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Ensayo VII Galileo Armando Ordosgoite

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IUSPO Los Teques, 24 de noviembre de 2022
Educación Mención Filosofía
Filosofía Moderna I
RODRIGUEZ William ORDOSGOITE Armando
Galileo Galilei (1564-1642)
Galileo Galilei, en su muy conocida obra “Diálogos de los Sistemas Máximos”, retoma
las ideas formuladas por Copérnico sobre el movimiento terrestre.
Con esta obra, se propuso desplazar la antigua visión física y filosófica del mundo,
basada en la noción aristotélica de un mundo firme e inmóvil.
Como es sabido, esta obra condujo a Galileo hasta la Santa Inquisición. Pues, fue
condenado tras abjurar de sus creencias religiosas y promover otras contrarias a la Iglesia.
Hay quienes opinan que tal hecho motivó nuevamente la controversia entre los
defensores del llamado heliocentrismo copernicano.
Esta obra se desarrolla bajo la forma de diálogos, muy al estilo de Platón, en el que
intervienen tres personajes que, según mi parecer, le sirve a Galileo para exponer sus ideas.
Ellos son: Simplicio, Salviati y Sagredo.
Simplicio parece representar la visión geocéntrica del universo y la ciencia absolutista y
pedante por parte de la Iglesia, que no reconoce otros argumentos que los que admitían las
obras antiguas y los escolásticos del medioevo.
Por su parte, Salviati pone de manifiesto la nueva ciencia, fundada en la observación, la
experimentación y el razonamiento autónomo, mostrándose defensor del heliocentrismo de
Copérnico.
Sagredo da la imprensión de desempeñar la función de moderador de la discusión. Sin
embargo, este docto personaje, además de mediar entre los dos contendientes, es decir,
Salviati y Simplicio, se deja llevar por las nuevas doctrinas, que lo entusiasman y lo atrapan.
Según mi parecer, ambos contendientes parecen reflejar la contienda entre Galileo y la
Iglesia.
Ahora bien, Galileo, como todo un copérnicano, defiende la idea que la Tierra no era,
como se creía, el centro del universo, sino que la actividad dinámica del Sol, los planetas y
las estrellas se podía explicar admitiendo el doble movimiento de la Tierra, es decir, la
rotación diaria sobre su propio eje y la traslación anual alrededor del sol.
Con este pensamiento, Galileo logra desmontar la vieja teoría que establece que la Tierra
era, digamos, el centro de referencia universal y que todo giraba, incluido el sol, en torno a
nuestro planeta.
Como bien nos ha enseñado la historia, esta hipótesis era la admitida por la Iglesia
Católica, por lo que los defensores de esta teoría, casi todos protestantes, fueron considerados
herejes. Incluso algunos, como el fraile Giordiano Bruno, acabaron en la hoguera.
Lsegún mi parecer, la obra de Galileo se propone un doble fin: la demolición de las
antiguas creencias y la construcción de otras nuevas.
Su obra “Diálogos de los Sistemas Máximos” no sólo marca el afianzamiento de la
investigación científica tal como la entendemos hoy, sino que, según mi parecer, inaugura
una nueva concepción del hombre y del mundo.
Pues, hasta ese entonces, el conocimiento de la creación se fundaba en la revelación
contenida en los textos sagrados y en una tradición profana que se remontaba hasta
Aristóteles, conciliada por los escolásticos con la tradición religiosa y que llevaba también
una connotación dogmática.
Estas dos direcciones estaban de acuerdo en concebir al universo en función de dos
términos extremos: Dios, que todo lo hace y todo lo puede, y el hombre, entendido como
centro de su mundo y de la creación.
En definitiva, Galileo abrió al hombre de su época a toda una serie de posibilidades que
le descubrían una nueva visión del mundo, obligándole a buscar el significado y el sentido de
los nuevos conocimientos.

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