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A bruptio placen tae . M a n e jo 24 Carlos A. Quintero J . El término Abruptio placentae (AP) se deriva del latín y sig nifica "desprenderse de algo". Es una de las emergencias obstétricas del tercer trimestre del embarazo y una de las primeras causas de mortalidad materno-perinatal (10). Definición Consiste en una hemorragia decidual que hace que la placen ta, normalmente insertada, se separe en forma prematura de su zona de inserción antes que se produzca la expulsión del feto. La causa inmediata de la separación de la placenta es a menudo por la ruptura de los vasos maternos en la decidua basal donde hace inferíase con las vellosidades coriales. El hematoma hace que se disequen las capas de la decidua y puede ser de tamaño muy variable pero si continúa su curso llega un momento en que diseca por completo la placa deci dual de la placenta y se produce su desprendimiento. Como la parte que se separa es ineficiente desde el punto de vista de intercambio de gases y nutrientes se compromete el esta do fetal de diferentes modos, aun provocando la muerte. Incidencia Incluyendo una serie de casos que se presentan anteriores al parto y dentro del mismo, la incidencia es muy variable y puede estar entre 1% y 2% de todos los nacimientos y la mortalidad fetal es de más o menos 1,2 por cada 1.000. La edad gestacional en que se presenta es más frecuente entre 24-28 semanas pero dependiendo de la patología asociada, puede ser en cualquier edad de gestación. Patogénesis Tanto entidades agudas como crónicas lo pueden preceder. La separación de la placenta puede ser el resultado de fuer zas mecánicas tales como trauma directo en el abdomen, descompresión brusca o anormalidades relacionadas con anormalidades de los vasos útero-placentarios (trombosis, vasculopatía decidual, inflamación, etc.) La formación del hematoma retroplacentario y la hemorragia decidual facili tan que se desprenda una cascada de coagulación, lo cual no permite una buena perfusión así como el paso de nutrientes, a veces ruptura de membranas y aumento del tono contrác til de la musculatura uterina. La trombina parece que juega un papel muy importante en la patogénesis y consecuencias clínicas del Abruptio, se produce cuando un factor tisular es desprendido como efecto de la hemorragia decidual. Su for mación puede deberse también a hipoxia decidual la cual genera un factor de crecimiento vascular endotelial (VEFG) el cual inicia la inducción para la producción de trombina. Esta tiene varias acciones: es un potente agente uterotónico, aumenta la expresión de metaloproteinasas, regula los genes que comprometen la apoptosis e inducen la formación de ci- toquinas inflamatorias, predominantemente interleukinas. Esta última acción lleva a necrosis tisular, ruptura vascular, ruptura de membranas y cambios de trabajo de parto. M anifestaciones clínicas Dependen de varios factores incluyendo si la hemorragia es aguda o crónica, oculta o clínicamente manifiesta y mode rada o severa. El Abruptio agudo se presenta con hemorragia más o menos severa, dolor abdominal y contracciones uterinas. El útero puede estar rígido y doloroso y el feto estar vivo, con sufrimiento fetal o muerto, dependiendo del grado del desprendimiento y el compromiso del lecho. Desafortuna damente el grado de separación de la placenta no está de acuerdo a veces con la cantidad de la hemorragia. El compromiso materno y fetal se produce en un grado alto de separación (<50 %) con CID y compromiso multisistémico. El Abruptio crónico es muy discutible pero su estableci miento puede transcurrir así hasta que se manifiesta clínica mente o puede ser un hallazgo posparto. A veces se acom paña de oligohidramnios, RCIU y RPM (13). Causas directas Constituyen entre el 1% y el 5% de todas las causas y especial mente se refieren a trauma directo (accidente de auto, caídas, violencia, etc.), disminución súbita del volumen uterino como puede suceder después de una pérdida rápida y abundante de líquido amniótico en el polihidramnios o el parto del pri mer gemelo, o un cordón umbilical anormalmente corto (lo cual ocurre usualmente durante el parto) (6). GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T Factores de riesgo Se clasifican en tres grupos: aquellos asociados con etiología aguda, factores médicos y obstétricos y factores sociodemo- gráficos o de conducta matemos. Historia previa de PA: los metanálisis demostraron que, después del primer episodio, había una recurrencia del 10 al 17%, y después de 2 episodios la incidencia era mayor del 20%) (1). Hipertensión durante el embarazo se asocia con una inci dencia del 2,5% al 17% (sin embargo, aproximadamente el 50% de los casos de AP severos asociados a muerte fetal te nían como antecedente hipertensión) (2). Aumento de edad materna así como multiparidad (3) se asocian a AP (3). Sobredistensión uterina por embarazo ge- melar a polihidramnios. La diabetes mellitus en la embaraza da es más frecuente que se asocie con AP (1). Hay suficiente evidencia de la asociación del consumo de cigarrillo, drogas y alcohol, (más de 14 vasos de alcohol semanal), durante el embarazo y la aparición de AP (4, 9,11). Ruptura prematura de membranas prolongada es una de las entidades en que se ha encontrado evidencia de asociación con AP (5, 7-11). Trombofilias y especialmente aquéllas con resistencia a proteína C activada y mutaciones de Leiden mostraron ma yor prevalencia de AP (8). Algunas veces asociado a fibro mas retroplacentarios así como a trauma en ciertos procedi mientos como amniocentesis. Se reconoce que hay unos casos no asociados con lo ante rior, por lo tanto se denominan idiopáticos y probablemente se relacionen con problemas vasculares de la decidua o los vasos uterinos terminales. Letalidad La incidencia del AP, incluyendo cualquier cantidad de la sepa ración de la placenta anteparto, es de alrededor de 1 en cada 77 a 89 partos. Sin embargo, las formas severas (aquellas asociadas con muerte fetal) ocurren sólo en 1 de cada 500 a 750 partos. Prevención Control prenatal temprano y cuidadoso, evitar factores de riesgo, reconocimiento temprano y adecuado de las con diciones maternas tales como diabetes, hipertensión, y los demás factores de riesgo asociados con AP para darles el manejo oportuno. Evitar el consumo de drogas, alcohol y cigarrillo así como una buena nutrición aunque no hay evi dencias que estén a favor y lo prevengan (3). C l a sif ic a c ió n Grado O: asintomático y casi siempre se diagnostica posparto. Grado I: pacientes con sólo hemorragia vaginal. Grado II: hemorragia vaginal, hematoma retroplacentario, sensibilidad uterina (a veces sin hipertonía), y signos de su frimiento fetal. Grado III: hemorragia vaginal, hematoma retroplacentario, sensibilidad uterina (con o sin hipertonía), choque materno, muerte fetal y signos de coagulopatía de consumo. La evidencia ha demostrado que hay más casos de AP Grado III asociados con hipertensión arterial que en pacien tes que no la tienen (9,10). También se demostró que el re sultado perinatal era más pobre en estas pacientes. D ia g n ó s t ic o El diagnóstico es eminentemente clínico, pero puede estar apoyado por técnicas biofísicas y laboratorio clínico. La au sencia de hallazgos sugestivos de desprendimiento en el ultrasonido no lo descarta, tiene poca sensibilidad pero los hallazgos patológicos son altamente predictivos. El hallazgo de un coágulo retroplacentario es muy evidente pero no lo descarta el hecho que no se encuentre pues puede ser una colección subcoriónica de líquido (figuras 1 y 2) y también es importante el signo de un destello al movimiento de la madre como si fuera "cuajada" o "gelatina" (15). Figura 1. Figura 2. Y A li FfTAL C-VCtW TIH C V IO W O m 5 4 W (HN f t M 2U U$p7 17M 8JC 4 P t t OH o ; t k >: r f t SWWCT — 168 PARTE III 2 4 / ABRCJPTIO PLACENTAE. MANEJO T Síntomas de síndrome agudo: dolor abdominaly/o dolor pélvico (70%), hemorragia vaginal (que puede ser escasa y roja o acre) (70%), parto prematuro idiopático (25%). Signos útero hipertónico y sensible (35%) (aunque a veces puede no haber hipertonía), hemorragia la cual puede ser abundante (80%) o estar atrapada y no ser visible pero au menta el tamaño del útero, sufrimiento fetal (60%) o signos de muerte fetal (15%). Com plicaciones m aternas • Choque hemorrágico • Coagulopatía de consumo (CID) • Ruptura o hipotonía uterina (útero de Couvelaire) • Falla renal • Necrosis isquémica de órganos distales (ej. hepáticos, suprarrenales, hipófisis) • Muerte materna. Com plicaciones fetales • Asfixia fetal por hipoxia • Anemia • Parto pretérmino • Retardo del crecimiento intrauterino • Anomalías del SNC • Muerte fetal. Exám enes de laboratorio Hemograma completo, tiempo de protrombina, tiempo parcial de tromboplastina, fibrinógeno y productos de de gradación del fibrinógeno, prueba de aglutinación de los D-dímeros, la cual se ha usado como marcador temprano (12) y hemoclasificación. Ultrasonido, el cual ayuda en la lo calización de la placenta y excluir la placenta previa pero no tiene utilidad para el Dx. de AP. (El hematoma se reconoce sólo entre el 2 y el 25% de todos los AP). Tratamiento El objetivo principal del manejo debe estar encaminado a prevenir la morbimortalidad materno perinatal (14). Debe ser manejada en una unidad de tercer nivel de atención con personal idóneo y tecnología apropiada. El manejo incluye: • Monitoria continua de los signos vitales • Cateterización de la vena yugular para la administra ción rápida de líquidos y ojalá catéter para medir pre sión venosa central y/o catéter de Swan Gantz • Flujo de O, continuo • Dos venas canalizadas con solución salina o ladato de ringer • Control de hemorragia vaginal y altura uterina • Monitoria continua de la FCF • Manejo del choque si lo hubiese • Control de la eliminación urinaria • Transfusión sanguínea temprana aunque la presión san guínea sea normal y/ o por lo menos tener cuatro unida des de sangre (glóbulos rojos empacados) reservadas • Amniotomía inmediata • Cesárea inmediata si el feto está vivo y el parto no es inminente • Manejo de la coagulopatía de consumo o de otra causa asociada al Dx. de AP (síndrome Hellp). Como parte importante del manejo de la coagulopatía, debe tenerse en cuenta que el hematocrito se debe mantener por encima de 30%, además debe disponerse de sangre total fresca, crioprecipitado, plasma congelado y plaquetas. Evidencias a favor del resultado del m anejo opor tuno del AP • La rapidez del Dx. de feto vivo y su extracción oportuna • Buena evaluación del estado materno • Reposición del volumen de sangre perdida oportunamente • Tratamiento precoz de la coagulopatía. — tío AUuptiu _ Kl, PJSVt (2(B4 Je lo* CMO*) ¿R *á vivo d fcto? ¿kJUrfc c c r trr iM k a d te (ñau el ¡nato vernal0. L— Sí Abrupto lava o ■ niodctudo (8044 de loecaioe) ¿KJ ota ro ert A duro y n o purrcc relajarse enere co n m crio u *? ¿F.»*re algún 1 defecto — de coagulación? ¿E sá*c dgán defecto de coaguUaón? [ ' ^ Mantener la perianto ccgaaeca TndnrciAn c m nrimnim Parto vaginal > Cetárea Corregir el da fe a n de la coagulación — enn pintara y cnoprccipUado* [ No Inducción del parto am owsocina M anucnzaoán clcctr tanca dri feto [ Cuuegu el delecto de la coagulación con plaama y cnoprea pitada Momuxuacifa fotnl rawrmal V ínr*tn ro*n A n fetal normal Partn vaginal Figura 3. Manejo del abruptio placentae. Plan general (tomado de F. Arias). OBSTETRICIA D E ALTO RIESGO 169 GINECOLOGÍA Y O BSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T ¿Q ué no hacer? Administrar heparina. Cesárea y otras intervenciones quirúrgicas sólo cuando estén indicadas. Por ejemplo en CID son más bien una con traindicación relativa. Dejar el miedo o la prevención de usar oxitocina en presencia de un feto vivo o con hipertonía uterina pues muchos de estos casos se benefician con ello. M a n e jo d e l AP c o n f e t o v ivo El manejo de la paciente con sospecha de AP y feto vivo es complejo, debido al riesgo materno-fetal tan severo que puede terminar en muerte para ambos. Hay dos grupos que deben tenerse en cuenta: las que presentan hipertonía uteri na severa y aquéllas con útero relajado. Con hipertonía uterina Posiblemente el desprendimiento sea más extenso (más o menos 50%) y la probabilidad de que se produzca sufri miento fetal es mayor del 90%. En estos casos debe prepa rarse a la paciente para una operación cesárea a menos que haya una contraindicación (p. ej. Choque materno severo, feto previable) incluyendo una buena evaluación del perfil de coagulación y preparar transfusión temprana. Sin hipertonía uterina Si hay sospecha de AP y el útero no es hipertónico y no hay sufrimiento fetal agudo se presume que el desprendimien to no es tan extenso (menor del 25%), se puede intentar in ducción del parto con oxitocina pero ante el menor signo de deterioro materno-fetal, hay que estar preparados para una operación cesárea inmediata. Pronóstico La tasa de mortalidad materna por AP, se encuentra entre 0,5 y 5% dependiendo de la precocidad con que se haga el Dx. La mortalidad fetal entre el 50 y el 80%, la mortalidad perinatal entre el 20 y el 40% y los que sobreviven, tienen un 40 a 50% de enfermedad neonatal. Hay evidencia suficiente de que las pacientes que presen tan un AP tienen mayor incidencia de complicaciones en embarazos posteriores. Aproximadamente el 15% termina rá en aborto espontáneo, y el 9,3% lo repite. Después de dos embarazos consecutivos con AP, es del 25%. Se ha recomendado por algunos autores, que el embarazo se termine prematuramente en las pacientes con anteceden tes de AP por el riesgo de la recidiva, pero no hay suficiente evidencia que apoye esto. Algunas anotaciones importantes para tener en cuenta especialmente desde el punto de vista legal: • Algunas pacientes pueden no tener una presentación clásica de AP especialmente con implantaciones poste riores. • Descartar el Dx de AP en cada paciente con parto pre maturo. Monitorizarlas cuidadosamente para excluir o establecer el Dx. • La ausencia de hemorragia vaginal no excluye el AP. • La CID o cualquier otro tipo de coagulopatía puede ocurrir aun en presencia de valores dentro de límites normales de los factores de coagulación. • Un ultrasonido normal no excluye la presencia de un AP. R e f e r e n c ia s 1. Karegard M, Gennser G. Incidence and recurrence. Rate of abruptio placentae in Sweden. Obstetrics and Gynecology 1986; 67: 523-8. 2. Abdella TN, et al. 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