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Rickettsia rickettsii (fiebre manchada de las Montañas Rocosas y otras fiebres con manchas), Rickettsia typhi (tifo endémico), R. prowasekii (tifo epidémico) y Orientia tsutsugamushi (tifo de los matorrales) Gustavo A. Valbuena Colombia fue el segundo país de Latinoamérica que reportó casos de rickettsiosis.[1] (el primero fue Brasil), correspondientes a un brote de fiebre de las Montañas Rocosas (causado por Rickettsia rickettsii) que ocurrió en la localidad de Tobia, Cundinamarca, entre julio de 1934 y agosto de 1936. De las 65 personas que desarrollaron la enfermedad, sólo hubo tres sobrevivientes y la mayoría de los que murieron eran menores de 30 años. Además, hasta mediados de los años cuarenta del siglo pasado el tifo epidémico (causado por Ricketssia prowazekii) era frecuente en muchas ciudades de Colombia, incluyendo Bogotá. Las rickettsias son bacterias intracelulares obligadas transmitidas por artrópodos que infectan principalmente las células endoteliales. Estas bacterias tienen una distribución global y causan enfermedades agudas con compromiso sistémico que pueden ser letales, incluso en individuos jóvenes e inmunocompetentes, si no reciben tratamiento antibiótico adecuado y oportuno.[2] [3] [4] [5] la doxiciclina es el tratamiento de primera elección. Hasta hace poco tiempo las rickettsias eran divididas en dos grupos, tifo y fiebres manchadas, con base en características biológicas e inmunológicas.[6] La actual disponibilidad de información genómica de más de 20 rickettsias ha permitido formular una nueva clasificación basada en la comparación de los genomas completos, que las divide en cuatro grupos: 1) grupo ancestral, compuesto por R. bellii y R. canadensis, las cuales no son patógenas para humanos; 2) grupo del tifo, con R. typhi y R. prowazekii; 3) grupo de las fiebres manchadas o exantemáticas, consistente en rickettsias entre las que se destacan R. rickettsii, R. parkeri y R. conorii; y 4) grupo transicional, consistente en R. akari, R. australis y R. felis. Las rickettsias del grupo de las fiebres manchadas difieren de las del grupo del tifo en que las primeras estimulan la polimerización de actina como medio de propulsión e invasión de células adyacentes, en la presencia de un lipopolisacárido (LPS) que es específico de cada grupo, y en la expresión de la proteína de membrana externa OmpA. Después del reporte del Dr. Patiño Camargo en 1937 y de algunos trabajos publicados localmente en la década de los años cuarenta, las rickettsiosis fueron olvidadas y desaparecieron del currículo médico en Colombia. El redescubrimiento de estas importantes enfermedades en los años 2003 y 2004 ocurrió a partir del análisis de síndromes febriles agudos con desenlace fatal ocurridos en Villeta, una población muy cercana a Tobia. Estos casos fueron inicialmente diagnosticados como dengue hemorrágico. Sin embargo, a través de análisis de inmunohistoquímica de las muestras de autopsia y reacción en cadena de polimerasa (PCR, por su sigla en inglés) con secuenciación del producto amplificado, fue posible establecer el diagnóstico de fiebre exantemática causada por R. rickettsii.[7] Estudios posteriores mostraron que posibles garrapatas vectores (particularmente Amblyomma cajennense y Rhipicephalus sanguineus) estaban presentes en la zona y que la seroprevalencia contra rickettsias del grupo de las fiebres petequiales, manchadas o exantemáticas en la población rural era considerablemente alta (alrededor de 40%).[8] [9] Además, el análisis de muestras recolectadas por el Instituto Nacional de Salud en varios sitios centinela para la vigilancia de síndromes febriles demostró la presencia de casos positivos en múltiples áreas de Colombia.[10] De hecho, en una localidad del Departamento de Córdoba, Miranda y colaboradores ya habían reportado una seroprevalencia de 49% contra rickettsias del grupo de las fiebres manchadas.[11] Posteriormente, nuevos brotes de fiebre manchada de las Montañas Rocosas fueron confirmados en la región de Urabá [12]. Los datos anteriores y documentos internos del Instituto Nacional de Salud sobre casos de rickettsiosis en otras áreas de Cundinamarca (en la década de 1980) y en los alrededores de Bucaramanga (en la década de 1950), sugieren que las enfermedades causadas por rickettsias son prevalentes en múltiples regiones de Colombia. En efecto, las condiciones epidemiológicas favorables, incluyendo la presencia de vectores, las actividades humanas que facilitan el contacto con éstos y el clima propicio, apoyan esta noción. Más aún, el tifo endémico (también conocido como tifo de los roedores y causado por R. typhi), que nunca había sido documentado en Colombia con pruebas confirmatorias, también existe en el país.[13] La importancia creciente de las rickettsiosis es recalcada por la reaparición de la fiebre manchada de las Montañas Rocosas a través de las Américas. El mayor número de casos anuales de esta enfermedad en los Estados Unidos se reportó en el año 2004.[14] y nuevos casos han sido reportados en muchos países de Latinoamérica, incluyendo Argentina.[15] [16] Brasil.[17] [18] Perú.[19] México.[20] Panam.[21] y Costa Rica.[22] Dentro de la familia Rickettsiaceae, además del género Rickettsia, se encuentra el género Orientia. Estas bacterias sólo pueden sobrevivir dentro del citoplasma de células eucarióticas debido a que, como consecuencia de un proceso reductivo de evolución, han perdido muchas proteínas que participan en vías metabólicas y de biosíntesis.[23] [24] [25] Las infecciones causadas por Orientia tsutsugamushi, al igual que la mayoría de rickettsias, son muy interesantes porque son agentes intracelulares, que afectan principalmente las células endoteliales. De hecho, de los patógenos que infectan el endotelio.[26] solamente el virus Hanta.[27] [28] el herpes virus humano-8.[29] [30] O. tsutsugamushi,[31] Ehrlichia ruminantium,[32] y las rickettsia.[33] [34] [35] [36] [37] lo tienen como blanco principal. O. tsutsugamushi, el agente causal del tifo de los matorrales, es transmitido por las larvas de ácaros de la familia Trombiculidae, especialmente los miembros del género Leptotrombidium.[38] Esta enfermedad es prevalente en un área muy grande de Asia y Oceanía que abarca desde el sur de Rusia hasta el norte de Australia y desde Afganistán hasta las islas del Pacífico. La presentación clínica es similar a las rickettsiosis, excepto por la presencia consistente de una escara en el área de la picadura del ácaro. Las rickettsias del grupo del tifo son trasmitidas por insectos. El agente del tifo epidémico, R. prowazekii, está presente en los excrementos del piojo Pediculus humanus corporis y es inoculado en la piel al rascarse.[39] Solamente las células epiteliales del intestino del piojo están infectadas y no las glándulas salivales; por esta razón, R. prowazekii no es transmitida por inoculación directa. Inicialmente se pensó que R. prowazekii estaba confinada a este vector, pero también se ha documentado en los ectoparásitos (pulgas y piojos) de las ardillas voladoras (Glaucomys volans) en Norteamérica.[40] [41] [42] [43] De hecho, hay evidencia que implica a las garrapatas como parte de un ciclo natural.[44] El tifo epidémico es una de las enfermedades infecciosas más graves que se conocen, ha cambiado el curso de la historia mediante la destrucción de ejércitos y la afección de la población civil durante tiempos de guerra.[45] [46] Clínicamente suele presentar los síntomas y signos más graves que se describen más adelante en este capítulo.En contraste, el tifo endémico tiene una mortalidad inferior al 2%. Es interesante anotar que el tifo epidémico asociado con las ardillas voladoras produce un cuadro clínico muy similar al del tifo endémico.[47] Por último, el tifo epidémico es la única rickettsiosis que se puede presentar en una forma recurrente muchos años después de la infección primaria; a esta forma se le conoce como enfermedad de Brill-Zinsser y puede ser el origen de nuevas epidemias si ocurre entre poblaciones con condiciones que favorezcan la presencia del piojo P. humanus corporis. Las rickettsias del grupo de las fiebres exantemáticas (también conocidas como fiebres manchadas o petequiales) son transmitidas por cualquiera de los estadios de desarrollo (larva, ninfa y adulto) de las garrapatas duras (familia Ixodidae), especialmente aquellas de los géneros Amblyomma, Dermacentor y Rhipicephalus. Las rickettsias pueden infectar múltiples tejidos de las garrapatas. La infección de las glándulas salivales permite la transmisión por inoculación directa y la infección de los ovarios hace posible que las rickettsias sean transmitidas a la progenie.[48] Por esta razón, las rickettsias pueden mantenerse en la naturaleza sin necesidad de un reservorio vertebrado. Las garrapatas rompen la piel con sus quelíceros y después se anclan firmemente utilizando un cemento secretado por las glándulas salivales. La alimentación ocurre a partir de lagos de sangre alimentados por capilares rotos. Las garrapatas secretan sustancias anticoagulantes para mantener la fluidez de dichos lagos de sangre.[49] La más grave de las rickettiosis del grupo de las fiebres exantemáticas es la fiebre manchada de las Montañas Rocosas (causada por R. rickettsii) con una mortalidad de hasta 60% en ausencia de tratamiento antibiótico. Sus características clínicas son explicadas más adelante. En las Américas, otras rickettsias de este grupo, por ejemplo R. parkeri,[50] causan enfermedades febriles sin mortalidad documentada. Es interesante anotar que R. parkeri (al igual que otras rickettsias encontradas en Europa, África y Asia) típicamente presenta una escara (área de necrosis e inflamación) en el área de la picadura de garrapata y ocasionalmente linfadenopatía regional. En contraste, R. rickettsii no produce estas manifestaciones clínicas. De las rickettsias del grupo transicional, solamente R. felis y R. australis infectan células endoteliales mientras que R. akari, el agente de la “viruela rickettsial” (rickettsialpox), infecta los macrófagos como blanco principal. Uno de los receptores celulares, recientemente identificado, es la proteína Ku70.[51] Sin embargo, esta proteína sólo explica aproximadamente 50% de la actividad receptora; así que tienen que existir otros receptores celulares. La unión a la célula induce fagocitosis, pero las rickettsias rompen rápidamente la membrana de las vesículas fagocíticas para comenzar su ciclo vital en el citoplasma. Esta actividad es mediada por los productos de los genes pld y tlyC, los cuales codifican una fosfolipasa D y una hemolisina.[52] Después de la inoculación, la ruta de diseminación determinaría el pronóstico de la enfermedad. Por ejemplo, si es a través del sistema linfático, la respuesta inmune se desarrollaría más rápido y la infección se podría controlar tempranamente. Por otro lado, si la infección se propaga inicialmente a través del torrente sanguíneo, múltiples órganos serían infectados de manera temprana y el resultado podría ser fatal. Esta es un área que debe ser explorada a través de modelos experimentales. Las células endoteliales regulan múltiples aspectos de la fisiología normal incluyendo angiogénesis, hemostasis, permeabilidad e intercambio de solutos, tono vascular e inflamación.[53] [54] [55] [56] [57] La infección por rickettsias afecta todas estas funciones. La permeabilidad vascular aumenta como consecuencia de varios mecanismos que actúan en forma sinérgica: desprendimiento de células infectadas, producción de prostaglandinas vasoactivas.[58] óxido nítric.[59] y estrés oxidativo.[60] [61] [62] [63] [64] producto de la interacción directa con leucocitos y mediadores producidos por los mismos, particularmente el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α).[65] En respuesta a la infección intracelular, las células endoteliales también adquieren un fenotipo procoagulante e inflamatorio.[66] múltiples citocinas son secretadas (incluyendo quimiocinas, IL-1, IL-6 y otras) y varias moléculas de adhesión se expresan en la superficie, por ejemplo, ICAM-1(molécula de adherencia intercelular) y VCAM-1 (molécula de adherencia a células vasculares endoteliales). Muchas de estas respuestas son consecuencia de la activación del factor de transcripción NF-kB (factor nuclear kappa B).[26] [67] El endotelio es dañado directamente por la proliferación de rickettsias en su interior, pero otros mecanismos contribuyen, incluyendo la producción de radicales de oxígeno e incluso la respuesta inmune. En todo caso, la respuesta celular (mediada por linfocitos T CD4+ y CD8+) es esencial para la eliminación de las rickettsias.[26] La producción de interferón gamma (IFN-γ) y TNF-α a partir de estas células activa mecanismos bactericidas en las células endoteliales como producción de óxido nítric.[68] y peróxido de hidrógeno.[69] El daño a las células endoteliales causado por las rickettsias (y Orientia) se ve reflejado en las características clínicas.[70] por ejemplo, en pulmones y cerebro causan las manifestaciones más graves de las rickettsiosis: edema pulmonar no cardiogénico, neumonía intersticial, cambios neurológicos focales, convulsiones y coma.[71] [72] Otras manifestaciones incluyen falla renal aguda, fenómenos hemorrágicos, edema periférico e hipotensión hipovolémica debido a la pérdida de fluidos intravasculares. Sin embargo, uno de los mayores problemas clínicos de las rickettsiosis es que las manifestaciones tempranas son similares a la influenza y al dengue y las presentaciones descritas como clásicas no son tan frecuentes.[73] [74] El cuadro clínico inicial suele incluir fiebre, cefalea intensa, mialgia, malestar general, exantema, náuseas, vómito y dolor abdominal. Ocasionalmente hay ictericia. Cuando el exantema se presenta (lo cual ocurre tempranamente en una tercera parte de los casos), aparece hacia el tercer día de enfermedad y es característicamente maculopapular, comenzando en las muñecas y tobillos y esparciéndose posteriormente en forma centrípeta hasta afectar el tronco. No es raro que el exantema involucre palmas y plantas y de hecho este es un signo muy sugestivo.[75] Debido a que el cuadro inicial es aquel de un síndrome febril inespecífico y a que no existen métodos de fácil implementación para el diagnóstico durante la fase aguda.[76] [77] éste suele no hacerse y la enfermedad no se reporta. La prueba diagnóstica de más fácil implementación, la serología, no es útil en la fase aguda porque los anticuerpos frecuentemente no están presentes en el momento de la consulta. Su utilidad se limita a la confirmación diagnóstica y a la epidemiología. Debido a que la principal causa de mortalidad en pacientes con rickettsiosis es la demora en el tratamiento antibiótico adecuado con tetraciclinas.[78] el diagnóstico presuntivo basado en claves clínicas y epidemiológicas y el tratamiento empírico temprano son elementos esenciales para prevenir la muerte del paciente. Es importante recordar que las fiebres exantemáticas causadas por rickettsias, particularmente por R. rickettsii, son enfermedades muy graves y potencialmente fatales que afectan individuos inmunocompetentesde cualquier edad. En zonas endémicas, pacientes con fiebre alta, cefalea intensa y mialgia deben recibir tratamiento empírico con doxiciclina (100 mg cada 12 horas por cinco días o hasta dos días después de que baje la fiebre). Este tratamiento no le haría daño a un paciente con dengue u otra enfermedad viral mientras que puede salvar la vida y prevenir secuelas en pacientes infectados con rickettsias. Incluso mujeres embarazadas y niños pueden recibir tratamiento con doxiciclina. Este antibiótico no se une tan fuertemente a las placas de crecimiento óseo como lo hace la tetraciclina. Si el tratamiento se aplica por un máximo de dos días después de que baja la fiebre (lo cual suele ocurrir 24 horas después de iniciado el tratamiento), las posibilidades de los efectos adversos asociados a la tetraciclina son mínimos. De hecho, un síndrome febril diagnosticado clínicamente como dengue que responde a doxiciclina en un periodo corto es casi seguro una rickettsiosis. Las rickettsiosis representan un desafío en términos de salud pública debido a múltiples aspectos incluyendo complejidad social, dificultad del diagnóstico por su asociación con otras enfermedades febriles, nosología popular dominante y aparición en zonas de alta precariedad social. De hecho, el trabajo antropológico realizado por el doctor Roberto Suarez demostró como las fiebres exantemáticas causadas por rickettsias son invisibles o no existentes para los habitantes de las veredas de Villeta, lo cual es posible que aplique a otras zonas rurales de Colombia. Las razones son múltiples: una de ellas es que las garrapatas forman parte de la vida cotidiana y nunca se les ha presentado como vectores de enfermedades humanas. Otra razón es que la percepción de la asociación entre fiebre y dengue es particularmente fuerte tanto entre los habitantes del área rural de Villeta, como entre los profesionales de la salud del hospital regional. Más aún, no existe una necesidad sentida de controlar y prevenir estas enfermedades porque los casos ocurridos no han sido diagnosticados. Por ejemplo, un caso fatal ocurrido en mayo de 2004, en el que se confirmó la presencia de R. rickettsii mediante cultivo y aislamiento.[7] fue clínicamente diagnosticado y manejado como dengue. Las rickettsiosis no se diagnostican, no sólo por la carencia de tecnología para el análisis de laboratorio, sino también por la ausencia de sospecha clínica por falta de conocimiento en los profesionales de la salud y la formulación de tratamiento empírico fuera del contexto médico. Claramente, la ausencia de sospecha clínica se debe en parte a la presentación enmascarada de las rickettsiosis. De hecho, la ausencia de exantema en muchos casos, la presencia de otros síntomas como ictericia, vómito y diarrea y la carencia de historia de exposición a garrapatas es muy frecuente en casos de rickettsiosis del grupo de las fiebres manchadas.[77] Es interesante anotar que la facilidad de obtención de antibióticos económicos y efectivos contra rickettsias, como las tetraciclinas, puede prevenir la presentación de casos graves de rickettsiosis.[79] Esto posiblemente ocurre en Colombia puesto que los habitantes de zonas rurales acuden, sin consulta ni fórmula médica, directamente a farmacias donde obtienen una combinación de tetraciclinas y diversos agentes antigripales (llamado popularmente “matrimonio”). Una dosis de este antibiótico podría ser suficiente para inclinar la balanza a favor del sistema inmune. En Brasil, se ha sugerido que circunstancias similares pueden explicar la ausencia de reportes de fiebre manchada brasilera en ciertas zonas conocidas por la presencia histórica de esta enfermedad.[17] Esta situación contrasta con la que se ha reportado en otros países donde el uso empírico de trimetoprim- sulfametoxazol no es solamente inefectivo contra rickettsias, sino además posiblemente nocivo.[80] BIBLIOGRAFÍA 1. Patino L, Afanador A, Paul JH. A spotted fever in Tobia, Colombia. Am J Trop Med 1937; 17: 639-53. 2. Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Fatal cases of Rocky Mountain spotted fever in family clusters--three states, 2003. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 2004: 53(19): 407-10. 3. Paddock CD, Greer PW, Ferebee TL, Singleton J Jr, McKechnie DB, Treadwell TA, et al. Hidden mortality attributable to Rocky Mountain spotted fever: immunohistochemical detection of fatal, serologically unconfirmed disease. J Infec Dis. 1999; 179(6): 1469-76. 4. 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