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ANEESHA L. DILLON Una guía para la liberación espiritual al fondo de ti mismo TRAD. DE OSCAR JAVIER QUIRÓZ YAEGGY Prólogo 11 Recuento de los daños 17 La pulsación de la respiración 33 La fórmula del orgasmo 51 La armadura: los siete segmentos 71 Los sentimientos pares 89 Preparando el cuerpo 111 Desenmascarando el rostro 1 131 Desenmascarando el rostro II 151 Liberando el corazón blindado 171 A través de la trampa 191 En las profundidades 207 Hasta las raíces 227 La experiencia tántrica 251 Explorando los chakras 269 El círculo de luz 289 Estilo de vida tántrico 311 SIEMPRE SENTÍ MI TRABAJO comwo una llamada, algo para lo que había nacido. Hace mucho tiempo, mientras daba una presentación en el Instituto Esalen en California, me embargó el sentimiento de que lo que estaba haciendo en ese momento era exactamente lo que tenía que hacer en mi vida. Fue un sentimiento estático, profundamente satisfactorio, llenador y gratificante. Este sentimiento no ha cambiado; siempre ha estado conmigo (siempre me ha acompañado) en torno al trabajo de pulsación. Pocos años después, cuando conocí a Osho y lo reconocí como mi maestro espiritual, este sentimiento subyacente se arraigó y fortaleció. En este libro espero presentar lo que he aprendido sobre la energía humana - la compresión por experiencias que he adquirido al trabajar con las teorías del cuerpo y emociones de Reich. Debido a la activa participación por casi 3o años en la visión de Osho sobre terapia y meditación, he integrado el tantra con estas técnicas básicas de Reich. Mi exploración continúa. La dimensión tántrica se fusiona cada vez más y más con la dinámica básica de la liberación de emociones y energetización del cuerpo. Para mí no hay pausas. Es un proceso continuo de crecimiento y exploración. Si este libro lo inspira a explorar su energía de vida, descubriendo nuevos niveles de éxtasis y vida plena, entonces habrá cumplido con su propósito. Durante años traté de escribireste libro por mí misma y parece que nunca encontré el tiempo o espacio para hacerlo, debido a mi saturada agenda de grupos y entrenamientos en Europa, India y otros lugares. Mi viejo amigo quien he compartido extraordinarios proyectos creativos, incluyendo musicales, en años logró persuadirme para que cuando yo estuviera lista nos sentáramos y comenzáramos a trabajar, así él lo tendría terminado y en mis manos. Fue así como nos embarcamos en una serie de entrevistas diarias, en las cuales vertí mi entendimiento y experiencia. Categóricamente, el libro fue terminado y puesto en mis manos, tal como lo había prometido mi amigo. Le agradezco desde lo más profundo de mi corazón por su eficiencia, sentido del humor y su habilidad para motivarme y presionarme. También quiero agradecer a toda la gente que ha venido a mis grupos en todos estos años, quienes han sido mis mejores maestros. Lo que abrieron y revelaron en un entorno de confianza y amor ayudó a transformar mi vida, así como la de ellos. Quiero expresar mi gratitud a Charles y Erica Kelley, mis maestros reichianos, que me dieron las herramientas para el trabajo externo, y mi más profunda gratitud a Osho, mi maestro espiritual, que me dio las herramientas para el trabajo interno. La palabras de Osho han alimentado mi espíritu por treinta años, su silencio ha tocado lo más profundo de mi ser, y la energía danzante de los campos de meditación aún me mantiene en el camino. SOY UNA REVOLUCIONARIA RETICENTE. Mi trabajo me pone en contra de lo convencional y de la moral predominante porque me muestra los daños causados por la sociedad a la gente común. Sin embargo, no soy del tipo de persona que se embarcaría en una cruzada. No tengo la pasión suficiente para cambiar el status quo. Simplemente veo lo que se me refleja cuando, con suavidad, mis dedos presionan los músculos de mis pacientes y veo tanto el daño como la cura, la enfermedad y el alivio. Por los últimos treinta años he estado practicando con terapia neorreichiana, aplicando los principios básicos descubiertos por Wilhelm Reich, científico pionero que vivió en la primera mitad del siglo xx. Prácticamente esto significa que uso los ejercicios de respiración y movimiento de Reich para crear una intensa carga de energía en el cuerpo del paciente, lo que a su vez crea una descarga equitativamente intensa de sentimientos y emociones. En cierta medida, el trabajo que hago es impersonal, porque al aplicar estos principios todo el mundo experimenta el mismo proceso: recarga de energía, liberación y expresión de sentimientos. Por otro lado, es muy personal porque lo que sale con los sentimientos -con la ayuda de mi método de "manos a la obra" de presionar y masajear el cuerpoes toda la evidencia de lo que se ha hecho mal y que el individuo ha padecido. No soy un observador neutral. No puedo distanciarme de este proceso mientras se revela ante mis ojos. Con cada paciente me involucro íntimamente, experimentando el sufrimiento mientras ellos se conectan con heridas emocionales olvidadas hace mucho tiempo y sentimientos reprimidos, experimentando el alivio, ligereza y alegría cuando estos sentimientos son liberados. No soy una psicoanalista tradicional sentada cómodamente en una silla detrás del diván mientras el paciente le habla al viento. Estoy ahí, en el tapete, guiando al paciente en un campo minado de tensión almacenada y recuerdos, buscando el que está por explotar y hurgando hasta que explote. Y lo que resulta de esta explosión es el reflejo de cómo hemos sido criados, la forma en que se nos ha enseñado a vivir nuestra vida. Así que, como puedes ver, no logro evitar ser una revolucionaria, porque es mi trabajo eliminar los problemas crónicos derivados de una educación errónea y darle a la gente la oportunidad de experimentar lo que es ser individuos libres, sanos, rebeldes. Ya que la cualidad de la rebeldía parece ser una parte integral de ser individuo, la revolución viene por añadidura. No obstante, cuando la gente se me acerca, las implicaciones más profundas de lo que están experimentando se encuentran escondidas. Sin embargo, los síntomas superficiales los orillan a trabajar conmigo. Con frecuencia, la gente se da cuenta de la necesidad de este trabajo cuando empiezan a sentirse infelices, o cuando sus vidas parecen detenerse en un patrón represivo, sin subir ni bajar, pero atorado en una rutina monótona. También vienen cuando las emociones se salen de control y no están seguros de lo que está sucediendo. Vienen cuando parece que ya no pueden sentir nada, mientras que pueden la vida pareciera más vigorosa y fresca, y más interesante. En muchas personas existe el sentimiento de que el fuego de la vida se ha entibiado y que la flama parpadea y es débil. Cada día la vida se conduce al mínimo y no al máximo. También vienen porque han invertido mucho tiempo y energía para alcanzar los brillantes trofeos del éxito, sólo para descubrir, en algún momento, que sacrificaron la felicidad real y la paz mental por cosas que en realidad no los hacen felices. La gente llega a este libro por muchas razones, pero generalmente tiene que ver con un sentimiento incómodo o doloroso: "No me gusta esto y quiero sacarlo". Repentinamente, se siente que buscar algún tipo de ayuda es lo correcto, alguna ruta para un nuevo camino. Antes de explicar lo que hago en mis sesiones y grupos, me gustaría ver algunos ejemplos conocidos por todos nosotros de cómo el daño sucede en el individuo. Por ejemplo, siempre he tenido una debilidad por el príncipe Carlos. Quizá porque somos de la misma y cuatro años cuando escribo estoy aunque yo soy norteamericana y él inglés, siempre sentí que crecimos juntos. Desde que era adolescente, o quizá antes, siempre checaba revistas para saber qué estaba haciendo él. Realmente me gustaba, y en la distancia, me identificaba con él. Carlos tenía que ser un "buen niño" y yo sentía lástima por él, porque obviamente no podía juguetear y ensuciarse, o, si lo hacía, se tenía que cambiarla ropa. No podía correr por las calles, jugar escondidillas, patear balones o saltar bardas. Tenía que controlar constantemente su comportamiento porque siempre alguien lo observaba. Ni siquiera podía caminar solo. Siempre había alguien a su lado para protegerlo, para asegurarse de que se comportaba como un buen niño extraordi el milagro era que él lograba manejarlo de algún modo. Se escuchaban ciertas excentricidades sobre él, como que platicaba con las plantas o que hacía experimentos con la ouija, mostrando un interés en lo velado, pero por mucho, mucho tiempo, primero como niño y después como adulto, Carlos siempre estuvo dispuesto a aceptar las reglas y obedecer a la realeza. ¿Qué es lo que realmente le sucedió a Carlos? A mí me parecía que estaba dividido por un conflicto entre sus inclinaciones hacia un ser humano sensible y sus obligaciones de ícono. O de manera más exacta, un conflicto que lo había torturado desde un inicio repentinamente se desparramó ante la vista de todos. Como él mismo admitió, Carlos nunca amó a Diana. Se casó con ella porque su padre, el príncipe Philip, lo presionó para que lo hiciera, y por su imperativa obligación de continuar el linaje real y producir un heredero. Eligió la obligación por sobre sus sentimientos personales y creó una pesadilla. Y esto, de forma menos dramática, es lo que nos sucede a todos, desde nuestra infancia. Así es como se nos lastima y se nos inutiliza, y es por esto que la gente se me acerca, para curarse de esa división entre la naturaleza y la sociedad. No tendría por qué ser así. No llegamos divididos a este planeta. El recién nacido es una fuente de energía orgánica, armoniosa, de fluir energía me refiero a la fuerza de vida que brota de alguna fuente misteriosa dentro de nosotros. En la medicina tradicional china esta energía es conocida como qI; en la ancestral yoga de la India se le conoce como prana, y ambos sistemas la describen como existente tanto dentro de nuestro cuerpo, así como flotando libremente en el espacio. En la cultura occidental, Franz Mesmer la llamó "magnetismo animal"; Charles von Reichenbach la llamó odyle; Henri Bergson, la élan vital o "fuerza vital". Para Sigmund Freud era la "libido" y para Wilhelm Reich, orgón. En jun individuo joven esta energía se encuentra no dividida y sin control. Se expresa de forma espontánea a través de todo tipo de impulso natural y comportamiento incivilizado. Un niño no sabe nada de formalismos. Si está triste, llora. Si está contento, ríe. Corre cuando está activo e inmediatamente se echa, y duerme cuando está cansado. Mama sin pedir permiso o sin agradecer, expulsa la comida sin decir "lo siento, estoy lleno". Eructa, se echa gases, hace pipí y popó sin siquiera pensar en la etiqueta. Pero lentamente, un proceso de adiestramiento y educación empiezan a moldear la energía y comportamiento del el uno, como la otra van juntos. Una buena parte de este adiestramiento es necesario. El niño tiene que aprender a usar la bacinica, a usar ropa, evitar peligros como jugar con agua hirviendo, o con la estufa, o de salir a la calle sin precaución... Los padres cuidadosos tiene que entrenar al niño de mil formas distintas para que después pueda valerse por sí mismo y funcionar en este mundo. Este proceso educacional afecta esa energía que fluye libremente. Empieza a moldearse, expresándose de acuerdo a requerimientos sociales: ésta es la hora y el lugar para comer... ésta es la hora y el lugar para correr, gritar y jugar... ésta es la hora de dormir. Paralelo a este proceso, inicia el daño al sistema de energía del niño. Parte de este daño es inevitable, tan sólo parte de los golpes y sinsabores que todo ser viviente encuentra. Por ejemplo, ¿por qué un árbol crece con un tronco torcido o chueco? Quizá de forma accidental fue pateado o golpeado por un auto cuando era pequeño. Es una condición de la vida. Algunas veces crecer es doloroso, y no hay nadie a quién culpar. Por ejemplo, cuando un niño se enferma y es llevado al hospital, tal vez su padre y madre no pueden quedarse con él las 24 horas. Tienen que trabajar, ganar dinero, cuidar otros hijos, y quizá las reglas del hospital prohíben quedarse a dormir. Frecuentemente, en una situación similar, el niño se sentirá abandonado, rechazado, y quizá después, enojado con sus padres, culpándolos: "¿Cómo me pudieron hacer eso? ¡Porque no me aman!" Para el niño, esto tiene sentido, porque el abandono fue una experiencia emocional innegable. Para los padres, no obstante, fue una realidad totalmente diferente: "Tuvimos que hacerlo", explican más tarde. "Estabas enfermo y necesitabas una operación, de otra manera podrías haber muerto". De este modo, los padres actúan con las mejores intenciones, pero a pesar de todo, la herida emocional sucede. Aun cuando la conclusión del niño sea errónea, puede ser herido por su propio mal enten la imposibilidad de poder digerir o aceptar algo que, para los padres, es obviamente lo correcto. Esto es lo que yo llamo daño inevitable o ineludible al sistema de energía del individuo. En la mayoría de los casos no es serio y es de fácil curación. Adicionalmente, existe una gran cantidad de daño innecesario causado por el proceso condicionante social. A cada niño se le proporciona por los padres un juego de les gustaría que fuera esa el problema es que esos ideales no necesariamente, quizá nunca, soportan la expresión natural de la individualidad y energía del niño. Así que el niño es adiestrado, o condicionado, a actuar de forma opuesta a su propia naturaleza, y esto provoca una división básica. Parece que le sucede a cada ser humano. Las dos áreas en las que el condicionamiento es más dañino son la emocional y la sexual. Es ahí donde ocurre el daño más profundo: No te rías, no llores, no te enojes, no estés triste Muchos de nosotros podemos recordar ocasiones cuando, mientras crecíamos, nuestras emociones eran reprimidas, cuando teníamos que tragarnos nuestras lágrimas, nuestro coraje, cuando teníamos que esconder nuestros sentimientos y aparentar ser lo que no éramos. Se nos dijo que sonriéramos cuando queríamos gritar. Cuando queríamos lloriquear, se nos dijo que platicáramos. Todo esto tuvo un impacto poderosamente negativo en nuestra energía, inutilizando su expresión. "No te toques ahí, no tengas pensamientos pecaminosos, el sexo es sucio, no te masturbes o te quedarás ciego..." De la misma manera, la energía del sexo fue reprimida, escondida en la oscuridad, oculta de la vista pública, como si no existiera. Esto, también, impactó nuestra energía, estrangulándola desde su propio origen. Se puede argumentar que este tipo de adiestramiento y condicionamiento es tan necesario como las otras formas que he descrito. En efecto, mucha gente está convencida que así es, diciendo que los impulsos naturales, animales, del niño han de ser estrictamente domados y canalizados hacia un comportamiento civilizado. Pero la verdad es que la cura es peor que la enfermedad imaginada, la solución es más dañina que el problema. Fueron Sigmund Freud y uno de sus grandes discípulos, Wilhelm Reich, quienes descubrieron que la represión sexual subyace en el origen de la neurosis psicológica. Y fue Reich quien descubrió que el entumecimiento y la rigidez que padecen todos los adultos son causados directamente por la represión sexual y emocional. Yo estoy de acuerdo con Reich. Mi experiencia personal al trabajar con miles de personas lo hace irrefutable. Al acumular la energía que busca manifestarse a través del sexo y de los sentimientos, especialmente cuando se es joven, nos estamos literalmente matando, haciendo imposible disfrutar la vida. Viendo esta situación, Reich se lanzó hacia una larga lucha contra las culturas europeas y americanas en las que vivía y laboraba, desafiando sus creencias y suposiciones más básicas. Defendió la libertad sexual para todos los individuos desde el nacimiento. Lo que esto significa es que el niño en desarrollo debería sentirse apoyado en sus impulsosbiológicos naturales, debería poder mamar de ese seno, tener un contacto físico cercano y debería poder jugar con sus genitales. Tanto a los niños como a las niñas se les debería permitir disfrutar la etapa del "juego sexual" que abarca las edades de cinco hasta los siete años. Y después de la pubertad, la libertad sexual para los adolescentes debe ser vista como un elemento importante para mantener una psique saludable. Reich escribió libros, abrió clínicas, dio conferencias. No sólo sobre la libertad sexual, también sobre un amplio rango de asuntos relacionados, incluyendo la importancia de la expresión emocional y los beneficios de la terapia orgónica. Así mismo puntualizó el costo de la represión, incluyendo la perversión sexual, pornografía, violencia familiar, violación, depresión y todo tipo de problemas psicológicos. Obviamente, encontró una gran oposición cuando visitaba Austria, Alemania, Dinamarca, Noruega y los Estados Unidos, y en 1957 murió de un ataque al corazón en una prisión norteamericana a la edad de sesenta años. Para mí, él fue uno de los hombres más controversiales y malinterpretados del siglo xx. Sin embargo, Reich dejó tras de sí un tesoro oculto de descubrimientos, incluyendo un método práctico, o procesos, para quitar los bloqueos causados por la represión sexual y emocional, y la restauración de la vitalidad y entusiasmo del individuo de por vida. Es con estas herramientas con las que hago mi trabajo. Las aprendí de un maestro y científico americano neorreichiano, Charles Kelley, que estudió y trabajó personalmente con Reich, y que fundó el Instituto Radix en California, donde me capacité. Como ya lo mencioné antes, no soy ningún paladín público, no tengo ningún deseo de desafiar las ac- titudes morales de la sociedad y luchar contra ellas. Simplemente disfruto ayudando a la gente a que redescubra su amor natural a la vida, sus sentimientos de alegría y felicidad, su simple "sí" a vivir, que para mi es la parte esencial de la experiencia humana. Al mismo tiempo, sí veo cambios a nivel social que encuentro alentadores. Como en el caso del príncipe Carlos, los modelos dados como ejemplo de cómo debemos vivir-o, de manera más exacta, como deberíamos morir y aún aparentar que estamos vivos ya no soportan el escrutinio de los medios modernos y la transferencia instantánea de información. Estamos viendo detrás de la fachada. Y aquí, le aplaudo a Carlos por su honestidad y sinceridad, la forma en que admitió sus faltas, reconociendo públicamente su fracaso como esposo de Diana y su amor por su amante, Camilla Parker Bowles. Tal candidez de un ícono de la realeza, tal evidencia de fragilidad humana, es una señal esperanzadora. De igual manera, en mi país, el escándalo político que involucró a Bill Clinton y Mónica Lewinski fue significativo en tanto que, cuando su secreto repentinamente salió a la luz por el investigador Ken Starr, los medios y el sistema político exigieron su renuncia. Pero Clinton se negó a dejar el puesto y la gente lo apoyó. Los votantes comunes y corrientes sabían que se había tendido una trampa por un grupo de hipócritas -gente que exalta la moralidad en público pero se comporta diferente en lo perdonaron. Es por eso que logró permanecer en el poder. Aun ahora, ya en el retiro, miles de personas se congregan para escuchar hablar a Clinton. Aún lo adoran. Mientras tanto, las revelaciones que le han dado la vuelta al mundo de cómo los sacerdotes católicos supuestamente célibes se encuentran involucrados en todo tipo de perversiones de índole sexual, incluyendo la pedofilia, ha demostrado la absoluta futilidad de luchar contra nuestros instintos básicos. Somos seres sexuales y la energía del sexo es la fuente de todo crecimiento, inteligencia y creatividad. El celi bato no nada más es difícil, es sumamente destructivo y biológicamente imposible, y será un gran día para la humanidad cuando el Vaticano reconozca este simple hecho. Todas estas fisuras son bienvenidas en la fachada colectiva, son la evidencia de cómo la naturaleza humana inevitablemente entra en conflicto con las actitudes sociales que crecen de la ignorancia y comportamientos fuera de época. La ironía de todo esto es que, la mayoría de las veces, ni siquiera recordamos por qué o cómo se crearon estas actitudes. Simplemente las pasamos de generación a generación, obligados por un deseo tribal de encajar, de seguir las normas, y por el miedo arraigado de ser etiquetados como marginados sociales si no encajamos. Por ejemplo, ser virgen hasta el matrimonio aún sigue siendo muy preciado en algunos sectores sociales americanos. En la década de los noventa, más de 2,5 millones de adolescentes de entre 16 y 18 años hicieron un "juramento de virginidad" propagado por varias organizaciones religiosas. Los orígenes de la virginidad no tienen ninguna relación con la pureza o moralidad. Los antropólogos han establecido más allá de cualquier duda que la virginidad se tornó un evento social trascendente con el desarrollo de la propiedad privada, en culturas chovinistas, para que el hombre pudiera asegurarse que sus hijos vinieran de su propio semen, de su propia sangre. Fue mucho después que la religión santificó la práctica y la convirtió en algo sagrado, y reforzando así el yugo de una sociedad dominada por hombres. Y por supuesto, en cada época, y en cada cultura, ha sido bien visto que los hombres jóvenes "cojan" y "dejen descendencia". Son únicamente las mujeres las que deben permanecer castas. Sin embargo, y aunque es interesante fenómeno, ésta no es mi pasión, ni soy historiadora de la injusticia social ni menos aún una revolucionaria política. Allá en los inicios de los años setenta, cuando vivía en San Francisco, sintiendo las primeras excitantes posibilidades de la libertad sexual y dejando el yugo del estilo moralista de los cincuenta, ciertamente sentí que era parte de la extendida revolución sexual. Con la introducción de la píldora anticonceptiva, fui miembro de la primera generación de mujeres con pleno control de su cuerpo. Yo decidía si quería embarazarme o no, o si mi energía sexual y orgasmos podían ser disfrutados únicamente como una diversión. Casualmente, ésta también fue la época cuando me conecté con Reich, porque al leer sus libros me di cuenta que escribía lo que yo experimentaba. De hecho, la lucha de Reich pavimentó el camino para que la revolución sexual tomara lugar. En este entusiasmo e inocencia, pensé que esta revolución crearía un cambio permanente en la actitud de la gente. Más tarde vi el péndulo oscilan en sentido inverso, hacia el puritanismo, y comprendí cuán transitorios pueden ser estos ánimos sociales. Afortunadamente mi enfoque siempre ha sido de experiencias individuales y no movimientos colectivos. No estoy en espera del amanecer de la Era de Acuario antes de vivir mi propia vida. Trabajo simplemente porque me encanta hacerlo, sin grandes expectativas de cambiar al mundo. Mi trabajo consiste en ayudar a gente que ha entendido algo muy básico de su propio condicionamiento, que ha sido dañada; en mostrarles cómo puede esto ser curado y guiarlos en el proceso. Ese es mi trabajo, mi romance con la vida y el propósito de este libro: La explicación de mis métodos. Una cosa más que me gustaría añadir desde ahora: Mi entusiasmo de trabajo no se detiene en Reich. Tan prodigioso y profundo como ha sido su trabajo, para mí está incompleto. Lucha por restaurarla salud y felicidad a la condición humana, pero carece de la dimensión espiritual, lo cual es una gran lástima porque todo el trabajo preliminar ha sido preparado para ello. El mismo Reich estuvo contra las religiones, pero eso fue -sospecho- porque las vio únicamente en términos de la iglesia establecida, lo que para él era una de las causas principales del daño a sus pacientes. Como yo lo veo, el camino del tantra puede ser totalmente aceptado como una evolución natural del trabajo de Reich, ya que inicia desde el mismo punto. Inicia con el cuerpo físico, con la energía del sexo,y se eleva hasta la dimensión mística de la meditación. Conforme avanza el libro, describiré cómo sucede esto, cómo los métodos de Reich evolucionan hacia el tantra. También presentaré el trabajo de otro visionario, Osho Rajneesh, un hindú místico que le dio al tantra un contexto que es relevante para este tiempo y que va más allá de la creencia popular de que es tan sólo una forma de gozar mejor el sexo. Pero primero lo primero. Debo empezar con el paso más básico de este proceso: la pulsación de la respiración. LA PALABRA "Pu LSACIóN" que he elegido para nombrar a mi trabajo, se refiere a la pulsación de la respiración, la entrada y salida del aliento que inicia en el momento del parto y termina con la muerte. Está con nosotros a través de nuestras vidas, estemos conscientes de ello o no. Respirares vivir... tomar aire... es tan básico y fundamental para nuestra existencia cotidiana que casi nunca pensamos al respecto. Este constante vaivén entre los polos de tomar y sacar es la pulsación a la que me refiero. Existen muchas pulsaciones en la vida del cuerpo: el latir del corazón, las vías sanguíneas, la acción trituradora de los intestinos... todo se mueve dentro del cuerpo y tiene cierto ritmo: un ritmo pulsante. Cuando alguien está enfermo o yace inconsciente, ¿qué es lo primero que revisa un doctor? Claro, todo mundo lo sabe, toma la muñeca del paciente y siente el pulso. Es una forma rápida de evaluar la situación. El doctor se pregunta: "¿Este cuerpo está pulsando de forma sana o hay algo realmente mal?" En ayurveda, el sistema tradicional de sanación hindú, el pulso proporciona una enciclopedia de información sobre el resto del cuerpo. Un médico general con recursos sólo tocando el las condiciones de los órganos internos, la presencia de tumores y otras enfermedades, el estado del sistema inmunológico y más. La acupuntura china funciona de forma similar. En mi trabajo, la importancia de la pulsación como una indicación de la salud humana deriva directamente de los descubrimientos de Wilhem Reich, de manera que será de gran ayuda hablar un poco sobre su trabajo. El gusto de Reich por la pulsación se deriva de su interés por la medicina y la psicología. Nacido en 1887 y criado en la Ucrania alemana, inició sus estudios de medicina en la Universidad de Viena a la edad de veintiún años. Ahí, inmediatamente se interesó en la nueva, revolucionaria ciencia del psicoanálisis, desarrollada por el profesor Sigmund Freud, y después de varios encuentros personales que tanto impresionaron al hombre de mayor edad que se le permitió unirse a la Asociación de Psicoanalítica de Viena dos años antes de que se graduara como doctor. Hasta entonces, únicamente los doctores certificados eran admitidos. La brillantez de Reich como analista y como autor de un sinnúmero de artículos sobre el psicoanálisis llevo a Freud a seleccionarlo como su asistente cuando Freud abrió una clínica pública en Viena, en 1922. Reich estaba impresionado por la teoría de la libido de Freud, compartiendo la postura que el sexo forma la psiquis del hombre. También estuvo de acuerdo en que es el daño al impulso acontece durante la infancia y la educación en sus etapas tem que yace en la raíz de la neurosis humana. No obstante, había una diferencia significante entre los dos hombres. Reich veía el sexo como un fenómeno de energía más que meramente psicológico. Y fue su búsqueda por las raíces de esta energía lo que lo condujo a pasar horas observando a través del microscopio, como parte de un estudio a profundidad de la biología, un síntoma de la infinita curiosidad y sed de Reich por el conocimiento que iba más allá de la mente y cuerpo humanos. Específicamente, Reich estaba estudiando el comportamiento de criaturas unicelulares como la ameba, observando cómo pulsa en patrones rítmicos, y cómo esta energía pulsante fluye dentro de un espacio cerrado de la célula. Reich observó que la lucha de esa energía de la célula por trascender las fronteras generalmente da lugar a una forma característica, como un riñón, que Reich describió como una forma básica de vida. Las semillas, bulbos de las plantas, células reproductoras de animales, órganos del cuerpo, organismos unicelulares, el feto humano en su etapa temprana, todos encajan en este modelo. Observando esta forma básica, Reich pudo ver cómo el fluido viviente dentro del orga movía dentro de la célula. El plasma se mueve, no en un movimiento continuo, más bien en impulsos rítmicos... pulsaciones. Hay un movimiento hacia afuera, seguido de una retirada hacia adentro; una lucha hacia algo, y un alejamiento de ese algo. En este pulso de vida biológico fundamental, Reich vio muy poca diferencia entre la ameba alcanzando una partícula de comida y un par de brazos humanos alcanzando al ser amado. Vio que las expresiones humanas del sentir también siguen el mismo pulso básico: el enojo sale del organismo hacia un objetivo, mientras que el miedo se contrae y se aleja de él. De acuerdo a Reich, este movimiento funciona en todo lo natural. Todo pulsa, todo se mueve dentro de sus ciclos de expansión y contracción: una medusa moviéndose lentamente en el océano, una flor abriéndose y cerrándose, un ser humano despertándose y yendo a trabajar, después regresando a casa, relajándose y metiéndose a la cama. Ambas polaridades de la pulsación son necesarias. Por ejemplo, tú no puedes expandirte sin cesar; no puedes seguir trabajando y trabajando. Estarás completamente exhausto. Necesitas de la polaridad opuesta. Necesitas descansar, estar contigo, recargar las baterías. De la misma manera, con la pulsación de la respiración, no puedes únicamente inhalar, inhalare inhalar. Reventarías. La exhalación debe ser permitida para que la pulsación sana tome lugar. Como verás, la habilidad de los seres humanos para pulsar de esta forma es severamente afectada por nuestro entorno y por la gente con quien vivimos. Por ejemplo, un niño está jugando en su cuarto. Su pulsación de respiración es sana y normal. Su madre recientemente le ha dado un juego de pinturas para colorear y papel en cuidadosamente sobre un plástico en el que pueda salpicarse y divertirse. Pero de repente, ella debe salir y, después de un rato, el niño encuentra mucho más entretenido realizar pinturas en la pared de su cuarto. Su padre, apenas regresando de la oficina, se pasó todo el fin de semana poniendo una nueva capa de pintura a esa pared. Le costó tiempo y dinero. Cuando ve las paredes pintarrajeadas, se enfurece con su hijito. Grita, patea el piso. Agarra la caja de pinturas y las arroja al bote de basura. Quizá hasta golpea al niño. ¿Qué pasa con la pulsación de respiración del niño? Se detiene. Por un momento, todo se detiene. Tanto la inhalación como la exhalación. La pulsación es interrumpida y el niño entra en un estado de shock, después se restablece a un nivel mínimo. Pero entonces, obviamente, la cosa continúa: el padre se da un baño, la mamá regresa a casa, se entera de lo que pasó e inmediatamente se siente culpable porque debió haber puesto más cuidado. Toma al niño en sus brazos. El niño empieza a respirar normalmente y empieza a llorar otra vez. La cena en esa casa en particular no es agradable. El niño continúa llorando y finalmente el padre se enoja otra necesitaba una tarde tranquila después de un tarde horrible en la oficinay dice severamente: "¡ya por favor, no llores!" El niño ahora se tiene que tragar sus lágrimas, y sus sentimientos, y una vez más necesita disminuir la pulsación de la respiración, porque si respira empieza a sentir y si siente empieza a llorar, así de simple. En otras palabras, la respiración está íntimamente conectada con la vida expresiva, emocional del cuerpo, y también con la energía. El niño en esta historia no sólo se está tragando sus lágrimas y emociones; está tratando de reprimir una energía muy fuerte que busca ser liberada. Como ya lo mencioné en el capítulo anterior, Reich concordaba con la medicina china y el yoga de la India, en donde no somosúnicamente materia física, de carne, sangre y huesos. También somos seres de energía. Existe un aura invisible, sutil, que reposa y a la vez invade el cuerpo físico, llamada "cuerpo de energía", que es sostenido por la pulsación de la respiración. Cuando respiramos, no nada más inhalamos oxigeno. Tomamos energía de la atmósfera envolvente y esto nutre al cuerpo energético. El yoga ha desarrollado una forma especial de respiración, usualmente referida como "respiración prana" o pranayam, que está diseñada para aumentar la inspiración de energía como forma de recargar el cuerpo. La existencia de este fenómeno es difícil de probar, porque es muy sutil para ser cuantificado o medido, pero es fácil de experimentar u observar. Si tomamos otra vez el ejemplo de un niño, podemos observar un casi inagotable potencial de actividad física y recreación que es claramente impulsado por algo más allá que el poder de los músculos. Escuché de un experimento donde a un atleta profesional se le dio la tarea de copiar los juegos de un niño: correr, rodar, brincar... imitar cualquier cosa y todo lo que el niño quisiera hacer. Naturalmente, el niño disfrutó de este novedoso juego y se la pasó muy bien, inventando nuevas formas de saltar, brincar y moverse hasta que el atleta se agotó mucho antes que el niño estuviera listo para dejar de jugar. ¿Por qué? Porque el niño está cerca de una fuente libre de energía que fluye libremente, mientras que en el adulto esta misma fuente ha sido condicionada y confinada. Sin embargo, mi propia comprensión de energía no se funda en las investigaciones de otros sino en mi propia experiencia de trabajo. Espero que mientras lo describa en los capítulos siguientes, la función de la energía en el cuerpo humano se aclare. Reich aseveró que la energía orgánica flota libremente, no sólo en la atmósfera de la tierra sino en todo el espacio. Mientras más orgón podamos tomar y absorber, más cuerpo energético se carga con vitalidad. Quizá debiera mencionar que, en el mundo de la ciencia esotérica, el organismo humano tiene siete cuerpos, de la misma forma que tiene siete chacras, o núcleos de energía, y me referiré a esto con más detalle más adelante. El cuerpo energético al que me refiero es conocido como "el segundo cuerpo" porque es el que se queda más cercano al cuerpo físico, extendiéndose de dos a tres pulgadas más allá de la superficie de la piel. Es este segundo cuerpo el que conecta nuestras emociones. Fluye a través de nuestra forma física y afecta al plasma, los fluidos del difícil, ya que somos esto a la vez crea nuestras emociones y sentimientos. Imagina una brisa que agita las emociones escondidas bajo la superficie, causando ondulaciones en nuestro lago interno. Esta es una panorámica poética. Si necesitas una explicación bioquímica y bioeléctrica más detallada sobre cómo funciona esto, lo que tienes que hacer es consultar los prolíficos escritos de Reich sobre este tema. Por el momento, es suficiente saber que nuestras emociones son gobernadas por la interacción entre el cuerpo físico y el cuerpo energético, teniendo a la pulsación de la respiración como un vínculo importante. La pulsación en todo organismo viviente es un movimiento entre las dos polaridades del núcleo y de la periferia. En una ameba, por ejemplo, el acto de alcanzar una partícula de comida es un movimiento del núcleo a la periferia. Tomar la partícula, digerirla y absorberla, es un movimiento en la dirección opuesta: de la periferia al núcleo. Es lo mismo con los seres humanos. La respiración hasta encarna en un sentido literallas polaridades gemelas de contacto entre nosotros mismos y el mundo exterior. En la medida en que podemos respirar de manera profunda, permitimos al mundo exterior que acceda y se encuentre con nuestro núcleo, nuestro centro. "Núcleo" no es precisamente una locación física, corresponde a nuestras entrañas, nuestro vientre. De la misma manera, en la medida en que podemos exhalar ampliamente, permitiendo el movimiento hacia afuera de nuestra energía, nos podemos desplazar de nuestro centro hacia la periferia para llegar al mundo exterior. En el mundo de la sexualidad tántrica, dos personas se pueden encontrar, fundirse y fusionarse hasta el punto en que pueden moverse profundamente en este movimiento pulsante entre la periferia y el núcleo. Cuando realmente respiras, recibes a tu amante en el núcleo de su ser. Al exhalar, fluye hacia tu amado. De esta manera, dos amantes crean un tipo de danza pulsante que se convierte en orgásmica conforme los dos organismos se funden energéticamente en uno solo. Dimensiones más sutiles también están contenidas en el tantra, incluyendo los chakras superiores, dando una experiencia de unidad no solamente con el ser amado, sino con la existencia misma. Sin embargo, desde su raíz, son el cuerpo físico y el cuerpo energético, encendidos por la pulsación de la respiración, los que crean la plataforma de hacer el amor tántrico. Este puede ser un momento para que ustedes se hagan las siguientes preguntas: ¿Realmente permito que entre la vida? ¿Realmente le doy la bienvenida a lo que la vida me da, todo el espectro de la experiencia? De no ser así, entonces sus inhalaciones es posible que sean relativamente superficiales. No serán tan profundas y totales como debieran ser. Serán cuidadosamente controladas, simbolizando un enfoque cauteloso hacia la vida. También se podrá preguntar: ¿Me doy a otros y al mundo que me rodea? ¿Comparto generosamente mi energía y participo plenamente de la danza de la vida? De no ser así, entonces sus exhalaciones también serán restringidas, manteniéndose adentro de su pleno potencial. O sea, la salud y vitalidad de nuestra pulsación de respiración refleja directamente nuestra actitud hacia el mundo y viceversa. Este es un momento apropiado para introducir un concepto básico que uso en mi trabajo, que es la visualización de un conducto hueco dentro de nuestro cuerpo, que empieza en la boca y llega hasta la parte inferior del vientre. A través del uso de este conducto, logramos un mejor entendimiento de la pulsación de la respiración. En parte, este conducto es una realidad física, es parte de nuestra anatomía: un conducto bronquial que se extiende desde la boca hacia la garganta, dividiéndose en conductos más pequeños, penetra en los pulmones por debajo del diafragma. Otro conducto, el esófago, va desde la garganta hacia el estomago, pero éste es para alimentos y bebidas, no para aire. Sin embargo, cuando le pido a la gente que cierre los ojos e inhalen profundamente, pueden tener fácilmente la impresión de que están tomando aire hasta el vientre. ¿Por qué? Porque cuando respiramos profundamente, el capa delgada pero fuerte de músculos en la parte inferior de la caja torácica- se flexiona hacia abajo y empuja los músculos del estómago hacia afuera, dando la sensación de que el aire se está moviendo en el vientre. Conforme exhalamos, el diafragma se relaja y sube de modo que el vientre cae hacia adentro otra vez, y esto nos da la sensación de aire moviéndose desde el estomago hasta el pecho y la garganta, en su recorrido antes de ser exhalado por la boca. A un nivel de energía, este conducto vacío realmente existe. Cuando el diafragma cae yjala aire hacia la parte inferior de los pulmones, un flujo de energía trepado en la inhalación se va hasta el vientre. Mucha gente no respira tan profundamente, de manera que el diafragma permanece inactivo, dejando el flujo de energía confinado en la parte superior del cuerpo. Cuando le pido a la gente que visualice un conducto vacío y empiecen a respirar hacia el vientre, esto le da movilidad al diafragma por primera vez en mucho tiempo, permitiendo que una carga de vitalidad entre a la parte inferior del cuerpo. Generalmente, al inicio de mis grupos, introduzco la idea del conducto vacío y hago que la gente respire de la manera en que acabo de describirlo, para que puedan sentir cómo funciona como canal de energía. Esta será una de las herramientasbásicas en los trabajos posteriores. Después hablo de la pulsación, el movimiento entre el núcleo y la periferia, y guío a los participantes a través de una serie de ejercicios simples, como una probadita de lo que es. Por ejemplo, le pido a la gente ponerse de pie de forma relajada, los ojos cerrados, con ambas manos sobre la parte inferior del vientre. Para que sientan mejor esta área, algunas veces les sugiero que hagan círculos con sus caderas, porque esto crea la sensación de un punto, núcleo, centro quieto, en medio de una pelvis que gira. Después, con los ojos abiertos, los invito a caminar alrededor de la habitación, con las manos sobre el vientre, manteniendo el contacto con el centro mientras observan los alrededores. También les recuerdo que no dejen de observar su respiración, especialmente la inhalación, ya que cada una puede ser un recordatorio de quedarse dentro de uno mismo. Tras un rato les pido que cambien su atención hacia la periferia, caminando más rápido y soltando el vientre para que puedan balancear sus brazos, conscientes del hecho de que sus brazos y manos, piernas y pies, existen en la periferia del cuerpo. Los ojos también están en la son nuestro principal escape hacia el que invito a la gente a olvidarse de su vientre y estar más presentes en sus ojos. "Están reviviendo fuera de su cuerpo", sugiero. "Corran un poco, encuéntrense a través de sus ojos con otra persona, quizá rócense las manos al pasar, salúdense brevemente, tórnense más ligeros, más periféricos, moviéndose y corriendo... que su atención esté afuera". Pronto se crea una atmósfera de juego en la habitación conforme la gente corre y se mueve entre la multitud, tocándose las manos, cruzándose y esquivándose, gritando "hola" y "adiós", y otros saludos breves entre ellos. Gradualmente, bajamos el ritmo y le pido a la gente que observe qué fácil es olvidarse de nuestro propio centro cuando hay tanta actividad en la periferia. "Entonces ahora, mientras caminan, contacten otra vez su vientre, su núcleo, su centro, permitiendo que sus movimientos sean más lentos, para que, cuando inhalen, sientan cómo su respiración, una vez más toca su núcleo". "Caminen más lento. Ahora, deténganse en un lugar donde estén quietos y en silencio". De esta forma, ayudo a la gente a practicar su cambio de atención del núcleo a la periferia y de regreso, repitiendo el proceso varias veces para entender bien este punto. "Es una pulsación muy nas veces ustedes están `afuera' en contacto con el mundo, algunas veces están adentro, `más en contacto con ustedes mismos"'. Con frecuencia junto a personas en un gran círculo, tomados de la mano, y les pido que respiren profundamente por la boca al mismo tiempo que levantan sus brazos muy alto, estirándose hacia atrás y sintiendo la respiración dirigiéndose hacia el núcleo. Después, bajando las manos y doblando el cuerpo hacia el frente, exhalando totalmente, emitiendo el sonido "¡ah!" Empezamos despacio y aceleramos hasta que vayamos realmente rápido "¡ah, ah, ah!" Es una demostración enfática y vigorosa de la pulsación en dos partes. En la siguiente etapa, les pido a todos que se pongan de pie: con un pie al frente y el otro hacia esa dirección, los brazos y manos estirados frente a ellos a la altura superior del pecho. "Cuando inhalen, dejen que su peso caiga en su pie de atrás e inclínense hacia atrás, trayendo sus manos hacia su boca, como si estuvieran tomando aire con las manos, después, aún inhalando, volteen las palmas de sus manos hacia abajo y bájenlas hacia la parte frontal de su cuerpo, como si estuvieran empujando el aire hacia adentro, hasta su vientre", les explico. "Al exhalar cambien el peso hacia el pie de adelante e inclínense hacia el frente, dejando que sus manos se alejen de su cuerpo y se estiren frente a ustedes, como en un gesto de ofrendar, como empujando el aire hacia afuera otra vez". También sugiero que la gente cierre los ojos cuando inhalan, para ayudar a crear la sensación de estar con uno mismo, en su centro o núcleo, y abrirlos al exhalar, para ayudar al movimiento hacia la periferia. Al conducir a la gente a través de esta parte del ejercicio, algunas veces enfatizo la exhalación, haciéndola con fuerza y explosiva, mientras que la inhalación debe ser suave y lenta, para después revertir este patrón, una inhalación penetrante y una exhalación lenta, suave. En la etapa final, les pido a las personas encontrar una pareja y explorar juntos la pulsación de la respiración, de una forma juguetona y creativa. "Vean si pueden descubrir su propio movimiento de pulsación, con dos o tres de sus respiraciones, hacia afuera o hacia adentro, juntos", les sugiero. "Puede ser cualquier movimiento, sólo encuentren la manera de respirar y moverse juntos, en armonía". La gente mece sus brazos de lado a lado, o de arriba hacia abajo, doblándose de esta forma o de la otra, haciendo círculos y otros movimientos. Es una forma de percatarse de que la pulsación puede tomar un sinnúmero de formas-no se restringe a un solo también una forma divertida para que la gente se conecte al inicio de un taller. Este ejercicio de parejas puede aumentarse hasta incluir ocho, después dieciséis y hasta treinta y dos personas, que de forma espontánea, crean organismos cada vez más grandes y complejos que, sin embargo, pronto logran descubrir una pulsación común. Con todos estos ejercicios, tiendo a seguir cierto patrón energético, iniciando despacio, permitiendo que la gente se familiarice con los movimientos y la respiración, acelerando después el ritmo, incrementando la velocidad e intensidad hasta un crescendo. Después dejo que la energía se relaje otra vez con respiración y movimientos cada vez más lentos y suaves. En sí misma es una forma de pulsación. Cuando la gente ha logrado cierta experiencia práctica de la pulsación, dibujo un simple diagrama que ilustre cómo la energía fluye en el organismo humano. Este consiste en un gran círculo que representa la periferia y uno más pequeño en el centro, que representa el núcleo. Explico el movimiento dinámico entre las dos polaridades, con la inhalación desde la periferia hasta el núcleo, la exhalación moviéndose desde el núcleo hacia la periferia. Enfatizo la importancia de entender esta dinámica básica conforme profundizamos en el proceso de Reich que consiste en volver a despertar la fuerza de vida. También menciono sus ideas del orgón como energía que flota libremente en el espacio e impregna el cuerpo humano. "No podemos medir el orgón con instrumentos científicos, pero ustedes pueden experimentarlo durante el taller", les explicó. "Reich se refirió a él como algo que estaba en todas partes. Si ustedes ven hacia el cielo azul, en un día soleado y brillante, algunas veces podrán ver pequeños garabatos en el aire. En un día oscuro y gris no los notarán mucho, pero en uno claro los verán muy fácilmente. Este fenómeno, de acuerdo a Reich, es energía que flota libremente. Cuando éramos niños, si acaso lo menciona, nuestra madre probablemente diría "son tus ojos querido". Pero Reich no estaba de acuerdo y decía que era orgón que flotaba libremente, el cual podemos absorber en mayores cantidades si respiramos más profundamente". Para aclarar mi posición, explico que no soy una creyente incondicional de Reich. Mi mayor énfasis está en el efecto de su trabajo, no en sus teorías. Ya sea que esté bien o no, los ejercicios y procesos desarrollados en base a sus descubrimientos, trabajan de las mil maravillas. Para mí eso es lo importante. Ni soy científica ni teórica. Estoy en el negocio de la resurrección. Ayudo a la gente que ha estado media muerta a volver a vivir. En este disfrutable y satisfactorio trabajo estoy en deuda con Reich y sus discípulos, particularmente con Charles Kelley por mostrarme los pasos prácticos necesarios para restablecer la vitalidad humana en su estado sano natural. Cuando exploro las implicaciones de la pulsación, y veo sus efectos en la gente, me despierta el sentido de maravillarmeque yace en mi trabajo. A un nivel práctico, trabajo con la descarga emocional y la liberación de sentimientos y con la liberación de energías reprimidas, pero el efecto llega más profundo de lo que uno se imagina. Puede transportar a la gente a un lugar interno donde puedan experimentar un sentido de unificación con el universo. Este entendimiento no es intelectual, es orgásmico. Al experimentar el todo de sus propios cuerpos, experimentan el todo de la vida misma. Al sentir el cuerpo pulsar de manera natural, se sienten en armonía con la pulsación del cosmos. Esto trae una gran paz, aceptación y relajación. Como dicen los místicos, estar en contacto con usted mismo lo pone en contacto con el "yo" superior, el "yo" de toda la vida. Cuando usted se adentra en el origen de su propia energía, llega al origen de todo. Tú NO NECESITAS CONOCER una fórmula para tener un orgasmo. Si estás en tono con tu propia energía sexual, y si estás dispuesto y listo para permitir que esta energía se exprese de forma natural, entonces el orgasmo se da por sí mismo. Pero, estemos al tanto de esto o no, el proceso de tener un orgasmo sigue cierta fórmula, que implica la acumulación de energía y excitación dentro del cuerpo, llegar al clímax y liberar. Todos los músculos y nervios están involucrados, la sangre corre a los órganos sexuales, corrientes bioeléctricas chispean y chisporrotean, los rostros se sonrojan, la piel hormiguea... de una u otra forma. Todo el cuerpo humano se involucra. Más aún, esta fórmula tiene implicaciones más allá del disfrute sexual, porque los mismos principios aplican a la expresión de las emociones. Entender la fórmula del orgasmo y aplicar sus principios al área de los sentimientos provee una llave para ayudar a la gente a liberar emociones bloqueadas, restablecer el flujo de energía en todo el cuerpo y recuperar la salud emocional. En otras palabras: la fórmula del orgasmo crea una base sólida para mi trabajo. Por eso he dedicado este capítulo a explicarlo. Fue Reich quien primero se atrevió a estudiar el fenómeno del orgasmo, rompiendo grandes tabúes sociales en su esfuerzo por entender las raíces de la energía sexual humana, sus efectos en nuestra psique y nuestra habilidad para conducir vidas felices, gratificantes. El interés de Reich en el sexo no era tan sólo académico. Era muy personal. Desde una edad temprana el sexo lo fascinó y habiendo visto a dos miembros de la servidumbre de su hogar enganchados en el acto sexual, intentó hacer el amor con la enfermera de su hermano a la edad de cuatro años. A los once ya estaba haciendo el amor con la cocinera de la familia, y a los quince visitaba un burdel con regularidad. El sexo se mantuvo como algo muy importante a lo largo de la vida de Reich. Necesitaba hacer el amor diario, pero no era un casanova. Más bien, practicaba lo que yo llamaría "monogamia serial", disfrutando una serie de intensas relaciones amorosas, una después de la otra, que eran más o menos monógamas. El resto de su inmensa vitalidad la vertió en su trabajo. De hecho, se puede decir que el sexo y el trabajo significaban todo para él, y estuvieron siempre conectados en su enfoque hacia la vida: "El amor, el trabajo y el conocimiento son la fuente de nuestras vidas. También deberían gobernarla", ese es el enunciado con que abre muchos de sus libros. El interés de Reich en la función del orgasmo surgió de su trabajo como analista en la clínica de Viena de Freud a principios de 1920. Cuando examinaba los estilos de vida de pacientes que habían sido exitosamente curados de neurosis psicológica y los comparaba con aquellos que no lo habían sido, encontró que los pacientes curados podían disfrutar de una vida sexual satisfactoria, mientras los otros no podían. El siguiente paso era obvio: para curar al paciente de una neurosis, la energía sexual tenía que ser liberada de cualquier inhibición. Pero el acto sexual, en sí mismo, no garantizaba una cura. No era suficiente para un hombre o una mujer hacer el amor frecuentemente o tener muchas parejas. Reich encontró que era la calidad no la cantidad lo que hacía la diferencia. Era la capacidad de la persona de disfrutar un orgasmo sexual llamó "potencia que determinaba su habilidad para superar un comportamiento neurótico. Era la gratificación sexual, no la actividad sexual, el factor determinante. Aquí, la divergencia de Reich hacia Freud es significativa porque, como ya lo mencioné anteriormente, el veía todo en términos de energía y psicología. De acuerdo a Reich, el comportamiento neurótico surge de la incapacidad del individuo de descargar la energía acumulada en el cuerpo. En otras palabras, la neurosis no es nada más que energía reprimida buscando una ruta de salida. La manera natural y más sana de liberar energía, afirmaba Reich, es a través del orgasmo sexual. Es por medio de esta función esencial que el cuerpo puede completamente descargar energía acumulada e iniciar el proceso de acumulación otra vez, así creando un ritmo sano de pulsación, de carga y descarga. De hecho, Reich dividió la pulsación del orgasmo en cuatro etapas: tensión, carga, descarga y relajación. Kelley cambió un poco el orden, invirtiendo los dos primeros: carga, tensión, descarga, relajación. propia experiencia me lleva a concordar con Kelley, pero de cualquier forma la fórmula básica es la misma. Visto desde esta perspectiva, resulta fácil entender por qué una persona sexualmente disfuncional se convierte en neurótica: ésta nunca llega a la cuarta etapa, nunca tiene la oportunidad de relajarse. Le es imposible descargar totalmente toda su energía, de manera que esta energía se queda en el cuerpo, manifestándose como tensión, intranquilidad, malestar. Es la energía no expresada la que literalmente enloquece al individuo. Fundamentando el revolucionario enfoque de Reich estaba su descubrimiento, que sostiene que el cuerpo humano acumula más energía de la que normalmente usa. Reich especulaba que este hábito de acumulación de reservas de energía se desarrolló durante la evolución del ser humano como un mecanismo de sobrevivencia, un tanque de reserva de energía debería estar siempre disponible en caso de que una emergencia requiriera una intensa actividad física, como huir de un peligro, o luchar contra un enemigo. En términos de energía, Reich percibía el organismo humano como una esfera con un núcleo y una periferia. Existe, afirmaba, cierta presión dentro de la esfera, porque la energía se está acumulando en el núcleo y quiere expandirse, mientras que la función de la periferia es retener esa energía adentro. Al alcanzar cierto nivel de carga, la presión energética es demasiada y se empieza a mover hacia afuera del núcleo por voluntad propia, empujando hacia un objeto sexual externo como manera de aliviar la presión y regular el nivel de energía dentro de la esfera. Esto no suena muy romántico, pero en términos físico, es la sensación de presión interna lo que nos empuja a restregarnos con otro cuerpo que esté similarmente con otro cuerpo y frotarse contra que las dos cargas puedan darse un clímax mutuamente y encontrar la liberación. ¿Cómo funciona la fórmula del orgasmo en la práctica? Digamos que estás caminado en la calle, de compras un sábado en la mañana y te detienes a ver un aparador de tu tienda favorita. Alguien más también está viendo el aparador y, una vez que te pones otra vez en marcha, ese alguien te dice "¡hola!" Volteas y ves a un tipo que conociste dos semanas atrás en la fiesta de cumpleaños de un amigo. Recuerdas haber pensado en aquella ocasión "mmh, qué hombre tan interesante", y ahora él está parado frente a ti, y sí, parece que te está invitando un café en la cafetería de enfrente. Escuchas respondiendo inmediatamente, "claro, ¿por qué no?" Y ahora aquí estás, sentado con un café con leche frente a ti, platicando. Quizá aún no lo has notado, pero tu pulsación de respiración ha cambiado su ritmo sutilmente. Se ha acelerado un poco. Estás tomando más energía, te sientes más despierta,más alerta, más interesada en la vida... quizá estás sentada de manera diferente, un poco más erguida, no echada en la silla. En otras palabras, te estás moviendo hacia la primera etapa de la fórmula del orgasmo, como es entendido por Kelley y por mí, con la presión de una carga de energía ya acumulándose en tu cuerpo. Existen muchos pasos diferentes que llevan a la práctica de hacer el amor. Por medio del coqueteo, invitaciones a cenar, a bailar, con conversaciones íntimas y besos... por medio de todos los rituales comunes que envuelven una creciente atracción entre dos seres sexuales. También podemos llamarlo "caricias". Pero lo más importante es que una acumulación uniforme de excitación y energía continúa en la pareja. La tensión también se une a la ecuación. Hay una sensación de aguantarse que podemos experimentar en un nivel psicológico, por ejemplo, no querer apresurarse hacia el acto sexual, dejar que las cosas tomen su tiempo, no parecer muy "deseoso", checar al amante. Al mismo tiempo, no queremos que baje la excitación. Queremos mantener esa energía y entonces la tensión aparece como un balance entre esas dos fuerzas contrastantes, un deseo de recompensa y el contener la excitación. Si se le permite a la atracción moverse hacia su destino natural, se inicia el contacto físico y, aun antes del acto un cuerpo contra el otro sin da un enorme salto en la excitación ya que la pareja entiende "ahora sí, ahora sí va a suceder". La penetración del pene en la vagina reúne la energía de manera más concentrada en el área de nuestros órganos sexuales y lleva la carga a un nivel más alto. Conforme el acto avanza, se crea una fuerte tensión dinámica entre la necesidad de la creciente oleada de energía a ser liberada y un deseo simultáneo de contener, prolongar y hasta incrementar la excitación. Aunque los instrumentos científicos eran muy rudimentarios en 1920, Reich hizo lo que pudo para medir la carga de energía en diferentes etapas, incluyendo la toma de lecturas eléctricas de la superficie de la piel. A su manera, Reich precedió a Alfred Kinsey y a Masters y Johnson, quienes son ampliamente acreditados como los pioneros en el estudio científico del comportamiento sexual humano. En su libro La función del orgasmo, Reich se adentra en detalle en la descripción de la fricción de los cuerpos, la creciente carga de energía, la trasmisión de corrientes bioeléctricas a través del plasma, membranas mocosas y la musculatura. Siguiendo la imagen de la esfera, él usa el ejemplo de una vejiga a punto de reventarse con aire, como manera de ilustrar la extrema tensión que ocurre inmediatamente antes del orgasmo. Debo admitir que cuando leí su descripción la encontré muy decepcionante: ¿una vejiga a punto de reventarse? Personalmente hubiera preferido que encontrara otra forma de ilustrar el funcionamiento de mis atesorados orgasmos. Sin embargo, su punto era claro: Llega un momento en que el organismo humano es incapaz de contener la carga sexual por más tiempo. O explota o deberá descargar la energía acumulada. En este momento crucial todo control se pierde. Se llega al punto del no retorno. El acto sexual cambia de un proceso voluntario a uno involuntario. La energía emana en una liberación orgásmica y todo el organismo se convulsiona con todo tipo de corrientes bioeléctricas centelleando por el plasma y la tensión escurriéndose por los músculos. Reich puso un gran énfasis en la necesidad de la etapa involuntaria del orgasmo para que la energía sea descargada en su totalidad. Cualquier técnica o método de hacer necesitará ser abandonada. El organismo deberá tomar el control y entrar en convulsiones involuntarias si se quiere alcanzar un orgasmo totalmente satisfactorio. Estas convulsiones involuntarias son, como ya lo he indicado, un fenómeno eléctrico. Cualquiera de ustedes que hayan llevado a cabo experimentos en el taller de biología de la escuela, sabrá que si un electrodo que contiene una pequeña corriente eléctrica toca la pierna de una rana muerta, los músculos brincarán, o convulsionarán, provocando que la pierna patee. Sucede lo mismo en el cuerpo humano. Nuestros músculos responden a corrientes bioeléctricas que pasan por ellos. En un orgasmo, el centro del sexo funciona como un pararrayos, como un electrodo interno, y conforme la energía se vierte a través de los genitales, la repentina carga de bioelectricidad provoca que la musculatura entre en convulsiones rítmicas. Una vez que el orgasmo ha concluido, la pareja involucrada en el acto de amor entra en un estado de profunda relajación. Toda la energía ha sido descargada y ya no hay tensión en el cuerpo, esto explica por qué después de una buena sesión amorosa, mucha gente tiende a quedarse dormida. En realidad, hay mucha gente que no es capaz de disfrutar y permitir un orgasmo completo, y las razones para esto son explicadas en el siguiente capítulo. Lo que deseo enfatizar aquí es el proceso natural de carga y descarga, porque es este proceso el que da la pauta para la trabajo que llevo a cabo en mis grupos y sesiones individuales-. La energía emocional sigue el mismo patrón que la energía sexual. O, para ser más exacta, debería decir que la energía sigue el mismo patrón, ya sea expresada sexual o emocionalmente. Una carga puede ser creada en el cuerpo energético y usada para impulsar una liberación emocional, lo que puede ser seguido de un profundo sentimiento de relajación y bienestar. Para ilustrar cómo trabaja esto en la práctica, no puedo hacer nada mejor que describir mi primera experiencia en una sesión reichiana, en Santa Mónica, cerca de Los Ángeles, en abril de 1971. Ya me había interesado en las ideas de Reich y había a asistido en San Francisco a una plática de Charles Kelley, científico y como ya lo directamente con Reich en 1950. Junto con su esposa, Erica, Kelley estaba aplicando y desarrollando uno de los principios de Reich en el área de salud emocional. Kelley llamó a su método Educación neorreichiana rádix y ofrecía talleres al público en su Instituto Radix al sur de California. Recién graduada de la universidad, con un título en filosofía y ciencias políticas, me sentí aventurera, y estaba ya intrigada sobre la plática de Kelley, como para viajar por toda la costa desde San Francisco para participar en un grupo de fin de semana. Llegaron como doce personas y lo primero que noté es que yo, a mis 22 años, era la participante más joven. La mayoría era de treinta, cuarenta o cincuenta años, y muchos estaban en el sector salud y de sanación: enfermeras, doctores, terapeutas, de un tipo u otro. La primera mañana, los Kelley nos condujeron a una serie de intensos ejercicios físicos: respirar, brincar, gritar, resoplar y jadear a través de notoriamente imposibles posiciones de después aprendí que esta forma de autoflagelación es llamada bioenergética. Por la tarde, la atmósfera cambió y Erica nos invitó a participar con ella en sesiones individuales, mientras el resto del grupo observaba. Después de que dos o tres ya habían pasado, presentí que era mi turno. "Laura, ¿te gustaría ser la próxima?" me preguntó Erica, como si hubiera leído mi mente. "iOh, no!", respiré en silencio, mi estómago contrayéndose con nerviosismo y excitación. "Bueno, sí", dije, quitándome la ropa para quedar en el traje de baño de dos piezas con el que me sentía muy gorda. Me recosté. Mi espalda sobre un tapete acolchonado, viendo los ojos cafés de Erica, y después a mi grupo de compañeros que estaban sentados en círculo, observándome con expectación y algo de compasión. "Bien, ahora dobla tus rodillas, para que tus plantas de los pies se posen bien sobre el tapete, y cierra los ojos", dijo Erica amablemente, sentada a mi lado. "Abre la boca y respira profundo hasta tu vientre", continuó, posando ahí su mano, hacia donde mi respiración debería dirigirse. Inhalé profundamente hasta mi vientre, después expulsé todo el aire de mi pecho. Adentro... afuera... más profundo adentro... más profundo afuera... continuamentepor diez minutos, aproximadamente. Aunque no lo sabía en ese momento, estaba siendo guiada hacia una acumulación de carga de energía, elevando/aumentando el potencial para una descarga. Energía. ¿Qué subyace realmente en esa palabra? Estaba por descubrirlo. "Sí, Laura, bien", me animaba Érica, presionando su mano firmemente sobre mi pecho conforme yo exhalaba. "Ahora, mientras exhalas, haz el sonido `ohh...' y adentro, `ohh...' y adentro". Empecé a sentir una sensación de cosquilleo en mis manos y alrededor de la boca, que empezaba a contraerse como formando una 0 apretada, involuntariamente, mientras la garganta se apretaba con algo que parecía forzar su salida hacia arriba desde el área de mi corazón. De algún modo Erica sabía lo que estaba sucediendo. Empezó a masajear mi garganta, quijada y hombros vigorosamente, mientras me sugería que permitiera que mi cuerpo se moviera en cualquier forma que quisiera... A la vez, mi cuerpo empezó a hacer movimientos ondulatorios, en apariencia tomando vida propia. De pronto, una voz muy escondida en mi mente con urgencia susurró "¡querida, estás a punto de perder la compostura... y enfrente de toda esta gente!" Ignoré la voz y seguí respirando. Cada respiración me llevaba más profundamente hacia un ritmo de movimientos pulsantes y sonidos que parecían llegar aún más profundo, dándome la sensación de que era conducida por una marejada, o por un río... un río que luchaba con fuerza por alcanzar un crescendo de sentimientos... y de pronto exploté en un gran llanto, sollozando como si mi corazón se pudiera resquebrajar. Mi perpleja mente trataba de encontrar una razón del porqué estaba yo llorando, pero no había ninguna. Mi cuerpo se convulsionaba mientras mis músculos empezaban a liberar lo que se sentía como toda una vida de dolor, sufrimiento y anhelo. Lentamente empecé a entender el sentimiento de nunca haber recibido tanto amor como el que necesitaba o quería, especialmente de los hombres: primero de mi padre, después de varios novios en mi vida. De pronto, los recuerdos llenaron mi mente: siempre que en mi vida quise más, quedaba con una sensación de un deseo no satisfecho y de anhelo. Desde que recuerdo, tuve miedo de pedirle algo a los hombres: más calor, más intimidad y cercanía. Y sí, más sexo. Una vez más, la intuición de Erica me sorprendió mientras me guiaba: "Levanta tus manos y brazos y repite: `quiero... quiero..."' Me aferré a estas palabras como un náufrago, gritándolas en una voz que difícilmente reconocía. Las manos de Erica me tocaban en forma precisa para apoyarme en lo que estaba sucediendo, y su suave voz me animaba diciendo: "Sí, suéltalo todo... sí". Gradualmente, el torrente de emociones cedió. Fue substituido por una sensación de expansión tan vasta que mis brazos se sentían como si pudieran abrazar el firmamento, una sensación de que había recibido todo lo que necesitaba. Mi respiración volvió a la normalidad, aunque me sentía más libre y relajada. Mi cuerpo vibrando con una nueva existencia que parecía emanar desde mi vientre. Después de unos minutos Erica me invitó a abrir los ojos y ver a los otros alrededor del círculo. Fui bienvenida con amplias sonrisas y ojos relucientes que me decían que esta gente había estado conmigo durante todo el proceso. Mientras sus manos suavemente tocaban mi cuerpo, una dulce risa se formó en mí y en los otros miembros del grupo, ayudando a relajarme aún más. Mirando en retrospectiva, creo que lo que más me impresionó de esa primera sesión fue lo profundo de la relajación que sentí después de la descarga emocional. Eso era algo completamente nuevo. Nunca antes había sentido nada igual. Fue una experiencia personal directa de los principios básicos de Reich: En el ciclo de cuatro tiempos de la fórmula del orgasmo, no podrás realmente sentir la relajación a menos que puedas descargar completamente el exceso de energía de tu cuerpo cuerpo es usado como un término colectivo, que se refiere a dos cuerpos profundamente interrelacionados: el físico y el energético. Una descarga total requiere, a la vez, de un esfuerzo deliberado por acumular la carga, respirar en la manera en que lo expliqué, lo que puede dar lugar a una explosión emocional y una catarsis. Estaba tan impresionada por el poder y efecto transformador del trabajo de Kelley, que me mudé a Santa Mónica y me entrené con ellos por un período de dos años para convertirme en una terapeuta reichiana. Para ser exacta, debería usar el término "neorreichiana" porque así es como Kelley se diferencia de los más ortodoxos y tradicionales seguidores de Reich. A través de mi terapia neorreichiana y trabajando posteriormente con ella como terapeuta, probé y entendí cómo este método se relaciona directamente con la energía sexual. Mueve algo interno que puede ser llamado placentero, que puede ser llamado orgásmico. Es una sensación de llenarse de energía, moviéndola y descargándola, y la relajación que llega cuando uno deja de contenerla es realmente muy placentera y uno puede sentir la calidad de la sexualidad en ella. No es que uno se sienta genitalmente excitado por el trabajo de liberación emocional. Es más una sensación de sentirse vivo orgásmicamente, sintiendo un flujo de sensaciones placenteras a través de todo el cuerpo. Sin embargo, también hubo una recompensa en el espacio de mi sexualidad. Durante mis primeros seis meses de intenso trabajo con los Kelley, me di cuenta que aumentaba la profundidad de mi experiencia sexual con mi amante: había más energía sexual disponible, estaba menos distraída pensando en más hacer-y mis orgasmos eran más fuertes y más satisfactorios. Convertirme en una terapeuta neorreichiana me abrió muchas puertas en términos de profundizar mi comprensión sobre este tipo de trabajo, y vale la pena tomarse un momento para describir como sucedió esto. Aproximadamente un año después de que mi entrenamiento hubiera terminado, tuve la fortuna suficiente de convertirme en una terapeuta residente en el Instituto Esalen, en Big Sur, California, que a principios de los años setenta era una fuente generadora de terapia innovadora, un cruce de caminos y punto de encuentro para casi todo el mundo involu crado en desarrollar nuevos métodos de crecimiento personal y autoexploración. Fritz Peris había vivido ahí durante sus últimos años, desarrollando la terapia Gestalt, y terapeutas como Dick Price, Will Schutz, Joan Halifax, Stan Grof, Bernard Gunther, Gabrielle Roth, Ida Rolf, y muchos otros eran residentes o pasaban por ahí en esa época. Esalen también tenía una dimensión espiritual. Alan Watts, el hombre que hizo mucho por introducir filosofías orientales en el pensamiento occidental un visitante frecuente. Aldous Huxley, quien escribió sobre el aspecto espiritual de drogas alucinógenas en su libro Las puertas de la percepción había visitado Esalen varias veces y en su honor el salón principal del instituto lleva su nombre. Cuando llegué a Esalen, la India estaba de moda entre toda una generación de jóvenes americanos, y viajeros que regresaban al instituto desde el este y que daban pláticas sobre el sistema de chakras, cursos de yoga y muchos tipos de meditación. En conjunto, era un impetuoso coctel de psicoterapia occidental y espiritualidad oriental. Y viviendo y trabajando en el campus me lo bebí con deleite. Por esta época, escuché de una técnica poco común de meditación caótica desarrollada por un místico hindú llamado Bhagwan Shree Rajneesh, y no pasó mucho tiempo para que yo tuviera la oportunidad de probarla. Los Kelley habían organizado un tour europeo para mí, conduciendo talleres en diferentes ciudades, y en Londres conocí a un grupo de discípulos de Rajneesh y me les uní en una experiencia de una hora de su técnica caótica, conocida como meditación dinámica. Hasta entonces, veía la meditación como un proceso silencioso, en calma y relativamente inactivo. Uno simplemente se sentaba con las piernas cruzadas, los ojos cerrados, en una postura como de Buda, y trataba de tranquilizarla mente con pensamientos de compasión y paz, o si no, cantaba mantras secretos o canalizaba la energía a través de la espina dorsal. La meditación dinámica era una experiencia totalmente diferente y realmente le hacía honor a su nombre. Con duración de sesenta minutos, contaba con cinco etapas, empezando con diez minutos de respiración fuerte, por la nariz, la boca cerrada, enfatizando la exhalación. En esta etapa inicial, todo el cuerpo participa, con los brazos agitándose a los lados, un poco como las agarraderas de un fuelle antiguo, ayudando a bombear aire hacia adentro y hacia afuera de los pulmones. Respirar a través de la nariz, empujando el aire fuertemente en la opuesto a nuestro patrón de respiración un efecto peculiar en mí. Fue muy energético, pero al mismo tiempo despertó una creciente sensación de frustración, impaciencia y enojo. Una música de tambores caóticos nos estimulaba y para cuando llegó la segunda etapa, anunciada por un gong estruendoso, yo estaba más que lista para los diez minutos de catarsis y liberación emocional que estaban por suceder. Estaba lista para abrirme, y me desgañité, junto con todos los demás. La tercera etapa, otra vez diez minutos, fue extremadamente vigorosa. Brincamos con los brazos levantados sobre nuestras cabezas, cayendo sobre las plantas de los pies, gritando el mantra "¡ju!, ¡ju!, ¡ju!" Esto, se nos explicó con anticipación, actuaba como un martillo combinado en el centro sexual: los saltos repetitivos enviaban impulsos que corrían por las piernas hacia el área genital, mientras el "ju" hacía lo mismo con el sonido desde dentro. Aparentemente, la intención era despertar fuentes dormidas de energía sexual y distribuirlas a través del cuerpo. Después de tres etapas y treinta minutos de actividad extenuante, acompañada de música estruendosa, una voz en la cinta de audio repentinamente anunció "¡alto!" y nos inmovilizamos en cualquier posición en que nos encontráramos, sin mover un músculo. Aquí, se nos dio la instrucción de simplemente "observar" o percibir, con los ojos cerrados, todo lo que estaba sucediendo: el golpeteo de la sangre en los oídos, el jadeo de nuestra mente desacelerando mientras nos reponíamos del sudor escurriendo por nuestros cuerpos, los pensamientos acelerando en nuestras mentes. Esta etapa en silencio duró quince minutos. La última etapa, también quince minutos, fue para baile y celebración. Como ya lo habrán podido adivinar, lo que me impactó de esta técnica de meditación dinámica fue que contenía los mismos ingredientes esenciales de la fórmula del orgasmo de Reich, empezando con una acumulación vigorosa de carga de energía en el cuerpo, seguida de una descarga y relajación. No estaba muy segura del aspecto de la medi estaba muy "tierna" en cuanto a comprender toda la dimensión oriental de la experiencia me gustaba el efecto de nueva fuerza y vigor que la Dinámica en mi provocaba, y también la sensación de relajación y bienestar que le seguían. Así empezó mi gusto por los métodos de enseñanza de Rajneesh, quien después se dio a conocer como Osho. Y, aunque yo no lo sabía, éste también fue el principio de una fusión paulatina de mi trabajo reichiano con la ruta del tantra. Para este momento, habiéndome acompañado a través de la descripción de una poderosa sesión neorreichiana con Erica Kelley y una hora agotadora de Dinámica, bien se podrían preguntar: ¿Cuál es la necesidad de tanto esfuerzo? ¿Para qué tanto resoplido y jadeo, la respiración, el estrés, las inundaciones emocionales de lágrimas y enojo? ¿De verdad tenemos que pasar por todo esto para sentirnos felices, vivos, sensuales, orgásmicos y relajados? Me temo que la respuesta corta es "sí". Las razones serán aclaradas en el siguiente capítulo. CUANDO NIÑA, FUI MUY EXPRESIVA, como la mayoría de la niñas que crecen en las tan llamadas familias "normales", amaba a mi papá. En esos primeros, años formativos, mi papá era el hombre más importante de mi vida. Algunas veces quería que me abrazara o alcanzarlo o tocarlo... el simple anhelo de un niño por el afecto, la cercanía y las palabras alentadoras que sólo un padre puede dar. Pero la mayoría de las veces todo el me mantenía a cierta distancia, lo que yo sentía como un rechazo. No sé por qué lo hacía. Sé que me quería y que trataba de ser un buen padre, pero quizá se preocupaba de que mi madre y hermanas se sintieran celosas. Quizá temiera a sus propias emociones, se cohibiera al mostrar afecto, preguntándose lo que otra gente pensaría de él. Quizá temía comenzar a sentirse sexual al jugar al caballito conmigo. Es difícil saber qué pasaba por su mente en esos momentos, pero después de esa primera sesión con Erica Kelley, mientras más me metía en la terapia y exploraba las partes escondidas de mi psicología, empecé a sentir muchos momentos de dolor, decepción y rechazo de mi padre, y mi anhelo de estar cerca a él. También recuerdo ciertos momentos cuando me protegía a mí misma contra esos sentimientos para no sentir el dolor, para no mostrarlo. Encontré una forma de manejarlo para ahorrarme el sufrimiento. Físicamente esto se manifiesta como un nudo en mi garganta, como si me tragara mi propia voz, y a la vez conteniéndome a mí misma, apretando grupos musculares, especialmente alrededor del diafragma y plexo solar. De esta forma todo se tornaba más controlado y manejable, como si pudiera empaquetar la expresión de mis sentimientos de tal modo que fuera aceptable para mí y para mis padres. Claro, en esa época no tenía idea de lo que estaba haciendo. No sabía que ciertos grupos de músculos pueden ser usados para reprimir sentimientos no deseados. Simplemente hice lo que mejor pude hacer para protegerme y como resultado me volví menos expresiva, menos espontánea, menos viva. Ese es el precio que todos pagamos por protegernos. Cuando nuestros músculos habitualmente se aprietan y contraen, nuestra energía se empobrece porque no puede fluir libremente a través del cuerpo y se crean patrones de por vida o disminuye nuestra vitalidad. En mi caso, por ejemplo, mi hábito de defensa se reflejaba en mis relaciones con hombres ya siendo adulto. Era difícil para mí ser espontáneamente expre siva, responder libre y emocionalmente, mostrar afecto o pedirlo. Tanto mi mente como mi cuerpo habían sido entrenados para evitarlo. Fue Reich quien descubrió primero la relación entre el control emocional y los músculos tensos, mientras trabajaba en la clínica de Freud en Viena, y después más tarde en su propia clínica, que abría al público donde quiera que fuera. Observó que muchos de sus pacientes padecían cierto entumecimiento o rigidez en la forma en la que se presentaban físicamente. Observó sus costumbres: la forma en que no lo veían directamente mientras hablaban, el tono muy bajo en que hablaban o como si no respiraran mucho o encorvaran los hombros o cruzaran los brazos muy fuerte sobre su pecho. Gradualmente entendió que la gente con neurosis contrae sus cuerpos de distintas maneras, así que empezó a experimentar. Mientras hablaban, recostados en su diván, les tocaba el vientre y lo encontraba duro, con tensión, y los alentaba: "Ahora respire más profundamente aquí, en su vientre". Naturalmente, encontraba resistencia en sus pacientes, porque la gente crea tensión en sus cuerpos para dejar de sentir. Cuando empezaron a respirar también empezaron a sentirse mal, a incomodarse, enojándose con Reich por alentarlos a hacer esto. Pero, en vez de tratar de detener las emociones, o redirigirlas, más las provocaba, incitando a que esta energía expresiva se expandiera, solicitándole al paciente que reportara cualquier rigidez física, cualquier emoción que estuviera surgiendo. Le pedía a la gente que observara lo que les sucedía: no podían decir las cosas que querían decir, su garganta se cerraba y su respiración se detenía, quizá para impedir que palabras prohibidas fueran emitidas. Y cuando salían, cuando explotaban, hacía que el paciente golpeara el diván, o se moviera, o gritara para que la energía
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