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810 P A T O G E N I C I D A D E I N M U N O L O G Í A ser enfermedades bacterianas, como la lepra, la brucelosis o la psitacosis; víricas, como las paperas; o fúngicas, como la coc- cidioidomicosis, la histoplasmosis y la blastomicosis. Tras la inyección de antígenos derivados de estos agentes patógenos, se producen respuestas cutáneas visibles semejantes a la reac- ción de la tuberculina, que indican la exposición al patógeno e inmunidad mediada por Th1. Autoinmunidad Normalmente, a medida que los linfocitos maduran, las células T y B que reaccionan frente a antígenos propios son elimina- das. Las enfermedades autoinmunitarias se producen cuando estas células no son eliminadas, sino que se activan y ocasionan reacciones contra proteínas propias (Tabla 24.6). Por ejemplo, una DTH mediada por Th1 puede causar respuestas autoin- munitarias dirigidas contra antígenos propios. Así ocurre en la encefalitis alérgica, en la que hay una respuesta mediada por Th1 frente a antígenos derivados de células cerebrales. En la diabetes mellitus de tipo 1 (juvenil), las células beta produc- toras de insulina son destruidas por células Th1 activas con- tra los antígenos de las células pancreáticas. Además, muchas enfermedades autoinmunitarias están causadas por autoanti- cuerpos, inmunoglobulinas que interaccionan con antígenos propios. En muchos casos, los anticuerpos interaccionan con antíge- nos específicos de un órgano. Por ejemplo, en la enfermedad de Hashimoto se producen autoanticuerpos contra la tiroglo- bulina, un producto de la glándula tiroidea. En este caso, los anticuerpos anti-tiroglobulina se unen al complemento, lo que provoca una inflamación local y la destrucción de las células del tiroides y su función, un rasgo característico de una enfermedad de hipersensibilidad de tipo II (Tabla 24.6). El lupus eritematoso sistémico (LES) es un ejemplo de una enfermedad causada por hipersensibilidad de tipo III. Esta enfer- medad y otras similares están causadas por autoanticuerpos diri- gidos contra antígenos propios solubles circulantes. En el LES, dichos antígenos comprenden nucleoproteínas y DNA. Los anti- cuerpos se unen a proteínas solubles y producen inmunocom- plejos insolubles. La enfermedad aparece cuando los complejos antígeno‒anticuerpo se depositan en los tejidos de diferentes órganos, como los riñones, los pulmones o el bazo, donde acti- van el complemento produciendo inflamación y daño celular localizado, a menudo grave. Por tanto, la hipersensibilidad de tipo III es un trastorno inmunitario complejo (Tabla 24.5). Las enfermedades autoinmunitarias específicas de órgano son a veces más fáciles de controlar clínicamente que las enfermedades que afectan a múltiples órganos. Por ejemplo, el producto de la función de un órgano, como la tiroxina en el hipotiroidismo autoinmunitario, o la insulina en la diabe- tes mellitus tipo 1, puede suministrarse en forma pura, de otro origen. El LES, la artritis reumatoide y otras enfermedades autoinmunitarias que afectan a múltiples órganos y lugares del cuerpo a menudo solo pueden ser controladas mediante tera- pia inmunosupresora, como el uso de fármacos esteroides. Sin embargo, la inmunosupresión general aumenta significativa- mente las posibilidades de padecer infecciones por patógenos oportunistas. La incidencia, el tipo y la gravedad de las enfermedades autoinmunitarias tienen carácter hereditario. Muchas de ellas especies de Toxicodendron como la hiedra venenosa o poison ivy) (Figura 24.19), a joyas, a cosméticos, al látex o a otros pro- ductos químicos que reaccionan con los tejidos del hospedador. Varias horas después de una exposición posterior al antígeno, se siente picazón en la piel, en el sitio de contacto. Enrojeci- miento e hinchazón suelen acompañar a la destrucción locali- zada del tejido en forma de ampollas, y se alcanzan un máximo tras varios días. El retraso en la aparición de la respuesta infla- matoria y la progresión del proceso inflamatorio son caracterís- ticos de una reacción DTH. Como se verá más adelante, ciertos antígenos propios también pueden provocar respuestas DTH, ocasionanado una enfermedad autoinmunitaria. Otro ejemplo de hipersensibilidad retardada es el desarrollo de la inmunidad protectora frente al agente de la tuberculosis, Mycobacterium tuberculosis ( Sección 29.4). Esta respuesta inmunitaria celular fue descubierta por Robert Koch durante sus clásicos estudios sobre la tuberculosis ( Sección 1.8). Cuando los antígenos de esta bacteria se inyectan por vía subcutánea en una persona previamente infectada por M. tuberculosis, se pro- duce una reacción cutánea llamada reacción a la tuberculina. La reacción positiva a la tuberculina se desarrolla completamente tras 24‒48 horas (Figura 24.6), a diferencia de la hipersensibilidad inmediata mediada por IgE, que aparece minutos después de la exposición al antígeno. En la zona donde se introducen los antí- genos de las micobacterias, las células Th1 estimuladas liberan citocinas que atraen y activan un gran número de macrófagos. Estos, a su vez, producen una inflamación local característica, con induración, edema, eritema, dolor y calentamiento de la piel. Luego, los macrófagos activados ingieren y destruyen los antíge- nos invasores. La prueba de la tuberculina detecta una infección actual o previa por M. tuberculosis, o la inmunización con una vacuna atenuada contra la tuberculosis (BCG). Una serie de otras enfermedades infecciosas causadas por patógenos intracelulares provocan reacciones de DTH. Pueden C D C -P H IL Figura 24.19 Hipersensibilidad de tipo retardado. Ampollas por contacto con hiedra venenosa. La erupción aparece entre 24 y 48 horas después de la exposición a las plantas del género Toxicodendron debido a la activación de los macrófagos por las células Th1 sensibilizadas a los antígenos de estas plantas. https://booksmedicos.org booksmedicos.org Botón1:
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