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418 MAGALY TERESA MÁRQUEZ SÁNCHEZ diversas combinaciones de 5-fluorouracilo, meto- trexato, bleomicina y vincristina. Otra alternativa es la combinación de interferón con cisplatino [9]. • Carcinoma verrucoso de pene, condiloma acuminado gigante, tumor de Buschke- Lowestein Su inclusión como un auténtico carcinoma puede ser confuso ya que con frecuencia a pesar de lo extenso de la lesión el estudio histopatológi- co comprueba que no se atraviesa la lámina basal del epitelio (ausencia de infiltración) [5]. Etiológicamente se relaciona con las infeccio- nes por papilomavirus humano y ETS. Debe de tratarse lo más conservadoramente posible. Sin embargo, no es infrecuente la presencia de au- ténticos focos de carcinoma epidermoide (Figura 3) [5]. Figura 3. Tumor de pene con focos verrucoso y epidermoides. (Fuente: archivo personal de la Dra. María Fernan- da Lorenzo Gómez. Uróloga en el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca. Salamanca 37007, España). • Carcinoma de células basales Existen pocos casos documentados, también llamado epitelioma basocelular, se ubica en el cuerpo del pene y se puede relacionar con si- tuaciones de infecciones crónicas locales e in- munodepresión. La lesión se presenta de color eritematoso-violáceo con telangiectasias en su- perficie. Habitualmente no es doloroso. El tra- tamiento es la resección quirúrgica y curativa [8]. • Carcinoma in situ Estas lesiones se estudian conjuntamente ya que su epidemiología, historia natural, sintoma- tología y evolución son muy similares y son in- distinguibles desde el punto de vista clínico. Se trata de auténticas lesiones malignas y como tales deben considerarse. Si afecta el glande se deno- mina eritroplasia de Queyrat y si afecta el cuerpo del pene o el resto de la región genital o perineal se define como enfermedad de Bowen [5].
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