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333 MALFORMACIONES CONGÉNITAS DEL APARATO URINARIO INFERIOR desplazado hacia delante. Los genitales internos no muestran malformaciones [12]. En el varón se asocia la epispadia aparece un pene ancho, corto (por la tracción que origina la diástasis del pubis) y con corda que provoca incurvación dorsal. El prepucio sólo existe en la cara ventral del glande. Los testículos suelen ser retráctiles o criptorquídicos [12]. Aquí, la epispadia es una anomalía peneana en la cual la uretra se abre sobre la pared dorsal del pene. Siempre acompaña a la extrofia vesical, pero puede aparecer como entidad aparte, En tal caso, su incidencia se calcula en 1:100 000 varo- nes [14]. Anomalías musculoesqueléticas asociadas: Los músculos rectos anteriores se encuentran se- parados rodeando la placa extrófica e insertándo- se en los tubérculos del pubis con diástasis. Las hernias son frecuentes tanto umbilical como in- guinales indirectas por persistencia del conducto peritoneo-vaginal [12]. A nivel óseo: existe una separación de la sín- fisis pubiana con rotación externa de los huesos innominados, condicionando una deambulación especial conocida como «marcha de pato» [12]. Anomalías ano-rectales asociadas: El periné es corto y ancho. El ano se encuentra desplazado hacia delante con cierto grado de estenosis con un leve prolapso con frecuente hipoplasia del sec- tor anterior del esfínter anal lo que condiciona grados variables de incontinencia fecal [12]. Otras anomalías asociadas pueden ser la espi- na bífida, mielomeningocele, cifoescoliosis, age- nesia de sacro, duplicidad uterina, fístulas recto- vesicales, rectoperineales, etc. [12]. El diagnóstico antenatal se sospecha cuando en la ecografía se observan unos riñones normales con ausencia de orina en la vejiga, ombligo en posición baja, rama del pubis ensanchada, geni- tales diminutos, tumor abdominal que aumento de tamaño conforme avanza el embarazo. La RM se reserva para los pacientes en los cuales no es suficiente la ecografía tridimensional. El diagnós- tico al nacimiento es evidente por la sola inspec- ción del hipogastrio. La radiografía simple valora la columna lumbosacra, así como la separación de las sínfisis pubianas [12]. El tratamiento es complejo a expensas de va- rios actos quirúrgicos que intentan: cierre de la vejiga y de la pared abdominal, el cierre ureteral posterior en el período neonatal, con osteotomía ilíaca bilateral y vertical, reparación de epispadias entre los 6 meses y el año, reparación del cuello de la vejiga entre los 4 y 5 años de forma que el niño pueda participar en un programa de re- habilitación miccional posterior a la cirugía. La derivación urinaria puede plantearse desde el principio o como alternativa a las complicaciones surgidas durante el cierre funcional [12]. Anomalías congénitas del uraco El uraco es una estructura vestigial situada entre el peritoneo y la fascia transversalis, exten- dida desde la parte anterior de la cúpula vesical al ombligo. Representa a la alantoides obliterada. Su longitud en el adulto oscila entre los 3 y 10 cm. El extremo inferior es la pared vesical, co- municando o no con su luz. La capa interna está constituida por epitelio transicional o cuboidal con actividad secretora, siendo el líquido seroso o mucinoso, otra submucosa de tejido conjuntivo y una externa de músculo liso. La luz está obs- truida en muchos puntos. Las anomalías uracales tienen como denominador común un fallo en la obliteración de su luz y están representadas por las siguientes circunstancias [2]. Persistencia del uraco Incidencia de 1 en 5 000 (16), constituye el 50% de estas anomalías y se debe a una alantoi- des no obliterada que mantiene la comunicación de la vejiga con el ombligo a través de un uraco permeable en todo su trayecto. El síntoma carac- terístico es la presencia de orina en el ombligo de un recién nacido [2]. El diagnóstico diferencial ha de hacerse con las patologías causantes de ombligo húmedo: Vaso umbilical infectado, onfalitis, persistencia del conducto onfalomesentérico. El diagnóstico por imágenes es a través de ecografía y TC [2, 15]. El tratamiento consiste en la extirpación del uraco a través de incisión infraumbilical, previa resolución de las posibles complicaciones como los abscesos [2]. Si bien el cáncer uracal es muy raro y ocurre en menos del 1% de los canceres de vejiga, los remanentes deberían ser resecados para evitar recurrencias de las complicaciones [16]. Quiste del uraco Consiste en la obliteración parcial del mis- mo por cierre de sus extremos umbilical y vesical
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