el proceso de oración, Dios parecía honrar nuestras
peticiones. Hasta el último momento. Entonces, se nos cerró la puerta en la
cara. Nos quedamos pasmados.
¿Por qué nos harías esto, Dios? ¿Para qué traernos hasta aquí? Nos
sentíamos como el profeta Habacuc, quien se quejó al Señor: «¿Hasta
cuándo, oh Señor, clamaré, y no oirás?» (Habacuc 1:2). Al igual que con
las dos «quejas» de Habacuc —en los capítulos 1 y 2—, para nosotros fue
bueno ser sinceros con Dios. Él conocía nuestras preguntas y nuestras
quejas.
A pesar de sus preguntas, Habacuc pudo declarar: «Con todo, yo me
alegraré en el Señor […]. El Señor es mi fortaleza» (Habacuc 3:18-19).
Dios sigue siendo bueno, incluso cuando las circunstancias no lo son.
Marlena
25 de enero
Extranjeros
Hebreos 11:8-16
Porque esperaba la ciudad […] cuyo arquitecto y constructor es Dios.
—Hebreos 11:10
Para estar segura, señalé en mi mapa dónde había estacionado la bicicleta.
Como la orientación no es mi fuerte, sabía que podía perderme fácilmente
en este laberinto de caminos con edificios históricos.
La vida tendría que haber sido idílica, ya que acababa de casarme con un
inglés y me había mudado a su país. Sin embargo, me sentía perdida.
Mientras estaba callada, era una de ellos, pero en cuanto hablaba, sentía que
me consideraban una turista norteamericana. Todavía no sabía bien cómo
actuar, y pronto me di cuenta de que armonizar la vida entre dos pueblos
testarudos sería más difícil de lo que pensaba.
Me identifiqué con Abraham, quien dejó todo lo que conocía para obedecer
el llamado de Dios a vivir como extranjero en otra tierra (Génesis 12:1).
Enfrentó los desafíos de una cultura diferente confiando en Dios; y unos
dos mil años después, el escritor de Hebreos lo denominó héroe (Hebreos
11:9). Como los demás hombres y mujeres mencionados allí, Abraham
vivió por fe, esperando con ansias lo prometido y aguardando su hogar
celestial.
Como seguidoras de Cristo, somos extranjeras en esta tierra. Por fe,
seguimos adelante, sabiendo que Él nos guiará, que nunca nos abandonará y
que nos llevará al hogar celestial. Él nunca nos dejará ni nos abandonará.
Por fe, anhelamos nuestro hogar. Amy
26 de enero
¿Quién ocupa el centro?
Salmo 33:6-19
El consejo del Señor permanecerá para siempre; los pensamientos de su
corazón por todas las generaciones.
—Salmo 33:11
Hace poco, experimenté lo que, para mí, fue un «momento copernicano»:
yo no soy el centro del universo; el mundo no gira alrededor de mí; no se
mueve a mi paso, en mis términos ni según mis preferencias.
Aunque desearíamos que fuera distinto, la vida no se trata de nosotras
solamente: todo gira alrededor del Señor. En el Salmo 33, leemos que toda
la naturaleza depende de Él y está bajo su control (vv. 6-9). Le asigna
límites al mar y encierra el océano en grandes depósitos. Todo opera según
las leyes que Dios ha establecido.
Del mismo modo, toda la humanidad gira alrededor del Señor (vv. 13-19).
Él ve a toda la raza humana. Hizo nuestro corazón y entiende todo lo que
hacemos, y tiene poder para intervenir en nuestra vida y librarnos de
situaciones fuera de control.
Nuestra vida fue creada para centrarse en Dios, no en nosotras mismas.
¡Qué agradecidas podemos estar de servir a un Dios tan poderoso! Todo
aspecto de nuestra existencia está bajo su control. Poh Fang
27 de enero
Sigue las instrucciones
Salmo 119:129-136
La exposición de tus palabras imparte luz; da entendimiento a los sencillos.
—Salmo 119:130
Después de que una mujer entabló una demanda a un restaurante de
comidas rápidas por haberse quemado con un café, las compañías
comenzaron a cambiar sus manuales y etiquetas de advertencia. Fíjate en
las siguientes instrucciones:
En una comida congelada: Descongelar antes de comer.
En una plancha: ¡Cuidado! No planche la ropa sobre su cuerpo.
En un frasco de mantequilla de cacahuate: Puede contener cacahuates.
Si algunas personas necesitan estas obvias directrices en los artículos para
el hogar, imagínate cuánto más necesitamos la guía de Dios. El Salmo 119
habla de la importancia de su manual de instrucciones: la Biblia. En las
páginas de las Escrituras encontramos lo que Dios quiere que creamos,
seamos y hagamos.
«Cree en el Señor Jesús, y serás salvo…» (Hechos 16:31).
«Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos
a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo» (Efesios 4:32).
Pídele al Señor que te enseñe sus estatutos y dirija tus pasos según su
Palabra (Salmo 119:133, 135). Luego, léela con frecuencia y sigue las
instrucciones. Anne
28 de enero
Te presento a Shrek
Ezequiel 34:11-16
… yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré.
—Ezequiel 34:11
Shrek era una oveja desertora. Se alejó de su rebaño y estuvo perdida
durante seis años. La persona que la encontró viviendo en una cueva en un
lugar alto y escarpado de Nueva Zelanda no se dio cuenta de que era una
oveja. «Parecía una especie de bestia bíblica», declaró. En cierto modo, lo
era. Shrek era un cuadro de lo que les sucede a las ovejas que se separan de
su pastor.
Tuvieron que bajarla de la montaña, porque tenía la lana tan larga y pesada
(27 kilos) que no podía caminar sin ayuda. Para aliviarla del peso de su
rebeldía, la colgaron cabeza abajo, para que se quedara quieta y no se
lastimara cuando el esquilador le cortaba el pesado vellón.
La historia de Shrek ilustra la metáfora que utilizó Jesús cuando se
autodenominó el buen Pastor (Juan 10:11), y cuando Dios se refirió a su
pueblo como sus ovejas (Ezequiel 34:31). Tal como Shrek, no tomamos
buenas decisiones cuando lo hacemos a solas, y el peso de las
consecuencias nos aplasta (Ezequiel 33:10). Para aliviar ese peso, tal vez
tengamos que caer de espaldas durante un tiempo. Y cuando terminamos en
esa posición, es bueno permanecer quietas y confiar en que el buen Pastor
hará su obra sin lastimarnos. Julie
29 de enero
Dejar cosas
Juan 4:9-14, 27-29
… la mujer dejó su cántaro, […] y dijo […]: Venid, ved a un hombre que
me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No seráéste el Cristo?
—Juan 4:28-29
Durante poco más de un año, después de que nuestro hijo adolescente
obtuvo su licencia de conducir y comenzó a llevar billetera, recibimos
varias llamadas de personas que la habían encontrado en distintos lugares.
Le advertimos que fuera más cuidadoso y que no la dejara en cualquier
lado.
De todos modos, dejar cosas no es siempre algo malo. En Juan 4, leemos
sobre una mujer que había ido a buscar agua a un pozo. Sin embargo, ese
día, después de encontrarse con Jesús, cambió inmediatamente de objetivo.
Dejó el cántaro de agua y regresó a la ciudad rápidamente para contarles a
otros lo que el Señor le había dicho (vv. 28-29). Aun su necesidad física de
agua perdió sentido frente a la oportunidad de hablarles a otros sobre el
Hombre a quien acababa de conocer.
Pedro y Andrés hicieron algo parecido cuando Jesús los llamó: dejaron sus
redes de pesca (que eran su medio de ganarse la vida) y siguieron al Señor
(Mateo 4:18-20).
Nuestra nueva vida, siguiendo a Jesucristo, tal vez implique dejar algunas
cosas, incluso aquellas que brindan satisfacción durante algún tiempo.
Aquello que anteriormente deseábamos no puede compararse con la vida y
el «agua viva» que ofrece Cristo. Cindy
30 de enero
Una alternativa al enojo
Proverbios 20:1-15
Honra es del hombre dejar la contienda…
—Proverbios 20:3
Una mañana, en Perth, Australia, Fionn Mulholland descubrió que su auto
había desaparecido. Entonces, se dio cuenta de que por error, había
estacionado en una zona restringida y lo habían remolcado. Se sintió
frustrado —en especial, por la multa de 600 dólares—, pero decidió no
enojarse. En cambio, Mulholland escribió un poema cómico sobre la
situación y se lo leyó al empleado del corralón. Al hombre le gustó el
poema, y así se evitó una posible confrontación desagradable.
El libro de Proverbios enseña: «Honra es del hombre dejar la contienda»
(20:3). La contienda es esa fricción que hierve debajo de la superficie o que
explota entre personas que no se ponen de acuerdo.
Dios nos ha dado recursos para vivir en paz con los demás. Su Palabra nos
garantiza que podemos enojarnos sin pecar (Efesios 4:26). Su Espíritu nos
permite controlar las chispas de furia que nos llevan a atacar con nuestras
palabras y acciones a los que nos agreden. Y Dios nos ha dado su ejemplo
para imitar cuando nos provocan (1 Pedro 2:23). Hay alternativas al enojo
innecesario. Jennifer
31 de enero
Prueba por ti mismo
Salmo 34:1-8
Gustad, y ved que es bueno el Señor; dichoso el hombre que confía en él .
—Salmo 34:8
Una amiga publicó en su página de Facebook una receta para olla de
cocción lenta. El resultado parecía tentador, así que descargué la receta, con
la intención de usarla algún día. Poco después, otra amiga estaba buscando
una receta similar, así que le envié esa. Ella se la reenvió a varias amigas,
que también la compartieron.
Más adelante, me enteré de que la receta se había compartido por todas
partes, aunque nadie (ni siquiera la amiga que la había publicado
originalmente) había preparado el platillo. La recomendamos sin haberla
probado.
A veces, hacemos algo similar con temas de la fe. Aunque nuestras
motivaciones para «la necesaria edificación» de los demás (Efesios 4:29)
son buenas y bíblicas, a menudo, es más fácil contar historias sobre confiar
en Dios que ejercer fe en Él por nuestra cuenta.
Dios no quiere que simplemente hable de Él, quiere que lo experimente.
¡Que hoy podamos probar y ver que Dios es bueno! Roxanne
1 de febrero
De la tristeza al gozo
Juan 16:16-22
… lloraréis y lamentaréis, […] pero […] vuestra tristeza se convertirá en
gozo.
—Juan 16:20
El embarazo de Kelly empezó a complicarse, y después de un largo trabajo
de parto, los médicos decidieron hacerle una cesárea. Sin embargo, al
sostener en sus brazos a su bebé, Kelly olvidó pronto su dolor. El gozo
había desplazado la angustia.
La Escritura afirma: «La mujer cuando da a luz, tiene dolor […]; pero
después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el
gozo de que haya nacido un hombre en el mundo» (Juan 16:21). Jesús usó
esta ilustración con sus discípulos para enfatizar que aunque sufrirían
porque pronto Él los dejaría, ese dolor se transformaría en gozo cuando
volvieran a verlo (vv. 20-22).
Jesús se refería a su muerte y resurrección… y a lo que seguiría. Después de
su resurrección, pasó otros 40 días con los discípulos antes de ascender al
cielo. Sin embargo, no los dejaría sin consuelo. El Espíritu Santo los
llenaría de gozo (Juan 16:7-15; Hechos 13:52).
Aunque nunca hemos visto a Jesús cara a cara, como creyentes, tenemos la
seguridad de que un día, lo haremos. Ese día, la angustia que sufrimos en
esta tierra quedará en el olvido. Pero hasta entonces, el Señor no nos dejó
sin gozo… nos ha dado su Espíritu (Romanos 15:13; 1 Pedro 1:8-9). Alyson
2 de febrero
Una vida en tiendas
Génesis 12:4-9
Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda…
—Génesis 12:8
Como crecí en Minnesota, un lugar conocido por la gran cantidad de lagos
hermosos, me encantaba salir a acampar para disfrutar de las maravillas de
la creación de Dios. Pero dormir en una tienda endeble no era lo que más
me gustaba de la experiencia; en especial, cuando una noche lluviosa y una
tienda con goteras terminaban en una bolsa de dormir empapada.
Me maravilla pensar que uno de los héroes de la fe pasó cien años en
tiendas. A los 75 años, Abraham escuchó el llamado de Dios para que
dejara su tierra y el Señor lo convirtiera en una nueva nación (Génesis 12:1-
2). Abraham obedeció, y por el resto de su vida, hasta que murió a los 175
años (25:7), vivió en tiendas, lejos de su tierra natal.
Aunque amamos este planeta y servimos a quienes viven en él, quizá
anhelemos más profundamente lo que significa tener un hogar. Como
Abraham, cuando el viento sacuda nuestras cubiertas endebles o la lluvia
las empape, podemos mirar con fe a la ciudad por venir, aquella cuyo
«arquitecto y constructor es Dios» (Hebreos 11:10). Que podamos, como él,
tener la esperanza de que Dios está obrando para hacer nueva su creación,
una futura «patria mejor, esto es, celestial» (v. 16) . Amy
3 de febrero
Flores eternas
Isaías 40:1-8
Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro
permanece para siempre.
—Isaías 40:8
Cuando era pequeño, a mi hijo Xavier le gustaba traerme flores. Yo
atesoraba cada uno de esos regalitos, hasta que se marchitaban y tenía que
tirarlos.
Un día, me regaló un hermoso ramo de flores artificiales. Sonrió mientras
acomodaba las flores en un jarrón de vidrio, y me dijo: «¡Mira, mamá!
Durarán para siempre. Así es como te amo».
Desde entonces, mi niño creció y se transformó en un jovencito. Los pétalos
de seda se fueron desgastando, pero esas flores todavía me recuerdan su
afecto. Además, me traen a la mente algo que dura para siempre: el amor
ilimitado y eterno de Dios, revelado en su Palabra infalible y perdurable
(Isaías 40:8).
Mientras los israelitas sufrían prueba tras prueba, Isaías los consoló con
confianza en las palabras eternas de Dios (40:1). Proclamó que Él había
pagado la deuda del pecado de los israelitas (v. 2), asegurando así su
esperanza en el Mesías venidero (vv. 3-5). Ellos confiaron en el profeta
porque se concentraba en Dios, no en las circunstancias.
En un mundo lleno de incertidumbres y aflicción, las opiniones de los
hombres e incluso nuestros propios sentimientos siempre están cambiando y
son tan limitados como nuestra existencia (vv. 6-7). Aun así, podemos
confiar en el amor y el carácter inalterables de Dios, como aparecen
revelados en su Palabra firme y eternamente veraz. Xochitl
4 de febrero
El bien supremo
Filipenses 3:1-11
… estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento
de Cristo Jesús, mi Señor…
—Hechos 15:8
Mientras crecía en Jamaica, mis padres nos criaron a mi hermana y a mí
para que fuéramos «buenas personas». En casa, bueno significaba obedecer
a nuestros padres, decir la verdad,esforzarse en la escuela y el trabajo, y
asistir a la iglesia… al menos, en Pascua y Navidad. Supongo que esta
definición de ser una buena persona trasciende la cultura. Es más, el apóstol
Pablo, en Filipenses 3, usó la definición cultural de ser bueno para expresar
algo más grande.
Como Pablo era un judío devoto del primer siglo, seguía la ley moral al pie
de la letra. Había nacido en la familia «correcta», tenía la educación
«correcta» y practicaba la religión «correcta». Era un buen hombre hecho y
derecho, según la costumbre judía. En el versículo 4, Pablo escribe que
podía jactarse de su bondad si quería, pero les explicó a sus lectores que no
bastaba con ser bueno. Sabía que, aunque era bueno ser bueno, no era lo
mismo que agradar a Dios.
En los versículos 7-8, Pablo escribe que agradar a Dios supone conocer a
Jesús. Consideraba su propia bondad una «pérdida», al compararla con «la
excelencia del conocimiento de Cristo Jesús». Somos buenas (y agradamos
a Dios) cuando nuestra esperanza y nuestra fe están puestas solo en Cristo,
no en nuestra bondad. Karen
5 de febrero
Dulce compañía
Juan 14:15-26
El Espíritu de verdad […] mora con vosotros, y estará en vosotros.
—Juan 14:17
La abuela no hablaba con nadie ni pedía nada en la residencia de ancianos.
Parecía que apenas si existía, mientras se mecía en su vieja silla chirriante.
Como no tenía muchos visitantes, una joven enfermera solía ir hasta su
habitación cuando tenía un momento libre. No le hacía preguntas para
intentar que hablara; simplemente, acercaba otra silla y se mecía con ella.
Después de varios meses, la anciana le dijo: «Gracias por mecerte
conmigo». Estaba agradecida por la compañía.
Antes de regresar al cielo, Jesús prometió enviarles un compañero constante
a sus discípulos. Les dijo que no los dejaría solos, sino que les enviaría al
Espíritu Santo para que estuviera en ellos (Juan 14:17). Esta promesa sigue
teniendo vigencia para los que creen en Jesús hoy. Él dijo que el Dios trino
hará su «morada» en nosotras (v. 23).
El Señor es nuestro compañero íntimo y fiel durante toda la vida. Nos
guiará en nuestras peores luchas, perdonará nuestro pecado, escuchará cada
oración silenciosa y cargará con lo que nosotras no podemos llevar.
Podemos disfrutar de su dulce compañía hoy. Anne
6 de febrero
Escuchar a Dios
Génesis 3:8-17
Mas el Señor Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
—Génesis 3:9
Ami hijo le encanta escucharme hablar, excepto cuando lo llamo con
firmeza y en voz alta, y pregunto: «¿Dónde estás?». En esos casos, por lo
general, lo estoy llamando porque se metió en algún lío y está tratando de
esconderse. En realidad, mi intención es que mi hijo escuche mi voz porque
me preocupo por su bienestar y no quiero que se haga daño.
Adán y Eva estaban acostumbrados a escuchar la voz de Dios en el huerto
de Edén. Sin embargo, después de desobedecerlo al comer del fruto
prohibido, se escondieron; pero oyeron que Él llamaba: «¿Dónde estás tú?»
(Génesis 3:9). No querían enfrentarse a Dios porque sabían que habían
hecho algo malo; algo que Él les había dicho que no hicieran (v. 11).
Cuando Dios llamó a Adán y Eva y los encontró en el huerto, sin duda, sus
palabras incluían una disciplina y sus consecuencias (vv. 13-19). No
obstante, Él también les mostró su bondad y dio esperanza a la humanidad
al prometerles un Salvador (v. 15).
Dios no necesita buscarnos, ya que sabe dónde estamos y qué intentamos
hacer. Pero como un Padre amoroso, quiere hablarnos al corazón y
brindarnos perdón y restauración. El Señor anhela que oigamos su voz… y
que escuchemos. Keila
7 de febrero
Soltarse el cabello
Juan 12:1-8
… María tomó una libra de perfume […], y ungió los pies de Jesús, y los
enjugó con sus cabellos.
—Lucas 11:3
Poco antes de que crucificaran a Jesús, una mujer llamada María derramó
un frasco de un caro perfume sobre los pies del Señor. Después, en un acto
aun más osado, le secó los pies con su cabello (Juan 12:3) . María no solo
sacrificó lo que posiblemente eran los ahorros de toda su vida, sino también
su reputación. En esa cultura, las mujeres respetables nunca se soltaban el
cabello en público. Pero al verdadero adorador, no le preocupa lo que
piensen los demás (2 Samuel 6:21-22) . Para adorar a Jesús, María estuvo
dispuesta a que pensaran que ella era indecente; quizá incluso inmoral.
Tal vez sintamos la presión de ser perfectas cuando vamos a la iglesia, para
que los demás piensen bien de nosotras. Metafóricamente hablando, nos
esforzamos por mantener cada cabello en su lugar. Sin embargo, en una
iglesia saludable, podemos «soltarnos el cabello» y no esconder nuestras
imperfecciones. Deberíamos poder revelar nuestra debilidad y encontrar
fuerzas.
Adorar no implica comportarse como si nada estuviera mal; es asegurarnos
de que todo esté bien… con Dios y con los demás. Cuando nuestro mayor
temor es soltarnos el cabello, quizá nuestro mayor pecado sea mantenerlo
recogido. Julie
8 de febrero
Mis amigos y yo
1 Samuel 18:1-4; 23:15-18
E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo.
—1 Samuel 18:3
Juan Crisóstomo (347-407) , escribió sobre la amistad: «Tal es la amistad,
que por ella amamos lugares y estaciones; porque […] como las flores
dejan caer sus delicados pétalos sobre el suelo que las rodea, así los amigos
imparten gracia incluso en los lugares donde habitan».
Jonatán y David ilustran la dulzura de una amistad genuina. La Biblia
registra un vínculo cercano e inmediato entre ellos (1 Samuel 18:1).
Mantuvieron viva su amistad demostrando lealtad mutua (18:3; 20:16, 42;
23:18), y nutriéndola con expresiones de interés el uno por el otro. Jonatán
le entregó regalos a David (18:4) y lo protegió en medio de muchas
dificultades (19:1-2; 20:12-13).
En 1 Samuel 23:16, vemos el momento más destacado de su amistad.
Cuando David huía del padre de Jonatán, como fugitivo, «Jonatán hijo de
Saúl fue a Hores para visitar a David, y lo animó a no perder su confianza
en Dios» (RVC). Los amigos ayudan a encontrar fuerzas en el Señor en los
momentos tristes de la vida.
En un mundo donde la mayoría de las relaciones interpersonales dependen
de lo que podamos conseguir, seamos la clase de amigas que se centran en
lo que pueden dar. Jesús, nuestro Amigo perfecto, nos mostró que «nadie
tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos» (Juan
15:13). Poh Fang
9 de febrero
Un despertar de esperanza
Ezequiel 37:1-28
[Dios] me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos?…
—Ezequiel 37:3
En su blog, Gayla describió cómo rescató un cactus de un tarro de basura.
Con algo de poda, la planta, que parecía muerta, se puso radiante. Entonces,
compartió los detalles de la transformación para ayudar a otros que estaban
desesperanzados con sus cactus.
Cuando Dios preguntó si los huesos secos volverían a vivir, tomó
desprevenido a Ezequiel. No parecía que pudieran volver a formar parte de
seres vivos. Por lo tanto, el profeta respondió: «Señor […], tú lo sabes»
(Ezequiel 37:3).
En medio del cautiverio, el pueblo de Dios quizá sentía que nunca saldría
del hoyo que su pecado había cavado. Toda esperanza parecía estar perdida.
Entonces, Dios envió palabra a través de Ezequiel, comparando a Israel con
los huesos secos del valle. Aunque ellos creían que no había esperanza,
Dios derramaría su Espíritu sobre ellos y los libraría del cautiverio. En lugar
de ser cortados, volverían a levantarse como un ejército fuerte.
Nosotras podemos perder de vista la esperanza en medio de situaciones
difíciles. Pero con Dios, siempre hay esperanza. No importa dónde estés
hoy, qué herida o desilusión estés enfrentando, escucha estas palabras que
Dios le comunicó al antiguo Israel: «Y sabréis que yo soy el Señor […],
pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis…» (Ezequiel
37:13-14).
¡La esperanza y la vida surgen de Dios! Remy
10 de febrero
En medio de leones
Daniel 6:19-28
… él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos…
—Daniel 6:26
Cuando visité un museoen Chicago, vi uno de los Leones Andantes
originales de Babilonia. Era un relieve mural inmenso de un león alado con
una expresión feroz. Como símbolo de Istar, la diosa babilonia del amor y la
guerra, este era un ejemplo de 120 leones similares que enmarcaban una vía
procesional babilónica.
Los historiadores afirman que después de que los babilonios conquistaron
Jerusalén, los cautivos hebreos habrían visto estos leones durante el reinado
de Nabucodonosor. Además, es probable que algunos hayan creído que Istar
había vencido al Dios de Israel.
Daniel, uno de los esclavos hebreos, no compartía estos interrogantes que
tal vez hayan afligido a algunos israelitas. Su visión y su compromiso con
Dios permanecieron firmes. Oraba tres veces al día, con la ventana abierta,
incluso cuando sabía que esto lo llevaría al foso de los leones. Después de
que Dios rescató a Daniel de los hambrientos animales, el rey Darío
exclamó: «[El Dios de Daniel] es el Dios viviente y permanece por todos
los siglos […]. Él salva y libra» (Daniel 6:26-27). La fidelidad de Daniel le
permitió influenciar a los líderes babilonios.
Permanecer fiel a Dios a pesar de la presión y el desánimo puede inspirar a
otros a glorificarlo. Jennifer
11 de febrero
Orgullo y prejuicio
Juan 1:43-51
«Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe:
Ven y ve».
—Juan 1:46
Tristemente, todos tenemos prejuicios. Un día, me sorprendió darme cuenta
de mi propio prejuicio contra una denominación cristiana. Personas de allí
me habían lastimado, y cada vez que surgía el nombre de la denominación,
me venían a la mente palabras como «fariseos» y «legalistas». Básicamente,
pensaba: ¿Acaso puede salir algo bueno de esa denominación?
Una vez, Natanael hizo una pregunta similar respecto al pueblo natal de
Jesús. Todo empezó cuando Felipe le dijo a Natanael que Jesús era el
Mesías prometido (Juan 1:45). Pero la respuesta de Natanael indicó que
Nazaret tenía mala reputación. ¿Cómo era posible que el Mesías saliera de
un lugar así?
Natanael tenía un prejuicio contra los nazarenos; no creía que fueran
importantes ni que tuvieran demasiado para ofrecerle al mundo. Pero Jesús
le dio la sorpresa de su vida. En la primera conversación con Jesús, se hizo
tan evidente que Él era en verdad el Mesías, que Natanael exclamó: «Rabí,
tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel» (v. 49).
Sí, cada una de nosotras tiene prejuicios. Pero gracias a Dios, Él no tiene
prejuicios ni muestra favoritismo (Romanos 2:11). ¡Que podamos imitar su
amor! Marlena
12 de febrero
Una obra en progreso
Juan 15:9-17
Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo…
—2 Pedro 3:18
Pablo Casals era considerado el violonchelista más destacado de la primera
mitad del siglo
xx
. Un día, un joven periodista le preguntó: «Señor Casals, usted tiene 95 años
y es el mejor violonchelista que ha existido. ¿Por qué sigue ensayando seis
horas por día?».
El músico respondió: «Porque me parece que estoy progresando».
¡Qué actitud tan excelente! Como creyentes en Cristo, nunca deberíamos
estar satisfechos, pensando que hemos alcanzado algún autoproclamado
pináculo de éxito espiritual, sino continuar creciendo «en la gracia y el
conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 Pedro 3:18). El
resultado de un crecimiento saludable es seguir dando fruto espiritual
durante toda la vida. Nuestro Señor promete: «Yo soy la vid, vosotros los
pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto» (v.
5).
Podemos confiar en que el que comenzó en nosotras una «buena obra»
continuará realizándola hasta que esté completamente terminada el día que
Él regrese (Filipenses 1:6). Cindy
13 de febrero
Vestidos del Señor
Romanos 13:11-14
… vestíos del Señor Jesucristo…
—Romanos 13:14
En su libro Wearing God [Vestidos de Dios], Lauren Winner dice que
nuestra ropa puede comunicar quiénes somos. Winner escribe: «Es
interesante que, con una prenda, los cristianos puedan hablar de Jesús a
otros sin pronunciar palabra».
Según Pablo, de la misma manera, podemos representar a Cristo sin hablar.
Romanos 13:14 nos insta a vestirnos «del Señor Jesucristo», y no proveer
«para los deseos de la carne». Cuando aceptamos a Cristo como Salvador,
adoptamos su identidad. Somos «hijos de Dios por la fe» (Gálatas 3:26).
Esa es nuestra condición. Sin embargo, cada día, tenemos que vestirnos de
su carácter, esforzándonos por vivir como Jesús; creciendo en piedad, amor
y obediencia; y dándole la espalda al pecado que nos esclavizaba.
Este crecimiento en Cristo es obra del Espíritu Santo en nosotros y de
nuestro deseo de acercarnos a Él mediante el estudio de la Palabra, la
oración y la comunión con otros creyentes (Juan 14:26). Cuando los demás
ven nuestras palabras y actitudes, ¿qué declaran estas sobre Cristo? Alyson
14 de febrero
Candados de amor
Romanos 8:31-39
… Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para
siempre.
—Salmo 106:1 (NVI)
En junio de 2015, en París, se removieron 45 toneladas de candados de las
barandas del Puente de las Artes. Como un gesto romántico, las parejas
grababan sus iniciales en un candado, lo colocaban en la baranda, lo
cerraban y arrojaban la llave al río Sena.
Como este ritual se había repetido miles de veces, el puente ya no podía
soportar más el peso de tanto «amor». Por fin, el gobierno de la ciudad, para
proteger el puente, quitó los «candados de amor».
El propósito de los candados era simbolizar amor eterno, pero el amor
humano no dura para siempre. El amor humano puede ser inconstante.
Pero hay un amor invariable y duradero: el amor de Dios. Como afirma el
Salmo 106:1: «Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor
perdura para siempre» (NVI). Las promesas de este amor inalterable y
eterno se encuentran en toda la Biblia. Y su mayor demostración es la
muerte de su Hijo para que los que creen en Él tengan vida eterna. Nada nos
separará de su amor (Romanos 8:38-38).
Hermana en Cristo, ¡alaba a Dios! Su amor nos ha prendado para siempre.
Cindy
15 de febrero
Tiempo para crecer
Gálatas 6:1-10
… a su tiempo segaremos, si no desmayamos.
—Gálatas 6:9
En su casa nueva, Débora encontró una planta abandonada: una orquídea
enmohecida; y se imaginó lo hermosa que luciría la planta cuando brotara
de nuevo. Movió la maceta a un lugar cerca de la ventana, le cortó las hojas
y la regó. Durante semanas, inspeccionó la planta, pero los brotes no
aparecían. «Le daré un mes más —le dijo a su esposo—. Si no pasa nada
para entonces, la tiro».
Cuando llegó el día de decidir, no podía creer lo que veía: ¡dos pequeños
brotes estaban asomando entre las hojas! La planta seguía viva.
A veces, ¿te desanima tu aparente falta de crecimiento espiritual? Quizá te
descontrolas con frecuencia o disfrutas de ese chisme malicioso que no
puedes evitar contarle a alguien. O tal vez hayas dejado de orar o leer tu
Biblia durante un tiempo.
¿Por qué no le cuentas a una amiga confiable sobre las áreas de tu vida en
las que deseas crecer espiritualmente, y le pides que ore por ti y te aliente a
ser responsable? Ten paciencia. Crecerás en la medida en que permitas que
el Espíritu Santo obre en ti. Marion
16 de febrero
¿Quién tiene la culpa?
Mateo 15:7-21
Porque del corazón salen los malos pensamientos, […] que contaminan al
hombre…
—Mateo 15:19-20
Mientras levantaba botellas vacías de la playa y las ponía en el cesto de
basura que estaba cerca, le refunfuñé a mi esposo: «¿Qué les cuesta traer la
basura hasta aquí? Espero que sean turistas. No quiero imaginar que las
personas de aquí descuiden tanto nuestra playa».
Al día siguiente, encontré una oración que había escrito hacía años sobre
juzgar a los demás. Mis propias palabras me recordaron el error de
enorgullecerme por haber limpiado el desorden provocado por otras
personas. En realidad, ignoro muchas cosas sobre mí misma; en especial, en
lo espiritual.
Me apresuro a afirmar que la «basura» que genera mal olor a mi alrededorles pertenece a otras personas y no a mí. Pero nada de esto es cierto. Nada
externo puede condenarme ni contaminarme, sino solo lo que tengo adentro
(Mateo 15:19-20). La verdadera basura es la actitud que me lleva a
despreciar el olorcillo del pecado de los demás, mientras ignoro la
hediondez del mío. Julie
17 de febrero
El pequeño evangelista
Marcos 12:28-34
Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente, y con toda tu fuerza.
—Marcos 12:30
Miguel, mi vecino de seis años de edad, y yo estábamos conversando en mi
jardín cuando pasaron por allí dos niños nuevos en el vecindario. Después
de que les pregunté sus nombres, la primera pregunta que les hizo Miguel
fue: «¿Aman a Dios?». Azúcar, un niño de cinco años, respondió: «¡No!»
Miguel le dio una mirada de desaprobación y preocupación. Cuando Nana,
una niña de cuatro años, notó que no estaba contento con la respuesta, dijo:
«¡Sí!»
La estrategia de Miguel para testificar tal vez no sea la más eficaz. Sin
embargo, él tiene una pregunta importante para la gente con la que se
encuentra (y lo he escuchado hacerla muchas veces más).
A Jesús le preguntaron: «¿Cuál mandamiento es el más importante de
todos?» (Marcos 12:28). Él contestó: «El más importante es: Escucha,
Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es; y amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu
fuerza» (vv. 29-30).
Amar a Dios ha de ser nuestra primera prioridad también. Por eso, mi
pequeño amigo Miguel quiere saber: «¿Amas a Dios?». Anne
18 de febrero
Hacer lo correcto a los ojos de Dios
2 Reyes 12:1-15
Y Joás hizo lo recto ante los ojos del Señor todo el tiempo que le dirigió el
sacerdote Joiada.
—2 Reyes 12:2
«M onstructores vaqueros» es un término que muchos británicos usan para
referirse a obreros que hacen trabajos de construcción de mala calidad. El
término implica temor o pesar, a menudo, como resultado de malas
experiencias.
Es indudable que había carpinteros, herreros y talladores deshonestos en los
tiempos bíblicos, pero en la historia del rey Joás y su tarea de reconstruir el
templo, aparece una frase acerca de la total honestidad de aquellos que
supervisaban la obra y de los que trabajaban en ella (2 Reyes 12:15).
No obstante, el rey Joás «hizo lo recto ante los ojos del Señor» (v. 2)
solamente mientras el sacerdote Joiada lo instruyó. Tal como vemos en 2
Crónicas 24:17-27, cuando Joiada murió, Joás se alejó del Señor y fue
persuadido a adorar a otros dioses.
El legado mixto de un rey que disfrutó de un período productivo solamente
cuando estuvo bajo el consejo espiritual de un sacerdote piadoso hace que
me detenga a pensar. ¿Cuál será nuestro legado? ¿Seguiremos creciendo y
desarrollando nuestra fe durante toda la vida y produciendo buen fruto? ¿O
las cosas de este mundo nos distraerán para que recurramos a los ídolos
actuales, tales como el confort, el materialismo y el éxito personal? Amy
19 de febrero
Sirve sin distracción
Lucas 10:38-42
Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos…
—Lucas 10:40
Mientras Marta servía a Jesús generosamente, su hermana María se sentó a
los pies de Él a escuchar y aprender. Charles H. Spurgeon (1834-1892)
escribió: «Debemos servir mucho, y a la vez, tener mucha comunión. Para
esto, necesitamos mucha gracia. Es más fácil servir que tener comunión».
Una vez conocí a una joven madre que encontró gracia para hacer las dos
cosas. Tenía sed de Dios y de su Palabra, pero estaba inevitablemente
inmersa en la vida familiar de cada día. Entonces, tuvo una idea. En cada
habitación, colocó papel y lápiz sobre una superficie alta. Mientras servía al
Señor en sus responsabilidades caseras, también se mantenía abierta a Dios.
Siempre que le venía a la mente un pasaje bíblico, algo que confesar o
corregir, o un motivo de oración, lo escribía en la libretita que estaba más
cerca. A la noche, después de que los niños se dormían, recogía los papeles
y los repasaba en oración, con su Biblia abierta.
Esta mujer halló una forma de ser Marta y María al mismo tiempo. Ojalá
que nosotras también descubramos formas de servir a Dios y tener
comunión con Él. Joanie
20 de febrero
¿Hasta cuándo?
Habacuc 1:2-11
¿Hasta cuándo, oh Señor, clamaré…?
—Habacuc 1:2
Cuando me casé, pensé que tendría hijos enseguida. Pero no fue así, y la
angustia de la esterilidad me puso de rodillas. Solía clamar a Dios: «¿Hasta
cuándo?». Sabía que Él podía modificar mi situación, pero ¿por qué no lo
hacía?
¿Estás esperando en Dios? ¿Le preguntas cuánto tiempo falta para que la
justicia prevalezca en este mundo, para que haya una cura para el cáncer,
para que puedas saldar todas tus deudas?
El profeta Habacuc conocía bien ese sentimiento. En el siglo
vii
a.C., clamó: «¿Hasta cuándo, oh Señor, clamaré, y no oirás; y daré voces a
ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver iniquidad, y
haces que vea molestia?» (Habacuc 1:2-3). Oró durante mucho tiempo,
luchando para entender cómo un Dios justo y poderoso podía permitir que
la maldad, la injusticia y la corrupción siguieran en Judá. ¿Por qué Dios no
hacía nada?
Hay días cuando nosotras sentimos como si Dios no hiciera nada. Como
Habacuc, le preguntamos continuamente: «¿Hasta cuándo?».
Debemos seguir dejando todo en sus manos porque Él se ocupa de nosotras.
Nos oye, y a su tiempo, nos responderá. Karen
21 de febrero
No es mío
Proverbios 31:1-26
Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.
—Proverbios 3:6
Mi esposo y yo creemos que los padres son las personas más influyentes en
la vida de un hijo. Pero a veces, nos preguntamos si nuestras decisiones de
crianza estarán teniendo el impacto que esperamos. Nuestros hijos son
adolescentes ahora, y están teniendo cada vez más experiencias por su
cuenta. Últimamente, me encuentro buscando más y más oportunidades
para orar por ellos.
Todo padre enfrenta el temor al fracaso. Estas inquietudes aumentan cuando
reconocemos la influencia que tenemos sobre el desarrollo espiritual de
nuestros hijos (Salmo 78:1-7). Tememos que se alejen de las verdades que
hemos intentado inculcarles. Por eso, es un consuelo saber que hay Alguien
que está siempre atento y siempre obrando más allá de lo que podemos ver
(Salmo 33:18; Proverbios 2:12, 26).
Como padres, podemos orar con denuedo pidiendo la sabiduría de Dios
sobre nuestros hijos (Proverbios 3:5-7, 13-18). Y debemos aprender a
«buscar su voluntad en todo lo que [hagamos]» (Proverbios 3:6 NTV).
Nuestra mayor influencia espiritual sobre nuestros hijos se encuentra en la
manera en que vivimos nuestra fe delante de ellos. Regina
22 de febrero
Victoria sobre la muerte
Deuteronomio 31:1-8
Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de
nuestro Señor Jesucristo.
—1 Corintios 15:57
Mientras estaba en una cafetería en Uganda, conocí a un joven que había
presenciado y sobrevivido (al esconderse en un helado congelador de
carnes) el ataque terrorista del 21 de septiembre de 2013 en el centro
comercial Westgate en Nairobi, Kenia, el cual dejó 67 muertos. Aunque
estaba entre los que fueron rescatados, durante esa horrible prueba, el
hombre vio el rostro del mal mientras personas inocentes eran asesinadas a
punta de pistola —algunas, a quemarropa— si no lograban convencer a los
militantes radicales de que compartían la misma religión.
Mientras miraba a otros morir, este joven tenía toda razón para creer que no
saldría con vida. Sin embargo, me dijo que como estaba seguro de que
había sido salvo por gracia (Efesios 2:8-9) y de que Jesús es su Salvador (1
Timoteo 1:1), le temía al dolor, pero no a la muerte.
Considero que fue un regalo de Dios haber conocido a este hombre, porque
él es un testimonio vivo de que Dios y su Palabra pueden tranquilizar
nuestro corazón y concedernos paz mental durante las situaciones más
horrorosas sobre la tierra.
Podemos aferrarnos a esa confianza, que está disponible solo a través de
Cristo. Roxanne
23 de febrero
Una entradaaudaz
Hebreos 4:14-16
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia…
—Hebreos 4:16
Una mañana, Scott Long y su esposa acababan de despertar y se
encontraban acostados en su cama cuando de repente, un jovencito entró en
su dormitorio. Dio la vuelta a la cama hasta llegar al lado de Scott.
Si el intruso hubiera sido un extraño total, su entrada habría sido delictiva.
Si hubiera sido un amigo, su entrada habría sido simplemente ofensiva.
Pero se trataba de su hijito, el cual entró en la habitación, saltó a la cama y
dijo con audacia: «Quiero acostarme en el medio». A Scott le impresionó
mucho la belleza de la seguridad que siente un niño al saber que es querido.
Nosotros somos bienvenidos también en la presencia de nuestro Padre
celestial. Hebreos 4:16 nos dice que podemos acercarnos «confiadamente al
trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el
oportuno socorro». Podemos acercarnos a Él con confianza para hablar de
cualquier cosa —nuestras necesidades y nuestros deseos—, sabiendo que
Dios se interesa por nosotras (1 Pedro 5:7).
No seamos necias ni ignoremos la ayuda que podemos encontrar en la
oración a nuestro Padre. En cambio, acerquémonos a Él con la audacia de
un niño que sabe que es amado y querido por su padre. Anne
24 de febrero
Permanecer fiel
Daniel 3:1-30
Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco
adoraremos la estatua que has levantado.
—Daniel 3:18
En el libro de Daniel, Nabucodonosor había levantado una imagen de oro y
decretado que todos debían inclinarse a adorarla. Sin embargo, Sadrac,
Mesac y Abed-nego se negaron a arrodillarse (3:12) . Enfurecido, el rey les
dio una última oportunidad para obedecer, o de lo contrario, enfrentar la
muerte certera.
Los jóvenes no vacilaron. Rechazaron la oferta del rey, declarando: «He
aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos […]. Y si no, sepas, oh
rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que
has levantado» (vv. 17-18). En lugar de concentrarse en la salvación que
Dios podía darles, los tres centraron sus vidas y sus acciones en la persona
del Señor.
Nuestra capacidad de permanecer firmes en medio de las pruebas depende
de nuestro foco. Si solo estamos buscando una liberación inmediata, tal vez
no resistamos. Pero si estamos buscando a Jesús, Él nos ayudará a entender
que pase lo que pase, nuestro fundamento es quién es Dios, no lo que hace
por nosotras. Remi
25 de febrero
¿Qué a ti?
Juan 21:15-22
Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme
tú.
—Juan 21:22
Atodas nos cuesta no ser entrometidas a veces. Por momentos, nos
concentramos en averiguar lo que les sucede a los demás, y quitamos
nuestros ojos de Jesús. Olvidamos ser agradecidas por lo que Jesús ha
hecho en nuestras vidas.
Cuando Jesús restauró a Pedro (Juan 21:15-17) después de haberlo negado,
el apóstol quitó inmediatamente los ojos del Salvador y le preguntó si Juan
sufriría de la misma manera que él (v. 21). Al considerar la pregunta de
Pedro, Jesús respondió en esencia: No te preocupes por él. Concéntrate en
mí (v. 22).
A medida que seguimos a Jesús, empezamos a centrarnos en Cristo en lugar
de en lo que sucede en las vidas de los demás. Entre otras cosas, esto puede
implicar limitar las redes sociales. También supone buscar a Dios y su
sabiduría, al lidiar con las tentaciones y los pecados en nuestra propia vida.
A medida que nos sometemos al poder de Cristo, Él nos libra de quedar
atrapadas en una preocupación malsana por la situación de los demás.
Cuando mantenemos los ojos en el Señor, ¡Él nos da la visión que
necesitamos! Marlena
26 de febrero
La receta de la abuela
Salmo 145:1-13
… Pregunta a tu padre, y él te declarará…
—Deuteronomio 32:7
Muchas familias tienen recetas secretas; una forma especial de preparar una
comida que la hace particularmente sabrosa. Los hakkas , mi etnia china,
tenemos un plato tradicional llamado «cuentas de ábaco», por su parecido
con esas cuentas. ¡No puedes dejar de probarlo!
Mi abuela tenía la mejor receta, pero nunca le pedíamos que nos la
enseñara. Ahora ella ya no está, y su receta secreta se fue con ella.
Aunque lamentamos no tener a la abuela ni su receta, algo mucho peor sería
no conservar el legado de fe que ella nos dejó. Dios espera que cada
generación comparta con la siguiente sus poderosas obras (Salmo 145:4).
Moisés ya había instruido a los israelitas, diciéndoles: «Acuérdate de los
tiempos antiguos […]; pregunta a tu padre, y él te declarará; a tus ancianos,
y ellos te dirán» (Deuteronomio 32:7).
Al compartir nuestras historias de cómo fuimos salvas y de la ayuda del
Señor para enfrentar los desafíos, lo honramos a Él y transmitimos a los
demás nuestra fe. Esto es mucho más importante que pasar recetas. Poh
Fang
27 de febrero
La más grande historia de amor
Cantar de los Cantares 2:4-16
Mi amado es mío, y yo suya; él apacienta entre lirios.
—Cantar de los Cantares 2:16
Cuando John y Ann Betar celebraron su aniversario de bodas número 81, se
los consideró la pareja con el matrimonio más largo en Estados Unidos. ¿Su
consejo? «No guarden rencor. Perdónense el uno al otro», aconseja John. Y
Ann añade: «Lo importante es el amor incondicional y la comprensión».
Cantar de los Cantares capta este compromiso activo con dos personas que
se aman y que se deleitan y se anhelan mutuamente (1:15-16; 3:1-3). Ellos
aman y son amados (2:16; 7:10), y se satisfacen con la compañía mutua
(2:16; 4:9-11; 7:10). Sin duda, esta puede ser una de las alegrías más
grandes de la vida.
El amor terrenal entre esposos hace eco del amor apasionado y la búsqueda
ferviente de Jesús por aquellos que creen en Él. «Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en
él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16).
Aunque es hermoso ver el amor que pueden compartir un hombre y una
mujer durante décadas, este palidece en comparación con el maravilloso
amor que Dios nos ofrece eternamente. ¡Esta es la más grande historia de
amor! Ruth
28 de febrero
Plagio Espiritual
Juan 1:1-18
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…
—Juan 1:14
Cuando enseño redacción, trato de familiarizarme con las particularidades
de la expresión escrita de cada uno. Así, puedo detectar si «toman
prestadas» demasiadas improntas de otro autor. Los alumnos se sorprenden
al descubrir que su voz escrita es tan distintiva como su voz física:
lo que dicen como la forma en que lo dicen. Tal como las palabras que
decimos proceden del corazón, lo mismo sucede con lo que escribimos:
revela quiénes somos.
De manera similar, nos familiarizamos con la voz de Dios. Al leer lo que
escribió, descubrimos quién es y cómo se expresa. No obstante, Satanás
trata de sonar como si fuera Dios (2 Corintios 11:14). Por ejemplo, al
convencer a las personas de que hagan cosas supuestamente piadosas —tal
como confiar en un régimen externo de autodisciplina en vez de poner la fe
en la muerte y resurrección de Cristo para ser salvos (Colosenses 2:23)—,
Satanás ha descarriado a muchos.
Dios se ha esforzado al máximo para asegurarse de que reconozcamos su
voz. No solo nos dio su Palabra, sino que también nos entregó al Verbo
hecho carne: Jesús (Juan 1:14), para que no seamos fácilmente engañadas ni
desviadas. Julie
29 de febrero
Cómo cambiar una vida
Proverbios 15:4; 16:24; 18:21
Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los
huesos.
—Proverbios 15:24
Aveces, la influencia de otros puede cambiar nuestra vida en un instante.
Para el legendario músico Bruce Springsteen, la obra de artistas musicales
lo ayudó a superar una niñez difícil y problemas constantes de depresión.
Una de sus obras transmite la verdad que él experimentó en carne propia:
«Puedes cambiar la vida de alguien en tres minutos con la canción
correcta».
Del mismo modo, palabras bien elegidas pueden brindar esperanza e,
incluso, cambiar el curso de una vida. Sin duda, casi todos podríamos

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