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muscular (ventrículo), que la impulsa por un tronco de salida hacia un sistema de oxigenación, el mas primitivo de los cuales son las branquias. Pero, ¿cuál fue el evento crítico que refleja la utilidad de la compleja tabicación y división del corazón desde un tubo único (con algunas funciones específicas que ya veremos) hasta el órgano exquisitamente desarrollado que estudiamos en el “homo” adulto? Sin dudas ha sido el paso a la tierra y el desarrollo de la respiración pulmonar. Esta adaptación se cree que ocurrió en el período Devónico de la Era Paleozoica (un periodo que comprende 50 o 60 millones de años) hace 300 millones de años. Entonces, siguiendo la evolución, se estudiarán sucesivamente, casi como ascendiendo en la escala zoológica, algunos peces (el mejor ejemplo por su antigüedad es el tiburón), los anfibios (las ranas) y los mamíferos tanto antiguos como actuales. Si bien el actor principal de esta obra es el corazón, en este momento es necesario hacer algunas consideraciones previas en relación a la evolución del sistema arterial. Esto se debe a que la presencia de las branquias forma parte de un sistema circulatorio único y no doble como se verá más adelante. Evolución de los arcos arteriale En los vertebrados primitivos de respiración branquial, toda la sangre se dirige hacia delante por una aorta ventral en al piso de la garganta. De esta aorta nacen una serie de arcos pares que pasan entre las hendiduras branquiales. En ellas las arterias se capilarizan permitiendo, que la sangre se oxigene en ese sitio. Posteriormente se vuelven a reunir en arterias que confluyen a la aorta dorsal, que distribuye la sangre oxigenada hacia todo el cuerpo. Así simplemente no es necesario un doble sistema de cámaras. El número de arcos branquiales es variable, pero la mayoría de los vertebrados poseen seis arcos branquiales, en realidad son cinco mas un espiráculo (el espiráculo es el orificio respiratorio de los cetáceos), que se designan de craneal a caudal con números romanos. Hasta que las branquias comienzan a funcionar, los arcos de los peces son vasos continuos. Casi invariablemente los dos primeros arcos se dirigen hacia la cabeza. Son el arco I (cefálico) y el arco II (hioideo), que 143
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