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Teoría de los organizadores del desarrollo psicomotor infantil Myrtha H Chokler

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Teoría de los organizadores del desarrollo psicomotor infantil – Myrtha H. Chokler –
El organizador es un ordenador, promotor, planificador, que tiene especial aptitud para instituir,
estructurar, construir, instaurar, establecer o reformar una cosa, sujetando a reglas el número, orden,
armonía y dependencia de las partes que la componen.
Pichón-Riviere entiende al hombre como en una relación dialéctica mutuamente modificante con el
mundo, relación que tiene su motor en la necesidad. El hombre está moldeado por la resultante entre
la interacción entre individuos, grupos y clases.
Se define al desarrollo como la serie de sucesivas transformaciones que le permiten al hombre
satisfacer progresivamente sus diferentes necesidades, en un proceso de adaptación activa al medio.
El hombre necesita de otros cuerpos adultos que lo generan, lo alberguen, lo nutran. Más tarde
requiere de un conjunto de adultos que con sus cuidados creen y regulen las condiciones externas, el
medio en el que va a vivir, crecer, aprender y ser. Esto se denomina dependencia absoluta. Desde la
extrema indefensión en la que nace, va construyendo lenta y paulatinamente su autonomía relativa.
Las relaciones sociales lo determinan y moldean como un producto emergente y a su vez productor
de sus condiciones concretas de existencia, en las cuales satisface sus necesidades biológicas,
afectivas, culturales, espirituales y materiales. El adulto que lo cuida también trae una carga social e
histórica cargada con una cantidad de conceptos de cómo debe llevarse a cabo ese cuidado. Este rol
de cuidado a lo largo de la historia y las clases sociales estuvo asignado a diferentes actores, ya sea
a la nodriza, a la madre o los abuelos.
El desarrollo entendido como un proceso de transformaciones internas que se operan en el sujeto
para la satisfacción progresiva de sus necesidades se concreta a través de un intercambio múltiple
con un medio físico y un medio humano, constituyendo ambos el medio natural del hombre.
Hay una relación dialéctica entre el medio físico y el humano y el sujeto donde ambos se transforman
mutuamente. El medio físico y el humano, como condiciones externas, constituyen los elementos
necesarios, imprescindibles para las transformaciones (desarrollo). Estas condiciones externas
actúan sobre las internas y a través de ellas.
La base material de las condiciones internas está determinada por la organización de la materia
biológica y por el nivel de maduración del sistema nervioso central, que le van a permitir al sujeto una
especial forma de relación con el medio. El es medio, especialmente el medio humano, social, el que
le va a moldear las particularidades y las posibilidades del desarrollo de estas condiciones internas.
Lo que existe y va a existir en el mundo interno es producto de la internalización y reconstrucción
subjetiva que el sujeto realiza del mundo objetivo.
La capacidad global del aprendizaje está condicionada por el contexto que opera sobre las
posibilidades de crecimiento y adaptación del cerebro a los estímulos ambientales.
Condiciones internas que le permiten adaptarse activamente al medio garantizando su desarrollo:
1. Una organización particular de su materia biológica propia del desarrollo de la especie.
2. Una serie de comportamientos que influyen en el mundo externo para que este satisfaga sus
necesidades.
Henry Wlow considera que desde que el niño nace es un ser social. Los comportamientos objetivos
producto de las necesidades básicas del niño solo van a poder concretarse en la medida en la que
encuentre otros sujetos en el mundo externo que generen también ciertas conductas
complementarias, tendientes a satisfacerlas, construyendo entre el niño y el adulto, sistemas de feed
back al que damos el carácter de ORGANIZADORES.
Hay 4 tipos de organizadores:
1) APEGO
Bowly llamó COMPORTAMIENTOS DE APEGO a aquellas conductas tónico-posturales que tienden a
acercar al adulto. Estos en un momento son desarrollados y dirigidos a un adulto específicamente
significativo. Hay un aprendizaje del apego y este se va desarrollando hacia aquellas figuras con las
que tiene más interacción. Ajuriaguerra señala que existe un aprendizaje de la función materna, es el
niño quien crea y organiza el amor de la madre.
Las maneras de sostener el cuerpo y manipularlo son captadas por el niño como receptores cutáneos
y propioceptivos, provocándole sentimientos de seguridad y confianza. En la concepción del apego, el
tacto y el contacto suave y el olor de la piel, el calor, el movimiento rítmico del cuerpo, la mirada, la
sonrisa y la voz parecen tener un lugar primordial.
Ajuriaguerra define el “maintenance” como la función que se constituye a partir de las posturas que
permiten el sostén, el apoyo y la ayuda y también el dar forma, estar alrededor, defenderlo.
El contacto con el mundo exige una adaptación rápida a estímulos múltiples y fluctuantes, que
provocan una intensa actividad perceptivo-motora de exploración, activando el tono muscular,
modificando la postura y el movimiento, y también despiertan curiosidad, interés, alerta, ansiedad y
temor a lo desconocido. La alerta y el miedo producen reacciones de confusión y desorganización.
El apego funciona como mecanismo de socialización neutralizando la emoción y la ansiedad al
explorar y conectarse con su medio. El conjunto de funciones de protección, sostén, acompañamiento
y consuelo imprescindibles para preservar las relaciones del niño con el medio constituye un
organizador clave para su desarrollo
La calidad de la interacción con el medio y la maduración del sistema nervioso van a permitir al sujeto
transformar sus conductas de apego a través de dos procesos:
A. La progresiva internalización de sus figuras primarias de apego que pasan por varias fases
B. El desplazamiento y distribución de la función de apego a otras figuras, otros adultos, otros
pares – socialización secundaria –
Los objetos traídos de su socialización primaria cumplen la función de apego en el ámbito de su
socialización secundaria. Una vez internalizada la figura de apego y operando está desde el mundo
interno del sujeto, este constituye nuevas figuras de apego – por ej. Maestra – dejando de lado esos
objetos transicionales.
Ainsworth dice que el vínculo de apego es el lazo afectivo que una persona forma entre ella y una
figura específica, un lazo que tiende a mantenerlos juntos en el espacio y perdura en el tiempo. La
calidad particular con la que se estructura de manera primaria conforma la matriz afectiva que
modelara los vínculos afectivos futuros. La separación o pérdida de la figura de apego son señales de
la solidez de la estructura yoica y de la madurez afectiva del sujeto.
Spitz describió la “depresión anaclítica o síndrome de hospitalismo” como aquella renuncia a la
exploración, disminución del crecimiento ponderal tendiendo hacia el aislamiento y la desconexión
adquirida por el sujeto a raíz de ser privado muy tempranamente de sus figuras de apego. En su vida
posterior se mantiene una característica de cierta frialdad y superficialidad en sus vínculos afectivos.
De la calidad del vínculo entre el educador o terapeuta y la función de apego que deben cumplir,
depende el sentimiento de confianza y seguridad con que el niño podrá abordar el arduo trabajo de
conocimiento y dominio del mundo y de sí mismo, finalidad de toda estrategia educativa o terapéutica.
2) EXPLORACIÓN
Este sistema está conformado por el conjunto de conductas de exploración que ligan al niño al mundo
exterior. Estas conductas exploratorias le van a permitir conectarse, conocer, aprehender las
características del mundo externo, internalizarlas y operar con ellas. Todo el aprendizaje, adecuación
y dominio progresivo del mundo real depende de las posibilidades y calidad de exploración
Las funciones de apego y de exploración tienen funciones y objetivos contrarios, pero al mismo
tiempo complementarios, mantienen una relación dialéctica donde eluno el uno moldea al otro
nivelando asegurando la adaptación activa del sujeto al medio.
3) COMUNICACIÓN (INTERCAMBIOS Y REACCIONES TÓNICO-POSTURALES)
Desde el periodo prenatal hay un lazo estrecho, indispensable entre la madre y el niño. Este lazo
implica una relación compleja, asimétrica. Una parte importante de ella se configura a partir de
intercambios tónico-posturales y dinámicos. La gratificación, cuando la necesidad es satisfecha a su
tiempo, el alivio, el bienestar y el placer del niño y de la madre, instauran y refuerzan una cálida
corriente afectiva entre ambos. La frustración en el caso contrario llena de ansiedad, displacer y hasta
hostilidad. La acción del adulto y el comportamiento del niño se influyen mutuamente. Cuando se
genera una confusión entre el emisor y el receptor en la decodificación del mensaje tónico-emocional
se provoca una disruptura en la relación. En definitiva, el adulto y el niño adjudican significaciones a
las señales corporales emitidas por el otro, si son correctas provocan la respuesta esperada.
Esta interacción corporal en un encadenamiento de gestos enlazados en feedback con una función
de señalización, va generando desde el nacimiento y tal vez desde antes aún, lo que ajuriaguerra
denominó diálogo tónico función primitiva y permanente de comunicación que establece una
comunión inmediata, previa toda relación intelectual. Este sistema constituye el primer sistema de
señales. La eficacia de este primer sistema de señales y la satisfacción, el placer, la ansiedad, la
tensión, la gratificación o frustración que provoca quedarán permanentemente ligados, constituyendo
su matriz de comunicación, alentando o interfiriendo en su desarrollo. De las vicisitudes con que se va
entramando la matriz de comunicación, cuya base es el primario diálogo tónico y cinético, depende la
posibilidad de construir posteriormente sistemas simbólicos más complejos como el lenguaje verbal y
otros códigos más abstractos. El lenguaje verbal está profundamente comprometido en la vivencia
tónica formando parte del mundo perceptivo, la acción y la manipulación.
Existe una profunda interconexión dialéctica entre estos tres organizadores: apego, exploración y
comunicación. El niño se apega porque el primer objeto de exploración es el adulto, sus
características de sostén y apoyo y su capacidad para recibir señales y emitir respuestas
satisfactorias. Al mismo tiempo puede explorar porque cuenta con una figura de apego que lo
sostiene, que neutraliza su ansiedad, a quien comunica sus sensaciones, sentimientos y a quien le
proporciona las palabras con las que denominará sus hallazgos y descubrimientos. Si su figura de
referencia y apego cambia constantemente se le va a dificultar al sujeto reforzar señales habituales y
comprensibles que permitan elaborar un código común. El proceso de conocimiento exige una
relativa estabilidad. De la multiplicidad de sujetos que rodean al niño, este selecciona aquellos con los
que su interacción es cualitativamente más satisfactoria para él. Estos se constituyen en sus
principales.
4) EQUILIBRIO
El equilibrio estático y dinámico, su búsqueda, mantenimiento y lucha contra su eventual pérdida
conforman la trama en la que se construye toda postura y movimiento a partir de los cuales se
organiza la acción del sujeto en el mundo.
La función tónica del sostén organiza la infraestructura postural desde la cual se construye la
motilidad clónica.
Esta capacidad de la función postural para estar abierto a todas las modificaciones del medio, a las
propias necesidades e iniciativas y a la dinámica de los proyectos está representada por el concepto
de disponibilidad corporal. Esta depende estrechamente del equilibrio e implica una aptitud para
construir actitudes con una reducción máxima de las tensiones innecesarias para la realización de un
acto. La disponibilidad corporal está vinculada a la distensión tónica que es clave en la estructuración
y desarrollo de las praxias y de la configuración de las actitudes. La sensación de seguridad en el
equilibrio postural junto con el límite de equilibrio, la zona de inestabilidad y los sentimientos caóticos
generados por la eventual pérdida de equilibrio es único e intransferible.
El equilibrio es entonces el producto de una síntesis en cada instante de una dialéctica de las fuerzas
que operan entre el sujeto y el medio. Las cualidades de esta síntesis expresan la calidad de la
presencia del sujeto en el mundo.
El equilibrio tónico postural es en todos los casos el resultado de las interacciones vividas por el
sujeto y esta organización actual de la actividad tónico-postural sostiene el conjunto de las
comunicaciones ser-mundo. Este equilibrio corporal constituye entonces en sí mismo un
comportamiento y este comportamiento interiorizado condiciona todas las conductas, todas las
comunicaciones con el medio y su calidad. El equilibrio es una génesis que se apoya en leyes de la
física y construye sistemas sinérgicos específicos que hacen que el sujeto pueda mantener un
equilibrio estable en situaciones cada vez más dificultosas.
El desarrollo postural y dinámico fisiológico entonces es el resultante de la evolución de los sistemas
neurológicos y de retroalimentación cada vez más complejos asegurados por la maduración del
sistema nervioso central, que precede al aprendizaje, y por las múltiples informaciones que procesa
provenientes del propio cuerpo y del medio externo. Estas son inseparables de la exploración. Le
permiten así, partiendo de una postura inicial de máxima superficie de sustentación ejercitar y
perfeccionar sistemas antigravitatorios, con características individuales, para acceder
progresivamente a posturas de menor base de sustentación y con el centro de gravedad más
elevado.

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