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E n fer m ed a d r en a l c r ó n ic a y em ba ra zo 36 Paulino Vigil-De Gracia Cada día es más frecuente la existencia de pacientes con en fermedad renal crónica y embarazo, lo cual significa que el médico obstetra requiere un adecuado conocimiento de la fisiología renal y además conocer la evolución que se pue de presentar con esta patología durante un embarazo, que a pesar de que la frecuencia es cada vez mayor, su incidencia continúa siendo sólo un 0,03% (1). La evolución de un embarazo en mujeres con insuficien cia renal crónica depende fundamentalmente de la función renal antes del embarazo o en las primeras semanas de di cho embarazo, de la existencia de hipertensión previa o de su aparición como complicación durante el embarazo y del tipo de lesión renal. El tema de insuficiencia renal crónica y embarazo ha ad quirido más interés en las últimas décadas debido a que se reportan embarazos exitosos con esta patología, y por otro lado los avances en diálisis y en los transplantes renales han abierto un gran camino en lo que significa la procreación en pacientes que antes parecía imposible. F u n ció n ren a l y e m b a r a z o Antes de entrar en los detalles de insuficiencia renal crónica y embarazo es bueno que recordemos algunos cambios morfoló gicos y fisiológicos renales observados durante el embarazo. 1. Cambios morfológicos: se ha demostrado que los riñones de una mujer embarazada aumentan entre 1 a 1,5 cm su longitud. Además, la pelvis renal, los cálices y los uréteres se dilatan considerablemente, sobre todo durante el ter cer trimestre de embarazo y pueden durar hasta un mes y medio luego de la terminación de éste (2). Estos cambios se explican por una elevada concentración de hormonas y por la presión ejercida por el útero agrandado. 2. Cambios fisiológicos: durante el embarazo se producen cambios fisiológicos muy importantes (3). La tasa de filtración glomerular y la depuración de creatinina se incrementan levemente después de la concepción. Los valores normales de creatinina y nitrógeno de urea en una mujer no embarazada son de 0,8 mg/ di y 13 mg/ di respectivamente, sin embargo, con el embarazo normal estos valores descienden a 0,6 mg/dl y 9 mg/di. De tal forma, valores de creatinina en 0,9 mg/ di y nitrógeno de urea en 14 mg/ di son normales en mujeres no embaraza das, pero son sospechosos de patología durante un em barazo. Sin embargo, la forma ideal de evaluar la función renal durante el embarazo debería ser la depuración de creatinina y no el valor sérico de ésta. El aclaramiento de creatinina cambia espectacularmente durante la gesta ción, comenzando en el primer trimestre, y puede alcan zar entre 110 y 150 mi/minuto, pero hay una disminu ción considerable hacia el tercer trimestre. Otro hallazgo interesante son los valores de ácido úrico, pues dismi nuyen al principio del embarazo y al final encontramos valores similares a los de las mujeres no embarazadas. La proteinuria aumenta durante el embarazo y sólo se considera anormal si sobrepasa las concentraciones de 300 mg/ 24 horas; recordemos que en pacientes sanas y sin embarazo los valores normales de proteínas en orina de 24 horas oscilan entre 150 y 200 mg. La osmolaridad sérica también disminuye en cerca de 10 mOsm/L. Al estar en decúbito supino el flujo sanguíneo renal es máximo si no existe un embarazo, con embarazo esta posi ción lleva a compresión de la vena cava por el útero gestante y se altera el flujo sanguíneo. Por lo anterior es el decúbito lateral y de preferencia el izquierdo el que permite la máxi ma función renal durante la gestación. Hay muchas causas de enfermedad renal crónica obser vadas en embarazadas, entre ellas podemos señalar: diabe tes mellitus tipo 1, glomerulonefritis, hipertensión, lupus eritematoso con nefritis, nefropatía por inmunoglobulina A, enfermedad renal poliquística. La historia natural de la enfermedad renal durante y después del embarazo depende en gran medida de la condición renal anterior y de la pre sencia de hipertensión arterial. In su f ic ie n c ia ren a l y c o n s e j o s a n t e s d e l EMBARAZO Lograr un embarazo y mantenerlo depende básicamente de la severidad del daño renal (3-5). En principio la fertilidad se altera o disminuye en proporción directa al fallo renal. El GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T daño renal crónico lo podemos dividir en tres grupos: leve, moderado y severo. Se conoce como severo cuando los nive les de creatinina sérica exceden los 3 mg/ di y los niveles de nitrógeno ureico son mayores de 30 mg/ di y en estos casos la posibilidad de embarazo exitoso es mínima (3). La clasi ficación se basa entonces en los niveles de creatinina sérica, como se describe a continuación (6): a. Insuficiencia renal leve o conservada: creatinina sérica 0,9 a < 1,4 mg/ di. b. Insuficiencia renal moderada: creatinina sérica 1,4 a 2,5 mg/dl. c. Insuficiencia renal severa: creatinina sérica > 2,5 mg/ di. Idealmente, se aconseja un embarazo en insuficiencia renal crónica, cuando los niveles de creatinina sérica antes del embarazo son inferiores a 2 mg/dl y la presión arterial diastólica se mantiene en 90 mmHg o menos. En cuanto al control de la presión arterial sistémica también se describe que sí se necesita más de un antihipertensivo para mante ner los niveles de presión arterial estables y la posibilidad de éxito con un embarazo es menor. Algunos médicos con sideran aconsejar embarazos con niveles alrededor de 2,5 mg/dl de creatinina sérica pero otros más conservadores lo aconsejan sólo con valores iguales o menores a 1,5 mg/di. Desde nuestra experiencia y por todo lo mencionado es más aconsejable cuanto más bajo sea el valor de creatinina sérica. Además de los niveles de creatinina o de la severidad del daño renal, influye en el éxito del embarazo la presencia de hipertensión y de preeclampsia agregada. Otros consejos prácticos a toda paciente con insuficiencia renal crónica son los siguientes: tener en cuenta que el em barazo se puede presentar en cualquier momento luego del diagnóstico de la insuficiencia renal y cuanto menos deterio ro renal más éxito, y se le debe aconsejar que si desea familia debe procurarlo tan rápido como sea posible, siempre y cuan do no se comprometa su vida, pues está probado que con el transcurrir del tiempo la posibilidad de embarazo disminuye. En otras palabras, además del grado de daño renal también influye el tiempo que lleva con la patología renal. Si la paciente no tiene familia y es joven aconsejamos man tener un contracepción no definitiva mientras se tienen los criterios de estabilidad y se le pueda permitir un embarazo. No aconsejamos la esterilización definitiva en estas mujeres pues hoy día, con la diálisis y los transplantes renales los embarazos con buenos resultados son una realidad. En caso de que la paciente tenga su familia, o no desea hijos, o no existe la posibilidad de diálisis o de transplan tes es preferible ofrecerle medidas contraceptivas definiti vas, pues siempre existe la posibilidad de embarazo y como veremos adelante, con pocas excepciones, el embarazo va a deteriorar la función renal de estas mujeres, daño que es proporcional al existente previo al embarazo. In su f ic ie n c ia r en a l c r ó n ic a c o n e m b a r a z o Como mencionamos anteriormente la insuficiencia renal crónica se divide en tres grupos según el nivel de creatini- na sérica y el impacto según el embarazo va a depender de estas categorías (3, 6). A continuación haremos una descrip ción de cada una de ellas y su repercusión con el embarazo. I n su f ic ie n c ia ren a l l e v e o c o n se r v a d a ( crea tin in a s é r ic a < 1 , 4 m g /d l ) Según los estudios realizados por Katz y col (8), Abe (4) e Imbasciati y Ponticelli (7), las mujeres con insuficiencia re nal crónica con función renal normal o levemente alterada al momento de la concepción tienenresultados obstétricos excelentes y el embarazo no parece afectar el curso de su enfermedad. Por supuesto que hay excepciones y muchos autores no aconsejan el embarazo en pacientes bajo las con diciones mencionadas si la causa de la insuficiencia renal es una esclerodermia o una periarteritis nodosa. En un estudio realizado más recientemente por Bar y col (9) se encontró que el 89% de su serie eran mujeres con insuficiencia renal leve y en este grupo no hubo óbitos y las complicaciones fueron muy bajas. Además reportan que estos resultados no se afectan por la patología primaria de la paciente. A pesar de los buenos resultados se dan algunos cambios en estas pacientes: la tasa de filtración glomerular aumenta pero no a los niveles que observamos en embarazadas nor males y la proteinuria es muy común, ocurriendo en aproxi madamente el 50% de estos embarazos. En dos interesantes estudios (4,10) se hace énfasis en que los resultados perina tales de estos embarazos se ven afectados por: 1. La hipertensión no controlada 2. Proteinuria en rangos nefróticos al inicio de la gesta ción 3. Tasa de filtración glomerular < 70 ml/minutos antes de la concepción o en el primer trimestre de embarazo. Otro aspecto interesante encontrado en estas pacientes es la poca o nula alteración de la condición renal (6). I n su f ic ie n c ia ren a l m o d e r a d a ( crea tin in a s é r ic a 1 , 4 a 2 , 5 m g /d l ) El pronóstico es más reservado cuando la función renal está moderadamente alterada antes del embarazo. No es fácil lle gar a conclusiones en mujeres con embarazo y este grado de lesión renal pues la cantidad de casos reportados son pocos. Unos reportan gran deterioro en la función renal de estas pa cientes, sin embargo, estudios más recientes (10,11) sugieren que un buen control de la hipertensión genera mejores resul tados. El estudio realizado por Cunningham y col (5) revela que hubo un éxito obstétrico en el 85% de sus 26 embaraza das, pero nos dicen que hubo severas crisis de hipertensión arterial, que la tasa de filtración glomerular no aumentó du rante todo el embarazo en el 50% de los casos y que el 25% de estas mujeres tuvo un deterioro acelerado de la función renal. En cuanto a los resultados perinatales, Jones y Hayslett (11) encuentran que el 55% y 31% desarrollan parto pretérmi no y restricción del crecimiento fetal respectivamente. Podemos decir que los resultados perinatales evidencia dos en la actualidad encuentran alta supervivencia fetal, sin embargo, las complicaciones maternas, como empeoramien to de la función renal e hipertensión, son altas. Con todas esas evidencias existentes en la literatura aunadas a nuestra propia experiencia, consideramos no aconsejable el emba razo en mujeres con insuficiencia renal crónica moderada. Por supuesto que esta recomendación puede discutirse con la pareja y su familia, sobre todo en aquellos casos donde la 242 PARTE III 3 6 / ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA Y EMBARAZO T mujer no tiene hijos y su nivel de creatinina está más cerca de 1,5 mg/ di y cuando la hipertensión esta controlada. I n s u f i c i e n c i a r e n a l s e v e r a ( c r e a t i n i n a s é r i c a > 2 ,5 m g / d l) La mayoría de las mujeres con este daño renal presentan ame norrea o son anovulatorias. Por lo anterior, la posibilidad de embarazo es baja y en caso de que se presente, los resultados matemos y fetales son desalentadores. Lo importante es tener en cuenta que aun con este grado de daño renal existe posi bilidad de embarazo. En estos embarazos los riesgos de com plicaciones maternas severas son mayores que la posibilidad de éxito obstétrico. Jones y Hayslett (11) encontraron una alta incidencia de complicaciones maternas en mujeres con insufi ciencia renal crónica severa y en el aspecto neonatal nos repor ta que el 73% de los nacimientos fueron préterminos y el 57% tenía restricción de crecimiento. Con todas estas evidencias se hace muy difícil aconsejar un embarazo en estas pacientes. Es mejor mantener bajo contracepción este tipo de muje res y si es una mujer joven y no tiene hijos no aconsejamos la esterilización definitiva. Bajo estos conceptos lo principal es tratar de conservar la poca función renal existente, por si fuese posible adquirir una rehabilitación renal mediante diálisis o por transplante renal y luego de estos resultados se puede discutir la posibilidad de embarazo y sus resultados. V ig il a n c ia d u r a n t e e l e m b a r a z o El control prenatal se debe iniciar tan pronto se detecte el em barazo y las visitas se deben dar cada dos semanas hasta las 32 semanas de gestación, y luego cada semana. El seguimiento especial que se le debe dar a esta embarazada es el siguiente: 1. Depuración de creatinina y excreción de proteínas en orina de 24 lloras cada mes. Cuando se presenta una proteinuria impor tante pero la presión arterial se mantiene estable o normal el embarazo puede continuar con vigilancia estricta. 2. Monitoreo estricto de la presión arterial para detectar la hi pertensión y su gravedad. Muchas de las crisis hipertensi- vas en estas pacientes se deben a la agregación de una preeclampsia, sin embargo, existen muchas controver sias sobre cuándo realmente se inicia una preeclampsia sobreagregada, razón por la cual es difícil determinar la incidencia de preeclampsia con esta patología. 3. Evaluar por inicio de preeclampsia agregada. Cuando se llega al diagnóstico de preeclampsia agregada, se debe dar el manejo de preeclampsia. Recordar que el trata miento definitivo de la preeclampsia es la interrupción del embarazo y que en estos casos el manejo debe ser más agresivo. Cuando el diagnóstico de preeclampsia se realiza antes de las 28 semanas de gestación el resul tado perinatal es de mal pronóstico (12). 4. Evaluaáém del desarrollo, crecimiento y bienestar fetal. La evaluación del bienestar fetal es fundamental pues mu chos de estos fetos cursan con restricción del crecimiento. Recordar que después de los 1.500 g de peso y evidencia de compromiso fetal, por más leve que sea, el ambiente extrauterino siempre será mejor. En caso de que se pre sente un deterioro progresivo de la función renal o cri sis hipertensivas se debe considerar la interrupción del embarazo, por supuesto evaluando la edad gestacional y considerando los riesgos y beneficios de madre e hijo. 5. Detección temprana de bacteriuria asintomática o de infección de vías urinarias. El objetivo principal aquí es hacer el diagnóstico oportuno y tratamiento adecuado para evitar mayor compromiso renal. M a n e j o d u r a n t e e l e m b a r a z o Lastimosamente las guías para el manejo de la embaraza da con insuficiencia renal crónica son basadas en estudios observacionales, retrospectivos y opiniones. El manejo a dicha paciente debe hacerlo un especialista en medicina ma- terno-fetal o perinatólogo y debe ser multidisciplinario y el nacimiento debe darse en un centro hospitalario de tercer nivel. Además de los exámenes de rutina, los exámenes de la función renal se deben solicitar al inicio y al menos cada 4 semanas durante todo el embarazo. H e m o d i á l i s i s y e m b a r a z o Actualmente son frecuentes los casos de embarazos en pa cientes sometidas a hemodiálisis, sin embargo, la incidencia real es difícil de determinar pues muchos de estos casos se complican y no se reportan, y otros son embarazos no desea dos o no planeados y terminan en abortos y no se reportan. A pesar de una menstruación irregular o ausente, la pa ciente con hemodiálisis debería usar un método anticoncep tivo pues la posibilidad de embarazo es real. Existe poca información científica sobre la realización cró nica de diálisis durante el embarazo; Okundaye y col (13) rea lizaron un largo reporte de embarazo y diálisis. Ellos analiza ron 184 mujeres a las cuales se les realizaban diálisis antes del embarazo y 57 que se dializaron por primera vez cuando es tabanembarazadas. La sobrevida de los infantes fue mejor en aquellas que iniciaron la diálisis durante el embarazo que en aquellas que se embarazaron y ya recibían las diálisis (13). Existen argumentos en contra de los embarazos en pa cientes en hemodiálisis, en parte porque se puede empeorar la condición materna y por otro lado porque la posibilidad de éxito obstétrico se limita a tan solo un 20 a 40% (14). Para que se logren buenos resultados neonatales y matemos es necesario un meticuloso control de la presión arterial, de los líquidos, que se aumente la frecuencia de las diálisis y una buena nutrición. Algunos de los objetivos con las diálisis son mantener el nitrógeno ureico en menos de 80 mg/dl, pues se han descrito aumentos de las muertes intrauterinas con valores superiores a éstos, también se debe evitar la hi potensión durante el procedimiento, se debe llevar un buen control de la presión arterial y se deben evitar los trastor nos hidroelectrolíticos pues pueden ser perjudiciales para el feto. Es importante manejar la anemia en estas pacientes, ya que es frecuente. Se usa la eritropoyetina recombinante hu mana y no se han descritos efectos dañinos; hay casos donde es necesario la transfusión de glóbulos rojos empacados, en esos casos se debe tener precaución con la presión arterial. OBSTETRICIA DE ALTO RIESG O 243 GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T D iálisis peritoneal y embarazo. Se han reportado emba razos exitosos con estos procedimientos, tanto así que algu nos autores recomiendan que éste debe ser el procedimiento a practicar en caso de embarazo e incluso se comenta que si se realiza hemodiálisis y luego se embaraza, la paciente debe cambiar de hemodiálisis a diálisis peritoneal (15). T r a n s p l a n t e r e n a l y e m b a r a z o Después del transplante renal las funciones renales y endo crinas retoman rápidamente. Se estima que una de cada 50 mujeres en edad reproductiva luego de un transplante exi toso puede quedar embarazada. De aquellas pacientes que sobrepasan el primer trimestre, el 90% tiene un embarazo exitoso (16). Es importante recalcar que a pesar de los buenos resultados sólo se debe permitir el embarazo si la paciente no tiene familia o si el embarazo es uno de los objetivos de la pareja. Lo ideal es usar métodos anticonceptivos para evitar el embarazo e incluso pueden ser definitivos si así lo desea la mujer. Todas estas alternativas deben ser bien discutidas entre médico, mujer y familia inmediatamente después de un transplante, incluso, pueden ser analizadas mucho antes. Lo fundamental es evitar un embarazo no deseado ya que puede poner en riesgo la salud de la mujer. En consenso se opina que el embarazo es relativamente seguro un año luego del transplante si la paciente no ha te nido rechazo durante ese año, si no existen infecciones que pudiesen afectar el feto, si la paciente no está tomando dro gas teratogénicas y las dosis de medicamentos inmunosu- presores son estables (17). La paciente debe ser monitorizada como de alto riesgo, con visitas cada dos semanas hasta la semana 32 de ges tación y a partir de aquí cada semana hasta el término del embarazo. Mensualmente se debe monitorizar un conteo sanguíneo total, nitrógeno ureico, creatinina, electrolitos, proteínas en orina de 24 horas y depuración de creatinina. Se estima que entre 40 y 60% de los embarazos terminan en partos prematuros, generalmente por labor prematura o ruptura de membranas. La terminación del embarazo debe ser por vía vaginal, pues usualmente no hay problemas me cánicos con la labor de parto y el riñón transplantado. La cesárea se realizará sólo por indicación obstétrica y no por el hecho de tener un transplante renal. En caso de ruptura de membranas y de episiotomía se recomienda cobertura con antibióticos. En caso de realizarse cesárea es preferible un abordaje por el segmento inferior y también se recomienda el uso de antibióticos en forma profiláctica. Luego de un transplante renal los mejores indicadores de éxito obstétrico son: 1. Embarazo entre los 12 y 24 meses luego del transplante. 2. Una buena función renal (creatinina sérica menor de 1,5 mg/dl). 3. Excelente presión arterial. Las drogas inmunosupresoras más usadas durante el em barazo son cyclosporina, prednisona, azathioprina (18). Las complicaciones más frecuentes observadas en estas pacien tes son hipertensión crónica, anemia, infección del tracto urinario, ruptura prematura de membranas, labor de parto pretérmino y la preeclampsia que en muchos casos se agre ga a la hipertensión crónica existente (18). C o n c l u s i o n e s • Toda mujer con insuficiencia renal crónica y edad re productiva requiere de orientación en contracepción pues la posibilidad de embarazo siempre existe. • Los niveles de creatinina sérica al inicio del embarazo en una mujer con insuficiencia renal crónica son inver samente proporcionales al éxito materno y fetal. • Muchas mujeres con insuficiencia renal crónica leve o moderada toleran bien el embarazo y tienen buenos re sultados obstétricos. • No se aconseja el embarazo en mujeres con insuficien cia renal crónica severa, pues los resultados m atemos y fetales son desalentadores. • Son factores fundamentales en los resultados matemos y fetales: hipertensión, condición renal al momento del embarazo y tipo de lesión renal. • Las principales complicaciones perinatales son: partos pre término, restricción del crecimiento fetal y muerte fetal. • El embarazo en pacientes con diálisis puede ser de gran riesgo materno-fetal y requieren mucha vigilancia con poco éxito obstétrico. • En las mujeres con trasplantes renales no complicados los embarazos terminan con gran éxito. 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