Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
108 Manual de Endourología | Edición 2016Manual de Endourología | Edición 2016 En este contexto, Wickham fue el pri- mero en omitir el uso de una sonda de nefrostomía posterior a una NLP en 1984. Sin embargo, esta propuesta no tuvo mayor aceptación hasta que Bellman et al. introdujeron el término de NLP “Tubeless” en 1997 (4, 12, 13). Ellos realizaron un estudio con 50 pacientes sometidos a NLP, de los cuales 30 fueron manejados con un catéter ureteral doble-J y un tubo de nefrostomía de 22 F que fue removido a las 2 o 3 horas y 20 pacientes quienes fueron manejados sólo con un catéter doble-J (denominado grupo “Tubeless”). El grupo tubeless presentó menor esta- día hospitalaria, menor requerimiento analgésico y retorno más rápido a la actividad normal, sin un aumento en la tasa de complicaciones comparado con el grupo de nefrostomía están- dar. Otros estudios han demostrado resultados similares, donde a mayor tamaño del tubo de nefrostomía, mayor requerimiento analgésico, así como una menor duración del filtrado urina- rio y estadía hospitalaria en el grupo “Tubeless”, con tasas de sangrado y necesidad de transfusión equivalentes en ambos grupos (4). El catéter doble-J utilizado en las NLP “Tubeless” no está exento de morbilidad (dolor, infección, sangrado) y además requiere un procedimiento cistoscópico adicional para ser retirado (4, 14). Ante esto, se ha propuesto el uso de un catéter ureteral externalizado durante el primer día postoperatorio, el cual puede ser retirado fácilmente antes del alta. La evidencia disponible que compara estas dos estrategias no sugiere superioridad de un tipo de catéter sobre el otro. En Figura 5. Uso de catéter ureteral externalizado. El catéter ureteral instalado al comienzo del procedimiento se deja fijo a una sonda uretrovesical, pudiendo ser retirado fácilmente mediante simple tracción antes de dar de alta al paciente.
Compartir