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16 Traumatismos cerrados más frecuentes en el niño Epifisiólisis de la base de la falange proximal El 76% son de tipo II de Salter-Harris producidas por traumatismo indirecto, que en un adulto produciría una luxación interfalángica, pero que en niños no puede vencer la resistencia de los ligamentos y la cápsula articular, muy potentes, arran- cando la epífisis de la diáfisis con/sin fragmento metafisario. Es de vital impor- tancia la detección de estas fracturas por la capacidad de producir deformidades residuales. Son de especial importancia las deformidades en rotación, ya que una rotación de solo 5º puede producir un sobreposición de 1 cm al flexionar la mano. Habitualmente, la deformidad es en extensión con desviación lateral. Es preciso reducirla de la forma más precoz posible, ya que pasados los primeros 10 días son irreductibles sin lesionar el cartílago de crecimiento y obligarían a osteotomías al final del desarrollo si la deformidad interfiriera en la función de la mano. Además, hay que recordar que estas lesiones se producen con mayor frecuencia en el adolescente y, por tanto, tienen poco tiempo de remodelación. Clásicamente se usa un lápiz como fulcro, manteniendo la articulación meta- carpofalángica (MTCF) en flexión para estabilizar los ligamentos y realizándose la maniobra de reducción en sentido opuesto a la deformidad. Las de tipo I y II son habitualmente estables, precisando solo una sindactilización al dedo sano vecino para controlar desviaciones secundarias y no siendo necesario esperar a la consolidación ósea definitiva para comenzar la movilización activa. Figura 1. Traumatismos cerrados más frecuentes en el niño A B C D E F
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