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Qué fue el Dadaísmo

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¿Qué fue el Dadaísmo?
Se llamó dadaísmo a un movimiento artístico y cultural surgido en Suiza en 1916, que aglutinó exponentes de los distintos géneros artísticos (como pintura, literatura, música o escultura) en una franca oposición al Positivismo imperante en la época y a su concepto de razón.
Para eso, el dadaísmo abrazó lo ilógico y lo absurdo como vías de exploración artística, desdeñando las convenciones de la época y llegando a plantear esta búsqueda como mucho más que una tendencia artística: como una forma de vivir.
Muchas de las grandes expresiones dadaístas serán posteriormente tomadas y rescatadas por el surrealismo, movimiento que emprenderá la exploración de lo onírico como vía de escape a los horrores engendrados por la razón humana y por el arte “burgués”.
Nombre Dadaísmo
El nombre del movimiento provino de la palabra “dadá”, onomatopeya del balbuceo infantil. Esto resultó sumamente apropiado para sus creadores, ya que era una palabra absurda y elegida al azar, sin un significado concreto, lo cual obedecía a sus intereses por romper con los sentidos racionales y abrazar lo ilógico, lo lúdico, volver a la infancia.
Fundadores del dadaísmo
Se considera fundadores del movimiento al escritor alemán Hugo Ball (1886-1927), autor de los primeros textos dadaístas, así como al rumano Tristán Tzara (1896-1963), quien llegaría a ser el autor dadaísta más emblemático. El movimiento habría surgido en el Cabaret Voltaire en la ciudad de Zúrich, Suiza.
Postulados del dadaísmo
Los fundamentos del dadaísmo son, esencialmente, los siguientes:
· Protesta contra las convenciones artísticas de la época a través del humor, la irreverencia y lo ilógico.
· Composición de poemas de difícil lectura, con palabras ilógicas, que a menudo privilegiaban el sonido puro en lugar del significado o la construcción de imágenes.
· Valoración del acto creador (en un estado “puro”) por encima de la obra creada.
· Actitud irreverente que tendía a la duda, la rebeldía, la destrucción o el nihilismo, lo caótico, lo individual y lo espontáneo.
· Oposición a las vanguardias y a toda sistematización del arte, así como de toda idea de lo eterno y lo universal. Esto lo ha hecho considerarse un “anti-arte”.
Representantes del dadaísmo
Los principales representantes del dadaísmo son, aparte de los ya mencionados Ball y Tzara, los artistas Marcel Jank, Jean Arp, Hans Richter, Richard Huelsenbeck, André Bretón, Guillaume Apollinaire, Louis Arangón, Pablo Picasso, Vasili Kandinski, Giuseppe Ungaretti y el célebre Marcel Duchamp.
Importancia del dadaísmo
El dadaísmo fue breve pero significativo en su deseo de irrupción y rebeldía contra la lógica y el orden establecido, allanando el camino para posteriores movimientos de irreverencia y subversión de la razón como el surrealismo o el Pop Art.
Al hacerlo, además, el dadaísmo le aporta al arte un constante cuestionamiento sobre lo que es y lo que no es arte, debate que será intensificado por las vanguardias posteriores y que se mantendrá como una parte del arte contemporáneo hasta nuestros días.
Muchas tendencias contemporáneas cercanas al collage y la mixtura de géneros son herederas directas del dadaísmo.
Diferencias con el surrealismo
El dadaísmo y el surrealismo difieren, esencialmente, en que este último abrazó lo onírico como camino hacia la exploración de las verdades artísticas del hombre, mientras que el dadaísmo planteó un retorno a la infancia, al balbuceo y en ello la superación de cualquier idea de verdad, de progreso o indagación.
El movimiento dadá era antiartístico, el surrealismo en cambio buscó llevar el arte a zonas de la conciencia menos conocidas, como los sueños o el inconsciente recién postulado por el psicoanálisis freudiano.
Países de acogida del dadaísmo
El dadaísmo fue un movimiento vital en Alemania (especialmente Berlín), Suiza y Francia, para luego migrar a los Estados Unidos (particularmente a Nueva York).
Existen, no obstante, importantes exponentes del dadaísmo en países latinoamericanos, siendo el primero Luis Cardoza y Aragón (de Guatemala).
Vida dadaísta
Dado que el dadaísmo arremetía contra el arte estipulado y contra la idea misma de arte, se manifestaba más como una forma de vivir que como una tendencia estética: el dadaísta debía ser espiritualmente rebelde, provocador y ruptural, tanto en lo social, lo político e incluso lo moral.
Desaparición del dadaísmo
Comúnmente se considera el año 1920 como el que marca la decadencia del dadaísmo y 1922 como el año de su extinción definitiva en Europa. En Estados Unidos (Nueva York) renació con fuerza un poco más tarde.

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