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Instituto Universitario Salesiano “Padre Ojeda” Licenciatura en Educación Mención Filosofía Seminario de Filosofía Antigua RODRÍGUEZ William ORDOSGOITE Armando El ser sustancial de Aristóteles Según parece, Aristóteles parte del supuesto que el ser de las cosas debe estar en las cosas mismas. Ahora bien, con esta afirmación, no pretendo negar el sentido común y universal del ser. Para Aristóteles el ser se identifica con la sustancia. La sustancia es una cosa que ha de suponerse que está detrás de lo que nuestros sentidos nos hace capaz de percibir de las cosas, es decir, de su apariencia. Sin embargo, el concepto de sustancia nos ha de remitir inmediatamente a los conceptos de forma y materia. Una determinada cosa, recibe su configuración por la forma; pues, todo ser, es un ser formado. Sin embargo, no debe entenderse forma como imagen visual. Para Aristóteles, forma es el principio que determina cualitativamente al ser a consecuencia de la cual el ser es lo que es (Marías, 1963). Sin embargo, para llegar a la sustancia concreta se hace necesario la materia. Considerando lo anteriormente expuesto, entonces, el ser ha de concebirse como una unidad, es decir, forma y materia; esta unidad da realidad a la sustancia, cuya unidad es indivisible. Por ejemplo, se sabe que una escultura puede estar hecha de cualquier material: aluminio, hierro, bronce, plata, oro, mármol y otros materiales. En este sentido, la materia ha de ser el material con el que ha de hacerse la escultura, mientras que la forma son las cualidades del material seleccionado para la elaboración de la escultura. Además, Aristóteles presta especial atención al paso de las cosas de un estado a otro. Para ello, se vale de los términos potencia y acto. La materia da la posibilidad (potencia) de ser; pues, según el ejemplo anterior, si el escultor ha de usar plata para la elaboración de una estatuilla, según la forma (acto), dicha estatuilla tiene la posibilidad de llegar a convertirse en un marco para puertas o ventanas, en una repisa, bandejas, etc.; pero la sustancia concreta, es decir, la plata, permanece. Considerando lo anteriormente expuesto, el ser puede también pasar a no ser, y el no ser puede pasar a no ser. Todo esto, según mi parecer, da a entender lo siguiente: El movimiento es una realidad propia de la naturaleza; los seres particulares se mueven o cambian, pero las esencias son inmutables y permanecen a través de todos los cambios y mutaciones; por lo que, la esencia de una cosa es aquello que una cosa es, y por lo cual se distingue de todas las demás. El ser se entiende de muchas maneras, pero estos diferentes modos se refieren a una sola cosa, a una misma naturaleza. Tal cosa se llama ser porque es una esencia; tal otra porque es una modificación de la esencia (Marías, 1963). Por lo que, el ser puede ser visto desde una perspectiva común y universal; pero también desde una perspectiva individual de cada cosa.
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