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Endourología (154)

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Manual de Endourología | Edición 2016Manual de Endourología | Edición 2016
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teral, la instalación de un catéter doble 
J ureteral, en general, es insuficiente 
para un adecuado drenaje de la vía 
urinaria. Por lo tanto, existen dos alter-
nativas para el manejo de la avulsión 
ureteral: instalación de nefrostomía 
percutánea y reparación diferida de 
la lesión o reparación inmediata in-
traoperatoria. La técnica quirúrgica 
reconstructiva a utilizar depende en, 
gran medida, del sitio y extensión de 
la lesión ureteral (18, 19).
Perforación
La perforación ureteral es una de las 
complicaciones más frecuentementes 
descritas. Se presenta en menos del 
2 % de los procedimientos realizados. 
Se produce por la ruptura de la pared 
ureteral accediendo a retroperitoneo, 
durante alguna maniobra de la URS. En 
general, se asocia a procedimientos 
de mayor dificultad técnica; en este 
sentido, la presencia de perforación 
ureteral está relacionada a cirugías 
con un mayor tiempo operatorio (20). 
Existen dos momentos en los cuales 
es más frecuente que se produzca una 
perforación ureteral: al momento de 
la instalación de la guía de seguridad, 
en general producto de una litiasis 
impactada en el lumen ureteral, que 
impide el paso de la guía a proximal. 
Y segundo, al momento de la extrac-
ción de la litiasis, debido a una inade-
cuada manipulación de ésta, tanto 
utilizando pinzas como canastillos 
para la extracción. Es frecuente que, 
debido a la impactación de la litiasis 
en la pared ureteral, al intentar extraer 
fragmentos pueda tomarse la pared 
con el elemento extractor y producir 
una perforación ureteral.
También se ha descrito que habría 
más riesgo de perforación ureteral 
utilizando láser para la fragmenta-
ción, en comparación con litotriptor 
neumático.
Se recomienda al identificar o sospechar 
una perforación ureteral, suspender el 
procedimiento y no intentar extraer 
los fragmentos residuales, ya que 
cualquier maniobra puede agravar 
la lesión, incluso provocando una 
avulsión ureteral. Se debe instalar un 
catéter doble J utilizando la guía de 
seguridad, el cual debe mantenerse 
por 4 a 6 semanas. Posterior a ese 
momento, si persisten fragmentos 
residuales de litiasis, se puede realizar 
una nueva URS.
El principal riesgo de una perforación 
ureteral es que se produzca una este-
nosis ureteral, tema que será discutido 
a continuación. Por esta razón, su-
gerimos, una vez retirado el doble J, 
un control imagenológico periódico 
posterior, por ejemplo, con ecografía.
Extrusión de litiasis 
La extrusión de un lito fuera del uréter 
es una complicación descrita en el 0,5 
% de las URS. Puede ocurrir al intentar 
movilizar una litiasis impactada forzan-
do con el instrumento su ubicación. 
La presencia de una perforación es 
un factor de riesgo mayor para la 
extrusión. Se teorizaba sobre mayor 
riesgo de estenosis por inflamación 
periureteral o absceso periureteral 
por litiasis infectada. Cuando ocurre 
extrusión de la litiasis a retroperitoneo,

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