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Lesiones deportivas

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Lesiones deportivas:
Las lesiones deportivas, o producidas por el deporte, son habituales entre deportistas y otras personas que practican deporte. Ciertas lesiones que tradicionalmente se consideran deportivas también pueden afectar a personas que no hacen deporte. Por ejemplo, las personas que trabajan en la construcción y en fábricas a menudo desarrollan « codo de tenista» (epicondilitis) aunque nunca hayan jugado a tenis.
Practicar deporte siempre conlleva el riesgo de sufrir lesiones. Cuando se practica algún deporte las lesiones suelen aparecer si no se ha hecho un calentamiento adecuado (ejercitar y estirar los músculos a un ritmo relajado antes de realizar una actividad intensa, véase Calentamiento).
Los músculos y los ligamentos se lesionan cuando se someten a esfuerzos superiores a su capacidad. Por ejemplo, se pueden lesionar si son demasiado débiles o se tensan mucho se cuando hace ejercicio. Las articulaciones son más propensas a sufrir lesiones cuando los músculos y los ligamentos que las soportan son débiles, así como cuando han sufrido un esguince.
Las diferencias individuales en la constitución del cuerpo pueden hacer que algunas personas sean más propensas a sufrir lesiones deportivas al cargar partes del cuerpo de manera desigual. Por ejemplo, cuando las piernas tienen distinta longitud, la fuerza en las caderas y en las rodillas es desigual, lo que provoca mayor tensión en un lado del cuerpo.
En general, las lesiones deportivas se pueden dividir en cuatro categorías:
· Sobrecarga
· Trauma directo (por ejemplo, caídas y placajes)
· Fracturas y luxaciones
· Esguinces (lesiones de ligamentos) y roturas fibrilares (lesiones musculares)
· Sobrecarga
Una de las causas más comunes de las lesiones deportivas es la sobrecarga (desgaste y desgarro excesivo). Las lesiones por sobrecarga se deben a menudo a una técnica defectuosa, pero las personas con sobrepeso y las obesas pueden presentar un riesgo mayor de lesiones por sobrecarga causadas por el aumento de la carga en los huesos y las articulaciones. Un ejemplo de técnica inadecuada es correr a lo largo del mismo lado en una pista peraltada. El impacto reiterado sobre un pie produce una diferencia en las fuerzas aplicadas sobre las caderas y las rodillas. Esta diferencia aumenta el riesgo de lesión en el lado de mayor impacto, así como en el otro lado al intentar compensar el desequilibrio de fuerzas.
Otro factor que contribuye a las lesiones es la recuperación inadecuada después de un entrenamiento. El hecho de no dejar de hacer el ejercicio cuando empieza el dolor (entrenar con dolor) también favorece la aparición de lesiones. Continuar con el ejercicio cuando se siente dolor lesiona más el tejido muscular y conjuntivo, aumenta la lesión y retrasa la recuperación; por el contrario, el reposo permite la recuperación.
¿Sabías que...?
No dejar descansar la parte lesionada del cuerpo (trabajar con dolor) prolonga el tiempo de recuperación.
Traumatismo por contusión
Los traumatismos en el deporte pueden dar lugar a hematomas, conmociones y fracturas. Este tipo de lesión suele deberse a colisiones fuertes con otros deportistas u objetos (por ejemplo, el placaje en el rugby o el bloqueo contra las barandas en el hockey), caídas y golpes directos (como en el boxeo y en las artes marciales).
Fracturas y luxaciones
Las fracturas de huesos y las luxaciones (dislocación de una articulación) son lesiones graves que requieren atención médica inmediata. Las personas que sufren estas lesiones, a menudo tienen un miembro deformado, dolor intenso e disfunción en la extremidad o la articulación, y deben ser sometidos a pruebas diagnósticas como radiografías. Cuando la persona cree que tiene una fractura o una luxación, debe inmovilizar el miembro «en la posición en la que se encuentra», sin moverlo, y acudir a un centro de urgencias.
Las fracturas por fatiga son fisuras pequeñas en el hueso causadas por lesiones por fatiga repetidas. Son más frecuentes en los pies o en los huesos largos de las piernas. Pueden no existir signos de lesión y no siempre aparecen en las radiografías. El único síntoma es el dolor cuando el sujeto trata de cargar peso sobre el pie lesionado (véase Fracturas del pie por fatiga).
Esguinces y distensiones
Los esguinces y las distensiones se producen habitualmente al hacer un esfuerzo repentino, sobre todo corriendo, particularmente con los cambios bruscos de dirección (por ejemplo, al regatear o evitar a otros jugadores en el fútbol). Estas lesiones también son comunes en el entrenamiento de fuerza, cuando el deportista deja caer o baja bruscamente las pesas, en vez de moverse lenta y suavemente con tensión controlada de forma constante.
Niños y lesiones deportivas
Cada año, en Estados Unidos, se producen alrededor de 3,5 millones de lesiones deportivas en niños menores de 14 años. Como cada vez más niños participan en actividades deportivas organizadas, y comienzan a participar a edades cada vez más tempranas, el riesgo de lesiones deportivas es mayor, sobre todo por sobrecarga. Este riesgo es especialmente elevado en los niños que participan un solo deporte todo el año, que pasan de una temporada deportiva a la siguiente sin descanso, o en los que juegan en equipos de alto nivel. Algunos niños intentan jugar cuando están lesionados por temor a ser relegados del equipo.
En general se aplican las mismas pautas de prevención de lesiones a los niños y a los atletas adultos, incluyendo el cribado de niños y adultos para las afecciones preexistentes que pueden hacer que el ejercicio sea peligroso y la necesidad de técnicas adecuadas de calentamiento y estiramiento. Algunos expertos creen que los niños menores de 10 años deben participar en una amplia gama de actividades en lugar de especializarse en un solo deporte. La especialización puede hacer que los niños desarrollen en exceso solo un grupo de músculos, aumentando el riesgo de lesiones.
Es muy importante el uso de un equipo adecuado que esté correctamente ajustado. El equipamiento de seguridad como cascos, protección ocular, protectores bucales, rodilleros y coderos indicados para cada deporte puede ayudar a evitar lesiones.
Algunos deportes tienen normas específicas sobre la cantidad de tiempo que los niños pueden entrenar o jugar. Por ejemplo, en el béisbol se ha establecido un número de lanzamientos basado en la edad del lanzador.
El dolor durante una actividad o el dolor excesivo tras la misma pueden ser indicios de una lesión por sobrecarga. El hecho de que se necesiten hielo y analgésicos tras el ejercicio puede ser indicativo de una lesión. Si el dolor o las molestias originan cambios en la marcha, en la mecánica del cuerpo o en la técnica del deporte, puede sobrevenir un problema de sobrecarga. Algunos niños no se quejan de dolor, pero consiguen menos logros o disfrutan menos con el deporte y experimentan cambios de humor o en el rendimiento escolar.
En las adolescentes, tener antecedentes de fractura por fatiga puede ser signo del síndrome de la tríada de la mujer deportista: osteoporosis, alteraciones menstruales y una dieta inadecuada. Aunque ningún deportista es inmune a las consecuencias de una nutrición inadecuada, las mujeres jóvenes que tienen mayor riesgo son las que participan en actividades de resistencia o deportes de «espectáculo», como el patinaje artístico, la gimnasia o la danza.

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