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In c o n t in en c ia u r in a r ia d e e s f u e r z o fem en in a . T ratam ien to q u ir ú r g ic o 80 Jacinto Sánchez A. • Antonio Lomanto M. La incontinencia urinaria es un problema para muchas mu jeres, y la necesidad de su valoración y tratamiento depende de la frecuencia y magnitud del proceso. En algunas mujeres la pérdida urinaria es mínima y ocurre ocasionalmente y en tales circunstancias ellas consideran que no es un problema y en un buen número de casos la con sideran como una situación de carácter normal, y de allí que solamente del 30% al 40% asisten a la consulta. Está indicada la corrección de dicho trastorno cuando crea una auténtica in validez desde el punto de vista social, o laboral y la paciente solicita valoración adicional y una solución al problema (24). Al revisar la literatura llama la atención el hecho de que se han descrito más de un centenar de técnicas para la co rrección del problema, lo cual sugeriría que hay una anar quía en el manejo de esa patología, pero en la práctica ese concepto no es válido, porque cada cirujano de acuerdo al conocimiento y a su experiencia tiene preferencia con las técnicas que ha obtenido mejores resultados. En el estudio de las técnicas para el manejo de la inconti nencia urinaria de esfuerzo es de suma importancia tener en cuenta que el diagnóstico adecuado es, sin lugar dudas, la clave para el éxito de la cirugía (1). La corrección quirúrgica eficaz de la incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE) data de comienzos de este siglo. Donald y Fothergill (1908) de Manchester, Inglaterra, lograron la cura y reparación simultánea del prolapso útero-vaginal, al elevar el cuello de la vejiga en el momento de la colporrafia anterior. Esta última operación se hizo después de suspender el útero en la pelvis, al fijar los ligamentos cardinales al cuello amputado. Una década más tarde Kelly (1915) (2) describió la plica- tura del tejido parauretral en un intento de poner a tensión el cuello vesical a nivel de la unión uretrovesical. Preconiza ba que el problema estaba en un punto más proximal en la uretra, que en el meato urinario externo. Este criterio trans vaginal para la corrección de la IUE que más tarde fue defi nido por Kennedy (1937) (3), y fue el que predominó en los siguientes cincuenta años en la cirugía para la incontinencia. "S i no se obtiene buenos resultados con la primera opera ción hay que intentarla de nuevo cuantas veces se necesite", frase que parecía más de un político de esa época. Las tasas de cura lograda fueron, en promedio, de 65%. Victor Marshall (1946) describió el siguiente avance técnico importante en el tratamiento quirúrgico primario de la incon tinencia. Corrigió la incontinencia en una paciente por medio de la uretrovesicopexia retropúbica al fijar el cuello de la veji ga en un punto alto en la cara posterior de la sínfisis del pubis. Los buenos resultados en un paciente de sexo masculino tuvo como consecuencia probar la técnica en mujeres con IUE, y así surgió el método de Marshall-Marchetti-Krantz (1949) (4) El doctor Krantz, destacado anatomista promulgaba con exactitud que la operación curaba la incontinencia al elevar y fijar la unión uretrovesical en un plano alto de la pelvis. Es interesante señalar que Aldridge (1952) (5) expresó la opinión de que la cura quirúrgica de la IUE se lograba al construir "u n soporte del tejido vecino para sostener la uretra y el cuello vesical en una posición lo más alta en la pelvis". Sin embargo, la confirmación fisiológica de que la elevación de la unión uretrovesical era la que lograba la co rrección de la incontinencia y no la constricción de la uretra, se obtuvo gracias a la descripción de Enhorning (1961) (6), de que en la mujer normal la maniobra de valsalva generaba un incremento concomitante de presión fuera de la vejiga y de la uretra, y así conservaba un gradiente de tensión entre uno y otro órgano y se conseguía la continencia. La salida de orina por el incremento repentino de la presión intraa- bdominal se debía a la falta de transmisión de dicha fuerza mayor a la porción exterior de la uretra. Es un hecho importante que la incontinencia que se acompa ña de baja resistencia uretral, como causa separada de inconti nencia en mujeres, Goebell (1910) (7) realiza la primera opera ción de "cabestrillo" uretrovesical con buenos resultados. Se considera que los "cabestrillos" permiten estrechar la uretra proximal, y ello es un factor esencial en las mujeres con baja resistencia uretral. Sin embargo, el moderno "ca bestrillo" uretrovesical no fue concebido para resolver el síndrome de baja resistencia uretral, sino para tratar a las mujeres que habían fracasado con técnicas anteriores de co rrección transvaginal de la incontinencia. Aldridge (1952) utilizó aponeurosis de la pared abdomi nal con una técnica combinada vaginal y transabdominal. Millin y Read (1948) describieron una vía de acceso únicamen te suprapúbica, la cual según ellos, produjo índices de buenos GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T resultados, pero también surgieron complicaciones importantes cuando la intervención la practicaron cirujanos no tan expertos. Los "cabestrillos" hechos después de fracasar la cirugía para incontinencia en mujeres con una uretra que tenía re sistencia normal, argumentaban como función fundamental elevar la unión uretrovesical en la pelvis. La banda suburetral libre de tensión se ha convertido en la actualidad en la más utilizada debido a la facilidad de uso y además porque puede realizarse como cirugía ambulatoria con anestesia local o regional y se hace una pequeña incisión de unos 2 cms en la cara anterior de la vagina, en el tercio medio de la uretra. La técnica se basa en la colocación de una banda de material inabsorbible (prolene monofilamento), sin tensión en la zona suburetral (teóricamente en la zona de máxima presión uretral), colocada a través de la incisión vaginal; rodeando la uretra en su cara vaginal. Mediante un insertar (agujas) se per mite el paso desde la incisión vaginal, a través del espacio retro- sinfisario, hasta la pared abdominal, donde queda la cinta em plazada sin necesidad de fijación. Esta técnica fue preconizada por Ulmsten como TVT (tensión^ree vaginal tape), obtiene resul tados a largo plazo similares a los de la colposupensión. En la actualidad se han comercializado técnicas similares, con mate riales de polipropileno (prolene multifilamento) como el tuneli- zador IVS (intravaginal slingplasty), o las técnicas que permiten el abordaje suprapúbico en el lugar de vaginal (SPARC). C in ta v a g in a l t r a n s o b t ü r a d o r a ( T O T ) Desde la introducción de la cinta vaginal libre de tensión (TVT) a mediados de 1990, el tratamiento de la incontinencia urinaria ha sido revolucionado, tasas de cura del 85% han sido reportadas y han sido descritas complicaciones como: urgen cia de novo (2,5%-25%), perforación de vejiga (1%-21%), difi cultades del vaciamiento (8%-17%), infección (7,5%), sangra do (0,8%-3,3%) y lesiones de intestino y grandes vasos (8). Debido a todas estas complicaciones que han sido repor tadas en la literatura, en Europa se comenzó a investigar la cinta vaginal transobtüradora (TOT) (9), procedimiento que respeta el espacio retropúbico causando menor daño a ve jiga, intestino y grandes vasos y en donde la cinta ocupa Z ona Inserción agu ja Figura 1. una posición más anatómica y natural, casi idéntica a las ligamentos pubouretrales; además, el ángulo formado por el TOT es menos agudo que el del TVT, por lo cual los pro blemas de vaciamiento postoperatorio son menores (10). Han sido descritas dos técnicas: outside-in desarrollada por Delorme en Francia en 2001 (11,12) e inside-out descrita por de Leval en Bélgica en 2003 (13,14); la técnica es introducida en Estados Unidos en mayo de 2003. El espacio por donde pasa el TOT es un espacio anató micamente seguro,donde el canal obturador, en donde se encuentran las estructuras vasculares y nerviosas, se halla de 3,5 a 4 cm de la zona de inserción de la aguja (figura 1). Los resultados clínicos publicados en la literatura repor tan tasas de cura del 83% al 95,3%, para la técnica outside-in, con número de pacientes variable y períodos de seguimien to hasta 12 meses (tabla 1). Son pocos los estudios publicados de la técnica inside-out, con períodos de seguimiento cortos y las tasas de cura son similares a la técnica anterior. En cuanto a la comparación entre TVT y TOT, también son escasos los estudios prospectivos que comparen ambas técni cas, en la tabla 2 se resumen los estudios más recientes. Tabla 1. Resultados clínicos. Estudio No. Seguimiento(meses) Cura (%) Urgencia Novo (%) Erosión (%) Perforación (O/o) Retención (%) Cindolo (2003) (8) 80 3 93,8 2,5 1,25 Delorme (2004) (11) 32 12 90,6 6,25 0 Costa (2004) (15) 130 6 83 3 3,8 3 0 Boccon, Gibod (2004) (10) 292 3 83,6 5,8 7,5 2,9 3,1 Kocjancic (2004) (16) 56 12 89 3,6 3,6 0 1,8 Davila GW (2005) (17) 112 6 95,3 20,5 0 0 0,9 558 PARTE IV 8 0 / INCONTINENCIA URINARIA DE ESFU ERZO FEMENINA. TRATAMIENTO QUIRURGICO Tabla 2. Comparación entre TVT y TOT. i Estudio No. casos Seguimiento(meses) Cura isfovofVb) Erosión ('") Perforación (%) Retención («/») Mellier G (2004) (18) TVT 99 TOT 94 30 13 91 % 95% 3 4 0 <1 14 <1 deTayrac (2004) (14) TVT 31 TOT 30 12 83,9 % 90 % 6,5 6,7 3,2 0 9,7 0 0 3,3 Dietz HP (2006) TVT 56 TOT 58 9 73,2 % 94,9 % 64,2 46,5 Morey AF (2006) TVT 350 TOT 154 20 9 85,6 % 89,4 % 6 1,3 1,1 0 18,3 11 La influencia exacta de la cirugía pélvica como procedi miento secundario sobre el resultado de la cirugía antiin continencia permanece desconocido; Morey et al publican recientemente que las complicaciones de vaciamientos son más frecuentes en procedimientos de TOT comparados con TVT (p=0,04). El procedimiento ha demostrado ser igual de efectivo para pacientes obesas y seniles, sin cambio en las tasas de cura y complicaciones. El 60% de las complicaciones del procedimiento del TOT son debidas a la presencia de erosiones (vaginales y uretra les), también han sido reportados la presencia de infección, neuropatía, sangrado, perforación (vejiga y uretra), reten ción urinaria y dolor. El mínimo paso ciego de la aguja a nivel perineal, con una eficacia similar al TVT con menor número de complica ciones de daño a vejiga, intestino y grandes vasos haría del TOT el procedimiento de elección para pacientes con ciru gías previas, obesas y seniles, además de que eliminaría la necesidad de cistoscopia; sin embargo, se hace necesario la realización de estudios prospectivos aleatorizados con se guimiento a largo plazo entre el TVT y el TOT (19). S i n o p s i s q u ir ú r g ic a d e l a c in t a s u b u r e t r a l t r a n s o b t u r a d o r a 2. Disección de la fascia endopélvica, a nivel del tercio me dio de la uretra GINECOLOGÍA 559 GINECOLOGÍA Y O BSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS cm inferior a la inserción del aductor largo (nivel del clitoris) 5. La aguja pasa a través de la incisión a nivel inguinal, atraviesa la membrana del obturador y los músculos, saliendo a nivel de la incisión vaginal. 560 PARTE IV 80 / INCONTINENCIA ORINARIA DE ESFUERZO FEMENINA. TRATAMIENTO QUIRÚRGICO --------------------------------------------------- 1 --------------------------------------------------- 7. Con la cinta colocada en la aguja es devuelta a través de la incisión inguinal. 8. La aguja y la cinta es colocada del lado opuesto. La cinta es ajustada, (previa protección con tijera roma) hasta que no ocurra la pérdida de orina con la tos. El exceso de cinta es cortado a nivel inguinal y se cierra la incisión vaginal con sutura absorbible. El resumen anterior intenta demostrar que todas las ope raciones para tratar la incontinencia anatómica por esfuer zo, son en realidad variantes de los tres tipos de las técnicas quirúrgicas descritas anteriormente. La primera sería la cistouretrovesicopexia transvaginal creada inicialmente por Kelly y Kennedy (1937) (3). La segunda es la cistouretrovesicopexia retropúbica, tal como la describieron Marshall, Marchetti y Krantz (1949) (4). A esta úl tima técnica y sus variantes habría que agregar los procedimien tos con aguja descritos inicialmente por Pereyra (1959) (20). El tercer método es el "cabestrillo" uretrovesical, practica do inicialmente por Goebell y reformado por Aldridge (5). Cada una de las tres categorías de intervenciones com prende innumerables variantes técnicas, algunas con los apellidos de los cirujanos. Quizás sea poco pertinente agregar otro artículo más a los muchos que se publican cada año, sobre el tema de la corrección de la incontinencia urinaria femenina. La razón básica es que muchos ginecólogos y urólogos se sienten cómodos con una o dos técnicas quirúrgicas y las aplican en todas las mujeres en quienes está indicada la intervención. Malpas (1958) (21) recomendó que antes de corregir el prolapso uterovaginal se necesitaba un análisis de las pato logías agregadas como prolapso de la pared anterior, de la pared posterior, y prolapso del compartimiento medio. GINECOLOGÍA 561 GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T En vista de la proximidad anatómica y fisiológica de veji ga, uretra, útero, se necesita definir a todas y cada una de las patologías que existen en una mujer en particular y aplicar las técnicas quirúrgicas que mejor se adaptan a cada caso. C l a s if ic a c ió n d e l a s t é c n ic a s Cuando existe IU mixta es decir: incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE) e incontinencia urinaria de urgencia (IUU) se debe valorar el componente principal y corregirlo, si el com ponente predominante es el de urgencia se dará tratamiento médico y según los resultados se estudia la posibilidad de realizar un procedimiento quirúrgico que restaure la anato mía pélvica. Si por el contrario el síntoma predominante es el de esfuerzo se debe llevar a cirugía y complementar con tratamiento médico. Las alternativas quirúrgicas pueden dividirse en dos ca tegorías: aquéllas para pacientes con incontinencia urinaria de esfuerzo cuya etiología es principalmente la hipermovi- lidad de la uretra y aquéllas cuya causa es una deficiencia intrínseca del esfínter. Con base en las anteriores categorías se pueden clasificar las cirugías para IUE en cinco grupos: 1. Vía vaginal: Ha sido considerada como la vía por exce lencia para los ginecólogos. a. Colporrafia anterior con plicatura de Kelly / Ken nedy al cuello de la vejiga 1937. b. Cistopexia Infrapúbica tipo Powell 1981. 2. Vía retropúbica: son técnicas cuyo fundamento radica en suspensiones abdominales diseñadas para corregir la incontinencia secundaria e hipermovilidad uretral a. Suspensión retropúbica del cuello vesical • Técnica de Marshall-Marchetti-Krantz, (MMK) 1949 • Colposuspensión o cistouretropexia suprapúbica tipo Burch en 1961. • Cistouretropexia tipo Burch descrita por Tanagho en 1976(21), quien adicionó unas modificaciones a la técnica quirúrgica del JC Burch, basado en estu dios de fisiología y anatomía". b. Suspensión retropúbica mediante laparoscopia (Van- caillie-Schuessler, 1991) con los mismos principios de las anteriores pero usando laparoscopio, con abordaje intra o extraperitoneal, ya sea con un balón especial o con disección directa, utilizando grapas o suturas mecánicas para la cistouretropexia. c. Suspensión paravaginal del cuello vesical • Reparación y rafia del defecto paravaginal. Cirugía de Richardson 1976 • Corrección con colgajo del obturador (Turner- Warwick, 1986) d. Vía combinada: Son las que emplean ambas vías des critas anteriormente. e. Procedimientos de suspensión con aguja. (Requieren de complementarse con cistoscopia) • Técnica con aguja de Pereyra, 1959 • Modificaciones como: Stamey, 1973 Raz, 1981 o Guittes, 1987 (Cérvico suspensionesendoscópicos) f. Operaciones para corregir la incontinencia secunda ria a deficiencia intrínseca del esfínter uretral. (Tam bién requieren cistoscopia) • Operaciones de "cabestrillo" o tipo "Sling". (McGuire 1977) • Cintas trasvaginales libres de tensión (TVT)Ulmsten 1991 • Cintas transobturadoras. Delorme (2001) • Cintas vaginales de última generación: TVT-Secur (J&J) Miniare (AMS) y Prefyx (PPS). Recientemen te introducidas al mercado, con las cuales no hay suficiente experiencia, inyecciones periuretrales: la inyección de agentes que produzcan disminución del calibre de la uretra está indicada en el mane jo de la incontinencia secundaria a deficiencia del esfínter uretral, sin embargo, se incluye dentro de la terapia quirúrgica debido a que requieren cierto entrenamiento técnico. 3. Esfínteres urinarios artificiales: Appel (1988) diseñó coji nes inflables aplicados al cuello vesical. Se utilizan para casos severos, muy especiales y estrictamente seleccio nados, cuando todo lo anterior ha fracasado. Hay dife rentes presentaciones comerciales de alto costo. M e c a n is m o d e a c c ió n d e l a s t é c n ic a s El término incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE) fue des crito en 1922 por Eardley Holland. Algunos autores le agre garon el calificativo de anatómica para diferenciarla de la causada por contracciones del músculo detrusor. Las descripciones anatómicas sostienen que la uretra se apoya en una "ham aca" entre las fascias endopélvicas y la pared anterior de la vagina, la cual está formada por cuatro condensaciones: los ligamentos pubouretrales, los ligamen tos uretropélvicos, los vesicopélvicos, los cardinales y sa- crouterinos. Esta "cincha" se encuentra anclada lateralmen te al arco tendinoso de la fascia endopélvica y por detrás al obturador interno y al músculo elevador del ano. Normal mente las fuerzas intraabdominales causan compresión de la uretra contra la "cincha" incrementando así la presión in- trauretral. Cuando la fascia endopélvica o sus anclajes están débiles la "cincha" pierde efecto compresivo sobre la uretra y se torna por consiguiente móvil permitiendo que las fuer zas intraabdominales vencen la resistencia del esfínter uri nario, ocasionando por consiguiente, la incontinencia. Enhorning, en el año 1961, propuso que la incontinencia se debía al descenso del ángulo uretrovesical por debajo de su posición normal intraabdominal, concepto que fue mo dificado por Green en 1968 clasificando a las pacientes de acuerdo a la medición de los ángulos uretrovesicales. Estos ángulos están formados por una paralela al pubis, el eje ure tral y la placa basal de la vejiga. Tanagho, en 1976, describió que para la corrección de la incontinencia no sólo era necesario reestablecer la ubicación del cuello vesical a una posición retropúbica intraabdomi- nal, sino a la elongación de la uretra, lo que permitía una mejor distribución de las fuerzas de continencia sobre ésta. Ante el fracaso de las cirugía de Kelly para las pacientes con un gran componente posterior o celes grandes y para el manejo de las recidivas de las cirugías retropúbicas, con dujo a que muchos autores desarrollaran procedimientos combinados ocasionando una verdadera proliferación de diferentes técnicas del procedimiento de Pereyra, tratando de hacer operaciones menos mórbidas y más sencillas. 562 PARTE IV 8 0 / INCONTINENCIA URINARIA DE ESFU ERZO FEMENINA. TRATAMIENTO QUIRÚRGICO T La medicina basada en la evidencia (MBE) demostró un alto fracaso particularmente con la técnica de Kelly, afortunada mente con el advenimiento de la urodinamia como recurso de estudio y diagnóstico en incontinencia urinaria y el concepto de deficiencia esfinteriana intrínseca, se reactivaron las ciru gías de "cabestrillo" descritas anteriormente, indicándolas en su mayoría para tratar los fracasos de cirugías anteriores (22). En 1993, Ulmsten y Petros describen una hipótesis ar gumentando que el principal mecanismo de incontinencia fisiológico es el tercio medio de la uretra pues es allí donde se localiza la máxima presión uretral, descartando así la lon gitud funcional de la uretra y su posición intraabdominal. Afirman estos autores que al colocar una cinta a manera de "cincha" libre de tensión en el tercio medio de la uretra, permitirá la tunelización normal durante la fase de evacua ción, se logra así un mecanismo de micción más fisiológico, ya que las fuerzas sólo se ejercerían sobre la cinta únicamen te con los esfuerzos. C r it e r io s d e e l e c c i ó n d e l a s t é c n ic a s Teniendo en cuenta el propósito del presente artículo, no se pretende describir y explicar detalladamente cada una de las cirugías descritas en los cinco grupos mencionados anterior mente. Consideramos que existen textos especializados so bre el tema y por lo tanto nos limitaremos a concentrarnos en las técnicas más usadas y con las que se tiene mayor nivel de evidencia para su implementación según la MBE (26,27). Para el manejo de la incontinencia se debe clasificar clí nicamente, en categorías descritas por Blaivas modificadas (23), es decir en algunos de los cinco grupos, en lo posible con la medición del punto de presión en el punto de Escapel (ALPP), la que fundamentalmente ubica las alternativas de tratamiento en los siguientes grupos: 1. Tipo 0. Obtenida por la anamnesis, casos en los cuales se sugiere tratamiento médico: Rehabilitación del piso pélvico y educación miccional. 2. Tipo I. Los casos con hipermovilidad uretral y prolpaso pequeño de la pared vaginal anterior, con IUE de gran des esfuerzos o IUE leve. Se aconseja tratamiento médico y se opera si ésta fracasa. Técnica de elección: suprapúbi- ca. Recientemente se han utilizado cintas transvaginales. 3. Tipo HA. Existe hipermovilidad uretral, y moderado prolapso anterior, pero su sintomatología es mayor y la IUE se da con medianos a pequeños esfuerzos. Técnica de elección: suprapúbica. Excepto que presente algu na contraindicación para cirugía abdominal (obesidad mórbida, contraindicación médica). En ese caso se ele giría una técnica con cintas libres de tensión. 4. Tipo IIB. Similar a la anterior pero con prolapso anterior más grande. Requerirá además de la corrección de la IUE, una cirugía complementaria para el tratamiento de los celes. Estaría indicado entonces una cistopexia infrapúbica tipo Powell. 5. No contemplada por la MBE, concomitantemente con la histerectomía vaginal o la corrección del cistoenterocele o del prolapso de la cúpula vaginal según sea el caso. Una fijación al sacrociático con agujas, si las condicio nes específicas de la paciente lo requieren. 6. Tipo III. Cuando además del cistocele existe una defi- ciciencia esfinteriana intrínseca. Se trata de una IUE de difícil manejo o de una IUE recidivante. Técnica de elección: "Cabestrillo", en especial si no hay movilidad uretral adicionando una uretrólisis para liberarla. El TVT también podría estar indicado si hay una hipermo vilidad uretral, o una técnica transobturatriz. Posteriormente se advirtió que la "incontinencia de ur gencia" sin infección representaba realmente la contracción inapropiada del detrusor con bajos volúmenes de llenado de la vejiga. Simultáneamente ya se habían definido dos entidades: incontinencia anatómica de esfuerzo (genuina), e inestabilidad del detrusor cuyo término ha sido reemplaza do por hiperactividad vesical. La primera entidad, es decir, la incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE) podía ser objeto de corrección quirúrgica, pero la segunda no. Cuando existía hiperactividad del de trusor, muchos cirujanos pensaban que estaba contraindica da la intervención. Sin embargo, existe un buen número de pacientes en quie nes ocurren simultáneamente las dos anormalidades. Ante estas circunstancias, hay una variedad de criterios, pues en algunas escuelas la corrección del componente anatómico mejorará en forma global los síntomas. Algunos autoresafirman que cuanto menos grave es el de fecto anatómico, mayor posibilidad hay de que desaparezca la inestabilidad del detrusor, después de cirugía correctora. Por el contrario, en el caso de incontinencia anatómica grave, particularmente la que se acompaña de baja resisten cia en la porción superior de la uretra, los síntomas de hipe ractividad pueden agravarse con la cirugía. En nuestra escuela tenemos como norma que cuando se confirman los dos diagnósticos, se realiza tratamiento médico previo y posteriormente, de acuerdo a la evaluación urodiná- mica, se procede posteriormente a la corrección anatómica. L a s TÉCNICAS QUIRÚRGICAS a n t e l a m e d ic in a BASADA EN LA EVIDENCIA Para hablar de indicación de las distintas técnicas quirúr gicas es preciso que exista evidencia científica de que los resultados son adecuados a largo plazo. En caso afirmativo se elegirá la que resulte más fácil de aplicar, con menor mor bilidad y menor costo. 1. Hasta la fecha las cirugías retropúbicas tienen los me jores resultados a largo plazo en incontinencias tipo I y II. (Niveles 2 y 3, recomendación A). Las técnicas tipo cabestrillo están indicadas para la incontinencia tipo III, y ante los buenos resultados se ha sugerido también para las I y II. Teniendo en cuenta los buenos resultados obtenidos con las cintas transvaginales libres de tensión (TVT) son las más aceptadas en la actualidad (nivel 2 y 3 con recomendación A). 2. De todas las mencionadas anteriormente, el criterio para escoger alguna técnica está supeditada al conoci miento, al entrenamiento y obviamente a la experiencia del cirujano, después de la información detallada a las pacientes de los resultados y las complicaciones de las mismas. Recomendación grado B. GINECOLOGÍA 563 GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T 3. La cérvico suspensión endoscópica (descrita por Sta- mey) y técnicas similares, su eficacia es muy baja, razón por la cual en la actualidad no es aconsejable (25). Reco mendación tipo C. 4. Las técnicas de Kelly y de Guittes, debido a la pobreza de su eficacia, no son aconsejables. Recomendación tipo D. C o n c l u s i o n e s y c o m e n t a r io s El mejor conocimiento de la fisiología del piso pélvico y por ende de la fisiopatología de la incontinencia, nos permite acercarnos a procedimientos quirúrgicos más efectivos y con menor morbilidad intra y postoperatoria (28). Aunque los resultados de las técnicas transobturatrices (TOT) son discretamente superiores a las cintas libres de tensión (TVT) en lo referente a morbilidad intraoperatoria, consideramos prudente dar un margen de espera a largo plazo, debido a las diferencias cronológicas que existen has ta la fecha entre las dos técnicas. El éxito del tratamiento quirúrgico para corrección de la in continencia urinaria femenina, depende no sólo del buen cono cimiento de las técnicas, como de los recursos para practicarlas, sino de la experiencia de los especialistas y obviamente de las conclusiones de la medicina basada en la evidencia (29). Es un requisito fundamental, la información detallada a las pacientes candidatas a la cirugía, advertir las complica ciones tanto intra como postoperatorias y la eficacia de los procedimientos. Es de suma im portancia tener en cuenta que hasta el momento no ha sido descrito un procedim iento quirúr gico que alcance el 100% de eficacia en el manejo de la incontinencia urinaria femenina. R e f e r e n c ia s 1. Fothergill WE. On the pathology and the operative treatment of displacement of the pelvic viscera. J Ob Gyn Br 1908; 13: 410. 2. Kelly HA. Incontinente of urine in the women. Urol Cut rev 1915; 17: 6. 3. Kennedy WT. Incontinence urine in the female -The urethral sphincter mechanism, damage of function, and restoration of control. A J Obst Gyn 1937; 34: 576. 4.. Marshal VF, Marchetti AA, Krantz KE. The Correction of Stress urinary by simple vesicourethral suspension Surg Gyn Obs 1949; 88: 509. 5. Aldridge AH. Transplantation of fascia for relief of urinary stress incontinent. Am. Jour. Obst Gyne 1942; 44: 398. 6. McGuire EJ. Stress urinary Incontinence. Obst Gynec 1976; 47:255. 7. Goebell R. 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