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1 GUAGUANCÓ: LA CORPOREIDAD GENERADORA DE DESARROLLO HUMANO E IDENTIDAD CULTURAL MONOGRAFÍA DE ANÁLISIS DE EXPERIENCIAS CINDY LORENA MENDIVELSO IBÁÑEZ UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN ESPECIALIZACIÓN EN DESARROLLO HUMANO CON ÉNFASIS EN PROCESOS AFECTIVOS Y CREATIVIDAD Bogotá, D.C., Julio, 2020 2 GUAGUANCÓ: LA CORPOREIDAD GENERADORA DE DESARROLLO HUMANO E IDENTIDAD CULTURAL MONOGRAFÍA DE ANÁLISIS DE EXPERIENCIAS CINDY LORENA MENDIVELSO IBÁÑEZ 20192176025 Trabajo de grado en la modalidad de monografía de análisis de experiencias para optar al Título de Especialista en Desarrollo Humano con énfasis en Procesos Afectivos y Creatividad YURY DE JESÚS FERRER FRANCO Asesor UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN ESPECIALIZACIÓN EN DESARROLLO HUMANO CON ÉNFASIS EN PROCESOS AFECTIVOS Y CREATIVIDAD Bogotá, D.C., Julio, 2020 3 Nota de Aceptación ________________________________ ________________________________ ________________________________ ________________________________ ________________________________ ________________________________ Jurado ________________________________ Jurado Bogotá D.C., Octubre de 2020 4 DEDICATORIA “El escritor italiano Giovanni Papini –dijo- enfureció a nuestros abuelos en los años cuarenta con una frase envenenada: “América está hecha con los desperdicios de Europa”. Hoy no sólo tenemos razones para sospechar que es cierto, sino algo más triste: que la culpa es nuestra. Simón Bolívar lo había previsto, y quiso crearnos la conciencia de una identidad propia en una línea genial de su carta de Jamaica: “Somos un pequeño género humano”…… Terminamos por ser un laboratorio de ilusiones fallidas. Nuestra virtud mayor es la creatividad, y sin embargo no hemos hecho mucho más que vivir de doctrinas recalentadas y guerras ajenas, herederos de un Cristóbal Colón desventurado que nos encontró por casualidad cuando estaba buscando las Indias” Gabriel García Márquez. Este trabajo está dedicado, en su dimensión espacio-temporal, a mi mamá y mi abuela. Está dedicado, en su dimensión corporal, a la danza; sobre todo a la salsa, que me ha permitido la acción de vivir. Va dedicado, en su dimensión emocional y espiritual, a todos nuestros ancestros. Va dedicado, en su dimensión académica, a la Universidad Distrital. Estará en camino a ser dedicado, en su dimensión proyectiva del futuro, al mundo que me espera. Ante todo, al proceso de este trabajo, en la dimensión de yo soy mi cuerpo, va dedicado a mí. 5 AGRADECIMIENTOS Agradecida, claro, con mi mamá, mi hermano y mi familia, por su eterno e incondicional apoyo en todo momento y lugar. Todos mis logros son gracias a y por ustedes. Estoy eternamente agradecida con la Universidad Distrital, quién me ha salvado la vida dos veces, y me ha formado de maneras distintas. Hoy, más que nunca, soy hija de mi Alma Mater. Le doy infinitas gracias a la Especialización en Desarrollo Humano, a sus profesores y mis compañeros, porque allí encontré un espacio académico y vivencial que venía buscando desde hace tiempo, que en un instante afortunado se convirtió en el mejor tiempo invertido de mi pseudo-adultez. Gracias especiales a las profesoras Olga, Gloria, y Karina, y al profesor Yury por acompañarme en todo el proceso investigativo. Agradezco a mis amigos: David, Eli, Mauricio. Les quiero bastante y fueron parte fundamental de esta locura. Gracias especiales y eternas a mis bailarinas y participantes de este trabajo de grado. Sin ustedes nada de esto sería posible; tienen mi infinita admiración y respeto por ser mujeres fuertes, bondadosas, inteligentes, bonitas, honestas, versátiles y atrevidas. No dudo en cada una de sus capacidades; son de lo mejor que la salsa pudo darme. Gracias, vida. 6 La Universidad Francisco José de Caldas no se hará responsable de las ideas expuestas por los estudiantes en sus trabajos de grado. Acuerdo 19 de 1998 del consejo superior universitario, artículo 177. 7 RESUMEN PALABRAS CLAVE: Desarrollo Humano, Corporeidad, Identidad Cultural, Guaguancó. Este estudio comprende la relación entre el desarrollo humano y la identidad cultural a través de la corporeidad, tomando como detonante el ritmo guaguancó. El cuerpo, a lo largo de la historia, ha sido caracterizado como objeto de deseo o consumo, pero el resultado fue el olvido del mismo. Esta investigación comprende la corporeidad como generadora de identidad cultural, a través de las teorías de Manfred Max Neef (1993) y Arturo Rico Bovio (1998) sobre necesidades y satisfactores; además, se realizó la selección del guaguancó (género afro-cubano nacido en la época colonial y creado por criollos y mestizos de la región de Matanzas, Cuba) ya que las participantes, grupo poblacional de esta investigación, son bailarinas de salsa semiprofesional; dada la naturaleza empírica de la salsa en el ámbito danzario, las academias de baile que promueven este género carecen, en su mayoría, de una formación a profundidad sobre la tradición que guardan los ritmos ejecutados por los bailarines. La secuencia teórica que surge de este planteamiento del problema permite identificar la transversalidad de la corporeidad en procesos de formación de identidad cultural y, por ende, de desarrollo humano. Esta monografía de análisis de experiencias se enmarca en una metodología de enfoque cualitativo, diseño etnográfico, y de tipo descriptivo-explicativo. 8 ABSTRACT KEY WORDS: Human Development, Corporeality, Cultural Identity, Guaguancó. This project gathers the relationship between human development and cultural identity throughout corporeality, taking into account guaguancó rhythm as trigger. Along human history, the body has been characterized as a desire or consumption object, resulting in forgetting it. This research covers the importance of corporeality as generator of cultural identity, around Manfred Max Neef and Arturo Rico Bovio theories about needs and satisfiers. Guaguancó rhythm (afro-cuban genre born in the colonial period and created by criollos and mestizos of Matanzas, Cuba region) was used because the chosen participants were semiprofessional salsa dancers. Given the empirical nature of salsa in the dancing sphere, dancing academies that promote this genre lack, mostly, of a deep formation of tradition that rhythms, performed by dancers, keep inside. The theoretical sequence that emerge from this problem statement allows identify the mainstreaming of corporeality in formation processes of cultural identity and, thereby, human development. This monographic work of experiences analysis, is framed under the methodology of qualitative approach, with an ethnographic design and a descriptive-explanatory type. 9 RESUMEN ANALÍTICO ESPECIALIZADO, RAE 1) NOMENCLATURA INTERNA: FECHA DE ELABORACIÓN AUTOR-A DEL RAE: CINDY LORENA MENDIVELSO IBÁÑEZ DÍA MES AÑO 23 AGOSTO 2020 2) TIPO DE DOCUMENTO: LIBRO INFORME FINAL DE INVESTIGACIÓN PROFESIONAL ARTÍCULO DE REVISTA ESPECIALIZADA (indexada) TRABAJO DE GRADO EN MODALIDAD DE MONOGRAFÍA DE ANÁLISIS DE EXPERIENCIAS X ARTÍCULO DE REVISTA DE MISCELÁNEA (indexada) TESIS DE MAESTRÍA ARTÍCULO DE REVISTA ESPECIALIZADA (no-indexada) TESIS DE DOCTORADO ARTÍCULO DE REVISTA DE MISCELÁNEA (no-indexada) RELATORÍA DOCUMENTO GRIS PONENCIA PAPER ESTADO DEL ARTE DOCUMENTO OFICIAL OTRO (especifique): PERIÓDICO 3) TIPO DE SOPORTE: TEXTO IMPRESO PUBLICACIÓN VIRTUAL (DIGITAL) X FOTOCOPIA MANUSCRITO OTRO(especifique): 4) TIPO DE EDICIÓN: EDITORIAL COMERCIAL DATOS ESPECÍFICOS DEL REFERENTE: EDITORIAL UNIVERSITARIA Mendivelso, C. (2020). Guaguancó: La Corporeidad como generadora de Desarrollo Humano e identidad Cultural. (Tesis de Especialización) Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Bogotá, Colombia. EDICIÓN INSTITUCIONAL (especifique) X PUBLICACIÓN INDEPENDIENTE (especifique) OTRO (especifique): TIPO DE CIRCULACIÓN GENERAL (ABIERTA) X RESTRINGIDA 10 5) ACCESO AL DOCUMENTO: Repositorio Institucional de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, RIUD: http://repository.udistrital.edu.co/ 6) PALABRAS CLAVES (DESCRIPTORES) Desarrollo Humano, Identidad Cultural, Corporeidad, Guaguancó. 7) DESCRIPCIÓN Este estudio comprende la relación entre el desarrollo humano y la identidad cultural a través de la corporeidad, tomando como detonante el ritmo guaguancó. El cuerpo, a lo largo de la historia, ha sido caracterizado como objeto de deseo o consumo, pero el resultado fue el olvido del mismo. Esta investigación comprende la corporeidad como generadora de identidad cultural, a través de las teorías de Manfred Max Neef (1993) y Arturo Rico Bovio (1998) sobre necesidades y satisfactores; además, se realizó la selección del guaguancó (género afro-cubano nacido en la época colonial y creado por criollos y mestizos de la región de Matanzas, Cuba) ya que las participantes, grupo poblacional de esta investigación, son bailarinas de salsa semiprofesional; dada la naturaleza empírica de la salsa en el ámbito danzario, las academias de baile que promueven este género carecen, en su mayoría, de una formación a profundidad sobre la tradición que guardan los ritmos ejecutados por los bailarines. La secuencia teórica que surge de este planteamiento del problema permite identificar la transversalidad de la corporeidad en procesos de formación de identidad cultural y, por ende, de desarrollo humano. Esta monografía de análisis de experiencias se enmarca en una metodología de enfoque cualitativo, diseño etnográfico, y de tipo descriptivo-explicativo. 8) ANTECEDENTES Y MARCO TEÓRICO Los antecedentes de este trabajo de grado comprenden tres categorías mediante las cuales se dialoga con los autores escogidos, de modo que se evidencie el estado del arte. Las categorías formuladas son identidad cultural en la salsa, corporeidad, y cultura y desarrollo humano. La discusión en torno a lo evidenciado en los antecedentes dio paso a la conformación de las categorías conceptuales que hacen parte del segundo momento llamado marco conceptual. En él se establecieron las siguientes categorías: de la rumba al guaguancó, corporeidad e identidad cultural y, por último, corporeidad y desarrollo humano. Los autores que le dieron vida a este marco fueron escogidos por su pertinencia y amplitud de conceptos que sirvieron de base para la elaboración y conclusión de este proyecto. Entre los más relevantes para la comprensión del problema planteado son: Manfred Max Neef (1993), Arturo Rico Bovio (1998), Ned Sublette (1951), Miguel Rojas Gómez (2011). http://repository.udistrital.edu.co/ 11 9) FUENTES UTILIZADAS (REFERENCIAS) Acevedo, L. (2028). Las hibridaciones culturales en la salsa: del acontecimiento estético a la subjetivación (Tesis de Maestría) Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Bogotá, Colombia. Álvarez, L. (2008). La identidad como base del desarrollo: un elemento fundamental de la gobernanza. Instituto de Investigación y debate sobre la Gobernanza. Recuperado de: http://www.institut-gouvernance.org/fr/analyse/fiche-analyse-358.html Becerril, J. (2012). Patrimonio cultural, derechos humanos y desarrollo: coincidencias, ambigüedades y desencuentros. Revista Internacional de Conservación, Restauración y Museología. 3(6), 6-17. Bernand, C. (2014). 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Cultura y Desarrollo Humano 1.2. MARCO CONCEPTUAL 1.2.1. De la Rumba al Guaguancó 1.2.2. Corporeidad e Identidad Cultural 1.2.3. Corporeidad y Desarrollo Humano 1.3. CONCLUSIONES DEL CÁPITULO CAPÍTULO II MARCO METODOLÓGICO 2.1. ENFOQUE Y DISEÑO METODOLÓGICO 2.1.1. Enfoque Cualitativo 2.1.2. Diseño Etnográfico 2.2. TIPO DE INVESTIGACIÓN 2.2.1. Investigación Descriptivo – Explicativa 2.3. MARCO CONTEXTUAL 2.4. INSTRUMENTOS DE RECOLECCIÓN DE DATOS 14 2.5. ANÁLISIS DE DATOS 2.5.1. Consolidación de unidades de análisis 2.5.2. Consolidación de categorías de análisis 2.5.2.1. “La identidad que vamos formando” 2.5.2.2 “La danza como vivencia” 2.5.2.3. “La esencia del guaguancó” CAPÍTULO III DISCUSIÓN DE RESULTADOS CONCLUSIONES RECOMENDACIONES ANEXOS Entrevista semiestructurada Sesión a profundidad Cartas de consentimiento informado REFERENCIAS 11) METODOLOGÍA Dada la naturaleza de esta investigación, el enfoque es cualitativo. En este trabajo se recopilaron una serie de experiencias de bailarinas de salsa alrededor de la corporeidad, la identidad cultural y el guaguancó, que fueron analizadas y comprendidas a la luz de la teoría y la literatura escogida. Según Hernández et al. (2014) en enfoque cualitativo se puede concebir como “un conjunto de prácticas interpretativas que hacen al mundo ‘visible’, lo transforman y lo convierten en una serie de representaciones en forma de observaciones, anotaciones, grabaciones y documentos” (p. 9) En el diseño etnográfico es necesario que la pregunta de investigación que guía el proceso se establezca alrededor de las características, estructura y funcionamiento de un grupo social determinado, en el que posteriormente se dé una descripción y explicación de los elementos y categorías que integran dicho grupo. (p. 471). Este estudio propone estudiar a un grupo de 6 bailarinas de salsa para describir y explicar su relación con el ritmo guaguancó y como éste, a su vez y a través de la corporeidad, genera identidad cultural A raíz del establecimiento de este estudio como una monografía de análisis de experiencias, se requiere de una descripción previa de la población escogida con respecto a sus experiencias a nivel identitario y corpóreo como bailarinas de salsa. Así pues, si bien es 15 cierto que la investigación de tipo descriptivo es necesaria para comprender de primera mano el panorama que se presenta a nivel de sujetos de estudio, este trabajo implica también el análisis de los lazos identitarios que puedan llegar a darse en el desarrollo de la corporeidad. Los estudios explicativos dan cuenta de las causas de los fenómenos o eventos que se describieron gracias al estudio descriptivo; por lo tanto, se define este trabajo bajo el tipo de investigación descriptivo-explicativa. 12) CONCUSIONES Y RECOMENDACIONES (SI APLICAN ESTAS ÚLTIMAS) A continuación, se exponen las conclusiones que arrojó el presente trabajo de grado con respecto a cada uno de los objetivos propuestos: ➢ Caracterizar la relación entre el cuerpo y la danza que establecen las bailarinas. ▪ Se evidencia que la corporeidad, como generadora de extensiones del cuerpo, debe ser transversal en los estudios sobre desarrollo humano por su carácter íntimo con el individuo. Es este, en un desarrollo a escala humana, el promotor principal para las transformaciones sociales. ▪ Las percepciones que se logran a nivel emocional y físico permiten en las bailarinas interpretar diferentes ritmos y plasmarlos en escena. Esta acción resulta en dos fenómenos: por una parte, conservar y preservar tradiciones (que no necesariamente deben ser las propias) a través de su ejecución; y, por otra parte, el reconocimiento de las sensaciones y el carácter performativo que debe tener cada danza desde lo que surge del movimiento. ➢ Reconocer el entramado cultural del guaguancó a través de lo musical y lo corporal. ▪ El rol del bailarín en la interpretación y ejecución de una danza le permite al espectador la experiencia cultural y de interacción, que contribuye a la transformación de la identidad de ambos actores del proceso. ▪ La necesidad por la memoria histórica le permite al bailarín encontrar satisfactores de distinta índole (géneros musicales) que le proveen potencial corpóreo. El bailarín se descubre en su corporeidad en tanto satisface dicha necesidad. ➢ Establecer los aspectos que les permitan a las bailarinas participantes identificarse con el ritmo y su entramado cultural. ▪ Los fenómenos del rumbero y la rumba son sólo dos ejemplos de acciones culturales que son continuas en el tiempo – espacio, y que dan cuenta de unos valores simbólicos que van más allá de ser parte de un territorio específico. Nos movilizan en tanto somos latinoamericanos, porque compartimos una historia cultural similar y unas versiones de cuerpo que dialogan constantemente entre sí. 16 Recomendaciones: Dentro de las recomendaciones para futuras investigaciones que puedan surgir a partir de este trabajo investigativo, quisiera aportar el tema del cambio de percepción del género femenino en la ejecución de danzas que históricamente se han establecido alrededor de prácticas patriarcales o machistas. Hago esta recomendación basada en la ejecución del vacunao en el guaguancó, donde la mujer es, claramente, parte de un coqueteo sexual en el que el vencedor es el hombre al “vacunarla”. También, es de resaltar el simbolismo de este tipo de acciones y cómo están inmersas en el diario vivir de las personas, perpetuando conductas que dejan a un género u otro en cierta dominación o desventaja. El movimiento santero como parte de la configuración de la identidad cultural cubana ha sido ampliamente estudiado, pero recomiendo hacer el mismo ejercicio en el contexto colombiano. Como se evidenció en los conceptos de “rumba” y “rumbero”, las participantes identificaron la repetición inconsciente de patrones culturales provenientes de la historia cubana, pero que han permeado nuestra identidad. Un interrogante que queda abierto en este estudio es la relación del movimiento santero como un eje importante en la configuración de nuestra identidad cultural. Definitivamente, el estudio de lo corpóreo tiene un camino muy amplio por recorrer aún, por lo que recomiendo estudiarlo no solo desde el campo de las humanidades, sino también de campos en los que se ha entendido como un objeto de deseo o de consumo, y se amplíe así la discusión alrededor del concepto de la corporeidad. 17 TABLA DE CONTENIDO INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 19 Justificación .......................................................................................................................... 20 OBJETIVOS ......................................................................................................................... 22 Objetivo general ................................................................................................................... 22 Objetivos específicos ............................................................................................................ 22 PREGUNTA PROBLEMA .................................................................................................. 22 CAPÍTULO I ........................................................................................................................ 23 MARCO TEÓRICO-CONCEPTUAL ................................................................................. 23 1.1 ANTECEDENTES ......................................................................................................... 23 1.1.1. Identidad Cultural en la Salsa: ............................................................................23 1.1.2. Corporeidad: ........................................................................................................ 26 1.1.3. Cultura y Desarrollo Humano: ............................................................................ 29 1.2. MARCO CONCEPTUAL ............................................................................................. 30 1.2.1. De la Rumba al Guaguancó ................................................................................. 30 1.2.2. Corporeidad e Identidad Cultural ........................................................................ 35 1.2.3. Corporeidad y Desarrollo Humano ..................................................................... 40 1.3. CONCLUSIONES DEL CÁPITULO ........................................................................... 45 CAPÍTULO II ....................................................................................................................... 47 MARCO METODOLÓGICO .............................................................................................. 47 2.1. ENFOQUE Y DISEÑO METODOLÓGICO ................................................................ 47 2.1.1. Enfoque Cualitativo............................................................................................. 47 2.1.2. Diseño Etnográfico .............................................................................................. 47 2.2. TIPO DE INVESTIGACIÓN ........................................................................................ 48 2.2.1. Investigación Descriptivo – Explicativa ............................................................. 48 2.3. MARCO CONTEXTUAL ............................................................................................. 48 2.4. INSTRUMENTOS DE RECOLECCIÓN DE DATOS ................................................ 49 2.5. ANÁLISIS DE DATOS ................................................................................................ 50 18 2.5.1. Consolidación de unidades de análisis ................................................................ 50 2.5.2. Consolidación de categorías de análisis .............................................................. 51 2.5.2.1. “La identidad que vamos formando” ............................................................ 53 2.5.2.2 “La danza como vivencia” ............................................................................. 55 2.5.2.3. “La esencia del guaguancó” ......................................................................... 56 CAPÍTULO III ..................................................................................................................... 59 DISCUSIÓN DE RESULTADOS........................................................................................ 59 CONCLUSIONES ................................................................................................................ 61 RECOMENDACIONES ...................................................................................................... 62 ANEXOS .............................................................................................................................. 63 Entrevista semi-estructurada ................................................................................................ 63 Sesión a profundidad: ........................................................................................................... 64 Cartas de consentimiento informado .................................................................................... 65 REFERENCIAS ................................................................................................................... 71 19 INTRODUCCIÓN La cultura se concibe, desde la perspectiva del desarrollo humano, como una dimensión esencial para el proceso de potencialización de habilidades de las personas, así como un eje fundamental y transversal con respecto a lo económico, político y social. A pesar de estos esfuerzos, Jesús Martín-Barbero (citado por Germán Rey, 2002) expresa su preocupación sobre la cultura como elemento del desarrollo tomado como un “añadido de una cierta humanización del desarrollo” (p. 6) y la diferencia entre la cultura del desarrollo que “sigue aun legitimando un desarrollo identificado con el crecimiento sin límites de la producción, que hace del crecimiento material la dimensión prioritaria del sistema social de vida y que convierte al mundo en un mero objeto de explotación” (p. 6). La cultura no se encuentra desligada del desarrollo humano, incluso Jon Hawkes (2001) incluye a la cultura como “el cuarto pilar del desarrollo sostenible junto con la dimensión social, económica y ambiental” (citado por Rivas, 2015). Así, la capacidad que posee el ser humano para interactuar en el mundo a través de su cuerpo, de su corporeidad para sobrevivir y convivir en sociedad le permitió generar cultura: un entramado de aspectos simbólicos que lo conectan con otros sujetos y a los objetos. Los sentidos y la percepción de estos han creado el puente que dejó el camino dispuesto para interiorizar la cultura y exteriorizar las nuevas transformaciones culturales. El cuerpo ha sido tomado históricamente como un objeto del trabajo o de deseo, separado de la razón y la psiquis, pero no se ha tenido en cuenta como elemento primario para el desarrollo cultural y humano del individuo. Las formas de comprender el mundo y sus interacciones internas son posibles gracias a la corporeidad, al movimiento. Desligar (consciente o inconscientemente) el cuerpo, la corporeidad y el movimiento del desarrollo humano me hace pensar en que la preocupación expresada por Martín-Barbero no es menor: el cuerpo sigue siendo importante para los sistemas económicos y las propuestas de desarrollo actuales, en función de objeto para el mercado, pero no en función de elemento para la producción y transformación de la cultura. Desde esta perspectiva es necesario visibilizar la relación que establecen los sujetos con la tradición de su comunidad y de otras comunidades, con su historia, con el entramado de significados y símbolos generados a través de los sentidos, porque es la base fundamental para el desarrollo humano. Es el capital cultural el que determina, incluso, sistemas de desarrollo social, económico y ambiental, de esta manera, el modo como el ser humano se relaciona con el entorno y potencia sus posibilidades le permite transformarse culturalmente y al mismo tiempo modificar otras dimensiones del desarrollo humano. Esta propuesta cuenta con una población delimitada, conformada por 6 bailarinas de salsa, quienes disfrutan el ritmo guaguancó sin su esencia histórica y cultural. Esta población tiene a su alcance el espacio físico en el que pueden bailar, expresar con su cuerpo, pero carece de contenido. En la mayoría de las danzas tradicionales colombianas, los danzantes son conscientes de la tradición y ancestralidad que se representa en cada baile, lo cual no ocurre en algunos grupos de salsa. Como género festivo y de celebración, la salsa se ha 20 desligado a través del tiempo de su historia, de su ancestralidad e importancia cultural como elemento aglutinante del pueblo latinoamericano. Se ha tratado el cuerpo como elemento de deseo para realizar espectáculos, competencias y muestras. En consecuencia, la justificación de esta propuesta de trabajo se basa en la relevancia que se le ha de asignar a la corporeidad de los bailarines de salsa a la hora de estar en contacto con un ritmo afro-cubano (que contiene un entramado simbólico y tradicional) como el guaguancó, y cómo esta corporeidad genera en ellos un lazo con ese elemento cultural, una identidad cultural. Justificación El ser humano ha desarrollado múltiples formas de expresarse y proyectar sentimientos, emociones o pensamientos. La danza,como una de las formas primarias de expresión, ha permitido al ser humano explorar su cuerpo y el movimiento como parte de rituales, festividades o espectáculos; la danza establece un tipo de comunicación sin palabras, que ha trasmitido y difundido tradiciones por generaciones, hasta convertirse en característica esencial en el estudio de las comunidades y de los territorios. Como núcleo integrador, danzar se convierte en un rasgo cultural de un grupo social, lo que se reconoce como identidad. La identidad se considera como el sentido de pertenencia, de reafirmación o diferenciación en uno o más ámbitos dentro de un grupo social, como lo expresa Miguel Rojas Gómez (2011) en su libro Identidad Cultural e Integración. Este concepto ha sufrido una suerte de transformaciones debido a la fuerte influencia de factores externos, como la globalización, que cambia los rasgos culturales de una comunidad. Sin embargo, rasgos como la lengua, el territorio y las costumbres ancestrales, que son parte del inconsciente individual y colectivo, permiten que el concepto de identidad tome forma y sean características esenciales, como se evidenciará en el capítulo de marco teórico conceptual a profundidad. En el caso de la danza, cuando se busca establecer la relación con la identidad, conduce a evocar raíces; crear, interpretar y difundir ritmos, así como movimientos; se identifica incluso como un elemento de desahogo, emancipación y libertad. Se estructura el arte danzario, entonces, como patrimonio cultural inmaterial, que se concibe como una representación mediante la cual los integrantes de una comunidad reconocen su relevancia para identificarse con sus semejantes y su territorio. Es un producto cultural transmitido y transformado de generación en generación, con el objetivo de perdurar en el tiempo. Ahora bien, la construcción de identidades depende de dos factores importantes: la apropiación de formas culturales representadas por puestas en escena y performances de diferentes tipos (las representaciones culturales observables); y por otro lado la interiorización de dichas representaciones desde el campo cognitivo, que da cuenta de una estructuración social en los individuos de la comunidad (Molano, 2007). Es claro que ambos factores deben ir de la mano, uno como producto de otro, así, el centro es el ser 21 humano como creador de formas culturales a partir de su estructura cognitiva; por ello se genera el campo categórico de cultura, que es la base sólida de las comunidades y que es una parte integral de los sujetos. 22 OBJETIVOS Objetivo general Identificar los rasgos característicos que permiten generar la identidad cultural, a través de la corporeidad, y del elemento detonante el ritmo guaguancó. Objetivos específicos ✓ Caracterizar la relación entre el cuerpo y la danza que establecen las bailarinas. ✓ Reconocer el entramado cultural del guaguancó a través de lo musical y lo corporal. ✓ Establecer los aspectos que les permitan a las bailarinas participantes identificarse con el ritmo y su entramado cultural. PREGUNTA PROBLEMA El presente trabajo surge a raíz de la indagación de la autora sobre la identidad cultural de las bailarinas de salsa participantes en este estudio. Surge, así mismo, por la connotación empírica de las academias de salsa a la hora del desarrollo artístico de sus bailarines, lo que ha causado, en la mayoría de éstas, enfocar dicho desarrollo en el ámbito danzario sin contexto histórico. Siendo el guaguancó el ritmo detonante para buscar los rasgos característicos de la identidad cultural de las participantes, se busca hallar también la relación de dicha identidad a través de los procesos corpóreos propiciados por su participación activa en el mundo de la salsa. A partir de allí, la autora de este proyecto propone la siguiente pregunta problema, en pro de su resolución a lo largo de los capítulos presentados: ¿Cuáles son las características que permiten generar la identidad cultural, a través de la corporeidad, desde el guaguancó? 23 CAPÍTULO I MARCO TEÓRICO-CONCEPTUAL La revisión teórica realizada se estableció a partir de la necesidad de comprender a fondo los conceptos que le dieron dirección a este proyecto. Así, establecer una relación coherente entre el desarrollo humano, la identidad cultural, la corporeidad y la salsa a través del guaguancó proporciona una plataforma en la que, de un lado, los antecedentes teóricos dan muestra de la importancia y el amplio espectro en el que se pueden estudiar dichas categorías y, por otro lado, el marco conceptual proyecta el hilo conductor que también sirve de justificación teórica para lo aquí investigado. Este capítulo se desarrolla alrededor de estos dos momentos (antecedentes y marco conceptual), mediante los cuales el lector comprenderá la base que permitirá responder la pregunta problema aquí planteada (p. 15) y el camino teórico que surge a la luz de los autores para el posterior análisis de los datos recogidos (discutido en pleno en el capítulo II). 1.1 ANTECEDENTES Los latino-caribeños hemos construido una conexión como pueblo que conforma el continente, producto del establecimiento de un lazo (histórico, territorial, simbólico, tradicional, etc.) que ha configurado nuestra cultura. Particularmente, uno de esos lazos se ha forjado gracias a la salsa y sus alcances: el enlace que genera este género musical con lo ancestral y lo contemporáneo; su juego simultáneo (desde sus inicios) con la industria cultural que promueve el mercado y la solidaridad con lo popular; el baile, la sonoridad y las composiciones que emergen desde el barrio han llegado al punto de comunión hacia una identidad cultural compartida. 1.1.1. Identidad Cultural en la Salsa: La revisión de antecedentes de este trabajo involucra, necesariamente, realizar una revisión de los temas que permitan establecer la relación entre identidad y la manifestación artística de la Salsa (expresión utilizada para reunir diferentes ritmos derivados de sonidos afrocaribeños y afroamericanos, incluido entre ellos el guaguancó) ya que éste ha propiciado un fenómeno identitario a lo largo del continente. En el estudio realizado por Lady Paola Sepúlveda, Hibridaciones culturales en la Salsa: del acontecimiento estético a la subjetivación (2018) se realiza un análisis de la Salsa como una hibridación cultural debido a su estructura heterogénea, configurada a partir de ritmos provenientes de distintas regiones, composiciones realizadas por migrantes que compartieron un mismo punto de encuentro (ciudad de Nueva York) que tomaron elementos de sonidos tradicionales y ancestrales combinados con sonidos del Jazz, 24 fuertemente difundido en los años 60 y 70. Desde allí parte su aporte teórico, además, de seleccionar el concepto de industrias culturales para comprender el uso que le dio el sistema mercantil a las modas que promovían en los jóvenes, y como a partir de ahí se conformaron fenómenos culturales diversos. La Salsa es asumida por Sepúlveda como una cultura bastarda, argumentando, a través de la contribución teórica de Omar Rincón (2015), que: La propuesta del profesor Rincón es un interesante ejercicio frente al reconocimiento de la salsa como fenómeno cultural; ya que es el resultado de un origen cubano que empezó su transición desde la migración ocasionada por la Revolución Cubana; así pues, llega a Nueva York para darle un nombre específico “La Salsa”. Pero cada país la ha impregnado con ritmos, tradiciones y sensibilidades, basta con remitirse a la historia de la salsa en Bogotá para reconocer cómo son los puntos de encuentros de los individuos que se reconocen en ellas (p. 26). El nacimiento de la salsa, en la cultural local, que es denominada por Rincón como “la madre a la que adoran, odiany celebran en simultaneo” las culturas bastardizadas (Citado por Sepúlveda, p. 25), en contradicción al padre, en tanto se desconoce su paradero al ser proveniente de muchas partes y quién, en forma de analogía, la cultura bastarda busca su identidad. Alrededor de este fenómeno cultural salsero, se produce de manera simultánea el acontecimiento estético, del cual Sepúlveda rescata que “en el lenguaje de la danza habla el movimiento y la piel, depende de que tan sublime sea la pieza musical; en este ritual son los cuerpos los que se comunican desde lo que no se dice y se desdoblan en el “goce pagano” (p. 32). La autora profundiza el carácter de lo estético desde los postulados de Jauss (2002) quién presenta la aisthesis (percepción estética), la poiesis (producción estética) y la catarsis (satisfacción estética) como pasos fundamentales para llegar al goce de las artes y al acontecimiento estético. Finalmente, se hace referencia a las subjetivaciones en tanto que: La subjetivación se expresa en los patrones culturales que configuran el comportamiento y la reproducción del arte desde la acciones individuales y colectivas; se da en el sentir, en el cerrar los ojos para bailar con el otro, en el permitirse ser a media luz; razón por la cual se recuerda con cierta nostalgia esas épocas de un soachuno, orgulloso de su tierra, de su origen, de la almojábana, el masato y la picada (p. 35). El carácter mutual de la identidad dentro de la Salsa permite, y ha permitido, que los individuos interactúen y hagan parte de un colectivo con el que comparten diferentes acontecimientos estéticos derivados de este fenómeno cultural. En el caso de Soacha, desde el estudio de Sepúlveda, permite que sus habitantes aún encuentren espacios en los cuales 25 pueden reafirmar y expresar su identidad, tales como los bares, eventos sociales, festivales musicales y las academias de baile. Por otra parte, Ángel Quintero Rivera (2002) en su artículo Salsa, Identidad y Globalización: Redefiniciones a las geografías y el tiempo explica como la Salsa se convirtió para los jóvenes de los años 70 en la expresión cultural que necesitaban para identificarse como latino-caribeños, en contraparte al movimiento juvenil del rock que propendía al quiebre y al rechazo del postulado establishment adulto que tuvo auge durante la modernidad. Este último, auspiciado principalmente por el mercado, y el sentido de la homogenización de la cultura, permeó todas las esferas juveniles de la época. Sin embargo, como propone Quintero (2002), se crea la necesidad de los migrantes en la ciudad de Nueva York de identificarse con un ritmo particular, que también quebrara los rasgos propios de la modernidad pero que a su vez tomara las definiciones de tiempo (presente, pasado y futuro) y las integrara para “convertirse en un proyecto social identitario” (p. 3) El autor plantea la incógnita que cobijó a los jóvenes precursores de la salsa como Héctor Lavoe, Willie Colón y Rubén Blades, y la resume con un extracto de la canción Paraíso de Dulzura: “¿Que de dónde vengo y pa’ dónde voy?” (p. 3). El argumento aquí es llevado a las instancias del tiempo; el progreso como ideal de la modernidad es atacado por los jóvenes desde los sonidos y las letras, que promueve vertiginosamente el rock, debido a que el joven se haya perdido en el tiempo, ya que no visualiza un futuro. Los sonidos heterogéneos de la salsa remontan a quien los escucha a un espacio más allá de la territorialidad, así como las letras de las canciones rescatan la angustia de un pueblo por la temporalidad, al atravesar históricamente por un desconocimiento de sus raíces gracias a la colonización y migración, y a la vez hace uso de elementos ancestrales para homenajearlos. La salsa se inscribe, entonces, como un elemento de resistencia dentro de los nuevos movimientos juveniles, pero a diferencia de estos no reclama subversión del orden, como lo explica Otero (2000): Es pues desde esta plataforma de donde operó el reconocimiento de una música (cultura) popular por la oficialidad; el cantante (el músico y/o el bailarín) consciente que posee un don preciado y deseado por los sectores poderosos, lo utiliza no para reclamar la subversión del orden sino para intercambiar su goce por inclusión y participación socio-económica (Citado por Cataño, 2008, p. 4). En el texto De nuevo al barrio: imaginarios salseros y ciudad global, Cataño Arango (2006), observa la Salsa como un fenómeno de producción de sentido, en el que el barrio hace presencia en la construcción de una identidad cultural latino-caribeña. Tal como se mencionó anteriormente, en otros textos el autor recoge la importancia de la llegada de migrantes cubanos y puertorriqueños a Nueva York, quienes se aglutinan en una búsqueda de dicha identidad. El autor nombra una primera etapa hacía la construcción de sentido, la identidad itinerante, en la cual las dinámicas que se presentan en las esquinas de los barrios, donde la gente se conglomera a realizar sus festividades, se reconfigura el espacio público: “el barrio redefine su construcción desde los usos y apropiaciones (estructura sentimiento) más que desde el ordenamiento urbano” (p. 5). 26 Esta nueva apropiación del espacio público da cabida a otra etapa, la interacción performativa en la que (en una relación horizontal) cantante, músico y bailarines se relacionan conjuntamente, estableciendo una relación cíclica entre ellos. Esta interdependencia de ida y vuelta genera unos retornos, lo cual concluye en una constante renovación de la tradición, elemento esencial en la formación de artistas como Ismael Rivera o el grupo Cortijo y su combo (p. 5). La gracia, alrededor del fenómeno de construcción de sentido que aporta la Salsa, sale y sobresale de lo local (el barrio) para expandirse no sólo a través del continente americano, sino en el mundo, atendiendo las exigencias del mercado, pero dejando una clara huella de memoria colectiva que nos une: Es por tanto claro que desde sus inicios la Salsa ha puesto y/o remitido a una dinámica de desplazamientos tanto geográficos como sociales; tanto imaginarios como simbólicos, que le han otorgado una flexibilidad socio-cultural única (posmoderna a decir de algunos), atendiendo tanto las exigencias del mercado como los requerimientos de su público. Por eso creo que lejos de estar desapareciendo la Salsa se presenta más viva que nunca, en estos escenarios fragmentarios, virtuales y desterritorializados de la interconexión planetaria y la economía global (p. 6). 1.1.2. Corporeidad: La relación del ser humano con su cuerpo ha suscitado debates de todo tipo. Desde el campo biológico hasta el social, el cuerpo como medio para exteriorizar y expresar todo lo que se agrupa en el interior del ser ha sido estudiado desde varias perspectivas. Este trabajo identifica el concepto de corporeidad como uno de los descriptores principales para el desarrollo del mismo. En el artículo realizado por Miguel Ángel Villamil (2010), La corporeidad como apertura del ser humano al mundo, el autor presenta como la condición del ser humano, desprovisto de leyes naturales innatas que prescriban su comportamiento, utiliza su corporeidad para el desarrollo de un fenómeno que va más allá del hábitat: la cultura. La subjetividad se vuelve un eje importante en la supervivencia del ser humano, ya que a partir de allí puede darse la oportunidad de pensarse, modelar sus propias experiencias y vivencias (p. 54). Villamil (2010) establece la diferencia entre la antropología dualista y la fenomenológica; la primera se encargó de presentar al hombre como dos partes (razón y physis) lo que acarreó una división de las formas de pensarse la existencia humana: La descomposición del hombre en razón y physis, desencadena forzosamente en la concepción de un ser racional por una parte y unser vivo por otra. Por eso, fue necesario construir dos grupos de ciencias diferentes: las humanas y las naturales. Los científicos pensaron ingenuamente que la sumatoria de los datos ofrecidos por sendos grupos de ciencias, daría como resultado la totalidad del hombre (p. 54). En dirección totalmente opuesta, el énfasis que centra la antropología fenomenológica en la correlación de los componentes que conforman al ser humano, trata de hallar en éste una 27 unidad, una individualidad, que se establece a partir de la corporeidad. En este sentido, el ser humano es un ser corpóreo tanto en la experiencia vivida como en la experiencia reflexiva. La corporeidad es presentada como esa realidad original (Villamil, 2010) que posibilita al ser humano sus experiencias: los animales, de forma natural y original, poseen una especialización corporal determinada que les ayuda a sobrevivir en un contexto dado; el ser humano no posee dicha especialización, por eso le es posible relacionarse con el mundo, construyendo dinámicas que le permiten prolongar su existencia. Así pues, “la carencia del ser humano es suplida por un principio de organización” (Villamil, p. 56) que le permite establecer de qué manera vivir, sin estar supeditado a los principios o leyes naturales de una especie o hábitat. El cuerpo humano posee la ventaja de no estar conformado por órganos con una o unas funciones determinadas, sino que puede ejecutar varias tareas dependiendo de lo que quiera construir, transformar o poner a disposición. Ahora bien, la corporeidad juega un papel fundamental en este hecho, ya que, al estar completamente gobernada por la subjetividad, y no por un instinto animal, posibilita dicho principio de organización y la conformación de un mundo cultural. Ante la falta de una especialización, el ser humano es el único que posee una corporeidad subjetivada (Villamil, 2001): El hombre, en cuanto corporeidad subjetivada, no percibe las cosas como dadas de una sola forma, sino que las percibe universalmente de modo que pueda aplicarlas a múltiples propósitos. Si bien es cierto que cada uno de nosotros procura obedecer a las conductas vitales estructuradas por la cultura propia, no obstante, nuestro ser no está firmemente atado a ningún comportamiento preestablecido. De la misma manera como aprendemos podemos des-aprender, cambiar o re-crear los estilos de conducta culturales (p. 56). Si bien la conformación de la cultura se da a partir de la creación del hombre en respuesta a su carencia natural, el hombre a su vez es creado por la cultura. El ser humano asimila la cultura, pero al mismo tiempo debe perfeccionarla y perfeccionar la autonomía de su corporeidad subjetivada, en tanto que le permitirá enfrentar nuevas situaciones de distintas formas. Los sentidos son fundamentales para encontrar dicha autonomía; el movimiento permite que el mundo se transforme en sub-mundos que son aprendidos por el ser humano y por una comunidad. Cada cultura sitúa un énfasis en ciertos sentidos para percibir el mundo, desde lo que le es significativo para sí, creando un entramado de simbolismos que transforman los niveles corpóreo y espiritual de cada ser. A modo de conclusión, el autor rescata dos conceptos clave para entender la corporeidad y su relación estrecha con la cultura: la cultura dada es aquella que se presenta como respuesta creadora que algunos sujetos corpóreos dieron a interrogantes y situaciones, de modo que les permitió organizarse y estructurar las posibilidades que se tienen desde los sentidos; “el sujeto corporal-autónomo es, por otro lado, quien recibe el legado de la cultura dada y la apropia, una apropiación que se desenvuelve más desde la posibilidad que se le da al sujeto de transformar y evolucionar su cultura con sus propias respuestas creadoras” (p.61). 28 Es claro que la participación del individuo es esencial en la apropiación y evolución cultural, desde el uso de sus sentidos, para configurar todo el mundo simbólico de una comunidad. Sin embargo, el cuerpo se ha reducido a la constante instrumentalización del movimiento, en tanto que permite el adiestramiento del ser humano para el trabajo. El análisis hecho por Napoleón Murcia y Leidy Tatiana Lopera (2016), en su texto Corporeidad/Motricidad y Desarrollo Humano: Expansión de las libertades humanas, incorpora la motricidad como un elemento importante y ligado profundamente a la corporeidad como inmanencia. En principio, y como lo afirman los autores, es Merleau Ponty (2000) quien establece una inmanencia entre corporeidad y motricidad, atribuyéndole al cuerpo caracteres de tiempo y espacio, dejando de lado la concepción de cuerpo como cualquier otro objeto. El cuerpo como tiempo se establece a partir de la presencia o ausencia de este, en tanto que el cuerpo como espacio se refiere a su posición. El cuerpo no es más un producto psicológico o un objeto más, sino que es influido e influye en el mundo a través de un proceso de interacción. La motricidad hace parte de ese cuerpo que habita el mundo “Si no hay cuerpo no hay espacio para mí y mi motricidad, y si hay un espacio para mi cuerpo y mi motricidad, es, a la vez, espacio para mí” (p. 10). La motricidad/corporeidad, entonces, se toma como una categoría del desarrollo humano, ya que es la encargada de ejecutar la acción, la expresión de la humanidad del ser y su experiencia en el mundo. Es multidimensional, ya que, si el ser humano es corporeidad, los límites del ser son los mismos de la corporeidad. Sin embargo, son las potenciales funciones técnicas las que se han aprovechado de la motricidad, convirtiéndola en un instrumento del mercado. Los autores narran cómo varias posturas biológicas y económicas han posicionado al cuerpo como un concepto dual, separado de la razón, en la que el ser humano ha sido tomado en dos sentidos desde la revolución industrial: el hombre como objeto de desarrollo y el hombre como objeto para el desarrollo. A partir de allí, se realiza una cronología en la que se presenta la relación de la motricidad/corporeidad con respecto al trabajo (Murcia et al. 2016): El cuerpo y la motricidad se convierten en posibilidad para facilitar y perfeccionar ese capital que se comienza a percibir como base de la ganancia, perspectiva que sería visualizada y desarrollada por Adam Smith desde 1750, al estar fundamentada en lo que le da valor a las cosas y relacionarlo con el trabajo humano. Desde allí se comienza a establecer como base la ganancia. El cuerpo toma la forma de objeto de producción, y la motricidad como mecanismo de adiestramiento, en lo que se ha llamado el homo faber (p. 14). Hacia finales del siglo XIX, el liberalismo clásico toma el cuerpo y la motricidad como parte de la producción y el consumo, conformando clases sociales que ejercen una acción motriz distinta; mientras el capitalista tiene la posibilidad de poseer el obrero, éste último convierte su cuerpo en objeto para el trabajo. Durante el siglo XX el cuerpo pasa de ser un objeto para el trabajo en un objeto para el consumo y de deseo. Surgen entonces los imaginarios aún existentes sobre cómo hacer uso del cuerpo, cómo debe ser y qué tipo 29 objetos corpóreos desear. La fórmula adoptada luego por Hayek (Citado por Murcia et al. 2016) -sorpresivamente del neoliberalismo- en la que el valor estético es supeditado por el valor de uso de un producto, y la libertad que el consumidor posee para adquirir, transformó el concepto de motricidad/corporeidad. El valor de uso incorpora el cuerpo en el campo del sentido social, en el que la motricidad es el medio y el fin del desarrollo humano. Los autores (Murcia et al. 2016) explican como este último giro está ligado a la teoría de desarrollo de libertades del economista Amartya Sen (2000), donde las libertades que el cuerpo pueda tener son las libertades del serhumano: ¿El sentido de la vida es la riqueza o la libertad? es una pregunta que se ha hecho desde la Antigüedad, y que Sen resuelve con gran claridad cuando asume que ella sólo tiene sentido en el marco de las opciones de libertad que posibilita. Esto es lo que nos permite hacer, decir y pensar, desear y realizar, es lo que justifica la riqueza (Sen, 2000. Citado por Murcia et al. 2010, p. 17) Los autores reconocen que la relación de la motricidad/corporeidad y el desarrollo humano no puede darse sin la conceptualización de la primera como inmanencia -principio establecido por la fenomenología del cuerpo en Merleau Ponty- (2000) para así permitir la expansión de las libertades humanas como lo planteaba Sen. 1.1.3. Cultura y Desarrollo Humano: En esta parte de la revisión de antecedentes de este proyecto, se abordará la relevancia de la cultura desde la perspectiva del desarrollo humano y cómo esta relación ha sido estudiada en varios sentidos. En primer lugar, el sociólogo y periodista Tulio Hernández (2017) expresa cómo la confluencia entre la cultura y el desarrollo marcó un hito dentro de las teorías de desarrollo con un sentido estrictamente economicista. En su artículo Cultura, diversidad y desarrollo humano introduce lo que denomina una “confluencia feliz” entre los aportes de las ciencias sociales, las teorías culturales y el interés de los entes intergubernamentales y centros financieros por las teorías de desarrollo. El impacto que tuvieron las teorías del desarrollo basadas en el avance económico de las regiones generó una transformación sustancial en el objetivo formulado, incluyendo la extensión social y cultural relegada hasta aquel punto. Hernández (2017) argumenta que fue durante el foro sobre Desarrollo y Cultura que tuvo lugar en París en 1998 se consolidó la mirada cultural desde las teorías de desarrollo. El debate generado en el foro permite rescatar la importancia del factor cultural, para establecer políticas públicas que generen impacto a nivel social, por dos razones: la primera, el desarrollo de una comunidad depende de la visión cultural que tiene; y la segunda, es la cultura dominante la que determina sistemas sociales, económicos y políticos. Hablar, entonces, de desarrollo humano desligado de la cultura no brinda una visión holística necesaria para el establecimiento de políticas públicas. 30 De allí también parte el concepto de capital social, adoptado por Bernardo Kliksberg y Luciano Tomassini (1999) que se promueve en las memorias del foro. Surge así el imperativo de analizar las causas por las cuales algunas comunidades tenían mayor nivel de desarrollo humano que otras, a través del desglose de las instituciones, la relación que éstas establecen con los individuos, el nivel de confianza que se tiene con respecto a la institucionalidad, etc. Una de las contribuciones más importantes del desarrollo humano ha sido darle relevancia a lo que la gente más valora, debido a la incorporación de los componentes social y cultural dentro del análisis del crecimiento de un país, no solo en términos económicos. En el trabajo realizado por María Elena Figueroa, Desarrollo Humano y Cultura: una visión humanista de la diversidad (2004) remarca el imperativo del desarrollo humano como endógeno y autogestivo, en tanto debe surgir de las necesidades que las comunidades enfrentan, y cómo la cultura juega un papel importante en dicho proceso. La autora define unos indicadores cualitativos que permiten considerar la dimensión cultural desde la perspectiva del desarrollo: en primer lugar, se rescata la relación que establecen las personas con respecto al tiempo y su percepción del futuro detonado por la precariedad económica que atraviesan; en segundo lugar, se debe tomar en cuenta la percepción del medio ambiente y la naturaleza, entendiendo que el desarrollo humano apunta también al desarrollo sostenible; y por último la relación de las personas con temas como el cuerpo, la muerte, la alimentación, trabajo y jerarquías, etc. Al momento de plantear una propuesta de desarrollo humano estos indicadores cualitativos, que nacen del análisis cultural de una comunidad, deben ser la base para la construcción de políticas públicas en pro del desarrollo humano. 1.2. MARCO CONCEPTUAL Este trabajo investigativo desarrolla tres categorías: Identidad Cultural, Corporeidad y Guaguancó. Durante su desarrollo teórico se encontró la posibilidad de analizar el concepto de Corporeidad como eje transversal al Desarrollo Humano y la Identidad Cultural; esto con el fin de reivindicar el cuerpo como generador de ambas corrientes, enlazado asimismo con la pregunta problema de este estudio. Así pues, se realiza un recuento histórico del Guaguancó para entender la dimensión cultural y tradicional del ritmo, y la Corporeidad es analizada en conjunto con el Desarrollo Humano y con la Identidad Cultural. 1.2.1. De la Rumba al Guaguancó Es usual que en nuestro contexto se escuchen expresiones como “vamos a rumbear”, “rumbero/rumbera/rumberos”, “se prendió la rumba”, entre otras, con respecto a la acción específica del festejo en conjunto. En el proceso de documentación de este proyecto hallé una buena parte de las raíces de esas expresiones, que no deberían ser solamente de 31 uso recreativo. La música americana ha sufrido una serie de cambios a lo largo de la historia, que se atribuyen a varias causas; la principal es el encuentro de tres fuentes culturales importantes en las épocas de colonia, y, posteriormente a la independencia de las naciones. La gran gama de posibilidades que dio origen a esta concurrencia a nivel musical fue enorme, y no es para menos: se introdujeron nuevos instrumentos, nuevas formas de composición, intereses religiosos y sociales que enmarcaron las nuevas formas musicales y, por supuesto, las formas de expresión dancística. Así lo argumenta Carmen Bernand (2014): (…) de todas las artes expresivas, la música es la más apta para crear formas nuevas a partir de tradiciones diversas, y es precisamente en ese campo donde el mestizaje cultural se manifiesta con mayor evidencia hasta el día de hoy (p. 24). De esta forma la autora desarrolla los conceptos de identificación y contracultura, fenómenos que se gestaron durante la época de virreinato y se fueron consolidando en las nuevas repúblicas del continente a través de la música mestiza y la música popular. En la mayoría de los textos consultados se manifiesta la trascendencia del encuentro entre los indígenas aborígenes de la región, los negros africanos y los españoles. La historia se ha encargado de contar los análisis económicos, políticos y sociales que desembocaron de esta confluencia de individuos de distinto proceder. Sin embargo, y como lo resalta Bernard (2014), no darle relevancia al estudio de la música, no solo como fenómeno cultural sino también social, nos deja bajo un panorama meramente positivista y racional. Es claro que, al hablar de música mestiza, se hace referencia a la música producto de las diferentes relaciones que se establecieron durante la época y que combina elementos de dos o tres de las culturas ya mencionadas. Para discutir lo que significa la música popular, la autora introduce la importancia de analizar la palabra pueblo, a la luz del ámbito social y de las jerarquías. El pueblo, referente asignado a las castas más bajas, aquel que fue denominado criollo por quienes dominaban y, así mismo, quienes subestimaron la capacidad de creación de nuevas formas culturales que se enraizaron en los nuevos pobladores de los países de América: Paradójicamente, en esa época en que el vulgo es objeto de críticas reiteradas por parte de las élites, la música “recompuesta” y “arreglada” por los esclavos y libres —descendientes de africanos— se acriolla y se vuelve una marca identitaria de los americanoso criollos en todos los virreinatos y ciudades de la América ibérica (Bernard, 2014, p. 24). Una marca identitaria que se dio gracias a la pronta identificación con productos culturales indígenas, españoles y africanos; identificación que sirvió, además, para insertar la compleja estructura de lo profano dentro de lo sacro (ampliamente implantado por la iglesia); sumado al carácter de lo profano, el lenguaje corporal traído de África por los negros deja consigo hasta nuestros días el carácter de lo sensual, importante en ritmos como el guaguancó. 32 En algún punto de mi vida entendí que la historia clásica correspondía solo a una parte de los involucrados en ella: se ha estudiado lo profano como lo burdo, lo exótico, lo satánico o lo oscuro. La historia de quienes fueron dominados está oculta bajo el manto de la moral que ha trazado lo religioso y social durante siglos; a causa de esto se atribuye que la música mestiza y popular se considerara de menor rango, sin estructura o contenido, mientras los negros e indígenas (así como los criollos, posteriormente) integrarían elementos europeos que se sintetizarían en ritmos propios. Es el caso de la rumba, estructura rítmica y danzaria nacida en los barrios de Matanzas en Cuba, que sería una de las mayores cuotas culturales que dejaron los trabajadores al incorporar elementos de la copla española -sin llegar a la imitación- y de los sonidos provenientes de, mayoritariamente, el Congo. Es en La Marina, barrio de Matanzas en donde se encontraba un puerto, donde los trabajadores empezaron progresivamente a tomar objetos de su vida cotidiana como barriles, cucharas o cajas para ensamblar sus sonidos. Aparte de los obreros del puerto, se encontraban también los trabajadores de cañaduzales, que en sus ratos de ocio se congregaban para bailar y festejar; así lo narra Ned Sublette (2004): In the Matanzas barrio of Simpson, which has provided the name for Miguel Failde’s famous first danzón, lived a legendary generation of rumberos. The other most important barrio for rumba was La Marina, “a zone of merchants and warehouses which after a huge fire became a black district”. These were, and still are centers of Abakuá practice. If you go to La Marina today, you will see much the same ambience –and the same housing stock– as you might have seen in 1893 (p. 257). 1 Son varios los textos que mencionan que la rumba es un fenómeno musical que nació luego de la emancipación de los esclavos durante la independencia de Cuba (S. XIX), sin embargo, Sublette (2004) hace referencia al baile yuka, ritmo proveniente de los integrantes negros del cabildo del Congo, y anterior a la rumba. Dentro de la ejecución de dicho ritmo se observan similitudes: un grupo de personas reunidas alrededor del cajón - instrumento de gran tamaño, interpretado por el músico más hábil, con el objetivo de hablar con los bailadores (p. 259)- una pareja que sale a bailar al ritmo de los tambores y realizan el tan conocido juego del coqueteo. Los cantores (gallos) realizaban controversias o duelos poéticos, cantados en el idioma originario bantú; luego del tiempo se llevaron a cabo en español gracias a la confluencia de otros bailadores. 1 En el barrio de Simpson en Matanzas, que ha dado nombre al famoso primer danzón de Miguel Failde, vivió una legendaria generación de rumberos. El otro barrio más importante para la rumba fue La Marina, “… una zona de comerciantes y almacenes que luego de un gran incendio se convirtió en un barrio negro”. Fueron y son centros de práctica Abakuá. Si va a La Marina hoy, verá el mismo ambiente, y el mismo parque de viviendas, que pudo haber visto en 1893 (la traducción es mía). 33 Pero el baile yuka se transformó, y trajo consigo la rumba que comparte el matiz ritual del jornalero que se reúne con sus pares a festejar durante la franja laboral, pero a quienes les hacían recordar su posición en las castas neocoloniales. En un artículo de Raúl Martínez y Pedro de la Hoz (1977) encuentran los siguientes extractos de actas y expedientes de la policía de Matanzas: <<En 1890 $ 5 (cinco) pesos de multa a don Pedro Pérez, vecino de la calle Jovellanos, N° 72, por haber ofrecido en su morada una fiesta de tambor y canto acompañada de gran escándalo y quejas de los vecinos>> <<En 1893 son detenidos en el solar de la calle Manzano N° 251, después de salir sin autorización tocando cajones y bailando rumbas ñáñigas por las calles, un grupo de pardos y morenos de ambos sexos>> (p. 101). Los solares, pequeños patios ubicados en las casas de los jornaleros, servían de espacio propicio para convocar la rumba, aunque algunos hablan de que era cualquiera el lugar en donde la reunión se daba, ya fuera la calle o las mismas plantaciones cañeras (Fernández, 2005). La gran campaña de desprestigio llevada a cabo por las autoridades hacia estos rituales se originó por dos motivos: 1. La producción azucarera de la época era notable y los jornaleros criollos eran esenciales como mano de obra, no debían perder tiempo en festejos. 2. Todo rasgo cultural que refiriera a un pasado africano debía ser prohibido por su tendencia, según la iglesia, a lo profano, y según los españoles, a la culpa de la esclavitud. En este punto de la historia, y para evitar represalias, los criollos empezaron a “mimetizarse” en el mundo del cristianismo adoptando características propias de él; la discusión alrededor del movimiento santero y el análisis de sus elementos como producto del sincretismo o de un híbrido entre ambos será investigado en otro momento. En cuanto al caso concreto de la rumba, se trató de evitar el uso de instrumentos musicales usados antes de la guerra de independencia, por lo cual los trabajadores de los puertos fueron esenciales para rediseñar los tambores que darían paso al nuevo ritmo. Cajas de empaque para bacalao, barriles y cuero de distintos animales (sobre todo becerros) fueron útiles para evadir a las autoridades de la época y poder armar la rumba (Sublette, 2004). Uno de los más grandes tambores se llamó mambisa, palabra proveniente de mambí, quien sería un soldado de liberación independentista (Sublette, 2004, p. 265). Al ser este un nuevo instrumento de uso, quienes lo llevaban consigo salían al paso: “But no, sir, Mr. Policeman. These aren’t African witchcraft drums. These are patriotic Cuban barrel drums – mambisas!”2 (p. 265). 2 Pero no, señor, señor policía. Estos no son tambores africanos de brujería. Estos son barriles patrióticos cubanos - ¡Mambisas! (La traducción es mía). 34 Entonces, nace la rumba con todo el espíritu de los nuevos pobladores de la isla: trabajadores criollos que hallaron, dentro de las múltiples gamas culturales expuestas ante ellos, su propia identidad. Hay mucho más que exponer acerca de la rumba y su origen, pero a propósito de esta investigación es necesario empezar a abordar el Guaguancó. La rumba trajo consigo tres variantes: la más antigua sería el yambú, según refiere Olga Fernández (2005), quien lo describe como un ritmo en el que la mujer hace más presencia escénica y en dónde el hombre no pretende el famoso vacunao (definido más adelante), sino que hace uso de movimientos más cadenciosos y sensuales. Por otro lado, Raúl Martínez, Pedro de la Hoz (1977) y Ned Sublette (2004) concuerdan con describirlo como un baile de pareja, sobre todo reservado para los ancianos de la comunidad; es el ritmo más longevo (tal vez inejecutable ya) y más suave en tempo. La segunda variante es la Columbia (Fernández, 2005), conocida por ser mucho más rítmica, enérgica y viril. El hombre es quien protagoniza la danza a través de los golpes del quinto (tambor) y el llorao (cantos) del solista. Se reconoce la Columbia por los objetos que el hombre usa en la ejecución del movimiento –exaltando cuchillos o machetes – y las variadas acrobaciasque el bailador realiza para lucir aún más varonil. De acuerdo con los autores ya citados, el Guaguancó agrupa las siguientes características: • Nace cerca del segundo cuarto del siglo XX, pero algunos datos revelan que para el periodo comprendido entre 1880 y 1897 el Guaguancó se difundió ampliamente en La Habana (al mismo tiempo que el danzón) debido a que el sonido fue descubierto en el cabildo Congo Musundi. Allí, Anselmo y Matías Calle músicos de Yambú e integrantes del coro La Larita empezaron a interpretarlo hasta oírlo, finalmente, en la capital cubana. (Sublette, p. 271) • Consta de tres tipos de tambores: una tumbadora o conga, quinto y cajón requintador –todos nacidos de elementos de la cotidianidad y que mantuviera a los intérpretes fuera de la vista de las autoridades. La guagua o clave (dos baquetas) es interpretada por uno de los músicos y las letras de las canciones siempre tienen un tópico especifico. • Con respecto a las líricas, el guaguancó toma la estructuración en cuartetos, sextetos o décimas de sus raíces españolas. Los temas más notorios son el amor, el desamor, lo cotidiano, lo trágico. Fernández (2005) menciona que antes del año 1959 los temas políticos tuvieron bastante relevancia: cantos alrededor de lo patriótico y lo anti-imperial. Lo mencionan Martínez y de la Hoz, con la adición de letras referentes a acontecimientos: (…) y temas sociales, porque en el canto se puso énfasis la ironía nacida de las circunstancias de podredumbre política de la pseudorrepública; o se recordaba grandes hombres de la patria en profundos lamentos. Hasta lo intrascendente, como el atropellamiento de las gentes en 1910 cundo el cometa Halley exhibía su tremebunda cola sobre la tierra, es cantado por el guaguancó (p. 104). 35 • La forma corporal se inscribe alrededor del fenómeno del vacunao: como en el Yambú, una pareja (en este caso joven y viril) empieza a danzar siguiendo el tempo de la tumbadora o conga; dicho baile se convierte en un juego corporal que llama al hombre a perseguir a la mujer y vacunarla, a través de un movimiento con sus manos hacía la pelvis o haciendo un ademán con su pañoleta. La mujer evita la intención de su pareja cubriendo sus genitales (botao) con las manos, la falda o la pañoleta. Se reconoce este ritmo como una representación de lo sexual más que lo sensual, a diferencia del Yambú. Se ha confundido a través del tiempo al guaguancó como un ritmo diferente a la rumba o, incluso, se halla tan similar a la salsa brava (ritmo más contemporáneo con cambios de ritmo abruptos y rápidos) que no se reconoce. Si bien el guaguancó es la variante más trascendente de la rumba, es necesario entender el entramado histórico, social y cultural que hace que emerja uno de los aspectos identitarios de los criollos en su propio contexto. Hoy en día, el guaguancó hace parte de muchas piezas salseras, no como ritmo principal, pero si como un aporte de fuerza musical que le da los diferentes tipos de tambores. Ahora bien, la salsa como baile sigue conservando, en sus distintos ritmos, la sensualidad que el africano trajo con su lenguaje corporal: el baile de pareja como símbolo de fertilidad, de virilidad y de amor. Asimismo, el guaguancó nos deja movimientos propios de los trabajadores de cañaduzales (postura encorvada, rodillas flexionadas, brazos en dirección al suelo, cadencia de cadera y hombros) y la energía que conservaban para su festejo. El guaguancó nos recuerda que el rumbero es parte del pueblo, que la rumba se “prende” en cualquier parte y que, a pesar del trabajo esclavizante o apabullante, siempre habrá un día de descanso para rumbear. 1.2.2. Corporeidad e Identidad Cultural Cuando nacemos lo único que traemos es nuestro cuerpo: su biología, sus estructuras psíquicas y cognitivas, sus sentidos y percepción, preparados para recibir nueva información. Este cuerpo se enfrenta a un nuevo contexto, un entramado invisible que lo envuelve casi inmediatamente y lo lleva por un camino ya marcado. Este cuerpo se reduce al uso cotidiano, irreflexivo, y se convierte en maquinaría de uso exclusivo de quien lo lleva. Y no es sólo máquina, es objeto de deseo, de trabajo, de enajenación. Es objeto, para muchos. Este trabajo busca reivindicar el cuerpo como corporeidad, en tanto que es más que el objeto biológico o cartesiano que hemos creído poseer durante toda nuestra vida. Fue necesario trabajar el concepto de forma transversal a la identidad cultural, ya que es el escenario propicio en el que un sujeto configura su subjetividad relacionada, como veremos más adelante, con la objetividad colectiva (como lo plantea Rico Bovio (1998. p.99) sobre la diferencia entre el cuerpo vivido y el cuerpo valorado, donde el primero es una 36 experiencia intransferible de cada sujeto, y el último el contexto social que se proyecta en sus miembros integrantes), su auto-reconocimiento y el reconocimiento del otro, para llegar finalmente a la formación de su identidad cultural. Para alcanzar dicho propósito es conveniente volver a la revisión de autores relevantes dentro de la fenomenología de la corporeidad, como Edmund Husserl o Merleau Ponty, así como algunos contemporáneos como Diego Paul Sanmartín, Mónica Jaramillo y Arturo Rico Bovio, quienes han proporcionado las bases clave para la comprensión del cuerpo como corporeidad. En primer lugar, es necesario rescatar la relevancia de los sentidos y el papel que juega para el desarrollo de un ser humano. El sentido subjetivo aparece a través de la percepción, como lo indica Mónica Jaramillo (1999) en Fenomenología de la corporeidad: “Como resulta obvio, el sentido de lo corporal aparece en el texto Cosa y espacio como fundamento de la determinación fenomenológica de la percepción, es decir, del acto de conciencia a través del cual se establece el valor subjetivo de toda realidad” (p. 101). El texto al que se refiere Jaramillo es una obra de Edmund Husserl (1989), quien se destacó por realizar un estudio profundo sobre el cuerpo, la corporeidad y la percepción en su fenomenología. El autor incorpora dos conceptos clave para entender al cuerpo como toda una estructura simbólica que busca interpretar la realidad. El cuerpo es constitutivo y expresivo: el primero entendido como todo el conjunto perceptivo que le permite conocer lo que le rodea, y el segundo como las formas semánticas producto del cuerpo constitutivo, en tanto el cuerpo posee una gramática propia (Jaramillo, 1999, p. 101). La categoría de órgano de sensaciones/de percepción es compartida por Husserl y Merleau Ponty para posicionar al cuerpo más allá de su constitución biológica; permite entrar en contacto con estímulos externos que configuran enlaces de significación. Ahora bien, Ponty asegura que el cuerpo mismo ya sabe, reflexiona y piensa, por lo tanto aprende. En un análisis del autor, hecho por Diego Paul Sanmartín (2017) enfatiza en la necesidad de corporeizar el conocimiento y el saber: Es imprescindible empezar a construir un saber corporeizado, pues la realidad se inscribe en el cuerpo y desde el cuerpo habla; que aprendamos a mirar la realidad, no solo desde los dos externos perceptores que priorizó el positivismo, como criterio de verdad y objetividad, la mirada y el oído (…) esto implicó la sub-alternización y negación de los otros sentidos como posibilidades para el conocimiento académico y científico, lo que condujo a su progresivo deterioro (p. 4). Desde allí, el desglose teórico que conlleva el estudio del cuerpo como órgano de percepción es amplio y se constituye alrededor de la relación cuerpo – objeto (desde la fenomenología), cuerpo-movimiento y cuerpo - sensación. Para el propósito de este proyecto se hará énfasis en la relación de la corporeidad como generadora de identidad cultural, por lo cual no se profundizará en dichas dualidades,
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