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Aspergilosis Thomas J. Walsh AGENTE CAUSAL Las especies del género Aspergillus son hongos saprofitos que tienen un papel ecológico importante en el reciclaje global del nitrógeno y el carbono.[1] Uno de los primeros géneros de hongos que fuera denominado, Aspergillus recibió su nombre de Micheli en 1729. La cantidad de especies de Aspergillus aumentó durante todo el siglo XX debido al número cada vez mayor de aislamientos e identificaciones logrado por los micólogos. Las conidias de Aspergillus son componentes frecuentes de los aerosoles, en los que flotan y son llevadas por las corrientes de aire dispersándose a distancias cortas o grandes, según las condiciones ambientales. El género Aspergillus tiene un impacto importante en salud pública, debido a sus efectos benéficos derivados de la producción de numerosas enzimas, ácidos orgánicos y metabolitos secundarios de importancia en biotecnología, así como por sus efectos negativos como patógeno de plantas, animales y seres humanos.[2] Aunque existen aproximadamente 250 especies de Aspergillus, menos de 20 son causantes de enfermedad en el ser humano; la mayoría de los casos los produce Aspergillus fumigatus y la segunda causa más frecuente es Aspergillus flavus; especies menos comunes incluyen Aspergillus nidulans, Aspergillus niger y Aspergillus terreus. Los hongos del género Aspergillus son predominantemente saprofitos, crecen en el ambiente sobre materia muerta o en descomposición. El ciclo de vida infeccioso de Aspergillus comienza con la producción de conidias (esporas asexuales) y su dispersión en el aire, tanto en ambientes interiores como al aire libre.[3] La inhalación de conidias es la forma más frecuente de infección en los seres humanos. Aspergillus produce un amplio rango de enfermedades según el estado immune del hospedero. En individuos inmunocompetentes, las conidias que no son removidas por los mecanismos de limpieza mucociliar, son fagocitadas por las células epiteliales o los macrófagos alveolares. A continuación, se reclutan los monocitos circulantes y neutrófilos al sitio de infección, donde actúan como la principal defensa del húesped contra las hifas. La producción de citocinas promueve la llegada de células asesinas naturales al pulmón, donde cumplen un papel importante en la defensa del hospedero. Aspergilosis es el nombre dado a todas las enfermedades humanas y animales producidas por el desarrollo y la multiplicación de un miembro cualquiera del género en los tejidos de un hospedero. Las manifestaciones clínicas de la aspergilosis dependen del sitio de la infección y de la gravedad de la afectación inmune del hospedero (tabla 180-1); el pulmón y los senos paranasales son los órganos afectados con mayor frecuencia. En pacientes gravemente inmunocomprometidos, Aspergillus puede diseminarse por vía hematógena a otros órganos, principalmente al sistema nervioso central (SNC), aunque también puede afectar primariamente la piel o el tracto gastrointestinal. Tabla 180-1. Manifestaciones clínicas y clasificación de las infecciones por Aspergillus. Aspergilosis del tracto respiratorio inferior Aspergilosis pulmonar invasiva (angioinvasiva) Aspergilosis pulmonar invasiva (no angioinvasiva) Aspergiloma Aspergilosis pulmonar crónica necrosante Aspergilosis pulmonar crónica cavitaria Aspergilosis pulmonar crónica fibrótica Aspergilosis bronquial invasiva Aspergilosis del tracto respiratorio superior Sinusitis invasiva aguda Sinusitis invasiva crónica Sinusitis granulomatosa crónica Aspergiloma sinusal Otros órganos Aspergilosis cardiovascular Aspergilosis del sistema nervioso central Aspergilosis cutánea Aspergilosis ocular Aspergilosis osteoarticular Aspergilosis renal Aspergilosis gastrointestinal Este capítulo se enfocará en los diferentes aspectos de la aspergilosis invasiva aguda y crónica en niños y adultos. El diagnóstico y tratamiento de las formas alérgicas de la aspergilosis pueden consultarse en otras fuentes.[4] Como enfoque práctico para el cuidado del paciente, se discutirá la aspergilosis invasiva que afecta al hospedero inmunocomprometido. Aunque esta clase de aspergilosis puede ocurrir en hospederos normales, en la mayoría de los pacientes existe un trastorno inmunológico que tiene un efecto permisivo en el desarrollo de esta infección multifacética. La aspergilosis invasiva puede ocurrir en pacientes con inmunodeficiencias primarias, como los niños con enfermedad granulomatosa crónica, y en aquellos con inmunodeficiencias secundarias, como los sujetos con neoplasias hematológicas. ASPERGILOSIS INVASIVA EN INMUNODEFICIENCIAS PRIMARIAS Las inmunodeficiencias primarias (IDP) son trastornos crónicos, graves e infrecuentes del sistema immune en los cuales los pacientes son incapaces de producir una respuesta immune suficientemente protectora, lo que se traduce en una mayor susceptibilidad a las infecciones.[5-8] Según el componente del sistema inmune más afectado, las IDP se clasifican en síndromes bien definidos: humoral, celular, fagocítica, del complemento y otras enfermedades de desregulación inmune. En los últimos años, los avances en genética molecular e inmunología han permitido la identificación de un número cada vez mayor de genes causantes de IDP en seres humanos y, además, han contribuido a un mejor entendimiento de la fisiopatología de estas enfermedades. La caracterización de los mecanismos moleculares de las IDP también ha facilitado el desarrollo de nuevos métodos de diagnóstico basados en el análisis de la expresión de la proteína codificada por el gen específico de cada IDP. Finalmente, se han logrado avances significativos en el tratamiento de las IDP basados en el uso de inmunoglobulinas subcutáneas, trasplante de precursores hematopoyéticos de donantes no relacionados o de cordón umbilical y terapia génica. Las infecciones producidas por Aspergillus spp., se observan predominantemente en pacientes con enfermedad granulomatosa crónica y en el síndrome de hiper-IgE. Rara vez se observa la aspergilosis invasiva en pacientes con inmunodeficiencia combinada grave, defectos en el eje interferón gamma/interleucina 12, síndrome de DiGeorge, síndrome de Wiskott-Aldrich e inmunodeficiencia común variable. Enfermedad granulomatosa crónica La enfermedad granulomatosa crónica (EGC) es un trastorno hereditario del complejo de la NADPH oxidasa, en el cual las células fagocíticas son incapaces de reducir el oxígeno molecular y crear los metabolitos reactivos del oxígeno necesarios para su actividad microbicida.[9] Como resultado de este defecto, los pacientes con EGC sufren infecciones bacterianas y fúngicas recurrentes, principalmente por Aspergillus spp. La EGC también se caracteriza por una respuesta inflamatoria anormalmente exagerada y por la formación de granulomas. Los datos sobre la prevalencia, presentación clínica y tratamiento de la aspergilosis invasiva en individuos que sufren EGC se originan en pequeñas series, reportes de casos y dos grandes cohortes de pacientes, la primera de las cuales incluyó a 368 individuos del registro de EGC de Estados Unidos, y la segunda, a 429 pacientes europeos.[9] [10] Cuando se analizan los datos de estas dos grandes cohortes, Aspergillus spp., es el microorganismo aislado con mayor frecuencia de pacientes con EGC y neumonía (18%-41% de los casos), absceso cerebral (38% de los casos) y la primera o segunda causa de osteomielitis (22%-35% de los casos). Entre las especies de Aspergillus que causan infección invasiva en pacientes con EGC, la más común es A. fumigatus, seguida por A. nidulans. En una cohorte de 23 casos con EGC y aspergilosis invasiva, 17 fueron causados por A. fumigatusy seis por A. nidulans.[11] La frecuencia relativamente alta de infección por A. nidulans en esta población contrasta con el hecho que A. nidulans es un patógeno infrecuente en individuos con otros tipos de inmunosupresión. La aspergilosis invasiva puede ser la primera manifestación de la EGC, la que aparece generalmente en las primeras dos décadas de la vida. El pulmón es el sitio afectado con mayor frecuencia en estos pacientes. La presentación clínica varía desde una forma asintomática, observada en un tercio de los pacientes, hasta un síndrome clínico bien definido que se caracteriza por la presencia de infiltrados pulmonares, nódulos o masas. El signo del halo, lesiones cavitadas e infartos pulmonares no se observan regularmente en pacientes con EGC.[9] La tomografía computarizada de alta resolución es la técnica imaginológica de elección en los casos de infección pulmonar. El diagnóstico diferencial incluye otras causas de afección pulmonar observadas con frecuencia en pacientes con EGC, incluyendo las ocasionadas por Staphylococcus aureus, Nocardia spp., Burkholderia cepacia y hongos patógenos diferentes de Aspergillus. La aspergilosis invasiva causada por A. fumigatus también puede afectar primariamente otros sitios, incluyendo huesos, cerebro, hígado y ganglios linfáticos. Los hallazgos histológicos en pacientes con EGC contrastan con los observados en hospederos neutropénicos, en quienes se observan invasión de vasos sanguíneos, necrosis de coagulación y pocos neutrófilos; por el contrario, en pacientes con EGC se observan lesiones separadas piogranulomatosas, con abundancia de neutrófilos pero con hifas intactas, rodeadas por histiocitos y linfocitos. Ocasionalmente se encuentran células gigantes y focos de necrosis con microabscesos. La osteomielitis por Aspergillus es mucho más frecuente en los pacientes con EGC en comparación con otros hospederos; la osteomielitis vertebral puede desarrollarse como resultado de diseminación hematógena o por extensión desde un foco pleuropulmonar adyacente.[12] Síndrome de Wiskott-Aldrich El curso clínico y las complicaciones infecciosas de los pacientes con el síndrome de Wiskott-Aldrich son más graves en aquellos en quienes la proteína de dicho síndrome (PSWA) es indetectable o está truncada, que en aquellos con cantidades normales o reducidas de PSWA mutada terminalmente. La aspergilosis invasiva y otras infecciones fúngicas se presentan exclusivamente en los pacientes sin PSWA. Síndrome de hiper-IgE (SHIE) El SHIE se caracteriza por aumento de la IgE y eosinofilia, eczema e infecciones recurrentes de la piel y el pulmón. Se ha informado un aumento de la susceptibilidad a las infecciones causadas principalmente por Candida spp., Cryptococcus neoformans y Aspergillus spp.[13] [14] Aspergillus spp., afecta usualmente a los pacientes con SHIE al colonizar los neumatoceles preexistentes donde forma aspergilomas. Ocasionalmente, puede producir invasión local del parénquima pulmonar, seguida por diseminación al SNC con formación de aneurismas micóticos. ASPERGILOSIS INVASIVA EN INMUNODEFICIENCIAS SECUNDARIAS Inmunosupresión iatrogénica (deterioro funcional de la respuesta fagocítica) El tratamiento con dosis farmacológicas de esteroides es una causa cada vez más común de deterioro funcional de las células fagocíticas, que conduce al desarrollo de aspergilosis. Los glucocorticoides generan un deterioro funcional de los mecanismos oxidativos y no oxidativos de los leucocitos polimorfonucleares, monocitos y macrófagos, encargados de producir la muerte de hifas y conidias. También producen efectos sistémicos al alterar la expresión de citocinas inmunorreguladoras, incluyendo TNF-α, IL1-β, otras citocinas proinflamatorias, así como de quimiocinas. Los glucocorticoides son una de las razones más importantes para el aumento de la susceptibilidad a las infecciones invasivas por Aspergillus en niños y adultos tratados para enfermedadades inmunológicas, trasplantes de órganos sólidos (TOS) y trasplante de precursores hematopoyéticos.[15] El tratamiento inmunosupresor con inhibidores calcineurínicos o micofenolato mofetil es menos importante frente a Aspergillus spp.[16] [17] de hecho, estas sustancias pueden exhibir un efecto inhibidor contra Aspergillus spp.[18] La administración de anticuerpos anti-TNF-a, tales como infliximab, se ha asociado con el desarrollo de aspergilosis invasiva.[19] Como el TNF-a es una molécula importante para la activación de las vías de defensa innata del hospedero.[20] [21] la inhibición por anticuerpos anti-TNF-α o por glucocorticoides aumenta el riesgo de desarrollar aspergilosis invasiva. Cáncer Inmunopatogénesis La aspergilosis invasiva es una micosis emergente y causa importante de morbilidad y mortalidad en niños y adultos con cáncer, principalmente en aquellos con neoplasias hematológicas. Regímenes de quimioterapia de altas dosis producen deterioro profundo de los mecanismos de defensa innata contra la aspergilosis invasiva. La gravedad y duración de la neutropenia, el uso de glucocorticoides y, en menor extensión, la mucositis inducida por la quimioterapia, son los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de aspergilosis invasiva en pacientes con cáncer; la neutropenia profunda y prolongada es el principal factor de riesgo en pacientes con neoplasias hematológicas. La adición de glucocorticoides aumenta aún más el riesgo en pacientes neutropénicos y no neutropénicos. La inmunodesregulación de la enfermedad de injerto contra húesped (EICH), así como la producida por la infección por citomegalovirus, contribuyen significativamente a la inmunosupresión de tal síndrome. Epidemiología Importantes estudios nacionales, multicéntricos o de un solo centro han demostrado que la mayoría de los casos de aspergilosis invasiva se presentan en pacientes con cáncer.[22] Históricamente, la aspergilosis invasiva en pacientes pediátricos con cáncer ha estado asociada con un desenlace sombrío, como lo demuestran las tasas de letalidad del 69% al 85% en estudios de un solo centro.[23- 28] La incidencia de aspergilosis invasiva en pacientes adultos con leucemia aguda fue de, aproximadamente, el 5% en un registro multicéntrico europeo. En un estudio austríaco prospectivo y multicéntrico, Aspergillus fue el hongo identificado con mayor frecuencia y los pacientes con leucemia mieloide aguda tuvieron el riesgo más alto.[28] El análisis de los datos del registro multicéntrico de Prospective Antifungal Therapy Alliance (PATH) demostraron que la aspergilosis invasiva fue la más frecuente (59%) entre las 250 infecciones fúngicas invasivas registradas en 234 pacientes adultos que tenían, en una proporción significativa, neoplasias hematológicas subyacentes.[29] Manifestaciones clínicas Aunque se ha informado la infección por Aspergillus virtualmente en todos los órganos y sistemas, el pulmón es el sitio afectado con mayor frecuencia, con presentación de enfermedad diseminada aproximadamente en 30% de los casos. Las manifestaciones clínicas de fiebre, tos y disnea, aunque inespecíficas, representan los síntomas principales de la aspergilosis pulmonar invasiva. En pacientes neutropénicos, el dolor pleurítico y la hemoptisis pueden ocurrir en la forma angioinvasiva de la aspergilosis. En pacientes neutropénicos, las propiedades angioinvasivas de Aspergillus spp., producen nódulos, signo del halo e infiltrados en forma de cuña, que se observan con frecuencia en los estudios radiológicos (figura 180-1). Una vez superada la neutropenia, los nódulos e infiltrados pueden cavitarse; la cavitación tiene, por lo general, unpronóstico favorable. Sin embargo, algunos pacientes pueden sufrir hemoptisis a partir de dichas cavitaciones una vez que se recuperan de la neutropenia. Figura 180-1. Probable aspergilosis pulmonar invasiva por A. fumigatus en un niño de 14 años con leucemia linfoblástica aguda. A. Imagen de tomografía computarizada de alta resolución que muestra un tenue signo del halo. Fue tomada en el momento del diagnóstico, durante la granulocitopenia. B. Imagen después de la recuperación de los granulocitos que muestra cavitación de la lesión fúngica. La aparición de edema facial asimétrico, proptosis y alteraciones de los pares craneanos sugieren sinusitis fúngica invasiva.[30] Mientras que la afectación de los senos paranasales por aspergilosis parece ser menos frecuente en niños que en adultos, la aspergilosis cutánea primaria ha sido informada principalmente en pacientes pediátricos asociada con laceraciones por los apoyabrazos, cintas adhesivas, electrodos o sitios de inserción de catéteres periféricos o centrales.[31] Con tratamiento médico y quirúrgico combinado, la aspergilosis cutánea primaria tiene un pronóstico favorable. El diagnóstico de aspergilosis del SNC se debe plantear en pacientes con déficits neurológicos focales y convulsiones de comienzo agudo; puede presentarse como meningitis, encefalitis, abscesos cerebrales, hemorragia subaracnoidea o aneurisma micótico (figura 180-2).[32] [33]. Aspergillus puede llegar al SNC por tres rutas diferentes: la primera es la diseminación hematógena desde un foco extracraneano distal, generalmente en pulmón. La segunda es la extensión por contigüidad de un foco extracraneano, usualmente en los senos paranasales o la nariz. La tercera, y la menos frecuente, es la iatrogénica, por inoculación directa de Aspergillus durante un procedimiento neuroquirúrgico. Si bien la aspergilosis del SNC se asoció previamente con una tasa de mortalidad mayor del 95%, el pronóstico ha mejorado actualmente con el uso de voriconazol.[34] [35] Figura 180-2. Aspergilosis pulmonar y cerebral invasiva comprobada, por A. fumigatus, en una niña de 15 años con leucemia aguda linfoblástica recurrente, postrasplante alogénico de células madre hematopoyéticas. A. Imagen por resonancia magnética nuclear que muestra una lesión cavitaria intracerebral en contacto íntimo con el sistema ventricular. B. Microscopía de un aspirado de la lesión que muestra hifas septadas; se identificaron por cultivo y PCR como A. fumigatus. Es difícil de evaluar el pronóstico a largo plazo de la aspergilosis invasiva en pacientes con neoplasias hematológicas. A menudo no se ha logrado definir si la aspergilosis invasiva es, en última instancia, la causa o el efecto de un control inadecuado del cáncer. La presencia de aspergilosis invasiva obliga a retrasar el tratamiento de la neoplasia hematológica debido a la posibilidad de progreso de la enfermedad durante la fase de neutropenia. Infortunadamente, este retraso en la quimioterapia puede disminuir a largo plazo la supervivencia por el riesgo de recaída o progreso de la leucemia. Trasplante de médula ósea Independientemente de la edad, la aspergilosis invasiva es una complicación infecciosa importante en pacientes sometidos a trasplante de médula ósea (TMO), en los que se asocia con altas tasas de mortalidad.[36-40] Un estudio epidemiológico prospectivo llevado a cabo entre 2001 y 2005 en 23 centros de Estados Unidos (TransNet Survey), que incluyó 16.200 TMO en pacientes de todas las edades, encontró 718 infecciones fúngicas invasivas en 639 receptores de TMO (69 de ellos menores de 18 años).[37] Las incidencias acumuladas anuales fueron de 7,7 casos por 100 trasplantes alogénicos no relacionados compatibles; 8,1 casos por 100 trasplantes alogénicos relacionados no compatibles; 5,8 casos por 100 trasplantes alogénicos relacionados compatibles y 1,2 casos por 100 trasplantes autólogos. Aunque existen distintos períodos de riesgo (preinjerto: durante la granulocitopenia y mucositis, frente a postinjerto: durante el tratamiento de la EICH aguda y crónica), las manifestaciones clínicas y la frecuencia de presentación de las distintas especies de Aspergillus son esencialmente similares a las observadas en los pacientes con cáncer. Sin embargo, los hallazgos radiológicos en los receptores de TMO alogénico reflejan más un proceso bronconeumónico diferente a los infiltrados focales observados en los pacientes neutropénicos. Trasplante de órgano sólido (TOS) La aspergilosis invasiva es una complicación relativamente infrecuente en los pacientes sometidos a TOS, pero continúa estando asociada con un mal desenlace. El estudio prospectivo TransNet incluyó 16.808 TOS en pacientes de todas las edades entre 2001 y 2005; se encontró un total de 729 infecciones fúngicas invasivas entre 633 receptores de TOS (39 de ellos menores de 18 años).[41] Las incidencias acumuladas anuales para la primera infección fúngica invasiva fueron las siguientes, según el órgano trasplantado: intestino delgado 11,6%; pulmón 8,6%; hígado 4,7%; corazón 4,0%; páncreas 3,4% y riñón 3,1%. La incidencia anual fue mayor para la candidiasis invasiva (1,95%) y la aspergilosis (0,65%). Los análisis de tendencia mostraron un ligero incremento de la incidencia acumulada entre 2002 y 2005. Recientemente se reportó la epidemiología de las infecciones fúngicas invasivas entre 116 pacientes pediátricos trasplantados incluidos entre 2001 y 2006 en el estudio TransNet.[42] Con mayor frecuencia, los TOS realizados en pacientes pediáticos fueron de intestino delgado, hígado y riñón. El diagnóstico de aspergilosis fue menos frecuente en los receptores de TOS que en los de TMO (8% frente a 29%); A. fumigatus fue la especie aislada más a menudo en ambos grupos de pacientes. Otras especies de Aspergillus y otros mohos diferentes a Aspergillus fueron más comunes en receptores de TMO. Infección por VIH El deterioro de los mecanismos de fagocitosis asociado a la infección por VIH contribuye al mayor riesgo de sufrir aspergilosis invasiva en estos pacientes.[43] [44] Sin embargo, a pesar de la inmunosupresión grave que se produce en la infección avanzada por VIH, existen relativamente pocos casos de aspergilosis en este grupo de pacientes.[45] El análisis de los datos del proyecto Adult and Adolescent Spectrum of HIV Disease (ASD) reportó 228 casos de aspergilosis entre 35.252 personas infectadas por VIH, lo que equivale a una incidencia total de 3,5 casos por 1.000 personas-año.[46] La incidencia de aspergilosis fue significativamente mayor en personas de 35 años o más, en hombres que tenían sexo con hombres, en pacientes con recuentos de glóbulos blancos menores de 2.500 células/µL, con recuentos de CD4+ menores de 100 células/µL, historia de infección oportunista y consumo de medicamentos asociados con neutropenia. En una cohorte de 473 niños infectados por VIH seguidos en la sección pediátrica del National Cancer Institute entre 1987 y 1997, se diagnosticó aspergilosis invasiva en siete (1,5%). Todos los casos fueron mortales. La aspergilosis pulmonar invasiva ocurrió en cinco pacientes y la aspergilosis cutánea y de los tejidos blandos adyacentes, en dos. Todos los pacientes tenían recuentos de CD4+ bajos (mediana 2/µL, rango 0-338).[44] FORMAS CRÓNICAS DE ASPERGILOSIS PULMONAR La aspergilosis pulmonar crónica comprende varias formas de presentación, incluyendo el aspergiloma (bola de hongo), la aspergilosis pulmonar cavitaria crónica, la aspergilosis pulmonar fibrosante crónica y la aspergilosis crónica necrosante. Una duración de la enfermedad mayor de tres meses distingue entrela aspergilosis pulmonar crónica y la aspergilosis pulmonar invasiva.[47] Aspergiloma El aspergiloma o bola de hongo es un conglomerado de hifas de Aspergillus spp., moco, fibrina y remanentes celulares dentro de cavidades pulmonares, quistes y áreas de bronquiectasias. Las causas de la cavidad preexistente son, por lo general, tuberculosis u otras enfermedades pulmonares como sarcoidosis, bronquiectasias, adenocarcinoma, histoplasmosis y quistes pulmonares. La presencia de una lesión pulmonar única típica de aspergiloma hace el diagnóstico diferencial frente a la aspergilosis pulmonar crónica, en la que es característico el hallazgo de múltiples cavidades. Los aspergilomas se localizan de preferencia en los lóbulos superiores; generalmente no producen síntomas específicos, aunque muchos pacientes presentan tos crónica, fiebre, malestar, hemoptisis y pérdida de peso. En el 10% de los casos la lesión se resuelve de forma espontánea. Aspergilosis pulmonar cavitaria crónica La aspergilosis pulmonar cavitaria crónica se caracteriza por la formación y el crecimiento de múltiples cavidades a lo largo de la evolución de la enfermedad, algunas de las cuales contienen bolas de hongo. En algunos casos se presenta fibrosis pulmonar marcada, que se ha denominado aspergilosis pulmonar fibrosante crónica.[48] Los pacientes con aspergilosis pulmonar cavitaria crónica, de forma semejante al aspergiloma, tienen una enfermedad pulmonar subyacente, como una lesión cavitaria por tuberculosis, histoplasmosis, sarcoidosis, enfisema buloso o enfermedad pulmonar fibrótica. Usualmente los pacientes se encuentran en la mitad de la vida, presentan pérdida de peso, tos crónica, hemoptisis, fatiga y disnea. Las complicaciones incluyen hemoptisis, fibrosis pulmonar y aspergilosis invasiva. Aspergilosis necrosante crónica La aspergilosis necrosante crónica es una forma importante de la aspergilosis que puede ser más común de lo que se ha informado, en parte por la terminología confusa usada por diferentes investigadores.[49] Esta forma, de evolución más lenta de la aspergilosis pulmonar, se observa generalmente en pacientes de edad media con una enfermedad pulmonar importante, como tuberculosis previa, bronquiectasias, infarto pulmonar, sarcoidosis, o con otras condiciones subyacentes como alcoholismo o diabetes mellitus. A diferencia de otras formas de aspergilosis pulmonar crónica, esta se caracteriza porque las hifas invaden el tejido. El hongo crece en los espacios aéreos anormales dentro del pulmón afectado, para luego progresar lentamente e invadir áreas adyacentes del pulmón, sin diseminarse. La enfermedad tiene un curso crónico, con síntomas que duran meses o años. Los signos y síntomas incluyen disnea, tos crónica productiva, pérdida de peso, diaforesis nocturna, malestar general, fiebre y hemoptisis intermitente. DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO El tratamiento adecuado de la aspergilosis invasiva requiere un diagnóstico microbiológico temprano y seguro; por lo tanto, debe intentarse por todos los medios posibles obtener una muestra adecuada y suficiente. El examen microscópico y el cultivo continúan siendo los métodos micológicos estándar; sin embargo, la utilidad diagnóstica de los cultivos convencionales es limitada porque los períodos de incubación son largos y los resultados, con frecuencia, negativos. Los estudios microscópicos e histológicos son técnicas rápidas, pero con una sensibilidad aproximada del 50%, por lo que el rendimiento diagnóstico es igualmente insuficiente.[50] El uso de técnicas moleculares en aspirados o biopsias ha mostrado tasas promisorias de sensibilidad y especificidad, por lo que es probable que tengan un papel importante en el futuro.[51] [52] La tomografía computarizada de alta resolución constituye un método de diagnóstico sensible para la detección de las infecciones pulmonares por mohos en pacientes hematológicos adultos con base en la presencia de los signos del halo y del aire creciente.[53] [54] El signo del halo, un área de atenuación en vidrio esmerilado alrededor de un nódulo pulmonar o una masa con atenuación del tejido blando central, lo describieron Kuhlman y colaboradores en pacientes con nódulos hemorrágicos asociados con la aspergilosis pulmonar invasiva.[55] Sin embargo, los mecanismos fisiopatológicos que pudieran causar el sangrado de un nódulo pulmonar varían de acuerdo con el proceso patológico de base y están asociados con vasculitis, fragilidad del tejido neovascular, infarto pulmonar hemorrágico, necrosis, fistula broncoarterial y, además, con daños ocasionado por la biopsia transbronquial. El signo del aire creciente es el resultado de la acumulación de aire que separa el tejido necrótico del parénquima pulmonar normal. En un paciente inmunocomprometido este signo es muy sugestivo de aspergilosis invasiva. Otras causas del signo del aire creciente son bolas de hongo intracavitarias (micetoma), quiste hidatídico con afectación bronquial, hematomas, abscesos, neumonía necrosante, bronquiectasias quísticas llenas con tapones de moco y papilomatosis. En un estudio multicéntrico retrospectivo que incluyó 139 casos de aspergilosis invasiva, los hallazgos radiológicos más frecuentes fueron los nódulos (35%); menos del 2% de los niños presentaron signo del aire creciente, en 6% se observó el signo del halo y 14% tenían una cavitación. En otra serie de 20 pacientes pediátricos los hallazgos radiológicos incluyeron consolidación segmentaria o lobar, infiltrados parahiliares, múltiples nódulos pequeños, nódulos periféricos y derrame pleural.[56] Los hallazgos pulmonares fueron variados y frecuentemente inespecíficos; además, ningún paciente tuvo signo del halo. No se han identificado las razones exactas para estas variaciones, pero pueden relacionarse con las diferencias en la angioinvasividad en los pacientes hematológicos pediátricos, con la enfermedad subyacente y con los cambios de la respuesta inmune del hospedero observados con la edad. El riesgo de exposición acumulada a la radiación al usar tomografía computarizada para la detección rutinaria de pacientes requiere una reflexión seria.[57] [58] Un paciente que recibe quimioterapia citotóxica puede tener mayor riesgo de neoplasias secundarias si se le hacen tomografías repetidas. Por esta razón, los estudios tomográficos se deben usar de forma selectiva en los pacientes inmunocomprometidos, especialmente niños, que están en riesgo de aspergilosis invasiva y el riesgo de exposición debe minimizarse usando, cuando sea posible, marcadores sustitutos como el galactomanano y el (1→3)-β-D-glucano. Se requiere un análisis extenso de los riesgos y beneficios de la tamización tomográfica en niños con riesgo de aspergilosis invasiva.[59] El diagnóstico de la aspergilosis invasiva en adultos ha mejorado con la prueba de ELISA para la detección de galactomanano (GM). Este es un heteropolisacárido presente en la pared celular de Aspergillus spp., que es liberado al líquido extracelular durante el crecimiento de las hifas y el recambio celular de la pared, y se puede detectar en suero o lavado broncoalveolar (LBA).[60-63] Un resumen de los datos publicados reveló sensibilidad y especificidad totales por encima del 85%, con evidencia de su utilidad práctica en el manejo de pacientes adultos junto con la tomografía seriada. Hayden y colaboradores estudiaron por ELISA la expresión del antígeno GM en 56 pacientes pediátricos oncológicos, de los cuales 17 tenían aspergilosis invasiva probada o probable según los criterios dela EORTC (por la sigla en inglés de European Organization for Research and Treatment of Cancer). Al menos una muestra de suero fue positiva en 11 de los 17 pacientes (sensibilidad 65,7%, IC 95%: 38,3-85,7) con aspergilosis invasiva. En seis de los siete pacientes evaluables con GM positivo y aspergilosis invasiva, el GM por ELISA produjo un resultado positivo antes de que apareciera evidencia clínica o radiológica de infección, con un tiempo hasta el diagnóstico entre uno y 34 días. [63] Este estudio y el de Steinbach y colaboradores han aclarado las impresiones iniciales sobre los falsos positivos en pacientes oncológicos pediátricos.[64] Los antibióticos, principalmente la piparacilina/tazobactam, son una fuente de GM exógeno que puede afectar la especificidad clínica de la prueba.[65] [66] El ácido lipoteicoico, un constituyente de la pared bacteriana del Bifidobacterium bifidum subspecie pennsylvanicum de la microflora intestinal de los neonatos, puede imitar el epítope reconocido por el EB-A2 en la prueba de ELISA para detección de GM. Causas adicionales de resultados falsos positivos incluyen fórmulas infantiles que contengan GM, alimentos con GM e incluso el agua, en relación con el epitelio inmaduro o alterado del neonato. Además de su utilidad diagnóstica en el suero, la detección de GM en el LBA también es útil en el diagnóstico de la aspergilosis pulmonar invasiva, como se ha demostrado a partir de datos obtenidos en estudios clínicos y ensayos en animales de laboratorio con este tipo de aspergilosis.[67-69] Se ha estudiado la prueba para la detección del (13)-β-D-glucano circulante en pacientes adultos con infecciones fúngicas invasivas y en pacientes neutropénicos tratados para leucemia. Como el (1→3)-β-D-glucano es un componente de la pared celular de muchos hongos oportunistas, es más probable que su utilidad potencial se encuentre en el ámbito de las estrategias de tratamiento preventivo. En los estudios clínicos hechos en pacientes adultos que examinaron el valor diagnóstico de las pruebas de (1→3)-β-D-glucano disponibles encontraron tasas de sensibilidad de 55% a 100%, de especificidad de 71% a 93%, de valor predictivo positivo (VPP) de 40% a 89% y de valor predictivo negativo (VPN) de 73% a 100%, al utilizar puntos de corte para un resultado positivo que oscilaron entre 6 y 120 pg/mL.[70-72] Las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) pueden ser herramientas muy valiosas para el diagnóstico de la aspergilosis invasiva, pero aún no han sido estandarizadas para uso regular. [73] La carencia de procedimientos estandarizados y validados para la detección por PCR de la aspergilosis invasiva continúa siendo una limitación para un uso más amplio. Aunque el uso de estas pruebas en suero puede mejorar la detección temprana, existen varias limitaciones. La profilaxis antifúngica puede disminuir o eliminar la utilidad del GM sérico. También, en algunas instituciones, la disponibilidad de estas pruebas puede estar limitada debido a los costos de los reactivos, a la carencia de equipos o a la no disponibilidad de personal. OPCIONES DE TRATAMIENTO Debido a las dificultades todavía existentes para lograr un diagnóstico microbiológico preciso y a la amenaza de deterioro clínico y muerte, el tratamiento de la mayoría de las formas de aspergilosis invasiva debe, con frecuencia, iniciarse de forma empírica o como tratamiento preventivo con base en los factores de riesgo, estudios imaginológicos y marcadores serológicos. Las opciones actuales para el tratamiento inicial de la aspergilosis invasiva en pacientes adultos y pediátricos incluyen el voriconazol y, aunque no formalmente aprobada para esta indicación, la anfotericina B liposomal.[4] [74] [75] En una comparación aleatorizada de terapia inicial para aspergilosis invasiva en 277 pacientes adultos, el voriconazol (4 mg/kg i.v. cada 12 horas; 6 mg/kg cada 12 horas el primer día) demostró tener una eficacia antifúngica superior y mejorar la supervivencia a las 12 semanas en comparación con la anfotericina B deoxicolato (1-1,5 mg/kg/día). Para resaltar, el 45% de los pacientes incluidos en este estudio estaban neutropénicos al iniciar el tratamiento.[74] Los resultados de este reconocido estudio dejaron pocas bases para el uso de la anfotericina B deoxicolato en países donde están disponibles y son asequibles el voriconazol o la anfotericina B liposomal. Sin embargo, las guías de la IDSA (por la sigla en inglés de Infectious Diseases Society of America) indican claramente que en sitios con recursos limitados la anfotericina B deoxicolato es un medicamento adecuado para el tratamiento de la aspergilosis invasiva.[4] La utilidad del voriconazol ha sido, además, corroborada por estudios en los que se empleó como terapia de rescate, los que mostraron respuestas completas o parciales en 43% a 48% de los pacientes con aspergilosis invasiva.[76-78] La anfotericina B liposomal es una alternativa válida para el tratamiento inicial de las infecciones invasivas por Aspergillus, como lo demostró un estudio aleatorizado de 201 pacientes adultos con infección por mohos que recibieron anfotericina B liposomal a la dosis de 3 o 10 mg/kg/día por 14 días, seguida por 3 mg/kg/día.[75] El 95% de los casos correspondían a aspergilosis invasiva. El 93% de los pacientes tenían neoplasia hematológica y el 73% estaban neutropénicos al ingreso. Se logró una respuesta favorable en 50% y 46% de los pacientes en los grupos de 3 y 10 mg/kg/día, respectivamente (diferencia no significativa); las tasas de supervivencia a las 12 semanas fueron 72% y 59%, respectivamente (diferencia no significativa). En el grupo de dosis altas se observaron tasas significativamente mayores de nefrotoxicidad e hipocalemia. Los resultados de este estudio demuestran la efectividad de la anfotericina B liposomal a la dosis de 3 mg/kg/día como tratamiento de primera línea para la aspergilosis invasiva, con resultados similares a los del estudio, con un diseño idéntico, que estableció la efectividad del voriconazol como tratamiento de primera línea. Igualmente, este estudio refuta la utilidad de una dosis inicial mayor de anfotericina B liposomal, la cual no tiene un beneficio adicional, pero sí produce mayores tasas de nefrotoxicidad. La elección de la terapia de segunda línea en pacientes que no responden o presentan intolerancia al voriconazol o a la anfotericina B liposomal incluye anfotericina B de complejo lipídico, anfotericina B de dispersión coloidal, caspofungina y posaconazol (tabla 180-2).[79-84] En un estudio multicéntrico no ciego, que incluyó 107 pacientes con aspergilosis invasiva refractaria o intolerante al tratamiento con anfotericina B o itraconazol, el tratamiento con posaconazol en suspensión oral (800 mg/día en dosis divididas) fue exitoso en 42% de los pacientes comparado con 26% de una cohorte externa de control formada por 86 pacientes con características demográficas y clínicas semejantes.[84] esta tasa de respuesta es similar a la observada con otros medicamentos empleados como terapia de rescate. Las dosis pediátricas y de adultos de los agentes antifúngicos sistémicos utilizados para la aspergilosis invasiva se presentan en la tabla 180-3. Aunque no ha sido formalmente explorado en un ensayo clínico, se recomienda usar un medicamento de otra familia cuando parezca necesario hacer un cambio en la terapia antifúngica por enfermedad refractaria. Lo anterior aplica también para pacientes que experimentan infecciones intercurrentes cuando están recibiendo profilaxis antifúngica. Aunque la terapia antifúngica combinada se utiliza ampliamente enla práctica clínica para el tratamiento de la aspergilosis invasiva, no se ha definido su papel en estudios comparativos con asignación aleatoria. Por otro lado, en casos de enfermedad fulminante o refractaria está justificado añadir un segundo componente o usar una combinación de medicamentos diferente al régimen inicial.[85] Tabla 180-2. Eventos adversos más relevantes, interacciones medicamentosas y ajustes de dosis de los agentes antifúngicos usados en el tratamiento de la aspergilosis invasiva, requeridos por insuficiencia de órganos. Parámetro AMB ITZ PCZ VCZ CAS Toxicidad renal. + - - - - Toxicidad hepática. +/- +/- - +/- - Reacciones relacionadas con la infusión. + - - - - Alteraciones del SNC. - - - +/- - Sustrato/inhibidor de citocromo P450. - 3A4 1A2 3A4** 3A4 2C9 - 3C9 2C19 Ajuste de dosis con: • Deterioro de la función renal. • Deterioro de la función hepática*. - - + (i.v.) - - + + (i.v.) + - + AMB, anfotericina B; ITZ, itraconazol; PCZ, posaconazol; VCZ, voriconazol; CAS, caspofungina. SNC, sistema nervioso central; *Según puntaje de la escala de Child Pugh para función hepática en cirrosis; ** Solo inhibidor. Tabla 180-3. Dosis pediátricas y para adultos de los agentes antifúngicos sistémicos usados para el tratamiento de la aspergilosis invasiva*. Medicamento Dosis diaria por grupo de edad >18 años 13-18 años 2-12 años 1-24 meses Neonatos Anfotericina B deoxicolato. 1-1,5 mg/kg/d. 1-1,5 mg/kg/d. 1-1,5 mg/kg/d. 1-1,5 mg/kg/d. 1-1,5 mg/kg/d. Anfotericina B liposomal. 3 (-5) mg/kg/d. 3 (-5) mg/kg/d. 3 (-5) mg/kg/d. 3 (-5) mg/kg/d. 3 (-5) mg/kg/d. Anfotericina B complejo lipídico. 5 mg/kg/d. 5 mg/kg/d. 5 mg/kg/d. 5 mg/kg/d. 5mg/kg/d. Anfotericina B dispersión coloidal. 3-4 mg/kg/d. 3-4 mg/kg/d. 3-4 mg/kg/d. 3-4 mg/kg/d. n/a. Itraconazol i.v.. 200 mg/12 h (días 1-2), seguido por 200mg/d. n/a. n/a. n/a. n/a. Itraconazol oral suspensión/ cápsulas. Cápsulas 600 mg/día (días 1-3), seguido por 400 mg/d. Suspensión oral no tiene licencia para aspergilosis invasiva. 2,5 mg/kg/12 h. 2,5 mg/kg /12 h. n/a. n/a. Voriconazol i.v.. 4 mg/kg (días 1-6/12). 4 mg/kg (días 1-6) /12 h. 8 mg/kg (días 1-9)/12 h. n/a. n/a. Voriconazol oral suspensión/ cápsula. 200 mg /12 h. 200 mg /12 h. 9 mg/kg /12 h (max: 350 mg /12 h. n/a. n/a. Posaconazol. 200 mg /6 h.400 mg/12 h. 200 mg /6 h o 400 mg /12 h**. n/a. n/a. n/a. Caspofungina. 50 mg/d (día 1: 70) i.v. (max: 70). 50 mg/m2 (día 1: 70) i.v.(max: 70). 50 mg/m2 (día 1: 70) IV (max: 70). 50 mg/m2 (día 1: 70) i.v.. 25 mg/m2 i.v.. *Para indicaciones detalladas, por favor remítase al texto. ** No aprobado por la FDA para este grupo de edad, pero existe suficiente evidencia farmacocinética para permitir la recomendación de la dosis. i.v.: intravenoso; vo.: oral. N/a, Sin información o información insuficiente. Se sabe poco sobre la eficacia de la aplicación directa de los medicamentos antifúngicos en el sitio de la lesión. Datos de estudios clínicos no comparativos sugieren que el voriconazol puede ser el agente de elección para el tratamiento de la aspergilosis del SNC y, basados en datos de farmacocinética y farmacodinamia obtenidos en animales, la anfotericina B liposomal a altas dosis (5 o más mg/kg/día) puede ser la segunda alternativa. Debido a la alta solubilidad en agua, el voriconazol también pudiera ser la opción más racional para tratar endoftalmitis, peritonitis e infecciones articulares; en pequeñas series, principalmente de pacientes adultos con infecciones óseas, las tasas de respuesta parecen ser alentadoras. Una discusión detallada de los tratamientos según el sitio de la infección puede encontrarse en las últimas guías de la IDSA.[4] La duración del tratamiento de la aspergilosis invasiva la definen la desaparición de todos los signos y síntomas y la resolución de la inmunodeficiencia subyacente. Los pacientes que responden inicialmente al tratamiento intravenoso y están estables pueden consolidar su terapia con medicamentos orales. La monitorización de la respuesta terapéutica debe ser individualizada y se hace con base en la evaluación clínica y los estudios imaginológicos. Es importante saber que los infiltrados pulmonares pueden aumentar en los primeros siete a 10 días, particularmente en el contexto de la recuperación del recuento de neutrófilos y que las mediciones seriadas del GM no han sido evaluadas para guiar las decisiones terapéuticas en una enfermedad ya establecida. La medición de los niveles de medicamentos está indicada en el caso del itraconazol y, al presente, se debate su utilidad para los triazólicos de segunda generación, voriconazol y posaconazol.[86] Mientras los datos de los estudios clínicos con voriconazol suministrados por el fabricante no muestran una relación entre la concentración y la eficacia antimicótica, varios pacientes estudiados recientemente sugieren la necesidad de una investigación sobre la utilidad de monitorizar los niveles de voriconazol.[87] [88] Los datos de los estudios de rescate de aspergilosis invasiva indican una relación entre la exposición y la respuesta al posaconazol ora.[84] Los tratamientos adjuntos recomendados incluyen la administración de factores estimulantes de colonias (G-CSF, GM-CSF) a los pacientes neutropénicos y la suspensión o, al menos, la reducción de las dosis de glucocorticoides; las transfusiones de granulocitos pueden estar indicadas en pacientes seleccionados.[89] La cirugía es esencial para el tratamiento de la endocarditis y la endoftalmitis y debe evaluarse su utilidad en pacientes con sinusitis progresiva, lesiones de piel y tejidos blandos, lesiones del SNC y otros procesos focales susceptibles de ser tratados quirúrgicamente. No se ha definido el papel de la cirugía en el tratamiento de la aspergilosis pulmonar invasiva ni el momento óptimo para la intervención. La cirugía puede prevenir la extensión a los grandes vasos, el pericardio, la pleura o el espacio peritoneal y los huesos, así como la diseminación hematógena y puede ser curativa. Varias series de casos sugieren que la cirugía se puede hacer de forma segura y efectiva en pacientes con infecciones localizadas, aun durante los períodos de neutropenia. A pesar de continuar con el tratamiento antifúngico sistémico, los pacientes con aspergilosis pulmonar invasiva que se recuperan de la neutropenia y requieren dosis adicionales de quimioterapia o TMO alogénico tienen un riesgo hasta del 30% de recurrencia o exacerbación de la infección fúngica. Estos pacientes deben mostrar al menos una respuesta parcial y estar recibiendo tratamiento antifúngico (profilaxis secundaria) a dosis semejantes a las recomendadas para el tratamiento de la aspergilosis primaria, antes de someterlos a nuevas dosis de quimioterapia intensiva o TMO; la resección quirúrgica de las lesiones residuales no parece tener un beneficio. En un estudio comparativo y con asignación aleatoria de posaconazol se ha demostrado el éxito de la profilaxis primaria, con mejoría de la supervivencia, en pacientes de alto riesgo sometidos a quimioterapia de inducción para leucemia mieloide aguda.[90] Las indicaciones para la implementación de profilaxis primaria dependen de las tasas de infección de cada institución y del perfil de riesgo de cada paciente. DIRECCIONES FUTURAS Tanto la incidencia como las tasas de mortalidad de la aspergilosis invasiva en poblaciones de alto riesgo siguen siendo muy altas. Los retos previsibles para el futuro incluirían refinar a niveles más avanzados temas relacionados con el diagnóstico, la profilaxis y la terapia antimicóticas. El aumento de pacientes con enfermedades por mohos que muestran altos niveles de resistencia a compuestos poliénicos y azólicos demuestrala importancia de un diagnóstico microbiológico que incluya una predicción confiable de su resistencia a los antimicóticos. Un reto adicional sería esclarecer el impacto que tendrán las nuevas terapias inmunosupresoras y anticancerígenas sobre las defensas del hospedero. La investigación translacional es crítica en el cuidado de los pacientes con enfermedades infecciosas, para poder enfrentar los retos formidables que ellas plantean y para aportar estrategias que puedan salvar la vida de los pacientes inmunológicamente más vulnerables. BIBLIOGRAFÍA 1. Dagenais T, Keller N. Pathogenesis of Aspergillus fumigatus in Invasive Aspergillosis. Clin Microbiol Rev. 2009; 22(3): 447-65. 2. Gugnani HC. 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