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Biologia de los microorganismos-1068 (1641)

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810 P A T O G E N I C I D A D E I N M U N O L O G Í A
ser enfermedades bacterianas, como la lepra, la brucelosis o la 
psitacosis; víricas, como las paperas; o fúngicas, como la coc-
cidioidomicosis, la histoplasmosis y la blastomicosis. Tras la 
inyección de antígenos derivados de estos agentes patógenos, 
se producen respuestas cutáneas visibles semejantes a la reac-
ción de la tuberculina, que indican la exposición al patógeno e 
inmunidad mediada por Th1.
Autoinmunidad
Normalmente, a medida que los linfocitos maduran, las células 
T y B que reaccionan frente a antígenos propios son elimina-
das. Las enfermedades autoinmunitarias se producen cuando 
estas células no son eliminadas, sino que se activan y ocasionan 
reacciones contra proteínas propias (Tabla 24.6). Por ejemplo, 
una DTH mediada por Th1 puede causar respuestas autoin-
munitarias dirigidas contra antígenos propios. Así ocurre en 
la encefalitis alérgica, en la que hay una respuesta mediada por 
Th1 frente a antígenos derivados de células cerebrales. En la 
diabetes mellitus de tipo 1 (juvenil), las células beta produc-
toras de insulina son destruidas por células Th1 activas con-
tra los antígenos de las células pancreáticas. Además, muchas 
enfermedades autoinmunitarias están causadas por autoanti-
cuerpos, inmunoglobulinas que interaccionan con antígenos 
propios.
En muchos casos, los anticuerpos interaccionan con antíge-
nos específicos de un órgano. Por ejemplo, en la enfermedad 
de Hashimoto se producen autoanticuerpos contra la tiroglo-
bulina, un producto de la glándula tiroidea. En este caso, los 
anticuerpos anti-tiroglobulina se unen al complemento, lo que 
provoca una inflamación local y la destrucción de las células del 
tiroides y su función, un rasgo característico de una enfermedad 
de hipersensibilidad de tipo II (Tabla 24.6).
El lupus eritematoso sistémico (LES) es un ejemplo de una 
enfermedad causada por hipersensibilidad de tipo III. Esta enfer-
medad y otras similares están causadas por autoanticuerpos diri-
gidos contra antígenos propios solubles circulantes. En el LES, 
dichos antígenos comprenden nucleoproteínas y DNA. Los anti-
cuerpos se unen a proteínas solubles y producen inmunocom-
plejos insolubles. La enfermedad aparece cuando los complejos 
antígeno‒anticuerpo se depositan en los tejidos de diferentes 
órganos, como los riñones, los pulmones o el bazo, donde acti-
van el complemento produciendo inflamación y daño celular 
localizado, a menudo grave. Por tanto, la hipersensibilidad de 
tipo III es un trastorno inmunitario complejo (Tabla 24.5).
Las enfermedades autoinmunitarias específicas de órgano 
son a veces más fáciles de controlar clínicamente que las 
enfermedades que afectan a múltiples órganos. Por ejemplo, 
el producto de la función de un órgano, como la tiroxina en 
el hipotiroidismo autoinmunitario, o la insulina en la diabe-
tes mellitus tipo 1, puede suministrarse en forma pura, de otro 
origen. El LES, la artritis reumatoide y otras enfermedades 
autoinmunitarias que afectan a múltiples órganos y lugares del 
cuerpo a menudo solo pueden ser controladas mediante tera-
pia inmunosupresora, como el uso de fármacos esteroides. Sin 
embargo, la inmunosupresión general aumenta significativa-
mente las posibilidades de padecer infecciones por patógenos 
oportunistas. 
La incidencia, el tipo y la gravedad de las enfermedades 
autoinmunitarias tienen carácter hereditario. Muchas de ellas 
especies de Toxicodendron como la hiedra venenosa o poison 
ivy) (Figura 24.19), a joyas, a cosméticos, al látex o a otros pro-
ductos químicos que reaccionan con los tejidos del hospedador. 
Varias horas después de una exposición posterior al antígeno, 
se siente picazón en la piel, en el sitio de contacto. Enrojeci-
miento e hinchazón suelen acompañar a la destrucción locali-
zada del tejido en forma de ampollas, y se alcanzan un máximo 
tras varios días. El retraso en la aparición de la respuesta infla-
matoria y la progresión del proceso inflamatorio son caracterís-
ticos de una reacción DTH. Como se verá más adelante, ciertos 
antígenos propios también pueden provocar respuestas DTH, 
ocasionanado una enfermedad autoinmunitaria.
Otro ejemplo de hipersensibilidad retardada es el desarrollo 
de la inmunidad protectora frente al agente de la tuberculosis, 
Mycobacterium tuberculosis ( Sección 29.4). Esta respuesta 
inmunitaria celular fue descubierta por Robert Koch durante sus 
clásicos estudios sobre la tuberculosis ( Sección 1.8). Cuando 
los antígenos de esta bacteria se inyectan por vía subcutánea en 
una persona previamente infectada por M. tuberculosis, se pro-
duce una reacción cutánea llamada reacción a la tuberculina. La 
reacción positiva a la tuberculina se desarrolla completamente 
tras 24‒48 horas (Figura 24.6), a diferencia de la hipersensibilidad 
inmediata mediada por IgE, que aparece minutos después de la 
exposición al antígeno. En la zona donde se introducen los antí-
genos de las micobacterias, las células Th1 estimuladas liberan 
citocinas que atraen y activan un gran número de macrófagos. 
Estos, a su vez, producen una inflamación local característica, 
con induración, edema, eritema, dolor y calentamiento de la piel. 
Luego, los macrófagos activados ingieren y destruyen los antíge-
nos invasores. La prueba de la tuberculina detecta una infección 
actual o previa por M. tuberculosis, o la inmunización con una 
vacuna atenuada contra la tuberculosis (BCG). 
Una serie de otras enfermedades infecciosas causadas por 
patógenos intracelulares provocan reacciones de DTH. Pueden 
C
D
C
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H
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Figura 24.19 Hipersensibilidad de tipo retardado. Ampollas por contacto 
con hiedra venenosa. La erupción aparece entre 24 y 48 horas después de la 
exposición a las plantas del género Toxicodendron debido a la activación de los 
macrófagos por las células Th1 sensibilizadas a los antígenos de estas plantas. 
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