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Pulsaciones_de_La_Energia_Sexual_Una_guía_para_la_liberación_espiritual

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ANEESHA L. DILLON
 
Una guía para la liberación espiritual al fondo de ti mismo
TRAD. DE OSCAR JAVIER QUIRÓZ YAEGGY
 
Prólogo 11
Recuento de los daños 17
La pulsación de la respiración 33
La fórmula del orgasmo 51
La armadura: los siete segmentos 71
Los sentimientos pares 89
Preparando el cuerpo 111
Desenmascarando el rostro 1 131
Desenmascarando el rostro II 151
Liberando el corazón blindado 171
A través de la trampa 191
En las profundidades 207
Hasta las raíces 227
La experiencia tántrica 251
Explorando los chakras 269
El círculo de luz 289
Estilo de vida tántrico 311
 
SIEMPRE SENTÍ MI TRABAJO comwo una llamada, algo para lo que había
nacido. Hace mucho tiempo, mientras daba una presentación en el Instituto
Esalen en California, me embargó el sentimiento de que lo que estaba
haciendo en ese momento era exactamente lo que tenía que hacer en mi vida.
Fue un sentimiento estático, profundamente satisfactorio, llenador y
gratificante.
Este sentimiento no ha cambiado; siempre ha estado conmigo (siempre me ha
acompañado) en torno al trabajo de pulsación.
Pocos años después, cuando conocí a Osho y lo reconocí como mi maestro
espiritual, este sentimiento subyacente se arraigó y fortaleció.
En este libro espero presentar lo que he aprendido sobre la energía humana -
la compresión por experiencias que he adquirido al trabajar con las teorías del
cuerpo y emociones de Reich.
Debido a la activa participación por casi 3o años en la visión de Osho sobre
terapia y meditación, he integrado el tantra con estas técnicas básicas de
Reich.
Mi exploración continúa. La dimensión tántrica se fusiona cada vez más y
más con la dinámica básica de la liberación de emociones y energetización
del cuerpo.
Para mí no hay pausas. Es un proceso continuo de crecimiento y exploración.
Si este libro lo inspira a explorar su energía de vida, descubriendo nuevos
niveles de éxtasis y vida plena, entonces habrá cumplido con su propósito.
Durante años traté de escribireste libro por mí misma y parece que nunca
encontré el tiempo o espacio para hacerlo, debido a mi saturada agenda de
grupos y entrenamientos en Europa, India y otros lugares.
Mi viejo amigo quien he compartido extraordinarios proyectos creativos,
incluyendo musicales, en años logró persuadirme para que cuando yo
estuviera lista nos sentáramos y comenzáramos a trabajar, así él lo tendría
terminado y en mis manos.
Fue así como nos embarcamos en una serie de entrevistas diarias, en las
cuales vertí mi entendimiento y experiencia. Categóricamente, el libro fue
terminado y puesto en mis manos, tal como lo había prometido mi amigo.
Le agradezco desde lo más profundo de mi corazón por su eficiencia, sentido
del humor y su habilidad para motivarme y presionarme.
También quiero agradecer a toda la gente que ha venido a mis grupos en
todos estos años, quienes han sido mis mejores maestros. Lo que abrieron y
revelaron en un entorno de confianza y amor ayudó a transformar mi vida, así
como la de ellos.
Quiero expresar mi gratitud a Charles y Erica Kelley, mis maestros
reichianos, que me dieron las herramientas para el trabajo externo, y mi más
profunda gratitud a Osho, mi maestro espiritual, que me dio las herramientas
para el trabajo interno.
La palabras de Osho han alimentado mi espíritu por treinta años, su silencio
ha tocado lo más profundo de mi ser, y la energía danzante de los campos de
meditación aún me mantiene en el camino.
 
 
SOY UNA REVOLUCIONARIA RETICENTE. Mi trabajo me pone en
contra de lo convencional y de la moral predominante porque me muestra los
daños causados por la sociedad a la gente común.
Sin embargo, no soy del tipo de persona que se embarcaría en una cruzada.
No tengo la pasión suficiente para cambiar el status quo.
Simplemente veo lo que se me refleja cuando, con suavidad, mis dedos
presionan los músculos de mis pacientes y veo tanto el daño como la cura, la
enfermedad y el alivio.
Por los últimos treinta años he estado practicando con terapia neorreichiana,
aplicando los principios básicos descubiertos por Wilhelm Reich, científico
pionero que vivió en la primera mitad del siglo xx.
Prácticamente esto significa que uso los ejercicios de respiración y
movimiento de Reich para crear una intensa carga de energía en el cuerpo del
paciente, lo que a su vez crea una descarga equitativamente intensa de
sentimientos y emociones.
En cierta medida, el trabajo que hago es impersonal, porque al aplicar estos
principios todo el mundo experimenta el mismo proceso: recarga de energía,
liberación y expresión de sentimientos.
Por otro lado, es muy personal porque lo que sale con los sentimientos -con la
ayuda de mi método de "manos a la obra" de presionar y masajear el cuerpoes
toda la evidencia de lo que se ha hecho mal y que el individuo ha padecido.
No soy un observador neutral. No puedo distanciarme de este proceso
mientras se revela ante mis ojos. Con cada paciente me involucro
íntimamente, experimentando el sufrimiento mientras ellos se conectan con
heridas emocionales olvidadas hace mucho tiempo y sentimientos reprimidos,
experimentando el alivio, ligereza y alegría cuando estos sentimientos son
liberados.
No soy una psicoanalista tradicional sentada cómodamente en una silla detrás
del diván mientras el paciente le habla al viento. Estoy ahí, en el tapete,
guiando al paciente en un campo minado de tensión almacenada y recuerdos,
buscando el que está por explotar y hurgando hasta que explote.
Y lo que resulta de esta explosión es el reflejo de cómo hemos sido
criados, la forma en que se nos ha enseñado a vivir nuestra vida.
Así que, como puedes ver, no logro evitar ser una revolucionaria, porque
es mi trabajo eliminar los problemas crónicos derivados de una educación
errónea y darle a la gente la oportunidad de experimentar lo que es ser
individuos libres, sanos, rebeldes.
Ya que la cualidad de la rebeldía parece ser una parte integral de ser
individuo, la revolución viene por añadidura.
No obstante, cuando la gente se me acerca, las implicaciones más
profundas de lo que están experimentando se encuentran escondidas. Sin
embargo, los síntomas superficiales los orillan a trabajar conmigo.
Con frecuencia, la gente se da cuenta de la necesidad de este trabajo
cuando empiezan a sentirse infelices, o cuando sus vidas parecen detenerse
en un patrón represivo, sin subir ni bajar, pero atorado en una rutina
monótona.
También vienen cuando las emociones se salen de control y no están
seguros de lo que está sucediendo. Vienen cuando parece que ya no pueden
sentir nada, mientras que pueden la vida pareciera más vigorosa y fresca, y
más interesante.
En muchas personas existe el sentimiento de que el fuego de la vida se ha
entibiado y que la flama parpadea y es débil. Cada día la vida se conduce al
mínimo y no al máximo.
También vienen porque han invertido mucho tiempo y energía para
alcanzar los brillantes trofeos del éxito, sólo para descubrir, en algún
momento, que sacrificaron la felicidad real y la paz mental por cosas que en
realidad no los hacen felices.
La gente llega a este libro por muchas razones, pero generalmente tiene que
ver con un sentimiento incómodo o doloroso: "No me gusta esto y quiero
sacarlo".
Repentinamente, se siente que buscar algún tipo de ayuda es lo correcto,
alguna ruta para un nuevo camino.
Antes de explicar lo que hago en mis sesiones y grupos, me gustaría ver
algunos ejemplos conocidos por todos nosotros de cómo el daño sucede en el
individuo.
Por ejemplo, siempre he tenido una debilidad por el príncipe Carlos.
Quizá porque somos de la misma y cuatro años cuando escribo estoy aunque
yo soy norteamericana y él inglés, siempre sentí que crecimos juntos.
Desde que era adolescente, o quizá antes, siempre checaba revistas para
saber qué estaba haciendo él. Realmente me gustaba, y en la distancia, me
identificaba con él.
Carlos tenía que ser un "buen niño" y yo sentía lástima por él, porque
obviamente no podía juguetear y ensuciarse, o, si lo hacía, se tenía que
cambiarla ropa. No podía correr por las calles, jugar escondidillas, patear
balones o saltar bardas.
Tenía que controlar constantemente su comportamiento porque siempre
alguien lo observaba. Ni siquiera podía caminar solo. Siempre había alguien a
su lado para protegerlo, para asegurarse de que se comportaba como un buen
niño extraordi el milagro era que él lograba manejarlo de algún modo.
Se escuchaban ciertas excentricidades sobre él, como que platicaba con
las plantas o que hacía experimentos con la ouija, mostrando un interés en lo
velado, pero por mucho, mucho tiempo, primero como niño y después como
adulto, Carlos siempre estuvo dispuesto a aceptar las reglas y obedecer a la
realeza.
¿Qué es lo que realmente le sucedió a Carlos? A mí me parecía que
estaba dividido por un conflicto entre sus inclinaciones hacia un ser humano
sensible y sus obligaciones de ícono. O de manera más exacta, un conflicto
que lo había torturado desde un inicio repentinamente se desparramó ante la
vista de todos.
Como él mismo admitió, Carlos nunca amó a Diana. Se casó con ella porque
su padre, el príncipe Philip, lo presionó para que lo hiciera, y por su
imperativa obligación de continuar el linaje real y producir un heredero.
Eligió la obligación por sobre sus sentimientos personales y creó una
pesadilla.
Y esto, de forma menos dramática, es lo que nos sucede a todos, desde
nuestra infancia. Así es como se nos lastima y se nos inutiliza, y es por esto
que la gente se me acerca, para curarse de esa división entre la naturaleza y la
sociedad.
No tendría por qué ser así. No llegamos divididos a este planeta.
El recién nacido es una fuente de energía orgánica, armoniosa, de fluir
energía me refiero a la fuerza de vida que brota de alguna fuente misteriosa
dentro de nosotros.
En la medicina tradicional china esta energía es conocida como qI; en la
ancestral yoga de la India se le conoce como prana, y ambos sistemas la
describen como existente tanto dentro de nuestro cuerpo, así como flotando
libremente en el espacio.
En la cultura occidental, Franz Mesmer la llamó "magnetismo animal";
Charles von Reichenbach la llamó odyle; Henri Bergson, la élan vital o
"fuerza vital". Para Sigmund Freud era la "libido" y para Wilhelm Reich,
orgón. En jun individuo joven esta energía se encuentra no dividida y sin
control. Se expresa de forma espontánea a través de todo tipo de impulso
natural y comportamiento incivilizado.
Un niño no sabe nada de formalismos. Si está triste, llora. Si está
contento, ríe. Corre cuando está activo e inmediatamente se echa, y
duerme cuando está cansado. Mama sin pedir permiso o sin agradecer,
expulsa la comida sin decir "lo siento, estoy lleno". Eructa, se echa
gases, hace pipí y popó sin siquiera pensar en la etiqueta.
Pero lentamente, un proceso de adiestramiento y educación empiezan a
moldear la energía y comportamiento del el uno, como la otra van juntos.
Una buena parte de este adiestramiento es necesario. El niño tiene que
aprender a usar la bacinica, a usar ropa, evitar peligros como jugar con agua
hirviendo, o con la estufa, o de salir a la calle sin precaución...
Los padres cuidadosos tiene que entrenar al niño de mil formas distintas
para que después pueda valerse por sí mismo y funcionar en este mundo.
Este proceso educacional afecta esa energía que fluye libremente.
Empieza a moldearse, expresándose de acuerdo a requerimientos sociales:
ésta es la hora y el lugar para comer... ésta es la hora y el lugar para correr,
gritar y jugar... ésta es la hora de dormir.
Paralelo a este proceso, inicia el daño al sistema de energía del niño.
Parte de este daño es inevitable, tan sólo parte de los golpes y sinsabores que
todo ser viviente encuentra. Por ejemplo, ¿por qué un árbol crece con un
tronco torcido o chueco? Quizá de forma accidental fue pateado o golpeado
por un auto cuando era pequeño.
Es una condición de la vida. Algunas veces crecer es doloroso, y no hay
nadie a quién culpar.
Por ejemplo, cuando un niño se enferma y es llevado al hospital, tal vez
su padre y madre no pueden quedarse con él las 24 horas. Tienen que
trabajar, ganar dinero, cuidar otros hijos, y quizá las reglas del hospital
prohíben quedarse a dormir. Frecuentemente, en una situación similar, el niño
se sentirá abandonado, rechazado, y quizá después, enojado con sus padres,
culpándolos: "¿Cómo me pudieron hacer eso? ¡Porque no me aman!"
Para el niño, esto tiene sentido, porque el abandono fue una experiencia
emocional innegable. Para los padres, no obstante, fue una realidad
totalmente diferente:
"Tuvimos que hacerlo", explican más tarde.
"Estabas enfermo y necesitabas una operación, de otra manera podrías
haber muerto".
De este modo, los padres actúan con las mejores intenciones, pero a pesar
de todo, la herida emocional sucede. Aun cuando la conclusión del niño sea
errónea, puede ser herido por su propio mal enten la imposibilidad de poder
digerir o aceptar algo que, para los padres, es obviamente lo correcto.
Esto es lo que yo llamo daño inevitable o ineludible al sistema de energía
del individuo. En la mayoría de los casos no es serio y es de fácil curación.
Adicionalmente, existe una gran cantidad de daño innecesario causado
por el proceso condicionante social.
A cada niño se le proporciona por los padres un juego de les gustaría que
fuera esa el problema es que esos ideales no necesariamente, quizá nunca,
soportan la expresión natural de la individualidad y energía del niño.
Así que el niño es adiestrado, o condicionado, a actuar de forma opuesta
a su propia naturaleza, y esto provoca una división básica. Parece que le
sucede a cada ser humano.
Las dos áreas en las que el condicionamiento es más dañino son la
emocional y la sexual. Es ahí donde ocurre el daño más profundo:
No te rías, no llores, no te enojes, no estés triste
Muchos de nosotros podemos recordar ocasiones cuando, mientras
crecíamos, nuestras emociones eran reprimidas, cuando teníamos que
tragarnos nuestras lágrimas, nuestro coraje, cuando teníamos que
esconder nuestros sentimientos y aparentar ser lo que no éramos.
Se nos dijo que sonriéramos cuando queríamos gritar. Cuando queríamos
lloriquear, se nos dijo que platicáramos. Todo esto tuvo un impacto
poderosamente negativo en nuestra energía, inutilizando su expresión.
"No te toques ahí, no tengas pensamientos pecaminosos, el sexo es sucio,
no te masturbes o te quedarás ciego..."
De la misma manera, la energía del sexo fue reprimida, escondida en la
oscuridad, oculta de la vista pública, como si no existiera. Esto, también,
impactó nuestra energía, estrangulándola desde su propio origen.
Se puede argumentar que este tipo de adiestramiento y condicionamiento es
tan necesario como las otras formas que he descrito. En efecto, mucha gente
está convencida que así es, diciendo que los impulsos naturales, animales, del
niño han de ser estrictamente domados y canalizados hacia un
comportamiento civilizado.
Pero la verdad es que la cura es peor que la enfermedad imaginada, la
solución es más dañina que el problema.
Fueron Sigmund Freud y uno de sus grandes discípulos, Wilhelm Reich,
quienes descubrieron que la represión sexual subyace en el origen de la
neurosis psicológica.
Y fue Reich quien descubrió que el entumecimiento y la rigidez que
padecen todos los adultos son causados directamente por la represión
sexual y emocional.
Yo estoy de acuerdo con Reich. Mi experiencia personal al trabajar con miles
de personas lo hace irrefutable. Al acumular la energía que busca
manifestarse a través del sexo y de los sentimientos, especialmente cuando se
es joven, nos estamos literalmente matando, haciendo imposible disfrutar la
vida.
Viendo esta situación, Reich se lanzó hacia una larga lucha contra las
culturas europeas y americanas en las que vivía y laboraba, desafiando sus
creencias y suposiciones más básicas.
Defendió la libertad sexual para todos los individuos desde el nacimiento.
Lo que esto significa es que el niño en desarrollo debería sentirse apoyado en
sus impulsosbiológicos naturales, debería poder mamar de ese seno, tener un
contacto físico cercano y debería poder jugar con sus genitales.
Tanto a los niños como a las niñas se les debería permitir disfrutar la
etapa del "juego sexual" que abarca las edades de cinco hasta los siete años.
Y después de la pubertad, la libertad sexual para los adolescentes debe ser
vista como un elemento importante para mantener una psique saludable.
Reich escribió libros, abrió clínicas, dio conferencias. No sólo sobre la
libertad sexual, también sobre un amplio rango de asuntos relacionados,
incluyendo la importancia de la expresión emocional y los beneficios de la
terapia orgónica. Así mismo puntualizó el costo de la represión, incluyendo la
perversión sexual, pornografía, violencia familiar, violación, depresión y todo
tipo de problemas psicológicos.
Obviamente, encontró una gran oposición cuando visitaba Austria,
Alemania, Dinamarca, Noruega y los Estados Unidos, y en 1957 murió de un
ataque al corazón en una prisión norteamericana a la edad de sesenta años.
Para mí, él fue uno de los hombres más controversiales y malinterpretados
del siglo xx.
Sin embargo, Reich dejó tras de sí un tesoro oculto de descubrimientos,
incluyendo un método práctico, o procesos, para quitar los bloqueos causados
por la represión sexual y emocional, y la restauración de la vitalidad y
entusiasmo del individuo de por vida.
Es con estas herramientas con las que hago mi trabajo. Las aprendí de un
maestro y científico americano neorreichiano, Charles Kelley, que estudió y
trabajó personalmente con Reich, y que fundó el Instituto Radix en
California, donde me capacité.
Como ya lo mencioné antes, no soy ningún paladín público, no tengo
ningún deseo de desafiar las ac-
titudes morales de la sociedad y luchar contra ellas. Simplemente disfruto
ayudando a la gente a que redescubra su amor natural a la vida, sus
sentimientos de alegría y felicidad, su simple "sí" a vivir, que para mi es la
parte esencial de la experiencia humana.
Al mismo tiempo, sí veo cambios a nivel social que encuentro
alentadores. Como en el caso del príncipe Carlos, los modelos dados como
ejemplo de cómo debemos vivir-o, de manera más exacta, como deberíamos
morir y aún aparentar que estamos vivos ya no soportan el escrutinio de los
medios modernos y la transferencia instantánea de información.
Estamos viendo detrás de la fachada. Y aquí, le aplaudo a Carlos por su
honestidad y sinceridad, la forma en que admitió sus faltas, reconociendo
públicamente su fracaso como esposo de Diana y su amor por su amante,
Camilla Parker Bowles. Tal candidez de un ícono de la realeza, tal evidencia
de fragilidad humana, es una señal esperanzadora.
De igual manera, en mi país, el escándalo político que involucró a Bill
Clinton y Mónica Lewinski fue significativo en tanto que, cuando su secreto
repentinamente salió a la luz por el investigador Ken Starr, los medios y el
sistema político exigieron su renuncia.
Pero Clinton se negó a dejar el puesto y la gente lo apoyó. Los votantes
comunes y corrientes sabían que se había tendido una trampa por un grupo de
hipócritas -gente que exalta la moralidad en público pero se comporta
diferente en lo perdonaron. Es por eso que logró permanecer en el poder. Aun
ahora, ya en el retiro, miles de personas se congregan para escuchar hablar a
Clinton. Aún lo adoran.
Mientras tanto, las revelaciones que le han dado la vuelta al mundo de
cómo los sacerdotes católicos supuestamente célibes se encuentran
involucrados en todo tipo de perversiones de índole sexual, incluyendo la
pedofilia, ha demostrado la absoluta futilidad de luchar contra nuestros
instintos básicos.
Somos seres sexuales y la energía del sexo es la fuente de todo
crecimiento, inteligencia y creatividad. El celi bato no nada más es
difícil, es sumamente destructivo y biológicamente imposible, y será un
gran día para la humanidad cuando el Vaticano reconozca este simple
hecho. Todas estas fisuras son bienvenidas en la fachada colectiva, son la
evidencia de cómo la naturaleza humana inevitablemente entra en
conflicto con las actitudes sociales que crecen de la ignorancia y
comportamientos fuera de época.
La ironía de todo esto es que, la mayoría de las veces, ni siquiera recordamos
por qué o cómo se crearon estas actitudes. Simplemente las pasamos de
generación a generación, obligados por un deseo tribal de encajar, de seguir
las normas, y por el miedo arraigado de ser etiquetados como marginados
sociales si no encajamos.
Por ejemplo, ser virgen hasta el matrimonio aún sigue siendo muy
preciado en algunos sectores sociales americanos. En la década de los
noventa, más de 2,5 millones de adolescentes de entre 16 y 18 años hicieron
un "juramento de virginidad" propagado por varias organizaciones religiosas.
Los orígenes de la virginidad no tienen ninguna relación con la pureza o
moralidad. Los antropólogos han establecido más allá de cualquier duda
que la virginidad se tornó un evento social trascendente con el desarrollo
de la propiedad privada, en culturas chovinistas, para que el hombre
pudiera asegurarse que sus hijos vinieran de su propio semen, de su
propia sangre. Fue mucho después que la religión santificó la práctica y
la convirtió en algo sagrado, y reforzando así el yugo de una sociedad
dominada por hombres. Y por supuesto, en cada época, y en cada
cultura, ha sido bien visto que los hombres jóvenes "cojan" y "dejen
descendencia". Son únicamente las mujeres las que deben permanecer
castas.
Sin embargo, y aunque es interesante fenómeno, ésta no es mi pasión, ni soy
historiadora de la injusticia social ni menos aún una revolucionaria política.
Allá en los inicios de los años setenta, cuando vivía en San Francisco,
sintiendo las primeras excitantes posibilidades de la libertad sexual y dejando
el yugo del estilo moralista de los cincuenta, ciertamente sentí que era parte
de la extendida revolución sexual.
Con la introducción de la píldora anticonceptiva, fui miembro de la
primera generación de mujeres con pleno control de su cuerpo. Yo decidía si
quería embarazarme o no, o si mi energía sexual y orgasmos podían ser
disfrutados únicamente como una diversión.
Casualmente, ésta también fue la época cuando me conecté con Reich,
porque al leer sus libros me di cuenta que escribía lo que yo experimentaba.
De hecho, la lucha de Reich pavimentó el camino para que la revolución
sexual tomara lugar.
En este entusiasmo e inocencia, pensé que esta revolución crearía un
cambio permanente en la actitud de la gente. Más tarde vi el péndulo oscilan
en sentido inverso, hacia el puritanismo, y comprendí cuán transitorios
pueden ser estos ánimos sociales.
Afortunadamente mi enfoque siempre ha sido de experiencias
individuales y no movimientos colectivos. No estoy en espera del amanecer
de la Era de Acuario antes de vivir mi propia vida. Trabajo simplemente
porque me encanta hacerlo, sin grandes expectativas de cambiar al mundo.
Mi trabajo consiste en ayudar a gente que ha entendido algo muy básico
de su propio condicionamiento, que ha sido dañada; en mostrarles cómo
puede esto ser curado y guiarlos en el proceso.
Ese es mi trabajo, mi romance con la vida y el propósito de este libro: La
explicación de mis métodos.
Una cosa más que me gustaría añadir desde ahora: Mi entusiasmo de
trabajo no se detiene en Reich.
Tan prodigioso y profundo como ha sido su trabajo, para mí está
incompleto. Lucha por restaurarla salud y felicidad a la condición humana,
pero carece de la dimensión espiritual, lo cual es una gran lástima porque
todo el trabajo preliminar ha sido preparado para ello.
El mismo Reich estuvo contra las religiones, pero eso fue -sospecho-
porque las vio únicamente en términos de la iglesia establecida, lo que para él
era una de las causas principales del daño a sus pacientes.
Como yo lo veo, el camino del tantra puede ser totalmente aceptado
como una evolución natural del trabajo de Reich, ya que inicia desde el
mismo punto. Inicia con el cuerpo físico, con la energía del sexo,y se eleva
hasta la dimensión mística de la meditación.
Conforme avanza el libro, describiré cómo sucede esto, cómo los
métodos de Reich evolucionan hacia el tantra. También presentaré el trabajo
de otro visionario, Osho Rajneesh, un hindú místico que le dio al tantra un
contexto que es relevante para este tiempo y que va más allá de la creencia
popular de que es tan sólo una forma de gozar mejor el sexo.
Pero primero lo primero. Debo empezar con el paso más básico de este
proceso: la pulsación de la respiración.
 
LA PALABRA "Pu LSACIóN" que he elegido para nombrar a mi trabajo, se
refiere a la pulsación de la respiración, la entrada y salida del aliento que
inicia en el momento del parto y termina con la muerte. Está con nosotros a
través de nuestras vidas, estemos conscientes de ello o no.
Respirares vivir... tomar aire... es tan básico y fundamental para nuestra
existencia cotidiana que casi nunca pensamos al respecto. Este constante
vaivén entre los polos de tomar y sacar es la pulsación a la que me refiero.
Existen muchas pulsaciones en la vida del cuerpo: el latir del corazón, las
vías sanguíneas, la acción trituradora de los intestinos... todo se mueve dentro
del cuerpo y tiene cierto ritmo: un ritmo pulsante.
Cuando alguien está enfermo o yace inconsciente, ¿qué es lo primero que
revisa un doctor? Claro, todo mundo lo sabe, toma la muñeca del paciente y
siente el pulso. Es una forma rápida de evaluar la situación.
El doctor se pregunta: "¿Este cuerpo está pulsando de forma sana o hay
algo realmente mal?"
En ayurveda, el sistema tradicional de sanación hindú, el pulso
proporciona una enciclopedia de información sobre el resto del cuerpo. Un
médico general con recursos sólo tocando el las condiciones de los órganos
internos, la presencia de tumores y otras enfermedades, el estado del sistema
inmunológico y más.
La acupuntura china funciona de forma similar. En mi trabajo, la
importancia de la pulsación como una indicación de la salud humana deriva
directamente de los descubrimientos de Wilhem Reich, de manera que será de
gran ayuda hablar un poco sobre su trabajo.
El gusto de Reich por la pulsación se deriva de su interés por la medicina
y la psicología. Nacido en 1887 y criado en la Ucrania alemana, inició sus
estudios de medicina en la Universidad de Viena a la edad de veintiún años.
Ahí, inmediatamente se interesó en la nueva, revolucionaria ciencia del
psicoanálisis, desarrollada por el profesor Sigmund Freud, y después de
varios encuentros personales que tanto impresionaron al hombre de mayor
edad que se le permitió unirse a la Asociación de Psicoanalítica de Viena dos
años antes de que se graduara como doctor. Hasta entonces, únicamente los
doctores certificados eran admitidos.
La brillantez de Reich como analista y como autor de un sinnúmero de
artículos sobre el psicoanálisis llevo a Freud a seleccionarlo como su
asistente cuando Freud abrió una clínica pública en Viena, en 1922.
Reich estaba impresionado por la teoría de la libido de Freud, compartiendo
la postura que el sexo forma la psiquis del hombre. También estuvo de
acuerdo en que es el daño al impulso acontece durante la infancia y la
educación en sus etapas tem que yace en la raíz de la neurosis humana.
No obstante, había una diferencia significante entre los dos hombres.
Reich veía el sexo como un fenómeno de energía más que meramente
psicológico. Y fue su búsqueda por las raíces de esta energía lo que lo
condujo a pasar horas observando a través del microscopio, como parte de un
estudio a profundidad de la biología, un síntoma de la infinita curiosidad y
sed de Reich por el conocimiento que iba más allá de la mente y cuerpo
humanos.
Específicamente, Reich estaba estudiando el comportamiento de criaturas
unicelulares como la ameba, observando cómo pulsa en patrones rítmicos, y
cómo esta energía pulsante fluye dentro de un espacio cerrado de la célula.
Reich observó que la lucha de esa energía de la célula por trascender las
fronteras generalmente da lugar a una forma característica, como un riñón,
que Reich describió como una forma básica de vida. Las semillas, bulbos de
las plantas, células reproductoras de animales, órganos del cuerpo,
organismos unicelulares, el feto humano en su etapa temprana, todos encajan
en este modelo.
Observando esta forma básica, Reich pudo ver cómo el fluido viviente
dentro del orga movía dentro de la célula. El plasma se mueve, no en un
movimiento continuo, más bien en impulsos rítmicos... pulsaciones.
Hay un movimiento hacia afuera, seguido de una retirada hacia adentro;
una lucha hacia algo, y un alejamiento de ese algo. En este pulso de vida
biológico fundamental, Reich vio muy poca diferencia entre la ameba
alcanzando una partícula de comida y un par de brazos humanos alcanzando
al ser amado.
Vio que las expresiones humanas del sentir también siguen el mismo
pulso básico: el enojo sale del organismo hacia un objetivo, mientras que el
miedo se contrae y se aleja de él.
De acuerdo a Reich, este movimiento funciona en todo lo natural. Todo
pulsa, todo se mueve dentro de sus ciclos de expansión y contracción:
una medusa moviéndose lentamente en el océano, una flor abriéndose y
cerrándose, un ser humano despertándose y yendo a trabajar, después
regresando a casa, relajándose y metiéndose a la cama.
Ambas polaridades de la pulsación son necesarias. Por ejemplo, tú no
puedes expandirte sin cesar; no puedes seguir trabajando y trabajando.
Estarás completamente exhausto. Necesitas de la polaridad opuesta.
Necesitas descansar, estar contigo, recargar las baterías.
De la misma manera, con la pulsación de la respiración, no puedes
únicamente inhalar, inhalare inhalar. Reventarías. La exhalación debe ser
permitida para que la pulsación sana tome lugar.
Como verás, la habilidad de los seres humanos para pulsar de esta forma
es severamente afectada por nuestro entorno y por la gente con quien
vivimos.
Por ejemplo, un niño está jugando en su cuarto. Su pulsación de
respiración es sana y normal. Su madre recientemente le ha dado un juego de
pinturas para colorear y papel en cuidadosamente sobre un plástico en el que
pueda salpicarse y divertirse. Pero de repente, ella debe salir y, después de un
rato, el niño encuentra mucho más entretenido realizar pinturas en la pared de
su cuarto.
Su padre, apenas regresando de la oficina, se pasó todo el fin de semana
poniendo una nueva capa de pintura a esa pared. Le costó tiempo y dinero.
Cuando ve las paredes pintarrajeadas, se enfurece con su hijito.
Grita, patea el piso. Agarra la caja de pinturas y las arroja al bote de
basura. Quizá hasta golpea al niño.
¿Qué pasa con la pulsación de respiración del niño?
Se detiene. Por un momento, todo se detiene. Tanto la inhalación como la
exhalación. La pulsación es interrumpida y el niño entra en un estado de
shock, después se restablece a un nivel mínimo.
Pero entonces, obviamente, la cosa continúa: el padre se da un baño, la
mamá regresa a casa, se entera de lo que pasó e inmediatamente se siente
culpable porque debió haber puesto más cuidado. Toma al niño en sus brazos.
El niño empieza a respirar normalmente y empieza a llorar otra vez.
La cena en esa casa en particular no es agradable. El niño continúa
llorando y finalmente el padre se enoja otra necesitaba una tarde tranquila
después de un tarde horrible en la oficinay dice severamente: "¡ya por favor,
no llores!"
El niño ahora se tiene que tragar sus lágrimas, y sus sentimientos, y una
vez más necesita disminuir la pulsación de la respiración, porque si respira
empieza a sentir y si siente empieza a llorar, así de simple.
En otras palabras, la respiración está íntimamente conectada con la vida
expresiva, emocional del cuerpo, y también con la energía. El niño en esta
historia no sólo se está tragando sus lágrimas y emociones; está tratando de
reprimir una energía muy fuerte que busca ser liberada.
Como ya lo mencioné en el capítulo anterior, Reich concordaba con la
medicina china y el yoga de la India, en donde no somosúnicamente materia
física, de carne, sangre y huesos. También somos seres de energía.
Existe un aura invisible, sutil, que reposa y a la vez invade el cuerpo
físico, llamada "cuerpo de energía", que es sostenido por la pulsación de la
respiración. Cuando respiramos, no nada más inhalamos oxigeno. Tomamos
energía de la atmósfera envolvente y esto nutre al cuerpo energético.
El yoga ha desarrollado una forma especial de respiración, usualmente
referida como "respiración prana" o pranayam, que está diseñada para
aumentar la inspiración de energía como forma de recargar el cuerpo.
La existencia de este fenómeno es difícil de probar, porque es muy sutil
para ser cuantificado o medido, pero es fácil de experimentar u observar.
Si tomamos otra vez el ejemplo de un niño, podemos observar un casi
inagotable potencial de actividad física y recreación que es claramente
impulsado por algo más allá que el poder de los músculos.
Escuché de un experimento donde a un atleta profesional se le dio la
tarea de copiar los juegos de un niño: correr, rodar, brincar... imitar cualquier
cosa y todo lo que el niño quisiera hacer.
Naturalmente, el niño disfrutó de este novedoso juego y se la pasó muy
bien, inventando nuevas formas de saltar, brincar y moverse hasta que el
atleta se agotó mucho antes que el niño estuviera listo para dejar de jugar.
¿Por qué? Porque el niño está cerca de una fuente libre de energía que
fluye libremente, mientras que en el adulto esta misma fuente ha sido
condicionada y confinada.
Sin embargo, mi propia comprensión de energía no se funda en las
investigaciones de otros sino en mi propia experiencia de trabajo. Espero que
mientras lo describa en los capítulos siguientes, la función de la energía en el
cuerpo humano se aclare.
Reich aseveró que la energía orgánica flota libremente, no sólo en la
atmósfera de la tierra sino en todo el espacio. Mientras más orgón podamos
tomar y absorber, más cuerpo energético se carga con vitalidad.
Quizá debiera mencionar que, en el mundo de la ciencia esotérica, el
organismo humano tiene siete cuerpos, de la misma forma que tiene siete
chacras, o núcleos de energía, y me referiré a esto con más detalle más
adelante.
El cuerpo energético al que me refiero es conocido como "el segundo
cuerpo" porque es el que se queda más cercano al cuerpo físico,
extendiéndose de dos a tres pulgadas más allá de la superficie de la piel.
Es este segundo cuerpo el que conecta nuestras emociones. Fluye a través
de nuestra forma física y afecta al plasma, los fluidos del difícil, ya que
somos esto a la vez crea nuestras emociones y sentimientos.
Imagina una brisa que agita las emociones escondidas bajo la superficie,
causando ondulaciones en nuestro lago interno. Esta es una panorámica
poética. Si necesitas una explicación bioquímica y bioeléctrica más detallada
sobre cómo funciona esto, lo que tienes que hacer es consultar los prolíficos
escritos de Reich sobre este tema.
Por el momento, es suficiente saber que nuestras emociones son
gobernadas por la interacción entre el cuerpo físico y el cuerpo energético,
teniendo a la pulsación de la respiración como un vínculo importante.
La pulsación en todo organismo viviente es un movimiento entre las dos
polaridades del núcleo y de la periferia. En una ameba, por ejemplo, el acto
de alcanzar una partícula de comida es un movimiento del núcleo a la
periferia. Tomar la partícula, digerirla y absorberla, es un movimiento en la
dirección opuesta: de la periferia al núcleo.
Es lo mismo con los seres humanos. La respiración hasta encarna en un
sentido literallas polaridades gemelas de contacto entre nosotros mismos y el
mundo exterior.
En la medida en que podemos respirar de manera profunda, permitimos
al mundo exterior que acceda y se encuentre con nuestro núcleo, nuestro
centro. "Núcleo" no es precisamente una locación física, corresponde a
nuestras entrañas, nuestro vientre.
De la misma manera, en la medida en que podemos exhalar ampliamente,
permitiendo el movimiento hacia afuera de nuestra energía, nos podemos
desplazar de nuestro centro hacia la periferia para llegar al mundo exterior.
En el mundo de la sexualidad tántrica, dos personas se pueden encontrar,
fundirse y fusionarse hasta el punto en que pueden moverse profundamente
en este movimiento pulsante entre la periferia y el núcleo.
Cuando realmente respiras, recibes a tu amante en el núcleo de su ser. Al
exhalar, fluye hacia tu amado. De esta manera, dos amantes crean un tipo de
danza pulsante que se convierte en orgásmica conforme los dos organismos
se funden energéticamente en uno solo.
Dimensiones más sutiles también están contenidas en el tantra,
incluyendo los chakras superiores, dando una experiencia de unidad no
solamente con el ser amado, sino con la existencia misma. Sin embargo,
desde su raíz, son el cuerpo físico y el cuerpo energético, encendidos por la
pulsación de la respiración, los que crean la plataforma de hacer el amor
tántrico.
Este puede ser un momento para que ustedes se hagan las siguientes
preguntas:
¿Realmente permito que entre la vida? ¿Realmente le doy la bienvenida a
lo que la vida me da, todo el espectro de la experiencia?
De no ser así, entonces sus inhalaciones es posible que sean
relativamente superficiales. No serán tan profundas y totales como debieran
ser. Serán cuidadosamente controladas, simbolizando un enfoque cauteloso
hacia la vida.
También se podrá preguntar: ¿Me doy a otros y al mundo que me rodea?
¿Comparto generosamente mi energía y participo plenamente de la danza de
la vida?
De no ser así, entonces sus exhalaciones también serán restringidas,
manteniéndose adentro de su pleno potencial. O sea, la salud y vitalidad de
nuestra pulsación de respiración refleja directamente nuestra actitud hacia el
mundo y viceversa.
Este es un momento apropiado para introducir un concepto básico que uso en
mi trabajo, que es la visualización de un conducto hueco dentro de nuestro
cuerpo, que empieza en la boca y llega hasta la parte inferior del vientre. A
través del uso de este conducto, logramos un mejor entendimiento de la
pulsación de la respiración.
En parte, este conducto es una realidad física, es parte de nuestra
anatomía: un conducto bronquial que se extiende desde la boca hacia la
garganta, dividiéndose en conductos más pequeños, penetra en los pulmones
por debajo del diafragma.
Otro conducto, el esófago, va desde la garganta hacia el estomago, pero
éste es para alimentos y bebidas, no para aire.
Sin embargo, cuando le pido a la gente que cierre los ojos e inhalen
profundamente, pueden tener fácilmente la impresión de que están tomando
aire hasta el vientre.
¿Por qué? Porque cuando respiramos profundamente, el capa delgada
pero fuerte de músculos en la parte inferior de la caja torácica- se flexiona
hacia abajo y empuja los músculos del estómago hacia afuera, dando la
sensación de que el aire se está moviendo en el vientre. Conforme exhalamos,
el diafragma se relaja y sube de modo que el vientre cae hacia adentro otra
vez, y esto nos da la sensación de aire moviéndose desde el estomago hasta el
pecho y la garganta, en su recorrido antes de ser exhalado por la boca.
A un nivel de energía, este conducto vacío realmente existe. Cuando el
diafragma cae yjala aire hacia la parte inferior de los pulmones, un flujo de
energía trepado en la inhalación se va hasta el vientre.
Mucha gente no respira tan profundamente, de manera que el diafragma
permanece inactivo, dejando el flujo de energía confinado en la parte superior
del cuerpo. Cuando le pido a la gente que visualice un conducto vacío y
empiecen a respirar hacia el vientre, esto le da movilidad al diafragma por
primera vez en mucho tiempo, permitiendo que una carga de vitalidad entre a
la parte inferior del cuerpo.
Generalmente, al inicio de mis grupos, introduzco la idea del conducto
vacío y hago que la gente respire de la manera en que acabo de describirlo,
para que puedan sentir cómo funciona como canal de energía. Esta será una
de las herramientasbásicas en los trabajos posteriores.
Después hablo de la pulsación, el movimiento entre el núcleo y la
periferia, y guío a los participantes a través de una serie de ejercicios simples,
como una probadita de lo que es.
Por ejemplo, le pido a la gente ponerse de pie de forma relajada, los ojos
cerrados, con ambas manos sobre la parte inferior del vientre. Para que
sientan mejor esta área, algunas veces les sugiero que hagan círculos con sus
caderas, porque esto crea la sensación de un punto, núcleo, centro quieto, en
medio de una pelvis que gira.
Después, con los ojos abiertos, los invito a caminar alrededor de la
habitación, con las manos sobre el vientre, manteniendo el contacto con el
centro mientras observan los alrededores. También les recuerdo que no dejen
de observar su respiración, especialmente la inhalación, ya que cada una
puede ser un recordatorio de quedarse dentro de uno mismo.
Tras un rato les pido que cambien su atención hacia la periferia,
caminando más rápido y soltando el vientre para que puedan balancear sus
brazos, conscientes del hecho de que sus brazos y manos, piernas y pies,
existen en la periferia del cuerpo.
Los ojos también están en la son nuestro principal escape hacia el que
invito a la gente a olvidarse de su vientre y estar más presentes en sus ojos.
"Están reviviendo fuera de su cuerpo", sugiero. "Corran un poco,
encuéntrense a través de sus ojos con otra persona, quizá rócense las manos
al pasar, salúdense brevemente, tórnense más ligeros, más periféricos,
moviéndose y corriendo... que su atención esté afuera".
Pronto se crea una atmósfera de juego en la habitación conforme la gente
corre y se mueve entre la multitud, tocándose las manos, cruzándose y
esquivándose, gritando "hola" y "adiós", y otros saludos breves entre ellos.
Gradualmente, bajamos el ritmo y le pido a la gente que observe qué fácil
es olvidarse de nuestro propio centro cuando hay tanta actividad en la
periferia.
"Entonces ahora, mientras caminan, contacten otra vez su vientre, su
núcleo, su centro, permitiendo que sus movimientos sean más lentos, para
que, cuando inhalen, sientan cómo su respiración, una vez más toca su
núcleo".
"Caminen más lento. Ahora, deténganse en un lugar donde estén quietos y
en silencio".
De esta forma, ayudo a la gente a practicar su cambio de atención del
núcleo a la periferia y de regreso, repitiendo el proceso varias veces para
entender bien este punto.
"Es una pulsación muy nas veces ustedes están `afuera' en contacto con el
mundo, algunas veces están adentro, `más en contacto con ustedes mismos"'.
Con frecuencia junto a personas en un gran círculo, tomados de la mano,
y les pido que respiren profundamente por la boca al mismo tiempo que
levantan sus brazos muy alto, estirándose hacia atrás y sintiendo la
respiración dirigiéndose hacia el núcleo. Después, bajando las manos y
doblando el cuerpo hacia el frente, exhalando totalmente, emitiendo el sonido
"¡ah!"
Empezamos despacio y aceleramos hasta que vayamos realmente rápido
"¡ah, ah, ah!" Es una demostración enfática y vigorosa de la pulsación en dos
partes.
En la siguiente etapa, les pido a todos que se pongan de pie: con un pie al
frente y el otro hacia esa dirección, los brazos y manos estirados frente a ellos
a la altura superior del pecho.
"Cuando inhalen, dejen que su peso caiga en su pie de atrás e inclínense
hacia atrás, trayendo sus manos hacia su boca, como si estuvieran tomando
aire con las manos, después, aún inhalando, volteen las palmas de sus manos
hacia abajo y bájenlas hacia la parte frontal de su cuerpo, como si estuvieran
empujando el aire hacia adentro, hasta su vientre", les explico.
"Al exhalar cambien el peso hacia el pie de adelante e inclínense hacia el
frente, dejando que sus manos se alejen de su cuerpo y se estiren frente a
ustedes, como en un gesto de ofrendar, como empujando el aire hacia afuera
otra vez".
También sugiero que la gente cierre los ojos cuando inhalan, para ayudar
a crear la sensación de estar con uno mismo, en su centro o núcleo, y abrirlos
al exhalar, para ayudar al movimiento hacia la periferia.
Al conducir a la gente a través de esta parte del ejercicio, algunas veces
enfatizo la exhalación, haciéndola con fuerza y explosiva, mientras que la
inhalación debe ser suave y lenta, para después revertir este patrón, una
inhalación penetrante y una exhalación lenta, suave.
En la etapa final, les pido a las personas encontrar una pareja y explorar
juntos la pulsación de la respiración, de una forma juguetona y creativa.
"Vean si pueden descubrir su propio movimiento de pulsación, con dos o
tres de sus respiraciones, hacia afuera o hacia adentro, juntos", les sugiero.
"Puede ser cualquier movimiento, sólo encuentren la manera de respirar y
moverse juntos, en armonía".
La gente mece sus brazos de lado a lado, o de arriba hacia abajo,
doblándose de esta forma o de la otra, haciendo círculos y otros movimientos.
Es una forma de percatarse de que la pulsación puede tomar un sinnúmero de
formas-no se restringe a un solo también una forma divertida para que la
gente se conecte al inicio de un taller.
Este ejercicio de parejas puede aumentarse hasta incluir ocho, después
dieciséis y hasta treinta y dos personas, que de forma espontánea, crean
organismos cada vez más grandes y complejos que, sin embargo, pronto
logran descubrir una pulsación común.
Con todos estos ejercicios, tiendo a seguir cierto patrón energético,
iniciando despacio, permitiendo que la gente se familiarice con los
movimientos y la respiración, acelerando después el ritmo, incrementando la
velocidad e intensidad hasta un crescendo. Después dejo que la energía se
relaje otra vez con respiración y movimientos cada vez más lentos y suaves.
En sí misma es una forma de pulsación.
Cuando la gente ha logrado cierta experiencia práctica de la pulsación,
dibujo un simple diagrama que ilustre cómo la energía fluye en el organismo
humano. Este consiste en un gran círculo que representa la periferia y uno
más pequeño en el centro, que representa el núcleo.
Explico el movimiento dinámico entre las dos polaridades, con la
inhalación desde la periferia hasta el núcleo, la exhalación moviéndose desde
el núcleo hacia la periferia. Enfatizo la importancia de entender esta dinámica
básica conforme profundizamos en el proceso de Reich que consiste en
volver a despertar la fuerza de vida.
También menciono sus ideas del orgón como energía que flota
libremente en el espacio e impregna el cuerpo humano.
"No podemos medir el orgón con instrumentos científicos, pero ustedes
pueden experimentarlo durante el taller", les explicó.
"Reich se refirió a él como algo que estaba en todas partes. Si ustedes ven
hacia el cielo azul, en un día soleado y brillante, algunas veces podrán ver
pequeños garabatos en el aire. En un día oscuro y gris no los notarán mucho,
pero en uno claro los verán muy fácilmente.
Este fenómeno, de acuerdo a Reich, es energía que flota libremente.
Cuando éramos niños, si acaso lo menciona, nuestra madre probablemente
diría "son tus ojos querido". Pero Reich no estaba de acuerdo y decía que era
orgón que flotaba libremente, el cual podemos absorber en mayores
cantidades si respiramos más profundamente".
Para aclarar mi posición, explico que no soy una creyente incondicional
de Reich. Mi mayor énfasis está en el efecto de su trabajo, no en sus teorías.
Ya sea que esté bien o no, los ejercicios y procesos desarrollados en base a
sus descubrimientos, trabajan de las mil maravillas. Para mí eso es lo
importante.
Ni soy científica ni teórica. Estoy en el negocio de la resurrección.
Ayudo a la gente que ha estado media muerta a volver a vivir. En este
disfrutable y satisfactorio trabajo estoy en deuda con Reich y sus discípulos,
particularmente con Charles Kelley por mostrarme los pasos prácticos
necesarios para restablecer la vitalidad humana en su estado sano natural.
Cuando exploro las implicaciones de la pulsación, y veo sus efectos en la
gente, me despierta el sentido de maravillarmeque yace en mi trabajo. A
un nivel práctico, trabajo con la descarga emocional y la liberación de
sentimientos y con la liberación de energías reprimidas, pero el efecto
llega más profundo de lo que uno se imagina.
Puede transportar a la gente a un lugar interno donde puedan
experimentar un sentido de unificación con el universo. Este
entendimiento no es intelectual, es orgásmico.
Al experimentar el todo de sus propios cuerpos, experimentan el todo de
la vida misma. Al sentir el cuerpo pulsar de manera natural, se sienten en
armonía con la pulsación del cosmos.
Esto trae una gran paz, aceptación y relajación.
Como dicen los místicos, estar en contacto con usted mismo lo pone en
contacto con el "yo" superior, el "yo" de toda la vida. Cuando usted se
adentra en el origen de su propia energía, llega al origen de todo.
 
Tú NO NECESITAS CONOCER una fórmula para tener un orgasmo. Si
estás en tono con tu propia energía sexual, y si estás dispuesto y listo para
permitir que esta energía se exprese de forma natural, entonces el orgasmo se
da por sí mismo.
Pero, estemos al tanto de esto o no, el proceso de tener un orgasmo sigue
cierta fórmula, que implica la acumulación de energía y excitación
dentro del cuerpo, llegar al clímax y liberar. Todos los músculos y
nervios están involucrados, la sangre corre a los órganos sexuales,
corrientes bioeléctricas chispean y chisporrotean, los rostros se sonrojan,
la piel hormiguea... de una u otra forma. Todo el cuerpo humano se
involucra.
Más aún, esta fórmula tiene implicaciones más allá del disfrute sexual,
porque los mismos principios aplican a la expresión de las emociones.
Entender la fórmula del orgasmo y aplicar sus principios al área de los
sentimientos provee una llave para ayudar a la gente a liberar emociones
bloqueadas, restablecer el flujo de energía en todo el cuerpo y recuperar la
salud emocional.
En otras palabras: la fórmula del orgasmo crea una base sólida para mi
trabajo. Por eso he dedicado este capítulo a explicarlo.
Fue Reich quien primero se atrevió a estudiar el fenómeno del orgasmo,
rompiendo grandes tabúes sociales en su esfuerzo por entender las raíces de
la energía sexual humana, sus efectos en nuestra psique y nuestra habilidad
para conducir vidas felices, gratificantes.
El interés de Reich en el sexo no era tan sólo académico. Era muy
personal. Desde una edad temprana el sexo lo fascinó y habiendo visto a dos
miembros de la servidumbre de su hogar enganchados en el acto sexual,
intentó hacer el amor con la enfermera de su hermano a la edad de cuatro
años. A los once ya estaba haciendo el amor con la cocinera de la familia, y a
los quince visitaba un burdel con regularidad.
El sexo se mantuvo como algo muy importante a lo largo de la vida de
Reich. Necesitaba hacer el amor diario, pero no era un casanova. Más bien,
practicaba lo que yo llamaría "monogamia serial", disfrutando una serie de
intensas relaciones amorosas, una después de la otra, que eran más o menos
monógamas.
El resto de su inmensa vitalidad la vertió en su trabajo. De hecho, se
puede decir que el sexo y el trabajo significaban todo para él, y estuvieron
siempre conectados en su enfoque hacia la vida: "El amor, el trabajo y el
conocimiento son la fuente de nuestras vidas. También deberían gobernarla",
ese es el enunciado con que abre muchos de sus libros.
El interés de Reich en la función del orgasmo surgió de su trabajo como
analista en la clínica de Viena de Freud a principios de 1920. Cuando
examinaba los estilos de vida de pacientes que habían sido exitosamente
curados de neurosis psicológica y los comparaba con aquellos que no lo
habían sido, encontró que los pacientes curados podían disfrutar de una vida
sexual satisfactoria, mientras los otros no podían.
El siguiente paso era obvio: para curar al paciente de una neurosis, la
energía sexual tenía que ser liberada de cualquier inhibición. Pero el acto
sexual, en sí mismo, no garantizaba una cura. No era suficiente para un
hombre o una mujer hacer el amor frecuentemente o tener muchas parejas.
Reich encontró que era la calidad no la cantidad lo que hacía la
diferencia. Era la capacidad de la persona de disfrutar un orgasmo sexual
llamó "potencia que determinaba su habilidad para superar un
comportamiento neurótico. Era la gratificación sexual, no la actividad sexual,
el factor determinante.
Aquí, la divergencia de Reich hacia Freud es significativa porque, como
ya lo mencioné anteriormente, el veía todo en términos de energía y
psicología.
De acuerdo a Reich, el comportamiento neurótico surge de la
incapacidad del individuo de descargar la energía acumulada en el
cuerpo. En otras palabras, la neurosis no es nada más que energía
reprimida buscando una ruta de salida.
La manera natural y más sana de liberar energía, afirmaba Reich, es a través
del orgasmo sexual. Es por medio de esta función esencial que el cuerpo
puede completamente descargar energía acumulada e iniciar el proceso de
acumulación otra vez, así creando un ritmo sano de pulsación, de carga y
descarga.
De hecho, Reich dividió la pulsación del orgasmo en cuatro etapas:
tensión, carga, descarga y relajación.
Kelley cambió un poco el orden, invirtiendo los dos primeros: carga,
tensión, descarga, relajación. propia experiencia me lleva a concordar con
Kelley, pero de cualquier forma la fórmula básica es la misma.
Visto desde esta perspectiva, resulta fácil entender por qué una persona
sexualmente disfuncional se convierte en neurótica: ésta nunca llega a la
cuarta etapa, nunca tiene la oportunidad de relajarse. Le es imposible
descargar totalmente toda su energía, de manera que esta energía se queda en
el cuerpo, manifestándose como tensión, intranquilidad, malestar.
Es la energía no expresada la que literalmente enloquece al individuo.
Fundamentando el revolucionario enfoque de Reich estaba su
descubrimiento, que sostiene que el cuerpo humano acumula más energía de
la que normalmente usa. Reich especulaba que este hábito de acumulación de
reservas de energía se desarrolló durante la evolución del ser humano como
un mecanismo de sobrevivencia, un tanque de reserva de energía debería
estar siempre disponible en caso de que una emergencia requiriera una
intensa actividad física, como huir de un peligro, o luchar contra un enemigo.
En términos de energía, Reich percibía el organismo humano como una
esfera con un núcleo y una periferia. Existe, afirmaba, cierta presión dentro
de la esfera, porque la energía se está acumulando en el núcleo y quiere
expandirse, mientras que la función de la periferia es retener esa energía
adentro.
Al alcanzar cierto nivel de carga, la presión energética es demasiada y se
empieza a mover hacia afuera del núcleo por voluntad propia, empujando
hacia un objeto sexual externo como manera de aliviar la presión y regular el
nivel de energía dentro de la esfera.
Esto no suena muy romántico, pero en términos físico, es la sensación de
presión interna lo que nos empuja a restregarnos con otro cuerpo que esté
similarmente con otro cuerpo y frotarse contra que las dos cargas puedan
darse un clímax mutuamente y encontrar la liberación.
¿Cómo funciona la fórmula del orgasmo en la práctica?
Digamos que estás caminado en la calle, de compras un sábado en la mañana
y te detienes a ver un aparador de tu tienda favorita. Alguien más también
está viendo el aparador y, una vez que te pones otra vez en marcha, ese
alguien te dice "¡hola!"
Volteas y ves a un tipo que conociste dos semanas atrás en la fiesta de
cumpleaños de un amigo. Recuerdas haber pensado en aquella ocasión
"mmh, qué hombre tan interesante", y ahora él está parado frente a ti, y sí,
parece que te está invitando un café en la cafetería de enfrente.
Escuchas respondiendo inmediatamente, "claro, ¿por qué no?" Y ahora
aquí estás, sentado con un café con leche frente a ti, platicando.
Quizá aún no lo has notado, pero tu pulsación de respiración ha cambiado
su ritmo sutilmente. Se ha acelerado un poco. Estás tomando más energía, te
sientes más despierta,más alerta, más interesada en la vida... quizá estás
sentada de manera diferente, un poco más erguida, no echada en la silla.
En otras palabras, te estás moviendo hacia la primera etapa de la fórmula
del orgasmo, como es entendido por Kelley y por mí, con la presión de una
carga de energía ya acumulándose en tu cuerpo.
Existen muchos pasos diferentes que llevan a la práctica de hacer el
amor. Por medio del coqueteo, invitaciones a cenar, a bailar, con
conversaciones íntimas y besos... por medio de todos los rituales comunes
que envuelven una creciente atracción entre dos seres sexuales. También
podemos llamarlo "caricias". Pero lo más importante es que una acumulación
uniforme de excitación y energía continúa en la pareja.
La tensión también se une a la ecuación. Hay una sensación de
aguantarse que podemos experimentar en un nivel psicológico, por ejemplo,
no querer apresurarse hacia el acto sexual, dejar que las cosas tomen su
tiempo, no parecer muy "deseoso", checar al amante.
Al mismo tiempo, no queremos que baje la excitación. Queremos
mantener esa energía y entonces la tensión aparece como un balance entre
esas dos fuerzas contrastantes, un deseo de recompensa y el contener la
excitación.
Si se le permite a la atracción moverse hacia su destino natural, se inicia
el contacto físico y, aun antes del acto un cuerpo contra el otro sin da un
enorme salto en la excitación ya que la pareja entiende "ahora sí, ahora sí va a
suceder".
La penetración del pene en la vagina reúne la energía de manera más
concentrada en el área de nuestros órganos sexuales y lleva la carga a un
nivel más alto. Conforme el acto avanza, se crea una fuerte tensión dinámica
entre la necesidad de la creciente oleada de energía a ser liberada y un deseo
simultáneo de contener, prolongar y hasta incrementar la excitación.
Aunque los instrumentos científicos eran muy rudimentarios en 1920,
Reich hizo lo que pudo para medir la carga de energía en diferentes etapas,
incluyendo la toma de lecturas eléctricas de la superficie de la piel. A su
manera, Reich precedió a Alfred Kinsey y a Masters y Johnson, quienes son
ampliamente acreditados como los pioneros en el estudio científico del
comportamiento sexual humano.
En su libro La función del orgasmo, Reich se adentra en detalle en la
descripción de la fricción de los cuerpos, la creciente carga de energía, la
trasmisión de corrientes bioeléctricas a través del plasma, membranas
mocosas y la musculatura.
Siguiendo la imagen de la esfera, él usa el ejemplo de una vejiga a punto
de reventarse con aire, como manera de ilustrar la extrema tensión que ocurre
inmediatamente antes del orgasmo.
Debo admitir que cuando leí su descripción la encontré muy
decepcionante: ¿una vejiga a punto de reventarse? Personalmente hubiera
preferido que encontrara otra forma de ilustrar el funcionamiento de mis
atesorados orgasmos.
Sin embargo, su punto era claro:
Llega un momento en que el organismo humano es incapaz de contener
la carga sexual por más tiempo. O explota o deberá descargar la energía
acumulada.
En este momento crucial todo control se pierde. Se llega al punto del no
retorno. El acto sexual cambia de un proceso voluntario a uno involuntario.
La energía emana en una liberación orgásmica y todo el organismo se
convulsiona con todo tipo de corrientes bioeléctricas centelleando por el
plasma y la tensión escurriéndose por los músculos.
Reich puso un gran énfasis en la necesidad de la etapa involuntaria del
orgasmo para que la energía sea descargada en su totalidad. Cualquier técnica
o método de hacer necesitará ser abandonada. El organismo deberá tomar el
control y entrar en convulsiones involuntarias si se quiere alcanzar un
orgasmo totalmente satisfactorio.
Estas convulsiones involuntarias son, como ya lo he indicado, un
fenómeno eléctrico. Cualquiera de ustedes que hayan llevado a cabo
experimentos en el taller de biología de la escuela, sabrá que si un electrodo
que contiene una pequeña corriente eléctrica toca la pierna de una rana
muerta, los músculos brincarán, o convulsionarán, provocando que la pierna
patee.
Sucede lo mismo en el cuerpo humano. Nuestros músculos responden a
corrientes bioeléctricas que pasan por ellos. En un orgasmo, el centro del
sexo funciona como un pararrayos, como un electrodo interno, y conforme la
energía se vierte a través de los genitales, la repentina carga de
bioelectricidad provoca que la musculatura entre en convulsiones rítmicas.
Una vez que el orgasmo ha concluido, la pareja involucrada en el acto de
amor entra en un estado de profunda relajación. Toda la energía ha sido
descargada y ya no hay tensión en el cuerpo, esto explica por qué después de
una buena sesión amorosa, mucha gente tiende a quedarse dormida.
En realidad, hay mucha gente que no es capaz de disfrutar y permitir un
orgasmo completo, y las razones para esto son explicadas en el siguiente
capítulo. Lo que deseo enfatizar aquí es el proceso natural de carga y
descarga, porque es este proceso el que da la pauta para la trabajo que llevo a
cabo en mis grupos y sesiones individuales-.
La energía emocional sigue el mismo patrón que la energía sexual. O,
para ser más exacta, debería decir que la energía sigue el mismo patrón, ya
sea expresada sexual o emocionalmente. Una carga puede ser creada en el
cuerpo energético y usada para impulsar una liberación emocional, lo que
puede ser seguido de un profundo sentimiento de relajación y bienestar.
Para ilustrar cómo trabaja esto en la práctica, no puedo hacer nada mejor
que describir mi primera experiencia en una sesión reichiana, en Santa
Mónica, cerca de Los Ángeles, en abril de 1971.
Ya me había interesado en las ideas de Reich y había a asistido en San
Francisco a una plática de Charles Kelley, científico y como ya lo
directamente con Reich en 1950.
Junto con su esposa, Erica, Kelley estaba aplicando y desarrollando uno
de los principios de Reich en el área de salud emocional. Kelley llamó a su
método Educación neorreichiana rádix y ofrecía talleres al público en su
Instituto Radix al sur de California.
Recién graduada de la universidad, con un título en filosofía y ciencias
políticas, me sentí aventurera, y estaba ya intrigada sobre la plática de Kelley,
como para viajar por toda la costa desde San Francisco para participar en un
grupo de fin de semana.
Llegaron como doce personas y lo primero que noté es que yo, a mis 22
años, era la participante más joven. La mayoría era de treinta, cuarenta o
cincuenta años, y muchos estaban en el sector salud y de sanación:
enfermeras, doctores, terapeutas, de un tipo u otro.
La primera mañana, los Kelley nos condujeron a una serie de intensos
ejercicios físicos: respirar, brincar, gritar, resoplar y jadear a través de
notoriamente imposibles posiciones de después aprendí que esta forma de
autoflagelación es llamada bioenergética.
Por la tarde, la atmósfera cambió y Erica nos invitó a participar con ella
en sesiones individuales, mientras el resto del grupo observaba. Después de
que dos o tres ya habían pasado, presentí que era mi turno.
"Laura, ¿te gustaría ser la próxima?" me preguntó Erica, como si hubiera
leído mi mente.
"iOh, no!", respiré en silencio, mi estómago contrayéndose con
nerviosismo y excitación.
"Bueno, sí", dije, quitándome la ropa para quedar en el traje de baño de
dos piezas con el que me sentía muy gorda.
Me recosté. Mi espalda sobre un tapete acolchonado, viendo los ojos
cafés de Erica, y después a mi grupo de compañeros que estaban sentados en
círculo, observándome con expectación y algo de compasión.
"Bien, ahora dobla tus rodillas, para que tus plantas de los pies se posen
bien sobre el tapete, y cierra los ojos", dijo Erica amablemente, sentada a mi
lado.
"Abre la boca y respira profundo hasta tu vientre", continuó, posando ahí
su mano, hacia donde mi respiración debería dirigirse.
Inhalé profundamente hasta mi vientre, después expulsé todo el aire de
mi pecho.
Adentro... afuera... más profundo adentro... más profundo afuera...
continuamentepor diez minutos, aproximadamente.
Aunque no lo sabía en ese momento, estaba siendo guiada hacia una
acumulación de carga de energía, elevando/aumentando el potencial para una
descarga.
Energía. ¿Qué subyace realmente en esa palabra? Estaba por descubrirlo.
"Sí, Laura, bien", me animaba Érica, presionando su mano firmemente
sobre mi pecho conforme yo exhalaba.
"Ahora, mientras exhalas, haz el sonido `ohh...' y adentro, `ohh...' y
adentro".
Empecé a sentir una sensación de cosquilleo en mis manos y alrededor de
la boca, que empezaba a contraerse como formando una 0 apretada,
involuntariamente, mientras la garganta se apretaba con algo que parecía
forzar su salida hacia arriba desde el área de mi corazón.
De algún modo Erica sabía lo que estaba sucediendo. Empezó a masajear
mi garganta, quijada y hombros vigorosamente, mientras me sugería que
permitiera que mi cuerpo se moviera en cualquier forma que quisiera...
A la vez, mi cuerpo empezó a hacer movimientos ondulatorios, en
apariencia tomando vida propia.
De pronto, una voz muy escondida en mi mente con urgencia susurró
"¡querida, estás a punto de perder la compostura... y enfrente de toda esta
gente!"
Ignoré la voz y seguí respirando.
Cada respiración me llevaba más profundamente hacia un ritmo de
movimientos pulsantes y sonidos que parecían llegar aún más profundo,
dándome la sensación de que era conducida por una marejada, o por un río...
un río que luchaba con fuerza por alcanzar un crescendo de sentimientos... y
de pronto exploté en un gran llanto, sollozando como si mi corazón se
pudiera resquebrajar. Mi perpleja mente trataba de encontrar una razón del
porqué estaba yo llorando, pero no había ninguna.
Mi cuerpo se convulsionaba mientras mis músculos empezaban a liberar
lo que se sentía como toda una vida de dolor, sufrimiento y anhelo.
Lentamente empecé a entender el sentimiento de nunca haber recibido tanto
amor como el que necesitaba o quería, especialmente de los hombres:
primero de mi padre, después de varios novios en mi vida.
De pronto, los recuerdos llenaron mi mente: siempre que en mi vida
quise más, quedaba con una sensación de un deseo no satisfecho y de anhelo.
Desde que recuerdo, tuve miedo de pedirle algo a los hombres: más calor,
más intimidad y cercanía. Y sí, más sexo.
Una vez más, la intuición de Erica me sorprendió mientras me guiaba:
"Levanta tus manos y brazos y repite: `quiero... quiero..."'
Me aferré a estas palabras como un náufrago, gritándolas en una voz que
difícilmente reconocía.
Las manos de Erica me tocaban en forma precisa para apoyarme en lo
que estaba sucediendo, y su suave voz me animaba diciendo: "Sí, suéltalo
todo... sí".
Gradualmente, el torrente de emociones cedió. Fue substituido por una
sensación de expansión tan vasta que mis brazos se sentían como si pudieran
abrazar el firmamento, una sensación de que había recibido todo lo que
necesitaba. Mi respiración volvió a la normalidad, aunque me sentía más libre
y relajada.
Mi cuerpo vibrando con una nueva existencia que parecía emanar desde
mi vientre.
Después de unos minutos Erica me invitó a abrir los ojos y ver a los otros
alrededor del círculo.
Fui bienvenida con amplias sonrisas y ojos relucientes que me decían que
esta gente había estado conmigo durante todo el proceso. Mientras sus manos
suavemente tocaban mi cuerpo, una dulce risa se formó en mí y en los otros
miembros del grupo, ayudando a relajarme aún más.
Mirando en retrospectiva, creo que lo que más me impresionó de esa
primera sesión fue lo profundo de la relajación que sentí después de la
descarga emocional. Eso era algo completamente nuevo. Nunca antes había
sentido nada igual.
Fue una experiencia personal directa de los principios básicos de Reich:
En el ciclo de cuatro tiempos de la fórmula del orgasmo, no podrás realmente
sentir la relajación a menos que puedas descargar completamente el exceso
de energía de tu cuerpo cuerpo es usado como un término colectivo, que se
refiere a dos cuerpos profundamente interrelacionados: el físico y el
energético.
Una descarga total requiere, a la vez, de un esfuerzo deliberado por
acumular la carga, respirar en la manera en que lo expliqué, lo que puede dar
lugar a una explosión emocional y una catarsis.
Estaba tan impresionada por el poder y efecto transformador del trabajo
de Kelley, que me mudé a Santa Mónica y me entrené con ellos por un
período de dos años para convertirme en una terapeuta reichiana. Para ser
exacta, debería usar el término "neorreichiana" porque así es como Kelley se
diferencia de los más ortodoxos y tradicionales seguidores de Reich.
A través de mi terapia neorreichiana y trabajando posteriormente con ella
como terapeuta, probé y entendí cómo este método se relaciona
directamente con la energía sexual.
Mueve algo interno que puede ser llamado placentero, que puede ser
llamado orgásmico. Es una sensación de llenarse de energía, moviéndola
y descargándola, y la relajación que llega cuando uno deja de contenerla
es realmente muy placentera y uno puede sentir la calidad de la
sexualidad en ella.
No es que uno se sienta genitalmente excitado por el trabajo de
liberación emocional. Es más una sensación de sentirse vivo
orgásmicamente, sintiendo un flujo de sensaciones placenteras a través
de todo el cuerpo.
Sin embargo, también hubo una recompensa en el espacio de mi sexualidad.
Durante mis primeros seis meses de intenso trabajo con los Kelley, me di
cuenta que aumentaba la profundidad de mi experiencia sexual con mi
amante: había más energía sexual disponible, estaba menos distraída
pensando en más hacer-y mis orgasmos eran más fuertes y más satisfactorios.
Convertirme en una terapeuta neorreichiana me abrió muchas puertas en
términos de profundizar mi comprensión sobre este tipo de trabajo, y vale la
pena tomarse un momento para describir como sucedió esto.
Aproximadamente un año después de que mi entrenamiento hubiera
terminado, tuve la fortuna suficiente de convertirme en una terapeuta
residente en el Instituto Esalen, en Big Sur, California, que a principios de los
años setenta era una fuente generadora de terapia innovadora, un cruce de
caminos y punto de encuentro para casi todo el mundo involu crado en
desarrollar nuevos métodos de crecimiento personal y autoexploración.
Fritz Peris había vivido ahí durante sus últimos años, desarrollando la
terapia Gestalt, y terapeutas como Dick Price, Will Schutz, Joan Halifax, Stan
Grof, Bernard Gunther, Gabrielle Roth, Ida Rolf, y muchos otros eran
residentes o pasaban por ahí en esa época.
Esalen también tenía una dimensión espiritual. Alan Watts, el hombre
que hizo mucho por introducir filosofías orientales en el pensamiento
occidental un visitante frecuente. Aldous Huxley, quien escribió sobre el
aspecto espiritual de drogas alucinógenas en su libro Las puertas de la
percepción había visitado Esalen varias veces y en su honor el salón principal
del instituto lleva su nombre.
Cuando llegué a Esalen, la India estaba de moda entre toda una
generación de jóvenes americanos, y viajeros que regresaban al instituto
desde el este y que daban pláticas sobre el sistema de chakras, cursos de yoga
y muchos tipos de meditación.
En conjunto, era un impetuoso coctel de psicoterapia occidental y
espiritualidad oriental. Y viviendo y trabajando en el campus me lo bebí con
deleite.
Por esta época, escuché de una técnica poco común de meditación
caótica desarrollada por un místico hindú llamado Bhagwan Shree Rajneesh,
y no pasó mucho tiempo para que yo tuviera la oportunidad de probarla.
Los Kelley habían organizado un tour europeo para mí, conduciendo
talleres en diferentes ciudades, y en Londres conocí a un grupo de discípulos
de Rajneesh y me les uní en una experiencia de una hora de su técnica
caótica, conocida como meditación dinámica.
Hasta entonces, veía la meditación como un proceso silencioso, en calma
y relativamente inactivo. Uno simplemente se sentaba con las piernas
cruzadas, los ojos cerrados, en una postura como de Buda, y trataba de
tranquilizarla mente con pensamientos de compasión y paz, o si no, cantaba
mantras secretos o canalizaba la energía a través de la espina dorsal.
La meditación dinámica era una experiencia totalmente diferente y
realmente le hacía honor a su nombre. Con duración de sesenta minutos,
contaba con cinco etapas, empezando con diez minutos de respiración fuerte,
por la nariz, la boca cerrada, enfatizando la exhalación.
En esta etapa inicial, todo el cuerpo participa, con los brazos agitándose a
los lados, un poco como las agarraderas de un fuelle antiguo, ayudando a
bombear aire hacia adentro y hacia afuera de los pulmones.
Respirar a través de la nariz, empujando el aire fuertemente en la opuesto
a nuestro patrón de respiración un efecto peculiar en mí. Fue muy energético,
pero al mismo tiempo despertó una creciente sensación de frustración,
impaciencia y enojo.
Una música de tambores caóticos nos estimulaba y para cuando llegó la
segunda etapa, anunciada por un gong estruendoso, yo estaba más que lista
para los diez minutos de catarsis y liberación emocional que estaban por
suceder. Estaba lista para abrirme, y me desgañité, junto con todos los demás.
La tercera etapa, otra vez diez minutos, fue extremadamente vigorosa.
Brincamos con los brazos levantados sobre nuestras cabezas, cayendo sobre
las plantas de los pies, gritando el mantra "¡ju!, ¡ju!, ¡ju!"
Esto, se nos explicó con anticipación, actuaba como un martillo
combinado en el centro sexual: los saltos repetitivos enviaban impulsos que
corrían por las piernas hacia el área genital, mientras el "ju" hacía lo mismo
con el sonido desde dentro. Aparentemente, la intención era despertar fuentes
dormidas de energía sexual y distribuirlas a través del cuerpo.
Después de tres etapas y treinta minutos de actividad extenuante,
acompañada de música estruendosa, una voz en la cinta de audio
repentinamente anunció "¡alto!" y nos inmovilizamos en cualquier posición
en que nos encontráramos, sin mover un músculo.
Aquí, se nos dio la instrucción de simplemente "observar" o percibir, con
los ojos cerrados, todo lo que estaba sucediendo: el golpeteo de la sangre en
los oídos, el jadeo de nuestra mente desacelerando mientras nos reponíamos
del sudor escurriendo por nuestros cuerpos, los pensamientos acelerando en
nuestras mentes.
Esta etapa en silencio duró quince minutos.
La última etapa, también quince minutos, fue para baile y celebración.
Como ya lo habrán podido adivinar, lo que me impactó de esta técnica de
meditación dinámica fue que contenía los mismos ingredientes esenciales de
la fórmula del orgasmo de Reich, empezando con una acumulación vigorosa
de carga de energía en el cuerpo, seguida de una descarga y relajación.
No estaba muy segura del aspecto de la medi estaba muy "tierna" en
cuanto a comprender toda la dimensión oriental de la experiencia me gustaba
el efecto de nueva fuerza y vigor que la Dinámica en mi provocaba, y
también la sensación de relajación y bienestar que le seguían.
Así empezó mi gusto por los métodos de enseñanza de Rajneesh, quien
después se dio a conocer como Osho. Y, aunque yo no lo sabía, éste también
fue el principio de una fusión paulatina de mi trabajo reichiano con la ruta del
tantra.
Para este momento, habiéndome acompañado a través de la descripción
de una poderosa sesión neorreichiana con Erica Kelley y una hora agotadora
de Dinámica, bien se podrían preguntar:
¿Cuál es la necesidad de tanto esfuerzo? ¿Para qué tanto resoplido y
jadeo, la respiración, el estrés, las inundaciones emocionales de lágrimas y
enojo? ¿De verdad tenemos que pasar por todo esto para sentirnos felices,
vivos, sensuales, orgásmicos y relajados?
Me temo que la respuesta corta es "sí". Las razones serán aclaradas en el
siguiente capítulo.
 
CUANDO NIÑA, FUI MUY EXPRESIVA, como la mayoría de la niñas que
crecen en las tan llamadas familias "normales", amaba a mi papá. En esos
primeros, años formativos, mi papá era el hombre más importante de mi vida.
Algunas veces quería que me abrazara o alcanzarlo o tocarlo... el simple
anhelo de un niño por el afecto, la cercanía y las palabras alentadoras que
sólo un padre puede dar. Pero la mayoría de las veces todo el me mantenía a
cierta distancia, lo que yo sentía como un rechazo.
No sé por qué lo hacía. Sé que me quería y que trataba de ser un buen
padre, pero quizá se preocupaba de que mi madre y hermanas se sintieran
celosas. Quizá temiera a sus propias emociones, se cohibiera al mostrar
afecto, preguntándose lo que otra gente pensaría de él. Quizá temía comenzar
a sentirse sexual al jugar al caballito conmigo.
Es difícil saber qué pasaba por su mente en esos momentos, pero después
de esa primera sesión con Erica Kelley, mientras más me metía en la terapia y
exploraba las partes escondidas de mi psicología, empecé a sentir muchos
momentos de dolor, decepción y rechazo de mi padre, y mi anhelo de estar
cerca a él.
También recuerdo ciertos momentos cuando me protegía a mí misma
contra esos sentimientos para no sentir el dolor, para no mostrarlo. Encontré
una forma de manejarlo para ahorrarme el sufrimiento.
Físicamente esto se manifiesta como un nudo en mi garganta, como si me
tragara mi propia voz, y a la vez conteniéndome a mí misma, apretando
grupos musculares, especialmente alrededor del diafragma y plexo solar. De
esta forma todo se tornaba más controlado y manejable, como si pudiera
empaquetar la expresión de mis sentimientos de tal modo que fuera aceptable
para mí y para mis padres.
Claro, en esa época no tenía idea de lo que estaba haciendo. No sabía que
ciertos grupos de músculos pueden ser usados para reprimir sentimientos no
deseados. Simplemente hice lo que mejor pude hacer para protegerme y
como resultado me volví menos expresiva, menos espontánea, menos viva.
Ese es el precio que todos pagamos por protegernos. Cuando nuestros
músculos habitualmente se aprietan y contraen, nuestra energía se
empobrece porque no puede fluir libremente a través del cuerpo y se
crean patrones de por vida o disminuye nuestra vitalidad.
En mi caso, por ejemplo, mi hábito de defensa se reflejaba en mis relaciones
con hombres ya siendo adulto. Era difícil para mí ser espontáneamente expre
siva, responder libre y emocionalmente, mostrar afecto o pedirlo. Tanto mi
mente como mi cuerpo habían sido entrenados para evitarlo.
Fue Reich quien descubrió primero la relación entre el control emocional
y los músculos tensos, mientras trabajaba en la clínica de Freud en Viena, y
después más tarde en su propia clínica, que abría al público donde quiera que
fuera.
Observó que muchos de sus pacientes padecían cierto entumecimiento o
rigidez en la forma en la que se presentaban físicamente. Observó sus
costumbres: la forma en que no lo veían directamente mientras hablaban, el
tono muy bajo en que hablaban o como si no respiraran mucho o encorvaran
los hombros o cruzaran los brazos muy fuerte sobre su pecho.
Gradualmente entendió que la gente con neurosis contrae sus cuerpos de
distintas maneras, así que empezó a experimentar. Mientras hablaban,
recostados en su diván, les tocaba el vientre y lo encontraba duro, con
tensión, y los alentaba: "Ahora respire más profundamente aquí, en su
vientre".
Naturalmente, encontraba resistencia en sus pacientes, porque la gente
crea tensión en sus cuerpos para dejar de sentir. Cuando empezaron a respirar
también empezaron a sentirse mal, a incomodarse, enojándose con Reich por
alentarlos a hacer esto.
Pero, en vez de tratar de detener las emociones, o redirigirlas, más las
provocaba, incitando a que esta energía expresiva se expandiera, solicitándole
al paciente que reportara cualquier rigidez física, cualquier emoción que
estuviera surgiendo.
Le pedía a la gente que observara lo que les sucedía: no podían decir las
cosas que querían decir, su garganta se cerraba y su respiración se detenía,
quizá para impedir que palabras prohibidas fueran emitidas. Y cuando salían,
cuando explotaban, hacía que el paciente golpeara el diván, o se moviera, o
gritara para que la energía

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